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    Escribimos este comunicado desde la necesidad de informar y cuestionar acerca de la participación de personas que tienen conductas que riñen con los espacios que frecuentamos y debieran ser seguros
Somos un grupo de mujeres a quienes se nos hace necesario y urgente visibilizar conductas machistas y misóginas de personas que se escudan en un discurso antipatriarcal y en el hecho de que existen ciertas violencias que no generan tanto impacto en la sociedad, pero que responden a un repetitivo patrón de conducta patriarcal y vulneración profunda hacia a las mujeres.
Nos conocimos dentro del círculo de la música en relación directa e indirecta con ella y allí es donde también conocimos a Ricardo Alonso Bustamante Lecaros baterista de las bandas ZAT y La bestia de Gevaudan, con quien tuvimos distinto tipo de cercanía y relación sexo-afectiva en las que nos dimos cuenta se repetían actitudes de manipulación psicológica y afectiva-emocional, humillaciones, acoso, denostación y difamación hacia las mujeres con las que se ha relacionado, diversas situaciones en las que algunas de nosotras nos vimos con traumas psicológicos que nos impidieron seguir llevando nuestra vida de manera “normal” y  nos provocaron situaciones profundas de pánico, ansiedad y estrés, vulneración al punto de perder el lugar donde vivir, conflictos con otras personas que tuvieron desenlaces siempre muy desagradables, negativos y violentos, afectando nuestro estado emocional y nuestras relaciones sociales, problemas familiares y  exposición a conductas de riesgo que afectan directamente nuestra estabilidad y bienestar.
Alonso es un personaje altamente manipulador, mentiroso, abusivo de muchas maneras y con una misoginia que no es posible percibir tan fácilmente debido a que su actitud es siempre falsa desde su pseudo discurso antipatriarcal hasta su forma machista de relacionarse con la mujeres, la que se manifiesta en mostrar una imagen de vulnerabilidad que sólo utiliza para manipular, sosteniendo relaciones de poder utilitariamente sin establecer ningún vínculo afectivo sincero, más que la cosificación de las mujeres y ninguna responsabilidad con quienes se relaciona comúnmente de manera simultánea  -sin que ellas tengan conocimiento de aquello-  exponiéndolas de manera sistemática a situaciones negativas, de riesgo y dañinas.
Creemos que es importante evidenciar estas situaciones, ya que no va a ser posible tener espacios seguros si no se erradica a quienes ejercen la violencia machista, sabemos que estos personajes abundan en los círculos que frecuentamos con una fachada de conducta antipatriarcal y crítica a la hegemonía machista, cuando en la práctica no existe detrás ninguna reflexión real o intención de desbaratar el orden patriarcal.
No creemos que exista la necesidad de que los  espacios tengan algún carácter especialmente político para que sean entornos de respeto donde exista seguridad para las mujeres que participan, pero como algunas de nosotras somos parte de este círculo creemos firmemente que si que hay instancias donde se hace aún más necesaria la coherencia con el discurso y accionar frente a los abusos para otorgarles un nuevo carácter donde prime el respeto y el bienestar de las mujeres. Sabemos que el cuestionar  que personas como esta no participen de los espacios y hacer ver que no puede tener más lugar en ningún otro donde se promueva la participación libre y activa de las mujeres no es una solución a la violencia machista, pero si un primer acercamiento para visibilizar y poner en alerta a otras mujeres para el resguardo de su bienestar.
La necesidad de exponer de esta forma las experiencias que vivimos, algunas durante mucho tiempo, nace desde nuestra intención de que no sigan ocurriendo estas violencias y de que puedan ser identificadas así por otras mujeres para su seguridad, también nos vimos en la necesidad de exponer nuestros nombres, a pesar de todo el daño y humillación que ya hemos recibido, volvemos a ponernos en instancias de vulnerabilidad y exposición porque asumimos que seguir callando sólo propicia que sigan ocurriendo estas violencias y que personajes como Alonso continúen con sus prácticas misóginas.
