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La Madrugada Influye
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Con calor no se disfruta, se sufre. A mi siempre me gustó el invierno y la sopa de letras. Un lugar para descubrir lo que en verdad es no saber nada.Seguime en Twitter donde no hago nada de lo que hago acá @parradovsky
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parradovsky · 5 years ago
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La mesada de la cocina.
Cada vez que veo la pila de platos sucios, amontonados en la mesada de la cocina, pienso que debería mudarme y dejar todo como está. Que alguien agarre todos mis problemas y se los lleve. Qué genial sería llegar y solo sentarme a esperar que me de sueño como un tipo normal y, no tener que estar preocupado si me va a alcanzar la comida para llevar al trabajo al otro día en el mismo tupper viejo. Ayer dejé en la mesada un refuerzo que sobró de una merienda que terminó siendo la cena porque me dormí en el sofá de lo cansado que estaba, hoy temprano lo vi con alegría, pero al lado había mierda de ratón y lo tuve que tirar del asco. En el mismo lugar donde ahora está este pelotudo que se hace llamar sanitario, queriéndome arreglar algo que claramente no está roto. Y al que no sé con qué mierda le voy a pagar.
Pienso mucho en la mesada, porque puedo veo lo poco que estoy comiendo y lo mucho que ensucio, puedo verme por las noches sin decidir qué sartén usar y terminar usándolos todos.
Mi casa es chiquita y desde mi cama se ve la cocina, yo cada mañana miro todo lo que no quiero hacer. Pero siempre soy consciente de que puedo, de que nada me va a frenar, en mi queda un rastro de optimismo. A veces de madrugada queriendo cambiar mi vida me levanto, y es lo primero que hago; guardar, limpiar, fregar, y volver a darle vida a esa mesada. Para que quede reluciente como la dejé ahora que sabía que venía, esperando que mi vida cambie también, y un par de días eso es verdad, la useré con un delantal, escucharé Jazz y tomaré una copa de vino. Hasta que todo vuelva a ser como siempre. Aunque lo cierto es que no lo sé, ese pequeño optimismo me dice que sí, pero una noche después de llegar de trabajar lo más probable es que te vuelva a tratar mal, a usarte de tabla para picar, a volcarte aceite viejo y llenarte de las lágrimas de mis problemas. Y en ese momento el ciclo se se repite, voy a volver a acostarme y ver como se junta la mugre en mi cabeza y los platos. Quizá por eso te rompiste. Fui yo en mi tristeza que te rompí.
Ahora estoy acá, queriendo cambiar mi suerte, Pidiéndole a éste hombre que cambie una válvula que no sé si podré pagar. Mañana veré si todo éste esfuerzo no fue en vano.
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parradovsky · 5 years ago
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A la mañana
Te sentaste en la mesa ratona con los pies en el sofá,  mirando por la ventana y tomando café. Yo te miraba desde la cocina mientras hervía el agua y sonaba la caladera cada vez más fuerte. A ninguno le importó. Comías tostadas y me gritaste con la boca llena que me apurara, que tenías que salir pero todavía no estabas vestida. Me serví más café y apronté la mochila, nunca quiero que termine la mañana. En un momento quise contarte que sabía que mi día iba a ser una mierda pero ya no estabas y eso lo confirmaba. Cerré los ojos y cuando los abrí de nuevo solo veía el techo de mi cuarto, como todos los días, como cada día. El frío es parte del paisaje en la ciudad. Ya no diferencio el día de la noche entre las nubes y el rocío. Qué frágil es la felicidad que ante cualquier soledad se rompe y vuelve todo a negro, como si bajaran el telón. Me quedo con la sensación horrible de saber que mañana, va a ser igual. Me levanté, ya no iba a poder volver a dormir, eran las 5 y media de la mañana y no había café ni tostadas, mucho menos estabas vos. Que largo se hacía el otoño pero que rápido pasaban los años. Los perros jugaban con la mugre que barría y yo la volvía a juntar mientras la cafetera hacía ruidos de sufrimiento. Veía el patio y en la oscuridad se veía más muerto. Desde que te fuiste olvidé regar las plantas, no volví a usar el mediotanque y, nadie terminó el mural con esa mujer sosteniendo la luna.¿Te extraño o te necesito? No me acuerdo cómo hacer ese salsa que hacías cuando nos visitaba tu madre, no me acuerdo cómo hacías para que toda mi vida no fuera un desastre, o sí me acuerdo, pero no me sale. La semana pasada hablé con Florencia, tu amiga, me dijo que también te extraña, no supe qué contestar y me fui, pasé por tu trabajo y las vidrieras eran un nido de arañas, volví a casa y la pintura se caía a pedazos, ese verde que te había encantado ahora parecía pasto seco. Cada mañana me pregunto cuánto tiempo lleva y suspiro pensando que perdí la cuenta.Pero si algo me hace seguir fuerte, es saber que cumplí con mi palabra de amarte hasta el último día.
