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Viene hoy…

Hola, esta vez me encuentro escribiendo un poco antes porque no quiero que él me encuentre escribiendo…

Permítanme explicarme, hace unos días, el 27 de diciembre para ser más exacta, terminé una relación de 2 años, mi relación mas larga en estos 28 años y con quien estuve conviviendo durante ese tiempo, es decir, viviendo juntos. Sin embargo, no se fue sino hasta el 7 de enero –en realidad fue el 8 a las 5:00 a.m., pero quién cuenta– y se llevó algunas cosas, mas no todas.

Quedamos que las cosas restantes las vendría a buscar hoy, aprovechando que estoy trabajando desde casa, aunque le dije que, al finalizar mi turno, básicamente para no alterar mi paz mental o ponerme a llorar durante las reuniones, porque es CERO divertido. Con tal que ha llegado el día y me dijo que va a venir por ahí a las nueve de la noche más o menos –eso me lo dijo en la mañana– y a esta hora, a dos horas de verlo, estoy vuelta un manojo de nervios. No sé qué vaya a pasar, por lo que también me genera ansiedad.

Una parte de mi quiere que pase algo chévere, que hablemos, incluso que regresemos y empezar de cero y otra parte de mi no quiere en absoluto. Así mismo, me da miedo el cómo estará él, porque me dice que está bien, pero –y sonaré seguramente como una mala persona– no quiero que esté bien, quiero que también esté tan triste como yo, tan dolido, y que se le note. Porque la verdad que para mí estos últimos días no han sido nada lindos, pero viendo sus publicaciones por Facebook o por Instagram, y creyendo que lo que veo allí es real, pareciera que no le hubiese afectado en lo más mínimo.

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Manifestemos un poco

Resulta que ayer, antes de dormir vi un Tik tok que decía que hoy iba a ser un día perfecto para manifestar, básicamente porque es el día 11 del mes 1, que en sí se tomaría como 111, dando como significado “nuevos comienzos”. No entendí muy bien toda la explicación porque fue en inglés y estaba medio dormida, pero decidí creer en ello, es por eso que voy a hacer lo que dijo ese video por acá.

Antes de proceder, les cuento los pasos a seguir, por si alguno quiere hacerlo en este momento, asumiendo que aún tienen chance en el momento que lean este post:

1.    Reclamar tu deseo, reclamar tu manifestación, escribirlo en tu diario o en el teléfono (aunque bueno, yo lo hago acá porque me parece hasta más práctico, ojalá funcione también) e incluso lo puedes decir en voz alta.

2.    Ser lo más detallado posible con tu deseo, básicamente el cómo te hace sentir y describirlo utilizando términos emocionales/sensoriales.

3.    Escribir o decir 11 cosas por las cuales estés agradecido/a. No deben estar conectados necesariamente.

Además de ello, a mi siempre me han dicho –y no pregunten quiénes, porque no recuerdo– que para manifestar hay que escribirlo como algo que ya está pasando y no como un “yo quiero”. La verdad no sé qué tan cierto sea, pero la verdad no creo que lo vaya a hacer así, lo pienso poner mejor como una cosa que va a pasar porque lo decreto y ya.

Sin más qué decir, procedamos a manifestar:

Para este año 2023 decreto que voy a tener mayor libertad, esto relacionado principalmente a un ascenso que traerá consigo más responsabilidades, pero que podré manejar adecuadamente, especialmente con el apoyo de mis compañeros de trabajo, así mismo se me presentarán oportunidades para salir más, conocer más, nuevos lugares, viajes y experiencias, que me nutrirán como persona y me permitirán disfrutar mucho más de la vida. Para este año 2023 decreto felicidad, pero más que nada, tranquilidad para mí.

En cuanto a las cosas por las cuales me siento agradecida, les comparto lo siguiente:

1.    Agradezco el amor que estoy recibiendo actualmente por parte de mis amistades e incluso de conocidos.

2.    Agradezco los mensajes que he recibido del universo últimamente, que me ayudaron a tomar la decisión que tomé para mí.

