sweetnightcoffee - Tumblr blog

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Cuando las luces del sol empezaron a brillar: los veleros de tus ojos, empezaron a ser mi guía.

¡Oh, qué hombre podría llamar fortuna a una vida sin una compañía como la tuya!

Amor mío, no es una cosa de este mundo o del otro: pero tu compañía a deleitado mi alma y es que Dios ha puesto un lucero para mí en tu mirada.

No puedo saber muchas de las cosas, pero contigo quiero descubrirlo todo.

No he ingresado a un seminario bíblico, pero me internaría en uno contigo. No me he dedicado a leer versiones antiguas de la Biblia, pero todas las leería a tu lado.

No he salido casi de mi casa, pero quiero descubrir países contigo. No tengo sellos en mi pasaporte pero quiero salir a llenar cinco de esos a tu lado.

No he comido casi en restaurantes, pero quiero comer hasta en el barrio chino contigo. No sé a qué sabe el caviar, pero quiero que lo probemos juntos.

He predicado sólo en la calle, pero me encantaría que me acompañaras a hacerlo hasta en los estadios.

No solía salir a ver ropa a los almacenes, pero me encanta vitrinear hasta los remates contigo. No sé cómo cocinar arroz con pollo, pero contigo quiero aprender a hacer hasta arroz turco.

Ni idea de cómo decorar, pero me gusta aprender a levantar las paredes de nuestra casa juntos.

Son tantas cosas que aún no he vivido, pero contigo todas las quiero vivir una a una. Saber que Dios está en nosotros y nosotros estamos en Dios. No sólo son palabras bonitas, sino el sueño de toda una vida juntos.

Por eso, sé que el mundo es un lugar frío y oscuro, pero mientras que Dios ilumina con si antorcha el camino: yo seguiré andando a tu lado y sé que tú al lado mío.

Sólo te pido que sirvamos a Dios juntos, no nos dejemos y sigamos fieles a nuestro compromiso en Cristo, para que podamos ver la bondad de su mano en nosotros.

No puedo estar más feliz de lo que un hombre puedo estarlo en la gracia, y por ello, doy gracias a Dios: porque estás siempre conmigo, a mi lado y no te apartas nunca de allí.

Quiero servir a Dios en todo, pero ya no quiero hacerlo solo, sino contigo a mi lado.

Por eso, sé que te amo: porque es la primera vez que miro hacia el futuro con alguien de manera real, honesta y sincera.

Por ello, quiero que sepas que soy el hombre que se ganó no una, sino cien loterías seguidas. El más afortunado gracias a la gracia de tu amor.

Gracias por todo tu gran amor, que ha Sido el reflejo de Dios a mi vida. Por todo y todo, quiero seguir viendo a Dios por medio tuyo, ése es mi mayor anhelo.

Por todo lo demás, que sepas que tengo mucho que decir pero el espacio no me da aquí. Por eso, quiero simplemente decirte que te amo con todo mi corazón, con todo mi vida.

Para la más consentida.

Psdt: Eres el amor de mi vida 💖💖💖🙈🙈🙈🙈

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Cuando mi corazón posa sobre las ofrendas del alfolí y aún la gracia que me acompaña no es suficiente o no responde a las exigencias de mi vida, es entonces cuando entiendo que estoy viviendo la gracia.

Favor inmerecido no es buscar a Dios a mi conveniencia, sino a la suya: puesto que sí la gracia es un favor que no merecemos: con cualquier cosa que provenga de ella estaremos satisfechos. Esto es gracia.

No es cuestión de lo que anhelamos, es cuestión de estar satisfechos en todo el bien que recibimos; ¿O acaso pelearemos para rechazar el bien y recibir el mal? Esto es la gracia que nos edifica y nos asume como merecedores de castigo: más somos recibidores del bien. Por lo tanto es nuestro deber abrazar la gracia.

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Sin tanto que decir y con tan poco que contar: aquí estoy.

Creí pasar la sombra de dolores, pero fuiste tú quien se inmoló por mí. Creí pasar por las lágrimas, pero te ví sollozar cuando te fallé. Creí ser yo quien rasgó sus vestidos, sin darme cuenta que rompía los tuyos.

Cada proceso que creí sufrir: nunca me fijé en lo mucho que sufriste tú más por mí que yo por ti. ¡Oh cuan grande amor!, Mi alma se quiebra al sentir tu amor por mí. Una iluminación del Espíritu se abre ante mí: tu amor me alcanzó, me iluminó y me transformó.

