jar-radio
jar-radio
ᴊ ᴏ s ᴇ ʟ ʏ ɴ
2 posts
[ d r a k o ] 𝙢𝙮 𝙥𝙧𝙞𝙙𝙚 𝙞𝙨 𝙣𝙤𝙩 𝙡𝙤𝙣𝙜𝙚𝙧 𝙞𝙣𝙨𝙞𝙙𝙚. [ ak Jane Blom ] 
Don't wanna be here? Send us removal request.
jar-radio · 4 years ago
Text
Tumblr media
call me back when you can take it
Tumblr media Tumblr media
1 note · View note
jar-radio · 4 years ago
Text
Con la vista fija hacia delante, Johana ajustó los cordones de sus botas de combate. La soga ardió entre sus dedos por la fuerza empleada, pero no se inmutó. Estaba acostumbrada a cargar con heridas, moratones, golpes. Entrenaba muy duro, y era realmente buena; aquello solo significaba que las caídas eran dolorosas. Pero valían la pena, todas y cada una de ellas.
Cuando se puso en pie, respiró profundo e infló el pecho en el proceso. Sintió el vendaje alrededor de sus pechos apresándolos de manera mortal para verse más plana y sentirse de algún modo más ligera. La camiseta sin mangas era negra, y no tenía un escote pronunciado. Pero sus pantalones de combate no disimulaban su culo, no había manera.
Iba de negro de pies a cabeza, sus tatuajes se exponían por cada rincón visible de piel. Su cabello quedó amarrado en una coleta muy tirante apenas escuchó los pasos al otro lado de la puerta del sótano. Se ajustó los guantes de cuero sin dedos, y esperó a que la puerta se abriera. Cuando lo hizo, cuatro hombres del tamaño de gorilas bajaron por las escaleras. Johana se puso en pie, relajando los músculos.
Entre ellos murmuraban en un holandés poco claro, y uno de ellos era francés. Johana tomó detalle de todos y cada uno de ellos, de sus gestos, del modo en que la miraban. Ella no se inmutó ni por un segundo, y tampoco emitió palabra alguna.
—¿Es algún tipo de broma? —dijo uno de ellos, calvo y con un poderoso dragón tatuado desde el centro de su cabeza hasta detrás de su nuca.
—No encuentro la gracia, señor —respondió con firmeza, aunque sin pasarse de lista.
—¿Qué sabes de Jay Blom?
—Yo soy… —Johana emitió una sonrisa casi inocente, y observó a los otros tres—. Yo soy Jane Blom, habrán debido confundirse. Pueden llamarme Jay, no significa nada.
La equivocación no existía. Ella había sido la única responsable de hacerse pasar por hombre, o por una entidad asexuada. Ahora los gorilas Zwartedraak estaban confundidos, y probablemente analizaban si dejarla con vida o no. Para estar allí, Johana había pasado ya unas cuantas pruebas.
—No hay inconveniente con que sea mujer, ¿verdad? —preguntó, parpadeando.
—En realidad sí. No permitimos zorras en nuestro negocio… Solamente las que vendemos —añadió el francés, con una sonrisa asquerosa.
Johana le sonrió de regreso, y apoyó las manos a cada lado de su cadera.
—Estoy segura que una zorra trae buena suerte. Y sino, permitan que se lo demuestre a su jefe.
—A mi jefe no le interesan las zorras, menos una zorra estúpida.
—Estamos de suerte, porque soy zorra y lista como tal. Tres minutos con Marko, no necesito más. Si me rechaza, hagan lo que quieran conmigo —finalizó.
Los cuatro se quedaron algo atónitos por la propuesta final, y fue quizá aquello lo único que los promovió a buscar a su jefe. Johana sabía que sus chances eran de un cien por ciento, que la falla no existía y que el margen de error no cabía ahí dentro. Engatusaría a Marko como a tantos en su camino, y entraría en la mafia. Con el tiempo, y habiéndose ganado todo su cariño y confianza, sería la encargada de destriparlo mientras la miraba a los ojos.
1 note · View note