Text

@brookskala
4 notes
·
View notes
Text
El Ojo De Agamotto captó toda la atención de Strange, un intruso había irrumpido en el templo de las artes místicas.
Se adentró en el santuario a la vez que invocaba dos escudos protectores, uno en cada mano. Varios de sus hechiceros yacían en el suelo, en el mejor de los casos heridos. Cuando por fin llegó a la planta de arriba, se encontró con una larga cabellera color negro, hasta la cintura, que le daba la espalda.
—¿Eurus…?
La aludida se dio lentamente la vuelta hasta encontrarse con los ojos del que un día fue su amante.
—Estás sorprendido… —respondió, con gesto confuso—. No lo entiendo. Creía que quedó implícito, que tarde o temprano volveríamos a vernos. Después de todo, tenemos cuentas pendientes, y tú estás en números rojos, Vincent.
—¿Papá?
Al ver entrar a Dakota, la reacción de Stephen fue extender un brazo hacia ella para que no se acercara.
—Interesante, te negaste a recibir ese título casi seis años atrás y ahora dejas que, precisamente, seis criaturas te llamen de ese modo. Papá. —Eurus torció los labios con una sonrisa altanera—. Dakota, la que lleva tu apellido por bandera, la que más se parece a ti. Mírala, incluso tiene tus gestos. Si no fuese por tu desapego por los lazos de sangre hasta creería que es tu hija biológica.
—Eurus, necesito que me escuches… Sé que estás enfadada, lo entiendo, hice algo imperdonable. Pero ya no soy el mismo de antes, ya no soy esa clase de persona. Si me das una oportunidad, puedo demostrarlo. Puedo enmendar mis errores contigo y con April.
—Oh Vincent… ¿Todavía no lo entiendes? Es demasiado tarde.
Los ojos de Eurus la delataron, los cuales se desviaron fugazmente hacia Dakota antes de sacudir el brazo, apareciendo en su mano un látigo de energía mística. Strange, alertado por el gesto, se apresuró para sujetar con sus propias manos el látigo y evitar que Dakota saliera herida.
Si él no la hubiese protegido seguramente aquel látigo le habría dado de lleno ya que se quedó con el nombre en su mente: April. April era la hija de sangre de Stephen Strange; no había sabido nada hasta aquel preciso momento.
Con gesto serio y concentrado, creó un portal delante de ella misma para abrirlo justo a las espaldas de Eurus, moviendo la pierna de manera que buscaba que ésta perdiese el equilibrio para intentar que aquel látigo de energía desapareciese o que lo moviera para intentar defenderse, y que su padre no se hiciera daño para intentar protegerla. Volvió a su sitio inicial, sin haber cerrado el portal para crear ella también un arma de energía, mirándola desafiante con una espada en su mano.
—Márchate. Él te da la opción de hacerlo por las buenas, yo no te la voy a dar más veces.
( … )
Varias de las vitrinas donde se guardaban objetos sagrados se hacían añicos bajo el impacto de sus cuerpos, y otros tantos objetos rodaron por el suelo, amenazando con romperse y liberar una cantidad de energía considerable.
Uno de ellos fue un látigo de procedencia mística que se había mantenido en estado latente durante siglos, a la espera de encontrar a un místico a la altura suficiente como para portarlo. La energía y fortaleza de la felina, junto a su afán protector hacia el hechicero supremo, lo hicieron despertar como si tuviera vida propia.
Sin saberlo, Dakota acaba de ser ascendida de rango en los santuarios.
Justo en ese instante, Eurus alzó la mano con una daga procedente de la dimensión espejo, dispuesta a apuñalar a Stephen. A su vez, el látigo se enredó por sí solo entorno al brazo de Dakota y tiró de ella para que lo sacudiera y así evitar que tal cosa sucediera.
Ni siquiera se lo pensó un segundo, hizo un gesto con él con tanta destreza que parecía que estaban destinados, lanzándolo hasta la daga que cambió la dirección de su destino y cayó al suelo.
Se giró hacia Eurus con el rostro contraído en rabia, no podía permitirle ni un acercamiento más. Con el látigo no necesitaba acercarse así que hizo fuerza hacia ella de manera rápida, intentando coger uno de sus brazos mientras creaba una daga de energía en la otra, tirando de la ex hechicera hacia sí misma.
—Creo que has terminado aquí.
—No, no hemos terminado aún.
Dicho aquello, empleando hechicería, consiguió soltarse del amarre y abrió un portal a través del cual saltó y desapareció.
Stephen, rápidamente, se levantó del suelo y sin preocuparse en sacudirse los cristales de encima corrió hacia su hija, con el rostro desencajado por la preocupación y el miedo.
Su reacción fue abrazarla con fuerza, consciente de lo pensaría Eurus.
El claro punto débil del hechicero supremo tenía nombre y apellido: Dakota Strange.
| Doctor Strange, Eurus y Dakota Strange; @almasmanchadas |
3 notes
·
View notes
Text

—Howard… Tenemos que hablar.
Sumido en sus pensamientos, al sentir de pronto la mano de Caleb en su hombro se sobresaltó notablemente, mirándolo unos segundos con gesto confuso. Como si tratase de poner los pies sobre La Tierra y reconocer a la persona que le estaba hablando.
—Vale.
—La he visto… Sé que ocurrió. Ella… Ella sigue aquí, necesita algo de ti. Tú también lo necesitas para seguir con tu vida.
Sintió como si un jarro de agua helada le cayese por encima de la cabeza, completamente paralizado. El nudo que se le apretó en el pecho y en la garganta fue tan grande que era como haberse olvidado de respirar.
Su respuesta inicial fue cerrar los ojos y sacudir la cabeza en forma de negación.
—Ella… Tuvo un accidente —consiguió responder, voz estrangulada—. Es todo lo que pasó.
Había gente que parecía esperar ese momento, saber que su ser querido estaba al lado. No era tampoco algo que pudiese ser difícil de averiguar si no te cerrabas en banda, así que todo el tránsito era más rápido, sin muchas complicaciones para hacer que el espíritu fuese hacia donde debía y les dejase pasar página.
Pero Howard no estaba en ese momento, la fase de negación duraba lo que la persona quisiera y él llevaba años negándose a pensar en nada de ello, soportando un peso que no debería soportar y sin pedir ayuda a nadie, ni siquiera lo había hablado por lo que era lógico que ella siguiese a su lado, encadenada a él y sin poder soltar el amarre.
—¿Intentas mentirte a ti mismo? Yo ya sé la verdad… La vi anoche, no hizo falta que me contase nada para saber lo que ocurría. Me ha pedido ayuda, ella te necesita y tú necesitas que se marche, Howard. No podré hacer nada si no me dejas ayudarte. ¿Lo harás?
A medida que los segundos pasaban, la mano de Caleb sobre su hombro se hacía más pesada. Era consciente de que solo se trataba de una percepción que indicaba su agobio ante la situación pero, aún así, no pudo evitar apartarse.
—Yo la necesitaba a ella, y no le importó. Traté de ayudarla, siempre, desde que la conocí. Hice todo lo que pude, cualquier cosa que la hiciera sentir mejor. Y yo solo le pedí algo a cambio, una única cosa: que viviese. Pero está muerta, ¿no? No le importó lo que pudiera hacerme cuando… cuando… ¿Por qué iba a ayudarla ahora yo? Dile que me olvide. Dile que haga lo que quiera, pero que me olvide. Esta es la vida que me ha dejado a mí, que acarree con las consecuencias y encuentre su propio modo de seguir adelante. Como me tocó a mí.
Se estaba cerrando en banda, Caleb no era el único que se había dado cuenta, ya que ella empezó a ejercer una fuerza alrededor de ambos que se podía notar incluso para quien no tenía el poder de ver ese mundo. El aire se volvía denso, dejando claro que estaba allí.
—No pude hacer más. La vida podía conmigo, él no lo entiende… Y ahora me hace seguir aquí. —Caleb le hizo llegar sus palabras—. No quiero hacerle más daño. Tampoco quería hacerlo aquel día. Esto era más grande que yo, solo quería… Ser libre. Me estaba ahogando en vida y no era justo para nadie. Necesito que me perdone, que no me retenga más a su lado, solo lo destruye cada día más.
La señaló aunque sabía que para él solo sería un hueco vacío.
—Es duro, Howard. Imagino lo duro que ha sido pero… Ella necesita una paz que no puede conseguir si sigue contigo. No puede seguir el camino. Os vendrá bien a los dos, será más fácil para ti seguir tu propio camino. Puede escucharte, está justo aquí.
Inevitablemente la escena asaltó su mente. No el momento exacto en que ella saltó, sino cuando James, en estado de shock, se asomó por la azotea y afrontó la escena de la chica sobre el pavimento. Todo estaba lleno de sangre, pero lo que realmente le impactó era como sus ojos abiertos lo miraban sin, a la vez, poder mirarle nunca más.
—Nos odio a los dos —acabó confesando, aun con la cabeza puesta en ese momento—. Pero la odio un poco menos a ella, porque ella está muerta.
No podía dejarla marchar. Pero sí podía hacer una cosa: marcharse a él. Así que, sin decir nada más, dio la espalda a Caleb y salió por la puerta.
