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nota del 2016
Cuando se empieza a ser feliz viene la costumbre y se quiere adelantar a los hechos. Impaciente devoradora, se rodea del hastío y nos cuenta historias con delirios de grandeza incluidos. Lo preocupante es cuando el hastío se lo toma todo, el vino, la mañana, la lluvia, se toma hasta las molestias y también el poder. Así que me lo tomo por sorpresa y le pongo de incógnito unas cuantas sonrisas, unas escondidas en alguna canción, otras en la ducha, en alguna textura invernal, aunque casi siempre van camufladas en tonteras. Y si es fácil reir...
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Huang Yuxing (Chinese, b. 1975) - Big sculpture in the hills, Acrylic on Canvas, 250 x 175 cm (2019)
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El miedo a morir
(mes X de 2016)
No importa cuán hastiada esté de esta vida, no logro desprenderme del miedo a que se acabe todo esto. El miedo al Game over me toma cada vez que tomo alguna cosita que me desordena la cabeza. Es como si llegara al límite de mi membrana (jaja qué asquerosa palabra) vital y estuviera a punto de traspasarlo. La muerte me espera en la esquina de esas experiencias, estoy cruzando la calle y ella me invita a cambiar de comuna. Yo me rehúso a caminar tan lejos (puede que nunca vuelva) y la abandono con sus misterios. No es mi momento de saberlo todo, no quiero morir, me repito a mi misma. Me repito que me gusta mi existencia como humana, aunque no siempre lo piense así. Es el miedo. Tengo miedo a que el presente me absorba tanto que acabe por engullirme y toda la realidad cambie para siempre. La desconexión total del resto de los tiempos. La no memoria fundamental.
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La consciencia
08/05/16
Ha pasado un tiempo desde que volví de una de las experiencias más fuertes que he tenido en la vida. En el viaje cumplí uno de los objetivos que tenía en mente: conocerme mejor. No lo había planeado así en un inicio, aunque ya había iniciado una búsqueda espiritual, pasando por lecturas, cultos y prácticas meditativas. En el viaje encontré que mi objetivo no iba por ese lado, sino por el lado de abrir los ojos y ver quién soy. Este conocerme a mi misma no es un ejercicio de vanidad, es el ejercicio de conocimiento más sincero en el que puedo comprometerme, sin nunca desdeñar las fuentes de información que vengan desde cualquier dirección. Si todo el flujo está interconectado, no es casualidad que cierta información esté a mi alcance con sólo tratar de investigar un poco. Todo lo que encontré siempre fue atingente, necesario en ese momento preciso. Empezar a investigar desde lo que yo percibo es lo más auténtico que puedo hacer, sin anularme ante la experiencia de otros, ante la autoridad que detentan los que saben de lo que hablan.
Cuando digo "yo" no me refiero a un ente esencial, si no al "yo" que se ha venido formando por las diferentes influencias que me arrecian a cada momento, un yo en esencia vacío, pero que se forma espontáneamente al engarzar mi energía a todo lo que me rodea. Y por “mi energía” no quiero expresar una propiedad personal, sino lo que mi conciencia personal rodea con una etiqueta individual, a las energías que pasan a través de mí y que voy interpretando como propias. Ese "yo" es la voluntad de poder hacer, interactuar e influir, funcionar y participar del flujo constante. Lo realmente misterioso es qué es la consciencia. Es lo único que me está dando un sentimiento de entidad, haciendo de malla filtradora de La Realidad e interpretándolo todo en términos corporales, emocionales, mentales, determinando a su vez un adentro y un afuera. Poniendo la barrera entre ellos y yo, las fuerzas del universo y yo, cuando lo verdaderamente impresionante (y uno de los grandes aprendizajes que tuve) es que entre esa voluntad del universo y la mía propia no hay ninguna diferencia. Desde entonces abandoné toda lucha y me dejé emerger libremente (o al menos eso trato).
