[ESP] NU: Carnival — Quincy SSR: Buckeye Miracle —
[ (Con) el caos de la Gran Caza a tratar, Quincy planea hacer su viaje anual para ver a su “viejo amigo” en el bosque. En el camino, Quincy experimenta de primera mano lo que sucede cuando los niveles de esencia de Eiden se descontrolan...
Mientras tanto, la esencia provista por muchas de las criaturas del bosque durante la Gran Caza crean un pequeño milagro. ]
Esta entrada contiene contenido adulto, si eres menor de edad no la leas.
[ Dando una Visita ]
Unos días después de los tumultuosos eventos de la Gran Caza --
— Mercader: ¡Adelántense! ¡Hoy tenemos ofertas especiales de cordero seco y carne seca de arcoíris!
— Eiden: Hmm... He caminado por toda la ciudad, debería encontrar a Quincy ahora. Él es bastante grande, después de todo...
(¿Morvay me engañó? Que Quincy quiera ir de repente al mercado es totalmente sospechoso...
Después de todo... Sé como es. Cuando dijo que las camas de la mansión de Aster eran súper cómodas ayer, no esperaba que dejara la casa hoy...)
— Mercader: ¡Buen señor! ¡Esas son raíces encantadas de Castaño de Indias directamente del Territorio de Madera!
Plántelas en el suelo y espere algunos días. Si florecen, ¡De seguro tiene suerte! ¿Por qué no intentarlo?
— Eiden: Lo siento, estoy buscando a alguien...
— Mercader: Hey... ¡Sé que no se ven tan impresionantes pero son increíblemente raras! Tuve que vender un montón solo para conseguir estas tres raíces de aquí.
(Suena muy sospechoso. ¿Podría este tipo ser otro cazador furtivo? Quizás no haya oportunidad de que estas cosas florezcan... Le preguntaré a Quincy luego...)
— Mercader: ¿Señor? ¡Señor!
[···]
(¡He buscado por todo el mercado! No puede haberse ido ya, ¿Cierto...?
Ah, no revisé esa tienda de allí en la esquina... ¿Por qué hay tanta gente reunida en frente?)
— Topper: ¿*chirrido*? *chirrido* ¿*chirrido*? *chirrido*... *chirrido* *chirrido* --
— Quincy: Está preguntando si pueden dejarnos pasar.
— Chica: Vaya, ¿Puedes entender lo que está diciendo? ¡Increíble!
— Joven: ¡Y ese atuendo único que tienes puesto! ¡Nunca había visto algo así!
— Mujer Mayor: ¡(Se ve) que tiene agallas! ¡Tan bien vestido, tan alto, tan guapo, tan fuerte! Apuesto a que ni siquiera necesita un martillo para golpear a algunos clavos... Qué bombón, jeje...
— Quincy: ......
— Topper: *chirrido*...
(¡Ahí está! Pero está totalmente rodeado. No puedo ir cerca de él.)
— Quincy: ¿Huh...?
(¡Está mirando hacia aquí!)
Los ojos de Quincy revelan una gran frustración hirviendo por dentro. Eiden encuentra la reacción emocional raramente vista en el guardián del bosque inusualmente refrescante.
(¿Quiere que lo salve? Tener a toda esa gente adulándolo deber ser una tortura para Quincy.)
— Eiden: ¡Disculpen! ¡Pasando!
Hey, dejen de empujar...
— Quincy: ......
Vámonos.
[···]
Antes de que Eiden lo sepa, Quincy lo sujeta y escapa de la multitud de gente bulliciosa de la ciudad.
(Al final, fui yo el que necesitó ser salvado...)
— Eiden: Gracias por eso...
— Quincy: ¿Viniste a buscarme?
— Eiden: Quería preguntarte por el huevo, pero realmente quería ver dónde estabas.
— Quincy: ¿Yo?
— Eiden: Supuse que odiabas los lugares llenos de gente como este.
— Quincy: Correcto. Pero aquí es donde se venden la comida y las bebidas. Es muy conveniente.
— Eiden: Jaja... ¿Qué compraste? ¿Solo comida?
— Quincy: Si. Conseguí una botella de vino de melocotón de sol y un poco de cordero seco que es famoso en esta área.
— Topper: *chirrido*... *chirrido* *chirrido* ¡*chirrido*!
— Eiden: Topper fue directo a tu bolsa de compras. El dulce aroma del vino mezclado con un cordero ahumado... ¡Incluso yo comienzo a babear!
— Quincy: Quítate. No son para ti.
— Topper: *chirrido*...
— Quincy: ...Deja de tirar de mi pelo.
— Eiden: Vaya, es raro que le digas que no puede tener algo. ¿No puede comer estas cosas? Pensé que podría comer casi todo...
— Quincy: Son para un viejo amigo que vive en el bosque.
— Eiden: Ku...
— Quincy: No él.
(Woa, él ni siquiera me dejó terminar... Me pregunto qué tipo de “viejo amigo” podría hacer que Quincy pase por todo este problema...
¿Huh? Ahora que lo pienso...)
— Eiden: Aster dijo que es demasiado peligroso solo dejar el huevo por alrededor.
Si sigo llevándolo, podría terminar en un estado similar al de la última vez *toser*... así que, ¿Qué tal si lo dejo contigo?
— Quincy: No tengo la necesidad.
— Eiden: Cierto. Ya eres muy poderoso, no necesitas un amplificador de esencia exactamente...
— Quincy: ¿Estás determinado a usar el entusiasmo?
— Eiden: ¿Huh? ¿Te refieres... a que no necesito usarlo? Pero si no lo uso, no puedo regresarlo.
