aslazyasmichaux
aslazyasmichaux
insupportable
22 posts
Fragmentos literarios, no solo de los serios. Algunas traducciones propias (#traduccióntorpe).
Don't wanna be here? Send us removal request.
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Escribo todo esto en mi cuartucho y tengo que acabar, pues me espera la cena en la pensión Las Delicias. Así que me despido de ti por un momento, mi pequeño diario, perro fiel de mi alma, pero no aúlles; tu amo se marcha ahora, pero volverá.
Diario 1 (1953-1956), Witold Gombrowicz
8 notes · View notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Tumblr media
[Poesía dejada atrás] What? 108 Zen poems, Ko Un
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Baldabiou era el hombre que veinte años antes había llegado al pueblo, había enfilado directo a la oficina del alcalde, había entrado sin hacerse anunciar, le había puesto encima del escritorio una bufanda de seda color ocaso y le había preguntado:
—¿Sabe qué es esto?
—Cosas de mujer.
—Se equivoca. Cosas de hombre: dinero.
El alcalde lo echó. Él construyó una hilandería abajo del río, un cobertizo para el cultivo de gusanos a espaldas del bosque y una capilla dedicada a santa Inés en el cruce de caminos de Vivier. Contrató una treintena de trabajadores, hizo traer de Italia una misteriosa máquina de madera, todas ruedas y engranajes, y no dijo nada más por siete meses. Después volvió a donde el alcalde, poniéndole sobre el escritorio, bien ordenados, treinta mil francos en billetes de alta denominación.
—¿Sabe qué es esto?
—Plata.
—Se equivoca. Es la prueba de que usted es un pendejo.
Seda, Alessandro Baricco
1 note · View note
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Historia en un barco
Llevábamos ya cuatro días dando tumbos bajo un cielo gris verdoso, enjabonado, que nos quería devorar, aniquilar con piel y pelos, y nuestra piel era gruesa, y esos pelos eran los últimos que nos quedaban, tantos habíamos perdido ya. Pero al atardecer del cuarto día —un día que no olvidaré, con su indiferencia en las aguas y esa luz evanescente sobre las escotillas—, nos preparamos para la noche como viudos dispuestos a casarse por última vez, pero que no las tienen todas consigo, debido sobre todo a la parafernalia de rigor. Bebimos nuestro último whisky y encendimos las últimas velas y pusimos las mejores caras que pudimos encontrar, y nos persuadimos de que no achicaríamos agua en nuestras últimas horas porque era algo indigno y, además, no valía la pena.
La luz se desparramaba, pues, sobre todo, una luz particularmente buena y cara; no quedaba un solo rincón oscuro en nosotros ni en el viejo velero, que era un billete de lotería no premiado que nos habíamos sacado; y probablemente nosotros también fuéramos billetes no premiados y al final se acabó la luz. Pero cuando nos reunimos luego en el comedor con nuestras velas y nuestro whisky y nuestra luz tan especial, la cosa volvió a cambiar y ya no fue necesaria esa luz tan especial, una luz excepcionalmente costosa para unos cuantos cadáveres, y volvimos a oscurecer un poco el ambiente y apartamos la vista de los rincones, pues ya no valía la pena hacer ningún esfuerzo. Y dejamos de hablar tan burda y torpemente como esos jovenzuelos inexpertos que opinan que es preciso decir la última palabra sobre todo y que decir la verdad siempre está permitido, lo cual no es sino una disculpa para los palurdos y maestros de escuela. Por eso hablamos tan finamente como nos fue posible; pues maldiciones se lanzaron muchísimas, podéis creéroslo, pero con una enorme cautela y delicadeza. «Dicki» por aquí y «viejo querido» por allá, y nada de un viento que se acabó después que nosotros, ni de un viejo velero que se acabó con nosotros, ni de un agua que nunca se acabaría. Sí, con un poco de whisky —que ya no teníamos por qué ahorrar— hasta logramos correr un velo especialmente oscuro y denso sobre ciertas cosas, y aunque no soltamos una sola sílaba sobre el mañana o cosas por el estilo, se abrió paso una especie de suposición tácita, como si pasado mañana pudiésemos hablar de todo aquello, y cada cual trataba, en la medida de sus fuerzas, de afianzar en los demás la idea de que no había nada tan firme y duradero como él mismo, y de que un comedor era un sitio poco acogedor. Manky, por ejemplo, dijo que no deberíamos ahorrar whisky en absoluto, ya que a bordo no podríamos hacer niños ni tener descendientes, puesto que faltaban esas criaturas pelilargas necesarias para ello. Y aquella fue, en resumen, y habida cuenta de las especialísimas circunstancias, una buena frase de Manky.
