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#el despertar de la fuerza
trogo-auto-egocratico · 4 months
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"Pero es precisamente el débil quien tiene que ser fuerte y saber marcharse cuando el fuerte es demasiado débil para ser capaz de hacerle daño al débil".
Milan Kundera.
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Llamar a la mujer el sexo débil es una calumnia, es la injusticia del hombre hacia la mujer. Si por fuerza se entiende la fuerza bruta, entonces, en verdad, la mujer es menos brutal que el hombre. Si por fuerza se entiende el poder moral, entonces la mujer es inmensamente superior.
(Mahatma Gandhi)
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Hombre… Recuerda que cuando eres semilla, es en el cuerpo de una mujer que germinas… Cuando naces llorando… es en los brazos de una mujer que te calmas… Cuando sientes hambre, es en los senos de una mujer que te sacias… Cuando intentas andar, es con el auxilio de una mujer que arriesgas los primeros pasos… Cuando comienzas hablar, es una mujer quien te enseña las primeras palabras… Cuando te preparas para enfrentar la vida, es una mujer quien te incentiva y te moldea el caracter… Cuando comienzas a despertar para el amor, es una mujer quien te hace soñar… Cuando sientes soledad, es una mujer a quien buscas para ser tu compañera a lo largo de la vida. Cuando te multiplicas… es una mujer quien da a luz tus hijos, dando continuidad a tu descendencia. ¿Cuando finalmente entenderas, que la mujer comparte con la naturaleza la creacion de la propia vida?… ¿Cuando finalmente entenderas que dependes de ella? ¡Respetala! ¡Amala! ¡Protegela¡
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deepinsideyourbeing · 15 days
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Tengo la regla y me duelen un montón los cólicos 😖 necesito a un Enzo cuidándome xfis🥹
Fluff ♡
Enzo fue el primero en despertar con ese incesante e irritante sonido que resonaba por toda la habitación. Luego de unos segundos se estiró y, procurando no descansar su peso sobre tu cuerpo, tocó la pantalla de tu teléfono para apagar la alarma. Te observó brevemente antes de -con pesar- tocar tu brazo para despertarte.
-Son las nueve- susurró después de besar tu mejilla. Cuando te escuchó quejarte evitó reír-. Yo hago el desayuno.
Te quejaste nuevamente cuando te sentaste y él tomó tu cintura, preguntando en silencio, pero sólo negaste para luego de abandonar la cama y dirigirte hacia el baño lentamente. No pudo evitar mirarte caminar y fue así como notó la mancha en tu ropa, comprendiendo a la vez el por qué de tus quejidos.
Decidió cambiar las sábanas una vez que escuchó el correr del agua y luego se encargó del desayuno. Cuando regresó a la habitación, con una bandeja entre las manos y cargando una almohadilla térmica en su hombro, te encontró bajo las mantas con una expresión de tormento.
-Después lavo las sábanas- dijiste en voz baja, aceptando el ibuprofeno y el vaso de agua que te ofrecía.
-Dejate de joder, nena- contestó con desaprobación, deseando como tantas otras veces que fueras un poco más indulgente con vos misma. Acomodó las almohadas detrás de tu espalda y con cuidado depositó la bandeja sobre tu regazo antes de entregarte la almohadilla-. Está caliente, cuidado.
-Imagino que estas flores no las cortaste de mi...
Obvio que las robó de tus macetas en el balcón pero, en su defensa, quería tener un pequeño detalle sin tener que abandonar el edificio. Hizo una nota mental para no dejar que la semana finalizara sin sumar otra planta a tu pequeña colección.
-No, por supuesto- mintió, escapando de tu mirada acusadora pero divertida-. ¿Querés ver una película? ¿Una serie?
Escogieron juntos un documental, interesante pero lento en extremo, con una duración de hora y media. Llevan recién unos cuarenta minutos y cuando una pelea entre dos leones y un cocodrilo tiene lugar, Enzo llega a la conclusión de que no fue la mejor opción.
Retira múltiples veces la mano con la que masajea tu abdomen (en un intento de mantener el calor y la presión luego de que las semillas de la almohadilla térmica se enfriaran) para limpiar sus lágrimas y se muerde los labios para no emitir sonido alguno.
-¿Estás llorando?- preguntás. Tu intento de ocultar la risa fracasa-. No les pasa nada, ¿no ves? Se escaparon...
-Sí, pero ahora están... Dejá de reírte.
-Perdón, es que...
-Si fuera un documental sobre leones vos también estarías llorando- reclama, pellizcando sin fuerza tu mejilla-. Me voy a preparar otro café, ¿vos querés algo más?
-No, gracias.
-¿Segura?
-Segura.
Antes de cruzar el umbral voltea, con una expresión de diversión, para encontrarte mirándolo de manera suplicante. Regresa con una sonrisa, inclinándose para besar tu frente y luego tus labios, sus manos cubriendo tus mejillas por completo. Su pulgar roza tu piel con delicadeza.
-Elegí una película antes de que vuelva- dice contra tus labios-. Y te voy a preparar otro té, ¿de qué lo querés?
Su cabello cayendo sobre tu rostro te hace cosquillas, pero cuando intentás huir de la sensación Enzo toma tu mentón para besarte otra vez.
PERDÓN por publicar esto siglos después de que lo mandaras, espero que lo disfrutes 🫶🏻
taglist: @madame-fear @creative-heart @recaltiente @llorented @delusionalgirlplace @chiquititamia ♡
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soledadenlaluna · 1 year
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con toda mi alma, eres mi luz en este mundo tan caótico. Cada vez que te veo, mi corazón se llena de alegría y mi mente se llena de pensamientos dulces.
Eres mi refugio en los días oscuros, mi paz en medio de la tormenta. Tu risa es la melodía que me guía y me hace olvidar cualquier preocupación y tus ojos son el faro que ilumina mi camino.
Tu amor es mi combustible, me da fuerzas para seguir adelante incluso cuando el camino se vuelve difícil. Eres mi motivación, porque sé que contigo a mi lado, puedo conquistar cualquier obstáculo que se presente.
Eres el sueño con el que nunca quiero despertar, la razón por la que sonrío cada día. Contigo, la felicidad se vuelve tangible y el amor se vuelve eterno.
No hay palabras suficientes para expresar lo mucho que te amo y lo agradecida que estoy por tenerte en mi vida. Eres mi persona, mi ser amado, mi todo.
Mi amor por ti crece cada día más, como un fuego que arde intensamente. No puedo imaginar mi vida sin ti, porque contigo es donde pertenezco.
Eres mi sol en la mañana, mi luna en la noche. Eres mi compañero de vida, mi confidente y mi mejor amigo. No importa lo que pase, siempre estaré aquí, amándote incondicionalmente.
por ser esa luz en mi vida, por iluminar mi camino por dar color a mi sendero
Eres tú y siempre serás tú, el dueño de mi corazón.
- autor : Melany Lima Ventura
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hellokittywrites · 3 months
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TEETH
segunda parte.
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¿se sellará la indescriptible atracción que sentías hacia Park Sunghoon con el pinchazo de un colmillo?
pair: vampire! park sunghoon x f!reader x (sightly?) vampire! park jay
summary: sunghoon ya no puede resistirse más a ti, especialmente después de que descubrieras su verdadera identidad y de que park jay se comportase de una manera demasiado amistosa contigo para su gusto
warnings of part 2: menciones de dios y del cristianismo (nada de lo escrito se aplica a la religión referida, es sólo ficción basada en ella), sangre, mordiscos y puede que un poco subida de tono en algunas partes (???) no nsfw tho, lenguaje malsonante
words: 3004 (im sorry)
quick note: resulta que no sólo van a ser dos partes... esta historia está volviéndose más interesante de lo que pensaba y puede que se vuelva una miniserie <3
primera parte tercera parte
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Sunghoon conectó sus ojos con los tuyos y las palmas de sus manos guardadas en los bolsillos de su pantalón de traje podrían haber empezado a sangrar en cualquier momento de la fuerza con la que estaba clavando sus uñas en ellas, buscando con el dolor, distraerse a sí mismo de quién tenía en frente, de tenerte cara a cara. 
Dios, había olido tu sangre desde mucho antes de que llegaras a la azotea y, pese a haberse apartado de la fiesta para ir a la zona más alejada y solitaria con la intención de no estar en tu radar, su instinto depredador consiguió igualmente atraerte hacia él.
Tu respiración agitada prueba de un corazón también agitado provocó la rebelión de sus colmillos. Dolían, y la fachada de indiferencia de Sunghoon cayó tras tres segundos de contacto visual, debido a cómo se encontraban pinchando su rojizo labio, buscando ser liberados de la presión que Sunghoon estaba ejerciendo, queriendo contenerse a sí mismo.
Porque si de ellos fuera, te mordería. Oh, si te mordería.
Aquella chispa de incomodidad, te hizo salir del estado de alucinación en el que te encontrabas. ¿Cómo que Sunghoon era tu sueño, o todo lo que necesitabas? No había ninguna prueba racional que explicase aquella premisa y no ibas a ponerte a buscarla próximamente. Así, fue ese ligero frunce de sus negras cejas lo que te hizo despertar. Tu respiración se empezó a calmar de la carrera que acababas de hacer, además de que ya empezabas a sentirte un poco mareada.
Recuperaste un poco la compostura dentro de lo posible ante la presencia de aquel hombre.
Sunghoon notó tu cambio y nunca creyó en dios, teniendo en cuenta su condición -aquella figura divina le parecía una simple invención a la que a veces se dirigía por desesperación-, pero le agradeció esa relajación por tu parte. Si seguías presa de lo que su interior más salvaje te hacia sentir, esa necesidad de satisfacción última por su persona, entonces él no podría hacer nada para contenerse. No tendría las fuerzas, ni siquiera la oportunidad, de reprimir aquel demonio interno que se encontraba babeando por probar tu sangre, por morderte, por marcarte, por sellarte como de su propiedad con sus colmillos.
Había oído hablar de conexiones similares: el regalo de Dios hacia los vampiros, el mayor acto de misericordia. Un vampiro destinado a un humano y un humano destinado a un vampiro. La satisfacción de su deseo asesino con un humano al que amará de por vida y que lo volverá bueno, correcto, humano.
Sunghoon nunca creyó estas patrañas pues jamás existió un vampiro cuyos colmillos fueran de la propiedad de un sólo humano, sólo pudiendo morderle a él y, cuando lo hiciera, no querer probar otra sangre nunca más.
Claro que éstas eran las palabras de la leyenda y el entorno de Sunghoon, lleno de vampiros casados con otros vampiros pero con numerosos mordiscos hacia múltiples humanos distintos, no le era el mejor contexto para creer en algo así como "tu salvación destinada".
