· Philippa Devine, 23, Dragons and Fireflies. To me, fearless is not the absence of fear. It's not being completely unafraid. To me, fearless is having fears. Fearless is having doubts. Lots of them. To me, fearless is living in spite of those things that scare you to death. Fearless is getting back up and fighting for what you want over and over again... even though every time you've tried before, you've lost. It's fearless to have faith that someday things will change. I think fearless is having fears but jumping anyway.
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Rió un poco, alzando los hombros.— Esos juegos siempre tienen esa capacidad, y son demasiado adictivos. —comentó. Lo sabía por experiencia.— ¿No tienes ensayo ni nada ahora mismo? —preguntó sin maldad, sólo por pura curiosidad y por hablar de algo.
Bueno, no importa. —se encogió de hombros, guardando su celular en el bolsillo— Si, da igual. No quiero jugar más, ya me estaba volviendo loca. —explicó, rodando los ojos para restarle importancia.
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—Si algún día la pierdes prometo ser la que te la pegue, sea como sea. —rió y caminó un poco hacia atrás, de espaldas y sin dejar de mirarla.— ¿Lo que quiera? ¿Estás segura? —sonrió de medio lado y se agachó con cuidado, cogiendo su preciado objeto.— Entonces tendré que pensar en algo. —comentó alzándolo para que la chica pudiera verlo.
—¿Mi cabeza? No lo sé, puedes comenzar a dudarlo desde ya—. Agregó, bromista al respecto. Dejó caer los hombros cuando llegó a la conclusión de que su objeto no estaba en aquel lugar, pero las palabras de la fémina captaron su atención de inmediato. —Lo que tú quisieras; solamente si la llegaras a encontrar—. Le aseguró. —Aunque deberías hacerlo de todo corazón, sólo digo—.
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Resopló con fuerza, pasándose ambas manos por la cara. La rubia tenía bastante paciencia, pero odiaba que la trataran así, fuera quien fuera. Era verdad que en ciertas ocasiones se tenía que morder la lengua para no decirle cosas de las que pudiera arrepentirse después, pues al fin y al cabo era el productor, pero al hombre no parecía metérsele en la cabeza que si no fuera por ellos, los músicos en general, él no podría dedicarse a ello. Y Pippa tampoco iba a dejar pisotearse.— Quizá nos pasa que no aguantamos que pagues tu mal humor con nosotros. —respondió a su primera pregunta, aunque fuera retórica. Se negó a contestar a la segunda, poniendo los ojos en blanco durante unos segundos.— Muchas gracias, ahora que lo dices una sopa me vendría genial. —respondió con el mismo tono que el hombre había usado.
[...]
—Es la quinta vez que he escuchado eso. ¿Qué les pasa a todos hoy?— el productor estaba exasperado. No podía hacer nada cuando las personas con las que trabajaba tenían esa pésima actitud y no estaban dispuestas a hacer lo que se suponía que debían hacer. —¿Eres otra víctima del abuso del alcohol gracias a la fiesta? ¿O tienes una excusa mejor?— inquirió, pasándose una mano por el rostro en un gesto cansino. —¿Vamos a poder trabajar hoy o prefieres que te arrope en tu cama y te haga una sopa caliente?— el sarcasmo fluía con una facilidad admirable de los labios del inglés. Quizá ella tampoco estaba de suerte: Per estaba de un pésimo humor.
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—Tranquila, no voy a chivarme. —le dedicó una sonrisa de complicidad y después observó cómo escribía a toda velocidad con su teléfono, aunque sin ver nada.— ¿Algunas cosas? ¿Ya me estás dando más trabajo que hacer? —resopló como si aquello le fastidiara, aunque en realidad estaba agradecida.— No es nada, espero que se te pase. —sonrió nuevamente y señaló su móvil con un gesto de cabeza.— ¿Y qué son esas 'cosas'?

