Info, lore y otros de mi Selfship.Mi rincón seguro con mi personaje seguro ♡
Last active 60 minutes ago
Don't wanna be here? Send us removal request.
Text
Capítulo 4 (Crisis Core)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII CRISIS CORE por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
(Dia siguiente)
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil
Me desperté muy tarde. Había pasado toda la mañana y parte de la tarde durmiendo. Desde que voy al edificio Shinra mi horario se ha descuadrado muchísimo y aún más cuando ayer me quedé hasta el amanecer defendiendo el Sector 8. Al final había colaborado junto con Shinra para eliminar aquellas copias de Génesis que nos amenazaban. Por parte me sentía feliz. Pude pasar más tiempo con Tseng y conocer a los demás Turcos y por parte ayudar a Shinra tampoco era lo que más me motivaba. Siempre me había importado nada y menos.
Miré el teléfono. Aún no había recibido ningún mensaje de Zack en todo el día y eso era bastante extraño. Decidí escribirle para saber como se encontraba.
"Me acabo de despertar. Ya sé lo que vas a decir. ¿Tu que? No me has dicho nada."
Me levanté de la cama y empecé a prepararme para ir al edificio Shinra una vez más. Comí alguna cosa que tenía por el apartamento y mientras me ponía los zapatos me sonó el teléfono.
"Cuando te cuente el día vas a flipar Sil. No sé a qué hora llegaré a la compañía así que mañana me pasaré por tu apartamento. Avisa a Tseng para que esté contigo hoy."
Últimamente Zack estaba bastante ocupado y lo veía menos de lo que me gustaría pero tenía mucho trabajo como Soldado. En ese momento llamé a Tseng y él no tardó en contestar.
— ¿Estás ocupado?- Pregunté.
— No tanto.- Dijo Tseng desde el otro lado.- ¿Necesitas que te asista hoy?
— Si puedes, por favor.- Dije con una sonrisa.
— Te paso a buscar.- Mencionó Tseng antes de colgar.
Me peiné y esperé a que Tseng llegara. Poco después el timbre sonó y yo fui a abrir. Allí se encontraba, tan guapo como siempre. No pude evitar ponerme algo roja.
— Hola…- Dije sonrojada.
— Hola, Sil.- Me dijo él mirándome fijamente.- ¿Vamos?
Asentí y salí de casa, cerrando la puerta con llave. Empezamos a caminar juntos hacia el edificio de Shinra. Sujetaba mis dos manos, agarradas entre ellas, mientras andábamos. Mi corazón iba muy rápido con solo estar con él. Entramos al edificio y subimos por el ascensor, como ya era costumbre cuando iba con él. Llegamos a la planta 49 y me dejó pasar primero.
Sala de Materias
— Tengo que irme un momento.- Dijo Tseng.- Confío que estarás aquí en cuanto vuelva. No voy a tardar.
— Si, no te preocupes. Yo siempre te hago caso.- Dije sacándole la lengua.
Él sonrió y salió de la sala en ese momento. Me puse en la máquina pero no me podía concentrar bien. Solo podía pensar en él. Había estado pensando en si quizás debería contarle lo que siento por él, aún así el rechazo era algo que me causaba mucho miedo, muchísimo. Me hacía sentir tantas mariposas. Era el chico con el que siempre había soñado, mi chico ideal.
En ese momento escuché la puerta y me asusté ya que me desconcentró de mis pensamientos, como si se pudieran escuchar por fuera de la cabeza.
— Ya estoy.- Era Tseng.
— Estoy atascada otra vez.- Dije.
— Sil, un momento.- Tseng se acercó a mi.
Yo me giré y lo miré fijamente, algo sonrojada. Él me agarró la mano, delicadamente. Su contacto con el mio fue como si una corriente eléctrica pasara por nuestros cuerpos. Él sonrió al ver mi reacción y acercó mi mano a su boca depositando un suave beso. No pude evitar sonreír. Lo miraba fijamente, con los ojos llenos de amor. Tseng despegó sus labios de mi mano y me miró fijamente también.
— Te traigo algo.- Me dijo él sacando su mano de atrás suyo y enseñándome una materia verde, preciosa.- Es la mejor materia ígnea que he encontrado.
— ¿En serio para mi?- Miré la materia cuando Tseng me la puso en mi mano viendo que es una materia en maestría máxima y de nivel 3, el máximo.- Es increíble… De verdad… Muchas gracias…
— Sil…- Tseng me agarró la otra mano entrelazando nuestros dedos. Yo lo miré fijamente a los ojos. El corazón se me iba a salir del pecho.- Hemos compartido bastantes momentos juntos desde que nos conocimos y te has convertido en una persona importante para mi… Me he enamorado de ti.
En ese instante se me congeló el cuerpo pero mi corazón parecía feliz, muy feliz. Sonaba orquestrando mis sentimientos quienes cantaban felices de escuchar los sentimientos de Tseng.
— Tseng yo…- Dije sin poder quitarle la mirada de encima.
— Me gustaría que… Tu y yo estemos juntos para siempre.- Mencionó de golpe Tseng.
Me puse una mano en la boca, intentaba no llorar. Me hacia tan feliz que las lágrimas estaban intentando salir. Él vio perfectamente mi reacción y me abrazó fuerte. Estar en sus brazos, por fin, me hacía sentir tan bien. Acababa de calmar la fuerte marea que había en mi interior solo con su contacto. Era increible.
— Me gustas mucho, Tseng.- Dije yo mientras no me desprendía de su agarre.- Yo… quiero estar contigo para siempre.
— Entonces… desde ahora, lo estaremos.- Tseng se separó un poco de mí, pero sin dejar de agarrarme, y me miró a los ojos para después bajar su mirada a mis labios.- ¿Puedo, cariño…?
Asentí sin pensárselo dos veces. Tseng se acercó a mi rostro lentamente, poniendo su mano en mi mejilla. Cerré mis ojos esperando el esperado momento y sucedió. Juntamos nuestros labios en un beso precioso, lleno de amor, lleno de cariño. Era todo lo que había podido soñar.
Mi primer beso…
Antes de que Tseng se separara no pude evitar volver a besarlo, no quería desengancharme de sus brazos, de su tacto, de su amor. Él notaba mi agarre en su traje, en su cuerpo mientras nos dedicábamos los más dulces besos. No queriamos soltarnos.
Me besaba, le besaba, los besos no paraban. Tseng me agarró en brazos y yo me sorprendí un poco pero era para poder besarme mejor, apoyándome delicadamente contra la pared. Por la intensidad de la situación se notaba que los dos habíamos esperado para este momento mucho tiempo. Mi cuerpo empezaba a reaccionar a los besos y mi temperatura corporal subía, me sentía cohibida ante el deseo. Era la primera vez que mi cuerpo desarollaba esta sensación y no sabia muy bien hacia donde llevarlo.
De golpe una sirena empezó a sonar por el edificio. Me asusté y Tseng se separó de mi boca.
— Intrusos.- Dijo Tseng dejándome en el suelo.- Seguramente copias de Génesis.
— ¿Otra vez?- Pregunté.
— Te llevo a casa, Sil.- Mencionó Tseng.
— Bueno.- Dije yo.
Tseng me agarró la mano, entrelazando nuestros dedos. Ahora entendía que llevaba haciéndolo todo este tiempo porque sentía lo mismo que yo. No podía sentirme más afortunada que en ese momento.
Salimos corriendo de la sala de materias y nos dirigimos al ascensor para bajar a la planta baja, a recepción. Allí varios monstruos que tenían un aspecto gelatinoso esperaban.
— Quedate atrás.- Dijo Tseng sacando su pistola.
Tseng empezó a disparar a los monstruos y yo decidí sacar mi nueva materia ígnea, la mejor materia que había tenido jamás. Fijé al objetivo y usé mi materia con PIRO++ y literalmente el bicho se fundió en fuego. No pude evitar sonreír.
— Esta materia es la mejor.- Mencioné con una gran sonrisa.
— Eso es porque tú la sabes manejar bien.- Dijo Tseng agarrándome de nuevo la mano.
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil
Salimos del edificio y parecía que Midgar no estaba repleta de bichos. Las copias de Génesis tenían un objetivo y era el de atacar solamente el edificio de Shinra. Tseng me acompañó a la puerta de mi apartamento y yo abrí la puerta con llave.
— Tienes que volver, ¿verdad?- Le pregunté mirándole a los ojos.
Él se quedó pensando por un segundo antes de dirigir su mirada a la mía.
— Debería, si.- Dijo Tseng.- Al menos que me dejes acompañarte lo que queda de noche.
Me puse roja como el color de un tomate maduro al escuchar esas palabras. Me aparté de la puerta y le dejé espacio para que pudiera entrar a mi apartamento. Me encantaba la idea de pasar la noche con él. Tseng entró y miró fijamente todo el apartamento.
— Muy tu.- Dijo Tseng con una pequeña sonrisa.- Déjame hacer una llamada.
— ¿Eso es un halago?- Me reí, sentandome en la cama.- Si, sin problema.
Tseng me sonrió y sacó su teléfono marcando un número y acercándoselo a la oreja.
— Reno.- Mencionó Tseng.- Os encargó la protección del edificio respecto a las copias de Génesis. Ayudad a Soldado. No podré ir. Avisa a los demás… Sí, adiós.
Colgó la llamada y guardó su teléfono en su bolsillo. En ese momento se sentó a mi lado y me miró a los ojos.
— ¿Estarán bien?- Pregunté.
— Se las apañan sin mi.- Dijo Tseng.- No te preocupes.
Tseng puso su mano en mi mejilla y me la acarició suavemente. Me derretía de amor allí mismo. Me acerqué y puse mis manos en él, mirándolo fijamente a los ojos. Notaba el peligro en el ambiente pero me gustaba esta sensación de peligro. Tseng junto nuestros labios en un beso pero no era el mismo tipo de beso que en antaño, era mucho más sediento.
Momento +18 (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Tseng me pasó la mano por el pelo suavemente una vez más y me dio un beso en la cabeza. Me encontraba muerta, mi cuerpo no reaccionaba a más, había llegado a su límite.
— Respira, cariño…- Me dijo Tseng pasando la mano por mi espalda para guiarme en mi respiración. Inhalaba aire y lo expulsaba lentamente, recuperando el curso normal de mi respiración.- Así, muy bien…
— ¿Te ha gustado…?- Le pregunté mirándole a los ojos.
— Muchísimo.- Dijo él con una pequeña sonrisa.- ¿Y a ti?
— También…- Mencioné.- Mucho.
Levanté la mirada y lo besé de nuevo, con muchísimo amor, con muchísimo cariño. Él me acariciaba todo el cuerpo, su tacto me encantaba.
— ¿Te quedas a dormir…?- Le pregunté.
— Sí… no me voy, no te preocupes.- Mencionó Tseng.
Cerré los ojos y le di pequeños besos en su torso antes de quedarme profundamente dormida encima suyo, más cómoda que nunca. Me hacia tan feliz.
(Unas horas más tarde)
Estaba dentro de un dulce sueño cuando de golpe el sonido del timbre de mi apartamento me despertó. Abrí los ojos y vi a Tseng, descansando, seguía dormido. Le di un pequeño beso en los labios y me levanté, asegurándome de taparlo bien y me vestí rápido para ir hacia la puerta. Al abrir la puerta allí se encontraba Zack.
— ¡Por fin abres, dormilona! ¡Qué son las tres de la tarde!- Exclamó Zack.- Tengo tantas cosas que contarte.
En ese momento Zack entró al apartamento y sus ojos se posaron en mi cama en donde dormía Tseng.
— Baja el volumen, no quiero despertarlo.- Mencioné.
— ¿Desde cuándo…?- Dijo Zack con una sonrisa.- ¿Te has hecho mayor, Sil?
— ¡Oye!- Exclamé con un tono de volumen bajo y dándole un golpe.
— Ya era hora, me estaba empezando a desesperar yo.- Dijo él riendose.- Bueno ¿café?
— Si, si.- Dije con una sonrisa.- Por favor.
Zack y yo nos metimos a la cocina y él se puso a hacer café para los dos.
— Bueno, me tienes que contar muchas cosas.- Mencioné.- ¿Verdad?
— Primero de todo, no me dio tiempo a decirtelo pero… ¡Ya soy Soldado de primera clase!- Exclamó Zack.
— ¡Qué me dices!- Exclamé yo corriendo a abrazarlo.- ¡Me alegra muchísimo! Te lo mereces.
— Muchas gracias, Sil. Aunque, desde que nos separamos en el sector 8 han pasado tantas cosas que me han hecho reflexionar. A veces pienso que estoy alucinando o que estoy soñando, no lo sé.- Mencionó Zack.- Después del sector 8 me dirigí con Sephiroth al reactor de mako n.º 5.
— Ah sí, eso me lo dijiste por sms.- Agregué.
— Allí me atacó un Sahuagin. Todo sería normal hasta que cuando lo derroté y me fijé en este vi que en su cabeza estaba la cara de Angeal, en el monstruo. Mi cara fue un poema en ese momento.- Explicó Zack.- Sephiroth me dijo que parecía que Génesis no era el único que se podía copiar. Allí me explicó lo unidos que estaban ellos tres y la relación de amistad tan bonita que tenían. Imaginate lo guardado que se lo tenían que Angeal nunca me lo contó.
— A mi solo me da a entender que ellos dos están juntos en el plan.- Mencioné.
— He descubierto mucho más.- Dijo Zack poniendo el café en una taza y dándomelo.- Nos teníamos que enfocar en la misión: encontrar el laboratorio secreto de Hollander. Quizás allí podíamos encontrar pistas del paradero de Angeal. Allí encontramos documentación robada del departamento de ciencia de Shinra. Encontramos unos documentos importantes que decían que Génesis era el experimento de Hollander. Implementaban células de los Ancianos a mujeres en gestación para que los niños salieran con el poder de los Ancianos.
— ¿Los Ancianos? Pensaba que solo eran un cuento.- Mencioné, bebiendo de mi café.
— Parece que no, no lo sé.- Dijo Zack.- El proyecto se llamaba Proyecto G, de Génesis. De golpe Hollander apareció delante nuestro y hablaban de algo de la "degradación". No enterarme de nada es mi especialidad, porque no me estaba enterando de nada. Pero es que además apareció Génesis y amenazó a Sephiroth para proteger a Hollander. Yo fui corriendo atrás del científico para poder atraparle y cuando pensaba que ya lo tenía, apareció Angeal. Me dijo que quería venganza, dominar el mundo y en ese instante le salió una ala también, una sola ala.