No me considero digno de ti, mas te recibo porque la incalculable fuente de amor que dereamaste sobre mí: ha celado mi corazón para llevar una vida santa a fin de conseguir una salvación bienaventurada. Pero más que eso, me ha llevado a darme cuenta que tu amor nunca cesó y que aún tu fuerza y ganas de amarme no hizo más que crecer en cada fallo que cometí.

Señor mío: dolor, tristeza, angustia, pena y sufrimiento, también los recibo de ti. Quiero recibir lo bueno y aún lo mayor de ti, pero ello no requiere un sacrificio tan digno: como el de recibir lo que no es tan agradable para mí.

Ya sea el bien o el mal de los hombres: he sabido que es una prueba de amor la que has permitido tener en mí; recibiré lo bueno y lo malo, porque bien sé que es tu misericordia sobre mí.

Que esta pasión arda en mí, que aún lo doloroso y lo que mi alma teme que tomes: sea arrancado de la raíz de mi corazón, como un aguijón incrustado duele: pero bien he sabido que recibir tus procesos, ha sido la mayor prueba de amor que has tenido sobre mí.

Por eso, toma mi proceso y así como sufriste por mí, te invito a que te magnifiques sobre mí. ¡ Que esta alegría que hoy siento: sea mayormente tuya que mía, porque Señor, todo tú me lo diste y hoy todo, también regreso a ti multiplicado como aquel al que diste muchos talentos y a ti devuelvo acrecentados para que en ellos seas feliz!

¡Que nuestra alegría sea perpetua, Señor, porque tuyo soy y mío eres tú, mi amado y adorado! ¡Dulce amor el que llena mi vida, ése eres tú: el amor de mi vida completa!

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En la debilidad, grita en desespero mi alma: "Rescátame". Tú conoces el regocijo de mi pecho. Tú recolectas mis sonrisas y las atesoras en tu corazón.

¡Oh, salvador del mundo! Tú eterna luz ha quebrantado mi corazón a la mitad. Mi fuerza se desvanece en las sombras, pero la tuya me da el valor para avanzar.

Ya mis fuerzas se quiebran. Mis luces se apagan. Mi verdad se tuerce. Mi voz se fractura. Pero tu fuerza crece. Tu voz se escucha con más claridad. Tu luz brilla con fuerza y la verdad se afina.

¡No tengo duda, ese es el cielo! ¡No quiero buscar mi vida, cuando la intento recuperar realmente la pierdo! ¡Dios mío, no me permitas volver a buscar mis deseos y apártalos de mí! ¡Está lucha de mi corazón contra mi espíritu, me sofoca, pero ésa luz verdadera me da reposo y esperanza!

¡Ya no queda más por hacer, mas esperar en ti!

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A veces dudé. Si esto era una habilidad o un don que Dios me había dado.

Con el tiempo entiendes que no todo es tan preciso y sencillo de entender.

Que hay cosas en las que debes parar, pensar, analizar, vivir, comprender.

Pero ojo: dedicando el tiempo necesario; no viviendo en pensar a lo excesivo y no siendo exageradamente cansino: a veces dar tantas vueltas a lo mismo hace que termines enredándolo.

Es bueno pensar y analizar, pero no olvidar el sentimiento que acompaña el ahora, el hoy, el mañana.

Que el Padre nos ha alcanzado con su mano a través de su hijo, que el cielo brilla y que cada estrella Dios ha puesto un nombre.

Que por imposibles que se cuenten y circunstancias que se callen: no es tan grave el instante tan corto que ejecutamos acá, comparado con la eternidad.

Sólo cuenta el hoy y la decisión que tomamos: el Dios que nos ha creado y la decisión que tomemos ahora.

El mañana es demasiado tarde, escoge hoy si seguirlo o apartarlo.

Él siempre estará esperando; a la puerta. Aguarda a que tú le abras y compartir una mesa contigo.

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Eunoia

He amado este caminar. A veces me he asustado y todo el tiempo: me caigo, pero tú sigues levantándome.

He aprendido a caminar en cierta incertidumbre, que se ha convertido en certeza: no sé qué ocurrirá mañana.

Aprendí a caminar con amor, por tu amor. Nada he podido hacer yo y si hoy sigo aquí: no es porque yo me aferra fuerte; sino porque tú me sostienes fuerte.

