Tumgik
#tuve que pasar esta semana terminando las tareas que debía terminar
lilithapocalypse · 3 years
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Las dos veces en que me enamore.(Final)
Las dos veces en que me enamore.(Final)
26 años, si esa era mi edad en ese entonces, había empezado la pandemia, había pasado 3 meses encerrada en mi casa, la locura me había invadido por completa, mis problemas en las noches eran más intensas, y así mis ataques, había empezado a trabajar nuevamente, manejando, pasar de estar encerrada en casa a estar encerrada en el auto era lo mismo para mí, manejar con el recuerdo aun vivido de esa última experiencia se me hacia una tortura para mí, pero no tenía opción debía seguir, ahí fue cuando un día estaba en mi casa y encendí mi pc (quería saber si había alguna novedad de mis estudios) ahí vi un mensaje de ella, no lo entendí en principio, no me hablaba con nadie hasta ahí, si no era por trabajo o tareas, así que comencé a hablarme con ella, nos empezamos a ver, yo solo la quería como una amistad.
Pasaron así las semanas, nos hablábamos y en las noches tan bien, me hacía algo de compañía aunque sea, no era tanto pero para mí sí, me ayudaba a soportar algo mis tormentas nocturnas, y así su confianza se fue a otra cosa, recuerdo que estaba algo tomada (había bebido whisky) y se me tiro encima no me hizo bien la verdad, no era lo que esperaba ni mucho menos lo que quería en ese momento, temía mucho por mí, y ahora haya alguien más era algo que sabía que podría terminar mal, así fue pero lo acepte.
Salí con ella, compartí algunos momentos lindos, me desconocí totalmente, y tan bien vi lo peor de mí, cuando solía estar algunas veces sola en el auto o cuando tenía algún episodio la llamaba por teléfono, era molesta para ella, así como en las noches me quedaba horas charlando hasta que tenía sueño, con ella he dormido algunas veces, eso creo que es uno de las cosas que me gustaba, me podía dormir con ella ya que nunca tenia sueño, así como tener charlas con ella y no sentirme tan sola, pero tenía mis ataques y la lastimaba por más que no quería esa era la consecuencia mía, mi lado lógico me saboteaba todo el tiempo y mi mama tan bien, pero cuando no estaba consiente era cuando me sentía un poco feliz, mi consumo de drogas era muy problemático, a ella no le agradaba, lo sabía, pero tampoco podía decirle el porqué.
No quería hablarle de mis problemas en el trabajo o los problemas de casa, solo me callaba con ella, como me calle muchas veces en mi vida, y solo asumía la responsabilidad de mis actos, mi culpa, siempre era mi culpa, nunca le dije, pero no solo estaba con ella, había dos personas más, si salía con tres personas a la vez, no era algo sano para mí, pero lo necesitaba, lo que ella no me podía dar lo buscaba en otra persona y así sucesivamente, era un triángulo amoroso, sexo afectivo, con dependencia emocional, y llena de inseguridades, fui terminando la relación con todos, aunque era en contra de mi voluntad, no daba explicaciones, al menos no tan claras, solo sabía que eso me desesperaba más y más, así hasta que llegaba al punto de estar tan abajo como fuera posible, llegue al punto de querer matarme, otra vez, tuve mis intentos.
Esta vez fui demasiado lejos, primero con sobre dosis, normal en mí, luego estrellándome con el auto, ahí fue oficial mi renuncia al manejo, y esa fue mi primera internación a un psiquiátrico, termine cortándome, ahí volvía a sentir algo, si era dolor, golpes, quemaduras, eso me hacía sentir bien, por un momento.
Sé que aun padezco todo eso, sé que aún no me arregle de eso, no es tanto como ese año, pero sigue estando ahí, como mis recuerdos con ella, y mis pesadillas.
Elena Berg.
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Los restos de septiembre, de ansiedad y procrastinación
Los últimos días de septiembre me sentía con mucha tensión, a partir del 20 de septiembre sólo me dediqué a releer mis fuentes y escoger algunas notas que me parecía que debían estar en el trabajo. De alguna manera en una clase el maestro mencionó a un filósofo: Kierkegaard. Mi instinto me hizo perseguir a este filósofo que resultó ser también un teólogo. En este momento me di cuenta, yo sabía que le faltaba algo a mi investigación, estaba muy insegura por el hecho de no saber hacia dónde iba, me sentía caminando hacia no sé dónde, literalmente. Cuando leí sobre Kierkegaard llegué a algunos estudios sobre él y su poética religiosa, me llamaba la atención, pero aun no entendía de qué me iba a servir. Al final, me encontré con el término “autonomía del arte” y supe que debía hablar de la autonomía del teatro, que justo a eso me dirigía.
