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#casas pintadas
apuntapres · 2 years
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"Mi calle es mi casa" / "Ma rue est ma maison" / "My street is my home" #casa #vivienda #home #maison #paysageurbain #paisajeurbano #urbanview #grafiti #graffiti #pintada #Santander #Cantabria https://www.instagram.com/p/CjvJvcOoXHk/?igshid=NGJjMDIxMWI=
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adribosch-fan · 1 year
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Pintan marcas en las casas de Berlín donde viven judíos y reviven el temor del exterminio nazi
La estrella de David, en referencia a los judíos, fue marcada en un portal de Berlin@AlertaMundial2 Tras el llamamiento del extremismo islámico a un jornada de la ira, las marcas podían convertirlos en blancos de ataques como los cometidos en Francia Las casas donde viven judíos vuelven a estar marcadas. Esto me trae los peores recuerdos, especialmente en Alemania» publicó en redes sociales la…
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americangroupie · 8 months
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♱ flesh for fantasy ♱
enzo vongrincic x reader
tw: +18, el uruguayo recibe
a/n: voy a ir mezclando varias de sus sugerencias en las fics mas largas, e iré haciendo unas más específicas pero cortitas <3 tengo un montonaaazo así que ruego paciencia, pero les voy a dar en el gusto lo prometo
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a pesar de estar acostumbrada a tener el departamento vacío, habían días donde el silencio se hacía mas presente que nunca. no era culpa de él, por supuesto, pero era la culpa de la falta de su presencia al ser tan dedicado y apasionado por su vocación.
el día había concurrido con tanta lentitud que sentías poder contar los segundos al pasar al frente tuya, hacías miles de tareas domesticas para mantenerte ocupada en un híbrido domingo que deseabas hubiera sido tanto tuyo como de ambos. pero nada te ponía mas contenta que verlo llegar a la casa con nuevas anécdotas, nuevas amistades y nuevas experiencias que comenzaba a expulsar con rapidez de sus labios sin siquiera haber abierto la puerta del departamento por completo.
hoy no fue un día de esos.
“hola mi amor.” lo saludaste con dulzura desde el sillón al mirarlo cerrar la puerta detrás suya. su semblante era distinto, sus cejas estaban fruncidas y los sus manos estaban enroscadas en puños. tardó un par de segundos en contestarte, y ladeaste la cabeza.
“hola, amor.” dijo con un tono monótono, distinto a como solía saludarte usualmente al haber estado todo el día sin verse.
“¿cómo estuvo el día?”
“bien. ¿y el tuyo?”
“bien, gordo, gracias.”
“me alegro.”
“ahora si te pregunto de nuevo, ¿me respondes con sinceridad?”
enzo te dirigió la mirada por primera vez desde que entró al departamento, y te dedicó con una sonrisa ladeada y forzada. “¿tanto se me nota?”
“mm..” fingiste pensar. “puede ser que un poquito mucho.”
rió mientras pasaba las manos por su pelo. “no es nada importante, en realidad. el nuevo jefe de producción me tiene las bolas llenas. no entiendo por qué te ponés a trabajar en la producción de una película si no estás ni ahí con el cine.” pausó, suspirando y quitándose el buzo que llevaba. “pero no me quiero desquitar con vos, amor. no es culpa tuya.”
te acomodaste en el sillón al seguirlo con tu mirada mientras se sentaba al lado tuyo. “si te queres desquitar hazlo, mi amor, para eso estoy.” acercaste tu cuerpo mas a él, tomando su mano y jugueteando con sus dedos. “te quiero ayudar, podemos hacer lo que vos quieras.”
“ya se me va a pasar bonita, no es necesario que hagas nada. con que te quedés acá conmigo estoy bien.” estiró sus dedos dentro del agarre de tu mano al hablar, devolviéndote el inocente jugueteo.
“pero quiero que estés más que bien, enzo.” respondiste suavemente, llevando tu mano libre hacia su pelo y acariciándolo con lentitud. enzo no demoró en responder con su cuerpo, cerrando sus ojos y tirando la cabeza hacia atrás levemente, suspirando al dejarse derretir al ritmo de tus caricias. “dejame ayudarte.” hablaste bajito al acercarte a su cuello, despositando dulces y cortos besos sin cesar el movimiento de tu mano en su pelo.
enzo gimió en respuesta. “lo que vos quieras, princesa. todo tuyo.”
“¿todo mío?” sonreíste pícaramente, subiendo tus besos hasta su mejilla, y te acercaste a su oreja. “¿eres todo mío?”
sonrió con los ojos cerrados. “sí, mi amor. entero.” reíste contra su mejilla, dandole piquitos por toda su cara mientras subías tu cuerpo encima del suyo, sentándote en su regazo.
“decime de nuevo.” dijiste con una sonrisa pintada en tus labios.
te respondió de la misma forma. “sos tan caprichosa.” frunciste el ceño, colocando tus ojos en blanco. a raíz de tu acción, enzo subió una de sus manos a tu mejilla para así acariciarla, mirándote con una sonrisa y luego bajando su mirada hacia tus labios. “mi nenita caprichosa.”
te inclinaste hacia el para amoldar sus labios en un beso, ladeando tu cabeza de inmediato al sentir su mano bajar desde tu mejilla a tu cintura, reposándola sin aplicar fuerza. moviste ambas manos a su cuello, alternándolas de lugar entre sus mejillas cada cierto tiempo para acercarlo más a ti al querer profundizar aun más el beso.
pocos segundos después abriste paso a tu lengua en la cavidad bucal contraria, dejando esta chocar contra la suya fusionándose entre sí en un tortuoso ímpetu. podías saborear el gusto mentolado de sus labios en tu propia boca, escuchando únicamente los jadeos de enzo que se mezclaban con los tuyos, sintiendo como su respiración se aceleraba a medida que pasaban los segundos.
te separaste lentamente de sus labios, quedando un hilo de saliva entre ambos mientras respirabas agitadamente sintiendo las caricias en tu cintura. juntaste tus labios con los suyos una ultima vez para luego dejar un camino húmedo de besos hasta su cuello, mordiendo levemente algunas areas. “déjame hacerte sentir bien, en. te quiero quitar todo el estrés”
escuchaste una risa en medio de sus jadeos. “adelante, mi vida. te dije que podés hacer lo que quieras conmigo. soy todo tuyo.”
te incorporaste encima suya, jugueteando con el borde de su remera mientras le sonreías pícaramente. “como querés que no sea caprichosa si me das siempre en el gusto, amor.”
“es imposible no darte en el gusto. sos muy bonita” dijo luego de que le quitaras la remera, tirándola sin mirar dónde caía.
comenzaste a bajar tus besos a través de su cuerpo, sin dejar un hueco que tus labios no hayan tocado mientras te acomodabas entre sus piernas. al subir la mirada te encontraste con tu novio mirándote expectante, con el pelo desordenado y los labios ligeramente rojos. el solo ver como te miraba con lujuria te hizo estremecer, comenzando a bajar sus pantalones con lentitud sin romper el contacto visual.
su ropa interior era gris, dejando ver su líquido preseminal a través de esta y marcando su bulto aún más de lo que normalmente sería. depositaste breves besos encima de este, sintiendo como su cuerpo se estremecía bajo tu tacto y mirando lo rápido que se desesperaba al tenerte así.
“dale nena. no me hagas rogar.” dijo acomodando el pelo de tu cara, agarrándolo en una colita con su mano. “dejáme sentirte bien.”
asentiste con la cabeza; sin ánimos de molestarlo al querer desviar su mente de el estrés que sentía en el momento. aunque la manera en la que te miraba te hacía pensar que su mente estaba lejos de pensar en cualquier cosa que no fuera la vista que tenía en frente suyo.
al bajar por completo su ropa interior afirmaste su miembro desde la base para trazar una línea recta con tu lengua lentamente, hasta llegar a la enrojecida cabeza. lo escuchaste gruñir en respuesta a tu acción, tirando la cabeza por completo hacia atrás mientras se mordía los labios.
jugaste con la cabeza del miembro en tu boca, torciendo tu lengua al rededor de esta mientras mirabas como enzo reaccionaba a cada caricia que le hacías y escuchabas con atención cada jadeo y quejido que salía de sus labios.
lo masturbabas con movimientos lentos, dejándolo mirar detenidamente como tu lengua recorría toda la longitud de su miembro mientras lo acariciabas con suavidad, quejándote levemente al tenerlo en la boca al mirarlo derritiéndose del placer.
“tocáte, bebé.” gimió al mirar como no te podías quedar quieta. “ahógate mientras te frotás.” asentiste con rapidez, bajando tu mano por entremedio de tus piernas y gimiendo instantáneamente sobre su miembro. “estás mojadita, mi amor?” volviste a asentir, dejando que tus dedos se empaparan de tus líquidos.
acorde pasaban los segundos enzo comenzó a tomar control de tus movimientos, moviendo tu cabeza de arriba a abajo mientras lo mirabas a los ojos, sintiendo como el agarre de tu pelo se volvía más y más fuerte y su respiración se agitaba aún más.
te separaste unos segundos para escupirle a la punta, rodando tu lengua por encima de esta seguidamente con rapidez mientras tu mano se movía ágilmente por el tronco de su miembro. “así, así, por favor chiquita no pares.” gimió al sentir como chupabas la cabeza y tu mano aumentaba la velocidad, apoyando su cabeza en el sillón y alzando su cuerpo, indicándote que estaba por correrse en tu boca.
acompañado de gruñidos y gemidos, sentiste tu boca llenarse del tibio líquido mientras tu feminidad se apretaba alrededor de tus dedos al mirarlo así, completamente entregado a vos.
“abrí.” dijo enzo tomándote del mentón. “mostráme la boquita.” sacaste la lengua por un par de segundos, dejándole ver que ya no quedaba nada más en tu boca. “muy bien, mi amor.” habló en un tono burlesco mientras acariciaba tu mentón, mirándote con ojos enamorados. “te ves tan bonita así; sin aliento, despeinada, tus labios hinchados, con los cachetes pintados de rojo..” se mordió los labios al finalizar su oración. “sos perfecta.”
te sonrojaste aún más con sus palabras, incorporándote encima de el para esconder tu cabeza en el hueco de su hombro. “¿te sentis mejor ahora, amor?”
“imposible estar estresado así, princesa.” dijo acariciando tu pelo luego de dedicarte una pequeña risa. “pero podría sentirme aún mejor si tenés más ideas.”
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dreamwithlost · 26 days
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AMORZINHO?
❝Era um namoro escondido dos seus amigos, mas uma gafe em um jantar revela o segredo❞
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Jaemin x Reader
Gênero: Fluffy, comédia romântica
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ᏪNotas: Acho que essa foi a coisa mais sessão da tarde que já escrevi! Bem, espero que gostem meus amores, me diverti escrevendo esse pedido, boa leitura ♡
Ps: Pq a cada pedido da Mika que passa, eu não propositalmente acabo fazendo uma estética mais fofa que a outra? 😭 Eu amo, confesso
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Na casa antiga onde passou a infância, a atmosfera era sempre repleta de fantasia. Sua mãe lia histórias antes de dormir, e seu pai recitava versos ao pôr do sol, como um ritual sagrado. Cresceu cercada de romances, impressos nas paredes e guardados nas estantes empoeiradas daquele casal muquirana de literatura. Mas o que você jamais imaginou era que a primeira vez em que viveria algo digno dessas histórias seria com alguém tão próximo, alguém de seu círculo íntimo de amigos.
Enquanto se preparava para sair, seu celular vibrou com uma sequência de mensagens de Jaemin.
[01/08, 19:06] Gatinho ♡: Amor, tem certeza de que não quer que eu vá te buscar?
[01/09, 19:06] Gatinho ♡: Podemos andar juntos até a esquina do restaurante e depois nos separamos.
[01/09, 19:07] Gatinho ♡: Nossa, se separar na esquina é meio suspeito, né?
[01/09, 19:07] Gatinho ♡: Então depois da esquina.
As mensagens dele sempre a faziam sorrir. Olhou para a tela e, segurando o riso, respondeu. Estavam sendo cuidadosos, pois ainda não tinham revelado seu relacionamento para o restante do grupo de amigos — aqueles que agora iam encontrar para um jantar, num domingo gélido. Não que eles fossem brigar ou se opor, mas havia algo estranho em simplesmente chegar e dizer: "Ei, estamos juntos agora!". A ideia de se tornarem o "casal chaveirinho" do grupo era o suficiente para hesitar. Afinal, quem gosta do casalzinho do grupo?
Logo você chegou à fachada do restaurante. As luzes quentes das lâmpadas iluminavam os rostos familiares de Johnny, Jeno, e Nara, que acenaram entusiasmados, mesmo à distância. Esse hábito de cumprimentar exageradamente sempre causava estranheza em quem passava no meio e se questionava se o aceno era para a pessoa ou não.
Abraçou os amigos, beliscando Johnny, que nunca perdia uma chance de provocá-la. E então tentou ao máximo conter o impulso de correr para os braços de Jaemin, que também se aproximava. Foi estranho cumprimentá-lo sem um beijo, especialmente ao ver as madeixas recém-pintadas de azul balançando ao vento, combinando perfeitamente com a estética do restaurante, quase como uma cena de filme.
— Meu Deus, você nem contou que ia pintar o cabelo! — Nara exclamou, admirando o novo visual do amigo. Você, instintivamente, puxou a manga do casaco um pouco mais para baixo, escondendo os pequenos respingos de tinta azul que ainda estavam ali, um segredo silencioso de que você era a responsável por aquela transformação.
— Queria fazer surpresa — Jaemin respondeu, girando para mostrar o cabelo. — Curtiram?
— Tá um gatinho! — Você e Jeno elogiaram ao mesmo tempo, trocando olhares cúmplices logo depois.
— Que isso, elogiando meu homem? — Jeno brincou, fingindo indignação.
— Calma, calma, tem Jaemin pros quatro — O próprio entrou na brincadeira, se colocando entre você e Jeno, passando os braços pelos ombros de ambos enquanto começavam a entrar no restaurante.
Vocês riram, fingindo brigar, e logo Johnny e Nara se juntaram à confusão. Quando estavam juntos, era como invocar um furacão que bagunçava tudo, envolto de piadas e flertes. Agora, com Jaemin, essa dinâmica ficava ainda mais engraçada, pois ninguém ali imaginava que os elogios trocados entre vocês dois eram mais do que brincadeira.
Ao serem recebidos por um garçom, tentaram manter a compostura por miseros cinco segundos, seguindo-o até uma mesa próxima à grande janela de vidro. Sentaram-se confortavelmente nos estofados cinzas; Johnny e Jaemin de um lado, você, Nara e Jeno do outro. O restaurante era aconchegante, com paredes de madeira antiga, plantas penduradas e o cheiro irresistível da comida local. O ambiente envolvido com copos tilintando em brindes e risadas se espalhando pelas mesas ao redor.
A conversa fluía facilmente enquanto esperavam pelos pedidos. Discutiram o cotidiano da vida adulta, repetiram mil vezes a promessa de se encontrarem mais, falaram sobre novos interesses amorosos, até que um assunto, para seu desconforto, ganhou destaque assim que as refeições chegaram.
— E você, hein, Jae? — Johnny perguntou, passando o braço pelos ombros do amigo. — Nunca mais fofocou sobre nenhum lance, e olha que voc�� era um verdadeiro garanhão!
Jaemin quase engasgou com a cerveja, forçando um riso.
— É verdade! Devíamos arranjar uma namoradinha pra ele. — Nara entrou na conversa, e você imediatamente a encarou. — Ele é o que tá há mais tempo na seca.
— Não, gente, que isso — Jaemin desconversou. — Tô muito bem com minha vida, tipo, muito bem. Amo minha vida. — Ele enfatizou, como um marido com culpa no cartório.
— Ah, qual é, logo você? — Jeno provocou. — E aquela boate? Aposto que você quer ir de novo.
Seu sorriso se esvaiu ao ouvir aquilo. Lenta e discretamente, você colocou seu copo na mesa, ergueu uma sobrancelha e, olhando diretamente para seu namorado secreto, perguntou:
— Boate?
— Ah! — Jaemin exclamou, rindo nervoso e batendo na mesa. — Qual foi, Jeno? A gente foi lá há tanto tempo atrás, tipo, muito tempo mesmo.
— Ué, mas não faz tanto tempo assim — Johnny retrucou.
— U-ué, óbvio que faz — Jaemin tentava manter o controle, embora o nervosismo estivesse claro. Não que você fosse uma namorada controladora, mas era insegura, e aquela conversa estava começando a incomodá-la. — Foi antes do parque de diversões, né?
Afinal, foi no parque de diversões que o romance de vocês começou.
— Ah, isso foi — Jeno finalmente concordou, mastigando um pedaço de frango frito.
— E você ainda tem o contato daquela garota? — Jhonny perguntou, com um tom casual.
— Uhhh, garota? — Nara segurou seu braço, animada com a fofoca. Você fingiu empolgação, mas seus olhos estavam fixos nas íris de Jaemin.
— O quê? Óbvio que não! — Jaemin negou rapidamente.
— Sério? Mas ela era tão a sua cara — Johnny lamentou.
— Nada a ver — Desconversou, desconfortável. — Nem salvei o contato dela. Não estava na vibe, até falei isso pra ela! Ela super entendeu.
— Nossa, do nada virou um cara decente? — Nara brincou, tentando abrir um sachê de maionese.
— Sempre fui — Jaemin respondeu, voltando a beber.
O foco no rapaz finalmente pareceu se dissolver, e outras vítimas do bullying amigável apareceram, sobrando para Nara e seus relacionamentos sempre conturbados. A garota lhe estendeu silenciosamente o maldito sachê, lhe pedindo com aqueles olhinhos brilhantes para que abrisse para ela. Você riu, um pouco mais tranquila com a história de Jaemin e voltando a achar graça daquilo tudo, era estranho não poder simplesmente dizer um "mas ele ta comigo agora" para as pessoas. Era estranho como sentia tanta vontade de reafirmar aquilo.
Talvez estivesse com medo de tudo. Jaemin parecia ter saído de uma das histórias que sua família tanto amava, poderia sumir de sua vista como um príncipe encantado a qualquer momento.
— Ai! — Você reclamou, distraída em seus pensamentos, quando acabou se machucando com o sachê de maionese.
— Meu Deus! — Jaemin exclamou, se levantando e inclinando o corpo para frente, segurando sua mão. Ele observou a pequena gota de sangue que se formou em seu polegar. — Tá tudo bem, amorzinho? — Perguntou, preocupado, uma das qualidades que a fez se apaixonar por ele. Quem não sonha com um homem tão atencioso?
— Estou bem — Você riu de si mesma. — Como consegui me machucar com isso?
— Já tá bêbada, é? — Jaemin brincou, ainda segurando sua mão. — Tem que tomar mais cuidado e...
Você parou de ouvir as palavras dele quando percebeu os olhares de seus amigos fixos em vocês, boquiabertos de surpresa.
— Amo... Jaemin — Você chamou, tentando trazê-lo de volta à realidade. — Jaemin — chamou de novo, apontando com a cabeça para a mesa.
— Oh — Ele murmurou, soltando suas mãos rapidamente e voltando a se sentar.
— Amorzinho? — Os três amigos perguntaram em coro.
Você respirou fundo, preparando-se para inventar uma desculpa, mas Jaemin a interrompeu.
— Sim — Ele confessou, olhando para você. — Chega, não tem por que mentir. — Suspirou. — Nós estamos juntos. — Ele estendeu a mão, buscando o seu toque novamente.
Você a segurou com um pouco de apreensão, temendo a reação do grupo.
— Ahhhh — Jeno foi o primeiro a falar, levantando o polegar. — Por isso você estava agindo como um homem casado com cinco filhos quando mencionamos a boate.
Nara e Johnny riram, começando a especular sobre vocês com o garoto.
— A gente só não queria contar por... — Jaemin começou, procurando as palavras certas, mas você completou:
— Por medo de como isso poderia mudar as coisas no grupo. — Sua voz saiu baixa, como um desabafo. — Vocês sabem como é... A gente não queria que ficasse estranho. Afinal...
— Ninguém gosta do casal do grupo — Todos disseram em uníssono.
— Vocês a gente pode suportar — Nara tranquilizou, erguendo as mãos e juntando os dedos em um quadrado, semelhante à uma câmera — Formam um casal bonitinho de ver.
Você e Jaemin trocaram olhares, um pouco surpresos. Talvez não tivessem sido tão discretos quanto pensavam. E um sorriso finalmente brotou em seu rosto, aliviando a tensão que sentia no peito.
— Mas não pensem que vão escapar de contar como isso aconteceu. Queremos todos os detalhes! — Nara completou.
— Tipo, todos — Johnny reforçou, erguendo uma sobrancelha de forma exagerada, arrancando risadas de todos na mesa.
Jaemin riu, relaxando na cadeira.
— Certo, certo. Vamos contar, mas... — ele começou a dizer, desviando o olhar para você. — Que tal começarmos pela parte em que eu derrubei tinta azul no cabelo dela?
As risadas ecoaram pela mesa, enquanto você corava ligeiramente, lembrando-se da bagunça que foi aquela noite. Agora, com os amigos ao redor, parecia muito mais fácil compartilhar esses momentos.
— Espera... foi você quem pintou o cabelo dele? — Nara perguntou, surpresa.
— Era pra ser um segredo... — Você respondeu, rindo.
— Eu sabia que só você teria coragem de deixar ele com esse visual todo "cool" — Jeno provocou, enquanto Jaemin fazia um gesto de agradecimento exagerado, como se estivesse sendo elogiado por sua performance em um grande filme.
Entre risadas e comentários descontraídos, o clima ficou ainda mais leve. A conversa fluía, e vocês finalmente puderam relaxar. Sentia-se aliviada, como se um peso tivesse sido tirado de seus ombros. Olhando para os amigos, percebeu o quanto eles significavam para você. Aquele grupo era sua família escolhida, e agora, com Jaemin ao seu lado, tudo parecia ainda mais completo.
Porém, Johnny, sempre dramático, resolveu roubar a cena.
— Só vamos colocar um limite de quantos "amorzinhos" podem ser soltos no dia, se não eu vou — ele ponderou por um segundo, e com uma expressão exagerada de tristeza, afundou o rosto na mesa, fingindo um choro sofrido. — Chorar, meu Deus, como eu sou sozinho!