He aprendido a que no hay mucho cielo por alcanzar, sino es a tu lado. Qué no hay mucho caminar: sino es contigo. Preferí no escribir un tiempo con letras: sino dedicarte con pensamientos. Siendo tan pocos: a comparación de todo lo que tú me diste.

He aprendido que no sé mañana quién vendrá, ni sé quién se irá. Que en cuestión de semanas, voy aprendiendo que amo a todos, pero no me encapricho hasta la fecha con nadie. Que quiero crecer con cada paso juntos, con cada día juntos, con cada momento juntos.

Aprendí que tu manera de pensar es increíblemente inentendible: que cuando creo entenderte me pones a alusinar con otra nueva cosa, que sigo aprendiendo de ti.

Sólo entiendo que no entiendo tu amor por mí. Que se ha vuelto irrefrenable e incomprensible. Un amor qué tal vez en la teoría intente entenderlo y falle y que en la práctica crea procurarlo y falle. Pues siempre me has amado tú a mí, que yo a ti. Y aún así: tan grande es tu amor, que no te vas.

Suena egocéntrico, de cierta manera decirlo, pero así es: me amas más tú a mí que yo a ti. Y la constante lucha es intentar darte un poco, de ése amor tan extenso que pusiste sobre mí. Te amor, Padre.

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Desnortado

Padre, me he perdido de cierta manera. Me he encontrado de otra manera.

Pero tú has permanecido y me has amado. De una manera incierta, me siento confundido con lo que pasará mañana.

De otra manera, me siento en un punto en el que me conozco demasiado, y a la vez: me veo ausente del que era ¿Es esto bueno? Es extraño.

Te he logrado tener más cerca, tener más tranquilidad y serenidad de tenerte cerca. Padre, he profundizado en tu amor y cada vez me veo menos digno de tu amor y más afortunado de tenerlo.

Cada vez, siento más una potencial cercanía de tu gracia. Me he enamorado de ti y sin temor a equivocarme, con la seguridad que nunca antes tuve: Dios, eres el amor de mi vida.

Es increíble: como en medio de la incertidumbre, de una calma estaferma y enfermiza: derrochas de un infinito amor. Derrochas una infinita paciencia. Me quedo ensimismado y tú me sacudes.

Cada día, veo más a profundidad en cada cosa que creaste: tu milagrosa manera de mover el mundo.

Me he perdido en tu amor. Me he perdido en ti. Me he perdido en tu presencia y aunque no te vea: te siento más que a cualquier otro.

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Roto.

Así empiezo a escribirte: sin palabras muy elaboradas, ni nada demasiado entrañable que expresar. Sabiendo, que el camino ya se empez�� a angostar.

Un poco roto, cuarteado y bien cuarteado, eso sí no falla. Aquí estoy, nuevamente: queriendo salir rápido de ésta situación. Pidiendo tu dirección, que guíes a mi corazón a ti. Pero sé que todo es acerca del proceso, que aunque crudo y doloroso: necesario.

Porque no he entendido qué ha sucedido: suponía estar haciendo lo correcto, que al fin, había encontrado la paz de la compañía terrenal.

Tal vez sí sea la compañía, pero no la logro entender. Todo se dio en oración, en el tiempo correcto que pedí y ahora: me pregunto si no estoy dejando fluir tu bendición.

Así es. No entiendo, siento que mi corazón solloza en la noche al verse envuelto de un canto silencioso, que tengo que enfrentarme al hoy nuevamente y otra vez, me levantas.

En silencio, sin despertar a los otros: me levanto. Al encontrarme de nuevo frente a la vida: me doy cuenta que la quiero y mucho, Dios. ¿Qué debiera hacer? ¿Quiere acaso mi amistad también? ¿O sucedió algo? No logro entenderle, Padre. Quiero entenderle, quisiera saber porqué y miro hacia arriba y te pido que me enseñes el camino a seguir.

Porque así vienen muchos y me piden consejos; como si fuera la máxima fuente de sabiduría, sin entender ellos, que no es por mí mucha experiencia, sino por tu mucha sabiduría.

Vienen y ponen cargas sobre mí y yo estoy que colapso sólo con mis causas: mi casa, con mis compañeros, con mi vida y sino las dirigiera a ti: seguro y me caigo.

Es duro, realmente intento fuertemente encontrar las fuerzas y en oración: me rindo y te dejo a ti.