Testimonios:
Conocí a Alonso en 2015 debido a las tocatas con su banda Zat con la que compartimos espacios algunas veces, él se mostró siempre muy afable y empezamos a relacionarnos más cercanamente, no soy alguien muy sociable menos con gente que no conozco con anterioridad, pero por su comportamiento, la imagen me hice de él y que pertenece un círculo que consideraba seguro (como muchas de nosotras) me pareció alguien confiable. Se comunicaba conmigo todo el tiempo y así compartimos muchas cosas de nuestras vidas y generamos lazos de “confianza” además de una dependencia hacia a él, ya que de alguna forma era demandante conmigo. Con el tiempo nuestra relación se tornó compleja para mi debido a que todas las cosas funcionaban bajo su control y yo no tenía espacio para hacer ver las cosas que sentía y cuando lo lograba estás eran desestimadas por él. Tuvimos un conflicto con una chica en el cual él me desvalido completamente y yo sufrí bastantes situaciones de incomodidad, violencia y malestar de parte de otras personas que directa o indirectamente se habían visto involucradas en el asunto, luego de eso dejamos de relacionarnos y pase por momentos de mucha hostilidad en espacios que acostumbraba frecuentar, deje de hacer cosas que eran parte de mi rutina, tuve recurrentes episodios de inestabilidad emocional que me afectaron en diferentes ámbitos y que hasta hoy ha sido un tema difícil de controlar en algunas oportunidades, pase por muchas instancias de estrés y conflicto psicológico y emocional debido a la forma que tiene para relacionarse en donde todo depende de su punto de vista y no hay lugar para lo que una cree o piensa, finalmente todas las situaciones son manipuladas por él.Volvimos a relacionarnos después de un tiempo en él que yo no supe nada de él, se disculpó por el conflicto que habíamos tenido y sus explicaciones eran siempre que se había equivocado en relacionarse con ciertas personas, hablando mal de mujeres con quienes había estado, diciendo que habían sido errores por confiar en personas que luego no son como se muestran, básicamente lo que es su propio comportamiento; contándome ciertas cosas muy negativas de parte de una chica hacia a mi, quien supuestamente había “inventado situaciones” para perjudicarme frente a él y a otras personas, con el tiempo me di cuenta que todas estas cosas eran para generar odiosidades entre diferentes chicas y así justificar cualquier comentario negativo que pudiésemos conocer acerca de él, comencé a darme cuenta de que me había mentido en varias oportunidades y a día de hoy dudo de prácticamente todas las cosas que decía. Dejé de relacionarme con él porque logré reconocer que había generado una dependencia emocional que provocaba muchos sentimientos negativos y que la misma relación que tenía conmigo la sostenía con otras chicas, cosa que me negó en varias ocasiones y cuando intentaba indagar en ello dominaba las conversaciones con explicaciones que yo creía por confiar en él y no saber cómo desbordar la manipulación que ejerce con las mujeres que se relaciona, dudo de si su comportamiento será igual con sus amistades u otras personas, pero por distintas circunstancias me encontré con  mujeres que vivieron situaciones similares con él en mayor o menor afectación a sus vidas y comprendí que su actitud conmigo no había sido un asunto particular sino que su forma de relacionarse sexo-afectivamente con las mujeres, mintiendo, manipulando, generando odiosidades y manteniendo una imagen que es diametralmente opuesta a la forma real que tiene para estar con las mujeres, luego de todo esto sigo sorprendiéndome cada vez que conozco personas que lo valoran y consideran de sobremanera (mayormente hombres) porque reconozco que son parte de su “círculo de seguridad” que avala todas las situaciones negativas que provoca, las cuales responden a su comportamiento machista y la misoginia que se evidencia en su trato displicente y humillante con las mujeres. Si es que tengo un objetivo al contar esta situación no es otro que advertir a quienes se relacionan con él, porque no me gustaría que ninguna otra chica tenga que vivir las instancias de destrucción psicológica, emocional y lo conflictos que yo viví con otras personas y conmigo misma.