Jake y Heeseung, además del resto de sus compañeros, solían encajar en las actividades de un vampiro adulto. La sangre humana es tentadora, pero no tanto como para perder el control, como muchas de las novelas vampíricas quieren probar. Uno puede saciar su hambre con su plato favorito conscientemente, disfrutando del sabor pero sin pasar los límites. En el caso de los humanos, son límites de quién come, cuánto su estómago puede aguantar; en el caso de los vampiros, el límite está en la persona de que se alimentan.
Esto ayudaba a que pudiesen convivir, pero Sunghoon, cuyo padre era un hombre sin prudencia, creció acostumbrándose a ver cuerpos totalmente secos saliendo de las puertas de su casa cada mañana.
Cuando vio el rostro sin vida de su niñera a la que en secreto llamaba madre, juró que él no iba a ser un asesino, no iba a dejarse llevar. No iba a alimentarse de sangre humana.
Pero tu cuerpo abrazado por ese vestido, tus ojos deseosos que le miran sin vergüenza alguna, tus labios brillantes y tentadores bajo la luz de la luna... Sunghoon sentía que iba a romper aquel juramento y lo peor es que lo haría sin remordimientos.
¿Creía Sunghoon que eras su salvación destinada? Lo único que Sunghoon sabía era que te detestaba por convertirle en la bestia que estaba destinada a ser, arrodillándose ante ti, ahogado en tu sangre.
Y estaba enfadado, verdaderamente molesto.
Sí, tras percibir cómo volvías a mantener la calma -dentro de lo que cabía-, Sunghoon, gran observador, se molestó más al darse cuenta de un factor y no pudo evitar mantener su silencio por más tiempo.
—Vengo más tarde, intentando evitarte y mírate... Los protegidos tendrían que haberse ido hace una hora y media— Ladeó la cabeza mientras levantaba unos centímetros su barbilla, suavemente. Sunghoon era absolutamente majestuoso con la luz de la Luna acariciando sus rasgos faciales. Entrecerró los ojos y temiste volverte transparente ante él. —Seguro que ya has visto por qué... ¿verdad?—
Sí, lo habías visto pero, ¿tu esperada hora de partida? No, no lo sabías. Ni Aerin ni Sunoo te habían comentado nada por el estilo. Pero antes de hacer esta reflexión, sentiste estar a punto de volver a caer en el abismo de pérdida de conciencia que Park Sunghoon te suponía. Después de tres intensos meses de un anhelo secreto, te había hablado por primera vez. Esa voz que siempre te despertó de un sueño desconocido, haciéndote consciente de algo que todavía no sabías denominar, se había dirigido a ti, mirándote, examinándote, prestándote toda su atención, tal y como en tus más oscuros sueños siempre habías sucedido.
Tu cuello volvió a palpitar y Sunghoon, como si lo hubiera notado, dio un paso atrás, casi chocando con el muro de cristal de la azotea, mientras giraba la cabeza hacia el otro lado, bajando la mirada y lamiéndose los labios con frustración. Notaste su nuez moviéndose tras tragar. Inconscientemente, tú también tragaste.
Sunghoon te estaba distrayendo demasiado del por qué tus supuestos amigos, tu supuesta mejor amiga, habían decidido omitir un detalle tan importante como la necesidad de irte hace media hora para evitar encontrarte con supuestos vampiros o, mejor dicho, evitar estar en un lugar en el que sus colmillos eran absoluta y legalmente libres, sin necesidad de ser retenidos, sin ser nombrados armas asesinas.
Evitar unos como los de Sunghoon. No, tanto tú como él lo sabían, no había otra opción, otros colmillos para ti. Evitar los colmillos de Sunghoon pues sólo podían ser ellos los únicos cuyo dueño podía llamarte proclamándote de esa forma.
Evitar que sucediera lo que estaba a punto de suceder si ninguno de los dos frenaba, si ni tú ni él deteníais este terremoto descontrolado. Y tú deberías ser quién lo hiciera. Tú, la presa, deberías escapar de tu depredador y, sin embargo, ahí iba un paso, dos pasos, tres pasos hacia un vampiro, hacia Park Sunghoon.
— Quieta, por favor. No — Sunghoon se pegó lo máximo posible a aquel muro, susurrando aquella negación casi con derrota en su voz, sacando sus pálidas manos llenas de marcas de frustración de sus bolsillos, tensándose con cada paso que dabas.
La azotea no era muy ancha de largo y ahora os encontrabais a cuatro pasos el uno del otro. Sunghoon nunca tuvo la necesidad de respirar y, pese a eso, ahora sus pulmones lo estaban haciendo.
Estabas a punto de caer y rendirte ante tu propia libertad pero, como él, la racionalidad todavía seguía de pie en la batalla. Y, buscando distraerte de su expresión frustrada que te producía una calidez placentera en tu vientre, la música que parecía hasta el momento sonar de fondo, incrementó en volumen, junto con los gritos de júbilo de los participantes de aquel ahora terrorífico evento.
Así, recordaste todo. Sunoo mordiendo a Aerin, los colmillos de Jake, la sangre de aquella chica que estaba con Heeseung, lo que de verdad servían en la cocina... ¿Realmente existían los vampiros? ¿Realmente todo lo que había sucedido eran pruebas claves para probar tu teoría? ¿Realmente estabas a punto de creer en la existencia de los vampiros? Sunghoon sólo te había dado una indirecta que podía hacer referencia a otra cosa.
Pero, si realmente era así y ellos eran eso, el enfado era lo que te encontrarías sintiendo. ¿Cuánto te habían manipulado exactamente?
Te dirigiste a él con una mirada que sin que fueras consciente de ello, era desafiante. Sunghoon, al ver la chispa encendida en tus ojos, tuvo que volver a controlarse mientras, sin poder evitarlo, sonreía ladinamente. Le gustabas, Dios, le volvías absolutamente loco.
—¿Tú también haces eso?— Preguntaste mientras sentiste tus rodillas temblar por un momento. El frío que acariciaba tus desnudas piernas fue al que culpaste, no queriendo pensar en los efectos de la sonrisa del hombre que tenías enfrente tuya.
Esa misma sonrisa que pretendías ignorar sólo se agrandó más, dejando, ahora sí, ver una chispa de aquellos colmillos, todavía no en su estado total de liberación pues Sunghoon seguía reteniéndolos. Pero tu voz le gustaba demasiado, como tus piernas desnudas. Le estabas provocando sed... Mucha sed.
—Vas a tener que ser más específica— Sunghoon contuvo su lengua antes de pronunciar tu nombre o entonces tendría la gran necesidad de conocer el sabor de tu sangre.
Le miraste entrecerrando los ojos. Habías visto las pruebas por ti misma, negar o intentar ser racional no servía de nada por mucho que supusiese afirmar la existencia de aquellos seres. Suspiraste y te lamiste el labio inferior antes de preguntar— ¿Muerdes a la gente inferior a ti?—.
Sunghoon alzó una ceja y se mantuvo en un extraño en silencio. Aquel gesto como respuesta despertó en ti un nerviosismo que sonó más brusco de lo que pretendías —¿Qué? ¿Acaso me equivoco? Vampiro—.
Oh, Sunghoon podría mirar tu expresión de enfado por toda la eternidad, temió. Pero en el fondo, intentaba distraerse del asco con el que expresaste aquella palabra, su verdadera identidad. Tu tono había rasguñado un poco su estático corazón.
Esta vez fuiste tú la observadora perspicaz y lo notaste. ¿Existía un punto débil en su gran armadura? Diste un paso y Sunghoon no pudo más.
—Corre— Su voz ahora gélida, sus colmillos ahora en su estado libre y natural, su hambre descontrolada.
Dudaste un segundo. ¡Aquellos colmillos parecieron a simple vista hechos para tu cuello!. Ese era tu lugar, tu sueño. Por un momento ibas a quedarte por iniciativa propia pero, antes de cumplir ese deseo, notaste el dolor en sus capas de desgrado, el alma en su intento de incendio y tus piernas se alejaron rápidamente al volver a recordar que él era un vampiro, un asesino. Park Sunghoon.
Corriste escaleras abajo, temiendo que te atrapara, pero Sunghoon en ningún momento te persiguió o hizo ademán de hacerlo. Desde el primer momento sólo quiso que escaparas, siendo un depredador con el castigo de necesitar a una presa no deseada. ¿Lo hacía por ti? Sunghoon nunca era honesto consigo mismo, así que claramente lo hizo por él, para no volverse quién más odia, para no ser su padre.
‧͙⁺˚・༓☾  ☽༓・˚⁺‧͙
Fue un milagro que no te hubieras tropezado con las escaleras mientras, con la respiración entrecortada, te hacías paso entre alumnos SSR que ahora eran percibidos por tus ojos con temor. La música te hacía pitar los oídos y acostumbrarse a la oscuridad nunca fue tan difícil pero ahí estaba, la puerta de salida.
Miraste hacia atrás por un segundo tras escuchar un ruido demasiado cerca y no proveniente de la piscina. Ahí, en plena gloria, los colmillos de Sunoo volvían a penetrar el cuello de Aerin. Sentiste lágrimas acudir a tus ojos y, sin pensarlo más, atravesaste la puerta, saliendo de aquella casa.
Caminaste un tanto apurada por la acera de la desierta carretera y al momento te diste cuenta de que no sabías dónde estabas. Giraste la cabeza hacia la casa, buscando señales de un Sunghoon persiguiéndote, pero nada.
Una idea cruzó tu mente y decidiste caminar en el sentido contrario, retrocediendo en tus pasos, buscando desde la carretera ver la azotea. Escondiéndote un poco entre una moto y un arbusto, levantaste dirigiste tu atenta mirada hacia el lugar donde minutos antes casi sucumbías a tus deseos. Deseaste por un momento que no estuviese desierta, significando en la cercanía de Sunghoon, fruto de aquella parte irracional que seguía y, después de tu primera conversación con él, más que nunca necesitada de él.
Para tu decepción, Park Sunghoon no se había movido ni un milímetro del borde de la azotea, pero esta vez miraba las vistas, dándote la espalda. Aliviada, pero a la vez tremendamente avergonzada al haber caído en lo que no pareció minutos antes un engaño, soltaste un suspiro mientras tus mejillas se incendiaban.
—No te recomendaría mear ahí— Una voz grave y un poco raspada te sorprendió, haciéndote saltar y, de no ser por el arbusto, estarías en el suelo con uno de tus bonitos tacones rotos.
Tu cabeza se apartó de Sunghoon rápidamente dirigiendo la mirada hacia aquella voz.
Park Jay, con su característica ceja cortada, frente descubierta y ojos negros rasgados te recibió, dirigiéndote una mirada cansada. Al momento, te apartaste tanto de la moto como del arbusto, volviendo a la acera. Estabais frente a frente. —No estaba intentando mear —Tu voz sonó un poco más elevado de lo que pretendías y te hizo sentirte más avergonzada.
