jfuelvulkan

[jfuelvulkan]

02. Kerouac

Recibía llamadas semanales a aquel teléfono digno de la Edad Media y de prepago y escuchaba la voz aguda y chillona de Simone con palabras dulces mezcladas con comentarios que parecían sacados de las entrañas de los barrios más problemáticos de Detroit. Era simplemente ella, su esencia, y sabía que aquellas llamadas estaban cargadas de preocupación por ambas partes. Ambos esperaban que llegase el momento de descolgar el teléfono porque eran conscientes de que, cuando terminasen la conversación, ambos habrían saciado su curiosidad y podrían responder a las preguntas que le hubiesen acompañado y atormentado durante los siete días previos. Porque sí, siempre se quedaba algo en el tintero por comentar.

Había cenado en casa junto con Eduardo cuando recibió la llamada entrante. Aquel hombre le había recogido en una vieja camioneta cuando el avión en el que había viajado desde Miami aterrizó en Cuba. No había tenido una vida fácil, se notaba en su aspecto desmejorado que, con sesenta años a las espaldas, seguía trabajando en el taller mecánico. Era de tez morena y curtida por las horas al sol, sus manos estaban llenas de pequeños cortes infectados por la grasa y el aceite de motor de debajo de sus uñas, y lucía una barba canosa y descuidada y sin un solo pelo sobre la coronilla.

Una noche, después de haber cenado arroz congrí y beber unas cuantas cervezas, Eduardo le puso un álbum de fotos sobre el regazo. A la luz anaranjada de la lámpara de pie que había en aquella modesta casa, Eduardo fue relatando a Joel su vida: en las primeras imágenes aparecía un tipo corpulento, de sonrisa infinita, que incluso le costó reconocer. Parecía que los años le habían consumido todo el espíritu que desprendía en su juventud. Tenía colgada del brazo a una joven morena y esbelta con ojos oscuros que adornaba su cabeza con un pañuelo colorido que no se molestaba siquiera en mirar a la cámara. Aquel par de ojos profundos y el ceño fruncido le hicieron saber que en algún momento de su vida, la esposa de Eduardo había sido una mujer de armas tomar. De esas que gruñen hasta cuando están a rebosar de felicidad, de las que convierten en una hazaña legendaria el poder arrancarle una carcajada del pecho.

El viejo Edu se abrió en canal con su nuevo inquilino y le relató con pelos y señales cómo Caridad se cruzó en su vida, cuánto tuvieron que pasar para poder estar juntos y cómo de dichosos se sintieron cuando tuvieron a su primer y único hijo: Manuel.

Conforme iba pasando las páginas de aquel álbum de fotos donde había recogido los recuerdos de las seis décadas de su vida, la voz de Eduardo se iba apagando con cada fotografía. Le daba la sensación de que cada vez que rememoraba su pasado con las imágenes buscaba quedarse viviendo en el recuerdo del pasado, sentado a la orilla de una playa vírgen con Cari y con su hijo sobre su regazo. Realmente parecían sentirse felices los tres juntos, en su pequeña y humilde morada donde ahora Joel ocupaba una cama y una silla a la mesa. Era curioso ver cómo en los retratos siempre aparecía un motivo religioso: un rosario colgado al cuello, una estampa de la virgen de la Caridad o cruces colgadas de la pared.

Joel pasó a la siguiente página y entonces pudo darse cuenta de que a partir de los dieciocho años de Manuel, el álbum estaba vacío. No había una sola imagen dentro de los compartimentos transparentes, parecía que la vida les había sorprendido en mitad de una sonrisa y les había arrebatado la felicidad de una bofetada. Entonces, los ojos color avellana del americano buscaron los tristes y vidriosos de su anfitrión.

— ¿Qué pasó después?

La respuesta del viejo cubano se hizo esperar, y es que sacó de dentro de un mueble una botella de ron cubano, refresco de cola y medio limón recién cortado con lo que preparar dos copas bien frías con un par de piedras de hielo por vaso. Lo observaba en silencio, aún con el álbum entre las manos cuando Eduardo tomó asiento en la butaca contigua a la suya y suspiró, humedeciéndose los labios con el alcohol.

