Tumgik
#siempre he pensado que el cambio de año no tiene por qué significar nada
thelastdada · 6 years
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Tus Ojos Brillan Diferente - Capítulo 18
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Capítulo 18: "Malentendido"
Luego de la conversación que tuvimos en la pequeña casa, note que Samuel estaba un tanto perdido, su madre le tuvo que pedir tres veces que le pasara una bolsa, ni siquiera nos escuchaba, sin embargo, no parecía molesto, era como si algo lo estuviera preocupando. Me dedique a mirarlo durante largo tiempo durante el desayuno, no lograba descubrir algo, en la mañana él había estado muy bien, pero luego de hablar con Frank, algo le había pasado. Vi que se levantó y lo seguí deprisa, iba camino a la cocina, quería hablar con él, pero contesto una llamada y salió a la parte de atrás de la casa. Me detuve y lo miré caminar hasta el lago.
No me sentí nada bien con ese repentino cambio.
--¿Qué paso? –me preguntó Carol, se paró a mi lado y se quedó mirando hacia el frente.
--Nada, tenía que responder una llamada.
--No parece que sea solo eso, ¿Qué es lo que está pasando con ustedes? –cerré los ojos, no quería tener que explicarle a mi hermana sobre eso, eso que le había pedido a Samuel. Eso que nada más no lograba definir.
--Nada, nada –me di la vuelta y me dirigí al segundo piso.
No me sentía enojado, solo sumamente confundido, comencé a entender que quizá Samuel no quería algo así, quizá no buscaba algo casual. Pero no, él nunca pidió algo, él solo daba pasos lentos, como si le costara. Y eso debía significar que quería ir con calma.
Calma que yo ya parecía no tener.
...
Fuimos a dar una vuelta simple por el pueblo, tampoco era el lugar más extenso, pero la tranquilidad y el silencio solo me estaban destrozando más. Todos sonreían y compraban cosas de recuerdos, yo quería desaparecer y pronto. Samuel me evitaba a cada momento, no podíamos estar solos, pero mientras todos caminaban intente quedarme hasta atrás con él, para solo ser dejado allí.
Pensé una y otra vez en todas las cosas que pude haber hecho mal, o dicho. Sin embargo, lo único que llegaba a mi mente era el tema de Santiago, tal vez eso seguía molestándolo. Suspire pesadamente y me quede sentado en la orilla de una fuente, mientras los demás revisaban los puestos cercanos. Mire la fuente, donde las personas lanzaban monedas, supuse que pedían deseos, busque en mi pantalón, pero no encontré ninguna moneda.
Ni un deseo podía pedir, no estaba siendo el mejor día.
Escuché la voz de Carol llamarme, todos caminaban hacia la camioneta de regreso, asentí y los seguí en silencio. Dijeron que en una camioneta iríamos a la casa y en la otra irían a comprar todo lo necesario para la cena. De alguna forma termine en la misma camioneta que Samuel, y los demás jóvenes.
--Esto me recuerda a los viejos tiempos –comentó Frank mientras conducía, salvo porque Carol iba a su lado –bueno, más Carolina –dijo dándole una sonrisa.
--Tremendas fiestas nos pasábamos cuando sus padres no estaban –le explicaba Alex a Carolina –aunque solo éramos Frank y yo –se rio dándome un codazo que quería decir demasiado, tanto que mi hermana lo había entendido también –p-porque tu hermano y Samuel estudiaban mucho –añadió con torpeza, suspire y mire hacia el otro lado.
Frank soltó una carcajada al ver la expresión de Carolina --¡buena esa Alex! –se burló. Sin embargo, lo que más me inquietaba era el silencio de Samuel, iba en la parte de atrás, sumido en su propia burbuja, tal vez si no hubiese estado comportándose así, ya estaría yo sentado junto a él.
Pero no, una distancia nos tenía así.
Llegamos a casa y Frank se lanzó a un sofá gritando que estaba cansado, Alex hizo lo mismo luego de haber ido por una botella de agua a la cocina, me quede admirando la escena. Carolina bajó junto con su laptop y tomo otro asiento en el salón --¿no te dijeron mis padres que sin tecnología? –me quejé.
--No revisaron mi maleta, duh –Frank sonrió ampliamente y se burló de mí.
Fui hasta la cocina y me serví un poco de jugo de mango, noté que en la parte de arriba de la nevera había botellas con licores, así que serví un poco de vodka, tan solo por el antojo. Mire a través de la ventana, Samuel estaba fuera hablando por teléfono, lo ignore y regrese al salón con los demás. Me quede riéndome de cualquier tontería que estábamos viendo en la pantalla, aunque mi mente estuviera aún en blanco por lo que sea que sucedía con el hombre de allá afuera.
Y como si un foco se encendiera, tuve la fantástica idea de llamar a Ann, ella podría darme un buen consejo.
--¿Qué tal las vacaciones? –respondió casi de inmediato mientas yo cerraba la puerta de una de las habitaciones.
--Solo es un fin de semana, mañana regreso, exagerada –escuche su risa del otro lado. Comencé a confesarle todo sobre Samuel, lo que había sucedido recientemente, ella solo escuchaba con calma, aunque yo ya me sentía intranquilo de solo escucharme.
