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Y no se quita ese mugre 1 aaaaah

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"El desamor confunde, llena de dudas sobre el propio valor y la capacidad de conectar con otros. Lo acompaña una desregulación emocional que nos saca de quicio, nos deja con hiperactividad o parálisis. Vivimos llenos de angustia, ira y miedo, incapaces de encontrar paz en nuestro propio ser", dice Maxi Mc Coubrey, psicólogo clínico especializado en dependencia emocional, trauma complejo y narcisismo patológico.

En el amor después del desamor nos ayuda a reflexionar sobre nuestras experiencias de "amor", el abuso emocional y la naturalización de las falsas manifestaciones de afecto.

Salir de estas trampas y sanar es posible.

Después de la tormenta más oscura.

Fragmento de un libro que me encontré por ahí.

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La rana del pozo no sabe nada del océano, pero si conoce el azul del cielo.

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☝���☝🏻🤌🏻🤌🏻

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En un mundo de colinas inmensas, cubiertas de árboles frondosos, cargados de frutos y rebosantes de vida, a mí me tocó nacer en un hoyo profundo, oscuro, húmedo, un lugar habitado por gusanos. Algunos de esos gusanos logran salir, pero tarde o temprano vuelven al mismo lugar, como si sus alas nunca hubieran existido.

Y yo, que también soy un gusano de hoyo, observo a lo lejos a quienes se transforman en mariposas, sin pedir agua ni alimento, como si la vida misma les hubiera regalado sus alas.

Yo, que lo he tenido, sigo aquí, siendo un gusano de hoyo, soñando con volar, pero sintiendo que mis alas nunca germinan.

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La isla.

En un mar abierto, lleno de incertidumbre y de sueños, muy lejos de todo lo que conocía, encontré una isla. Era un lugar como ningún otro, lleno de frutos que jamás había probado y habitada por animales que nunca antes había visto.

Desde el primer instante, aquella isla me hipnotizó. Sus enormes palmas ondeaban con el viento, la vegetación era abundante y viva.

El clima parecía diseñado por el universo, el día era cálido pero suave, y la noche, aunque fría, se sentía acogedora, como un abrazo en medio del silencio.

Me entregué por completo a esa isla. Le dediqué tiempo, cuidado, amor. Ayudé a que sus frutos crecieran más fuertes, sembré nuevas palmas, regué cada rincón con paciencia. Alimenté a sus criaturas como si fueran parte de mí.

Y poco a poco, esa isla se convirtió en todo lo que yo deseaba, en todo lo que creí necesitar. Pero un día tuve que irme por unas semanas. Y al regresar… ya no era la misma. Los frutos habían desaparecido, los animales también. El clima se volvió sofocante, hostil, como si la isla me rechazara.

Alguien más había llegado.

Alguien tomó lo que yo había descubierto, cuidado, mejorado. Lo hizo suyo… y lo destruyó.

Esa isla fue mi refugio, mi jardín, mi mundo, pero al final, no pude salvarla, y aunque lo di todo, no fue suficiente para que permaneciera como la encontré, como la amé.

R.J

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¿Qué es el arte?

Según Aleksey Tolstoy es la expresión de la necesidad más profunda del hombre de comunicarse, porque aunque el hombre pueda hablar difícilmente lo sabe hacer.

-Aleksey Tolstoy.

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¿Las cosas te causan emoción?

Hay millones de cosas que pueden despertar emociones en un ser humano único e irrepetible. Pero, ¿cuáles son esas cosas? Tal vez es la emoción de ver la nueva temporada de tu serie favorita, el aroma inconfundible de un libro recién abierto, o simplemente saber que afuera hace buen clima y puedes disfrutar del sol o la lluvia como un regalo inesperado.

Son momentos sencillos, cotidianos, pero llenos de magia. Y es que, a veces, lo más simple resulta más valioso que el diamante más brillante. Porque lo verdaderamente espléndido no siempre está en lo grandioso, sino en aquello que toca el alma sin previo aviso y nos arranca una sonrisa, un suspiro… o incluso una lágrima de alegría.

R.J

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Para ellas.

Jass es como una estación del año.

Cambiante. Inconstante. A veces llega con una risa que derrite, y otras, con un silencio que congela. Nunca duraba mucho en su punto justo, pero él juraba que eso la hacía especial. Yo, mientras tanto, aprendía a abrigarme de una tormenta que no era mía.

A Gigi la vi una vez y supe por qué él la miró. Roja como un incendio, llamativa sin quererlo, cada rizo suyo era una trampa para los ojos. Ella no tenía que luchar por atención, simplemente existía y todo giraba alrededor suyo. Yo, en cambio, era invisible en la misma habitación. Nunca fui fuego. Apenas chispa.

Y luego está Ria.

Ria no se anuncia. Ria aparece, como un pensamiento que no sabes cuándo entró.

Un día, lo vi más ausente. Otro, más frío. Y luego, supe que ella ya estaba ahí. No escuché la puerta, ni el adiós. Solo vi cómo él dejaba de ser mío, como si yo fuera una historia que ya había terminado. Ria no roba. Ria se lleva lo que nunca estuvo seguro conmigo.

Y yo, que nunca fui estación, incendio ni sombra, me quedé con todas las versiones de su ausencia, nombrando una a una a las que llegaron después, como si al entenderlas, doliera menos.

R.J

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Lo que más me aterra no es el silencio, sino no poder expresar todo lo que habita en mi mente y en mi corazón: mis ideas, mis emociones, mis pensamientos sobre el mundo que me rodea. Creo que cuando conoces el mundo desde una mirada amplia y sensible, empiezas a descubrir matices que no caben en palabras simples como “bonito” o “hermoso”. Hay sentimientos que desbordan el lenguaje, paisajes que estremecen el alma, momentos que solo pueden vivirse, no describirse. Por eso, pienso que la única palabra que realmente merece ser descubierta con los propios ojos, con la piel, con el alma… es “maravilloso”.

R.J