3.    Agradezco haber cumplido un año con mi gata ayer.

4.    Agradezco la posibilidad de reconectar con mis viejas amistades.

5.    Agradezco la relación que ya no es.

6.    Agradezco poder hablar con mi mamá y mi abuela, así sea a través de una pantalla.

7.    Agradezco que exista el internet y las redes sociales, que me permite no sólo conectar con mis seres queridos, sino ver sus logros y sus alegrías.

8.    Agradezco tener trabajo estable.

9.    Agradezco estar bien de salud.

10.  Agradezco que en todo momento tengo lo justo y necesario para vivir cómodamente.

11.  Agradezco mis aptitudes y habilidades para salir adelante a pesar de los momentos difíciles de la vida.

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Tal vez no lo notaste, pero hice muchos intentos.

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Escribir es a veces una declaración de amor, y otras, un grito de auxilio.

— Edwin Silva

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Hola de nuevo

Así es, volví. Diría que repotenciada, pero no, la verdad es que vine destruida, con el corazón vuelto nada, en pedacitos, vuelto mierda. De hecho, por eso volví, porque qué mejor manera de liberar el dolor y reconstruirse que escribiendo ¿no?

Les cuento un poco, si es que alguien todavía lee esto, que después de la muerte de mi papá logré graduarme y luego me fui del país –no quería saber nada del país que me quitó a mi mejor amigo–, les mentiría si les digo que fue una experiencia grata de buenas a primera, porque la verdad es que mis primeros dos años fueron los más difíciles de todos, en el primero me “enamoré” de un amigo de hace 10 años que también había emigrado y con quién me encontré en este país –la verdad es que uno cuando emigra se siente solo y confunde cualquier palabra de cariño con amor–, y pues… no funcionó, y me sentí triste y molesta y traicionada, pero seguí adelante, enfocada principalmente en estabilizarme económicamente, porque mi meta principal era traerme a mi mamá, quizás no a vivir, pero por lo menos a visitarme y que tuviera un poco de tranquilidad –Spoiler alert: no lo logré–.

En fin, poco a poco fue mejorando mi calidad de vida, mejorando los lugares donde me iba a vivir –nadie nunca te dice la cantidad de veces que te tienes que mudar cuando emigras, pero yo te digo que son MUCHAS– hasta que, en un punto, mientras iniciaba todo esto de la pandemia, conocí a quién hasta ahora considero el amor de mi vida –aunque no nos hacemos bien–. Todo iba bien, se mudó con nosotros, mis roomies y yo, porque se había quedado sin lugar donde vivir –primer red flag, que no consideré red flag en su momento, jeje– y al inicio incluso nos ignorábamos, aunque a mí me parecía muy lindo físicamente y un poco misterioso también, hasta que un día me puse a ver un documental en la sala del apartamento y a él le llamó la atención y nos pusimos a verlo, y luego vimos otro y otro y otro… Desde ese momento empezamos a hablar, ver series y películas juntos, y surgió todo.

Al año nos mudamos juntos, sólo nosotros dos. Para ese momento estaba sin trabajo, y sin poder trabajar en sí por una reciente fractura, por lo que corrí con todos los gastos diciéndome a mí misma “bueno, apenas se mejore de la fractura saldrá adelante” –QUE BUEN CHISTE AMIGA, eso no pasó– e hicimos el trato de que se encargaría de las cosas de la casa mientras se recupera al 100%, además de dedicarse a su arte –porque si, también es artista–  y ya después que consiga trabajo, nos repartimos las tareas –o al menos eso creí haberle dicho, ya no recuerdo–.

La cuestión está que eso no pasó del todo, al inicio si se dedicó a la casa, se dedicó a su arte y todo parecía que marchaba viento en popa, pero conforme avanzaba el tiempo se fue desvaneciendo esa motivación por hacer las cosas del hogar, su arte, y fue cuando empezaron las discusiones, fue cuando comenzó lo caótico, fue cuando poco a poco parecía desvanecerse el amor. Y digo parecía, porque quiero creer que no se fue nunca, porque sé que al sol de hoy aún lo amo, y porque lo amo fue que tomé la decisión de terminar la relación.

