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yo
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aquí dejaré un poco de lo que soy y no de lo que quieren creer que soy :)
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a-wonderl-nd · 2 months ago
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Estoy en sus brazos otra vez. No por amor, no por fe, no por necesidad, sino porque no tengo a dónde más arrastrar este cuerpo que ya no me pertenece.
Él me envuelve con esas garras largas como noches sin luna, y yo, estúpidamente humana, conservo aún la tibieza del pecho abierto, de la carne blanda que se niega a endurecerse. Me dejo. No porque me guste, sino porque me es inevitable.
Mi mejilla reposa contra su pecho de sombra, y juro por la sangre que me queda que escucho algo que no es un latido. Es más un temblor. Un eco. Como si dentro de su pecho habitara un abismo al que alguna vez arrojaron a una criatura que chilló lo suficiente como para quedarse atrapada en la resonancia.
Me ama como un monstruo ama lo que no puede devorar del todo. Me ama con hambre contenida, con ternura enferma, con esa forma de sostenerme que es casi una advertencia. Y yo le devuelvo el gesto como se le devuelve una bala al cañón, sabiendo que más temprano que tarde será disparada de nuevo.
No le tengo miedo. No porque sea valiente, sino porque el miedo es un lujo que ya gasté. Lo usé todo, gota a gota, en otros brazos menos honestos. Él al menos no finge ser otra cosa. Él ruge, muerde, marca. Y yo le entrego el cuello porque, qué ironía, nunca nadie me trató con tanta verdad.
No me salva. No lo pretende. No lo prometió. Pero me sostiene. Y a veces, eso es todo lo que una escritora con la cabeza llena de gritos necesita para no lanzarse al fuego sola.
Si esta es mi condena, al menos elegí con qué demonio arder.
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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I’m still here missing u…
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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«Y estoy cansado de todo lo demás. Pero parece que nunca me canso de ti».
—Stephen Frears
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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Blackpaper Seguen Oríah 𓆩♡𓆪.
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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A veces me pierdo tanto que olvido hasta mi propia ausencia.
Y sin embargo, la única presencia que quiero, es la suya.
Peregrino:
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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Loba
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a-wonderl-nd · 3 months ago
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Ajenos
⚠️Disclaimer ⚠️ Este fanfic es una obra de ficción basada BTS, creada por fans para fans. Los derechos de los personajes y contextos originales pertenecen a sus respectivos propietarios/autores. Toda coincidencia con la realidad es involuntaria, y esta historia se comparte sin ánimo de lucro, como una manifestación de admiración hacia los artistas y sus obras. Respeto a tu ship/OTP, respeta al mío :)
🍂🥀🍂
Jimin no había querido salir con sus amigos, pero Hoseok era un experto insistiendo. Así fue como ese sábado, contrario a quedarse tirado en la cama y con música triste de fondo, aceptó salir con sus amigos a la fiesta de Chunji. Si bien no solía aceptar porque desde que terminó con su novio no tenía ganas de absolutamente nada, en esta ocasión, no quiso aceptar en un principio porque tenía una incomodidad en el pecho. En cuanto Hoseok le notificó las buenas nuevas, Jimin tuvo un presentimiento.
—Hemos llegado —anunció Jin, con su voz tranquila, al tiempo que apagaba el motor.
—Nos adelantamos para encontrar a Namjoon —comentó Hoseok, abriendo la puerta del auto.
—Dijo que estaba a cargo de la parrillada. Sé que Chunji lo estima, pero todos sabemos que Namjoon es un peligro. Voy a apurarme a buscar un lugar donde estacionarme para relevarlo.
Jimin soltó un suspiro resignado, se quitó el cinturón y salió del auto detrás de Hoseok y Yoongi.
El ambiente de la fiesta estaba en su punto: música alta, risas, y un flujo constante de estudiantes entrando y saliendo del patio. Ser parte del equipo de baloncesto los había convertido en figuras conocidas, lo que no tardó en notarse cuando varios asistentes los saludaron al pasar. Incluso Jimin, que no pertenecía al equipo, pero siempre estaba junto a ellos, atrajo miradas curiosas. Su reciente reclusión no había pasado desapercibida para los estudiantes.
Con el ánimo por los suelos, Jimin se adelantó a sus amigos, dirigiéndose hacia donde suponía que estaría Namjoon.
Lo encontró cerca del garaje portátil, inclinado sobre la parrilla, peleando con un encendedor que parecía no querer cooperar. Jimin no iba a ofrecerse a ayudarlo, pero al ver a Namjoon encendiendo un trapo, recordó lo mucho que estimaba a su amigo y lo mal que se sentiría, si este se incendiaba así mismo.
—Te ayudo, Nam —dijo al acercarse.
— ¡Jimin! -exclamó Namjoon, pasándole el encendedor—. Gracias. Y... me alegra mucho que hayas venido.
—Ni lo menciones.
La verdad era que estaba en proceso de olvidar a su ex novio , o como Hoseok solía decir, de borrarlo de su mundo.
Jimin, poniendo en práctica las enseñanzas de sus padres, encendió el carbón sin demasiados contratiempos. Namjoon soltó un suspiro de alivio, justo cuando Hoseok y Yoongi llegaban con una mesa plegable y un par de sillas para acomodarse cerca.