—Ya— Soltó Jay elevando una de sus cejas mientras encogía los hombros. En verdad, no le importaba mucho la respuesta, mientras su moto siguiera intacta. Porque así era Park Jay, el alumno de las SSR y del grupo de Sunghoon que menos destacaba salvo por ser el capitán de béisbol de la academia Bram Stoker, más concretamente, el primero en la historia del equipo en ser elegido en primer curso.
Como con el resto de SSR que no fuesen Sunoo o Aerin (salvo en esta fiesta en la que intentaste pasártelo en grande), mantenías tus distancias con Jay Park. Siendo del mismo curso que Sunghoon, ésta era también vuestra primera conversación.
Y así siguió Jay, mirando la moto. Todavía no habíais hecho contacto visual desde su inesperada aparición mientras mirabas tus tacones, buscando distraerte. Jay, una vez comprobado que su roja moto estaba en perfecto estado, se dirigió a ti.
La sorpresa fue evidente en la ampliación de sus orbes negros tras hacer contacto visual con el jugador de béisbol. Frunciste el ceño por un momento, no entendiendo muy bien su reacción. ¿Tenías algo en la cara..? Hasta que recordaste las palabras de Sunghoon. Hace tiempo que tendrías que haberte ido porque...
Diste un paso hacia atrás y tus brazos se tensaron a cada lado de tu cuerpo, ahora no tropezándote con tus tacones. Te mordiste el interior de la mejilla mientras rápidamente echaste una ojeada hacia tus alrededores, buscando una posible vía de escape si las circunstancias la requerían.
No sabías muy bien exactamente lo que había pasado en la fiesta, pero sí que había vampiros. ¿Cuántos? ¿Quiénes eran y quiénes no? El corto tiempo que había transcurrido desde esa revelación al presente de Park Jay hicieron que no tuvieras el puzzle completo, pero sí lo suficiente para saber dónde colocar la siguiente pieza. Y Jay premió tu inteligencia en su cabeza con un imperceptible asentimiento.
Se quitó la piruleta roja que desde el principio tenía en la boca y, acercando su brazo al casco de moto negro como el carbón situado sobre su moto, similar a sus ojos, casi soltó una carcajada.
—Así que ya sabes quiénes somos o, mejor dicho, lo que somos— Jay subió la mirada hacia tu figura, escaneando tu cuerpo. Gesto que no te ayudó a bajar la guardia ante su persona.
Tu ceño fruncido le pareció divertido y se apoyó en su moto, observándote con una chispa de interés en sus ojos. Pero no era el interés de Sunghoon, ni tampoco indicaba sed o lujuria. Tú tampoco te sentías de la misma manera cuando le mirabas a los ojos. Era como estar con Sunoo antes de saber que era... que era...
—¿Tú también eres un vampiro?— Preguntaste con un tono de voz un tanto grave, pero no titubeante.
Una sonrisa nostálgica fue lo que te respondió y tu confusión te hizo prestar más atención a la vez que él se volvía a llevar el caramelo a la boca. Ahí, entre su lengua y el resto de sus dientes, había un colmillo roto, partido.
La sorpresa fue evidente en tu cara y ahora si, Park Jay se rio abiertamente. Mientras sus carcajadas se mezclaban con el sonido lejano de la música, no sabías qué hacer.
— Para. Por favor, para— Dijiste intentando aguantar una sonrisa que se te moría por escapar ante toda esta locura que acababas de vivir. Jay hizo caso omiso a tus palabras y tardó varios segundos en recomponerse.
Te sonrió ladinamente y, tirándote el casco, dijo —Supongo que necesitas que alguien te lleve a los dormitorios. Sube— Jay, sin casco, detalle que no te sorprendió al entender más o menos la razón, se subió a la moto, esperándote.
Lo correcto y racional era negarse. Pero morder técnicamente no te podría morder y, pese a ser alumno SSR, su sonrisa llegaba a sus ojos, o por lo menos las que te había dedicado en el corto período de aquella conversación. No, conducir una moto era muy peligroso. Pero quedarte ahí suponía más peligros con un Sunghoon acechando y unos amigos que pueden que no sean tan amigos. Además de los vampiros. No, Jay también era un vampiro. Decidiste negarte obviamente-
—Está bien, pero debes responder a todas mis preguntas— Te acercaste y te colocaste detrás de un sorprendido Jay, el cual tras verte correctamente situada en su moto, sonrió caninamente.
—Eso ya lo veremos— Jay encendió la moto y os alejasteis de la casa.
Todo bajo la atenta mirada de un Park Sunghoon que juró en ese mismo instante hacerte suya y a la mierda su propio juicio.
‧͙⁺˚・༓☾  ☽༓・˚⁺‧͙
tercera parte
taglist: @strxwbloody @baaamkyu (open!)
notes: omg!! segunda parte lista. siento que sea un poco corta comparada con la anterior pero estas escenas me salieron más largas de lo que pensaba y no quería haceros esperar mucho. ¿qué tal la dinámica entre sunghoon y la prota? prometo que ellos dos son endgame!!! la aparición de jay es cosa mía jusjus <3333
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littleetoile · 3 months
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Día 4 Conspiración.
Popocatépetl e Iztaccíhuatl. La leyenda de los Volcanes y aunque existen tantas versiones les dejo mi favorita.
Una hermosa princesa llamada Iztaccíhuatl, hija del poderoso emperador de Tlaxcala. Su belleza y gracia eran conocidas en toda la región, y muchos pretendientes se acercaban a su padre para pedir su mano en matrimonio. Pero el corazón de Iztaccíhuatl ya estaba ocupado por un guerrero valiente y apuesto llamado Popocatépetl, quien había ganado su corazón con su coraje y su lealtad.
Con la aprobación del emperador, Iztaccíhuatl y Popocatépetl decidieron casarse y pasar el resto de sus vidas juntos. Sin embargo, cuando los aztecas declararon la guerra al imperio, Popocatépetl tuvo que partir para cumplir con su deber como guerrero y defender su tierra natal.
Iztaccíhuatl despidió a su amado con un abrazo y la promesa de esperarlo hasta su regreso. Popocatépetl luchó con todas sus fuerzas durante varios meses hasta lograr vencer a sus enemigos y regresar victorioso al palacio. Pero sus enemigos, anticipando la derrota, hicieron llegar falsos rumores al palacio acerca de la desaparición de Popocatépetl en la guerra. Cuando los rumores llegaron a oídos de Iztaccíhuatl, abrumada por el dolor, cayó en un profundo sueño del cual nunca logró despertar.
Popocatépetl regresó al palacio y devastado por la condición de su amada, decidió llevarla en sus brazos a una montaña muy alta para protegerla y cuidarla. Pronto sus cuerpos se cubrieron con un manto de nieve y hielo.
Después de muchos años, en el lugar donde reposan los enamorados, surgieron dos enormes volcanes: Iztaccíhuatl o Mujer dormida y Popocatépetl o Cerro que humea.
Se dice que el corazón de la princesa sigue latiendo bajo la nieve y el hielo del Iztaccíhuatl, mientras que el valiente guerrero permanece en la cumbre del Popocatépetl, velando por su amada y recordando su amor eterno.
Versión de Paola Artmann e ilustración inspirada en la obra de arte del pintor Jesús de la Helguera.
#heyarnold #shortakiweek #shortakiweek2024 #oye Arnold #nickelodeon #helgayarnold #fanart #artdigital
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wosohavemyheart · 9 months
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Miedo en Navidad
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Bajo muy despacio las sábanas de fútbol que me regalo la tía Mapi, mi cara se siente fría cuando la destapó del todo al ver que ya no hay nadie en mi cuarto, Papá Noel ya se ha ido.
La habitación está oscura y eso solo hace que mis ganas de llorar sean más grandes.
-Mami, mami- Llamo con la esperanza de que aparezca mi superhéroe pero no es así y acabo llorando.
Siempre suelo tener una lamparita que hace una galaxia en la pared ya que me encanta el cielo pero se ve que se han olvidado hoy.
Decido levantarme aún llorando y acercarme a la puerta entre abierta de mi habitación, mami siempre me deja un poquito abierto.
Me asomo con cuidado para ver el pasillo y no veo nada que me haga tener más miedo pero aún así voy corriendo sin hacer ruido los pocos metros que me separan hacia la habitación de mami.
Abro y cierro la puerta con toda la rapidez y cuidado que puedo con mis cuatro años.
Una vez dentro y ver a Olga y a mami en la cama hace que me sienta un poco más segura pero sigo sollozando.
Mami y Olga están durmiendo así que rodeo la cama dispuesta a despertar a mi mami.
-Mami- Sollozo tocándole la cara con un dedo.
Parece ser que hoy mami tiene mucho sueño así que vuelvo a intentarlo.
-Mami- Está vez le sacudo el hombro con una mano con toda la fuerza que tengo.
Ahora si que abre los ojos, sobresaltada, pero cuando se me escapa un sollozo su mirada vuela a mi y su cara se suaviza.
-¿Qué le ha pasado a mi princesa?- No tiene ni que ofrecerme los brazos cuando ya estoy encima suya.
-Miedo- Susurro en el cuello de mami.
Escuchar su corazón y su voz, respirar su olor y sentir sus fuertes brazos apretandome con fuerza contra ella hace que me calme.
Ella es mi refugio y mi superhéroe.
-¿Podemos saber que ha hecho que tengas miedo, bebé?- Pregunta Olga suavemente apoyando su mano en mi espalda trazando círculos.
Parece que el ruido y el movimiento en la cama la han despertado.
-Papá Noel estaba mucho tiempo mirándome y yo me escondía debajo de las sábanas pero no se iba- Sollozo- Y no estaban mis estrellas encendidas.
Mami me da besos en la frente con el fin de calmarme.
-Lo siento, bebé, no volveré a olvidarme de encender tus estrellas- Dice Olga con culpa.
-Papá Noel ya se a ido, princesa- Dice ahora mami- Ha sido tu imaginación porque yo misma he visto como dejaba los regalos y se iba a casa de otro niño.
-¿Seguro, mami? - Levanto la cabeza para mirarla y con una fuerte mano suya me quita las lágrimas secas que me quedaban.
-Te lo prometo, princesa- Me besa la mejilla.
Miro a Olga tratando de que ella también me lo confirme y es lo que hace con una suave sonrisa.
-Vale- Vuelvo a mirar a mami.
-¿Porqué no nos volvemos a dormir, princesa? Y así se pasa el tiempo más rápido para abrir los regalos
-Aqui- frunzo el ceño.
-No quieres volver a tu cama de niña grande?- Pregunta y niego con la cabeza.
-Contigo y Olga- Demando.
Las tias siempre le dicen a mami que tengo el carácter de ella y que pongo la misma cara que ella cuando está decidida a que algo salga como ella quiere
Mami mira un segundo a Olga y yo también mirándola con la ceja arquedada y esta asiente dándome una sonrisa amorosa.