--Woah...
--Eso no me ayuda Ann.
--Es que me sorprende eso de ti. Sé que no te conozco tanto como él, pero que le pidieras algo así me sorprende, creí que le pedirías tiempo y simplemente no te acercarías. Sin embargo, pedirle tiempo y aun así comértelo es otro asunto –sus comentarios fuera de lugar nunca fallaban.
--No hemos hecho nada más que besarnos, deja de imaginarte otras cosas.
--Lo sé, como sea le comes la boca ¿no? –deje que mi silencio respondiera --¿has pensado en algo más Willy? ¿O él te lo ha pedido?
--¿Algo más?
--Jo... a veces sí que eres lento, una relación Guillermo. Que salgan juntos –una vez más me quede mudo –sé que no estoy muy de su lado, sabes que lo detesto por lo que hizo, pero sé que te tiene mal.
--Él no me ha dicho nada...
--¿Seguro?
--Creo que no le di la oportunidad siquiera.
Suspiro al otro lado de la línea, y entonces caí en que debía estar molesto debido a eso, a que yo simplemente nos había encasillado en eso, sin siquiera dejarlo hablar –dale solo una oportunidad Willy, deja que te diga lo que piensa, antes de que terminen hiriéndose por un malentendido. Y por favor, no olvides que ya tienen una historia previa, ya conocen el uno del otro. Toma eso en cuenta.
--Gracias Ann –me despedí de ella y terminé mi vaso de jugo. Bajé y los vi en las mismas posiciones, solo por Carol que le mostraba varias fotografías a Frank, regresé a la cocina y me serví un poco más de vodka y menos jugo, necesitaba llenarme de un poco de valor. Di un trago y me quedé pensando de nuevo en lo que había hecho, estaba bien que quisiera tener más cuidado con mis relaciones, pero pedirle algo así había sido un tanto egoísta puesto que ni su opinión había pedido.
Sin percatarme del todo ya había terminado con el segundo vaso, lo deje en la mesa y regrese al salón, me tumbe en un sofá, hasta que mi teléfono se iluminó:
Samuel: Sal un momento.
Los mire y tan solo me levante, sentí que ni siquiera se habían percatado de que no estaba. Respire hondo y me asome por la ventana, no lo veía, así que quizá se refería a que fuera a la casita, salí abriendo y cerrando mis manos, desconocía con certeza el porqué de mi nerviosismo. Me dije una y otra vez las palabras de Ann, tenía que tener control de mí mismo y de mis emociones, antes de adelantarme tontamente.
Al llegar salió de la parte de atrás de la casita –ven –no dijo más y lo seguí, entendí que quería privacidad, pero no comprendía porque no hablábamos dentro del lugar. Hasta que se subió al bote y me estiro la mano, invitándome a subir.
Lo mire fijamente y quise negarme, pero simplemente no estaba en la posición, así que me acerque lentamente hasta terminar sobre el bote, me senté de inmediato y él hizo lo mismo. Tomo los remos y nos movió hasta el centro del lago, allí me di cuenta de que no era tan pequeño como se veía, desde allí veíamos a la perfección la parte trasera de la casa, sin embargo, al mismo tiempo era como si estuviéramos en otro lado.
--Tenías razón sobre el bote –dije admirando lo que nos rodeaba.
Asintió y dejó los remos sobre el bote, miro hacia la casa y luego hacia mí, haciendo que mi corazón se detuviera unos segundos, estaba considerando sus palabras –disculpa si me comporte distante, tuve problemas con el trabajo y no debí ignorarte así. Sin embargo, esa no es mi mayor excusa, la verdad es... me sentí un poco herido. Sé que tal vez no tiene mucho sentido, pero me has pedido tiempo y es egoísta de mi parte...
--Espera. Yo también me equivoque respecto a eso, creo que no permití que dijeras algo, simplemente te forcé a esto.
Me miró fijamente y medio sonrió –no me forzaste a nada, yo acepte.
--¿Entonces estás de acuerdo en lo que te pedí?
--No. Y de eso quería hablarte, ya que dije que sí sin pensarlo, y creo que no estamos en la misma página Guille... honestamente yo no te veo como una pareja casual, nunca te vi de esa forma.
Suspire y baje la mirada –yo tampoco te veo así –frunció el ceño, era comprensible, mis acciones y lo que decía ahora no tenían sentido –actué sin pensar, creí que quizás tu buscabas algo así, entonces quise ser quien daba el primer paso.
--¿Por qué creíste eso?
Tragué saliva –hay demasiados rumores sobre ti, los escuché desde antes de que supiera que eras tú nuestro jefe.
Sonrió levemente y me hizo mantener la mirada –me dejé llevar durante mucho tiempo, pasé años viviendo de ciudad en ciudad, cuando logré establecerme en Londres no fue sencillo, la rutina nunca ha sido lo mío, y por desgracia no sabía cómo mantener una relación seria. Tuve malas experiencias por ello, lastimé personas sin notarlo y por ende me gané muchas críticas. Así que no, no te diré que no lo pensé, no te diré que he cambiado solo por estar aquí, no te comprometeré a nada Guille. Es solo que contigo las cosas son diferentes, siempre lo fueron, contigo quiero tomar todo enserio, paso por paso. No quiero joder las cosas otra vez, quizá por eso has pensado en que estuve de acuerdo, pero no, contigo quiero algo real.