Pero ahora pasaré al asunto del cual quería hablar y por el cual he soltado toda esta cháchara; en seguida veréis que era preciso hacerlo. Pues uno de nosotros —su nombre no tiene ya valor alguno en este planeta, no designa nada, y un día designó a un hombre no demasiado gordo, pelirrojo, con dos portillos en la dentadura y escasa capacidad culinaria—, uno de nosotros, digo, dijo algo que nos llamó la atención y aún recordamos ahora, al cabo de muchos años. Y no pienso olvidarlo hoy. Todavía recuerdo que se levantó con su vaso, se dirigió a la pared y puso el vaso en una mesita al tiempo que decía aquello, y lo dijo de manera tal que no quedó claro si había meditado mucho su acción. Dijo: Estoy harto de ir por ahí rodando. Harto. Me vuelvo a casa. Sí, eso fue todo.
Ahora podrá no pareceros gran cosa, y nadie empalideció cuando yo lo conté, pese a los trucos que empleé y al énfasis que puse, pero aquí no estáis en un comedor, ni tampoco sopla aquel viento, etc., y apenas podréis comprender que, dichas esas palabras, se hiciera un gran silencio, como cuando un hombre o diez ven en la oscuridad una luz que luego se apaga y resulta ser la colilla de un puro. Cierto es que Ferry —he acabado diciendo su nombre— lo comprendió bastante bien, en seguida se quedó sin aliento al ver aquello; notamos perfectamente que se puso pálido, más pálido que la pared ante la cual se había detenido. Y al instante abandonó el acogedor salón, lo cual era una auténtica locura con aquel oleaje, y nunca volvió a entrar, y hasta hoy ninguno de nosotros ha preguntado adónde se marchó. Tenía un hogar, una casita en el Estado de Arkansas, con una esposa que lo esperaba, pero no se dirigió allí, y nosotros lo sabíamos perfectamente cuando lo dijo, tan perfectamente como que nunca volveríamos a ir a ningún lado en este planeta, nosotros, los que no teníamos «hogar» alguno. Y aunque sabíamos que ni él ni nosotros volveríamos a ir jamás a ningún sitio, y que el agua es igualmente húmeda para todos, nuestro odio era tan grande que él lo sintió inmediatamente y salió a enfrentarse al agua; pues no sabíamos que el viento cesaría por la mañana y el agua se calmaría en pocas horas, y terminamos el viaje sin cocinero y sin whisky.
