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EL RITMO DE MIERDA
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La vida fácil de un tipo bebido
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elritmodemierda-blog · 12 years ago
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Life round here - James Blake
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elritmodemierda-blog · 12 years ago
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UNA CORRIDA EXISTENCIALISTA MÁS
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elritmodemierda-blog · 12 years ago
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Las máquinas son sexuales El movimiento es sexual La estabilidad es un afrodisíaco: Las mujeres no aman a los hombres, aman a las máquinas.
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elritmodemierda-blog · 12 years ago
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SHUTTER IRIS WHITE BALANCE FOCUS
Dirijo una película y no construyo cosa alguna. Otros traen al mundo un nuevo humano y refuerzan su lazo emocional y su compromiso y construyen un mausoleo inquebrantable. Otros se entregan a una novedosa fascinación y construyen la posibilidad de una relación destinada al melodrama y al fracaso. Otros no consuman del todo una relación y se empantanan en un juego de poderes construyendo una honesta sed futura. Otros se acercan con motivo de saciar su sed y no hacen más que rezumar sus enfermedades mentales, construyendo una mecánica de tipo televisiva que termina invadiendo impúdicamente la estancia. Pareciera no haber ya espacio ni disposición para una reflexión sobre el diseño, para un establecimiento del marco. Esta es una guerra negra iluminada por cabezas encendidas que ruedan huérfanas sobre este terreno que es fangoso y húmedo; las cabezas embadurnadas en grasa corren cerro abajo prendidas en fuego por nuestros enemigos que nos miran desde las profundidades de los espejos inmóviles que gobiernan lo alto. Una cosa me es clara: hay que elegir bien a quien, en la hora final, cubrirá con su vida tus espaldas.
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elritmodemierda-blog · 12 years ago
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Te voy a dejar - Queens of the Stone Age
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elritmodemierda-blog · 12 years ago
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PARQUE
Siempre van al parque los que viven en el barrio y ya entrado el atardecer llegan en conjunto y porqué no: los perros ladran, se muerden entre ellos dentro de la libertad de su radio doméstico; pelean allí contra sus correas, gruñendo bien chistosos revolcándose así mientras en el agua se reflejan los faroles que rodean la laguna artificial que los vigila, cubierta hoy por sus diferentes y acordonadas temperaturas de color, impuestas por esta frágil política neoliberal de ocasión en Capital: algunos corren en ropa deportiva alrededor de la laguna por el sendero sin conmoción más que la de sus músculos en uso y bien que hacen; una voz carrasposa busca los tonos altos sobre esa guitarra de palo a lo lejos, que en esta madrugada tan sobrepasada ya de nuestras memorias noventeras y aceleradas que se yerguen, Basta: así fuimos y nos sumimos en ese sonido quizá atrasado y tan grotesco y vital que sigue siendo el croar de las ranas que habitan ahora y siempre el que llamamos nuestro pozo en este inagotable intertanto; eso se siente mejor: el sonido de las ranas es tan acuático y dócil, dona nobis pacem, y tanto se adscribe detrás de tu oído como el único importante en medio de estos sonidos de greda que parecen diluirse bajo el tiempo, en medio de estas cloacas zodiacales, entre la tupida niebla de la neurosis y los buenos modales. El chico tocaba esa noche, ahí, la pandereta y no hacía frío. La chica que lo acompañaba lo invitó luego a descansar a su cama. Bailaron solos sin pedir nunca la cuenta.
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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Canción de las simples cosas - Bloque Depresivo
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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TAXÓN
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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DEATHWISH
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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If I Could Read Her Mind - Improved Sound Limited
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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I WILL SPEAK DAGGERS
Nueva Delhi. Dos en la deriva de la noche, en la oscuridad de los siglos: clavados en el centro de la incandescencia y en los perfiles áridos de tu cama de resortes me encuentro aislado de nuevo, vaya novedad. Turista. Árido lo que fumo, árido lo que me hace reir que no viene de los libros, un problema de falta de recursos, la vida digo; la cosa es que no pareciera ser suficiente o justo andar por la calle solo exhibiéndose como un buen tipo. Búsquennos furiosos y así nos tendrán: tenemos razones para escupir sobre el azulado asfalto de la avenida rebosando de violencia. No nos provoques. No me digas lo que piensas tampoco, cariño. Contrólate. Estoy adelante. Tengo el puño listo y conozco tus melodramáticos dolores, me son comunes, estoy. Viajo dentro del bondi lleno de poemas rotos y de barbarie y de música nueva. Esto de guardar medidamente la cantidad de vileza que debiese desplegar sin vergüenza sólo puede explicarse gracias a que fui educado con el propósito de ser un caballero, con los estrictos límites que eso conlleva.