Bueno, no debo quejarte cuando estés a mi lado.-Bromeo mirando a la chica con una pequeña sonrisa en sus labios y volvió la mirada hacia su móvil,respondiendo mensajes.-Prepárate que estoy consiguiendo algunas cosas.-Volvió a sonreirle y luego suspiro al ver las pastillas bastante agradecida.-Gracias, de verdad necesitaba de estos.-Dijo y tomo las aspirinas rápidamente, esperando que el dolor se vaya.-

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Entró a la sala completamente, haciendo el menos ruido posible y cerró con cuidado la puerta para que ningún sonido proveniente de fuera pudiera molestarle. Se quedó en silencio escuchando su voz hasta que finalmente acabó, abrió los ojos y la descubrió.— Yo... lo siento si te ha molestado.— se disculpó en primer lugar.— He escuchado una voz y la curiosidad ha podido conmigo. —explicó rápidamente.— ¿La has compuesto tú? Es buena.
Seguía con los ojos cerrados, concentrado en la canción, mientras sus dedos rasgaban las cuerdas. Era una sensación inexplicable la que se situaba en su estómago cada vez que era invadido por la música. Fue cuando terminó de cantar y enfocó su mirada en el lugar cuando se percató de la presencia de la rubia. —Hola… creía que estaba solo—. Comentó sin más, dejando la guitarra en su sitio con cuidado y levantándose.
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—¿Te imaginas? —preguntó divertida al pensar en aquella escena.— Aunque no sé si estarían todos de acuerdo. —comentó finalmente, aunque sabía que se trataba de una broma.— Y aunque te escondieras, te encontraría. —se encogió de hombros, poniendo buena cara después.— ¿Entonces tienes que pensar un nuevo estilo para el grupo? —pensó con curiosidad, bastante interesada.
Hizo un ademán con su mano para restar importancia a su comentario, puesto a que no había dicho nada que no fuera verdad. —Probablemente lo hable con el director a ver si entras como aparición sorpresa del vídeo, con un cartel de “Éste es mi estilo”. O alago parecido, no lo sé —bromeó, siguiendo el juego y soltó leves carcajadas. —Prometo que luego no estaré escondiéndome.
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Se sonrojó un poco, mirando hacia abajo unos segundos para no mirarla. Estaba más que acostumbrada a que hablaran de ella, tanto bien como mal, pero que se lo dijeran a la cara y sin esperarlo le ponía algo nerviosa.— Gracias. —sonrió simplemente, alzando la vista de nuevo y asintió con la cabeza.— Oh, entonces tendréis que ponerme en los agradecimientos del vídeo. —ladeó la cabeza, bromeando.— Te tomo la palabra, luego no te arrepientas.
No tendrías porqué. Tienes una figura espectacular, todo ha de quedarte impresionante —la halagó sonriendo. —No es nada, Pippa. —Siguió insistiendo, mientras que a su vez reía. —Maravilloso, tal vez sea el estilo de DWS en el próximo vídeo —entrecerró sus ojos para dar cierto suspenso y asintió. —¡Claro que sí! Puedes venir cuando quieras y para mi no será ninguna molestia.
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—Eso se quedará ya siempre contigo. —rió por su reacción y a pesar de lo que dijo, siguió buscando de todas formas.— ¿Tan importante es? —preguntó con curiosidad cuando vio algo por el rabillo del ojo que llamó su atención. Se acercó, fingiendo que todavía lo buscaba y sonrió al ver el objeto.— ¿Qué me darías si lo encontrara? —quiso saber, mirándola de nuevo.
—Y es que a veces lo dudo, pero por suerte no es algo que pueda dejar en cualquier lugar—. Dijo, refiriéndose a su propia cabeza. Acto seguido se giró sobre sus propios pies para enfocarse una vez más en aquella búsqueda. Movió la cabeza en dirección a la rubia, tal vez con un poco de brusquedad. —¡Por supuesto que no! Ahora mismo creo que puedo buscarla yo sola, pero gracias por ofrecerte—.