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parradovsky · 5 years ago
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El problema son las viejas.
Las viejas de mierda y todas, llámese dueña chupa pija de almacén que tienen 58 o las ancianas infumables de 74 en las filas para un tramite en la Intendencia, también la de 26 que te pega en el bondi por que le tocaste el culo sin querer, por anticuada, si yo tengo un primo en Europa que me contó que es lo ultimo en la moda sueca saludarse con una nalgada. Aunque sí las peores son las mayores de 50, histéricas, las que quizás tengan menos fuerza –aunque no en todos los casos–. Tantas cosas se han dicho de esos seres que ya han vivido lo suficiente como para que todo les importe un pito, ¡pero no! se rehúsan a abandonar ese ahínco revolucionario que las amarra a pelear por cualquier pelotudez. Que si las ayudas, ellas pueden; que si no las ayudas, sos un pendejo irrespetuoso. ¿Respeto a qué? si no podes moverte no salgas de tu casa, ¿a los 20 podías cruzar la calle sola y ahora precisas un Boy Scout? ¡No, no te voy a dar mi asiento! No, yo quiero viajar sentado, para no terminar en tu estado calamitoso, respeta vos mi cansancio también. Y si vengo borracho, no me digas que conoces a mi madre. No me interesan las historias de tus nietos, no me importan tus plantas y no me sigas contando los mismos cuentos. No quiero que me pellizques los cachetes para decirme que estoy más gordo, ni que me mires con desprecio por que no me afeite y tengo barba. Para mi la solución es ignorarlas como lo hacemos con los documentales horribles de la BBC que pasa Canal 5, que tienen la misma cantidad de años.
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parradovsky · 5 years ago
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Selemno, Argira y el tiempo.
Mañana hace un año que me separé, pasé toda la mañana tarareando una canción de Carolina Durante y moría de ganas de que fuera domingo. Escuché canciones de Silvio Rodríguez. Pensé mucho mucho tiempo y más de la cuenta, de lo que tengo y lo que me falta. No sé por qué me acuerdo el día exacto en que te dije que quería estar solo, sin recordar después de tanto tiempo todo lo que odio la soledad.En ningún momento estuve triste, más de lo que estoy todos los días, lo juro, pero me embargó la nostalgia. Salí a caminar al mediodía con los auriculares puestos y El Incendio de Eté & y los Problems en Spotify. “Yo creo que es mejor seguir moviéndome a dónde voy no sé “ Justo la noche anterior escuchaba a Dolina sin poder dormir, que narraba el mito griego de Selemno, la historia de amor del joven pastor, ese que un día se enamoró de la ninfa Argira, según dicen, como toda ninfa era extramadamente hermosa.Ella, para suerte del pastor, también se enamoró de él y fueron amantes durante muchos años. Se amaron con locura y pasión, pero el tiempo pasó, como pasa siempre, casi sin darse cuenta. Y mientras pasaba, Selemno dejaba de ser joven y también dejaba de ser hermoso a los ojos de Argira.Por lo que la ninfa un día lo dejó de amar y se fue.Desolado, triste y todavía enamorado, murió. Según dice la historia, fue la muerte más triste de toda Grecia, Selemno no pudo arrancar el amor de su cuerpo nunca y ésto compadeció a la mismísima diosa del Amor Afrodita que conmovida, decidió transformarlo en un río que con el poder de hacer olvidar sus penas a cualquiera que se bañara en sus aguas y así, nadie más muriera de amor. No pude dejar de pensar en todos los momentos que yo quisiera olvidar, en cómo todos somos un poco Selemno, nos ponemos viejos y cambiamos. No hay a quién culpar más que al tiempo.Como también a veces somos Argira dejando de amar.Yo seguí caminando por el cerro, la música cambió muchas veces, me dolían las piernas y terminé parado frente al río de la plata viendo de frente al puerto. Respirando profundo y sin recordar cómo volver a mi casa.
