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chasingsb · 1 month ago
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EL RECLAMO
La aplicación de MinHyun era una mierda. MinHyun también lo era por ignorar sus llamadas después de dejarlos a la deriva en una ciudad que ninguno de los dos conocía.
El enojo de TaeHyun en ese momento no podía ser descrito con palabras. Él era el menor de los tres, no estaba acostumbrado a ser el líder, no sabía qué hacer, y se estaba ahogando por sentirse perdido, con DaeHyun de la mano, que no era de mucha ayuda. No en aquel estado de ensoñación en el que parecía encontrarse.
Su objetivo era encontrar una farmacia, una tarea sencilla si el efecto de la pastilla que se tomaban todas las mañanas junto al desayuno no se hubiera esfumado. Y las palabras en los letreros de cada maldito local que se encontraban no bailaran, haciéndole imposible leerlas para terminar de ubicarse.
Ese era el problema con el que tenía que lidiar TaeHyun, una dislexia ligera que en esos momentos parecía ser severa. Además, su estómago había rugido hace dos calles atrás. Por lo que su pésimo sentido de la orientación, junto a sus pies traicioneros y su estómago los llevaron a la entrada de un bar que tenía una pésima pinta, pero el más delicioso aroma a hamburguesa y aros de cebolla que había alcanzado sus narices a esas altas horas de la noche.
Su edad no importó a la hora de ingresar al lugar, lo que podría ser extraño, ya que ellos dos se veían como lo que eran, dos niños de no más de 15 años.
—Dos hamburguesas con queso, y una orden de aros de cebolla… —pidió en voz alta camino a la barra. Como si gritar tu orden ahí fuera algo común, había olvidado que no se encontraban en Corea del Sur.
DaeHyun por muy aturdido que se encontrara, quiso corregir sus modales, pero su enojo y cansancio no permitieron que TaeHyun lo tomara con la tranquilidad con la que normalmente lo hacía. Así que, respondiendo en su lengua materna, un coreano golpeado y en voz todavía más alta, que pareció molestar a las otras personas en el lugar. El chico siguió quejándose hasta que un par de insultos alcanzaron sus oídos.
Ambos jóvenes no dominaban el inglés, y de eso podían culpar a su TDHA, pero, podría decirse que aquellas palabras vulgares habían sido las primeras que habían aprendido, por lo que distinguirlas no fue un problema. Tampoco lo sería escucharlas, el lugar era horrible y las personas dentro de este no tenían la mejor imagen, así que, ¿por qué TaeHyun se había movido desde la barra hacia ese grupo de adultos vestidos con chaquetas de cuero y cara de pocos amigos?
—¿Entonces por qué los golpeaste? —repitió uno de los dos policías frente a él mientras el otro estaba listo para anotar su respuesta en esa libreta que llevaba en manos. ¿Por qué los había golpeado?
En esos momentos no podía recordarlo con exactitud. Solo sabía que DaeHyun y él mismo habían sufrido un pequeño ataque, lo que generó ciertas burlas de los hombres que no pudo soportar. Así que un insulto llevó a otro, la comida terminó en el piso, y un puño alcanzó el rostro de su Hyung. Aquello había sido imperdonable. Y entonces su cuerpo se había movido solo, de nuevo.
Sin saber qué decir, tal vez su silencio y la casi media hora que llevaban hablando, terminó de cansar a los policías. O fue su pésimo dominio del idioma, que se había agravado después de los golpes que recibió.
—Lo dejaremos hasta aquí, pero debemos de notificar a tus tutores sobre esto. —informaron los hombres, sonriendo divertidos cuando el rostro del chico se transformó de aquel semblante sin emociones a una expresión de terror. Se supone que aquellas eran unas vacaciones, sus primeras vacaciones fuera del país, y debido a aquel incidente, tal vez las últimas que tendrían.
Mostrándole su sonrisa una vez más, uno de los hombres apretó su hombro con su mano antes de retirarse. Alimentando su preocupación al dejarle solo, porque DaeHyun se encontraba en otra parte del hospital recibiendo atención debido al puñetazo recibido.