No quiero dar mucha explicación al respecto, pero si decir que decidí terminar la relación para el crecimiento de los dos, con la esperanza de volver en un tiempo, con más madurez y con más amor. Y espero que eso pase, a eso es a lo que me estoy aferrando en este momento, a ese anhelo que puede o no que se haga realidad.

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Padre.

No pude soportarlo, aun me encuentro en el suelo tirada sin poderme levantar, me encuentro aún muy herida como para levantarme y seguir luchando contra la vida. Esta vez me has noqueado, destino, esta vez haz ganado y no puedo hacer nada para decir lo contrario, no puedo siquiera detener el tiempo, es lo que más quisiera, controlar el tiempo a mi antojo para poder regresar  y verlo una última vez, decirle todas esas palabras que no pude decir cuando estaba conmigo. Quisiera poder luchar contra ti para obtener aunque sea un minuto para simplemente abrazarlo, para escuchar sus anécdotas, para oír su voz una última vez diciendo mi nombre; porque no quiero olvidar el sonido de sus cuerdas vocales pronunciadolo aunque sea cuando estaba molesto. ¿Porque tuviste que llevartelo? No me parece justo que a este tiempo tuvieras que habértelo llevado, aún lo necesito ¿y ahora que haré sin un padre? ¿Que haré para poder seguir en pie? No puedo, aunque mamá siempre me ha enseñado que todo lo podemos en la vida la decepcionó en este momento, no puedo seguir con esta herida enorme que atraviesa mi pecho, solo quiero que el regrese y me abrace fuerte sin soltarme jamás.

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Mensaje no enviado

Sin ánimos de sonar dramática, desesperada o parecido, te escribo porque tengo una duda que me está carcomiendo. Llevo varios días pensándolo, y me gustaría saber en qué andamos, qué somos, a qué nos enfrentamos. Entiendo que sólo amigos no somos, novios mucho menos, pero algo estamos haciendo y quiero saber qué.

¿Es solo un juego? Quiero saber a qué me enfrento ¿Vamos por algo serio? Realmente necesito saber a qué nos estamos enfrentando, en especial porque estos últimos días te siento distinto, distante conmigo.

Honestamente no sé si son mis inseguridades hablando, o si realmente algo está pasando y simplemente no me quieres decir, pero necesito saber, por mi paz mental, por el bien de esto que sea lo nuestro, si es que puede llamarse nuestro.

Sin ánimos de sonar celosa, ni mucho menos, te he visto últimamente mucho con Andrea, mucha risa, mucho abrazo, mucho beso en la nariz… Sé que ella dice que sólo son amigos y que no debo preocuparme por ello, pero al mismo tiempo ya no me habla desde aquel día que viniste a mi casa. ¿Debo preocuparme? ¿Es realmente una amistad o hay algo más?

Siento que estoy compitiendo por obtener tu atención, y para ser honesta es algo que no me gusta, merezco más, merezco mucho más. Yo no estoy aquí para mendigar atención. Ninguno de nosotros está hecho para ello. Así que dime por favor a qué nos estamos enfrentando, dime si es algo pasajero, algo de ratico, o si, por el contrario, lo que buscas es algo serio.

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Mis años de mierda

Me puse a pensar un poco en los peores años que he tenido en mi vida, y hasta ahora considero que, a pesar de tener veinticinco años de vida, sólo he tenido tres años de mierda, y de peor a mejor los mencionaré.

En el tercer puesto está el año en el que cumplí cuatro, primeramente, porque dejé de tener tres años –lo que pasa es que es mi edad favorita, fue la época más feliz de mi vida–, porque a esa edad entre en mi primer colegio, el kínder, donde ya no todo era juegos, sino también una puerta al futuro, a lo que iba a ser la vida. No puedo decir que todo el año fue una mierda, porque tuve varios momentos felices, sólo que lo que lo tacha de mierda es lo que recién mencioné.