Me quedé sin palabras, él estaba siendo honesto conmigo, y además quería algo serio, a diferencia de como yo había pensado una y otra vez. No encontré como responder, solo me quedé mirándolo, como si no fuese real lo que me estaba diciendo. Era claro que yo sentía algo por él eso lo había resuelto desde antes, y lo comprendía, yo de verdad lo quería.
--No busques que decir, entiendo si tu no me ves de esa forma –su expresión cambio, él esperaba algo de mí, aunque dijera que no.
Tomo los remos y comenzó a remar de regreso, el atardecer nos comenzaba a cubrir y el lago se tornaba oscuro, yo no dije más, tan solo lo miré durante ese rato. Esa opción nunca había aparecido en mis fantasías, al menos no luego de que entre a la universidad, antes sí que tenía la esperanza y la tonta idea de que regresaría luego de poco tiempo, y que diría que me extrañaba. Pero era claro que esas ideas venían de hace más de cinco años, cuando todavía me sentía atado a él, cuando mi vida estaba así de mal.
Me quede pensando en que hubiese pasado si él hubiese regresado en ese tiempo, quizá no hubiésemos vuelto a estar juntos, o quizá hubiésemos terminado al poco tiempo. Éramos jóvenes, ambos temíamos demasiado del 'qué dirán', y aunque yo me comportara valiente la mayoría del tiempo, yo estaba muy mal.
El bote toco tierra y el bajó para empujarlo más, me extendió la mano y baje sin problemas, evito mirarme a toda costa, lo estaba lastimando. Sacudí mi pantalón y lo vi caminar hasta el otro lado de la casita, camine a prisa y tome su mano, no mire si había alguien, lo tome y lo llevé dentro de la casita.
Me miro con sorpresa y solté su mano una vez estábamos dentro –discúlpame, sé que estoy siendo ilógico. Pero quiero intentarlo Samuel... quiero que vayamos en el ritmo que quieres, creo que será lo mejor para ambos –me acerque lentamente para sujetar su mano de nuevo –contigo las cosas siempre son diferentes.
Y sus labios me buscaron sin dudarlo, sus manos se ajustaron en mi espalda, acercándome lo más posible a él, nuestros labios se rozaban con ternura, era casi como sentir uno de nuestros primeros besos, estábamos como asustados, pero a la vez podía sentir a la perfección esas mariposas revolotear en mi estómago.
...
El regreso a casa estaba siendo lo más complicado, ya nos habíamos detenido dos veces por fallas en la camioneta de mis padres, llevábamos dos horas de más, aunque ya por fin vislumbrábamos las luces de la ciudad –joder Frank, creo que soñé con esas canciones, pon el radio y ya.
--Quejumbroso –bufo y encendió la radio, nosotros solo nos reímos. Esta vez Samuel y yo estábamos por fin al fondo de la camioneta, con Alex acostado delante y los otros dos al frente, por lo que nuestras manos se entrelazaban melosamente.
Carolina encontró una estación que funcionaba bien, la canción que sonaba hizo que Frank se riera y que Samuel soltara mi mano deprisa para cubrir su rostro y partirse de la misma forma. Yo no entendía nada, ni Alex, y mucho menos Carolina, así que nos quedamos mirándolos nada más.
--¿Qué pasa? –preguntó Alex.
--Nada, nada... es solo que con esa canción alguien me confeso algo –la risa de Samuel se volvió más intensa, Frank comenzó a sonrojarse –no pregunten más, y tu parguela, cállate ya.
Samuel trató de callarse, incluso vi cómo se limpiaba lágrimas –tienes que contarme –dije en voz baja, el asintió sin más.
El resto del viaje fue más tranquilo, aunque me comiera la duda de saber el porqué de la canción, pasaban de las ocho de la noche cuando todos estábamos en casa de los padres de Samuel, comenzaron a dispersarse y a despedirse, a pesar de que nos veríamos pronto seguro. Mi padre insistió en que Samuel me llevara a casa, yo quise dejar que descansara, pero al final si le quedaba de camino.
--Insisto en que tu padre tiene algo conmigo
--Que hablas –me reí.
--De verdad, se siente raro, como si le gustara vernos juntos.
--Pero él sabe que estoy con Santiago todavía, no tiene sentido –analice mientras miraba por la ventana –quizá solo quiere que seamos tan cercanos como antes –gire y vi su sonrisa –cercanos como amigos.
Di un profundo bostezo y sentí su mano acariciar mi cabello con cariño, me sentía sumamente cansado, y eso que no había hecho mucho esos días. Realmente anhelaba llegar a dormir a mi cama, la primera noche no había estado tan mal gracias a que estaba con él, pero la segunda tuve que dormir en el sofá y no fue nada cómodo.
Me senté correctamente y sacudí mi cabeza para despejarme, giro en la calle para llegar a mi casa, me pregunté por un momento si debía invitarlo a pasar, o tal vez dejar que fuera a su casa a descansar. Pero todas esas ideas desaparecieron apenas las luces del auto iluminaron la calle, en la puerta estaba Santiago, esperando.