— Quincy: ...Puedes.
— Eiden: ¿Huh?
— Quincy: Las bendiciones del bosque pueden ser regresadas al bosque. Es una de las leyes de la naturaleza.
[···]
— Eiden: ...Es tan silencioso.
Me divertí en la Gran Caza, pero prefiero este tipo de vibra.
— Quincy: ¿Es así?
— Eiden: Extraño, ¿Cierto? Creo que debido a ti, encuentro este lugar realmente refrescante. Además, luces tan bien en ese atuendo. Realmente podría acostumbrarme a esta tranquilidad...
Aunque tenga que depender de ti para comer, dormir, moverme... bueno, casi todo.
— Quincy: No es molestia.
Me siento cómodo aquí también.
— Eiden: ¿Huh? Pero tú vives en el bosque...
— Quincy: ......
Esta es la primera vez que alguien viene conmigo a mi visita anual a mi viejo amigo.
(Quincy: Él es ruidoso, pero... estoy feliz de que esté aquí.)
— Eiden: .....
— Quincy: Tu rostro está tan rojo.
— Eiden: Uh, debe ser por el huevo... Si... definitivamente es la culpa del huevo...
— Quincy: ¿Este?
— Eiden: ¡Agh! ¡No lo saques! Mantenlo escondido mientras estemos en el bosque --
Mientras el entusiasmo dentro del huevo comienza a girar, el ritmo cardíaco de Eiden se acelera y su esencia se descontrola. Su cabeza se llena de una neblina brumosa.
— Quincy: ¿Está sucediendo de nuevo?
— Eiden: Tan mareado... Se siente como...
— Quincy: Tu rostro se está poniendo más rojo.
— Eiden: ¿¡Unghhhh...?!
La mano de Quincy toca la frente de Eiden. Eiden siente la calidad de la mano y su esencia mezclándose con la Quincy mientras su calor corporal se eleva.
— Eiden: E-Estás haciendo eso... a propósito... *jadeo*...
La temperatura en aumento en el cuerpo de Eiden hace que su boca se seque. Su respiración se vuelve más y más rápida.
(Sacar el huevo... y acercarse tanto...)
— Quincy: ... Inhala. Exhala. Lentamente. Deja que tu esencia se estabilice.
— Eiden: *jadeo*... *jadeo*... Ugh.
Eiden respira como Quincy instruye pero su condición no mejora. En su lugar, siente incluso más la esencia de Quincy vertiéndose en él con cada segundo que pasa.
— Eiden: Ugh... no es bueno... respirar así... me está haciendo sentir... extraño... *jadeo*...
*jadeo*... Hahh... No me... siento tan bien... Creo que no deberías... venir tan cerca...
— Quincy: ... Relájate. El amplificador de esencia no tiene efecto en mí.
(¡Pero tiene efecto en mí! Y no solo debido al huevo... Maldición, esto apesta... Soy el único que está todo emocionado... Quiero ver a Quincy volverse loco también...)
— Quincy: Sopórtalo. Es peligroso usar toda tu energía aquí.
La esencia aquí es espesa. Sigue respirando como te dije. Estarás bien una vez que lleguemos a un área con menos esencia.
¡Ugh...!
— Eiden: ¿Por qué no... tenemos... algo de diversión...? *jadeo*... *jadeo*...
[ Resistencia Bajo las Vides ]
— Eiden: ¿Por qué no... tenemos... algo de diversión...? *jadeo*... *jadeo*...
Eiden toma ventaja de la situación para caer contra el torso musculoso de Quincy, su caliente respiración acariciando el pecho del guardián del bosque.
Eiden se retuerce y se frota con esfuerzo para conseguir que la sangre de Quincy hierva.
(Quincy: ¿Ha perdido la cabeza? Incluso yo podría verme afectado a este ritmo. Este pequeño demonio... siempre tan problemático.)
— Quincy: Ugh... sopórtalo. Relájate.
— Eiden: No... puedo... *jadeo*... nghh...
El calor expandiéndose desde su espalda baja consume el cuerpo entero de Eiden. Mientras monta a Quincy, intenta apaciguar su carne ferviente con contacto de piel a piel.
— Quincy: ¿No puedes soportarlo?
— Eiden: Ah... ¿Por que... lo soportaría...? Esto se siente... tan bien...
— Quincy: Bájate. Mover tu cuerpo así... es peligroso.
— Eiden: No... Es tan frío aquí... ¿No quieres... calentarte conmigo...? Prueba esto...
Eiden de alguna manera reúne la fuerza para empujar una de las anchas manos de Quincy en su pecho. Mientras fuerza la mano de Quincy a masajear, la temperatura de su cuerpo continúa hirviendo.
— Quincy: ... Me estás forzando.
— Eiden: *jadeo*... *jadeo*... ¿Huh...?
Con los ojos nublados, Eiden ve a Quincy retirar su mano y tomar una cuerda de enredaderas retorcidas de su bolsa.
— Eiden: Ah... Así que quieres ponerte... kinky.. ¡Ugh--?
— Quincy: ... Ahora no puedes portarte mal.
— Eiden: Ugh...
Con un toque hábil, Quincy ata a Eiden, inmovilizando ambas manos.
La insatisfacción de Eiden hace que su cuerpo gire, sus pezones erectos frotándose contra las vides gruesas.
— Eiden: *jadeo*... *jadeo*... Esto no es... suficiente... ugh...
— Quincy: Sopórtalo.
Quincy fuerza a Eiden a bajarse al piso, su expresión es tan calma como siempre.
— Quincy: Harías bien en aprender a resistir los efectos de tu esencia.
