Tumgik
#hice mi mano izquierda
ai-no-kisu · 8 months
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Aprovechando estas fechas tan románticas y que participe en una actividad de San Valentín en IG: SanValentin2024NuFall, les comparto un regalo que hice para 23_ster
Timmy y Jimmy en un escenario romántico es lo mejor.
Una curiosidad: En mi país el anillo de matrimonio va en la mano derecha pero noto que en el resto de países va en la izquierda, así que puse uno de cada uno
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myparadisemyblog · 10 months
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Subimos a su habitación.  
Me arrodillé.
Me indicó que me quitara la ropa primero, para quedarme solamente en lencería, era un conjunto de lencería de color rojo que previamente fue aprobada por él. Me levanté para desnudarme, él también lo hizo quedándose solo con un bóxer de color negro;  justo en frente de nosotros había un espejo de cuerpo completo; me saqué la sudadera y la blusa y di media vuelta, quedando frente al espejo y de espaldas a él, me incline ligeramente y me baje los leggins , rocé su pelvis y sus piernas con mis nalgas mientras iba bajando hasta quedar otra vez de rodillas, volví a girar para quedar frente a él , lo mire a los ojos, sé que le encanta esa vista , le encanta verme desde arriba , le gusta que me arrodille y le suplique con la mirada y mediante mis gemidos que me dé un poco de él… el bulto que se dibujaba en el bóxer robó mi atención , entonces intercalaba la mirada entre sus ojos y su entrepierna , fue inevitable y mis glándulas salivales se exprimieron como cuando estoy a punto de meterme  un chocolate en la boca  , él lo notó; con una mano se frotó el bulto y con la otra extendió el pulgar para acercarlo a mis labios, yo busqué s pulgar con la boca , lo seguí hasta atraparlo y lo succioné de inmediato, cerré los ojos y lo lamí  idéntico a como lamería su verga ,  me es tan placentero usar mi boca de esa manera aunque solo se tratara de su dedo.
Abrí los ojos y contemplé como se lo estaba sacando del bóxer , asentí y gemí aún más fuerte hasta que me lo dio , lo puso frente a mi cara  e igual que hice con su dedo seguí su verga hasta atraparla con mis labios y succionarla ; no terminé de lamer el glande por completo, solo lo pasé por mi lengua mientras dirigía  la calidez de mi boca hacia el tronco y sus testículos, succioné con suavidad y le pasé la legua un par de veces al izquierdo y luego, sin despegar la lengua, al derecho. Fui subiendo otra vez hasta llegar a su glande, al principio dejó que yo sola me lo metiera hasta la garganta pero terminó por ayudarme empujando mi cabeza hacia su pelvis, mi nariz chocó con su pubis , sostuvo mi cara ahí hasta que comencé a producir esos sonidos que le encantan, a él le enloquece ahogarme con su verga; aflojó un poco , mientras me lo saque de la boca  para recuperar el aliento. Durante esa pausa él caminó hacia atrás para sentarse en la cama
-Tus pinzas!- me dijo
Subí por en medio de sus piernas y me atravesé sobre uno de sus costados para alcanzar el neceser dónde había llevado todo . Mi cuerpo quedó sobre su pierna izquierda y mis nalgas justo frente a él, tardé más tiempo del necesario en esa postura a propósito porque me empezó a acariciar las nalgas, las apretó con una mano y con la otra me frotó la vulva por sobre el encaje mientras yo movía la cadera en círculos.
Cuando volví a estar de rodillas , él me quitó el bra,  me froté las tetas para que mis pezones sobresalieran  y después me coloque las pinzas , gemí de dolor , la del lado izquierdo en especial me apretaba demasiado , mi boca volvió al centro de sus piernas y seguí dándole placer .
 Siempre he sabido que el placer es principalmente mental , las sensaciones físicas son secundarias , él me dijo que cuando se la estoy mamando lo hago sentir poderoso, yo siento un infinito placer de hacerlo sentir así mediante mi boca, mi cuerpo, mi postura, mi mirada hacía él, me sentí como una sumisa perfecta y eso me llena de orgullo, es increíble lo que puedo hacer con mi actitud. << ¿Alguien ha adorado así tu cuerpo antes… como si fueras un dios y yo una esclava? ¿Se ha deshecho de su comodidad y de su voluntad solo para provocarte el placer más profundo? No lo creo. >>  Me podía sostener la mirada pocos segundos , cada que hacíamos contacto visual con rapidez cerraba los ojos y extendía  el cuello echando la cabeza hacia atrás.
Continué con la misma secuencia hasta que me pidió  mi dildo
-…quiero violarte con él- me dijo
Asentí de manera totalmente mecánica , si, me volví a sentir en ese lugar:  el subspace . Cuando estoy en ese lugar” mi voluntad desaparece solo queda el deseo de hacer todo lo que él dice, de que me use y me use y me use hasta que alcancé la cumbre de su placer. Amo ese lugar, que en realidad no es un lugar , es un espacio mental que me provoca demasiada paz, me hace sentirme en el sitio correcto , es lamentable que poquísimas personas hayan podido llevarme hasta ese punto.
Tomé uno de mis dildos, el mediano , le unté lubricante en la punta y al principio me dejó que yo sola me penetrara con él mientras él me observa gemir y retorcerme; a continuación tomó el dildo grande , me preguntó con una sonrisa sarcástica si ese también llevaba lubricante , asentí  con una sonrisa de obviedad  <<Que no se le ocurra metérmelo así por favor >>- pensé.
Puso lubricante en la punta, aparté el dildo mediano y él colocó la punta del otro en la entrada de mi vagina, lo empujó poco a poco haciéndome gemir cada vez más fuerte hasta gritar cuando ya estaba todo adentro, extendí el cuello , me mordí los labios, suspiré con profundidad mientras mi vagina se iba acostumbrando al gran tamaño hasta que dejó de doler y entonces empecé a mover la cadera haciéndolo entrar y salir mientras él lo mantenía fijo. Un rato después se levantó para sacar del cajón del tocador un condón, dejándome sola en la cama con el dildo <<Va a penetrarme ya>>. – pensé con satisfacción pues ser penetrada por mi Amo siempre ha sido para mí un premio; es el momento en el que siento especial cercanía , es el momento en el que me siento reconocida y siento que me he portado tan bien como para ganarme el honor de que ahora quiera penetrarme con su verga y no con juguetes.
Se puso el condón, se acercó  a mí, yo  aparté el dildo , se acomodó sobre mi cuerpo , separé las piernas más , colocó su glande el mis labios y se recargó en mí deslizándose hasta el fondo , grité una vez más , me hizo  callar tapándome la boca produciendo una reacción extraña: me empezaron a escurrir lagrimas por los ángulos externos de ambos ojos, no estaba llorando , más bien es como si mi tensión y adrenalina tuviera que salir por algún lado y como había limitado mis gritos. Cuando me tranquilice un poco quitó la mano de encima de mis labios sin dejar de penetrarme.
-¿Te gusta?- me preguntó
Asentí, a penas podía hablar
-Voy  a venirme ya-
Hice un pequeño sonido agudo de afirmación.
Me pegue más hacía su cuerpo , lo abrace con mi vagina y rodeé su cintura con mis piernas estrechando el espacio para contenerlo; lo escuché gemir con profundidad, ese gemido inconfundible del orgasmo , mientras ocurría tensé más los músculos de mi pelvis, mis piernas y mi abdomen absorbiéndolo hacía mi interior.
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Un día mi abuela a sus 90 años me enseñó la insubordinación. Apareció aquella tarde entre nosotros diciéndole a mi madre: “Puta… sos puta… puta”. Cuando se aburría divagaba o insultaba, buscando la reacción de cualquiera de nosotrxs. Entonces se desataba algún tipo de diálogo surrealista posmoderno entre la sordera de ella y nuestra torpe pedagogía geriátrica. A veces esto pasaba mientras queríamos escuchar alguna noticia, o alguien hablaba por teléfono, o había visitas, tratábamos de que terminara su práctica indecorosa lo más pronto posible, alcanzaba con señalar a la visita, al teléfono o a la tele para que entendiera que no era momento para jugar a ver quién puteaba más. Y este era el caso: mi padre intentaba escuchar una noticia desde la tele, pero ni él ni mi madre pudieron hacerla callar. Esto pasaba cuando la abuela tomaba plena conciencia de que debía dar por terminado su ritual, y sin embargo justo ese día no tenía ganas de comportarse de forma civilizada, entonces intensificaba su actividad, sus puteadas, y el volumen de su voz. Así que ella seguía como un tren imparable de puteadas al aire, “puta puta sos una puta” en un tono monocorde como quién está hablando de lo lindo que está el día o de qué caras que están las papas. Tomé cartas en el asunto. Me paré frente a ella, mirándola a sus ojos acuosos, insultantes, lúdicos, impúdicos, milenarios. -¿Qué? –me dice, y señala a su hija –Si es una puta… Mi madre ya no podía contener la risa, ni mi padre sus protestas académicas. Con mi mano izquierda hice la señal universal de silencio, y con la derecha hice como que me cortaba la garganta con el índice. Silencio o muerte. Plata o plomo. La vieja me sostuvo la mirada, imperturbable ante la amenaza. Mi padre calló, mi madre calló, hasta la televisión calló. Y la vieja me dice, de manera pausada, metódica, sucia como mi amenaza, pero más filosa: -La concha de tu madre.
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(foto: la mano de mi abuela, una tarde como aquella)
Acostumbradoalfindelmundolandia: linktr.ee/acostumbradoalfindelmundo
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metstli-blog1 · 8 months
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Decidí salir a comer sola ese día, tenía ganas de ir a alguna especie de terraza en el centro para tener una vista linda mientras comía. Así que me metí a bañar con uno de mis vibradores porque tenía ganas de jugar un poco conmigo, amanecí  caliente y muy húmeda; así que puse algo de música y me metí a la regadera, sentí como el agua recorría mi cuerpo y mis manos empezaron a hacer lo mismo, acaricié mis pechos  y seguí más abajo hasta llegar a mi vulva, la acaricié, la froté, mis dedos entraron en ella al ritmo de la canción mientras el agua seguía cayendo sobre mi cuerpo... 
En seguida estiré mi mano, tomé el vibrador que había dejado en el lavamanos y lo prendí, bajé la intensidad de la vibración porque no tenía la intención de terminar rápido sino todo lo contrario quería jugar y alargar más el placer que ya sentía en ese momento; puse el vibrador en mi cuello dándome un ligero masaje, se sentía bien, después fui masajeando mis pechos,  la vibración en ellos era rica,  bajé el juguete un poco más y apoyé mi espalda en la pared que estaba igual de mojada que yo; no puede evitar dejar salir un gemido, la vibración entre mis piernas era deli, mi vulva se mojaba más, mis caderas se movían lentamente de manera circular al mismo tiempo que mis muslos se tensaban; estuve un rato así dejándome llevar por las sensaciones del agua, la vibración y el vaivén de mis caderas cuando sentí la enorme de necesidad de subir la intensidad de mi juguete y lo hice; no aguantaba más, quería explotar de placer y así fue, gemí mucho más fuerte y lo que escuché me gustó; mis caderas dejaron de moverse, mis piernas se tensaron mucho más, al mismo tiempo  sentí como algo escurría entre mis piernas y no era el agua de la regadera... vino ese momento rico y relajado que deja un buen orgasmo. Salí de bañarme, me sentía más sexy  y linda, así que ahora era tiempo de escoger la ropa que me iba a poner...
No tardé mucho para elegir la ropa que quería, así que tome un body de encaje en color vino con un escote pronunciado tanto en el pecho como en la espalda, unos jeans y unos tacones negros. El maquillaje fue sencillo y natural, sólo un poco de máscara para pestañas, blush y un labial al tono de mi body, el labial hizo toda la diferencia; de accesorios solo escogí unos aretes largos, un par de anillos y mi reloj;  puse perfume en mi cuello y en el escote,  salí sintiéndome provocativa, mi intención era atraer todas las miradas que pudiera empezando por el chofer de Uber que ya me estaba esperando. Subí al auto y el conductor era un chico que no tenía ni treinta años, bastante guapo y olía muy bien; me preguntó sino me molestaba la música, a lo que respondí que no. Empezó el viaje, durante el trayecto pude notar cómo a través del retrovisor veía mi escote, eso me gustaba. Ni él ni yo comentamos nada, sólo era ese juego de miradas. Llegué a mi destino, bajé del auto y me despedí del conductor con una sonrisa, empecé va caminar por las calles del centro en busca de un lugar para comer.