Pudimos cruzar una corta mirada, él sabía que era yo, miro a Samuel y de inmediato lo mire yo también, lucía molesto –no sabía que estaría allí, yo no lo llame –explique, aunque mi sorpresa debía ser muy clara.
Lo que recibí como respuesta fue aún más sorpresivo, con su mano tomo mi barbilla y me acercó a él, me dio un beso intenso, casi posesivo --¿era necesario? –dije al separarme, no me había gustado la forma.
Entendió mi mirada y volvió a besarme, a pesar de que me negué un poco, esta vez estaba siendo más delicado –si no estuviera yendo lento ya estaría llevándote de la mano hasta tu casa –por un segundo creí que bromeaba, sin embargo, sus ojos se desviaban hacia él, y su mirada no era nada sutil.
--No tienes que preocuparte...
Me interrumpió al entrelazar sus dedos con los míos –confió en ti, no tienes que explicarme nada.
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gri-sa · 6 years
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Diseño y lenguaje
Prólogo
Te escribo esto desde la carretera, mis pensamientos moviéndose a la misma velocidad que el camión que nos lleva a Piedras Encimadas. Hay mucho que pensar o no pensar (mucho no sirve, son solo pensamientos a la deriva), pero me entró la duda sobre algo. A veces pienso que siempre tomo las cosas desde mi perspectiva, ya que si lo he pensado de seguro alguien más lo ha pensado (no podré ser tan especial, la maldición de nuestra generación). ¿Llegas a cuestionar tu autenticidad? Yo siento que recaigo en esta línea de pensamiento muchas veces y es que siento que Renée tiene razón cuando dice que todos queremos ser únicos o por lo menos yo he dado mis $5 pesos a eso. Siento que entre tanta muchedumbre es muy  fácil perderse y la originalidad puede servir como una forma de hacernos sentir vistos, diferenciados. Pero, ¿qué tan auténtico puede ser mi “autenticidad” cuando todo lo que soy es un copy, combine y transform chafa de todo lo que he visto, leído, escuchado? Puede que la mera autenticidad no existe, si no la forma más creativa de combinar todo lo que conoces para hacer lo que te haga tu. ¿Esa combinación es lo auténtico? ¿A veces has pensado eso? Como, en realidad, ¿qué tan falsa soy? Porque a veces me siento así, falsa, aunque cada año que cumplo creo que soy más yo. ¿Puede haber un Isabel más Isabel? Ya que si siempre soy yo, ¿eso no debería significar que siempre soy mi más Isabel? Con todas las inseguridades, los pensamientos, las necesidades. He visto muchas veces que la mejor versión de ti se describe de la forma más positiva pero creo que lo “malo” siempre está ahí solo lo manejas de mejor forma. No se, seguiré viendo el paisaje poblano.
Pos-prólogo (¿existe esto?)
Siento que hubo toda una temporada en mi vida en el que leía libros con prólogos y epílogos, no se que signifique eso, pero siento que puede significar algo.
¡Bienvenidos a la chiqui aventura del cerebro de Isabel!
Todos se toman de la mano con sonrisas en sus caras mientras dicen: ¡Bienvenidos Gris! Imagínate como si fuera esa parte de la misa cuando ya cantaron el padre nuestro y tus manos quedaron sudadas tras haber agarrado las manos de dos familiares tuyos... y todavía falta dar la paz. ¡WHOPEE! Que awkward, pero proyecta ese sentimiento a esta bienvenida.
Al decir que el destino existe también decimos que estamos determinados. Al estar determinados se nos quita la responsabilidad sobre la vida. Pero entonces, ¿por qué tenemos tantas decisiones? O podría ser que la existencia de la decisión es solo una ilusión de libertad. Por que en sí, poder decidir significa tener libertad, de hecho esa es su definición en pocas palabras (checa la RAE). De cierta forma, para mí, el hecho de que el destino exista significa que no somos libres. Y como mi agnosticismo evolucionando a ateísmo, no puedo llegar a creer que ya nacemos predeterminados. Que desde antes, alguien por allá arriba, específicamente tres viejitas, las Moiras, se tomen el tiempo de organizar la trama de nuestra vida. Y ¿para qué? ¿Todo llega a un mismo fin? Porque si algo está organizado, predeterminado, tiene que haber un propósito o por lo menos así lo tengo que racionalizar por que si no, ¿cuál es el punto de todo esto? ¿Cuál es el punto de “vivir” si ya todo está escrito? Y, ¿cómo esto se le puede decir vida? Ya he pensado mucho sobre este tema, el semestre pasado para ser exactos, y mi conclusión es que no hay un punto. Somos el ejemplo chido de la evolución, una especie que sigue batallando contra sus instintos naturales para vivir en una sociedad, en una vida, que intentamos racionalizar porque no lo entendemos. Por ende, soy un fiel creyente de la responsabilidad y que afuera de las cosas que no podemos controlar, nosotros somos los creadores de lo positivo y lo negativo en nuestras vidas. Entonces no, no creo en el destino, pero si creo en las coincidencias. Hasta tenía una libreta donde anotaba cosas que caían bajo esa categoría. Está muy interesante lo de tu sueño. Pero más que predecir el futuro siento que es otro ejemplo de una coincidencia. Si eres despistada entonces siempre existía la posibilidad de que se te podía olvidar checar tu salida aunque sonara exagerado. La coincidencia está en que ocurrió justo después de tu sueño. Más que enseñarnos los pasos por donde iremos, pienso que los sueños funcionan para entendernos mejor, ayudarnos. De hecho, la semana pasada volví a soñar que me asaltaron, pero esta vez no traía nada que me pudieran robar. Como que a nivel inconsciencia sigo trabajando la vez que me asaltaron, que me quitaron casi todo y solo me dejaron el miedo al caminar en la calle, algo que me encanta hacer (y no dejaré que me lo quiten). Pero pues cada vez mejor, gracias a mis sueños…
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Si lo piensas, los sueños también podrían ser el mejor ejemplo de storytelling. Literalmente están dirigidos especialmente a nosotros, nos hacen los héroes y tenemos que vencer nuestros problemas. ¡Qué mercadotecnia! ¿Crees que les enseñen esto a los mercadólogos? Puede que la clave para hacer un why convincente y para todos está en los sueños. Por lo tanto, puede que sí sea posible, Gris.