Él había terminado con apenas unos rasguños en el rostro, a pesar de medir apenas 167 centímetros, y sus nudillos ligeramente ensangrentados. No se veía bien, su rostro seguía ensombreciéndose debido a la preocupación.
—Estuviste en una pelea y ganaste, ¿no? —ya que miraba sus manos, no vio al hombre que le habló, solo asintió.— Entonces no te preocupes, solo enorgullécete, crece, y vuélvete más fuerte. —junto a las palabras escuchó una carcajada. Y otra vez debido a su dominio del idioma no pudo ni responder.— Toma, cómprate algo y cuida de TaeHee...
El nombre de su noona le hizo alzar su mirada rápidamente, pero el hombre ya le daba la espalda, y parecía alejarse a una velocidad fuera de lo normal. ¿Acaso la conocía? ¿Qué estaba pasando? Su vista se nubló y su mano derecha se cerró en puño sobre ese objeto que había recibido del extraño, como si su cuerpo tuviera vida propia, se estaba moviendo de nuevo. Otra cosa extraña era el calor en su palma, y que no pudiera abrir su mano por más que lo deseara.
Desde esta zona el calor se extendió, y pareció concentrarse en dos zonas, su palma y lo alto de su pómulo derecho, muy cerca de su ojo.
TaeHyun no entendía qué estaba sucediendo, una vez más. Trataba de concentrarse en los carteles en la pared frente a él, en los aparatos, y las bandejas con utensilios médicos a unos pasos de la camilla en la que se encontraba sentado. Se suponía que él solo había terminado con algunos rasguños, no recordaba haber recibido algún golpe en la cabeza que pudiera ser el culpable de su estado actual. No podía pensar, también se sentía mareado, y ese calor, le hizo cerrar sus ojos con fuerza y abrir sus labios, tembloroso, con lo que parecía sudor frío cubrir su frente.
Quemaba, dolía, tenía miedo. Y sus labios se abrieron mucho más para dejar salir un fuerte grito. Uno que no parecía ser escuchado, que le desesperó, hasta que la voz de DaeHyun lo regresó a la realidad y todo pareció desaparecer. Excepto el dolor en la palma de su mano.
—¿Por qué tardaste tanto? —se escuchó pronunciar.
Después de aquello, DaeHyun le había distraído con una galleta, una que tenía un sabor tan delicioso que todo su malestar pareció esfumarse. Y luego de aquella extraña sensación se presentó ese brillo extraño en su acompañante, junto a una charla que ya no recordaba del todo por el shock del momento.
Más tarde, a la mañana siguiente el chico encontró una marca en su palma. Junto a su ojo derecho, un lunar que no recordaba haber tenido antes, y entre sus pertenencias, una extraña moneda que al mirarla bien parecía una especie de medallón. Y que en letras pequeñas tenía escrito dos nombres; en un lado, uno que recordaba de sus clases de historia, Ares, mientras que del otro...
—Tarian... —al ser pronunciado se entumeció su lengua. Y provocó una extraña mirada de pánico en el rostro de su noona TaeHee.
—¿Quién te dio ese nombre?
—Ares...
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chasingsb · 1 month ago
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chasingsb · 1 month ago
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𝐅𝐨𝐫𝐭𝐮𝐧𝐞 𝐂𝐨𝐨𝐤𝐢𝐞
ㅤㅤㅤ ㅤㅤㅤ —¿En dónde demonios se metió ese tonto? —muy pocas veces se venía a Senén maldecir, pero lo frustrado que se sentía en aquellos momentos lo justificaba. Se encontraba en un lugar completamente desconocido para él, perdido por culpa de Mika; su primo que ahora le parecía un tonto, y que le había abandonado con la excusa de hacerse cargo de un supuesto papeleo del que sabía mucho menos.
ㅤㅤㅤ Así que, pasando sus manos por su cabello para intentar calmarse, tomó asiento en la banca más cercana y acomodó la maleta de mano que venía cargando desde el aeropuerto.