As risadas ecoaram novamente, mas havia uma ponta de verdade na brincadeira no rapaz de luzes. Jeno, sempre o amigo solidário, esticou-se para bater no ombro do mesmo, dizendo:
— Calma, Johnnyzinho, eu namoro com você, agora que essa baranga roubou meu namorado.
Mais uma vez, todos caíram na gargalhada. O alívio que sentiu ao ver que seus amigos estavam não só aceitando, mas também celebrando seu relacionamento com Jaemin, foi imenso. A partir daquele momento, a noite seguiu com ainda mais leveza, brincadeiras e histórias, cada um dos amigos fazendo questão de garantir que aquele jantar fosse memorável.
Você mais uma vez segurou a mão de Jaemin sobre a mesa, e ele a apertou de volta, sorrindo para você com aquele brilho nos olhos que fez seu coração acelerar.
Se sentiu assim, como em um dos romances que jurava não existir na realidade, mas lá estava você, com o amor de sua vida e seus amigos, em um sorriso de orelha a orelha. Haveria noite mais clichê do que essa?
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lacharapita · 3 months
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CHAN CHAN
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Esteban Kukuriczka x Reader
Fluff & Smut! - sexo sem proteção [CARA???????????], sexo oral [Femme Receiving bc he's a gentleman], squirting, menção de sexo em local público, espanhol fajuta, Esteban namoradinho, carinho matinal [aos prantos com o primeiro parágrafo, ok????], degradação sexual e bombas.
N.A 🪻- Galera, um dos parágrafos me matou muito, não sei o que rolou comigo mas eu tô achando que quem escreveu foi a própria Andressa Urach. Escrevi essa ouvindo Chan Chan do Buena Vista Social Club ou seja, estou recomendando que leiam ouvindo essa também, beijocas💋💋 [e sim dona @creads, isso foi uma parte da minha ameaça feita a você nessa semana😠🚬, ainda tem mais]
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         — O filete de sol que passava por entre a minúscula brecha da cortina do quarto se projetava perfeitamente nos olhos de Esteban, transformando o castanho escuro em um tom de mel recém colhido. Vocês dois estavam acordados a mais de uma hora, mas a preguiça gostosa da cama quentinha e confortável não permitia que vocês se levantassem de lá. Os corpos enrolados um no outro como se aquela fosse a melhor posição para se ficar, e de fato era, pelo menos para vocês dois, claro. O som da confusão que estava na casa do vizinho era totalmente audível, uma mulher gritava com algum rapaz depois que algo caiu no chão fazendo um estrondo tão alto que vocês dois puderam ouvir.
          – "Acho que nós vamos ter que levantar, bebita."– Um choramingo arrastado saiu de entre seus lábios antes mesmo que Esteban terminasse sua oração, um pequeno drama comparado a sua vontade de passar o resto do dia agarrada com seu noivo naquele emaranhado de corpos e cobertas. – "Não faz essa cara, sabe que se estivéssemos no nosso apartamento eu passaria a vida com você nessa cama."– Ele sussurrou perto de seu rosto quente antes de deixar um beijo na pontinha do seu nariz e outro nos seus lábios. Seus olhos se encontravam um no outro, como se fossem incapazes de esconder o afeto que transbordava de vocês.
De Alto Cedro voy para Marcané
— Seus corpos estavam suavemente inclinados contra a mesa de madeira pintada em amarelo, um de frente para o outro, bebiam um café recém passado e se encaravam em total silêncio. O rádio no canto da cozinha tocava Chan Chan da banda cubana Buena Vista Social Club e você se controlava ao máximo para não cantar e sair dançando pela casa como todas as outras vezes, Esteban por sua vez rezava em mais de uma língua para que você fizesse exatamente isso, ver você dançando e cantando movia o dia dele. Uma de suas mãos se moveu para tirar um pedaço do bolo cortado em sua frente, levando a fatia até a boca e dando uma mordida generosa antes de aproximar o pedaço fofo dos lábios de Esteban, que também deixou um mordida grande enquanto os olhos castanhos se mantinham em você. Seus lábios agiram antes de você e um riso deixou eles enquanto você e o argentino continuavam se encarando.
– "HA!! Ganhei."– Esteban disse curto antes de voltar seu corpo para trás e respirar fundo enquanto você o olhava incrédula.
– "Eu não falei nada!"– Ele apenas deu de ombros antes rir e colocar a xícara de café vermelha grande sobre a mesa e levantar as mãos como quem agia indiferente.
– "Sem risadinhas durante o jogo, lembra?"– De repente ele ocupava todo meu campo de visão, a samba canção azul e a camiseta branca abarrotada que ele vestia fazia você acreditar fielmente que aquela seria a visão que você teria quando estivesse de chegada no céu. O cabelo claro bagunçado, o rostinho ainda meio amassado do sono gostoso e pesado que vocês dois tiveram, a barba falhada em todo o maxilar dele, a pontinha do nariz rosada e aquelas benditas sardinhas que pareciam tomar conta do rosto cada vez mais toda vez que você olhava.
Llego a Cueto y voy para Mayarí
— Você calçava seus chinelos enquanto Esteban estava parado na batente da porta te esperando, admirando cada pequeno movimento que você fazia até que estivesse parada na frente dele e deixando um beijo em sua bochecha, tirando ele do transe que você mesma tinha o colocado. A caminhada pela estradinha de terra foi confortável, sentia a brisa geladinha aliviando a temperatura quente do sol que brilhava sobre vocês. O sorriso estampado em seu rosto se fazia presente pelas palavras de Esteban, todo animado falando sobre o cachorrinho que tinha ficado com ele na rede na noite passada enquanto você tomava um banho. As palavras do argentino se serraram quando a vista da cachoeira celestial tomou conta da visão dele, o barulho da água caindo era audível a alguns metros, mas vocês estavam tão focados um no outro que acabaram só percebendo quando estavam quase dentro da lagoa que a cachoeira formava. Com o calor que fazia você não tardou em puxar o pequeno short que vestia pelas pernas e puxar Esteban para dentro da água gelada, fazendo ele gemer alto assim que sentiu a temperatura fria. Você riu com a reação dele e começou a nadar para longe do argentino, fazendo com que ele fosse atrás de você. Não sabia se era sorte, o horário ou talvez o sol estivesse muito forte, a questão é que estavam sozinhos naquele lugar paradisíaco.
– "Mi amor, vem cá..."– Seu olhar era sujo e não passou despercebido por Kukuriczka. O argentino se aproximou de você até que seus braços caíssem sobre os ombros dele e o abraçasse, puxando-o suavemente para mais perto de seu corpo molhado até que seu rosto estivesse ao lado do ouvido dele. – "Que que 'cê acha de me comer aqui hm?"– Sentiu o corpo de Esteban se arrepiar por inteiro com suas palavras e o aperto das mãos dele em sua cintura se tornaram mais pesados.
– "Essa sua bucetinha carente me dá muito trabalho, sabia? Não consegue ficar um único dia sem ter meu pau te enchendo, nena?"– Suas bochechas coraram em um tom de salmão enquanto você encarava o peito molhado e coberto de sardinhas de Esteban. Uma das mãos dele saiu de sua cintura para segurar a polpa da sua bunda e deixar um aperto firme lá, deixando a área avermelhada.
De Alto Cedro voy para Marcané
          — As gotículas de suor escorriam sobre a pele avermelhada de Esteban enquanto ele encarava fixamente a forma como sua bunda ficava ainda mais bonita quando ele te comia desse jeito. Seu rosto estava enfiado entre os travesseiros na cama, abafando todos os gemidos e súplicas que saiam de seus lábios. Uma das mãos de Esteban agarrava sua cintura, usando de impulso para se empurrar para dentro de você com mais força, a outra alternava entre massagear a pele dolorida da região das bochechas da sua bunda e deixar tapas cada vez mais duros. As sentenças sujas que saiam da boca dele te faziam chorar contras as fronhas vermelhas e empinar ainda mais o quadril.
          – "Perrita desesperada hm? Precisa tanto da minha porra vazando de você que precisa se comportar como uma vadia."– A parte funcional do seu cérebro que não pensava no pau grosso te esticando agradecia mentalmente por Esteban não poder ver seu rosto, quente de vergonha e com lágrimas escorrendo pelas bochechas. Você não ousava dizer uma única palavras, seria muito humilhante, você mal conseguia raciocinar, quem dirá responder a provocação cruel dele. – "Agora você não fala não é? Na hora de se ajoelhar na minha frente e implorar pra eu foder essa sua boquinha bonita e depois te encher de porra você falava."– O gemido pornográfico que fugiu de você não conseguiu ser abafado pelos travesseiros, fazendo Esteban sorrir e agarrar seu corpo com ainda mais força. – "Bucetinha gulosa, carajo."– O argentino gemia entre suspiros enquanto observava a forma como aquele buraquinho apertado engolia o pau dele tão bem. Ele tinha te cozinhado por horas, fervendo cada pedacinho de você antes de te desfiar por inteira.
          – "Mi amor-"– Você engoliu um gemido, jurou por todos e quaisquer santos existentes no mundo que sentia seu útero se contorcer, ferver e palpitar dentro de você. A sensação pouco familiar dentro de você indicava algo que seria resultado de toda a brincadeira de Esteban com você. A forma do pau dele se formava no baixo do seu estômago, te fazendo enfiar o rosto contra o colchão e fechar os olhos com força enquanto o buraquinho esticado se apertava cada vez mais em torno da ereção firme do argentino.
          – "Vou tirar algo novo de você hoje, nena?"– O tapa estalado na pele machucada foi a última coisa que você ouviu antes de todos os seus sentidos sumirem e você amolecer completamente. Esteban xingava baixo, saindo de dentro de você quando o líquido esbranquiçado jorrou de você com força. O sorriso no rosto dele era impagável, claramente orgulhoso do que tinha feito com você enquanto você permanecia na mesma posição ainda tentando processar o que tinha acontecido. Quando sentiu os braços dele rodeando seu corpo e te puxando para o colo dele se sentiu confortável para se manter de olhos fechados  enquanto ele sussurrava algo para você.
Llego a Cueto y voy para Mayarí
          — Era para ser só um jantar, mas a garrafa de vinho branco tinha outros planos para vocês. Abriram a garrafa enquanto ainda estavam cozinhando, dividiram a primeira taça, mas claro - quem bebe uma, bebe duas. Só mais uma, foi o que você disse antes da quinta taça. Na sexta e última taça Esteban já estava ajoelhado entre as suas pernas, com você sentada sobre o balcão e choramingando com as espirais que a língua dele fazia sobre o pontinho de nervos pulsante e com o dedo indicador rodeando o buraquinho quente e então se empurrando para dentro. Você sentiu ele sorrir contra os lábios molhados quando um gemido algo fugiu de você, te fazendo agarrar os fios do cabelo loiro com força e largar a taça vazia sobre a bancada. O efeito do álcool no seu corpo tornava cada movimento dele triplamente mais intenso, te deixando com o quadril inquieto e as cordas vocais mais ainda. Gemia sem vergonha alguma, focada demais no argentino talentoso que estava com a cabeça entre suas coxas. Ele se aproveitava dessa versão sua, amava quando você ficava tão perdida no tesão que esquecia das pessoas ao redor de você e deixava todos aqueles sons divinos saírem de sua boca sem pudor nenhum. Seus dedos puxavam as madeixas loiras com força, pressionando a cabeça dele cada vez mais em sua buceta quente. O queixo coberto pela barba falha e os lábios de Esteban estavam encharcados com o quão molhada você estava, não só pela saliva dele mas também pela própria lubrificação que escorria de você antes mesmo dos trabalhos árduos da boca dele. A forma como ele agarrava suas coxas era como se nunca quisesse sair dali, abraçava elas com força e gemia alto contra sua buceta toda vez que você apertava as coxas ao redor da cabeça dele, afogando ele cada vez mais.
– "Porra, nene! Se continuar aí me voy a matarte sufocado."– Suas palavras saíram fracas e fizeram o argentino rir, aquela vibração gostosa de deixou tonta. Quando olhou para baixo viu aqueles olhinhos castanhos quase te implorando para realmente deixar que ele morresse ali, sufocado entre suas coxas e saboreando a melhor refeição da vida dele.
– "Morreria feliz, nena. Muy feliz."– Maldito homem argentino que arrancou de você a força todo o resto de sua honra e dignidade.
🪻
Terminei essa e fiquei EXATAMENTE assim:
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lunjaehy · 2 months
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mark x leitora
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aviso : eu TINHA que fazer algo pro aniversário do meu bb 😋 beijinhos e beijinhos, o mark é obcecado, eu descrevi a roupa usada (?), beijinhos e mais beijinhos, os amigos do mark sao uma ameaça mesmo
wc: 1,0k
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Um novo restaurante havia estrelado no bairro de sua casa, o lugar era com apresentações e culinárias italianas enfatizando sua cultura.
Lá cheirava como molho de tomate e ervas frescas, um cheiro refrescante e convidativo, então você e seu namorado resolveram chamar alguns amigos para provar a comida do lugar pela primeira vez.
Os clientes sorriam ao provar a comida, seus olhos brilhavam com a iluminação amarelada do lugar. Honestamente sua expectativa estava a mil.
Vocês estavam entre umas cinco pessoas, pediram uma mesa e estavam conversando antes dos aperitivos chegarem.
Você vestia um vestido simples preto com um decote nas costas, nada muito extravagante mas ainda sim não estava casual demais pra ocasião. Seu namorado, Mark, estava encantado por você. Como pode uma mulher ser tão linda?
Os amigos dele conversavam, bebiam o vinho oferecido pelo garçom, comiam os pequenos pães colocados na mesa e tentavam decidir o que pediriam de prato principal, e enquanto tudo isso acontecia Mark nao conseguia tirar os olhos de você.
A maneira que você ria de algum comentário idiota, o jeito que você mantia sua postura ou ate mesmo o simples jeito que você respirava. Você era perfeita, e isso estava deixando Mark doido.
Agora, metade do jantar já havia passado, vocês estavam ou finalizando, ou já haviam acabado a refeição. Bebiam o resto de vinho das taças transparentes, diziam feedbacks sobre a comida, e ainda sim, Mark não tirava os olhos de você.
Era inevitavel, o jeito que você agia fofa e envergonhada toda vez que ele mexia, de leve, os dedos dele que estavam fixados na sua coxa nua. Suas bochechas pintadas com um leve tom de rosa claro. Mark estava perdedendo a cabeça por você.
Mas agora foi a gota d'água. Depois de terminar sua refeição você foi ligeira em pegar a embalagem do gloss rosado que você usava essa noite. Pegou o celular e o apoiou debaixo da mesa, querendo ser discreta, logo logou a câmera e abriu o gloss. Isso era algo tão simples, você fazia isso todo santo dia, mas ainda sim você hipnotizou, mais ainda, Mark ao fazer isso.
"Ei, vem ali beber água comigo." Ele sussurou em seu ouvido assim que viu você estralar os lábios depois de terminar de passar o brilho.
Água? Mark estava em um restaurante, se ele queria beber água ele precisava pedir pro garçom. Você olhou para ele confusa, até que sentiu um aperto na sua coxa.
Agora tudo havia se encaixado, Mark queria te beijar. O rosto dele, quando você reparou bem, entregou tudo. Ele tinha os olhos cerrados, a sombrancelha meio franzida e seus labios estavam entreabertos.
Você rapidamemte pediu licença da mesa e se levantou, levando Mark com você. Sem saber como vocês pararam no estacionamento, que não era muito longe.
Era um lugar privado e escuro, poucas pessoas estavam passando por ai, então tecnicamente, eram só você e Mark.
"O que houve?" Você perguntou curiosa para saber se entendeu certo ou não.
"Me diz como você faz isso comigo? Como você aparece aqui tão bonita, age como uma rainha a noite inteira, super delicada e gentil, e ainda tem a coragem de perguntar o que houve." Ele respondeu.
Ele estava apoiado em algum pilar qualquer e você estava parada na frente dele, seu rosto estava virado pra baixo tentando esconder as bochechas escurecendo de vergonha.
"Me diz como!" Ele puxou sua mão te trazendo pra mais perto.
Seus olhos estavam brilhando. Sua feição praticamente implorava por um beijo.
"Ah Mark..." Você chutou o ar, ainda envergonhada.
"Não fica tímida bem agora, vem cá, por favor." Ele fez biquinho, e te olhou carente. Mark ia ser seu fim.
Calmamente você andou em sua direção, os poucos passos necessários pra conectar vocês. Gentilmente você viu Mark inclinar o rosto antes de te dar um pequeno selinho.
Ele sentiu o gosto dos seus labios de morango, soltou sua mão e segurou suas costas nua. Sua mão gelada fez os pelinhos de seu braço se arrepiarem do começo ao fim.
O beijo começou fofo, Mark estava carente por sua boca desde o início do jantar, os lábios dele transmitiam um sentimento íntimo e carinhoso. O toque delicado dele em suas costas te deixava, lentamente, desnorteada.
Pouco tempo após esse sentimento simples começar, algo mudou. A força dele em suas costas se apertou, seu sabor suave de repente se tornou algo mais forte e profundo, suas línguas começaram a dançar em conjunto, seu coração se acelerou e Mark sabia disso.
Seus corpos já estavam acostumados com o outro, a sincronia de vocês era anormal. A química entre seu beijo mudava o trajeto de seu pensamento, a harmônia entre ambos era visível a olho nu, vocês trocaram sentimentos você sentia a intensidade ambígua de Mark e isso fazia seus joelhos fracos.
Mesmo não querendo, vocês precisavam respirar, o ar roubado de vocês dois estava começando a fazer mal. Seus lábios se afastaram lentamemte, como se não queriam se afastar nunca, Mark deu um ultimo selinho em sua boca antes de apoiar sua cabeça na curva de seu pescoço, o beijando e respirando ofegante no seu ponto fraco.
"Vamos pra casa, eu vou pegar sua bolsa e já desço." Ele resmungou. "Já volto, fica ai." Ele te deu um ultimo selinho antes de voltar pro restaurante.
Você sorria envergonhada, se questionando quando ficou tão boba por ele.
Mark subiu as escadas e foi pra mesa, suas bochechas estavam vermelhas e seus labios inchados. Ao chegar perto das cadeiras ele viu o rumo da conversa de seus amigos mudarem.
"Como tava a água Mark?" Johnny falou rindo, vendo o olho do garoto abrir em um nivel absurdo.
"Você está com um pouco de gloss aqui." Haechan apontou para seu lábio superior, que brilhava em um tom mais rosado.
"Deixem o menino em paz, ele tava querendo fazer isso a noite inteira, vocês tinham que ver." Yuta finalizou a brincadeira enquanto os três começaram a gargalhar do menino apaixonado.
"Vão se fuder!" Mark zoou pegando sua bolsa e mostrando o dedo do meio para seus amigos que ainda riam dele.
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yoolelica · 3 months
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!ᅠ★ FIESTA
𝐀𝐕𝐈𝐒𝐎𝐒: sexo explícito, oral (male receiving), leitora sendo bem esmagadora de picas, BLAS CHUPANDO OS DEDOS DA LEITORA 📢📢📢, macho lerdinho de tanto levar bct e dirty talk
pedido por: @shawtylana (espero que goste!!:)
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Blas e Felipe já estavam na festa há um tempinho, bebiam um pouco e conversavam sobre diversos assuntos. Mas o que Felipe prestava atenção mesmo era em como o amigo o respondia olhando para o lado, não tirava os olhos de você, que estava na pista de dança, dançando alegremente com outras pessoas.
Ele já te conhecia, tinham amigos em comum e já se falaram algumas vezes, mas não eram próximos.
⎯ Fecha a boca se não entra mosca.⎯ Otaño zoou o amigo, que riu tímido e voltou sua atenção para Felipe.
⎯ Ela é bonita, não acha?⎯ Blas perguntou e agora ambos olhavam para você.
⎯ Vai falar com ela!⎯ Encorajou o amigo.
⎯ ATA!⎯ Ele riu como se o amigo estivesse acabado de contar a melhor piada do mundo.
⎯ Fica aí só olhando então!⎯ Felipe disse revirando os olhos.
Blas continuou te encarando como se você fosse a única pessoa daquela pista de dança, ele observava o quanto você era bonita e o quanto o seu sorriso era expressivo e contagiante, sem contar em como o seu corpo se movimentava enquanto dançava vestindo uma minissaia jeans e uma regata branca com desenhos pretos que lhe deixavam muito atraente na visão do garoto.
⎯ Eu vou falar com ela.⎯ O Polidori disse determinado.
⎯ Vai! Confio em você.⎯ Felipe sorriu vendo o amigo se levantar e caminhar até você.
Blas era um pouco tímido com pessoas que ele não era íntimo, mas não deixaria essa oportunidade passar.
⎯ Oi!⎯ Ele disse um pouco alto para que você pudesse ouvir, já que a música estava alta.
⎯ Oi!⎯ Você parecia o analisar.⎯ Blas, não é? Eu lembro de você!⎯ Você disse sorrindo, ele arriscava dizer que você havia ganhado na loteria ou algo do gênero, não era possível alguém tiver tão feliz atoa.
⎯ É, sou eu.⎯ Ele riu sem graça, se sentia patético por estar tão nervoso e você agindo tão naturalmente.⎯ Eu também lembro de você, S/N.
⎯ Por que você não dança também?⎯ Você disse pegando as mãos dele.
⎯ Ah, não, não sei dançar.⎯ Blas disse coçando a nuca.
⎯ E você acha que alguém aqui sabe? Vem, só aproveita.⎯ Você riu e então começaram a dançar juntos, vez ou outra você dava risada do jeitinho desengonçado dele, mas agora ele parecia mais solto.
Dançaram mais algumas músicas e se sentaram para bater um papo. Conversaram bastante, conversaram sobre suas carreiras profissionais, falaram sobre música ⎯ Principalmente rock⎯ falaram sobre filmes e outros assuntos bem interessantes para os dois. Mas então você percebeu que já havia passado bastante tempo desde que chegou.
⎯ Olha, gatinho. Eu realmente te curti, mas tá tarde e eu preciso voltar.⎯ Você disse já se preparando pra se retirar.
⎯ Eu te levo pra casa.⎯ Ele disse e então você riu, que atrevido!⎯ Sem maldade!⎯ Ele se justificou na mesma hora.
