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Lazawárd
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lazaward7 · 4 years ago
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Theodosia
Estábamos en una vieja tienda de antigüedades, avisaron a mis compañeros de un nuevo lote que encontraron y decidieron invitarme. pese a mi gusto por la época antigua; las cosas no me sorprendían; sombrillas, ropa y adornos estaban encerrados dentro de sus vitrinas. Aquellos objetos que podían vernos a través del cristal se mantenían limpios y mucho mejor conservados que los que se esconden entre las sombras, bañados con el tono grisáceo del polvo con una capa imbuida por el tiempo.
De entre las reliquias; sobresale una cabellera, una larga cascada color canela adorna un pálido rostro de ojos rasgados, con mejillas rígidas, un delgado par de labios se posan bajo una respingada nariz, una expresión de solidez se mantiene en su rostro. De constitución muy delgada, media poco más de un metro y medio, un largo vestido blanco cuelga de sus hombros. Después de días de inentendible trámite; Conseguimos traerla a la cabaña.
No era muy fan de la magia, pero sabía lo que veía cuando comenzó a moverse, se limpio los ojos y mejillas, como si hubiera despertado de una simple siesta. Con un acento anticuado, de tierras abandonadas; trataba de articular palabras, mientras preguntábamos su origen, mi compañero, el mago del grupo, dijo que era un alma atrapada a la fuerza dentro de este cuerpo artificial y que, normalmente, con el paso del tiempo inconsciente; va olvidando su pasado, como si su memoria se atrofiara.
Decidimos mantenerla con nosotros, la habitación más grande era la mía, así que arreglamos parte del clóset y el suelo para aparentar una cama, aceptó sin quejas. Conseguimos ropas de su talla y le obsequiamos un pequeño baúl para sus objetos.
Los primeros días, ver su rostro me incomodaba, lo suficiente para evitar mirarla, parecía una estatua de mármol pero con expresiones y capacidad de hablar, como si los cuentos de juguetes vivientes se hicieran realidad.
No recordaba su nombre, pero decía que era largo y parecía una canción. Mientras le mostramos algunos ejemplos, escuchó parte de un antiguo musical, y eligió una opción: Theodosia, mostró mucha alegría por ese nombre.
Tras acostumbrarme a su presencia, comencé a mostrarle las técnicas modernas de cocina, las reglas de vestimenta y el entretenimiento moderno.
A pesar de ser una anticuada tecnología, el internet sigue fuertemente posicionado en nuestra sociedad, aún después de las guerras digitales.
Mientras mis compañeros la adiestran en artes más variadas como magia, esgrima y leyes; comenzaba a notar un cambio, usaba pantalones, playeras y hasta overoles, comenzó a usar palabras más modernas y expresarse más directamente, hasta a decir chistes, me ayudaba en la cocina y, pese a mis críticas, cortaba y alarga su cabello mediante magia básica.
Comenzó a adentrarse mucho en la magia, modificaba la longitud de su cabello, cambiaba su color de piel y, aprovechando su cuerpo artificial, comenzó a cambiar la textura de su piel, la sensación del tacto dra mucho más natural. Sus brazos eran suaves, a la vez que su rostro se veía cada vez más humano, el único detalle que no podía arreglar eran los lunares, no tenía ninguno en su cuerpo.
Dentro de lo que podía enseñarle sobre el mundo y la cultura; se interesó por la comedia y la ficción, siendo cada vez más capaz de hacer y entender chistes, veía películas y series mientras le explicábamos las situaciones dentro de cada escena.
Viendo sus nuevos gustos, aproveché para acercarme más a ella, varios meses en el extranjero me alejaron bastante.
La invité al teatro, para ver una vieja película cuya única copia solo era mostrada ahí, la primera vez que miró un samurái fue ahí y nunca los olvidó.
Pasábamos mucho tiempo juntos, cocinando, mirando viejas películas o series que pudiéramos conseguir, leyendo libros que antaño fueron mundialmente conocidos, aquellos días fueron suficientes para sentir el cariño de un ser que, hace poco menos de un año, era una simple figura de porcelana.
Decidió acompañarme a mis caminatas por la mañana. Ver qué usa ropa deportiva me hizo pensar si había logrado la capacidad de sudar o sentir calor, lo que hubiera supuesto un gran avance.
