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Herbst :)
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HN
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Sólo un vallisoletano lo puede comprender!
Ligar en Valladolid
Me he encontrado con este texto en la web escribetusarticulos.com y me he echado unas risas. Ahí lo dejo para el que tenga 5 minutillos y quiera leerlo.
Si te gustó el post:
Manual de ligue en discotecas versión 3.1
no puedes perdértelo!

1.- El contexto
No hay que dramatizar: Se han dado casos. Mi intención no es rebatir la incontestable leyenda urbana sobre la inaccesibilidad de las vallisoletanas. Es un hecho probado y testado por miles de sujetos pero, caballeros, quiero abrir una puerta a la esperanza; por sorprendente que parezca, se han detectado algunas excepciones. Espero que esta constatación anime al personal. No todo está perdido. Sé que es complicado albergar ilusión cuando, en la mayoría de las ocasiones, la proporción de chicas en los locales nocturnos no supera el 20% (no es un dato aleatorio; las he contado). Pero aun así, en este desolador contexto, puedo y quiero aseguraros que se puede ligar y cuando hablo de ligar, me refiero al concepto masculino del término, porque si te descuidas, acabas yendo de la mano por la calle con alguien ¡de día! y girándote cuando oyes un “cari”. En ese el momento ya es tarde; se te ha ido de las manos…
Bueno, pues todavía hay algún inconsciente que se pregunta por qué esta comunidad autónoma tiene crecimiento vegetativo negativo, con el segundo peor dato de toda España y probablemente de la Unión Europea. Se lo voy a explicar. A nivel introductorio, y para el que no sea de aquí, cuando miras a una chica en Pucela y ésta te devuelve la mirada con una sonrisa, o es de fuera o es una azafata del amor, dicho sea con todo respetos.
Una de las cosas que más me gustan de mis amigos es que nos reímos de nuestras miserias. Si alguien llegase a mi grupo diciendo que ha ligado mucho, fantasmeando sobre su éxito, sería automáticamente repudiado. No nos va este tipo de personajes. Conservamos un estricto derecho de admisión y no nos agrada el rollo killer. Son individuos ingratos e insufribles: Que se vayan a arrastrar las cadenas donde quieran escucharlos. Yo sólo os voy a contar mi experiencia y como fedatario de la realidad, me voy a permitir algún consejillo, aunque tristemente no tengo autoridad moral para avalarlos a nivel cuantitativo.
Cuando uno pasa de “recolector” (pareja estable) a “cazador” (solito en la vida), y no se quiere morir así, tenemos que adoptar una actitud proactiva. No me refiero a salir, beber y mirar. Creedme, yo lo he hecho y no da resultado. Cuando pasa una chica atractiva, diosa o princesa en la escala de clasificación, de nada sirve apoyarse en una columna y mover la cabeza, asintiendo como los perritos de los coches. Antes de que encuentres la mirada cómplice de un colega y le claves el codo en el costillar, ella ya se ha percatado. No hace falta que avises a tu amigo, sin duda él también ha visto esa unidad de placer de gama alta-top full equipe. No la conocemos, así que utilizaremos esta obscena terminología machista por el momento. Como atenuante, recordad que sólo tenemos la posibilidad de evaluar el continente y no el contenido. Bueno, retomando el tema ¡Hay que pasar a la acción!. Descartado el cloroformo o la depilación del canalillo pectoral, existen técnicas, que no son en absoluto infalibles, pero que pueden llegar a funcionar. Para animaros a utilizarlas, voy a empezar por el final. Voy a describir el momento en el que saboreas las mieles de la victoria:
Recuerdo con cariño una experiencia con uno de mis mejores amigos cuando, ya amaneciendo, caminábamos henchidos de satisfacción por una céntrica y desierta calle de Valladolid. Nuestras sonrisas nos delataban. Estábamos borrachos de éxito (y de alcohol también). Como en el desfile triunfal de César después de haber conquistado La Galia, nos sentíamos semidioses triunfadores. Intocables. Buscábamos una churrería abierta donde descansar y aderezar el desayuno con el relato de nuestras hazañas. Él casi había “metido el morro” (besado, para los más conservadores) a la chica que le gustaba y yo, había conseguido el número de teléfono de la que me gustaba a mí (probablemente falso). ¡Qué sensación de felicidad! ¡Qué éxito! El esfuerzo había merecido la pena. Si llegados a este punto alguien está pensando que nuestros resultados eran más bien pobres y que existía una desproporción entre éstos y nuestro estado de ánimo, es porque evidentemente le faltan datos: Las dos chicas eran naturales de Valladolid.
¡Entra en el post para leer el resto!
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