El bullicio de la fiesta aumentó con la llegada de Jin, quien, ingresó al patio rodeado de admiradoras, parecía una estrella de cine. Las risas y comentarios no tardaron en surgir, aunque Jimin apenas prestaba atención. El grupo de amigos formó un semicírculo entorno a Jimin que quedó a cargo de la parrilla.
—Chicos, veo que aquí ya no soy indispensable —interrumpió Chunji, acercándose al grupo con su energía habitual. Chocó los cinco con Namjoon, Hoseok, Jin y Yoongi, y al llegar a Jimin, simplemente le dio un apretón en el hombro. Parecía genuinamente feliz de verlo, aunque, como siempre, su torpeza social arruinó el momento—. La pandilla está reunida otra vez, ¿eh?
Los amigos de Jimin intercambiaron miradas tensas, previendo lo que venía. Chunji, por su parte, no captó el ambiente y continuó, sin filtros.
— ¿Vienes porque tu ex también aceptó la invitación?
El patio entero pareció congelarse. Namjoon dejó caer su vaso de refresco; Hoseok se detuvo en seco, con un trozo de carne a medio robar, y Jin, el más práctico, no dudó en tomar a Chunji por el brazo y arrastrarlo lejos. Solo Yoongi permaneció junto a Jimin, con una expresión cargada de preocupación.
—No lo sabíamos, Jimin. Él tampoco había estado viniendo a las fiestas. Si quieres, podemos irnos ahora mismo.
Jimin, sin apartar la vista de la parrilla, se tomó un segundo antes de responder.
—Descuida, Min. Tarde o temprano teníamos que reencontrarnos. Después de todo, él iba en la misma universidad —no era ajeno a esa posibilidad.
— ¿Estás seguro? —insistió Yoongi.
—Seguro. Mejor pasa las charolas para que podamos dejar la comida lista. Hay que mantenernos ocupados, ¿no?
Mientras Jimin y Yoongi organizaban las charolas con carne asada, el resto del grupo se acomodó cerca, retomando la conversación. Jin regresó tras deshacerse de Chunji, con una expresión de cansancio dramático.
—Nunca en mi vida había trabajado tanto como en estos tres minutos que pasé alejando a Chunji —anunció, dejándose caer en una silla.
— ¿Qué hiciste con él? —preguntó Hoseok, mientras intentaba robar otro trozo de carne.
—Lo dejé con un grupo de estudiantes de primer año que lo miraban como si fuera una leyenda. Dudo que lo volvamos a ver esta noche.
— ¿Y si lo adoptan? —bromeó Yoongi, sirviéndose un vaso de refresco.
— ¿Adoptarlo? Ese hombre ya está criado y echado a perder. Deberíamos pagarle a alguien para que lo reeduque —replicó Jin con una mueca teatral.
Jimin dejó escapar una risa suave, y Hoseok, que no dejó pasar el momento, alzó las manos como si acabara de ver un milagro.
— ¡Ahí está! Sabía que podíamos sacarle una sonrisa al señor Melancolía.
—No te emociones —respondió Jimin, rodando los ojos—. Solo me hizo gracia la idea de Chunji siendo educado otra vez. Aunque dudo que haya esperanza para él.
—Cierto, pero imaginemos que alguien crea el programa de variedades: Cómo convertir a Chunji en un ser funcional. Episodio uno: Aprender a pensar antes de hablar —agregó Yoongi, con tono sarcástico.
—Episodio dos: Descubrir que el mundo no gira a su alrededor —añadió Jin.
—Episodio tres: ¡Identificar señales sociales básicas! —remató Hoseok, dramatizando un aplauso lento.
—Pobrecito —interrumpió Namjoon, que estaba preparando más carne—. Al final lo queremos, aunque nos saque canas verdes.
—Claro que lo queremos —respondió Jin, encogiéndose de hombros—. Pero eso no significa que no lo tiremos debajo del autobús de vez en cuando.
Jimin soltó otra risa, esta vez más genuina. La ligereza de la conversación empezaba a hacerle bien.
—Hablando de eso, ¿Quién se supone que tiene la responsabilidad de cuidarme esta vez? —preguntó, cruzándose de brazos en broma. Jimin era bueno bebiendo, pero igual los chicos se turnaban por, si era necesario.
—Eso es trabajo mío —declaró Hoseok con una sonrisa triunfal—. Soy el responsable designado de sacarte de tus dramas existenciales y cuidar tu integridad física.
— ¿Responsable? —repitió Yoongi, arqueando una ceja—. Si tú eres el responsable, estamos condenados.
— ¡Oye! Yo soy excelente en mi trabajo. Jimin está aquí. ¿No?
—Sí, pero el hecho de que esté no significa que hayas hecho un buen trabajo —intervino Jin con una sonrisa de suficiencia—. Probablemente aceptó porque quería que te callaras.
—Puedes juzgar mis métodos, pero no mis resultados —respondió Hoseok con una sonrisa misteriosa, antes de tomar un pedazo de carne directamente de la parrilla.
— ¡Deja de robarte la comida, Hoseok! —exclamó Namjoon, empujándole la mano—. Jimin y Yoongi trabajan en esto mientras tú actúas como una aspiradora humana.