— Eiden: N-No... sé... de qué estás hablando... Déjame... ir... *jadeo*... *jadeo*...
Eiden usa los giros de su cuerpo para presionarse cerca de Quincy. Su miembro hinchado se frota contra los muslos de Quincy a través de la entrepierna de sus pantalones.
La más ligera estimulación hace a Eiden estremecerse por todas partes.
— Quincy: ... Uh... ¿Realmente no puedes soportarlo?
A pesar de sus mejores esfuerzos para mantenerse frío, la respiración de Quincy se intensifica, estimulando otro de los lujuriosos deseos de Eiden.
(Incluso aunque estoy atado... hay tantas cosas que podríamos...)
— Eiden: Nghhh... si no quieres moverte... Yo lo haré... hngh...
(Quincy: Su cuerpo es más sensible de lo usual. Su expresión y su voz también... ¿Es todo por la esencia en esta área?)
— Eiden: ¿No sientes algo... cuando me froto... así...?
— Quincy: Ugh...
— Eiden: Hahh... ngh... ngahh...
La vista de Quincy conteniéndose lleva a Eiden a la locura. Reuniendo toda esta fuerza, él presiona su trasero en un intento de bajar las defensas de Quincy.
— Quincy: ... Ugh... deja de moverte.
— Eiden: Verme así... ngh... mmhh... debe excitarte también, ¿Cierto? Jeje...
— Quincy: ... Detente.
— Eiden: ...¡No... hay manera...!
— Quincy: ... Ugh... ¡Ngh...!
— Eiden: ¿Ves...? Cuando mis muslos te frotan aquí abajo... hngh... haces... unos sonidos sucios...
El agarre de Quincy se afloja. Eiden escucha su respiración volverse más pesada con cada sacudida de sus caderas. El agujero de Eiden se contrae, hambriento por algo grande, duro y caliente.
— Quincy: Hngh... ¿Realmente no te comportarás?
— Eiden: ... Ah... aquí abajo... ngh... está totalmente listo para... meter algo dentro... y lo succionará tan duro... tan bueno...
El pensamiento de Quincy embistiendo su apretado agujero hace que el pene de Eiden casi explote de sus pantalones.
Sintiendo esto, Quincy no puede evitar sino tragar una saliva mientras sus ojos vagan por todo el cuerpo de Eiden.
(Quincy: Si hago que soporte algo un poco más, su esencia podría salirse de control... Podría estar en peligro.)
— Quincy: ... ¿Dónde quieres que toque?
— Eiden: Tocar... no es suficiente...
— Quincy: Tocar es todo lo que haré.
... ¿Aquí?
— Eiden: Ugh... ¡Ngh...!
Los dedos gruesos de Quincy tiran de los pezones de Eiden a través de su camisa. El pene de Eiden se sacude ante la repentina e intensa estimulación.
— Eiden: Tan... duro... ugh... uhahh... tan bueno...
— Quincy: Pequeño demonio ruidoso.
Los dedos de Quincy se sueltan un poco. La atención de Eiden está enfocada en su pecho. Cada frote y giro aumenta la sensibilidad en la parte superior de su torso.
— Eiden: ... Hah... eso se siente... tan bien... ugh...
(Quincy: Él normalmente es muy ruidoso... pero ahora... su voz es tan suave...)
— Eiden: Ugh... hah... hngh... ¿Solo... vas a jugar... con mi pecho...?
— Quincy: ... ¿No puedes terminar así?
— Eiden: Ah... ahhh... por supuesto... que no... Necesito más... estimulación...
Como si tratara de probar las afirmaciones de Eiden, Quincy controla el ritmo. La punta de sus dedos rodean las areolas de Eiden, ocasionalmente amasando sus duras puntas rosadas.
— Eiden: Ngh... ahh... agh... hahh...
— Quincy: ¿No es bueno?
— Eiden: Yo... *jadeo*... no lo... sé... ahh... ¡Anghhh...!
— Quincy: Intenta concentrarte.
Las manos obstinadas de Quincy frotan hasta que los pezones de Eiden están rojos e hinchados.
Varía la velocidad de sus dedos, algunas veces rápido y duro, algunas veces lento y burlón, todo el tiempo azotando a Eiden con capas y capas de puro placer.
— Eiden: Ah... angh...
— Quincy: ... ¿Quieres correrte?
— Eiden: No lo sé... no lo sé... ugh...
Eiden sabe que si fuera a extender su mano para jugar con su propio pene, se correría en un segundo. Pero sus manos aún siguen atadas.
Todo lo que puede hacer es jadear y concentrarse en las caricias estimulantes de Quincy.
— Eiden: Hngh... oh... dios mío... increíble... creo que realmente voy... a correrme...
(Quincy: ... Si no termina pronto, no seré capaz de contenerme mucho más.)
— Quincy: ... ¿Listo?
— Eiden: ¿Huh? Ah... ahhh... de repente... frotando tan duro... ugh... No puedo soportarlo...
Ahh... detente... por favor... ahh... ¡Angh--!
— Quincy: ... ¿Terminaste?
— Eiden: *jadeo*... Hahh... hngh...Realmente... tuve un orgasmo... hahh... increíble...
— Quincy: ¿Te gustó?
Empapado en los efectos del orgasmo, el roce de Quincy en su pezones trae a Eiden de regreso a sus sentidos. Hay cierta familiaridad en la sensación de sus pezones rojos y duros siendo acariciados.
— Eiden: Suficiente... ¡Deja de... frotar...!
— Quincy: ......
(Quincy: Sus reacciones... son divertidas.)
— Eiden: Quincy... ahh... estás haciendo eso a propósito... ¡Déjalo!
