Llegó la mañana del sábado y el mundo estival apareció luminoso, fresco y rebosante de vida. Había música en todos los corazones, y si el corazón era joven, la música subía hasta los labios. Todas las caras parecían alegres y los cuerpos anhelosos de movimiento.
Me temblaban las piernas y me falataba el aliento,una parte de mí había abandonado mi cuerpo. Desde el centro de mi estómago, subiendo por mis pulmones hasta salir por mi boca, después de este suceso me encontraba algo débil, sentía una calma que sobrepasaba el silencio, me sentía ligera, nunca antes me había sentido de esta manera. ¿Acaso estoy en el espacio? Me encontraba rodeada de luces diminutas que me seducían, me sentía extasiada, y me arrodille ante aquel universo luminiscente, a observar, a escuchar, a sentir con mas atención cada detalle que se presentaba ante mí, de pronto escuché una voz que que me susurró al oído su más grande secreto, seguido de una luz descomunal que me aturdió por varios segundos, después de ese acontecimiento, nada volvió a ser igual... Después de la abducción llegué a Ginebra, pero llegué a ella algo distinta, un tanto ligera, como si flotara, se podía apreciar aquel brillo que brotaba de mí, como si dejara una estela de luz a mi paso; pero yo solo quería decirte lo mucho que me gustas, y luego me fuí; sin decir nada, solo corrí por las calles sin rumbo alguno, siguiendo aquellas señales que me iba dejando la vida.
Eran finales de junio y los días nublados y lluviosos, todas las mañanas comenzaban con una taza de café caliente o tibio, dependiendo la hora que despertara, mientras leía unas cuantas páginas de aquel libro que había llegado por azares del destino a mis manos unas semanas atrás. A pesar del clima que me insitaba a quedarme en casa, decidí salir y recorrer las lluviosas y cálidas calles de Ginebra, donde el ambiente era alegre y jovial hasta con mal tiempo. Y ahí estaba, ese día su rostro tenía una expresión especial, radiante, y lo encontraba encantador.
Sus dolores no serán pocos, ya que su corazón es orgulloso y duro, y esas personas tienen que sufrir mucho, equivocarse infinidad de veces, cometer inumerables injusticias, pecar una y otra vez.