Salvado por la gracia de Dios, no me identifico con ninguna religión solo con mi Señor Jesucristo, a Él sea la gloria. Tengo 23 años, Relacionador Público, licenciado en comunicación social, apologista y escritor. Siempre dispuesto a dar defensa de la fe y esperanza que hay en mí. 1 Pedro 3:15 Me gusta aconsejar y mostrar el amor de Cristo :)
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Diferencias entre las Principales Metodologías Apologéticas
Norman L. Geisler
Existen diferentes tipos de sistemas apologéticos, y ninguna manera universalmente conocida para categorizarlos. Los enfoques divergentes parecen ser determinados por la perspectiva de los que los categorizan. Sin embargo, existen algunos términos generalmente entendidos que se pueden emplear para ver de una manera significativa las diferencias entre los enfoques más populares.
Categorización de Sistemas
Es tentador hacer categorías lógicamente exhaustivas de sistemas apologéticos. Dos problemas lo impiden. En primer lugar, la categoría puede parecer que funciona, pero la categoría correspondiente que se opondría lógicamente es demasiado amplia. En segundo lugar, los sistemas divergentes a menudo se agrupan en una categoría. Por ejemplo, si se usan las categorías de presuposicionalismo y no-presuposicionalismo, no sólo existen diferentes tipos de presuposicionalismos, sino también diferencias significativas entre los sistemas no-presuposicionalistas. Si se usa evidencial y no-evidencial el mismo resultado ocurre; la apologética clásica e histórica e incluso algunas formas de presuposicionalismo (por ejemplo, consistencia sistemática) deben ser apareadas en la misma categoría. Lo mismo es verdad si se utiliza la apologética clásica y apologética no-clásica como dos categorías amplias.
Tipos de Sistemas. A pesar de que las categorías no son lógicamente exhaustivas y se superponen, parece mejor simplemente usar títulos comúnmente entendidos y expresar las diferencias y similitudes. (La evaluación de cada uno puede encontrarse en otros artículos sobre sistemas individuales y sus representantes clave.) Tres puntos ayudan a explicar cada tipo: algunas características principales, proponentes, y la comparación con otros enfoques.
Apologética Clásica
Características
La apologética clásica hace énfasis en los argumentos para la existencia de Dios, así como la evidencia histórica que apoya la verdad del cristianismo. La apologética clásica se caracteriza por dos pasos básicos: argumentos teístas y evidenciales.
Los argumentos teístas se usan para establecer la verdad del teísmo aparte de una apelación a la revelación especial (por ejemplo, la Biblia). Los apologistas clásicos aceptan la validez de las pruebas teístas tradicionales para Dios, aunque algunos acentúan una sobre otra. Y algunos rechazan ciertas pruebas tradicionales como inválidas, a menudo el argumento ontológico. Pero la mayoría acepta alguna forma del argumento cosmológico y del argumento teleológico. Muchos también creen que el argumento moral es válido. Este primer paso de la apologética clásica también implica trazar la inferencia lógica de que si existe un Dios teísta, los milagros son posibles; de hecho, el mayor milagro de todos, la creación, es posible. La credibilidad de los milagros es esencial para el siguiente paso de la apologética clásica–el histórico–pero fluye lógicamente desde el primer paso. El segundo paso, la evidencia histórica confirmada comprueba la verdad. Los documentos del Nuevo Testamento se muestran históricamente confiables. El apologista también demuestra que estos documentos revelan que Jesús afirmó ser, y fue milagrosamente probado ser, el Hijo de Dios. De esto a menudo se argumenta que Jesús confirmó que el Antiguo Testamento era la Palabra de Dios y prometió lo mismo para el Nuevo Testamento.
Proponentes
La apologética clásica era practicada por Agustín, Anselmo y Tomás de Aquino. Los apologistas clásicos modernos incluyen a John Locke, William Paley, B. B. Warfield, C. S. Lewis, Stuart Hackett, John Gerstner, Norman L. Geisler, Peter Kreeft, R. C. Sproul, J. P. Moreland, Winfried Corduan, y William Lane Craig. Comparación con Otros Enfoques. A veces, los apologistas clásicos comienzan este segundo paso mostrando que la Biblia ha sido probada como la Palabra de Dios. Al hacerlo, a menudo usan la misma evidencia básica usada por la apologética evidencial. Esto incluye los milagros, la profecía cumplida, la unidad de la Biblia y otras indicaciones de su origen sobrenatural. La diferencia entre los apologistas clásicos y los evidencialistas sobre el uso de la evidencia histórica es que los apologistas clásicos ven la necesidad de establecer primero que este es un universo teísta para establecer la posibilidad e identidad de los milagros. Los evidentialistas no ven el teísmo como una precondición lógicamente necesaria de la apologética histórica. El argumento básico de los apologistas clásicos es que no tiene sentido hablar de la resurrección como un acto de Dios a menos que, como prerrequisito lógico, primero se establezca que existe un Dios que puede actuar. Del mismo modo, la Biblia no puede ser la Palabra de Dios a menos que exista un Dios que pueda hablar. Y Cristo no puede ser demostrado como ser el Hijo de Dios excepto en la premisa lógicamente anterior de que existe un Dios que puede tener un Hijo.
Apologética Evidencial
La apologética evidencial hace énfasis en la necesidad de evidencia en apoyo de las declaraciones de la verdad cristiana. Las evidencias pueden ser racionales, históricas, arqueológicas e incluso experienciales. Dado que la apologética evidencial es tan amplia, comprensiblemente se superpone con otros tipos de apologética.
Características
Dado que los evidencialistas abarcan una categoría amplia y diversa, sus características se delimitarán de acuerdo al tipo. Los evidencialistas a menudo usan evidencia racional (por ejemplo, pruebas para Dios) en defensa del cristianismo. Como tal, se superponen con los apologistas clásicos. Sin embargo, para un evidencialista esto es sólo una pieza de evidencia. También en contraste con los apologistas clásicos, los evidencialistas no sostienen que la evidencia racional es necesaria (ya que es sólo una pieza) o lógicamente anterior de la otra evidencia. En el uso de la evidencia histórica, existe de nuevo una superposición entre apologética evidencial e histórica. Los evidencialistas no soportan su caso entero sobre la evidencia histórica. Son más eclécticos, entretejiendo evidencia de varios campos. Los evidencialistas operar como abogados que combinan las evidencias en un resumen general en defensa de su posición, confiando en que el peso combinado presentará un caso persuasivo. Muchos evidencialistas se centran en la evidencia arqueológica en apoyo de la Biblia. Enfatizan que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento han sido confirmados por miles de descubrimientos. Esto, creen, da razón para aceptar la autoridad divina de las Escrituras. Otros tipos de apologética apelan a la evidencia arqueológica, pero usan la evidencia de una manera diferente. Algunos evidencialistas apelar a la evidencia experiencial en apoyo para el cristianismo, más a menudo de vidas cambiadas. El testimonio de aquellos convertidos al cristianismo es ofrecido como evidencia de la verdad del cristianismo. ¿De qué otra manera, se puede argumentar, se puede explicar los cambios dramáticos, transformadores, duraderos y a menudo radicales? La conversión de Saúl de Tarso (Hechos 9) es un caso clásico. La evidencia profética se ofrece a menudo para establecer el cristianismo. Se argumenta que sólo el origen divino explica las numerosas y precisas predicciones bíblicas que se han cumplido. Para los evidencialistas, las evidencias proféticas y otras no incluyen un paso específico en un orden lógico global (como en la apologética clásica). Más bien, es la suma total de todas las evidencias entrelazadas que ofrecen una alta probabilidad de la verdad del cristianismo.
Proponentes
Aunque la apologética evidencial goza de amplio apoyo popular, ofrece pocos defensores claros que no encajen en otras categorías también. Parece mejor, pues, caracterizar el evidencialismo por los diversos tipos de evidencia enfatizados en el enfoque apologético particular. William Paley ofrece un notable enfoque evidencialista en su Evidences for Christianity (Evidencias para el Cristianismo, en español), aunque Paley ofreció pruebas para Dios primero, puede ser catalogado como un apologista clásico. Las ampliamente usadas Protestant Christian Evidences (Evidencias Cristianas Protestantes, en español) de Bernard Ramm son otro ejemplo de apologética evidencial, aunque parecía alejarse de esta en sus escritos posteriores. El más ampliamente distribuido de los libros evidencialistas es Evidence That Demands a Veredict (Evidencia que Exige un Veredicto, en español) de Josh McDowell.
Comparación con Otros Enfoques
Si bien el uso de evidencias no es exclusivo de la apologética evidencial, la forma en que se usa es única. Tanto los apologistas clásicos como algunos evidencialistas usan argumentos teístas. Sin embargo, para los evidencialistas, establecer la existencia de Dios no es un paso lógicamente previo y necesario. Es simplemente una hebra en la red global de evidencia que apoya el cristianismo. A diferencia de los apologistas históricos, los evidencialistas puros no apelan a la evidencia histórica como la única base para su caso. Para los evidencialistas, existen ciertos eventos, tales como las sanidades de Jesús, levantamientos de los muertos, y la profecía cumplida, que en sí mismos, aparte de la previa presuposición o prueba de que Dios existe, sustenta la verdad del cristianismo. Dado que los hechos “hablan por sí mismos,” no hay necesidad, según los evidencialistas, de proporcionar una razón independiente para creer en la existencia de Dios. Por el contrario, tanto los apologistas clásicos como los presuposicionistas insisten en que los eventos históricos sólo pueden interpretarse a la luz del marco de la cosmovisión de la cual forman parte.
Apologética Experiencial
Algunos cristianos apelan principalmente, si no exclusivamente, a la experiencia como evidencia de la fe cristiana. Algunos apelan a la experiencia religiosa en general. Otros a experiencias religiosas especiales. Dentro de esta segunda categoría están algunos que se centran en experiencias místicas y otros que identifican lo que creen son particularmente experiencias de conversión sobrenatural. Existen obviamente algunas diferencias significativas bajo la amplia sombra experiencial.
Características
El valor de la experiencia religiosa general, inespecífica tiene un valor limitado para una apologética distintivamente cristiana. En el mejor de los casos, la experiencia general establece la credibilidad de la creencia en un ser supremo de algún tipo (no necesariamente un Dios teísta). No obstante, pruebas para la experiencia religiosa han sido ofrecidas por cristianos y otros. Las experiencias religiosas generales están disponibles para todos.
Las experiencias religiosas especiales son más limitadas. El místico, por ejemplo, reclama una experiencia especial de Dios. Las experiencias místicas difieren de las experiencias religiosas generales en que se ven como contactos directos y no mediados con Dios. Los místicos cristianos afirman que tales experiencias son autoevidentemente verdaderas.
Aunque los llamados encuentros de experiencia existencial con Dios no son lo mismo que las experiencias místicas, los proponentes afirman que estos también son auto-autenticados. Se es captado por Dios en un encuentro directo, no-racional, que es más básico y real que una experiencia sensorial. Aunque no todos llamen a tales experiencias evidencia apologética, sirven, sin embargo, para reivindicar el cristianismo entre aquellos que las tienen. Los que apelan a tales experiencias rechazan enfoques apologéticos en el sentido tradicional. Desprecian argumentos racionales o pruebas fácticas a favor de lo que ellos creen que es una experiencia auto-verificadora.
Proponentes
Entre los místicos cristianos destaca el nombre Meister Eckart. Los existencialistas incluyen Sören Kierkegaard, Rudolph Bultmann y Karl Barth. Otros de una naturaleza experiencial más general incluyen Friedrich Schleiermacher y Paul Tillich.
Comparación con Otros Enfoques
Los argumentos experienciales para la existencia de Dios a veces son usados por apologistas clásicos y evidencialistas. La diferencia es que, para el apologista experiencial, la única clase de evidencia es no-racional, mística y existencial. En otros enfoques apologéticos, el argumento de la experiencia religiosa es sólo una clase de evidencia entre muchos.
Muchos otros apologistas, especialmente de la variedad racional, rechazan los argumentos puramente experimentales como inverificables y de interpretación subjetiva.
Apologética Historica
Características
Los apologistas históricos enfatizan la evidencia histórica como la base para demostrar la verdad del cristianismo. Estos apologistas creen que la verdad del cristianismo, incluida la existencia de Dios, puede ser probada sólo a partir de la evidencia histórica. En un sentido, la apologética histórica pertenece a la amplia clase de apologética evidencial, pero difiere en que pone énfasis en la importancia, si no la necesidad, de comenzar con el registro histórico de la verdad del cristianismo.
Proponentes
El cristianismo es una religión histórica, por lo que es comprensible que tendría un énfasis histórico desde el principio. Los primeros apologistas, incluyendo a Tertuliano, Justino Mártir, Clemente de Alejandría y Orígenes, defendieron la historicidad del cristianismo.
Puesto que estos apologistas tempranos eran a menudo no-sistemáticos en su escritura, es difícil decir si caen en la categoría de apologética histórica. Algunos ofrecieron argumentos teístas, pero probablemente no todos vieron esto como un primer paso lógicamente necesario en una apologética general. Los apologistas históricos contemporáneos incluyen a John Warwick Montgomery y Gary Habermas.
Comparación con Otros Enfoques
La apologética histórica es distinta del evidencialismo en su enfoque estrecho, usando sólo un tipo de evidencia en lugar de muchos. También ofrece un argumento secuencial. El apologista histórico comienza con sólo evidencia histórica como premisa básica. Con la historicidad establecida, el apologista argumenta que ciertas declaraciones son hechas en la Escritura de las cuales se puede inferir que Dios existe, la Biblia es la Palabra de Dios y Cristo es el único Hijo de Dios. El evidencialista puro no tiene tal orden lógico que comienza con la evidencia histórica sola. Más bien, el evidencialista emplea un nido entero de evidencia de la cual se concluye que el cristianismo es verdad.