En el segundo puesto estoy entre dos años, que describiré con mi primera relación tóxica y la segunda relación tóxica. Honestamente no sé cuál de las dos podría definir el año como “de mierda”, porque con mi primera relación, la mierda vino luego de la ruptura, donde primero que nada me di cuenta que fue una relación tóxica, desleal, violenta y con infidelidades. Con la segunda tóxica, sabía que era problemática durante la misma, reconociendo su toxicidad a mediados de la misma, pero imposibilitada de ponerle final –estaba enamorada, y cuando una está enamorada se comporta a lo pendeja– y, posterior a la ruptura, lo realmente grave de todo ello –mentiras, omisiones, abuso, victimización, manipulación y en especial robo–.

Pero sin lugar a dudas, el primer puesto se lo lleva el año que mi papá pasó a formar parte de otro plano dimensional. Ese sí que fue un año de mierda, y la verdad es que se divide en dos también, ya que empezó en épocas navideñas del año anterior, y recibiendo el año siguiente. Definitivamente el año más mierda de todos. Yo no quería saber nada de la vida, me quería morir, sentía que me faltaba el aire, una parte de mí, la vida misma. Fue un año donde el dolor, a pesar de todas las distracciones, no se iba, y hasta el sol de hoy, todavía no se va por completo –y creo que no lo hará–. Durante ese año quería huir de todo, perderme, gritar, llorar, no sentir.

Sin embargo, a pesar de todo, agradezco todo lo que he tenido que vivir, porque gracias a ello soy lo que soy hoy en día. Veo los cambios que se han generado en mi vida y digo ���¡Wow!”, a veces no puedo creer por todo lo que he pasado, y muchas veces no sé cómo lo logré, pero puedo decir eso, que lo logré, y que sigo viva, más viva que nunca, y que lo voy a seguir logrando. A pesar de todo.

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“𝑁𝑎𝑑𝑖𝑒 𝑣𝑎 𝑎 𝑚𝑜𝑟𝑖𝑟, 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑖 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑞𝑢𝑒 𝑚𝑜𝑟𝑖𝑟 𝑒𝑠 𝑒𝑙 𝑐𝑢𝑒𝑟𝑝𝑜. 𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎 𝑎𝑙𝑚𝑎 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝘩𝑎 𝑠𝑖𝑑𝑜 𝑒𝑡𝑒𝑟𝑛𝑎 𝑦 𝑣𝑖𝑎𝑗𝑎𝑟𝑎́ 𝑒𝑙 𝑑𝑖́𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑜𝑠 𝑡𝑜𝑞𝑢𝑒 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑖𝑟 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎 𝑡𝑖𝑒𝑟𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑦𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑎́ 𝑒𝑛𝑓𝑒𝑟𝑚𝑎, 𝑠𝑒𝑔𝑢𝑟𝑎𝑚𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑛𝑜𝑠 𝑟𝑒𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑎𝑟𝑒𝑚𝑜𝑠 𝑒𝑛 𝑎𝑙𝑔𝑢𝑛𝑎 𝑜𝑡𝑟𝑎 𝑒𝑠𝑡𝑟𝑒𝑙𝑙𝑎.”

— 𝐸𝓈𝒸𝓇𝒾𝓉𝑜𝓇 𝒹𝑒 𝓈𝓊𝑒𝓃̃𝑜𝓈

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“Sentía que mis problemas me estaban asfixiando, pero cuando los deseaba contar, la gente decía que eso no era nada. Y alguien que quiero mucho me dijo “Para alguien que te quiere de verdad, tus problemas siempre le parecerán importantes, incluso los más minúsculos, incluso si es solo porque una mosca se ha estrellado contra el parabrisas y te ha hecho llorar. Alguien que te quiere en serio no va a minimizarlos, ni compararlos, va a comprenderlos y los sentirá contigo y se quedará hasta que se resuelvan o hasta que te encuentres mejor”. Y saben qué, ahí lo entendí todo.”

— La sinfonía del alma.

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A veces pienso que si, pero no

A veces pienso que todo lo que está pasando es parte de un sueño, a muchas veces bueno, otras no tanto, y que yo realmente nunca me fui, que sigo allá.

A veces pienso que sigo en Venezuela, y luego miro mis alrededores y caigo en la realidad, en la dura realidad, de que no estoy con mi familia, de que no estoy en mi hogar, de que todo este tiempo he estado lejos de ellos.