ㅤㅤㅤ Hace unas horas Mika lo había pasado a buscar, sorprendiéndolo porque se suponía que llegaría por su cuenta al campus de aquella prestigiosa Universidad que al parecer también sería el lugar en donde su primo estudiaría. No sabía porque este o su abuelo no se lo habían comentado en una de esas tantas veces que habían hablado por teléfono. Y tampoco es que le molestara tener que pasar tiempo con el joven, solo, tantas sorpresas le hacían recordar aquella montaña rusa que casi lo había hecho desmayarse en sus días como adolescente.
ㅤㅤ ㅤㅤㅤ Y sí, tal vez estaba pensando demasiado hasta el punto de complicarse de más, pero no podía detenerse. El malestar que estaba sintiendo parecía no ser algo simplemente mental ya que su estomago comenzaba a quejarse, y un cansancio inexplicable lo llevó a suspirar mientras se medio recostaba en la banca, echando su cabeza hacia atrás hasta ser capaz de mirar el cielo. Por lo menos este se encontraba despejado y a pesar del brillante sol que se alzaba en lo alto, el calor era soportable.
ㅤㅤㅤ —¿Debería llamarlo? —solo se hablaba a sí mismo, cerrando sus ojos y pasando su mano derecha una vez más entre su cabello. Estaba seguro que para esos momentos estaría más despeinado que cuando bajó del avión. Pero no se movió, no tenía ni ganas de buscar su teléfono que se suponía estaba dentro de la maleta a su derecha.
ㅤㅤㅤ En realidad, tampoco quería hablar, su desesperación no llegaba a tanto y el lugar era bastante agradable. Según había observado antes de tomar asiento, no pasaban muchas personas por aquella ruta, lo que le hacía imaginar que estaría lejos de los dormitorios que la institución ofrecía a todos sus estudiantes. ¿Se encontraría demasiado lejos del dormitorio masculino? Pensó de repente, enderezándose en la banca y dejando ambos brazos recargados en el respaldo de la misma, concentrándose en analizar su alrededor y a las dos o tres personas que transitaban cerca de ahí.
ㅤㅤㅤ —Sí, estoy camino a la cafetería.
ㅤㅤ Una de ellas era esa chica que parecía ser tan rápida como ruidosa, y que de manera extraña había llamado su atención. Senén se dijo que se debía a la mención de una cafetería, pero, su mirada se poso sobre ella y rápidamente se encontró analizándola de pies a cabeza. Demasiado interesado en la manera en la que se movía a paso rápido, apresurada, y en como su voz le hacía dejar de pensar, impidiendo hasta que prestara atención a lo que le decía a la persona al otro lado del teléfono.
ㅤㅤ No contó los minutos, pero estos pasaron rápidamente en lo que tan solo la miraba alejarse, y no fue hasta que escuchó por tal vez tercera vez que alguien lo llamaba que dejó de mirar en la dirección en la que ella desapareció.
ㅤ —¿Qué? —soltó encontrándose con la sonrisa de Mika y a un paso detrás de este la de un chico que el acompañaba. — ¿Quién es él? —preguntó a su primo en inglés y antes de que este le respondiera el desconocido avanzó un par de pasos mientras decía también en inglés, aunque con cierto acento que le llamó la atención y le hizo levantarse al instante.
ㅤㅤ — Soy Dakari, creí que este despistado te había hablado de mí. —la sonrisa del chico se le contagió, y dando su nombre de pila, le estrechó la mano que Dakari le había extendido con ese aire occidental que no le quedaba nada mal. — Es mi amigo por correspondencia. —añadió Mika quitado de la pena mientras parecía buscar algo en el bolsillo de su chaqueta verde militar.
ㅤㅤ — Ten, creo que no desayunaste todavía, ¿no?
ㅤ Aceptó aquello que su primo le ofrecía. Una galleta de la fortuna que Senén supuso este consideraba una buena opción para calmar el hambre que sentía, y que tal vez era la culpable de su mal humor. — No, cierta persona no me permitió ni siquiera comprarme una dona después de bajar del avión. —comentó mordazmente, abriendo el paquete en el que venía la galleta para comerla de una vez.