Los apologistas históricos y clásicos usan evidencia histórica. Pero el apologista clásico cree que la evidencia histórica es sólo un segundo paso, lógicamente precedido por argumentos teístas que establecen la evidencia de la cosmovisión necesaria por la cual sólo se puede interpretar adecuadamente la evidencia histórica.
Apologética Presuposicional
Esta visión afirma que se debe defender el cristianismo desde la fundación de ciertos presupuestos básicos. Por lo general, un presuposicionalista presupone la verdad básica del cristianismo y luego procede a demostrar (de diversas maneras) que sólo el cristianismo es verdadero.
Características y Proponentes
De acuerdo con el presuposicionalismo revelacional, se debe postular que el Dios Trino se ha revelado en las Sagradas Escrituras antes de que sea posible sacar algún sentido del universo, de la vida, del lenguaje o de la historia. A veces esto se ve como un argumento trascendental. Entre los presuposicionalistas revelacionales se incluyen Cornelius Van Til, Greg Bahnsen y John Frame.
El presuposicionalismo racional también comienza con la Trinidad revelada en la Palabra escrita de Dios. Pero la prueba de si esta es verdadera o no es simplemente la ley de la no-contradicción. El cristianismo demuestra su propia verdad en que, de todas las religiones, solo es internamente consistente. Gordon H. Clark, Carl F. H. Henry, y Ronald Nash son presuposicionalistas racionales. Al igual que los presuposicionalistas racionales, los presuposicionalistas de consistencia sistemática creen que un sistema debe ser racionalmente consistente. Además, debe comprender todos los hechos. También debe ser existencialmente relevante en el sentido de que satisface las necesidades básicas de la vida. Sólo el cristianismo, creen, ofrece un sistema tan consistente. Edward John Carnell y Gordon Lewis sostienen esta visión. El enfoque apologético de Francis Schaeffer se ha enlistado ocasionalmente como una forma separada de presuposicionalismo, una clase de presuposicionalismo práctico. Schaeffer cree que los sistemas falsos son inviables, que sólo la verdad cristiana es viable. Comparación con Otros Enfoques. Los apologistas presuposicionales rechazan la validez de las pruebas teístas. Aceptan las críticas de la argumentación teísta por David Hume e Immanuel Kant. O creen que no existe significado para los “hechos” aparte de la cosmovisión cristiana.
Fuentes
D. Clark, Dialogical Apologetics, cap. 5 N. L. Geisler, Christian Apologetics, parte 1 G. Lewis, Testing Christianity’s Truth Claims B. Ramm, Varieties of Apologetic Systems (artículo “Apologetics, Types of” extraído de The Big Book of Christian Apologetics: An A to Z Guide, Norman L. Geisler)
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¿Cuál es la Relación entre la Ciencia y la Religión?
Escrito por: William Lane Craig
Este artículo examina varias formas en que la ciencia y la teología se relacionan entre sí.

En 1896 el presidente de la Universidad de Cornell, Andrew Dickson White, publicó un libro titulado Una Historia del Enfrentamiento de la Ciencia con la Teología en Cristendom. Bajo la influencia de White, la metáfora de “enfrentamiento” para describir las relaciones entre la ciencia y la fe Cristiana se volvió muy extendida durante la primera mitad del siglo XX. La opinión dominante en el Occidente -incluso entre cristianos- llegó a ser que la ciencia y el cristianismo no son aliados en la búsqueda de la verdad, sino que son adversarios.
Para ilustrar, varios años atrás tuve un debate con un filósofo de la ciencia en la Universidad Simon Fraser en Vancouver, Canadá, sobre la cuestión “¿Son la Ciencia y la Religión Mutuamente Irrelevantes?” Cuando caminé al campus, vi que los estudiantes cristianos que patrocinaban el debate lo habían anunciado con grandes pancartas y posters que proclamaban “La Ciencia vs. El Cristianismo”. Los estudiantes estaban perpetuando el mismo tipo de mentalidad de enfrentamiento que Andrew Dickson White proclamaba hace más de cien años.
Lo que ha sucedido, sin embargo, en la segunda mitad de este siglo, es que historiadores y filósofos de la ciencia han venido a apreciar que esta supuesta historia de enfrentamiento es un mito. Como Thaxton y Pearcy señalan en su reciente libro The Soul of Science [El Alma de la Ciencia], por más de 300 años entre el auge de la ciencia moderna en el siglo XVI y finales del siglo XIX, la relación entre la ciencia y la religión puede describirse mejor como una alianza. Hasta finales del siglo XIX, los científicos eran típicamente creyentes cristianos que no encontraban conflicto entre la ciencia y su fe –gente como Kepler, Boyle, Maxwell, Faraday, Kelvin, y otros. La idea de un enfrentamiento entre la ciencia y la religión es una invención relativamente reciente, de finales del siglo XIX, nutrida cuidadosamente por pensadores seculares que tenían como objetivo el socavamiento del dominio cultural del cristianismo en el Occidente y su remplazamiento por el naturalismo –el concepto de que nada fuera de la naturaleza es real y que la única forma de descubrir la verdad es por medio de la ciencia. Éstos tuvieron un éxito notable en impulsar su agenda. Pero los filósofos de la ciencia durante la segunda mitad del siglo XX han venido a comprender que la idea de un enfrentamiento entre la ciencia y la teología es una crasa simplificación excesiva. El libro de White es considerado ahora como una suerte de mal chiste, una pieza propagandista sesgada y distorsionada.
Ahora bien, algunas personas reconocen que la ciencia y la religión no deberían considerarse enemigas, pero sin embargo tampoco piensan que deberían considerarse amigas. Dicen que la ciencia y la religión son mutuamente irrelevantes, que representan dominios que no se traslapan. Algunas veces uno escucha eslóganes tales como “La ciencia trata con los hechos y la religión trata con la fe.” Pero esto es una crasa caricatura tanto de la ciencia como de la religión. Al examinar el Universo, la ciencia encuentra problemas y preguntas que son de carácter filosófico y que por tanto no se pueden resolver científicamente, pero que pueden ser iluminadas por una perspectiva teológica. De la misma manera, es sencillamente falso que la religión no haga afirmaciones factuales sobre el mundo. Las religiones del mundo hacen varias afirmaciones conflictivas sobre el origen y la naturaleza del Universo y la humanidad, y las mismas no pueden todas ser verdaderas. Así que la ciencia y la religión son como dos círculos que se intersectan o traslapan parcialmente. Es en el área de intersección donde acontece el diálogo.
Y durante el último cuarto de siglo, un diálogo floreciente entre la ciencia y la teología ha venido ocurriendo en América del Norte y Europa. Durante un discurso frente a una conferencia sobre la historia y la filosofía de la termodinámica, el prominente físico británico P. T. Landsberg empezó de pronto a explorar las implicaciones teológicas de la teoría científica que estaba discutiendo. El observó,
Hablar sobre las implicaciones de la ciencia para la teología en una reunión científica parece romper con un tabú. Pero quienes piensan de este modo están desactualizados. Durante los últimos 15 años este tabú ha sido removido, y al hablar de la interacción de la ciencia con la teología en realidad me muevo con una corriente.
Numerosas sociedades han surgido para promover este diálogo, como la Asociación Europea para el Estudio de la Ciencia y la Teología, el Foro para la Ciencia y la Religión, El Centro Berkeley para la Teología y la Ciencia Natural, y otros. Especialmente significativas han sido las continuas conferencias patrocinadas por el Centro Berkeley y el Observatorio Vaticano, en las que científicos prominentes como Stephen Hawking y Paul Davies han explorado las implicaciones de la ciencia para la teología con teólogos prominentes como John Polkinghorne y Wolfhart Pannenberg. No solamente existen revistas profesionales dedicadas al diálogo entre la ciencia y la religión, tales como Zygon y Perspectivas sobre la Ciencia y la Fe Cristiana, sino, más significativamente, existen revistas seculares como Naturaleza y la Revista Británica para la Filosofía de la Ciencia, las cuales también contienen artículos sobre las implicaciones mutuas de la ciencia y la teología. La Fundación Templeton ha otorgado su Premio Templeton (de millones de dólares) en la Ciencia y Religión a pensadores sobresalientes integradores tales como Paul Davies, John Polkinghorne y George Ellis por su trabajo en ciencia y religión. El diálogo entre la ciencia y la religión se ha vuelto tan significativo en nuestros días, que tanto la Universidad de Cambridge como la Universidad de Oxford han establecido cátedras en ciencia y teología.
Comparto todo esto para ilustrar un punto. Los individuos que piensan que la ciencia y la religión son mutuamente irrelevantes necesitan comprender que el gato ya está fuera de la bolsa; y me atrevo a decir que es poco probable que lo vuelvan a meter. La ciencia y la religión han descubierto que tienen intereses importantes mutuos y contribuciones importantes que hacerse el uno al otro, y quienes no gusten de esto pueden escoger no participar en el diálogo, pero esto no va a clausurar el diálogo o a demostrar que carece de sentido.
Entonces, exploremos juntos algunas de las formas en que la ciencia y la religión sirven como aliados en la búsqueda de la verdad. Permítame sugerir seis formas en que la ciencia y la religión son relevantes entre sí, empezando por lo más general y volviéndonos luego a lo más particular.
1. La Religión proporciona el marco conceptual en el cual la Ciencia puede florecer. La ciencia no es algo que es natural a la humanidad. Como ha enfatizado el escritor de ciencia Loren Eiseley, la ciencia es “una institución cultural inventada” que requiere de un “suelo único” para florecer.[1] Aunque vislumbres de ciencia aparecieron entre los antiguos griegos y chinos, la ciencia moderna es hija de la civilización Europea. ¿Por qué es esto así? Se debe a la contribución única de la fe cristiana a la cultura Occidental. Como Eiseley enuncia, “es el mundo cristiano el que finalmente dio a luz en una forma clara y articulada al método experimental de la ciencia misma”.[2] En contraste con las religiones panteístas y animistas, el cristianismo no ve al mundo como divino, o habitado por espíritus, más bien lo ve como el producto natural de un Creador trascendente que lo diseñó y lo trajo a la existencia. De modo que el mundo es un lugar racional que está abierto a la exploración y al descubrimiento.
Además de eso, toda la empresa científica está basada en ciertas suposiciones que no pueden ser probadas científicamente, pero que son garantizadas por la cosmovisión cristiana. Por ejemplo, las leyes de la lógica, la naturaleza ordenada del mundo externo, la confiabilidad de nuestras facultades cognitivas para conocer el mundo, y la objetividad de los valores morales usados en la ciencia. Quiero enfatizar que la ciencia no podría ni siquiera existir sin estas suposiciones, y sin embargo estas suposiciones no pueden ser probadas científicamente. Se trata de suposiciones filosóficas que, interesantemente, son arte y parte de una cosmovisión cristiana. Entonces, la religión es relevante para la ciencia ya que puede proporcionar un marco conceptual en el que la ciencia puede existir. Más que eso, la religión cristiana históricamente ha provisto el marco conceptual en que la ciencia moderna nació y fue cultivada.
2. La Ciencia puede tanto falsificar como verificar las afirmaciones de la religión. Cuando las religiones hacen afirmaciones sobre el mundo natural, ellas intersectan el dominio de la ciencia y están, en efecto, haciendo predicciones que la investigación científica puede verificar o falsificar. Permítame dar algunos ejemplos de cada uno.
Primero, ejemplos de falsificación. Algunos ejemplos son obvios. Las visiones de las antiguas religiones griegas e indias de que el cielo descansaba sobre los hombros de Atlas, o el mundo sobre el caparazón de una gran tortuga, fueron fácilmente falsificadas. Pero también tenemos a disposición ejemplos más sutiles.
Uno de los ejemplos más notorios fue la condenación de la Iglesia medieval a Galileo por su postura de que la Tierra se mueve alrededor del sol, y no lo contrario. Sobre la base de una interpretación equivocada de ciertos pasajes de la Biblia, como Sal. 93:1: “[El Señor] ha establecido el mundo con firmeza; jamás será removido”, los teólogos medievales negaron que la Tierra se movía. La evidencia científica eventualmente falsificó esa hipótesis y la Iglesia llegó a admitir tardíamente su equivocación.
Otro ejemplo interesante donde la ciencia falsifica un concepto religioso lo vemos en la afirmación de varias religiones Orientales, como el Taoísmo y ciertas formas de Hinduismo, de que el mundo es divino y por consiguiente, es eterno. El descubrimiento durante este siglo de la expansión del Universo revela que lejos de ser eternos, toda la materia y la energía, hasta el espacio físico y el tiempo mismos, vinieron a existir en un punto finito del pasado antes de lo cual no existía nada. Como dice Stephen Hawking en su libro del 1996 La Naturaleza del Espacio y el Tiempo, “casi todos creen ahora que el Universo, y el tiempo mismo, tuvieron un comienzo en el big bang [la gran explosión]”.[3] Pero si el Universo vino a la existencia en la Gran Explosión, entonces es temporalmente finito y contingente en su existencia, y por lo tanto ni es eterno ni divino, como lo habían confirmado las religiones panteístas.