Entré a un edificio, la construcción era vieja, y para llegar al restaurante tenía que atravesar un patio y subir las escaleras que se encontraban al fondo de este; el patio no tenía mucha iluminación se veía un poco sombrío pero tenía cierto encanto. Llegué al restaurante y pedí una mesa, al atravesar el salón para llegar a la mesa que me asignaron pude sentir varias miradas sobre mi, cosa que me gustó, al final ese era mi objetivo.
En la mesa de junto se encontraba él, un hombre en sus cuarentas, se veía muy pulcro, bien peinado y bien vestido; llevaba una camisa a cuadros de manga corta, unos jeans y un reloj grande en su mano izquierda, he de confesar que me encanta cuando los hombres llevan reloj o accesorios en sus manos y aunque no podía olerlo se veía que era el tipo de hombre que siempre usa colonia y huele bien.  Me llamó mucho la atención ver que estaba dibujando algo en la servilleta, había algo en él que  no podía dejar de verlo y él  lo notó porque de igual forma me vió y sonrió, esa sonrisa era provocativa y correspondí de la misma manera. Al terminar de comer, el mesero se acercó con un café y un postre que había mandado mi vecino de junto, él desde su mesa veía toda la acción, así que lo miré y le di las gracias por tan linda cortesía; se acercó, saludó y preguntó si podía sentarse y acompañarme con otro café; le respondí que sí y en ese momento pude descubrí que olía riquísimo, era  una mezcla de su perfume y olor a hombre, me inquieté pero disimulé... Se presentó y me dijo que no era de la ciudad, que había venido un par de días por cuestiones de trabajo, la charla fue muy amena y llena de risas. 
Le dije que ya era hora de irme, así que pedí la cuenta; me dijo que si podíamos caminar un poco para  que él conociera mejor el centro de la ciudad, le dije que sí, realmente no tenía nada que hacer.  Salimos juntos de la terraza y pude sentir como mientras caminábamos puso su mano en mi cintura, sentir su mano me puso nerviosa y eso me gustó; la iluminación para bajar las escaleras era muy tenue, nos detuvimos un momento, se acercó un poco más para susurrarme al oído que olía delicioso al mismo tiempo que su mano recorrió mi espalda descubierta; sonreí y le dije que él también olía muy bien, esa proximidad y sentir su respiración en mi oído me excitó bastante, sentí como se me erizó la piel y mis pezones se pusieron duros, creo que lo notó porque su dedo índice entró en mi escote y acarició uno de ellos, mi tanga se empapó al instante, no sabía qué decir ni como reaccionar, me dijo: "tranquila,  no va a pasar nada que usted no quiera. Yo quisiera hacerle de todo en este momento, pero entiendo que acaba de conocerme"...
Creo que eso me excitó mucho más, si quería cogérmelo en ese momento, pero lo acaba de conocer.  Saliendo del edificio intercambiamos números y quedamos que estaríamos en contacto para vernos en su próxima visita. Le di un beso en la comisura de los labios y me fui... 
Me quedé con las ganas, sí, pero espero que regrese pronto para verlo y concluir lo que quedó pendiente.
#relatos #woman #lingerie #blackandwhite
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louisonrisas · 2 years
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Luna Nueva 21 de febrero (pasó)
pss sucedió wey
La Luna Nueva en tornados con colores dorados desvanecidos en la punta, con 3 estrellas alineadas a la par que se podía admirar en el hermoso cielo oscuro de noche con ligeros tono morados debajo.
—Luna Nueva.— señalé para que la volverías a ver antes que entraras
Se podía respirar, oler, y sentir la tensión. Estaba oscuro, era de noche y sólo se veía la luz débil de la pantalla de la televisión estaba en reproducción Oxytocin de Billie Ellish. Era un ambiente tranquilo y seguro, se podía oler y sentir el romanticismo en la escena.
No sabías que hacer, te sentaste acorralado en la esquina del sillón me dabas una sonrisa tímida e incomoda a la vez, yo me acerqué segura y sonriente, quite tu mochila que la tenías abrazada.
—Me voy acostar.—Me recosté en su pecho, tome su mano y la llevé a mi pecho, la tocabas suavemente, hacías ligeros toques y la sostenías.
Levante mi suéter de lana, y tome tu mano para q lo sintieras, eran toques suaves, deslizabas tus yemas acariciándome, tomaste mi pezón y hacías círculos con tu pulgar y tu indice, quería gemir pero me estaba aguantando, la verdad no creía lo que estaba pasando sólo me quedaba viendo al corredor oscuro que estaba enfrente de mi era infinito.
—¿Te sientes bien? ¿Te esta gustando?—dio unas palmaditas de calma en mi pecho.
—Sí.—contesté
Levantaste mi suéter, yo lo pare.—Necesito verlas
Yo lo levanté. Estaban al aire, lo iba a bajar pero tomaste mi mano.—Así déjalas.—iba a interrumpir pero vi tu perfil bajando...para después empezar a succionar mi pezón, tus labios eran suaves, sentía mi corazón acelerado, mientras mis ojos miraban el esplendor de tu mandíbula, besando mi parte izquierda y tu piercing de la ceja se destellaba con la con la luz débil y oscura de la sala. Me sentía en un sueño.
Y todo paso muy rápido, el tiempo se detuvo.
Estire mi brazo derecho para que estuviéramos mas cómodos. Te detuviste y yo me pare, nos quedamos viendo a los ojos, yo hice una línea recta en mi boca, levante mano en forma de calma. Y me empezaste a besar.
Tus labios eran suaves, sabían deliciosos, nuestros labios se movían a la par, estaban unidos, tus manos sostenían mi cabeza y se deslizaban en mis cabellos, mis manos sostenían tu mandíbula te acariciaba.
Te quitaste.—Perdón.—miraste al frente sonriendo avergonzado.
Yo puse mi mano en mi boca, en shock. No dije absolutamente nada.
—Perdón.—seguías repitiendo. Yo te voltee a ver, te mire a los ojos y me subí arriba de ti, te empecé a besar tus labios me siguieron, deseaba tanto este momento, aumentaba cada vez más de nivel. Fue un beso pasional. Deslizaste tus manos por todo mi cuerpo, de mi espalda hasta mis glúteos, después los volviste a subir por debajo de mi suéter lo subiste yo lo sostuve con mis manos y agarraste mi pecho y el otro lo empezaste a succionar mientras me mirabas a los ojos yo sostuve tu mirada, la poca luz celeste que entraba se reflejaba un brillo parcial por tu pupila, esos intensos y magnéticos ojos caoba se entornaban no los podía despegar... sentía q me succionaba el alama me transmitían un sentimiento que no sé como lo podría describir, sólo podría decir que sentía un ligero hormigueo en la parte del cráneo occipital y yo sólo sonreía.
Paramos. —Ahora si me tengo que ir. Yo me aferre a tu brazo, recoste mi cabeza en tu pecho tenía mis piernas en tu regazo, mientras me abrazabas y dabas me palmaditas suaves en mi trasero.
Estuvimos así unos segundos, decías que ya te tenías que ir, yo revisaba la ventana que no viniera nadie, te volvía a besar para que no te fueras.
Hasta que ahora sí paramos nos quedamos viendo, ahora había un poco más de luz, no se cómo.
—Necesito verlas normal.—Reíste e ibas a levantar mi suéter, yo me reí y te detuve.
Te levantaste y yo sonreí volteándote a ver desde abajo, puse mis pies en el sillón y subí lentamente, me miraste abajo hacía arriba mientras lo hacía yo recorrí tu pecho y me sostuve en tus hombros, levanté mi suave suéter de lana poniendo mis senos enfrente de tu cara.
—SANTO DIOS.—dijiste antes de empezar a tocar con tus dos manos mis pechos, los presionabas y los juntabas, tenías la boca abierta y las chupaste.
Paraste, las miraste por ultima vez.—Me agradan.— dijiste con tu voz ronca, me señalaste, luego me miraste a los ojos.
Yo baje mi suéter, deslice mis manos en tu pecho y sonreí. Me diste un beso suave rápido y te volteaste para salir. Sonó la alarma.
Yo te seguí y me recargue en el marco de la puerta mientras te veía salir.
—Luna Nueva... ¿sabes que se significa?....— te miré
—No.—volteaste tu cabeza antes de irte.
—Que estamos más susceptibles a los sentimientos.
En eso unas luces amarillas se detonaron en la entrada.
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poisonlove · 2 years
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SCREAM
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Jenna Ortega x reader
Eres la nueva co-protagonista de la serie y conoces los demás actores, entre ellos la mujer que te causa suspiros, Jenna Ortega
Todavía no puedo creer que le hayan gustado mi audición, todavía no puedo creer que seré una de las protagonistas de la nueva película "scream VI".
Hace unas semanas había hecho la audición para la película con el único propósito de divertirme y tener nuevas experiencias, ni siquiera había pensado en tener algún tipo de oportunidad. Después de todo... hay más de 200 candidatas y no tengo mucha suerte, ¿cuántas oportunidades reales tengo? Menos de cero.
"Felicidades, señorita T/N T/A ha sido elegida como co-protagonista de la película" releo de nuevo la carta que me ha llegado directamente de Hollywood, todavía incrédula. Abajo a la izquierda estaba el número de uno de los dos directores, Tyler Gillett y una pequeña nota.
"Llámame para más detalles"
Estoy soñando
(...)
Con la boca abierta miro el enorme edificio que me rodea. varias personas caminan hacia adelante y hacia atrás con prisa, sosteniendo en sus manos trajes, trucos o accesorios.  Acababa de llegar a Canadá y un BMW me había acompañado desde el aeropuerto hasta esta enorme fábrica, ni siquiera el momento de bajar que me habían quitado la maleta y arrastrado dentro del enorme edificio.
A lo lejos reconozco a Tyler hablando con otro hombre, muy probablemente el otro director.  Me acerco a ellos tímidamente, tan pronto como entro en su radio de acción se gira y me hace una gran sonrisa, acercándose a mí. Matt se aleja de nosotros.
—buenos días, bienvenida–su sonrisa se extiende y yo sonreí tímidamente
—buenos días... todavía no puedo creer que esté aquí... - Todavía estoy en shock. -
—Tiene usted mucho talento, señorita, me ha sorprendido realmente, realmente no ha actuado antes?- me pregunta curiosidad.
—nunca, por eso quería intentar ser un personaje de segundo o tercer grado... ni siquiera pensé que sería la co-protagonista- admito, poniendo las manos en los bolsillos.
–Confía en mí T/N, ella tiene mucho talento y soy muy bueno reconociéndolo- me dio un apretón en el hombro, casi tratando de consolarme.
Miré a mi alrededor, observando cámaras y accesorios esparcidos por toda la habitación, en primer plano la famosa máscara de esta película. Caminé instintivamente hacia este último, la miré y la agarré entre las manos.
—encantador, ¿verdad?- me preguntó y sin saberlo asentí.
—¿Empezamos ya el rodaje?- dije apartando la mirada de la máscara, apoyándola en el mueble, caminando hacia las cámaras.
—No, sólo quería decir bienvenida... Los protagonistas están en el pasillo a la derecha en una enorme Sala y te están esperando... irás con ellos al hotel- me explica y levanté una ceja, confundida.
—hotel?- pregunté-
—Bueno... ¿no pensabas dormir en el lugar del rodaje?- Me preguntó divertido, me ruboricé por la estúpida pregunta.
—bueno... entonces me voy- tartamudeo avergonzada y camino rápidamente lejos de Tayler. Este último se ríe.
Di unos pasos y vi a lo lejos a Melissa Barrera. La protagonista y hermana de Tara Carpenter, interpretada por Jenna Ortega, mi crush. Sonreí y me acerqué a ella. Para ser honesta, solo he visto una película suya, la última de Scream, pero debo decir que ha sido muy buena, una gran actriz.
—Hola- le hice una débil sonrisa y la saludé con la mano. Melissa se dio la vuelta y me sonrió, vi que tenía en una mano el café.
—hola, tú debes ser T/N- me guiñó el ojo y se rió por mi expresión
—¿sabes quién soy?- pregunté incrédula. —Sí, vimos tu audición, fuiste increíble hice un enorme sonrisa por su afirmación.
—lo sé- hice el movimiento de mi mano en mi pelo y ambas reímos.