Cuando comprendió que no era necesaria tal indumentaria, comenzó a utilizar las ropas que traje para ella, tenían un estilo neo-europeo, algo que no era muy común verlo en nuestro continente, pero que nosotros solíamos usar mucho, obviamente; esto hizo que sobresaliera de entre los monótonos patrones de vestimenta actuales. 
Las personas comenzaban a notar su presencia, algunos solo se quedaban viendo, otros murmuran, algunos se reían. No era raro ver personas nuevas en este pueblo, pero su altura, su rostro y, más específicamente, su rostro, la hacían sobresalir. Gracias a su naturaleza y la magia que aprendió a usar, su cuerpo era perfecto, bueno, al menos así lo percibía yo, cualquiera miraría, aunque solo fuera para ver qué ropa usa hoy o que peinado se habría hecho. 
En todo caso, ella no acostumbraba salir mucho, y menos en un horario en el que tantas personas habitan el área, pero, pese a mis sugerencias de cambiar el horario; dijo que no quería cambiar esta joven tradición. 
Recientes veces; la notaba más reducida, apenada por el escrutinio mental que estaba sufriendo.
Tal vez fue el miedo o la incomodidad, incluso el frío del invierno, pero se acercó y entrelazó sus dedos en los míos y, con su mano libre, tomó mi antebrazo, con una voz helada dijo:
–¿Podríamos regresar ya? –El temor podía leerse en su mirada.
Decidí ayudarla con su miedo, al menos ponerle más atención, cada caminata le comentaba un nuevo límite antes de regresar, si lo superaba, yo cocinaría cualquier cosa que me pidiera.
No siempre lo logró y las primeras veces tomaba mi brazo del mismo modo, pero, después de las semanas, podía adelantarse y andar a solas sin miedo de la gente.
En muchas ocasiones; escuchaba entre el murmullo de la gente, escuchaba rumores sobre nosotros, algunos decían que yo era el padre de una joven chica adoptada, otros juzgaban si es que había comenzado una relación con una menor, pero la mayoría solo nos ignoraba, al menos eso creo. Pasaron meses hasta que logramos dar una vuelta entera al pueblo, las personas ya no nos miraban. En ese entonces, ya solía tomar mi mano aunque no tuviera miedo.
Su piel era fría, pero cómoda, me impresiona el nivel de magia que consiguió, logro que su mano de porcelana tuviera una sensación prácticamente igual que la humana, la sensación térmica de sus manos era idéntica a la de cualquier otra persona.
Le había comentado sí quería cambiar u ocultar sus ojos, los asiáticos de ojos rasgados son muy raros desde hace décadas. Cuando decidió mantener su rostro intacto; yo estuve de acuerdo, no quería perder una mirada tan hermosa.
El gran festival mágico anual estaba por comenzar, mis compañeros asisten cada año, mientras yo me quedo a reformar la cabaña. El año pasado, se llevaron a Theodosia, dijo disfrutarlo mucho, pero está vez se quedó. 
Me ayudó a arreglar las goteras del techo y algunos viejos tablones del suelo. 
Mientras instalamos los muebles de su nueva habitación, mirando la fluidez de sus movimientos y como cambiaba el tono de su voz; me hizo analizar en que se había convertido, si podría ser considerada humana o era una falla en nuestras leyes.
Aún no tengo una respuesta, Pero estoy seguro de que siempre había sentido algo, pero no sabía si era curiosidad, miedo o amor. Ahora puedo sentir sus brazos, suaves y con un nuevo color cada vez, su espalda es ancha y puedo sentir cada uno de sus músculos mientras se movían como si estuviera leyendo un mapa, sus muslos son firmes y se sienten como suaves almohadas de seda sobre mi rostro, sus tersas y largas piernas se cruzan con las mías, acercándome a su cuello, tan fuerte como suave, tiene un olor tan dulce y natural como lo permite la magia y, mientras su cabello empapa mi rostro; sus labios dibujan una sonrisa frente a mi rostro.
No tengo nada con que compararla, pero puedo decir que ella es la persona más mágica que conozco. Las manos frías que sentí alguna vez se fueron, su cuerpo era un monumento hermoso y su ahora blanco cabello era suave como la seda.
Su rostro, idéntico al de aquella estatua de porcelana, se volvió más real, más natural, más humana.
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