Por otra parte, la ciencia también puede verificar afirmaciones religiosas. Por ejemplo, una de las doctrinas principales de la fe Judeo-Cristiana es que Dios creó el Universo de la nada hace un tiempo finito atrás. La Biblia comienza con las palabras, “En el principio creó Dios los cielos y la Tierra” (Génesis 1.1). La Biblia enseña con esto que el Universo tuvo un comienzo. Esta enseñanza fue repudiada por la filosofía antigua griega y el ateísmo moderno, incluyendo el materialismo dialectico. Luego en 1929, con el descubrimiento de la expansión del Universo, esta doctrina fue dramáticamente verificada. Los físicos John Barrow y Frank Tipler, hablando del principio del Universo explican, “En esta singularidad, el espacio y el tiempo vinieron a la existencia; literalmente nada existía antes de la singularidad, así que, si el Universo se originó en tal singularidad, tendríamos verdaderamente una creación ex nihilo (de la nada)”.[4] La ciencia entonces, contra toda expectativa, verificó esta predicción religiosa. Robert Jastrow, director del Instituto Goddard para los Estudios Espaciales de la NASA, lo visualiza de esta manera:
[El científico] ha escalado la montaña de la ignorancia; está por conquistar el pico más alto; mientras se impulsa sobre la última roca, es saludado por un grupo de teólogos que llevan sentados allí por siglos.[5]
Una segunda verificación de una creencia religiosa es la afirmación de las grandes fes [religiones] monoteístas acerca de que el mundo es producto del diseño inteligente. Los científicos originalmente pensaban que cualesquiera hayan sido las condiciones iniciales del Universo, eventualmente el Universo evolucionaría en las formas complejas de vida que vemos hoy. Pero durante los últimos cuarenta años, aproximadamente, los científicos han quedado absortos con el descubrimiento de cuán complejo y sensible debe ser el balance de las condiciones iniciales dadas en la Gran Explosión para que Universo permita el origen y la evolución de vida inteligente en el cosmos. En los varios campos de la física y la astrofísica, la cosmología clásica, la mecánica cuántica y la bioquímica, los descubrimientos han revelado que la existencia de vida inteligente depende de un balance delicado de las constantes y las cantidades físicas. Si cualquiera de éstas fuera a ser alterada ligeramente, el balance sería destruido y la vida no existiría. De hecho, el Universo parece haber sido incomprensiblemente bien ajustado desde el momento de su incepción para la producción de vida inteligente. Sabemos que universos que prohíban la vida son vastamente más probables que cualquier Universo que permita la vida como el nuestro. ¿Qué tanto más probable?
La respuesta es que las probabilidades de que el Universo sea uno que permite la vida son tan infinitésimas, al punto de ser incomprensibles e incalculables. Por ejemplo, Stephen Hawking ha estimado que si la velocidad de la expansión del Universo un segundo después de la Gran Explosión hubiera sido menor incluso en una parte en cien mil millones de millones, el Universo habría re-colapsado en una pelota de fuego ardiente.[6] P. C. W. Davies ha calculado que las probabilidades en contra de que las condiciones iniciales sean propicias para una posterior formación de las estrellas (sin lo cual los planetas no podrían existir), son de uno seguido de mil billones de billones de ceros, a lo menos.[7] Él estima que un cambio en la fuerza de gravedad, o en la fuerza débil, por tan sólo una parte en 10100, hubiera impedido un Universo que permita la vida.[8] Hay un número de esas cantidades y constantes presentes en la Gran Explosión, las mismas que deben estar bien afinadas de este modo si es que el Universo va a permitir la vida. De modo que la improbabilidad es multiplicada por improbabilidad hasta que nuestras mentes se enredan con números incomprensibles.
No hay razón física de porqué esas constantes y cantidades poseen los valores que tienen. El otrora físico agnóstico Paul Davies comenta, “Mediante mi trabajo científico he venido a creer con más y más fuerza que el Universo está configurado con un ingenio tan asombroso que no puedo aceptarlo meramente como un hecho bruto”.[9] De igual manera, Fred Hoyle observa, “Una interpretación de sentido común de los hechos sugiere que un súper intelecto ha manipulado la física”.[10]
Nuestro descubrimiento del ajuste fino de la Gran Explosión para vida inteligente es como alguien que camina a través del desierto de Gobi y, rodeando una duna de arena, de repente es confrontado con un rascacielos del tamaño del Edificio Empire State. Nosotros correctamente rechazaríamos como una sugerencia disparatada el que solo se formó en ese lugar por casualidad. Y de igual forma nos parecería absurda la idea de que cualquier ordenamiento de partículas de arena en ese lugar es improbable, de forma que no hay nada que explicar.
¿Por qué? Porque el rascacielos exhibe una complejidad que no está presente en los ordenamientos de arena al azar. Pero, ¿Por qué debería la complejidad del rascacielos parecernos algo especial? John Leslie dice que es porque hay una explicación manifiesta de la complejidad del rascacielos que no es sugerida por el simple ordenamiento de granos de arena al azar, a saber, el diseño inteligente.[11] De la misma manera, Leslie concluye, el ajuste fino de las condiciones iniciales del Universo para la vida apunta a la explicación del diseño inteligente.
Por lo tanto, la ciencia puede tanto falsificar y verificar las afirmaciones de la religión.
3. La ciencia encuentra problemas metafísicos que la religión puede ayudar a resolver. La ciencia tiene una sed insaciable por explicación. Pero eventualmente, la ciencia alcanza los límites de su habilidad explicativa. Por ejemplo, al explicar por qué varias cosas en el Universo existen, la ciencia finalmente confronta la pregunta de por qué el Universo mismo existe. Note que esto no necesita ser una pregunta sobre el origen temporal del Universo. Aún si el espacio-tiempo no tiene principio, y es eterno, todavía podemos preguntar por qué el espacio-tiempo existe. El físico David Park reflexiona, “Referente a por qué hay un espacio-tiempo, ésta parece ser una pregunta perfectamente científica; pero nadie sabe cómo responderla”.[12]
Aquí la teología puede ayudar. Los teístas tradicionales conciben a Dios como un ser necesario cuya no-existencia es imposible, el cual es el Creador del mundo contingente de espacio y tiempo. De modo que la persona que cree en Dios tiene los recursos para satisfacer la sed de la ciencia por explicaciones últimas. Podemos presentar este razonamiento en la forma de un argumento simple:
1. Toda lo que existe tiene una explicación para su existencia (ya sea en la necesidad de su propia naturaleza o en una causa externa).
2. Si el Universo tiene una explicación para su existencia, esta explicación es Dios.
3. El Universo existe.
4. Por lo tanto la explicación para la existencia del Universo es Dios.
4. La religión puede ayudar a adjudicar entre teorías científicas. Lawrence Sklar, un prominente filósofo de la ciencia, ha observado, “La adopción de una teoría científica en lugar de otra, por cierto en ocasiones en casos realmente cruciales, estriba tanto sobre […] presuposiciones filosóficas como sobre los datos sólidos [….]”[13] Particularmente, en casos donde dos teorías opuestas son empíricamente equivalentes, de manera que uno no puede decidir entre ellas sobre la base de la evidencia, consideraciones metafísicas, incluyendo consideraciones religiosas, entran en juego.
Un excelente ejemplo es la Teoría Especial de la Relatividad. Hay dos maneras de interpretar la esencia matemática de la Relatividad Especial. En la interpretación de Einstein, no hay un “ahora” absoluto en el mundo; más bien lo que es ahora es relativo a diferentes observadores en movimiento. Si tú y yo nos movemos con respecto el uno del otro, entonces lo que es ahora para mí no es ahora para ti. Pero en la interpretación de H. A. Lorentz, sí hay un ahora absoluto en el mundo, sólo que no podemos estar seguros de cuales eventos en el mundo están ocurriendo ahora ya que el movimiento afecta nuestros instrumentos de medición. Los relojes en movimiento corren despacio y las varas de medición en movimiento se contraen. Las interpretaciones Einsteiniana y Lorentziana son empíricamente equivalentes; no hay experimentos que uno pudiera realizar para decidir entre ellas.[14] Pero yo quiero argumentar que si Dios existe, entonces Lorentz tenía razón. Aquí está mi argumento:
1. Si Dios existe, entonces Dios está en el tiempo.
Esto es verdad porque Dios está realmente relacionado con el mundo como causa a efecto. Pero la causa de un efecto temporal debe existir antes, o al mismo tiempo, que su efecto. Entonces Dios debe estar en el tiempo.
2. Si Dios está en el tiempo, entonces existe un observador privilegiado.
Como Dios trasciende el mundo y es la causa de la existencia de todo en el mundo, Su perspectiva sobre el mundo es la perspectiva correcta.
3. Si un observador privilegiado existe, entonces un ahora absoluto existe.
Como Dios es un observador privilegiado, Su “ahora” es privilegiado. De modo que hay un ahora absoluto, tal como Lorentz afirmaba.
Esta es una conclusión bastante sorprendente en verdad. Pero estoy firmemente convencido que si Dios existe, entonces una teoría de la relatividad Lorentziana, más bien que la Einsteiniana, es correcta. Es difícil imaginar cómo la religión pudiera tener una mayor relevancia para la ciencia que esto, mostrar que una teoría es errónea y otra correcta.
5. La religión puede aumentar el poder explicativo de la ciencia. Uno de los pilares de la perspectiva científica contemporánea sobre el mundo es la evolución de la complejidad biológica desde formas de vida más primitivas. Desafortunadamente la corriente de síntesis neo-Darwiniana parece ser explicativamente deficiente en su detalle del surgimiento gradual de complejidad biológica. En primer lugar, los mecanismos neo-Darwinianos de mutación al azar y de selección natural operan demasiado lentos para producir, sin asistencia, vida sensible. En su Principio Cosmológico Antrópico, Barrow y Tipler enumeran 10 etapas en la evolución del homo sapiens, incluyendo etapas tales como el desarrollo del código genético basado en ADN, el origen de la mitocondria, el origen de la fotosíntesis, el desarrollo de la respiración aeróbica, y otros más, cada uno de los cuales es tan improbable que antes de haber ocurrido el sol habría cesado de ser una estrella de secuencia principal e incinerado la Tierra.[15] Ellos reportan que “se ha desarrollado un consenso general entre evolucionistas de que la evolución de vida inteligente, comparada con la habilidad del homo sapiens para procesar información, es tan improbable que su ocurrencia es inverosímil en ningún otro planeta del Universo visible entero”.[16] Pero si éste es el caso, entonces uno no puede sino preguntarse, ¿Por qué, fuera de un compromiso con el naturalismo, deberíamos pensar que la vida evolucionó al azar no asistido en nuestro planeta? En segundo lugar, la mutación al azar y la selección natural enfrentan dificultades para explicar el origen de sistemas irreduciblemente complejos. En su reciente libro La Caja Negra de Darwin, el microbiólogo Michael Behe explica que ciertos sistemas celulares como los cilios -o sistema de transportación de proteínas- son como máquinas microscópicas increíblemente complejas que no podrían funcionar a menos de que todas las partes estén presentes y funcionando.[17] Dentro de la síntesis neo-Darwiniana no hay una comprensión de cómo tales sistemas irreduciblemente complejos pueden evolucionar por mutación al azar y selección natural. Respecto a éstos, la teoría evolucionista contemporánea tiene un poder explicativo de cero. Para Behe, sin embargo, hay una explicación familiar que explica esta complejidad irreducible, una que en otros contextos empleamos sin vacilación: diseño inteligente. “La vida en la Tierra, en su nivel más fundamental, en sus componentes más fundamentales,” concluye Behe, “es el producto de actividad inteligente”.[18] La evolución gradual de complejidad biológica se explica mejor si existe una causa inteligente detrás del proceso, en lugar de solamente mecanismos ciegos. De modo que el teísta tiene los recursos explicativos disponibles de los cuales carece el naturalista.
6. La ciencia puede establecer una premisa en un argumento que lleva a una conclusión que tiene significación religiosa. El teólogo medieval Tomás de Aquino siempre suponía la eternidad del Universo en todos sus argumentos para la existencia de Dios, ya que suponer que el Universo comenzó a existir hacía las cosas muy fáciles para el teísta. “Si el mundo y el movimiento tienen un primer comienzo,” decía él, “claramente alguna causa debe postularse para este origen del mundo y del movimiento.” (Summa contra gentiles 1. 13. 30) Además, durante la Edad Media, sencillamente, no había forma empírica de probar la finitud del pasado. Pero la aplicación de la Teoría General de la Relatividad a la cosmología y el descubrimiento de la expansión del Universo durante este siglo parecen haber depositado en las manos del teólogo filosófico la premisa que precisamente faltaba en un argumento exitoso sobre la existencia de Dios. Porque ahora puede argumentar de la siguiente manera:
1. Todo lo que comienza a existir tiene una causa.
2. El Universo comenzó a existir.
3. Por lo tanto, el Universo tiene una causa.
La premisa (2) es una afirmación neutral que puede encontrarse en casi cualquier texto de astronomía y astrofísica. Sin embargo, pone al ateo en una situación incómoda, ya que como Anthony Kenny de la Universidad de Oxford urge, “Un proponente de la teoría de la Gran Explosión, al menos si es un ateo, debe creer que […] el Universo vino de la nada y por la nada”.[19]
Pero con toda seguridad eso es metafísicamente imposible. De la nada, nada viene. Así que, ¿Por qué existe el Universo, en lugar de solo nada? Es plausible que exista una causa que trajo al Universo a la existencia. Ahora, por la propia naturaleza del caso, siendo la causa del espacio y del tiempo, esta causa debe ser un ser no causado, inmutable, atemporal e inmaterial de poder inimaginable, el cual creó el Universo. Más aún, yo argumentaría, debe ser personal. Porque, ¿cómo más podría una causa atemporal dar origen a un efecto temporal como el Universo? Si la causa fuera un conjunto impersonal de condiciones suficientes y necesarias, entonces la causa nunca podría existir sin el efecto. Si la causa estuviera eternamente presente, entonces el efecto estaría eternamente presente también. La única forma para que la causa sea atemporal, y que el efecto comience en el tiempo, es que la causa sea un agente personal que libremente elige crear un efecto en el tiempo, sin ninguna condición previa determinante. Por lo tanto, somos traídos no solamente a una causa trascendente del Universo, sino a su creador personal.