Era la niña de mami y no era la primera vez que dormía con ella y también con Olga desde que esta ella en nuestras vidas y tampoco iba a ser la última.
Mami es muy cómoda y Olga me da unas caricias en la espalda muy tranquilizantes
Me acomodo encima de mami como siempre hago y me da suaves besos en la sien, Olga empieza a acariciar mi pequeña espalda
Y así, en algún momento me quedé dormida encima de mi superhéroe.
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antologiadecajon · 23 days
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Escribirte.
Escribirte a manera de llenar los espacios donde tú no estás, apaciguar inútilmente estas ansias que tengo de ti. Escribirte para imaginarte, para respirarte, y tenerte aquí a mi lado aún sabiendo que no puedes escuchar lo que digo, hablarte sin que oigas el tono de voz, tocarte sin que sientas el aroma de mis sueños, besarte sin que conozcas mis profundos deseos de saber más de ti.
Escribirte para hablar contigo sobre banalidades, escribirte para no decir nada y para reír de todo. Escribirte para sentirte cerca, muy cerca de este corazón y soñar. Soñar contigo, con el principio y no necesariamente con el final.
Escribirte y volar y no temer a nada, ni siquiera a la caída. ¿Sabes? No, no voy a hacerte esa pregunta porque es claro que no lo sabes. Tampoco tengo pretensión alguna de que lo sepas, porque así como la luz no es capaz de producir obscuridad tú tampoco sabrías nada de lo que causas en mí, donde todas las palabras se extinguen, la prosa se detiene y solo quedan sentimientos, emociones, impulsos, y todo lo que existe en mí en su forma más cruda y rústica.
Escribirte para salir de aquel profundo letargo y finalmente despertar. Espero que sepas que te escribo para buscar dentro de mí y encontrarte, sentado en medio del silencio y de mi soledad. Te escribo para encontrarte en el humo de mi cigarrillo o entenderte como la fuerza de mi pluma. Te escribo para reconocerte dentro de mí… ¡sé que estoy perdida carajo!, pero nunca había querido tanto que nadie me encontrara.
Eres lo que escribo, eres para quien escribía sin saberlo y finalmente la cortina de humo se disipó y pude verte. Ahora que te he encontrado déjame soñarte, por hoy déjame vivirte, esta noche permíteme habitarte porque cual incendio incontrolable solo puede sofocarse en su propia destrucción de esa misma forma este amor debe alimentarse de su propia embriaguez, hasta encontrar quien sea capaz de contenerlo o seguir y terminar por consumirse de una buena vez.
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excusasbaratas · 1 year
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Un mes y pico ya ha pasado, desde la última vez que oí tu voz. Quise fingir que ya no me importas, que ya no te extraño, que me divierto y que sonrío porque no todo gira a tu alrededor. No sé si fue lo correcto, el esconderte mi sufrimiento, porque sí, porque aunque no lo sepas tu ausencia aún me lastima por dentro. Me sigue doliendo un montón.
Las noches son tan largas y frías, te pienso en todo momento, es imposible olvidarte con estos sentimientos que yo no manejo. Te busco en cada sueño, te llamo en silencio, sonrío y lloro con los recuerdos, mientras me atormentan los pensamientos.
Quiero verte de nuevo, sentir tu mirada, hablar de nosotros en las madrugadas, despertar abrazándote todas las mañanas, cantar las canciones que tanto amas. Pero sé que eso ya no es nada, más que recuerdos que desgarran, que se degradan e ilusiones que quedarán en la nada.
Ahora me pregunto en que lugar te hallas, si todavía me piensas, si me extrañas. No sé si ya me olvidaste, yo soy el que más que nadie te ama, ese chico que siempre te hacia feliz sin esperar nada. Mi voz frágil te llama. Ojalá puedas escuchar mi clamor, y que pudieras sentir esto que escribo Siempre confié en esa ilusión, que vas a pensar en mí si con todas mis fuerzas yo pienso en vos.
A veces me pongo a pensar que ya no debería llorar más, que me debo calmar, ya no más, tengo que lograr superar. Me propongo avanzar, pero todo se desmorona cuando la realidad llega, y es que no es nada fácil superar. Me dejaste en una tempestad, mientras yo solo me quedé parado, herido, tan desconsolado. Y llovió tanto por encima de mí, y lloré tanto bajo este cielo gris esperando a que regresaras, y eso nunca pasó.
Es increíble que te quiera tanto, ¿no? después de tanta desilusión, tanto dolor pero lo más increíble de todo esto, es que a pesar de saber que ya no ibas a volver jamás, yo seguí pensándote sin parar, y nunca dejé de esperarte en este lugar, lugar que siempre te guardé, claro, por si alguna vez tú decidías dar marcha atrás.
Denuczi
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lunearta · 1 month
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𝙉𝙊 𝙎𝙊𝙔 𝙔𝙊 (3) - FINAL
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» Temática: SKZ Han x Lectora (Uso de la segunda persona "tú") » Género: Angst con final feliz. » Warning: Hurt/No confort. Han es idiota y echa a perder su relación. Menciones a vestir mal. Inseguridades. Mención a la ansiedad. NO PROOFREAD. » Tipo: Mini serie. | 3.136 palabras
» Masterlist «
PARTE 1 | PARTE 2 | PARTE 3 - FINAL
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Lo primero que vio Han dos días después, en un día libre cargado de tensión casi le hace perder la cabeza. Primero de todo, porque no estuviste ni siquiera cuando se despertó esa mañana. Llevabas un mes esquivándolo a más no poder, yendo a dormir casa de “amigas”, o metiéndote en la cama cuando Jisung se encontraba ya en el séptimo cielo y por supuesto, al despertar no había ni rastro de ti. Los textos que os escribíais eran escuetos y puramente informativos.
Y Jisung sabía qué estaba ocurriendo.
Te estaba perdiendo.
El chico despegó la vista de la Nintendo Switch en cuanto escuchó la puerta abrirse, y tu risa y la de Chan llenaron el comedor.
— Sí, la dependienta no se lo creía, ¿se pensaba que lo quería para mí? ¿Es que parezco una chica? —iba diciendo Chan.
— No, pero vas con esa sudadera que te tapa y la mascarilla y a lo mejor por los ojos ha visto… —hiciste un gesto mono con la nariz al mismo tiempo que le señalabas la cara, y Han soltó una exclamación ahogada. Solo hacías eso con él. SOLO con él, cuando el cariño de sobrepasaba los sentimientos y tenías que demostrarlo de manera física con ese gesto adorable que derretía el corazón del rapero.
Pero ahora, viéndotelo hacérselo a otra persona que no era él… Fue como una puñalada en el corazón. El sonido llamó la atención de ambos. Un silencio incómodo se instauró en la estancia, al mismo tiempo que Han recorría con la vista vuestras manos, que portaban varias bolsas de diferentes tiendas, incluida la de un famoso Bubble Tea al que solías llevarlo. Vuestro Bubble Tea.
Se le agolparon las lágrimas en los ojos, pero no se derramaron sobre sus mejillas. No ahí. No les iba a dar el gusto de verlo destrozado. Soltó la Switch sobre el sofá y se sorbió la nariz, que empezaba a sentírsela congestionada.
— Así que… ¿Chan? —dijo, procurando que no le temblara la voz.
Lo que más le dolió fue ver que no lo negabas. El chico soltó una carcajada que nada tenía de divertida.
— Era de esperar. Debí imaginar que buscarías a alguien… —hizo un aspaviento con las manos, sin preocuparle parecer un loco—…menos tóxico que yo. Más hombre. Más grande.
— Hannie… —susurraste, insegura.
El apodo cariñoso se le clavó en lo más profundo de su ser como dagas envenenadas. Levantó las manos, en señal de derrota.
— Sé que lo que hice no puede deshacerse. Te traté como si fueras inferior a mí. No tuve tacto y fui egoísta, y esto es lo que merezco.
Diste un paso hacia adelante, y él un paso hacia el lado, buscando la salida inconscientemente.
— Espero que seas feliz con Chan. Es el mejor de nosotros. Te tratará bien. Sí, lo hará. —fingió una sonrisa que no le llegó a los ojos—. Pero no esperes que me quede aquí y vea cómo el amor de mi vida se va con otro. Necesitaré tiempo. Lo siento.
— Jisung. —lo llamó Chris, inquieto. Al pasar por su lado intentó agarrarlo del brazo, sin embargo, Han se sacudió de su agarre y lo miró con los ojos encendidos.
— Creía que eras mi amigo. —le espetó, enseñándole los dientes. Ahora sí que se permitió llorar, de rabia—. Confié en ti, te confié a mi chica cientos de veces… Y te la acabaste quedando. ¿Cuántas cosas más quieres de mí? Ya tienes mi música, mis versos… Y, claro está, a lo único que era capaz de subirme a la superficie cuando no podía levantarme. Siempre te lo quedas todo.
Porque a partir de ese momento, sentía que se ahogaría hasta tocar fondo, aunque intentara bracear con todas sus fuerzas. Ignoró la expresión dolida del líder al pasar por su lado y golpearle el hombro. La puerta se cerró con más suavidad de la que creísteis posible.
Chan se echó las manos a la cabeza y tú te sentaste en el respaldo del sofá, compungida. Estabas cansada, demasiado cansada para pasar por otra discusión. Miraste a Chris.
— Debería decírselo ya. Lo estoy… matando. —a falta de mejor definición.
Chan tenía las fosas nasales abiertas y un ceño fruncido que daba miedo. Se había tomado a lo personal las palabras de su amigo.
— No. —negó—. Es tarde para parar la “broma”. Ahora soy yo quien quiere que sigas con esto. Un poco más. Hasta mañana por la noche.
— Oye… Sabes que dice cosas que no siente en momentos de tensión, ¿verdad? —intentaste calmarlo—. Es como lo que me dijo a mí. En realidad, sé que no lo siente y se ha disculpado millones de veces. —te masajeaste el puente de la nariz, tratando de calmar el dolor incipiente de cabeza—. No obstante, esto creo que hará nuestra relación más sencilla.
— Si no la destruye para cuando se lo digas.
Tragaste saliva.
— Yo también creo que me he excedido en mi “broma”. —te encogiste de hombros—. Como bien dices, ya es tarde para arrepentirse. He tardado un mes entero en llegar adonde estoy. Quiero que sea una sorpresa.
Bangchan chasqueó la lengua. Respiró hondo antes de meter la mano en una de las bolsas y pasar el contenido de esta en otra.
— ¿Cómo se enteró Hyunjin antes que yo? Te lo tuve que sacar a la fuerza y casi a gritos. —parecía algo ofendido.
— Porque fue Hyunjin el que me ofreció esa oportunidad, y casi me delata aquel día en el comedor. Créeme, no se lo hubiera dicho el primero. Es tan cotilla como Changbin.
— Me sorprende que haya guardado el secreto.
— Está al tanto de la situación, y le parece una brillante idea hacer rabiar a Hannie. Según él para… “Hacerle probar de su propia medicina.”