Por otra parte, siento que el punto más importante de toda esta discusión del destino, a su mera razón de ser, proviene de nuestra necesidad de comprender nuestro mundo. Algo que se dijo en la clase de diseño y cultura fue que las cosas no están predeterminadas. Pero, si lo fuera, nuestro entendimiento de nuestro entorno tendría mucho más sentido. ¡Solo imagínate! Todo tendría una razón y como tiene una razón lo podemos explicar y si lo explicamos lo entendemos y finalmente, lo mejor, es que dejamos de sufrir ante tanto caos y cuestionamiento. Lo más interesante que vimos fue que nuestra realidad es un constructo de nuestra experiencia. La palabra operativa siendo: nuestra, porque nadie vive en el mundo “real”, vivimos nuestro propio mundo subjetivo, creado por nosotros. Fue como un momento mindblown, nunca podremos llegar a ver el mundo como lo es, la vida verdaderamente real (redundancia a propósito), porque eso significa despojarnos de nuestro “ser” o por lo menos eso que me hace ser Isabel o lo que te hace a ti, Gris. Esto lleva a que nuestra realidad la creamos nosotros. Es como un cambio de perspectiva completa ya que normalmente, o por lo menos yo, percibimos nuestra realidad como algo separado a nosotros: que yo como humano en este tiempo y época de la vida solo estoy viviendo algo que ya existe. Nunca paramos a oler las flores y ver la vida como algo que existe porque nosotros lo creamos. En sí, la realidad es algo tan personal como nuestras vivencias. Como dice Renée: “mi vivencia única e irrepetible”. No se porque esto me está dando sentimientos de ternura, como algo más que puedo llamar mío, en lo que podré tener incidencia, que pueda personalizar como la funda de mi celular (aunque ni tenga funda pero para propósito de ejemplo).
Como cada quien hace su propia interpretación de lo que vive se puede entender las fallas de comunicación que existen. Aunque esa misma vivencia traducida por mí también es compartido por más personas, en sí, no estamos viviendo exactamente lo mismo. Es como lo explicaba Wittgenstein: “el límite de mi lenguaje es el límite de mi conocimiento”. Ese límite se intercala con los límites de las otras personas. A como yo lo veo, habrán similitudes pero también habrán diferencias. Aquí pienso que Wittgenstein comparte algunas ideas con Heidegger porque está mostrando las diferencias entre cada persona  a través de su propia realidad. Pero más allá, Wittgenstein muestra que estas diferencias también pueden dificultar la comunicación. En su filosofía, nos muestra que las personas se comunican a partir de imágenes. Cuando yo digo elefante, esto ocasiona una respuesta automática de un elefante en tu cabeza. Claro, siempre y cuando sepas qué es un elefante. Por lo tanto, hay cierto poder en las palabras que usamos. Las palabras logran un puente entre nuestra vida privada (pensamientos, ideas) y lo público al comunicarnos con los demás y transmitir. Creo que por eso Wittgenstein ponía mucha importancia en decir cosas de la mejor forma posible y solo cuando queramos decir algo. Pero igualmente recae en que al decir elefante puede que la imagen del elefante que tenías era diferente al mío: es gris oscuro, joven, está en un campo africano solo, moviendo su cola de un lado a otro, con un sol fuerte y seguro sobre él. ¿Coincidimos? ¿Pudiste ver mi elefante? Si no, ahí ya hubo un problema de comunicación. Esto a escala más grande puede llegar a generar imágenes totalmente torcidas a lo que el emisor realmente quería decir. Por lo tanto, el lenguaje también se vuelve ambiguo y entre nosotros tenemos que descifrar el “juego” que el otro está jugando. Ya que no siempre estamos en el mismo.