Todo lo dicho no es para hacer un juicio simplista e ingenuo de que “La ciencia prueba que Dios existe”. Más bien es decir que la ciencia puede establecer la verdad de una premisa en un argumento que lleva a una conclusión que tiene significación religiosa.
En resumen, hemos visto seis formas diferentes en que la ciencia y la religión son relevantes entre sí.
1. La religión proporciona el marco conceptual en el cual la ciencia puede florecer.
2. La ciencia puede tanto falsificar como verificar las afirmaciones de la religión.
3. La ciencia encuentra problemas metafísicos que la religión puede ayudar a resolver.
4. La religión puede ayudar a adjudicar entre teorías científicas.
5. La religión puede aumentar el poder explicativo de la ciencia.
6. La ciencia puede establecer una premisa en un argumento que lleva a una conclusión que tiene significación religiosa.
Así que, en conclusión, hemos visto que la ciencia y la religión no deben concebirse como rivales o mutuamente irrelevantes. Más bien, hemos visto varias formas en que ellas pueden interactuar productivamente. Y es por esto, después de todo, que se está dando un diálogo tan floreciente entre estas dos disciplinas hoy.
*Todas las referencias a obras corresponden a la edición inglesa.
Traducido por: Erick Soledispa
Referencias:
[1]Loren Eiseley, “Francis Bacon,” in The Horizon Book of Makers of Modern Thought (New York: American Heritage Publishing, 1972), pp. 95-96.
[2] Loren Eiseley, Darwin’s Century (Garden City, N. Y.: Doubleday, 1958), p. 62. Estoy en deuda con Nancy Pearcy y Charles Thaxton por las referencias de Eisley, The Soul of Science (Wheaton, Ill.: Crossway Books, 1994).
[3] Stephen Hawking and Roger Penrose, The Nature of Space and Time, The Isaac Newton Institute Series of Lectures (Princeton, N. J.: Princeton University Press, 1996), p. 20.
[4] John Barrow and Frank Tipler, The Anthropic Cosmological Principle (Oxford: Clarendon Press, 1986), p. 442.
[5] Robert Jastrow, God and the Astronomers (New York: W. W. Norton, 1978), p. 116.
[6] Stephen W. Hawking, A Brief History of Time (New York: Bantam Books, 1988), p. 123
[7] P. C. W. Davies, Other Worlds (London: Dent, 1980), pp. 160-61, 168-69.
[8] P. C. W. Davies, “The Anthropic Principle,” in Particle and Nuclear Physics 10 (1983): 28.
[9] Paul Davies, The Mind of God (New York: Simon & Schuster: 1992), p. 16.
[10] Fred Hoyle, “The Universe: Past and Present Reflections,” Engineering and Science (November, 1981), p.12.
[11] John Leslie, Universes (London: Routledge, 1989), pp. 10, 121.
[12] David Park, The Image of Eternity (Amherst: University of Massachusetts Press, 1980), p. 84.
[13] Lawrence Sklar, Space, Time, and Spacetime (Berkeley: University of California Press, 1976), p. 417.
[14] De hecho, esta afirmación lleva cualificación; porque como resultado de los experimentos de Aspecto que verifican las predicciones de la mecánica quántica con respecto al teorema de Bell, tenemos ahora fundamentos empíricos substanciales para afirmar las relaciones de simultaneidad absoluta entre eventos distantes, vindicando de esta forma la interpretación Lorentziana.
[15] Barrow and Tipler, Anthropic Cosmological Principle, pp. 561-65.
[16] Ibid., p. 133.
[17] Michael J. Behe, Darwin’s Black Box (New York: Free Press, 1996).
[18] Ibid., p. 193.
[19] Anthony Kenny, The Five Ways: St. Thomas Aquinas Proofs of God’s Existence (New York: Schocken Books, 1969), p. 66.
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El Problema del Mal
¿Sabían que los ateos modernos reproducen un argumento del S. IV a.C.? El argumento fue formulado por Epicuro y dice lo siguiente: "O Dios quiere evitar el mal y no puede; o Dios puede y no quiere; o Dios no quiere y no puede; o Dios puede y quiere. Si Dios quiere [evitar el mal] y no puede, entonces es impotente, y esto contraría la condición de Dios. Si Dios puede y no quiere, entonces es malo, y esto es igualmente incompatible con Dios. Si Dios no quiere y no puede, entonces es Él tanto malo como impotente, y por lo tanto, no es Dios. Si Dios quiere y puede [...] ¿Entonces de dónde vienen los males? ¿Y por qué no se los lleva Él?" [1] Este argumento es ampliamente conocido como el "problema lógico del mal"
Alvin Plantinga recoge esta pregunta en su famoso libro "God, freedom, and Evil" (Dios la libertad y el mal). El autor plantea lo que el llama una defensa basada en el libre albedrío. Según Plantinga, "el objetivo (de una defensa basada en el libre albedrío) no es decir cuál es la razón que Dios tiene sino, cuando mucho, cuál es la razón que Dios podría tener". [2] Su planteamiento es que basta que haya una posible razón por la cual Dios permite el mal, para que la idea de la existencia simultanea de Dios y el mal ya no resulte incompatible ni incoherente, y para que el argumento lógico a partir del mal se derrumbe. Dicho de una manera muy simple, la defensa basada en el libre albedrío sugiere como posibilidad que:
1.- Un Dios que es omnipotente, todopoderoso, y todo bondad, creó al humano como sujeto moral, lo cual implica tener la capacidad de elegir entre el bien y el mal.
2.- Como Dios es omnisciente, sabía que el mal aparecería; como es todopoderoso, pudo haber creado el mundo de diversas maneras; y como es todo bondad y su moral es perfecta, solo pudo haber tenido buenas razones para crear el mundo tal como lo hizo.
3.- Como consecuencia, Dios puede haber creado la posibilidad de que exista el mal, pero fue el ser humano quien, al elegir hacer lo malo, lo hizo realidad. Sin embargo, a Dios no lo tomó por sorpresa que el mal se hiciera realidad. Por tanto, en última instancia, el mal existe en el mundo, porque Dios tiene un buen motivo para permitir su existencia.
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BIBLIOGRAFÍA
Lactancio, De Ira Dei (Tratado sobre la ira de Dios), traducido por Darío Seb Durban de la obra en alemán Laktanz: Vom Zorne Gottes. En “Introducción a la teodicea babilonia: El problema del mal”, D. Seb Durban, Revista de Estudios Asiáticos, Bs. As., Argentina, Revista N°6, marzo 2007. Lactancio (260-330 d.C.) conservó esta cita de Epicuro, cuyas obras se perdieron.
Alvin Plantinga, God, Freedom, and Evil, Harper & Row, New York, 1974; Eerdmans, Grand Rapids, 1977, p.28.
Doug Powell, Guía Holman de Apologética Cristiana, B&H Publishing Group, Tennessee. p.336-339
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Edward Jenner: "Me sorprende que no sean agradecidos hacia Dios"

(1749-1823) fue un importante científico médico británico que por sus contribuciones a la medicina y su invención de la vacunación es recordado hoy en día como el "padre de la inmunología".
En palabras simples:
"La vacunación se ha convertido en la medida médica de mayor éxito de todos los tiempos, librando al mundo de la viruela y transformando las perspectivas de salud de todos los niños en países desarrollados desde el siglo pasado. Pero todo comenzó con el estudio de un modesto médico campirano en el pueblo rural de Gloucestershire en 1796.
Cuando Edward Jenner vacunó al pequeño de ocho años, James Phipps, con viruela vacuna para protegerlo contra el virus de la viruela, él estaba poniendo en la práctica conocimientos sobre de la naturaleza de las enfermedades infecciosas que fueron verdaderamente extraordinarios para su tiempo." [Neil, Natasha. Edward Jenner: The end of plagues?. Society of Biology; septiembre 2014].
Además de ser el pionero de la vacuna contra la viruela (la primera vacuna creada en la historia), Jenner destacó por sus observaciones en cardiología por los trastornos de cardiopatía isquémica y angina de pecho, y en distintos temas de la biología tales como la historia natural, la zoología y la ornitología, en la cual fue el primero en describir el parasitismo de puesta del cuco común.

Su formación personal y su carrera científica
Nacido como el octavo hijo de una familia de nueve, Edward tuvo acceso a una buena educación por el cuidado en la familia de su padre, el Reverendo Stephen Jenner de la Iglesia Anglicana, que era vicario en el poblado de Berkeley. Su padre murió cuando él tenía la edad de cinco años, pero Jenner fue criado por su hermano mayor, quien, a saber, también era un clérigo anglicano.
Durante su adolescencia, fue sobreviviente de viruela y fue tratado por esta enfermedad, que tuvo efectos posteriores sobre su salud. A los 14 años se volvió aprendiz de un doctor llamado Daniel Ludlow, cuya experiencia y dirección le influyó en el deseo de volverse cirujano él mismo.
Desde 1770, Jenner continuó aprendiendo sobre técnicas quirúrgicas y anatomía bajo la dirección del cirujano John Hunter y otros miembros del Hospital de la Universidad de St. George en Londres. Allí, fue expuesto al consejo de grandes figuras como William Osler, quien le introdujo a la forma de trabajo de William Harvey.
Después volvió a su pueblo natal en 1773, época en la que se volvió un exitoso doctor familiar y cirujano. Eventualmente, fundó, junto a otros, la Sociedad Médica Fleece "Gloucestershire", que tenía la intención de organizar reuniones entre los mejores profesionales de la salud para discutir temas médicos. En esta, Jenner ofreció observaciones y comentarios sobre la angina de pecho, la oftalmia, la enfermedad cardiaca valvular y la viruela.
La lucha contra la viruela
Aunque previamente existían técnicas para tratar de prevenir y remediar la viruela (a saber, la variolación), esta medida era muy poco eficiente, de tal manera que Voltaire, en una de sus observaciones de la época, estimaba que cerca de 60% de la población en Europa estaba expuesta al virus de la viruela, y 20% había muerto a causa de ella.

El Dr. Jenner realizando su primera vacunación en James Phipps, un niño de 8 años. 14 de mayo de 1796"."Vaccination", Pintura por Ernst Board.
Después de años de investigación, experimentos, y comprobación de hipótesis médicas, Jenner logró desarrollar un método eficaz de vacunación que hizo que las personas tratadas con la vacuna se volvieran inmunes a la enfermedad. En un reporte personal, Jenner ofrecía un ejemplo:
"Desde el año 1762 hasta 1792, el número de personas que murió de viruela en los dominios de Dinamarca ascendió a 9,728. Cerca del año 1802, se introdujo la vacunación por primera vez, y la práctica se generalizó, pero no se hizo universal; Sin embargo, para el año 1810, solamente cincuenta y ocho personas habían muerto por causa de la viruela. La vacunación, por orden del rey, fue adoptada ahora universalmente, y la inoculación de la viruela fue prohibida. Y desde el año 1810 hasta el año 1819, no ha ocurrido un solo caso de viruela.
Un patrón interesante de la vacunación es aquello que todo observador de su progreso debe haber sido testigo; a saber, que todas las cosas han cooperado para su bien. Los opositores de la vacunación han sido mayores instrumentos para facilitar el progreso de los promotores de la vacunación, pues han llamando a la investigación, y esto siempre ha terminado en pruebas completas de su eficacia.
La vacunación se ha practicado ampliamente en este país, sin embargo, ha sido entendida de manera muy imperfecta" (Jenner, cit. en Baron, 1838 :446).

que sería erradicada del planeta en 1979, inicialmente bajo la ayuda y promoción de la Jennerian Society, organización médica de la cual Edward se volvió presidente en 1803.
Su trabajo con la vacunación, promovido por su publicación An Inquiry into the Causes and Effects of the Variolae Vaccinae, no permitió que Jenner continuara con sus prácticas médicas ordinarias, y aunque en un inicio muchas personas desconfiaban muchísimo sobre las vacunas, eventualmente la vacunación logró ganar el apoyo en beneficio de la humanidad.
Reconocido y afiliado en sociedades científicas, Edward Jenner fue Miembro de la Real Sociedad de Londres desde 1788, y Miembro de la Sociedad Médica y Quirúrgica (la actual Sociedad Real de Medicina) de Gran Bretaña. Asimismo, termino una de la Universidad de St. Andrews en Escocia en 1792, contribuyó como miembro de la Sociedad Médica y Quirúrgica (la actual Real Sociedad de Medicina) y fue electo Miembro Honorario Extranjero de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias en 1802, y la Real Academia Sueca de las Ciencias en 1806.
No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y como tal, a pesar de ser reconocido en todo el mundo en vida, en su propia Inglaterra natal Jenner nunca fue aceptado en el prestigiado Colegio de Médicos de Londres, en donde los dirigentes insistieron que no debía ser admitido por no haber aprobado un examen sobre los médicos griegos Hipócrates y Galeno.
Jenner, sin embargo, continuó investigando sobre medicina y hornitología hasta el final de sus días, y su trabajo llegó a inspirar a figuras como Louis Pasteur, quien es considerado fundador de la inmunología como tal.
Su fe cristiana
Descrito por Charles F. Horne (1894) como un hombre distanciado tanto del fanatismo como de la laxitud, Jenner era un cristiano anglicano que en su correspondencia personal se mostró como un hombre bastante espiritual que consideraba que Dios lo había usado como un instrumento para ayudar a la humanidad.