Chan emitió una risita.
— Típico de Hyune. —su mirada se perdió en las bolsas—. Espero que lo de mañana funcione.
— Han nunca ha declinado una cena con Minho, ni cuando estaba en su punto más bajo. No lo hará por esto. Entretanto… ¿Me ayudas a llevar las bolsas a mi habitación?
Chris puso los ojos en blanco, pero accedió.
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¿” Espero que seas feliz con Chan”? Y. Una. Mierda.
No, no, no. Solo había pasado un mes desde que las cosas se empezaron a torcer. Era imposible que te hubieras enamorado de él en tan poco tiempo… Bueno, contando con que no lo estuvieras desde hace un año y medio. Se llevó la uña del dedo pulgar a la boca, mordiéndosela en un tic nervioso que llevaba consumiéndolo ya veinticuatro horas. Primero empezaron los movimientos involuntarios de los párpados, luego fueron los constantes cambios de ritmo en su corazón a causa de la ansiedad. Y hoy, esto.
Resopló, cansado, triste, roto. No supo por qué había accedido a quedar con Minho en uno de los restaurantes más caros de la ciudad —y el menos concurrido a ojos de curiosos—, pero lo cierto es que agradecía que fuera en Gangnam y no en el centro, donde habría tenido que ir en coche.
“Recuerda vestirte para la ocasión, nada de sudaderas y pantalones cortos. Es un día importante.”
Resopló una segunda vez. Bajando por la avenida principal con mascarilla, nadie se percataba de quién era, por suerte. Los pocos que se giraban lo hacían al ver a un hombre bien vestido y con la mejor colonia del mercado. Hasta había estrenado sus zapatos nuevos, aunque creía que el motivo era absurdo. ¿Qué tenía de significativo que a Dori se le hubiera caído por fin el último diente de leche que seguía pegado a su encía?
<<Menuda estupidez, Lee Minho. Si querías hacerte el importante, habérmelo dicho directamente. No es la primera vez que jugamos a ser esnobs.>>
Y no sería la última.
Cruzó el último paso de cebra que se extendía al lado del restaurante. La luz del interior reflejaba la oscuridad de la noche, y se alivió al ver que, en efecto, el local estaba casi vacío salvo por algunas parejas que aún seguían disfrutando de la velada. No veía a Minho por ningún lado, así que supuso que se había colocado en una de las mesas del fondo, lejos de miradas indiscretas en el sector privado.
¿Serían capaz algún día de sentarse frente a los ventanales sin peligro de ser descubiertos? ¿Podría hacer eso mismo contigo? Sacudió la cabeza por enésima vez esa noche. El problema de vuestra relación correspondía al Jisung de mañana. Convencería a Minho de hablar contigo y arreglar las cosas, sé que podría hacerlo si…
— Buenas noches. —dijo uno de los camareros—. ¿Tiene reserva?
— ¿Re-Reserva? Ah, sí. Lee Minho es el nombre.
El camarero miró la lista y negó con la cabeza.
— No hay ningún Lee Minho en la lista, señor. ¿Cómo se llama, por casualidad?
— Han Jisung.
El hombre volvió a poner la vista en la lista y sonrió.
— Ah, sí. La han puesto a su nombre. Sígame.
<<¿Minho ha puesto la reserva a mi nombre? ¿Por qué?>>
Pronto encontró la respuesta a su pregunta silenciosa.
Frente a él, sentada en la mesa en la que se suponía que debería estar su amigo, vestida con un exquisito vestido de satén rojo oscuroyuna copa de vino de Montes Taita de 2018 te encontrabas tú. Lo mirabas con esa sonrisa que lo embelesó desde el primer momento. Jisung pronunció tu nombre en un suspiro, inseguro de que estuvieras allí de verdad.
— Hannie. —contestó, y supo que sí que lo estabas.
Encontró la silla frente a la tuya, aunque tropezó y casi se lija la cara contra la pared. Al intentar recolocarse, el pantalón negro se le enganchó en una de las astillas de la pata de la mesa y un crujido le dijo que la tela estaba rasgada. Han emitió un grito ahogado ante la cantidad de cosas que podrían estar saliendo mal en ese instante y… estaban saliendo mal.
Sin embargo, el sonido de tus carcajadas opacó cualquier sentimiento de frustración que estuviera teniendo. Te estabas riendo, y no sonaba a burla.
— Echaba de menos lo divertido que eras. —dijiste con sinceridad.
<<Y yo tu risa.>>, pensó, pero no lo dijo. Por el contrario, se sentó bien y fijó la vista en el menú desplegado que tenía delante, serio. El camarero vino, tomó nota de lo que querían y se marchó con la misma rapidez. Ahora no había ninguna carta a la que mirar, pero sí un plato perfecto y redondo que le llamó la atención. ¿Iba a tener que pagar por una cena que no estaba seguro de que saliera bien?
Como si le leyeras el pensamiento, te inclinaste hacia adelante con ojos brillantes.
— Esta vez pago yo, por cierto. —le dijiste—. Podrías haberte pedido ese bulgogi que tanto te gusta.
— ¿Pagar… tú?
— Sí, yo. Puedo permitírmelo. Puedo permitirme muchas cosas que antes no. Si quisieras venir aquí una vez en semana, podríamos hacerlo, aunque sin tanto vestido elegante y tanta parafernalia.
Han se encogió más sobre sí mismo. ¿De qué estabas hablando?
— No tienes ningún motivo para invitarme a mí. —dijo, bajito, desviando la mirada—. Tienes a Chan.
Pusiste los ojos en blanco y soltaste un bufido exasperado.
— Sabía que sacabas conclusiones antes de saber la historia completa, pero que lo hicieras tan rápido. —te quitaste un mechón de pelo y le sonreíste—. No estoy con Chan. Solo me ayudó a encontrar el vestido adecuado para este día. Entre otras prendas de ropa, la verdad. I.N no podía quedar, que es el que sabe mucho acerca de moda, así que tu amigo se ofreció a hacerlo por él. ¿De verdad piensas que podría gustarme Chan?
Buen punto.
— ¿Por qué no? —replicó él, inflando los mofletes—. Es un tipo genial, con un sentido de la responsabilidad muy grande y nunca te… Nunca te haría sentir de menos… Como hice yo.
— Hannie… —le pusiste la mano en el dorso de la suya estirada sobre la mesa—. Amor mío, sí que es verdad que el primer día estuve un poco descolocada y los pensamientos negativos me inundaron la cabeza… Pero debo decirte que te perdoné en el instante en el que te disculpaste.
— Entonces… ¿por qué me ignorabas tanto? Los mensajes, las palabras secas…
— Porque a pesar de haberte perdonado, sabía que habías actuado como un idiota y quería castigarte un poco. Al principio pensé en una semana, y estuve a punto de romper el papel en varias ocasiones… Hasta que Hyunjin me pasó una llamada con su mánager personal.
Han inclinó la cabeza de lado, confuso.
— Me comentó que tenía un posible trabajo para mí en la empresa. —seguiste, después de beber un poco más de vino—. Ganaría el triple, un mes de prueba. Claro está, no podía desvincularme de mi antiguo trabajo tan rápido sin causar una mala impresión, así que les di quince días. Quince en los que combiné ambos trabajos. Fue duro, mas la recompensa ha valido la pena.
“El caso es… que no podía detenerme a explicártelo. Más bien, no quería. Deseaba sorprenderte antes de decírtelo, sin darme cuenta del daño que te estaba haciendo en el proceso. Chan me enfrentó hace unos días, pidiéndome explicaciones, y se lo tuve que contar.
— Os escuché. —comentó él. Le temblaba el labio inferior. Aún no podía ilusionarse, era muy pronto—. Ese día os oí hablar en la cocina. Planeabas dejarme. Dijiste: “Por ese motivo debería dejarlo ir cuanto antes.”
— ¿Qué? ¡No! —negaste efusivamente, tratando de recordar—. ¿Cuánto escuchaste? No, lo que dije fue que tendría que dejarte ir… Pero que no lo iba a hacer a menos que tú quisieras. Y estaba haciendo todo esto para poder estar a tu altura ni que fuera un poco. Ahora sé que, aunque de diferente forma, lo estoy.
Rebuscaste en el bolso y sacaste una tarjeta que Han recogió a duras penas con dedos temblorosos. En ella se leía “Staff”, tu nombre completo y…
— ¿Directora de márquetin? —leyó en voz alta, sorprendido.
— Directora de márquetin y relaciones internacionales. —completaste, orgullosa—. A partir de hoy soy la encargada de que la publicidad de vuestro grupo sea lo suficientemente buena como para llamar la atención del público, y también me encargaré de contactar con las empresas de todo el mundo para que anuncien vuestros tours en sus ciudades. No quería decírtelo hasta que el período de prueba se hubiera completado… Y esta mañana firmé el contrato indefinido. Trabajaré con vuestros mánagers, incluso.
Jisung dejó escapar el aire de sus pulmones y por primera vez en un mes, te miró a los ojos. Estabas preciosa. Quizá con un poco de ojeras, ya que combinar dos trabajos es difícil, pero hermosa igualmente. Tanto que sentía ganas de llorar.
— Si no fuera por mí, no tendrías que haber buscado otro… Te llamé vagabunda sin pensar… Dios, soy tan estúpido…
— Eh, Ji, mírame. —le agarraste la mano entre las tuyas—. No dejes que la ansiedad te carcoma. No lo hice por ti. Hubiera aceptado ese trabajo igualmente, cualquier día de cualquier mes. La diferencia es que se me ofreció en el mejor y peor momento. Y si no hubiera empezado la broma, te lo habría dicho en cuanto corté la llamada con el mánager de Hyunjin.
“Créeme cuando te digo que, aunque no hubiera conseguido pasar el período de prueba, habría vuelto a la normalidad contigo. Sé que no te importa cómo vista, ni qué haga con mi vida mientras siga luchando, como tú. Sé que nunca te ha importado nuestra diferencia salarial. Como sé que tampoco piensas que Chan se queda con “todo”.
Jisung echó la cabeza hacia atrás.
— Mierda… Chan. Tengo que…
— No, ahora no. Ahora tienes que comer esa deliciosa comida que viene por allí. —señalaste a lo lejos al camarero que traía una bandeja a rebosar—. Chris no te guarda rencor. Se molestó, sí, pero nada ha cambiado entre vosotros, estoy segura.
Jisung asintió, más tranquilo.
La cena transcurrió… ¿tímida? Le explicaste muchas de las cosas que hacías en la empresa, desde la corrección de diseños hasta las incontables llamadas y reuniones con los mánagers a fin de que los próximos conciertos pudieran transcurrir con normalidad. Te habías puesto en contacto con algunas compañías en Japón y habías asegurado buena publicidad para los próximos meses.