El 2015 conocí a Alonso Bustamante, baterista de ZAT y la Bestia de Gevaudan, por círculos de la música hardcore cuando yo vivía en Talca, nos comenzamos a hablar por instagram unos meses después y con el tiempo comenzamos a juntarnos y salir y a vernos, en ese entonces todo era muy relajado, cuando comenzamos a relacionarnos más afectivamente el fue claro en no querer tener una relación, sin embargo me buscaba de otras formas, nos relacionamos sexo - afectivamente más de una vez, me dijo que yo le gustaba pero no quería tener una relación, simplemente mantenerme ahí, porque el decía que estaba dañado aún con su relación anterior. Cuando salimos decía que no salía con muchas niñas, que a veces no más, recuerdo que más de una vez nos cruzamos en la historia de esos años con la Mayi a quién yo conocía por el circulo del hardcore, lo que generó siempre dudas por las versiones que daba el de su amistad, porque el quería igual tenerme pendiente “no quería perder la amistad”. 
En mi historia la Mar era quien lo perseguía y lo amaba, era la chica que no lo dejaba en paz y así me hablo un sin fin de mentiras más de muchas chicas que conocí con el tiempo y con las que salió simultáneamente y que según el eran sus amigas pero al parecer, eran más que eso. Cuando conocí a las chicas me di cuenta que ninguna estaba al tanto de que salía con las otras (relaciones paralelas) y que hablaba intimidades de nosotras, burlándose y manipulando la situación a su conveniencia. También lo hace e hizo con amigos y amigas de el, haciendo entender que todo lo que le paso conmigo fue algo corto, sin sentido, también diciendo que yo estaba dolida porque “me rompió el corazón”, cosa que claramente hizo pero lo peor de todos, detonó en mi inseguridad, dudas para relacionarme con otras personas, me hizo sentir insegura en espacios de confianza, comencé a evitar personas que lo circulaban, me generó situaciones de estrés, los cuales explotaron en crisis de pánico vividos hasta el día de hoy, deje de hacer lo que más me gustaba como es ir a tocatas y compartir la música por su culpa. Hasta hace poco sabiendo todo lo que generó va a las tocatas donde yo me encuentro ¿para que lo hará? es obvio, simplemente para incomodar ¿no le bastó con todo el daño hecho que tiene que merodear los únicos espacios libres de machos como el que tengo?.
Yo viví con una chica el 2016 con la que nos conocíamos de Talca, teníamos algunos problemas de relación y yo se los comente a el en algunas oportunidades ya que teníamos confianza y cariño (se suponía) , el la conoció una vez que fue a casa y me comento un sin fin de cosas de ella que le desagradaron, tiempo después el la busco y se relacionó con ella casi al mismo tiempo que se relacionaba conmigo y a la vista de todo el mundo, siempre recuerdo esa vez que los vi abajo del departamento y me vieron y muertos de la risa como si realmente disfrutaran que yo me hubiera sentido mal, porque ellxs estaban claros de mi sentir hacia el y el sabia de los problemas que tenia con esa persona en la casa, lo cual generó que yo me tuviera que ir del lugar de donde estaba viviendo. 
Cabe mencionar que este sujeto aparte de generar momentos tan incomodos como los que acabo de decir, hace que todas estas chicas de las que hablaba mal con una se encuentren en los mismos espacios, generando chismoceos, ataos, peleas entre ellas mismas. Y para que hablar de todo lo que he tenido que pasar por hacerse el víctima con sus amigxs, lxs cuales me han hablado o buscado para pedirme explicaciones de situaciones, chismorreos y cosas, vive perseguido porque sabe lo que hizo con todas nosotras.
