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Y, ¿A dónde vamos a comer hoy?

Alguna vez me encontraba departiendo en un restaurante con un grupo de hispanos que conocí en una conferencia. Me preguntaron ¿Cómo se reconoce a un grupo de peruanos en un restaurante?  Porque son los únicos que a la hora de la comida, hablan de comida.

Los peruanos hemos hecho de la comida un tema de orgullo nacional un tema y uno de muy frecuente conversación. Así  Joe y yo como buenos peruanos es casi de lo único que hablamos; más aún porque él es un increíble chef profesional. Su creatividad me sorprende cuando algunas noches al llegar a mi casa, me quejo de no tener nada que comer, entonces él revisa mi alacena y de los restos logra inventar unos platos sorprendentes. Su especialidad es la comida japonesa y prepara unos rolls extraordinarios.

Desde mi niñez  acompañé a mis padres en innumerables viajes , donde compartíamos con la gente de cada pueblo;  y en el Perú cada pueblo te hace probar con orgullo su comida. Mi padre es también aficionado a la cocina así que analizábamos y degustábamos con interés cada nuevo potaje que nos ponían en frente, lo que nos ayudó a desarrollar el sentido del gusto y nos hizo muy críticos sobre los estilos culinarios y sus resultados.

Estos antecedentes hicieron que Joe  y yo tuviéramos esta especial empatía. Cada vez a que salimos a “vagar” juntos  y apretaba el hambre, buscabamos lugares donde calmarlo. Muchas veces íbamos a lo seguro y comíamos en alguno de esos conocidos restaurantes de comida rápida, pero últimamente nos hemos lanzado en la aventura de comer en nuevos lugares, no tan conocidos, pero que claro, estén en nuestro presupuesto de estudiante que trabajamos medio tiempo o cachueleamos, como se dice.

Tenemos parámetros diferentes de evaluación. El,  como chef, analiza la presentación, los ingredientes  y  la preparación. Yo por mi parte evalúo la ambientación y la atención del personal, pues tuve oportunidad de dirigir durante cuatro años personal en una conocida cadena de comida. Juntos discutimos los sabores que cada experiencia gastronómica provoca en nuestro paladar.

Aunque hay todo tipo de experiencias, algunas han sido muy buenas y dignas de ser recomendadas, otras tan malas que nos sentimos con la responsabilidad de advertir a otros comensales. Luego de conversarlo largo tiempo decidimos aprovechar nuestros talentos para recomendar a otros jóvenes como nosotros y evitarles fiascos. Influyó mucho en nuestra decisión que muchos amigos ya nos soliciten referencias al respecto, así que nos dijimos: lo que hacemos de forma informal hagámoslo formal en un blog.

Queremos contribuir a hacer más gratificante tu aventura culinaria, así que te invitamos a vagar con nosotros y participar de este nuestro blog;   Dvagando

Joe y Nani