Han asistía a lo que decías lleno de admiración y respeto hacia ti. ¿Cómo podía estar ante una de las mujeres más capaces del planeta? ¿Qué tenía él que ofrecer? No es que no lo hubiera pensado antes, al conocerte, pero en ese instante era como una bofetada de realidad. Se pasaría la vida entera compensándote la falta.
Al salir después de pagar —no lo dejaste pese a insistir sin parar—, emprendisteis el camino de vuelta cogidos de la mano. Dios… habías echado tanto de menos su tacto…
— Siento mucho haberte hecho sufrir así, Hannie. —te disculpaste, ya cerca de la casa—. Tendría que habértelo contado.
Jisung sacudió la cabeza.
— Aunque sí que ha sido un infierno estar alejado de ti, me lo merecía. Solo… me alegro de poder estar contigo otra vez.
Entrelazó los dedos con los tuyos y los observó, encandilado. Luego se inclinó y te besó los nudillos con tanta ternura que un suspiro murió en tus labios. Había tanto dolor y alivio entremezclado en su expresión que te sobrevino una necesidad imperiosa de abrazarlo.
— Hannie… —tenías la garganta seca aun habiendo bebido—. Amar es poco comparado con lo que siento al estar contigo. Te quiero tanto que podría volverme loca, y este último mes ha sido también duro para mí. Lo siento—
Sentiste unos labios húmedos sobre los tuyos, y el cerebro dejó de pensar. El ritmo del beso fue lento y había tanto sentimiento en él que no sabías si las lágrimas eran tuyas o de Jisung. No había necesidad de que fuera intenso, simplemente… Os explorasteis como la primera vez en movimientos tranquilos, desordenados y torpes. Al separaros, ambos jadeabais con fuerza en busca de aire.
— Da igual lo que haya pasado. —susurró, su frente contra la tuya y los ojos cerrados—. Da igual. Estoy contigo, estamos juntos. Y voy a poder verte más seguido. —sonrió—. ¿Cómo es que no te he visto antes en la JYP?
— He hecho malabares para no coincidir contigo, créeme. —le aseguraste, divertida—. Pero sí, ya no importa. Dejemos las disculpas de lado.
— Será lo mejor.
— Te quiero. Muchísimo.
— Y yo a ti. —te abrazó con urgencia—. Te quiero. Te quiero tanto… No puedo parar de decirlo.
— Pues no lo hagas. —le acariciaste la mejilla y le miraste a los ojos cristalinos—. Dímelo cada día de nuestras vidas.
— Lo haré, si tú haces lo mismo. Y no más secretos entre nosotros.
— No más secretos —te reíste, besándolo una vez más
No los abría nunca más.
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© LUNEARTA, 2024. 𝘕𝘰 𝘦𝘴𝘵á 𝘱𝘦𝘳𝘮𝘪𝘵𝘪𝘥𝘢 𝘭𝘢 𝘤𝘰𝘱𝘪𝘢 𝘵𝘰𝘵𝘢𝘭 𝘰 𝘱𝘢𝘳𝘤𝘪𝘢𝘭 𝘥𝘦 𝘤𝘶𝘢𝘭𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘥𝘦 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘣𝘳𝘢𝘴 𝘦𝘯 𝘯𝘪𝘯𝘨𝘶𝘯𝘢 𝘱𝘭𝘢𝘵𝘢𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢.
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marias07 · 1 month
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🈲BNHA 3: Deku vs La sombra roja - Capítulo 37 (Final): El despertar de un héroe🟥☭
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Después de despertar del coma, Izuku Midoriya estaba listo para retomar su vida, no solo como un estudiante, sino también como un héroe profesional. El gatito negro que lo acompañó durante su batalla final saltó a la camilla de Deku, ronroneando suavemente, como si le diera la bienvenida de vuelta a la vida. Deku sonrió, acariciando al pequeño felino con gratitud, sabiendo que no solo había sido un compañero en la batalla, sino un símbolo de la esperanza y la resistencia que lo habían llevado a superar los desafíos más difíciles.
Los ojos de Deku comenzaron a moverse bajo sus párpados cerrados. Inko se inclinó hacia adelante, conteniendo la respiración. Lentamente, Deku abrió los ojos, parpadeando contra la luz que inundaba la habitación.
—Izuku… —susurró Inko, su voz temblando por la emoción.
Deku parpadeó de nuevo, y su visión se aclaró lo suficiente como para ver a su madre. Un débil pero sincero intento de sonrisa se formó en sus labios.
—Mamá… —murmuró con voz ronca.
Inko no pudo contener más las lágrimas y se lanzó hacia adelante, abrazando a su hijo con una mezcla de alivio y alegría. Raito, Natsuki y Michiko se acercaron también, sus rostros reflejando el mismo alivio y orgullo.
—Izuku, nos diste un buen susto —bromeó Raito, tratando de aliviar la tensión con una sonrisa.
Deku intentó reír, pero lo que salió fue un suspiro débil. Sus ojos se desviaron hacia el gato negro, que ahora estaba acurrucado a su lado, ronroneando con satisfacción.
—Tú… estuviste conmigo todo este tiempo, ¿no? —preguntó Deku suavemente, extendiendo una mano temblorosa para acariciar al gato.
El felino respondió restregando su cabeza contra la mano de Deku, como si confirmara sus palabras.
—Y no solo él —dijo una voz conocida desde la puerta.
Deku levantó la mirada y vio a sus amigos de la Clase 1-A, incluidos Ochaco, Todoroki y Bakugo, que entraban en la habitación, seguidos por varios héroes profesionales. Todos tenían expresiones de alivio y orgullo al ver a su amigo y compañero finalmente despierto.
—Bienvenido de vuelta, nerd —gruñó Bakugo, aunque había un brillo de genuino afecto en sus ojos.
Deku sonrió un poco más, sintiendo la calidez del amor y la preocupación de todos a su alrededor. Sabía que aún tenía un largo camino de recuperación por delante, pero en ese momento, rodeado de su familia, amigos y el pequeño gato negro que había sido su compañero constante, supo que no estaría solo.
Horas después de salir del hospital, fue recibido con una ovación por parte de sus seres queridos y los habitantes de Musutafu. La ciudad, que había renacido de las cenizas del terror y la destrucción, se había reunido para honrar a su héroe. En el centro de la plaza principal, erigieron una imponente estatua hecha del metal más resistente y brillante. La estatua retrataba a Deku en una postura victoriosa y determinada, usando la armadura negra que llevó durante la batalla contra Voz de Hierro. En su espalda, su fiel amigo gatuno se mantenía erguido, simbolizando la lealtad y el coraje compartidos. Deku, emocionado y con lágrimas en los ojos, agradeció a todos los presentes, sintiéndose profundamente conmovido por el amor y el respeto que le mostraban.
El sol brillaba con fuerza en el cielo despejado cuando Izuku Midoriya, acompañado por su madre y sus amigos más cercanos, finalmente salió del hospital. Después de meses de estar postrado en una cama, su cuerpo aún se sentía débil, pero su espíritu estaba más fuerte que nunca. Al cruzar las puertas automáticas, fue recibido por una ola de aplausos que lo dejó momentáneamente sin aliento.
Toda la ciudad de Musutafu parecía haberse congregado en las calles que rodeaban el hospital. Había personas de todas las edades, desde niños pequeños hasta ancianos, todos con sonrisas brillantes y ojos llenos de admiración. Las pancartas ondeaban en el aire con mensajes de agradecimiento, y flores eran lanzadas al paso de Deku.
—Izuku, míralo —dijo Inko con la voz ahogada por la emoción, señalando hacia el centro de la plaza que estaba a pocos pasos.
Deku siguió la dirección que su madre le indicaba, y lo que vio lo dejó sin palabras. Allí, en el centro de la plaza, se erguía un imponente monumento. Era una estatua de bronce, tan alta que parecía tocar el cielo, y brillaba con un resplandor metálico bajo la luz del sol. La figura representaba a Deku en su traje negro de batalla, la armadura que había usado durante su confrontación final con Voz de Hierro. Su postura era fuerte, con una expresión de determinación en su rostro. En su espalda, el fiel gato negro que había luchado junto a él, encaramado sobre sus hombros, con la misma expresión alerta y protectora que lo había caracterizado en la batalla.
Los ojos de Deku se llenaron de lágrimas mientras avanzaba hacia la estatua. Los aplausos aumentaron en volumen, y podía escuchar los vítores y gritos de alabanza de la multitud.
—¡Gracias, Deku! —gritó una niña pequeña, agitando una bandera.
—¡Eres nuestro héroe! —exclamó un anciano, apoyándose en su bastón mientras aplaudía.
Deku se detuvo al pie de la estatua, sintiendo el peso de la responsabilidad y el amor de todos aquellos que había jurado proteger. Alzó la mirada hacia su propia imagen en bronce, un reflejo inmortalizado de todo lo que había sacrificado y logrado.
—Izuku —la voz de All Might resonó entre la multitud.
Deku se dio vuelta y vio a su mentor avanzar hacia él, con una expresión de profundo orgullo en su rostro. A su lado estaban sus compañeros de la Clase 1-A, los héroes profesionales, y, por supuesto, su familia, incluidos sus primos que habían luchado codo a codo con él.
—Has logrado más de lo que jamás podría haber imaginado. Eres un verdadero símbolo de la paz, y este monumento… este monumento no es solo para recordar lo que hiciste, sino para inspirar a las futuras generaciones de héroes —dijo All Might, su voz llena de emoción.
Deku asintió, incapaz de hablar por la mezcla de sentimientos que lo invadía. Bajó la cabeza un momento, tomando un respiro profundo, y luego se volvió hacia la multitud. Con voz firme, pero cargada de gratitud, habló:
—Gracias… a todos. No soy solo yo quien merece este reconocimiento. Es gracias a todos ustedes, a mis amigos, mi familia, y a cada persona que nunca dejó de creer en un futuro mejor. Este monumento no es solo mío, es de todos nosotros. Prometo seguir luchando para proteger todo lo que amamos y asegurar que nunca más caigamos en la oscuridad.
El silencio que siguió a sus palabras fue roto por una ovación aún más poderosa. Deku, con el corazón lleno de orgullo y gratitud, se permitió sonreír ampliamente. El gato negro que había luchado a su lado, ahora en sus brazos, maulló suavemente, como si también aprobara las palabras de su nuevo dueño.
La ciudad de Musutafu era libre, y Deku sabía que con la reconstrucción de la U.A. y el espíritu indomable de sus habitantes, el futuro estaba lleno de esperanza.
Pasaron tres semanas y Deku comenzó a retomar su vida habitual. Pasaba tiempo con su familia, disfrutando de la compañía de sus primos, su madre, y sus amigos más cercanos. Además, adoptó oficialmente al gatito negro que se había convertido en su inseparable compañero. Durante este tiempo, Deku también se dedicó a entrenar, decidido a fortalecer su cuerpo y mente tras la dura batalla. Visitaba frecuentemente los monumentos que honraban su sacrificio y enviaba cartas a su amigo Ken Weathers en los Estados Unidos, compartiendo sus experiencias y los cambios en su vida.