No estaba seguro de si era rencor por el abandono, o era culpabilidad por no haber sido suficiente, pero sí era consciente de que algo muy oscuro relacionado con el tema se había instalado dentro de él. No quería averiguar qué.
| Howard y Caleb + difunta novia de Howard; @almasmanchadas |
4 notes
·
View notes
Text
Vivir en la calle no consistía solo en pedir limosna a quien se pudiera, había que sobrevivir fuera como fuese, pero Erik no estaba hecho de manera que pudiese vivir por sí mismo si se enfrentaba a algún peligro.
Por suerte, la había conocido a ella: Dakota. Con tan poca edad ya era conocida en las calles, donde pocos querían vérselas con la niña, en especial contra ella desde que demostró tener una mente astuta, incluso algunos habían optado por ponerse de su lado para mantener una extraña paz en esas calles.
Erik siempre estaba cerca de ella, como un polluelo que perseguía a su madre a pesar de tener la misma edad pero sus ojos la miraban con adoración a cada instante.
- Erik tienes que entrar por aquí, tú tienes el cuerpo perfecto para ir por este túnel hasta dentro de la casa. Debes coger el dinero que puedas.
Por aquel entonces, Erik tenía unos once años y había comprendido que hacer lo que Dakota ordenaba era lo mejor para sí mismo, así que no cuestionó nada y se metió en dirección a la casa, sin miedo alguno.
La desgracia se mascó en cuanto salió, encontrándose de frente con unos tipos que sabían cuales eran sus intenciones; Alguien se había chivado.
Nunca contó lo que había pasado allí dentro a nadie que conociera, cómo él mismo consiguió matar a los hombres pese a ser superado en número y fuerza, no podía hacerlo porque ni él lo había entendido, así que huyó del lugar de los hechos sin mirar atrás.
Aquel día los dos chicos cambiaron.
Erik se prometió volverse de valía para la próxima vez que se encontrase con la chica, no ser simplemente un peso más.
Dakota no volvió a ayudar a nadie más, al menos de manera que otra persona supiese, ya que había probado en sus huesos la dura traición de los que podía haber considerado los suyos.

[ @almasmanchadas ]
2 notes
·
View notes
Text
No hubo cambio de expresión cuando estuvo allí su compañero de vida, el Caleb que él realmente conocía dormía entre los brazos de una calmada parca.
- Si necesito el dinero para algún tipo de fianza pediré que te llamen pero tienes dinero en mi cómoda, en el segundo cajón en una caja que decoramos cuando teníamos cuatro años. Mientras puedes estar tranquilo, puedes marcharte.
Le invitó a irse, si bien para Caleb era como su hermano, la parte parca de este no era conocida por albergar sentimientos hacia nada o nadie más que su mera existencia y su trabajo. A Elijah se le empezaba a encoger el estómago de puros nervios, temiéndose un mal rato peor del que avecinó cuando supo que Caleb estaba en el calabozo. Así que, con disimulo, se acercó a los barrotes para hablar con más intimidad y, de paso, mostrarse más cercano con él.
—Tío, me estás asustando. Escucha, si estás intentando mantener la compostura para no asustarme, te lo agradezco, pero no hace falta. Sé que Jyn te importa mucho, ha debido de ser una mierda lo que ha pasado, y debe dar un mal rollo increíble estar ahí metido solo por haber protegido a alguien a quien quieres. Pero, buddy, en serio, no es normal. No hace falta que sigas aguantando el tipo... ¿O sí? Caleb... Somos hermanos, puedes contarme lo que sea. Te prometo que no me voy a reír esta vez.
Acabó por acercar el rostro hacia este para mirarle directamente a los ojos, no quería seguir intentando fingir que el Caleb que conocía estaba allí, no quería seguir con aquello ni un segundo más porque aquel chico no iba a creerle. Él no era Caleb, era su mejor parte, merecía estar allí.
- Me importa el que mi parte menos racional, ese que no obedece a la razón, se metiese en una pelea donde por poco lo ahogan. Me molesta. Me molesta muchísimo estar metido aquí sin poder arreglar lo que no habéis podido hacer en los meses que lleváis en este año como si no le importara morir dentro de unos años. Me molesta que no tenga la consideración de querer seguir en este cuerpo que fue un milagro que se crease, que me crease, solo por proteger a la mujer que lo trajo al mundo y la culpable de que nos maldigan.
Sonrió mientras volvía a alejarse de él nos pasos, negando con la cabeza.
- Tú no lo entenderías jamás, Elijah. Es hora de que yo tome el control, él lo ha querido por ella... No podía con todas las emociones que le llegaban a la vez. Querer no te hace más fuerte solo consigue que te rompas. Él se ha roto por los dos, así que gracias, gracias por hacer que me ceda el control, no lo pienso perder esta vez. Espero que te consuele saber que no siente dolor alguno.
—No... Tú no tienes derecho a decidir qué te molesta de Caleb. Tú no estarías aquí sin él, eres tú el que no lo entiende. No entiendes que tienes el privilegio de vivir dentro de una persona con un corazón enorme. Tanto como para ponerse en peligro por alguien a quien quiere. Eres tú el que no entiende que mantenerse al margen, es similar a estar muerto. Y mi amigo está vivo. Caleb es mil veces mejor que tú y no vas a salirte con la tuya.
- Estoy aquí y me voy a quedar, querido amigo. -Aunque lo último sonaba tan frío, tan desprovisto de sentimientos, que no significaba nada.
Agarró los barrotes con ambas manos, gesto desesperado. Le dolían sus palabras, el modo en que las pronunciaba. Aquel querido amigo carente de sentimientos fue como una puñalada directa a su corazón, pero no iba a rendirse. Jamás se rendiría cuando se trataba de Caleb.
—En cuanto supe que tu vida corría peligro, no lo pensé dos veces. ¿Lo recuerdas, Caleb? Lo diste todo por perdido, pero yo no. Dejé atrás mi vida, a mi padre, porque la idea de perder a mi hermano era mucho peor que todo eso. Y quizás las cosas no están avanzando como nos gustarían, pero no me arrepiento. Porque ahí donde tú estés, estaré yo. No hay Elijah sin Caleb, ni Caleb sin Elijah. —Tragó saliva, se le saltaron las lágrimas sin remedio alguno—. Hemos estado juntos desde pequeños, tanto que no tengo un solo recuerdo de mi vida en el que tú no estés. No pienso crear recuerdos nuevos sin ti. Y sé que a Jyn le destrozaría perderte. Esa chica está loca por ti. ¿Vas a rompernos el corazón de esta manera? Tío, lucha. Haz lo que haga falta. Eres más fuerte que esto. No te creas lo que dice; sentir, incluso cuando duele, es mejor que estar vacío.
- Deberías parar, le estás haciendo daño. Le haces mucho daño.
—Todos nos hacemos daño Caleb, forma parte de la vida. Pero tú mejor que nadie sabes que no todo es dolor, también tienes muchas cosas buenas. Tienes mi hombro para llorar siempre que lo necesites, tienes mi mano para tirar de ti cada vez que te cueste seguir tu camino. Tienes mis payasadas, todas las noches en vela que nos hemos tirado riéndonos a carcajadas, las fotos a traición, los mensajes random en mitad de una mañana de mierda. La vida duele, sí, pero también alegra. Sé que te da miedo sufrir, pero Caleb, te juro que haré todo lo que pueda porque el dolor sea pasajero.
- Deberías irte.
No sabía si realmente su discurso hacía efecto o no, diciendo simplemente lo que se le cruzaba por la cabeza, lo que salía directamente de su corazón. Aunque no pudo evitar apretar los dientes con enfado al escuchar a la parca echarlo. Sin embargo, antes de tener tiempo de replicar, la voz de Jyn sonó a su lado:
—No. No nos vamos a ninguna parte. —De la nada, la pelirroja había aparecido al lado de ambos, también aferrado a los barrotes. No tenía los ojos hinchados de haber llorado, tampoco aquel gesto aterrado de horas atrás, por lo que fácilmente se deducía que no estaba allí físicamente—. Caleb, escucha. De no ser por ti, quizás ahora yo no estaría aquí. No se trata solo de haberme defendido, sino de todo lo que has hecho estos meses. Me has hecho reír con tus bromas estúpidas, me has hecho sentir importante cada vez que me hacía pequeña. Me has mantenido a flote hasta en los peores días. Son tus sentimientos los que me han salvado, así que, por favor, no renuncies a ellos. Por favor, no puedo con lo que está por venir sin ti. Te prometo que seré fuerte y que no me voy a rendir, pero tienes que prometer que tú tampoco lo harás. Te necesito.
—¿Lo ves? ¿Ves lo importante que es esto? —agregó Elijah. Extendió su brazo dentro de los barrotes, hasta alcanzar a agarrar el brazo de Caleb, con bastante fuerza mientras lo miraba directamente a los ojos—. ¿Vas a renunciar a este sentimiento? Sabes de lo que te hablo. Busca dentro.