Hay varias cosas que aún me cuesta lenguajear, porque no todo el aprendizaje sobre el misterio es transmisible. Y, aunque hay partes que sí lo son, hay que aprender a callar. No todos los oídos están listos para escuchar ciertas verdades. Y hay ciertas cosas que al ponerlas en palabras suenan vanas, el lenguaje y la cultura así censuran cierta información valiosa. Se tiende ahora a desdeñar los clichés, cuando hay tanta verdad en algunos de ellos. Para acceder a esa verdad no basta con leerla, o con que alguien trate de enserñártela, hay que vivirla, descubrirla en la vida, encarnarla. Y para eso lo único que se necesita es una actitud de curiosidad y apertura. Indagar y nunca concluir. La trampa de llegar a conclusiones es crearse axiomas es que encierran a la verdad en premisas que pueden ser negadas. Lo que quiero decir con esto es que el lenguaje no es por entero confiable para la transmisión de esta sabiduría.
#conciencia#consciencia#yo#conocimiento#autoconocimiento#objetivo#investigar#indagar#búsqueda#espiritualidad#voladas#autoconciencia#autoconsciencia#flujos#cosasshuperlocas#sabiduría#lenguaje
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...ser como las olas, ser como las olas, ser como las olas, ser como las olas...
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Cuando la sociedad ya no deja lugar Para el verdadero hedonismo Nos convence de que en sus torturas sí hay placer Mas nos lleva al abismo.
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Persiguiendo ser libre
me di la libertad de elegir
Sólo para en una cárcel
a esa elección convertir
Así seguí,
así volé,
presa de libertad!
Sufriendo la intensidad!
También me olvidé de vivir.
Ah, Libertad!
O vas de la mano con ella,
o no vas...
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“Nosotras no queremos ser mujeres”
Hoy fui a una lectura de dramaturgia que me dejó más que incómoda. Estoy cansada de los discursos de dominación entre lo femenino y lo masculino, de centrar la lucha de la desigualdad en esas categorías. Ahora ser mujer es más que ser mujer, se pueden ser más cosas, sean del reino de lo masculino, femenino, neutro o de lo ambiguo. Como mujeres hemos ganado varias batallas, aún no la guerra por cierto, pero de cierto es que ya no somos la queja perpetua, hay frutos que mostrar. Por eso me molestan las producciones artísticas donde se muestra a la mujer como un ser frágil, carente, angustioso, sufriente, mujer desmembrada, perdida y/o esclavizada, cuando somos TODOS parte de esa desorientación, de esa dependencia a un sistema a quien hemos otorgado las riendas, un sistema al que confiamos nuestra marcha en vez de atrevernos a caminarla por nuestra cuenta. No sacamos nada con culpar a las categorías que nos acogen cuando el problema es el gran acuñador de significados de esas categorías. Curiosamente el autor de la obra era un homosexual y pienso que no es azaroso. Pienso que la lucha de las mujeres por el reconocimiento se ha dado codo a codo con esa otra minoría, y que tal vez por eso mismo ellos son más sensibles al sufrimiento de no tener un lugar, de no poder plantear las coordenadas dominantes en el terreno social. Entiendo que ha habido dolor en la historia de las minorías, pero creo que es tiempo de mostrar los goces de esta también. Dejar de definirnos como lo otro, lo dejado de lado, lo explotado, dejar esa denuncia recursiva que nos define para siempre como los perdedores y víctimas de la historia. Llegó el tiempo de soplar con otro aire las definiciones de sí mismo. Para eso habría que dejar de enaltecernos por categorías, pero sin embargo debemos seguir tomando en cuenta que siempre estamos siendo vistos por otros como amarrados a ellas, entonces lo mejor es hacernos cargo de estas y de las satisfacciones que estas nos brindan. No quedarnos fijados en un sólo lado de la moneda, recordar que esta tiene dos caras, que no solo hay voz para la denuncia, también hay voz para la felicidad. Si no construimos pensando en esto ¿cuándo la vamos a alcanzar? p.s.: La cita del título fue una de las frases que me gustó de la obra. En ese contexto era una frase de angustia, pero en otro, sería una de positividad pura: "Nosotras no queremos ser sólo mujeres".
