Tumgik
elladivaga · 5 years
Text
If I leave here tomorrow, would you still remember me?
“If I leave here tomorrow, would you still remember me?” That is the last thing you ever said to me. I remember I actually laughed. How naïve of me to actually thing you were just joking, just being overly dramatic.
“There you go again with your melancholy”, I actually said, keeping my gaze fixed on my cell phone. I wonder what I would have seen in your eyes if I had just looked up in that moment, I wonder if then I would have been able to tell you were actually, truly, leaving me behind.
We always talked about running away. One day, we said we were going to Patagonia, where nobody we knew would ever be able to find us. Another, you proposed just going to the old continent, getting to see the outstanding manifestations of human potential that they keep there in their museums. My favorite one was our fantasy of simply getting in your car and driving to wherever the road took us.
Never did any of our perfect future scenarios include you leaving without me. Al least not any of the ones I was aware of.
Now I’m left here, simply wondering about your whereabouts.
Did you really have to jump? Did you regret jumping as your body was free-falling through the air? Did I come into your head at any moment?
You didn´t kill yourself, sweetie. You just killed me. Right when I thought you actually loved me.
0 notes
elladivaga · 5 years
Text
Tumblr media
275 notes · View notes
elladivaga · 5 years
Text
Sobre la incertidumbre
No sé. No sé y no saber me da miedo. No sé y eso incrementa las palpitaciones en mi pecho, eriza el bello de mis brazos y entrecorta mi respiración. No sé y quiero saber. No sé y no puedo saber.
Con los años hay un gran concepto que me quedó claro: vida e incertidumbre van mano en mano. Crecemos y de algún modo todo se torna más confuso. Las preguntas que vamos haciendo ya no las pueden responder mamá y papá, pero esas respuestas se sienten más necesarias que cualquier pregunta que pudiéramos haber hecho antes.
Destruir, erradicar la incertidumbre está fuera de mi control, y es por eso que me toca abrazarla. Ella va a estar ahí, me guste o no, y es menos esfuerzo no oponerme y trabajar con ella, ver cuáles son sus lados bellos.
La incertidumbre da miedo, pero puede ser madre de las más hermosas sorpresas.
Si hay algo que tiene la incertidumbre es potencial, la capacidad de convertirse en cualquier cosa, y una va aprendiendo que entre menos se resista, más bello será aquello que de ella resurja.
De chica me crié creyendo que debía saberlo todo. Conocimiento como mi mayor objetivo antes que cualquier otra cosa; tal vez por eso me encuentro en conflicto con el no saber. Me toca ser de aquellos para los que aceptar lo incierto es un trabajo, y esto es algo que debo aceptar, moldear, mejorar; solo así podré llegar a un punto de mayor elevación espiritual, solo así podré ser aún más feliz.
Hola, Incertidumbre. Espero que tantos años de quejas no hagan difícil recomponer esta relación. Hoy sí me animo a mirarte y ver en vos posibilidades, en lugar de peligros; sorpresas en lugar de inconvenientes.
Hola, Incertidumbre. Ojalá podamos ser amigas, teneme paciencia mientras me amoldo, pero prometo darle mi mejor esfuerzo.
Hola, Incertidumbre. No voy a preguntarte qué vas a traer porque ahora sé que eso no es lo que te gusta. Solo voy a decirte que trabajemos de la mano, que hoy soy más valiente que ayer.
0 notes
elladivaga · 5 years
Text
Sobre el amor propio
Como un músculo. Uno lo entrena con constancia y dedicación, y eventualmente ve cómo este se tonifica. Al principio, alcanza con hacer un pequeño trabajo en ese músculo para que se vea su forma claramente definida; y luego, con más tiempo, ya ese músculo puede dilucidarse incluso cuando está relajado.
Ahora bien, abandonar la constancia del entrenamiento llegado ese punto solo tendría un final. Llegaría ese punto en que el músculo poco a poco pierde su tonicidad. Vuelve a lo que era, vuelve a desdibujarse. No importa qué es lo que nos llevó a dejar nuestro de entrenar este músculo, no importa si fue pereza, si fue falta de tiempo, si fue interés por algo más. El músculo se desdibuja, ya no reluce donde antes lo hacía.
Así es el amor propio.
Es algo que hemos de ejercitar a diario, sino fácilmente nos invaden otras cosas, fácilmente nos dejamos llevar por las trampas. Tantas imágenes que nos presionan hacia un cierto ideal, infinitas cosas sobre las que no tenemos control pero de las que es fácil culparnos, miles de comentarios sobre lo que deberíamos ser en lugar de lo que somos.
Como entrenar un músculo, mantenernos firmes en nuestro amor propio es algo que se elige. Es una decisión consciente de cada mañana, tarde y noche. No es una montaña a escalar y una cima que persiste; si no elegimos querernos todos los días, fácilmente caemos en lo opuesto.
¿Por qué uno entrena un músculo? Los motivos pueden ser infinitos. Necesita trabajar esa parte del cuerpo para una actividad, le resulta atractivo estéticamente el modo en que luce, pertenece a un plan mayor de entrenamiento general. Todos motivos, todos válidos.
¿Por qué uno elige amarse? Y entonces llegamos al concepto de un infinito aún más grande que el anterior. Amarnos porque es mejor que odiarnos, amarnos porque somos esto, amarnos porque nos hace felices, amarnos porque nos lo merecemos, amarnos porque queremos sentirnos mejor, amarnos porque consideramos que solo así otros podrán otros amarnos cómo se debe, amarnos porque nos lo debemos.
Yo elijo amarme. Y es cierto que hay días en los que falto a ese gimnasio, es cierto que algunas veces es más fácil ver lo que no está bien, es cierto que ante la falta de tiempo a veces yo misma y mi bienestar soy en lo que menos termino pensando. Pero hay un llamado del interior de nuestro ser a amarnos. Hay algo que simple y llanamente se siente bien sobre ese amor.
No soy perfecta, pero no necesito serlo para amarme. ¿Cuántas personas amo sabiendo cuáles son sus falencias? ¿Cuántos libros amo siendo consciente de que hay más de un hueco en su trama? ¿Cuántas canciones escucho con nada más que amor cuando sé que existen mil otras con la misma melodía? Pero no me centro es esas partes, me centro en que las amo, y lo mismo he de hacer conmigo misma.
¿Cómo amarme? Ahí las cosas se tornan más difíciles. Ahí las cosas se tornan personales, y supongo que se algún modo de eso se trata. Creo que no hay una forma correcta de tratarnos, porque cada uno es una combinación única e irrepetible de sentimientos, emociones, corporalidades, que no necesita ni quiere lo mismo.
También ahí yace la importancia del amor propio. Amarse para saber cómo queremos ser amados. Amarnos para saber qué se siente bien y qué no.
Yo me amo cuando no me juzgo en el espejo. Yo me amo cuando me doy el espacio para relajarme. Yo me amo cuando me permito reírme de mis errores. Yo me amo cuando trabajo duro por llegar a lo que quiero.
¿Siempre exitosa? Difícilmente, pero el punto nunca fue ser perfecto.
Entre intentar amarme y no intentarlo, elijo la primera. ¿Por qué? Como mínimo porque definitivamente intentar amarme es mejor que la alternativa.
1 note · View note