—Una aspiradora elegante, si me permites —replicó Hoseok con una reverencia falsa.
—Por favor, si fueras una aspiradora, serías una que se atasca con un calcetín y deja de funcionar a la mitad —añadió Yoongi, ganándose un coro de risas.
Hacía mucho que Jimin no se reía así, hasta el punto de no necesitar ni una gota de alcohol para sentirse ligero. Sus amigos también parecían más felices que nunca. Incluso Yoongi, siempre reservado, se había animado a aceptar las ridículas apuestas de comida que Namjoon proponía, mientras Jin se dedicaba a documentar cada instante con su celular, capturando fotos y videos del buen rato que estaban pasando.
Desde que llegó, se había empeñado en no buscar esa cabellera negra entre la multitud. No quería verlo. No quería cruzarse con él ni por accidente o terminaría yendo tras él. Permaneció en su lugar. Las cosas iban según lo planeado, hasta que un ruido de sillas arrastrándose y una pequeña conmoción rompieron la paz.
Un chico delgado de cabello ondulado había tropezado, llevándose consigo a su acompañante. Jimin los reconoció de inmediato. Se suponía que cada quien tomaría su propia camino, pero ¿Cómo terminar cuando se tienen tantas memorias?
—No vayas —pidió Jin, sujetándolo del brazo con fuerza. Sus uñas casi se clavaron en la piel de Jimin—. Ya no, Jimin. Esto solo te va a lastimar.
Jimin miró a Taehyung, que intentaba reincorporarse.
—Pero Taehyung se cayó —colocó su mano encima de la de Jin para intentar calmarlo. Si bien se trataba de su ex pareja, no podía actuar ajeno a la situación.
—Ya lo están ayudando —intervino Yoongi, con un tono molesto—. Quédate en tu sitio, Jimin.
—Sabes que si no voy, insistirán... —empezó Jimin, pero Hoseok lo interrumpió.
—No es tu problema —dijo con firmeza—. Escucha, si él vino, debe hacerse cargo de sí mismo. No es un niño al que tengas que cuidar.
Namjoon, que había permanecido en silencio hasta entonces, suspiró con el peso de la tensión.
—Taehyung es nuestro amigo —dijo, casi en un murmullo—. No podemos simplemente ignorarlo. Él tampoco tiene la culpa y está obligado a hacerse cargo.
—Namjoon —Jin iba a regañarlo, Namjoon solo pudo apartar la mirada.
—No podemos obligar a Jimin a hacer lo que nosotros queremos, aunque creamos que es lo mejor —defendió Namjoon.
—Claro, porque es una gran idea acercarte a tu ex en estas condiciones —dijo Yoongi con sarcasmo.
—Por favor, chicos. No está bien —Jimin alzó la voz ligeramente, más para calmar los ánimos que para discutir.
Fácilmente podía librarse de Jin, pero no quería lastimarlo y tampoco quería que se enojaran con él porque sabía que los llamaría llorando al siguiente día y necesitaría un hombro en el cual desahogarse.
Justo en ese momento, otro ruido se produjo. El chico de cabello negro y vestido de colores obscuros, había tirado una charola, afortunadamente fue una sin comida.
—Fue nuestra culpa, nosotros lo obligamos a venir —les recordó Namjoon.
Jin dudó, pero al final aflojó su agarre. Jimin se levantó de inmediato, cruzando el patio hacia la pequeña escena del desastre.
— ¿Estás bien? —preguntó Jimin al llegar, extendiendo una mano hacia Taehyung para ayudarlo a levantarse.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó el castaño, enderezándose. Luego agitó las manos rápidamente, como si quisiera corregir su tono. Su flequillo ondulado estaba pegado a su frente por el sudor-. Digo, no me lo tomes a mal, pero de haber sabido no habríamos venido. Lo último que quisiera, es incomodarte.
—Descuida, Tae. Creo que ya somos lo suficiente adultos como para actuar con normalidad.
—Habla por ti —Taehyung señaló con un movimiento de cabeza al chico de cabello negro que intentaba sostenerse del respaldo de una silla, visiblemente tambaleante.
Jimin inhaló profundamente antes de acercarse. Jungkook ni siquiera lo notó hasta que Jimin le ofreció su mano.
— ¿Puedo? —preguntó, manteniendo su tono neutral.
Los ojos de Jungkook se llenaron de lágrimas al instante.
—Mimi... —susurró con la voz quebrándose al pronunciar el apodo. Estiró los brazos, intentando abrazarlo, pero apenas logró mantenerse en pie.
—Vamos afuera -sugirió Jimin
Pasó el brazo tatuado de Jungkook por encima de sus hombros y colocó su propia mano en su cintura para estabilizarlo. Taehyung caminó al frente para abrirles paso entre la multitud.
🍂🥀🍂
Jungkook se quedó profundamente dormido en el asiento trasero. Su cabeza descansaba contra la ventana, y cada tanto murmuraba oraciones ininteligibles. Taehyung, sentado a su lado, cuidaba que no se golpeara con cada movimiento del auto. De vez en cuando ajustaba la posición de Jungkook para evitar que su cuerpo se desplomara por completo sobre él.