[Narrativa Completa 1] Relatos 1913-1927, Bertolt Brecht
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Cuando mi padre salía de viaje era cuando más consideración sentía yo por mi madre. Aunque ella intentara mostrarse severa, sin tanto cambio nos entendíamos bien. Y sobre todo, por las noches no tenía ocasión de chivarse de todas nuestras faltas, por eso le teníamos más consideración. Ella misma decía a veces, qué bien estamos los tres, verdad niños, porque probablemente el amoldarse era también lo más agotador para ella. Una vez le pregunté, por qué lo haces, por qué te preparas y te amoldas, ella dijo, así hay que hacerlo en el matrimonio y en el trabajo, ya te darás cuenta tú misma. Pues yo estoy bastante segura de que no voy a amoldarme, dije, a lo que ella se echó a reír y respondió, de todos modos tú no encontrarás ningún hombre, aunque en el fondo la asustaba realmente la idea de que nadie me quisiera por esta manera de ser antipática y huraña que tengo desde niña, pero yo nunca he estado segura de que lo más ambicionable de este mundo sea tener que amoldarme cada tarde a las cinco y media. Me gustaba más cuando mi padre estaba de viaje, me resultaba desagradable y penoso el esfuerzo de amoldarse, tanto el de mi madre como el nuestro, porque cuando mi padre llegaba a casa todo el mundo tenía que amoldarse para constituir lo que mi padre llamaba una familia, aunque él nunca había tenido una familia. A cambio había desarrollado un concepto clarísimo acerca de lo que es una verdadera familia y se mostraba terriblemente sensible cuando se atentaba contra ese concepto. Pero ahora era él quien atentaba contra ese concepto, porque eran las siete y todavía no había llegado, la cara de fiesta de mi madre resultaba inútil y los mejillones volvían a castañetear en la olla.
Mejillones para cenar, Birgit Vanderbeke
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
SAL
¿Las cosas estaban bien en aquel tiempo?
Sí. Estaban bien.
¿Sabías que estaban bien?
¿En ese momento? ¿En tu momento?
***
No, porque estaba preocupada
o quizá hambrienta
o dormida, la mitad de esas horas.
De vez en vez había una pera o una ciruela
o una taza con algo en ella,
o una cortina blanca, ondulante,
o bien una mano.
También la melosa luz de las lámparas
en aquella tienda antigua,
descendiendo sobre la belleza, la plenitud,
los cuerpos entrelazados y acariciados,
que luego se encendían, luego se iban.
***
Espejismos, tú decides:
todo fue nunca.
Aun cuando ahí está sobre tu hombro,
tu tiempo tendido como un picnic
al sol, aún resplandeciente,
aun cuando es de noche.
***
No mires atrás, dicen:
Te convertirás en sal.
¿Y por qué no? ¿Por qué no mirar?
¿No es reluciente?
¿No es bello, allá atrás?
Dearly, Margaret Atwood
Salt -- Were things good then? / Yes. They were good. / Did you know they were good? / At the time? Your time? // No, because I was worrying / or maybe hungry / or asleep, half of those hours. / Once in a while there was a pear or plum / or a cup with something in it, / or a white curtain, rippling, / or else a hand. / Also the mellow lamplight / in that antique tent, / falling on beauty, fullness, / bodies entwined and cherishing, / then flareup, and then gone. // Mirages, you decide: / everything was never. / Though over your shoulder there it is, / your time laid out like a picnic / in the sun, still glowing, / although it’s night. // Don’t look behind, they say: / You’ll turn to salt. / Why not, though? Why not look? / Isn’t it glittery? / Isn’t it pretty, back there?
2 notes · View notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Belief in progress doesn’t mean belief in progress that has already occurred. That would not require belief.
Aphorisms, Franz Kafka
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Elegir sus trampas
El ritmo de nuestra vida se desarrolla por períodos, muy semejantes, salvo en que se presentan de una manera que los hace irreconocibles. El acontecimiento-trampa o la persona-trampa, son tanto más peligrosos cuanto que dependen, por su propia cuenta, de la misma ley y llevan sinceramente la máscara.
A la larga, el sufrimiento nos da el alerta y señala multitud de trampas. Pero, a menos de una negativa insípida a vivir, hay que aceptar ciertas trampas, a pesar de la seguridad que entrañan de tener consecuencias funestas. La sabiduría consiste en estar loco cuando las circunstancias valen la pena de estarlo.
Goethe es uno de los primeros que ha hablado de una verdad del arte, obtenida con lo contrario de la realidad (a propósito de un grabado de Rembrandt). Hoy, toda investigación es admitida como investigación. Es difícil de imaginar la soledad de Ucello. «Ese pobre Paolo —dice Vasari—, poco versado en la ciencia de la equitación, habría hecho una obra maestra si no hubiese representado a su caballo levantando las dos patas del mismo lado, lo cual es imposible». Ahora bien, toda la nobleza de la obra a que se refiere Vasari procede de ese contraste, de ese acto de presencia del artista, por medio del cual se afirma y exclama a través de los siglos: «Ese caballo es un pretexto. Me impide morir. ¡Aquí estoy!».