— Quincy: Bien.
Con un apretón final, Quincy deja los devastados pezones de Eiden de mala gana.
— Eiden: *jadeo*... *jadeo*... Incluso con mi ropa aún puesta... Llegué a ese estado... ese huevo... es malditamente peligroso...
... O quizás debería decir... que tú eres malditamente peligroso...
[ Amigo Arcano ]
— Quincy: ... ¿Necesitas que te lleve?
— Eiden: ¿No puedes usar algo de magia para teletransportarnos directamente allí...?
— Quincy: .....
No es mucho más lejos.
— Eiden: Estoy en mi límite...
— Topper: *chirrido*~ *chirrido* *chirrido*~
— Eiden: ¿Qué tal algo de magia que me haga más pequeño? Parece que hay mucho espacio al lado de Topper en tu hombro...
— Topper: *chirrido*...
(Incluso sin la traducción de Quincy, puedo decir que simpatiza conmigo... *suspiro*...)
— Eiden: Esta profundidad en el bosque está bastante lejos de tu casa, ¿Cierto? Parece que (toma) mucho esfuerzo ir a visitar a tu viejo amigo.
— Quincy: Es cierto. Pero solo voy una vez al año.
— Eiden: ¿Tu amigo no se siente solo?
— Quincy: ... No.
No tenemos nada de lo que hablar.
(No me digas que su amigo es igual que él. Dos Quincys cara a cara... El silencio sería un resultado inevitable.)
— Eiden: ¿Se conocen desde hace mucho tiempo?
— Quincy: ... ¿Curioso?
— Eiden: ... ¿Curioso?
Lo siento, supongo que mis preguntas son un poco personales...
— Quincy: No me importa.
Él y yo--
(¿Va a contarme la historia de como se conocieron? ¡Es una rara oportunidad el escuchar a Quincy compartir una historia!)
— Quincy: ... Es problemático de contar. Lo sabrás bien cuando lo veas.
— Eiden: .....
— Quincy: Pero... lo respeto.
— Eiden: Respeto...
(Quien pueda ganar el respeto de Quincy debe ser bastante impresionante.)
[‧‧‧]
— Eiden: ¿Este... es tu viejo amigo?
— Quincy: Si...
(No un humano o un animal, sino un árbol... Ese es Quincy para ti... Pero puedo decir con solo mirarlo que este no es un árbol ordinario.)
El antiguo y coloso árbol atraviesa el horizonte con una fuerza imponente. Su tronco es tan grueso que tomaría un buen tiempo solo dar una vuelta alrededor de su base.
— Eiden: .....
— Quincy: ¿Qué estás pensando?
— Eiden: Como esperaba, tu amigo es un poco inusual.
Él debe tener cientos, quizás miles de años, ¿Cierto?
No se siente tan lleno de esencia como los demás árboles y muchas de sus hojas se han caído, pero puedo decir que es muy impresionante.
— Quincy: Todas las cosas en la naturaleza envejecen. Estos últimos años, no ha sido tan enérgico como una vez lo fue.
— Eiden: ¿Es por eso que me trajiste aquí? ¿Para darle el entusiasmo almacenado en el huevo?
— Quincy: ... Si estás dispuesto a hacerlo.
La esencia es escasa aquí en comparación con otras áreas del Territorio de Madera. Es seguro liberar el entusiasmo aquí.
— Eiden: ¡Estoy más que dispuesto! Dijiste que podíamos regresar el entusiasmo a la naturaleza, ¡Así que hagámoslo!
— Quincy: No hay prisa. Siéntate.
Toma un pequeño descanso. ¿No dijiste que estabas cansado?
— Eiden: Pero... ¿Está bien para mi descansar contra un árbol como este?
— Quincy: Él no es tan débil.
— Eiden: ... Es inesperadamente cómo para recostarse.
— Quincy: Antes de tener que cuidar de este pequeño chico problemático, venía a hacerle compañía a mi viejo amigo. Pero ahora, solo vengo justo después de la Gran Caza.
— Eiden: Cuando dices hacerle compañía, ¿Te refieres a...
— Quincy: Dormir.
(¡Lo sabía!)
— Eiden: Pero... eso en realidad suena realmente bien. Ni siquiera se puede escuchar a los animales del bosque aquí. Es tan tranquilo y pacífico.
— Quincy: ¿Te gusta?
— Eiden: Preferiría que no estuviera tan lejos. Pero supongo que el que sea difícil de encontrar es lo que hace a este tipo de lugares secretos tan mágicos.
— Quincy: Mágicos... Supongo que se podría decir eso.
— Eiden: ¿Qué hay de los regalos que trajiste para tu viejo amigo? ¿Cómo se los das exactamente?
— Quincy: Los pongo aquí...
...así.
— Topper: ... ¿*chirrido* *chirrido*?
— Eiden: ¿Huh? Espera, Topper, esos no son para ti...
— Quincy: Está bien.
— Topper: *chirrido* *chirrido*~
[‧‧‧]
Mientras Topper come el cordero seco y el vino de melocotón de sol, su vientre se hincha en una blanda bola redonda.
— Topper: *chirrido* *chirrido* *chirrido* *chirrido*~ *chirrido* *chirrido*~ *chirrido* *chirrido* *chirrido*~
— Eiden: Bueno, al menos parece feliz.
(Aunque luce bastante emocionado... ¿Tomó mucho demasiado vino?)
— Eiden: ¿Así que así es como le das los regalos?
— Quincy: ...Si.
Cuando se le da regalos a la naturaleza, esta es la mejor manera.