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Salió del estudio, donde llevaba grabando todo el día. Había sido uno bastante largo, y cansado, por lo que en lo único que Pippa podía pensar era en llegar ya a casa. Caminó por los pasillos, andando bastante deprisa para no entretenerse con nada ni con nadie, pero de detuvo al escuchar una voz que llamó su atención. Sostuvo la idea de marcharse, pero la rubia era demasiado curiosa y quería saber en lo que estaban trabajando los demás, sin ningún motivo en especial. Abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido ya que tampoco quería interrumpir y poco a poco asomó la cabeza para quedarse mirando fijamente al chico, que no había reparado en su presencia, al menos de momento.
—Tranquilo, márchate… yo me quedaré un rato más ensayando—. Alzó su pulgar con suavidad y el chico de la cabina se marchó a comer, dejándole completamente solo. Estaba agobiado, aquel día no había sido de los mejores, y lo único que conseguía calmarle era la música, por muy típico que sonase. Se acomodó en el asiento donde llevaba sentado la última hora, con la guitarra acomodada sobre sus piernas y el micrófono delante. Aclaró su garganta y, segundos después, comenzó a reproducir la última canción, sin darse cuenta de que estaba siendo observado.
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Después de unos segundos se separó y la miró nuevamente, sin dejar de sonreír.— Pero me sentía bastante insegura, y ahora ya no. —odiaba sentirse de aquella manera, aunque fuera por una cosa tan simple.— Gracias, es todo un halago viniendo de ti. —sonrió más amplio.— Puedes usar la idea siempre que quieras. —guiñó un ojo, riendo un poco con ella.— Y si alguna vez necesito opinión femenina vendré a molestarte. —advirtió.
Con una enorme sonrisa recibió el abrazo de la dulce rubia y lo mantuvo unos cuantos segundos amistosamente, contenta de que le hubiera gustado su trabajo. —De verdad no es nada. Fue una maravillosa elección, pese a la camisa, que ahora creo que queda fantásticamente con el atuendo —le alentó sin borrar aquella amistosa sonrisa. —Creo que te robaré la idea en algún momento. —Bromeó, soltando unas cuantas risas.
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—Te ayudo entonces. —asintió una vez con la cabeza antes de moverse para buscar por la habitación, soltando una carcajada por su comparación.— Menos mal que tienes la cabeza pegada al cuerpo, o también se te perdería. —bromeó girándose un momento para mirarla y sacarle la lengua.— Entonces quien la encuentre se la queda, ¿no? —quería hacerla de rabiar un poco.
Se llevó ambas manos al rostro, fingiendo estar avergonzada por su descuido. Esbozó una sonrisa más tarde y elevó el hombro. —No era mi intención perder algo, lo prometo—. Asintió un par de veces. —Me encantaría tener un poco de ayuda—. Dijo aquello un poco animada ante la idea. —Sí. Es como el asunto de la mantita, pero en su lugar resulta ser una almohada—.
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El club siempre se encontraba bastante vacío por las mañanas, por lo que cuando tuvo un rato libre decidió ir hasta allí para aislarse. Se sentó en la barra y pidió una Coca Cola antes de distraerse con el móvil. No volvió a levantar la cabeza hasta que escuchó una voz a su lado. Rió bajo al mirar de reojo a la chica.— A mí me lo vas a decir... —bromeó girando el rostro por completo para mirar a su relaciones públicas.— Creo tengo una en el bolso, espera. —cogió el bolso y empezó a rebuscar, sacando después un pequeño estuche y por último el medicamento, tendiéndoselo después.— Contrabando de aspirinas.
Necesito una aspirina.-Dijo mientras pasaba una de sus manos por la sien. Se encontraba en TRIC alejada de todos para poder tomar algún descanso pero lamentablemente su jefe otra vez le había llamado y comenzó a decirle las cosas que debía hacer.-Te juro que mi jefe un día me matara.-Dijo a la persona que estaba a su lado, sin levantar la vista de su teléfono.-
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Ya que su estilista tenía el día libre aquel día y de verdad necesitaba ayuda, fue a pedirle ayuda a la castaña, no muy segura de lo que había elegido. Normalmente no hacía mucho caso a lo que dijeran los demás de su ropa, ya que vestía lo que le gustaba y con lo que más cómoda se sentía, pero hoy estaba bastante insegura. Observó atentamente cada movimiento de la chica y finalmente miró hacia abajo, mirando lo que había conseguido y sonrió.— Me has salvado la vida, gracias. —se acercó a ella y le abrazó unos segundos, tomándose quizá demasiadas confianzas.