— Entonces Génesis y Angeal son lo mismo, ¿no?- Pregunté.
— Si pero no… No estoy seguro. Uno tiene el ala negra y el otro blanca.- Mencionó Zack.- Me dijo que se había convertido en un monstruo… Aunque yo definitivamente no lo veía como un monstruo, más como un ángel. Me dijo que solo quería ser humano y de golpe me golpeó en el estómago, mandándome a volar. Las plataformas debajo de mi se rompieron y me caí.
— ¿Estas bien?- Pregunté, preocupada.
— Tuve suerte.- Dijo Zack.- Conocí a una chica.
— ¿Otra nueva?- Dije, riéndome un poco.
— ¡Eh!- Exclamó Zack.- ¡Tampoco he conocido a tantas!
— ¿Y cómo es esta chica nueva?- Pregunté.
— Nos encontrábamos en la iglesia de las barriadas.- Explicaba Zack con una sonrisa.- Las flores de la iglesia me habían hecho de cuna referente a la caída. Lo que pasa es que… ¡las he aplastado todas! Y la chica me ha regañado…
— Cómo no…- Dije con una sonrisilla.- ¿Lo has arreglado?
— Le he dicho que le daría una cita como compensación.- Mencionó Zack con una sonrisa, no pude evitar reír.
— Tu táctica de siempre. ¿Te ha funcionado?- Pregunté.
— Pues… ¡Sí!- Dijo él.- Me enseñó la barriada, está todo patas arriba, tendrias que verlo.
— Nunca he ido allí, no se me ha perdido nada.- Mencioné.
— Es como otro mundo.- Dijo Zack.- Nos pasó de todo, me robaron la cartera incluso.
— Si lo que te pasa a ti, no le pasa a nadie.- Dije con una risilla.
— Por lo menos la he recuperado.- Mencionó Zack.- Estuvimos toda la "cita" persiguiendo al niño que me había robado la cartera. Y luego empezamos a idear una forma de vender flores en Midgar pero no me dio tiempo a mucho porque me llamaron para volver al edificio de Shinra que habían intrusos.
— Yo estaba allí cuando saltaron las alarmas una vez más. Génesis es un pesado, así no puedo avanzar con mi investigación.- Dije yo.
— Yo intenté ir lo más rápido posible por la carretera principal corriendo.- Dijo Zack.- pero Angeal apareció y me paró diciendo que necesitaba mi ayuda. Le pregunté que qué pretendía pero me dijo que no lo sabía, que estaba atrapado en la niebla pero que debía proteger su honor. Me dijo que me uniera a mi causa.
— ¿Y qué le dijiste?- Pregunté.
— No pude evitar decir que si…- Mencionó Zack.- Al final, es Angeal… Y de golpe te juro que me agarró y empecé a volar a su lado gracias a su ala. La sensación de volar es rarísima. Me llevó directamente a las plantas superiores del edificio de Shinra y allí estaba Sephiroth pero no quiso ayudar. Tenía que proteger a Hojo porque Génesis quería acabar con él.
— ¿Quién es Hojo?- Pregunté.
— El profesor principal del departamento de ciencia en el edificio de Shinra.- Dijo Zack.- El tío al que Hollander le tiene envidia. La verdad es que da un mal yuyu ese señor y es más raro. Y efectivamente, Génesis apareció amenazando al profesor con su espada pero él ni se inmutó. Y Angeal también apareció. Entonces Génesis empezó a recitar de nuevo.
— ¿Loveless?- Pregunté.
— ¡Está obsesionado! Es como si… se identificara de lleno con la historia. No se, pero lo único que provoca son problemas porque volvió a usar otra materia de invocación que me tuve que cargar y encima esta vez no la abandonó así que no te la he podido traer.- Explicó Zack.- Y bueno aquí estoy.
— Madre mia, mi cabeza va a colapsar de tanta información.- Mencioné.- No se que pretende Angeal ni Génesis. A veces parece que están juntos en esto y a veces no.
— Es para volverse loco.- Exclamó Zack.
Mientras estábamos súper enfocados en la conversación Tseng entró a la cocina con solo sus pantalones puestos. Me sonrojé un poco al verle y él se acercó a mi abrazándome por detrás y dándome un beso en la cabeza.
— ¡Hombre, Tseng!- Exclamó Zack.- ¡Ya era hora!
— ¡Zack!- Exclamé yo con una risilla.
— He estado escuchando parte de la conversación.- Dijo Tseng.- Esperemos que Génesis no vuelva a esta rutina de molestar continuamente al edificio Shinra. Solo es más trabajo.
— Todos sabemos que eso no pasará.- Mencioné.
— Todo este tema me va a volar la cabeza.- Expresó Zack.
— Ya veremos si nos asignan alguna misión nueva para investigar.- Mencionó Tseng.- Si no, no hay mucho que podamos hacer. Hay que volver al trabajo. Me visto y volvemos al edificio.
— ¿Qué hay de mi?- Pregunté.- Me tengo que esperar a la noche, ¿cierto?
— No.- Dijo Tseng.- Te vienes con nosotros
— ¿Ah sí?- Preguntamos Zack y yo a la vez.
Tseng salió de la cocina para terminar de vestirse y todos salimos de mi apartamento. Tseng me agarró la mano al salir y Zack dirigió su mirada hacia nuestras manos entrelazadas.
— ¡Oye! ¡Qué envidia!- Exclamó Zack.- Ahora soy un triste sujetavelas.
— ¡Zack!- Dije riendome.- ¡Va, tira!
Edificio de Shinra: Planta 0.
— Zack.- Dijo Tseng.- Ve a las Dependecias de soldado, quizás te necesiten allí.
— ¿Y Sil?- Preguntó Zack.
— Viene conmigo, no te preocupes.- Mencionó Tseng.
— ¡Últimamente me la robas todo el rato!- Exclamó Zack, no pude evitar reir.
— Nos vemos luego, Zack. Te lo prometo.- Dije con una sonrisa.
En ese momento el ascensor llegó y los tres entramos. Zack se bajó en la planta 49 y nos despedimos con la mano. Tseng me llevó a las plantas superiores. Era la primera vez que estaba tan arriba en el edificio de Shinra y sentía que no era mi lugar. Bajamos del ascensor y Tseng me llevó a una sala de reuniones.
Sala de reuniones de los Turcos.
Allí se encontraban Reno, Rude y Cissnei, sentados, haciendo absolutamente nada y al ver que la puerta se abría todos dirigieron sus miradas hacia nosotros.
— Solo paso con ella para informar de que estamos juntos. La veréis más a menudo por aquí.- Dijo Tseng. No pude evitar mirarle al escuchar sus palabras y ponerme algo roja.
— Era obvio.- Mencionó Reno riendo.- La hostia que me diste en el sector 8 me lo dejo clarísimo.
— ¿Entonces podremos conocernos mejor?- Preguntó Cissnei con una sonrisa.
Rude se puso bien sus gafas, unas nuevas.
— Bien ella esté por aquí, no es parte de los Turcos.- Aclaró Tseng.- Pero vuestra misión es protegerla en cualquier ocasión en la que yo no pueda asistir.
— Vale, no hay problema.- Dijo Rude.
— Sil, vas a empezar a aprender lo que es pasárselo bien aquí.- Mencionó Reno con una sonrisa.
No entendía muy bien las palabras de Tseng ni a lo que se refería. Tseng fue hacia el ordenador, sacó una tarjeta de identificación y me la dio.
— Ahora eres bienvenida al edificio Shinra siempre que quieras. Pero solo podrás accedir a las zonas no confidenciales y a esta planta superior igual que a mi despacho.- Mencionó Tseng.
— ¿En serio?- Una sonrisa salió de mi.- ¡Ay, qué bien! Muchas gracias…
— ¡Bienvenida a la zona, Sil!- Me dijo Cissnei acercándose a mi y dándome un abrazo. No dudé en corresponderle.
Me quedé con ellos 4 en la sala de reuniones escuchando acerca de sus trabajos, de sus historias personales y demás. Estaba emocionada de por fin tener un poco más de libertad por el edificio y además por fin mi película romántica se estaba haciendo realidad.
Soy la más feliz.

- Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
0 notes
Text
Capítulo 3 (Crisis Core)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII CRISIS CORE por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
(Varias semanas más tarde)
Edificio Shinra: Planta 49 (Dependencias de Soldado): Sala de materias.
Había pasado un tiempo más, no demasiado, varias semanas. La guerra con Wutai finalmente había llegado a su fin y todo el mundo parecía más feliz. Yo también me sentía bien y feliz. El fin de la guerra era algo feliz definitivamente pero a mi lo que me hacía feliz era pasar tiempo de calidad con Zack y con Tseng.
Tseng era muy amable conmigo todo el tiempo y se aseguraba de llevarme a casa siempre que podía. Como un buen caballero. Me sentía muy bien con él, me sentía viviendo mi primera historia de amor. Aunque no sabía ni siquiera si él sentía algo por mi, de hecho pensaba que no ya que seguía pensando que él era muy importante como para estar conmigo. ¿Como iba a fijarse en mí? Pero aun así, si que era la primera vez que me gustaba de esta manera alguien y me sentía en una película.
Empecé a usar mucho más la sala de entrenamiento y tanto a Zack como a mí nos iba bien. Yo mejoraba con mi habilidad tanto de espada como de materias y Zack se distraía un poco.
— Aunque todo el mundo esté feliz…- Dijo Zack.- No puedo evitar sentirme tan vacío.
— Por Angeal, ¿verdad?- Dije mientras analizaba una materia.
— ¿A dónde ha ido?- Mencionó Zack.
— Debe estar con Génesis seguro…- Mencioné.- Bueno, tiene toda la pinta.
— Seguro… Pero hace semanas que no sabemos nada.- Añadió Zack.- Suerte que te tengo a ti.
— ¡Siempre!- Dije con una sonrisa.
En ese momento el teléfono de Zack empezó a sonar y él lo descolgó llevándoselo a la oreja.
— Aquí Zack… ¿Sephiroth?... Entendido.- Zack colgó y me miró.- Me han llamado al despacho del director Lazard.
— ¿A estas horas?- Pregunté.
— Rarísimo.- Me dijo Zack.- Quédate aquí, ahora vuelvo.
— Bien.- Le sonreí.
En ese momento salió de la sala de materias y yo me quedé allí siguiendo con la sintetización de una materia. Intentaba que saliera bien pero aun me quedaba muchísimo por aprender. Definitivamente no era demasiado lo mio pero lo intentaba.
De golpe unas luces rojas y una alarma empezó a sonar por todo el edificio. Me sobresalté por el ruido, no me lo esperaba para nada. De golpe la puerta de la sala de las materias se abrió y allí apareció Zack, con otras ropas.
— ¡Sil! Hay que salir de aquí, hay un intruso.- Me dijo Zack.
— ¿Eh?- Expresé.
Zack me agarró del brazo y salimos corriendo de la sala de las materias. Zack agarró una espada sencilla y me la dio.
— Ten.- Dijo Zack.- Es mejor que tengas algo para luchar por si acaso.
— Vale… ¡Gracias!- Dije guardándome la espada.
— Vamos a salir del edificio. Me han ordenado ir a la entrada pero tu a mi lado.- Mencionó Zack.
— Yo a tu lado entonces.- Dije con una sonrisa.
Salimos corriendo agarrando el ascensor. Zack le dio al botón de la planta y mientras bajábamos de golpe se paró.
— ¿¡Qué cojones!?- Exclamó Zack.- ¿Se ha parado?
— Deberíamos ir a la entrada sin perder tiempo.- Mencioné intentando volver a activar el ascensor.
El ascensor se volvió a activar y llegamos rápidamente a la entrada. Al salir literalmente vimos a máquinas de Shinra atacando a los mismos centinelas que intentaban proteger el edificio.
— ¿¡Por qué están atacando las armas de Shinra el edificio de la compañía!?- Preguntó Zack antes de ver una especie de hombre con un arma rarisma.- ¡Fijo que es cosa de Génesis! Eso es una copia. Tu quédate atrás, Sil.
— Yo te ayudo Zack.- Saqué la espada y le sonreí.
— Juntos entonces, pero con cuidado Sil. Que esto no es irreal.- Mencionó Zack.
— Lo se.- Añadí.
Nos pusimos a pelear contra una máquina y una copia de Génesis. Me sentía un poco insegura con mi habilidad pero usé mi materia eléctrica para romper la máquina como ya había aprendido anteriormente en la sala de entrenamiento. Zack terminó con la copia y bajamos las escaleras de la entrada viendo incluso más máquinas y copias.
— ¡Mierda!- Exclamó Zack.- ¡Están por todos lados! ¡Cuidado!
— ¡Si!- Sonreí.
Fuimos rápidamente hacia allí y empezamos a luchar juntos contra los 4 enemigos. Verdaderamente estaba nerviosa pero los nervios no podían distraerme. Un paso en falso y yo podía terminar muy mal. Zack se cargó a casi todos los enemigos pero yo pude ayudarle un poco. En ese instante un hombre de pelo largo y gris se acercó a nosotros. Nunca le había visto en persona pero sí en televisión. Era Sephiroth.
— ¡Sephiroth!- Exclamó Zack.
— ¿Y ella?- Dijo Sephiroth mirándome fijamente.
— Es mi amiga. Estaba con ella antes de que pasara esto.- Dijo Zack.
— Hola. Me llamo Sil, encantada.- Mencioné con una sonrisa.
— Yo Sephiroth.- Dijo él algo serio pero bastante encantador antes de volver a mirar a Zack.- Los intrusos son copias de Génesis. Hollander tiene que estar detrás de esto.
— ¿Quién es ese?- Preguntó Zack.
— Un científico de Shinra que se esfumó tras robar la tecnología para fabricar copias.- Mencionó Sephiroth.
— Espera…- Dije al escuchar a Sephiroth.- Entonces deben estar compinchados.
— Casi seguro.- Dijo Sephiroth mirándome.
— ¿Qué es lo que pretenden?- Preguntó Zack.
— Hollander no consiguió ponerse al frente del dpto. de cienta, tal y como deseaba.- Explicó Sephiroth.- Desde entonces se la tiene jurada a Shinra. Busca vengarse.
— Menuda estupidez.- Mencionó Zack.- ¿Cómo va a Génesis a apoyar la causa de ese pirado?
