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Robert Redford abandona el cine sin dejar de ser el guapo de Hollywood
Alicia García de Francisco Madrid, 24 ene (EFE).- Desde su primera aparición televisiva con 24 años, Robert Redford luchó sin descanso para quitarse la etiqueta de "guapo" a través de un trabajo serio y comprometido como actor y director, fundando un festival independiente como Sundance o mostrando una firme conciencia política y medioambiental. Pero pese a sus arrugas y a su despreocupación por la imagen, sigue siendo adorado por su belleza y ahora, con 82 años, el anuncio de su retirada de la actuación con "The Old Man & the Gun", que llega ahora a los cines, deja un hueco difícil de llenar entre las verdaderas estrellas de Hollywood. Ya hace tres años dijo que dejaría la interpretación tras "Our Souls at Night", con Jane Fonda, y "The Old Man with a Gun", con Casey Affleck y Sissy Spacek, pero nadie pareció creerle. Y ahora que llega a las salas la segunda, el final de su carrera sigue siendo una noticia difícil de asimilar, especialmente estos días en los que multiplica sus apariciones en los medios como fundador y principal rostro del Festival de Sundance, que hoy abre sus puertas en las montañas nevadas de Utah. Desde que lo fundó en 1981 se ha convertido en una cita ineludible para el cine independiente y en la principal cita para un hombre que ha dedicado su vida al cine pero también a la política, mientras cargaba con lo positivo y negativo que supone tener una imagen pública casi perfecta. Sus ojos azules, su rebelde pelo rubio y su eterna sonrisa contribuyeron a hacer de él una leyenda que rivalizaba en belleza con Paul Newman, con el que formó una pareja mítica en el cine pese a que solo protagonizaron dos películas juntos -"Butch Cassidy and the Sundance Kid" (1969) y "The Sting" (1973)-. Una belleza que le abrió las puertas a grandes películas, en las que él trabajaba sin descanso para que se le tuviera en cuenta por su talento. "Durante la mayor parte de mi vida he intentado no encasillarme. Hubo un tiempo en el que realmente tuve una época dura cuando empecé a actuar en películas y, de repente, todo giraba en torno a mi apariencia. Me convertí en actor porque me sentí atraído por el oficio en el teatro de Nueva York, así que no estaba preparado para entrar en el cine y, de repente, ser juzgado por mi físico", dijo hace tres años en un encuentro con los medios. Tras muchos años dedicados a la televisión y al teatro dio el salto al cine con títulos míticos como "The Chase" (1966) y "Barefoot in the Park" (1967), pero fue "Butch Cassidy and the Sundance Kid" el título que le hizo entrar de lleno en el Olimpo de las estrellas. Con "Jeremiah Johnson" (1972) demostró su conciencia ecológica en una época en la que lo medioambiental no estaba de moda y en esa década de los setenta encadenó títulos como "The Candidate" (1972), "The Way We Were" (1973), "The Sting" -por la que consiguió su primera nominación al Óscar-, "The Great Gatsby" (1974), "Three Days of the Condor" (1975) o "All the President's Men" (1976). Títulos en los que demostró su versatilidad y su magnetismo en la pantalla, pero que no terminaron de darle la respetabilidad que buscaba y que logró con su primera película como director, una historia sencilla que sorprendió a Hollywood y que ganó cuatro Óscar. Era "Ordinary People", el filme que descubrió a Timothy Hutton y que le dio a Redford el Óscar a mejor director y mejor película. Le seguirían como realizador títulos como "The Milagro Beanfield War" (1988), "A River Runs Through It" (1992), "Quiz show" (1994) o "The Horse Whisperer" (1998), labor que alternaba con la actuación en "Brubaker" (1980), "Out of Africa" (1985), "Sneakers" (1992) o "Up Close & Personal" (1996). Pero bajó el ritmo de películas respecto a los setenta y dedicó gran parte de su tiempo a Sundance y al activismo medioambiental. "Nunca estuve en contra de la industria porque fui un producto de ella, me beneficié de ella y me abrí camino a través de ella. Simplemente llegué a un punto donde pensé que podía haber algo más, historias más diversas", afirmó. Historias que potencio desde su festival mientras hacía oír su voz para luchar contra el cambio climático, algo que llevó a la ONU, donde pidió la unión de la comunidad internacional para salvar "nuestro único planeta y nuestra única fuente de vida". Una mezcla de cine y política que ha marcado sus 82 años en los que siempre ha tratado de mantener su integridad. Como señaló en una entrevista con Efe: "La palabra 'independiente' resume mi manera de ver la vida". EFE