— Manuel quiso marcharse a los Estados Unidos, se fue a Miami. Nunca quiso estudiar, menúo’ era pa’ eso. “No me des más muela, viejo”... — negó con la cabeza y una amarga sonrisa en los labios. — Así que se topó con ustedes, con los Brass Knuckles. Trabajó con ellos pero después tuvo una jeva que le metió en problemas y en la droga, ¿sabe? Murió de sobredosis con veinte años. Su mamá estaba empezando los tratamientos del cáncer cuando Macko llamó para darnos la noticia. Decían que el cáncer de Cari estaba avanzado, pero yo sé que lo que se la llevó fue la pena.

En la mente del rubio apareció una imagen de su madre, tan nítida que creyó poder sentir su presencia en la otra punta del mundo. Quiso imaginar su reacción cuando la carta desde Cuba llegó a sus manos y pudo leer del puño y letra de su tercer hijo que estaba vivo, que le guardase el secreto por la seguridad de todos y que pronto volverían a verse. Ansiaba ese momento, ansiaba el momento de volver a sentirse un niño entre los brazos de su madre.

— Lo siento mucho, Edu.

— No le des más disgustos a tu vieja, yankee.

Terminaron su copa en silencio, viendo la televisión, y se fueron a dormir con una sensación agridulce en el pecho. La misma que experimentaba cuando el silencio se hacía al otro lado de la línea telefónica tras escuchar la verborrea de Simone, la que empezaba a hablar antes de que le diese tiempo a Joel para ponerse el teléfono sobre la oreja.

— ¿Cómo estás, Ken?

— Bien, todo va bien. ¿Cómo están las cosas por Detroit?

— Hm, ya sabes, lo sobrellevamos, sweetheart.

— ¿Has visto a mi primo? ¿Ha vuelto Galya? ¿Sabes algo de Teté?

— Mayron parece que empieza a centrarse de nuevo en los combates, o eso he leído. No suelo ir a tu casa, cielo, pero está mejor. Tu hermana sigue en Berlín hasta donde yo sé. Y bueno, el otro día me di una vuelta por el campamento del sur, Teresa parece que empieza a sentirse mejor�� aunque sabes que no la conozco demasiado.

En su mente se formuló una pregunta que no se atrevería a decir en voz alta. No se sentía preparado para saber si Teresa podría pasar página. Si estaba dispuesta a cerrar el libro de su historia para empezar de cero y encontrar algo mejor. Recordaba cada una de las conversaciones nocturnas abrazado a su cintura en las que confesaban sus miedos más atroces y, aunque nunca lo hubiese puesto en los primeros puestos de la lista, admitió en más de una ocasión que le temía a que otra persona pudiese hacerlo con ella mejor que él. Porque para él no había otra opción que no fuesen ellos dos juntos, continuando con la escritura de aquel libro lleno de idas y venidas, de caos y de locura en cuyo lomo estaban grabados sus nombres junto con las coordenadas del lugar donde decidieron darse una segunda oportunidad. Porque se dañaban, pero sabían cómo curarse las heridas.

— Voy a pedirte otro favor.

El rubio le dio todas las instrucciones necesarias: necesitaría volver a entrar en su casa, coger de entre sus cosas el libro de Kerouac que Teresa le había enviado por correo en una de las ocasiones en las que quiso apartarla de él y arrancar la página que había señalada en la mitad. Introducirla en un sobre rojo y colarlo por debajo de la puerta de su nueva (o vieja) casa cuando ella no estuviese dentro.

“Eso solo porque no podia quedarse en un sitio sin cansarse en seguida de el y porque no habia adonde ir excepto a todas partes, y tenia que mantenerse bajo las estrellas, por lo general las estrellas del Oeste.” 