Una noche me sentí tan ansiosa, que tenía que escribir el orden de mis temas por los que iba pasar para llegar a la conclusión, cuando vi que eran demasiados me di cuenta que probablemente quería abarcar muchísimas cosas, sólo pensaba “tengo que enfocarme en un punto” pero no sabía en qué. Después tuve una pequeña retroalimentación con el maestro, me comentó que efectivamente eran muchas cosas las que quería abarcar, no era imposible, pero tenía que trabajar mucho. En ese momento me sentí muy responsable, pero por alguna razón me sentía aliviada, así que los últimos días de septiembre abandoné un poco mi archivo de investigación, aunque ésta seguía presente. A pesar de tomarme los últimos días de descanso de septiembre, seguía pensando mucho en la investigación, siempre que este tema sonaba en alguna conversación aprovechaba para platicar sobre eso con amigxs, familiares, mi pareja, etc. De alguna forma, estas conversaciones reflejaban mi preocupación. Una noche de insomnio, me quedé platicando conmigo misma un rato y de pronto las ideas comenzaron a surgir como si fueran cascada, todo lo que ya había leído estaba en mi razonamiento, en esa noche me di cuenta que ya estaba lista para comenzar a redactar mi investigación. No obstante, seguía teniendo dudas, me preguntaba qué tan vaga era mi idea del tema o si en verdad ya estaba adquiriendo los conocimientos. De cualquier forma, esa noche no redacté mi investigación, simplemente me senté en el ordenador a escribir una serie de pensamientos que se me cruzaron esa noche. Estos días de descanso fueron probablemente entre 7-10 días, que me permitieron reflexionar sobre los temas en mi vida personal.
Octubre, de café, trabajo y encuestas
Octubre fue el mes en el que mi trabajo realmente comenzó. A principios de octubre ya estaba en mí la necesidad de comenzar a redactar al menos una introducción o mínimo crear un documento al que le diera forma, algo formal donde pudiera empezar a trabajar. Así que en los primeros días de octubre creé mi documento, a decir verdad, yo me sentía bastante atrasada, pero en este punto fue cuando intenté no juzgarme ni compararme y más bien dar paso a mi investigación. Decidí que este mes comenzaría a hacer mis encuestas. También delimité que hablaría sobre una generación específica, lo cual me hizo sentir mucho más segura puesto que temía mucho de la frase “el que mucho abarca poco aprieta” así que pensé ¿Cómo apretar todo esto? Tampoco quería hacer una investigación de miles de páginas. Me senté a escribir una introducción que casi casi ya estaba hablando de uno que otro tema que aparecería después. Al final esa introducción fue de 2 páginas y media, demasiado texto, sin embargo, lo dejé así, sabía que al final lo corregiría. En este punto, el maestro nos notificó que se acercaba la fecha de entrega y que era importante estar al día. Cuando dijo esto yo sentía que estaba muy atrasada, a pesar de que faltaba un mes para la entrega yo consideraba que un mes era una cantidad de tiempo muy pequeña para acabar todo lo que estaba proponiendo, en ese momento me dije ¿Cómo lograré hacer las encuestas, redactar los resultados y hacer correcciones en tan poco tiempo? Obviamente estaba exagerando.
Mi mejor aliado para combatir la ansiedad siempre es el trabajo y la organización, así que eso hice, primero hice un calendario de todas las sesiones que dedicaría a mis investigaciones, la mayoría de mis sesiones las agendé en la madrugada, todas empezaban a las 11 o 12 de la noche y terminaban en 2-3 am. Me di cuenta que en estas horas mis ideas y mi trabajo era bastante productivo, así que las noches fueron mi tiempo de trabajo en octubre, eso sí, llevo más de un mes sin dormir por las noches, pero es parte del proceso, incluso comencé a tomar algunas siestas por las tardes y me resultó muy buena la idea de organizar mi tiempo así.
