Muchas veces el temor se camufla prolijamente de frialdad. Hoy llueve, y siento que las nubes me acompañan, que las gotas caídas del cielo son mis ojos, que el cielo llora por mí.
Y hoy no se me da escribir sobre cuántas veces me han roto la esperanza y hasta la fe.
Hoy no quiero escribir de las veces que me rompí el corazón yo solita por haberlo entregado porque supongo que no me da miedo amar, aunque después tras la decepción duela si de nuevo el otro no sintió lo mismo que tú.
Está vez se me antoja escribir sobre aquella alma rota y hecha trizas, siguió andando sola por un tiempo. Necesito escribir sobre cómo ese dolor que cala hasta los huesos parece no quererse ir porque es lo único que te ha tomado cariño o eso llegas a creer. Debe salir esto que consume y que si no sale me mata.
Sí, así es como se va aprendiendo a volver a la calma y a la luz. Hoy quiero escribir sobre ese amor que no se va y que te das cuenta de que es el amor de tu vida. El amor a tu vida. La pasión por tú vida.
Sí, cuesta más que querer salvarse poder aceptar que habrá épocas (sí o sí) en que la brecha sea pedregosa. Y entonces, no habrá más opción que andar el sendero con cautela, con compasión, sin juzgarme severamente si me equivoco. Sí; me atrevo y quiero escribir sobre lo grande que te hacen esas caídas cuando aumentas dos centímetros en humildad y te restan kilos de ego y aprendes a andar sin temor a mirar atrás y ver que tus pasos te han traído hasta la persona que eres hoy.
Quiero escribir sobre la valentía que da el haber ganado batallas, y aunque con uno que otro raspón, estoy aquí, y seguiré dando lucha Puedo seguir, porque tuve el corazón roto, y aunque llegué a creer que ya no había nada para mí; la primera persona a la que le debes dar una segunda oportunidad, es a ti.
Te amo hoy porque eres ese amor que se enlaza a mi paz y me cubre de terciopelos el alma, ese candor que escribe con dulzura en el papel de mis sueños, esa melodía que se escurre entre vientos llenos de deseos, esa hermosa sensación de estar en donde puedo ser yo y recibir el dulce amor que me das.