[jfuelvulkan]

01. Bondi Beach

Habían pasado dos meses desde que en el libro de su vida, el capítulo de Detroit había tenido un punto final. Alojado en una cama supletoria en casa de Eduardo, un tipo que rondaba los sesenta años que había perdido a su mujer por cáncer. Era el contacto que tenían los Brass Knuckles allí, y encajaba a las mil maravillas con el perfil del rubio exiliado ya que Eduardo era el propietario del taller mecánico Calle 8, situado en la vía del mismo nombre, entre la primera y la tercera avenida. Desde la puerta del taller donde ahora trabajaba, Joel podía ver la playa al otro lado de la carretera.

Su teléfono móvil del siglo pasado y de prepago sonó en su bolsillo y entonces descolgó el mismo. Sería la misma persona de siempre: Simone.

— ¿Ya estás morenito?

— Y tengo más pecas que tú. — una carcajada escandalosa se escuchó al otro lado de la línea. — ¿Ya has hecho mi encargo? —  Ahá, lo hice anoche.

Joel soltó un suspiro de alivio que le encogió el corazón en la misma medida, quedándose en silencio durante unos segundos.

Flashback

— Necesito que lo sepa, Simone. 

— Es peligroso y lo sabes, no puedes dejar que gente de Detroit sepa que...

— Venga ya, sabes cómo está, ponte en su lugar. Además, tengo un plan con el que nadie tiene por qué sospechar. — la morena tomó una bocanada de aire con la esperanza de inhalar algo de paciencia y gruñó para azuzarle a hablar. — Ve a mi casa, tienes las llaves en el taller. Encima de la estantería que hay sobre la cama vas a encontrar una botella pequeña de cristal. Cuélasela en el coche, solo eso. Por favor...

— Me tengo el cielo ganado contigo, Ken fugitivo.

— Te subiría el sueldo, pero ya no soy tu jefe.

— No lo digas más o me echaré a llorar.

— Gracias, Simone.  

[jfuelvulkan]

Payback (part I).

Semanas atrás...

— Joel.

— Qué pasa, Simone.

— ¿Puedes mirarme cuando te hablo? Con esas manazas no vas a arreglar el coche.

Joel salió de debajo del vehículo y se limpió las manos con un trapo sucio que encontró sobre el capó del mismo.

— Te entiendo, Ken. Es una putada y duele, pero con el tiempo cura. Y sé que tooodo el mundo te ha dicho eso, porque es lo típico.

— Ajá.

— ¿Te acuerdas por lo que estoy fuera de la trena o se te ha olvidado? Estoy en Detroit para ayudarte con tus carreras y el taller. Pero más para lo primero. — al observar cómo la miraba, la morena de trenzas alzó las cejas con los brazos en jarra. — ¡Es cierto, Joel! Tengo muchísimas ideas, aprovecha esto para probar cosas nuevas de lo que más te gusta.

— Qué propones.

— Un trabajo en equipo. Vamos a correr esta noche, enséñame los límites del Lambo y empezamos a trabajarlo, ¿vale?

Sellaron aquel trato con un choque de nudillos y una sonrisa torcida por parte del rubio.

La pareja compartió días y noches en el taller, conversaciones, cervezas e incluso carcajadas. Volvían a conectar como habían hecho años atrás y Joel había recuperado el brillo en los ojos al pisar el acelerador: ahora no tenía miedo… a pesar de que debería tenerlo. La sombra de los Lazcano aún se cernía sobre él, y es que Santiago no soportaba verle alardear noche tras noche en la pista de carreras. Quedar constantemente por detrás de aquel Garçon le frustraba hasta límites inimaginables.

El Lamborghini estaba a punto, aquella noche iba a ser la noche. La pareja de mecánicos no cabían en sí mismos de orgullo, las sonrisas más sinceras que había mostrado Joel durante aquellos días habían sido al volante de su coche color oro con Simone de copiloto. Habían modificado el motor de cabo a rabo, incluido ideas descabelladas que parecían haber salido bien. Una mezcla realmente explosiva de piezas y gases que dotaban a aquel coche de la velocidad del rayo; y era hora de dejar las simulaciones atrás, de dejar que todo el mundo pudiese disfrutar de lo que ellos no querían llamar de otra manera sino trabajo duro.