[ Milagro Floreciente ]
— Eiden: Quincy dijo que está bien liberar el entusiasmo, pero... hay algo extraño sobre este lugar.
(Dijo que la esencia es escasa en esta área del Territorio de Madera, pero a mí me parece que la esencia aquí es inusualmente débil.)
— Quincy: ... Ven conmigo.
— Eiden: ¿Huh? Bueno...
Eiden sigue Quincy a la mitad del árbol. Mientras camina, ve extrañas raíces asomándose a través de la tierra. Algunas lucen secas y marchitas.
— Eiden: ¿Qué son?
— Quincy: Son raíces encantadas de Castaño de Indias.
(¿Por qué eso suena familiar? Hmm...)
— Eiden: Mira esas raíces marchitas. Esta área solía estar llena de este tipo de plantas, ¿Cierto?
— Quincy: Si. Era... hermoso.
(Vaya, si Quincy dice eso, debe haber sido una gran vista. Desearía poder haberla visto... Castaño de Indias encantado... Sé que escuché ese nombre en algún lado antes...)
(¡Lo recuerdo! ¡El mercader! ¡Dijo que si plantabas raíces encantadas de Castaño de Indias y florecían, serías bendecido con buena suerte! Quizás no estaba intentando engañarme después de todo...)
— Quincy: Las raíces de Castaño de Indias encantado absorben minerales de la tierra y florecen una vez cada diez años. Sus flores almacenan esencia y cuando se marchitan, esa esencia regresa a la tierra.
— Eiden: Pero ahora no hay flores y la tierra se ve como si su esencia hubiera sido succionada.
Hace unos días en el mercado, había un mercader vendiendo esas raíces. Él incluso dijo que eran muy difíciles de conseguir.
(Ese falso dijo que solo tomaría algunos días que florezcan... ¡Dirás como diez años! Que bien que no fui engañado...)
— Eiden: ¿Cómo crees que ese mercader las consiguió? ¿No crees que...
— Quincy: Si, es un cazador furtivo.
(Este lugar es tan remoto, además de que el camino aquí es bastante traicionero... ¡Esos cazadores furtivos deber ser superhumanos! ¿Por qué desperdician sus talentos en una vida de crimen...?)
— Quincy: Pide un deseo a una flor y podría hacerse realidad... Eso es lo que dice la leyenda.
— Eiden: Sonó sospechoso cuando lo dijo el mercader, pero puedo creerlo viniendo de ti...
— Topper: *chirrido* *chirrido*...
— Quincy: ¿Quieres verlas? A las flores.
— Topper: *chirrido*~
— Eiden: ¿Hay algún punto en darle entusiasmo a estas plantas?
— Quincy: ...No lo sé.
Hace mucho tiempo, intenté transferir esencia desde una raíz del árbol. Pero fallé.
— Eiden: Entonces creo que será mejor que guardemos el huevo para tu viejo amigo. Veamos si podemos encontrar un buen lugar para eso...
...Ah, hay un agujero aquí. El tamaño parece justo.
— Quincy: Esto es...
Dentro del pequeño agujero creado por una grieta en el tronco del viejo árbol descansa una pequeña flor blanca. Sus pétalos se parecen a siete corazones blancos pequeños.
(Parece familiar... ¡Ah! Es similar a un tipo flor afortunada en mi mundo... ¿Podría ser...)
— Eiden: Quincy, ¿Eso es...
— Quincy: ...Parece una flor de Castaño de Indias encantado.
Pero en teoría, este tipo de flor debería ser capaz de crecer solo en la tierra... No sé cómo una podría crecer aquí.
— Eiden: Quizás es un milagro. Un milagro... creado por tu viejo amigo.
— Quincy: ¿......?
— Eiden: Solo estoy suponiendo, pero... puedo sentir que la esencia en este pequeño agujero se ha secado. Aún así la flor fue capaz de florecer aquí. ¿Podría esto ser obra de tu viejo amigo?
— Quincy: ... Eso creo.
— Eiden: ¿No dijiste que los deseos pedidos a la flor se vuelven realidad...? ¿Por qué no lo intentamos?
— Quincy: No hay necesidad.
Mi viejo amigo... ya cumplió mi deseo.
— Eiden: Si, supongo que tienes razón.
Eiden mira fijamente a la flor del castaño encantado y sumerge su cabeza para ver las raíces marchitas en la tierra. Con una pequeña risa, él entiende el deseo de Quincy.
— Quincy: ¿No vas a pedir un deseo?
— Eiden: Todos dicen que, como el Gran Hechicero, ya soy un milagro. Supongo que no hay necesidad de más.
— Quincy: ... Jeh.
— Eiden: Hey... ¿Dije algo divertido?
— Quincy: ... No realmente.
Liberemos el entusiasmo. Pongamos el huevo cerca de las raíces de mi viejo amigo y luego...
[···]
— Eiden: Whew...
(Quincy dijo que tenía que liberar lentamente el entusiasmo así no le daría demasiado de una sola vez a su viejo amigo... pero esto está tomando una eternidad... Casi es hora de que el sol salga...)
— Quincy: ¿Cansado?
— Eiden: ... Si.
— Quincy: ¿Hambriento?
— Eiden: Nah, aún estoy lleno...
(Está... temblando.)
— Quincy: ¿Frío?
— Eiden: Si... un poco.
— Quincy: ......
(El pequeño demonio ruidoso... está siendo inusualmente callado.)
— Quincy: Está fresco aquí. Te llevaré a una cueva que encontré.
— Eiden: ¿Ungh...?
(Vaya, me levantó normalmente y no como un saco de patatas... Ese es un milagro real... Su cuerpo es tan cálido... Supongo que los músculos realmente hacen una diferencia...)