Acordaron que Jimin llevaría primero a Taehyung a su casa al estar más cerca y luego a Jungkook, ya que el auto le pertenecía al segundo. Taehyung se ofreció a manejar, pero Jimin se había negado rotundamente. Ninguno lo dijo en voz alta, pero ambos sabían que dejar a Jimin a solas con Jungkook no era una opción sensata.
El silencio llenaba el auto, roto únicamente por el leve ronquido de Jungkook y el zumbido del motor. Finalmente, Jimin habló.
— ¿Por qué ya no te reúnes con los chicos? —preguntó, sin apartar la vista del camino.
Taehyung suspiró, moviendo ligeramente a Jungkook, que empezaba a aplastarlo con su peso.
—No quiero incomodarlos —admitió en voz baja—. Soy el único que sigue en contacto con Jungkook.
—Tae, todos entienden que es porque son primos —replicó Jimin.
—Eso no cambia las cosas. Me siento como un traidor.
—No lo eres. Ellos te extrañan, lo sabes.
—Déjalo, Jimin. Tú tampoco sales con ellos muy seguido, por lo que escuché.
Jimin frunció el ceño.
—Bien, dejémoslo entonces.
—Sí, mejor —dijo Taehyung, acomodándose de nuevo en el asiento, mientras Jungkook se movía involuntariamente hacia él—. Aunque, ahora que lo pienso, creo que sería mejor idea que Jungkook se quedara en mi casa esta noche.
Jimin negó con la cabeza de inmediato.
—No lo creo, Tae. Ambos se meterían en problemas con sus padres. Además, Jungkook estará mejor en su departamento.
— ¿Por qué te haces esto, Jimin? —preguntó, con su voz llena de frustración—. Jungkook no lo merece. Sabes que nunca te antepondrá.
—No es su culpa —Jimin apretó un poco más el volante.
— ¿Y eso qué importa? A la mierda —el exabrupto salió antes de que Taehyung pudiera contenerse, y de inmediato se llevó una mano a la boca—. Perdón.
Jimin soltó una pequeña risa, una que no llegó a sus ojos. Tae seguía siendo el mismo al igual que Namjoon, Jin y Yoongui. Los únicos que cambiaron fueron él y Jungkook.
—Lo que intentaba decir... —continuó Taehyung, bajando la voz—. Jungkook es incapaz de llevarle la contraria a mis tíos, lo sabes. Pero eso no significa que tú tengas que pagar las consecuencias por eso.
Jimin tragó saliva, sintiendo el nudo en su garganta hacerse más grande.
—Lo amo, Tae.
La confesión salió con una honestidad que dejó a Taehyung sin palabras.
»—No puedo simplemente ignorarlo —continuó Jimin, con su voz temblando apenas—. Lo intenté. Juro que lo intenté. Todos creen que es porque no quiero, pero no es eso. No puedo. Lo he intentado una y otra vez, y simplemente... no puedo.
Taehyung lo miró en silencio por un momento, intentando procesar las palabras de su amigo. Jimin siempre había sido más fuerte de lo que aparentaba, pero ahora no veía fortaleza en él, sino resignación.
—Jimin... —dijo, pero no encontró palabras que pudieran aliviar el dolor de su amigo. Lo único que pudo hacer fue acomodar mejor a Jungkook y suspirar.
El resto del trayecto transcurrió en silencio. Las palabras de Jimin parecían flotar en el aire, demasiado pesadas para desaparecer, pero demasiado dolorosas para ser ignoradas.
Al llegar frente a la casa de Taehyung, Jimin apagó el motor.
—Gracias por llevarnos —dijo Taehyung, bajando con cuidado. Luego se giró para mirarlo por última vez antes de cerrar la puerta-. Jimin, cuídate.
Cuando arrancó de nuevo, el auto se llenó del leve susurro de Jungkook, que dormía profundamente, ajeno al caos que seguía dejando a su paso.
🍂🥀🍂
La noche se extendía oscura y silenciosa a su alrededor. El único sonido era el murmullo del motor y el leve zumbido de los neumáticos sobre el asfalto. Jimin mantenía la mirada fija en la carretera, mientras Jungkook, que había despertado hacía unos minutos, apenas levantaba la cabeza del frío cristal de la ventana. Su aliento empañaba el vidrio de vez en cuando, formando pequeñas nubes que desaparecían al instante.
—No tenías que involucrarte —murmuró Jungkook de repente, su voz apagada, casi un susurro amortiguado por la posición de su rostro contra la ventana.
Jimin le dirigió una mirada rápida, sorprendido por las palabras, pero no dijo nada.
—Peeeero —Jimin lo alentó a continuar, manteniendo el tono suave y neutral.
Jungkook tardó unos segundos en responder, como si estuviera reuniendo valor.
—Pero gracias.
Jimin desvió los ojos hacia el camino nuevamente, reprimiendo una pequeña sonrisa .
—No deberías beber tanto, Jungkook —dijo con un tono tranquilo, como si estuviera recordando algo del pasado—. Tu tolerancia sigue siendo nula.
—Lo sé. Es solo que... fue un día muy difícil —Jungkook soltó sin mucho humor, y despegó el rostro de la ventana para mirar de reojo a Jimin.
—El alcohol no es la respuesta a tus problemas.
Jungkook giró los ojos y dejó caer la cabeza contra el respaldo del asiento.