Era sábado noche, el día de la semana en el que no cabía ni un alfiler en la línea de salida del polígono industrial a las afueras de Detroit. Aquella noche conduciría solo, pero Simone no iba a perderse el espectáculo y, animada a hacerlo por Joel, sacó a pasear su BMW como lo hacía antaño. Incluso invitó a uno de sus amigos de Miami a Detroit para la carrera: Macko no se lo perdería por nada del mundo.

El Joel más fanfarrón se colocó en la línea de salida entre el coche de su compañera y de Lazcano, que le observaba aquella noche con un tinte distinto en los ojos. Parecía contento, confiado. Más que nunca en su vida subido a su automóvil.

Flashback.

— Simone Razvann. Ingeniera mecánica, el güerito la sacó de la cárcel para que le ayudase a trucar los carros. Están mejorando el coche, Santi, se pasan las horas metidos en el taller.

— Pinche pendejo. Debimos matarlo cuando tuvimos ocasión, de nada sirvió darle la advertencia.

Heriberto exhaló el humo del puro que llevaba entre los dedos a la vez que una mordaz sonrisa se le dibujaba en los labios.

— Todo a su tiempo, mijo. Sería una lástima que esa niña se confundiese al colocar las piezas del óxido nítrico, ¿ah? Con solo un golpecito, podría volar por los aires.

No hizo falta decir nada más para que Santiago esbozase una sonrisa rebosante de maldad. Conseguirían manipular el coche de Vulkan.

Llegaba su momento. Joel bajó la ventanilla de su coche para devolverle una amplia sonrisa de complicidad a Simone y a Macko, que aquella noche tenía el placer de ocupar el asiento de copiloto de la fémina. La muchacha le guiñó el ojo y, antes de subir el cristal, pudo gritarle algo: “¡confía en mi, Ken!”.

De entre el gentío apareció una muchacha subida a unos zapatos de tacón que hacían sus esbeltas piernas interminables. Llevaba una pistola de bengalas en la mano derecha. Se plantó con una confianza abrumadora delante de una decena de motores de alta cilindrada rugiendo y, tras la cuenta atrás, la bengala roja ascendiendo al cielo dio la señal de salida.

Joel encabezó el pelotón desde el primer momento. Pisándole los talones iba el BMW de Razvann y el Camaro de Lazcano. Las primeras curvas dejaron al resto de los corredores replegados kilómetros atrás y Macko miraba por encima de su asiento cómo los coches se iban separando de los tres primeros.

— ¡¿Por qué coño no me has traído antes a Detroit, Freckly?!

Estaba siendo una carrera en la que Simone, lejos de querer adelantar, quería ser testigo en primera línea de lo que habían sido capaz de crear, del monstruo de chatarra que habían construido y de cómo Joel volvía a tener aquella esencia que había perdido tras los duros meses por los que había tenido que pasar junto a su familia.

Estaba tan reñido, había tan poca diferencia entre el mexicano y el americano que resultaba imposible dejar de mirar la competición porque daba la sensación de que hacerlo significaría perderse la mitad. Ambos esperaban ansiosos la llegada de la última curva: a mitad de la misma, antes de salir de ella, Joel apretaría el botón que accionaría la combustión de óxido nítrico y le haría ganar. Santiago solo tenía una orden, que era golpearse cuando le viese pulsar el botón y correr hasta cruzar la línea de meta.

Lazcano agarraba el volante con tanta fuerza que los dedos comenzaban a dolerle. Pisaba el acelerador para mantenerse en la posición exacta en la que poder golpear el vehículo y dejarlo fuera de combate.

La curva estaba a menos de cien metros. Diez. Cero. A mitad del trazo, el Camaro golpeó de un brusco y violento volantazo el lateral izquierdo del coche italiano. Joel perdió el control del volante en mitad de la curva y terminó saliéndose de la calzada. El motor había parado de rugir cuando accionó el óxido nítrico y el interior del automóvil comenzó a oler fuertemente a gas. Un simple chispazo de la centralita del coche en un intento de volver a arrancarlo con la llave de contacto podría hacerlo explotar.