A veces pienso que no estás muerto, que sólo estas de viaje, y que en cualquier momento vendrás.

A veces pienso que todo va a mejorar o que todo será igual que antes, que todos vamos a regresar, luego me entero de cosas que me hacen creer lo contrario, que me hace perder un poco más la esperanza.

A veces pienso que sí, pero no.

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¿Qué hacer?

Como había comentado antes, emigrar es realmente jodido, a veces te provoca tirar la toalla y regresarte a tu país de mierda. Luego recuerdas eso precisamente, que es un país de mierda, y decides seguirle echando ganas. Pero hay momentos en lo que esas ganas de igual manera no son suficientes, sientes fracasar en todo, entrando en el estado de desesperación. Todos a tu alrededor parece irles bien y sólo a ti te va mal. No tiras la toalla, pero no sabes cómo avanzar. Y he ahí donde me encuentro en este preciso instante que, en vez de estar haciendo algo que monetice mi vida, me encuentro desahogándome al vacío, como si alguien fuera a leerme y darme la respuesta que busco, cuando en realidad, la respuesta la debo conseguir yo misma y hacer que pase. Aunque bueno, si alguien me lee, por favor deme palabras de motivación, a ver si con eso salgo adelante, porque honestamente soy malísima en aspectos de motivación, dar palabras de aliento, entre otras.

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¡Qué jodido es emigrar!

R.

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Emigrar

¡Qué jodido es emigrar!

Es uno de los pensamientos que tienes una vez que emigras.

Y es que, después de tener un mes relativamente rosa, la realidad te golpea, y te dice “¡Hey, cariño, te recuerdo que eres un adulto, y estas son tus deudas!” y te empieza a mostrar las diferentes cuentas a pagar, tales como el arriendo, los servicios básicos, la renta del teléfono, los mercados semanales/mensuales...

Entonces entras en pánico –como yo en este momento–, y te empiezas a preocupar de más, respecto a la falta de dinero, buscando las mil y un maneras de generar mayores ingresos, porque en lo que estás trabajando, probablemente no te esté rindiendo en la actualidad, y que, aunque consideres que a futuro la situación pueda mejorar en dicho laburo, necesitas resolver en el presente directo, para que no te quedes en la calle.

El detalle está que, aunque pienses y hagas –o creas hacer– hasta lo imposible para solucionar, y ganar más, la realidad es que no ha funcionado. Así que la pregunta es: ¿Qué vas a hacer? ¿Te vas a seguir preocupando o te vas a ocupar?

Lo primordial es establecerte una meta, algo que te mantenga motivado, para producir la cantidad que necesitas y más, en conjunto a ello, divertirte en lo que haces. Con esos dos, júralo que vas a tener los resultados que deseas. En lo personal, lo que tengo mentalmente establecido es mandarle dinero a mi mamá, para que viva lo más cómodamente posible, y también, por supuesto, poder cubrir con mis gastos básicos sin necesidad de preocuparme por falta de dinero.

El único detalle es que hay algo que no estoy haciendo correctamente, y por eso no veo los resultados que deseo ver. Es por ello que, lo otro esencial para el éxito es que, con aceptación de tus errores y humildad, solicites orientación y consejos de quienes ya tienen conocimiento sobre el área en el que laboras, para que sepas qué y/o cómo es la mejor manera de hacer lo que debes hacer.

Claro, todo lo anteriormente mencionado, en cuanto al área laboral, porque si nos vamos a nivel emocional, es mucho más rudo porque, al estar tan alejado de todos tus familiares, seres queridos e incluso conocidos, puedes llegar a sentir mucha tristeza, quizás hasta soledad, y debes luchar contra ello, para que no te afecte en las demás áreas de la vida.

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Amor vincit omnia

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Tres años y todavía me gustas.

Pensando en ti

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A veces imagino que avisará, con su distinguido silbido, su llegada; que entrará por la puerta y que dirá: "tranquila, sólo me fui por un rato, pero ya volví" y mágicamente todo se arreglará, todo estaría nuevamente bien. Pero sí, sólo lo imagino, porque no volverá, porque después de la muerte sólo queda esa sensación de vacío difícil de sobrellevar.

R.