⎯ Então tá bom.⎯ Disse pegando sua bolsa com sua amiga que estava sentada, se despediu e então começaram a caminhar até a saída. ⎯ Vai deixar o seu amigo sozinho?⎯ Você disse olhando para Felipe que quando percebeu vocês o olhando, desviou o olhar e começou a procurar algo no teto.
⎯ Ah, não, ele não liga e provavelmente já vai embora.⎯ O de cabelos cacheados disse.
Vocês começaram a caminhar enquanto conversavam e ele não conseguia não ficar fascinado pela sua personalidade. Durante a conversa na balada, ele acabou lembrando que você é brasileira e isso já o explicou o motivo dele ter te achado tão interessante.
Após um tempo, chegaram até a sua casa, era uma casa lilás com flores nas janelas, ela se destacava no meio das outras.
⎯ Bem, minha casa é aqui.⎯ Você disse o olhando. Tinha que levantar um pouco o olhar, ele era tão alto.
O olhar dele não saía da sua boca carnuda e pintada por um batom vermelho escuro. E você não podia negar que não tirava os olhos dos lábios naturalmente rosados dele.
Era inegável a tensão entre os dois desde que começaram a conversar. Você o achou muito bonito desde a primeira vez que o conheceu, e Blas não pensava diferente de você.
Um calor inexplicável incendiou ambos os corpos, que agora se encontravam bem próximos e transmitiam calor um para o outro.
Ele estava cada vez mais próximo, era nítido que ele queria te beijar, então você o surpreendeu quando passou os braços ao redor de seu pescoço e ficou na ponta dos pés para selar seus lábios com os dele.
Ele correspondeu quase que imediatamente e colocou as mãos na sua cintura, apertando levemente conforme o beijo se aprofundava.
Quando a falta de ar se fez presente, o mais alto começou a distribuir beijos pelo seu pescoço, então foi nessa hora que você o puxou pela mão até a sua casa.
Assim que entraram, você nem mesmo se importou de verificar se a porta havia realmente fechado enquanto o garoto mordia e chupava a pele de seu pescoço. Apenas o barulho alto da porta fechando te deu a certeza de que não estava aberta.
Você o guiou até o seu quarto e então o garoto fechou a porta com o pé, te prendendo contra a parede e continuou beijando o seu pescoço. Você suspirava baixinho e suas mãos foram até os cachinhos macios dele, você tinha até pena de desmanchar de tão lindinhos que eram.
⎯ Porra...⎯ Você sussurrou enquanto o garoto se abaixava mais e caminhava os beijos até os seus seios cobertos pela regata, agora os apertavam levemente.
O mais alto olhou para você com aqueles olhos grandes e expressivos, você resmungou sentindo ele apertar seus mamilos enrijecidos por cima do tecido, então ele sentiu que você não usava nada por baixo.
O garoto ficou em sua altura normal e puxou sua blusa para cima, expondo seus seios. Você poderia jurar que os olhos dele estavam brilhando com a imagem.
⎯ Você é a porra de uma deusa.⎯ Ele disse enquanto tocava seus seios e fazia você gemer baixinho.
Ele se abaixou novamente e então abocanhou seu seio esquerdo enquanto massageava o direito. As mãos dele eram tão grandes e a boca quentinha dele fazia você ver estrelas.
Quando ele tirou a atenção de seus seios, ele se levantou e te puxou para um beijo afoito. Ele estava cego de tesão e nem sabia onde a timidez havia parado, mas ele não queria de forma alguma que voltasse.
Caminharam até a sua cama e agora você estava por cima do corpo dele, distribuindo beijinhos pelo pescoço pintado por lindas pintinhas enquanto ele gemia baixo e resmungava.
Você puxou a blusa dele para fora de seu corpo e expôs o corpo magro e um pouco pálido. Beijou seu peitoral e lambeu levemente seu mamilo fazendo com que ele gemesse.
⎯ Gostou, amor?⎯ Você disse imitando a expressão dele com as sobrancelhas juntas.
O garoto balançou a cabeça positivamente várias vezes arrancando uma risada sua.
Você levou seu olhar até o pau duro marcando na calça jeans preta dele e apertou levemente, ao ouvir o gemido desesperado dele, repetiu o ato.
⎯ Fala pra mim, o que você quer, hm? Se não eu não vou saber...⎯ Você fez uma voz manhosa enquanto passava o rosto na curvatura do pescoço dele.
⎯ O-o que você quiser...⎯ Era engraçada a forma que ele mal conseguia formular uma frase.
⎯ Tem sorte que hoje eu tô boazinha e vou chupar o seu pau, acha que merece?⎯ O garoto apenas balançou a cabeça positivamente várias vezes.
Então você desabotoou a calça dele e a ereção ficou ainda mais visível, parecia bem grande. Puxou a calça junto com a boxer e então você teve certeza de que tudo nele era enorme.
Você acariciou algumas vezes se deliciando com o desespero do mais alto e então começou a masturbar ele.
⎯ Tá gostoso ou quer que eu pare?⎯ Você provocou olhando o garoto com a boca entreaberta e os olhinhos fechados.
⎯ Não, não, não. Tá muito bom!⎯ Ele suspirou e você passou a acelerar os movimentos.
Se abaixou entre as pernas dele e lambeu a cabecinha de seu pau, ouvindo ele xingar baixinho. Céus, como você amou isso.
Passou a dar leves lambidas por toda a extensão e só depois abocanhou de vez, ouvindo ele gemer mais alto.
Você apertava levemente as coxas dele até tomarem uma coloração vermelha enquanto se deliciava com o pau duro em sua boca. O garoto parecia ver estrelas enquanto sussurrava palavras que você nem conseguia decifrar e passou a segurar seu cabelo, mas sem ditar os seus movimentos porque ele queria se surpreender com você.
Você tirava da boca vez ou outra para cuspir em cima e lamber a cabecinha que vazava pré-gozo.
Era uma sensação prazerosa para ambos, você estava amando o gostinho dele e ele amando tudo que você fazia.
Quando os gemidos dele se intensificaram, você notou que ele estava perto e então aumentou a velocidade com a boca.
Depois de um breve tempo, ele acabou gozando em sua boca e um pouco no seu rosto.
Você se recompôs e então ficou por cima do corpo dele, distribuindo selinhos nos lábios dele e o garoto desesperado te puxou para um beijo intenso.
Você deixou um último selar nos lábios dele, passou a desabotoar a saia e puxou junto com a calcinha, ficando finalmente nua.
Levantou seu dedo anelar e o dedo médio e os levaram até a boca do garoto, que os deixou bem lubrificados com a saliva. Essa cena ficaria pra sempre em sua mente.
Levou seus dedos até sua intimidade e os empurrou pra dentro, gemendo baixinho. Você estava pingando de tesão e estava quase louca.
Tirou seus próprios dedos de dentro de você, dando para o garoto chupar e depois se aproximou da gaveta ao lado da cama para retirar um pacote de preservativo. Abriu rapidamente e "vestiu" o pau de Blas.
Ele ainda estava sensível pelo orgasmo que teve e seria ainda melhor. Você levantou um pouco o próprio corpo e sentou aos poucos no pau dele, que continuava bem duro.
Ambos soltaram um gemido arrastado enquanto sentiam um ao outro. Ele era bem grande, então você demorou um pouco para se acostumar com o tamanho, mas quando se acostumou, foi uma sensação de outro mundo.
Você começou a se movimentar lentamente para frente e para trás de forma torturante e gemia baixinho o nome dele. Ele se esforçava para manter os olhos abertos apenas para observar a sua figura por cima do corpo dele.
Passou a subir e descer com movimentos mais acelerados e então o calor aumentou naquele quarto. O barulho dos gemidos, o barulho molhado dos corpos se chocando eram como música para ambos os ouvidos.
O garoto então levou uma mão até um de seus seios e a outra passou a estimular o seu clitóris, te pegando desprevenida.
Sua boca estava aberta em um perfeito "O" e suas pernas começaram a tremer, você estava perto.
⎯ Eu tô quase...⎯ Você disse com certa dificuldade e então os dedos dele trabalharam mais no seu pontinho.
Bastaram algumas sentadas e alguns estímulos do garoto e você chegou ao seu ápice. O garoto veio logo em seguida pela segunda vez naquela noite.
Você caiu deitada por cima do corpo do mais alto sem retirá-lo de dentro de você enquanto tinham a respiração descontrolada.
⎯ O que foi, Blasito, não gostou?⎯ Disse sarcástica, o garoto apenas riu, era tão óbvio o quanto ele havia amado.
Deixou um selar no pescoço dele e se retirou de cima dele, o dando liberdade para descartar o preservativo e se limpar no banheiro.
Quando ele voltou, vocês passaram mais um tempo na cama e depois foram tomar um banho juntos, onde um segundo round aconteceu...
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acho que ainda não deixei claro o quando eu afogaria a cabeça nesse homem 👆
beijinhos xuxus, espero que tenham gostado! talvez o próximo seja do pipe...🫢
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florinaranja · 7 months
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can i have this dance? ; juani caruso
pairing: juani caruso x fem!r
summary: puro friends to lovers la verdad, eres amiga de juani y los dos estáis descubriendo nuevos sentimientos y lo que eso conlleva! 1.9k.
warnings: none
n/a: vale este no me lo ha pedido literalmente NADIE pero i'm just a girl que se monta muchas películas así que estaba escuchando highschool musical y se me vino un escenario a la cabeza y dije o hago esto o no hago nada so here we are
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—juani no me puedo creer lo que acaba de salir de tu boca. retira tus palabras o me voy ahora mismo. 
el rubio soltó una carcajada y miró a su alrededor. —¿a dónde piensas irte? estamos en la sección de patatas fritas de un supermercado. 
la joven lo miró completamente seria. él se encogió de hombros. —esta vez has tenido suerte, pero a la próxima no me vuelves a ver. 
lara cogió una bolsa de campesinas y comenzó a caminar hacia la caja, siendo perseguida por su amigo. 
—vamos lai, eres una dramática. no puedes ponerte así solo porque te haya dicho que gabriella no me cae mal —ella lo miró de reojo, estaba con una sonrisa pintada en la cara. se estaba tomando a broma todo su numerito. grave error —. además, te escuchas todas las canciones que tiene… un poco hipócrita por tu parte, si me lo preguntas.
—genial, porque no te he preguntado nada. 
llegaron a la caja y callaron su discusión. la cajera los miró curiosa mientras pasaba las patatas. 
—son 2 euros, por favor. 
por primera vez, lara miró directamente a juani, haciéndole un gesto con la cabeza. 
—ah, ¿encima tengo que pagar yo?  
—yo pongo la casa, es lo mínimo que puedes hacer.
el joven bufó y le tendió el dinero a la mujer, quien lo aceptó observando la situación bizarra que esos dos jóvenes se traían. lara cogió la bolsa y ambos salieron del supermercado tras despedirse. 
juani la seguía de cerca. les quedaban unos quince minutos de camino hasta la casa de la chica, y no le hacía demasiada ilusión pasarlos en silencio. fue a entrelazar sus brazos cuando la chica se giró de repente hacia él, haciendo que abandonara su idea.
—es que no lo entiendo. ¿qué clase de fan de highschool musical eres si te gusta gabriella? estás fallando a un fandom entero. y a mí, sobre todo a mí. 
—si te digo que era una broma, ¿queda todo arreglado? —el chico le puso un puchero al que lara ya no pudo responder con su molestia fingida. 
—por supuesto que no, estaba dramatizando por dramatizar. no me importa que te caiga bien, pero tienes que admitir que es insoportable y tóxica. 
—bueno, un poco sí, pero lo compensa con los temazos que canta. 
la chica rio, en eso no podía llevarle la contraria. como si hubiera leído la mente de su amigo, entrelazó sus brazos. balanceaba la bolsa del mercado mientras tarareaba una melodía inventada, con el vaho acompañando la escena. era un invierno más frío de lo que estaban acostumbrados, de esos que te ponen las orejas rojas y hacen que te resfries en un suspiro. juani odiaba el frío, pero a lara le quedaba genial; las hojas secas combinaban con sus ojos y las noches invernales iluminaban su piel. 
el rubio admiró el perfil de su amiga, siendo lo más discreto que pudo. rebuscó en su riñonera y sacó la cámara digital que siempre le acompañaba y que había sido objeto de burla de lara por el color tan feo que tenía. con un poco de esfuerzo, juani consiguió fotografiar la belleza de su amiga.
la chica no tardó en darse cuenta y posó para una siguiente foto, mostrando toda su hilera de dientes en una gran sonrisa.
—deberíamos hacer un canal para subir blogs. nos haríamos muy famosos, estoy segura. 
—creo que nos verían solo por ti —juani dirigió su vista al suelo, a las hojas pisoteadas.
—¿por qué dices eso? somos un pack. además, tú eres el talentoso de los dos, además del gracioso, por supuesto. yo estoy de relleno para decir estupideces —la chica le dio un leve empujón, esperando una respuesta positiva, cosa que consiguió al ver que la seriedad se iba de la cara de su amigo.
—gracias. te aprecio mucho, lai.
lara le regaló un beso tierno en la mejilla. no era nada del otro mundo que se vieran tan cariñosos el uno con el otro, eran amigos desde los últimos años de instituto y con el pasar del tiempo el afecto que se tenían solo crecía. lara había estado en cada momento en el que juani se había sentido menos, uno más del montón, alguien que no podría cumplir nunca sus sueños; en todas las ocasiones siempre consiguió darle el apoyo para que siguiera intentando. y cada vez estaba más cerca de conseguirlo, ya que hacía pocos días se había presentado a un casting para una gran película. aún sí, de algún modo u otro, el pesimismo se le escapaba de vez en cuando, como en momentos como aquellos. y lara seguiría estando para él.
—¡eh, parejita! ¿os interesaría comprar una pulsera que os recuerde vuestro amor? 
ambos pararon en seco ante el puestecito de madera en el que una mujer les enseñaba pulseras de colores a lo lejos. juani abrió los ojos sorprendido, algo acalorado.
—no, nosotros no… —el chico fue interrumpido por lara, quien comenzó a tirar de él para acercarse al puesto.
—¡por supuesto! vamos juani.
lara comenzó a observar cada uno de los modelos que la mujer tenía para ofrecer. tenía desde pulseras de plata con iniciales grabadas hasta pulseras simples, de todos los colores posibles.
juani, por su parte, no sabía dónde meterse. solo pensar que podría tener una pulsera con una "l" tallada le removía un sentimiento que quería tener lo más oculto posible. 
—mira, es del mismo celeste que tus ojos —la joven llevó dicha pulsera a la altura de los ojos del otro, confirmando que eran iguales—. decidido. me llevo esta, por favor.
juani vio como pagaba por ella, ensimismado. bajó la vista de nuevo a las pulseras, encontrándose de frente con una que también combinaba con los ojos verdes de su amiga. no lo pensó dos veces y la cogió, bajo la atenta mirada de lara. 
se alejaron un poco del puesto, recibiendo la gracias de la mujer. lara miró su pulsera y después a juani, a sus ojos.
—¿puedes ponérmela? —juani asintió torpe, anudando con un lazo la pulsera a su muñeca. sentía que se le subía el corazón a la garganta. le mostró su pulsera verde y la chica repitió sus acciones. 
ambos se quedaron por unos momentos admirando sus respectivas muñecas: lara descubriendo nuevas emociones y juani rindiéndose ante las que había estado reprimiendo por un largo tiempo. después, conectaron sus miradas. el joven se sintió indefenso ante esos ojos verdes y su boca reseca luchaba por soltar todo lo que su corazón sentía. 
—nunca me había fijado en que aquí había un jardín —gracias a dios, la joven aligeró la tensión del momento —. ¿sabes a qué recuerda? —el joven negó— a la escena de highschool musical 3 en la que gabriella y troy bailan en la azotea.
la chica le sonrió, dedicándole una mirada cómplice que juani entendió al momento. se dirigieron corriendo hacia el jardín como dos niños y una vez allí, dejando las patatas de lado, lara carraspeó para preparar su voz y quedó en frente del joven. entonces, comenzó a cantar las primeras líneas de can i have this dance? al tiempo que le tendía la mano a juani, quien la aceptó sonriente. la mano fría de ella contrastó con el calor que irradiaba la de él, estremeciendo a ambos. 
comenzaron con su espectáculo, lo más parecido que pudieron al original. lara recorría el jardín, subiendo escalones seguida por el chico. daban vueltas juntos al ritmo de sus voces, dedicándose miradas que lejos estaban de parecer de simple amistad. llegó la parte en la que gabriella se paraba en un pequeño círculo y lara, deseosa de hacer lo mismo, subió a un escalón y trastabilló. 
—¡cuidado! 
juani llegó justo para sostenerla en el escalón. la chica estalló en risas mientras juani la miraba aún algo preocupado. 
—estoy bien, estoy bien. gracias, mi caballero. 
lara continuó la canción y juani con ella, haciendo que lara girara sobre ella, guiada por las manos firmes del chico en su cintura, tal como los protagonistas de la película. se acercaba el final de la canción, los jóvenes estaban jadeando, pero felices; confusos, pero expectantes. 
terminaron abrazados el uno al otro, cogiendo el aire helado de la tarde. lara suspiró ante la cercanía y la extrañeza de la situación. en algún punto de la tarde, sentía que algo había cambiado entre ellos dos.
cuando se encontró con sus ojos celestes, vio en ellos algo que la asustó. se separó de él como si quemara, dándole una sonrisa apenada en respuesta. 
—será mejor que lleguemos ya a mi casa, el frío se me está colando en los huesos. 
—dale. 
y así, retomaron el camino hacia la casa de la chica. lara tenía mucho que pensar en su cabeza y un remolino de sentimientos encontrados en el corazón, pero sobretodo se sentía una horrible persona por cortar de esa forma a juani. estaba claro que algo iba a pasar antes de que se separara de él. ¿una confesión? ¿un beso? pensar en cualquiera de las dos opciones hacía que le sudaran las manos de los nervios. 
llegaron a su casa con solo el viento como sonido de fondo. la casa de lara siempre había sido uno de sus lugares favoritos, principalmente porque podía estar con ella y le ayudaba a despejarse de sus propios problemas. y con solo pasar por el marco de la puerta, sentía que toda la tensión se desvanecía. 
—vamos, me he dejado todo preparado para vernos todas las pelis de una sentada. 
esa tarde habían quedado para ver la saga de los juegos del hambre, la favorita de ambos.
la habitación de la chica te recibía con un golpe de aire caliente y una luz tenue que provenía de la mesilla de noche. se desprendieron de sus abrigos y de sus zapatos y poco después se acomodaron en la cama uno junto al otro. 
—te quedas a dormir, ¿verdad? 
juani asintió en respuesta y la chica reprimió una sonrisa contenta. mientras ella se encargaba de poner la película, el joven se quedó observando la pulserita verde de su muñeca. estaba decidido a dar el paso que llevaba temiendo tanto tiempo y después de lo ocurrido, no se equivocaba al no intentarlo. puede que nunca pudiera estar con lara en la forma que él quería, pero cualquier cosa era mejor que llegar a perderla. 
—¡listo! a por la viciada. 
lara se acomodó en la cama, cogió una manta y los tapó a ambos mientras la peli comenzaba. 
después de ver la primera, el espacio que los separaba se había reducido. tras la segunda, sus hombros ya chocaban el uno con el otro. con la tercera, juani había recostado su cabeza en el cuello de la chica y esta había hecho lo mismo sobre los rizos del joven. cuando los créditos de la segunda parte de sinsajo ya estaban pasando, ambos chicos estaban profundamente dormidos: lara abrazaba el torso de juani y tenía su rostro sobre la barriga de este; juani se limitaba a arropar a la chica que tenía sobre él. 
puede que ese día en el jardín no fuera el momento en el que confesarían sus emociones, pero una cosa estaba clara: el amor que les unía nunca podría desvanecerse, sino solo unirlos más hasta que fuera irremediable que ambos dejaran el miedo atrás y se atrevieran a sentir.
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writing-ls · 1 year
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Driving lessons
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Avisos: Diferença de idade (Louis 35, Harry 17), orgasmo forçado, CNC, somnophilia, humilhação, daddy kink.
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As unhas recém pintadas de rosa ainda estavam molhadas, enquanto ela delicadamente segurava o palito do pirulito de cereja entre dois dedos. A última edição da Vogue estava aberta nas suas coxas, e o óculos de sol começava a escorregar pelo narizinho. Harry suspirou profundamente, entediada. Mesmo no jardim ela conseguia sentir o cheiro da massa de bolo no forno, dava para escutar a sua mãe discutindo com o seu pai; uma típica tarde de verão. Se eles não estivessem esperando por uma visita, não teria nada além de limonada até a hora do jantar. Mas o seu padrinho, Louis Tomlinson, estava vindo para passar alguns dias com eles. E a mãe de Harry amava dar uma boa impressão.
Harry não admitiria isso em voz alta, claro, mas os seus nervos estavam à flor da pele. Louis era um homem muito ocupado, e as vezes que ele tinha tanto tempo livre eram raras, então ele enchia Harry de promessas sobre coisas que eles deveriam fazer juntos. O momento chegou, e Harry queria usar cada segundo. Agora ela tinha 17 anos, eles iam poder tomar uma cerveja juntos (escondido dos pais dela, claro) Louis teria que ensinar a garota dirigir. E para isso que Harry estava mais animada do que tudo, se ela soubesse dirigir poderia ir todos os finais de semana até a casa do seu padrinho, não ia precisar mais ficar tanto tempo distante.
Ela balançou seus pezinhos despreocupada, o esmalte rosa brilhando sob a luz do sol, não notou o barulho do carro estacionando em frente a sua casa, ou os passos pesados se aproximando dela. Apenas quando uma sombra foi criada, que Harry ergueu a cabeça pronta para dizer para a sua mãe que, não, ela não tinha desistido de fazer algo mais produtivo que ficar a tarde toda folheando revistas. Mas era Louis, de braços para trás e os olhos escondidos atrás de óculos escuros.
Harry soltou um gritinho surpresa, se levantando bem rápido e praticamente se jogando nos braços do seu padrinho, ela pulou no colo dele e passou as pernas por sua cintura. “Você veio mesmo!” A garota continuava repetindo, toda encantada.