— ¡EH, EH! ¡El coche se le ha parado en seco, Frecks! ¿Qué cojones ha pasado?

— Lo han manipulado. — la morena accionó el freno de mano sin decir nada más, derrapando y girando el volante para poder parar en una violenta maniobra que les hizo tambalearse. — ¡¡NO LO ARRANQUES!!

Bajó del coche junto con Macko a toda velocidad, haciendo aspavientos para llamar la atención de Joel que, cegado por la ira del juego sucio del mexicano, trataba de recuperar el control del coche. Su frustración no le dejó escuchar a su compañera y, sin pensarlo dos veces, giró las llaves.

— ¡¡JOEL!!

El coche hizo amago de arrancar y, antes de conseguirlo, petardeó en un aviso de lo que estaba por suceder.

[jfuelvulkan]

FICHA | “If everything seems under control, you're just not going fast enough”.

Nombre completo: 

Joel Heath Vulkan Kisleeva.

一 El verdadero apellido por parte de su familia paterna es Owen. Sin embargo, tras una serie de sucesos en los que se involucró de lleno la faceta ilegal de su tía íole, se vieron obligados a adoptar un nuevo apellido. 

Edad: 

22, cumple los años el día 10 de febrero.

Raza: 

Licántropo. 

一 Los licántropos son seres sobrenaturales que cuentan con la capacidad de cambiar su fisionomía humana a la de un lobo a voluntad. Este control sobre la forma más animal y salvaje de los de la especie termina en el momento en el que la luna llena se erige en mitad del cielo estrellado, momento en el que los licántropos pierden la capacidad de juicio remanente de su naturaleza humana, pudiendo volverse agresivos. 

一 Viven en manadas, siendo el alfa el lobo dominante, los beta los que siguen al primero y los omega, que son aquellos que han renegado de su manada y deciden marchar por libre. 

一 Una de las curiosidades más llamativas de los licántropos son los dos tipos de vínculos que pueden establecer con el prójimo. 

Uno de ellos es el término de protegido, y es que, cuando un licántropo convierte a un humano, éste pasa a ser el protector de su nuevo pupilo, siendo él el encargado de enseñarle todo cuanto esté en su mano acerca de su nueva condición. Hasta que el protegido desarrolle la suficiente habilidad como para valerse sí mismo, él y su protector tendrán una conexión tan fuerte que todo lo que sienta uno, lo experimenta también el otro.  

El otro vínculo se conoce con el nombre de Luna. No siempre existe para todos los licántropos pero, ciertas personas podrían convertirse en la Luna de un licántropo. Esto supone una especie de imprimación en la que se desarrolla una relación basada en la nobleza, la confianza y el amor. Unos sentimientos fuertes, incondicionales e irrompibles salvo por la muerte de uno de los dos involucrados. El licántropo ocupará el puesto de la figura que necesite su Luna en cualquier etapa de su existencia. Aunque no es habitual, un mismo individuo puede tener dos Lunas.

Nacionalidad: 

一 Nacido en Detroit, MI, EEUU. A lo largo de los años, el pequeño Joel experimentó numerosas mudanzas a diferentes países del mundo. Con apenas tres años, se marchó de los Estados Unidos junto con su madre para asentarse durante otros cinco años en Praga, República Checa.

Más tarde, volvieron a mudarse a Berlín, Alemania, lugar donde su madre, Aura Korsakov, terminó por echar raíces junto a su primer amor tras años de desencuentros entre ellos, Kasch Ulbrecht. 

一 Joel pasó la infancia viajando y aprendiendo un poco de cada cultura distinta en la que se veía obligado a sumergirse por los cambios de residencia. Actualmente, sabe hablar con fluidez su lengua habitual, el inglés, junto con el alemán y el checo. 

