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Constantin se encontraba sentado encima de una pila de libros. Esperaba a la mujer de la que esa noche habría de despedirse. A la luz amarilla de una farola pasaba las páginas, levantando la vista cada vez que oía el chirrido de la puerta.

Como los gatos de la calle, la mujer salió de la nada, abrigada hasta la baribilla y con cara de estar recibiendo a un desvergonzado desconocido.

Constantin se levantó tirando su libro y el cigarro al suelo; por un momento ya no hacía frío. La abrazó como si fuera la última vez que lo fuera hacer para luego emprender una esas carreras tras ella. Siempre con ese paso legionario, como si la misma prisa la persiguiera allá donde fuera. Unas piernas tan pequeñas y ese andar tan apresurado… murmuraba Constantin en su cabeza.

Sin repentes se sentaron en el banco más incómodo de la ciudad para fraguar la despedida. Despedida… ¿qué es una despedida? ¿Aquello fue una despedida?. Entre confesiones de última hora y caricias más de compasión que de amor pasó el tiempo. El tiempo… No había tiempo. Ni era tiempo de despedidas.

Él, que normalmente huía de todo lo que desvirtuaba su ahogado tiempo; él, que por frío le conocían las damas de su pueblo y que en frío se fundía cada noche; él se encontraba regalando su tiempo sin mesura ni remordimiento. En ese instante Constantin era un pelele que temblaba ante lo más tarde iba a ser un espejismo.

* * *

Hoy es día veintiuno de marzo. Llega la primavera y se apagan las luces ténues del invierno, esas que antes le aclaraban la mente y que ahora han cambiado por la sombras fértiles de la primavera: con su polen jodiendo a extraños y sus primeras muertes por balconing… se la echaba de menos.

Hoy Constantin se encuentra débil pero arriba: madrugando el alma ríe, o al menos no va con la pena a cuestas a través de una escueta mañana. Y mira si hay penas, más que arena en la playa, más penas que alegrías, pero no tantas como fuerzas le dieron esas cuatro palabras que salieron de su boquita: ni un adiós, ni un volveremos a vernos ni besos en el cuello. Constantin hoy se levantado y mañana se levantará por él, porque se lo debe a su madre y porque alguien, que de mañana lleva su nombre pero que aún no ha visto despertar, alguien imposible y tan imposible como hermosa dijo “yo confío en ti”. Y eso es más que todo.

21/3/17

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6102/21/52

˙opɐısɐɯǝp oɹǝınb ˙ɹǝɔǝɹɐd oןɹǝɔɐɥ ǝp és oןós oʎ oɹǝd 'ɹǝɾnɯ ɐun ɐ sɐɯɐ opuɐnɔ ǝʇuǝıs ǝs énb ɹǝqɐs oɹǝınb ˙ɐɔıʇíןod ǝp oƃןɐ ʎ soƃɹɐן oɹǝd soʇuǝן soqɹos ǝp és oןós 'oɯóɔ és ou ʎ ínbɐ ǝp ɹıןɐs oɹǝınb ˙ísɐ ǝɯopuéıʇuıs ɹınƃǝs oɹǝınb ou oɹǝd ˙sɐíɹǝʇuoʇ ǝp ɐɾǝnb ǝs ʎ opoʇ ǝuǝıʇ oן ǝnb ɐʇsíoƃǝ oʇɐñıu un ʎos ǝnb és ˙pɐpıɹɔoıpǝɯ ʎ opǝıɯ uoɔ ǝpuodsǝɹ ǝɯ opoʇ ʎ opoʇ ɐ oɔsɐ uoɔ oɹıɯ ˙ɐuǝd ɐʇuɐʇ ɹɐp opǝnd oʎ ıu oʇןǝns sɐןןodıןıƃ oʇuɐʇ ɹǝqɐɥ ǝpǝnd ou :oɹʇɐǝʇ un ɹǝs ǝnb ǝuǝıʇ opoʇ ǝnb osuǝıd sǝɔǝʌ ɐ ˙ínbɐ ʎɐɥ ǝnb oן oʌɹǝsqo ǝnb zǝʌ ɐpɐɔ uɐɹǝdns ǝɯ áןןɐ sáɯ ʎɐɥ ǝnb oן ɹǝʌ ǝp sɐuɐƃ sıɯ oɹǝd ˙ɐıןıɯɐɟ ıɯ ɐ 'soƃıɯɐ sıɯ ɐ oɹǝınb ˙sɐʇunƃǝɹd ǝsɹǝɔɐɥ uıs ɐuıɯɐɔ ǝnb ǝʇuǝƃ ǝp opunɯ ǝp ɐpɹǝıɯ ɐʇsǝ ǝp éɹı ǝɯ 'ɐʇsıd ıu oɹʇsɐɹ ɹɐɾǝp uıs 'ʎ sɐdoɔ sıɯ ǝp ןɐʇsıɹɔ ןǝ oɯoɔ odɯǝıʇ ןǝ uoɔ éɹıpunɟ ǝɯ 'éɹǝɔǝɹɐdɐsǝp ɐíp uúƃןɐ ˙ɹıɹoɯ uɐǝʌ ǝɯ ǝnb oɹǝınb ou oɹǝd oʇsǝ ɹıqıɹɔsǝ ǝp ǝqɐɔɐ opuɐnɔ ǝɯɹıɹoɯ oɹǝınb ˙sǝɔıןǝɟ soןɹǝʌ oɹǝınb ˙ɐpıʌ ɐʇnd ns uǝ ɐíɹǝʇoן ǝp oɯıɔép un ɹɐɹdɯoɔ ɐ uɐʌןǝnʌ ou ǝnb ɐɹɐd oɔıɹ ɹǝs oɹǝınb ˙sǝɹpɐd sıɯ ɐ 'sɐןǝnqɐ sıɯ ɐ oɹǝınb

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GOD IS DEAD