“Como você cresceu, querida.” Louis disse, impressionado, colocando a sua afilhada de volta no chão. “Deixe-me olhar você” Ele segurou o queixo dela entre dois dedos, e a analisou como se ela fosse um objeto do seu interesse. Quando notou a bochecha vermelhinha pela sua atenção, o homem sorriu e soltou a garota. “Como tem sido o seu verão, amor?”
“Um saco, padrinho.” Ela revirou os olhos, sentando na espreguiçadeira de novo. Harry acertou os óculos em formato de coração, e voltou a brincar com o palito do seu pirulito. “Os meus pais não me deixam fazer nada além de ir à igreja” Resmungou, tirando o pirulito da boca e fazendo um biquinho com os lábios. “E eles não param de brigar!”
É claro que Harry não estava contando toda a verdade, ela nunca escutava os seus pais (algo que o seu padrinho sabia bem) e mesmo sem a autorização deles, ela sempre inventava alguma coisa. Pulando a janela do seu quarto no meio da noite para ir em festas, ou prometendo ir no culto da tarde quando na verdade estava indo para alguma festa na piscina. Harry andava com os seus vestidinhos que pegava um dedo acima do joelho magro, tinha um colar de crucifixo e as unhas pintadas de rosa algodão doce. Mas tinha algo no seu olhar jade que nunca deixou Tomlinson se enganar, antes que ela começasse por contra própria contar detalhes da sua vida para o seu padrinho. Mesmo não sendo tão presente na vida dela, Louis era a pessoa que mais conhecia a garota. Até porque ela amava contar as coisas para ele, amava tentar impressioná-lo com as suas histórias.
“Pensei que gostasse de contar a verdade para o seu papai.” Ele lubrificou os lábios rosinha com a ponta da língua, passando uma rápida olhada ao redor para garantir que ainda eram apenas os dois no jardim. Harry fez que sim com a cabeça, as palavras fugindo da sua língua enquanto ela assistia o seu padrinho.
Harry enrolou os dedinhos na barra da saia, olhando para o seu próprio colo, ela sentia o seu corpo mais aquecido. Colocou o pirulito para o lado, criando uma protuberância na bochecha rosada, e a sua fala saiu enrolada quando ela disse “Eu estou falando a verdade, Lou.”
Louis havia se esquecido que coisinha adorável era a sua afilhada. Com aquele jeito que transborda uma inocência quase pura, os olhos verdes demais e os lábios, céus, aqueles lábios. Ele nunca deixou de desejar eles ao redor do seu pau, na mesma vontade que a garota enchia a boca com aquela porcaria açucarada.
“Fico algumas semanas fora e você já voltou a ser uma coisinha mentirosa?” Falou baixinho, apenas para Harry escutar, transbordando escárnio. “Eu quero a verdade agora, Harry.”
“Eu saí algumas vezes” Ela deu de ombros, tirou o pirulito da boca e engoliu o acúmulo de saliva, o cantinho dos seus lábios brilhavam. “Fui em um encontro também.” Admitiu baixinho, e com mais convicção prometeu: "Mas eu não parei de pensar no senhor, padrinho! Esperei por você todos esses dias. Estava morrendo de saudades, juro.”
Louis fez que não com a cabeça, ainda sorria, de forma beirando ao sadismo. Ele sabia que esse seria o melhor verão em muito, muito, tempo.
Ele não acreditava numa única palavra vinda daqueles lábios. Mas sabia que não havia muito o que fazer, William e Anna esperavam ele dentro de casa. Harry e as lições que ela merecia poderiam esperar. Eles teriam tempo.
“Vem aqui, amor.” Falou com afeto, e como uma cachorrinha obediente ela se levantou e parou de frente para ele. Louis tomou o pirulito dos seus dedos e jogou no chão. “Eu já disse para não se entupir com essas porcarias, não foi?”
“Sim, papai.” Harry olhava para seu docinho despedaçado na grama, os lábios ainda brilhavam pelo doce, e as sobrancelhas finas franzidas.
“Agora que estou aqui, não há desculpas para você escapar como uma cadelinha desobediente, certo?” Harry fez que sim com a cabeça. Louis segurou o queixo dela de novo, porém com mais força dessa vez, ele tirou os óculos escuros da garota, podendo enfim ver a íris jade brilhando. “Hoje você será uma boa garotinha durante o jantar, e amanhã cedo começamos as suas aulas de direção.”
“Sério!?” Harry perguntou com os olhinhos brilhando, quase esquecendo da dor que o aperto dele causava.
Ao invés de responder com palavras, ele se curvou e deixou um beijo no canto dos lábios dela, depois se afastou e soltou a garota. “Agora corre na frente e avisa os seus pais que eu cheguei.”
Ele assistiu Harry fazer o que foi mandada, lambeu os seus lábios e sentiu o gostinho de cereja que ficou. Louis suspirou fundo, ajeitou o volume na calça social justa, então começou a caminhar rumo à porta de entrada.
…..
Louis foi muito bem recebido, a família Styles amava a sua presença. Ele fingiu se importar com a fala interminável de Anna, fingiu gostar do bolo feito especialmente para ele (Louis detestava doces) e bebeu uma cerveja com William enquanto os dois discutiam sobre futebol. O jantar foi exaustivo da mesma forma, mas a recompensa veio depois. Enquanto bebiam mais cerveja, assistindo a partida de um time que ele nem conhecia, Harry se aninhou no seu colo. Os pais da garota achou adorável, eles apreciavam a ligação linda que Louis e Harry tinham, e estavam acostumados com o excesso de afeto entre os dois. Não era estranho para eles Louis cumprimentar Harry com um leve roçar de lábios, ou os dois terem uma soneca abraçadinhos no sofá após o almoço. Eles confiavam muito em Tomlinson, que era um amigo de William desde a época de escola.
Louis olhou para o lado, vendo que William e Anna praticamente cochilavam enquanto assistiam o jogo. A sua mão parecia grande na coxa da garota, tinha o contraste da pele pálida e macia de Harry, e o dorso avermelhado de Louis, com veias saltadas e tatuagens nos dedos. Ele esfregou a palma contra ela subindo devagarinho, passando pela barra da saia até sentir a respiração engatada da sua garotinha, então ele descia a mãos novamente, indo pela parte interna da coxa.
“Na minha próxima viagem, eu vou levar você” A voz rouca no seu ouvido deixou Harry arrepiadinha. A mão de Louis passou por debaixo da saia de novo, chegando tão perto da conchinha dela que as coxas de Harry tencionaram, prendendo a mão de Louis entre elas. “E, então, será apenas nós dois por alguns dias.”
“Apenas nós dois?” Ela repetiu em tom de pergunta. “Padrinho…” Harry falou manhosa, descontente porque Louis não tocava mais nas suas coxas, as mãos dele voltaram para a cintura dela, e no mesmo instante Anna se levantou.
“Acho que a nossa hora já deu, Harry.” Ela pegou os copos de cerveja na mesinha de centro. “Está tarde pra você ficar acordada, e o seu padrinho precisa descansar.”
Harry estava pronta para resmungar que não era uma garotinha mais. Se quisesse ficar acordada até mais tarde, ela podia. Mas lembrou que o seu padrinho pediu para ela ser boazinha, então a contra gosto seguiu as ordens da sua mãe.
Ela se virou e deixou um beijinho molhado na bochecha de Louis, a barba rala fez cócegas contra a sua pele e ela sorriu. “Até amanhã, Louis” As suas pernas estavam um pouquinho bambas quando ela se levantou, a saia tão em cima que, quando ela se curvou para deixar um beijinho na bochecha do seu pai, o bumbum dela com a calcinha rosa enfiada entre as bochechas gordinhas ficou todo exposto para o Tomlinson. Dava para ver até o começo da conchinha dela, e na calcinha rosa pastel um círculo molhado.
Tomlinson não tirou os olhos, assistindo as coxas roliças e o balançar da saia enquanto Harry se afastava. Ele queria levantar e ir para o quarto de hóspedes, lidar sozinho com o volume molhado em sua cueca. Mas William estava acordado, e definitivamente notaria o volume na virilha de Louis quando ele ficasse de pé. O homem bufou, forçando um sorriso para o amigo. “Uma última antes de ir deitar?” William balançou a garrafa de cerveja.
“Claro, cara.” Louis confirmou, e enquanto Will ia na cozinha buscar mais cerveja, ele pegou uma almofada e colocou no colo.
O jogo tinha acabado, agora passava algum reality bobo que Louis ficou olhando até que o outro homem voltasse. A televisão estava no mudo, e um silêncio confortável permaneceu enquanto eles bebiam e olhava as imagens passando. “É muito linda a relação que você e Harry construíram” William disse do nada. “A minha filha confia em você como um pai, sabia?”
Louis coçou a barba rala, tomando um gole longo do líquido amargo. Ele suspirou fundo. “Eu a tenho como se fosse minha filha, cara. Harry, você e Anna são importantes pra mim.” Disse honesto, sentindo a sua moral péssima pelo quão duro o seu pau estava. Mas Louis estava falando a verdade, na medida que Harry foi crescendo ele foi ficando mais e mais presente na vida dela. Amava quando as férias chegavam, então ele dirigia por quase duas horas, apenas para buscar a garota e os dois poderiam viajar por algumas semanas. Harry era brilhante, e Louis tentava protegê-la sempre que possível, ainda que o sentimento de não ter tempo o suficiente com ela fosse constante. Talvez ele tenha batido umas pensando nas coxas dela, lembrando do bumbum pressionando seu cacete sempre ela sentava no seu colo, nos peitinhos que ficavam perfeitamente marcados no tecido das blusas porque ela não usava sutiã, talvez. Mas ela ainda era a sua afilhada, ela era sua. Harry era a pessoa mais importante na vida de Louis.
“Tenho medo dela desviar do caminho certo, de ser corrompida” William disse com melancolia, e Louis segurou para não revirar os olhos. “Eu sei que ela te conta tudo… o que Harry disse sobre os encontros que vai?”
“Encontros?” Louis perguntou, primeiro confuso, e depois apertando a garrafa de cerveja que estava na sua mão.
“Sim. Um carro diferente para na nossa porta toda semana pra buscar ela” William fez que não com a cabeça. “Ela garante que dessa vez é sério, que é uma pessoa da nossa igreja, mas na semana seguinte nunca vem a mesma pessoa.”
Louis mordeu os lábios com força, olhando mais uma vez para a televisão. Ele não conseguia beber mais da sua cerveja, a raiva que sentia criou um bolo na garganta. “Diz que não quer que ela seja corrompida, mas deixa Harry entrar no carro de homens que você não conhece?” Tentou falar de forma clara e lógica, quando a sua vontade era de gritar na cara de William: Porque você não está cuidando direito da minha filha?
A sua vontade maior era subir os degraus e ir direto no quarto de Harry, encher aquela cara sonsa de tapas. Putinha do caralho.
“É um dos motivos por que estávamos sentindo tanto a sua falta, amigo.” William riu, se curvando pra frente só para deixar um tapinha no ombro de Louis, não notando o olhar duro que estava recebendo. “Você vai saber lidar melhor com essa situação, colocar um pouco de juízo naquela cabecinha." William bocejou, colocando a garrafa ainda pela metade na mesinha que a sua esposa havia arrumado. “Adolescentes nunca escutam os pais, você sabe!”
“Sim, eu sei.” Respondeu secamente.
William levantou. “Bem, vou indo.” Foi caminhando rumo às escadas. “É bom te ter de volta!” Praticamente gritou, mas Louis não respondeu. Ficou em silêncio, ouvindo os passos pesados na escada.
Ele virou o resto da cerveja, queria tanto ir no quarto de Harry que mal confiava em si mesmo. Desligou a tv, pegou a garrafa de William junto a sua e levou para a cozinha. Quando chegou no quarto onde ficaria, uma suíte pequena e confortável, tomou um banho quente. Independente da raiva fervente que sentia, ainda estava dolorosamente duro. Ele se masturbou devagar, a sua mente rodando com ideias do que faria com Harry no dia seguinte, até onde poderia ir e fazer aquela garotinha se arrepender. Louis mordeu os lábios com força, até sentir o gosto de sangue na língua, enquanto gozava. Ele riu, desligando o chuveiro. Já sabia o que ia fazer.
….
Harry usava um vestido xadrez, dois palmos acima do joelho, e um moletom amarrado na cintura. Era mais aberto no busto do que ela costumava usar, e dava para ver a curva que os seios dela faziam, o crucifixo batendo bem ali. Ela desceu as escadas pulando igual um coelhinho, deu um beijo molhado na bochecha do pai, fazendo ele rir pela sua animação. Repetiu o mesmo com a sua mãe, que mandou ela se comportar. Quando viu Louis, encostado na ilha da cozinha e soprando o café quente na caneca, ela praticamente se jogou no seu padrinho.
E pela primeira vez em muito, muito tempo. Tudo o que Harry recebeu de volta foi um sorriso pequeno, forçado. Nenhuma palavra doce, nenhum abraço ou beijinho, nada. Ela sentiu o rosto vermelho de constrangimento, olhou ao redor para garantir que os seus pais não tinham visto.
“Padrinho, está tudo bem?” Perguntou insegura.
“Vai tomar o seu café” Louis não olhava para ela, verificando uma página de jornal da semana passada. “Eu não tenho a manhã toda”
Os lábios de Harry formaram um biquinho. Ela se afastou, colocou leite quente na sua xícara e ficou olhando, passando o dia anterior todo na sua mente, tentando lembrar de algo que poderia ter tirado Tomlinson do sério. Ela não fez nada de errado! Foi boazinha como ele pediu, até se deitou na hora que foi mandada. Harry não estava entendendo o porquê de ser tratada de forma rude e indiferente. Ela pegou um bolinho e ficou assistindo Louis, ele usava moletom e jeans, um par de tênis tão branco que parecia ter acabado de sair da caixa. Harry puxou ar para os seus pulmões, então soltou devagarinho.
Depois do café da manhã, e de muitos avisos da sua mãe, eles foram para o carro de Louis. Ele quem dirigiu até o outro lado da cidade, onde tinha uma via deserta e eles não colocariam ninguém em perigo. Ele não falou nada, nem olhou para Harry o caminho todo. Quando chegaram, ele trocou o assento com ela. O nervosismo da garota era grande, mas estar recebendo um tratamento tão rude do seu padrinho a deixava com a mão tremendo antes mesmo de ligar o carro.
“Sabe pelo menos ligar o carro?” Louis perguntou, não mais alto que um murmurar de palavras, enquanto acendia um cigarro.
“Eu sei!” Harry falou orgulhosa, ligando o carro apenas para mostrar. Ele continua segurando o freio, agora que era a parte difícil. “Não sou tão boa em dar partida, e o meu senso de direção é meio ruim” Ela olhou para Louis como quem pede ajuda, mas ele nem olhou pra ela.
“Anda logo, porra, acha que eu não tenho mais o que fazer?” Ele nem alterou o tom de voz, e Harry estremeceu onde estava. O padrinho nunca falava assim com ela, e seus olhinhos encheram de lágrimas.
Provando o que ela havia falado, o carro deu um arranco para frente, e outro para trás quando Harry apertou o freio com tudo, então o motor morreu. Louis não olhou e nem disse nada para ela, Harry suspirou trêmula e tentou de novo. Dessa vez o carro saiu do lugar de verdade, antes da mesma coisa acontecer.
“Pelo que parece, abrir as pernas é a única coisa em que você é boa” Louis falou, e Harry olhou para ele com os olhos arregalados no mesmo instante. “Achou que eu não ia descobrir, princesa?”
“Padrinho” Harry começou cheia de manha, o que deixou Louis ainda mais puto.
Ele puxou ela pelo cabelo, fazendo um choramingo de dor deixar os lábios cheios no mesmo instante. Harry ainda segurava no volante com força, lágrimas quentes molhando suas bochechas. “Você vai dirigir essa porra direito, e se acontecer isso aqui de novo, vai ter que continuar a aula sem esse vestidinho de vagabunda”
Harry tentou fazer que não com a cabeça, mas o aperto de Louis era persistente, forte. “E se alguém passar na via?”
O mais velho riu, soltando a garota. Ele abriu a janela e jogou o cigarro fora, depois não fechou a janela de novo. “Sabemos que isso não seria um problema para você.”
Harry fez que não com a cabeça, fungando. Ela respirou bem fundo, e deu partida. Mais uma vez nem saiu do lugar, o carro jogou os dois para frente e depois para trás de novo. Ela olhou para Louis toda medrosa, “Papai, me perdoe por favor!” Implorou “Eu não estou de sutiã, eu não quero ficar sem roupas”
Aquele jeitinho manhoso estava sendo insuportável para Louis, que já estava sem paciência para a garota. Achava ela uma putinha, uma mentirosa. Por um momento ponderou se ela era assim com outros homens, se ficava cheia de lágrimas e choramingos enquanto a sua bocetinha era fodida. Harry provavelmente era uma dessas.
“Eu vou acabar com você se não começar a fazer o que mando.” Dessa vez a sua voz saiu mais forte, carregada pelo desgosto. E Harry fez que sim com a cabeça, puxando a barra do vestido. Ela tirou por cima, fungando, e Louis assistiu a pele pálida sendo exposta, primeiro a barriga, depois os seios empinadinhos, maiores do que ele imaginou que fossem. Os mamilos eram marrons e estavam durinhos.
Ela gritou surpresa quando Louis deixou um tapa no peito, pouco acima do mamilo
“Foram quantos?” O mais velho perguntou.
“Eu não sei!” Harry disse, ainda chocada que estava mesmo sendo castigada. Ela levou outra tapa, bem mais forte, na sua coxa. Um barulho de estalo tomando conta do carro. “Papai! Não!” Falou brava, achava mesmo que Louis estava passando dos limites, ela estava vermelha de vergonha e raiva, desapontada que haviam chegado em tal situação. Ela tentou se pressionar contra a porta do carro, para fugir do alcance de Louis, mas teve o seu cabelo puxado de novo “Para!” Harry gritou, recebendo agora um tapa na cara.
“Diz amor, quantos homens comeram essa boceta?” Louis continuou segurando ela pelo cabelo, e ele viu quando Harry começou a esfregar uma coxa na outra, tentando criar alguma fricção. Louis riu, seu hálito quente batendo no rosto dela, a sua garotinha havia mesmo virado uma mente fazia, feita pra foder.
“Se contar com o meu professor de dança, 8” Confessou baixinho, envergonhada. Ela não queria ser castigada embora soubesse que merecia. Desde que o seu padrinho estava mais distante ela se sentia sozinha, qualquer chance de conseguir um pouco de atenção, mesmo que isso significasse deixar algum cara que tinha a idade para ser o seu pai foder a sua xota, ela agarrava.
Harry era pequena para a sua idade, ela tinha coxas roliças e os peitinhos cheios, mas fora isso era magrinha, ficava pequena ao lado de outras meninas da sua idade, pequena ao lado do seu padrinho. Imaginar um homem pegando ela, e colocando contra a cama, tirando suas roupas cor pastel e deixando apenas o crucifixo prata que grudaria na pele molhada de suor, e enfiando o cacete dentro da bucetinha pequena, toda vermelha. Isso deixava Louis fora de si, ela era a garotinha dele. Apenas dele.
Louis olhou para o cambio de marcha, onde Harry ainda tinha uma mão apoiada. “Gosta de ficar cheia então, uh!” Ele soltou o cabelo dela, tirou a mão dela do lugar e colocou a sua própria. “Senta aqui” Mandou, e Harry olhava sem entender. “Tira essa calcinha e senta aqui.”
“É grande demais, papai -” Ela falava sem ar, desesperada, e foi calada com mais um tapa na bochecha. Tão forte que Harry fechou os olhos sentindo seu ouvido zunir. “Oh” Ela gemeu baixinho, uma ardência de outro mundo se espalhando por sua bochecha. Ela começou a se encolher e puxar a calcinha para baixo, tentando esconder o tecido todo molhado, mas Louis viu de qualquer forma. Por ser pequena, foi fácil para ela colocar um joelho em cada banco, sua grutinha bem em cima do cambio.
Harry foi sentando devagarinho, a boceta toda lambuzada sendo a única lubrificação, na medida que foi se abrindo ao redor do câmbio largo, tentando pegar tudo, ela gemia muito alto e desesperada, implorando pelo seu papai. A lubrificação de Harry escorria aos montes ao redor do câmbio, fazendo a maior bagunça. “É muito duro papai” Ela chorava, sem conseguir se mover. Tinha a marcha todinha dentro da sua boceta, e o corpo dela tremia pela vontade de ser fodida de verdade. Louis olhava hipnotizado, seu cacete doendo de tão duro.
“Você usava proteção?” Perguntou.
Harry fez que sim com a cabeça, começando a rebolar bem devagarinho. “Ah” ela gemeu. “Nunca deixei eles gozarem dentro, papai!”
“Porque você não gosta?” Perguntou com ironia, vendo que Harry tentava se foder na marcha do carro, a mesma que a momentos atrás a garota implorava para não ter dentro dela.
“Eu queria que fosse você” Admitiu tímida, apertando seus peitinhos “O tempo todo, queria que fosse o senhor me deixando bem cheia com o seu cacete, parece tão gostoso! E a sua porra ia me manter bem alimentada, bem quentinha.” Harry se curvou para frente, apenas o suficiente para roçar seu rosto na barba rala de Louis, ele tão perdido pela sua garota que esqueceu que ela estava sendo punida, deixou ela se roçar no seu rosto, esfregar os lábios cheios de gloss nos seus. “Eu sou a garotinha do papai e não tenho vontade de ser mãe, mas eu deixaria o senhor me encher dos seus filhinhos. O tanto que quisesse.”
Louis riu sem ar, segurando o rosto dela bem pertinho do dele. Ele mordeu os lábios macios da garota, que ainda restava o gostinho de morango, até sentir o gosto mais amargo do sangue. “Ah, querida” Ele disse, lambendo o sangue dos lábios dela, que soltou um suspiro sofrego. “Eu vou foder tanto essa boceta, e depois despejar tanta porra na sua barriguinha, que não será uma surpresa se você aparecer por aí grávida.”
Harry tentou voltar para trás, não gostando do que estava ouvindo, e apenas recebeu um tapa pesado pela atitude. As suas duas bochechas estavam muito vermelhas, especialmente após receber tantos tapas do seu padrinho “Eu preciso me aliviar” Confessou envergonhada, apertando mais ao redor da marcha ao que tentava segurar o orgasmo.
