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Nos detenemos. No porque venga algo, sino porque algo en nosotros todavía escucha campanas. Aunque el único vehículo cerca sea un caracol distraído.

Los que aún esperan dentro no son fruto ni sombra. Son retales de nosotros mismos: las promesas no cumplidas, las palabras que no dijimos, las veces que preferimos disimular antes que corregir.

Se instalaron en la corteza del tiempo, como quien toma asiento en un banco de parque a contemplar nada en particular.

El árbol no los retiene. Ellos decidieron quedarse. Igual que uno se queda quieto en una parada equivocada, demasiado lejos para que el conductor lo ignore, demasiado cerca para pedir disculpas.

Aquí, donde lo vivo y lo inerte olvidaron discutir, el error es un idioma. La espera, una costumbre. Y la duda.. un pequeño acto de rebeldía elegante.

Bienvenido a Faces Proyect. Aquí los anillos de los árboles giran en bucle, preguntándose qué se olvidaron de decirnos.

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Piedra del tiempo

Faces Proyect no adorna. Irrumpe.

No explica. Esculpe.

Una cara que el tiempo olvidó.

Como te ves, yo me vi. Como me ves, te verás.

Un eco detenido en la roca.

Un rostro que se repite en la piedra.

Un monolito que nos nombra sin voz.

No somos colectivo. Somos aparición.

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Vanitas urbana: el eco del reflejo

La pared, una galaxia de capas y tiempo, alberga una advertencia circular: "Como te ves yo me vi, como me ves te verás". Un recordatorio que nos susurra desde su calavera brillante.. un destino inevitable.

Las enredaderas trepan, ajenas a la advertencia. El musgo se ríe en silencio. Y tú.. te preguntas si esa calavera ya te está viendo a ti.. o si simplemente espera el turno.

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Asamblea General de las Piedras Parlantes

Reunidos desde tiempos inmemoriales, estos rostros discuten asuntos de gran importancia: la erosión, el sentido de la existencia o quién se comió el último trozo de pizza en el subsuelo. Un tapiz pétreo de susurros atrapados en la geología.

Cada rostro es una opinión no solicitada, un pensamiento perdido o la queja de un ancestro que olvidó poner la lavadora. Arte, historia y una pizca de paranoia mineral. Una obra que da voz a la materia.. literalmente.

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Grito en la piedra: el eco de los que nadie escucha

Un grito silencioso atrapado en la pared.. una especie de testigo petrificado de algo que no alcanzamos a ver. Las paredes tienen ojos.. y esta hasta tiene boca. Quizás intenta decirnos algo, pero el tiempo la ha dejado en pausa.

¿Tú qué crees que murmura?

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Las Cuatro Caras del Desgaste: De la Euforia a la Existencia

Un apocalipsis de bolsillo, ideal para abrir puertas a dimensiones desconocidas o simplemente para perderse en el fondo del bolso. El caos viene en presentación compacta y con opción radiactiva.

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El Centro del Ojo

La pupila se abre y, en su centro, algo se asoma. No es un reflejo ni una simple imagen.. es un rostro.. arrugado por el tiempo.. por el humo y por lo que ha visto. Quizás lo sabe todo, quizás nada.. pero no le importa. Fuma la última colilla del mundo como si el destino ya estuviera escrito.. como si en el ojo del universo no quedara más que una carcajada muda.

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También quiero salir

Algunas puertas no necesitan candados, basta con la costumbre. Tres rostros atrapados en un juego de jerarquías.. ¿risa.. silencio.. ayuda o resignación? No todos los barrotes son de metal.

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El Guardián del Paseo

Entre el hormigón y el olvido, pequeños rostros vigilan en silencio. ¿Es un ángel caído o un duende urbano? Sus ojos brillan como si custodiaran secretos de la ciudad. Mira bien, quizás no esté solo..

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Aire puro, decían..

Si la belleza está en los ojos de quien mira, aquí la cosa se complica: demasiados ojos y un filtro de aire de por medio. Algunos ven en esto una metáfora sobre el colapso ambiental, otros una máscara de gas con estilo barroco.. y luego estamos los que solo queremos saber si el filtro es lavable. Bienvenidos a Faces Proyect, donde incluso las esculturas sospechan del aire que las rodea..