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Vuelve Abba, vuelve Mamma Mia y vuelve Cher
Alicia García de Francisco Madrid, 20 jul (EFE).- Diez años después del éxito de "Mamma Mia", el equipo al completo se ha vuelto a reunir para una precuela y secuela en la que la música de Abba y la isla griega de Kalokairi vuelven a centrar la atención de una trama conocida en la que la gran baza es el glamuroso regreso de Cher al cine. Hacía 15 años que la actriz y cantante no hacía cine y ha escogido para su regreso el marco perfecto, un musical ligero y en el que, a falta del protagonismo de Meryl Streep, que apenas sale unos minutos, necesitaba una diva de categoría. Y en eso es toda una maestra Cher, que colabora en "Mamma Mia! Una y otra vez", que se estrena hoy en todo el mundo, con un pequeño pero relevante personaje, que se apodera de la pantalla cada segundo que sale en ella. A sus 72 años, aunque gracias a la cirugía parece que tiene 50, la actriz interpreta a Ruby Sheridan, madre de Donna (Meryl Streep) y abuela de Sophie (Amanda Seyfried). Como es ficción y en el cine casi todo vale, Cher es con 72 años la madre de Meryl Streep, que tiene 69, pero todo cuadra porque las dos actrices no coinciden en pantalla y porque Donna es un personaje rejuvenecido con su aspecto hippy. Un aire hippy que queda explicado por su historia de juventud, es decir el cómo conoció a los tres candidatos a padre de su hija, una narración que se desarrolla en paralelo con la de la apertura del hotel soñado por Donna, cinco años después del momento en el que acabo la acción de la primera entrega. Si en la película original los tres presuntos padres eran Pierce Brosnan, Colin Firth y Stellan Skarsgard, en la nueva sus papeles rejuvenecidos son interpretados por Jeremy Irvine, Hugh Skinner y Josh Dylan. Son los encargados de enamorar a la joven Donna, la enérgica y sonriente Lily James, que derrocha una excesiva felicidad durante la película, incluso en los momentos más sentimentales de la historia. Porque si en algo se diferencian las dos películas es en el tono. Mientras la primera era ligera y divertida, la segunda se adentra en terrenos más íntimos, ayudada por los temas más románticos y menos bailables de Abba. Lo que no impide sin embargo que haya números musicales mucho más corales y multitudinarios, al ritmo de "Mamma Mia", "Waterloo" o "Dancing Queen", los temas más icónicos del grupo sueco. Sus dos miembros masculinos, Benny Andersson y Björn Ulvaeus, se han encargado de la música, y realizan sendos cameos en la película, pero el espectador debe estar de lo más atento para descubrir sus caras entre las decenas de rostros conocidos que pasan por la historia. Christine Baransky y Julie Walters repiten como las mejores amigas de Donna, y como sus réplicas jóvenes están Jessica Keenan Wynn Alexa Davies. Y también aparece por la historia Dominic Cooper como Sky, el novio de Sophie. Pero más allá de rostros y personajes conocidos, de la conocida música de Abba y de la maravillosa y ficticia isla de Kalokairi en la que se desarrolla la historia, lo mejor de "Mamma Mia! Una y otra vez" es una pareja. La de Cher y Andy García, que protagonizan la mejor escena del filme al son de "Fernando" y que dan a la película un divertido toque de glamour. El actor de origen cubano como Fernando Cienfuegos, un divertido ejemplar de latin lover, y Cher, como una abuela cantante, con una tremenda peluca y una voz tan profunda que roba el protagonismo a todos los que la rodean. "Fue duro estar en un set en el que tú eres una extraña para todos", afirmó la cantante y actriz en la rueda de presentación de la película en Londres. Pero, agregó entre risas: "me sentí muy querida y al final fui una especie de abuela para todos ellos". EFE
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