Como lo describe su amigo cercano John Baron en el libro biográfico "La vida de Edward Jenner" (1838, 2014), Edward Jenner atesoraba la Biblia, compartía su mensaje, y hablaba de Dios en varias de sus cartas a sus amigos cercanos. En una de estas cartas, poco antes de su muerte, Jenner le escribió a su amigo confesando lo sorprendido que estaba por la ingratitud de la humanidad hacia Dios:
"Desde la parte temprana de su trabajo él demostró cuan devotos eran sus sentimientos cuando reflexionaba sobre los grandes resultados de sus experimentos con la vacuna. Hacia el final de su vida, muchos incidentes sostuvieron el poder cada vez mayor de este principio. Él frecuentemente expresaba su sentimiento de lamentación porque la humanidad no fuera tan consciente del valor de la vacunación. Entre sus últimas palabras que me escribió, no muchos días antes de su ataque mortal, él usó esta frase notable:
“No me sorprende que las personas no sean agradecidas hacia mí; pero lo que me sorprende es que no sean agradecidos hacia Dios por el bien del cual Él me ha hecho un instrumento de transmisión a mis semejantes."
Él tenía gran reverencia por las Escrituras; y cuando les presentaba copias de ellas a sus ahijados o a otros, nunca salían de sus manos sin alguna inscripción declaratoria de su veneración" (Cit. en Baron, 1838: 295).

En algunas cartas, Jenner agradecía a Dios por la salud de su hijo (Baron, 1838:179), y en otras, se percibía su admiración hacia el hacedor del universo:
"Mientras se acercaba al final de sus días, sus conversaciones conmigo generalmente eran más o menos teñidas con dichas perspectivas como las que le vienen a una mente seria cuando contempla la obra de las manos del Creador. En toda la confusión y el desorden que aparece en el mundo físico, y en todas las anomalías y errores que desfiguran la moral, él veía una demostración convincente de que Él, que formó todas las cosas a partir de la nada, todavía maneja y guía la maquinaria de su enorme Creación" (Cit. en Baron, 1838: 282).
"Él dio su vida mientras continuaba sus esfuerzos para hacerle el bien a su prójimo; agradecido a Dios por las misericordias indicativas que Él había concedido a la humanidad por medio de él" (Cit. en Baron, 1838: 317).
Un carta escrita por Jenner a su amigo "Mr. Hicks" contiene una prueba indubitable sobre la intensidad de sus sentimientos y sufrimientos de esperanza en medio de un tiempo de aflicción. Al igual que Leonhard Euler y James David Forbes, en medio de la enfermedad puso su esperanza en Dios y escribió:
"Me siento grandemente endeudado con cada uno de los intentos que consolarme en mi presente aflicción, pero usted, que conoce tanto sobre la mente humana, está convencido de cuan vanos son estos esfuerzos amistosos. No lo concebía sino hasta que la cuchillada me llevó hasta lo más profundo; ¡pero que se haga la voluntad de Dios!

En medio de mi desdicha un rayo de consolación a veces se abre paso hacia mí y me dice que mi dolor traerá algún beneficio para mí. ¡Qué misteriosos e inescrutables son los caminos de la Providencia! Dios lo bendiga.
Con afecto, E. Jenner."
(Cit. en Baron, 1838: 141).
Jenner, al igual que John Locke, Montessori y otros pedagogos, también consideraba que había una mayor necesidad de una educación tanto científica como religiosa en reconocimiento de Dios, y había sugerido algunos consejos para mejorar el plan escolar en su población, de manera que escribió:
"Necesitamos una nueva educación. La experiencia ha demostrado que el actual sistema de enseñanza con respecto a la instrucción de los niños en el conocimiento del Creador es defectuoso en lo más extremo y tengo cada razón para pensar que el plan que he propuesto desde hace mucho, con el cual usted está familiarizado, si se realizara, provaría ser de una incalculable importancia al educar esta generación." [E. Jenner, en su carta a Mr. E. Gardner, Frampton. En Gloucester, el 13 de abril de 1816; Cit. en ].
Jenner también escribió algunos fragmentos de oraciones y reflexiones fuertemente expresivas de una sumisión profunda y humilde ante la voluntad divina. En uno de estos pensamientos, Jenner escribió:
"El poder y la misericordia de la Providencia se muestra de manera sublime y tremenda en los relámpagos y en la tempestad. Casi nunca ocurre durante aquello que es conocido como una tormenta eléctrica, a excepción de cuando oímos que algún humano pierde su vida por un destello de los Cielos; y cuando la tempestad ruge a nuestro alrededor, sabiendo que alguna clase de destrucción siempre ocurrirá.
Pero ¡de qué forma tan maravillosa se sazona en esto el poder con la misericordia! Se nos muestra que en vez de castigos parciales, podrían haber sido universales.
El brazo del Todopoderoso que azotó postrando a un solo individuo, pudo, al mismo tiempo, haber lanzado sus rayos sobre las cabezas de todos. Aquél que dirigía la tormenta para su poderosa fuerza por medio de una destrucción parcial, le muestra a todo ojo que mira, que con Su decreto pudo haber barrido toda cosa viviente. ¡Pero qué bellamente se modifica! Llega al justo punto en el que todo lo terrestre parece al borde de la ruina universal, y luego, misericordiosamente, lo suaviza en una tranquilidad. ¡Cuán sublime, cuán temible es esta demostración de poder y de misericordia de Dios!

Nuestro lenguaje ordinario nos muestra, por así decirlo, de manera inconsciente, nuestras ideas de una existencia compuesta, la subordinación del cuerpo a la agencia del alma: "Salí disparado de la casa"; "Estaba fuera de sí," esto es, su mente estaba fuera de él. "De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven." [Job 42:5]. Lo anterior es aplicable al tema de la reforma en la educación de los niños. El gran Libro del mundo está abierto a todos los ojos. Mi deseo es que todo ser humano pueda ser enseñado a leerlo. La gente pobre no sabe a veces que biblioteca tan rica tiene disponible; que tiene el mismo derecho que el monarca más orgulloso del mundo de tener acceso a ella. Una aceptación sincera de las órdenes de la Providencia controlará el desconcierto mental más allá que otra cualquier cosa. Producirá una calma en medio de una tormenta. Si tememos de todas las cosas que son posibles, vivimos sin limites para nuestra miseria.Las más altas facultades de nuestra naturaleza son nuestro sentido de excelencia moral, el principio de la razón y la reflexión, la benevolencia hacia nuestros semejantes, y nuestro amor hacia el Ser Divino" (Jenner, cit. en Baron, 1838: 446-447).
En otra de ellas, aparentemente una oración escrita durante un tiempo aflicción, Edward Jenner concluye con un pensamiento inspirado en la obra de Jesucristo, :
"Que aquellas verdades sagradas, reveladas por Aquél que condescendió a asumir una forma humana y aparecer entre los seres humanos sobre la tierra, estén tan implantados en mi mente, que yo nunca jamás pierda de vista estas misericordias divinas Tuyas, y que en consecuencia, por mi fe y mi práctica, cuando Te agrade mandar mi cuerpo a la tumbe, que el alma imperecedera sea recibida en Tus moradas de gloria eterna" (Jenner, cit. en Baron, 1838 :295-296).

BIBLIOGRAFÍA
Baron, John. 1838. The Life of Edward Jenner: With Illustrations of His Doctrines, and Selections from His Correspondence, Volume 2. Henry Colburn. (Véanse las páginas 141, 179, 221, 282, 295, 317, 416, 447-448).
Baron, John. 1838. The life of Edward Jenner, with illustrations of his doctrines, and selections from his correspondence. Internet Archive. (TextoCompleto):https://archive.org/stream/lifeofedwardjenn02barouoft/lifeofedwardjenn02barouoft_djvu.txt
Baron, John. 2014. The Life of Edward Jenner. Cambridge University Press.
Horne, Charles F.. 1894. Dr. Edward Jenner (1749-1823) by John Timbs, F.S.A.. Gjenvick-Gjønvik Archives. http://www.gjenvick.com/Biography/EdwardJenner/1894-DrEdwardJenner--Smallpox-Physician.html#sthash.15vtDKHE.dpbs
Medical Discoveries. 2015. Jenner, Edward. Advameg, Inc.. http://www.discoveriesinmedicine.com/General-Information-and-Biographies/Jenner-Edward.html Consultado el 10 de julio de 2015.
Nolie Mumey, Edward Jenner; 1949. Vaccination: bicentenary of the birth of Edward Jenner, Volume 1. Range Press, p. 37
FUENTE: http://creyentesintelectuales.blogspot.mx/2015/07/edward-jenner-me-sorprende-que-no-sean.html
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Mirar a los ojos de ‘El Pecas’, como se le conoce en la playa, es mirar a un hombre en paz. El que fuera una joven promesa del surf español arrastrado a la oscuridad de las drogas y la locura de un psiquiátrico es hoy un hombre entregado a Dios. José Luciano afirma que su vida la cambió “un milagro”, una historia que ha sido llevada al cine y presentada en el Surfilmfestibal de San Sebastián de la mano de Coma Productions.
Quienes viven en el norte de Fuerteventura y conocen un poco el mundo del surf habrán oído el nombre de ‘El Pecas’ en más de una ocasión. Hablar de ‘El Pecas’ es hablar de surf y su mirada parece encerrar miles de olas eternas. Su sonrisa es acogedora, sus ojos profundos y pacíficos, su conversación llena de fe. Tras su voz cálida y sus palabras decididas nadie diría la historia que arrastra a sus espaldas.
José Luciano Casillas nació en 1972 en la isla de Gran Canaria y llegó por primera vez a Fuerteventura en 1996, “todo surfing y pura vida”, afirma.
Desde los doce años se entregó a la cabalgada de las olas. Comenzó con el kneedboard, surfing de rodillas, hasta los dieciocho que se pasó a competir en surfing. “Los que sabían me decían que tenía talento. Empecé con el kneedboard que me dio mucha cintura, y a los 18 empecé a competir en surfing”, cuenta ‘El Pecas’.
“Competí hasta el 92 pero me metí en el tema del porrito, la raya, los éxtasis y me estanqué. En aquella generación del 90 había una relación muy estrecha entre drogas y surfing, algo que hoy no es así. Hoy por hoy es un deporte de élite con entrenadores que te ayudan y es otra historia”.
DE ROZAR EL CIELO AL INFIERNO

El Pecas en la actualidad / Mario Entero ‘El Pecas’ rozó el cielo del surf pero también conoció el infierno, un lugar del que no siempre es fácil salir, porque las drogas lo llevaron a la esquizofrenia y a terminar internado en un psiquiátrico.
Allí encerrado se enteró de la presencia de su ídolo de infancia, Tom Curren, y no dudó en escaparse para ir a verlo. Según cuenta “estaba encerrado en el psiquiátrico de Lanzarote y me escapé para verlo, él ni siquiera me reconoció”.
“Soy yo, le dije. Freckles, me dijo, que era como él me llamaba, Pecas en inglés. Le conté mi problema con las drogas, con la esquizofrenia, con el psiquiátrico y me aconsejó: Lee la Biblia y sigue haciendo surfing.”
SURFEANDO CON DIOS

Aquella frase se quedó metida en su cabeza y desde ese día su vida cambió. Aquel año tuvo sus primeros contactos con la Iglesia Evangélica, estuvo en una casa e hizo su oración de fe. “Ese día, empecé a llorar y no entendía por qué pero seguía llorando, algo sucedió espiritualmente en mi vida. Y a partir de ahí de nuevo en la cima”.
‘El Pecas’ retomó su vida, se entregó al surf, cumplió muchos de sus sueños, entre ellos viajar a Indonesia, y durante dos años se mantuvo alejado de las drogas, sin embargo, los desengaños lo llevaron a salirse del camino. “Tuve una recaída, me decepcioné y me aparté. Un desengaño amoroso y después de dos años volví a una vida loca aquí en Fuerteventura.
“Miré a los hombres en lugar de mirar a Dios y me aparté de la Iglesia”. Volvió otra vez al psiquiátrico y volvieron sus problemas de esquizofrenia que se iniciaron en el 94 hasta que en el 2000 dejó de tomar toda medicación y entregó su vida a Dios.
UNA VIDA DE CINE
Una vida que ha sido resumida en siete minutos, en un corto de Coma Productions (Mario Entero y Carlos Guzmán) bajo el título de “Josué 1.8” y que hace referencia a la Biblia, al libro de ley que no se debe apartar nunca de su camino y es que para Jose Luciano Casillas un libro sagrado, un libro es necesario para conducirnos correctamente:
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
Un corto que se presentó el pasado 9 de junio en el Surfilmfestival de San Sebastián y que muestra la lucha personal de este guerrero que supo vencer a la adversidad.
Josué 1.8 es otro de los sueños cumplidos de este luchador nato, algo que según asegura, es posible desde que ayuda a otras personas, “se lo decía a mi pastor que cuando se sirve al Señor se cumplen sueños y anhelos. Tengo una mujer, una familia, un hogar, he viajado por Europa, he ido a Hawai y ahora hacer una película.”
Aunque aún le queda la espinita clavada de lo que pudo ser, afirma que “Dios tornó todo para otro propósito y estoy muy contento de haber pasado por todo ese mal, ya que ahora puedo enseñar a otros con mi ejemplo, que la gente vea que hay otro camino”.
Para ‘El Pecas’ el corto de Coma Productions es una manera de hacer llegar su mensaje “quien vea este corto se ahorrará una conversación con su hijo para explicarle todo lo malo que traen las drogas”.