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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The Trigger - Heroin and your veins
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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WHAT CAN I DO TO GET THE MONEY
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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ELEVADOR
Las habrán. Lágrimas, digo. Acantilados. Llámale grietas, quebrajos: están. No podemos esperar menos. Lo sabías de antes, María, y no me enorgullezco al dejarlo en claro ahora. Desde que tomaste esa foto que te empujé a tomar en policía internacional; créeme cuando te digo que no me nutro ni te entierro con este recuerdo que evoco: eres astro y estela y lo serás todavía, brillando en el orfanato que es el mundo. Entraste sabiendo que las cartas que vestías en tu mano no eran tuyas, que ni siquiera el croupier formaba parte de esa sencilla conspiración que no pensaste fabricabas allí en tu contra mientras te idealizabas jalando esa coca sudaca que tan fuerte y tan colocada te puso en tus deseos, en tus sueños de impracticable independencia ahora reivindicados con ese halo de lástima que exhibes sin notarlo, entretanto te ocultas tras de esos ojos color nihil y de barrio latino, eres otra ahora por suerte dios mío te vas y te pierdes como la juventud para dar paso al suelo que me pega y que me despierta hoy con el ritmo de la salsa neoyorkina de la Fania: tu pelo rojo fantasía en el que dormí, sola conmigo en el borde de la noche: esos besos míos que tú guardas celosa -río, pez, ciervo, remanso-, esas palabras que estimas exageradas o fuera de lugar, eres tímida e incierta, palabras que no sabes desplegar producto de cierta dúctil inocencia quizá, no lo sé bien aún; mi pasión adolescente sin control como en alguna de las de Kieslowski -sus narrativas escritas desde el frío quehacer del magma humano-, la honesta dimensión de mi verga desentendida y fresca que con estos treinta y cinco grados de calor vuelve y se yergue y se manifiesta atenta con esa lacia violencia, con ese motivo arrebatado y eregido: monolito, menhir; no exagero y te propongo ahora sagaz, abierto: impío. El elevador de fierro nunca supo ser tan mío como ayer o tan cómplice: Bloque Depresivo, te digo que rompo aquí con esto de que eres rubí y basta de esas figuras inmanentes a mi discurso amoroso entonces te digo que eres pirotecnia, y escúchame porque no te subo a podio alguno ni te comprometo, gitana: bancáte esta oda y estas palabras que ocurren: tuyo puedo como puedo ruptura como puedo tiempo muerto como puedo sudor y garrocha, antes de esas horas indormibles y soleadas y felices que dormimos a medias al otro lado del Aconcagua, lo recuerdas lo sé. Boxeo de sábado por la noche por la tevé. Desgarros y hambre por la madrugada. Azucenas. Cal. Bahía. Es difícil resolver estos textos donde no se asoma historia alguna.
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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APOFENIA
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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HÉROE
Vivió su vida como pudo, como lo sintió correcto: de eso doy fé. En un principio se entregó, como todos, al remordimiento: durante incontables mañanas soleadas se vio llorando sobre la memoria de esos talentos que creyó haber perdido en el vaivén. Escupió a su reflejo en el espejo de la única estancia que lo acogió aquella última noche en Puerto López, escuchó el reventar de las olas sobre sí mismas a lo lejos por entre las invisibles cuerdas de la noche. Pensaba el océano entero cuando se vio envuelto por un inexplicable sentimiento de ternura que lo abandonó pronto, como todo. Descansó la cabeza entre sus manos heridas por el trabajo del campo de los últimos meses y depositó su culo roto sobre el abusado colchón celeste, apoyando los codos sobre las rodillas heridas; así se mantuvo entonando una débil melodía hasta que se desplomó sobre el helado piso de baldozas iluminado a medias por la hostil luz fluorescente hasta que perdió la conciencia o hasta que logró conciliar el sueño. No había forma de encontrarla ahora. Frío. Sed. Observó a sus amistades con cierta inútil envidia y con cierta estúpida y ajena vergüenza. El ayer como una sugestión, como un error administrativo. Historias improbables, acaso inventadas, escritas sobre esas páginas a las que decidió prender fuego unas noches antes, en alguna parte. Perdió la fé y la medalla de la virgen de los rayos que lo acompañaba dentro de su billetera de cuero italiano que supo olvidar a medias en alguna casa de empeños sobre una tarde caliente y hambrienta en Lima. Un día cualquiera hab��a cogido su mochila militar y sin resquemor abrió el primero de muchos basureros que seguiría abriendo luego y buscó allí alimento para el viaje. Evitó las bolsas transparentes llenas de comida fresca recién rociada de veneno: el olor le producía náuseas a esas horas de la madrugada. Palomas follando y aleteando entre la acera y los adoquines le despertaron tanto los celos como el hambre. Creyó, soñó, hirió a unos cuantos, no sin antes igualar las condiciones en orden de favorecer un duelo justo. La fantasía de un porvenir lo castigó con el látigo de la condena: como un ronquido profundo e incesante lo desveló durante sus caminatas por el borde de esas rutas que le abrieron el