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Retrovisor del futuro

¿Un visor mecánico o los restos de un dios tecno-barroco? Este rostro es un archivo histórico del futuro, un testimonio de lo que pudo haber sido o de lo que inevitablemente será.. quizá solo esté esperando su momento para resetearnos a todos. En Faces Proyect, cada pieza tiene secretos.. pero ninguno firmó la cláusula de confidencialidad.

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Penélope espera

Entre la puerta y la pared, en ese limbo donde se decide el destino de los que no saben si entrar o salir, Penélope aguarda, no por Ulises, sino por el repartidor de sushi que lleva media hora de retraso.

El mito de Penélope, en la Odisea de Homero, cuenta cómo la esposa de Odiseo (Ulises) esperó fielmente su regreso durante 20 años tras la guerra de Troya. Para evitar casarse con los pretendientes que asediaban su palacio, ideó un engaño: prometió elegir esposo cuando terminara de tejer un sudario, pero cada noche lo deshacía en secreto. Su astucia y paciencia simbolizan la fidelidad y la resistencia ante la adversidad.

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La Reina de lo Invisible

Nadie sabe quién la colocó. Algunos dicen que apareció tras una tormenta de levante, otros que un niño la sacó del mar como si fuera una concha. Lo cierto es que ahí está, sobre un trono oxidado.

Penélope, la Reina de lo Invisible, no mide más de treinta centímetros. Vive en el paseo marítimo de Barcelona, justo donde nadie mira. Entre un banco sin respaldo y un seto cansado, entre las prisas del runner y el bostezo del turista. Nadie la ve. O eso cree ella. Porque a veces, sólo a veces, hay un leve titubeo en el paso de alguien. Un parpadeo más largo. Un niño que se detiene. Un abuelo que murmura: ¿Y esta maravilla?

Penélope no habla. Pero cada día, cuando el sol cae como un huevo frito sobre el Mediterráneo, mueve apenas un dedo.. muy poco, sólo lo suficiente para agitar el aire como quien aparta un recuerdo. Y entonces el mar la escucha. Y las gaviotas callan un instante. Y alguien, alguien siempre, se detiene.

Quizás fue ayer. Quizás fuiste tú. Te diste la vuelta. La viste. Y pensaste: ¿Pero cómo no la vi antes? ¿Cuánto tiempo lleva ahí? Y Penélope, desde su trono de cosas olvidadas, sonrió sin mover la cara.

Porque el verdadero poder de los invisibles no es que nadie los vea.

Es que ellos, desde siempre, te están mirando.

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El Muro de las Voces

Hay un muro al final de una calle que nadie recuerda cómo llegó allí. No tiene puertas, ni ventanas, ni nombre. Solo está. Se levanta entre el olvido de los días y el murmullo de las noches, cubierto de rostros atrapados, como si la piedra hubiera absorbido los ecos de quienes una vez gritaron sin ser escuchados.

Dicen los viejos del barrio que esas caras no fueron esculpidas. Que nacieron solas. Que un día, la pared comenzó a respirar y al siguiente, gritaba. Pero no con sonido, sino con expresión: bocas abiertas en asombro, miedo o cansancio eterno. Ojos que no miran, sino que recuerdan.

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El algoritmo también se tropieza

Porque ya no basta con ver.. hay que esculpir la duda.

Antes fue el cuerpo. Después, la identidad. Ahora, el alma digital.

Cada era tuvo su vigía. Hoy.. quién interroga al algoritmo??

Faces Proyect No denuncia: moldea. No predice: recuerda. No simplifica: duda.

Esculpimos lo invisible. Porque lo humano no siempre tiene forma.. pero sí preguntas.

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El Consejo de los 33 Rostros

Treinta y tres rostros se observan en silencio.

No te hablan, pero lo saben todo.

Saben que fingiste dormir en el bus.

Que dijiste “estoy bien” y no lo estabas.

Que te comiste la última croqueta.

Son ojos fundidos en la piel del muro.

Testigos de un tiempo que no parpadea.

No juzgan. Solo recuerdan:

que el alma también se oxida si no la miras de frente.

Faces Proyect deja constancia:

La ciudad tiene memoria,

y a veces, cara de pocos amigos.