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30 de diciembre de 2024, 01:12 de la mañana.

Te odio. A ti, a lo que hiciste, a lo que alguna vez fuimos.

Y quisiera poder odiarte más, todo lo que el corazón que pisoteaste me pudiera permitir.

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24 de diciembre de 2024, 12:34 de la mañana.

Ya todo terminó.

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20 de diciembre de 2024, 2:42 de la mañana.

Otra noche más con insomnio y otro día terminado con la misma incertidumbre y la misma ansiedad.

Dudo ahora al 100% que algún día vayas a encontrar estos escritos, puede que al final solamente vayan a quedar para mí, como un recuerdo de algo sumamente triste en mi vida.

Varias cosas pasaron estos días, el último día que escribí aquí fue derivado del gesto que parecía habías puesto en tu perfil de Instagram para mí, hoy nuevamente no pude evitar verlo, sólo para encontrar más nada.

Se fue el título de la canción que tenías escrita.

Tampoco hay foto de perfil aún, lo cual al menos no terminó por matarme si hubiera sido diferente, y hubiese visto algo que quizá no debía.

El día que ví el título de la canción quité también mi foto, y puse también en mi perfil el título de una canción que me ha marcado y probablemente el resto de mis días recuerde, recuerde asociado a ti, a esto, a esta pesadilla.

Kissing a Fool de George Michael, cuando presté atención a la letra me sorprendió lo precisa que fue en mi sentir actual.

Sin embargo, todo esto ya es tiempo pasado también, pese a que no quité la canción de mi perfil, por fin opté por bloquearte también de ese lugar, bloquearte para no encontrarme con tu perfil cada que por un motivo pusiera tu inicial en mi buscador, y poder ver algo catastrófico para mí.

No sabes cómo me dolió hacerlo, por absurda que parezca toda esta situacion, qué te puedo decir, siempre sobrepienso todo.

Ya no queda nada más que seguir lidiando con mis pensamientos intrusivos, y tratar de convencer a mi ya muy maltratada mente, y divagante corazón, que nunca exististe.

Nunca lo mencioné en estos escritos, pero el poder escribir esto en las madrugadas es por una lesión que me ocasioné accidentalmente en el trabajo, en mi pie, perdí toda la semana acostado en la cama, sobrepensando y esforzándome por distraerme con lo que fuera posible.

Qué manera más horrible de la vida de recordarme lo cruel que puede ser, dejándome no sólo sin ti, no sólo en estas fechas, sino solo conmigo también, con mis pensamientos y mi tristeza.

Por fin empezaré a ir a terapia, este fin de semana, algo que quizá en su momento te hubiera parecido bien, qué irónico terminó siendo que fuiste tú la razón, no un problema entre los dos. Tu partida.

Es la última opción que me queda, ya no tengo nada más.

Duele el corazón, duele sin descanso.

[m5dlwlt]

18 de diciembre de 2024, 1:19 de la mañana.

Una recaída más.

Esta vez por los recuerdos latentes de ti en mi cuarto, del amor sincero que alguna vez me diste y con los que yo fui tan feliz.

Me atreví a entrar a Instagram con la intención de bloquear tu perfil, a sabiendas de que luego de hacerlo nunca más iba a poder entrar a esa lista de bloqueos, y volver a ver tu foto, los cambios en tu posible nueva foto, los cambios en tu vida después de nosotros.

No pude hacerlo. Sin embargo, y contra todo mi poco avance desde aquel día, entré a tu perfil, sin foto, y con una canción. Quise pensar que era una dedicatoria, a menos que con todo el dolor de mi corazón pudiese pensar en que es para alguien más.

No pude escuchar la canción tampoco, no creo que pudiera haberlo soportado.

No te bloquee, no pude, ver el título de la canción fue suficiente para otra vez desbordarme en recuerdos y en aquello que ya no fue, más aún en estas fechas tan delicadas.

Otra noche más en la que te lloro hasta dormir.

Otra noche más en la que me veo a mí mismo al espejo con los párpados hinchados, en la que debo admitir que sigo igual de quebrado, que sigo sin poder reprimir el sentimiento, que el corazón me duele a morir.