— Preferiría pensar que no, pero… Hay que moverse, Zack. He visto copias en el sector 8.- Dijo Sephiroth antes de mirarme a mi.- Ten cuidado, Sil.
— No te preocupes.- Mencioné.
— En marcha.- Dijo Sephiroth.
Sector 8: Plaza de la fuente.
Fuimos los tres hacia el sector 8, saliendo del edificio de Shinra y plantándonos en la parte central. El ambiente era aterrador, estaba todo lleno de enemigos.
— ¡Madre mia!- Exclamó Zack.
— Será mejor que nos separemos.- Mencionó Sephiroth.
— ¡Ya lo creo!- Dijo Zack para luego mirarme.- ¡Vamos, Sil!
Sephiroth se fue y Zack y yo nos dirigimos hacia el centro de la plaza. Allí vimos a alguien rodeado por dos máquinas.
— ¡Vamos para allá!- Exclamé.
— ¡Si!- Dijo Zack.
Fuimos corriendo hacia allí pero cuando nos íbamos a meter el chico nos puso su arma justo delante, frenándonos.
— El sector 8 es jurisdicción de los Turcos, chavales.- Dijo el chico pelirrojo.
— ¿Te estás quedando conmigo?- Preguntó Zack mirando al pelirrojo.
En ese momento apareció otro chico sin un pelo en la cabeza y con gafas de sol. Nos miró y se recolocó las gafas.
— No hay de qué preocuparse.- Dijo el de gafas.
— ¡Sil!- Una voz sonó detrás mío y al girarme era Tseng.- ¿Qué haces aquí? Deberías volver a tu apartamento.
— ¿La conoces, Tseng?- Preguntó el pelirrojo.
— Sí.- Dijo él mirándome.- Te acompaño a casa.
— Pero yo quiero ayudar.- Respondí.
— Oye entonces… ¿quién se encarga de las otras zonas?- Preguntó Zack.
— Midgar está hasta arriba de bichos.- Dijo el pelirrojo.
— Soldado está en apuros.- Mencionó el de gafas.
— Reno, Rude.- Dijo Tseng de golpe mirándolos a los dos.
— Di la palabra mágica.- Mencionó el pelirrojo.
— Adelante.- Dijo Tseng.
En ese momento esos dos chicos se fueron corriendo hacia otra parte de la ciudad.
— ¿Así que ahora subcontratamos a los Turcos?- Preguntó Zack.
De golpe una chica con el pelo medio rojo medio marrón, un tono entre esos dos tonos, se acercó a nosotros con una sonrisa.
— Soldado no está para tirar cohetes.- Dijo la chica.
— Anda la cosa corta de personal, eh…- Dijo Zack mirando a la chica.- Espera, ¿tu también eres de los Turcos?
— Soy Cissnei.- Dijo ella.- ¿Y vosotros?
— Sil, encantada.- Sonreí.
— Yo Zack, es un placer.- Dijo Zack con una sonrisa.
— Zack, ¿no estabas de misión?- Preguntó Tseng mirando a Zack.
No pude evitar reír. Vi que Cissnei también se había reído un poco.
— Nuestro objetivo es el mismo. ¿Necesitáis ayuda?- Preguntó Zack.
— Agradezco el ofrecimiento, pero…- Dijo Tseng.
— ¡Anda, qué generoso!- Exclamó Cissnei.- Bueno. Tseng, Sil, Zack, tengo que irme.
En ese momento la chica se fue corriendo y Tseng me miró.
— Zack, ve a la avenida Loveless.- Dijo Tseng.- Y tu Sil… Te vienes conmigo que te acompaño a casa.
— Pero Tseng…- Dije yo.- De verdad que quiero ayudar.
— Entonces conmigo, Sil.- Dijo Tseng.
— Bueno.- Dijo Zack.- Cuidala que como le pase algo será tu culpa, ¿vale?
— Estará bien conmigo.- Mencionó Tseng.- No te preocupes.
— ¡Nos vemos luego Sil!- Dijo Zack yéndose hacia la avenida Loveless.
Tseng me miró fijamente y luego miró el ambiente.
— Poco a poco voy mejorando con la espada.- Mencioné.- Estaremos bien.
— Si pasa algo, te llevo a casa inmediatamente.- Dijo Tseng.
— Está bien.- Respondí.
— Vamos a patrullar por la zona y a ver si alcanzamos a Rude y a Reno.- Mencionó Tseng.
Me sentía muy emocionada. Iba a estar junto con Tseng en una misión de proteger Midgar. Era un sueño hecho realidad. Empezamos a andar juntos por el sector 8 y vimos un grupo de monstruos que se dirigían corriendo hacia nosotros.
— ¡Vas a ver de lo que soy capaz!- Exclamé.
Fui corriendo hacia ellos y empecé a luchar con mi espada. Suerte que Tseng sacó la pistola y me ayudó porque si no fuera por él los monstruos me comían.
— Aún tienes que entrenar.- Me dijo Tseng.- Pero lo haces bien.
— ¿Tu crees?- Dije con una sonrisa, mirándolo.
— Sí. Si sigues practicando podrías meterte en los Turcos.- Mencionó Tseng.
— ¿En serio?- Me había hecho feliz escuchar eso.
— Pero mucho más adelante.- Dijo Tseng mientras seguía andando.
— Buenoooo.- Dije riendo.
Seguimos nuestro camino por el Sector 8 y parecía que la cosa estaba más calmada. Llegamos de nuevo a la plaza de la fuente y allí esperaban aquellos dos chicos.
— Tseng.- Dijo el pelirrojo.- Hemos eliminado los monstruos de la zona.
— Bien.- Mencionó Tseng.
— ¿Cuál es lo siguiente?- Preguntó el de gafas.
— Esperemos al informe de Cissnei.- Dijo Tseng.
— Y entonces…- Dijo el pelirrojo mirandome a mi.- ¿Cómo te llamas, monada?
Tseng le dio un golpe fuerte al pelirrojo al escuchar eso y me sonrojé un poco al verlo.
— Me llamo Sil.- Sonreí.- ¿Y vosotros?
— Yo Reno.- Dijo él quejándose aún del golpe.- Encantadisimo.
— Rude.- Dijo el chico de las gafas de sol.
— ¿De que os conocéis vosotros dos, huh?- Preguntó Reno.
De golpe Cissnei vino corriendo hacia nosotros, algo agitada.
— ¡Viene un monstruo enorme!- Exclamó Cissnei.
En ese instante apareció en la plaza de la fuente un monstruo gigantesco que nos amenazaba. Me asusté un poco y Tseng me puso detrás suyo.
— Sil. Manten la distancia.- Dijo Tseng.
Los Turcos empezaron a luchar contra el monstruo y yo me quedé allí sin poder acercarme, sin poder hacer nada. La verdad es que me daba muchísimo respeto, sentía que no tenía el nivel suficiente como para enfrentarme a él. Empecé a ver como los Turcos intentaban de todo para derribarlo pero tenía demasiada fuerza, iban a cansarse.
En ese momento decidí sacar mi materia de invocación, a Ifrit. Ifrit apareció delante nuestro y le saludé con la mano.
— Gracias por acudir, Ifrit.- Dije con una sonrisa.- ¡A por él!
Ifrit fue corriendo hacia el monstruo y rápidamente lo derribó usando sus habilidades. Los Turcos me miraron fijamente sorprendidos por mi actuación y Ifrit volvió a mi.
— ¡Muchísimas gracias, Sil!- Dijo Cissnei viniendo rápidamente hacia mi.- ¡Qué control más estupendo con la invocación!
— Gracias.- Dije algo sonrojada por el halago.
— ¡Eres la ama!- Exclamó Reno quitándole las gafas de Sol a Rude y poniéndomelas.- ¡Te quedan mucho mejor a ti.
Pose junto con la materia y las gafas de sol y empecé a reir junto con Reno y Cissnei. A Rude también le había hecho gracia. Dirigí mi mirada a Tseng y él me miraba fijamente. Me puse un poco nerviosa al notar su mirada tan penetrante en mi. Me quité las gafas y se las di a Rude.
— Quedatelas.- Dijo Rude.- Tengo más.
— ¿En serio?- No pude evitar sonreír y me las volví a poner volviendo a posar.
— Te quedan bien.- Dijo Tseng. Mi corazón empezó a ir mucho más rápido.
— Oh, empiezo a pillar lo que pasa aquí.- Dijo Reno con una sonrisilla.- Vamos, chicos, vamos a volver a revisar por el sector 8.
— Nos vemos otro día, Sil.- Dijo Cissnei.
— Si, vale.- Dije con una sonrisa.
Rude asintió y los tres se fueron. Tseng suspiró y me miró fijamente.
— Es tarde. Es mejor que vuelvas al apartamento.- Me dijo Tseng.- Se hará de día en cualquier momento y tienes que descansar.
— Bueno…- Dije quitándome las gafas.- En realidad… tengo sueño así que no me parece mal.
— Vamos.- Dijo Tseng agarrandome la mano.
Cada vez que me agarraba la mano mi corazón iba a salirse de mi pecho. Me sentía tan bien con él.
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil
Me acompañó hasta mi apartamento y le miré antes de entrar a casa.
— Muchas gracias, como siempre…- Mencioné.
— No es nada.- Dijo Tseng.
— Ah… y gracias por haberme dejado luchar junto contigo.- Agregué.- Ha sido una buena experiencia.
— En realidad…- Dijo Tseng.- Lo has hecho muy bien.
Me puso la mano en el pelo y me lo acarició. El color subió corriendo hacia mis mejillas y yo nos pude evitar ponerme muy nerviosa. Subi la mirada y lo pillé, mirándome, justamente en los labios. La tensión subía cada vez más, parecía que los dos queríamos besarnos.
¿O es mi mente que se está volviendo loca por su amor?
— Descansa, ¿si?- Me dijo Tseng.- Nos vemos pronto, Sil.
En ese momento él se fue y yo entré al apartamento. Dejé ir un suspiro de amor, de enamoramiento. Dejé las gafas de Rude al lado de mi mesita de noche y me senté sacando mi teléfono y enviándole un SMS a Zack.
"Zack. Ya estoy en casa para que no te preocupes. Me han acompañando hasta aquí y sigo de una pieza. Espero que tu estés bien. Dime algo."
Me estiré en la cama y poco después recibí un SMS de Zack.
"Las cosas se están complicando en el reactor de mako n.º 5. Pero lo estamos gestionando Sephiroth y yo como mejor podemos. Me alegra saber que estás bien, estaba preocupado. Te digo algo cuando termine. Y vete a dormir que sino, ¿a qué hora te despertaras? ¿por la noche?"
Aunque me reí por su mensaje no pude evitar preocuparme un poco. Esperaba con todo mi corazón de que le fuera bien y que nada malo pasara. Su salud mental estaba de capa caída por culpa de todo el tema de Angeal y Génesis y lo que menos quería es que algo más le afectara. Cerré los ojos y me quedé dormida en ese mismo momento.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
0 notes
Text
Capítulo 2 (Crisis Core)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII CRISIS CORE por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
(1 mes más tarde)
Edificio Shinra: Planta 49 (Dependencias de Soldado): Sala de materias.
Había pasado un mes desde que empecé a venir a la sala de materias casi todas las noches. Cuando Zack no tenía misiones pasaba las horas conmigo en la sala y aprendíamos juntos de lo poco que sabíamos. Además, hablábamos de la vida, de nosotros. Cada día que pasaba nos llevábamos mejor. Él me llamaba siempre que se iba a alguna misión de más de dos días y también me venía a visitar algunos días a mi apartamento.
Los días que Zack no estaba podía seguir yendo a la sala de materias ya que Tseng me asistía. Él intentaba explicarme cosas sobre las materias y poco a poco era más permisivo con las horas, sobre todo cuando estaba con él. Me trataba muy bien. Empezó a venir a buscarme a la puerta de casa y me volvía a traer e incluso me dio su número de teléfono y yo el mio.
Me sentía bien acogida. Estaba avanzando a pasos agigantados con la creación de materias pero aun me quedaba mucho por saber ya que tampoco eran muy allá. Necesitaba algo más asombroso para poder hacer dinero.
— No puedo parar de pensar en Angeal.- Me dijo Zack mientras hacía sentadillas.- ¿Es que no piensa volver?
— Ya ha pasado un mes…- Mencioné mientras analizaba una materia con la máquina.
— Este tal Génesis no es más que un desertor que se llevó consigo a unos cuantos de 2.ª y 3.ª clase.- Mencionó Zack.- ¡Y encima utilizó sus copias para atacarnos!
— ¿Qué clase de tecnología se usa para crear copias humanas?- Pregunté.- Ni siquiera sabía que eso era posible.
— Es una locura.- Me dijo Zack.- ¿No te da la sensación de que todo se está yendo a la mierda?
— En general, si.- Dije.- Es que no me entra en la cabeza.
La máquina me dio error y suspiré. Estaba algo cansada de fallar siempre y de no mejorar.
— Mañana tengo una reunión.- Mencionó Zack.- Para una nueva misión.
— ¿Ah si?- Pregunté con una sonrisa.- ¡Eso son buenas noticias! Que te saquen del banquillo.
— Tampoco estoy siempre en reserva.- Dijo Zack riendose.- ¿Sabes quién más tiene que venir a la reunión?
— ¿Quién?- Lo miré fijamente a los ojos.
— Tseng.- Mencionó Zack y escaneando mi reacción. No pude evitar ponerme algo roja y desviar la mirada.- Te hace tilín, ¿eh?
— ¡No me hace tilín!- Exclamé yo dándole un pequeño golpe a Zack.- ¡Nada de nada!
— ¡Pero si te has puesto roja!- Dijo Zack riendose de mi.
— ¡De que vas!- Exclamé, riendo, dándole más golpes y acercándome a él.
—¡Oye! ¡No me muerdas!- Exclamó Zack, riendose.
— Lo conozco desde hace poco.- Mencioné volviendo a la máquina.- Y… yo no soy nadie sabes.
— ¿Y qué?- Dijo Zack.- No lo había visto portarse tan bien con nadie nunca. Yo creo que a él también le gustas.
— ¡Zack!- Exclamé, roja al escuchar esas palabras..- ¿Vamos a hablar de chicos ahora? Mejor hablemos de ti.
— ¿De mi?- Dijo él con una sonrisa.
— ¡Sí!- Exclamé.- ¿Alguna chica que te guste?