Louis sorriu. “Coloca o seu vestido de volta, vamos voltar pra casa.”
Harry piscou rápido, tentando entender. A sua boceta ardia tanto pela violação, e a garota sentia que podia chorar se não conseguisse algum alívio. Ela escorreu mais ao redor do câmbio, por um momento pensou que tinha mesmo gozado. “Papai” Implorou. Harry não recebeu nada além da indiferença daqueles olhos azuis. “Eu posso chupar o senhor? Por favor?” Harry fungou, rebolando devagarinho contra a marcha. “E-eu preciso de alguma coisa. Qualquer coisa!”
Louis ponderou por um momento, olhando para os lábios vermelhinhos, inchados pela mordida e brilhando por causa da saliva. Seria uma delícia tê-la ao redor da sua glande, sugando da forma desesperada que Harry estava, e depois forçar até o fundo, além do que a garota poderia aguentar. Ele apertou seu pau por cima da calça, ajeitando o volume tão duro.
“Se não colocar seu vestido de volta agora você vai ir todo o caminho de volta pra casa do jeito que está” Ele repreendeu, e Harry caiu no choro.
Ela saiu de cima da marcha devagarinho, voltou para o assento e colocou seu vestido, que estava todo amassado e torto em seu corpo. Ela parecia acabada; o rosto todo vermelho e molhado de lágrimas, o cabelo ondulado estava desgrenhado e Harry continuava com as pernas abertas, apertando as suas próprias coxas com força. Até a pressão do banco do carro contra a sua conchinha a deixava sensível, a entrada dela estava toda dolorida, mas a dor de estar tão pertinho de um orgasmo e não ter isso era ainda maior.
“Olha a bagunça que você fez!” Louis resmungou, e Harry olhou para a marcha. Estava toda lambuzada com o seu melzinho, o preto ganhou uma aparência lustrosa com todo o líquido que Harry escorreu ali. “Limpa isso agora, porra.”
Harry tentou se ajeitar como podia, ela se inclinou e foi lambendo o câmbio da marcha. Ela passava a língua da ponta até embaixo, recolhendo a bagunça que fez. Ela suspirou profundamente, cansada, e gemeu baixinho quando sentiu mais mel escorrer da sua concha e ir direto para o banco do carro. Os olhos de Louis pesavam nela, quando Harry tinha dificuldade para continuar, como ela não parava porque ainda não teve uma autorização do seu padrinho, como ela ia tentando ( inutilmente e da forma que julgava sútil) conseguir alguma fricção contra a xota, se esfregando no assento feito uma cadela, gemendo como uma. Louis sentia que ia gozar nas calças como um maldito adolescente se não fizesse algo logo, mesmo que não estivesse em seus planos foder a garota naquele carro.
Ele simplesmente saiu do lado do passageiro, deu a volta no carro e abriu a porta do motorista, onde Harry estava. Quando notou o que estava acontecendo, ela teve o impulso de passar pelo banco onde o seu padrinho estava, agora vazio, e pular pra fora do carro. Foi uma ideia estúpida, eles estavam no meio do nada e não havia para onde fugir. E Harry era lenta demais. Louis apenas puxou as pernas dela, fazendo com que a parte inferior da garota pegasse para fora do carro. Ele ergueu o vestido, e lá estava. O bumbum cheio e branquinho servido como um banquete pra Tomlinson.
Louis desfez o zíper da sua calça e colocou o cacete pra fora, como uma mão ele segurava na nádega farta de Harry, e com a outra ele se masturbava rápido, faminto. Ele riu quando a escutou gemer baixinho, vários e vários “Por favor”
“Eu não vou te comer, vagabunda” Falou com a respiração pesada, mordendo os lábios para não gemer enquanto esfregava a glande gorda, toda rubra e encharcada de pré gozo, no cuzinho da sua afilhada. Ele se forçou um pouco, apenas testando o quão apertada era ela, e Harry voltou a tentar se afastar — dessa vez teria conseguido, se Louis não tivesse segurado ela pela cintura. “Nunca deu esse cuzinho, então?” Perguntou malicioso, deixando um tapa pesado na nádega branquinha, antes de separar e expor o cuzinho todo contraído, já melado com a sua pré porra.
“Meu cuzinho não, papai!” Harry continuava repetindo, mas é claro que ela não seria ouvida. Ainda estava recebendo uma lição, afinal, e sabia que se não tivesse sido uma cadelinha tão carente, a sua primeira aula de direção com o seu padrinho não teria acontecido dessa forma.
Louis apenas se forçou para dentro dela, deixando tapa atrás de tapa quando Harry se contraia demais, ficando muito apertada e não deixando ele entrar. As paredes suaves se apertavam tanto ao redor do seu cacete, expulsando ele pra fora, que o homem começou a suar, sentindo uma dor que normalmente não sentia quando ia foder alguém. Mas, na mesma mão do desconforto, estava um prazer tão grande. Que Louis fechou os olhos e gemeu, enfiando tudo o que faltava de uma vez, obrigando Harry a aceitá-lo.
“Porra, Harry” Gemeu, sentindo seu gozo sendo derramado dentro do cuzinho dela. Louis enrubesceu pelo quão rápido veio, mas é que ela estava tão apertadinha, tão gostosa, que a sua vontade era de continuar, de socar bem fundo e com muita força, até que, então, Harry não fosse mais tão apertada.
Ele tirou o pau de dentro dela e colocou pra dentro da sua roupa, subiu o zíper e ajudou a sua garotinha a ficar de pé. Louis olhou ao redor, vendo a via ainda deserta e o céu infinito sendo a única testemunha do que aconteceu naquele carro. Harry estava mole, apoiou o rosto no peito do seu padrinho, sentindo a porra dele escorrer pelas suas coxas. Ela estava com a xotinha toda sensível por ter sido forçada em algo tão duro, e agora o seu cuzinho, que antes era virgem, ardia pela intrusão. Sempre teve uma ideia do quão grande o cacete de Louis era, mas agora ela sentiu isso.
“Os meus buraquinhos doem” Choramingou, deixando que Louis pegasse o rostinho dela entre as mãos e beijasse os seus lábios com cuidado. Permitiu a língua dele dentro da sua boca, deslizando suavemente pela sua, enquanto a barba rala roçando em sua pele dava a distante sensação de cócegas. “Papai” Harry murmurou manhosa, se apertando mais contra Louis.
“Eu vou te levar para casa agora” Louis avisou, deixando um último beijinho na bochecha rosada antes de se afastar. Ele observou a garota com um pouco de dificuldade para andar, indo para o outro lado do carro e voltando para o banco de motorista, onde ela ficou encolhida em si mesmo.
Naquela noite, após o jantar (que Harry não apareceu, disse estar com dor de cabeça e sem fome) enquanto bebiam um pouco de whiskey, William tornou a tocar no assunto. Primeiro perguntando como Harry havia se saído na aula, “Excelente!” Louis respondeu, fazendo o homem brilhar de orgulho, então perguntou se eles haviam conversado sobre aquilo*. “Sim, conversamos” Louis confirmou, sorrindo. William perguntou “Conseguiu colocar algum juízo naquela cabecinha?” E quando Louis respondeu “Temo que sim” Ambos riram.
Na manhã seguinte eles foram para uma segunda aula, e dessa vez foi mais tranquilo. Louis foi paciente, um ótimo professor. Ele explicava tudo para a garota, apoiava a mão na coxa dela quando notava o seu nervosismo, e repetia de novo e de novo como tudo ficaria bem, que ela estava sendo ótima. E era verdade, Harry tinha jeito. Ela era uma coisinha delicada em um vestido todo lilás, as mãos pequenas segurando o volante com força, o anel dourado (um presente do seu padrinho) brilhando ao sol.
Após a aula eles pararam em um parque que tinha por ali, Louis estendeu um lençol na grama e Harry pegou Hamlet de Shakespeare, um livro que ela sempre teve vontade de terminar mas que pegava no sono todas as vezes que estava lendo. Ela tirou os sapatos e sentou no lençol com as pernas esticadas, ainda sentindo a grama pelo tecido fino. Louis deitou, usando o colo dela de travesseiro, então começou a ler para ela. Enquanto o ar fresquinho soprava entre as árvores, o silêncio pacífico cercavam eles, a voz rouquinha e doce era o único som. Harry foi passando a mão no cabelo castanho, tão macio, do seu padrinho, acariciando ele enquanto escutava a leitura.
Os dois voltaram pra casa pouco antes do almoço, e quando notaram a casa vazia aproveitaram para trocar beijos e carícias. Harry se sentia tão feliz que não parava de sorrir, olhando para Louis com aqueles olhinhos verdes brilhantes. Harry, é claro, tentou continuar o que haviam começado no dia anterior, mas Louis não deixou as coisas irem além. De qualquer forma, logo os Styles voltaram para casa e a garota foi pro seu quarto.
Ela ainda estava dolorida do dia anterior, mas algo havia despertado em seu corpo desde então. Harry acordou tão molhada pela manhã, que só precisava se roçar em alguma coisa para fazer seu orgasmo escorrer. Só de trocar beijos com Louis sentia o corpo mais sensível, uma vontade quase sufocante de tê-lo - o que estava sendo negado a ela.
Na manhã seguinte, mais uma vez, ela acordou tão molhada que ficou confusa. Uma sensação de bagunça vindo da sua xotinha, que ainda estava tão dolorida que deixava a garota desconfortável. Já não era para estar melhor a esse ponto? E, céus, Harry nunca teve sonhos sujos que foi tão longe, não a ponto dela acordar meladinha dessa forma.
Mas ela não sabia que isso era além do seu desejo pelo papai. Que desde o dia em que tiveram a primeira aula, durante a noite quando a casa estava adormecida, o homem ia se esgueirar para dentro do quarto da garota. Ia puxar os cobertores macios, que tinham o cheiro doce da loção hidratante que Harry gostava de usar. Ele encontrava aquele corpinho pálido, delicado como porcelana, mal sendo coberto pela camisola de renda. Louis era delicado quando separava as pernas dela, quando se abaixava e ia lambendo devagarinho, socando sua língua e preparando ela para o seu cacete. Harry tinha um sono pesado, e seu corpo era tão maleável, uma verdadeira boneca. Ainda era doloroso socar no cuzinho dela, e algumas noites Louis preferia mais a boceta molhadinha e macia, mas era tão gostoso. Ele não tentava ser especialmente quieto quando estava fodendo, ele gostava de ir bem fundo, de escutar o bater de pele. E ele gostava ainda mais de atingir o ápice, do seu corpo formigar enquanto liberava todo o seu prazer dentro da garota adormecida. Como se ela não passasse de um objeto que Louis usava da maneira que desejava, e depois descartava sua porra todinha lá dentro.
Para Harry acordar com a boceta dolorida, toda molhada, não era lá muito estranho. Poderia ser apenas os seus sonhos com o padrinho. Mas era tão confuso acordar com o seu cuzinho vazando aquele líquido espesso, que gruda, e todo dolorido. Ela enfiava os seus dedinhos lá dentro com cuidado, gemendo abafado no travesseiro enquanto tentava entender o que estava acontecendo com o seu corpo.
O pior foi quando os dois acordaram bagunçados, Harry gemeu dolorida porque ela conseguia sentir como se um pau tivesse enchendo a sua bocetinha, mesmo não tendo ninguém no quarto além dela. Era tão intenso que a garota esfregou uma coxa contra a outra, e com apenas isso ela gozou, molhando seu lençol rosa. Nesse instante ela soube que precisava de ajuda.
“Papai, estou tendo problemas” Harry confessou para Louis. Era noite, e quando os seus pais foram dormir, ela foi até o quarto do padrinho, que ficou surpreso com a visita. Harry tinha os braços para trás e olhava para os seus pés cobertos por meias, ela estava tímida. Louis ficou curioso.
“Problemas, amor?”
“Sim” Ela fez que sim com a cabeça, o seu cabelo, que estava em um rabo de cavalo, balançou. “Estou me molhando” Falou baixinho.
Louis inclinou a cabeça para o lado, ele usava apenas uma calça de moletom, que deixava a sua virilha perfeitamente marcada. Sua pele era suave, dourada, e Harry estava obcecada pelas tatuagens. Mas ela tentava não olhar. “Você precisa explicar melhor, querida.” Ele disse.
“Acho que tem algo de errado com os meus buraquinhos, papai” Harry forçou as palavras pra fora, apertando a barra da sua camisola. Dava para ver os seios pontudos marcados no tecido fino, Louis molhou os lábios com a ponta da língua.
“E o que você quer que eu faça? Que eu inspecione você?” Perguntou com uma ponta de ironia, mas Harry confirmou com veemência. Ela balançou a cabeça que sim.
Louis mordeu os lábios para segurar o sorriso, apontou para a sua cama “Se abre ali para o papai, querida” Ele disse com uma falsa gentileza “Eu vou ajudar você”
Harry foi aos pulinhos até Louis e deixou um beijo molhado na bochecha dele, antes de fazer o que foi mandada, estava tão grata que finalmente receberia uma ajuda com o seu probleminha. Ela escondeu o rosto no travesseiro, inspirando o cheiro do seu padrinho, deixou os joelhos apoiados na cama, o bumbum arrebitado e a sua intimidade exposta. Dava para ver a boceta avermelhada, e o cuzinho contraído, tão pequeno. Louis acariciou as nádegas dela, a sua boca enchendo de saliva com a vontade de sentir o gosto daquele melzinho.
“Andou saindo com alguém?” Perguntou, embora já soubesse a resposta.
“Não!” Harry falou meio gritado, estremecendo com a possibilidade de ganhar mais castigo.
Louis afastou as duas nádegas, dava para ver que boceta dela começava a vazar. Ele levou um dedo até lá, e no mesmo instante Harry gemeu contra o travesseiro. Vendo a reação da garota, ele enfiou dois dedos de uma vez dentro da grutinha, sem avisar antes. Ela apertava tanto ao redor, bem mais do que quando estava adormecida. “Tem certeza que não anda abrindo as pernas por aí, querida?” Louis perguntou, falsa simpatia transbordando na sua voz ao que ele começava foder Harry com os seus dedos. Louis nunca deixava de se impressionar com o quão molhada ela ficava, com tão pouco. “A sua boceta parece meio frouxa”
“Ninguém brincou com a minha bocetinha, eu juro!” Harry se encolhia de vergonha. Louis teve vontade de rir pelo quão burra era a sua garotinha.
“Humm. Não sei, não, amor.” Ele murmurou, esfregando o dedo na parede macia da xotinha, se divertindo com a forma que Harry contorcia pelo prazer enquanto ele fingia estar falando sério. “Vamos verificar o seu cuzinho também, ok?”
Harry começou a chorar. Ela queria dizer que não, porque até essa manhã mal conseguia sentar pelo quão sensível ele estava. Porém a intenção do seu padrinho era boa, ele era o único que podia ajudar. Harry não se afastou quando os dedos, ainda lambuzados com o seu mel, foram colocados dentro do seu cuzinho.
“Parece o cuzinho de uma vadia” Ele forçou desprezo, vendo que Harry apertava ainda mais. “Acho que sei o que você precisa” Louis se afastou, vendo que Harry continuava da mesma forma. “Vem aqui. Primeiro você vai me ajudar, depois eu ajudo você.”
Ela sentou na cama, o cabelo bagunçado, tentando puxar a camisola para baixo como se ainda precisasse esconder alguma coisa. Quando seus olhos pousaram em Louis, e ela viu o cacete duro batendo na base do abdômen, os olhinhos ficaram arregalados.
“Vem aqui, Harry.” Louis falou mais uma vez, e ela foi.
Praticamente caiu de joelhos na frente do papai, sua bocetinha lambuzada a deixava toda dengosa, cheia de tesão, e como se tivesse realizando um sonho Harry esfregou a boca pelas bolas de Louis, os poucos pelos que tinha arranhando a sua pele. Ela inspirou o cheiro dele, e gemeu manhosa. “Papai” Implorou.
Louis pegou no cabelo amarrado com força, e foi guiando ela. Primeiro esfregou a glande molhada nos lábios macios, depois forçou para dentro. Ele deixou Harry chupar, ir se acostumando com o tamanho, com o gosto. E ela era uma verdadeira putinha por pau, chupava Louis como se fosse a coisa mais deliciosa que já experimentou, mas nunca passava disso. Nunca ia mais rápido, ou levava ele mais fundo.
“Minha putinha é tão tola” Louis murmurou, segurando o cabelo dela com mais força enquanto começava a socar contra a garganta. Harry fazia sons de engasgo, e o rosto dela ficou vermelho, mas Louis não parava de socar. “Ah, sim” Ele gemia, sentindo a cavidade quente receber o seu pau tão bem. Harry bateu nas coxas dele quando não aguentava mais, e a sua resposta foi forçar mais fundo, fazendo a garota engasgar mais uma vez. As bolas esfregavam no queixo dela, onde já estava todo molhado de saliva. “O papai vai alimentar você, garotinha” Ele avisou, socando mais um pouquinho antes de se derramar na garganta dela.
Harry engoliu tudinho, cada gota e, mesmo cansada, continuou mamando na glande larga com os olhos fechados. Depois ela deixou o seu corpo ser levado de volta pra cama, deixou a sua camisola ser tirada e quando sentiu o papai brincando com os seus peitinhos, beijando e chupando os mamilos, dizendo como eram tão pequenos e perfeitos, ela gozou. Gemendo baixinho, esfregando o clitóris contra Louis. “Eu preciso da sua ajuda, papai” Choramingou.
Louis gemeu satisfeito quando estava dentro dela, não dando tempo para descansar e já fodendo aquela bocetinha. O cacete dele era gordo e longo, e Harry tinha aquela boceta tão pequena e apertada. Louis era viciado em foder ela, com os gemidos manhosos que deixavam os lábios doce, na forma que o corpo dela era sensível a ponto de começar a gozar no pau dele no segundo que começava a ser comida. Maleável como uma bonequinha, ele a virou, colocando de quatro, então usava a energia que tinha para foder bem gostoso o cuzinho dela. Era uma sorte Harry estar aprendendo dirigir, Louis ia querer ela em casa toda semana. Talvez ela pudesse virar a sua esposinha burra, que prepara todo o jantar para depois ser a sobremesa.
Ele deixava tapas na pele alva, puxava o cabelo dela obrigando a garota ficar curvada e receber as pancadas por trás, todo o corpinho dela balançando no ritmo das socadas. “Tão gostoso, papai!” Ela gemia, seu terceiro orgasmo não saia nada além de um gemido manhoso e o corpo trêmulo.
Louis não gostou disso, ele empurrou a cabeça dela contra o travesseiro, o bumbum ainda rebitado, e enfiou o cacete todinho dentro da boceta dela. Ele escutou o gemido abafado enquanto socava nela, Harry segurava a sua barriga, gemendo mais a cada vez que sentia a cabeça do pau batendo ali. De repente, ela se deu conta que a intenção do seu padrinho não era ajudar, que ela ia acordar na manhã seguinte mancando da mesma forma, e começou a entrar em desespero. Mas já era tarde, tentando espernear mas era segurada com força enquanto o caralho grosso não parava de bater na sua boceta. Ela já estava toda molhada, não conseguindo segurar quando começou a escorrer e, depois, esguichar com força.
“Uma putinha que ama bagunça” Louis gemeu, e mesmo sentindo o corpo dela todo molinho não parou de foder, estava tão pertinho de um orgasmo e ele não queria parar, socou mais um pouco, sentindo a delícia que era aquela xota ao redor do seu cacete. Quando chegou foi tudo dentro da sua garota. Cada gotinha deixando a barriga dela mais inchada. “Minha putinha” Deitou ela de lado e não saiu de dentro, abraçando o corpo magro contra o seu. Louis pegou no sono pelo que pareceu apenas segundos, e acordou com Harry pulando no seu cacete. Ela parecia a porra de um anjo, com os peitinhos pulando e a cabeça jogada para trás enquanto calvagava.
Ele bateu a mão na mesinha que ficava ao lado da cabeceira, pegou um cigarro solto e o isqueiro. Acendeu, assistindo com fascínio sua coisinha o usando para o próprio prazer. Harry olhou para Louis com os olhos semicerrados, rebolando mais devagarinho, assistia os lábios rosinha formarem um bico e soprar a fumaça no rosto dela. A garota começou a esfregar seu grelinho se masturbando para Louis enquanto sentava nele.
“Me leva pra casa com o senhor, padrinho” Pediu chorosa “Eu não quero ficar sem você de novo!” Louis revirou os olhos, não era a primeira vez que Harry pedia, e ele não estava afim de falar de novo como eles ainda não podiam. Harry mordeu os lábios, travessa, ela curvou o corpo para trás, apoiou a mão na cama e abriu mais as pernas, permitindo que Louis tivesse uma visão melhor do caralho grosso todo enfiado dentro da bocetinha. Ela mordeu os lábios com mais força, nessa posição a glande batia no lugar certo, e ela sabia que estava pertinho de gozar mais uma vez. “Não pode deixar o seu bichinho pra trás, papai”
Louis não falou nada, mas ele aproveitou que Harry estava tão exposta e deixou um tapa bem em cima do clitóris. A garota soltou um gritinho, surpresa, e tentou fechar a perna. Mas Louis já havia colocado o cigarro de volta no lugar, e agora ele segurava ela pela cintura, não deixando que ela se afastasse. Ele segurou ela e foi metendo pra cima, parando apenas para deixar outra tapa no grelo quando Harry ficava muito escandalosa. Ambos estavam cansados e não duraram muito, Louis veio primeiro, sua porra espirrando dentro da bocetinha da sua afilhada. Ela veio logo em seguida, mordendo a própria mão enquanto sentia a sua vista escurecer.
Harry teve pouco tempo para se recuperar antes de voltar para o seu quarto, completamente nua porque não sabia onde sua camisola estava, com uma bocetinha latejando e vazando a porra do papai sem parar. Ela não quis tomar banho, porque ainda tinha aquela sensação fantasma que ele estava abusando da sua xotinha.
As aulas de direção continuaram, e a cada vez que ela ia bem ganhava uma recompensa; Escolher como o papai podia brincar com o seu corpo. Foi assim que Harry conseguiu ser fodida até dentro de um cinema, mordendo a palma da mão enquanto aquecia o cacete de Louis, as pessoas ao redor fingindo que não notavam o que estava acontecendo.