— Vamos?Así que te presento a los demás— se puso a mi lado y puso su mano alrededor de mi brazo, me puse roja por el contacto pero no dije nada.
Caminamos y charlamos, riéndonos de sus estúpidas bromas.
—Bueno, aquí estamos- nos paramos frente a una puerta y empecé a sudar frío, cerré los ojos y respiré hondo. Se podía oír risas adentro. Melissa abre la puerta y entra, yo me quedé en la entrada y todos los ojos se posan hacia mí.Tragué y entré tímidamente, saludando a un par de actores antes de verla.
Jenna Ortega estaba hablando con Melissa, tenía una gran sonrisa en sus labios y casi me derrito para verla. Camino inconscientemente hacia su dirección, sus ojos se mueven hacia mí. Ojos color avellana me estudian atentamente y me pierdo en la profundidad de su mirada, suspirando por lo intenso que es. Su pelo, corto hasta los hombros, enmarca su cara de niña, resaltando sus labios que tanto había soñado besar. Me sonrió un poco y me dio la mano.
—Encantada, Jenna Ortega-
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joykjkx · 6 months
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-ENGLISH-
Good afternoon, day or night, night, right now I am temporarily resting from drawing and writing books, you know those on Wattpad, since it happens that I currently have some very strong pain in my hands, mainly in the right hand and currently in the left hand. of the joints Even in the legs and I am in the process of exams for now I can only make drawings quickly and not in deep detail as I did for a long time like International Autism Day so I will have to rest and well at least see an old animated series while you can take advantage of it so you don't have to use both your cell phone and tablet. So possibly my rest or return. I'm going to do more than May or I don't know, the weather will depend, so it will be rest and I'm warning from now on in case there is no activity constantly, that was, see you and take care of yourselves and everyone.
-ESPAÑOL-
Buenas tardes días o noches noches ahorita estoy en reposo temporalmente de dibujos y de escritura de libros ya saben los de Wattpad ya que pasa que actualmente se me presentaron unos dolores muy fuertes en las manos principalmente de la mano derecha y actualmente la izquierda en la parte de las articulaciones Incluso en las piernas y estoy en proceso de exámenes por ahora solo puedo hacer dibujos así rápido y no a profundo detalle como lo hice por largo tiempo como el de día Internacional del autismo así que me tocará reposar y bueno por lo menos ver una serie animada vieja mientras pueda aprovechar así no tiene que utilizar tanto el celular como la tablet. Así que posiblemente mi reposo o el regreso Voy a hacer más de mayo o no sé dependerá el tiempo así que tocará en reposo y estoy avisando desde ahora por si no hay actividad constantemente eso era nos vemos y cuídense y cuídense todos.
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princeoedipus · 1 year
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Festejo
Sucedió el día de ayer... al entrar a nuestra casa las luces estaban apagadas, un silencio hueco se hacía notar en los oídos como un leve zumbido, -mi esposa me había llamado previamente por teléfono, dando sus instrucciones claramente-: al entrar debes tomar el antifaz negro que usamos para nuestros juegos eróticos, lo podrás encontrar en su lugar de siempre, (segundo cajón a la izquierda de la cómoda central), "colócalo en tus ojos y apriétalo fuerte" -recuerdo que dijo-, yo seguí esa sencilla instrucción, como tantas veces antes lo habíamos realizado en aquellas noches dónde mi traviesa esposa se le ocurrían ideas nuevas para saciar su sed de momentos excitantes en diversas ocasiones cada mes.
Una vez colocado el pequeño aditamento y cubiertos mis ojos por completo, la oscuridad se hizo más profunda aún -si eso fuese posible- , ¿cariño? pronuncié claramente, y la palabra viajó de inmediato hasta los oídos de esa criatura infantil enfundada en cuerpo de mujer que emocionada se encontraba en algún lugar de la casa, -escuché los tacones de sus zapatillas bajar lentamente por la escalera- pasos suaves, cuidadosos, -nerviosos- ¿amor? ¡tengo una sorpresa para tí! -la escuché balbucear emocionada- ¡esta bien mi cielo! ¡hoy es sábado y sabes que es día de portarse mal! contesté complaciente.
Ella apresuró el paso como si esas palabras hubieran terminado de encender la flama de la pasión que a punto de explotar estaba en todo su ser. Me tomó de la mano y sin decir más, me condujo a la parte superior de la casa, sus manos sudorosas: temblaban, y casi se podía escuchar el latido de su corazón golpear ferozmente dentro de su pecho.
Al llegar a nuestra recámara me giró para dejarme de espaldas a la cama y sin decir más: ¡me dio un fuerte empujón que me llevó de nalgas hasta nuestro lecho marital! ¡Hey hey hey, tranquila mamita! sólo alcancé a decir divertido y algo intrigado por la intempestiva acción.
¡No te muevas! -balbuceó ella de manera entrecortada- y todavía más nerviosa -si es que eso era posible- al mismo tiempo que empezó a desabrocharme la camisa ansiosamente, una vez suelto el último botón, me sacó la prenda y pude adivinar que la arrojó a un lado de la cama solamente para darse a la tarea de quitarme el cinturón, bajarme el cierre del pantalón y deshacerse de la prenda de la misma manera que hizo con la camisa. ¡Acuéstate y abre los brazos y piernas! ordenó - yo lo hice como tantas otras veces lo habíamos practicado antes, me puse con los brazos y piernas abiertos formando una perfecta X, -sabiendo de antemano que lo siguiente era ser atado a cada una de las esquinas de nuestro lecho para ser inmovilizado- y ¡quedar a merced de aquel hermoso y perverso ser!
Una vez atado, ella salió dejando nuevamente en silencio la habitación, sólo para regresar un par de minutos después, ahora se escuchaba su respiración jadeante y estoy seguro que en ese silencio y oscuridad absoluta, ¡pude escuchar cada uno de los golpes de su corazón como si quisiera salir de su pecho que ahora no era sino una prisión insuficiente para ese músculo vibrante y anhelante!
Lentamente sus manos empezaron a recorrerme, primero por la cara, tocando el antifaz oscuro como si quisiera asegurarse que yo no podía ver nada, después fue bajando por mi cuello, por mi pecho, mi abdomen, los costados de mi cintura - donde no pude evitar un pequeño salto reflejo al ser una parte de mi cuerpo muy sensible a las cosquillas- ella lo advirtió y continuó su camino, cada vez más atrevido, cada vez menos nervioso - ¿Por qué parecía que estaba alterada y sus movimientos eran un tanto torpes? ¿por qué si había recorrido ese mismo cuerpo todos los días desde hacía poco más de dos años?.
Una sombra de duda empezó a mostrarse en mi conforme las manos seguían acariciando, apretando, recorriendo como queriendo grabar cada centímetro de piel en esos dedos ansiosos.
Finalmente sus manos llegaron a mi bóxer,... por unos instantes las caricias cesaron, me imagino que en ese momento ella estaría viendo extasiada el enorme bulto que se moría por salir de ese encierro, mi verga dura y babosa estaba tan cerca y a unos cuantos centímetros de su cara asombrada - que yo pude adivinar por el calor de su aliento y el sonido de su respiración- lentamente la punta de sus dedos se introdujo por la parte superior del bóxer y lo empezó bajar, despacio, tímida, callada,... hasta que llegó el punto donde mi ropa interior no pudo bajar más debido al pedazo de carne que parecía se negaba a salir, ella hizo un movimiento más fuerte y ¡por fín! ¡MI VERGA SE ASOMO COMO IMPULSADA POR UN RESORTE! ¡alcancé a escuchar un pequeño gritito como de sorpresa! y luego otra vez silencio... respiración agitada... aliento cálido... dedos temblorosos... suavemente esos dedos empezaron a rodear a "mi muchacho" (como cariñosamente mi mujer se refería a su trozo de carne favorito) la acariciaban, la rodeaban con sus dedos, la mano subía y bajaba despacio, descubriendo la cabeza cuando el prepucio bajaba completo, y nuevamente cubriéndola cuando la mano volvía a subir.. ¡esos dedos!, se sentían diferentes... se sentían más delgados, más temblorosos, ¡mas violentos en algún movimiento!, mi mente empezaba a dudar cuando ¡de repente! unos labios apretaron mi verga, la rodearon, la empezaron a tragar como si se tratara de un naufrago que finalmente encuentra algo de comida y agua, ¡mi verga entraba y salía de esa boca hambrienta!, ¡llena de saliva!, ¡su lengua acariciaba, sus labios apretaban, sus dientes mordían de repente a lo que yo reaccionaba con algún gesto de dolor!... esa boca... esos labios ... esos movimientos, ¡esa desesperación! definitivamente ¡NO ERAN DE MI ESPOSA!...
Acto seguido escuché, -ahora si la voz de mi esposa- que con una perversidad y lujuria nunca antes conocida decía:
¡FELICIDADES VECINA! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! ¡ÉSTE ES MI ESPOSO! ¡MI MACHO! ¡MI VERGA! ¡Y ES TUYO, SOLO EN ÉSTE DÍA! ¡APROVECHALO!
Y así empezó todo...
CONTINUARÁ...
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13: Celos de Koopa
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Estaban los chicos, el rey y el magikoopa en el comedor, todos en silencio y sorprendidos que Morton les dijera que estaba interesado en aprender a leer y escribir; se miraban dudosos y algo confundidos. Ludwig levantaba una ceja con el semblante serio y cruzado de brazos, palpitando su dedo índice contra su brazo continuamente. Se notaba muy escéptico.
El joven de azul abre un poco su boca para pronunciar unas palabras, pero alguien se le adelanta y rompe el hielo por él
Lemmy: ¿es en serio, Mort?
Morton se veía un poco apenado, no sacando su cabeza por completo de su caparazón, asintiendo ligeramente
Iggy: v-vaya… me parece…
Antes que Iggy termine su enunciado, Morton cierra sus ojos, preparándose para la burla de los demás, pero sorpresivamente…
Iggy: …me parece muy bueno de tu parte, Morton (risitas)
Morton abre sus ojos y saca su cabeza poco a poco
Lemmy: genial. ¡Bien hecho, hermano! (sonríe)
Roy asiente con una sonrisa.
Wendy: es muy tierno que quieras superarte (le guiña)
Bowser: ¡¡me siento orgulloso de ti, Morton Starlight Koopa Jr!!
Morton se sonroja y todos comienzan a felicitarlo por dar aquel paso, todos… con excepción de su hermano más mayor, quien decide hacer una intervención
Ludwig: oh, vamos, no es para tanto
Allí todos miran al Koopa azul, quien daba un sorbo a su té
Ludwig: si de verdad hay que elogiarlo es porque tenga mejores modales y sepa hablar
Ante esas palabras, Morton desvía la mirada con un ligero rubor de vergüenza
Ludwig: además, ¿por qué no recurres a tu hermano mayor?
Morton: (balbucea) bu-bueno…
Larry pone una expresión de fastidio y decide hablar
Larry: (con un tono sarcástico) sí, ¿me pregunto por qué será…?
Ludwig mira de reojo a Larry con algo de desprecio
Ludwig: ¡ja! Como si tú pudieras hacer algo mejor
Larry: no, qué va… con razón Mort prefiere estar con Mykey, él es mucho más simpático
Jr. asiente con los brazos cruzados, cosa que Ludwig nota y también mira al pequeño pelirrojo con cierto desdén.
Wendy: ay, no empiecen…
Iggy: sí, por una vez quiero comer tranquilo
Ludwig gira su cabeza y da un gesto de rechazo con los ojos cerrados. Bowser los mira confundido por  la situación, por lo que tranquiliza a los chicos
Bowser: bueno, bueno, no se pongan a discutir, por favor. Morton, ve a tu asiento. Mykey, tú también
Morton: s-sí, papá…
Mykey: sí, sr. Bowser…
Bowser: disfruten su comida (se levanta) ahora con permiso, tengo que revisar algunos asuntos.
Ante eso se retira el rey y Kamek, mientras que los chicos continúan en el comedor, cenando en silencio
Todos ahí conversan entre sí. Larry pone su mano en el brazo derecho de su hermano mayor más menor, sonriéndole tiernamente, a lo que Morton le corresponde con una sonrisa también
Ludwig miraba cómo ellos se llevan bien, a lo que mira a la izquierda y nota que Jr. y Bobby también pasan tiempo como amigos, ya sea conversando o riendo. El joven de pelo azul no decía nada y volteaba su mirada a otro lado, dando un pequeño suspiro silente. Mykey lo nota pero no le da importancia, no sin antes mirar dudoso a Ludwig.