— La recepcionista es mona.- Mencionó Zack.- Le invité a una cita pero me parece a mi que no le gustó la idea demasiado.
— Normal- Dije riendo.
Poco tiempo después ya se hizo la hora y tuvimos que abandonar la sala de creación de materias. Me despedí de Zack y volví a mi apartamento a dormir.
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil
Al despertar tenía un mensaje de Zack: "Buenas tardes, Sil. Deja de dormir que se te pegaran las sábanas a la piel. Estoy con Tseng en Banora. El pueblo natal de Angeal. Creo que quizás aquí pueda saber algo de su paradero. No creo que tardemos todo el día así que nos vemos esta noche donde siempre. Adiós, adiós."
Me reí un poco y me levanté de la cama. Agarré las materias y empecé a limpiarlas efusivamente con agua y jabón. Me gustaba cuidar de ellas, sentía que así iban a poder cumplir mejor su función aunque fuera una tontería. Cuando terminé, me hice de comer algo fácil y sencillo: Pasta. Me encanta la pasta. Luego me empecé a preparar para estar lista para la noche.
(Varias horas más tarde)
Salí del apartamento y me dirigí al edificio de Shinra. Fuera del aparcamiento se encontraba Zack, en la puerta, esperándome. No se le veía demasiado bien.
— ¿Estás bien?- Pregunté al acercarme.
— No lo sé.- Dijo él.- Vamos dentro y… te cuento.
Sala de materias.
Entramos al edificio y nos dirigimos a nuestra querida sala de creación de materias. Allí Zack se sentó en el suelo y yo me senté a su lado.
— Como ya te he dicho… He ido a Banora.- Me dijo Zack.- La aldea natal de Angeal. Lo que yo no sabía es que era la aldea natal de Génesis también.
— ¿En serio?- Pregunté.- ¿Se conocían entonces?
— Parece que sí y además no eran simples conocidos. Eran mejores amigos.- Mencionó Zack.- En el pueblo habían más copias de Génesis. Como las que vi aquella vez en Wutai. Génesis cuando desertó se llevó varias armas especiales para su propio uso. Nos habían dado la misión de recuperarlas o destruirlas pero todo se complicó aún más. Tseng me dijo que fuera a casa de Angeal, el enemigo probablemente había tomado la zona así que tenía que darme prisa para ver si había alguien. Me dirigí hacia allí y al entrar… se encontraba la madre de Angeal.
— Madre mia.- Dije yo.
— Espera que aún hay más.- Mencionó Zack.- La madre de Angeal me preguntó si había venido con Génesis. Una pregunta bastante extraña. Ella me dijo que Génesis había vuelto al pueblo hacía cosa de un mes con un ejército de secuaces y se dedicaron a acabar con la vida de muchos aldeanos. No podía creer lo que estaba escuchando. Tenía que preguntar por Angeal, me empezó a preocupar la situación. Su madre me dijo que había pasado por allí, que había dejado su espada y se había ido. Y sí, allí estaba la espada de Angeal, la que representa el honor de su família. Intenté decirle que se escondiera pero me dijo que Génesis no le podía hacer daño y no pude convencerla de salir de allí. Me fui de la casa, parecia que queria estar sola. Y más copias de Génesis aparecieron. Estaba la aldea repleta. En ese instante recibí una llamada de Tseng diciendo que en una fábrica abandonada había visto entrar aún más copias de Génesis.
— ¿Se escondían allí?- Pregunté.
— Lo usaban como cuartel general.- Añadió Zack.- Fui corriendo hacia allí y en el barranco me esperaba Tseng. Me dijo que había encontrado una tumba bastante nueva y que era de los padres de Génesis.
— ¿Él ha asesinado a sus propios padres?- Pregunté, sin dar a cuento de lo que me estaba contando.
— Sí, esa es la teoría más acertada…- Dijo Zack.- Le dije a Tseng que no había encontrado a Angeal en su casa y que hablaría con él cuando le encontrase con la esperanza de hacerlo volver, junto con Génesis. Entonces Tseng me dijo que entendía porque Sephiroth me había elegido a mí. No entendía nada. Pero se ve que la misión primeramente fue asignada a Sephiroth pero él la rechazó. Me escogió a mi para remplazarle porque no quería enfrentarse a sus únicos amigos.
— Eso es… muy triste.- Mencioné.
— Mucho… Pero Angeal también es mi amigo.- Mencionó Zack.- Tseng y yo entramos a la fábrica que estaba repleta de copias de Génesis que tuve que cargarme. Entramos a la parte trasera de la fábrica. Parecían las oficinas y Tseng empezó a mirar el ordenador para confirmar que allí es donde se creaban las copias. Me mandó a ir a la planta de arriba, quizás allí se encontraba Génesis. Y sí, al subir, allí estaba recitando un libro: "Infinito en misterio es el don de la diosa. Buscámoslo y tras él hacia el cielo nos alzamos. Como ondas surgidas en el manto del agua, el alma errante sosiego nunca alcanza"
— Loveless.- Mencioné al escuchar las icónicas frases de esa historia.
— Si…- Dijo Zack.- Tseng vino conmigo en ese momento y mencionó que en la tumba también había encontrado restos de nuestros hombres. Génesis les obligó a enviar informes falsos a Shinra y empezó a decir que sus padres le habían traicionado, desde siempre. Se enfadó con nosotros, por estar allí, juzgandole y atacó a Tseng con magia PIRO.
— ¿¡Está bien!?- Pregunté, preocupada.
— Si, se ha recuperado bien.- Dijo Zack a lo que yo suspiré, algo aliviada.- Me intenté enfrentar a Génesis sacando mi espada pero de golpe… Angeal apareció delante mío. Génesis y Angeal empezaron a hablar de algo que parecía que solo entienden ellos y antes de poderle decir nada a Angeal, se fue, detrás de Génesis.
— ¿Qué dices…? ¿No te dejó ni saludarle?- Pregunté.
— No…- Suspiró.- Intenté correr detrás de él pero unos perros infernales se pusieron en mi camino. Suerte que Tseng apareció y les disparó, quedándose allí para darme tiempo para ir detrás de ellos. Teniamos que bombardear la aldea para quemar todo, para quitar pruebas, eso me había dicho Tseng. Tenia que correr a casa de Angeal a avisar a su madre y al llegar… su madre yacía muerta en el suelo.
— ¿Qué?- Exclamé.
— Sí… y además… allí se encontraba Angeal. Él la había matado.- Mencionó Zack.- Le agarré y empecé a sacudirlo. No podía creer lo que acababa de ver. Angeal, un tío que siempre defendia su honor.. va y hace eso. Es que… ¡No me cabe en la cabeza! Empezó a decir que su madre no podía vivir y que él tampoco. Me estaba volviendo totalmente loco. Y Génesis apareció diciendo que no podía seguir viviendo en ese lado.
— Pero… ¿Qué lado? ¿Qué traman?- Pregunté, tampoco entendía nada.
— Es que… yo tampoco… Además en ese momento Angeal se marchó y aunque intenté ir detrás suyo… Génesis me hizo la zancadilla.
— Que hijo de puta…- Mencioné.
— Entonces el tipo se puso a volver a recitar. ¿¡Qué coño le pasa con recitar!?- Exclamó Zack.- "Tan solo un amargo mañana te aguarda, sin siquiera importar qué aires pudiesen soplar" Y de golpe mencionó a Sephiroth diciendo que como no había venido… me tendría que enfrentar a su invocación. Tuve suerte y pude contra la invocación… pero es que no tendrían que usarse así. No son para eso…
— Vaya…- Miraba a Zack fijamente, se le notaba tan desolado en sus palabras.
— No pude evitar preguntarle por su honor… ¿Qué había sido de su honor y de sus sueños? Todo Soldado tenia… Y él me dijo que Angeal y él… son monstruos.- Dijo Zack.- Y que carecen de sueños y de honor. En ese momento, le salió una sola ala de color negro y echó a volar… No podía creer lo que acababa de ver. Los edificios empezaron a explotar por el bombardeo y Tseng vino a recogerme con el helicóptero.
— ¿Cómo te sientes?- Le pregunté.
— Demasiado confundido.- Respondió Zack.- Tengo tantas preguntas…
— Hay tantas cosas que yo tampoco entiendo.- Suspiré.- Me gustaría ayudarte pero me siento incluso más pérdida de lo que tú tienes que estar. Simplemente espero que Angeal recapacite y vuelva…
— Eso es lo que yo también espero.- Dijo Zack.- Aún así, he sacado algo positivo de esto.
— ¿El qué?- Pregunté.
— Ten.- Me dijo Zack dándome una materia de invocación.- Me la pude quedar así que… toda tuya. Es Bahamut.
— ¿En serio?- No pude evitar sonreír, mis ojos delataban mi felicidad.
— Qué sonrisita se te ha salido.- Dijo Zack sonriendo también.- Por lo menos ha valido la pena todo esto, entonces. ¡Oye! ¿Qué tal si le invocamos y lo entrenamos? También a Ifrit.
— ¿En serio?- Pregunté.- ¿Podemos hacer eso?
— Vayamos a la sala de entrenamiento de esta misma planta. Allí es dónde me paso la mayoría del tiempo así que se como va.- Dijo Zack.
— Solo tengo permiso de estar en esta sala…- Mencioné.- Pero me muero de ganas de probar las invocaciones.
Sala de entrenamiento
Me levanté con una sonrisa y ayudé a Zack a levantarse. Parecía que la idea también le gustaba ya que parecía un poco más animado que antaño. Salimos de la sala de materias y literalmente al lado se encontraba la sala de entrenamiento. Entramos y Zack se puso en medio para configurar el entrenamiento. Normalmente este tipo de salas funcionaban a base de hologramas que te metían en el mundo virtual y generaban monstruos de manera virtual.
— ¿Has peleado alguna vez contra algún monstruo?- Preguntó Zack.
— Que yo sepa no.- Dije.
— Entonces vamos a empezar por el nivel fácil.- Zack le dio al start y varios monstruos aparecieron delante nuestro, en pausa. Zack se acercó a mí y me dio una espada de una mano estándar de Shinra.- Con esto atacas al enemigo, no dejes que te den.
— ¿Peleamos juntos?- Pregunté.
— ¡Juntos!- Exclamó Zack.
Activating combat mode.
Zack le quitó la pausa y los bichos empezaron a venir a por mi. La verdad es que no podía sentir más que una repulsión de asco al verlos. Me parecian horribles.
— ¡Ah!- Exclamé empezando a correr.- ¡Vienen a por mi!
— Pero Sil, ¡ataca!- Exclamó Zack riéndose.
Respiré profundamente y me puse en guardia como podía. Nunca en la vida había agarrado una espada y no tenía ni idea de como funcionaba. El bicho vino corriendo hacia mi y después de soltar un grito y le ataqué, haciendo que explotara.
— ¡Bien esa!- Me dijo Zack con una sonrisa.- A la próxima, con más seguridad.
— ¡Vale!- Dije con una sonrisa.
Me acerqué al otro bicho y le ataqué sin pensarmelo mucho haciendo que también explotara.
— ¡Toma!- Exclamé con una sonrisa.
Conflict resolved.
— ¿Preparada para el nivel dos?- Preguntó Zack.
— ¡Si!- Exclamé.
Zack le dio al botón y esta vez aparecieron dos máquinas enormes. Me asusté un poco al verlas, parecian aniquiladoras.
Activating combat mode.
— ¡Sil! Usa tu materia electrificante contra las máquinas. Son débiles a la electricidad.- Me dijo Zack.
— ¡Recibido, capitán!- Mencioné sacando mi materia electrica con una sonrisa.
Use ELECTRO contra las máquinas y empezaron a escacharrarse. Cuando parecían vulnerables yo ataqué a una con mi espada y Zack atacó a la otra. Los eliminamos a los dos provocando una explosión y chocamos los cinco.
Conflict resolved.
— Somos los mejores.- Dije yo con una sonrisa.
— ¡Ahora, nivel tres!- Dijo Zack dándole al botón de start de nuevo.
En ese instante un monstruo enorme apareció. Tenía un mazo gigante y poca cara de buenos amigos.
— Esto ya me da más respeto…- Mencioné.
— ¡Mini-Boss!- Dijo Zack.- Momento de probar Ifrit. ¿Quieres?
— ¡Venga, si!- Dije con una sonrisa.
Activating combat mode.
El bicho daba muchísima impresión. Me sacaba 8 cabezas y era muchisimo más grande que yo. En ese momento saqué la materia de Ifrit y le invoqué. No pude evitar quedar fascinada al verle en escena.
— ¡Encantada Ifrit! Espero que nos llevemos bien.- Dije con una sonrisa. Escuché a Zack como se reía de mi.- ¿De qué te ries?
— Es raro que le hables a la invocación.- Dijo Zack riendo.
— ¡Oye! Yo quiero que nos llevemos bien.
Zack luchaba contra el monstruo lo mejor que podía y yo intentaba controlar a Ifrit de la mejor manera. Me daba miedo acercarme al monstruo así que no iba a usar la espada. En un momento en el que me había distraido escuché la voz de Zack.
— ¡Sil, cuidado!- Exclamó Zack.
Me giré y vi al bicho levantando el mazo contra mi. Yo simplemente puse mis manos delante mío como acto reflejo, como si eso pudiera pararse de esa manera. De golpe el monstruo desapareció y la escena de combate se esfumó.
— No os he dado permiso para estar aquí.- Era la voz de Tseng. Había entrado a la sala de entrenamiento. Ifrit volvió a mí en ese instante.
— ¡Vamos, Tseng! Solo le estoy enseñando a combatir. No pares el entrenamiento.- Dijo Zack.
— ¡Tseng!- Dije yo al verme y acercándome a él.- ¿Estás bien? ¿Tienes alguna quemadura…?
Tseng se sorpendió por mis palabras y vi como sus mejillas se ponían ligeramente rojas. No pude evitarlo y me sonrojé también, desviando mi mirada.
— Estoy bien…- Dijo Tseng.- Podría haber sido mucho peor.
— Me alegra, de verdad.- Mencioné con una sonrisa.
— Sil, dame la espada.- Dijo Tseng. Tuve que hacerle caso y devolverle la espada.
— Pero si algun dia nos invaden los monstruos o algo y Sil está desprotegida tendrá que aprender a defenderse, ¿no?- Mencionó Zack mirando a Tseng.
