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AMOUR
"Tu mérites un Amour décoiffant, qui te pousse à te lever rapidement le matin, et qui éloigne tous ces démons qui ne te laissent pas dormir.
Tu mérites un Amour qui te fasse te sentir en sécurité, capable de décrocher la Lune lors qu’il marche à tes côtés, qui pense que tes bras sont parfaits pour sa peau.
Tu mérites un Amour qui veuille danser avec toi, qui trouve le Paradis chaque fois qu’il regarde dans tes yeux, qui ne s’ennuie jamais de lire tes expressions.
Tu mérites un Amour qui t’écoute quand tu chantes, qui te soutiens lorsque tu es ridicule, qui respecte ta Liberté, qui t’accompagne dans ton vol, qui n’a pas peur de tomber.
Tu mérites un Amour qui balayerait les mensonges et t’apporterait le Rêve, le Café et la Poésie"
Frida Kahlo
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Durante un comizio, Antonio Gallardo il neofascista coordinatore di Vox, in preda al panico ha urlato: "I migranti ci tolgono il pane.
Difatti si vede bene che è in deperimento.
Ti toglieranno il pane, ma non
la bistecca,
perciò il tuo stomaco non può
far cilecca.
Ma se i migranti ti tolgono pure
quella,
non potrai più pubblicizzare la
mortadella.
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Grupo de cuatro desnudos-Tamara de Lempicka.
Entre sombras y fulgores: la bisexualidad femenina en la historia del arte
Desde que existe el arte —desde esas primeras manos que dibujaron en las paredes de una cueva— el cuerpo de la mujer ha estado ahí. Siempre presente. Siempre retratado. Pero casi nunca con voz propia. Lo cierto es que, durante siglos, ha sido visto a través de los ojos de los hombres. Ojos que idealizan, que desean, que a veces veneran… pero que también controlan, clasifican, recortan. Esa mirada, la masculina, ha moldeado lo que se muestra y lo que se oculta. La mujer, en la historia del arte, ha sido más musa que artista. Más cuerpo que historia. Más silencio que relato.
Y en medio de ese encuadre rígido, hablar de bisexualidad femenina ha sido, sin exagerar, un acto de osadía. Porque si el amor entre mujeres ya incomodaba —se escondía, se censuraba o se convertía en fantasía erótica para consumo ajeno—, pensar en una mujer capaz de amar a hombres y a mujeres, de desear con libertad, sin necesidad de etiquetas, resultaba sencillamente desconcertante. Algo que rompía el orden, lo binario, lo que supuestamente “debía ser”.
La verdad es que, durante mucho tiempo, la bisexualidad femenina no tuvo un lugar en los museos ni en los libros de arte. Vivía entre líneas, entre símbolos escondidos, en la insinuación de una mirada o en el roce de dos cuerpos que el espectador masculino no sabía —o no quería— leer. Y cuando sí aparecía, era con frecuencia malinterpretada, reducida a cliché: una escena sensual entre mujeres, sí, pero siempre bajo el lente del deseo masculino, como si el amor entre ellas no pudiera existir sin un espectador varón imaginando lo que vendría después.
Y sin embargo, ese deseo fluido, ese amor que no se encierra en una sola forma, ha estado siempre ahí. A veces oculto, a veces disfrazado, pero vivo. En los gestos cotidianos, en las complicidades, en los cuerpos que se buscan sin miedo. Mujeres que aman sin necesidad de justificarse, que construyen afectos que no siguen un guion. Algunas artistas —no muchas, pero sí valientes— se atrevieron a hablar desde ahí. A contar(se). A dejar que su arte fuera un espejo de sus emociones, de sus dudas, de su deseo. Pero sus obras, como ellas, fueron arrinconadas. Desplazadas del centro.
Porque claro, una mujer que ama a otras mujeres y también a hombres no encaja en los moldes de siempre. No es "la buena" ni "la mala". No es "la lesbiana trágica" ni "la novia del artista". Es otra cosa. Una grieta. Una posibilidad. Y eso, para muchos, incomoda. Pero también fascina. Y el arte, si quiere ser honesto, debería precisamente abrir espacio a esa complejidad, no temerle.
Hoy estamos en un momento distinto —no perfecto, pero distinto—. Comienzan a escucharse otras voces, otras formas de amar, de mirarse, de contarse. Y en ese nuevo paisaje, el arte tiene una responsabilidad pendiente: abrir de verdad sus puertas a la bisexualidad femenina. No solo representarla, sino permitir que sean ellas quienes pinten, fotografíen, narren, moldeen. Que dejen de ser figuras enmarcadas y pasen a ser creadoras de sus propias escenas.
Porque una mujer que ama desde la libertad —a quien le dé la gana amar— ya es, por sí sola, una obra poderosa. Y cuando esa libertad toca el arte, no solo lo transforma: lo hace respirar distinto. © {AM
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Continueranno a cercarsi?
Probabilmente sì, come fanno da secoli.
Lo faranno finché non riusciranno a smettere di perdersi anche se adesso hanno promesso a loro stessi di aver per sempre chiuso l’uno con l’altro.
Continueranno a incontrarsi, a cercarsi senza saperlo.
Ma perché non smettono di scappare l’uno dall'altro? Perché un amore del genere è difficile da gestire e fa paura.
Ma loro continueranno a cercarsi.
È scritto nel loro destino.
- Fabio Volo da “Il tempo che vorrei”
Artista : Valeria Corvino - Perdonami di amarti e di avertelo lasciato capire
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