ㅤㅤㅤ —Era importante llegar a tiempo, Dakari nos había estado esperando y de todos modos siempre la comida tiene un mejor sabor si somos tres. —a Mika se le escapó una risa y para que Senén no se quejara más tomó su maleta. Lo más seguro es que pensaba que si le mimaba un poco el mayor lo perdonaría.
ㅤㅤㅤ Y tenía razón porque Senén no dijo nada y solo asintió, terminando de sacar la galleta del empaque y abriéndola por la mitad para leer su fortuna.
ㅤ ㅤㅤㅤ "𝐿𝑎 𝑜𝑝𝑜𝑟𝑡𝑢𝑛𝑖𝑑𝑎𝑑 𝑠𝑒 𝑝𝑟𝑒𝑠𝑒𝑛𝑡𝑎 𝑐𝑢𝑎𝑛𝑑𝑜 𝑚𝑒𝑛𝑜𝑠 𝑙𝑎 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑟𝑎𝑠, 𝑚𝑎𝑛𝑡𝑒́𝑛 𝑙𝑜𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠 𝑎𝑏𝑖𝑒𝑟𝑡𝑜𝑠."
ㅤ ㅤㅤㅤ El mensaje le pareció un poco cliché, así que suspiró antes de llevarse las dos mitades de galleta a la boca. — ¿Qué se les antoja para el desayuno? —esta vez fue Dakari el que habló, y los dos primos se encogieron de hombros después de intercambiar miradas rápidamente. —Bueno, entonces comencemos por encontrar uno de los restaurantes que se supone tenemos a disposición. —a la idea los chicos asintieron, pero tampoco se movieron, indecisos de qué camino tomar.
ㅤㅤ Y fue ahí cuando Senén pensó en la chica que había visto antes. — Creo que por ahí se encuentra una cafetería. —no preguntó si les parecía bien antes de dar un par de pasos en la dirección por la que le había visto desaparecer, repentinamente ansioso por la idea de que los chicos se negaran, pero estos asintieron de nuevo y le siguieron.
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chasingsb · 1 month ago
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¿𝐐𝐮𝐢𝐞́𝐧 𝐢𝐧𝐢𝐜𝐢𝐚?
ㅤ No se había imaginado que su primera vez seria de aquella manera.
—Espera un poco... —escuchó la voz de Ning entre el silencio del lugar, como un suave susurro que intentaba ser solo para él. Lo que hizo latir su corazón como loco.
Estaban tan cerca y en la oscuridad, ocultos del resto del mundo. Y contra la puerta de la habitación, porque ella le había detenido de sopetón en cuanto escucharon voces al otro lado del pasillo. Para luego tirar de él hacia el interior de la misma, sin pensar en la torre de libros que cargaba y que por suerte no tiró en el proceso, alertando a las chicas que al parecer no debían verlos juntos.
—Ning... —se le escapó al pensar en lo que había pasado, y al no entender del todo la situación. ¿Pero cómo podrían culparlo? En esa oscuridad no lograba ni pensar en sí mismo de manera correcta, con ella a su lado robando su atención. Y enloqueciendo a su corazón que solo alimentaba con cada latido a ese nerviosismo creciente que le hacía sentir como un tonto chico torpe.
Un suspiro debía ayudar, así́ que dejó que el aire se le escapara de entre los labios, para después notarse conteniendo el aliento cuando sintió́ una de las manos ajenas tanteando el camino hacía su antebrazo.
—Creo que ya se han ido así́ que voy a encender la luz. —ella le avisó, pero esta aun así́ le cegó́. Al parecer se había mantenido extrañamente recto, y con el rostro y la mirada en dirección al foco en lo alto de la habitación.
Así́ que tardó unos cuantos segundos en adaptarse al cambio tan repentino, que al parecer provocó una expresión tonta en su rostro que hizo reír a la joven a su lado. Y vaya, su risa lo trajo de vuelta a la realidad, golpeándolo junto a la imagen de su habitación frente a sus ojos. Que era tan ella, y a la vez tan desconocida.
—¿Estás bien? —su voz otra vez, ahora todavía afectada por esa risa dulce y ligera que lo había encantado. Él asintió́ sin más, mirándola atentamente en cuanto sus ojos buscaron su rostro.