Todo se vuelve duro, me levanto y pienso: les extiendo la mano, les hablo a muchos y ahora me pregunto qué hacer.

Muchos aún siguen viniendo a mí. Muchos siguen viniendo a mí, porque han visto algo. Me encaran y pretenden que solucione sus vidas y no tengo tal poder; no te quieren recibir: ¿Qué más hago? Nada.

Ahora me siento de cierta incertidumbre del mañana: donde someto fuertemente mis emociones y aunque nadie, las sepa: sino tú y aquel que lea éstas líneas; quiero que sepas que no importa la incertidumbre del mañana.

Me levantaré, buscaré verte y viviré el día hasta que dispongas las personas a las que tenga que servir y hasta entonces, por largo que sea el camino: allá estaré.

Hoy sé que hay cierta injusticia en la vida, que se recompensa en el Reino. Las mejores personas, no siempre les es fácil hallarse en algún lado. Unos no encajamos en ningún sitio aquí en la tierra y nos hacemos morada en los cielos.

Padre, aunque la soledad aquí abajo, intente morder: esperaré. El sentimiento que provenga: lo recibiré para renovarme en tu entendimiento. Aunque sea espinoso este valle por el que intento subir: que en cada herida, pueda ver el propósito.

Si es tu voluntad, que este sentimiento en mi pecho, aunque sea sufrido, aunque a veces me sorprenda que deba soportar no sólo las cargas mías y aunque no lo entienda del todo: si es de parte tuya, le permitiré.

Att: Ávila.

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Corazón.

Dios, mi corazón necesita tanto de ti. Necesito estar encontrado en ti. Mi corazón gime, mi alma grita y mi Espíritu clama a ti.

Dios, mi sentimiento penetra en mi corazón. Necesito de ti, quisiera poder volar hasta ti y conocerte más de cerca, quisiera ya ser llevado delante tuyo.

Padre, mi corazón gime sollozante por ti. Necesito de ti, pues mi sentimientos intentan turbarme y muchos están viniendo sobre mí: pero tú abrazo, resuelve mi vida.

Tu sacrificio me limpia y Dios, no quiero estos sentimientos. No quiero abrazar un sentimiento que no provenga de ti, mas si proviene de ti: haré como tú hiciste, amado hermano y amigo: abrazaré el dolor que vale la pena.

Quiero saber escoger mis batallas, quiero saber a la perfección no permitir que mi corazón me sea piedra de tropiezo. Quiero que aunque el sufrimiento que se está poniendo sobre mí: sea grande cual montaña en mis hombros, quiero entender para no ser necio y verte levantar esta montaña, con tus fuerzas, por amor a mí.

Difícil guerra estoy lidiando, Señor. Difícil, en mi ignorancia, pues ni herida tengo: a diferencia tuya, que todos te abandonamos y tu amor nunca pereció.

Dame de ésa gracia, dame de ése entendimiento, para que en mi debilidad, tú te glorifiques.

Nadie tiene soluciones, nadie tiene respuestas, nadie volteará su rostro, Señor, si no le impulsares a eso primero tú. Sólo acepto, por eso Señor: al que viene de parte tuya. Pues sé que extrañas intenciones tienen otros al venir en mi aflicción, porque vienen enviados del injuriador, del que anhela destrucción.

Pero tú, me.guardas en tu regazo. Tú, a través de tu vida, dada aquí: me has respaldado. No quiero elocionalismo, no quiero sentimientos por ello tampoco. No quiero que nada me mueva sino sólo tú Espíritu en mi vida.

Que sea rasgado mi velo, Señor, es lo que te pido. Que tu verdad, sea la que arranque mi maldad. Que sí hasta la memoria me es arrancada: que nunca olvide tu nombre.

No me permitas, si estoy andando en mis pasos: que siga avanzando. Me es mejor, que sea atado a la montaña y echado en lo profundo del mar.

Señor, siento que lo que en el fondo de mi corazón está, es necesario que emane. Que de mi corazón, florezca más tú verdad.

Señor, que me rechacen: es mi bendición. Que me injurien: es otra bendición. Que contra mí hablen maldición: la bendición residirá en las bendiciones que yo dé.

Nada es mío y todo lo doy: porque es tuyo y para ellos. Porque hacer lo que me mandas es lo único que tengo. Porque aún hoy: sé que sólo tú eres mi resguardo.