—Deja de hablar así. Suenas como mi padre.
La mandíbula de Jimin se tensó visiblemente, su expresión se endureció por un momento.
—Por suerte no soy él —respondió con frialdad.
La respuesta dejó a Jungkook en silencio dándose cuenta de su error.
—Perdón, Jimin —se apresuró a murmurar una disculpa.
—Olvídalo —dijo, aunque su tono distante dejaba claro que él no iba a olvidarlo.
El resto del trayecto transcurrió en silencio incómodo. La única compañía era el leve balanceo del auto y la respiración irregular de Jungkook, que aún parecía algo mareado. Finalmente, llegaron al edificio. Jimin maniobró hasta estacionar en un lugar vacío, apagando el motor con un suspiro de alivio.
Jungkook salió del auto primero, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Al dar un paso tambaleante, tuvo que apoyarse en la carrocería para mantener el equilibrio.
— ¿Vas a pedir un taxi? —preguntó Jungkook.
—Eso creo —respondió Jimin, saliendo del auto y cerrando la puerta con cuidado—. Pero primero te acompaño. Si no, vas a caerte.
Jimin rodeó el auto y se colocó junto a Jungkook, quien todavía parecía tambalearse ligeramente. Lo tomó firmemente de la cintura para estabilizarlo, apoyando parte del peso de Jungkook en su propio cuerpo.
—No tienes que hacer esto —murmuró Jungkook, aunque no hizo ningún esfuerzo por apartarse.
—Cállate y camina —respondió Jimin con un toque de exasperación que no ocultaba su preocupación.
El ascensor no estaba lejos, pero el trayecto pareció más largo de lo necesario. El brazo de Jimin estaba firmemente sujeto a la cintura de Jungkook, quien no pudo evitar sentir cómo su rostro se calentaba por la cercanía. El olor familiar de Jimin -notas de mandarina, madera y algo indefinible pero reconfortante-, llenaba sus sentidos, y eso solo hacía que su mente, ya mareada, divagara más de lo necesario.
Al llegar al ascensor, Jimin presionó el botón y esperaron en silencio. Jungkook intentó mantenerse erguido, pero el mareo no ayudaba, así que terminó apoyando un poco más de su peso en Jimin.
— ¿Estás bien? —preguntó Jimin, sin mirarlo directamente.
—Sí... sí, solo... me duele la cabeza.
El ascensor llegó con un suave ding, y Jimin lo guio hacia adentro, manteniendo el brazo firme alrededor de su cintura. Jungkook se dejó llevar, aunque su mente no podía ignorar lo extraño de la situación: la cercanía, el calor del cuerpo de Jimin contra el suyo, el leve roce de sus pasos coordinados. Era demasiado.
Jimin lo notó, pero prefirió no decir nada. Estaba concentrado en llegar al apartamento de Jungkook, asegurándose de que no volviera a tropezar o desmayarse en el camino. Sabía que no debería involucrarse tanto, pero simplemente no podía dejarlo así. Jungkook tenía algo que, pese a todo, siempre lo empujaba a quedarse.
Cuando el ascensor se detuvo y las puertas se abrieron, Jimin lo guio cuidadosamente hacia el pasillo. La llave del departamento estaba en el bolsillo de Jungkook, y aunque este intentó sacarla por su cuenta, sus movimientos torpes obligaron a Jimin a tomarla él mismo.
—Ya casi llegamos —dijo Jimin en voz baja mientras abría la puerta.
Jungkook no respondió. Su mente estaba demasiado ocupada lidiando con el torbellino de emociones que la cercanía de Jimin provocaba en él.
Al poner un pie en el interior, Jungkook tropezó y casi cae nuevamente. Pero Jimin lo sostuvo con firmeza, evitando su caída. Sus cuerpos quedaron tan cerca que podían sentir el calor del otro, sus respiraciones se mezclaron en el pequeño espacio entre ellos. Sin poder contenerse más, Jimin cerró la puerta, acortó la distancia y capturó los labios de Jungkook en un beso desesperado.
Jungkook no respondió, sabía lo que iba a pasar. Seguiría siendo un cobarde, que no podría hacerse responsable de los sentimientos de Jimin. Pero eso no detuvo al más bajo. Jimin repartió besos húmedos por la clavícula de Jungkook.
—Detente... —dijo entre suspiros.
Jimin no se rendiría, ya sopesaría las consecuencias al siguiente día. Colocó sus manos en las mejillas de Jungkook, las acarició con ternura mientras juntaba sus frentes. No perdió la oportunidad de mirar a Jungkook directamente. Exhaló despacio y lo miró con intensidad, con esa misma que le hacía saber a Jungkook lo precioso y bello que era ante sus ojos.
—Eres perfecto —dijo Jimin, pese al aroma a alcohol proveniente de Jungkook.
Volvió a bajar la boca. Primero mordió con delicadeza el lóbulo de su oreja. Bajó y depositó un pequeño beso en la mandíbula de Jungkook. Bajo más, desplazándose a la parte inferior de su cuello y succionó. Jungkook gimió bajito y Jimin hizo un sonido similar a un gruñido en respuesta.