— Me lo estaba pasando bien.- Mencioné con una ligera sonrisa.- Esto de combatir me gusta.
— Bueno.- Dijo Tseng.- Pero ya es la hora, es mejor que vuelvas a casa.
— Bueeno…- Sonreí, contenta de que al final Tseng nos lo dejara pasar.
— Te acompaño, Sil.- Dijo Zack mirándome.
— No te molestes.- Mencionó Tseng.- La acompaño yo.
— Entonces… ¿nos vemos mañana Zack?- Pregunté con una sonrisa.
— ¡Sí!- Dijo Zack.- Entrenaremos más así que preparate, ¿eh?
— ¡Entendido!- Sonreí.
Sector 8. Zona residencial.
En ese momento Tseng me abrió la puerta y salí junto con él. Salimos del edificio Shinra llegando al sector 8.
— Imagino que Zack te habrá contado todo, ¿no?- Me preguntó Tseng.
— Si…- Mencioné.- No puedo evitar estar preocupada, el asunto no parece demasiado sencillo y le está afectando mucho.
— Angeal fue quien entrenó a Zack. Él le considera su amigo más cercano.- Mencionó Tseng.- Es normal que no esté siendo fácil para él.
— Si lo sé.- Dije.- Por lo menos parece que se distrae conmigo. Y me alegra mucho.
— Parecía mucho más animado que esta tarde.- Dijo Tseng.
— Por cierto…- Mi corazón empezó a ir rápido.- Deberías tener más cuidado tu también… No me gustaría que te pasara nada…
Noté la mirada de Tseng a mis palabras y mi corazón se movía cada vez más y más rápido.
— Si me lo dices tú, tendré más cuidado.- Dijo Tseng.
En ese momento noté como la mano de Tseng agarraba mi mano y entrelazaba sus dedos con los míos. Dirigí mi mirada hacia nuestras manos y definitivamente estaba siendo así. Iba a explotar de todas las mariposas que tenía en mi estómago.
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil
Estuvimos todo lo que quedaba del camino yendo juntos, agarrados de las manos. Me sentía en una nube. Era la primera vez que un chico me agarraba la mano con esta delicadeza y no podía estar más nerviosa.
Tseng me acompañó hasta la puerta de mi casa y fue justo allí que nos soltamos las manos. Cuando levanté la mirada para verlo vi que él también estaba ligeramente sonrojado. ¿Era recíproco?
— Muchas gracias por acompañarme, como siempre…- En mi voz se notaban mis nervios.
— No es nada. Prefiero esto a que te pase algo…- Me dijo él mirándome fijamente a los ojos.
— Nos vemos…- Abrí la puerta de mi casa para meterme pero Tseng me paró.
— Antes… Bueno.- De golpe sacó una manzana con un color muy especial.- Esta es la especialidad de Banora. Manzanas de Banora o bobozanas para los amigos… He pensado que quizás te gustaría probarla y he cogido una para ti…
Mis ojos se abrieron como platos y sonreí, mi corazón se sentía muy feliz.
— ¿De verdad?- Dije agarrando la manzana.- ¡Muchísimas gracias, Tseng!
Acerqué la manzana a mi poco y la probé. Mi cara cambió, estaba tan rica que la emoción salía por mis ojos. Tseng se rió un poco al verme así y no pude evitar ponerme roja.
— Ahora, ve a descansar, ¿si?- Dijo Tseng.
Me acercó a él y me dio un pequeño beso en la cabeza. Mi corazón en ese momento ya estaba que no podía más. Me daba mil vueltas, mil tumbos. Me sonrió y se fue.
Me metí en el apartamento. Este se llenó metafóricamente de mariposas que bailaban acompañando los sentimientos de mi corazón. Me senté en la cama con una sonrisa de oreja a oreja y me terminé la manzana. La mejor manzana de mi vida.
Al terminar, me tumbé en la cama y cerré mis ojos. Solo podia visualizar a Tseng.
Estaba totalmente perdida y enamorada de él.
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
0 notes
Text
Final Fantasy VII: Alternative World CRISIS CORE
2 notes
·
View notes
Text
Capítulo 1 (Crisis Core)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII CRISIS CORE por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil.
— A ver… Vamos a repasar el plan una vez más. Primero de todo es ir a la estación del sector 1. ¡Fácil! Vivo al lado. Segundo, atravesar la zona residencial del sector 8. ¡Segunda parte fácil del plan! Tercero, llegar al edificio Shinra pero no entrar por la puerta principal. Sería demasiado sospechoso, ¿no? Espera, voy a sacar el mapa del edificio… Si, por aquí justo. Cuarto paso… ¿Acaso tengo cuarto paso? Bueno… ¡Improvisación! ¡Sobre la marcha! Me sirve con encontrar una sala de archivos, una biblioteca… lo que sea.
Me levanté de la cama rápidamente y miré mis pertenencias. Agarré lo que fuera suficiente para mi y para la misión: El mapa del edificio Shinra, varias de mis materias, aunque no fueran nada del otro mundo, y un chocolate. Nunca se sabe si en mitad de una misión te dará hambre. Me puse todos los objetos en la mochila.
— ¡Hoy es el dia que lo cambia todo!- Expresé para mi misma.- ¡Voy a conseguir muchisimo dinero después de todo! Y más me vale… porqué sino, no se como voy a pagar un piso tan caro… Hay que ver… Quien me mandó a mi a meterme en un piso en la plataforma del Sector 1…
Miré el reloj del apartamento. Ya se acercaba la hora. Me puse la mochila sobre mis hombros y salí de casa, cerrando con llave. Me dirigí corriendo hacia la estación de tren. La ilusión se notaba en mis ojos, me moría de ganas de realizar la misión. Al llegar a la estación saqué mi lista y marqué como realizado el primer paso.
— ¡Ahora solo quedan… tres más!- Sonreí.
Sector 8: Zona residencial.
Los edificios de esta zona residencial de Midgar eran incluso más espectaculares que los del sector 1. Aun así, estos pisos eran aún más caros sobre todo aquellos ubicados en la avenida Loveless aunque no era de extrañar, definitivamente una de las avenidas más bonitas de todo Midgar. Casi que soñaba con vivir allí algún día. Antes de seguir con la misión me desvié para pasear por la avenida Loveless, miraba fijamente los edificios y las luces.
— Cuando consiga toda la información y pueda hacer materias muy poderosas… ¡me compraré un piso aquí!- Dije señalando el cartel de Loveless.- Bueno… segundo paso ¡listo!
La gente de la calle se me quedó mirando al decir esas palabras pero no me importaba. Era momento de seguir hacia el edificio Shinra. Me crucé de punta a punta el sector 8 hasta por fin, plantarme en el sector 0 o más bien dicho, el edificio Shinra.
Sector 0: Afueras del edificio Shinra.
Me escondí detrás de unos contenedores de mercancías. La entrada estaba llena de centinelas y aunque tú cómo civil puedas andar libremente por allí no quería levantar ningún tipo de sospecha.
Saqué mi mapa del edificio Shinra. El edificio era tan grande que los planos eran bastante confusos pero algo tenía claro y era que la mejor manera de colarse sin que nadie se diera cuenta era por el aparcamiento. Guardé el mapa nuevamente. Una sensación de adrenalina invadió mi cuerpo, era el gran momento.
La luna iluminaba la zona, era casi medianoche, la mejor hora para entrar. Puse mis ojos en la situación y vi como un camión iba lentamente por la carretera dirección el aparcamiento. Eché a correr y me agarré de la parte trasera del camión. Escalé como pude su gran carga y me puse arriba de este, sentada, con una gran sonrisa. Esto solo me acercaba aún más al objetivo. Poco después el camión llegó al aparcamiento y sin pasar un solo control de seguridad pasó directamente. ¿Tan fácil era entrar?
El centinela conductor aparcó y bajó del camión yéndose directamente a la entrada trasera del edificio. Miré a los dos lados y bajé corriendo del vehículo para dirigirime a toda velocidad a la entrada, antes de que se cerrara y no pudiera entrar.
Había tenido la mejor suerte del mundo. Un camión, un centinela con identificación casi que me había abierto la puerta como todo un caballero. Estaba en racha, nada podia salir mal.
Edificio Shinra: Planta 0.
No había casi nadie en las instalaciones. Esa era la suerte de haber escogido este momento de la noche para venir. Me senté en el suelo y marqué la tercera tarea como completada. Ahora solo quedaba encontrar un sitio donde conseguir información. Me puse a mirar de nuevo el mapa y vi que había una sala de archivos no demasiado lejos de la planta 0. Ese iba a ser mi objetivo. Me lo marqué con el bolígrafo y empecé a mirar cual era la mejor ruta para subir las plantas sin ser detectada. Exactamente, las escaleras de emergencia.
Me dirigí hacia allí intentando esconderme en cada cosa que pudiera taparme mientras avanzaba pero tuve un gran problema. Para acceder a las escaleras de emergencia era necesaria una tarjeta de autorización.
— Mierda…- Susurré.
Miré fijamente a mi alrededor desde detrás de una planta y allí avisté un centinela, pero no iba en dirección a las escaleras de emergencia, no iba a abrirme la puerta. Lo único que podía hacer en ese momento era robarle la tarjeta y pasar a toda velocidad. Saqué mi materia electrificante y la miré fijamente. No tenía absolutamente nada de poder. La había comprado en una tienda de tercera por míseros 100 guiles pero podía ser la clave en ese momento. La empleé contra el centinela que de golpe se electrificó. Salí de detrás de la planta y fui corriendo hacia él, metiendo la mano en su bolsillo y quitándole la tarjeta de identificación. Rápidamente me volví a esconder y cuando el centinela se recompuso miró fijamente a su alrededor, algo asustado. Me había dado un poco de pena pero no hubiera podido hacer nada más.
Me acerqué a la puerta de las escaleras de emergencia y puse mi tarjeta de identificación. La puerta se abrió en ese instante y pude pasar.
— ¡Toma!- Exclamé.- ¡Soy todo un prodigio! Ahora, hacia arriba.
Empecé a subir las escaleras y miré de nuevo el mapa. La sala de archivos a la que quería llegar no estaba más lejos de la planta 20 así que por suerte tampoco tendría que subir tantos pisos. Me agarraba de la barandilla para impulsarme al subir, no estaba acostumbrada a tanta traca.
Me planté delante de la planta 13. No quería subir ni un escalón más, así que entré sigilosamente. Desde allí miré la planta fijamente. Parecían unas oficinas sin nada más importante pero posiblemente tenían información de la más relevante.
Empecé a andar por los pasillos con mil ojos, por si acaso y vi una puerta con un escrito en ella: "Archivos comunitarios".
— ¡Bingo!- Sonreí.
Me metí rápidamente en esa sala y empecé a registrarla de arriba a abajo sin dejar nada por mirar. No había encontrado absolutamente nada que tuviera que ver con las materias. Me estaba comenzando a frustrar hasta que los astros se alinearon a mi favor.
— ¿Y estos archivos? Creación de materias… volumen I y II. ¡No me lo puedo creer!- Exclamé.- ¡Aquí hay información!
— ¿Quién anda ahí?- Una voz sonó desde fuera de la sala y me estremecí. Al segundo entró dirigiendo sus ojos hacia mí. Era un chico de pelo negro y ojos azules y además, para mi mala suerte, llevaba el uniforme de soldado. ¡Mierda! ¡Me habían pillado!- ¿Qué haces aquí? ¿Quién eres? No parece que trabajes aquí.
— Yo… eh…- Intenté pensar rápidamente en una excusa pero no me salía nada. Puse los papeles de información detrás de mí- ¡No hago nada!
— Déjame ver eso.- Dijo el soldado quitándome los papeles que me había conseguido tanta meditación conseguir.
— ¡Eh!- Exclamé.- ¡Devuélveme eso!
— Creación de Materias: Volumen I y II.- El chico se empezó a reir.- ¿Te has colado aquí solo para robar esto?
— ¡Oye! ¿De qué te ríes?- Exclamé.- ¿Quién eres, para empezar?
— ¡Me llamo Zack Fair! ¡Soldado de segunda clase pero pronto de primera, seguro que sí!- Exclamó el chico.- ¿Y tú, ladrona?
— ¡No soy ninguna ladrona!- Mencioné.- No te voy a decir nada, no quiero que me delates, ¿sabes?
— Si te delatara por robar esta clase de información primaria me regañarian a mí por no estar haciendo cosas más importantes.- Dijo el tal Zack.
— ¿Información primaria?- Pregunté.
— Sí.- Mencionó mirando los papeles.- Esta clase de información se puede encontrar en cualquier biblioteca pública de la ciudad. No es nada extraordinario.
— ¿En serio?- Suspiré.- Pues vaya fracaso…
— Explicame, ladronzuela. ¿Qué clase de información buscas?- Me preguntó Zack.
— ¡No soy una ladronzuela! Me llamo Silke para tu información.- Mencioné.- Y solo quería saber información clasificada acerca de las materias, nada más.
— Bien, Silke…- Dijo Zack.
— ¡Ui no, qué raro!- Exclamé.- Mejor llámame Sil.
— Entonces, Sil.- Mencionó el tal Zack riendo un poco.- ¿Realmente pensabas que viniendo a una sala de archivos comunitarios ibas a encontrar información clasificada?
— ¡Ai!- Mencioné.- Si ni siquiera sabía por dónde empezar…
— ¿Necesitas ayuda? ¡Me se estas instalaciones como la palma de mi mano!- Exclamó Zack.- Bueno a ver, no tanto, pero algo si.
— Espera…- Dije mirando al tal Zack fijamente.- ¿Para que un soldado iba a querer ayudarme? ¿¡Eh!? ¿Me estás tendiendo una trampa?
— ¡Oye!- Dijo él.- Simplemente me parece que eres una cotilla. Y vamos, como te pillen los superiores tu curiosidad va a aprender lo que es un calabozo.
Se me erizó la piel al escucharle. Definitivamente que me pillaran los superiores no era moco de pavo y no quería para nada que eso pasara.
— Bueno, venga, va.- Dije con una sonrisa y tendiéndole la mano.
— ¡Encantado de conocerte, Sil!- Dijo Zack aceptándome la mano y sacudiendomela fuerte. En ese instante me devolvió la información.- Sé de varios sitios en los que quizás haya información algo más útil que esta.
— ¿Tu crees que esa información podría hacerme rica?- Pregunté.