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parradovsky · 6 years ago
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Sin modales
Quiero que hagamos el amor como dos leones en National Geographic, que no nos importen los ciervos ni el tiempo, que te pierdas en mis brazos y en mis sabanas, los sábados a la mañana. Que lo hagamos una y otra vez hasta que llegue el atardecer, sin darnos cuenta. Que no podamos reconocer los pies de la cama, ni la cama, ni la casa. Llenar de cuerpo los besos que quiero darte hace tanto, recitar los cuentos que te escribí y nunca te dí. Beber y brindar al viento y al tiempo, porque todo llega en su momento. Abrazarte cada vez que nuestras miradas se crucen, besarte cada vez que no sepa qué decir. La espera es corta cuando está llegando a su fin. La espera es el castigo, que termina al verte venir. Olvidarnos todo por un rato y rezarle a un santo, que no nos mate un calambre, que no nos quedemos sin aire y no terminen los momentos. Quiero que hagamos el amor, que se pierdan los modales. Quiero que hagamos el amor y que no importe el tiempo.
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parradovsky · 6 years ago
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parradovsky · 6 years ago
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Nombres en paredes
Cuando tenía 3 años, mi madre me mostraba las letras, una al lado de la otra en un cartón viejo con una fotocopia pegada que traía consigo desde que estaba en la escuela. Estaban en manuscrita, mayúsculas y minúsculas adentro de cuadrados casi borrados. Yo las veía, mi madre las decía y yo las repetía como podía. Me animé a escribirlas de a una, sueltas, con alguna lapicera que hubiera por ahí, de esas que quedaban al lado del contestador automático. Me parece ver el teléfono y el contestador en una mesa chiquita, fina y alta al lado del ventanal que daba al balcón lleno de plantas, que daba a la calle Cuaró. Me parece recordar que en algún momento escribí “S e B A” sentado en la mesa del living con mi hermana, me imagino que mamá lloró, pero no lo sé. No debe haber pasado mucho tiempo hasta me viera escribir y escribir; escribir nombres en paredes, frases en papeles y letras en árboles. Lo debo haber hecho mucho, porque sí recuerdo a mi madre discutir con la directora de la escuela y, ponerse firme para que me dejaran entrar a primero, aunque yo cumpliera los 6 a mitad de año y que las normas indicaran que tenía que entrar a jardinera. Ahora veo su cara en mi recuerdo y entiendo muchas cosas, su orgullo, su fortaleza, su cariño. Mi madre no sabe leer, mi madre nos repetía las letras que sabía y nos decía simplemente “Ahora hacé esta otra” cuando ella no sabía cuál era, yo puedo decir que mi madre me enseño a leer como podía, sin siquiera saber. Yo a los 5 años no lo vi, fue hasta que crecí un poco y empecé a leerle, que entendí su cara cuando yo leía los cuentos que nos mostraban en la escuela, mis deberes, las notas que dejaba mi padre, las recetas de mis médicos y de los suyos y, más acá en el tiempo las películas en inglés. Cuando encontrábamos una película subtitulada en el cable, la veíamos juntos y yo leía todos los diálogos o decía cosas como “Le dijo que está re quemado”. No me voy a olvidar nunca, cuando salí por primera vez al cine con Andrea y sin querer empecé a leer, su cara, mi cara y la costumbre, me odió durante el resto de la película. Hasta que la película terminó, salimos y le expliqué. Pasaron más de 20 años desde que entré a la escuela, ya no vivo con mi madre, ya no leo en voz alta las películas que miro mientras ceno, ya no me acompaña al médico, ella ahora vive lejos y viene a verme cada 15 o 20 días. Pero le leo todavía, me grabo todos mis cuentos, todos mis textos y mis notas, le hablo mucho rato de las películas que veo y ella me cuenta cómo está o me pregunta qué números salieron a la Tómbola. No sé si de verdad me gusta tanto leer mis cuentos, lo que sí me gusta es hacer que ella me pueda leer sin leerme. Y no hay nada que me llene más que ese audio de después en que me dice que me ama.
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parradovsky · 6 years ago
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Ensayo y error
El amor es un poco ensayo y error. Rara vez ese amor de la escuela se queda para siempre en nuestra vida; por lo general se pierde en el tiempo y en la memoria, se pierde de verdad. Mi primer amor de la escuela por ejemplo, no sé bien si se llamaba Victoria o Valeria, recuerdo no más que era morocha, de mi misma altura, divertida y que tenía bigote, de ese bigote infantil y de pelo negro fino, cosa que no me importó nunca.