Desde ese día nunca dije lo que voy a escribir en esta publicación, nunca lo pensé, nunca quise pensarlo en mi afán de querer sentirme fuerte ante la situación, pero si hay un Dios allá afuera, sólo él y yo sabemos cuánto te extraño, y cuánto me sigue doliendo que ya no estés.

Cuánto te extraño.

Cuánto me duele vivir sin ti.

[m5dlwlt]

16 de diciembre de 2024, 3:05 de la mañana.

Lo encontraste, siempre te gustó investigar hasta el fondo de las cosas, por decirlo de esa manera, o con la broma que siempre te hacía al respecto. ¿Mi username? Completamente a propósito, si alguna vez pusiste atención en él.

¿No sabes de qué hablo con estos primeros párrafos? No eres a quien dedico esta publicación, pero puedes quedarte si gustas.

Debería estar dormido, pese a que en un rato probablemente no vaya a trabajar.

¿Cómo podría empezar? No soy alguien que cuente días, menos tratándose de un acontecimiento devastador para mí, sin embargo, desde el día siguiente no recuerdo alguno donde realmente haya estado bien, donde haya sido feliz.

Nunca fui alguien de escribir, ¿Para qué? Si nunca encontraste esto, serán palabras sin contexto perdidas en un blog, revueltas en mi cabeza al borde del colapso.

Nunca te hablé de la única persona con quien me involucré en la vida antes que tú, de manera formal, cabiendo aclarar ya que en un punto intermedio hubo <caos>, caos que no viene al caso.

4 años, casi 5, no recuerdo, cuyo punto de quiebre no se compara en nada con el dolor constante en el pecho y en mi cabeza que se esfuerza por borrarte de mi mente a marchas forzadas, el dolor que ocasionó tu partida.

1 año y 8 meses pudieron más, 1 año y 8 meses donde por primera vez en mucho tiempo me sentí feliz, amado, correspondido, que tenía todo contigo, que tenía todo por dar para ti, que tuve que reprimir en el corazón todo eso que ya nunca te di.

El shock de lo apresurado que pasó todo no he podido superarlo, no es una pesadilla, no puedo despertar y esperar tu mensaje en el celular, para desearte lo mejor en tu día cuando apenas ibas camino a tu trabajo.

Para leer tu "Hola amorcito".

Intentos he hecho a diario, con algunos cuantos amigos, tres quizá, mi familia, de por lo menos expresar todo eso que tengo en el pecho hecho un nudo de púas cortando constantemente. Intentos desesperados de sacarte de mi mente también, intentos que son pura y vilmente banales, inútiles, sin sentido.

Mil y un cosas han pasado que nunca te pude contar, que quizá irónicamente ni siquiera habrían pasado si siguieras aquí. Afectaciones del alma transfiriendose al cuerpo.

Ya no puedo verte, ya no puedo ver a alguien mínimamente parecida a ti sin que el pecho me comience a doler, sin que me agite o me provoque ansiedad, sin que se me desborden de la mente cientos de recuerdos de ti, sin que me consuma el miedo y el dolor de pensar que estás ya con alguien más, de pensar en lo que pudo ser, de extrañar tu piel y tu respiración cuando te quedabas dormida en mi pecho.

"Escribe, canta, sigue adelante con lo que puedes y lo que tienes, es lo que he hecho", me dijiste, aquella última vez en la que tuve que fingir que nunca estuvo pensado aquel concierto juntos, que sólo fue un sueño extraño y nostálgico, que estuviste tan cerca y, de nueva y última cuenta, tan lejos definitivamente de mí.

Escribir es lo que hago ahora, en esta madrugada y con días completamente llenos de incertidumbre, de intentar convencerme que todo va a mejorar, que te voy a poder sacar de mi vida como en tu película favorita, de que no me duele pensar o imaginar qué pudo haber sido de ti. Días finales del año, final de año ya sin ti.

Esto no es una película, esto no tiene un final feliz para los dos. La despedida que nunca tuvimos, no será.

"El tiempo lo cura todo". Quizá, frase que escuché hasta el cansancio los primeros días.

Qué difícil es el tiempo, qué difícil es la vida.