Ojalá no te enfríes cuando las personas no te traten como las tratas, deseo no te vuelvas odioso con el tiempo, ojalá no te afecten las palabras mal intencionadas que se dirijan a ti, ojalá no te vuelvas el villano en un mundo de falsos héroes.
“Al ser humano hay que enseñarle que puede influir en su vida y en el mundo entero. Que si da un golpe en el suelo, temblarán los tronos. Usted dice: la ley hay que quebrantarla de manera secreta, en las alcobas, y por fuera fingir que se la obedece. ¡Quebrantar la ley en dormitorios y alcobas! –Thomas presiente que se ha excedido en la crítica a su tío, y baja un poco el tono–. Yo digo lo contrario: cuando la ley es injusta y constituye una desgracia para la gente, hay que cambiarla, actuar a cara descubierta, audazmente, sin transigir en nada.”
Quiero dormir con él, en el sentido más inocente de la palabra. Quiero darle un beso de buenas noches, apagar la luz y acostarme a su lado. Quiero estar allí, y oírlo respirar el mismo aire que yo. Quiero compartir la misma cobija y el calor a medida que vas a la tierra del ensueño. Quiero compartir uno de mis lugares favoritos. Quiero abrazarlo y sentir sus brazos envueltos a mi alrededor. Quiero saber si ronca mientras duerme. Quiero ser lo último que él ve en la noche y lo primero que ve en la mañana. Quiero empezar y terminar cada día diciéndole lo mucho que lo amo. Yo lo quiero para mí y podría continuar durante una eternidad explicando el porqué.
Denise Márquez