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adryymar · 6 years ago
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"LEYENDAS"
EL JINETE SIN CABEZA El jinete sin cabeza , una leyenda que cuenta sobre un cliente habitual de la cantina, llegó aquel día pidiendo a sus amigos unos pesos para llevar a su hijo enfermo con el doctor. Pero aquellos bribones encontraron en la desgracia de su compañero, un motivo para seguirse divirtiendo, uno de ellos le dijo: -No tenemos ni un peso, pero le comparto un secreto. Dicen que si monta al caballo negro que corre por la loma y logra domarlo, lo llevará a la cueva de su antiguo amo, que está llena de oro. Y puede agarrar lo que quiera para su chamaco-. Por supuesto aquello era mentira, lo habían inventado en ese momento, para burlarse de su amigo. Pero el otro andaba tan desesperado que se enfiló a la loma, y sobre la rama de un árbol, esperó al caballo y se dejó caer sobre él. Con tanto relinchido y movimiento, la cabeza del hombre quedó colgada en aquella misma rama y su sangre cubrió completo los ojos del animal. La bestia emprendió la carrera, con el cuerpo del hombre a cuestas, sus manos habían quedado bien sujetas al pelaje y en unos segundos ambos cayeron por el despeñadero. Hombre y bestia estaban ahora unidos por un lazo de sangre y muerte, no se sabía cuál era uno y cual el otro. La sangre corría como un rio salvaje, haciendo grietas en la tierra seca, que la succionaba como si estuviera sedienta, se llenó de burbujas y en un momento comenzó a arder, entre el fuego intenso, ambos cuerpos fueron tragados por la tierra. Los sujetos no hablaron de lo sucedido a nadie, pero; en el amanecer de cada siguiente día, encontraron sobre alguna puerta la quemadura de una herradura. La séptima noche después de lo ocurrido, entre las rocas de la cañada, un eco insistente les crispaba los nervios. Parecían cascos de caballo, que avanzaba a trote lento, dando tiempo a que todos lo escucharan, alcanzaron a divisar a lo lejos, una bola de fuego que bajaba por la loma, así que todos se fueron a refugiar a sus casas. Desde alguna pequeña grieta entre las paredes, los mirones vieron un inmenso caballo negro, cuyas patas y crin eran solamente llamas y exhalaba fuego… obedecía las ordenes de un jinete sin cabeza, que lo llevó a través de todas las puertas marcadas, y salieron cargando seis cabezas, con las que luego alimentó a la gran bestia, dejando atrás solamente los cuerpos calcinados de los impertinentes bromistas. Dicen desde entonces en aquel pueblo: «Quien no tenga intención de ayudar a un alma en desgracia, será decapitado por el jinete sin cabeza y su cuerpo convertido en cenizas por el fuego del infierno, que el caballo negro lleva consigo». Leyenda de La Mano Peluda Allá por el año de 1908 abundaban en la ciudad de Puebla los llamados Montepíos (casas de empeño). Manejadas por usureros, entre ellos el señor Villa, conocido como «Horta». Un hombre calvo, bajo y rechoncho con mucho vello en el cuerpo y extremidades. Adoraba llevar las manos repletas de gruesos anillos engarzados de piedras preciosas. Y junto a su esposa «La gangosa», se encargaba de un Montepío. Jamás se le conoció alguna obra piadosa por lo que frecuentemente se escuchaba a los transeúntes decir: –«¡Qué Dios te seque la mano!»- al pasar frente a su negocio. La historia comienza cuando Horta muere y, al parecer, Dios le secó la mano para darle un castigo aunque sea después de muerto. La noticia de la Mano Negra y Peluda se publicó en el periódico poblano «El Duende», relacionada con la mano de Horta, pues en la entrevista el sepulturero dijo que la mano salía del sepulcro luciendo un gran número de anillos lujosos engarzados con gemas… Cada noche, siempre a eso de las 11, una mano negra trepaba por los gruesos muros del cementerio de San Francisco. De forma espectral y siniestra, ascendía cual tarántula, empujada por un poder maligno. Deseosa de saltar sobre su víctima, trepar hasta su cara para arrancarle los ojos y descender al cuello, ahorcando al pobre individuo. Y después volver a descansar junto a los demás difuntos. Hoy en día hay personas que describen encuentros con estas famosas «Manos Peludas». Viéndolas atravesar pastizales, asemejando enormes y deformes arañas, o siendo jalados por una mano negra y velluda que se esconde bajo la cama. La describen como una entidad poseedora de fuerza sobrehumana, y más similar a la de un primate, cubierta de grueso pelo negro y perfectamente cortada en el punto en que empieza la muñeca. La leyenda del Chupacabras Mucha gente piensa que la leyenda del Chupacabras inició en México. Sin embargo, el primer avistamiento que se tuvo de esa criatura, ocurrió en la isla de Puerto Rico. Por su parte, la comunidad científica afirma que el Chupacabras, es sólo producto de la imaginación de los campesinos, puesto que no existe ninguna criatura con esas características. Es decir, un animal que sea capaz de succionar la sangre del ganado, de modo similar a como lo haría un vampiro. Sin embargo, algunos especímenes extraños han sido llevados a veterinarios para practicarles estudios. La gran mayoría de ellos, por increíble que parezca, han resultado ser ejemplares de otras especies, como por ejemplo lobos y coyotes a los que una enfermedad les ha quitado su característico pelaje y por ende, las personas los confunden con criaturas propias de leyendas. En la República Mexicana, la primera vez que se oyó algo acerca de este monstruo, fue en 1995, cuando un noticiero matutino reportó que, en una comunidad rural, amanecieron decenas de cabras muertas. Todas ellas fallecieron por la misma causa; «algo» les había succionado la sangre introduciendo sus colmillos en el cuello. Estudiosos estadounidenses de diversas universidades, afirman que una persona que no cuente con los conocimientos suficientes en materia de biología, puede confundir fácilmente a un coyote enfermo con lo que podría ser un Chupacabras. Sobre todo, porque estos animales al encontrarse en malas condiciones físicas, tienden a atacar a cualquier ser que se les aproxima. Sin embargo, muchos individuos creen en una leyenda del chupacabras real, o sea están convencidos de que este animal continúa acechando las zonas de ganado y que en cualquier momento puede volver a aparecer
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