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Y me desayuné tu desconexión a costa de la mia

Vivimos en el mundo del ya inmediato, de las ganas que queman, de los likes, de los besos virtuales. Y acá jugando a que lo milenian no me gana, que se puede ser súper guay.

Que hoy hablamos un rato y después otro rato más, para suplir el vacío de la presencia física. Y me pregunto yo, que malo tiene volver a lo analógico. Que malo tiene volver a esperar. Que no sea ya no quiere decir que no quiera, que no sea ya no quiere decir que ya fue.

Que no sea ya, eso es la magia de esperar de que la vida venga te abrace de espaldas y mientras ese susurro llega por tu nuca te das cuenta que a veces esperar merece más lugar.

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Me desperté, tarde, todavía es de noche y mientras sobresaltado busco algo, te busco. Me da nervios decirte como soy, me da pánico romper la ilusión.

Me vuelve patético mis palabras en voz alta, leída y escrita. Me vuelve pequeño la falta de, de mi. De mis ganas de ser un puto romántico, cagon, miedoso. El amor romántico y me lleno la boca de mis propios consejos llenos de, llenos de que? De conceptos erróneos que nos quieren decir que?

Respiro rápido y duele, la cama fría. Me prendo un cigarrillo y empiezo a escribir porque así si, ahí no importa quien es el que expresa si el personaje o el autor, fantasías o realidades. Quien sabe? En el mundo de las palabras rococo ahí donde la poesía se encuentra en cada espacio, ahí me doy cuenta de que soy un puto romántico.

Y abrazo con palabras, mil besos en asteriscos y caricias en cada coma.

Me fui de viaje a encontrar a ese ser romántico, a darle vuelta a la ruleta, a fumarme ese porropucho que sacia las ganas de ambos.

Y que me gusten como a vos las mirada pentrantes, que los besos se me graben en la nuca y el alma. Que me toque dormir tocandote, sintiéndote, que me toque ser un puto romántico mientras vos me lees.

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Y como si nada pasara te paseas por mi cabeza con el reloj que marca el tiempo. Ese que sigue corriendo.

Dame vuelta, sacudime las ideas.

Devolveme los segundos.

Congela el tiempo.

Te paseas por mi cabeza y como si nada pasase me alimentas el alma.

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Una gota tras otra opaca el ruido de la lluvia el sonido de las lagrimas. Te lloro, te miro y me veo. Como nos dejamos pasar?

Duele amarte sintiéndote lejos, duele amarte teniéndote cerca.

Siendo testigos de la existencia.

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Y ahí estaban, mirándose a escondidas, se observaban hasta el más mínimo detalle. Ella mueve sus manos, gesticula, ríe, sonríe. Hay un perro tal vez dos, piden mimos y su manera de tocarlos es precisa, el sol le ilumina los ojos transparentes y ella observa, espera.

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Su risa. Su mirada. Su manera de ver el mundo. Su pelo al viento. La suavidad de sus caricias. La tranquilidad de sus palabras. La locura que lleva consigo. La sinceridad con la que me hablan sus ojos. Es dulce y salvaje. Es grande y pequeña. Es reencuentro y encuentro. Es amor. Como no me iba a enamorar?

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Claridad.

En su mirada comprendí que no era algo nuevo, que nos conocíamos desde mucho antes.  Mi cabeza repetía las leyes Hindúes de la sabiduría. - La persona que llega, es la persona correcta. - Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido. - En cualquier momento que comience es el momento correcto. - Cuando algo termina, termina. Todo tenia sentido, era demasiado claro. Nos habíamos reencontrado, no sabemos cuanto tiempo nuestras almas estuvieron separada. Solo sabemos que ser parte de ese reencuentro nos hizo ver magia y amor en su esencia original.

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And I came here to talk. I think you should know.

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Sentate conmigo, te invito a observar.

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Comprender

Conversamos durante horas.

Contemplamos el paisaje que teníamos por delante.

Durante un momento en el que el reloj se detuvo.

No sabría decir con exactitud como fue.

Solo se que al verme en su mirada comprendí.

La vida es aquí y ahora. 

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Saber.

Alguna vez pensé que estaba empapada de sabiduría. Creí que sabia todo lo que necesitaba saber porque lo había estudiado, porque había leído sobre el tema. Pero me perdí en un punto, jamas creí que fuese porque lo había vivido. Puedo contar mil anécdotas, pueden ser divertidas, tristes o incluso ni tener sentido.

Que bien se siente despertar...

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Three sun only one way...

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Jugar con fuego

[ febrero 2011 ] 

Pasan los meses, pasan las horas. Todo es confuso, nos negamos mutuamente hasta que terminamos en la soledad de un cuarto. Cuando se cierra la puerta ya nada se niega, todo fluye en perfecta sintonía. El sentimiento de culpa se diluye con besos y mimos. Nos queremos, no lo podemos evitar. Amamos jugar con fuego, y la adrenalina que nos genera.

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Sunset !

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Avanzar

[ Noviembre 2010 ] 

 Después de ese encuentro seguimos compartiendo las tardes de mates y bizcochitos, chocolatada con oreos, y té con medialunas. Pero cuando el resto se iba la tensión subía. Las charlas cesaban y solo se cruzaban nuestras miradas. Gritando en silencio, pidiendo perdón al mundo por esto que sentimos. El roce de su mano con la mía cuando me alcanza la azucarera despierta una electricidad que recorre todo mi cuerpo en segundos. Una mirada, una puerta que se cierra nos hace saber que no hay más nadie en casa. Segundos más tarde nos olvidamos de ese SMS y su boca en mi cuello despierta un deseo profundo de amar. El mismo proceso que antes, el mismo lenguaje de besos. Esos besos que son más lindos, más dulces, esos besos que saben a té. Encontramos el compás del momento y nos dormimos en un abrazo cucharita a las tres de la tarde de un jueves gris.

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Perfección

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Basta para mí

[ Octubre 2010 ]

Su mirada no me dejaba respirar. Su cuerpo pegado al mío temblaba, el mío también. Nos besamos con miedo. Con ese vértigo que generan pocas cosas en la vida. Nuestras manos entrelazadas transpiraban, era una mezcla de culpa, miedo, vergüenza, deseo y amor. La habitación en silencio, solo se dejaban escuchar los sonido de nuestros corazones latiendo a un compás frenético. Me acerqué a su ojera y la mordí, respiración entrecortada me da a entender que siga. No podíamos hablar, solo sabíamos respirar. Soltó mi mano y empezó a recorrer mi espalda. Nos besamos, pero esta vez en modo de aceptación y entrega. Nuestros cuerpos se pegaban. La ropa empezaba a molestar, primero fue su remera después la mía. Hablando el lenguaje de los besos nos desvestimos mutuamente. Como si supiésemos lo que hacíamos nuestros cuerpos se dirigían solos. Por instinto pienso yo. Las respiraciones se hacían cada vez más fuertes, los pedidos eran en susurros, sus ojos cerrados decían mucho. Nos derretimos por completo. Y nos abrazamos. No dijimos una palabra durante esas tres hora, ni hasta la mañana siguiente. Nos vestimos y dormimos. A la mañana siguiente me fui y mientras viajaba en el colectivo cruzamos un SMS con una misma frase "perdón, te quiero. Pero esto es mucho, fue ayer y nada más. Se acabó. Basta para mí"