El hecho de hacer nuestra realidad totalmente subjetiva y que esto se traduzca a través del lenguaje crea problemas al diseñar. Creo que esto ya lo hemos visto y repasado numerosas veces. Es difícil diseñar un objeto que sea perfecto para todos los contextos y todas las realidades. Sí, la cuchara podría ser un ejemplo de esto pero, ¿en qué contexto? Esto también se podría decir de un tenedor o de un cuchillo. Ahorita que lo estaba pensando llegué a la realización de que solo estamos considerando nuestra propia realidad. Una realidad meramente occidental y no oriental, por ejemplo, donde su instrumento preferido podría ser los palillos chinos o los de la India, los del Medio Oeste o África donde comen hasta sopa con sus manos. Viniendo de una cultura así donde no hay que sostener nada, podrías llegar a ver los utensilios como estorbos. Pero creo que una buena pregunta es: ¿para cuántos es perfecto? Dentro de mi contexto un coche es solo un coche, si es BMW, Audi o Volkswagen, todos son iguales. Entonces entiendo porque el BMW podría ser perfecto para otras personas pero no podría decir que lo sería para mí. Pero más que nada, ¿por qué tiene que ser una visión de perfección global? Concuerdo con tu amigo que la perfección debería ser algo más personal. De igual forma se podría acordar un solo contexto o realidad global, como habías mencionado, para lograr una perfección total pero hay más factores como la realidad individual de cada quién que se interponen. Son en esos límites de realidad de cada persona donde se traslapan con el de los demás y esos puntos de concordancia son en donde se podría diseñar la perfección, pero está difícil que esto ocurra con todos.  
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Mira, hice este diagrama para explicarme para que juntas podamos tener la misma imagen. El contexto 1 podríamos decir que es nuestra sociedad, la occidental y por ende el contexto 2, el oriental. Cada círculo representa una persona y como había mencionado nuestro límite de conocimiento se traslapa con el de los demás. Entre cada uno de nosotros establecemos un cierto acuerdo de nuestras vivencias y juntos creamos ese mismo espacio o contexto donde nuestra realidad personal se desenvuelve. Si vemos, cada contexto tiene diferentes colores porque en sí no son iguales y su espacio de realidad se vuelve distinto al del otro. Este fenómeno se multiplica y los colores se hacen muchos mas variados por que somos muchos contextos y muchas realidades conviviendo juntos. Pero, cabe destacar que se podría crear un puente para unir ambas, en este caso, culturas; en un panorama más grande, realidades. Aunque si lo ves, el puente no llega a tener incidencia sobre cada contexto. La globalización ya de por sí está creando ese puente hacia otras culturas y una comunicación comprensible pero también está decolorando las diferencias entre todos. Una perfección global que no sea solo personal pienso que también quita nuestra personalidad y sí, como dijiste, nos quitaría la diversidad en nuestra vida. Parece ser que nuestra realidad está encaminado a esto. Pero más que perfección siento que sería completamente lo opuesto, además de que es muy difícil de conseguir. Para que cada quien pueda tener la misma imagen se tienen que establecer los mismos parámetros. Pero, ¿qué tan posible es esto? Es como dijo Wittgenstein, se trata de entender el juego más que forzar la misma imagen a cada persona.
Creo que un ejemplo bueno de esto es Stefan Sagmeister, unos de los diseñadores gráficos más reconocidos del mundo. A través de instagram hizo encuestas sobre la belleza, para ver si entre todos concordábamos sobre lo que es bello.
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Mostraba formas o productos y le preguntaba a las personas que pusieran el que más se les hacía bello. El año pasado fui a una conferencia de diseño en el Sameister dio una conferencia  y mostró los resultados de este proyecto. Encontró que la forma más bella es el círculo y que casi todos concordaban con ese mismo pensamiento. Pero como puedes ver en los comentarios no todos piensan lo mismo. Aunque la gran mayoría escogió el círculo no fue una decisión unánime porque cada quien hace su realidad y su propia visión del mundo. La belleza como la perfección no podrían atenerse completamente por una convicción unánime.  
Por ende, la perfección no podría existir a nivel global sin un tipo de brainwash en el que todos terminamos como robots (worst case scenario). A lo mucho podría llegar a ser personal o compartido entre pocas personas que se encuentran dentro el mismo contexto. Y mucho más que esto, estoy llegando a cuestionarme el por qué estamos forzando que la perfección exista. Estamos revolcándonos en las posibles situaciones en las que podría existir y bajo qué condiciones. ¿Puede no existir completamente en la vida como en el diseño? Desmenuzamos la definición de la perfección a tal punto que ya parece otro concepto totalmente. Puede que la perfección como lo estamos definiendo no exista como esa concepción por la imagen mental que nos deja. Igual y ya existe pero bajo otra palabra aún desconocido a nosotras. ¿Sabrías cómo nombrarlo? ¿Antes que eso tendríamos que conocer el juego que se está jugando para descifrar su significado? Y ¿Esta otra palabra nos dejaría otro imagen mental? ¿La perfección podría ser indescriptible?