Personalmente…, —pronunció observando detalladamente el atuendo que tenía la persona frente a ella, mientras achicaba sus ojos y esbozaba una pequeña sonrisa. —No habría utilizado ésa camisa. Pero me encanta como queda con los zapatos, así que déjame que te haga un pequeño arreglito. —indicó, acercándose a la persona, mientras levantaba un poco sus mangas y luego acomodaba la prenda en su cuerpo. Se separó y asintió, sonriendo más ampliamente. —Ahora está más que perfecto.
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Hoy era uno de esos días en los que era mejor no levantarse. Aún se encontraba fatal por la fiesta (había decidido que jamás volvería a beber), se había levantado tarde y como resultado había llegado con retraso a la grabación. Ya se había ganado una buena bronca y ahora las cosas no parecían mejorar. Resopló con fuerza, cerrando los ojos unos instantes mientras escuchaba su voz.— Lo siento...— murmuró con frustración. Odiaba que Coop y Ryder no estuvieran allí con ella, así al menos no se sentiría tan sola, ni tal mal; ellos siempre conseguían que se sintiera mejor.— Hoy no es un buen día. —respondió con simpleza, sin querer darle más vueltas al tema.
[...]
—¿Sabes qué? No está mejorando nada, esto cada vez suena peor, y ni las máquinas hacen milagros,— espetó a través del micrófono para comunicarse desde la cabina de producción a la cabina de grabación, antes de apretar el puente de su nariz con dos dedos y suspirar con hastío. —Tómate un descanso y volveremos a intentarlo en 15 minutos,— asintió, mirando al artista en turno y, acto seguido, darle un sorbo a la taza de café humeante que tenía al lado. —¿Qué diablos ocurre, huh?— preguntó con notable frustración.
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Lo siento. —se disculpó rápidamente aunque en realidad no le importaba demasiado el juego, ni que la chica hubiese perdido porque la hubiera desconcentrado.— Si eres buena no tardarás en superarlo de nuevo. —comentó con una sonrisa ladina.
¡No! ¡Me hiciste perder! —exclamó la pelirroja, notablemente divertida. La presencia ajena la había desconcentrado, haciendo que no logre continuar con el juego— ¡Estaba a punto de romper un récord en el Piano Tiles! —se volvió a quejar, sin mirar a la persona con la que hablaba.
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Estaba ensimismada, metida totalmente en sus pensamientos mientras de vez en cuando escribía en la pequeña libreta que tenía enfrente. Alzó la vista al escuchar la voz del chico, no muy segura de si le estaba hablando a ella. Frunció el ceño por sus palabras y se mordió el labio inferior para reprimir una carcajada, aunque el tema no tuviera demasiada gracia. Simplemente le resultaba divertido que se lo comentara a cualquiera.— No creo que le haya pasado nada, pero quizá deberías haberte quedado, aunque llegaras tarde. —respondió con simpleza, dando su opinión, pues es lo que ella hubiera hecho.— Si te quedas más tranquilo, ve. —se alzó de hombros. Él era el que tenía que tomar la decisión aunque seguramente ni estuviera en un hospital.— Quizá si te ven por allí te arresten. —bromeó.
Esta mañana casi atropello a una anciana en silla de ruedas —le comentó a la persona que tenía detrás de la barra mientras limpiaba un par de recipientes húmedos. Después de llegar al TRIC, se había quedado preocupado por ese mismo acontecimiento, del que había logrado salir sin daños para su suerte. Suspiró— Resulta que estaba apurado y llegaba tarde aquí, y por eso no pude quedarme a aclarar las cosas con la policía. De seguro me están buscando, y aún sigo preocupado, ¿tú crees que deba acercarme al hospital? Quizás ella esté allí, al borde de la muerte por el susto… —encogió un hombro, haciendo una mueca— Dios, espero que no sea así y se encuentre bien.
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