Quando Louis precisou ir embora, Harry já conseguia dirigir, e era um alívio saber que eles não iam mais ficar mais tanto tempo afastados de novo.
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soyelmorse · 4 months
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Ya está listo el tercer Capítulo de Mi Au de el Asombro circo digital, "El increíble circo del Limbo" la foto no es mia, Créditos de la foto: endomentendo.
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*Pomni estaba en frente del dormitorio de los hombres, estaba allí para pedirle a Jax que le ayudara a hablar con ese tal Kaufmo para saber si era cierto que existía una salida de ese lugar.
Estaba por tocar la puerta cuando Kinger la abrió
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Pomni & Kinger:
Ha!
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*Ambos se asustaron Pero después se tranquilizaron*
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Pomni:
Disculpa no fue mi intención asustarte
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Kinger:
Digo lo mismo, nos vemos!
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*Kinger empezó a caminar mas de prisa, Pomni observo dentro del dormitorio de chicos y Jax estaba jugando con Caíne, cuando devolvió la mirada a dónde estás Kinger vio que este estaba entrando al cuarto de castigo y que había dejado la puerta abierta, así que decidió pasar de Jax y se diriguio a dicho cuarto aprovechan la oportunidad*
*Al llegar camino despacio para no llamar la atención de nadie, Pomni al ver el lugar lo analizo con cuidado ya que le parecía extraño, la zona de la entrada era un lugar alto, pero bajando habían como una especie de pueblo y las paredes estaban pintadas para asemejar el bosque que se encontraba afuera de circo dando la ilusión de que estaban en el exterior, las casas parecían bloques de construcción para niños pero muy grande.
Antes de poder seguir viendo el lugar, Pomni vio a Kinger y decidió seguirlo, al bajar, Pudo ver qué una mujer estaba hablándole a varios bloque de construcción como si tuvieran vida propia, estaba por acercarse a ella para oir lo que decía pero al ver que kinger se detuvo frente a otra mujer paso de ella y se acercó con cuidado a el*
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Kinger:
Cómo has estado?
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???:
Oh? Eres tu otra vez, me alegra volver a verte
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*Pomni se detuvo se escondió detrás de un árbol artificial del lugar y escucho a Kinger hablando con la mujer
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Kinger:
Han presentado mejoría?
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???:
No mucho en realidad, Gloink sigue pensado que es una reina y que sus juguetes son sus súbditos y Kaufmo se retrajo y ya no quiere hablar conmigo
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Kinger:
Que hay de los otros?
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???:
Caíne me advirtió la última vez que no bajara a los pisos infieriores ya que tiene un plan para el resto
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Kinger:
Ya veo, aún así me alegra ver qué estás bien
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*El reloj de Kinger sonó*
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Kinger:
Lo siento me tengo que ir, no puedo pasar mucho tiempo aquí
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???:
Lo sé, Aún asi gracias por venir, nos volveremos a ver?
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Kinger:
Claro que sí, hasta pronto
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???:
Adiós
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*Kinger se empezó a retirar del lugar, Pomni pensó en ir a ver a ese tal Kaufmo y se escondió mejor para evitar que Kinger la viera, después de de que este pasará, algo hizo que ella alzara la voz de un susto*
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???:
Hola, eres amiga de Kinger?
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*La mujer con quien había hablado Kinger había visto a Pomni y se acercó para saludarla, ella se asusto ante el saludo y Kinger volteo dándose cuénta y llendo a dónde estába Pomni*
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???:
Kinger, porque no me presentas a tu amiga
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Kinger:
Oh! Ella es Pomni, acaba de llegar recientemente, no te preocupes no es una mala persona
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???:
Me alegra
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Kinger:
Pomni, te importa acompañarme?
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Pomni:
Por supuesto que no
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Kinger:
Nos vemos otra vez
*Kinger se retiró junto con Pomni, al salir, ella intento excusarse*
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Pomni:
Yo, lo siento, no quise
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Kinger:
Está bien, querías ver a Kaufmo verdad?
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Pomni:
como lo sabes?
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Kinger:
Escuché tu conversación con Jax cuando estaba jugando ajedrez, sin embargo debo decirte que Kaufmo no está muy bien ahora mismo
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Pomni:
Que fue lo que le pasó? Y que pasa con esa mujer? Porque está allí?
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Kinger:
Ella era una de nuestras amigas, al principio, Caíne, Shira, Gloink y Yo nos encontramos en el bosque del inicio, con el paso del tiempo a Gloink se le ocurrió la idea de crear un lugar para que los extraviados llegaran, Caíne y yo no estabamos de acuerdo, ya que al no saber cómo funcionaba este lugar y el poder crear cosas de las cenizas pues...
Era muy peligroso, No teníamos ni idea de como controlar a alguien si quisiera iniciar un conflicto y hasta que punto podría llegar a escalar, sin embargo Shira apoyo la idea y al final caine y yo aceptamos.
Después de crear el el circo, empezó a llegar gente, sin embargo, Gloink pues, empezó a ser mas avariciosa, quería controlar a los demás y para cuando la confrontamos ya era tardé, había creado varios lugares subterraneos en el circo y aun no conocemos mucho de ellos
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Pomni:
Espera, y que paso con la gente que llegó?
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Kinger:
Estában atrapados allí, intentamos ayudar a varios pero...
Cuando llegamos simplemente habían desaparecido
No sé porque pasó realmente, Pero tengo la hipótesis de que si pierdes la esperanza en este lugar, puedes desaparecer, sin embargo, no sé si sales de aquí a otro mundo o simplemente dejas de existir
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Pomni:
Y Shira?
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Kinger:
Ella entro en depresión...
Después de que esas personas desaparecieran y Gloink eloqueciera, pensó que todo esto era su culpa y empezó a cuestionarse todo lo que había hecho
Se perdió en sus pensamientos y aunque no sé si te lo abra dicho caíne, El tiempo no pasa igual para cada persona
Cuándo nos dimos cuenta de que ella estaba mal, Ya era demasiado tarde, desde ese entonces, ella suele perder la memoria y otras veces tiene momento de lucifer
La visito todo los días con la esperanza de que eso le ayude, pero ella se olvida de mis cada cierto tiempo
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Pomni:
No sabía que la cosa estaba así
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Kinger:
Y sobre Kaufmo pues, el llegó después de que Caíne y yo mantuvieramos bajo control a Shira y a Gloink, y a diferencia del resto, el era diferente, el decía que recordaba haber muerto y que eso le trajo aqui
Caíne y yo ya teníamos las sospechas de que algo así pasaba, pero Kaufmo solo nos ayudó a confirmarlas
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Pomni:
Podrías tratar de ser un poco mas específico?
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Kinger:
Existen 2 posibilidades, la primara, es que estamos en un mundo distinto al nuestro, y la segúnda, es que hayamos muerto y este lugar sea lo que sigue después de la muerte
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*Pomni se puso algo nerviosa*
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Pomni:
No es una especie de broma cierto? Y no hay posibilidad de que esto sea solo un sueño?
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Kinger:
No, Pero hay algo que puedo decirte, no somos los únicos aquí
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Pomni:
Que quieres decir?
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Kinger:
Hace unos días antes de que llegarás, al mirar por las ventanas ví algo moviéndose afuera, y como en este lugar no hay vida silvestre, eso quiere decir que hay mas personas allí afuera vagando, tal vez una de ellas tenga mas información
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Pomni:
Y porque no se lo has dicho a los demas?
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Kinger:
Yo diría que por Miedo...
Tengo miedo de que mi teoría sea cierto, y que aquellos que estén afuera sean malas personas
Solo, prométeme que no se lo dirás a Caíne?
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Pomni:
Porque no a Caíne?
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Kinger:
Caíne a estado un poco loco, es difícil de explicar pero no esta en su mejor momento
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Pomni:
Entiendo
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Kinger:
Aún así no te preocupes, tengo planes de contárselo, solo estoy esperando a que se reponga
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Pomni:
Bien
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Kinger:
A! Pomni, una cosa mas, trata de hacerte amiga de alguien, puede que no me creas, Pero la soledad aquí es lo peor que te podría pasar
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Pomni:
Porque lo dices?
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Kinger:
No hay que ser muy inteligente para entender el porque, Un mundo desconocido y sin color, sin saber la fecha, el dia o la hora, es deprimente tal vez no lo parezca, pero te va afectando si estas solo y la compañía de un amigo te podría salvar de...
Malos pensamientos
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Pomni:
Gracias por el consejo...
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Kinger:
Bien, tengo que regresar, Nos vemos!
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*Kinger se retiró de nuevo al dormitorio de los chicos, Pomni camino lentamente al dormitorio de las chicas, estaba por entrar Pero Ragatha justo salió, parecía que estaba saliendo a escondidas, al voltear vio a Pomni y se asusto tirando los papeles que llevaba consigo*
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Ragatha:
Ponmi, que estás haciendo?
Pensé que estabas descansando
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*Ragatha estába nerviosa y recogía los papeles que tiro rápidamente, Pomni le ayudo a recoger uno y vio que ella estos estaban dibujados los planos del lugar con pequeñas anotaciones sobre dónde buscar la próxima salida, Ragatha al verlo se quedó en silencio y Pomni se lo regreso*
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Ragatha:
Por favor no se lo digas a nadie...
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Pomni:
De acuerdo...
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Ragatha:
Quiero decir, no es que me desagrade este lugar, es solo que...
No, creo este lugar sea todo
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Pomni:
O-oye, está bien no tienes que darme explicaciones
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*Ragatha seguio hablando*
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Ragatha:
Es solo que siento que no está bien sabes?
Todo es como muy...
Bueno? Y algo me dice que no debería ser así, que estoy olvidado algo importante y... Y...
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*Ragatha se sentó en el suelo y dejo sus papeles a un lado*
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Ragatha:
Ya ni siquiera se porque busco la salida...
Realmente no me quiero ir pero aunque no lo recuerdo, se que siempre que algo bueno me pasa algo termina arruinandolo
Quisiera recordarlo Pero se que siempre es así...
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*Pomni se sentó al lado de Ragatha y está se recostó en su hombro, entendió lo que Kinger le dijo hace rato sobre la importancia de no perder la esperanza y decidió ayudarla*
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Pomni:
Sabes...
Kinger me dijo que no se lo dijera a Caíne Pero no dijo nada sobre ti
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Ragatha:
Que cosa?
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Pomni:
Kinger dice que vio a alguien afuera antes de que yo llegara, y dice que es posibilidad que hayan mas personas en el bosque, tal vez una de ellas te ayude a encontrar la salida
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Ragatha:
De verdad!?
Gracias por contarme
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*Ragatha le dió un abrazo muy fuerte a Pomni*
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Pomni:
Si embargo hay que esperar, Kinger aun no se lo cuenta a Caíne, dice que esta esperando el momento adecuado
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Ragatha:
Está bien, entiendo solo tengo que espera
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Pomni:
Y eso lo por curiosidad...
Porque quieres encontrar la salida de aquí?
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Ragatha:
He? Bueno...
La verdad es que extraño el calor
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Pomni:
Color?
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Ragatha:
Ya sabes, no ser blanco, negro o gris todo el tiempo, me gustaría volver a ver colores otra vez, realmente no quiero irme Pero, siento que una vida sin color es...
Deprimente...
Aunque me quedaría aquí sin dudarlo si volviera a ver colores
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Pomni:
Te entiendo, en ese caso cuenta conmigo, te ayudare a encontrar la salida o encontrar colores
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Ragatha:
gracias Pomni, realmente me hacía falta una ayuda
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.
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.
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Caíne:
Oh? Kinger ya regresaste
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Kinger:
Hola, paso algo?
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Jax:
Si, oye ayúdame a convencer a Caíne y volver a darme la revancha
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Kinger:
Revancha?
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Jax:
Daaa, no recuerda que perdí contra esas?
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Kinger:
Oh! Es cierto
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Caíne:
Ya le dijo que si su juego volvía a salir en la ruleta tendría su revancha
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Jax:
En serio Caíne? Has visto bien esa
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Caíne: 
Por supuesto que si, yo la cree
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Jax:
Bien, pues si recuerda hay mas de 50 juegos allí, y las probabilidades de que salga Paint ball otra vez son muy bajas
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Caíne:
Pero aún así
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Kinger:
Y que tal lo haces cediendo otro turno, Quiero decir, darle su revancha a Jax Pero si la próxima vez toca un juego de el giras la ruleta otra vez
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Caíne:
Bueno, eso tiene mucho mas sentido
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Jax:
Pero está vez no lo haremos de la misma forma
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*Jax arroko el libro guia de Caíne del cuarto de control*
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Jax:
Diseñare contigo el próximo Paintball, está vez será un reto de verdad...
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Caíne:
Bueno, si tú lo quieres así, Pero nada de trampas en beneficio propio
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Jax:
Tu tranquilo, se exactamente que hacer
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*Jax empezó a reír como un villano, Caíne y Kinger se miraron*
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Kinger:
Jugamos ajedrez?
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Jax & Caíne & Bubble:
Claro!
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.
.
.
.
.
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Shira:
Hola Gloink, disfrutando de la vista
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*Shira de acerco a saludar a
Gloink, sin embargo un bloque cayó detrás de ella se dió la vuelta, Gloink y Kaufmo fueron con Shira para ver qué había sucedido y Vieron que de arriba alguien tiraba una cuerda*
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Gummigoo: Si que esa alto, estás segura de que por aquí es la entrada?
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Max:
Eso dijo la princesa jefe
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Gummigoo:
Bien, andando!
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*Gummigoo, Max y Chad bajaron por la cuerda, encontrándose con Kaufmo, Shira y Gloink*
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Continuara
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tecontos · 6 months
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O pau que eu desejo é proibido.
By; Giuliana
*ESSE É UM CONTO DE INCESTO, SE VOCÊS NÃO GOSTA NÃO LEIA!
Oi, me chamo Giuliana, tenho 20 anos e sou de São Paulo, o que contarei aconteceu ano passado.
As vezes eu ia dormir na casa do meu pai, não que eu gostasse de dormir lá mas as vezes batia essa vontade. Casa ampla mas não muito confortavél, pois eu dormia na sala.
Não tinha muito o que fazer, eu ia mesmo era para visitar meu irmão. Ele estava no frescor da vida, e no vigor da puberdade. Meu pai, a mulher dele, que é mãe de meu irmão, e ele moram juntos. E eu fazia essas visitas às vezes, quase todas as visitas eu dormia lá na casa deles.
Vou contar sobre uma dessas visitas… eu comecei a sentir certo carinho por meu irmão que estava com 17 anos, ele exagerava um pouco em suas maneiras de se expressar, muitas piadinhas que ficavam um pouco ridiculas, pois sempre que tinha oportunidade as fazia… no entanto o que me atraia era seu belo corpo.
Ele é e sempre foi mais baixo que eu, talvez um palmo de diferença, mas seu corpo era excelente, tinhas curvas deliciosas, um bumbum de proporcões equilibradas, um corpo lindo, pele macia, quiamada do sol, cabelos lisos um pouco compridos… um rosto iluminado de labios deliciosos.
Ás vezes eu ficava observando e desejava-o, como uma fera que observa uma presa e acaba se apaixonando. No entanto o fruto proibido só pode ser comido às escondidas e ele era para mim esse fruto proibido no qual eu salivava enquanto olhava e o desejo sempre almentava assim como a frequência das visitas.
Eu devorava-o em pensamento, deitada em minha cama, minha calcinha jogada do lado e meus dedos faziam o trabalho de meu irmão. Meus dedos deslizavam, em um momento imaginava a lingua molhada dele e em outros seu pau me penetrando.
Meu desejo sempre aumentava e pensando em ir até ele, fui em mais uma visita, diria que com objetivo ja formulado e plano de execução.
Eu não via a hora de chegar a noite, pois eu sabia que ele tinha um sono pesado, mas pensei que ele poderia acordar mesmo assim. Havia duas camas de solteiro próximas na sala, ali seria onde eu realizaria meu desejo.
Meu pai e a mãe de meu desejado irmão saíram às compras no mercado, e eu sabia que dispunha de uma hora e meia pelo menos.
Quando eles saíram meu irmão já estava deitado e eu aguardava a melhor hora para agir. Não demorou muito pois desejava-o com intensidade. Logo me aproximei para verificar se estava dormindo, parecia estar, então fui passando minha mão levemente em no corpo que tanto desejava, e fuii saboreando o prazer enquanto eu já estava molhada, meu corpo se preparava para o que viria.
Ele estava deitado de lado, ele virou ficando de peito para cima, aqueles olhos arregalados, se mostrando assustado com aquilo, eu apenas disse para ele nunca contar a ninguém o que iria acontecer ali.
Então aproveitei para acariciar aquele torax que estava viril em sua puberdade. Comecei acariciar o pau dele enquanto ficava duro, quando completou este intevalo eu abri a bermuda que ele vestia, deslizei minha mão por dentro procurando o que eu tanto desejava.
Eu sentia o cheiro de sexo pairando no ar quando estava com o pau dele em minha mão, eu olhava aquela rola com adimiração, uma curvatura para cima. Um pau, mas viril e cheio de desejo em minha mão delicada, aproveitei e observei a cena contemplando minhas unhas pintadas em meus dedos realizados por segurarem o que desejavam.
Fiz os movimentos que quis para excitá-lo ainda mais, o momento de colocar aquela rola em minha boca ainda me faz salivar. Aproximei e chupei levemente aquela pica gostosa. Tomei o cuidado de não usar batom naquele dia, e beijei com minha boca rosada e fui chupando enquanto sentia o meu lubrificante natural que deslizava para minha boca, de pouco em pouco, apreciei esse momento que tanto desejei.
Eu sabia que não restava muito tempo, então fiquei apenas chupando  e ouvindo os gemidos baixinhos do meu irmão, chupei as bolas dele como se fossem uvas, enchi minha boca com seu saco que guardava o semêm desejado.
Depois de um tempo ele começou a se mover levemente na cama, percebi que estava prestes a gozar. Nesse momento só pensei em fazê-lo gozar gostoso e satisfazer o tesão que ele sentia. Já não pensava só em mim, pensava em satisfazê-lo. Chupei com mais pressão e ele não ofereceu resistência e encheu com o liquido precioso a minha boca, saboreei o esperma que ele derramava em minha lingua, deixei que ele derramasse por completo e bebi com satisfação o que eu tanto havia desejado.
Deixei seu pau sem nenhum sinal de que havia gozado de tão limpinho, dei vários beijinho na cabeça enquanto olhava diretamente para ele, guardei seu pau dentro do seu short, subi passando meus peitos pelo seu corpo, fiquei pertinho do seu ouvido e disse que se ele fosse um irmãozinho e guardasse aquele segredo, ele ganharia mais vezes.
Agora sempre vou lá para tomar leitinho da rola do meu irmão.
Enviado ao Te Contos por Giuliana
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idollete · 7 months
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– 𝐣𝐮𝐬𝐭 𝐠𝐨𝐭 𝐦𝐲 𝐧𝐚𝐢𝐥𝐬 𝐝𝐨𝐧𝐞…!   ⋆ ˚。 𖹭
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ೀ ׅ ۫ . ㅇ atendendo a esse e esse pedido; esteban!maridinho; public sex; fingering; face slapping; breeding kink; praise kink; sexo desprotegido (chiquitas, chiquitas…); penetração vag.; masturbação masc.; sextape (?); dirty talk; uso de apelidinhos ('gatinha', 'princesa', 'bebê', 'docinho', 'princesinha'); big cock; pussy slapping; size kink (?); dumbification; menção a creampie; daddy kink.
notas da autora: acho qui ficou levemente meloso chicas, mas é porque eu tô carenteeeeeeeee e no período fértil mi desculpem 
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Você se admirava no espelho, mais que satisfeita com o resultado de uma tarde de princesa no salão, fez um pouco de tudo, hidratou o cabelo, fez um corte, pintou as unhas e ainda aproveitou uma sessãozinha de skin care, estava se sentindo, além de absurdamente linda, nas nuvens ao ser paparicada desse jeito. Depois de se despedir da cabeleireira, pegou o celular para enviar uma mensagem a Esteban, avisando que já havia terminado, mas se surpreendeu ao ouvir o áudio em que ele dizia já estar lhe aguardando no estacionamento e muito ansioso para ver como a garota dele tinha ficado ainda mais que irresistível.
Saiu apressada, doida para receber a chuva de elogios que o argentino com certeza te daria. Se existisse um prêmio de melhor marido, Esteban teria uma casa inteira só de troféus. Ele fazia questão de sempre te agradar, sempre mesmo. Em todos os aspectos da vida de casal, ele pensava primeiro no teu bem-estar e felicidade. Te mimava todos os dois, seja com um presentinho ou fazendo todas as suas vontades. Você queria? Esteban arranjava. Era o sonho de consumo de toda mulher, mas, felizmente, era completamente seu.
Quando se aproximou do carro, o vidro do carona deslizou, revelando o argentino com um semblante de surpresa, abaixando os óculos wayfarer até a pontinha do nariz enquanto assobiava para ti. Esteban se esticou no assento, te encarando de cima a baixo e caindo de volta no banco com a mão no peito, abanando a camisa contra o peito e respirando fundo. 
– Nossa, vem sempre aqui, gracinha? – Ele brincou, se esticando para alcançar a janela. – Se vier, vou virar freguês também…
Você riu, boba com o teatro dele, se curvando até ficar à altura do carro, exibida, tirou o cabelo dos ombros, apoiando os cotovelos na janela aberta.
– Venho, venho sim. – Respondeu, dando um sorriso brincalhão. – Mas não fica muito empolgadinho, não…Meu marido te pega se souber que ‘tá me azarando. 
Com um sorriso travesso, Esteban piscou para ti, dizendo um dá em nada, não. A gente faz escondidinho. Abriu a porta, te recebendo com uma expressão mais terna, afetuosa. Aproveitou para te admirar, conferir o novo visual. Não segurou o suspiro apaixonado, rendido pela mulher que tinha. 
– Linda, linda, linda. Qué hermosa, cariño! – A palma tocou sua bochecha, cuidadoso para não tirar nada do lugar. – Ficou ainda mais irresistível, a mulher mais atraente deste mundo. 