一 Tras haber pasado su infancia subido a aviones para visitar a su familia paterna cada 3 meses aproximadamente, cuando cumplió los 15 años decidió mudarse con su padre. Lo que realmente movió su interés por marchar a los Estados Unidos no fue otra cosa más que su tía. Siempre había sentido una fuerte conexión con ella, y había labrado a lo largo de los años una relación de admiración hacia la rubia. Compartían una pasión y era la del mundo del motor, así que se vio motivado a volver a sus orígenes para aprender de ella. 

Ocupación: 

一 Tras la marcha de su tía a los altos cargos de la compañía Dodge, Joel se hizo cargo del negocio familiar, Vulkan Motorsports, en febrero del 2019.

一 A pesar de que el taller sea una de las fuentes de ingreso principales del rubio, un buen porcentaje del dinero que hay en su cuenta corriente tiene un origen que difiere completamente de las labores dentro del taller: las carreras de coches ilegales. Desde que tiene uso de razón es un aficionado del asfalto, los neumáticos y la sensación de adrenalina recorriéndole desde la punta de los dedos hasta el último pelo de su cabeza. 

Su recorrido en el mundo carreras ilegales: 

一 La primera vez que participó en una carrera ilegal fue subido a una moto, la primera que consiguió reparar con ayuda de su padre y de su tía. Tenía solo 17 años, y se trataba de una carrera de siamesas en la que el conductor lleva asegurada a su espalda a una compañera. Tras mucho insistir, consiguió convencer a Valentina, su primer amor, y a su mejor amigo, Jared, para escabullirse aquella noche de sus casas a las doce en punto y poder llegar a tiempo para alistarse. Durante la funesta carrera, una mala maniobra terminó con la vida de Jared, ganándose así un profundo odio por parte de Valentina. A día de hoy, Joel no ha terminado de perdonarse a sí mismo la muerte de su amigo, ni tampoco lo ha hecho Valentina, con la que a día de hoy no ha vuelto a hablar desde que sus caminos se separaron al terminar el instituto y ella marcharse a la Universidad de Northwestern, Illinois. 

一 Poco a poco, se fue iniciando en las carreras de coche hasta alcanzar un puesto bastante reconocido entre los aficionados a aquel mundo y ambiente. Resguardó su identidad bajo el pseudónimo de JFuel. Sin embargo, de poco le sirvió aquello ya que pronto se le pudo relacionar con una leyenda: Íole Vulkan.

一 El reconocimiento en las carreras así como su corta edad fueron objeto tanto de admiración como de burlas, y es que el mundo en el que Joel decidió sumergirse se rige por la ley del todo o nada. A pesar de tener bastantes aliados, también cuenta con detractores. 

Los Lazcano: 

El mayor enemigo del descendiente de la Leyenda Vulkan tenía nombre y apellido: Santiago Lazcano. Nieto de uno de los traficantes más buscados en México, Heriberto Lazcano, el militar que terminó siendo capo de la droga. El legado de su abuelo había sido heredado por su padre, Erik Heriberto, y habían conseguido hacer resurgir de sus cenizas el Cártel del Golfo hasta hacía pocos meses, en los que un complejo dispositivo policial había desmantelado la mitad de sus posesiones y mercancías. Esa fue la razón por la que su madre, su padre y él exiliaron hacia Estados Unidos, concretamente a Detroit, Michigan, la ciudad conocida por ser una de las más peligrosas de Norteamérica. Apenas llevaban unos meses allí cuando lograron identificar a las bandas organizadas más conocidas del territorio, entre ellas, Les Garçons: un grupo de hombres adictos a la velocidad al volante que estaban al mando de quien hacía llamar Íow, junto con su mano derecha, al que todos conocían como Kajz. Eran los corredores más temibles del estado americano y manejaban unas gigantescas sumas de dinero en el mundo del motor.

Fue pura coincidencia el hecho de que el pequeño de los Lazcano topase con el rubio en una de las carreras, sin embargo, fue el hilo conductor que llevó al padre del chico a dar con la verdadera identidad de la líder de la banda: Íole Vulkan. Saber el nombre de aquella familia hizo que la bombilla de Erik Heriberto se encendiese, habría encontrado una nueva forma de ganar dinero fácil, y con ello mataría dos pájaros de un tiro: si el célebre y joven JFuel desaparecía de combate, su hijo podría hacerse con el primer puesto en las carreras ilegales y, si pudiera chantajear a Les Garçons a costa de su inquebrantable sentido de nobleza, conseguiría hacerse de oro.