Señor, mi corazón suelta lágrimas y está bien. Entiendo el porqué y este sentimiento, si proviene de ti: lo dejaré ser. Mas guíame, Señor, si es acaso este sentimiento de ti y permite que sea. Pues tu voluntad quiero sobre mi vida, así me cueste entender.

Señor, te pido, que este sentimiento que tengo: sea guiado por ti. Sí el camino se divide entre dos: que no sea la voluntad del hombre, la rechazaré. Mas que sea tu voluntad.

Porque no sé, si es esto tan profundo para llamar amor, lo que hoy saca lágrimas de entre mis mejillas sofocadas.

Pero si lo es, que fluya. Lo he entendido.

Att: Ávila.

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Vilipendiante.

Como ofensa, fue mi vida. Como ofensa: decidí vivir en contra tuyo; como si se tratara de algo que ... Aún no entiendo.

¿Cómo podría el malo, acercarse por voluntad propia a lo bueno? No creo que yo haya tomado la elección de seguirte. Fue tu amor, lo que me acercó a ti.

Ahora, soy tuyo, frecuentemente es mi confesión: soy culpable de trasgresión, de homicidio contra el que me justificó, juicio irremediable de muerte es lo que me corresponde... Pero, tú aún así, me has perdonado, después de que yo trasgrediera tu buen amor, cuando de manera inexplicable volviste de entre la muerte.

Ahora, soy hijo, no justo sino justificado. Repudiado por los hombres, por buscar la verdad. No importa: sólo tú eres mi sustento. Sólo tú eres la verdad de mi vida. Sólo tú cambias vidas y no necesito más que tu amor. Ése es mi legado: el amor de un Padre que transforma.

Sólo tú, asolado conmigo. Sólo tú, a mi lado. El hombre fallará: tú fuiste, eres y serás la esperanza. El porqué de mis sonrisas, el porqué de mi vida, el porqué de mi aliento, el porqué aún no he partido. E incluso, cuando me fui lejos de casa: mandaste un ejército a buscarme.

Las lágrimas me ganan. No puedo entender tal acto de amor. El que menos prometía, el que menos bondad tenía, el que menos tenía para dar, el que menos voluntad tenía, el que más necio y arrogante era: a ése escogiste.

Mandaste caballería todo el tiempo a guardarme. Dirigiste una guerra en contra del mundo, por uno, que no merecía nada. "Apártate de mí, pues maldad es hallada delante tuyo" "Hijo, te amo". Eso es diez veces mejor.

Lo perdí todo, aparentemente. Pero gané algo que valía más que todo lo demás: tu amor. Con eso: me basta hoy y siempre. Todo lo demás: es nada al lado de eso.

Att: Ávila.

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Réditos

Todo me lo diste, todo me fue entregado y yo fui un pésimo administrador. Tomé lo que no era mío, me pedías una pequeña remuneración y te lo quité todo.

Pero aún así: me amaste, me viste, me arropaste y tu rostro iluminó el mío. Tu vida, transformó la mía. Tu amor, le dio fuerza a mi corazón y en mí: ya no queda nada de mí. Todo está muerto, podrido, descompuesto.

Pero en ti: todo está nuevo. Todo está perfecto y tú limpiaste todo dentro mío y lo cambiaste. Gracias, por limpiarme, sin merecer ser limpiado. Gracias por levantarme: sin merecer ser levantado.

Gracias por consentirme, por jugar conmigo, por ver películas juntos, por dormir juntos, por arroparme, por bendecirme, por amarme, sin merecer nada de eso.

Mi anhelo: es que cada día más, sea como tú: hasta el punto que olvide, lo que soy yo. Que vivas tú: pero que haya menos de mí.

Att: Ávila.

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Plausible.

Aunque sin amor vivimos, aunque decidimos alejarnos de ti, aunque quisimos correr de tu bondad a nuestra maldad.

Aunque nuestra muerte estaba corriendo hacia nosotros, aunque nuestra mente y corazón fueron las trampas perfectamente efectuadas y manipuladas, aunque nuestra integridad abandonamos por satisfacer a otros.

Aunque nuestro insulto contra ti fue tan grande: acá estás. Con ojos de amor, con misericordia. Acá vienes, limpias lo sucio y lo estableces como fuerza.

Acá estás, guiándonos, dándonos el manual de vida. Dando en nuestras manos tu verdad. Tu promesa se ha cumplido. Tu promesa sigue vigente, sigues cumpliendo, aunque nosotros incumplamos.