— ¿Eh? ¿Es para eso por lo que la quieres?- Me preguntó de vuelta.
— Bueno, parte si.- Dije sacando una de mis materias.- Pero tengo que admitir que me encantan. No sé, me siento unida a ellas de cierta manera.
— Entonces… ¡Te ayudo y del dinero que consigas me das un porcentaje!- Dijo Zack con una sonrisa.
— ¡Pero que rata!- Exclamé con una risilla.- Pero va, ¡trato hecho!
— Entonces… ¿Empezamos hoy, socia?- Me preguntó.
— ¡Sí, socio!- Me reí.
La emoción subía por mi cuerpo. Con un soldado en el equipo iba a ser todo mucho más fácil. Me agarró del brazo y me llevó corriendo hacia las escaleras de emergencia.
— ¡Oye, Zack! ¿Hay que subir aún más?- Le pregunté mirando las escaleras.
— Un poco solo.- Me dijo él.- Por el ascensor podrían pillarte, ¿o pillarnos?
— Uf, vale.- Suspiré, riendo un poco.
Empezamos a subir nuevamente por las escaleras aunque no tardé demasiado en cansarme. Mis piernas empezaban a pesar.
— ¡Zack esto es demasiado para mi, eh!- Exclamé.
— ¡Qué dices, Sil!- Dijo él.- Estás en muy mala forma.
— ¡De que vas!- Exclamé riéndome un poco.- ¡Yo hago lo que puedo!
Llegamos a la planta 20 y me quedé mirando fijamente la puerta. Ponía "Departamento de Ciencia y Desarrollo". Intenté entrar por inercia, posiblemente aquí podría encontrar algo de valor.
— ¡Epa para el carro!- Me dijo Zack.- Esta sala está llena de cámaras de vigilancia. Puedo entrar yo, pero no tú.
— Que injusto.- Dije.- Tiene pinta de que aquí puede haber algo de información clasificada.
— Esperame aquí.- Mencionó Zack.
Él entró a la sala y me senté en uno de los escalones. Empecé a leer la información que había conseguido en la otra sala determinadamente.
"Una Materia es la condensación del mako cristalizado. Metafísicamente, la Materia forma parte de la corriente vital y manipula la propia naturaleza. A la larga la exposición de la mayoría de la materia tiene consecuencias que disminuyen las habilidades del usuario, aunque otros trozo de materia las mejoran…"
— Vaya… es muy interesante todo esto.- Mencioné.
"Como se menciona, diferentes materias producen distintos efectos, distinguibles por el color y tamaño. La materia también produce nuevos fragmentos de materia en el tiempo, aunque el proceso exacto de esto no se especifica. La nueva materia se dice que es «nacida»"
De golpe escuché la puerta abrirse y me asusté un poco. Al mirar hacia adelante vi a Zack.
— ¡Casi me matas del susto!- Exclamé. Él se empezó a descojonar de mi.- ¡Pero de que vas!
— ¡Perdón. perdón!- Dijo él, riéndose.- Te juro que no me estoy riendo de ti. Anda ten, he encontrado esto.
Zack me dio una piedra extraña. Me la quedé mirando fijamente, no sabía para qué era.
— ¿Y esto?- Le pregunté.
— De aquí salen las materias.- Me explicó él.- Tendremos que averiguar como convertirla en una por eso.
— Bueno es un avance en algo.- Respondí yo.- Gracias, Zack.
— Deberías volver de donde has venido.- Dijo Zack de golpe.- En poco el edificio volverá a estar petadísimo de gente.
— Tienes razón.- Mencioné.- Gracias por la ayuda. En verdad, ha sido divertido.
— Mucho.- Dijo él con una sonrisa.- Venga vamos, tu me guias.
— ¿Eh?- Pregunté.
— ¡Te acompaño!- Exclamó él.- No vaya a ser que te pillen…
— Pero si me he colado con muchísima gracia.- Dije.
— Por eso te he pillado yo.- Dijo él riendose.
— ¡Oye!- Dije yo riendo también.
Los dos empezamos a bajar juntos las escaleras de emergencia y al llegar a la planta 0 salimos rápidamente del edificio de Shinra. Zack me acompañó hasta la zona residencial del sector 8.
— Puedo llegar bien a mi casa desde aquí.- Mencioné mirandolo.- No te preocupes más.
— ¿Estás segura?- Me preguntó.
— ¡Sí! Vivo en el sector 1. Simplemente es cruzar la estación.- Dije.
— Me quedo tranquilo entonces. Ah sí, antes de irme, ten.- Zack me dio su número de teléfono.- Llámame si quieres volver a entrar al edificio. ¡Así nos coordinamos!
— ¡Bien!- Dije con una sonrisa.- ¡Muchas gracias Zack! ¡Suerte!
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil.
Me fui corriendo de allí en dirección a mi apartamento. Abrí la puerta y me tiré en la cama directamente. Había sido una noche peculiar pero de muchas emociones. La misión había ido mejor de lo que esperaba y ahora contaba con la ayuda de un soldado de segunda clase. Mi sueño se acercaba a mí a pasos agigantados. Me quedé dormida al segundo, disfrutando de un plácido sueño.
A la mañana siguiente me despertó el tono de llamada de mi teléfono. Me apresuré a cogerlo y me fije en que era un desconocido. Acepté la llamada y me lo puse en la oreja.
— ¿Sí?- Pregunté.
— ¿Aún estás dormida, Sil?- La voz de Zack sonaba al otro lado del teléfono.- ¡Buenas tardes, eh!
— ¿Cómo que buenas tardes?- En ese momento dirigí mi mirada al reloj.- ¡Ai, si son las dos de la tarde! Espera… ¿Cómo tienes mi número?
— Tengo mis maneras.- Dijo él.- He descubierto una sala que te puede gustar mucho. Creo que también puede ser clave para convertir esa piedra extraña en alguna materia.
— ¿En serio?- Una sonrisa se me dibujó en la cara.
— Normalmente hay gente pero te paso por SMS los horarios de los principales investigadores para que te los estudies.- Me dijo Zack.- Por si acaso.
— Vale.- Mencioné.- Le echaré un ojo.
— Te espero esta noche en el aparcamiento.- Mencionó Zack antes de colgar.
Me levanté de la cama en ese momento con muchísima ilusión y me empecé a preparar para esa misma noche. Empecé a mirar bien los horarios de los investigadores y me lo apunté todo mentalmente, todo bien estudiado. Agarré mi mochila una vez más guardando con cuidado la piedra y cuando dio la hora salí de mi casa, dirigiéndome primero al sector 8 para llegar al sector 0.
Sector 0: Afueras del edificio Shinra.
Me metí en el aparcamiento usando una técnica similar a la de la última vez y delante de la puerta trasera vi a Zack quien me esperaba.
— ¡No sabes las ganas que tengo!- Exclamé al verle.
— Yo también me alegro de verte, Sil.- Dijo riendo.- ¿Preparada para subir escaleras?
— Ui, ¿cuántas hay que subir?- Pregunté.
— 49.- Me respondió él.
— ¿¡49!?- Exclamé.- Tu me quieres matar.
— Sí, ese es mi plan.- Dijo Zack son una sonrisa.
Entramos juntos al edificio y nos metimos directamente a la zona de las escaleras de emergencia una vez más. Empezamos a subir las escaleras y aunque al principio intenté mantener el ritmo cada vez me costaba más. Las piernas me dolían ya y Zack me había tomado la ventaja. Aún seguía en la planta 16.
— Zack, no puedo más.- Dije.- Necesito descansar.
Decidí sentarme en una de las escaleras y respirar profundamente. El pecho me apretaba de la falta de oxigeno.
— ¡Ven aquí!- Me dijo Zack viniendo hacia donde estaba y agarrándome en brazos como si fuera un saco de patatas.
— ¡Oye!- Exclamé riendo y dándole un golpe en la espalda.- ¡Quién te ha dado permiso!
— Si no, no vamos a llegar nunca.- Dijo Zack riendo.- ¿Te has mirado los horarios?
— Si.- Dije con una sonrisa.- Creo que justo ahora no debería haber nadie allá donde me quieres llevar.
— ¡Exacto!- Sonrió.- Yo me quedaré fuera para vigilar. ¿Vale?
— Mejor.- Dije.
Edificio Shinra: Planta 49 (Dependencias de Soldado)
Finalmente llegamos a la planta 49 y Zack me dejó en el suelo con una sonrisa. En la puerta ponía "Dependencias de Soldado".
— Aquí es donde paso la mayoría del tiempo.- Me explicó Zack.- Aunque normalmente entrenando. No me asignan ninguna misión importante.
— ¿En serio?- Pregunté.- ¿Por qué?
— ¡Es por que aun no soy de primera clase!- Exclamó Zack.- ¡Pero pronto lo seré y después seré un héroe!
— Sí que eres ambicioso.- Mencioné.
— Tú también lo eres.- Respondió Zack.- ¡Buena dupla, eh!
— En verdad si. ¡Habrá sido el destino!- Dije con una sonrisa.
Entramos a las dependencias de soldado y miré fijamente la sala. Era bastante grande y estaba subdividida en otras salas. Zack me llevó a una de ellas y me la señaló. En la puerta ponía: "Sala de Materias".
— ¡Woah!- Mencioné.- Si que tiene buena pinta si.
— ¡Venga entra!- Dijo Zack con una sonrisa.- ¡No tardes mucho por eso! Te espero fuera.
— ¡Sí!- Sonreí.
Me metí en la sala de creación de materias y era espectacular. Habían dos grandes máquinas que posiblemente eran para tratar las materias y varias cajoneras. ¿Podré encontrar información de la creación de las materias por aquí?
Empecé a buscar por alguna documentación que explicara como usar las máquinas. Me dirigí a los cajones de las mesas y empecé a sacar información. De golpe encontré un archivo. Empecé a ojearlo y allí se explicaban todo tipo de cosas acerca de las materias: Tipos de materias, sinergias, creación de materias… Me fijé en la ultima parte y empecé a leer: "En las máquinas de creación de materias es necesario una piedra mako para poder crear una materia desde cero"
Saqué la piedra que me había dado Zack y la miré fijamente. Probablemente esto era una piedra mako. Ahora solo me tocaba intentar entender la máquina pero de golpe escuché la puerta abrirse. Rápidamente me escondí debajo de una mesa. Zack no me había dicho que iba a entrar así que tenía miedo de que pudiera ser otra persona.
— No hace falta que te escondas.- Dijo una voz que no reconocía.
De golpe vi unas piernas muy bien vestidas justo delante del escritorio en el que estaba escondido y el chico se agachó, mirándome fijamente. Era un chico con rasgos muy únicos, un lunar en la frente y su pelo con un corte medio recogido con una coleta. No pude evitar ponerme algo roja al verle.
Qué guapo es…
— Sal de aquí abajo.- Me dijo el chico.
— ¡Soy inocente!- Exclamé saliendo de debajo del escritorio.
— ¿Quién eres y qué haces aquí?- Me preguntó el chico con una seria expresión. Parecía alguien importante.
— Ya me iba…- Dije intentando escaquearme.
— Quieta.- Mencionó el chico.- Responde a mis preguntas.
— Joder…- Suspiré.- Me llamo Sil. Solo he venido a aprender más sobre las materias nada más.
— No me suena haberte visto nunca.- Dijo el chico.- No creo que tengas autorización de venir aquí.
En ese momento entró Zack a la sala y fue corriendo hacia el chico.
— Tseng, no le digas nada a ella.- Dijo Zack.- La he dejado entrar yo. No creo que lo que está haciendo haga daño a nadie ni a Shinra ni nada.
— Zack, da igual, no te preocupes.- Le dije con una sonrisa para que no se preocupara más.
— Podría caerte una sanción por esto, Zack.- Mencionó el chico de nombre "Tseng".
— ¡No!- Exclamó Zack.- Escúchame, hombre, ella solo quería saber como crear una materia desde cero, por eso la he traído aquí.
Tseng me miró fijamente ignorado a Zack.
— ¿Cuál es tu verdadero objetivo?- Me preguntó Tseng.
— Quiero hacer las mejores materias de todo Midgar.- Expresé.- Pero la maquinaria para hacerlo solo se encuentra aquí.
— Asegúrate que la siguiente vez que vengas sea a la misma hora y tienes 2 horas desde que entres. No tienes permitido ir a ningún sitio más. ¿Entendido?- Me dijo Tseng. Una sonrisa se me dibujó en la cara.
— ¡Muchas gracias!- Exclamé contenta.
— Te encargo el vigilarla, Zack.- Dijo Tseng.- Encantado, Sil.
En ese instante Tseng salió de la sala y yo miré a Zack con una sonrisa.
— ¡Suerte que ha sido muy amable!- Sonreí.- ¿Si no hubiera sido por eso, qué habría pasado? Hm.
— Perdón, perdón. Mi culpa.- Dijo Zack poniéndose la mano en su nuca.- Me distraje y fui a otra sala.
— ¿En serio?- Pregunté riendo un poco.- Eres un despiste. No se si quiero perdonarte, eh.
— ¡Ha sido una cagada pero, Sil, vamos!- Exclamó Zack riendo también. Nos lo estábamos pasando bien.- ¿Qué tal si… te lo compenso con una cita?
— ¿Eh?- Dije riendo dándole un golpe.- No, gracias.
— Lo tenía que intentar.- Me dijo Zack riendo.
Terminé de probar la máquina y aunque ese día no conseguí sacar ni una conclusión de su funcionamiento me sentía llena de felicidad.
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil.
Volví a mi apartamento y me eché en la cama lista para volver a dormir. Cuando cerré los ojos no pude evitar pensar en ese chico: Tseng. Había sido el chico más guapo que había visto en mi vida.
(Varios días más tarde)
Llevaba varias noches yendo al edificio de Shinra para ir a la sala de creación de materias junto con Zack. Aún no habíamos conseguido crear ninguna materia pero cada vez que íbamos nos lo pasábamos muy bien, riendo y conociéndonos un poco mejor.
Cada vez quedaba menos para que se hiciera la hora para volver al edificio de Shinra. Me estaba acabando de preparar cuando recibí una llamada de Zack.
— ¿Si?- Pregunté al descolgar.
— Hola, hola Sil.- Dijo Zack desde el otro lado.- Tengo una mala y una buena noticia. ¿Con cuál empiezo?
— Por la buena.- Dije con una sonrisa.
— Pues tengo que comenzar por la mala porque sino no tiene sentido la buena.- Me dijo él con una risilla.