Entregado a su familia y a su congregación, ahora el surf ha pasado a un segundo plano. ‘El Pecas’ sigue practicando su vertiginoso surf y sigue siendo disciplinado pero afirma que ya es sólo un desahogo sano. “He estado toda mi vida engañado con el surfing.”, cuenta, “antes me llenaba pero porque no había encontrado a Dios, ahora es sólo algo más”.
Para José Luciano coger un tubo puede enganchar tanto que es como sentir a Dios “pero esa sensación de unos segundos si te conectas con Dios te la da por horas. Un tubo es la sala de estar de nuestro señor y es lo más parecido a sentirlo”. Para ‘El Pecas’ los milagros existen y él es prueba de ello.
Fuente: http://protestantedigital.com/cultura/36742/El_hombre_que_volvio_de_surfear_en_el_infierno
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Definiendo a “Dios”
Pregunta de Michael de Estados Unidos:
Recientemente publiqué un video en Youtube pidiéndoles respetuosamente a los ateos que comentaran de cuál era su argumento más fuerte a favor del ateísmo. Luego los ateos podían votar de cual comentario ellos sentían ser el más fuerte. Después de 1,000, el argumento actual # 1 es:
No se define a ‘dios’ de una manera significativa, es decir, por una simple tautológica, es 100% cierto que a “dios” no se le refiere o se identifica con nada que exista (o que no existe). Ni siquiera entiendo lo que esto significa. Nunca he escuchado ese argumento antes. ¡Por favor ayúdeme!
Respuesta de William Lane Craig:
¡Wao, wao, wao, wao! ¡El Positivismo vive! Simplemente me rasco la cabeza en incredulidad cuando veo lo convincente que esta antigua filosofía positivista todavía sigue siendo en la cultura popular, a pesar de su deceso entre los filósofos 50 años atrás. Aquellas personas que proclaman rotundamente que vivimos en una cultura postmoderna necesitan reflexionar largo y duro sobre datos como este.
Michael, la razón por la que usted no había escuchado esta objeción es probablemente porque ya ningún filósofo la plantea. Durante la era positivista en las décadas del 1920 y 1930, por lo general se pensaba entre los filósofos que las nociones “metafísicas”, como Dios, no tenían significado. ¿Por qué? Porque no se podía dar ningún contenido empírico para esas nociones. Para que tuviese significado, una oración informativa tenia que poderse verificar empíricamente. Como se pensaba que los enunciados como “Dios existe” no se podían verificar por medio de los cinco sentidos, esos enunciados se desechaban como cosas insignificantes. Sin embargo, pronto se descubrió que el llamado principio de verificación del significado era exageradamente restrictivo, el cual hacía insignificante hasta los enunciados de la ciencia y luego al final se encontró que era contraproducente. Con el abandono del principio de verificación del significado, el nervio vital del positivismo fue herido severamente y de esa manera el positivismo descendió a la tumba que tanto merecía. Entonces una nueva era comenzó en la filosofía anglo-estadounidense, marcando el inicio de un renacimiento de la metafísica, ética y la filosofía de la religión, las cuales anteriormente los positivistas habían suprimido.
Sería muy interesante saber lo que apoya la convicción de los ateos de Youtube de que “Dios” es una palabra sin significado. ¿Es eso verificacionismo? Si lo es, entonces los fundamentos de su convicción, sin ellos saberlo, ya colapsaron hace mucho tiempo.
Es fácil darle un contenido a la palabra “Dios.” Esta palabra puede ser considerada o como un nombre común, de modo que uno podría hablar de “un Dios,” o podría ser utilizada como un nombre propio como “Jorge” o “Susana”. Richard Swinburne, un prominente filósofo cristiano, trata a “Dios” como un nombre propio de persona al cual él se refiere por la siguiente descripción: una persona sin un cuerpo (es decir, un espíritu) que necesariamente es eterno, perfectamente libre, omnipotente, omnisciente, perfectamente bueno, y el creador de todas las cosas. Esta descripción expresa el concepto tradicional de Dios en la filosofía y la teología occidental. Ahora bien, los ateos de Youtube podrían protestar, “Pero ¿cómo usted sabe que Dios tiene esas propiedades?” La pregunta es inapropiada. “Dios” ha sido estipulado para ser la persona, si es que es alguna, a la que se refiere por esa descripción. La pregunta verdadera es de si existe algo que responda a esa descripción, es decir, ¿existe esa persona? Todo el peso de la teología natural de Swinburne es de presentar argumentos de que sí existe esa persona. Usted puede rechazar sus argumentos, pero no se disputa el significado de su afirmación.
La mejor definición de Dios como un término descriptivo es, creo yo, la definición de San Anselmo de Dios. Él lo define como el ser más grande que se puede concebir. Como Anselmo observó, si usted pudiera pensar de algo más grande que Dios, ¡entonces eso sería Dios! La misma idea de Dios es de un ser del cual no puede haber otro que sea mayor.
Esa pregunta tiene relevancia con mi recién debate con Sam Harris sobre si o no los fundamentos de la moralidad son naturales o sobrenaturales. Después del debate mi amigo John escribió,
William, en tu debate con Sam Harris, afirmaste que Dios era el fundamento de la moralidad objetiva. Sin embargo, esa palabra “Dios” es problemática. Hasta que esa palabra sea definida, o hasta que tú nos digas cómo sabemos qué ese “Dios” quiere que nosotros hagamos o qué es lo esta palabra es, lo que terminas diciendo es que hay un fundamento objetivo para la moralidad, y eso es todo. Pero luego Sam Harris estuvo de acuerdo contigo en eso.
Si usted mira el texto de mi declaración de apertura en el debate, el cual publiqué en la página de Facebook de Reasonable Faith, va a ver que sí definí lo que quiero decir por “Dios.” Dije,
En la visión teísta, los valores morales están fundamentados en Dios. Como San Anselmo vio, Dios es por definición el ser más grande que se puede concebir y por lo tanto, es el Bien supremo. De hecho, Él simplemente no es perfectamente bueno; (sino que) Él es el locus o eje y paradigma del valor moral.
Como la bondad moral es una propiedad “engrandecedora”, el ser más grande que se puede concebir debe ser moralmente perfecto (como también tener las otras propiedades superlativas que enumera Swinburne). De hecho, el ser más grande que se puede concebir será el paradigma del valor moral. Por supuesto, queda por preguntar que si ese ser realmente existe. Pero las contenciones que propuse para la defensa en nuestro debate fueron condicionales. Si ese ser existe, entonces […]. Es por eso que pienso que mi primera contención es casi obviamente verdadera. ¡Por supuesto, si un ser más grande que se puede concebir existe, los valores morales objetivos existen! ¿Cómo no podrían ellos existir?
La pregunta real era de si Harris podría proporcionar algún fundamento ontológico para los valores y deberes morales objetivos en la ausencia de ese ser. Presenté lo que considero ser un argumento decisivo en contra de su solución a lo que él llama “el Problema del Valor” (véase la Pregunta de la Semana # 208), como también objeciones poderosas a su intento de derivar deberes morales objetivos de la ciencia y su deseo de afirmar los deberes morales objetivos en la ausencia de cualquier tipo de libre albedrío.
Por último, permítame decir de nuevo lo que dije en la Pregunta # 208: no necesito proporcionar un relato de “cómo llegamos a conocer lo que este ‘Dios’ quiere que hagamos,” ya que eso es una pregunta, no de la ontología moral, sino de la epistemología moral. Mi inquietud es con la realidad de los valores y deberes morales objetivos: estoy abierto a cualquier teoría de la epistemología que alguien quisiera sugerir para cómo llegamos a conocer o saber los valores y deberes que existen.
#Dios#Fe#Razón#Definir a Dios#San Anselmo#william lane craig#Sam harris#Richard Swinburne#Creer#Ateísmo
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¿El Tomismo es Católico?
Muchos cristianos creen que el tomismo es doctrina católica olvidando palabras como las que expresa el reconocido Copleston quién señala que: “…existe la tendencia a haber de facto conexión entre Tomismo y Catolicismo”…pero, el Tomismo “…no es parte de la fe Católica.” (1). El Tomismo es una corriente filosófica paralela al catolicismo (pero no católica) e inspirada en Aristóteles y Boecio sin embargo esto no quiere decir que se niegue que algunos católicos hagan uso del tomismo para la apologética. A esto añado que los alcances de esta corriente filosófica van incluso mas allá siendo base del pensamiento de las ciencias naturales o empíricas. Por lo tanto hermano cristiano no tengas temor de nutrir tu apologética con el pensamiento tomista.
1) Copleston, F.C. (1995). Aquinas. Penguin Books.
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Una razón de porque Jesús no es mítico
Cada vez se hace más y más popular en ciertos círculos ateístas la afirmación de que Jesús nunca existió. Ellos afirman que la historia del Mesías de Nazaret es simplemente regurgitación de los viejos mitos, tales como Osiris, Dionysius, o Mithras. Pero tales afirmaciones, mientras superficialmente tentador son realmente imposible de manejar si usted estudia los detalles.
El Historiador Paul L. Maier muestra solo una forma la acusación del mito se derrumba en su libro In the Fullnes of Time, y él toma apenas escasamente más de un párrafo de su introducción para hacerlo. Él escribe:
En vez de alegar un fundador mitológico, o uno que se materializó a partir de las brumas del pasado en una comparecencia fechable solo para el cercano siglo o dos, el Cristianismo afirma con valentía que el ministerio público de Jesús comenzó (en asociación con el Juan el Bautista) en ...el año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, y siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás... (Lucas 3.1-2a, RV60) ¡No hay héroes mitológicos o personajes de cartón aquí! Esta documentación séxtuple implica personalidades y lugares, todos los cuales son bien conocidos e histórico. De hecho, sabemos mucho más acerca de esta colección de nombres propios de fuentes fuera del Nuevo Testamento. El autor de 2 Pedro expresó su "ventaja histórica" del cristianismo espléndidamente: "Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad".
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He sido usado durante muchos años para estudiar las historias de otros tiempos, y para examinar y sopesar la evidencia de los que han escrito sobre ellos, y no conozco de ningún hecho en la historia de la humanidad que ha sido probado mediante mejor y completas evidencias de todo tipo, a la comprensión de un investigador justo, que el gran signo que Dios nos ha dado de que Cristo murió y resucitó de entre los muertos.
Thomas Arnold, profesor de Historia de Oxford. Autor de los tres volúmenes de la Historia de Roma
Christian Life, Its Hopes, Its Fears, and Its Close, 6th ed. (London: T. Fellowes, 1859), pp. 15-16.
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Evidencias: La Resurrección de Jesús
William Lane Craig (Traducido por Joel Naranjo )
La mayor parte de la gente no tiene problemas en reconocer que Dios existe; pero en nuestra sociedad pluralista se ha vuelto políticamente incorrecto afirmar que Dios se ha revelado a sí mismo de una forma decisiva en Jesús. ¿Qué justificación pueden ofrecer los cristianos, en contraste con los hindúes, judíos, o musulmanes, para pensar que el Dios cristiano es real?

