Tumgik
#VAMOS X EL TERCER OSCAR
snnuy · 2 years
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First time I draw bocchi and Sayaka, I'll post the whole drawing later ^^
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elegiaalasestrellas · 4 years
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La crisis de la civilización. II
En las décadas que siguieron a la publicación de La rebelión de las masas, el espíritu de la sociedad de masas se suavizó, o mejor dicho: se disfrazó, se camufló se disimulo; los productos fabricados en serie están hoy personalizados. Personalizar significa básicamente disimular que algo está producido en serie. El espíritu de nuestra época no está representado por el Ford T, sino por las pizzerías: «¡Tenemos 800 millones de variedades de un solo plato, venga a elegir libremente la que usted prefiera!»; la diversidad fake es la nueva forma de la cultura de masas, pero no hay que dejarse engañar por su aspecto superficial o por palabras sueltas que suenan bonitas; la masa es extraordinariamente intolerante hacia todo lo que no sea masa hoy como en los 1930 o como en la antigua Roma. La ideología identitaria es la expresión política de la personalización, la manifestación ideológica de ese tipo humano paradójico que Ortega advirtió por primera vez en la figura del especialista técnico-científico. Ortega divide a la humanidad en dos grandes grupos (masa y minorías selectas), ninguno de esos grupos se apasiona demasiado con las ideologías identitarias; estas captan especialmente a un tercer tipo humano no mencionado por Ortega aunque sí estudiado en la figura del especialista: la minoría no selecta.
Ser descendiente de padre siux y madre wichi, ser adorador del ornitorrinco, ser fetichista de los globos de cumpleaños, ser fan de la canción del mundial Italia 1990, son formas de ser minoría que no implican una cualificación especial, no exigen ningún esfuerzo ni tienen por tanto ningún mérito digno de elogio. Son minorías en el sentido estrictamente estadístico del término, o sea, son minorías de hombres masas. Ahora bien; cada una de esas innumerables minorías pretende ser una elite, dice ser la sal de la tierra y reclama que el sistema democrático sea abolido y que su pequeño grupo en particular sea reconocido como la única minoría que naturalmente debe mandar. Esto no puede terminar de otro modo que la anarquía. Vamos a llegar a un punto en que va a haber un cien por ciento de personas que dicen «yo pertenezco a un grupo históricamente oprimido», «yo pertenezco a una minoría que no está adecuadamente representada» y reclama unos privilegios. Ahora bien ¿qué pasa cuando el cien por ciento de las personas creen estar subrepresentadas y reclaman privilegios? Alguien se tiene que joder necesariamente, es imposible. Si el cien por ciento de la población quiere vivir de renta, quiere vivir de una «indemnización histórica» ¿quien se la va a pagar? No hay modo, esto no puede terminar de otro modo que en el caos.
La crisis actual es compleja y no tiene una solución fácil, no voy a pretender que yo puedo predecir qué rumbos van a tomar los acontecimientos o decir lo que se debería hacer. Sí puedo mencionar dos leyes que necesariamente deben existir en cualquier país donde me apetezca vivir:
Se debe retirar todo respaldo oficial a toda ideología identitaria y restaurar el sistema «un hombre, un voto» en plenitud. Para esto es imprescindible que
Toda ley de cupo obligatorio sea abolida y toda política de cupos en una empresa privada sea declarada ilegal. También que todo proyecto de ley futuro que diga «se debería garantizar que haya al menos una persona de X grupo demográfico en Y lugar» sea vetado automáticamente por inconstitucional.
Las actuales leyes sobre la libertad de culto deben conservarse en su espíritu pero su texto se debe reformular, deben ser abarcadas como un caso particular de un principio mucho más amplio; un estado democrático no puede imponerles a sus ciudadanos la adopción obligatoria de una ideología.
No digo que estas dos cuestiones sean la solución al problema, digo que si no se solucionan estas dos cuestiones por lo menos, sin dudas el problema de fondo no se va a solucionar.
    La crisis de la civilización. Parte segunda: La sociedad-pizzería, por Oscar Chao.
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