Al ver aparecer a la chica en la escena, no pudo evitar sonreír de nuevo, estaba bien que estuviese, ella era la que representaba todo lo que había ocurrido, la que le haría darse cuenta de lo mucho que había sufrido en cuestión de minutos, como había perdido el poder de su cuerpo para acabar solo con el pensamiento de llegar a matar alguien, él que jamás había albergado un deseo tan oscuro... Que estaba siempre tan cerca de la muerte y sabía lo que significaba. Pero no se esperó los sentimientos que había dentro, sentimientos que no llevaban consigo ni una pizca de dolor y que la chica había creado también, haciendo que Caleb se hiciera más fuerte y escuchase todo lo que venía de fuera.
- Tú...
Iban a salir más palabras para hacer daño a las dos personas que estaban delante de él pero pareció que se ahogaba antes de decirlas, los ojos del chico parecieron perder color, cualquier rastro de vida, pero era porque ahora se enfrentaban las dos conciencias dentro, como si estuviesen en una burbuja, uno con muchos colores en su lado y el otro con un tono grisáceo neutral, había una batalla campal entre ellos, en la que parecía estar ganando la parca... Lo hacía. Lo hizo. Hasta el momento en el que Elijah puso una mano sobre él, diciéndole que buscase dentro.
'No es tu hora. No la es, he tenido miedo... Me he asustado mucho por todo el daño que quería hacer a esa persona pero ella merece que luche por salir, no puedo irme así. No soy tan egoísta como para dejar a mi hermano atrás, él me va a ayudar a poder con todos estos sentimientos, él me va a guiar. Si me voy les destrozaré a los dos mientras dejo de existir. No te lo permito, vuelve a donde te corresponde.'
—¡Caleb! ¡NO!
Elijah coló el brazo entre los barrotes, tratando de agarrar a su amigo con gesto alarmado tras haber visto sus ojos. Por su cabeza pasaban de miles escenarios posibles, a cual peor. Iba a perderlo y no había nada que pudiera hacer. Se iba a quedar sin su ancla. Sin su otra mitad. Sin embargo, gracias a sus capacidades telepáticas, la pelirroja pronto vio lo que realmente pasaba: Caleb luchaba, no se rendía. Cerró los ojos y esbozó un gesto concentrado, necesitaba ser algo más que una mera espectadora en la mente de su amigo. Tenía que pasar a la acción y sabía cómo hacerlo. El guía perfecto para Caleb no era otro más que Elijah. El vínculo de aquellos dos era de los más fuertes que había visto en su vida. "En cuanto supe que tu vida corría peligro, no lo pensé dos veces. (...) Dejé atrás mi vida, a mi padre, porque la idea de perder a mi hermano era mucho peor". "Hemos estado juntos desde pequeños, tanto que no tengo un solo recuerdo de mi vida en el que tú no estés. No pienso crear recuerdos nuevos sin ti". "Eres más fuerte que esto". "Caleb, te juro que haré todo lo que pueda porque el dolor sea pasajero".
A medida que los segundos pasaban y conforme más intensa era la lucha entre Caleb y su mitad parca, más fuerte sonaban las palabras de Elijah en la cabeza del chico. En un continuo bucle, repitiéndose su discurso una y otra y otra vez, todo obra de Jyn. Sin cesar en el intento hasta asegurarse de que calaba hondo en la mente del muchacho. Hasta que, finalmente, lo consiguió.
- Chicos... No me hagáis volver a hacer esto para escuchar lo genial que soy.
En cuanto lo vio desfallecer, Elijah lo agarró como pudo a través de los barrotes, soltando la misma carcajada que su amigo al oírle. Sin embargo, también se echó a llorar. Después de toda la tensión acumulada, no pudo evitarlo. No había pasado tanto miedo en su vida.
[Con Elijah Matthews y Jyn Brooks. @physicalmutants @brookskala ]

3 notes
·
View notes
Text

Ni siquiera ella sabía el por qué de su empeño en mantener bajo secreto los espeluznantes pensamientos de su vecino, pero había estado en un continuo sin vivir ante el mero hecho de vivir verja contra verja. Cualquier ruido, cualquier vistazo o la simple idea de estar sola, la hacían saltar de miedo por si aquel era el día en que el hombre decidía llevar a cabo sus fantasías. Hasta la fecha, había tenido suerte en ese aspecto.
Sin embargo, aquella tarde, cuando se vio obligada a pasar frente a la puerta de tan odiada casa, se topó con la desagradable sorpresa de que el hombre se encontraba fuera, pendiente de sus movimientos.
Quiso correr para ponerse a salvo, avisar telepáticamente a alguien, pero los pensamientos de su acosador eran tan atroces que la bloquearon. O al menos en parte. Sin darse cuenta se conectó telepáticamente con Caleb.
—Te noto acelerada hoy, vecina. ¿Alguna razón en especial para ello?
No pudo contener la tentación de tocar el pelo de la chica de manera morbosa, incluso se acercó y la olió, haciendo que un escalofrío se atravesara en la columna de la pelirroja.
—¿Sigues siendo una chica inocente, Jyn?
—¿Qué?
Se le empaparon los ojos de lágrimas, sabiendo de qué le estaba hablando. Nunca antes su vida había estado tan asustada como en ese interminable momento.
—Jyn, vete de aquí. Vete.
La voz de Caleb, de pronto a su lado, la sobresaltó. Ninguno de los dos lo vio venir, simplemente, en un abrir y cerrar de ojos, había irrumpido en escena y comenzó a forcejear con el vecino de la pelirroja hasta tirarlo al suelo.
No había razonamiento dentro de él, no después de lo que había visto y escuchado, sus manos se habían cerrado en puños para empezar a dar golpes. Ni siquiera paró cuando vio la sangre saltar ni por el dolor que sentía en los nudillos al darle cada uno de los puñetazos.
Solo podía ver la cara asustada de Jyn, cómo la había tocado, lo que había sentido cuando él la había tocado, en las preguntas que le había hecho, en su cara lasciva. Todo le incitaba a seguir pegándole.
—No vuelvas a tocarla, ¡asqueroso hijo de puta!
—¡No! ¡Caleb! ¡Caleb, para! ¡PARA! —El miedo de la chica cambió de forma, ahora le aterraba el estado en que el Caleb se encontraba, completamente fuera de control.
El acosador, viendo que algo no era normal en su atacante, jugó sucio y llevó sus manos contra su cuello. Para aquel entonces, algunos de los peatones dieron aviso a la policía para tratar de poner remedio a tan violenta situación.
Caleb en un principio ni se dio cuenta, su parte más mundana estaba sin control y su parte parca pedía el control. Echó una mirada a su lado para mirar a la pelirroja, estaba siendo injusto también con ella al montar tal escena. Un pinchazo de dolor se instaló en su pecho, casi ahogándose más que con las manos de aquel tipo. Hasta que su otra parte cogió el mando suficiente para tener el raciocinio de romper una de las manos de su atacante y darle un poco de paz a sus pulmones antes de volver a darle un nuevo puñetazo.
—No la pienses. No la mires. No la toques.
Por cada frase daba un nuevo puñetazo, viendo el rostro del hombre totalmente hinchado, irreconocible. No se daba cuenta pero estaba llorando desde hacía un rato.
Justo en ese momento, Kala Senior apareció corriendo por la calle, rostro desencajado y enfadado al mismo tiempo, sin detenerse hasta llegar hacia su hija, a la cual atrapó rápidamente entre sus brazos.
—¡Basta! ¡Los dos! ¡Caleb! Ya es suficiente. ¡Tienes que controlarte! —exclamó autoritaria.
En cuestión de segundos se armó un revuelo en la calle, las sirenas de la policía hicieron eco y algunos vecinos acusaron a punta de dedo a Caleb de haber iniciado la pelea. Los agentes, sin tener muy claro qué había pasado, se dispusieron a esposar a ambos hombres.
—¡NO! ¡Él no ha hecho nada! ¡SOLTADLE! ¡Mamá! ¡Haz algo!
—Jyn tienes que tranquilizarte, todo va a ir bien —aseguró el chico. Pero él no lo sentía de aquella manera tampoco, sabía que ella misma era capaz de verlo dentro de él—. Lo siento mucho.
Cerró los ojos un momento, no podía consigo mismo. Así que dejó que su lado parca lo abrazase, dejándose llevar por aquella paz y tranquilidad que siempre le invadía cuando estaba gobernado por ese lado suyo.
—Te prometo que haremos lo que esté en nuestras manos para sacarte de allí —aseguró Kala con gesto decidido—. Nunca olvidaré lo que has hecho por mi hija.
Jyn, que había dejado de forcejear y no podía hacer más que llorar, sintió mientras tanto el cambio en el interior de Caleb, completamente en shock. Jamás se había conectado a su parte parca y, debía admitir, que la sensación le puso los vellos de punta.
Esa paz, esa tranquilidad, no era normal, no dadas las circunstancias. Era como si la paz propia de la muerte los hubiese engullido a ambos.
—Jyn, escúchame. Escúchame. Todo va a estar bien, haría esto todas y cada una de las veces que hiciera falta… Ya se ha acabado todo. Todo va a ir bien. ¿Puedes creerme?
—No eres tú… —musitó—. No eres Caleb. Tienes que dejar que vuelva, no puedo perderle. Este no eres tú. Caleb… Vuelve.