Conocí a Alonso Bustamente a finales del año 2016 en una feria de diseño independiente por amistades, luego él me buscó por Instagram y nos seguimos comunicando, en un par de semanas ya estábamos saliendo y en poco tiempo se tornó en una relación sexo-afectiva con bases de amor libre, finalizando a mediados de 2018. Confié rápidamente en él por ser amigo de amistades cercanas, pero luego me enteré que hasta a ellxs les mentía y también caían en encubrirlo con sus mentiras. Mentía sobre sus relaciones amorosas anteriores y actuales creando situaciones incómodas entre mujeres, odios inexplicables y aislamiento de círculos, generando una dependencia emocional hacia él por su discurso cínico, hasta llegamos a seudo-convivir unos meses. Él era consciente que engañaba a las personas en lo más mínimo, pero a la vez no buscaba cambiar esa actitud ni asumía culpabilidad. Su ambigüedad al referirse a un tema tan delicado me dejó muy preocupada, luego me enteré que no se cuidaba cuando se relacionaba sexo-afectivamente con otras mujeres, ni tampoco quiso asumir la sustracción de dinero de mi hogar y le dimos fin a la relación. Seguimos en contacto por temas de trabajo, hasta que nos reencontramos nuevamente dos meses después, yo le especifiqué que estaba saliendo con otra persona y que no confiaba en él, que si íbamos a relacionarnos sexo-afectivamente tendría que ser de forma responsable. Yo ya sabía cómo era él, pero comenzó a manipularme con que él era el segundo en mi vida y que quería ser el primero, comentarios que no comparto en lo absoluto. Comenzó a contarme que había estado saliendo con otra chica, se repetía la historia de cuando lo conocí hablando intimidades falsas de las chicas con las que se había relacionado y bajándole el perfil a sus relaciones anteriores y/o actuales. Pasaron unos cuántos meses hasta que me enteré por otras personas que llevaba una relación “estable” con otra chica y ella no sabía que él frecuentaba con otras también. Me dijo que fue un malentendido de ella, que él le había dicho de tener una relación libre, el único amigo que seguíamos teniendo en común confirmó esa versión. Seguí con él a pesar de todo, pasaba mucho tiempo conmigo, tenía llaves de mi departamento y a veces llegaba sin avisar, un par de veces me encontré con que había revisado mis cosas, no entendía porqué tenía esas actitudes y no le ponía mayor atención porque lo normalicé. La relación comenzó a decaer y él se notaba ya no tenía interés en seguir, pero se acercaba su gira a Europa con La Bestia de Gevaudan y solo decía estar estresado, que cuando volviera todo iba a cambiar, que íbamos a estar bien. Comencé a tener reiteradas crisis de pánico, miedo a salir sola a la calle, paranoia constante y muchas pesadillas con su persona, me diagnosticaron depresión aguda. Cuando volvió luego de un mes de espera su actitud era totalmente diferente, me evitaba, me decía que no sabía por qué era tan cínico, que ”no podía querer bien” que “el cariño no le duraba”. Nuevamente terminamos y le pedí que ya no usara mis cosas para su trabajo, renunció, cargándome con la culpa de su cesantía. Seguimos en contacto un tiempo más y luego me aburrí de su trato y poca responsabilidad emocional, me trató de exagerada.
Alonso es un ser manipulador y mitómano, que se sabe así y le acomoda serlo, como muchos otros que también lo son, que no buscan cambiar. Su círculo seguro lo sabe y lo encubren quizás por la misma manipulación o por no querer hacerse cargo de la violencia machista. Hay que visibilizar este tipo de violencia psicológica, que deja cadáveres emocionales y problemas de salud mental. La toxicidad está y buscamos advertir sobre sus consecuencias para todas las mujeres que se encuentren con personajes de este tipo.
Esperamos que este documento sea recibido en un marco de respeto y compañerismo, como lo hicimos nosotras al momento de conocernos y reconocer en otras las experiencias negativas y dañinas que habíamos vivenciado.
Francisca Parada Mayi Apablaza Daniela Molina
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