Gracias, por las buenas noticias; ya hacían falta, entre tantas malas. Gracias, por ser parte de nuestras vidas. Gracias, por tomarnos.

Aunque antes estábamos extraviados, aunque estábamos perdidos por decisión propia: acá estás, lleno de amor. Nos has llamado de la boca del Hades, a gritos indecibles, también viniste. Gracias, por tu amor. Gracias, pues fuimos hallados nuevamente y somos guiados a ti.

Att: Ávila

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Perdulario

Así he sido: irreverente contigo, preguntando al hombre, lo que piensa de ti; en vez de ir a ti, en vez de preguntarte a ti.

Lo siento, duro y necio de corazón: perdóname, yo tampoco hubiera ido a esperar que te levantaras. Necio, así he sido, perdón.

Tú verdad, se esconde en Tu Palabra. Nada hay en mí que me complazca, que seas tú la verdad y que el acercarme a ti: sea todo lo que necesito.

Mas aquí estás, hablas a mi corazón, tocas a la puerta: pasa. Deseo cenar contigo. Ésta noche es fría y larga: tu compañía, era la que esperaba, mi buen amigo, te he fallado, tenemos que hablar.

Gracias, por darme tu abrazo. Gracias, por tomarme de la mano y limpiar las lágrimas que no salen de mis ojos; ésas que se quedaron atascadas.

No tengo nada que reprochar. No tengo nada que invalidar. Amigo, quiero que seas taambién mi amigo y entender la incondicionalidad de nuestra amistad.

Amigo, gracias, por siempre estar allí, siendo mi más viejo amigo: más de 20 años, te has quedado.

Por eso perdón: mi corazón se puso duro. Mi corazón no creyó en ti. Perdón, he sido un perdulario con nuestra amistad, te necesito amigo: para aprender a ser amigo y que mi corazón de ablande.

Gracias, amigo, porque a lo largo de este frío: te quitaste tu capa y me la diste. Perdón, amigo, por no valorar lo que me diste.

Gracias, por arroparme, gracias amigo, porque sé que mañana al levantarme, seguirás acá. Gracias, tú sí has sabido ser incondicional.

Att: Ávila.

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Acaecimiento

Ni viendo, creyeron. Ni viendo, entendieron, lo que estaba delante de ellos, era la vida hecha carne.

Dios, cuánto tiembla el hombre delante tuyo. Algo inimaginable, algo del nivel celestial: tan difícil de entender, que ni viéndolo; se creía.

De la vida a la muerte y de la muerte a la vida. Arrebataste nuestras vidas y ahora somos hechos en ti uno solo. Gracias, por verme. Gracias, porque sin merecerlo, me fue dado. Nada puedo hacer para ganarlo. Nada puedo hacer para entenderlo. Todo fue por amor.

Pero así fue, el acaecimiento tuvo lugar. Las escrituras se cumplieron a cabalidad y ahora esperamos al final. Ahora estamos guardados en brazos de amor, porque uno sólo tiene la respuesta al porqué de la vida y eres tú.

Aún no lo entiendo, aún disipo mi mente en las estrellas e intento comprender y sufro porque no lo consigo. Porqué un malvado, recibiría lo que le corresponde al justo. No lo entiendo, pero te lo agradezco: ahora sé que sin ti, nada: nada hay.

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Perfidio.

El corazón no entiende, la mente no comprende, los músculos no responden, el oriente se pierde, hasta el más sabio se confunde.

Nada en mí, ni fuera de mí lo entiende: pues la maldad me ha nublado. Mi esencia se refuta a sí misma, todo mi ser entra en un colapso nervioso al retar a su propia naturaleza: la falta de entendimiento es a causa de la bondad que hace falta en nuestro corazón.

Pero ahí estás tú: sufriendo por nosotros. Ahí estás: dándolo todo por nosotros, aunque te fallamos y aunque te fallo más veces de las que respiro: ahí sigues y me sigues guiando, no te apartas, incluso cuando fui yo quien te golpeó, cuando fui yo quien te humilló, cuando fui yo quien te escupió.

Perdón, me bañé en la perfidia de mi propia sabiduría. Lo lamento, mi maldad se multiplicó al infinito, mas tu gracia fue mayor, como yo al lado tuyo: soy pequeño y aunque no tenías que verme de frente, me viste, me amaste, diste hasta el último esfuerzo y yo he pisoteado el sacrificio.