Opio, Jean Cocteau
1 note · View note
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Le vino a la mente Shakespeare porque, como todo neoyorquino de escuela pública antes que ella, Miriam se había memorizado sus obras antes de tener la más mínima oportunidad de entenderlas y estaba condenada a pasar el resto de la vida constatando que el dramaturgo había detallado todos los sufrimientos y absurdidades de la existencia por venir, desde su posición privilegiada en la historia.
Los Jardines de la Disidencia, Jonathan Lethem
1 note · View note
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
La primera vez que tuvo una infección grave, el termómetro se puso a hervir y disparó una bala de mercurio que se alojó en el cerebro de la enfermera, que cayó muerta con un grito desgarrador.
El almuerzo desnudo, William S. Burroughs
1 note · View note
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
HORST CAN’T FIND the ice-cream flavor he really needs today and is showing signs of gathering impatience, alarming in one usually so stolid.
“Chocolate Peanut-Butter Cookie Dough? Hasn’t been any of that around for years, Horst.” Aware that she sounds exactly like the acid-tongued spoiler she has labored all these years not to be, at least not sound like.
“I can’t explain it. It’s like Chinese medicine. Yang deficiency. Yin? One of them.”
“Meaning . . .”
“I would not want to freak out in front of the boys.”
“Oh, but in front of me, no problem.”
“How do I begin with someone at your level of food education? Aaahhh! Chocolate Peanut Butter Cookie Dough. See what I’m saying?”
Maxine takes the cordless phone and uses it for half of a time-out sign. “Just going to dial 911 here, OK sweetie? Except of course, that, given all your priors . . .”
How serious a domestic incident this is shaping up to be no one will ever know, because just then Rigoberto buzzes up from the lobby. “Marvin’s here?”
Before she can hang up the intercom, he’s at the door. Ganjaportation, no doubt. “Again, Marvin.”
“Day and night out there bringin the people what they need.” From the soon-to-be-vintage kozmo bag he produces two quarts of Ben & Jerry’s Chocolate Peanut Butter Cookie Dough ice cream.
“They discontinued this back in ’97,” Maxine less in wonder than annoyance.
“That’s only the business page talkin, Mahxine. This is desire.”
Horst, already gobbling ice cream with spoons in both hands, nods enthusiastically.
Bleeding Edge, Thomas Pynchon
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
¡Ah!, es un infierno ser querido por quien no ama ni la felicidad ni la vida, ni se ama a sí misma, sino que solo te ama a ti.
La isla de Arturo, Elsa Morante
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Denuncia
Al llustrísimo Señor Jefe Superior de la Policía Secreta.
Con todos mis respetos deseo denunciar que mi vecino se está quedando ciego de un modo antiestatal.
En principio se está quedando ciego porque pierde la vista, pero yo ya sé lo que me digo, porque más de una vez he hablado con él en la escalera y en una ocasión me dijo algo que le delató.
Dijo: «No quiero ver más vuestras jetas».
No podía estar refiriéndose más que a la mía y, con perdón, a la del Señor Jefe Superior. Porque, si no, ¿a qué otras podía estar refiriéndose? De modo que se está quedando ciego antiestatal y antisocialmente, porque la mía es social y la de usted, Señor Jefe Superior, estatal.
De manera que en cuanto empezó a quejarse de los ojos, me di cuenta de que, bajo el pretexto de la pérdida de la vista, se estaba fraguando una labor pérfida. Detrás de la cual están ciertos círculos y las fuerzas que ya se sabe.
