fragmentos-de-lo-que-fue

[fragmentos-de-lo-que-fue]

Me dijeron "el amor no es para todos" y lo que más me duele no es que me lo hayan dicho a mí...es que me lo creí. No todos corremos la misma suerte.

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Estoy cansada de los amores de ahora: tan cobardes, tan secretos, tan rotos, tan fugaces.

Pareciera que tengo que competir constantemente por tu atención, como si fuese un premio que nunca se entrega del todo. Cuando ni siquiera me perteneces.

Jugar a celarte para que me mires, cuando antes lo hacías sin que yo tuviera que pedirlo.

Qué juego tan sucio: pelear por mi propia atención cuando sé que podrías arrebatármela con la misma facilidad con la que me la das.

Estoy cansada de sentir.

Estoy cansada de mostrar.

Estoy cansada de querer ser vista de una forma más profunda, no solo por la superficie.

Mírame una noche más. Hazme tuya como si no hubiera nadie más.

Que nos miren. Que nos envidien.

Deja de temer vulnerarte conmigo.

Prometo cuidarte, si empiezas a quererme como estaba destinado a ser.

Y si no… ¿para qué cruzarte en mi camino?

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Si no fueras prohibido,

te besaría en cada silencio,

cuando la mirada se alarga

y el aire entre nosotros

arde con lo que callamos.

Hay un roce que no miente,

un milímetro de piel que grita,

y tú, tan cerca, tan ajeno,

sabes—como yo—

que esto no es solo imaginación.

No soy de robar amores,

pero el tuyo no se esconde,

se escapa en sonrisas nerviosas,

en miradas lentas,

en esa forma en que no te apartas.

Eres un “no” que me enciende,

un “nunca” que me acaricia,

una línea que no debo cruzar

pero que mi alma

ya dibujó con los ojos cerrados.

Si no fueras prohibido,

quizás no te pensaría tanto.

Pero lo eres.

Y por eso, quizás,

te pienso aún más.

-fragmentos de lo que fue

[fragmentos-de-lo-que-fue]

No eres mío ni debo buscarte, pero hay algo en tu roce que despierta partes mías que creía dormidas. No sé si es el alma o el cuerpo el que tiembla más, pero los dos saben que esto no debería pasar…

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Eres frío,

pero me miras como si me desearas más que al perdón.

Veinte años nos separan,

pero cuando me tocas, tiemblas.

No dices que me amas,

pero te duele cuando me alejo.

Y yo, que debería huir,

te busco como quien necesita veneno para vivir.

Soy tu secreto.

Tú, mi infierno favorito.

Nos quemamos en silencio…

y aún así, volvemos.

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❤️‍🩹❤️‍🩹❤️‍🩹

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[fragmentos-de-lo-que-fue]

A veces siento que me miras con atención,

como quien ve en mí un fuego que podría quemar o iluminar.

Como si quisieras acercarte, tocar sin miedo,

pero algo en ti retrocede,

alejándome con intención,

como si prefirieras perderme antes que arriesgarte a amar.

No lo entiendo, no te entiendo.

Y yo aquí, atrapada en ese juego cruel,

deseando ser tu refugio y tu tormenta,

queriendo que me quieras, aunque duela,

esperando que algún día el miedo se rinda

y decidas quedarte.

-fragmentos de lo que fue

[fragmentos-de-lo-que-fue]

Carta que nunca te escribiré

No sé qué es peor:

que no lo notes,

o que lo notes perfectamente y decidas ignorarlo.

Yo sí me doy cuenta.

De cómo te detienes medio segundo más

cuando nuestras miradas se cruzan,

y luego giras la cabeza

como si no pasara nada.

Como si yo no ardiera.

Como si no pudieras o no quisieras

quemarte conmigo.

Me pregunto si es la diferencia de edad,

la experiencia,

o simplemente el poder que sabes que tienes sobre mí.

Eres más grande,

más sereno,

más frío.