— ¿Entonces para qué me preguntas?- Reí.
— Escuchame. Me han asignado una misión esta noche. Angeal, soldado de 1ª clase, mi amigo, ya sabes, ya te he hablado de él...- Explicó Zack.- ¡Me ha recomendado para primera clase!
— ¿En serio?- Me alegré mucho de sus palabras.- Sabía que lo conseguirías.
— Bueno, bueno. Eso dímelo cuando sea oficial.- Dijo Zack.- La misión es en Wutai así que tardaré un poco en volver y no podré estar contigo en la sala de creación de materias.
— Vaya…- Dije.- ¿Entonces no puedo ir hoy?
— ¡Aquí es cuando viene la segunda noticia! Tseng te asistirá hoy.- Me explicó. No pude evitar ponerme nerviosa.- Se ha ofrecido él al explicarle la situación. Espero que no sea demasiado estricto contigo y las horas.
— Bueno, mientras pueda ir hoy también todo bien.- Respondí.
— Me ha dicho que te recogerá en la estación de sector 1.- Me dijo Zack.
— Vaya, cuanta dedicación a la protección de Shinra.- Mencioné.- Espero que te vaya bien la misión, Zack. ¡Ya me contarás!.
— ¡Sí!- Dijo él colgando la llamada.
Me preparé rápidamente en cuanto se hizo la hora. No sabía porque pero estaba un poco nerviosa. Salí de mi casa y llegué a la estación del sector 1. Allí se encontraba Tseng quien me esperaba. Me acerqué a él.
— Hola.- Le dije con una sonrisa.- Perdona por molestarte.
— Hola, Sil.- Me dijo él.- No te preocupes, es parte de mi trabajo. Acompañame.
Empezamos a andar juntos por las calles del sector 8 para poder llegar al sector 0 y plantarnos delante del edificio de Shinra. Esta vez entramos por la puerta principal y entramos en el ascensor para llegar a la planta 49.
— Es la primera vez que subo por este ascensor.- Dije intentando sacar algo de tema de conversación.
— Estas permitida a usarlo siempre que vayas conmigo.- Respondió Tseng.- Cuando te acompañe Zack es mejor que sigáis usando las escaleras de emergencia.
— ¿Y eso por qué?- Le pregunté con curiosidad.
— Los superiores no saben que vienes y es mejor que no se enteren.- Mencionó Tseng.
— Ah, yo pensaba que tú eras algún superior.- Mencioné.
— Soy el directivo de los turcos.- Me explicó.- Mi puesto es importante pero tengo varios superiores por encima.
— ¿Y a qué te dedicas entonces?- Le pregunté.
— Los Turcos nos dedicamos a los asuntos más brutos en respecto a Shinra.- Respondió Tseng.- Pero en general, hacemos de todo.
Mientras hablábamos llegamos a la planta 49 y nos dirigimos a la sala de creación de materias.
— Gracias por asistirme hasta aquí.- Sonreí.
— Me quedaré aquí hasta que sea la hora y te acompañaré a fuera.- Me dijo él.
Me reí un poco por su respuesta y me puse a tocar la máquina poniendo la piedra mako en ella e intentando entender algo. Aunque Zack y yo habíamos estado probando la máquina no entendíamos nada y al final terminabamos hablando de otras cosas.
— ¿Sabes cómo funciona?- Me preguntó Tseng de golpe.
— ¿Se nota que no?- Dije riéndome un poco.
— Dame la piedra mako.- Me dijo Tseng. Yo inmediatamente se la di y él la puso en la máquina.- ¿Qué clase de materia quieres?
— ¿La que quiera? Entonces… una poderosa.- Dije con una sonrisa.
Tseng empezó a usar la máquina y yo miré fijamente como lo hacía. Al poco tiempo la piedra mako se transformó en una bella materia de color verde y me la dio.
— Materia eléctrica al nivel dos. Si consigues otra igual podrás crear una de nivel tres.- Mencionó Tseng.
Yo miraba la materia con asombro y una sonrisa de felicidad. Realmente me hacía feliz. Tseng se me quedó mirando fijamente y yo levanté la mirada de la materia cruzándome con sus ojos.
— ¡Muchas gracias, Tseng!- Sonreí.- Es muy amable de tu parte…
— Acércate.- Dijo Tseng.
Tseng me empezó a enseñar a como usar la máquina. Presté la mayor de mi atención a sus palabras y a lo que me decía hasta que finalmente se hizo la hora. Tseng me acompañó al sector 8.
— Muchas gracias por enseñarme tanto hoy… y por la materia.- Dije con una sonrisa.
— No ha sido nada.- Mencionó él.- Ten cuidado al volver a casa.
Mi corazón retumbaba un poco al mirarlo a los ojos y por sus palabras y no pude evitar sonrojarme un poco. Le dije adiós con la mano para irme directamente al sector 1, a mi apartamento.
Plataforma del Sector 1: Apartamento de Sil. (Dia siguiente)
Escuché el timbre de mi casa y me desperté. Fui a abrir algo dormida aún y allí estaba Zack.
— ¿Seguías dormida?- Me preguntó Zack.- ¡Estás todo el día durmiendo!
— ¡Me quedé hasta tarde ayer en la sala de materias!- Respondí.
Dejé pasar a Zack y se sentó en mi cama. Parecia algo preocupado.
— ¿Va todo bien?- Le pregunté.
— Angeal ha desaparecido.- Mencionó Zack.
— ¿Eh?- No entendía que me estaba diciendo.
— En mitad de la misión en Wutai, desapareció.- Explicó Zack.- Sephiroth me ha dicho que nos ha traicionado y se ha ido con otro desertor de primera clase. Génesis. Pero no puedo creer eso. ¡Él jamás haría algo así! Valora su honor de Soldado como el que más.
Intentaba procesar la información que Zack me estaba diciendo, sin entender demasiado.
— ¿Lo habrán secuestrado o algo así?- Pregunté.
— ¡También es imposible! No se, no entiendo nada.- Dijo Zack, parecía desesperado.
— Solo podemos esperar a ver que pasa.- Añadí yo.- No te desesperes, Zack, que seguro que vuelve. Algo pasaría o no se.
— Ojalá te escuchen.- Mencionó Zack.- Está siendo todo un poco extraño. ¡Ah, por cierto! Te he traído algo que conseguí en la misión.
— ¿En serio?- Pregunté, con curiosidad.
— ¡Atrápala!- Exclamó Zack tirándome algo por el aire.
Lo agarré y al mirarlo vi que era una materia roja como el fuego. Se me iluminaron los ojos al verla y miré fijamente a Zack.
— ¿De qué es esta materia?- Pregunté con una sonrisa.
— Es una materia de invocación. Ifrit para ser exactos.- Me dijo Zack.- Sabía que te haría ilusión.
— ¿Qué dices?- Exclamé contenta.- ¡No, Zack, eres el mejor!
Fui rápidamente hacia él y lo abracé fuerte contenta. Hice que sonriera y que se le olvidara un poco de todo lo malo que le había pasado. Al menos mi compañía le hacia sentir mejor y yo por fin, no me encontraba sola.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
3 notes
·
View notes
Text
Capítulo 14 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
En alguna parte de Midgar…
— La vida de Tseng peligra. Aunque sin duda yo podría salvarla…
— De eso nada. Nuestros médicos le atenderán. Usted solo haría que peligrase aún más. Profesor… ¿Qué significa lo que hemos presenciado en el templo?
— Como científico, no puedo afirmar nada sin los datos pertinentes. Sin embargo, varias cosas están claras. Primero… Como he subestimado a la pequeña Sil, si lo hubiera sabido antes… Su poder es asombroso. Y lo último… Este es el fin de Shinra tal y como la conocemos.
— En eso estamos de acuerdo.
En un mundo paralelo (ZACK POV)
Me encontraba en el interior del pilar central, en los túneles de las vías del tren. Había pasado parte del día buscando a Sil en moto pero no hubo suerte así que tenía que continuar con lo siguiente. Dos caminos se bifurcaban y yo podía elegir por cual ir y por cual no.
— A la derecha, el edificio de Shinra. El profesor Hojo quizá pueda curar a Cloud. A la izquierda, el reactor de mako n.º 6. Aún estoy a tiempo de impedir que Biggs lo vuele por los aires.
Totalmente indecidido miré el lazo de Aeris que lo llevaba atado en la mano recordando así las palabras de Marlene.
"— Tiene el pelo laaaargo.- Dijo Marlene- y plateado…
— Lo que me faltaba.- Mencioné.
[...]
— ¿Qué relación tienen Sil y Cloud?- Pregunté.
— Se aman.- Contestó Marlene.- Muchísimo.
— ¿De verdad?- Pregunté.
— Sí, se necesitan el uno al otro.- Mencionó ella"
……
….
M̴̞̌̑̓̿͒̀ủ̵͚̬̦̬̤͖̰̲̈́̔̑̆̏̀̌͝n̷̗͎̼͇̭͉͈͉̙͛̈̌̈́̍d̶̢͉̙̗̳͈̐͛́̔̃̈o̴̞̟̻͓͍͔͍̜̤̝͗̓͐̉͌̍͛͘ ̵̢̲̩͔̠͇̖͗̽̓͠͠-̵̬̦̜̜̼̏͊̍̍̈̅̎̚ͅ-̷͚̹͉̼̹̻̬̰̊̀̓̈̇͒̕͜-̴̘̙͍͇̫̲̐̋-̷̪̩̠̝͉̗̿̽͒͛́̐̒̚͘͝-̶̛͇̰̖͇̳́̓̿͑̽̑̆-̵̱̘͎͓̥̿͋-̸̰̠͍͈̿͆̊͊̓̏̕-̷͇͇͈̦̗͑͂ (Sil POV)
Barriada del sector 5: Descampado.
— Despiertaaaa…. Sil, tenemos prisa, ¿sabes?- Una voz despertaba mi pensar y al abrir ligeramente los ojos vi a Aeris delante mio.- ¡Que te despierteeees!
— ¿Qué ha pasado?- Miré a mi alrededor.- ¿Midgar…?
— Estamos volviendo al planeta…- Dijo Aeris.
— Significa que… ¿hemos muerto?- Pregunté.
— ¡No!- Mencionó Aeris con una sonrisa.- Es más como… un sueño. ¡Mi sueño!
— Vaya…- Mencioné.
— Qué te parece si… ¿hacemos una tarde de chicas?- Dijo Aeris mirándome fijamente a lo que me sorprendí.
— ¿Y eso a qué viene?- No pude evitar reír un poco.
— No hemos tenido ni un minuto para las dos desde que emprendimos el viaje…- Dijo Aeris.- Nos lo merecemos, ¿no crees?
— En verdad si.- Respondí, con una sonrisa.
— Ah, y una cosa.- Dijo Aeris.- Prométeme… que no vas a mirar el cielo. Es mejor que no lo veas.
— Oye, entonces no me lo digas.- Reí un poco.- Ahora tengo ganas de subir mi mirada.
Miré el cielo y una gran brecha cruzaba este, parecía que se iba a abrir en cualquier momento y que todo iba a terminarse.
— ¡Vamos!- Exclamó Aeris agarrándome de la mano y llevándome al centro de la barriada.- ¡Vámonos de compras!
— ¡Se te nota la ilusión en los ojos!- Dije con una sonrisa.- Hagamos lo que quieras, por mi bien.
— Entonces… empecemos por… ¡esta tienda!
Nos acercamos a una tienda de accesorios para el pelo, collares y pulseras.
— ¡Woah! Todo lo que tienen es muy bonito.- Dijo Aeris.- Sil, todo te quedaría tan bien.
— ¡Aeris!- Dije algo sonrojada.
— Señoritas, escojan lo que quieran para probarselo así podrán decidir mejor.- Nos dijo el dependiente.
— A ver…- Aeris agarró una pulsera de color rojo y me la puso.- ¿No crees que te va fenomenal?
— Puede ser, tiene su toque.- Dije con una sonrisa.- ¿Quieres que te escoja uno a ti también?
— ¡Por favor! Así es más especial.- Mencionó ella.
— A ver…- Señalé una diadema rosa que había en el mostrador.- ¿Te gusta esta? Va ideal contigo.
— Ah, perdona.- Dijo el dependiente.- Este es de mis favoritos y no lo vendo. Mira, llevaos esto para compensaros. De verdad que lo siento.
El depentiende me entrego un pin de unos lirios amarillos, la flor de Aeris.
— Creo que este te pega aún más.- Sonreí.
— ¡Sí!- Exclamó ella. Me acerqué y se lo puse en la chaqueta.- Prometo no perderlo. Y ahora… Ah, ahí.
— Me gusta verte así de contenta, Aeris.- Sonreí al verla así, mi corazón vibraba de felicidad.
La seguí al siguiente puesto, de dulces.
— ¡Chicas! Os regalo algo de picar, lo que más os guste.- Dijo la dependienta.- Eso sí, solo una cosa a cada una.
— A ver qué quiero…- Dijo Aeris.
— ¡Yo lo quiero todo!- Exclamé.- Qué decisión tan difícil… ¡Esto!
— ¡Pues entonces yo aquello!- Exclamó Aeris.
— Marchando.- Dijo la dependienta con una sonrisa.- Ah, ¡pero eso no es todo! Tengo también unas chuches nuevas. Probadlas.
La señora nos tendió un plato con unos dulces en forma de medusa.
— ¿Las hace usted?- Preguntó Aeris.- ¡Que aproveche!
— ¡Que aproveche!- Exclamé yo también y poniéndome una en la boca.- ¿Qué es esto? ¿Le falta azúcar o algo?
— Como iba a ser mi última creación, quizá fui demasiado atrevida con la receta…- Dijo la mujer riendo.- Menudo chasco.
— Yo también creo que le falta azúcar.- Dijo Aeris.
— En fin.- Dijo la dependienta.- Ese es el menor de nuestros problemas. Se nos acaba el tiempo.
Volví a mirar aquella brecha en el cielo. ¿Qué significaba todo esto?
(ZACK POV)
Llegué al vestíbulo del edificio de Shinra con mi moto pero un montón de centinelas apuntaban en mi dirección. Otra vez, volvía a no ser bienvenido allí.
— ¿Por qué me recibís en este plan?- Pregunté.- Yo solo venía a pedir cita con el profesor Hojo. Qué más da. Total, si se va a acabar el mundo… no tengo nada que perder.