Jungkook tuvo una sensación de algo extendiéndose por debajo de su ombligo, estaba excitado. Su respiración se entrecortaba, sus manos temblaban sobre los hombros de Jimin, queriendo empujarlo, pero sin encontrar la fuerza para hacerlo. Una parte de él, la que siempre reprimía, quería dejarse llevar por completo. Sin embargo, el miedo seguía ahí, como una sombra que lo mantenía anclado. La última vez su padre lo había golpeado sin importarle que la hebilla del cinturón alcanzara sus piernas.
—Jimin, p-por fa-favor, par-para... —murmuró con voz trémula, aunque sus dedos, que ahora se aferraban a la tela de la camisa de Jimin, contaban otra historia.
Jimin detuvo sus caricias y levantó la mirada hacia él. Había un brillo decidido, desafiante, en sus ojos oscuros, pero también un sentimiento de cariño que hacía que el corazón de Jungkook latiera aún más rápido.
— ¿De verdad quieres que me detenga? —preguntó Jimin con voz grave y suave al mismo tiempo, temiendo escuchar la respuesta.
Jungkook se mordió el labio, incapaz de sostenerle la mirada. Era un desastre interno, una batalla constante entre lo que deseaba y lo que creía que debía hacer. Tragó saliva, su mente buscaba desesperadamente una salida.
Para Jimin haberse separado la primera vez se sintió como perder una parte de él. No quería alejarse de nuevo. Albergaba una esperanza en la inseguridad de Jungkook.
—Esto... esto no está bien. Mereces a alguien mejor, no a mí —logró decir al fin con la voz quebrada por la emoción.
Jimin frunció el ceño, esa era la expresión que últimamente llevaba consigo, pero que ahora estaba teñida de una vulnerabilidad que rara vez mostraba. Sus dedos, que aún acariciaban las mejillas de Jungkook, se detuvieron.
— ¿Cómo puedes pensar eso? —preguntó con incredulidad—. Eres todo lo que quiero.
Jungkook negó con la cabeza, un horrible nudo se formaba en su garganta. Se apartó ligeramente, aunque las manos de Jimin intentaron retenerlo.
—Cuando se trata de ti, hago todo mal, Jimin. No soy capaz de estar a tu altura —la confesión salió como un susurro,
A pesar de ello, Jimin no retrocedió. En lugar de eso, tomó a Jungkook por la muñeca, su agarre firme pero lleno de calidez.
—Eres un idiota, Jungkook —dijo con un tono que no era ni completamente serio ni completamente en broma—. No tienes que ser perfecto, no tienes que ser nada más que tú mismo. Déjame decidir si eso es suficiente para mí.
Jungkook lo miró con los ojos brillando de emoción. Nunca había conocido a alguien tan obstinado, tan seguro de sus sentimientos como Jimin. Y eso lo aterraba.
—Jimin... yo... no sé si puedo.
Jimin suspiró y, por primera vez en mucho tiempo, lesonrió levemente, una sonrisa pequeña, pero sincera.
—Hagamos algo, bebé —Jimin entrelazó sus manos y lo llevó a la habitación.
Las luces estaban encendidas. Lo empujó con delicadeza hasta obligarlo a sentarse y antes de quedarse en cuclillas, besó la frente de Jungkook.
»—Solo por hoy olvidémonos de nuestros miedos. Olvidemos que tu padre me odia porque cree que te contagie lo gay, aunque sabemos perfectamente que tú fuiste quien me besó primero. Olvidemos que mañana vas a arrepentirte cuando despiertes a mi lado y que de nuevo intentaré olvidarte y será imposible, ¿Sí?
Jungkook no pudo negarse. Él era muy débil y Jimin muy insistente. Solían ser el complemento del otro antes del infartó que -él pensaba-, le provocó a su padre al confesarle que le gustaban los chicos. En respuesta, Jungkook abrió las piernas y Jimin se metió entre ellas al tiempo que se deshizo de la ropa de ambos.
Sus manos recorrieron los anchos hombros de Jungkook, sus largas piernas y el hueco en su estrecha cintura. Jungkook se mantuvo estático, había extrañado el ritual que Jimin tenía con él donde lo hacia sentir amado.
Jimin lo empujó hacia abajo y quedo encima de él. Esta vez Jungkook estuvo más que dispuesto a devolver el beso. Los labios de Jimin se movían con precisión, trazando un camino lento sobre los de Jungkook, quien correspondió con timidez al principio, pero cada vez necesitaba más. El beso se profundizó y las manos de Jimin, que habían estado descansando en la cintura de Jungkook se dedicaron a trazar círculos. Las caderas de Jimin presionaron las de Jungkook, y luego se contoneó deliberadamente.
Jungkook quería más. Necesitaba más. Así que, descuidado como siempre, terminó el beso. Empujó a Jimin por el pecho invirtiendo sus posiciones y se sentó a horcajadas sobre la cintura de Jimin, con las piernas abiertas a cada lado. Imitó el contoneo de caderas y al no tener suficiente, se inclinó hacia atrás sobre sus manos mientras Jimin recorría su abdomen y su pecho con los dedos. Jimin sujetó uno de sus pezones y lo masajeó, observó como el estómago de Jungkook se contrajo y abrió la boca soltando un suspiro prolongado.