Mi primera sesión se supone que sólo debía escribir el primer subtítulo, o sea la primera parte de mi investigación, sin embargo, las ideas fluyeron tan rápido que avancé casi hasta la mitad de mi investigación, estaba adelantada como 3.4 sesiones, lo cual me dio mucha risa y me hizo aprender que los procesos así son: algunas veces estamos adelantadas y otras veces súper atrasadas o estancadas. A partir de esta sesión le dedicaba al menos 3 sesiones a la semana a la investigación, algunas sesiones eran muy cortas en las que sólo releía lo que ya tenía redactado e iba modificando y corrigiendo. En cada sesión corregía un poco de la sesión anterior y avanzaba. Para mediados de octubre comencé a crear el boceto de mis encuestas. Conversé con una compañera en un taller que coincidimos, su nombre es Mariela Bojórquez, esa conversación mencionamos algunas cosas sobre el teatro y la religión, ella me dijo que el feminismo era como su religión lo cual me llamó muchísimo la atención del concepto de religión que tenían mis compañeras más cercanas, decidí entrevistarla y tuve una conversación muy amena con ella en la que me maravillé de sus pensamientos que por su puesto incluí en mi investigación de campo. Me parecía hermosa la idea de no buscar en libros ni pdfs sino buscar en mis compañeras justo esos lugares a los que quería llegar con mi tema. Creé mi formato de entrevista, al principio sólo le pedí a una amiga que lo probara, tuve que hacerle algunas correcciones a la encuesta y entonces comencé a rolarla en mis redes sociales a quienes pude. Mientras tenía todas estas encuestas en mi drive y la grabación de mi conversación con Mariela, regresé a la Edad Media y seguí con la parte histórica de mi investigación. Entre madrugadas y cafés ya casi terminaba mi investigación. Tuve varias sesiones en las que no terminaba, solo corregía algunas cosas. Hubo días en los que me sentía tan cansada pero mi disciplina me tenía ahí buscando algún error ortográfico o algo mecánico en qué avanzar para no pensar. Una noche estuve frente al ordenador como 2 horas sin avanzar nada, llegaron las 2 de la mañana y para variar no tenía nada de sueño. Llegó un punto en el que comencé a redactar, sin darme cuenta avancé muchísimo, ya casi llegaba al final. A medida que terminaba noviembre mi trabajo era casi de todos los días. Algunas veces sólo tenía el archivo abierto y presente mientras hacía algo, algunas veces en horario fuera de sesiones me encontraba leyendo y leyendo mi investigación. En este proceso pasé más tiempo leyendo que escribiendo, cosa que en procesos anteriores no me había sucedido. Sin embargo, al final de noviembre me di una pequeña pausa de los días 30-2 del siguiente mes, fue un fin de semana que me sirvió para descansar y retomar con fuerza el siguiente mes.
Noviembre, de urgencia, insomnio y adicción
Me volví adicta a la investigación, de momento no estaba escribiendo ni nada, sólo la leía. Antes de dormir, revisaba las respuestas de mis compañerxs. Tenía la urgencia de terminar mi investigación cuanto antes, la primera semana de noviembre arranqué terminando la redacción de mi investigación, todos esos días le dediqué mis noches a la investigación, un día me desvelaba y otro no. Para el día 7 de noviembre ya había finalizado mi investigación en cuanto a la redacción. Desde este día hasta el 12 de noviembre todos los días me enfoqué en ajustar detalles de formato, ordenar muy bien la bibliografía y colocar en orden mis anexos. Reunir los resultados de la encuesta fue la tarea más cansada ya que para este momento yo ya estaba demasiado cansada, sin embargo, seguía trabajando. Al final le dedicaba todos los días una lectura, había días que los dedicaba a borrar mis vicios como los “sin embargo” o buscar sinónimos. De mis últimos días hubo uno en el que mi ensayo se redujo una página después de quitar muchísimas muletillas. Me alegra haber tenido el tiempo de corregirlo, sin embargo, eso fue de lo más cansado y siento que no lo pude terminar del todo como me hubiera gustado. De hecho, me hubiera encantado reducir mucho más mi investigación, aunque hasta cierto punto me parecía inapropiado, además no quería borrar el trabajo que había hecho y lo que había aprendido. Aún me pregunto qué me faltó, tal vez me hubiera gustado entrevistar a muchísima más gente, pero el tiempo no me ayudó mucho. Disfruté mucho esta investigación, sin embargo, a medida que avanzaba me sentía aliviada de que acaba el proceso, ahora iniciará otro, en el que tendré que sintetizar todo lo que hice, algo que ya tenía muchas ganas de hacer.
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