– Obrigada, bebê. Você gostou? – Cheia de charme, você deitou a mão sobre o toque carinhoso. – Ó, fiz a unha também… 
O anúncio veio empolgado, estava animada para exibir a cor que nunca havia usado antes. Ergueu as palmas pintadas em um tom fechado de vermelho, como cerejas bem escuras. Era chamativo por natureza, claro. A cor era sedutora, dava um ar de mistério e poder a ti. Mas pareceu ser ainda mais intensa para Esteban, que encarou, curioso de primeira, se perdendo com o tempo. 
Engolindo em seco, tentou disfarçar os pensamentos sujos que passaram em sua mente ao te dar um sorriso nervoso e dizer que estavam bonitas também. Pigarreou, visivelmente afetado. Não passou despercebido, o argentino não conseguia nunca ser blasé sobre a excitação que sentia diante de ti. Por isso, provocou. Resolveu descobrir até onde aquilo iria. Pediu que ele esperasse um pouquinho, queria gravar um TikTok e o movimento do carro atrapalha, sabe…
Solícito, é claro que ele aceitou. Ficou te observando pegar o celular, se ajeitando para a câmera, sorria todo bobo. Até gravou a dublagem de uma música, enrolou um tiquinho, só para depois apontar a lente para uma das palmas e dar play no áudio sugestivo. Just got my nails done! You know what? They’d look real nice around someone’s d-. Travessa, mordiscou o cantinho do lábio inferior, observando do canto do olho quando a atenção de Esteban voltou para as suas mãos, parecia debater consigo mesmo internamente, com algo a dizer, mas que ainda não sabia como.
– Você nunca usou essa cor antes… – Foi o que ele escolheu para começar, segurou uma das suas mãos e selou o dorso, calmo. – Me fez pensar…
– Hmmm. E no que você pensou, mô? – Incentivou, se virando no banco para encará-lo melhor, sentiu o olhar queimar no esmalte novamente.
– Queria testar uma coisa. – Foi vago nas palavras, mas a encarada lasciva que te deu em seguida disse muito, sabia que não precisava de rodeios contigo. Dessa vez você quem o fitou com mais atenção; a camisa de botões abertinha no peito se grudava ao torso, fazia os ombros parecerem maiores, mais fortes, a bermuda se apertava nas coxas devido às pernas espaçadas, dava destaque ao volume que se formava ali. Distraída, murmurou um ‘é?’. – É, gatinha. Queria ver como essa cor fica, sabe, quando a sua mãozinha ‘tá no meu pau. Então… – Aqui ele foi mais sujo, levou a sua palma até a ereção, te fez sentir o quão endurecido ele estava, direto. – Por que você não bate uma ‘pra mim, hum? 
Seus dedos apalparam o caralho teso por cima do tecido, se sentia vaidosa por saber que ele havia ficado assim só por uma fantasia tua, mas antes de fazer algo, entregou o celular para Esteban, o sorriso malicioso no seu rosto entregava as suas intenções. Suas mãos desabotoaram a bermuda ao mesmo tempo que ele apontava a câmera para ti, exibida para a filmagem, descendo até os seus movimentos, focalizando na palma que o apertava por cima da cueca, capturando o momento exato em que o pau escapou pelo tecido. 
Esteban era grande, grosso na medida certa. A pontinha rosada chamava atenção, apetitosa aos seus lábios, a pele alva contrastava com a vermelhidão nas suas unhas. Quando o agarrou pela base, sentiu o pulsar das veias na sua mão, o argentino deixando um gemido arrastado escapar, vidrado em como era envolvido por ti. Filmou quando você usou um filete de saliva para deixar a extensão bem babadinha, punhetando lentamente, fechando o punho ao redor dele, fazendo-o pensar em como se sentia assim quando estava enterrado em ti. 
Poderiam ser pegos a qualquer momento, no meio do estacionamento e em plena luz do dia, mas isso não impediu que Esteban tocasse um dos seus joelhos, escorregando pelo interior das coxas até a virilha, que pressionasse os dedos contra a mancha molhada na calcinha, que separasse as suas perninhas e te gravasse daquela forma. Arredando o tecido para o lado, dois dos dígitos tocaram o clitóris sensível, esfregando devagarinho, do jeito que te arrepiava por inteiro, te fazia se contorcer diante do contato. 
Ele sentiu a entradinha pulsar contra a pressão que os dedos faziam, cobrindo o sexo molhado com a palma, ensaiando um tapinha e depois mais outro, arrancando um chiado dengoso de ti, instintivamente juntando as pernas, frágil, débil. Não foi difícil te ter abertinha novamente, Esteban só precisou deslizar o dígito para dentro do interior apertado para te fazer afastar os joelhos outra vez, tombando a cabeça para trás ao ser preenchida. Apertada demais, era o que ele dizia, era pequena demais para ele. Te fazia formar um biquinho nos lábios, negando, afirmando que não era, que sempre aguentava tudo que ele quisesse te dar. 
– Aguenta, não aguenta? –  O celular, agora apoiado no para-brisa, enquadrava perfeitamente os torsos ofegantes, o modo como Esteban fodia a sua mão e como você rebolava contra a palma dele. – É tão boazinha, a minha menina boazinha. – Era manso ao falar contigo, como se você fosse bobinha demais para compreender. – Mesmo quando ‘tá levando pau até ficar com a buceta destruída, sempre leva tudo. Gosta tanto de ficar cheinha de porra que aguenta o que for, ‘né? – Os dedos iam fundo em ti, te fazia perder os sentidos, pouco a pouco, a canhota ia perdendo a velocidade. – Tsc…Ei, olha aqui, princesa. – A bochecha foi estapeada de leve duas vezes, só para chamar a sua atenção. 
Quando os olhinhos se abriram novamente, parecia perdida, com a cabecinha nublada de tesão, só conseguia segurar o caralho teso na mão, burrinha demais para seguir qualquer tipo de comando. Esteban achava adorável, tinha vontade de deslizar só mais um dedinho para terminar de te destruir, mas a pulsação e vontade de esvaziar toda a porra em ti falavam mais alto. Te segurou pelo queixo, doce, chegando bem pertinho só para sussurrar, vem aqui, senta no meu colo, porque eu tenho uma coisa bem melhor pra você deixar guardadinha bem aqui. O toque no seu ventre te despertou, te fez montar sobre ele, quase que desesperada. 
Sua reação arrancou uma risadinha de Esteban, que tentou te acalmar com um cafuné, calminha, bebê, não precisa de pressa. As palmas grandes invadiram o vestido, agarram as nádegas com firmeza, empurrando o seu quadril contra a ereção, espalhando o seu melzinho por toda a extensão. Suspensa sobre o corpo dele, teve permissão para ajeitar o pau na entradinha, sendo instruída a descer devagarinho, pra não ficar magoadinha depois. Seu corpo queria ser saciado, no entanto. Por isso, deslizou de uma vez pelo comprimento, sentindo o interior queimar ao ser alargado abruptamente. Retesou naquela posição, espremendo os olhinhos um no outro e deixando um chorinho escapar ao chamar o nome do argentino. 
– Tão teimosa… – Esteban murmurou, arfando quando teve o cacete espremido pelo canalzinho estreito, te segurando no lugar e impedindo que você se movesse. – Shh, shh. Vai passar, mas fica paradinha um pouco, ‘tá?
– Hmpf…Mas você disse… – Resmungou, cheia de dengo, piscando cada vez mais a bucetinha carente, queria se sentir cheia dele, ficar estufada, guardar todos os filhos de Esteban ali na barriguinha. – Eu quero…Você disse que ia me deixar guardar tudinho…
Tentou rebolar de levinho, birrenta, sendo repreendida com um aperto firme na cintura; seria como e quando Esteban quisesse. Suspirando, pediu baixinho para que só ele pudesse ouvir, esquecendo que o celular filmava tudo que acontecia, papai, por favor. Suplicava em um fio de voz, se agarrando ao pescoço do argentino e pousando a cabeça em um dos ombros largos, aproveitando da proximidade para deixar beijinhos estalados ali. Diante da manha e do apelidinho murmurado com tanta doçura, o argentino cedeu aos seus pedidos, rodeando sua cintura com um dos braços e usando a palma livre para te afastar, segurando o teu rostinho. Assim, de perto, via com clareza os detalhes dele, a barba por fazer, o castanho clarinho dos olhos, as sardas adoráveis que enfeitavam toda a face. 
– Então, é por isso, eh? Ficou tão desesperadinha assim porque quer que eu te deixe com porra escorrendo pelas perninhas? Quer ganhar um filho meu, é isso, docinho? – O sorriso de bom moço disfarçava as intenções torpes, as vontades sujas de lotar o seu corpinho com o gozo dele, te deixar tão entupida que seria impossível não te engravidar. – Ah, mas era só ter me pedido, você sabe que o papai dá tudo que a princesinha quer.
Esteban te puxou para um beijo lentinho, não poupou na saliva ao envolver a língua na sua, fazia estalinhos ecoarem. Segurando nas suas coxas, te guiou com os movimentos, te deixando seguir o seu ritmo, ainda devagarinho, mas você nunca aguentava por muito tempo, os joelhos doíam e ele assumia o controle. Aqui podia, enfim, usar o seu corpinho como bem entendesse, te deixava paradinha e metia com vontade, te arrancando lamúrias dengosas quando puxou seu cabelo, bagunçando tudo que havia feito há minutos atrás. Você não poderia se importar menos, não quando ouviu a voz melodiosa te dizer o quão boa era e que, por isso, ganharia todos os filhinhos dele, no carro e quando chegassem em casa. 
Sua coluna vergava para trás, o pescoço tombava e os olhinhos escorriam lágrimas, te deixando a bagunça mais adorável que Esteban já havia visto. Sentia a buceta formigar e todo o seu corpo estremecer quando a cabecinha te atingia no ponto mais sensível, sem parar, porque o argentino não te dava mais tempo para respirar ou se acostumar. Não, agora ele só queria te fazer de bonequinha de foda, armazenar toda a porra no buraquinho apertado. As mãos te apertavam com força e o balançar do carro denunciava o que estava acontecendo ali. No vídeo, sua silhueta parecia diminuta sobre a imponência masculina, a bunda balançava a cada estocada e seus gemidos eram registrados. 
– É a garota mais linda que eu já vi. – Seu olhar encontrou o dele, se derretendo diante do elogio. – Veio arrumadinha ‘pra mim, agora bagunçou tudo, só porque queria levar pica. – Os olhos castanhos não saíam de ti, Esteban gostava de admirar o estrago que fazia. – Mas continua bonitinha, a minha boneca, a mais bonita de todas. 
Ali, no meio do estacionamento e em plena luz do dia, você não se importava com nada mais além de ser a garota bonitinha do Esteban.
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comendsees · 7 months
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͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ 𝐜acciatore — blas polidori
͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ 𝐰ord count — 1,899
͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ 𝐭w — sangue, violência, vampismo (?)
͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ 𝐰ritten by @cmendsee on twitter.
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Você adentrou a casa a passos lentos, notando, de imediato, o silêncio que assolava o local. Isso não era algo usual, até onde você se lembra. Blas não gosta desse silêncio ensurdecedor, então o fato de você não conseguir ouvir nenhuma melodia ao longe ou até mesmo passos, era um tanto estranho.
De repente, lhe ocorreu o pensamento de que algo ruim poderia ter acontecido com ele. Não, isso é improvável. Você teria escutado a confusão de muito longe, não é todo dia que encontram um vampiro que podem executar em praça pública. Mesmo com a preocupação te perturbando a mente, você subiu as escadas num ritmo tranquilo, temendo que alguém a ouvisse, talvez? Você não faz ideia.
Ao alcançar o topo da escada, finalmente ouviu alguma coisa que não fosse sua própria respiração ou os lances de escada rangendo sob seus pés.
Ouviu, ao longe, um baque alto. Algo deve ter caído no chão, talvez tenha sido derrubado pelo vento, mas essa sugestão se provou incorreta ao ouvir uma risada baixa, seguida de murmúrios os quais você não entendeu o que diziam, mas parecia uma boa conversa. Foi se aproximando lentamente, enxergando a porta entreaberta de um dos quartos inutilizados da casa, você escutava o som da lareira crepitando, a conversa se tornou compreensível. Uma voz mais do que conhecida conversava baixo com uma mulher até então desconhecida para você. Ela ria adoravelmente toda vez que ele lhe dizia algo, por mais banal que fosse.
“Bem, você perdeu o jogo.” Ela pontuou em uma risadinha irritante. “É, perdi. Não sou exatamente bom no xadrez como você, nena.” O uso do apelido, a voz doce, tudo fez o seu sangue ferver. Você fez todo o trajeto até a casa preocupada com ele para chegar aqui e descobrir que ele deixou outra mulher entrar?
Não, isso não pode ficar assim. Antes que pudesse dar um passo à frente, o braço estendido para abrir a porta por completo. Você ouviu a jovem gracejar em um tom baixo novamente, e por fim dar um grito estridente. Você pode ver, pelo vão da porta, o momento exato em que Blas puxou a jovem trêmula pelos cabelos e cravou os dentes em sua traqueia.
Por um breve momento, os olhos mortificados de choque da pobrezinha miraram você. Ela mexeu os lábios, mas não conseguiu formar um pedido de socorro como queria. Ela apenas engasgou e soltou alguns lamentos patéticos. Não era nada para se preocupar, talvez ela merecesse morrer dessa forma, afinal, foi ela que procurou se meter naquela casa e com o que não pertencia a ela.
Você encostou na porta, sem muita força, e ela se abriu por completo. O que se desenrolava à sua frente não era algo novo, mas sem dúvida alguma, era lindo. Tão lindo que poderia ser uma das tragédias pintadas por Ilya Repin.
As cortinas estavam fechadas, permitindo que a lareira fosse a única fonte de luz do local. Os lençois da cama praticamente inutilizada do cômodo estavam bagunçados e manchados de um vermelho profundo, uma única taça de vinho repousando tombada sob eles. A garrafa estava jogada no chão, quebrada ao meio, o líquido se espalhando pelo chão de madeira que ninguém se incomodaria de limpar depois. Havia um tabuleiro de xadrez esquecido no piso, suas peças estavam espalhadas em volta, como se alguém tivesse tentado interromper a partida dando um tapa no tabuleiro. E então, havia o centro da imagem.
Quando você entrou, os olhos de Blas se viraram na sua direção imediatamente e se encheram com um amor tão puro que você só pode pensar que era adorável, não se importando muito com o fato dele ter a mandíbula trancada na garganta de uma jovem que você nunca viu na vida.
A camiseta branca que usava tinha os botões superiores abertos, os cachos cor de ébano estavam emaranhados e fora de ordem. Ele mordeu e puxou, como um animal, um pedaço da carne da menina, arrancando-a com sucesso apenas para cuspir aquela fração de um corpo no chão. Quando olhou para você novamente, ainda parecia lindo. Os lábios haviam sido manchados de um tom profundo de escarlate que ainda escorria pelo queixo do rapaz e manchava suas roupas. Suas pupilas estavam dilatadas e ele sorria como se tivesse acabado de lhe surpreender com algo que você disse que queria a muito tempo.
“O que foi, cariño? Ciúmes?” Blas riu, parecendo desorientado, quase como se estivesse bêbado, olhava para você com uma feição divertida, se fazendo de inocente, dissimulado como gostava de ser.
Seu corpo se moveu por conta própria, ouvindo o barulho de seu próprio sangue correndo pelas veias como um zumbido irritante no ouvido, estendeu os braços a fim de envolver as mãos ao redor do pescoço dele, estrangulando-o, e o beijou.
A princípio, Blas engasgou com a falta de ar e envolveu os dedos ao redor de seus pulsos, tentando lhe obrigar a soltá-lo, sem muito sucesso. As pontas das unhas rasparam as costas das duas mãos, deixando rastros vermelhos na pele que não doiam nada.
O gosto metálico do sangue invadindo sua boca não lhe era estranho. Era bem familiar, para dizer a verdade. Mas não nessas circunstâncias, não desse jeito. Mordeu os lábios macios do rapaz com tanta força que os manchou de um novo tom de carmesim que vinha a mascarar o sangue daquela coisinha miserável da qual ele havia se alimentado. Blas fez um ruído baixo em reclamação, mas você não lhe deu o mínimo espaço para protestar sobre o que estava acontecendo ao reforçar o aperto em seu pescoço. Cometeu o erro de se inclinar para frente, montando os quadris alheios, forçando o argentino a se manter abaixo de você, o que se revelou uma péssima decisão quando ele se arrastou sutilmente para trás, repousando as costas no chão apenas para levantar subitamente, lhe forçando a separar o beijo, e então maneando a cabeça de modo a bater a testa com força contra seu nariz.
A dor latente lhe atingiu com tudo. Isso não era mais uma das brincadeiras brutas que costumavam ter um com o outro, ao seu ver, era um jogo que merecia ser levado a sério. Você soltou um grunhido baixo por conta da dor, levando ambas as mãos até o nariz, visto que havia notado o filete de sangue que escorria pelo seu queixo e pingava em gotas no chão de madeira, e enquanto tentava se recompor do golpe nada esperado, ambos seus pulsos foram agarrados e levantados acima da cabeça, Blas a girou rapidamente, levando suas costas de encontro ao chão, o que a fez soltar um chiado irritado e se debater, o que não adiantou muito, afinal, sendo uns bons centímetros mais alto que você, ele não tinha o menor dos problemas em te restringir dessa forma.
Olhá-lo desse ângulo lhe trazia uma sensação peculiar. A sensação de estar em perigo, de precisar fugir. Esse sentimento destoava do jeito que Blas a olhava, observando atentamente os detalhes de sua face como quem admira uma obra de arte imaculada, ainda segurando seus pulsos acima da cabeça de modo hostil.
O rapaz inesperadamente lhe selou os lábios. “Não é assim que você costuma reagir a presentes.” ele sussurrou num tom divertido que soou irritante aos seus ouvidos.
“Você considera isso um presente?” Você respondeu num resmungo, desviando o olhar dele para encarar o cadáver presente na sala junto a vocês. Blas fez o mesmo, virando a cabeça para olhar a cena, parecendo um tanto desinteressado.
“Ela ficou curiosa sobre a casa e resolveu explorar, disse que achou que estava abandonada.. Eu achei que poderíamos dividir.” Deu de ombros ao terminar sua sentença, baixando a guarda de modo sutil, mas ele não parecia ter a intenção de soltá-la. “O que você estava pensando? Que eu iria abdicar de você por uma garotinha enxerida que apareceu na minha porta?” Blas soltou um riso de escárnio.
“Você é um psicopata, Blas Polidori.” Resmungou, novamente, entredentes. Isso o fez rir novamente, se você não quisesse matá-lo, teria se permitido achar isso adorável.
“Seu psicopata. Para sempre.” Blas sussurrou, encostando a testa na sua como se estivesse lhe contando um segredo importantíssimo e sorriu com um entusiasmo estranho. “Toda eternidad.” murmurou num tom tão doce que lhe deixou enjoada. Ele abaixou as mãos, liberando seus pulsos, e rastejou para longe de você, em direção ao corpo no centro da sala. Você se sentou, esfregando as marcas vermelhas nos punhos. Tentou limpar o sangue que lhe manchava o rosto com as costas da mão, mas sem sucesso. Você observou Blas se ajoelhar ao lado do corpo, que jazia numa pequena poça do próprio sangue da jovem. Ele encarou o cadáver, encarou você, encarou o cadáver novamente. Você respirou fundo.
“Eu não vou beber isso.” Afirmou, franzindo o cenho ao olhar a menina desfalecida no piso.
“Você vai. Você precisa e quer. Eu conheço você, cariño.” Blas cantarolou num tom implicante. “E além do mais, é um presente.”
“Não é um presente, isso é um corpo.” Você se levantou, caminhando preguiçosamente até o cadáver.
“Vamos, nena, por favor.” Ele suplicou, mais sério do que anteriormente.
Embora tentasse manter a calma, internamente, sentia como se fosse explodir a qualquer momento. A dor aguda do nariz muito provavelmente quebrado não havia lhe deixado ainda, as mãos também doíam até as pontas dos dedos pelo esforço, tremendo incontrolavelmente. Seu corpo simplesmente passou a se mover sozinho quando agarrou o punho da pobrezinha e afundou os dentes na pele clara com satisfação.
Você não se atentou ao seu redor, nem a forma como Blas teria reagido, nada. Apenas fechou os olhos, sentindo a dor se esvair de seu corpo aos poucos.
Presa dentro da própria cabeça, você não ouvia nada ao seu redor que não fosse o barulho característico da lenha queimando na lareira. Não ouviu passos, não ouvia a respiração regulada de Blas, apenas o silêncio ensurdecedor que encontrou quando entrou na casa a algum tempo atrás. Porém, dessa vez, o silêncio se tornou mais que reconfortante, visto que você se permitiu baixar a guarda totalmente.
Dois braços serpentearam ao redor da sua cintura e isso lhe arrancou de seus pensamentos e a obrigou a abrir os olhos, mesmo tendo plena consciência de quem era.
“Ainda quer me matar?” Blas murmurou, apoiando o queixo no seu ombro. Virando a cabeça, você pode ver o bico formado nos lábios alheios, te olhando inocentemente, cínico.
“Eu acho melhor você não me tentar.” Você respondeu num tom ríspido, segurando uma risadinha.
“Tudo bem, então.” Ele riu baixo, depositando um selar em seu pescoço antes de abraçar sua cintura, deitando no chão e lhe obrigando a fazer o mesmo.
Resolvendo não protestar, você apenas o seguiu, endireitando a postura para repousar a cabeça no peito alheio. A ação foi retribuída com um beijo dado no topo de sua cabeça.
Havia algo de romântico em estarem deitados assim, juntos, sujos de sangue. Seria uma imagem visceral, horrenda e aterrorizante para qualquer um que a presenciasse, dois assassinos, monstros, descansando ao lado de sua pobre e indefesa vítima, seria um belo livro de romance gótico se não fosse real e estivesse ao alcance das pontas de seus dedos.
Fechando os olhos novamente, deixou que o silêncio, dessa vez confortável e acolhedor, a consumisse. Sumiriam com aquele cadáver mais tarde.
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͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ ͏ᅟᅟ͏ ͏ 𝐰riter’s note: opa, primeira vez aqui! escrevi essa fic para algumas amigas, mais eu gostei dela até demais ( e me deu um trabalhão para escrever ) então resolvi postar aqui. A fic também foi postada no wattpad, mesmo user daqui. Aceito sugestões do que escrever também, espero que gostem.