Y yo aquí,

temblando con cada palabra tuya,

mendigando atención

en silencios disfrazados de madurez.

No sé si te importo.

A veces creo que sí,

pero te obligas a no demostrarlo.

Y otras, solo parezco una niña más

jugando a sentir demasiado.

¿Es eso lo que piensas?

¿Que esto es un capricho?

Porque si es así,

no sabes nada del hambre que llevo por dentro.

No estoy enamorada de ti.

No todavía.

Pero estoy al borde.

Y tú, con una palabra, podrías empujarme.

O salvarme.

Quizás nunca pase nada.

Quizás nunca leas esto.

O quizás un día,

cuando ya no me veas tan pequeña

ni tú tan distante,

te preguntes por qué nadie te miró

como yo lo hice

cuando nadie más lo notaba.

Y en ese momento,

ojalá me recuerdes.

Ojalá todavía esté.

-fragmentos de lo que fue

[fragmentos-de-lo-que-fue]

No es amor.

Es castigo.

-fragmentos de lo que

[fragmentos-de-lo-que-fue]

Te va a costar el alma.

Eres marido, padre, altar con nombre.

Pero me miras

como si yo fuera la grieta que siempre soñaste abrir.

No me digas que no puedes.

Te tiembla el alma cuando paso.

Te aferras a tu fe como un cobarde mojado,

repitiéndote que soy trampa,

que soy karma,

que soy demasiado para ser verdad.

Y aún así,

piensas en mi boca cuando besas a tu esposa.

Te crees víctima de mi hechizo,

como si yo hubiera elegido esta hambre,

como si no me odiara cada vez que te deseo.

Pero te deseo.

Con furia.

Con asco.

Con la belleza podrida del amor que nunca debe nacer.

Y tú…

tú no sabes si correr o rogar.

No sabes si tocarme o confesar.

Solo sabes que me quieres,

y que eso,

te va a costar el alma.

-fragmentos de lo que fue (o pudo ser)

[fragmentos-de-lo-que-fue]

Para las que amamos tarde o mal

Siempre llego tarde a los corazones.

Cuando ya tienen nombre escrito,

una promesa sellada,

o heridas que no saben cerrar.

Me enamoro de hombres que no pueden quedarse,

que no saben amar sin esconderse,

que huelen a historia ajena

y hablan con voz de “no te ilusiones”.

He sido la otra sin querer serlo,

la amiga incondicional que calla,

la que escucha promesas entre suspiros

que nunca se cumplen cuando amanece.

Nunca fui la que se lleva las flores,

la canción a media noche,

ni el “quédate” pronunciado con certeza.

Fui el suspiro escondido,

el amor a medias,

el deseo culpable.

Y empiezo a creer

que hay algo roto en mí que los atrae:

como si supiera amar solo lo inalcanzable,

como si me bastara con migajas

cuando mi alma sueña con banquetes.

Dicen que algún día llega el amor real,

pero a veces pienso que para mí

sólo llegan despedidas disfrazadas,

hombres con las manos ocupadas

y el corazón en pausa.

¿Será que es demasiado tarde?

¿O que nunca fui la elegida…

ni siquiera por mí?

-fragmentos de lo que fue

[fragmentos-de-lo-que-fue]

El corazón que se queda

Ya sé cómo acaba.

No necesito señales,

ni advertencias divinas.

Esto tiene fecha de expiración

antes de siquiera florecer.

Sé que será breve,

tan rápido como comenzó,

como una chispa que ilumina y luego consume

todo a su paso.

Y en ese incendio,

algún corazón será sacrificado.

Tú, que tienes dónde volver,

quizá salgas intacto.

Pero yo…

yo soy la que se queda,

la que ama sin garantías,

la que se arriesga aún sabiendo

que en el último segundo

será la única con las manos vacías.

Y aún así,

quiero seguir.