Lo suyo no era quedarse inmóvil. Así que se levantó y envolvió la espalda de Jungkook con sus brazos. Lamió sus pezones y los sintió endurecidos bajo su lengua. La erección de Jungkook presionando su abdomen, aun era muy pronto. Jungkook fue incapaz de soportar por más tiempo el ataque a sus pezones, esto por lo sensible que era, sujetó el rostro de Jimin con ambas manos obligándolo a retomar el beso y Jimin dejó caer las suyas para ahuecarlas alrededor de sus glúteos, apretando y empujándolo para que ambos miembros se rozaran.
—Jimin —murmuró contra sus labios antes de jalar el cabello de Jimin para que inclinara su cabeza hacia atrás. Los labios de Jungkook se acercaron al cuello de Jimin y succionó hasta dejar una marca.
—Más, bebé —contrario a enfadarse, lo incitó a que succionara con más fuerza. Quería poder presumir por los dos. Eso le daría consuelo al menos hasta que se borrara.
Jungkook obedientemente continuó su trabajo y se dejó hacer cuando Jimin lo regresó a sus posiciones iniciales en donde él quedó recostado y Jimin de rodillas entre sus piernas
Jimin llevó sus dedos a lo largo de la base de su miembro, la respiración de Jungkook quedó atrapada en su pecho. El pene de Jungkook era más delgado que el suyo, Jimin lo presionó, apretándolo cuidadosamente y antes de moverlo de arriba a abajo, acercó su mano a Jungkook. Este, entendiendo lo que pedía, lamió su mano e incluso se dio el lujo de entretenerse chupando dos de sus dedos.
A Jimin le dolió tener que alejar su mano, pues los movimientos repercutieron en su miembro, deseoso. Tomó el pene de Jungkook e inició con sus movimientos. Jungkook posó sus manos en los hombros de Jimin. Los músculos de su estómago se tensaron cuando Jimin se inclinó hacia adelante para lamer su pecho. Pasó su pulgar sobre la punta y volvió a bajar. Con la otra mano intentó levantar una de sus piernas para mayor comodidad. Error.
Al levantar la pierna de Jungkook y colocar su mano en la parte posterior, reconoció la cicatriz de una hebilla. Recordó la vez en la que Jungkook lo llamó en la noche, pidiéndole que fuera por él. Lo había encontrado con varias partes del cuerpo hinchadas y con la playera que le compró para su primer aniversario llena de sangre seca. Cuando la enfermera lo revisó quedó igual de horrorizada que Jimin al ver una especie de cuadrado marcado en la pierna, parecía que la pieza incluso se incrustó por un momento pues la piel de Jungkook estaba levantada.
Jungkook vio el rostro iracundo de Jimin.
— ¿Mimi? —llamó su atención tiernamente—. Ya pasó, no duele.
El que Jungkook ni siquiera guardara un poco de rencor hacia su padre, lo enojaba más. Pero no tenían tiempo de pensar en nada que no fuese entregarse.
El rostro de Jungkook estaba sonrojado y con una fina capa de sudor, Jimin -encantado con el hombre frente a él-, decidió bajar un poco más hasta cambiar su mano por su boca y engullir el miembro ajeno. Estaba perdiendo la cordura y se moría por entrar en Jungkook. Ahuecó las mejillas, saboreando el líquido prese minal de Jungkook. Tuvo cuidado de no lastimarlo con sus dientes. Su lengua se deleitó trazando círculos en la delicada piel incentivado por la manera en la que Jungkook hundía una mano en su cabello y lo aferraba con el puño. Jungkook empujó su pene, primero lento hasta que alcanzó un ritmo constante y lo hizo con más fuerza. Jimin se atragantó un momento, pero logró ignorar la sensación.
Una vez que Jungkook terminó en su boca, Jimin la tragó, necesitaba llenarse de él. Depositó un besó en el pliegue de la pierna que tenía apoyada en su hombro antes de dejarlo completamente tendido en la cama. El pene de Jimin se hinchaba cada vez más y le dolía, pero podía esperar. La punta había empezado a humedecerse solo de ver el cuerpo desnudo de Jungkook.
Abrió un poco más las piernas de Jungkook para lamer desde su trasero hasta sus testículos, Jungkook soltó un gritito por la sorpresa e intentó alejarse, pero Jimin frustraba sus intentos acercando más su boca a la entrada de Jungkook, dejó caer un fino hilo de saliva. Su lengua no sería suficiente para prepararlo correctamente, no esta vez. Acercó sus dedos para frotar, sin entrar.
—Voy a prepararte, cariño —avisó antes de separarle las nalgas e introducir un primer digito.
Jungkook se contrajo, había pasado medio año desde la última vez que lo hicieron, pero se recordó que era mejor mantenerse relajado. Se aferró a las sábanas y dejó que Jimin continuara con su labor. Jimin metió los testículos de Jungkook a su boca y jugo con ellos. Jungkook intentó arquearse, Jimin colocó la mano libre en su vientre para obligarlo a mantenerse en su posición.
—Rápido, Mimi. Te necesito —chilló con urgencia.
A petición de él, Jimin llevó su mano a la boca y lubricó dos dedos más con su saliva, los introdujo y se dedicó a acariciar el cálido interior de Jungkook al tiempo que los abría para dilatarlo, sus dedos desaparecieron en su trasero. Entendió que Jungkook estaba listo cuando este mismo bajó para embestirse con sus dedos.