Pero antes de que pudiera hacer o decir nada más, la puerta del coche de policía se cerró, teniendo Jyn que afrontar la dolorosa escena de ver cómo se lo llevaban por su culpa.
| Con Caleb Dúbenmer ; @almasmanchadas |
5 notes
·
View notes
Text
El grupo al completo se dirigió al claro mencionado previamente por el canadiense, hasta llegar al mismo. Una vez allí, dejaron al animal agonizante sobre la hierba a modo de cebo.
—Es ahí, el autobús abandonado. Desde dentro podremos vigilar. —Ralph continuó trazando de aquel modo el plan, tratando de ser lo más lógico posible.
Empleando su fuerza, Lucas forzó la puerta y se adentró el primero, seguido de Ralph. Ambos se sentaron a unos metros de distancia. Después, solo les quedó aguardar porque el plan surtiera el efecto deseado. Algo que no pudieron comprobar hasta casi una hora después, cuando un gruñido se oyó en el horizonte.
—Debemos pararle. —Magda se dispuso a salir del autobús pero en cuanto se alejó de Ralph recibió todo el dolor del cebo de golpe, sin poder controlarlo, haciéndola desestabilizarse y caer al suelo.
Por suerte, cuando desfalleció, Lucas se encontraba bastante cerca y pudo agarrarla a tiempo de evitar que se diera un golpe más grande.
—Malka, necesito que le ayudes. Yo voy a salir.
—¿Qué harás? —preguntó de momento Ralph.
—Cazar un monstruo, o cagarla en el intento —respondió—. Estad atentos por lo que pueda pasar.
Con su bate de béisbol fuertemente agarrado, salió del exterior y volvió a cerrar la puerta para dejarlos a salvo. Mientras caminaba, comenzó a golpear los coches cercanos para hacer todo el ruido posible, agudizando los sentidos por si tenía que defenderse en cuestión de segundos.
—Hey, hey, ven a por mí… Pero no me comas si no es mucho pedir… Después de todo soy su padre.
Ralph, desde el interior, observó la acción kamikaze de Lucas antes de echar un vistazo a ambas chicas.
—Voy arriba, desde allí controlaré mejor la situación. —Dicho y hecho, usando unas escalerillas, subió hasta el techo del autobús donde se tumbó para asegurarse de que nada ni nadie lo viera desde su posición. Sin embargo, contempló con horror que las cosas no habían salido tal cual planeaban—. ¡Lucas! ¡Hay más de uno! ¡Te están rodeando!
Ante el peligro, Ralph se puso en pie de un salto sobre el techo, tratando de pensar a toda prisa qué podía hacer para ayudar. Por eso, en cuanto Malka subió junto a él para ayudar, dijo de inmediato:
—Ruido. Hay que hacer ruido, para atraer su atención. Y usar alguna carta serviría. ¡HEY! ¡ESTAMOS AQUÍ! ¡VENID A POR NOSOTROS! ¡VAMOS!
Malka rápidamente buscó alguna carta que les pudiese ayudar con lo que tenían allí delante y mientras que Ralph hacía ruido para atraerles, cogió dos.
—¡Pelea dale poder a Ralph!
Aquella la invocó para el chico, a parte de ser una carta de estrategia también daba una gran fuerza.
—¡Ralph! A tu derecha. Te he dado fuerza. Úsalo… Úsalo por favor.
Para ella convocó la de flecha, de esta manera apareció un arco de luz en sus manos y comenzó a disparar ráfagas de flechas a los monstruos más próximos.
Mientras tanto, Lucas, al ver que Magda salió al exterior junto a él, sintió que se le cortaba el cuerpo de puro terror. Una cosa era ponerse él en peligro, otra muy distinta dejar que los demás lo hiciesen por él. Si algo le pasaba a la chica, no se lo iba a perdonar en su vida.
Estaban desbordados y él no tenía ningún plan, así que no le quedó más remedio que jugar la única carta que hubiera deseado no poner sobre la mesa.
—Por favor, no me dejes hacerte daño.
Un gruñido emanó de su garganta y un denso pelaje azul brotó de su cuerpo. En cuestión de segundos, Lucas se apontocaba igual que un animal de manera intimidante para hacer frente a las criaturas que amenazaban sus vidas.
Comenzó así a defender al grupo de un modo bastante feroz. Cualquier monstruo que se acercaba hasta ellos sucumbía bajo sus garras y sus dientes, como si él también fuese imparable. Los arañazos y los mordiscos que recibía apenas le escocían en ese momento, a pesar de que su pelaje se estaba tiñendo de color carmesí. Sin embargo, seguían en desventaja numérica, y pronto se vio con siete u ocho encima de él, derribado e inmovilizado contra el suelo.
Magda entonces dio un paso al frente. Eran muchos, demasiados, pero no iba a quedarse quieta, podía hacerlo, debía creer en ello.
—¡ALTO!
En cuestión de segundos varios que estuvieron bajo su control, tanto que se dieron la vuelta para protegerlos en vez de atacar. Magda cayó al suelo de rodillas pero consciente, había mucho peso ahora mismo sobre ella, estaba dándolo todo de sí.
—¡Se están yendo! —gritó entonces Ralph desde el techo al ver que varios de ellos huían guiados por el instinto de supervivencia—. ¡Aguantad un poco más!
Tras el caos reinante, finalmente la situación comenzó a recobrar la calma; las criaturas se iban y los chicos estaban a salvo. A excepción de Lucas. El único monstruo que quedaba en el claro luchaba desesperadamente contra él, al igual que el mutante lo hacía desesperadamente contra el monstruo. Por una vez, la consciencia del chico no se había perdido por completo, tenía claro qué hacer: eliminar la amenaza, proteger a sus amigos. Era lo único que le importaba.
Durante interminables segundos, no se supo dónde empezaba uno y dónde lo hacía otro, clavándose desesperadamente las garras para no dejarse escapar, atacándose entre ambos a mordisco limpio. Hasta que, de pronto, se hizo el silencio. Ralph, entre desconfiado y asustado, saltó del autobús para acercarse unos pasos hasta el mutante, quien en ese momento yacía tendido en el suelo con el animal sobre su cuerpo. Ninguno se movía, ninguno emitía ningún ruido. Era como si los dos hubiesen sucumbido a manos de otro.
—¿Lucas…? ¿Estás bien?
Miró a ambas chicas, lo justo para hacerles un gesto e indicarles que se mantuviesen alejadas. A medida que recortaba distancias, el pelaje azul remitía y su tamaño disminuía hasta dar paso de nuevo al chico veinteañero de carne y hueso. Su ropa estaba rasgada, no solo por su propia transformación, sino también por los zarpazos del monstruo. Tenía varios cortes por el cuerpo y heridas sangrantes en la cara, lo que le daba un aspecto bastante lamentable.
—Lucas —insistió Ralph, empezando a temerse lo peor—. Lucas, tienes que..
—¡Ah! ¡AH! ¡MIERDA! ¡JODER! —Lucas, sobresaltado, se despertó de golpe y se incorporó hasta quedar sentado. Tenía la respiración completamente acelerada—. ¿Qué ha pasado? ¿Estáis bien? ¿He muerto?
—Estamos todos bien Lucas —le aseguró—. Nos hemos librado esta.
—Ah joder… Está bien, está bien. No dejéis que se escape la criatura, ¿vale? Me ha costado mucho pararla. Tenemos que… Tenemos… —Antes de terminar la frase, se desmayó de nuevo.
Sin embargo, no hacía falta mucho más para saber qué había pretendido decir en todo momento: tenían que llevarse el cadáver del monstruo.
| Lucas Byers + Ralph Brooks Sn. + Malka O’Sean + Magda Lehnsherr; @brookskala ; @almasmanchadas ; @heroesbynature |
4 notes
·
View notes
Text
La creación.
Unos pasos que se aproximaban hizo que elevase el rostro para buscar de dónde provenían y sus ojos verdes intensos se posaron sobre Dakota. Genial, una víctima antes de llegar al festín. Se puso en pie y comenzó a seguirla con las manos a la espalda. La provocación corría por sus venas, y estaba tremendamente ilusionado por volver a las andadas como antaño solía hacer, acosando a los más débiles hasta obligarles a hacer lo que él quería.
— Msmsms… Creo que he visto… ¡Un lindo gatito! — Las referencias audiovisuales humanas eran su fuerte. Si algo habían hecho bien aquellas sucias ratas de La Tierra fueron las productoras y sus emisones.
- Pues este gatito tiene zarpas y araña, así que lárgate y déjame en paz.
Iba a seguir hacia delante pero se paró al final, pensando en quien era aquella persona que le había hablado y qué hacía en el sanctum, no era lógico. - ¿Tú quién eres? ¿Estás invitado?
(…)
— Permíteme presentarme. — Dijo, quedando ante ella con las manos a la espalda una vez más. — Mi nombre es Loki; príncipe de Asgard y legítimo rey de Jötunheim; Dios del mal, la travesura y la locura; hijo de Laufey y adoptivo de Odín. Ahora, arrodíllate ante tu Dios y Rey, gatita. (…)
- PAPÁAAAA.