Cegados por las oportunidades que creían haber encontrado bajo el apellido de aquella familia americana, los mexicanos comenzaron a entretejer diferentes planes con los que dejar a Joel fuera de combate: 

Primero, en Marzo de 2018, le incriminaron injustamente en el asesinato de un hombre y fue encerrado en Detroit Detention Center durante un mes hasta que fue absuelto por falta de pruebas. 

Después, tras hacerle llegar cartas amenazantes tanto al trabajo como a su propia casa y haberle sumido en un profundo terror por ver a su familia correr peligro, movieron la siguiente ficha. Le habían estado siguiendo de cerca, pisándole los talones, y habían descubierto que otra de las debilidades del yankee era Teresa Vega, la muchacha con la mantenía una relación amorosa. Una madrugada de noviembre del 2018, la raptaron y sometieron a torturas inimaginables mientras chantajeaban a Joel: o la vida de la española o las carreras de coche. 

A pesar de organizar junto a su padre y a otro viejo veterano de guerra el rescate de Teté, decidió apartarse del mundo del motor. 

Su regreso: pasaron aproximadamente cuatro meses en los que el rubio decidió volcarse en su trabajo dentro del negocio familiar, al margen de lo que realmente había sido siempre su pasión. Además, se alistó a una academia militar donde pasó unos meses con la intención de encontrar en Columbia, SC, en Fort Jackson Army Base. 

Las carreras dejaron de tener cabida en su día a día, y fueron reemplazadas por un profundo sentimiento de culpa que acabó transformándose en ira. Su humor cambió tanto que comenzó a perder amistades y allegados por su poca paciencia y sus contestaciones cortantes, desagradables. 

Se había lanzado al abismo de la negatividad y de la impotencia, la situación comenzaba a sobrepasarle y un sentimiento parecido a la abstinencia comenzó a hacer resurgir de entre las cenizas las ganas de volver a ocupar su puesto y hacer saber a todos que no se rendía. Aquel sentimiento de necesidad se acrecentó cuando llegaron a sus oídos las noticias de que Les Garçons habían citado en la zona industrial de las afueras de Detroit a todo aquel que se considerase merecedor de un puesto entre sus filas: Íow dejaba al equipo con veintinueve integrantes, buscaban al número treinta.

Había trabajado en secreto y a espaldas de todo el mundo durante aquellas semanas en lo que iba a ser su regreso, el cual tenía forma de Lamborghini Aventador SVJ Roadster: cilindrada de 6498 cm³, un motor V12, 60° de inyección multipunto y un diseño propio de aeronáutica. Pasó madrugadas de febrero y el incipiente marzo saliendo a correr en los pueblos circundantes de Detroit, había comprobado cómo aquel vehículo alcanzaba más de 350 km/h y estaba preparado para batirse en aquel duelo con Íole. Había conseguido reunir el suficiente valor como para enfrentarse a La Leyenda, iba a ganar aquel puesto a cualquier precio, y esperaba poder ser ella la que le cediese su sitio, poder volver a rebatir todas sus negativas y que, aunque no lo exteriorizase, se le inflase el pecho de orgullo. 

A pesar de que su tía hiciese de aquella carrera un infierno, el joven consiguió vencerla y, tras años y años soñando con ser un Garçon, consiguió su chaqueta.

Su estancia en el ejército: 

A las pocas semanas de haber rescatado a Teresa del infierno al que los Lazcano la habían arrastrado, Joel decidió alistarse al ejército. 

A pesar de creer que marchar a la base militar de Fort Jackson en busca de madurez y disciplina era un castigo suficiente y una oportunidad para encontrar la pasión por la vida en algo distinto a la velocidad, resultaron ser los meses más duros de su vida.  Los sobrellevó lo mejor que pudo, y a día de hoy afirma que lo que más le ayudó del ejército fue canalizar sus frustraciones en forma de vigoroso ejercicio físico. Aprendió técnicas de contención emocional en lo que a la ira respectaba, pero jamás perdió su esencia.