Aun con miedo,

aun sabiendo que me romperé,

quiero ver qué se siente

tenerte un instante

aunque luego me duelas por años.

Porque el amor que no se vive,

también deja cicatriz.

Y esta vez, prefiero

la herida a la duda.

-fragmentos de lo que fue

[fragmentos-de-lo-que-fue]

Prohibido

Sé que tienes la intención de quererme,

de tenerme,

aunque no debas.

Y eso —ese casi—

me desarma.

No me prometes nada,

pero tu mirada habla el idioma

que solo entienden los que se desean en silencio.

Tus mensajes son caricias sin cuerpo,

latidos disfrazados de palabras.

Y yo los leo una y otra vez,

como quien se droga con la ilusión.

No hemos cruzado la línea,

pero la rozamos con los labios,

jugando a resistir

cuando ambos sabemos que queremos caer.

Y eso me basta.

Para adorar tu voz,

para escribirte poemas que nunca leerás,

para esperarte en pensamientos que no deberían existir.

Te vuelves adicción

porque no eres mío.

Porque me deseas con la misma culpa que yo te pienso.

Porque estás prohibido…

y aún así, estás.

-fragmentos de lo que fue

[fragmentos-de-lo-que-fue]

¿Es egoísta quererte?

¿Es egoísta quererte solo para mí,

sabiendo que tus manos

ya tienen historia en otra piel?

Tal vez.

Pero no sé querer a medias,

y lo prohibido nunca me asustó…

hasta que fuiste tú.

Me miras, y el mundo se rompe.

Me respondes, y algo dentro de mí arde,

porque yo no debería estar aquí

intentando seducir al destino

que no me fue asignado.

Pero mírame:

te pienso en madrugadas que no me corresponden,

te escribo con una dulzura

que jamás debería llevar tu nombre,

y aún así, lo hago.

No soy ingenua.

Sé que el karma me espera,

con la paciencia de quien ya cobró deudas antes.

Me espera por tentarte,

por tocarte sin tocarte,

por sembrar dudas en un corazón ajeno

con la esperanza absurda

de hacerlo mío.

Pero también sé querer.

Y si el castigo por amarte es el dolor,

que me duela hasta los huesos.

Porque esta es mi verdad más sucia:

te quiero,

aunque no te tenga.

Y aunque jamás debí hacerlo.

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MI KARMA.

No fue un castigo inmediato,

nadie me señaló con el dedo,

ni cayó una tormenta cuando le respondí el mensaje.

Pero algo en mí cambió.

Desde esa noche,

los amores buenos me saben a poco,

las miradas limpias me aburren,

y el silencio…

ahora pesa distinto.

Me volví adicta a lo que arde

aunque no abrace,

a lo que se insinúa

y se niega.

No fue amor,

fue un veneno disfrazado de fuego,

un eco que aún vibra

aunque él ya no escriba.

Ese es el karma:

no que me deje,

no que me mienta,

sino que yo ya no sepa querer

sin peligro.

-fragmentos de lo que fue.

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COINCIDIMOS.

Coincidimos,

como dos chispas en un cuarto oscuro

donde no debería haber fuego,

pero lo hubo.

Tu voz —madura, segura—

me encontró sin defensas,

y cada palabra tuya

desvestía una parte de mí

que ni yo conocía.

No buscaba esto,

pero ¿quién le pone freno al instinto

cuando se siente visto,

deseado,

viva?

Jugamos con brasas,

mensajes que arden,

que insinúan lo que no debe ser,

pero que ya existe

aunque no se toque.

Y yo me odio un poco

por excavar en un terreno ajeno,

por sentir esta adicción

a lo prohibido,

por perderme en el peligro

de lo que no tiene futuro.

Pero me gustas.

Me gustas con rabia,

con miedo,

con ese temblor culpable

de quien ya sabe

que el precio del deseo

se paga en silencio.

Quizá esto sea mi karma.

O solo el eco de algo roto

en mí.

-fragmentos de lo que fue.