paso, rutas que le señalaron las veloces carreteras los camiones los límites. El dolor de muelas coronaba sus noches tibias y le recordaba la idiota fragilidad de la nave que piloteaba hacía años. La falta de caricias debió haberlo hundido del todo -pensamos al evocarlo-, llegado ya el final. Mientras estuvo con nosotros se comportó siempre con un estoicismo digno de un poeta helénico y entre vaso y vaso brilló con la excelsa insignificancia de un rubí. Rugió dentro de las cloacas y dentro de los huecos de los ascensores buscando el rumor de un dios, la revelación del secreto, su döppelganger. La superficie llama la erosión, lo escuché decir alguna vez. Y sí, escribió textos, como muchos de nosotros. Siempre mejores, podría agregar: menos bucólicos, menos aterrados, menos aprehensivos menos dóciles. Lamentó los horrores de la guerra y se entendía a sí mismo como un personaje sujeto a los designios de un todopoderoso y borracho McCarthy en control, único responsable de escribir sus líneas y de modelar su destino de ocaso. Nos cogió de los brazos en contra de nuestra voluntad para llevarnos descalzos sobre las brazas de la historia sobre las bancas de las plazas, nos agarró por los huevos bajo los faroles y amenazó con caparnos con su cuchillo gaucho en caso de que no entendiésemos la dimensión de Kazantzakis o la de Viel Temperley como los estandartes del espíritu mayor, espíritu al que él llamó "ostracismo capital". Ese espíritu que durante aquél año en el que lo conocimos nos convino y nos modeló a todos. Nos compró muzzarellas en Güerrin y nos bañó en whisky barato durante esos hermosos días en los que se peinaba a la gomina, recortaba su barba y vestía su impecable traje italiano negro, oliendo como la primavera. Su fugaz herencia fue también nuestra. Esos hermosos días antes de que lo viésemos partir lejos. Esos días previos a recibir sus empolvadas pertenencias por el correo. Esos días en los que fuimos felices. Esos últimos días.
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elritmodemierda-blog · 13 years ago
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BACHILLERATO POPULAR
Descríbeme el inferno: tienes treinta segundos. Tiempo. Descríbeme ahora lo que se siente atravesar por unas cuantas sesiones de quimioterapia. Tienes tres minutos: comienzan, ahora. Descríbeme el socialismo: tienes solo cuatro palabras, un minuto. Vamos. El tiempo se acaba. Descríbeme la ciencia ahora, descríbeme el amor. La sede del partido Marea Popular, conglomerado de partidos de la izquierda universitaria, jóvenes socialistas libertarios, queda a unos cuantos pasos de la puerta de mi casa. Bachillerato Popular se inscribe incólume sobre el umbral de la traslúcida puerta a modo de invitación, de desafío, de proyecto, de arma. De algún modo aquella invitación logra atemorizarme. Puntazo, afrenta, trinchera. Veo a través de los ventanales repisas cubiertas de libros que pudieran fundamentar de manera razonable esta súbita intimidación. Ballestas. Yo busco enamorarme, coquetear con lo vivo, con lo muerto. Leo en los lomos de algunos de estos libros ciertos inevitables enamoramientos: Marx, Tolstoi, Cortázar. Love will tear us apart: ya lo hemos escuchado antes. Pensé en tatuarme esa línea hace unos días. Pensé luego en cómo evadir la fatalidad de la entrega. Que va. Compré un fernet y una cocacola en los chinos de aquí cerca. Sería esta la primera vez que vería un oriental recién nacido, si no me equivoco. Brave new world. Sonriendo. Moviendo las piernas y los brazos, dichoso. Nunca había visto tanta mujer hermosa junta, todas corriendo hacia el encuentro de los buses, dirigiéndose hacia una fiesta a la que yo parezco no estar invitado. Catarata, río de luz de estrellas ya muertas quizá. Por morir quizá. Dios mío. El espíritu del personaje que encarna Dennis Hopper en Blue Velvet se apodera de mí a esta hora como no lo hacía hace un tiempo. Quiero que todo humano en el mundo cante canciones de amor obsoletas sosteniendo una ampolleta sobre su cara, incómodo y extrañamente erotizado. Pienso en los viajes en el tiempo. Me culearía todo lo que se moviese. Quiero conquistar esos prohibidos territorios, saltar la reja, ski mask way: acto seguido condeno el colonialismo y entro en la dinámica de la inclusión; la reforma agraria del Chile de los setenta me compromete. Traté de comprar un Scrabble para llevar como regalo de navidad a Chile hoy por la tarde. Costaba tan caro como cuesta alquilar una puta joven a una cuadra de casa. Hacían treinta y dos grados sobre avenida Rivadavia, los locales comerciales cuentan con aire acondicionado, el asfalto humea a ratos, se evapora. Todo está fuera de presupuesto si lo pensamos bien. Hasta las chicas que me conducen hoy hacia el Bachillerato Popular con su amistoso afán partidista, con su libertaria hermosura. Todo está fuera de presupuesto. No lucharé contra lo inevitable: soy patria, nación, individuo; una máquina en desuso esperando el impulso, la chispa, esperando entrar en movimiento. Quizá debiese poner mayor atención: vivir al son de una de Gatlif, perderme en el mar de sal ése donde se flota y te sacas la foto leyendo el periódico hecho de roca porque flotas: instalar de una vez por todas la guerra de las religiones, como se vaticina hace años ya el futuro de la alicaída Europa en las calles de la futurista Sarajevo.
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