Psicología: 

Tiene un carácter jovial, ingenioso aunque aún un tanto infantil. Es un chico bromista e irónico al que le gusta abusar del humor ácido. Es bastante sociable, sin embargo, también se define por ser bastante propenso a bromear sin saber cuál es el límite, pudiendo resultar en ocasiones, sin ningún tipo de segunda intención, molesto e hiriente.

Oculta su parte más sentimental, es una persona que nunca se muestra cariñoso en exceso, el contacto físico excesivo le resulta empalagoso y decir cosas que saquen a relucir que él también tiene una parte sensible, por mucho que desee no tenerla, le aterra. Le cuesta horrores expresar con palabras cuánto puede importarle alguien, cuánto cariño puede tenerle, y a pesar de que ha perdido a personas importantes de su vida por esa marcada tendencia, sigue sin cambiarlo.

No deja que nadie le ayude por lo mismo, siente que dejar que alguien interceda por él en sus problemas es mostrar flaqueza. Siempre que las cosas toman un sendero que puede guiar hasta hablar de lo que siente, trata de cambiar rápido de tema de forma muy brusca, es especialista en esas tácticas evasivas.

Que su padre le haya dicho desde siempre que tiene que ser un hombre y no un crío, hace que se erija una armadura alrededor de su corazón; y digamos que está permitida la entrada, pero prohibida la salida de información del mismo: es accesible a la gente, porque no es alguien que se cierre en banda con nadie, pero simula que es todo lo contrario, él mismo busca que le tachen de persona reservada y no le importa que se lo digan o se lo echen en cara, porque sabe que al final, aunque no diga las cosas con palabras, lo dice con acciones.

Otros datos relevantes:

一 Tiene en su poder más de una docena de coches de alta gama, se considera un coleccionista de automóviles. Los guarda todos a buen recaudo en una recóndita nave industrial equipada con puertas blindadas, cámaras de seguridad y alarmas. Sin embargo, el coche que define a Joel y con el que se deja ver más a menudo es con su Ford Mustang Shelby Cobra GT350 blanquiazul. 

一 Si algo ha terminado amando después de haber vivido en distintos países, es el viajar. Suele salir de Detroit cada vez que tiene oportunidad. De hecho, en el 2017, decidió tomarse un año sabático para viajar con su caravana y recorrerse al completo todos los Estados Unidos, siendo sus lugares favoritos aquellos que son costeros, con playa. 

一 Es un aficionado de los deportes: desde el instituto formó parte del equipo de baloncesto, y también desde esa edad aproximadamente se le despertó la curiosidad por otras disciplinas, destacando el surf.

[jfuelvulkan]

¿De dónde vengo?

Resultado, fruto, desenlace, consecuencia, producto. Todos y cada uno de nosotros somos la suma de una serie de decisiones y sucesos que ocurren a nuestro alrededor.

Pues bien, yo soy la ardiente pasión en mitad de la Guerra Fría. El producto obtenido al combinar espíritu aventurero y entusiasmo por la adrenalina. Soy un intento fallido de frenar el amor vehemente hacia el rugir de un motor y llevarlo a los límites de la cordura, y es que las cuerdas ahogan.

El resultado de kilómetros a la espalda subido a una caravana y de proyectos pendientes de realizar. El pegamento que une dos continentes mientras visita los tres restantes. Resurjo de cada deseo innato de descubrir todo lo que el planeta posee y me alimento del olor a neumático quemado y gasolina. Ignoro mi parte más animal, aunque salga a relucir con cada mujer a la que no le importe mancharse las manos y haga temblar los cimientos del inframundo con su valentía.

Soy descendiente de una leyenda, de un héroe y de la más hermosa deidad jamás conocida.

Me llaman J-Fuel, aunque prefiero que me llames Joel hasta que te demuestre que siempre irás por detrás de mi Shelby.