A veces quisiera ser mi perro, sentarme en el sol y siestar la vida entera,
~Isa
Bibliografía:
RAE. (2019) Libertad. RAE. Recuperado el 20 de Febrero del 2019 de: http://lema.rae.es/drae2001/srv/search?id=BCYeXUXxUDXX2qTTXaNd
Prakash, A. (19 de Noviembre del 2012) The rules for eating with your hands in India, Africa and the Middle East. Food Republic. Recuperado el 20 de Febrero del 2018 de: https://www.foodrepublic.com/2012/11/19/the-rules-for-eating-with-your-hands-in-india-africa-and-the-middle-east/
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nextnnet · 7 years
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El rey indiscutible, el que nos hacía gastar monedas de cinco duros como locos en las recreativas. Street Fighter II ha vuelto con una edición que tiene un nombre casi tan largo como el legado de la franquicia a la que pertenece. Ultra Street Fighter II: The Final Challengers está a la vuelta de la esquina y viene con la intención de captar la atención de los fans de la lucha con la intensidad de un Shoryuken gracias a una apuesta segura, pero con pocas novedades para los que esperaban un paso hacia el futuro de la marca.
    Una vieja gloria, ¿suficientemente remozada?
Antes de seguir con el análisis, hay que dejar algo claro, Ultra Street Fighter II es un llamamiento a los que se criaron con sus combates en la era de los 16 bits. El caso que nos ocupa es una readaptación de Super Street Fighter II Turbo HD Remix (lanzado entre 2008 y 2009), que a su vez era un remake en alta definición de Super Street Fighter II Turbo, considerada como la mejor versión de Street Fighter II en la época de los 16 bits por todo lo que ofrecía, y por el estreno del magnífico Akuma.
  Dejar su definición ahí sería una injusticia. Este juego incorpora también varias novedades que sus responsables se han encargado de gritar a los cuatro vientos desde que se anunciara. Tenemos la posibilidad de disfrutar de gráficos en HD (adaptados al formato panorámico 16:9) o de los sprites originales (en formato 4:3, con unas barras a los laterales), algo que ya incluía Turbo HD Remix; como también podemos elegir entre los nuevos y los antiguos efectos sonoros (el Tema de Guile sigue pegando con todo en cualquiera de sus versiones), o realizar combates online para medir nuestras fuerzas con todo el planeta. Pero, además, llegan novedades como el Combate a Dúo, un 2 contra 1 en el que compartes barra de vida con tu compañero y le das una soberana paliza a la máquina; la posibilidad de personalizar a tus personajes con una amplísima gama de colores, o incluso de eliminar por completo el HUD en las peleas; los personajes Evil Ryu y Violent Ken (versiones demoníacas y mejoradas de los originales) y el controvertido Camino del Hado, con el que meterte en la piel de Ryu y lanzar Hadokens, Tatsus y Shoryukens en primera persona. De este último hablaremos en profundidad más adelante.
  #gallery-0-13 { margin: auto; } #gallery-0-13 .gallery-item { float: left; margin-top: 10px; text-align: center; width: 33%; } #gallery-0-13 img { border: 2px solid #cfcfcf; } #gallery-0-13 .gallery-caption { margin-left: 0; } /* see gallery_shortcode() in wp-includes/media.php */
  Para algunos, esta ristra de elementos es insuficiente porque, al final, te topas con las mismas mecánicas que teníamos hace ya más de 20 años, aunque han sido matizadas con pequeños cambios de balanceo por los nuevos fichajes. Sin embargo, el factor portabilidad de Nintendo Switch, y la posibilidad de poder disfrutar de piques a dos donde te de la real gana, son su gran baza. Bueno, eso, y que sigue funcionando tan genuinamente bien como lo hacía hace años. La fórmula Street Fighter no falla, ya sea en alta definición o con unos píxeles que te rompan la vista.
  Acostumbrándose a la lucha en cualquier lugar
Por si acaso hay alguien que vive en una cueva, los combates en Ultra Street Fighter II: The Final Challengers son prácticamente iguales a los de la entrega que referencia. Se trata de batallas uno contra uno en las que, normalmente, el vencedor se decide al mejor de tres asaltos. Cada personaje, de los 19 disponibles, proviene de un país, con caracterizaciones tan peculiares como la de Vega, el torero-sádico-español contra el que peleas en una taberna con una reja metálica (ay, las ideas de aquellos 90…), y cada uno cuenta con sus propios Movimientos Especiales y Super Combos, realizables a base de combinaciones de direcciones y botones. Pero bueno, a estas alturas todo el mundo sabe lo que es un Hadoken, ¿no?
  Quizás el mayor problema que pueda tener esta entrega que visita a la consola de Nintendo sea su control. No nos referimos a fallos en la respuesta, ya que los Joy-Con y el Mando Pro tienen una velocidad de respuesta perfecta se usen como se usen, sino a, precisamente, la disposición de sus botones. En el caso del que escribe estas líneas, siempre he disfrutado de este tipo de juegos de lucha que requieren una serie de inputs algo más exigentes usando el D-Pad; sin embargo, con Switch el único D-Pad que existe es en el Mando Pro, y este a veces no funciona tan bien como debería (curioso, teniendo en cuenta la fama de la casa nipona en este sentido). Además, dado que el atractivo de desacoplar los Joy-Con para echar piques con colegas cuando quieras es demasiado potente, te acabas acostumbrando a tener que usar el stick analógico para combatir, y para los más puristas esta “obligación” puede ser un hándicap importante. Mención aparte para el modo fácil, que establece una serie de accesos directos para hacer los movimientos especiales de los luchadores con tan solo tocar la pantalla de Switch. Al final, la mejor forma de jugar a este título será con los sticks arcade que sabemos que llegarán a la consola, véase el que Hori está preparando; pero, por ahora, lo mejor es hacer un ejercicio de adaptación si eres un amante de la cruceta de toda la vida.