Era un día tranquilo, uno de los pocos que había tenido en mucho tiempo. Tras semanas de recuperación y reflexiones sobre su batalla contra Voz de Hierro, Deku sentía que su vida estaba volviendo lentamente a la normalidad. Sin embargo, había una pequeña criatura que había estado a su lado todo ese tiempo, en silencio, observándolo con sus ojos dorados y llenos de curiosidad.
El gatito negro, que había sido su inesperado aliado en la batalla, ahora estaba sentado en el borde de la ventana, mirando hacia afuera como si estuviera evaluando si debía quedarse o partir. Deku lo observaba desde la cama, pensando en todo lo que habían pasado juntos. El gato no era simplemente un animal; se había convertido en un símbolo de su lucha, de la esperanza que nunca debía perder.
Decidido, Deku se levantó y caminó lentamente hacia el gatito. Este giró su cabeza hacia él, como si entendiera que algo importante estaba a punto de suceder.
—¿Sabes? —dijo Deku con una sonrisa, inclinándose para estar a la altura del pequeño felino—. Nunca te pregunté si querías quedarte conmigo.
El gato parpadeó lentamente, como si estuviera considerando la pregunta. Luego, con un movimiento ágil, saltó de la ventana y se posó en los brazos de Deku, que lo recibió con suavidad. El ronroneo que emergió del pequeño cuerpo del gato fue una respuesta clara.
—Supongo que eso es un sí —comentó Deku, riendo suavemente mientras acariciaba el pelaje negro y suave del gato—. No podría imaginarme estar sin ti ahora. Has sido un gran amigo, mucho más de lo que alguna vez pensé que sería posible.
Deku se sentó en su cama, con el gato acurrucado en su regazo. La calidez del pequeño felino era reconfortante, un recordatorio constante de que, incluso en los momentos más oscuros, había algo o alguien en quien confiar.
—Te debo mucho, pequeño —continuó Deku, hablando en voz baja—. Me salvaste en más de una ocasión, y no solo físicamente. Me diste valor cuando más lo necesitaba. Creo que es hora de que formalicemos esta relación, ¿no crees?
El gato levantó la cabeza, mirando a Deku con sus ojos dorados, como si comprendiera cada palabra.
—Entonces, es oficial. A partir de hoy, eres parte de mi familia —anunció Deku con una sonrisa—. Tendrás un lugar seguro aquí, conmigo, siempre.
El gato pareció asentir, acurrucándose más en el regazo de Deku y cerrando los ojos con satisfacción. Era como si ambos hubieran llegado a un acuerdo tácito, uno que no necesitaba palabras, solo el entendimiento mutuo de que estaban destinados a permanecer juntos.
Deku, aún sonriendo, se levantó con el gato en brazos y lo llevó a su escritorio. Allí, sacó un pequeño collar que había comprado días antes, uno sencillo pero con una pequeña placa grabada con el nombre que había decidido darle.
—Aquí tienes, compañero —dijo, colocando suavemente el collar alrededor del cuello del gato—. A partir de ahora, serás conocido como "Kage", en honor a la sombra que se mueve rápida y silenciosamente, pero siempre está presente.
Kage miró a Deku, como si aceptara con dignidad su nuevo nombre. Luego, saltó del escritorio y comenzó a explorar la habitación, moviéndose con esa gracia felina que siempre había fascinado a Deku.
—Bienvenido a casa, Kage —susurró Deku, sintiéndose completo de una manera que no había experimentado en mucho tiempo.
A partir de ese día, Kage no solo fue un gato, sino un símbolo de todo lo que Deku había superado y de todo lo que estaba por venir. Juntos, enfrentarían cualquier desafío que el futuro les deparara, sabiendo que no importaba cuán oscuras fueran las sombras, siempre habría luz en su hogar.
Un día, mientras repasaba sus actividades como héroe y se preparaba para su trabajo, recibió una carta de aceptación de la U.A. La carta anunciaba que la escuela había sido completamente reconstruida, con nuevas instalaciones más seguras y de alta tecnología. La U.A. ahora contaba con ascensores gigantes, un sistema de reubicación en caso de emergencia, y aulas ajustables que se podían adaptar a diferentes necesidades.
Cuando Deku llegó a la U.A., fue recibido con entusiasmo por todos sus compañeros de la Clase 1-A, quienes lo vitoreaban mientras caminaba por los pasillos. Al entrar en el aula 1-A, se sorprendió al ver que el número de asientos había aumentado de 20 a 40. Aunque no sabía exactamente por qué, comprendió que la U.A. estaba más comprometida que nunca en preparar a los mejores héroes del mundo.
En diferentes rincones del mundo, jóvenes estudiantes se preparaban para un nuevo día en sus respectivas escuelas, sin saber que compartían una conexión invisible con los héroes de Japón.
Estados Unidos
Una mano firme ajusta un par de guantes rojos y azules sobre una mesa llena de libros de texto y carteles de héroes famosos. La bandera americana ondea en el fondo mientras el estudiante, cuya figura robusta se destaca contra la luz del amanecer, guarda su libreta en una mochila. Una silueta alta y atlética se mueve con determinación hacia la puerta, su sombra proyectándose sobre un poster de All Might, símbolo de inspiración para todos.
México
El ruido del tráfico y la música mariachi se cuelan por la ventana de un pequeño departamento. Un par de botas bien pulidas se plantan con fuerza sobre el suelo. Manos morenas cierran una mochila que muestra los colores de la bandera mexicana. El estudiante, vestido con un uniforme de tonos verde y blanco, ajusta su cinturón antes de salir hacia la puerta, donde un rosario cuelga en la pared, un recordatorio de fe y valor.
España
Un par de manos colocan cuidadosamente una bufanda roja alrededor de un cuello esbelto. En una habitación decorada con carteles de héroes de todo el mundo, un joven estudiante ajusta su chaqueta, el uniforme escolar limpio y elegante. En un rincón, una guitarra española descansa contra la pared, junto a una bandera rojigualda. El estudiante toma un último vistazo a su reflejo, donde la determinación y la pasión se reflejan en sus ojos, antes de salir por la puerta.
China
La cámara muestra unos zapatos alineados perfectamente a la entrada de un modesto apartamento. Un uniforme bien planchado es recogido con cuidado, y una mano delicada ajusta el broche de una chaqueta. En el fondo, el ruido de la ciudad y el murmullo de voces en mandarín llenan el aire. Un estuche de madera, adornado con caracteres chinos que simbolizan "fuerza" y "sabiduría", es cerrado y guardado en una mochila. La figura del estudiante se desliza silenciosamente fuera de la habitación, dejando tras de sí un ambiente de calma y disciplina.
Finlandia
En una cabaña rodeada por un vasto bosque nevado, un joven se envuelve en un grueso abrigo gris. Las manos enfundadas en guantes de lana ajustan un gorro que cubre su cabeza. Afuera, el viento aúlla y la nieve cae en copos silenciosos. Unos ojos claros y decididos observan el paisaje invernal a través de la ventana antes de que la figura se coloque la mochila sobre los hombros y salga hacia la helada mañana.
Rusia
Una figura envuelta en un abrigo de piel se inclina hacia una mesa, donde un cuaderno lleno de notas escritas en cirílico yace abierto. La cámara enfoca unas botas pesadas que dejan huellas en el suelo de madera. Una mano enguantada se cierra con fuerza sobre una bufanda antes de envolverla alrededor del cuello del estudiante. Afuera, el viento azota las ventanas, y una bandera rusa ondea en la distancia. La figura se detiene un momento, mirando un retrato de un héroe ruso en la pared, antes de salir por la puerta con un sentido de resolución.
Italia
En una habitación a media luz, un uniforme escolar está cuidadosamente doblado sobre una silla. Una mano temblorosa lo recoge, los dedos acarician la tela como buscando consuelo. La cámara enfoca unas zapatillas desgastadas que se arrastran sobre el suelo. Afuera, el sol se filtra débilmente a través de las cortinas. El estudiante, cuya figura parece encorvada por un peso invisible, se coloca el uniforme con lentitud, su respiración entrecortada. Una fotografía borrosa en la mesita de noche muestra a una familia feliz, pero el rostro del estudiante permanece oculto en sombras mientras sale lentamente de la habitación, dejando un aire de tristeza palpable.
Finlandia
En un entorno similar al mostrado antes, otro joven finlandés ajusta su abrigo, pero esta vez con un toque de energía y entusiasmo. Las mismas botas robustas crujen sobre la nieve mientras el estudiante sale con pasos decididos hacia el frío exterior. La cámara sigue sus movimientos ágiles mientras avanza hacia el bosque, donde un rayo de sol ilumina su figura, resaltando la pureza y la fuerza que la naturaleza de Finlandia le ha inculcado.
Cada uno de estos estudiantes, en su respectivo lugar del mundo, sentía la responsabilidad y el deber de continuar el legado de los héroes que les precedieron. Sin importar las diferencias culturales o las distancias, todos compartían un mismo destino: proteger y servir a los demás, cada uno a su manera, cada uno con su propia carga, pero todos con la misma determinación.
¿Quienes serán?
Con una mezcla de emoción y determinación, Deku se sentó en su nuevo asiento, listo para enfrentar los desafíos que vendrían, sabiendo que no estaba solo. Estaba rodeado de amigos, mentores, y un fiel compañero que le recordaba que, sin importar cuán oscuras fueran las circunstancias, siempre habría luz al final del túnel. Musutafu era libre otra vez, y con Deku a la cabeza, el futuro de la ciudad y del mundo de los héroes nunca había sido más prometedor.
☭🧧Fin🧧☭
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deepinsideyourbeing · 4 months
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Puede que en la vida real no sea este el caso, pero amaría a ver a sub!Enzo por favoorr
+18! Sleepy Enzo + CNC vibes :)
Lo primero que siente tu novio al despertar por la mañana son tus manos sobre su cuerpo, más específicamente jugando con su miembro semierecto. Voltea para poder ver tu rostro y por si acaso su expresión muy adormilada no es suficiente, susurra entre bostezos:
-Estoy muy cansado, mi amor.
Te las ingeniás para deslizar tu otra mano bajo su camiseta y arañás su piel, haciéndolo gemir por el dolor y la sorpresa. Te mira entre agotado y angustiado, buscando refugio contra tu pecho y besándote por sobre la ropa a modo de disculpa.
-Buenos días se dice- corregís-. Y si estás tan cansado volvé a dormir.
Separa los labios para contestar pero se interrumpe con un gemido cuando tu agarre sobre su extensión se torna más firme. Podés sentir las gotas de su excitación en tu pulgar cada vez que lo utilizás para delinear su punta y pronto la habitación se llena con los sonidos de su humedad.