— Eiden: Ah... esto es... increíble... ¿Puedo aferrarme a ti de esta manera para siempre...?
— Quincy: ......
Eiden no puede evitar retorcer su cuerpo en un intento de apretarse más cerca del robusto pecho de Quincy.
— Eiden: No quiero irme nunca... Brrr, el bosque se pone frío de noche.
(¿Me dejé enfriar demasiado? Mi esencia está fluctuando... Y la esencia de Quincy... se siente más cálida de lo usual...)
Quicy mete una mano debajo de la ropa de Eiden para brindar un poco de muy necesitado calor. Inesperadamente, Eiden siente un diferente pero familiar tipo de calor.
— Eiden: ¿No dijiste que... la fase final de liberar esencia... era la más peligrosa? Dijiste que incluso tú serías afectado... y que debería ser cuidadoso...
— Quincy: ... Es cierto. Es peligroso.
(Incluso más que el huevo...)
— Eiden: ¿Entonces por qué... me estás tocando así? Se siente como si... la densidad de la esencia aquí hubiera incrementado...
La mano de Quincy, sin ningún tipo de duda, continúa calentando la fría piel de Eiden.
— Quincy: No hay un motivo.
Solo te ayudo... a calentarte.
[ El Más Peligroso de Todos... ]
— Quincy: ... ¿Aún sientes... frío?
A pesar de estar completamente vestido, Eiden siente un calor infinito viniendo de la estructura robusta de Quincy.
— Eiden: ¿Desde cuándo... eres tan... atrevido...?
— Quincy: ¿No es bueno?
La voz profunda de Quincy suena diabólicamente atractiva. Su caliente respiración cosquillea el lóbulo de la oreja de Eiden.
La mano masiva masajeando su pecho remueve cualquier indicio de somnolencia de la mente de Eiden.
— Eiden: Ah... Masajeando así... mmm... nghh...
La rica esencia flotando en el aire tiene una cualidad vertiginosa. Con la sensibilidad de su cuerpo intensificada, Eiden no puede evitar sino retorcerse mientras Quincy acaricia sus pezones.
(Quincy: Sus reacciones son más dramáticas de lo normal... interesante.)
— Quincy: *puff*...
(Ah... no es justo... soplando en mi oreja de esa forma...)
— Eiden: Entonces... la esencia... te está afectando a ti también... ugh...
— Quincy: ... Hngh... no soy... invencible...
Tengo sentimientos... y... deseos...
Es difícil ignorar la señal de los dichos deseos de Quincy, en otras palabras, la masa voluminosa de carne actualmente presionada entre las piernas de Eiden.
Cada vez que se frota contra el interior de los muslos de Eiden, su cadera no puede evitar estremecerse.
— Eiden: Ohh... tan grande... tan caliente... ¿Te sientes excitado también?
Usa tus dedos... para mojarme... ahí abajo... así puedo tragarte...
— Quincy: ... No hay necesidad de apresurarse.
La situación por aquí... parece más urgente.
— Eiden: Hngh... no te referirás a... no... ahhh... nghh...
Para sorpresa de Eiden, Quincy agarra su pene. Un chorro de gotas pegajosas estallan desde la punta. Después de algunas subidas y bajadas del puño de Quincy, el eje de Eiden brilla con jugo.
— Quincy: ... Se puso más duro.
— Eiden: Ahh... decir cosas en mi oído... así... nghh... me estás volviendo loco...
Cada uno podía sentir la excitación del otro. Los muslos de Eiden están pintados con el jugo goteando del eje gigantesco de Quincy.
Mientras Quincy continuaba frotando, aún más néctar chorreaba del pene de Eiden.
— Quincy: Ngh... hahh...
— Eiden: Ugh... frota más... ahí...
— Quincy: ... ¿Aquí?
— Eiden: Si... ngh... justo ahí... se siente... tan malditamente bueno... hnghh...
Eiden siente que podría derretirse bajo la calidez de la palma de Quincy. Los fluidos se mezclan y se fusionan. El placer se acumular a lo largo de la humedecida hombría.
— Eiden: Ugh... no... tan rápido... Quiero disfrutarlo un poco más...
— Quincy: ... ¿Qué tal... esto?
— Eiden: Ahh... demasiado lento... ugh... es como... una tortura...
— Quincy: Como siempre... problemático...
A pesar de esas palabras, cuando se pronuncian en los oídos de Eiden, suena tentador. El sentimiento de vacío abajo hace que Eiden sacuda sus caderas, su eje se frota contra la gruesa palma de Quincy.
— Quincy: ... ¿No es suficiente?
Determinado a hacer una explosión cremosa, el puño de Quincy acelera su ritmo. La velocidad extra y el poder hacen que casi sea imposible que la punta del pene ultra sensible de Eiden lo soporte.
— Eiden: Oh dios mío... tan bueno... no... no puedo contenerlo... unghh...
Puede no ser capaz de ver a Quincy, pero Eiden podía decir por su respiración que él tampoco puede contenerse.
Mientras Quincy desliza su pene hacia adelante, el agujero hambriento de Eiden se prepara para devorar al invasor carnoso.
— Quincy: ... ¿Listo?
— Eiden: Ugh... está dentro... despacio... ngh... hahh... es tan grande... ugh... ahhh...
Sin prisa, Quincy lentamente empuja los brillantes jugos en el apretado pasaje de Eiden.
A este ritmo, el suave interior de Eiden es capaz de aclimatarse al grueso eje de Quincy antes que sufrir fuertes estallidos de dolor.