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kyuala · 5 months
Note
oi amoreco, consegue desenvolver um pensamento pensante aqui?
A leitora e o Jeronimo (pode ser do Pipe, caso nao escreva com o Jero) nao se gostam nem um pouco e foram convidados pra fazer um ensaio fotográfico pra Calvin Klein de roupas íntimas, numa pegada bem Hailey e Justin Bieber
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NOSSAAAAAA q sabor .... vou tentar amor 🤞🏼 não revisei muito e nem sei se ficou bom mas tá na mão:
penso aqui que o jero parece muito gente boa e da galera pra não gostar de alguém de graça mas ele tbm é meio trelelé das ideia então acho que o motivo pra ele não gostar de vc seria algo completamente da cabeça dele que ele acredita convictamente ou algum mal entendido que ocorreu entre vcs, que acabou deixando uma má impressão em vc tbm. depois de ficarem putos ao descobrir pelos agentes de vcs quem seria o par pra campanha da ck (e aí já era né, contrato assinado bora trabalhar), vcs aparecem no dia da sessão já querendo acabar logo com isso e ir embora, não querem nem fazer as poses mais próximas e sensuais (por vcs só um posando do lado do outro sem nenhum tipo de toque físico já tava ótimo) mas tem que seguir as orientações do diretor criativo né, então começam a se tocar e se aproximar mais, ainda com cara de cu (que a equipe acha que é carão pra foto e adora) e sem trocar uma palavra
como eu acho que vcs dois não são bobos nem nada, vc sabe o quanto ele é gostoso (afinal tem ranço e não cegueira) e ele também percebe a lobona que vc é e até acaba esquecendo pq não gostava de vc de tão vidrado que ele fica nas suas curvas pois ele é apenas um homem 🎀 e vc uma grande gostosa que acaba percebendo que ele já tá até mais maleável quando ele chega pra puxar assunto com vc durante uma das pausas na sessão de fotos - e aí vc fica tipo ué? nera ele que te odiava e não queria te ver nem pintada de ouro? e fica assim 🤨 enquanto ele fala algo muito aleatório, sobre como a marca do açúcar na mesa do café é a mesma que o tio dele usa, mas não pode evitar sentir o coração dar uma amolecida quando vê aquele homão daquele tamanho todo travando, gaguejando e se embananando um pouco nas palavras quando percebe que o papo não é muito bem-vindo
quando voltam da pausa para a sessão, ele fica até surpreso em ver o quanto vc tá bem mais disposta a chegar perto dele, tocá-lo, seguir todas as ordens do fotógrafo que captura as imagens de vcs; até dá ideias como ele te pegar no colo e colocar as mões gigantes em lugares sugestivos no seu corpo, aproxima o rosto do dele colando as testas de vcs, o sorriso fica até mais solto, mais leve, mais aberto e o dele obviamente acompanha pq ele tá amando te ver assim. finalmente vcs percebem o quanto sempre acharam o outro lindo, esse pensamento só era ofuscado pelo desgosto sem sentido que nutriam um pelo outro, e aí começam até a fazer pequenos comentários entre si, sussurrados só pra vcs dois ouvirem, aqui e ali, soltando umas risadinhas. a equipe fica até surpresa com a melhora repentina da química entre vcs e o ensaio acaba rendendo bem mais, terminando mais cedo do que o esperado de tanto material bom que já conseguiram em poucas horas, o que acaba decepcionando tanto jerónimo quanto vc, que se mantém em silêncio e tenta disfarçar.
ele já não se aguenta e, na saída do estúdio, após se trocarem de volta às roupas com que vieram e estarem já indo pra casa, ele chega em vc e pede seu número, todo sorridente e nervosinho - uma graça. é claro que vc passa (não sem antes dar risada e falar "ahhh sei, claro" quando ele diz que é só pra caso vcs precisem se comunicar sobre algo em relação ao ensaio ou à campanha) e quando chega em casa vê que ele te seguiu no instagram também, já curtiu e respondeu um story que vc tinha postado mais cedo sobre o job com algo engraçadinho e cativante. quando vc curte e responde, já recebe logo a notificação de que ele também acabou de postar um (de vários) sobre o trabalho de vcs de hoje, só que te marcando e rasgando elogios à sua beleza e profissionalismo sem vergonha alguma 💖
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imninahchan · 8 months
Note
Nina pfvr um da karina que se paga de womanizer mas na vdd se humilha por mulher
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───── 𓏲╰ ᰔᩚ ·# [🍥] : KARINA + w o m a n i z e r
quer dizer, ninguém sabia sobre essa fama dela. Todos conhecem KARINA como aquela garota muito bonita, que acaba incomodam só por isso, mas nunca se passava pela sua mente que ela pudesse ser tão canalha. É quando você se aproxima do círculo de amigos dela que isso passa a ser perceptível;
os flertes, as frases lascivas ditas com tranquilidade, como quem não quer nada, os olhares, os toques escondidos no cantinho da balada pra ninguém descobrir. E o pior, quando ela faz isso com você ───── tá tão bonitinha, nossa... amei o seu vestido, ficou lindo em você. mas o que não fica bonito em você, hm? E ela está tocando o canto do seu rosto, escorregando a mão na curva do seu quadril e com os olhos na sua boca pintada pelo batom;
você cede, é meio que impossível não ceder aos encantos de um rostinho de boneca como aquela. Teme, no entanto, não quer ser mais uma garota bonita pra quem ela diz coisas mais bonitas ainda, e acaba indo fazer a mesma coisa com outra. E é aí que você percebe que a fama de KARINA nunca existiu porque ela nem é tão canalha assim. Claro, o jeitinho malandro pesa, mas a verdade é que ela a pilantra mais apaixonada que você já viu;
te liga de madrugada, a voz baixinha e doce pra dizer saudades de te ver, mô. Te convida pra assistir os jogos dela junto do time de vôlei, e fica toda boba ao te avistar na arquibancada. Deixa uns docinhos na sua mochila antes de você sair da casa dela, te pediu aquele livro emprestado mas nem leu, tudo que fez foi escrever um bilhetinho e colocar lá dentro só pra quando você abrir um sorriso crescer nos seus lábios ───── só tem você, okay? Eu gosto tanto de você, linda... Quer te ver de novo... Faz tempo que a gente não se vê. Sinto falta até do seu perfume, acredita? Deixei a minha blusa aí na tua casa, posso ir buscar, hm? Vai, deixa. Eu sei que você quer me ver também. E sempre parece que é papo furado, porém nem é.
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mistiskie · 1 year
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⠀ ⠀⠀Made in Brasil !
Haechan smut !
Avisos: Haechan!big!cock! / masturbação feminina! / leve degradation kink! / leitora virgem! / sexo sem proteção! (Já falei pra vocês não repetirem isso.) / apelidinho fofinho as vezes! / clima de eliminação na copa ! (Maior aviso de todos.) / e outras coisinhas que eu não lembro!
Nota da autora: Esse smut aqui foi iniciado justamente um dia depois do Brasil ser eliminado. Só que eu sumi né, como sempre, e não terminei. Recentemente, tipo bem recentemente mesmo eu tava lendo meus arquivados no Google docs até que encontro essa bela obra de arte, pensei em tirar esse clima de copa, mas trás uma vibe legal, relembrar bons momentos!!! Caso tenha erro de escrita desconsidera aí eu sempre escrevo de madrugada e é quando eu to crogue de sono. Então basicamente é isso, FALANDO QUE: talvez tenha parte dois 😼. Boa leitura!
⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀⠀ ⠀🇧🇷
Segunda-feira, dia do Brasil jogar na copa do mundo mais uma vez, finalmente as oitavas de finais. A animação estava por todo o canto, as ruas pintadas de verde e amarelo por onde quer que andasse, a empolgação em apostas envolvendo o placar final e conhecendo bem sua rua dava até para ouvir o hino nacional misturado com batidas de funk. Esse era o jeitinho brasileiro da situação que você amava.
Dentro da sua casa não estava diferente, o churrasco nos fundos estava a todo vapor junto com o som alto e o galvão narrando o primeiro tempo. A coitada de sua mãe andava para lá e pra cá a cada segundo com um prato diferente de comida, lasanha, uma panela de arroz, feijoada e jurou por Deus ter visto uma buchada de bode no meio, o motivo daquilo tudo?
── Não vai me ajudar em nada, peste? ── Grita lá da cozinha, você bufa fingindo estresse, caminha até a cozinha e encosta no balcão.
── Qual foi mano, você que inventou de chamar todos meus amigos para cá… eu disse que seria corrido. ── Sente um tapa bem na sua nuca, resmunga e massageia o local dolorido.
── Me respeite! não é "mano" é "mãe" e não é "você" é "senhora" ou "toda poderosa". ── Dá de ombros e espera o momento em que ela se vira para poder mostrar a língua sem que ela visse. ── E qual é o problema? Você vive saindo com eles, vai pra casa de uns e tudo, não quero que eles pensem que aqui em casa não se dá para receber visitas, claro que dá, eu que sou a dona!
── Não é isso, Mãe! Tenho certeza que eles nem pensaram nessa sua doidice… eu só não quero ver uns dando em cima de você! ── Sua mãe para de mexer a comida, cai na gargalhada.
── É o fardo de ter uma mãe gostosa, aceite essa lapada! ── Revira os olhos, sua mãe não leva a sério nada que vem do ciclo de amizade que você tem, já aceitou esse fardo.
── Fodase! Vou terminar de me arrumar, se esses cara chegar aí a senhora diz que eu logo apareço, tendeu? Eles vão tá mais preocupados em comer mesmo. ── enfatiza o "senhora", dá meia volta e entra no quarto.
── Cuidado com essa sua boca, jumenta! E não demora, daqui a pouco o jogo acaba e você não vê é nada. ── bate a porta, senta na penteadeira para continuar a maquiagem.
Claro que não era só sobre eles darem em cima da sua mãe, quer dizer, também era por isso, adorava brincar com esse tipo de piada, mas simplesmente não conseguiu lidar quando a piada voltou para você e envolveu sua progenitora, sobretudo era por conta dele em especial. E quando se referia a alguém do jeito mais desgostoso possível, esse alguém era Lee Donghyuck.
Não passava de um meio asiático metido a besta, que vinha com "oi princesa, cê tá lindona hoje" e acabava com toda sua postura ou então aquele perfume marcante, essencial masculino, que ele sempre usava e te fazia delirar no secreto desejando beijar quantas vezes fosse necessário aquele pescoço só para continuar sentindo o cheirinho bom. Nunca foi de dar muita bola pra nenhum menino, enrolava qualquer um que chegasse até o pobre coitado desistir e partir pra outra, talvez um dia admitisse que gostava da bajulação excessiva apenas para conseguir uma ficada com você, aumentava seu ego, te deixava feliz.
E é por conta disso que com Haechan ー um dos vários apelidos que ele tinha. ー foi diferente. Ele não correu atrás de você, foi direto, falou que queria um beijo teu ou até algo a mais, óbvio que o rejeitou, não que isso significasse que não o queria, claro que queria, apenas desejava que ele corresse atrás. isso definitivamente não aconteceu e nem aconteceria.
Não o quis? Beleza. Haechan não insistiria, nem te cercaria com a ideia até se tornar um idiota hetero top, ele só aceitaria e talvez partisse pra outra rápido demais. Aquele ego enorme te pegou desprevenida, não era acostumada com esse tratamento, machucou o seu dogma interior e infelizmente te fez desejá-lo.
Ah e ele sabia, Donghyuck sabia da sua intenção, provocava todas as vezes que vocês estavam juntos, ninguém sabia responder se toda aquela implicância era ódio mesmo ou desejo retraído, os dois levam tudo a sério demais. Dito isso, pensou, por que em sua própria casa aquilo seria diferente? Exatamente! Não seria e se lamentava por aquilo.
Tão perdida no próprio pensamento, brava só com a ideia de ter que aturar aquele cara insuportável se assusta com a silhueta do diabo parado bemm na sua porta, com postura relaxada e mãos no bolso, aquela maldita corrente de ouro que não saia do pescoço e o perfume marcante, filho de uma puta como odiava aquilo.
── O jogo não vai pausar pra você poder terminar de se arrumar não, queridinha. ── resmungou impaciente, confiante na dádiva de ignorá-lo até ele cansar, voltou a passar rimel.
Pelo espelho da penteadeira você conseguia ver Haechan andando pelo quarto, observava tudo, as vezes ria, um riso de zombaria ou sorria sugestivo, com aquele olhar travesso, um aviso nítido de que ele planejava algo pra te deixar zangada.
── Dá o fora empecilho do capeta, você tá me atrapalhando, não percebe? ── "Na verdade, não." Senta na cama tirando a Kenner que usava nos pés.
Você empurra a cadeira giratória e firma o pé no chão quando ela está de frente para Donghyuck, solta o produto que tinha em mãos, cruzando os braços.
── Vou ficar aqui até cê terminar, pra não demorar. ── O encarou incrédula, levanta da cadeira só para ficar cara a cara com ele.
── O que foi em? Você gosta de testar minha paciência? Vai ficar com os outros logo ou eu vou… ──
O restante da frase não saiu, percebeu muito bem quando o olhar dele desceu pra sua boca e parou ali de forma descarada, seu interior ferveu, mais tarde saberia explicar se era de raiva ou tesão.
── Uhum, uhum. ── te encara, puxa sua cintura num movimento só, te incapacitando de sair dali. ── Ou você vai o que?
Nada respondeu, concentrada em manter o ar de brava, este a qual já havia ido embora a muito tempo, não fez força para sair daqueles braços, nem queria.
── Tu não leva nada a sério mesmo né? Fica sempre de brincadeirinha, que perturbação. ── Haechan sorriu, dentre todos os outros sorrisos que já viu em seu rosto, aquele parecida diferente, mais presunçoso do que antes.
── Pode acabar com essa sua marra, tô ligado que cê quer me beijar. ── Pausou a fala, a mão esquerda deslizando em um carinho bem na polpa da sua bunda. ── Não se faz de difícil não, tu sabe que eu também te quero, pô.
Ponderou, mas ponderou muito, tinha que parar de ser tão difícil assim quando o próprio muleke que você queria dar uns pega tava bem na sua frente admitindo isso, deu o braço a torcer, jogando tudo pro alto, por enquanto nada de brigas ou implicâncias, o foco seria outro. Donghyuck percebeu pelo seu olhar a rendição pros charmes dele, queria muito fazer alguma gracinha na qual te deixasse com raiva, só que não fez. Levantou de onde estava só pra ficar em pé de frente pra você, colocou a mão envolta do seu pescoço te puxando por ali pra um beijo.
Falando em beijo, você poderia parar aquilo agora apenas pra aplaudir Donghyuck por aquela pegada. A forma como ele te segurava, trazia seu corpo pra perto do dele, mordia seus lábios, sorria durante o beijo e apertava sua bunda, poderia e estava indo ao delírio apenas com aquilo.
── Cê tá ligado que o jogo tá rolando, né? ── Diz depois de pausar o beijo.
── Ah, qual foi! Tu me enrolou pra caramba, quando consigo te pegar cê vai correr? Só um pouquinho, linda.
── Se minha mãe vim aqui e ver você me macetando ela vai matar nós…
── Fica de boa aí, cê tá preocupada demais, a porta tá trancada. ── "Como se isso adiantasse" pensou.
Só que, a ideia de ter ele macetando sua buceta, indo bem fundinho, era tão irresistível que resolveu se arriscar, o que era engraçado porque a minutos atrás não queria saber de beijá-lo e agora estava dando bandeira verde pra te comer.
Adianta o processo, tira a camisa do time brasileiro e o short que usava, entre beijinhos e carícias Haechan acaba fazendo o mesmo, segundos depois seu corpo já estava por cima dele, beijando a pele bronzeadinha enquanto rebolava, a cintura bem pertinho da virilha dele, o intuito era provocar. O Lee aceita de bom grado cada rebolada sua, tem pena de tirar a tua lingerie, acabar com aquela visão tão linda seria um pecado, rendido pela ideia apenas colocou o tecido de ladinho.
Passa o polegar por suas dobrinhas, fudidamente molhadas, ameaça enfiar, não faz, quer brincar com sua emoção, afinal, não seria Lee Donghyuck se agisse normal, certo? Você percebe a intenção, resmunga impaciente o encarando com aquele olhar de garotinha mimada, ele amava. Com a outra mão livre puxa seu cabelo, odiaria ter que bagunçá-lo em outras ocasiões, mas nessa nenhum pouco, em seus lábios tinha um sorriso sujo, esbanjando desejo, pedindo por mais desse toque bruto. Haechan só quer te olhar por cima, mostrar a autoridade que tem sob você mesmo com todo convencimento da sua parte.
"Toda desesperadinha em cima de mim, imagina se os outros ficassem sabendo da cachorra obediente que cê se torna quando um ta preste a te foder?" Delira, excita ainda mais só de escutar aquilo, como Donghyuck conseguia ser tão destrutivo assim? Não mede esforço, pressiona seu clitóris bem em cima do dedo áspero dele, você arfa com um gemido esganado na garganta. "idiota" deixa escapar. Aquilo não o afeta, pelo contrário, o instiga, sente seu líquido escorrer pelos dedos, iria perder a cabeça e te foder tão fundo, só que antes, antes iria te dar um pequeno trato.
Não te tortura mais, por enquanto. Te masturba rapidinho, deixa seu pontinho de prazer entre os dedos e esfrega com vontade, você revira os olhos presa naquele estímulo sem igual, desconta toda vontade de gemer o nome dele no peitoral moreninho, crava a unha, arranha e até o morde. Hyuck move os dedos, desliza de novo para sua entrada, sem rodeios dessa vez, entra com dois, em um movimento só. Geme frágil, baixinho, sente aquele ardor incômodo e gosta da sensação. O Lee faz questão de não deixar nenhum espaço sobrando, empurra os dígitos de maneira forte, fundo, entra e sai rapidinho alucinado por mais dos seus gemidinhos.
Enfraquece o corpo, as pernas tremem e uma sensação eletrizante percorre tudo, Haechan tampa sua boca, sente todo seu melzinho quente escorrer mais ainda pelos dedos os apertando sem poder controlar. "Me fode, por favor." Solicita, ainda embriagada com a sensação. "Cê gosta é disso né, lindinha? Tá apertando meu dedo igual uma virgenzinha e ainda pede por mais, nunca transou não foi?" Ficou calada, mordeu o interior da bochecha e não quis encará-lo, achou que poderia passar despercebida sem que ele notasse.
"Não…quer dizer, só com os meus dedos, tipo agora." Donghyuck riu desacreditado, é um prato cheio pra ele usar contra você depois.
── Não vou te foder agora. ── Admite, puxando sua calcinha pra fora do seu corpo.
── Mas eu consigo, cê disse que ia ser rapidin, qual foi hyuck, não faz isso comigo…── De fato, era muito bom pra ele te ver desse jeito, implorando por mais, mais dele, alguém que tinha "rejeitado" como os outros.
── Eu sou golpe, mas também não sou tanto, vai. Sua virgindade é coisa séria, lindinha, não vou tirar ela nas pressas como se fosse qualquer coisa. ── Sente convencida com as palavras e frustrada ao mesmo tempo, não era sempre que não lhe davam o que queria. ── Mas, a gente pode fazer outra coisa…
Os beijinhos no seu pescoço de repente ganham um toque mais carinhoso, complacente. "O que?" Murmura curiosa.
── Cê se esfrega em mim, do jeitin que preferir, igual cê tava fazendo no começo, lembra? ── Concorda. ── prometo que depois eu te fodo com bastante vontade e calma.
Abraça a ideia o ajudando a tirar a cueca. O pau pula fora, grande, meladinho com o pré-gozo e a cabecinha arroxeada, segurou a base, punhetou, vez ou outra roçava a mão na glande olhando para Haechan com falsa inocência. "Caralho lindinha, cê me faz perder o juízo…" Gemeu entre dentes tirando o cabelo suado da testa. Você parou com o estímulo, lambeu os dedos presunçosa sendo agraciada com o leve gostinho salgado. "Você vai deixar eu te mamar depois, Hyuck?" "Deixo quando você quiser, lindinha." Assente satisfeita, decide parar de enrolar, volta a ficar por cima, foi cuidadosa com a descida encaixando as dobrinhas no cacete do rapaz. Arrepia todos os pelos do seu corpo, se contém muito para não gemer como gostaria, no entanto não deixa de chamá-lo baixinho da forma mais manhosa que conseguia.
As mãos de Haechan foram diretamente pra sua cintura, apertando com força. Mexe o quadril, escorrega fácil sob ele, ambas intimidades molhadas trazem um som promíscuo agradável de escutar. Faz novamente, dessa vez com as mãos apoiadas no abdômen masculino, aumentando o contato, revira os olhos em puro êxtase com tão pouco, realmente uma virgenzinha metida a besta que só estava esperando por outra cantada de um cara gostoso convencido. Hyuck repara tudo, desde a delicadeza em seus movimentos até suas expressões, não abandona o sorrisinho, infla o ego quase de imediato só de pensar na quantidade de vezes que ia poder maltratar seu corpinho 'intocável' a partir daquele dia.
Agarra a pele da sua bunda, esmaga entre os dedos, não solta daquele aperto nem tão cedo, você aumenta a velocidade, querendo mais daquele prazer, a essa altura não era necessário explicar que já não ligava mais para jogo nenhum rolando, estavam presos no próprio mundinho, descontando uma pequena fração do tempo que perderam se odiando e também a falta da presença nos fundo da casa não havia sido percebida todos estavam ocupados e putos demais vendo a Croácia empatar nos últimos minutos.
Gozou de novo, dessa vez no pau do rapaz, gemeu o nome sem medo e pouco se fedendo caso alguém tenha escutado, aquilo foi o estopim para Hyuck que veio logo depois sujando a própria barriga e um pouco da sua virilha com a porra esbranquiçada. Você relaxou o corpo, deitou em cima dele assimilando a situação e se perguntando "fez aquilo mesmo com o idiota do Haechan?"
Quando apareceram nos fundos todos estavam desolados, a cara de confusão foi nítida até porque não tinha parado de acompanhar o jogo.
── O que aconteceu? ── Perguntaram em uníssono olhando para a TV.
── Tá vendo não, cega? A Croácia eliminou o Brasil de novo enquanto você se arrumava.
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