Valeria o Victoria llegó a ser mi novia una vez incluso, en segundo de escuela, después de por lo menos un año y medio, amándola a escondidas como aman los niños, escribiendo su nombre en mi cuaderno, queriendo estar en los grupos con ella y hablándole a mi madre de ella todo el tiempo: “No sabés lo que hizo Victoria (o Valeria) hoy”
Nos pusimos de novios una tarde, íbamos de tarde a la escuela, a la mañana ni sabría quién era yo. Estábamos jugando a las escondidas en el mismo salón y no recuerdo cómo pero nos escondimos juntos abajo de una mesa, supongo que habré sido yo siguiéndola para todos lados. Pero así, escondidos, nos dimos un beso. Yo no tengo más recuerdos de ese año, ninguno, así que no sé por qué no nos volvimos a besar, ni por qué al siguiente año, cuando me tuve que cambiar de escuela porque nos mudábamos con mi familia, no le pedí el teléfono de su casa, si yo seguía enamorado de ella. Lo cierto es que eso no pasó, no la volví a ver.
Cuando apareció Facebook, todos buscábamos a nuestros compañeros de escuela, yo lo primero que hice fue eso, poner en el buscador: Valeria, no había nada, obvio, con tan pocos datos era de esperarse. Después puse Victoria y la historia fue la misma, aunque recuerdo que igual agregué a alguna. Con una de ellas, sí, de esas que agregué al tiempo empecé a hablar, Victoria.
Ya era la tercer Victoria en mi vida, en mis cortos 16 años. Porque a los 12 me había enamorado de otra, esa sí que nunca me dio bola y fue la novia de un amigo tanto tiempo, que yo dejé de amarla.
La última Victoria, la de Facebook, también fue un fracaso, Hablamos muchísimo tiempo, nos vimos nos besamos y nos olvidamos, pero el día en que nos vimos por última vez (sin saber que era la última) conocí a Maite.
El amor es ensayo y error, no vamos por la vida esperando amor eterno, vamos por la vida simplemente, buscando amor. Maite tampoco fue la última, ni lo fueron las siguientes, Pero a todas le juré amor eterno del más sincero sentado en cualquier bar. Odiaría mi vida más de lo que la odio si no fuera capaz de entregarme por completo, en ese momento sí que habría ganado el miedo.
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parradovsky · 6 years ago
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Construir castillos.
Hace muchos años, el papá de uno de mis amigos, mientras dábamos una vuelta a su casa, fumábamos un cigarro y me mostraba como iban quedando los cuartos del fondo, esos que yo mismo en mi torpeza había ayudado a construir, me dijo, casi llorando: -Yo hago todo ésto por ellos, pero sé que un día se van a ir todos. Y la verdad tengo miedo de que cuando no estén, me quede grande y me sienta solo.
Hasta el día de hoy retumban sus palabras en mi mente. Ese hombre fuerte, tosco, que había sido también para mí como un padre, porque pasaba mis tardes en su casa y entre risas me invitaba a comer a la misma vez que se quejaba porque siempre comía ahí, ahora, me veía como un hombre, me tenía confianza y me quería lo suficiente para mostrarse débil, quizá más que lo que lo habrán visto sus hijos alguna vez, no lo sé. Pero desde ese día retumban sus palabras en mi mente, y ganó más que nunca mi admiración. Como un pequeño hombre que era y sigo siendo, pienso, pensé y seguiré pensando, en esas palabras; me imagino siendo padre algún día, pienso en mi propio padre que no sabe levantar un muro pero construyó castillos.
Hoy volví a ver una foto que mi padre me mandó por mail, era de él a sus 18 años y me veo en sus ojos y en el remolino del pelo. ¿Mi padre tuvo miedo al futuro cuando mi madre me tuvo y él me sostuvo en brazos, como yo le tengo miedo al futuro? ¿Ese adolescente de 18 que ahora veo en mi celular habrá pensado alguna vez que le iba a llegar un mensaje 40 años después diciendo que lo quiero?