Perdón, mi maldad es mucha, mi deshonra es aún mayor, pero gracias: porque entiendo cuánto valgo: no necesito que mueran ejércitos por mí, sólo con una muerte: la más importante de la historia, es suficiente para mí.

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Mi físico.

Así es como él me vio y como él me vio: así aspiro verme yo. Porque hoy, gracias a él: sé que soy una musa en la desnudez. Que no necesito cubrir mis manchas, ni mis cicatrices.

Que cada cicatriz es una historia marcada sobe la piel y que cada una de ellas forman un conjunto artístico sobre el cual fui hecho.

Sé que soy un diseño perfecto, que no se entiende a la perfección, que fui grabado desde lo celestial con unas huellas, con unas marcas ineludibles que fueron forjadas desde el infinito; un codigo dactilar que es una obra de arte irrepetible y que no tiene punto de comparación.

Cada rasgo, cada ojo, cada línea dibuja dentro y fuera de mi cuerpo; cada poro ensamblado en la complejidad de mis huesos, que fue tejido por el infinito hilo de mis tejidos: todo en mí es una obra maestra que no requiere alteración.

Pues sé que fui creado de manera perfecta: cada cabello fue contado, cada lágrima fue puesta y todo funciona por un motor de arranque conectado a un sistema de millones de seres vivos que habitan dentro mío.

Si me preguntan: ¿Cómo me percibo? Sin duda respondo: soy una obra de arte y ciencia perfecta: un diseño del supremo creador del universo. Una musa del cielo, que hecha hombre: vino a vivir con un propósito y se convirtió en un templo sagrado en donde habita un Espíritu Inquebrantable. 

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Contigo.

Y ¿Qué es esto? Padre, las personas vienen a mí: se refugian en mí y otras intentan derribar el suelo sobre el que me pongo de pie.

Hoy no logro acomodarme, esto no me ayuda, este sitio no me ayuda, esta posición no me ayuda y es que todo; desfavoreció ante mis ojos, pero a los tuyos: se convirtió en otra parte de mi propósito.

No lo entiendo: ellos vienen y me condenan. No entienden y, no seamos engreídos: yo tampoco a ellos, y me hacen preguntarme a mí mismo: ¿Realmente estoy contigo o estoy del otro lado sin darme cuenta? Me cuestiono, pienso reaccionó y digo: contigo.

Pero ellos vienen y supuestamente llamándose hermanos: siento que me condenan y me cuestionan, con preguntas que intentan consumirme. No sé a dónde más acudir y acudo a ti.

Perdóname, Padre: porque es larga vida aún la que tengo por delante para tus propósitos, pero a veces veo y digo: esto es complicado porque lo hago sin ti, lo siento.

Hoy me levanté, escribí a una persona, hablé a una persona y en mi interior surgió: "¿Durará días o meses la amistad?" Porque veo que algo hago mal. Veo gente fluctuando de aquí y de allá: viéndoles pasar delante mío, pero ninguna permanece.

¿Qué debiera de hacer, Padre? En esta esfera donde me ven tan bien, pero no entienden que sigo siendo un consentido en tus brazos y que no me interesa quien permanezca: porque sólo te quiero a ti. cada día voy prefiriendo más tenerte a ti y es que no sé si deba preocuparme porque nadie se quede: porque al final tú eres quien siempre me da el buenos días, me levantas con un abrazo, me mimas con mis caprichos y me inspira a alcanzar las mejores metas para mi vida.

Padre, no quiero equivocarme: porque muchos me aman de lejos, pero ninguno me conoce de cerca; sólo tú. Está eso mal? ¿O acaso tengo una barrera que no dejo atravesar sin darme cuenta? No lo sé. Padre, te necesito. Necesito tu Presencia más que nunca en mi vida, para saber cómo andar, dónde andar, cómo respirar, qué camino tomar y cuál dejar. Te necesito como quien necesita el aire en el fondo del mar y aún más que el que busca agua en el desierto. Te necesito como quien necesita luz para ver, como él anciano un bastón para poder andar y como él niño un brazo fuerte para poder sujetar. Te necesito con todo: con tu amor, con tu ser, con tu presencia, con tu fuerza, con tu determinación, con tu carácter, con todo lo que te hace ser mi Padre. Te necesito como quien necesita. Así, sin más.

Att: Ávila.