Gritó la chica cuando este se precipitó su cuerpo contra el ajeno, y posando las manos sobre sus hombros, hizo desaparecer del entorno del sanctum hasta llevarla al hogar que había construido, muy lejos de allí.
— Ponte cómoda, querida. Tú y yo nos lo vamos a pasar muy bien aquí. Y por supuesto, te vas a arrepentir de haberle escupido a tu dios y futuro todopoderoso del universo. Dime, ¿Qué papel juegas tú dentro de toda esa panda de patéticos héroes, hm? ¿Les llevas los cafés? - ¿Qué quieres?
No iba a dejar que viese su miedo, estaba vigilando sus espaldas a la par que lo miraba todo para ver si había por donde escaparse, quería irse de allí, salir cuanto antes y volver con quienes estaban. Aquello no podía estar pasando… No cuando al fin era feliz.
— ¿De verdad crees que papi va a venir a salvarte?
(…)
El Dios giró su mano de nuevo para inmovilizarla otra vez, abriendo el tarro y haciendo que el humo comenzara a emanar de él despacio, como si tuviera vida propia. Conforme salía, Loki se lo acercó a los labios, comenzando a soplar para desviarlo a Dakota, que permanecía inmóvil. Dicho humo, comenzó a penetrar por los orificios visibles de su cuerpo, cosa que hizo volver a sonreír de aquel modo tan macabro al dios nórdico.
— Tu papi tiene algo que me pertenece, gatita. No siento que hayas tenido que ser el daño colateral de todo este embrollo. Sin decir nada más, posó una de sus manos en la frente ajena y cerró la otra en un puño. Conforme cerraba esta última, Dakota debía sentir que algo le pesaba en el pecho hasta dejarla sin respiración, despertando en su interior la esencia gatuna que se activaría ante determinadas situaciones o personas. Concretamente, con aquellas personas que le importaban, llegando a ser letal en caso de no poder detenerla.

3 notes
·
View notes
Text
Libertad... Bendita libertad.
Había llegado el día, al fin pondrían a prueba aquello por lo que Ralph había estado trabajando durante muchos días para conseguir algo que la pudiera hacer sentir mejor, dejar atrás el agotamiento que ya había llegado demasiado lejos. Al entrar en el pequeño taller del chico pudo ver que había llevado una de las butacas del salón para que ella pudiese estar cómoda mientras estaba con la vía, que estaba en una pequeña mesa preparada para comenzar, además del gotero con un suero similar a la sangre. Se acercó a él para envolverle en un abrazo, se sentía pequeña, para ella eso era como volver a luchar contra el demonio. - Funcionará.
Pronunció en voz alta, no solo para convencerse a sí misma. Sabía que él también estaba nervioso, deseaba que funcionase tanto como ella. Este también la atrapó entre sus brazos mientras suspiraba con fuerza a la vez que asentía.
—Tienes razón... Funcionará.
Posó una mano sobre su espalda con suavidad hasta que se sentó. Con delicadeza, cogió su brazo y pasó un algodón sobre la zona donde conectaría la vía, pinchándola con todo el cuidado que pudo. La sensación de aquel líquido entrando en su cuerpo no era agradable pero no sentía dolor. - Puedes... ¿Te sientas aquí conmigo?
Se puso en el brazo del sillón para dejar que este se sentase, que fue cuando se puso sobre él, apoyando su mejilla contra el torso de este. Estuvieron hablando mientras el suero entraba en el cuerpo de la chica, consiguiendo que esta se distrajera y no pensara demasiado en ello. Conforme el suero iba bajando, la piel de la chica cogía mejor color y sus ojos iban cogiendo aquel brillo que tenía desde que el chico entró en su vida. Cerró la mano entorno a la de Malka, para atraparla, de manera juguetona y cariñosa, incluso al buscar sus ojos con la mirada llegó a sonreír un poco.
— ¿Te sientes mejor?
Al preguntar esto, ella hizo un pequeño chequeo mental, colmada de felicidad al darse cuenta de que estaba funcionando y moviéndose para besar la mejilla del chico.
- No me siento cansada ni tengo sueño...
Este abrió los ojos de par en par en cuanto reparó en que tenía mucho mejor rostro que minutos atrás, incluso se incorporó un poco para poder mirarla mejor.
—Sí... Está... ¡Está funcionando! Tu cara...
Llevó la mano hacia su mejilla, pasando el pulgar por esta con cariño.
—Estás preciosa. - Todo gracias a ti. Sabía que funcionaria, confiaba en ti. El gran peso que había estado tantos años llevando se esfumaba a la par que se recuperaba, haciendo que una lágrima escapase de sus ojos mientras reía, feliz.
- Soy libre. Al fin puedo dejar atrás el pasado.
El chico llegó a reír brevemente, mostrando así lo feliz que estaba al ver que las cosas comenzaban a mejorar. Aun sin soltarla, se acercó a ella y la besó brevemente en los labios un par de veces de seguido, aprovechando que tenía la mano sobre su mejilla para apartar la lágrima.
—Lo mereces.
[ Con @brookskala ]

5 notes
·
View notes
Text
This hero is my niece. Card: The Fight.
La había visto tan segura en un primer momento que ni siquiera se le ocurrió pensar que era solo una niña, solo le bastó ver lo nerviosa que se ponía para caer en aquel dato y abrir mucho los ojos al verla actuar. Era una niña, le estaba pidiendo que luchase con ella con una carta que no sabía cómo controlar. Necesitaba pensar en cómo actuar, sin tardar en que se le viniera a la mente lo que había dicho Kero: Buscaba alguien fuerte con quien combatir.
- Ilusión.
Dijo al lanzar la carta al aire y darle con el báculo, este creó la imagen de una guerrera en Malka siendo vista como años atrás cuando ella misma había combatido en más de una guerra, alejándose de la chica para que la carta se fijase en ella en vez de en la pelirroja, no podía permitirse que corriese ningún peligro, no se lo perdonaría. Sujetó el báculo con fuerzas, concentrándose en su contrincante para poder esquivar los golpes que iban hacia ella.
- Vale, ¿Puedes intentar darle un golpe? ¿Distraerle?
Notaba como sus fuerzas volvían a fallar así que sabía que no aguantaría demasiado tiempo antes de llevarse algún golpe que ya la podría dejar fuera de juego, ya tenía un plan pero para eso debía volver a quitárselo de encima, sin mandarle un ataque inminente a la chica que estaba allí con ella. Kero voló hasta la susodicha, poniéndose a su lado ya que también había visto lo nerviosa que estaba.
- Venga, tú puedes, ¡Eres fuerte y valiente! Te acabo de ver y seguro que lo mandas lejos de un puñetazo. -Hizo el movimiento como si él lo diese.
La pelirroja estaba a punto de cogerla por los hombros y sacudirla para hacerla reaccionar de una maldita vez cuando la transformación sucedió ante sus ojos. Jyn, completamente atónita por el extraño atuendo, descolgó la mandíbula sin llegar a moverse. ¿Con qué clase de persona estaba saliendo su tío Ralph? Si ella estaba alucinando, él, con lo cuadriculado que era, debía haberse quedado en shock más de una vez. Y la situación no hizo más que irse de manos cuando el oso de peluche le habló directamente.
—¿He perdido la olla? No, si ya me lo decía mi madre. Deja de ver tantas series raras en la tele Jyn, se te va a poner la cabeza cuadrada. ¡Pero yo creía que exageraba!
De no ser porque se había percatado del aspecto cansado de Malka y de que le costaba hacer frente a lo que fuera que había ante ellas, se habría retirado a tiempo de evitar el colapso mental, pero en vista de aquello no podía dejarla sola. ¿Y si le sucedía algo? Pesaría sobre su conciencia, sin mencionar lo hundido que se quedaría su tío. ¿Por qué debía tener moralidad? Como si de una guerrera se tratase, gritó con enfado y corrió hacia la carta, haciéndose tan sólida como una roca y la golpeó con todas sus fuerzas en la boca del estómago, hasta hacerla caer hacia atrás. Sin dar más margen de maniobra, Weird Cat, se le echó encima para inmovilizarla y de paso le dio un par de tortazos más en la cara. Se estaba conteniendo porque no sabía hasta qué punto era un ser vivo, y una cosa era defender a su familia y otra muy distinta cargar con una muerte sobre su conciencia. Solo esperaba que el peluche parlante y su tía política hicieran algo de una vez para salvar la situación. Malka se había retirado un poco cuando escuchó el grito de la chica, cogiendo aire para poder volver a cargar fuerza en su cuerpo, cosa que era difícil porque ya no había de donde sacar pero no podía dejar suelta a la carta, no quería que hiriese a nadie y era obvio que era lo que iba a hacer mientras buscaba a un buen contrincante.Cerró los ojos, viendo el plan que la misma pelirroja le había dado sin saberlo, volviendo a abrirlos para coger una de las cartas que llevaba en el bolsillo.
- Brindale todos tus poderes a este báculo mágico. Poder.
Mientras había dicho aquello había tenido un círculo simbólico bajo sus pies, haciendo que un haz de luz la envolviese, al terminar su rostro se dirigió hacia las dos figuras.