Jimin subió para quedar acostado a la misma altura, miembro contra miembro.
»—Jimin, quiero más. Cógeme.
—No, bebé —besó la mejilla de Jungkook—. Esta noche voy a hacerte el amor.
—Maldición. Tómame ya.
Jimin acercó su miembro y presionó lentamente hacia adentro. El interior de Jungkook lo recibió tan caliente y tan estrecho. Al ver a Jungkook reteniendo de nuevo la respiración, se quedó inmóvil. Tendrían que esperar a que se acostumbrara o no lograría disfrutarlo como él.
—Respira, bebé. Solo respira
—T-tócame —ordenó.
Jimin escupió en su mano, sujeto su pene de nuevo y lo agitó lento, con presiones continuas deslizando su pulgar sobre la punta. Su propia erección palpitó con impaciencia. Los suspiros de Jungkook resonaban en el silencio de la habitación y poco después meció sus caderas hacia abajo y hacia arriba. Jimin lo siguió hundiéndose todo lo que pudo.
Se apartó y luego volvió a arremeter hacia adentro. La cabecera de la cama sonó al golpearse contra la pared, como si los retara a repetir aquella acción. Jimin hizo un movimiento circular con sus caderas para poder llenarlo por todos lados, por momentos aminoraba la velocidad y cuando Jungkook pensaba reprochárselo, se enterraba de nuevo.
—Jungkook, te amo —se escuchó entre el ruido de sus cuerpos golpeándose.
Jungkook contrajo su entrada provocando un gutural por parte de Jimin, quien se acercó para devorar una vez más sus hinchados labios. Amaba ser el causante de ello. Queriendo sentirlo hasta las entrañas, Jungkook enroscó sus piernas entorno a Jimin hasta rodearle la espalda.
»—Así, muy bien —lo alentó.
Jungkook repitió el nombre de Jimin incontables veces. A veces acompañadas de suspiros, otras de ordenes o solo maldiciones.
Jimin sentía que estaba cerca. Una sensación de cosquilleo iba de sus extremidades hasta la columna y un calor placentero se instó en su abdomen. Jungkook rodeó también su cuello y acercó sus labios llenándolo de marcas rojizas en los espacios que había olvidado. Besó la barbilla de Jimin antes de llegar a su boca y enredar sus lenguas. Jimin le había jurado que era excelente besando y como un pretexto para no perder la practica, le encantaba besarlo en todo momento. Extrañaría esos carnosos labios que solo tenían palabras lindas para él, pese a herirlo después de cada encuentro.
Los ojos de Jungkook estaban vidriosos cuando lo miró, se contrajo a su alrededor por última vez provocando que Jimin terminara en su interior. Cuando Jungkook derramó su semen entre sus cuerpos, Jimin no apartó los ojos de él, recorrió cada detalle de su rostro como si estuviera tratando de memorizarlo nuevamente.
Se quedaron en esa posición mientras el cuerpo de Jungkook sufría los últimos espasmos. Jimin besó cada lunar en sus hombros y con pocas ganas de hacerlo, sacó su miembro. Jungkook se giró hasta quedar bocabajo, no le gustaba lo que venía por la sensación de vacío que le provocaba.
—Levanta la cadera, amor.
En cuanto el pelinegro acató la orden, Jimin abrió su entrada ayudando a que su semen se deslizara por sus piernas. Si por él fuera, lo retendría, pero Jimin odiaba que eso le provocara un molesto dolor de estómago. Al terminar de limpiarlo con un extremo de las sábanas, Jimin besó sus nalgas y dio un ligero golpe causando un tierno ronroneo por parte de Jungkook.
Jimin se paró, y aunque Jungkook coopero muy poco y solo se estiró para apagar la luz, logró retirar las sábanas sucias para llevarlas al cesto de ropa. Buscó en la parte superior del armario un conjunto nuevo con el que cubrió sus cuerpos. Se acostó de lado estirando su mano hasta Jungkook, con las yemas de sus dedos trazó la forma de sus cejas, sus mejillas, su frente y la punta de su nariz.
Jungkook dejó escapar un bostezo antes de cortar la distancia entre sus cuerpos y acomodarse para hundir su rostro en el hueco del cuello de Jimin.
—Te amo, Jimin.
Jimin emitió un ruidito de placer y rodeó la cintura de Jungkook con un brazo mientras cerraba los ojos.
A la mañana siguiente Jungkook despertaría lleno de arrepentimiento por "no poder ser normal", lo echaría de su departamento y Jimin se sumergiría en la tristeza. Prometería por tricentésima vez que no lo volvería a buscar y fallaría a la mínima interacción. Solo hasta su próximo encuentro fingirían ser ajenos a sus propios sentimientos.
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a-wonderl-nd · 9 months ago
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A vos te pasa?
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a-wonderl-nd · 1 year ago
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Hay personas que están tan agotadas mentalmente que viven en automático. No están felices ni tristes, simplemente están allí.
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a-wonderl-nd · 1 year ago
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Adicto a pequeños fragmentos de melancolía, nací con licencia poética para vivir con rebeldía.
Julsen Bastian
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a-wonderl-nd · 1 year ago
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¿Por qué es tan malo no querer salir de mi zona de confort?
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