Al voltear su mirada Mykey, Ludwig mira al peli-morado de reojo con algo de inquietud, para instantes después continuar comiendo.
Ludwig, a medida que come, mira a Morton, quien ocasionalmente cruza miradas con él, a lo cual Ludwig lo ignora. Eso pone algo triste a Morton, por lo que trata de comer tranquilamente.
……………………
Una hora después, Morton va acompañado de Lemmy y Roy, quienes se dirigen a su propia habitación
Roy: qué cansancio
Lemmy: oh, Roy… no hiciste casi nada por la tarde (risa burlona)
Roy: eso no es cierto, hice muchas cosas
Lemmy: (con tono sarcástico) pero me refiero a algo útil…
Roy: pues…
El joven de gafas se calla y mira a Lemmy con fastidio, Morton se ríe un poco cubriendo su boca
Roy: para tu información, también disfruté del día, ¿sabes?
Lemmy: ¿sí? ¿Cómo?
Roy: me comí un helado sabor frambuesa, mi favorito
Lemmy: ¡¡ay, aja!! El mejor sabor es el de chirimoya alegre
Roy: sigue soñando, pequeño renacuajo
Lemmy: sí, cómo no, grandísimo mastodonte
Luego de decir eso, Morton los mira algo temeroso mientras que ellos se miran seriamente entre sí, para segundos después ambos se ponen a reír, a lo que Morton pone una expresión de alivio. Lemmy deja de reír y se dispone a hablar, o más bien, preguntar
Lemmy: ¿y si mañana vamos por un helado?
Morton: ¡¡QUÉ RICO, HELADO!! ¡¡EL MÍO LO QUIERO DE GALLETAS CON CREMA!!
Lemmy se tapa sus oídos, cosa que Morton se percata y se tapa la boca nuevamente, algo apenado
Morton: (susurra) ah, Morton lo siente, hermanos…
Lemmy: (descubriéndose los oídos) est�� bien, Mort. Te lo dejo pasar, pero trata de regular tu voz, por favor
Morton asiente y se dirige a abrazar al pequeño, quien con una expresión de pánico trata de evitarlo pero no alcanza y es agarrado por su hermano menor, quien aletea y mover sus pequeños pies para tratar de zafarse, sin lograrlo. Lemmy deja caer sus brazos y luego corresponde, tal cual ocurrió con Bobby hace unos días. Morton sonríe y le susurra a Lemmy
Morton: (susurra) gracias, hermano…
Lemmy queda algo confundido por lo dicho por él, pero sólo se limita a decirle…
Lemmy: de nada, hermanito
Morton da unas risitas y mueve su cola. Instantes después, Morton deja que Lemmy pise suelo firme antes de soltarlo, quien queda semi-mareado reincorporándose. Roy se ríe entre dientes cubriendo su boca, pero su hermano mayor se da cuenta
Lemmy: no te rías, baboso. A ver si tú puedes con sus abrazos
Roy: oh, bueno…
Roy se encoge de hombros y se acerca a Morton para darle un abrazo. Al notar eso, Morton cambia su expresión a una de sorpresa y retrocede unos pasos, poniendo una cara de ligera incomodidad. Roy ve esto y se detiene
Roy: ah… ¿pasa algo?
Morton: (susurra) eh… (habla) ¡NO! ¡¡N–NADA!! ¡M-MORTON SE VA A DORMIR, ESTÁ CANSADO!
Sin decir más nada, Morton se encamina a la puerta de su habitación y cierra algo apresurado. Tanto Lemmy como Roy miran confundidos y luego se miran entre sí. Roy no lo demuestra por sus gafas, pero tiene una mirada algo irritada.
Lemmy: ¿qué acaba de pasar?
Roy: no lo sé, pero bueno… (se encoge de hombros) mejor me voy a dormir
Lemmy: p-pero…
Roy: DIJE… que me voy a dormir
Con ese tono altanero, Roy se retira, dejando a Lemmy algo pensativo mientras mira a su hermano retirarse, notando que está apretando sus puños
Lemmy: (pensando) cuando hace eso, es porque algo le molesta… (se encoge de hombros también) como sea, tampoco es que sea muy comunicativo que digamos
El Koopa de cabello arcoíris da un pequeño bostezo mientras se sacude un poco los ojos con su mano.
Lemmy: será mejor que yo también me vaya a dormir
Al dirigirse a su habitación, Lemmy escucha un gran portazo desde la habitación de su hermano de gafas oscuras. Ante eso, el joven de baja estatura no evita sentir algo de consternación, pero a su vez decide darle algo de espacio. Lo conoce bien y sabe que está molesto, aunque se pregunta por qué, puesto que es bien sabido por Lemmy que Roy no suele ser muy afectivo.
Por su parte, Morton está sentado en el suelo de su habitación, apoyando su espalda en la puerta y rodeando sus brazos en sus rodillas, con una expresión algo cabizbaja
Morton: (pensando) Morton sabe que a Roy le gusta burlarse de Morton…
Ante esos pensamientos, Morton recuerda el empujón que Roy le había dado cuando intentó abrazarlo, razón por la cual le hizo la evasiva. No puede evitar dejar caer unas pequeñas lágrimas, por lo que instantes después trata de secar sus ojos.
Luego de dar un gran suspiro y poder calmar sus emociones, el joven rechoncho se levanta y trata de despejar un poco su mente. Mientras, él siente la boca seca, por lo que decide ir a la cocina.
Estando ahí se percata de que estaba Mykey, quien terminaba de lavar los platos. Morton se acerca a beber agua. En eso, el Koopa peli-morado se seca las manos y Morton deja el vaso en el fregadero.
Mykey: hola, amiguito. Creí que fuiste a dormir
Morton: (susurra) sí, es que a Morton le dio sed
Mykey: entiendo. Bueno, te veré mañana para seguir con lo de hoy
Morton: (susurrando) c-claro, M-Mykey…
Mykey le sonríe y le acaricia la cabeza, cosa que hace que Morton dé unas pequeñas risitas mientras cerraba los ojos. De más estaría decir que mueve frenéticamente su cola, algo propio de Morton, quien es el que más exhibe esta curiosa situación de todos sus hermanos.
Luego de eso, Morton se retira por donde llegó. Al intentar abrir la puerta, se encuentra con Ludwig y Wendy, quienes justo iban entrando también
Wendy: hola, Morty
Morton: (susurra) ho-hola, Wen… ho-hola, Lud… ah…
Morton se interrumpe a sí mismo y se retira lentamente, tratando de evadir la fría mirada de su hermano mayor, que es precisamente lo que él estaba haciendo
Morton: (susurra) ha-hasta mañana…
Morton finalmente sale. Al ya no estar, sus hermanos y Mykey quedan ahí
Wendy: ¿qué le pasa?
Ludwig: (se encoge de hombros) no sé… (piensa) y francamente, no me interesa, en fin…
Ludwig dirige su mirada a Mykey, quien también dirige su mirada al Koopa de azul, con algo de duda y ladeando la cabeza. Sin decir palabra alguna, Ludwig va al refrigerador y toma una caja de leche y va por un vaso y se sirve, bebiendo al cabo de un rato. Mykey toma un vaso limpio y se sirve agua.
Wendy: y… ¿te has acostumbrado a estar aquí, Mykey?
Mykey: sí, un poco. Incluso para ser verano, es muy caluroso, pero supongo que ya me acostumbraré
Wendy: ¿acaso donde vivías era muy frío?
Mykey: más o menos. (sonríe) yo vivía en el reino vecino, el que está más al sur de aquí. Allí ocasionalmente hacía frío en verano
Wendy: vaya, ¿podríamos ir a visitar tu hogar algún día? Si estás de acuerdo, claro.
Mykey: me encantaría, pero…
Mykey deja de sonreír y bebe otro sorbo de su agua
Mykey: …cosas pasaron y el señor Bowser nos convidó a estar con él por un tiempo mientras esas cosas se solucionan…
Ludwig: ¿qué clase de cosas?
Ante esa pregunta, Mykey mira a los Koopas algo consternado, y el silencio reina en la cocina por unos segundos
Mykey: yo… preferiría no hablar de eso por ahora.
Ludwig: ¿por qué?
Mykey: es algo extenso. Hay muchos detalles. En otra ocasión les diré, cuando todo se haya tranquilizado
Ludwig: ¿qué quieres decir?
Mykey queda en silencio unos segundos más y termina de beber su agua.
Wendy: Luddy, no lo presiones. Tal vez sea algo incómodo para él
Ludwig: sólo pregunto, Wen
Wendy: sí, pero…
Mykey: (interrumpe mirando hacia el vacío mientras sostiene su vaso) mi hogar fue destruido…
Ambos hermanos se sorprenden por aquella aseveración, mirando al Koopa mayor, el cual levanta la mirada con el semblante algo serio pero neutral. La habitación vuelve a estar en silencio hasta que Ludwig murmura algo
Ludwig: lo siento…
Mykey: está bien…
Ludwig se sorprende, no creyó que Mykey lo iba a escuchar. No obstante, Mykey prosigue
Mykey: … son cosas que pasan. Como dije, en otra ocasión les daré lujo de detalles
Wendy: está bien, querido. De todos modos, espero que te sientas cómodo, Mykey. Por ahora me retiro a dormir. Una dama debe cuidar su cutis
Ludwig: eres una Koopa, no es que necesites tanto cuidado
Wendy: mira quien lo dice, el que se acondiciona su cabello muy seguido
Ludwig: (sonrojado) ¡¡o-oye!! Se supone que era un secreto, ¿cómo lo supiste?
Wendy: una chica tiene sus métodos (le guiña) hasta mañana, queridos, y diviértanse juntos (se ríe pícaramente)
Wendy también sale de la cocina, quedando Mykey y Ludwig en el lugar. Ludwig queda sonrojado, agarrando el vaso con algo de nerviosismo. Mykey queda algo confundido por lo afirmado por Wendy, por lo que se rasca la mejilla izquierda.
Mykey: ¿qué quiso decir?
Ludwig: (sonrojado) ni idea, está loca…
– te escuché, Ludwig –se oye desde afuera, siendo la voz de Wendy, a lo que Ludwig se calla y se aclara la garganta. Mykey se ríe entre dientes de manera sutil y cubre un poco su boca. Ludwig se da cuenta y se sonroja más, mirándolo
Ludwig: ni una palabra de esto, ¿me oíste?
Mykey: fuerte y claro. Aunque para cerrar el tema, déjame decirte que no tiene nada de malo que quieras lucir elegante
Ludwig abre la boca para decir algo y apunta con su índice izquierdo a Mykey, pero no pronuncia palabra alguna y se cruza de brazos mirando a otro lado, disimulando su rubor facial.
Ludwig: (murmura) como sea…
Al verlo, Mykey se encoge de hombros; el Koopa de azul da un gran suspiro, y después va a dejar el vaso en el fregadero y guarda la caja de leche. Entretanto Mykey agarra los utensilios ocupados y los lava. Esto llama la atención del joven músico.
Ludwig: oye, no es necesario que hagas eso
Mykey: no me molesta, la verdad
Ludwig: bueno… (murmurando) gra-gracias…
Mykey está de espaldas a Ludwig, pretendiendo no escuchar pero en realidad sí captó el mensaje del otro Koopa, para luego sonreír sutilmente.
Al terminar de lavas los utensilios, Mykey se vuelve a secar las manos. Ludwig se aproxima un poco a Mykey y le empieza a platicar
Ludwig: ¿puedo preguntarte algo?
Mykey se gira hacia Ludwig y lo mira con atención.
Ludwig: ¿cómo hiciste para enseñarle a Morton? O más bien… ¿cómo lograste que él se interesara por eso?
Mykey: la verdad es que no lo sé… él habló conmigo y… bueno, él quiso que le ayudara
Ludwig: entiendo… (mira a otro lado)
El Koopa de índigo nota una expresión de intranquilidad en Ludwig
Mykey: ¿todo bien?
Ludwig: ehm… sí, ¿por qué preguntas?