- Hey, tú.
Volvió a llamar su atención, yendo hasta estas corriendo para dar un salto y poder dar con su báculo en la cabeza de la atacante, cosa que hizo que se cayese al suelo, habiendo sido ganada. Malka no tardó en decir su frase para sellar en una carta.
- Al final tenías razón... Había que darle con el palo.
Le sonrió aunque su sonrisa era leve y duró un segundo, lo justo mientras caía hacia delante sin fuerza alguna, cosa que hizo que Kero fuese rápido hacia ella pero sin poder hacer nada por ella al ser tan pequeño y no tener casi fuerzas al no tenerlo su dueña. Había usado demasiada energía y poder, era normal que su cuerpo reaccionara de esa manera cuando estaba como estaba con su cuerpo.
(...)
Al ver a Malka alzarse con esas esferas bajo los pies, Jyn reaccionó rápido para apartarse a un lado y no entorpecer en el camino, viendo como finalmente golpeaba a la atacante sobre la cabeza con el bastón. ¿No podía haber empezado por ahí? En realidad no tenía ni idea de qué había pasado o de por qué había tardado en hacerlo, pero era evidente que aquello no era normal. Ni siquiera se trataba de una persona real.
—Bueno, a veces pienso —respondió, encogiendo secamente los hombros. Pero al ver que la chica desfallecía, no tardó en adelantarse para sostenerla a tiempo de amortiguar un poco la caída.
—Hey... ¿Estás bien? —Poco a poco la ayudó a sentarse sobre el suelo para que no hiciera más esfuerzos—. ¿Necesitas que llame al tío Ralph? ¡A Ralph! ¡A alguien! ¡NO HE DICHO NADA!
Demasiado tarde, había metido la pata hasta el fondo. Una vez más había hablado antes de pensar y con unas pocas palabras se había delatado; para empezar, ¿cómo iba a saber ella que Ralph y Malka se conocían? Y para terminar, ¿tío Ralph? Se habría dado una patada en el culo a sí misma de buen agrado. Lástima no controlar bien su telepatía, era el momento perfecto para borrarle a Malka la memoria. Pero las probabilidades de que saliera mal eran demasiado elevadas como para jugársela.
- Eres su sobrina. Os parecéis, lo pensé desde el principio...
Movió la mano hacia uno de sus bolsillos, con pequeños temblores, hasta dar con su teléfono para ofrecerlo a la chica.
- ¿Me haces el favor de llamarle...?
[ Con @brookskala ]

1 note
·
View note
Text
This hero is my niece. Card: The Fight.
Estaba por el camino de vuelta cuando se detuvo al ver una figura delante de ella, estaba tan estática que fue lo que le llamó la atención, parecía un recipiente en vez de una persona. Fue Kero el que salió corriendo del bolso de su ama para mostrarse y mirar aquella cosa que estaba delante de ellos al grito de: - ¡SIENTO UNA CARTA!
Pareció activarla de algún modo porque se echó a correr hacia la cazadora de cartas, haciendo que Malka solo pudiera reaccionar de una manera: Echarse hacia un lado.Ya adoptó una forma de defensa porque la carta reaccionó rápido para volver a la carga con el ataque hacia Malka, sin darle tiempo a que sacase su cetro para devolverla a su forma. Siempre había sido buena guerrera por lo que en un principio no tuvo problemas al sortear los golpes que aquella especie de estatua intentaba asestarle, sin darle mucho margen a que la chica pudiese intentar propinar algún golpe. Uno de los puños acabó hundiéndose en el estómago de la chica, levantándola del suelo y estrellándose contra un muro. Al toser pudo ver sangre en su mano mientras intentaba levantarse, ya que aquello volvía hacia ella sin dejarle tiempo alguno para reponerse. - ¿Estás bien?
La pregunta la había hecho Kero, que intentó defenderla de aquello sin mucho éxito, ya que con un solo golpe lo había dejado fuera de juego. (...) Unos pensamientos de dolor asaltaron su cabeza, provocando que perdiera el equilibrio y se tragara medio asfalto, raspándose los brazos y las rodillas hasta sangrar. A pesar de ello, el dolor intenso lo sintió en la boca del estómago, como si acabaran de pegarle un puñetazo con tanta fuerza que parecía estar a punto de emanar sangre por la boca. Cerca de ella debían estar atacando a una chica. Su primer instinto fue salir corriendo en busca de sus padres y pedir ayuda, después de todo solo tenía quince años, ¿Qué podía hacer ella? Sin embargo, en cuanto pudo ver un poco más allá y comprendió quién estaba en peligro, supo que no podía arriesgarse a perder tanto tiempo. Era su tía Malka, y aunque la idea no la entusiasmaba ni un poco, tampoco iba a darle la espalda. Era su familia y a la familia se la protegía a toda costa. Sin tardar en ponerse en pie, incluso habiendo abandonado el monopatín, echó a correr hacia la siguiente calle que era donde se encontraba, viendo la estampa justo a tiempo de ver a un oso de peluche proteger a la chica. Era lo más raro que había visto en su vida. Pero lejos de pararse a pensar en lo que acababa de ver, simplemente cambió su densidad ósea para hacerse tan dura como una roca y golpeó con todas sus fuerzas al atacante, tanto como para hacerle volar a un par de metros de distancia.
—Vas a tener que pasar sobre mí para volver a tocarla, ¡gilipollas!
(...)
- Gracias.
Lo pronunció Malka mientras se ponía en pie ayudándose con el muro de detrás suya, no había hecho mucho pero su cuerpo absorbía rápido la energía. Creer que era familia de Ralph, además de parecer una adolescente, la hacía querer pedirle que se marchase a un sitio seguro pero tal y como estaba ella sabía que era posible que no durase mucho. En cualquier caso, por suerte, la chica parecía saber defenderse.
- ¿Podrías ayudarme? Necesito que la alejes un poco y que la entretengas.
Aquel ser ya no daba más tregua, se había vuelto a mover hacia ellas, comenzando a correr para iniciar un nuevo ataque, parecía que iba directa hacia Malka pero su mirada se fijó en Jyn finalmente, buscando una confrontación con ella.
- Es la carta lucha, busca un oponente digno para combatir. ¡Hay que ganarle!- Era Kero que por fin podía levantarse aunque se mostraba maltrecho.- Tienes que devolverla a su forma.
Jyn intentó optar por la vía fácil y usar su telepatía para controlar mentalmente a la persona que la había atacado para hacer que se fuera sin más. Sin embargo, no tuvo ningún efecto sobre ella, lo que hizo que la pelirroja se alarmara bastante. Siempre había recurrido a esa mutación para hacer las cosas más fáciles, ¿por qué de pronto no funcionaba? —¿Que es qué? —Al oír aquello de la carta se giró en dirección a su tía, completamente parada al ver un oso de peluche que le estaba hablando. Aquello ni siquiera podía ser real—. ¡¿Cómo se supone que tengo que hacer eso?! ¡AH! ¡MIERDA! ¡Que viene!
Su sobresalto hizo que apenas tuviera tiempo de reaccionar para cambiar su densidad corporal hasta hacerse intangible, de modo que el puño de su contrincante simplemente la atravesó sin poder hacerle nada, girándose rápidamente Jyn para volver a hacerse completamente dura y darle una patada con bastante fuerza en la espalda, haciéndola caer de boca al suelo.
Malka al ver que no era a la que buscaba, pudo al fin sacar su colgante y hacer la llamada de su vara mágica formulando las palabras para que esta tuviese poder. Una vez la tuvo en sus manos, fue hacia donde estaba la chica, usando la carta vuelo para ponerse encima de ellas y poder colocarse al lado de la pelirroja intentando ayudarla, sabiendo que debía haber alguna manera de ganarle, aunque no hacía más que llevarse golpes porque se había vuelto más lenta al haber usado una carta. —¡Qué demonios es esto! ¿Qué tienes ahí? ¡¡Pégale con esa vara!!
Sabía defenderse, obra de sus padres, pero el hecho de que estuviera histérica y se la apareciera asustada era indicativo de que se trataba de la primera vez que se veía sola cara a cara con el peligro.
[ Con Jyn Brooks, @brookskala ]
2 notes
·
View notes
Photo
What if I just… don’t let you go? I think… the new owners might kick us out. You could stay in our basement. You dad’d love dad. We could hide you in a tent, like El. Hey. It’s gonna be okay.
3K notes
·
View notes
Text
Carta del laberinto y carta sombra II.
Fue Kero quien la sacó de aquel trance cuando se lanzó a defender a Ralph sin pensarlo, pero en cuanto se acercó se formó otra sombra con la misma figura que él para echarlo a un lado y que no pudiese llegar hasta ellos... Lo que al fin hace reaccionar a Malka.
- ¡Tormenta! - Grita mientras invoca a la carta para hacer que un rayo caiga y de esa manera deslumbre el sitio, haciendo que las figuras desaparezcan de donde estaban.
En el momento de terminar el rayo de caer, Malka hace girar el cetro para decir la frase que pondrá fin a aquel ser y hacerle volver a su estado.
(...)