Tengo miedo al futuro, pero más le temo a la soledad y que a mi vida le pase lo que temía el padre de mi amigo, me quede grande, quedar solo en el living pensando en el pasado; por eso, en mis muchos fracasos y en mis pocos aciertos, pienso en esa frase dicha casi sin querer
«Yo hago todo ésto por ellos»
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parradovsky · 6 years ago
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Aire Rico Volumen 8 y medio "Cabeza"
…Después de hablar un rato y perder la extrañeza de esa llamada a las 6 de la mañana, me largué a llorar. Agarraba el teléfono con las dos manos y apretaba mis codos contra la panza sentado en el piso. - Me siento solo Cabeza, siento que cuando estoy triste no te puedo llamar y que perdí tu confianza; no sé por qué. ¿Qué digo? sí sé, pero no quiero que sea real, me muero de ganas de que sea un pire mío, pero hace años no hablamos y ahora te llamo para llorar, nunca me sentí más idiota, obvio que sé si fui yo el que se alejó. Es que te vi crecer, ya estabas haciendo la tuya y te vi tan feliz... No quería ser yo el que arruinara eso. Sabés como soy, nadie me conoce más que vos, soy un tiro al aire, un quilombo y le hago mal a la gente. Nunca quise ser la manzana podrida, Cabeza. Pero me faltó tu abrazo un montón de veces, me faltaban tus puteadas y tus chistes malos, Cabeza.- dije, sin parar de llorar, titubeando y seguí. - Que me dijeras que soy una pija y que me cuides.- pude soltar porque él me cortó diciendo. - ¿De qué me estás hablando? ¿Estás mamado? -Seguía medio dormido - No, estoy para el culo -respondí- siempre fui yo el malo y no me gusta ser el malo, me pone triste, yo alejo a la gente y después vivo con culpa. Y la tristeza y la culpa son como una enredadera horrible que cuesta sacar, como los yuyos del terreno de casa ¿Te acordás de mi primera casa? ¿Te acordás la vez que robamos esos juncos y los escondimos en el campito? ¿Te acordás cuando eramos felices y no había problemas? Lo extraño un montón. Cuando estoy triste pienso en vos y en los gurices y me pongo contento, más por vos, verte tan grande y adulto. Con orgullo lo digo, pero me pone triste, me pone triste verme a mi así,sin haber hecho una mierda y habiendo perdido todo. - ¿Qué mierda te pasa? ¿Cuándo te hiciste tan puto? ¿dónde estás? - No importa quería decirte que te quiero, que sos como un hermano ¿qué como un hermano? Sabes sos mi hermano y te extraño. Te quiero y quisiera recordar para siempre tu voz.
Colgué el teléfono sin más, me paré para mirar la calle de abajo y los techos de los edificios de enfrente que se veían desde el balcón. Tiré a la cama el celular que rebotó, se desarmó y rodó por el piso del cuarto del hotel. Miré de nuevo todas mis cosas tiradas; un traje gris hermoso en su percha, como acostado en la cama durmiendo, mi mochila abierta vacía sobre una silla y la computadora apagada y cerrada en la mesa de luz. Volvió mi mirada a la calle oscura y, retumbaba la voz de Andrés en mi cabeza “¿Qué mierda te pasa?”
   -No sé qué me pasa, pero quiero que pase. Susurré.
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parradovsky · 6 years ago
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Aire Rico Vol. 8 Fuera de ritmo
Son las cinco de la mañana y esta es la segunda película que veo, de fondo suena el tercer disco que pongo, en mi mano derecha el cuarto café que tomo, en la otra el quinto cigarro que fumo, ya era el sexto dibujo que hacía y el séptimo párrafo que escribía y borraba. Era también el octavo verso que leo del libro abierto de la mesa, entre tristezas también, el noveno pensamiento suicida. La décima vez que marco y borro tu número.
Desde las tres de la mañana que ya no me queda vino, ni una gota de los dos litros que compré antes de llegar. Pensaba trabajar toda la noche y que encontraran en mi computadora el final, terminar de escribir y aprovechar la calma del hotel. Creo ser el único en todo el piso, incluso el único en todo el hotel. Lo que me puso nervioso y me aburrió.
A las 6 de la tarde ese día ya no había luz. En ningún lado. Y fue ahí cuando bajé a comprar el vino. La mitad de las luces de la ciudad estaban rotas o tintineaban a destiempo, fuera de ritmo y sin ninguna armonía entre ellas, me molestaba sobremanera, algunas eran amarillas, otras azules y blancas, fuertes y claras. Abrí esa ventana de una vez por todas cuando volví con el vino y los vasos que le pedí a Rúben de recepción. No me había animado a salir al balcón desde que llegué, creo que tenía miedo a averiguar si tenía vértigo o no, nunca había estado tan alto en mi vida y ahora ya en el balcón estoy un poco decepcionado.
El sonido que se escucha de afuera es raro, conocía esas calles como conocía las notas de la primer canción que aprendí en la guitarra y, desde lo alto parece otro lugar, ya no lo podía tocar.
Sobrevalorando la felicidad de antaño, recordando las piedras que habré pateado una vez en esas mismas calles que ahora no reconozco, con la tele prendida para buscar compañía, muerdo con los ojos el televisor y empiezo a pensar qué haría después en silencio, capaz mi miedo al silencio era algo pasajero e iba a poder salir caminando de ese mugroso hotel.