Mykey: es que… desde la cena que te noto algo fastidiado. No es que me esté quejando
Ludwig: ah, sí, pero no es nada
Mykey: ¿en serio? si quieres charlar o algo, puedes hablar conmigo. Quizás…
Ludwig: (interrumpe) mira, agradezco tu preocupación, pero no necesito nada. Y por favor no insistas, es algo molesto
Mykey pone una cara de arrepentido
Mykey: ah, lo siento… no quise ser muy invasivo
Ludwig: (suspira) como te digo, no es nada. Es sólo que me sorprende, me deja consternado…
Mientras ellos conversaban, alguien estaba fuera de la cocina escuchando. Era Morton, quien había regresado para consultarle algo a Mykey, pero se detuvo en cuanto escucha a ambos hablar
Ludwig: … Jamás vi que Morton fuese así de… educado con los demás. Pensé que si necesitaría algo de alguien, ése sería yo.
Mykey: bueno, si quieres, puedes tratar de enseñarle tú a Morton. Tal vez él busca eso en ti y no ha podido decírtelo
Ludwig: (con tono soberbio) nah… no importa. Continúa tú. De todos modos no creo que llegue muy lejos, sinceramente
Mykey: bueno, él necesita algo de apoyo. Lo mejor sería que tú, que eres su hermano, le trates de enseñar
Ludwig: ya te lo dije, no importa. No me gusta perder mi tiempo y ya sé que él es un caso perdido. Lo conozco muy bien. No hace otra cosa más que ser un troglodita. En mi vida no había visto a alguien tan torpe
Mykey: oye, sé puede molestarte algo de él, pero no le digas así. Tiene sentimientos, al igual que tú o que yo
Ludwig: (con tono de fastidio) ¿qué sabes tú?
Mykey: (se encoge de hombros) es lo que él me ha dado a entender
Ludwig: (refunfuña) ajá, sí, bueno, como sea. Él no quiso escucharme, pero está bien. Veremos hasta dónde llega ese (haciendo comillas con sus dedos) “progreso”, como también veremos hasta dónde llega tu paciencia
Ante esa declaración, Mykey se lleva su palma derecha a su frente y niega con la cabeza sutilmente.
Mykey: (piensa) oh, cielos, qué testarudo… eso no ha cambiado mucho desde que éramos niños… (suspira y luego habla) mira, no tengo problemas en ayudarlo. Pero por favor, no lo trates así. Él aún te quiere
Ludwig: si de verdad me quisiera, se habría acercado a mí, ¿no lo crees? En fin, ya dije lo que tenía que decir. Es tarde y quiero ir a dormir. Buenas noches
En eso el Koopa de azul sale de la cocina. Morton se percató de que él se acercaba, por lo que rápidamente intenta esconderse tras un mueble. En lo que Ludwig sale, Mykey lo queda mirando algo preocupado, por lo que no evita murmurar algo…
Mykey: Ludwig…
Desde su escondite, Morton logra ver la cara de Mykey, notando una expresión algo frustrada y con el ceño fruncido. Es la primera vez que ve al peli-morado con esa mirada, pues siempre lo había visto como alguien sereno y alegre.
Al ver que Mykey se retira también, Morton va a su habitación, se coloca su pijama y va directamente a su cama. Estando allí, el pequeño gordito se la lleva en sus pensamientos unos instantes antes de dormir…
MORTON
{{ vaya… en verdad Ludwig puede ser hartante… Morton no creía ver a Mykey algo molesto… ¿será… por culpa de Morton…? Morton no quiere que él se moleste, Mykey es un buen chico. Fue el primero que no se rió de Morton, lo apoyó mucho, ahora puede escribir…
Morton quiere hacer sentir orgulloso a Mykey… quiere que todos se sientan orgullosos: Mykey, papá, Kamek, sus propios hermanos, incluso Ludwig… pero ya Morton sabe que es una molestia para él. Morton quiere hacer las paces con él. Morton lo sigue queriendo a pesar de los insultos que reciba de su hermano mayor, Morton lo admira mucho… Morton quisiera tener un poco de la gran inteligencia de su hermano mayor…
También él quisiera que le pida disculpas a Roy, Morton sabe que quiso darle un abrazo, pero también Morton recuerda cómo se sintió cuando él lo empujó… Morton se sintió mal… aun así… Morton no quiere que Roy lo odie, ni nadie. Morton quiere que todos se lleven bien, aunque quizás… los demás no quieran a Morton…
Pero…
Es cierto que Morton es un torpe… es cierto que Morton es un desastre… es cierto que Morton… es un glotón, un gritón y un Koopa descuidado… pero así es Morton. Nadie le dijo a Morton cómo ser Morton… nadie le dijo a Morton cómo hablar, cómo leer, cómo escribir… cómo…
Vivir… }}
Ante esas palabras, el pequeño de tez oscura cae dormido, acomodándose sobre su panza, durmiendo bocabajo, apoyando su mano izquierda debajo de su almohada y ladeando su cabeza apoyando su oído derecho en la almohada.
…………………………………………
A la mañana siguiente, Morton se despierta alrededor de las nueve de la mañana, teniendo una mirada algo pensativa y perdida, observando el techo. Así se la lleva un largo rato.
Al cabo de un instante, su despertador suena, marcando las nueve y media. Aquel sonido hace que Morton tenga un pequeño sobresalto y se desespere, tratando de apagar la alarma, pero al hacerlo se enreda en las sabanas y cae. Al dejar de sonar el despertador, Morton queda con su nuca apoyada en la alfombra y con sus pies aún apoyados en la cama.
Luego de unos segundos de estar en el suelo, Morton suspira y trata de levantarse rodando hacia atrás, yaciendo bocabajo en el suelo. Al reincorporarse, se quita su pijama y se coloca su caparazón. Luego va al baño y se lava la cara. Al mirarse al espejo, el joven Koopa se queda ahí por un rato. Morton pasa su mano por su cabeza, tratando de peinar sus tres cabellos, y aunque logra aplastarlos, al cabo de un breve momento éstos vuelven a levantarse. Morton se ríe para sí y se encoge de hombros.
Mientras tanto, Mykey estaba con Jr., terminando la clase de matemáticas, ya que aun cuando terminaron las clases, el pequeño pelirrojo le pidió a Mykey que le reforzara algunas cosas que no entendía bien. El pequeño iba apoyándose de sus dibujos para calcular, pero poco a poco iba usando su mente para agilizar los números y poder practicar, incluso entre descansos. Jr. se estaba dando un descanso de los videojuegos, ya que de todos modos Larry pasaba más tiempo con Bobby, cosa que no le molestaba tanto, puesto que después de todo Jr. también pasaba tiempo con ellos, como saliendo al aire libre y jugar en el parque.
Mykey: muy bien, Jr., es hora de la clase de arte libre. Prepara tus útiles
Jr.: ¡¡¡yupi!!!
Mykey: (risitas) y debo decir que has mejorado mucho. Ya te veo más seguro manejando las matemáticas, pero ten en cuenta que hay que seguir practicando para no olvidar
Jr.: sí, Mykey, gracias. Lo tendré en cuenta.
Mykey: (asiente) eso me lo enseñó un gran amigo mío de la infancia
Jr.: oh, ¿y es muy cercano a ti?
Mykey: lo era… hasta que por ciertos motivos nos tuvimos que distanciar… incluso antes de que Bobby naciera. Han sido como diez años
Jr.: vaya… eso es mucho tiempo. Espero que algún día lo vuelvas a ver
Mykey: yo también
Jr.: cuando lo hagas, ¿me lo presentas?
Mykey: con mucho gusto, pequeño (pensando y teniendo un semblante nostálgico) si supieras la realidad…
Jr.: que me digas Bows…
Jr. se interrumpe a sí mismo, notando la mirada perdida de su maestro, a lo que Mykey sale de su trance y mira al Koopa pelirrojo con una sonrisa, y recién poniendo atención a lo que Bowsy le dice
Mykey: ¿mmh?
Jr.: (murmura) ah… (habla) esperaré ese día con ansias
Mykey se acerca a Bowsy y le acaricia la cabeza, cerrando los ojos y sonriendo, cosa que hace que Jr. dé unas pequeñas risas y mueva su colita. Luego de eso, Mykey se retira, dejando al pequeño expresando su arte en dibujo, quien se nota con mucho entusiasmo.
Mientras el peli-morado iba por el pasillo, se percata que Morton estaba apoyado en el barandal, por lo que se acerca a él
Mykey: buenos días, Morton
Eso provoca que Morton se asuste, pues estaba muy concentrado
Morton: AH!! (susurra) p-perdón…
Mykey: ¿estás bien?
Morton: (susurra) eh… sí, sólo que sorprendiste a Morton
Mykey: (risitas) lo siento, pero te quería preguntar si ya desayunaste
Morton: (susurra) la verdad es que no… Morton estuvo aquí un rato, pensando
Mykey: sí, a veces necesitamos nuestro propio espacio
Morton: (susurra) sí…
El rechoncho Koopa aparta un poco la mirada hacia el horizonte. Mykey lo nota
Morton: (susurra) Morton estuvo pensando… ¿Morton es un caso perdido?
Mykey: ¿eh? ¿Por qué preguntas?
Morton: (susurra) ah… pues… no, por nada. Olvida lo que Morton dijo…
Morton se da media vuelta y empieza a caminar
Mykey: ¿acaso… (levanta un poco la mirada) es por lo que Ludwig dijo anoche?
Morton se detiene en seco y gira lentamente su mirada hacia Mykey
Morton: (susurra) ah… t-tal… vez…
Mykey: ¿te preocupa algo?
Morton: (se encoge de hombros, susurrando) es que… Morton quiere hacerlo sentir orgulloso a Ludwig. Morton lo admira por su inteligencia y no quiere perderlo
Mykey: (pensando) entiendo perfectamente lo que sientes
Mykey mira que Morton no aparta la vista del horizonte, notándolo algo más pensativo que la última vez. Ante ello, Mykey se cuestiona si lo que dijo Ludwig de él habrá afectado al pequeño Morton
Mykey: (pensando) supongo que muchos lo subestiman por su apariencia (habla) bien, déjame decirte algo, Morton…
Se aproxima un poco a él y pone su mano en el hombro a Morton
Mykey: tú NO eres un caso perdido. Yo creo que sí puedes superarte a ti mismo. Y sí, tal vez no seas tan inteligente como Ludwig, que me imagino que es lo que estás pensando…
Morton se sorprende y abre más la boca de la impresión y sigue escuchando atentamente.
Mykey: …pero tú también puedes lograr cosas si te lo propones. Un ejemplo claro es que te empeñas en aprender a leer. Aún te queda la vida por delante, quizás tardes un poco en lograr ciertas cosas, pero lo vas a hacer (le sonríe) yo creo que sí, Morton. Yo creo en ti. Si necesitas apoyo, siempre cuenta conmigo. Y que no te afecte lo que digan los demás, ellos no ven el esfuerzo que pones en ser tú mismo. Quien debe descubrir cómo vivir, eres tú, Mort
La mirada del Koopa de tez oscura se engrandece y un brillo se nota de sus ojos, dejando caer unas pequeñas lágrimas. Al terminar de escuchar lo que Mykey le decía, Morton a abrazarlo fuertemente. Eso toma por sorpresa al Koopa de índigo, quien luego de procesar lo que ocurría, le corresponde el abrazo al pequeño.
Morton: (susurra) muchas gracias, Mykey
Mykey: cuando gustes, Morton
Desde la distancia, Roy venía tarareando una tonada y se detiene cuando observa a ambos chicos. Al ver eso, se les queda mirando fijamente. La expresión del joven de rosa no se hace esperar: pone una mirada de sorpresa, para después tener rencor en su cara. Roy, sin darse cuenta, aprieta su puño derecho y enseña sus dientes, notándose cómo los presiona.
Mykey se da cuenta de él y lo mira con duda. Cuando eso ocurre, Roy se percata y cambia su semblante a algo más sereno, pero no puede evitar mirar hacia abajo sin mover mucho su cabeza, por lo que se da la vuelta, retirándose. Al estar de espaldas, su semblante cambia de nuevo a algo más apenado, dando una exhalación con su nariz. Él intenta que nadie lo vea de esa manera, sin embargo Mykey puede sentir aquella frustración al oír ese suspiro.
Aquella escena deja algo preocupado a Mykey a la vez que confundido.
Morton se separa del abrazo y mira a Mykey
Morton: (susurra) a Morton le gustan los abrazos
Mykey: aww qué lindo de tu parte
Morton: (risitas) ¡¡SÍ!! (susurra) Morton va a desayunar, ¿vienes?
Mykey: claro. Ya desayuné, pero puedo acompañarte con un buen café
Morton: (con un gesto de asco) ¡¡PUAJ!!
Mykey: ¿qué sucede?