— Quincy: Hnghh... relájate... no puedo... moverme...
Eiden siente cada pulsación del pene de Quincy a través de sus paredes internas carnosas. La claridad es increíble. Gotas pegajosas fluyen sin parar de su propio eje grueso.
— Eiden: Ah... ahhh...
— Quincy: Ugh... hahh... tan apretado... nghh... hahhh...
El monstruoso eje de Quincy batalla contra el duro agarre de Eiden.
Con cada estocada, mientras Quincy se retira y el agarre de Eiden se relaja, Quincy aprieta su pecho y Eiden aprieta con una fuerza hidráulica.
— Eiden: No puedo... ughh... tomar... mucho más... de esto... nghh... mmmhhh...
— Quincy: Ngh... hahh... ¿Te rindes...?
— Eiden: No... imposible... hnghh... ahhh... también...
Eiden reúne toda su fuerza de voluntad para evitar la inundación que se precipita hacia su palpitante pene. Los ataques implacables en su carnoso agujero lo empujar a sus límites.
— Quincy: Hngh... ugh... Estoy... hahh... casi llegando... uhh... ¡Ahh...!
Una explosión de crema fundida llena cada pulgada del pasaje interno de Eiden. Pero Quincy no se rinde. Él empuja sus caderas, empujando su pegajosa carga en las zonas más profundas de Eiden.
— Eiden: Ahh... no... ahhhh... detente... ugh... ¡Gyahhh!
— Quincy: Ngh... ugh... hnghh... ahh...
Incluso después de eyacular, el calor en el cuerpo de Eiden y la sensibilidad continúan aumentando.
— Eiden: Ugh... ahh... no puedo... tomarlo... una y otra vez... así... nghh... ¡Mmm...!
— Quincy: ... Jah... ¿Momento... nghh... de rendirse?
Quincy sostiene la debilitada cadera de Eiden, sosteniéndolo cerca de su torso robusto. Incluso si Eiden quería escapar de los ataques de Quincy, él no podía mover un músculo.
— Eiden: Aún necesito... algo de fuerza... para el viaje a casa... ahh... ngahh... anghh...
— Quincy: ... Yo... ngh... ugh... tomaré la... responsabilidad... unghh...
Placer extremo estalla a través del cerebro de Eiden, enviándolo a un aturdimiento.
Quincy golpea el ano de Eiden tan fuerte que comienza a doler. Eiden siente esencia vertiéndose en él con cada estocada.
— Eiden: Se siente como que... hahh... de nuevo... ahhh... nghh... gyahh-
— Quincy: Ungh... ugh... ohh... ¡Gahh...!
— Eiden: Hah... hahh... tan bueno... pero tan raro... vas a... destruirme...
— Quincy: ... Hahh... nghhh... hahh...
10 notes
·
View notes
LAS CRÓNICAS DE MARTE (Capitulo 3: La Era de los Descubrimientos)
Capitulo 3: La Era de los Descubrimientos
En el siglo XVI, el nieto de Miguel Martínez, Carlos Martínez, logra hacer una excelente carrera militar en el imperio español, se destaca como soldado profesional y es enviado a las nuevas tierras que están siendo conquistadas en America Central, en el momento que arriba a esos territorios, se le acerca un joven alférez, quien le pregunta por como están las cosas en la madre patria, Carlos responde con tranquilidad, igual, nada que decir, el joven alférez le hacia muchas preguntas, Carlos no responde y sigue su camino, en un momento le pregunta al joven alférez: “¿¿ como te llamas muchacho ??”, el alférez responde alegremente: “¡¡ Francisco de Pizarro, señor, para servirle !!”. Al poco rato, Carlos se presenta al comandante a cargo, este le da la misión de explorar los ríos cercanos en busca de hacer contacto con las tribus indias del lugar, ofrecer ayuda, armas y la palabra de nuestro señor, a cambio de comida y oro, lo importante es conseguir la cooperación de las tribus y que se unan al imperio español entregando su lealtad, lo mandan con un par de sacerdotes que lo ayudaran en la labor religiosa…finalmente, después de explicarle su misión, el comandante solo resto decirle a estas palabras: “Dios lo acompañe, soldado…”
Después de las palabras del comandante, Carlos sale del despacho directo a los barracones, en ello, lo alcanza el joven Francisco, quien le ofrece ir con él a la misión que le encomendó el comandante, Carlos le dice al muchacho: “¿¿tienes alguna idea de lo que me encargaron??”, el muchacho responde inocentemente y dice: “NO, pero igual quiero ir contigo”, Carlos le encarga camino a los barracones reunir hombres e indios para que lo acompañen río abajo”, Francisco pregunta: “¿¿a quien buscaremos??”. Después de unos días de organizar hombres y provisiones, Carlos toma unos botes y navega río abajo, guiado por los indios Manaus: nativos de estos lugares, el ambiente parece natural para la selva; ruido de pájaros y animales, pero en un momento los Manaus empiezan a ponerse inquietos, al parecer este territorio pertenece a la tribu de los Coia, para el tabú de los Manaus pasar por su territorio esta prohibido, los Manaus sentían mucho miedo, de pronto, los pájaros dejaron cantar y los animales se silenciaron, se sentía un silencio profundo, los Manaus también entraron en silencio, pero su rostro reflejaba miedo, de pronto, una flecha cae en el pecho de un hombre y lo arroja al agua, mientras que lanzas y flechas aparecen de todas partes, Francisco es alcanzado por una roca y cae al agua, Carlos se agacha y nota que unos indios atacan desde la vereda del río, eran los indios Coia que atacaban al convoy, los sacerdotes que acompañaban a la expedición entraron en pánico y se pusieron a rezar, en unos minutos, los Coia arrastraban a Carlos por el piso con mucha resistencia, mientras arrinconaban a los sacerdotes que estaban asustados orando, los indios pensaron que estaban siendo atacados con alguna maldición por parte de los sacerdotes, en el instante que lo soltaron, los indios golpean a Carlos, en un momento, los Coia se inquietan y matan a los sacerdotes, Carlos al ver esto reacciona y agarra un pedazo de madera con el que se defienden usándolo como si fuera su espada, derriba a uno de sus captores, después golpea a otro y le parte la cabeza de un par de golpes, en ello aprovecha huir mientras los Coia lo persiguen, Carlos se sumerge en la selva buscando un lugar donde refugiarse, mientras los indios Coia tras la espesura de la selva le pisan los talones, asustado, Carlos escucha los ruidos que los Coia emiten para atormentarlo, después de correr una hora, Carlos encuentra una caverna y se oculta para reponer fuerzas.