Dormía entre cigarro y cigarro, entre publicidad y publicidad, entre vaso y vaso de vino, pero se hizo tan tarde que ya no quería ver ni la tele, ni la hora, ni la ciudad, ni mi cara. Quería bajar, muy rápido, quizá más rápido de lo que debería.
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parradovsky · 6 years ago
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A veces recordar.
A veces me esfuerzo por recordar detalles, me acuesto en la cama viendo el techo y pienso si tenías algún lunar del que no me quisiera olvidar, o cómo se llamaba el perro que tenías cuando eras chica y vivías en esa casa vieja, por la que pasamos una vez y no podías creer que no fuera gigante como en tus recuerdos. Me esfuerzo sobremanera, de verdad lo intento, trato con todas mis fuerzas de escuchar tu voz y de sentir tu cara en mi pecho, intento que no se olvide nunca cómo se sentía tu pelo en mis manos mientras te acariciaba, o el escalofrío que me daban la punta de tus dedos por mi pecho. Te juro que pienso muy fuerte, te lo juro. Pero cada vez es más difícil. Y hay días que tenés los ojos más oscuros de lo que en verdad los tenías y, seguramente mañana no me voy a acordar de tu perfume y, es muy probable que en un año tampoco recuerde cómo se llamaba tu madre. Capaz que en una semana no me voy a acordar de la cicatriz en tu brazo, con la que jugaba mientras vos intentabas dormir y yo te abrazaba. No quiero. Me da miedo perderte en mi memoria, no quiero olvidarme nunca la charla en la puerta de ese bar, donde mis amigos me decían que si no nos conocieran creerían que era una primera cita, porque no podíamos dejar de hablar, como si siempre hubiera algo más que contar.
Tengo miedo de olvidarme de tu sonrisa, de como te molestaba que entrecruzáramos los brazos para caminar porque parecíamos unos viejos, pero después ibas y me abrazabas fuerte, porque Montevideo es frío.
Quiero recordar los detalles para tenerte cerca siempre, no quiero que los años te roben de mi memoria y te vuelvan fría, no quiero que los años solo me recuerden tristezas. Quiero cerrar lo ojos y verte parada en frente de mi, bajando la mirada mientras te pongo el pelo atrás de la oreja. Recordar cuando todavía estabas y no tenía que decir nada para que supieras que te amaba. No quiero olvidarme tampoco de tu risa cuando te pedía matrimonio y me decías que no, sin saber si lo decía en serio o no, pero soñando con vivir siempre juntos, sabiendo que el siempre no existe.
Tengo miedo. Miedo que de ese todo que eras vos quede en nada.
A veces me esfuerzo por recordarte. Pero también hay días que no paro de querer olvidarte.
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parradovsky · 6 years ago
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Aire Rico Vol. 7y½: ¿Qué atraviesa tu sien?
Saltó y cayó al barro riendo, de un golpe siguió. Qué miedo perder la mirada, y que no te reconozcan cuando te ven, quedar escondido en tus propias mentiras y ser otro.
Yo me escondí de mi mismo y del mundo en un hotel que conseguí por canje, en uno de los últimos pisos, el octavo o el noveno, una habitación bastante fea con una ventana tan grande y hermosa como sucia, de donde se veía la ciudad vieja. Se la veía gris, por las nubes y el hollín, por el humo de los autos viejos y la nafta de contrabando, por la gente de traje y los cigarros elegantes. Pasé parte de la tarde después de instalarme mirando por esa ventana con vidriosos ojos de soledad y escuchando a los Misfits. Imaginando un apocalípsis en plena capital. Una amenaza de bomba o una horda de zombies que nos hiciera querer despedirnos por última vez de nuestros seres querdos, con gente corriendo por la Plaza Independencia gritando y huyendo. Igual que un día cualquiera. Pero hoy no iba a ser un día cualquiera, cuando crean que llueven hombres. Mi plan era terminar de una vez por todas con todo.
Salir corriendo y que crean que te robaste algo en mi barrio es normal nadie te frene ni te grita, no se roba en el barrio, pero el trabajo es trabajo. Yo salía de casa y eran las 9 de la mañana, con una mochila y un revólver en la mochila. El pibe corría y cruzaba la plaza frente a casa y atrás una moto, dos flacos disparando y gritando que me pasaron por al lado. La gente se metía a sus casas, los ignoraba o ambas. Hasta que se perdieron después de doblar y no quedó ni en la anécdota de los vecinos. Yo seguía sin mirar a los costados y a lo lejos el 17 que venía, con menos miedo que yo.