Recientemente hablé en una importante universidad canadiense sobre la existencia de Dios. Después de mi charla, una estudiante, ligeramente enfadada, escribió en su tarjeta de comentarios: "Estaba con usted hasta que llegó a todo ese asunto sobre Jesús. ¡Dios no es el Dios cristiano!" Esta actitud es muy típica en la actualidad. La mayor parte de la gente no tiene problemas en reconocer que Dios existe; pero en nuestra sociedad pluralista se ha vuelto políticamente incorrecto afirmar que Dios se ha revelado a sí mismo de una forma decisiva en Jesús. ¿Qué justificación pueden ofrecer los cristianos, en contraste con los hindúes, judíos, o musulmanes, para pensar que el Dios cristiano es real? La respuesta del Nuevo Testamento es: la Resurrección de Jesús. "Él ha fijado un día en que juzgará al mundo con justicia, por medio del hombre que ha designado. De ello ha dado pruebas a todos al levantarlo de entre los muertos." (Hechos 17.31). La resurrección es la vindicación por parte de Dios de las radicales pretensiones personales de autoridad divina de Jesús. Así qué ¿cómo sabemos que Jesús ha resucitado de entre los muertos? El compositor del himno de Pascua dice, "¿Me preguntas cómo sé que él vive? ¡Él vive dentro de mi corazón!" Esta respuesta es absolutamente apropiada en un nivel individual. Pero cuando los cristianos interactuamos con no creyentes en la arena pública, como en las Cartas al Editor de un periódico local, al llamar a un programa de radio, en las reuniones de padres y maestros, o incluso en una simple conversación con compañeros de trabajo, entonces es crucial que seamos capaces de presentar evidencia objetiva en apoyo de nuestras creencias. De otro modo nuestras afirmaciones no tendrán más peso que la aserción de cualquiera que afirme haber tenido una experiencia privada de Dios. Afortunadamente, el cristianismo, como religión arraigada en la historia, hace afirmaciones que pueden, en buena medida, ser investigadas históricamente. Supongamos, entonces, que nos acercamos los escritos del Nuevo Testamento, no como Escritura inspirada, si no meramente como una colección de documentos en griego que nos han llegado desde el primer siglo, sin ninguna presunción acerca de su fiabilidad más que aquella con la que consideramos normalmente otras fuentes de historia antigua. Podría sorprendernos descubrir que la mayoría de los críticos del Nuevo Testamento que se dedican a investigar los evangelios de esta manera admite los hechos centrales que subyacen a la resurrección de Jesús. Quiero enfatizar que no hablo sólo de estudiosos evangélicos o conservadores, si no del amplio espectro de críticos del Nuevo Testamento que enseñan en universidades seculares y seminarios no evangélicos. Asombroso como pueda parecer, la mayoría de ellos ha llegado a considerar como históricos los hechos básicos que apoyan la resurrección de Jesús. Estos hechos son los siguientes:
HECHO #1: Después de su crucifixión, Jesús fue sepultado en una tumba por José de Arimatea. Este hecho es altamente significativo porque implica, contrariamente a los críticos radicales como John Dominic Crossan del Seminario de Jesús, que la ubicación del sitio de entierro de Jesús era conocido para judíos y cristianos por igual. En ese caso, los discípulos jamás podrían haber proclamado su resurrección en Jerusalén si la tumba no hubiera estado vacía. Los investigadores del Nuevo Testamento han establecido este primer hecho sobre la base de evidencia tal como la siguiente: 1. La sepultura de Jesús es atestada por una tradición muy antigua citada por Pablo en 1 Cor. 15.3-5: Porque ante todo les transmití a ustedes lo que yo mismo recibí: ... que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras,que fue sepultado,que resucitó al tercer día según las Escrituras,y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. (1Co 15:3-5 NVI) Pablo no sólo usa los términos rabínicos típicos "recibir" y "transmitir" con respecto a la información que está entregando a los corintios, si no que los vv. 3-5 son una fórmula de cuatro líneas altamente estilizada, llena de características no paulinas. Esto ha convencido a todos los estudiosos que Pablo está, tal como afirma, citando una antigua tradición que él mismo recibió después de su conversión al cristianismo. Esta tradición probablemente se remonta, por lo menos, a la visita de investigación que Pablo hizo a Jerusalén alrededor del año 36 DC, cuando pasó dos semanas con Cefas y Santiago (Gálatas 1.18). Data así de un período de cinco años desde de la muerte de Jesús. Tan corto espacio de tiempo, y tal contacto personal hace infundado hablar de leyenda en este caso. 2. La historia del entierro es la parte del material de una fuente muy antigua usada por Marcos al escribir su evangelio. Los evangelios tienden a consistir en breves instantáneas de la vida de Jesús vagamente conectadas y no siempre cronológicamente ordenadas. Pero al llegar a la historia de la Pasión nos encontramos con una narrativa fluida y continua. Esto sugiere que la historia de la Pasión fue una de las fuentes de información que Marcos usó para escribir su evangelio. Ahora, la mayoría de los estudiosos piensa que Marcos es ya el evangelio más temprano, y la fuente de Marcos de la pasión de Jesús es, por supuesto, aun más antigua. Una comparación de las narraciones de los cuatro los evangelios revela que sus recuentos no divergen entre si, si no hasta después de la sepultura. Esto implica que el recuento del entierro era parte de la historia de pasión. De nuevo, su antigüedad milita contra la posibilidad de que sea legendaria. 3. Como miembro del tribunal judío que condenó a Jesús, es improbable que José de Arimatea sea una invención cristiana. Había un fuerte resentimiento contra los dirigentes judíos a causa de su papel en la condena de Jesús (1 Tesalonicenses. 2.15). Es, por consiguiente, muy improbable que los cristianos inventaran que un miembro del tribunal que condenó a Jesús honrara a Jesús dándole una sepultura apropiada en lugar de permitirle ser despachado como un delincuente común. 4. No existe ninguna otra historia de la sepultura competidora. Si el entierro por José fuera ficticio, esperaríamos encontrar algún rastro histórico de lo que realmente sucedió con el cadáver de Jesús, o por lo menos alguna leyenda competidora. Sin embargo, todas nuestras fuentes son unánimes en el entierro honorable Jesús por José. Por ésta y otras razones, la mayoría de críticos del Nuevo Testamento concuerdan que Jesús fue sepultado en una tumba por José de Arimatea. Según el fallecido John A. T. Robinson de la Universidad de Cambridge, el entierro de Jesús en sepulcro es "uno de los más tempranos y mejor atestados hechos acerca de Jesús."1
HECHO #2: En el domingo siguiente a la crucifixión, la tumba de Jesús fue hallada vacía por un grupo de sus seguidoras. Entre las razones que han llevado la mayoría de los estudiosos a esta conclusión están las siguientes: 1. La historia de la tumba vacía también es parte de la antigua fuente de la pasión usada por Marcos. La fuente de la pasión usada por Marcos no concluía en muerte y derrota, sino con la historia de la tumba vacía, que es gramaticalmente de una pieza con la historia de la sepultura. 2. La antigua tradición citada por Pablo en 1 Cor. 15.3-5 implica el hecho de la tumba vacía. Para cualquier judío del primer siglo, decir de un muerto "que fue enterrado y que fue levantado" es implicar que quedó atrás una tumba vacante. Es más, la expresión "en el tercer día" probablemente deriva de la visita de las mujeres a la tumba en el tercer día, en la forma judía de contar, desde la crucifixión. La tradición de cuatro versos citada por Pablo resume tanto el recuento de los evangelios como la temprana predicación apostólica (Hechos 13. 28-31); significativamente, la tercera línea de la tradición corresponde a la historia de la tumba vacía. 3. La historia es simple y carece de señales de embellecimiento legendario. Todo lo que uno tiene que hacer para apreciar este punto es comparar el recuento de Marcos con las locas historias legendarias que hallamos en los evangelios apócrifos del siglo segundo, en los que Jesús es visto salir de la tumba con su cabeza alcanzando por sobre las nubes y ¡seguido por una cruz parlante! 4. El hecho que el testimonio de una mujer era despreciado en la Palestina del siglo primero está a favor del rol de las mujeres en el descubrimiento de la tumba vacía. Según Josefo, el testimonio de las mujeres era considerado de tan poco valor que ni siquiera era admisible en un tribunal de justicia judío. Cualquier historia legendaria tardía habría hecho, ciertamente, a discípulos masculinos descubrir la tumba vacía. 5. La temprana alegación judía de que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús (Mat. 28.15) demuestra que el cuerpo había, de hecho, desaparecido de la tumba. La respuesta judía más temprana a la proclamación de los discípulos de que, "¡Él ha resucitado de los muertos!" no era indicar su tumba ocupada y reírse ellos como fanáticos, sino afirmar que ellos se habían llevado el cuerpo de Jesús. Así, tenemos evidencia de la tumba vacía viniendo de los propios oponentes de los primeros cristianos. Podríamos continuar, pero creo que se ha dicho que lo suficiente para indicar por qué, en las palabras de Jacob Kremer, un especialista austriaco en la resurrección, "Por lejos, la mayoría de los exegetas sostiene firmemente a la fiabilidad de las declaraciones bíblicas acerca de la tumba vacía."2
HECHO #3: En múltiples ocasiones y bajo variadas circunstancias, distintos individuos y grupos de personas experimentaron apariciones de Jesús vivo después de su muerte. Éste es un hecho que es reconocido casi universalmente entre los estudiosos del Nuevo Testamento, por las siguientes razones: 1. La lista de testigos de las apariciones del Jesús resucitado, citadas por Pablo en 1 Cor. 15. 5-7 garantiza que dichas apariciones ocurrieron. Estos incluían a Pedro (Cefas), los Doce, 500 hermanos, y Santiago. 2. Las tradiciones de las apariciones en los evangelios proporcionan atestación múltiple e independiente de las mismas. Ésta es una de las marcas más importantes de historicidad. La aparición a Pedro es atestada independientemente por Lucas, y la aparición a los Doce por Lucas y Juan. También tenemos el testimonio independiente de las apariciones galileas en Marcos, Mateo y Juan, así como a las mujeres en Mateo y Juan. 3. Ciertas apariciones tienen señales de historicidad. Por ejemplo, tenemos buena evidencia en los evangelios que ni Santiago ni ninguno de los hermanos menores de Jesús creyeron en él durante su vida. No hay ninguna razón para pensar que la iglesia primitiva generaría historias ficticias acerca de la incredulidad de la familia de Jesús si hubieran sido desde un principio seguidores fieles. Pero es indiscutible que Santiago y sus hermanos se volvieron creyentes cristianos activos después de la muerte de Jesús. Santiago fue considerado un apóstol y eventualmente ascendió a una posición de liderazgo en la iglesia de Jerusalén. Según el historiador judío del primer siglo, Josefo, Santiago fue martirizado por su fe en Cristo hacia fines de la década del 60 DC. Ahora, la mayoría de nosotros tiene hermanos. ¿Qué se necesitaría para convencerlos que su hermano es el Señor, de tal modo que estuvieran dispuestos a morir por esa creencia? ¿Puede haber alguna duda de que esta notable transformación en el hermano menor de Jesús tuvo lugar porque, en palabras de Pablo, "entonces apareció a Santiago"? Incluso Gert Lüdemann, un destacado estudioso alemán crítico de la Resurrección, admite, "puede tomarse como históricamente cierto que Pedro y los discípulos tuvieron experiencias después de la muerte de Jesús en que Jesús se les apareció como el Cristo resucitado."3
HECHO #4: Los discípulos originales creyeron que Jesús había sido levantado de entre los muertos a pesar de tener toda predisposición en contra de ello. Piense en la situación que los discípulos enfrentaron después de la crucifixión de Jesús: 1. Su líder estaba muerto. Y los judíos no tenían ninguna creencia un Mesías que muriese, mucho menos que resucitase. Se suponía que el Mesías debía expulsar a los enemigos de Israel (= Roma) y restablecer el Reino Davídico, no sufrir la muerte ignominiosa de un criminal. 2. Según la ley judía, la ejecución de Jesús como un criminal demostraba que era un hereje, un hombre literalmente bajo la maldición de Dios (Deut. 21.23). La catástrofe de la crucifixión para los discípulos no era simplemente que su Maestro se hubiera ido, sino que la crucifixión demostraba que, en efecto, los Fariseos habían tenido razón desde el principio, que durante tres años habían estado siguiendo a un hereje, ¡a un hombre maldito por Dios! 3. Las creencias judías acerca de la otra vida precluían que alguien fuese levantado de entre los muertos a gloria e inmortalidad antes de la resurrección general en el Fin del mundo. Todo lo que los discípulos podían hacer que era conservar la tumba de su Maestro como un santuario dónde sus huesos podrían residir hasta el día en que los muertos justos de Israel fuesen levantados por Dios a la gloria. A pesar de todo esto, los discípulos originales creyeron en y estaban deseoso de ir a la muerte por el hecho de la resurrección de Jesús. Luke Johnson, un estudioso del Nuevo Testamento de la Universidad de Emory, reflexiona, "se requiere alguna clase experiencia poderosa y transformativa para generar el tipo de movimiento que el Cristianismo más temprano era…"4 N. T. Wright, un eminente estudioso británico, concluye, "es por eso que, como historiador, no puedo explicar el surgimiento del cristianismo primitivo a menos que Jesús se halla levantado nuevamente, dejando una tumba vacía tras él."5 En el resumen, hay cuatro hechos aceptados por la mayoría de los estudiosos que han escrito sobre esta materia que cualquier hipótesis histórica adecuada debe responder: la sepultura de Jesús por José de Arimatea, el descubrimiento de su tumba vacía, sus apariciones después de la muerte, y el origen de la creencia de los discípulos en su resurrección. Ahora la pregunta es: ¿cuál es la mejor explicación de estos cuatro hechos? La mayoría de los estudiosos probablemente permanece agnóstico sobre esta pregunta. Pero el cristiano puede sostener que la hipótesis que mejor explica estos hechos es "Dios resucitó a Jesús de entre los muertos." En su libro que "Justifying Historical Descriptions", el historiador C. B. McCullagh lista seis tests que los historiadores usan para determinar cual es la mejor explicación para ciertos hechos histórico dados6. La hipótesis "Dios resucitó a Jesús de entre los muertos" pasa todas estos tests: 1. Tiene mayor alcance explicativo: explica por qué la tumba fue hallada vacía, por qué los discípulos vieron apariciones después de la muerte de Jesús, y por qué la fe cristiana llegó a existir. 2. Tiene mayor poder explicativo: explica por qué el cuerpo de Jesús desapareció, por qué varias personas vieron a Jesús vivo en repetidas oportunidades, a pesar de su ejecución pública previa, etcétera. 3. Es plausible: dado el contexto histórico de la propia vida y afirmaciones incomparables de Jesús, la resurrección sirve como confirmación divina de esas pretensiones radicales. 4. No es ad hoc o artificial: requiere sólo una hipótesis adicional: que Dios existe. Y ni siquiera esa es necesariamente una hipótesis adicional si uno ya cree en la existencia de Dios. 5. Está de acuerdo con creencias aceptadas. La hipótesis: "Dios resucitó a Jesús de entre los muertos" no contradice en forma alguna la creencia aceptada de que las personas no resucitan naturalmente. El cristiano acepta dicha creencia de todo corazón, tal como acepta la hipótesis de que Dios resucitó a Jesús de entre los muertos. 6. Supera ampliamente a las hipótesis rivales en cumplir las condiciones (1)-(5). A través de la historia se han ofrecido variadas explicaciones alternativas de los hechos, por ejemplo, la hipótesis de la conspiración, la hipótesis de la muerte aparente, la hipótesis de la alucinación, y así. Tales hipótesis han sido rechazadas casi universalmente por la erudición contemporánea. Ninguna de estas hipótesis naturalistas tiene éxito en cumplir las condiciones tan bien como la hipótesis de la resurrección. Ahora, esto pone al crítico escéptico en una situación bastante desesperada. Hace unos años participé en un debate sobre la Resurrección de Jesús con un profesor en la Universidad de California en Irvine. Él había escrito su disertación doctoral sobre la resurrección, y estaba completamente familiarizado con la evidencia. No podía negar los hechos del entierro honorable de Jesús, la tumba vacía, las apariciones después de la muerte, y el origen de la creencia de los discípulos en la resurrección. Así que su único recurso era proponer alguna explicación alternativa de esos hechos. Y así, ¡argumentó que Jesús de Nazaret tenía un desconocido hermano gemelo idéntico que fue separado de él en la infancia y creció independientemente, pero que regresó a Jerusalén en el momento de la crucifixión, robo el cuerpo de Jesús de la tumba, y se presentó a los discípulos, quienes equivocadamente infirieron que Jesús había resucitado de entre los muertos! No me tomaré la molestia explicar como refuté dicha teoría. Pero pienso que el ejemplo es ilustrativo de hasta donde debe llegar el escepticismo en su desesperación por refutar la evidencia de la Resurrección de Jesús. De hecho, la evidencia es tan poderosa que uno de los principales teólogos judíos a nivel mundial, el fallecido Pinchas Lapide, quien enseñó en la Universidad Hebrea en Israel, declaró estar convencido en base a la evidencia ¡que el Dios de Israel había levantado a Jesús de Nazaret de entre los muertos!7
La importancia de la resurrección de Jesús descansa en el hecho de que no es sólo cualquier Perico de los Palotes quien ha sido levantado de entre los muertos, si no Jesús de Nazaret, cuya crucifixión fue se instigada por los dirigentes judíos debido a sus pretensiones blasfemas a la Autoridad Divina. Si este hombre ha sido levantado de entre los muertos, entonces el Dios contra quien supuestamente había blasfemado ha vindicado claramente sus pretensiones. Así, en una edad de relativismo y pluralismo religioso, la Resurrección de Jesús constituye una roca sólida en que los cristianos pueden tomar su posición en favor de la auto-revelación definitiva de Dios en Jesús.