Morton: (susurra) lo… Morton lo siente. A Morton no le gusta el café
Mykey: ¿lo has probado?
Morton: (susurra) no, pero me han dicho que es amargo
Mykey: bueno, sí, en efecto es amargo. Personalmente me gusta así, pero no es la única forma de degustarlo. También puedes endulzarlo o tomarlo con algo dulce para compensar
Morton: (susurra) a Morton le gusta lo dulce, la panza de Morton no está por estar (se palmea la panza con su mano y hace un rebote con ella)
Mykey: supongo que no te molesta tu panza
Morton: (susurra)para nada, es la característica clave de Morton, además que le gusta comer. No le molesta que le digan gordo
Mykey: eso es genial, ternurito. Por ahora vamos a comer
Morton: ¡¡SEGURO!! (risitas) ternurito… (se sonroja)
Mientras aquellos Koopas iban al comedor, Roy los veía desde las sombras, con una postura de pocos amigos, con los brazos cruzados y apoyando su hombro derecho en la pared. A juzgar por sus cejas, se nota que está molesto. ¿Qué pasará por la mente del Koopa más fornido? Lo averiguaremos más adelante
- FIN DEL CAPÍTULO -
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quandmeme · 1 year
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Avui és 15 d'agost, recordo les festes del meu barri, Gràcia, de la plaça del diamant, dels envelats, dels balls i les llumetes, del teatre i de nosaltres.
1/2 La Plaza del Diamante
"Junts anirem a ballar el ram a la plaça del Diamant…"
1951."Y el olor del grano, y el de las patatas y el de la bombona de aguafuerte… El cuchillo tenía el mango de madera atravesado por tres clavitos con la cabeza aplastada para que nunca se pudiera separar de la hoja. Llevaba los zapatos en la mano y cuando hube salido al patio ajusté el balcón movida por una fuerza que me arrastraba, que no me venía ni de dentro ni de fuera, y apoyada en una columna para no caerme me puse los zapatos. Me pareció que oía el primer carro, lejos, todavía medio perdido no sé dónde, en medio de la noche que se acababa… Al albaricoquero se le movieron unas cuantas hojas llenas de luz de farol y unas alas de pájaro escaparon. Una ramita tembló. El cielo era azul oscuro, y sobre ese cielo, azul de tan alto, se recortaban los tejados de las dos casas de pisos del otro lado de la calle con las galerías encaradas. Me parecía que todo lo que hacía ya lo había hecho, sin que pudiese saber dónde ni cuándo, como si todo estuviese plantado y arraigado en un tiempo sin memoria… Y me toqué la cara y era mi cara con mi piel y con mi nariz y con la forma de mi mejilla, pero aunque era yo veía las cosas nubladas, pero no muertas: como si les hubiesen caído encima nubes y nubes de polvo… Volví hacia la izquierda, hacia la calle Mayor, antes de llegar al mercado y más debajo de la casa de las muñecas. Y cuando llegué a la calle Mayor anduve por la acera de baldosa en baldosa, hasta llegar a la piedra larga del bordillo, y allí me quedé tiesa como un palo por fuera, con todo un chorro de cosas que me subían del corazón a la cabeza. Pasó un tranvía, debía de ser el primero que había salido de las cocheras, un tranvía como siempre, como todos, descolorido y viejo… y aquel tranvía a lo mejor me había visto correr con el Quimet detrás, cuando salimos como ratas locas viniendo de la Plaza del Diamante. Y se me puso un nudo en la garganta, como un garbanzo clavado en la campanilla. Me vino el marco y cerré los ojos y el viento que hizo el tranvía me ayudó a seguir adelante como si me escapase de la vida. Y al primer paso que di todavía vi el tranvía dejándose ir y levantando chispas rojas y amarillas entre las ruedas y los raíles. Era como si fuese por encima del vacío, con los ojos sin ver, pensando a cada momento que me hundiría, y crucé la calle agarrando fuerte el cuchillo y sin ver las luces azules… Y al otro lado me volví y miré con los ojos y con el alma y me parecía que aquello no podía ser verdad. Había cruzado. Y me puse a andar por mi vida antigua hasta que llegué enfrente de la pared de casa, debajo del mirador… La puerta estaba cerrada. Miré hacia arriba y vi al Quimet que, en medio de un campo, cerca del mar, cuando yo estaba embarazada del Antoni, me daba una florecita azul y después se reía de mí. Quería subir arriba. hasta mi piso, hasta mi terrado, hasta las balanzas y tocarlas al pasar… Había entrado hacía muchos años por aquella puerta casada con el Quimet y había salido por ella para casarme con el Antoni y con los niños detrás. La calle era fea y la casa era fea y el empedrado sólo era bueno para los carros y los caballos. El farol estaba lejos y la puerta estaba oscura. Busqué el agujero que el Quimet había hecho en la puerta, encima de la cerradura, y lo encontré en seguida: tapado con corcho justo encima de la cerradura. Y empecé a sacar migas de corcho con la punta del cuchillo. Y el corcho saltaba desmigado. Y saqué todo el corcho y entonces me di cuenta de que no podría entrar. Con los dedos no podía coger la cuerda y sacarla afuera y tirar y abrir la puerta. Tendría que haber llevado un alambre para hacer de gancho. Y cuando iba a dar dos puñetazos en la puerta pensé que haría demasiado ruido y golpeé la pared y me hice mucho daño. Y me volví de espaldas a la puerta y descansé y tenía mucha madrugada dentro...
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c-ovarrubias · 2 years
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declaración policial. @lacupulaint​
El interrogatorio se da en una habitación de limitado perímetro gris. Dani está sentado con las piernas entreabiertas, la espalda derecha y el mentón alzado, con la cadena dorada pendiendo del cuello como un ahorcado. No es la primera vez que está en un lugar así, tampoco la segunda ni la tercera. En realidad, nunca ha contado las ocasiones en las que terminó en una comisaría, cualesquiera que fuera la razón de por medio; lo distinto esta vez es que la aprehensión sucede en Estados Unidos, país en el que está por un castigo por calumnias allá en España.  Antes de que se encienda la grabadora, en el mismo instante en que ésta se reluce en el aire y va a ser apoyada en la mesa, dice:  —Yo no jodo con policías.  —Y lo avisa en un Inglés perfecto, ojos que se turnan en mirar a un uniformado y a otro. Son dos y ambos escucharon la negación con oídos atentos de encontrar algo de lo que agarrarse. Resulto ser así, tal cual.
 ¿Cómo?
—Que no jodo con policías.  —Repite. Luego encoge los hombros y pone las manos sobre la mesa, mostrándose, dando a entender que no tiene nada que esconder. 
Español, ¿verdad?  
Dani no contesta, tan sólo mira aguardando una pregunta que sea sincera, no una que se sabe de antemano.  Uno de los contrarios lo mira abriendo el expediente universitario del de veintiún años. Verán más o menos la realidad: buenas calificaciones, más jamás perfectas, una presencia pretendiente de ser totalitaria en el campo de juego, quizá algún comentario sobre una conducta problemática en la nación oriunda, pero acá, como forastero, se comporta bien. Salvo cuando pierde el Real Madrid y ahí Dani sale a la calle.
¿Qué estabas haciendo en el momento del accidente?
Covarrubias queda en silencio un momento, pensativo. ¿Sabrán de su historia en España? ¿Es por eso que mencionan su nacionalidad? Lo mata la curiosidad pero no tiene ganas de evidenciarse, de exponerse. Cree que el prontuario no tiene nada que ver porque sucedió en otro país y tampoco hay ningún cargo pendiente, no se fue de Europa en ascuas, escondido como polizón, así que mencionar deslices en el territorio madrileño es algo que no viene al caso. Estira el cuello, después dice: —Estaba esperando a una chica.  —Sostiene la mirada ajena con decisión, aprendido desde chico que esa es la manera en la que uno debe instalarse frente a los otros: nunca desviando la mirada, jamás desistiendo de postrarse mejor. —Me alejé del grupo por eso. Porque estaba hablando con una chica por Instagram y quedamos de vernos en el laberinto. 
¿Te encontrabas cerca o lejos de la escena del crimen una vez que comenzaron los gritos?
Los gritos. Dani les podría dar play, pausa y también podría rebobinarlos en su cabeza. Tira los labios hacia abajo, acaso no supiera la respuesta.  —Ni cerca ni lejos.  —Se defiende. Quizá estaba a tres o cuatro viradas hacia la izquierda, eso es lo más posible.  —Hice un camino con piedras y palos para volver con mi grupo. Lo van a ver. —Acaso eso fuera todo lo que necesita decir para dar su tema por finalizado. Ni se revuelve en el asiento ni nada, pero dobla la pierna y apoya el tobillo en la rodilla contraria. 
¿Cuál era tu relación con Jack?
Qué pregunta de mierda. Qué pensará su padre allá en Madrid, tiene la incógnita de enterarse cuánto tardará la noticia en llegar ahí y qué pasará luego. Quizá el padre lo acuse de ser el homicida, o tal vez simplemente lo asuma como tal y pretenda que Daniel Covarrubias se comporte como un hombre hecho y derecho y asuma su culpabilidad y acepte una vida sin volver a pisar el Bernabéu. Seguramente eso le encantaría, pero el hijo no le dará el gusto. Queda en silencio un momento, armando el hilo conductor de la próxima frase.  —Nos conocíamos. —Un chasquido con la lengua, después la pasa por el filo de los dientes con lentitud, acaso los estuviera contando. Competían o así se sentía para Dani, veían quién podía ser más cerrado, más cruel, más odiado. Claramente ganó Rowland. 
¿Le conocías personalmente?
—Casi nada. —Dice. Sabe que estudiaba sociales, que tenía un círculo cerrado y que Dani lo odiaba por poder ser un maldito y tener amigos igual. Él nunca pudo conseguirlo, siempre hay algo que lo desampara. Dani quiere volver a su habitación. En realidad, quiere volver al departamento que tiene en Madrid, y quiere salir a bailar a Bling Bling y pretender que juega al fútbol y no que es lo único que sabe hacer sin mayor error que una confusión. Covarrubias se medía constantemente con Jack, así como siempre ha hecho en la vida: nunca faltar a agarrarse a alguna figura más o menos controversial para tener más ganas de dejar huella con el propio carácter complicado.  —Lo cruzaba en eventos y por los pasillos.  
¿Alguna vez tuviste algún conflicto con Jack?
Dani humedece los labios.  No llamaría así a tener un par de choques de cabeza por no soportarse. Nunca escaló a nada, quizá nadie se enteró si quiera que Covarrubias y Rowland tenían pica. De todos modos, se pone a la defensiva otra vez: —Jack Rowland tiró una pastilla al trago de una chica.  —Explica lo que las voces de la universidad saben. —Él tenía conflictos con otros.
¿Cuál fue tu última interacción con Jack?
Dani encoge los hombros.  —No lo sé. —Quizá lo vio hoy yendo a entrenar con el bolso con el cambio de ropa agarrado por el hombro. Tal vez lo vio ayer, en la biblioteca. La verdad, si anotase en su cabeza la de veces que se cruza a compañeros con los que no se lleva bien... Dani se humedece los labios, preocupándose por el pellejo propio y nada más: —Quiero un abogado. 
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la-muerte-chiquita · 2 years
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El jazzista de la 8
Encendí la radio para no sentirme solo en medio de la nada, el camino era largo, debía cruzar el desierto antes del anochecer para llegar a Puerto Peñasco como parada obligada. Avancé tanto como pude, tanto como dio el motor, tanto como el sol me permitió. Cansado del camino paré a vomitar.
Continué siguiendo el atardecer, le di un buen rato por la federal 8, ya divisaba el ocaso, fue en ese momento cuando todo comenzó a cambiar. La señal del radio iba y venía, las estaciones se mezclaban y extrañamente sentí que el calor iba cediendo al tiempo que un gélido frío abrazaba mi cuerpo. Casi al instante rodeando el cerro en el primer entronque estaba parado sobre el asfalto un hombre viejo y de aspecto sucio que pedía aventón; al parecer había tenido una falla en su carro, un oldsmobile rojo del 66, según me dijo unos minutos después, con el cofre levantado y sin poder hacerlo arrancar. La primera vez pasé de largo. Él se me quedó mirando cuando pasé a su lado. Hice lo mismo y lo seguí con la mirada, poseía un rostro endurecido, decadente y decrepito; las arrugas en surcos. 