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  Es una pequeña pega debida al hardware donde funciona, pero para nada logra empañar la versatilidad que precisamente solo logra aportar ese mismo hardware. Ultra Street Fighter II está pensado para que te lleves aquella atmósfera de los salones recreativos a donde quieras; de hecho, hasta permite que te interrumpan la partida en el modo entrenamiento o en el tradicional modo arcade (que, por cierto, carece de las míticas fases de bonus por algún motivo que desconocemos), ya sea con desafíos por internet como con otra consola a nivel local. No hemos podido probar esta vía, dado que todo lo relacionado con luchar online no se encuentra disponible en la versión que estamos jugando, pero nos ha quedado muy claro que Capcom quiere mantener el aire competitivo siempre que sea posible.
  ¿Y eso de mover los Joy-Con?
Junto a todo esto que estamos recitando, el título incluye una brutal galería de diseños, ilustraciones y montones de imágenes de Street Fighter. No es un añadido clave, pero dadas su extensión y la calidad que poseen todas y cada una de estas imágenes, teníamos que hacer especial mención a este trabajo pensado por y para los fans.
  Esa es una de las grandes novedades de Ultra Street Fighter II: The Final Challengers, pero, volviendo a lo de jugar, lo que más llama la atención es el “Imagina Ser Ryu”, perdón, el Camino del Hado; un modo en primera persona que nos pone frente a hordas de Shadaloo repartidas en solo 3 niveles, en entornos 3D, para acabar con ellas haciendo los movimientos más característicos del mítico personaje del kimono blanco. Y con hacer, nos referimos a replicar con nuestros propios gestos, nada de introducir combinaciones de botones con los mandos.
    Con un Joy-Con en cada mano, debes imitar los movimientos que se indican en los tutoriales para hacer cualquiera de los cuatro ataques, más la defensa, del personaje. Hadoken, Shoryuken, Tatsumaki Senpukyaku y Shinku Hadoken son las posibilidades con las que defenderse de los enemigos que aparecen, y su realización puede ser mucho más exigente de lo que pensábamos cuando lo catamos por primera vez, y como reflejamos en nuestras impresiones. Seamos claros, a pesar de que cuenta con un sistema con el que desarrollar al personaje, es una modalidad hecha para entretener y captar la atención de aquellos a los que lo del uno contra uno no les haga especial gracia. Por eso mismo, ofrece la posibilidad de contar con un esquema de control simplificado, en el que apenas un gesto puede significar un ataque; pero también incluye la opción de optar por uno más exigente, con grados de precisión regulables y capaces de obligarnos a imitar casi a la perfección el movimiento real (no, no vais a tener que hacer patadas giratorias). Como nota añadida, comentar que es muy importante determinar correctamente la posición neutra de los mandos aquí si no quieres que se convierta en un caótico batiburrillo de golpes y gestos.
  Al final, esa loca idea que Yoshinori Ono ya tuvo hace años se convierte en un modo bastante interesante para partidas desenfadadas y para esos momentos de sacar la consola con amigos que propicia tanto Nintendo Switch. Es otro buen añadido, y un acierto para ampliar el espectro de jugadores a los que les pueda picar el gusanillo de la lucha, ya sea por hacer un poco el cafre con los Joy-Con o por querer experimentar la magia del uno contra uno que ofrece Street Fighter.
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  Ultra Street Fighter II – El retorno del rey
Podrán decir lo que quieran: que si hay pocas novedades, que si es el mismo de 2008, que hay que ver los refritos; pero la verdad es la que es. Ultra Street Fighter II: The Final Challengers solo necesita un par de combates para convencerte y desmostrarte qué ha hecho grande a la saga. Debo reconocer que era uno de los escépticos, pero ya he perdido la cuenta de los combates que he disputado con él en Nintendo Switch porque, comentaba, sigue haciéndolo todo tan bien o mejor que en la era de Super Nintendo.
  Hubiera sido genial poder probar sus funciones online para poder valorar con mayor exactitud el conjunto, pero lo que trae Capcom es un juego capaz de atraer al veterano por gozar de una base a prueba de bombas (y por la nostalgia, para qué engañarnos); pero también al que apenas ha tocado el género gracias a cosas como el Camino del Hado o la opción de ejecutar ataques especiales con solo tocar la pantalla. Sí, Ultra Street Fighter II: The Final Challengers es una apuesta segura, y os va a hacer gastar los mandos con sus peleas.
Análisis – Ultra Street Fighter II: The Final Challengerse (Nintendo Switch). Vuelve la LUCHA en mayúsculas El rey indiscutible, el que nos hacía gastar monedas de cinco duros como locos en las recreativas.
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