Su primera reacción en cuanto se vio libre fue girarse para quedar boca abajo y tragar una fuerte bocanada de aire que le hizo toser sin parar entre arcadas. Todavía le dolía el cuello y la sensación de ardor del pecho no se había esfumado, pero al menos pudo aguantar consciente, llevando una mano hacia la chica para atraerla hacia él y mirarla.
—Estoy... estoy... —Se dio cuenta de que apenas podía hablar, posiblemente porque tenía las cuerdas vocales demasiado hinchadas, por lo que acabó alzando el pulgar para indicarle que estaba bien. De seguido le dio un toque sobre el pecho a ella, con gesto angustiado, expresando así que también estaba preocupado por el bienestar de Malka.
- Yo estoy bien. Estoy bien.
Miró su cuello viendo las marcas que le habían dejado aquellas sombras encogiendo su rostro en una mueca de dolor, lo último que quería es que él se viese envuelto en peligros por haber decidido ayudar con aquella misión. Sus manos fueron hacia el cuello de este tocándolo con suavidad, como ángel había tenido la habilidad de poder curar y se concentró en poder ayudarle, aunque con la poca fuerza que tenía ahora solo consiguió mejorar lo mínimo de su estado, dejando caer las manos hacia el suelo.
- No puedo hacer más, lo siento...
Apoyó la frente en uno de sus brazos mientras intentaba recuperarse un poco antes de separarse de nuevo de este, solo un poco para poder mirar el lugar donde estaban, la carta de las sombras estaba en el suelo, ya no volvería a hacerle daño a nadie. Sin embargo estaban aún en una especie de laberinto del que no tenía ni idea de como salir.
- Debemos salir para poder sellar la carta, sino estaremos dentro de ella y no será posible salir.
Era Kero quien lo decía, alzado por encima de ellos mientras les observaba aunque descendió para sentarse en el hombro de la chica, cansado al estarlo Malka. Ella miró con preocupación a Ralph.
- ¿Cómo estás? ¿Puedes moverte?
— Estoy bien, puedo seguir. Kero tiene razón, no podemos quedarnos aquí parados.
Tosió un poco más, teniendo que tragar saliva tras sus palabras, aunque pronto se puso en pie. Se mareó un poco al principio, pero nada que no se le pasase en pocos segundos más. Podía seguir adelante sin dar problemas, estaba seguro de ello.
—Todos los laberintos tienen un patrón, normalmente consiste en ir siempre hacia la derecha. Pero este es... mágico, debe de regirse por otro tipo de lógica. Hay que descifrarlo.
Entrelazo sus dedos con los de Malka y retomó sus pasos, atento por si percibía algo que pudiera darle un indicio de cómo salir de allí. En cuestión de unos minutos más, y tras haberse metido en un par de callejones sin salida que les hizo deshacer sus pasos, comprendió cuál era el enigma a resolver.
—Dos a la izquierda, uno a la derecha —musitó para sí mismo, sin tardar en alzar la mirada en dirección a Malka para aclararle a ella la incógnita—. Cada vez que encontremos una salida, dos veces tenemos que tomar la dirección de la izquierda, la tercera a la derecha. Y vuelta a empezar. Deberíamos llegar al final en cuestión de unos minutos, depende de lo grande que sea el laberinto.
Como si de una señal se tratara, una luz hacia la izquierda brilló cerca de ellos. Había resuelto el entresijo de aquella carta.
[ Con @brookskala ]
10 notes
·
View notes
Text
I want to believe you.
Había ido varias veces al viejo apartamento de su ex mujer, pero siempre con el mismo resultado: vacío. No contestaba a sus mensajes, tampoco a las llamadas, ni una nota, era como si el mundo se la hubiese tragado. ¿O acaso Katherine había decidido empezar por su cuenta y había decidido que Scott sobraba en su vida? Era una idea dolorosa, después de todo, a pesar del divorcio, ella seguía siendo una de las personas más importantes de su día a día y contaba con que el sentimiento fuese mutuo. Y aun a riesgo de quedar como un acosador, ahí seguía, a pie de cañón, buscando todos los días en cualquier sitio donde tuviese la mínima esperanza de verla, solo para asegurarse de que estaba bien, era lo único que quería.
Sin embargo, justo un día cualquiera en el que no estaba con sus labores de búsqueda, se cruzó con ella. Porque era ella. Por un segundo la duda lo embargó, sobre todo cuando la rubia cruzó ante sus narices como si de dos desconocidos se tratasen. Pero era Katherine, estaba seguro, reconocía su pelo, sus ojos, hasta su manera de caminar.
—¿Katherine…? ¡Katherine! ¡KATHIE!
Desconcertado, y un poco ofendido, saldó las distancias entre ambos a grandes pasos hasta alcanzarla y agarrarla por el brazo para que se detuviese.
—Oye no, eh. Eso no ha estado bien. Llevo semanas… ¡Qué digo semanas! ¡Meses! Buscándote como loco y nadie ha sabido decirme nada. Ni tu familia, ni tus compañeros de trabajo, tus amigos… ¡Nada! Y… ¡Pensaba que te había pasado algo! ¿Y tú ahora coges y me ignoras? No está bien, nada bien. Brandon no aprobaría ese comportamiento, que lo sepas.
—Yo… Yo… Yo… No sé de qué me hablas. No sé quien eres. Suéltame.
Había esperado cualquier tipo de reacción, pero no aquella. ¿Que no sabía de qué le hablaba? Debía de tratarse de una broma, aunque una bastante confusa puestos a ser sinceros, lo que hizo que Scott esbozase un gesto con el que dar a entender que estaba más confuso que minutos atrás, aunque igualmente la soltó. Tampoco quería agarrarla por la fuerza.
—¿Qué? Pero… ¿Qué? ¿Qué? ¿Cómo que no sabes quién soy? ¡Soy yo! O sea, ¡Scott! Scott Lang, ¡venga ya! —Se señaló con ambas manos para hacer más énfasis en sus palabras—. Scotty, tu ex marido. Juntos desde que terminamos la universidad. ¿Cómo se olvida alguien de algo así? ¡Estuvimos casados cinco años! Espera, espera. ya está, ya está. Es una broma, ¿verdad? Es una broma. Es una broma. Es eso. Una broma. ¡Una broma!
Se echó a reír él solo, aunque conforme pasaban los segundos su risa se fue apagando y su gesto se volvió algo angustiado.
—No, en serio, no lo pillo. Llevo buscándote semanas y ahora tú… Esto no es divertido ni siquiera para mí.
—¿Se… Semanas? Yo… No sé quién soy. No sé quién eres…
Su cuerpo se estremeció mientras lo miraba en el intento de poder ver un atisbo en su mente de aquel hombre. No había nada, por mucho que se concentrase sólo había un enorme dolor de cabeza.
—Lo siento mucho, no recuerdo nada. —Se llevó la mano a la sien, apretando un poco sobre esta para intentar quitarse el dolor—. Quizás no sea quién hablas… Yo… No logro recordar nada.
Cerró los ojos, el dolor se volvía más fuerte y solo había oscuridad allá donde se movían sus pensamientos. Dio un traspiés, a punto de caerse, mientras sus ojos se nublaban por las lágrimas.
—No, no. No llores… Yo… Perdona, no pretendía… ¿Quieres un pañuelo? —Verla llorar hacía que él quisiera llorar, hasta el punto de que una picazón subió por su nariz y le empezaron a escocer los ojos—. ¿Estás bien? Sabes… Igual me he confundido de persona. Llevo mucho tiempo buscando a alguien y… No sé, quizás estoy tan desesperado con encontrarla que me he aferrado a un clavo ardiendo.
Rió de manera entrecortada y forzada, sin sonar convincente. Estaba seguro de que era ella, eran su pelo, sus ojos y su voz, pero no sabía hasta qué punto le estaba haciendo bien ese momento, atosigándola para que recordase quién era él. El mismo tío que se comportó como un crío inmaduro y llevó su matrimonio común hacia el desastre.
—Lo siento mucho. No puedo saber si soy ella. Ojalá lo fuese y poder evitarte ese dolor. De verdad que espero que encuentres a esa persona.
Se acercó hasta él, con una confianza que no sabía de donde salía, para apretar su brazo con la mano. Cierta duda se instaló dentro de ella, ¿y si era la persona que Scott buscaba? No quería reconocerlo así como así ya que también tendría la esperanza de encontrar a alguien de su vida pasada y luego podría resultar que no. Pero a pesar de todas las dudas, le fue imposible marcharse así como así, dejando caer la mano y sacando su teléfono.
—Escribe tu número… No quiero que pienses que soy ella pero tampoco sé si lo soy. Podemos ir hablando un poco para ver si recuerdo algo.
Scott tampoco estaba siendo capaz de decir “adiós” y de marcharse por donde había venido, no después de tanto tiempo esperando por verla. Por eso, cuando por su cuenta le tendió el teléfono móvil, se le iluminaron los ojos y asintió rápidamente, cogiéndolo para apuntar su número. ¿Por qué no aferrarse a un clavo ardiendo? Había las mismas posibilidades de que saliera bien que de estamparse contra un muro, y Scott era el iluso por excelencia.