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La libertad
En este viaje que emprendí he tenido aprendizajes muy importantes, y uno de sus temas top es la libertad. Escribo esto no tanto para compartirlo, sino para registrarlo, para ordenar un poco y hacer un esquema breve de lo que he ido interiorizando intelectual, sentimental y espiritualmente. Tal vez no sea muy útil para nadie, pero estas realizaciones o “darse cuenta” han cambiado radicalmente mi manera de percibir la vida. Lo publico porque puede que alguien esté también en la misma búsqueda de respuestas que yo, si es así, siéntase con toda la libertad de que tengamos un diálogo, nos podemos aportar desde nuestras experiencias. Tal vez el hilo de razonamiento no haga mucho sentido al lector(a), pues lo que describo a continuación tiene que ver con mi propia forma de procesar, la información que considero relevante en este tema puede no serla para otros.
En la historia de la humanidad ha habido una lucha constante para alcanzar la libertad, los contenidos van variando, pero la meta es la misma: libertad de expresión, libertad de asociación, libertad para la igualdad, libertad de la opresión por los que detentan el poder. Siempre se busca emanciparse de algo, lo que hace de la libertad un concepto íntimamente asociado a su precedente, en una dialéctica constante con aquello de lo que busca desasirse. Por lo mismo, comúnmente se piensa que la libertad es sinónimo de felicidad. Se rompen las ataduras que nos aprisionaban, quedamos libres para poder realizarnos en nuestro verdadero potencial. Pero la libertad no necesariamente significa felicidad, significa vida y mientras haya vida, la lucha sigue.
La libertad no es un estado final, la libertad no tiene asociada ninguna emoción en particular. La libertad es un concepto vacío que se rellena con cualquier estado psicológico/mental/espiritual de la persona que la logra. No por nada es llamada “libertad”.
Para algunos la libertad puede ser sinónimo de grandes angustias por el caos que deviene cuando se alcanza, por la posibilidad de asociación con cualquier otra cosa luego del desligue de lo que se quiso liberar en un primer instante. Por lo general, estamos tan acostumbrados al sometimiento que al alcanzar un estado de libertad, es decir de incertidumbre, queda el remanente de querer volver a asociarse a algo o a alguien. La libertad es algo difícil de sostener, por lo que funciona casi siempre como un ideal más que como algo que se practique. Por la libertad es que nos movemos como humanos, el cambio es posible cuando hacemos de ella nuestro norte. La libertad nos da la sensación de progreso, aunque esto signifique volver a entregarnos a otro tipo de atadura, al menos es una en la que la voluntad está comprometida. Luego de la libertad somos libres de atarnos a lo que dicte nuestro deseo. Después de todo, está en nuestra naturaleza implicarnos, enmarañarnos con circunstancias externas, con personas, con sistemas, con rutinas, en fin, se nos da fácil desear. La libertad es la ilusión de la vida, su horizonte, el que siempre se va desplazando más y más allá. La libertad es lo que está verdaderamente vacío, no el deseo, este siempre puede rellenarse con multitud de cosas, muchas de ellas bien definidas y universalmente generalizadas. Si existe un estado de satisfacción, aunque sea temporal, significa que sí podemos alcanzar lo que deseamos. Que eso sea transitorio, es otro tema.
Sin embargo, está el camino de los que buscan un estado constante de libertad, que luchan por la autoliberación, quienes emprenden el camino del Buda, un camino más allá de la lógica del lenguaje. Buda buscó la iluminación, un estado en el que se liberó de todos los condicionamientos, en un viaje interno en el que buscó descubrir al supremo arquitecto, al “constructor” de la rueda eterna de nacimiento y muerte en la que nos encontramos para así poder salir de ella. Se dice que cuando logró la iluminación llegó a la verdad y se deshizo de toda ignorancia, esta última entendida como la creencia de que existe un desconocido detrás del conocer. La iluminación consiste en trascender el dualismo de conocedor versus objeto del conocimiento, la oposición entre saber y actuar, entre el mundo y el yo. Es algo difícil de abordar por la lógica, cayendo en constantes contradicciones cuando se lo trata de explicar, por lo que se tiene que experimentar a través de la intuición de la propia verdad y con ayuda de la voluntad. La iluminación no puede enseñarse a otros por medios intelectuales, por lo que la doctrina del budismo no es realmente una doctrina, si no una búsqueda interior constante, ya que no hay nada que se pueda recibir desde otro con respecto a la iluminación. Buda busca ser su propio amo, trascendiendo el dualismo de ser amo o esclavo.