No avancé mucho, recordé las razones de mi viaje y decidí volver. Di vuelta en u y me estacioné delante de su auto. Se acercó a pasos lentos, con caminar casi eterno, pero con seguridad. Me pidió llevarlo al siguiente pueblo con un mecánico. La noche comenzaba a asomarse así que decidí llevarlo, correría el riesgo. Al pedirle que se suba hace un gesto con las manos y me pide esperar.
 “Wait” -me dice- y corre rumbo a su carro. 
Siento miedo por primera vez, regresa y en su mano izquierda carga una trompeta. Sube a mi carro y terminando de acomodarse en el asiento se asoma en su rostro una sonrisa discreta, después me muestra el instrumento. 
-¿Por qué la trompeta? -pregunté-.
-Nunca viajo sin ella, si lo hiciera sería como alejarme de mi vida y entregarme a la muerte. Entregaría mi alma a la mismísima muerte. -repitió-. 
Me pareció poético y también patético. De la aprehensión culpé a su edad.
¿Cómo te llamas? –pregunté nuevamente-. 
Chesny -me dijo- Pero mi madre me dice Henry. 
¿Qué le pasó a tu carro? -No lo sé, supongo que es un modelo tan viejo, del 66, que tengo suerte que me haya traído a este último viaje. 
-¿Por qué no llamas para que vengan a asistirte? -No tengo teléfono. Un viejo como yo no sabría qué hacer con un aparato de esos-. 
-¿Y hacia dónde vas?
A Phoenix, allí me espera mi banda. Tocaremos en un bar. ¿Y tú? 
-A Tijuana -le dije, después me arrepentí, sentí como un error revelar mi destino a un desconocido-. 
¿De qué huyes? -me dijo- 
De nada -respondí-.
¿Así crees olvidarla? -preguntó nuevamente-. 
No sé de qué me hablas mejor duérmete y te despierto cuando hayamos llegado al pueblo –respondí en tono visiblemente molesto-. 
-Yo también soy hombre de semblanzas, ambos vamos en sentido contrario del lugar al que verdaderamente queremos llegar. Es por eso que este viaje nos parece tan utópico que cuanto más avanzamos hacia un nuevo destino más deseamos regresar al lugar del cual partimos-. 
-Ya cállate si no quieres que te baje aquí en medio del desierto y de la nada -le grite-.
Frunció el ceño y se mantuvo callado no más de 5 minutos, cantó la estrofa final de un blues que sonaba en ese instante, apagó la radio y comenzó a tocar la trompeta. Me perdí en el sonido hipnótico. El ambiente a oscuras, en la carretera no había luces ni señalamientos, todo parecía sin vida; aunque es sabido que la noche, aunque no las veamos, esta siempre llena de criaturas nocturnas. 
-¿Regresarás con ella? -me preguntó-. 
¡No! -le dije- con voz firme y si dudar. Sin apartar la vista del volante. 
-Yo siempre lo hice, siempre volvía. Pero es cierto, tú nunca lo harás-. 
Cuando llegaron los paramédicos una aguja colgaba de mi brazo, una liga estaba amarrada a mi antebrazo arriba de mi codo, el carro desecho con el cofre levantado, contraído, sumido por el impacto. Sobre el asiento trasero, intacto, como si hubiera sido colocado después del accidente, encontraron un estuche negro, al parecer de una trompeta, con la inscripción C.H.B.Jr en el lomo. Dentro de éste había varias dosis de heroína, un par de jeringas, una dentadura rancia y una boquilla ennegrecida. En la radio, que aún seguía transmitiendo, se escuchaba almost blue interpretada por Chet Baker.
la-muerte-chiquita
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chang-chito · 2 years
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24 de Diciembre, 2022
Recuerdo que fue la ultima navidad en la que estuvimos todos juntos, la felicidad en mi casa no era complicada de encontrar cuando era asi. Eramos una familia singularmente feliz en un pais como este. Recuerdo que ya era de noche, se juntaron para ver “El regalo prometido” cuando llego tu mensaje. Yo estaba preocupado, no se, las formas para encontrar felicidad en tu familia eran diferentes o tal vez se me hacian complejas porque nunca estuve tan cerca, te amaba desconocida y eso nunca estuvo bien. Como eras el retrato romantico de la damicela nostalgica arrancada de una pelicula de Sofia Copolla, siempre cometi el delito de hacerte mas sustantivo que verbo. En una casa llena de alegria lo unico que me quitaba el orden era como estabas tu, tu amaba mal pero lo hacia, lo prometo. Tu hermana te habia tomado fotos, tu siempre tuviste problemas serios sobre como poner las manos, pero estabas hermosa. Como Rodolfo, tu cabello era rojo como la grana y de un brillo singular, lamentablemente aun Santa no habia bajado a gritartelo. Recuerdo que fui a mi cuarto a hacer lo que empezaba a ser mi oficio mas preciado, abri los tres programas de edicion que tenia y empece a mover los circulos de derecha a izquierda con torpeza. Mas exposicion, reducir los blancos, hacer el mismo jueguito de la curva que solo agregaba un contraste opaco, seguro hice muy poco, ridiculo yo estaba intentando ediar un Soroya. Hermosa, Arrebol, siempre tan hermosa. Hoy tambien he dejado la mesa, ya no estan mis dos hermanas y con ella se fueron las risas faciles y las peliculas, tratare de ver The Crown con mis papas ya que tu me dijiste que no tenia escenas de sexo que incomodaran. Dos capitulos ya lograron quitarnos la nostalgia mientras se hacia el pavo, que de hecho hice yo, mi amor, parece que cada dia voy mejorando y menos personas tendran que ver la mierda que tu espectaste por meses. Escucho a mama cortando lechuga para un esposo que se va haciendo mas viejo, escucho a hugo caminando entecortado ya que le hemos puesto una botita para que no se rasque sus heridas, escucho a pelos tratando de dormir redeado de cohetes, casi todo esta como te lo conte y como te lo seguiria contando, casi todo excepto yo. Espero tu casa este muerta de emocion al ver la canasta que te dieron en tu trabajo exitoso y si no es asi, ya llegara, eres mi genio, recuerdas? El estado fallido no te merece, una ong seguro que tampoco, pero sera mas bonita. Si tuviera valentia podria saber algo de ti, pero no me da, no me dan los hombros, ya asi me cuesta dejarte de soñar. Messi gano un mundial, nosotros perdimos el repechaje, tantas cosas que hubieran ameritado audios largos y aburridos que tenias que escuchar, sin ellos seguiras mejor, mi vida, sin ellos y sin el emisor. No he parado ni he escribir y no he editado nada como cuando hago mi diario, dicen que el peor enemigo de un escritor es la goma de borrar, indisciplinado me acojo a esas frases para justificarme. 
Perdon, Arrebol, perdon cada dia
Te extraño esta navidad
Atte. Pompoko
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shikitstubasibrary · 23 days
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Track 08: Chururira chururira daddadda!
Un mensaje nuevo llegó: «¿Qué hay de Chise?»
La jefa Chise, eh… Antes de entrar a Haze Adder ya tenía fama de delincuente, así que fue fácil unirme a la banda de la jefa Chise; como tal, de vez en cuando teníamos peleas con varias preparatorias.
Una de estas era Shiningray, donde Oz y Rinne estudiaban.
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅
Estaba en la parte trasera de la escuela, era bastante tarde y casi no había nadie alrededor a esas horas. Chise se estaba tardando en aparecer…. Para ahorrarse ensuciarse las manos, supongo.
Había tirado a una de esas chicas contra la pared.
―¡¡Repite lo que has dicho, basura!! ―y sí, usábamos máscaras cuando nos encontrábamos en otras escuelas.
―Vuestra líder es una mierda… ―me miraba con desprecio. ¿Quién no lo haría?
Pateé la pared, solo para asustarle.
―Eh, ¿tienes las tijeras? ―una de las chicas me las pasó― Tu cabello es bonito, para ser tan miserable. ―tomé una parte de su cabello― Me pregunto… si te gustaría que lo cortase. ―era un truco que nunca fallaba, todas terminaban congeladas de miedo.
―¡Tama, la jefa! ―me avisó una de las chicas.
Todas soltaron a sus respectivos contrincantes.
Era un millón de veces más intimidante de lo que yo te pueda parecer, Kacchan. Sus ojos eran de color rosa, como su rebelde cabello que se alzaba como la capa de un súper héroe. Tenía una cicatriz en la mejilla derecha, banditas en la izquierda y una en la nariz; también, aunque por el largo de la falda no se veían, tenía vendadas las piernas. De vez en cuando, como ese día, usaba una verdadera capa negra desgastada.
―Veo que te has cargado a la líder antes que yo, Tama ―hablaba con serenidad, su voz era más grave que la mía― así se seguirán creyendo que tú eres la líder.
Dejé a la chica de lado, sintiéndome apenada.
―Lo lamento, jefa. ―le hice una reverencia― Empezaron a atacarnos antes de la hora acordada.
―No os culpo. Actuar de esa manera es poco profesional. ―miró a la chica― Levanta la cabeza y dame las tijeras, terminaré el trabajo. ―extiende su mano.
―Entendido. ―me aparté de su camino y se las entregué.
Le vi tomar su mentón.
―No debiste subestimar a mis subordinadas, querida. ―en momentos así, siempre me había preguntado cómo podrían confundirnos, la jefa muchas veces no necesitaba moler a golpes con tal de intimidar― Es una pena tener que arruinar tu próxima cita todavía más.
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅
¿Recuerdas lo que dije? Ésa era la preparatoria de Oz y Rinne.
Cuando habíamos terminado, cerca de la salida nos encontramos a alguien inesperado— La maldita Rinne.
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅
―Vaya… ―se vio sorprendida― ¿Eres Shino verdad? ―se acercó a mí, reconociéndome en menos de un segundo― Qué pinta tienes, estás toda sucia.
���Uh… ―esto se había vuelto incómodo.
―¿Qué haces aquí? ¿Te estás saltando clases? ―más bien, me había saltado el club; es que consideras realmente lo de «volver a casa» algo serio.
—Uhm… ―entré en pánico, si ella estaba ahí, Oz no debería estar tan lejos― ¿Quién eres? ―estaba nerviosa a más no poder, en mi cabeza esa idea había sonado bien.
―¡Qué cruel Shino! ―se vio ofendida― Soy tu amiga, Ame.
La jefa se había percatado de la situación.
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―¿Le conoces? ―Se acercó a nosotras.
―N―no… ―Sería muy complicado explicarle eso en el momento.
―Entiendo. ―ni siquiera se molestó en insistir― Sería mejor si no se mete en asuntos que no son de vuestra incumbencia. —la manera en que le habló, pareció molestar a Rinne.
―Soy vuestra superior, deberías ser más respetuosa. ―exigió.
—Tengo su misma edad, señorita. —Chise insiste— No me es obligatorio llamarle senpai.
Después de comprobar que en efecto, ambas llevaban el mismo color de medias muy a su pesar, Rinne hizo lo pedido.
―Es una pena que no podamos hablar ahora, nos vemos otro día Shinobu. ―y se despidió.
Suspiré, a veces era algo aterradora.
La jefa me dio palmadas en la espalda.
―Regresemos, tengo hermanos pendientes de cuidar en casa. ―dijo― Esa amiga tuya es algo molesta.
―No sé si la considero una actualmente.
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅
«¿Entonces?» porque dejó de escribir Haru le interrumpió.
―¡Que Rinne era una jodida chivata! ―responde furiosamente.
Suspira.
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅
Los días que tenía estas peleas, regresaba a casa antes que cualquiera, ponía a lavar la ropa y me metía en la bañera. No estaba ocultando nada a mi padre, por supuesto.
Al que se lo ocultaba era Oswald.
Desde que mamá murió, más que como hermano mayor, empezó a actuar como madre, y no lo tomes a mal, no tengo nada en contra de ello, a veces es lindo ¡Lo admito joder! Pero… ¡Me saca de quicio! ¡Piensa un poco más en ti mismo, maldita sea!
Estaba en la bañera cuando Oz llegó con esa desgraciada.
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅
«¿Entró?»
¿Qué si entró? ¡Claro que entró, fueron los segundos de silencio más dolorosos de toda mi vida! ¡Y ella estaba ahí, en la puerta sonriendo de oreja a oreja!
«Ella sabía, eh…»
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Estaba a un solo ruido de su podrida boca de golpearla. ¡Ella era mi amiga, tú no vas y les chivas todo a otros el secreto de un amigo! Sí, por supuesto que sabía a qué me dedicaba.