Al día siguiente, en la mañana temprano trata de salir de la caverna para cruzar la selva y llegar al río, pero a los pocos metros los Coia le cortan paso y se ve obligado a regresar a la caverna. Pasa algunos días, y Carlos empieza a tener hambre, de pronto llega un anciano indio Coia, tranquilo y pacifico, en el idioma de los Coia le dice lo siguiente: <Hombre blanco, vengo en paz, sal de cueva, se que tienes hambre y sed, sal, hemos empezado mal, tenemos que hablar…>, a pesar que Carlos no entendía una palabra del anciano, entendía su intención, se acerca lentamente con temor a que otros indios armados estuvieran detrás del anciano, pero no salio nadie, el anciano le dice: <me llamo, Utabao, ¿¿ como te llamas tu ??>, a Carlos le tomo poco tiempo entender que le dijo Utabao, así que le dijo su nombre…Durante el día, Carlos y Utabao se dedicaron a dialogar y a entenderse, finalmente Carlos empezó a vivir entre sus captores, lo empezaron a respetar, ya que todos vieron como redujo a dos de los suyos y huyo, los niños Coia le enseñan a Carlos su idioma, al mismo tiempo Carlos le enseña español, después de unas semanas, Utabao, le dice que están teniendo problemas con otra tribu que no los respeta y que necesitan del talento bélico de Carlos para luchar contra ellos, Carlos accede. A la mañana siguiente, Carlos se junta con los Coia, le pintan la cara y corriendo atravesando arroyos y la selva para encontrarse con sus enemigos, al poco rato los indios Coia y sus enemigos se reúnen en un claro, se ven las caras y al grito de uno de ellos comienza la batalla, la ferocidad de los Coia y sus enemigos deja chico a Carlos, la lucha se torna sangrienta y finalmente, cuando Carlos acabo con el ultimo enemigo, hubo un grito unánime de todos los guerreros Coia.
Pasaron meses y la confianza entre los Coia creció, en un momento, Utabao le confía un secreto iniciático entre los Coia, siendo el único hombre blanco que le es confiado este secreto, Utabao lo llevo por un camino de piedras bien pulidas que se abría paso en la selva, este camino lleva a una pequeña ciudadela llena de templos, edificios, en algunos de ellos estaban repletos de oro y pergaminos con conocimiento, Utabao le contó que los Coia fueron hace muchas lunas una gran civilización con conocimientos en ingeniería, química, astronomía, pero hace pocos siglos, la civilización Coia colapso y optaron por una forma de vida mas sencilla, los Coia venían a este lugar a buscar conocimiento cuando se requería…en ese momento, Carlos entendía que el lugar era una biblioteca. Después de un corto tiempo, Carlos pudo convencer a Utabao que debía marcharse a compadecer ante su comandante para convencer a los españoles para que los respeten, persuadir a Utabao no fue nada sencillo, en este viaje se hizo de acompañar de varios indios Coia, Carlos hizo el camino de regreso con la comandancia río arriba, pero caminando por la orilla, hasta que se topo con el joven alférez Francisco junto con otros españoles, Francisco estaba asombrado de verlo junto con los Coia, y más aun, con los atavíos de los Coia.
En unas horas, en el despacho del comandante, después de escuchar la experiencia de Carlos, levanta a gritos a Carlos diciendo: “¡¡ Lo envíe junto con un continente armado y unos sacerdotes, lo matan y usted sobrevive para que después regresa hecho todo un indio, yo creo que usted fracaso…”, el comandante llama al alférez Francisco y lo manda a encerrar a Carlos en un calabozo. Meses después, Carlos es liberado y dado de baja en el ejercito, los Coia que vinieron con el, estuvieron fuera del calabozo esperando a que lo liberaran, en el momento de su liberación, Francisco se acerca y le pregunta: “¿¿ Ya que no es parte del ejercito a donde ira, su merced ??, Carlos le responde tranquilamente: “bueno me iré con los indios Coia, al menos ellos aprecian mi talento y compañía”, Francisco le dice: “con mi amigo, Diego estoy elaborando un proyecto de expedición a las tierras del sur, dicen que hay un pueblo tan grande y rico como lo fue Roma en sus tiempos, puede que en algún momento necesitemos gente como tu…”, finalmente, Carlos le dice a Francisco: “bueno, cuando eso pase, hace dos cosas: búscame y llámame Rodrigo de Araya, para ese entonces, el nombre de Carlos Martínez ya tuvo su cuota de gloria”, ambos hombres se despiden amistosamente, Carlos se mete en la selva junto con los Coias y Francisco se queda en el puesto español viendo como su amigo se aleja.
3 notes
·
View notes