Él veía muerte en todos lados, incluso donde nunca hubo nada, siquiera vida. Creía que la mala suerte lo perseguía, cuando el universo no sabía que existía. Imagínenlo, solo, en ese cuarto de hotel. Había elegido una vida de desdicha para poder culpar a los demás. Eramos conocidos de un trabajo hace muchos años, me pidió la habitación y como no teníamos ni media reserva, al menos iba a poder ver a alguien. Ni le pregunté por qué la quería, supuse que quería invitar a alguna mina.
Hay gente que intenta hacer cosas que cambien su estado de ánimo cuando está triste. Él prefería hacerse el mártir.
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parradovsky · 6 years ago
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Aún en invierno
Caminar sin rumbo te lleva a conocerte a vos mismo, esquinas que no vemos en nuestro recorrido habitual de pensamientos hundidos en la rutina, caminar es distinto que pasar, pasear tiene su encanto. En la caminata el entorno se hace uno contigo. Incluso la repetición, la vuelta a la manzana. La repetición te deja entender dónde estás parado, y hacia dónde querés ir. ¿No es también una opción caminar sobre tus pasos y darte una oportunidad y tiempo a decidir? Derribar barreras y derivar caminos, un paso tras otro adivinando la ruta que nunca está marcada. Paisajes nuevos nos dejan pensar, aunque más no sea por un instante, que no lo sabemos todo y que nos queda mucho por aprender, sueños que nos quedan por soñar y cuentos que nos quedan por escribir; aparecen de repente en un portal o la puerta de un bar, de un almacén de barrio o en el cordón de la vereda. Barrios enteros que nos quedan por conocer. Vidas que nos quedan por vivir. Porque siempre, aunque todo salga mal, una caminata nos puede salvar; un ambiente nuevo que nos trastoque la perspectiva y veamos como aún en invierno hay árboles que florecen y fachadas añejas que cuentan historias. —¿No pasamos ya por acá? —No sé, ¿vos querés saber dónde estamos? —La verdad que no.
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parradovsky · 6 years ago
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Un hilo del decorado
¿Querés saltar? ¿De verdad querés saltar? ¿De verdad ya no aguantás más?
Si tenés que elegir entre caer y seguir, no morir y continuar. Poder ver a los demás y solo confiar. No pensar y actuar; que no te mientan ni desmientan, querer. En este teatro sin público, y ese público vagando por ahí, sin que le digan lo que quieren oír. Pensando que me pegan, que me duele, que no quiero perder, pero sangra; y seguirla. Que el juego no termina, nadie quiere que termine mientras vas perdiendo. Nadie quiere que termine esta película sin pararse y aplaudir, cuando solo diga fin. Pero no puedo, estoy cansado, cansado de ser solo espectador y verme en el reflejo del telón de este teatro. Extraño todo el tiempo las escenas felices, esas donde te miraba y quedaba atónito, diminuto. Yo, que me siempre me sentí enorme y ahora no me ven. Solo te veo vos en el proscenio, parada y sin pensar, creyendo que esta todo a tus pies. La cuerda se corta por lo mas fino y yo era solo un hilo del decorado. Queriendo toda la vida ser la última puntada del traje del rey o el soporte del botón que soporta tu vestido.
Volví a escribirle una noche de julio después de casi un año, después no pude hacer otra cosa que partir mi celular contra la pared y salir. El frío afuera era increíble pero no había vuelta atrás, no podía estar más en mi casa. ¿Para qué, para verte en cada en rincón? ¿Para llorar por no tener para comer? ¿Para odiarme a mi mismo cada vez que cruzo un espejo? Me estoy volviendo cada vez más loco. No puedo estar más en mi casa, no puedo estar más en mi carne, quiero ser polvo y alma. Salí a buscar pelea, a odiar al mundo. Pero no encontré a nadie, nadie se animaría a salir a la calle con este frío, mientras yo hervía de rabia y tristeza de ya no ser yo quien controlaba mi vida. Era la tragedia que rodeaba todo y que movía los hilos de las causas. La tristeza era tan negra que hacía sombra en la oscura noche y yo seguía sin saber a dónde ir, podrido estaba de la vida que llevaba ayer y hoy. Llevo meses en idas y vueltas de angustias y fracasos, a veces opacados por momentos fugaces de felicidad. Cansado.
Pero en sí, no estoy tan mal.
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parradovsky · 6 years ago
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Desde el sofá
Me extraña a veces lo poco que extraño salir de mi casa. Hoy van a hacer 15 o 20 días, ya no recuerdo. Atendí una llamada el martes creo, o quizá fue el jueves de la semana pasada, o la otra, pero sí recuerdo que fue el mes pasado, era del banco y corté enseguida.