―Estoy… ocupando la bañera ahora… Si quieres bañarte ahora, puedes… esperar… ―tuve que romper el hielo, ¿Quién lo haría si no?
―Necesito hablar contigo, te espero en la sala. ―me congelé de miedo.
Y allí estaba, esperando de brazos cruzados, mirándome con esa cara que tantas veces me pone ahora. No es que tuviese miedo, Oz no me intimida para nada… mi problema entra cuando mete a mamá en la conversación.
―¿Le has contado a padre de esto?
―Sí.
―¿Qué hay de mí?
―No quería causar problemas… ―ni siquiera podía verle a la cara, menos si tenía a Rinne al lado.
―¡Ocultarme la verdad también es problemático Shinobu!
―¡Y de todas formas te ibas a enojar! ¿¡Dónde está el maldito punto en ello!? ―le grité, retractándome después― Lo siento…
Se cruzó de brazos.
―Oye, escucha, ya estás muy ocupado con Rinne ¿A que sí? ―no lo pudo negar― Puedo cuidar de mí misma, no te preocupes.
―Esa no es la manera correcta.
―¡No estoy pidiendo opiniones! ―grité de nuevo― Papá conoce a la jefa, es confiable. Y puedo retirarme cuando me dé la gana, ella lo permite.
―No deberías gritarle a tu hermano. ―la niña finalmente habló.
Me puse de pie y la tomé por el cuello de su uniforme―¡Tú no hables, traidora! ¡Prometiste no decirle nada! ―estaba harta. Sabía perfectamente que ella me odiaba.
Sentía unos tontos celos por mí desde que era la novia de Oz, empezó a hacerme cosas horribles como aquella para tener su atención ¡Aunque ya la tenía!
―Solo me preocupé por ti, amiga... tenías moretones.
―¿¡Qué clase de amiga eres, Rinne!? ―la solté, ella se golpeó contra el suelo― ¡Me niego a tener a alguien tan despreciable como amigo!
―Qué cruel… ―sus ojos se llenaron de lágrimas.
―¡Hace dos semanas saltaste a las vías del tren, y ayer intentaste ahogarme! ―puse una mano en mi cuello― ¡Estas marcas son tu culpa! ―Oz se tomó lo último por sorpresa― No le dijiste, ¿verdad? Eres la peor…
―¿Estas… bien? ―me miró preocupado.
―Sí, no es nada.
―¿¡Que no es nada!? Pero si…
Rinne empezó a llorar ruidosamente, cubriendo su cara.
―Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento… ―repetía― Perdóname… no quería hacerlo, perdóname, perdóname…
No esperaba que fuera a tener una crisis frente a mí, supongo que Oz estaba igual de conmocionado que yo, aunque él sabía más de esto.
En ese momento, entendía que era la mejor manera de actuar.
―Rinne… ―me dio la espalda― Ya pasó, ¿verdad? ―Oz la abrazó― Solo debes prometer que no le volverás a hacer daño, ¿vale?».
⋅˚₊‧ ୨୧ ‧₊˚ ⋅
―En ese momento no pude notarlo, pero... por un segundo… creo que le vi reírse. Aún si estaba fingiendo… me siento, culpable, ¿sabes? ―Dejó el móvil de lado― Por pelear de esa manera con ella, se… ―lágrimas rodaron― Ojalá pudiese olvidarla también, ojalá fuese tan fácil… quisiera desaparecer como el azúcar, y disolverme junto al planeta entero de ser necesario.
Haru golpeó el colchón, con el ceño fruncido.
―¡No di―gas! ―grita―. ¡¡No digas!!
Ella se incorporó, limpiando sus lágrimas.
―Haru… ―este la rodeó en un inesperado abrazo―. ¿Eh? ―le hizo sonrojar.
―Tama es… es… m―mi… teso…ro ―aunque pudiere hablar apropiadamente, no tendría palabras para explicar lo especial que era, ninguna palabra que pudiese conocer le haría justicia.
No hubo respuesta inmediata.
―¿Por qué lo haces?
Se separan.
«Te debo mucho, ¿verdad? Es lo justo» escribió con algo de pena.
―Oh… ―se vio conmovida―. Maldición, qué lindo eres ―ríe de manera incómoda― Supongo que te diste cuenta ayer… me da pánico cuando olvido algo importante, a veces cosas estúpidas como que tenía que hacer un recado por la tarde… soy penosa, ¿no crees?
―Es lo normal… a veces puedes olvidar un recado.
―Normal, ¿eh? ―vuelve a reír― Supongo que no lo entendiste, aunque quiera con todas mis fuerzas olvidar a Rinne… no te quiero olvidar a ti. ―revuelve su cabello― Probablemente llorarías si pasara, ¿no? Con esa pinta que tienes…
―Qué cursi.
―¿Y qué? ―estira los brazos― ¡Yo amo a Kacchan!
―Basta.
―Acabas de decir que era tu tesoro.
En menos de un segundo, la cara del chico se ruborizó entera, se volvió a recostar adoptando una posición fetal, cubriendo sus oídos y gritando de tanta pena que tenía.
―Qué tierno… ―continuó sonriendo aún más. Haru gritó más fuerte― Era una broma, jo. ―se detuvo― Deja de gritar, que pueden venir a preguntar algo extraño ―pero siguió― ¡Eh! ―Pateó su nuca, molesta y avergonzada.
―¡Duele!
𓆝 𓆟 𓆞 𓆝
Canciones incluidas:
▶ Chururira chururira daddadda! (チュルリラ・チュルリラ・ダッダッダ!) Kurage ft. Yuzuki Yukari
▶ Haze Adder (ヘイズアダー) Zekkai ft Hatsune Miku
▶ Shiningray, 164 ft. Hatsune Miku
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Es muy difícil separar las cosas, es difícil elegir dónde queda mejor cada cosa, antes o después, izquierda o derecha, en frente o detrás, arriba o abajo, las posibilidades se reducen a eso. Aún haciéndolo de manera física, con mis propias manos fue muy difícil guardar en ese cajón lo que quedaba de él, fue difícil doblar esas camisas con el resto, fue difícil ver ese peluche sobre la cama en la que dormía cada noche, fue realmente difícil elegir que batallas tendría.
Al principio no sabía desde dónde volver a empezar, con que ojos ver mi situación, verlo a él, verme a mi y siendo honesta, nunca lo supe. Podía ser egoísta y no ver más allá de mi dolor, pude pasarme de empática y únicamente entenderlo a él, también podía ser neutral y solo dejarlo ir, aborrecer a los hombres, odiar cualquier tipo de vínculo romántico, enemistarme con el amor sin embargo ninguna de esas opciones era yo. Tuve mis ratos, en los que solo podía sentir una herida abierta sobre mi pecho y como cada gota quemaba capa tras capa de mi preguntándome en qué falle, que hice mal, que no tuve, que me faltó, ¿No era suficiente? No eres tan linda, no eres tan delgada como deberías, estás mal de la cabeza ¿Quién querría estar con alguien como tu?
Era tan doloroso como uno se podría imaginar, estaba en lo más oscuro de mi, sola. No cualquier soledad, una soledad involuntaria, yo no llegué ahí. Me tiraste, me desechó y simplemente no me miró al irse. Era un monstruo inelegible, era gorda, era fea, era tonta, era incapaz.
No sé cuál era el propósito de éste escrito, pero lo dejaré por respeto a mis emociones de ese momento jaja
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hala2021 · 3 months
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Yo sentí la conspiración
El jueves fui al club. No sé..., necesitaba salir... Hace mucho que no realizo actividad física, por eso no puedo sumarme a las actividades grupales. Y solo hice algunas elongaciones. Serían como estiramientos de los músculos. El agua de la ducha estaba tibia, no caliente. Cuando salí, me dirigí hacía el lado de Mitre. El club Geba tiene entradas por ambos lados, en distintas calles. Hay dos ascensores; uno nunca funciona. Antes de irme había cargado la botella de agua que dejo en mi armario personal. Y vi a una mujer que se estaba cambiando, tan delgada... Al salir vi que la luz estaba apagada, todo a oscuras, y la mujer que había visto en el vestuario se encontraba allí. Y como yo siempre llevo en la cartera mi linterna, me dispuse a buscarla. No fui perspicaz, porque debería haberla tenido a mano. La mujer se quejaba de que estaba el pasillo sin luz y vi que salía por la puerta un hombre alto, seguro un trabajador. Y nos prendió la luz. El club cierra a las diez de la noche, y la puerta de Mitre a las nueve y cuarenta y cinco minutos. Eran las 21.40 h exactamente y ya habían apagado la luz. Y aquello me hizo pensar en mis paranoias. En ese club una vez violaron y mataron a una mujer. Atraparon a los asesinos, pero a mí no me quedó nada en claro de ese caso. 
Bueno. Continuando con el hilo de esta redacción, me pasó algo similar en el supermercado Día. Ahí cierran a las 22 h, pero el otro dí fui y eran las 21.20 h y la persiana estaba cerrada, al igual que la puerta de vidrio. Golpeé la puerta y desde adentro el empleado me dijo que estaba cerrado. El cartel que colgaba en la puerta decía que cerraba a las veintidós horas, es decir, a las diez de la noche. Y otro día que fui a comprar le dije al cajero que se encontraba con otro y se molestó. Yo le pregunté a qué hora cerraba, por lo que me había sucedido. Y me dijo que tal vez a las 21.30 h, como dudando. Entonces, yo protesté y le cuestioné. Le dije que por lo menos me dijera un horario de cierre seguro. Y cuando me cobró por los alimentos, empezó a arrojarme con bronca los paquetes de queso. En fin...
Este es mi tercer párrafo, pero yo veo una condición conspirativa entre el que cuida el club y los empleados del supermercado Día. Por supuesto, no me refiero a una conexión directa, sino ideológica. Y en eso nos introducimos en las políticas de izquierda. Hoy por hoy, los trabajadores pobres hacen lo que quieren; cierran a la hora que quieren y te apagan la luz. La mujer que dejó a oscuras es una señora mayor. Bajamos el ascensor juntas y me dijo que era profesora, como yo. Pero por otro lado, el viernes me pasó algo similar con una docente, de apariencia coya. Ella abría la ventana y yo le dije que sentía frío. Sin embargo, ella insistió en dejarla abierta para airear el ambiente, con la excusa de los virus. Después se retiró, no sé a dónde y yo protesté. Le pedí a otra profesora que cerrara la ventana y se armó una discusión. Algunos, bastantes, en mi contra, a favor de mantener la ventana abierta. Les dije que es invierno y encima estamos bajo una ola de frío polar. 
Y si hablamos de conspiraciones yo veo un control conspirativo entre los pobres. Me refiero a los trabajadores. Pero no son todos, por supuesto. No obstante, ellos se unen en complicidad para cerrar antes el mercado; apagar la luz o abrir la ventana en pleno invierno, solo para fastidiarme. Y me pregunto una cosa: ¿no habrán tenido también complicidad en haber violado a esa mujer en el club? El caso fue de lo más extraño, porque nadie escuchó los quejidos de dolor de aquella señora. Incluso permaneció días en el hueco del ascensor. Y eso me da miedo. Ese odio, esa unión de los pobres por no cumplir con su trabajo, por dejar a oscuras a una mujer mayor o por mantener abierta una ventana en pleno invierno, me da en qué pensar... Empero, no somos todos los pobres. Yo siento algo, veo algo más allá de las narices y de los ojos de la gente. Los abandonados, los don nadie en materia económica, los explotados laboralmente, los ignorados, los no valorados, todos se unieron en contra de nosotros, los que no somos parte de ninguna conspiración. ¡Que no me unan para sus causas oscuras! 
Juro que aquel hombre, cuando apagó la luz del pasillo, en donde estaban las puertas del ascensor, me dio miedo. De alguna manera, apareció el fantasma de aquella madre de familia, que fue violada en ese club. Yo siento que existe una conspiración, pero que se relaciona con el satanismo y con los actos más violentos y siniestros que te puedas imaginar. Y no creo que provengan de una élite distinguida y de clase alta. Digamos que pienso en todo lo contrario, que toda esa basura se originó desde esos sectores que fueron tan maltratados por décadas. Siempre sentí miedo de las personas que fueron castigadas por la vida y que de repente se encontraron con una cuota de poder. La conspiración puede agigantar a los monstruos. No puedo olvidar la mirada de aquel hombre alto y robusto en el club. Después encendió la luz. Yo sentí la conspiración. 
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