—Ya está. Te… Te escribiré y comprobaremos si no he vuelto a meter la pata hasta el fondo. —Esbozó una sonrisa tonta, aunque los ojos aguados le delataron.
—Me llamo Clea. Me pusieron ese nombre cuando me encontraron.
Había sentido la necesidad de decírselo para que tuviese un modo al que referirse a ella.
—Clea… Es un nombre muy bonito. Te pega. Siento haberte molestado, de verdad. Yo no suelo hacer estas cosas, lo de asaltar gente por la calle y… Perdón otra vez. Espero verte pronto de nuevo.
Hizo un gesto de cabeza para despedirse y retomar sus quehaceres del día, aunque con una sensación de lo más extraña rondándole la cabeza. ¿Quién la había encontrado y por qué había decidido bautizarla de nuevo?
| @almasmanchadas ; Clea “Katherine”. |
5 notes
·
View notes
Text
Dark Phoenix ( Parte lll y final ).
Elunay miró a Sam, sabiendo lo que venía en ese momento y cogió su mano con una mirada decidida pero triste. Lo que venía a continuación era lo más difícil que iba a hacer en su vida. Su otra mano buscó el arma que llevaba encima, escondida con la esperanza de no tener que usarla, de que se quedase en un secreto para siempre.
Kala, mientras tanto, consciente de lo que se avecinaba, y de que era totalmente necesario si querían cesar la locura que ella misma había desatado, decidió intervenir a fin de impedir que la telepatía de su padre tirase todo el plan de sus amigos por tierra. Quizás, desde fuera, podía tacharse de cruel y despiadado, pero la mutante era capaz de ver que, en realidad, lo hacían por su propia salvación.
Así que, mientras la chica se encontraba ejerciendo la distracción perfecta sobre su padre y su hermano, Eugene lanzó la señal al pelirrojo para intervenir de una vez por todas, consciente de que aquello marcaría un antes y un después en su vida.
El “poof” de Samuel resonó a espaldas del fénix. El arma de la valquiria apuntó directamente a la cabeza de la chica, con la mano temblorosa por los nervios, por lo que tuvo que subir la otra rápidamente, ayudándose para no fallar. La vista se le nubló por las lágrimas aún sin derramar.
A la vez que apretó el gatillo, parpadeó, dejando la mirada limpia para ver lo que estaba haciendo, para ver como la bala salía despedida a la cabeza de su mejor amiga mientras sus labios se movían con un silencioso “te quiero”.
En el aire se escuchó un único disparo… Que venía a dejar la paz. Por el momento.
El cuerpo de Kala se vino abajo, hasta impactar con todo su peso contra el suelo, dejando un charco de sangre a su paso que, a cada segundo que transcurría, se expandía más sobre el asfalto.
Samuel, al encontrarse más cerca de su amiga, no tardó en clavar las rodillas a su lado mientras contemplaba la escena horrorizado. Eugene, en cuanto los alcanzó, se llevó una mano contra los labios y contuvo las lágrimas. Habían tomado una decisión, pero ninguno de los dos había estado listo en ningún momento para presenciar tal escena.
Los rayos de energía que el fénix había usado para mantener presos los cuerpos de su padre y su hermano se esfumaron. En su lugar, de manera completamente involuntaria y descontrolada, emergió uno único de tal potencia que sobrepasó cualquier límite y alcanzó de lleno la luna.
Keme, junto a Piper, Malka, Gamora y Ralph, no se dieron cuenta del suceso, al correr en dirección de la chica con la prioridad de salvar su vida.
Sin embargo, Strange observó desencajado la escena, consciente de que una muerte segura se cernía no solo sobre ellos, sino sobre la humanidad al completo. Habían conseguido detener al fénix, pero tarde, fuera de tiempo. Y como si de una revelación se tratase, supo qué tenía que hacer en ese momento.
Haciendo alarde de sus nervios de hierro, abandonó la tarea de socorrer a Tony y se puso en pie, conjurando el poder de la gema del tiempo. Sus manos temblorosas invocaron un bucle temporal con el que retroceder a minutos atrás e impedir el apocalipsis.
Lejos de usar el efecto de la gema para salvar a Kala del disparo, dejó intacto aquel momento. Consciente de que, tarde o temprano, el fénix resurgiría de sus propias cenizas.
| @destellosdepoder ; @physicalmutants ; @thedarkestnightrol |

11 notes
·
View notes
Text
Dark Phoenix (Parte I).
Descendió del cielo hasta posar los pies sobre el asfalto, envuelta en una silueta que dibujaba la extraña forma de un pájaro en llamas. En cuestión de segundos la gente presente reaccionó: algunos corrieron, conscientes del peligro; lo más ignorantes, sacaron los teléfonos y comenzaron a grabar.
Nada de eso pareció importar al fénix, pero algo no previsto estaba a punto de suceder: la llegada de los X-Men junto a varios amigos más.
—Sé que no será tarea sencilla —anunció Brandon, cerca de la zona de peligro—. Y que… puede que Kala cometa atrocidades esta noche, pero tened presente que no es ella. Necesita nuestra ayuda, Kala quiere volver con nosotros. Y esta noche vamos a recuperarla de una vez por todas.
Fue Keme el primero en situarse frente a ella, alzando la cabeza con el corazón latiendo con fuerza.
—¡Kala! —alzó la voz, tratando de llamar su atención—. Kala sé que estás ahí, solo resiste. Te prometimos que vendríamos a por ti.
A pesar de lo sumido que el Fénix en su propósito, los pensamientos de los presentes delataron sus intenciones por detenerla, por lo que provocó una ráfaga de energía que volase hasta ellos a gran velocidad, empujándolos varios metros hacia atrás con bastante violencia.
Jessica alzó la mirada justo a tiempo de ver a Piper justo a su lado.
—¿Puedes subirme hasta Kala? Si me tiro sobre la psicópata de mi sobrina puedo hacerla caer al suelo. Será accesible, podréis llegar hasta ella. Pero alguien tiene que distraerla.
Tras oír a su hermana, Brandon anunció al grupo que necesitaban un factor de distracción con bastante urgencia.
El magnate se situó frente a Kala gracias a la ayuda de sus propulsores, comenzando a llamar la atención de la chica y haciendo como que caminaba en el aire.
—Si estuvieras en Los Vengadores podríamos llamarte pájaro de fuego, ¿Sabes? Molaría tenerte en el equipo. Pero claro, tú prefieres destruir el mundo y quizá el universo y se me quitan las ganas. Y eso no está bien, colibrí. ¿Es que no te han enseñado modales? Lo podríamos negociar en mi oficina. ¿Qué tal mañana a las 8?
Al escuchar a Tony hablar, Benjen descendió junto a este para prestarle apoyo moral, dejando un surco en el suelo y un pequeño seísmo que hizo saltar las alarmas de algunos coches. De sus manos emergían truenos que convergían entre ellos, aterrizando en su propio cuerpo y dirigiendo alguno hacia el cielo.
—¡¿Solo eso sabes hacer?!
Malka al escuchar lo de la distracción también quiso aportar ayuda, no sabía si iba a funcionar pero usó la carta ilusión para que pareciese que del cielo caían flechas que iban directamente hacia el fénix.
La entidad cósmica lanzó un rayo de energía de dimensiones generosas sobre ellos. El impacto alcanzó de lleno a Benjen, en el caso de Tony se vio amortiguado por el escudo del Capitán América, quien entró en escena para lanzarlo frente a su amigo y proteger así su vida.
Ofendida por la intromisión, se dispuso a lanzar un ataque sobre un desprotegido Steve, pero varias flechas parecieron volar sobre su cuerpo, desviando su atención para alzar la mano e intentar desviar la trayectoria.
Justo en ese momento, Jessica se agarró con fuerza al traje de Iron-Heart y sobrevoló la zona por encima de Kala. Sin embargo, al ver que el fénix parecía realmente distraído, no dudó un segundo antes de soltarse de la chica y dejarse caer sobre su cuerpo, arrastrando a la mutante con ella hasta el suelo.
—¡Para de una puta vez, niña del exorcista! ¿No ves que está aquí toda tu maldita familia? —Sin embargo, sus palabras poco efecto tuvieron pues una ráfaga de energía hizo volar hacia atrás a la detective que, tras el impacto contra varios vehículos, acabó tendida en el suelo inconsciente.
—Maldita sea, Kala —murmuró Keme observando la escena aterrado. Definitivamente aquella no era la chica que él conocía.
Se acercó a Jessica para atraparla con cuidado, cogiéndola sin esfuerzo y refugiándola tras un coche. Repitió lo mismo con Gúnnr, Scott, Lucas y todo el que iba cayendo en su intento por frenar a la chica.
Al mismo tiempo, un “poof” se oyó al lado de Elunay, apareciendo Samuel junto a la valquiria.
—Eugene va a darnos paso. Es ahora o nunca, Alicia. Es ahora o nunca. —Extendió una mano hacia ella, esperando a que la tomase para poder teletransportarla cerca de Kala en cuanto recibiesen la señal de Coloso.
| @thedarkestnightrol ; @destellosdepoder ; @heroesmarginados ; @physicialmutants |

11 notes
·
View notes