Buda logró ser libre y decidió mantenerse en ese estado, y pese a que pasó periodos de mucho ascetismo renunciando a involucrarse en las actividades mundanas, al final se da cuenta de que eso tampoco es libertad. Menciona entonces el “camino medio”: la sabiduría está en no entregarse a reglas generales sobre nuestra existencia y simplemente fluir, vivir sin entregarse a ningún exceso, tanto ascetismo como apasionamiento. El buda nos llama a vivir una vida dinámica, con un fluir natural, sin sistemas o preceptos, buscando en el interior de cada uno cómo llevar su propia libertad en la vida cotidiana. El sistema ético a seguir no existe, está en construcción constante. Para ser libre no es necesario convertirse en un monje y meditar por el resto de la vida sin involucrarse con nada ni nadie.
La rama zen del budismo se acerca más a vivir la cotidianidad con libertad. Aún no estoy tan informada sobre la historia y las prácticas actuales de esta rama, pero lo que he averiguado hasta el momento me parece bastante satisfactorio. Me atrae el dinamismo de la verdad que se busca, lo que nos hace conectarnos mucho más con lo que está pasando ahora, en el presente, dentro de nosotros mismos. Otra cosa que me gusta es que la verdad no se va a buscar a ninguna parte, ni se le pide a otros que nos la muestren. Pero hace falta harto coraje para enfrentarse a esa verdad, es un trabajo duro aprender a ser sinceros con nosotros mismos y aceptar lo que sea que sea. Sacarse la venda de los ojos es el primer paso y el más difícil.
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Título en la última línea
Refugiada en un recodo escondido entre avenidas bate sus pulmones creciente y reposante le vuelan mariposas como pensamientos mientras se imagina los caminantes que van por los giros de su piel habla a través del trino incesante no lo calla ante el murmullo de sus ojos abiertos que destilan paz Sus maderas como huesos acostumbrados a los paseantes que se posan en ellos que duermen, que gozan, que lloran. Gota de bondad en el océano gris. Su hierba como finos vellos que esperan las caricias de las doce (A veces duran hasta las cinco y más, pero sólo cuando es viernes) En su esplendor pacífico por la mañana guarda la oscuridad secreta de sus noches. Ignorada y querida Reconfortante y dolorosa una forastera sedentaria es la plaza.
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Personajes que amanecen. <br/> Episodio de hoy: La Señorita.
La señorita se despierta por la mañana tratando de escapar sus ojos del rayo blanco que inunda la habitación. Moretones glaceados inundan el techo mientras la señorita busca una excusa para no hacer nacer un nuevo día. Como podemos adivinar, la señorita no encuentra ninguna lo suficientemente buena. Se estira rabiosamente en su cama, gritando refunfuños alegres. A la señorita no le importa no vestir un atuendo para el desayuno, aunque un sombrero nunca está demás, se dice mientras hace rodar ligeramente uno naranja por su brazo. La señorita siempre se siente misteriosa luciendo ala ancha. Se sienta en su mesa con mantel a cuadros rojos y blancos. Esto, por motivos peculiares, hace sentir a la señorita como si en cualquier momento pudiese venir una fontana di pasta hasta su mesa, aunque sólo tenga pepinillos o un trozo de pan de pascua regalado. La señorita mira por la ventana, teniendo su momento diario de preguntas filosóficas, solo que ella no sabe que lo son. La señorita espera tranquilamente un vaso de leche, traído por una nube blanquiamarilla desde su refrigerador. Si conociéramos más a la señorita, podríamos decir que está acostumbrada a anomalías como esta.
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Quisiera despertar cada mañana así lentamente despojada de recuerdos y mantenerme así porque de la vacuidad surgen las ganas de hidratarse el cerebro el movimiento de búsqueda, de apropiarse de un mensaje como si uno tuviera que decir algo como si uno existiera para representar otra cosa. Qué ironía de la vida darnos la mente.
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Tótem urbano
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Mar de Valparaíso.
https://www.flickr.com/photos/loqueveelojo/
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Cordillera de los Andes. Septiembre 2014.
El Alfalfal, Cajón del Maipo.
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La masa no perdona.
Esquila de ovejas. Septiembre 2014. El Alfalfal, Cajón del Maipo.
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