Pagué el alquiler con los ahorros desde el celular porque no quería ver a nadie. Renuncié a mi trabajo por email porque no quería hablar con nadie.
Me callé todo lo que te extraño porque no quería sentir nada.
Perdoná mi insomnio, éstas no son horas de andar escribiendo cartas, por eso lo hago entre susurros, porque ya es de madrugada. Aunque los dos somos hijos de la noche y somos más amigos de la luna y las luces artificiales amarillas que del sol, de las lámparas con olor a viejo y los grillos que de madrugar; somos nietos de escribir a la noche con un velador en soledad. O lo eramos.
Quizá hoy querías leer otra cosa y yo te tengo acá, creyendo que puedo decir algo que tenga sentido.
Un poco te escribo porque no tenía con quién hablar y me cansé de hablar solo.
Cambié los muebles de lugar mis veces, si vieras mi casa no la reconocerías, creo que te encantaría o no la verdad, si nunca te gustaron los cambios. En realidad ya no reconozco mi casa y es mejor así, mejor que no te guste, que nada al rededor me recuerde a vos me da paz. Siento que se van los recuerdos un poco si cuando miro al rincón, ya no es el mismo donde nos amamos aquella vez. Y eso hoy es lo mejor.
Espero que leas ésta carta algún día, alguna noche. Planeo no dártela nunca pero las cosas nunca salen como yo quiero, lo más seguro es que en mi afán de ocultarte lo que siento, termine por publicarla en todo internet.
Te escribo sin saber qué decirte, como siempre, aunque sé que te molesta. Por eso borré tu número y ya no te mando más. Ayer o la semana pasada lo quise hacer por última vez para decirte que soñé vos.
Soñé que veía en una feria una pintura tuya, aunque hace años no pintás. La reconocía al instante y quedaba maravillado por la casualidad. En mi sueño pagaba una fortuna por el cuadro y lo traía para casa, lo colgaba en mi cuarto y lo veía sentado en el sofá.
No te escribí hasta hoy y al otro día cambié el sofá de lugar.
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parradovsky · 6 years ago
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Aire Rico Vol. 7: El silencio de la muerte.
Hubieron noches en que me olvidé de soñar contigo y me desperté solo, pero feliz. Nunca sabiendo qué hora era, para no perder la costumbre. El tiempo corre hacia atrás y adelante según uno crea conveniente; si el recuerdo es mejor que el porvenir o si nuestro futuro es promisorio porque nuestra vida fue una mierda y mañana pese a todo va a ser un buen día. A veces pasan ambas, son pocos los casos, pero es gente que vive llorando por el pasado que no va a recordar mañana, porque sabe que va a ser un día hermoso. Qué difícil saber que ni los recuerdos son para siempre. Lo mejor es intentar vivirlos para que al menos sean buenas anécdotas de mañana. Yo a veces lloro por recuerdos que olvidé, siento que capaz los días juntos de los que no me acuerdo fueron los mejores y me embarga la tristeza. Había vuelto de mi viaje a Rocha hace más de un mes, pero no podía sacar de mi cabeza la monotonía del sonido de las olas y la nostalgia de una familia que fue gran parte de mi ahora solitaria vida. Mi lugar es la noche y mi estado es la embriaguez, diría, si esto fuera un juego de define tu personalidad con una sola palabra. Y hoy no iba a ser la diferencia, llegué a casa como a las 10 de la noche, en la heladera quedaba algo de un vino que no recordaba cuándo había tomado, con un olor repugnante, pero igual di un sorbo. Como cualquier decisión de mi vida, estaba mal. Me quedaban como trescientos pesos, era jueves y no quería, para no perder la costumbre, estar sobrio.
My place, the evening / for gallons drunk / you got my feeling / and now drunk for you. / too. / Lies lies in your bag / and wake up for you / last night guaranties
Sonaba muy fuerte, mientras terminaba el vino picado pensaba si valía la pena cruzar todo el cante a oscuras para comprar más si al final solo iba a dormir solo. Unas 15 cuadras hasta el 24 horas, porque el almacén de Francisco estaba cerrado, lo habían matado. Una puñalada a través de la reja según me contaron los vecinos. Todo para quedarse con doscientos pesos que tuvieron que arrancar de sus manos frías arrastrándose por el piso, entre los vidrios rotos de la cerveza que cayó cuando perdió la fuerza. Esa noche todo el barrio sintió el silencio de la muerte para que solo unos segundos después los gritos y los tiros volvieran con total normalidad. La paz nunca dura demasiado últimamente, la gente muere todo el tiempo, los vecinos cambian; la gente se va.
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