Y una prueba más, Señor Jefe Superior, es que él ahora siempre está en casa y no hace más que sonreír. Yo mismo lo he visto por el ojo de la cerradura. Estaba sentado en un sillón y tenía en la falda un fajo de cartas viejas atadas con un lazo descolorido. Eran cartas de su mujer, de cuando era todavía su novia; ahora ya hace tiempo que está muerta. Sé de quién son las cartas porque las leí cuando se lo llevaron al hospital, al parecer por lo de los ojos, y me dejó la llave. Él acaricia estas cartas con una mano, porque ya no puede leer, y sonríe. ¿Y acaso hay motivo alguno para reír, Señor Jefe Superior? Ya se sabe los tiempos que corren. Está claro que sonríe de satisfacción, porque piensa que ha conseguido engañarnos haciendo ver que se está quedando ciego, por decirlo así, por casualidad, y cree que nosotros no sabemos nada. Pero nosotros, los del comité de la escalera, lo sabemos todo muy bien. Así que por esa sonrisa yo propondría imponerle un castigo adicional.
Y también por su deserción. Y por su postura individualista y anticolectiva. Porque todo el mundo querría quedarse ciego. Pero, entonces, ¿quién quedaría para ver lo que pasa?
La vida difícil, Sławomir Mrożek
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
2:09pm: Ran to the alley where I used to park. Wanted to see the back of the building and my kitchen window and fire escape (fourth floor leftmost window). Barely remembered what it felt like to park in my spot. Like as I’m writing this liveblog, there are instances where I think ‘I want to include this, I want to remember this’ and when I start typing I only remember the idea of wanting to remember something and maybe something about the scenery or context of whatever it was I wanted to remember. That’s how I felt in the alley, taking the picture of the back of my old building. Like I was in a moment of almost remembering something. I knew in the future I’d remember this moment because I had a picture, but the feeling as I was taking the picture was like ‘I can almost remember.’ I think what I’m saying is all sort of understood as ‘a thing of life,’ maybe to the point that it’s a cliché, but thinking that doesn’t stop me from feeling what I’m feeling.
Liveblog, Megan Boyle
1 note · View note
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Tumblr media
WHAT THEN, MY LIFE?
Faithless, Joyce Carol Oates
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
¡¿Quéopinasdetodoestoanna?! Condiciones necesarias: a) conocimientos óptimos de química, matemáticas, física y de doctrina cristiana, y b) conocimientos óptimos de alemán, inglés, ruso y francés. Ojalá logre (gritos y risas) mantener siempre la modestia y la humildad, pero no (no, no, eso no) para ganarme el favor de quienes en algún momento pudieran causarme problemas o de los que, en un momento dado, pueda aprovecharme yo, aunque actúen en contra de mis ideales. Y todavía necesito: a) autodisciplina (chillidos y risas), y en esto los dos hermanos caen revoltosamente uno sobre el otro, escupiéndose al reír. Y lo que te acabo de citar debía ser un proceso que se realizara a través de una continua reflexión acerca del mundo circundante, ¿teimaginasquehayapodidoescribirestoalgunavez? No, contesta Anna. Vaya, por lo menos una palabra, un no, ¡un nuevo récord! Apenas un minuto después, Anna se pone a hablar como un papagayo, pero de sus cicatrices internas nadie sabe nada.
Los excluidos, Elfriede Jelinek
0 notes
aslazyasmichaux · 4 years ago
Text
Tuve una madre obrera que desarrolló la fuerza física y luego se convirtió en efecto electrodoméstico. Cuando alguien la conecta a la corriente, ella misma se desconecta sola. Es muy incómodo porque hay que estar yendo y viniendo a conectarla. Yo, por ejemplo, no puedo desconectarme. Los impuestos han subido desde que esta mujer se convirtió en lo que se convirtió. Mis hermanos y yo hemos trazado un plan para pagar la electricidad entre todos, aunque ninguno vive ya en esa casa. Pareciera que hacernos gastar dinero ha sido el punto final de nuestra madre. Considero que los puntos finales son siempre desagradables. Afuera está el árbol, inmóvil.
Mi novia preferida fue un bulldog francés, Legna Rodríguez Iglesias
0 notes