-No voy a poder- protesta-, se siente muy bien...
-Entonces callate.
-Pero...
-Enzo- pronunciás con tono de advertencia-. Portate bien.
Jadea cuando el ritmo de tu mano crece y sus dedos se cierran sobre tu muñeca para detenerte. Observás su rostro, sus párpados apretados y sus dientes torturando su labio inferior, y entonces comprendés que todavía no está lo suficiente despierto como para ser consciente de sus acciones y de las consecuencias que tendrán.
Suspira cuando lo soltás, ya sea de alivio o para intentar regular su respiración y su pulso, pero su tranquilidad sólo se prolonga unos pocos segundos; golpeás su mejilla con fuerza para llamar su atención y luego hacés arder su cuero cabelludo tirando con fuerza de su cabello, siempre sedoso entre tus dedos.
Sus ojos se llenan de lágrimas y por un breve instante considerás ser un poco más suave, recordando lo sensible y susceptible que suele sentirse cuando despierta, pero... Dios, es tan tentadora la idea de convertirlo en un desastre antes de que comience el día.
-Fue sin querer- jura-. No me di cuenta.
Ignorás sus patéticas excusas y lo obligás a recostarse sobre su espalda para poder deshacerte de su ropa interior, lo único que se interpone entre vos y tu objetivo. Separás sus piernas hasta que el ángulo le resulta casi doloroso y su rostro se enrojece por completo cuando siente tu mirada entre sus piernas.
-No- suplica-. Por favor, no, todavía me...
Un sonido animal deja su garganta cuando tanteás su entrada, todavía dilatada y lubricada gracias a lo ocurrido durante la madrugada, y es seguido por un grito cuando introducís tus dedos sin previo aviso. Encontrás su próstata en pocos segundos y comenzás a abusar de su sensibilidad hasta verlo retorciéndose.
La imagen de su figura temblando entre las sábanas arrugadas y sus dedos enterrándose desesperadamente en sus muslos sería suficiente para cualquiera... Pero vos no sos cualquiera y sabés cómo cuidar de Enzo, así que volvés a tomar su miembro con tu otra mano y lo masturbás siguiendo el ritmo con el que tus dedos atacan su interior.
-Tendrías que haberte portado mejor.
Otra vez, perdón Enzo 😭 taglist: @chiquititamia @recaltiente @llorented @delusionalgirlplace @creative-heart @lastflowrr @madame-fear
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moongirl-26 · 3 months
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En algún momento me tocará experimentar la alegría, la felicidad. Todo lo malo traerá lo bueno. Es lo que me convenzo de creer cada día, al despertar, antes de iniciar el día y quedarme dos minutos más en la cama. Y es cierto que ahora se siente como un anhelo con el que solo puedo aspirar a soñar. Como una luz lejana, la superficie a la que quiero llegar, para así poder respirar profundamente el aire de vida. Aquel que me dará calidez, vitalidad, seguridad. Aunque con todas mis fuerzas nado hacia arriba, la mayoría del tiempo alguna situación vuelve a hundirme, porque me falta fortaleza para no permitirlo. Pero aún así, mi mirada está puesta en esa superficie que tanto deseo alcanzar. Cuando al fin logre sacar mi cabeza, sonreiré con gratitud de que vencí una vez más, las oscuras profundidades del océano.
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flan-tasma · 8 months
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Buenas noches (Genshin men x Reader) Spanish ver.
💖~ Estos hombres están ocupados y puede que no estén contigo físicamente, pero te recuerdan y se aseguran de estar contigo cuando vayas a dormir, de una forma u otra.
I didn't have enough space to post the translation;;;;; then it will be in another post
Warning: Nope 💖, Fem!Reader
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Tighnari tiene un marcapáginas hecho con tu flor favorita. Cuando es muy tarde en la noche y siente sus ojos cansados, se toma un tiempo para acariciar la flor con las yemas de sus dedos. La caricia es distraída, su cola y orejas están bajas, pruebas de su cansancio. La textura del marcapáginas le recuerda que estás dormido ahora, siendo abrazada por las sábanas, bajo una calidez que no es la suya. Siente celos por un momento, celoso de tu sueño y celoso de la cama que te acompaña ahora, y decide que es buena idea irse a dormir.
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Albedo está acostumbrado a pasar toda la madrugada junto a sus experimentos y notas, pero casi nunca se une a ti para dormir. Suele despedirte luego de cenar, te acompaña un rato luego de que termines de lavarte y besa tu mejilla cuando le dices que te vas a dormir, pero su presencia no suele estar contigo. Si dejas la puerta abierta, puedes escuchar el sonido de la candela crujir, probablemente hirviendo agua para más café. Puedes escuchar los talones golpear contra el suelo, las hojas pasar y el cristal chocar entre sí. Y puede que Albedo un día se sienta triste, que deseé estar contigo más tiempo, y es en ese momento cuando entra a tu habitación y te abraza. Siempre es un placer despertar contigo entre sus brazos.
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Alhaitham tiene la costumbre de leer antes de ir a la cama. Puedes estar junto a él leyendo, cada uno en su respectivo sillón, acompañados con algo de beber, no le importa, es bueno saber que estás ahí. En algún punto de la noche tu voz lo llama para decirle que te vas a dormir y él te despide, espera a que te metas en las sábanas y sigue con su libro unos minutos más. Debe levantarse temprano para trabajar, cierra su libro mientras recuerda las cosas que hará en la mañana y elige ordenar todo antes de acompañarte a dormir.
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Cyno tiene una gran responsabilidad y lo sabías, por eso no es raro despertar en la madrugada para ir a baño y notar que estaba junto a ti, a pesar de que no había llegado para la cena. Lo frecuentas más en las mañanas, pero en las noches solo lo notarás si en la madrugada sientes un peso nuevo en el colchón, unos brazos atraerte y un hombre cansado que cae dormido junto a ti. Puede que sus fuerzas le valgan para hablar un poco contigo, te escuchará y te dirá si tiene planes tomarse un día libre mañana, todo mientras su voz adormilada se iba perdiendo en tus oídos, mientras tu pareja dormía profundamente junto a ti.
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Ayato considera que la disciplina es esencial para su puesto como jefe del clan Kamisato. Su rutina está repleta de trabajos, documentos y mensajes que debe leer, analizar, aceptar o rechazar, y todo eso es muy tardado, pero es un trabajo que hace minuciosamente. Y a pesar de que siempre intenta dedicarte tiempo en medio de toda su agenda, hay veces en las que debes acostarte sola, sabiendo que en su oficina el hombre estaba revisando aún los últimos documentos del día. Desearía dejarlos para mañana y acostarse contigo, pero entre más serio es el tema, más aleja esa idea de su cabeza. Y no es hasta que por fin logras conciliar el sueño que él llega, por fin, se recuesta junto a ti y te admira antes de soñar con un nuevo día libre, planeando llevarte a un pícnic alejado de todos.
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kadecinkwolf · 11 months
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Había algo en ti que me llamó la atención desde el primer momento en que te vi. Tu carisma, tu presencia imponente y la manera en que sonreías cuando estabas perdido en tus pensamientos. Fue en ese instante cuando pensé que tenía que conocerte, descubrir qué se escondía detrás de esa mirada intrigante y adentrarme en el universo de tu ser.
Así fue como nuestros caminos se cruzaron y comenzamos a conocernos. Cada encuentro, cada conversación, cada risa compartida, me empujaban hacia un sentimiento que crecía en mi corazón, y comencé a desear que ese sentimiento fuera correspondido. Ojalá nos enamoráramos, pensé constantemente, anhelando que el amor fluyera de manera mutua y profunda entre nosotros.
Y así fue como, poco a poco, nuestros corazones se entrelazaron en una danza de pasión y ternura. Nos enamoramos, compartimos sueños y realidades, construimos un puente de confianza y entendimiento. Me sentía afortunado de estar viviendo uno de los capítulos más hermosos de mi vida. Cada latido eran tus suspiros, y cada pensamiento se llenaba de tu nombre.
Sin embargo, a veces, en medio de la euforia del amor, la incertidumbre hacía acto de presencia en mi mente. ¿Será posible que todo esto sea solo producto de mi imaginación? ¿Podría despertar en cualquier momento y descubrir que todo lo que vivimos era solo un sueño fugaz? Me repetía a mí mismo que era imposible, que nuestro amor era real, pero una pequeña sombra de duda se quedaba flotando en mi mente.
Pero un día, mientras nuestros cuerpos se encontraban en un abrazo apasionado y nuestras miradas se fusionaban en complicidad, supe que no estaba soñando. Cada beso, cada caricia, cada momento compartido confirmaba que lo que experimentábamos era tan real como el latir de nuestro corazón. Lo que vivíamos era un amor tangible, genuino y verdadero, que iluminaba nuestras vidas y nos llevaba a nuevos horizontes.
Fue en ese momento que comprendí que amar y ser amado es una de las más grandes bendiciones que puede experimentar un hombre. A través de ti, aprendí que amar es entregarse sin miedo, abrir el corazón y dejar que las emociones fluyan. Pero también entendí que ser amado, sentirse valorado y aceptado en cada aspecto de nuestra existencia, es un regalo invaluable que nos trae alegría y plenitud.
Así que, decidimos juntos seguir adelante en este camino de amor, donde el amar y ser amado se fusionan en una conexión profunda y eterna. No podemos adivinar el futuro, ni sabemos qué obstáculos nos esperan, pero mientras estemos juntos, todo estará bien. Amar y ser amado se han convertido en nuestro todo, en la fuerza que nos impulsa a superar cualquier adversidad.
Y así, construimos nuestra propia historia, basada en la magia del encuentro de dos almas que se atrevieron a amar. Atravesamos risas, desafíos y momentos de vulnerabilidad, pero siempre con la certeza de que juntos somos más fuertes. Porque amar y ser amado lo es todo, y en ti encontré esa plenitud que tanto anhelaba.
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sinfonia-relativa · 1 year
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Mire hacia un bello atardecer, el sol se escondía un poco entre las nubes, sin embargo, no perdía su hermosura. Hace mucho no había sonreído con tanta paz, era un chico perdido en la tristeza de la rutina, pero que me otorgaba calma por encima del dolor desgarrador de mis sentimientos.
Estaba conectado con la arena, disfrutando de la libertad que en ese momento sentía cuando en momentos anteriores quería lanzarme en la cama y quizás solo cerrar los ojos, es raro verme tan quebrado... aunque en el momento disfrutando de un espacio dónde mi mente se ha alejado del mundo, de las personas y solo centrarse en mí.
Es impresionante como de un momento a otro las cosas pueden cambiar, como a veces simplemente sientes que no puedes respirar y aun así, despertar a veces con la idea perezosa de continuar y al mismo tiempo con la fuerza de reconocer que eso es algo que no se puede evitar aunque a veces toque respirar.
Sad_Boy☕
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