Notas 1 John A. T. Robinson, The Human Face of God (Philadelphia: Westminster, 1973), p. 131. 2 Jacob Kremer, Die Osterevangelien—Geschichten um Geschichte (Stuttgart: Katholisches Bibelwerk, 1977), pp. 49-50. 3 Gerd Lüdemann, What Really Happened to Jesus?, trans. John Bowden (Louisville, Kent. Westminster John Knox Press, 1995), p. 80. 4 Luke Timothy Johnson, The Real Jesus (San Francisco: Harper San Francisco, 1996), p. 136. 5 N. T. Wright, "The New Unimproved Jesus," Christianity Today (September 13, 1993), p. 26. 6 C. Behan McCullagh, Justifying Historical Descriptions (Cambridge: Cambridge University Press, 1984), p. 19. 7 Pinchas Lapide, The Resurrection of Jesus, trans. Wilhelm C. Linss (London: SPCK, 1983).
Read more: http://www.reasonablefaith.org/spanish/la-resurreccion-de-jesus#ixzz3WOkMzINa
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¿De qué se trata la Biblia realmente?
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Amor de amores
Escrito por Joaquín Castro
A mi vida has llegado,
Amor de amores
Eres el primero
Refrigerio a mi alma
Entre mis angustias, Tú eres
Esperanza mía
Tu creación se conmueve, ante tu gloria
¿Cuánto más mi alma?
Vida mía y deleite mío.
Eterno y Santo
Oh Dios altísimo
Sin tinieblas desde el principio
¿Quién soy yo para que de mi tengas complacencia?
Mi corazón es de constante pecar
Y mis ojos de continuo buscan hacer el mal
¿Qué viste en mi oh Dios?
En maldad e iniquidad he sido concebido
No soy digno de que de mi tengas misericordia
Pero, ¿quién soy para cuestionar tu perfecta voluntad?
Antes que fuese formado tu misericordia ya era
Y antes que mis ojos conocieran mal
Jesucristo ya sangraba en tu corazón
Oh Dios, amor incomparable
A mi vida has llegado,
Amor de amores.
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Palabra Hablada
by Isaac Wimberley
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Si hay palabras para Él entonces yo no las tengo.
Mi cerebro aún no ha llegado al punto
Donde se podría formar un pensamiento que podría
Describir adecuadamente la grandeza de mi Dios,
Y mis pulmones aún no han desarrollado la capacidad
De liberar un respirar con suficiente agilidad
Para exhalar la grandeza de su amor,
Y mi voz, mi voz está tan inhibida,
Restringida por los límites humanos,
Que es difícil de enviar incluso hasta una alabanza...
Si hay palabras para Él entonces
Yo no las tengo.
Mi Dios,
Su gracia es notable,
Sus misericordias son innumerables,
Su fuerza es impenetrable,
Él es honorable, responsable,
Favorable, Él es inescrutable pero cognoscible,
Indefinible pero accesible,
Indescriptible pero personal,
Él está más allá de la comprensión,
Más allá de la imaginación,
Constante a través de las generaciones,
Rey de todas las naciones.
Pero si hay palabras para Él entonces
Yo no las tengo.
Mis palabras son pocas,
Al tratar de capturar al único Dios verdadero,
Usando mí vocabulario nunca sería aceptable,
Pero yo uso palabras como una expresión,
Una expresión de adoración a un salvador,
Un salvador que es a la vez digno y merecedor de mi alabanza,
Así que uso palabras.
Mi corazón exalta al Señor.
Bendice a su nombre para siempre,
Ha ganado mi corazón,
Capturado mi mente
Y las ha unido
Él me ha derrotado en mi rebeldía,
Me conquisto en mi pecado,
Él me ha dado la bienvenida a su presencia,
Completamente me invito a entrar.
Se ha hecho el objeto de mi vista,
Me inundo con misericordias en la mañana,
Ahogándome con gracia en la noche.
Pero si hay palabras para Él, entonces
Yo no las tengo.
Pero lo que sí tengo es, buenas nuevas,
Mi Dios sabía que las palabras hechas por el hombre
Nunca serían suficientes,
Porque las palabras son sólo herramientas
Que utilizamos para apuntar a la verdad,
Así que envió a su hijo Jesucristo como La Palabra, prueba viva,
Él es la imagen del Dios invisible,
El primogénito de toda la creación,
Porque en Él fueron creadas todas las cosas
Dando formación a la nada,
Que con su palabra la sostiene,
En el poder de su nombre,
Porque Él es antes de todas las cosas
Y sobre todas las cosas Él reina,
Santo es su nombre,
Así que lo alábalo por su vida...
La forma que perseveró en la contienda,
Él humilde hijo de Dios
Que se hace el sacrificio perfecto,
Alábale por su muerte...
Que Él voluntariamente se puso en nuestro lugar,
Que con amor soportó la tumba,
Que se enfrentó a nuestro enemigo,
Y al tercer día se levantó en la victoria
Él es todo lo que se nos prometió,
Alábenlo como Él Rey resucitado,
Levanten su voz y canten
Porque un día él regresará por nosotros
Y finalmente nos uniremos a nuestro
¡Salvador por la eternidad, eternidad!
Así que no es sólo palabras que proclamo,
Porque mis palabras apuntan a "La Palabra" y "La Palabra" tiene un nombre,
La esperanza tiene un nombre,
El gozo tiene un nombre,
La paz tiene un nombre,
El amor tiene un nombre
Y ese nombre es Jesucristo.
¡Alabado sea su nombre para siempre!
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EL ORIGEN DE LA VIDA
Cuando Darwin escribió El origen de las especies, el título insinuó por error que la teoría de la evolución ofrecía la evidencia de cómo surgió la vida a partir de procesos naturales. Nada podría estar más lejos de la verdad. Su teoría fue el origen de las especies, no el origen de la vida. Como Darwin escribió: “La ciencia todavía no arroja luz sobre el problema más grande de la esencia del origen de la vida”. [1]
Piénselo. De acuerdo con la teoría de Darwin, cada ser viviente, desde las algas del mar hasta los elefantes del desierto, derivaron de un ancestro unicelular. La selección natural utilizó el rarísimo incidente de mutaciones positivas y acumuló tales variaciones para producir todas las especies de todo lo que está vivo. ¿Pero de dónde surgió la célula original? ¿Cómo pudo haber sucedido algo tan fantástico? La selección natural nos dice solamente lo que sucede luego de obtener la vida. Si no hay vida ni una célula con qué comenzar, entonces no hay nada qué seleccionar. Esto es exactamente lo que el matemático de Oxford, John Lennox, le señaló a Richard Dawkins en el debate de El espejismo de Dios, en Birmingham, Alabama, en 2008: “Richard, la evolución solo nos dice lo que sucede una vez que obtenemos la vida; no puede explicar de dónde surgió el mecanismo de mutación repetida”. [2]
Varios cristianos del tiempo de Darwin y de nuestro tiempo sienten que la teoría de la evolución no supone ninguna amenaza a la creencia en la existencia de Dios. Simplemente ven la evolución como la herramienta que Dios utilizó para darle forma a la vida a través de la historia. Aunque esta no es una posición que yo sostengo, puedo respetar su interpretación. Sin embargo, todos los cristianos reflexivos estarían de acuerdo en que un proceso evolutivo ciego no podría producir las asombrosas formas de vida que vemos ahora, en particular la humanidad. La idea desafía abundantes descubrimientos científicos así como al sentido común. Aunque el mecanismo responsable de todos los cambios de la vida de una especie a otra fuera la selección natural, se habría necesitado de un Diseñador sobrenatural que hubiera construido un proceso tan asombroso. La evidencia del microscopio apunta claramente a un Creador tal como lo hace la evidencia del telescopio.
[1] Darwin, El origen de las especies, p. 305. [2] Richard Dawkins vs John Lennox: The God Delusion Debate [Richard Dawkins contra John Lennox: el debate de El Espejismo de Dios], University of Alabama at Birmingham, 3 de octubre de 2007 (Birmingham: New Day Entertainment, 2007), DVD.
#Vida#Darwin#origen de la vida#Especies#Dios#Diseño#El origen de las especies#Dawkins#Lennox#The God Delusion#origen
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Testimonio de Ray Comfort
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Golpe devastador a la teoría del género
El Concilio Nórdico de Ministros (organización de cooperación inter-gubernamental integrada por Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca e Islandia), decidió clausurar el Instituto Nórdico del Género(NIKK por sus siglas en noruego).

El NIKK ha sido por años el principal instituto que promueve la llamada “teoría del género”, proporcionando una supuesta base “científica” a estas ideas sociales y políticas que desde la década de los 70 transformaron a los países nórdicos en una de las sociedades más receptivas a la llamada ideología del género.
Esta teoría sostiene que la única diferencia entre el hombre y la mujer es tan solo externa (genitales y aparato reproductivo), pero que la masculinidad o la feminidad son tan solo un “constructo social”, algo impuesto a nosotros por la familia o la sociedad desde pequeños. Sobre esta base se sostiene el reclamo de que cada cual puede construir su propia identidad sexual -o variarla a su gusto y antojo- sin tomar en cuenta para nada la biología.
La decisión de clausurar el NIKK fue tomada luego que la televisión estatal noruega transmitiera un documental producido por Harald Eia, en el que pone en evidencia que la teoría de género no solo carece de base científica alguna, sino que además rechaza toda investigación científica seria.
El productor de esta serie, un comediante noruego que ha ganado gran popularidad en su país por sus programas satíricos de televisión, posee un grado en ciencias sociales. Su interés en el tema surgió al observar que, a pesar de todos los esfuerzos realizados por el gobierno y los políticos para remover los llamados “estereotipos del género”, las mujeres continuaban prefiriendo profesiones “femeninas” (enfermeras, estilistas, etc.) y los varones, profesiones masculinas (técnicos, trabajadores de construcción, etc.). Lo que lo mueve a investigar es esta “paradoja noruega”, ya que en lugar de haber disminuido este patrón, las tendencias han aumentado luego de décadas de haberse establecido las políticas de igualdad de género en este país.
En su documental, Harald Eia acudió al instituto NIKK con un equipo de camarógrafos para interrogar a los principales “científicos” de este instituto. Tomó estas respuestas y las llevó a científicos serios en otras partes del mundo, en especial, Reino Unido y los Estados Unidos para que evaluaran las afirmaciones de sus colegas noruegos. Sus afirmaciones fueron cuestionadas desde un punto de vista científico. Eia grabó los argumentos de estos científicos y regresó a Oslo (Noruega) para mostrarlas a los “científicos” del instituto NIKK quienes, al ver que eran confrontados con argumentos basados en datos científicos, tan solo atinaban a decir “son científicos mediocres” que “acomodan la evidencia de acuerdo a sus preconceptos”.
Harald Eia concluía que mientras los científicos “mediocres” no negaban la influencia del medio pero afirmaban que es innegable y determinante la parte biológica -un verdadero científico nunca cierra todas las posibilidades-, los “científicos serios” del NIKK eran incapaces de ofrecer estudios científicos serios para sostener su teoría y se negaban rotundamente a aceptar que la biología jugase algún papel en la definición de los sexos.
Cuando este documental fue presentado ante el público en la televisión de Noruega, la gente comenzó a preguntarse por qué se estaban gastando 56 millones de euros de los contribuyentes para sufragar supuestas investigaciones que proporcionaban ningún tipo de evidencia científica para su afirmación de que los sexos o diferencias de genero se deben a un constructo social y nada más. El ingenioso documental dejó en claro que la llamada “teoría del género” se basa en una ideología que nada tiene de científica y que se cierra completamente a la realidad objetiva. Tal cual un dogma que no admite cuestionamientos.
Link del Documental:
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Fuente: https://laopcionv.wordpress.com/2014/07/20/golpe-devastador-a-la-teoria-del-genero/
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