—¿En dónde te dejo tus libros? —sonrió́ esperando que la pregunta no le diera a entender que estaba cansado de cargarlos. Apenas y pesaban, apenas e importaban cuando estaba en su espacio, a solas con él, sonriéndole así́.
— Por aquí́, y bienvenido.
La notó un poco nerviosa, fue algo en la comisura de sus labios lo que le hizo pensar así́, porque se movió de manera tan natural, guiándole hasta el pequeño escritorio que recibió́ aquellos libros que habían pedido prestados en la biblioteca hace un cuarto de hora atrás. Cuando decidieron que el lugar no era el mejor para comenzar con esas sesiones de estudio, que tal vez solo eran una excusa para pasar más tiempo juntos.
—Bueno... ¿Quién inicia el día de hoy?
Habló después de que se quedaron un par de minutos en silencio, mirándose directamente a los ojos como si fuera algo natural. Y tal vez lo era, porque ella no se notaba incomoda y sin duda él tampoco lo estaba, a pesar de ese cosquilleo en su estómago que parecía decidido a delatar el creciente interés que sentía por ella.
—Yo seré́ la primera.
Mismo que lo obligaba a no dejar de mirar sus labios. Quería besarla.
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chasingsb · 1 month ago
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𝗔𝗺𝗮𝗻𝗲𝗰𝗲𝗿.
Ese color rojo, en este caso carmesí, de alguna manera le recordaba a la tonalidad del cielo durante el amanecer. Un momento en el día que siempre le había parecido mágico, pero que en muy pocas ocasiones había tenido la oportunidad de apreciar. En silencio, sintiéndose en paz, olvidándose del mundo entero, a pesar de que no se encontrara solo, como siempre.
—¡Luc! ¡Luc! —su nombre se repetía en voz baja, o así le llegaba porque se encontraba aturdido. El ruido de la explosión había afectado su capacidad auditiva, y al parecer, tampoco podía obtener una imagen nítida de aquel que le llamaba.
— Estoy jodido… —rio amargamente, con apenas un hilo de voz.
A Luc le dolía darse cuenta de la poca libertad que había tenido hasta el momento. De todas las horas que tuvo que dedicar a realizar tareas que realmente no le interesaban, solo por el bien de terceros, que lo consideraban sólo un artículo más, un reemplazo o elemento necesario, solo porque su sujeto de real interés dependía de alguna manera de él. Sí, dolía demasiado, y tan intensamente, como ese color rojo que se extendía por su camisa.
Pero también era hermosa la manera en la que avanzaba, y que fuera del dolor en su pecho, no había nada más.
Era como todas esas tardes en las que lo habían hecho meter la cabeza bajo el agua, ya fuera para mejorar sus habilidades en la natación, o cuando por medio de castigos se había vuelto un experto en contener la respiración. Se trataba de un estado de aturdimiento que lo llevaba a pensar en el recuerdo de su nacimiento.
Algo que claramente se había inventado, una construcción entera de su imaginación, fuera de los datos que se convenció eran verdaderos, como el amor que pudo sentir de su madre al rememorar una calidez que jamás volvió a experimentar. Y que había sido durante el amanecer.
—¡Luc! ¡Voy a sacarte de aquí, al fin vamos a irnos! —esa voz de nuevo, y lo que le pareció un sollozo, débil, lejos del llanto que en su cabeza creía haber emitido al nacer.— Solo resiste… —el rojo que extendió por el rostro del chico lo hizo callar, mismo que dejó su mano al tocarle casi sin fuerza, esperando llamar su atención.
—Rafe, también fue en el amanecer… —murmuró como un tonto, desperdiciando las fuerzas que le quedaban, pero tenía que compartirlo, todos esos años se lo había guardado para sí mismo.— Tú y yo…
El ruido de una explosión más, golpeó sus oídos violentamente, como el efecto de la misma a sus cuerpos, tomando la consciencia de ambos chicos. Y extendiendo el color rojo, que Luc tanto relaciona con la salida del Sol, sobre el resto de su cuerpo.
Ambos habían nacido durante un amanecer. 
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