Saqué mi espada y apreté el motor de la moto yendo directamente hacia los centinelas que me apuntaban.
— ¡Venid a por mí!- Exclamé.
(Sil POV)
Conque aquí estabas Aeris, refugiada en un mundo que ha aceptado su destrucción.
La televisión de la barriada estaba puesta y delante de ella habían varias parejas y un fotógrafo.
Llevándote a Sil, no solucionaras nada. Ni ella podrá salvarte.
— ¿Le pedimos una foto?- Le pregunté a Aeris con una sonrisa.
— ¡Sí! Vamos a guardar este momento por el resto de nuestras vidas.- Sonrió ella.
— Lo siento, pero hoy solo hago una foto más.- Dijo el fotógrafo.
— Háganosla a nosotros.- Dijo una pareja que había allí.
— A nosotros, por favor.- Dijo otra de las parejas.
— ¡Nosotros no tenemos ninguna foto juntos!- Exclamó la última pareja.
— ¡Ni nosotras tampoco!- Exclamó Aeris. Me puse un poco roja.
— Pero Aeris… esto es para parej…- Dije.
— ¡Por favor!- Exclamó Aeris.
— No hay quien elija…- Dijo el fotógrafo.- Bueno, posad todos. La pareja que pose mejor se gana la foto.
— ¡Posa como tu sabes, Sil!- Me dijo Aeris con una gran sonrisa.
No pude contener la risa y la miré fijamente. Se estaba comportando tan adorable. Me crucé de brazos y miré fijamente a cámara. Aeris puso una mano en mi y hizo una pose muy bonita, muy ella.
— A ver, a ver…- Mencionó el fotógrafo.- La ultima pareja del dia es…
(ZACK POV)
Teniendo que hacer una regirada a los planes fui a salvar a Biggs, a impedir que cometiera esa locura que estaba pensando en hacer. Llegue al reactor de mako del sector 6 y allí lo vi, sentado en el borde, comiéndose una bolsa de patatas fritas.
— ¿Qué pasa aquí?- Pregunté, acercándome por detrás.
— Los niveles de mako están casi al cero.- Mencionó Biggs.- El reactor está en funcionamiento, pero no logra extraer ni una gota.
— ¿Eso qué significa?- Volvi a preguntar.
— Que la corriente vital está seca.- Me respondió.- Que, hagamos lo que hagamos, el mundo se va a acabar sí o sí. Estamos jodidos.
Biggs se estiró y en ese mismo instante tiró la bomba que había traído por el precipicio.
— ¡Cuidado!- Exclamé
Salimos corriendo y escuchamos un pequeño sonido de bomba. Nos tiramos al suelo y pusimos nuestras manos en la cabeza.
— ¿Ya está…?- Pregunté al no escuchar nada más.
— Me agaché durante el ensayo y ahora he pifiado la misión.- Dijo Biggs.- ¿Por qué tuve que sobrevivir solo yo? ¿Por qué me eligió a mí el destino? Lo has visto, ¿no? ¿Ves que no sé hacer nada bien yo solo?
— No digas eso, hombre.- Dije yo, intentando consolarlo.
— No soy el "elegido" de nadie. Solo el prinagao…- Dijo Biggs.- que mis amigos dejaron atrás.
— Que dejes de decir esas cosas.- Mencioné- Mírame. Si estoy aquí contigo, es porque he elegido estarlo.
Me acerqué a él y le ofrecí la mano. Él la agarró y se levantó, mirándome fijamente.
— Gracias, tio.- Dijo Biggs.- Pero… ¿por qué?
— Pues…- Dije poniéndome una mano en mi mejilla.
— Supongo que atentar contra un reactor son palabras mayores.- Mencionó Biggs.- Por mucho que vaya a acabarse el mundo, no podías permitir esto, ¿no?
— En parte.- Respondí.- Pero más que nada… Es que me tenías preocupado.
— Alucino contigo.- Me dijo Biggs.- No se puede ser más buena gente.
— Ah… Ya lo pillo.- Dije.- Estoy aquí porque quería hacer algo. Quería tomar una decisión. La que fuera. Toda decisión abre un nuevo camino. Abre… un nuevo mundo de tu elección. He decidido retomar las riendas de mi vida.
Biggs se rió de mis palabras. Nos miramos y nos sonreímos. Nos habíamos vuelto muy amigos con la broma. En ese momento, alguien disparo a Biggs y sangre salió de él, cayendo al suelo. Me asusté, no podía creer lo que acababa de ver.
— Oye, Biggs…- Dije yo.- Venga ya… No puede ser… ¡Aguanta, Biggs!
Los centinelas se dirigieron hacia mi y me apuntaron a lo lejos. Miré fijamente al grupo, poco esperanzado.
— Esta vez sí que la palmo.- Me dije.- El destino no perdona.
Puse mi espada delante mio, para que me cubriera y las balas no me dieran.
— Pero, ¿a mí qué me importa?- Pregunté.- ¿Quién decide mi destino?
Me puse la espada en alto, con el filo apuntando arriba y cerré mis ojos.
— ¡Lo voy a decidir yo! ¡Mi vida es mía!- Exclamé.
Empecé a correr y me tiré de manera segura por la plataforma y así evitando a los centinelas.
(Sil POV)
El fotógrafo finalmente decidió hacernos la foto a nosotras y nos la dio.
— ¡Muchisimas gracias!- Exclamó Aeris agarrando la foto.
— No es nada, señorita. Pero no llores.- Mencionó el fotógrafo.
— ¿Eh?- Me giré a mirar a Aeris.
— ¡No estoy apunto de llorar! No se preocupe, señor.- Dijo Aeris.- Bueno, ¿dónde vamos ahora?
— Aeris…- Dije mirando al cielo una vez más.- ¿Hay alguna cosa más que me tengas que contar primero? La gente esta rarisima y tú… me preocupas. ¿Qué está pasando?
— ¿Qué tal si vamos a nuestro sitio?- Preguntó Aeris con una sonrisa.
— ¿Nuestro sitio?- Pregunté de vuelta.
— Piensa, piensa…- Dijo Aeris.- Es un sitio que me encanta. ¡Con esta pista ya deberías saberlo!
Sonreí al ver a Aeris así de ilusionada. Creía saber a dónde nos llevaba a las dos.
(ZACK POV)
Estaba sentado en las escaleras de la iglesia de la barriada, pensativo. Sentía presión, no sabia que hacer.
— Cloud, Biggs, Aeris, Sil… ¿¡Cómo voy a elegir!?- Me pregunté.
En frente mio vi unas botas que me sonaban mucho y al levantar la mirada allí vi a Sephiroth subir las escaleras y dirigirse a la entrada de la iglesia.
— ¡Sephiroth!- Exclamé. No me hizo demasiado caso- ¡Oye!
En ese momento sacó su arma y me apuntó con ella. No tarde en agarrar la mia, muy confundido.
— ¿¡Qué pasa!?- Exclamé.
— Tú no me sirves.- Dijo de golpe Sephiroth.
De golpe hizo una maniobra con su espada y varios espíritus me atacaron tirándome hacia atrás. Sentía que la tierra me tragaba y cuando abrí los ojos ya no me encontraba en la barriada, estaba en un sitio sin luz, sin nada.
— Sephiroth… ¿todo esto es cosa tuya?- Me pregunté.- Pues no va a acabar así.
Empecé a apartar a todos los espiritus que me frenaban y desaparecieron dejándome en un sitio vacío pero ya no era de color negro. Pétalos de lirio amarillo me acompañaban, marcándome un camino.
— Pienso llegar hasta allí.- Mencioné.- ¡Allá voy!
Empecé a ir hacia allí, siguiendo la luz.
(Sil POV)
Finalmente llegamos a la iglesia de la barriada y entramos dirigiéndonos a la pequeña zona con flores.
— Lo sabia.- Dije con una sonrisa.- Es donde nos conocimos…
— Por eso es nuestro sitio especial.- Mencionó Aeris.- Tendríamos más si no fuera porque tenemos pocos recuerdos juntas.
— Hemos vivido muchas cosas.- Dije mirando fijamente las flores.- Pero nos falta por vivir muchísimo más.
— ¿De verdad?- Preguntó Aeris.
— Sí. Es una de las cosas que más quiero.- Respondí.- Eres alguien muy importante para mi, Aeris.
Aeris sonrió y me miró fijamente, parecía ilusionada.
— Es un alivio saber lo que sientes.- Me dijo ella.
— Al final, has estado para mi en todos los momentos…- Mencioné.- Yo… quería pedirte perdón. Imagino que lo de la materia negra… Se ha podido considerar una traición.
— No te preocupes por eso.- Me dijo Aeris.- Lo… sabía desde el principio.
— ¿En serio?- Pregunté.- Yo no lo sabía… Lo he descubierto allí..
— También lo sé… Por eso mismo no te dije nada. Y además.- Me miró a los ojos.- Me quedo más tranquila si la llevas tú.
— ¿Cuántas cosas más sabias que yo no?- Le pregunté.
— Bastantes…- Aeris miró fijamente las flores.- ¿Has… recordado a Zack?
Asentí, agarrandole la mano, para que cogiera más confianza en la conversación.
— Cuando nos vimos por primera vez… te reconocí como la chica de la que Zack hablaba todo el día. Sil esto… Sil aquello… Él te tenía muchísimo aprecio.- Me explicó. Quedé sorprendida por sus palabras.
— ¿Eras tú… aquella florista?- Pregunté.- Zack me habló de que estaba conociendo a alguien… Es de las pocas cosas que recuerdo haber vivido con él.
— Sí… Increíble las vueltas que da la vida, ¿no?- Sonrió Aeris.- ¿Qué pensaría Zack al vernos juntas y tan amigas?
— Creo que… seria el chico más feliz del mundo.- Respondí con una sonrisa.
— Sil.- Me dijo de golpe Aeris acercándose a mí y entregándome la foto.- Quedate esto y… esto.
De golpe me tendió una materia blanca, extremadamente blanca. El color era de lo más singular, nunca había visto nada igual.
— Esto… ¿no era importante para ti?- Pregunté.
— Esta materia… podrá ayudarte a salvar el mundo, Sil.- Me dijo ella, sus ojos temblaban.
— ¿Estás bien?- Pregunté.
Ella vino hacia mí y me puso tanto la materia como la foto en mi mano. Su mano le temblaba, algo estaba pasando.
— Adiós, Sil.- Me dijo.- Te quiero muchísimo.
— Yo también te quiero… pero… ¿qué pasa?- Pregunté.
De golpe un brillo encendió nuestro alrededor y Aeris se acercó a mí empujándome hacia atrás. Me empezaba a caer y no podía hacer nada. Solo pude ver como Aeris me miraba con los ojos repletos de lágrimas y atrás suyo apareció Sephiroth.
— ¡Aeris! ¡No!- Exclamé.
Me caí como a una dimensión interespacial, Ecos blancos me rodeaban y me cuidaban de los Ecos negros. Miré hacia abajo y vi a Sephiroth quien sonreía.
— Sil… He aquí el mundo.- Dijo Sephiroth.- Cada vez que se derrumba la barrera del destino nace un mundo nuevo. El planeta alberga una miríada de mundos en su seno. Algunos nacen y perduran; otros mueren en el acto. Incluso los más longevos desaparecerán algún día. Mas su fin no es motivo de tristeza. Los mundos que se acaban vuelven al planeta… y prolongan su vida. Los hijos de Gaia se deben a ella. Si ella muriera hoy, sus hijos morirían también.
"Según él, lo único que importa es el planeta, y hará lo que sea por protegerlo de cualquier amenaza. Pero el planeta está sufriendo" Escuché la voz de Aeris en mi, de mis recuerdos.
Sephiroth y yo íbamos por el interespacio a toda velocidad, viendo como mundos se abrían y se cerraban sin cesar.
— ¿Oyes eso, Sil?- Me preguntó Sephiroth.- El planeta se regocija… Nos bendice.
— Está… gritando de dolor.- Mencioné.
— Pronto te darás cuenta de la realidad, Sil. Muy pronto.- Me respondió él.- Pronto, volveremos a estar juntos para siempre. El mundo camina hacia el reencuentro. El reencuentro del mundo que ansiamos.
— El reencuentro…- Mencioné yo.
¿Cuál es la realidad?
¿Cuál es el mundo que ansío?
Sephiroth me enseñó unas imágenes de un mundo lleno de túnicas. Todos mis amigos se conviertian en una, todos. Incluso Cloud. Me dolió.
— No, esto no es lo que quiero.- Exclamé.
— Ya está hablado…- Mencionó Sephiroth.- Y… no te olvides de traer a Cloud, si no quieres que termine así. Os doy mi bendición.
Mundo ???
Agarraba fuerte la materia blanca que Aeris me había dado y abrí los ojos, despertando en una especie de bosque extraño. No entendia absolutamente nada. Unos Ecos vinieron rápidamente hacia mi y me intentaron quitar la materia. Me la guardé bien, no quería que me la quitaran.
Saqué mi espada y empecé a luchar contra los Ecos, sacándolos de enmedio. No tardaron en esfumarse. Suspiré de alivio y miré mi alrededor.
— ¡Sil!- De golpe escuché la voz de Aeris.- ¡Volvemos a estar juntas!
— ¿Va todo bien?- Le pregunté.
Ella me asintió y me acerqué.
— Sephiroth no debe estar demasiado lejos.- Mencioné.- Me siento… relativamente observada por él.
— Ya.- Dijo Aeris.- Pero tú ahora céntrate solo en ti.
— ¿Por qué lo dices?- Le pregunté.
— Céntrate en pensar quién eres en realidad y aférrate a la respuesta.- Añadió Aeris.- Yo me encargo de Sephiroth. Y sobre todo… guárdate bien la materia negra. Si no… querrá usarla.
Aeris iba apareciendo y desapareciendo de detrás de los arboles. No podía creer lo que veían mis ojos.
— Sabes… soy la única que puedo detenerle.- Me explicó Aeris acercándose a mi.- Porque soy Cetra.
La materia blanca empezó a brillar y la tendí en mi mano, mirándola fijamente. Aeris la agarró y me sonrió.
— Gracias por traérmela.- Me dijo.- Pero ahora te pertenece.
Aeris me agarró el brazo y me volvió a dar la materia, pero esta vez era totalmente transparente, el color blanco se había fugado.
— Ala…- Dije impresionada.- Ahora… parece un espejo invertido.
Cuando volví a mirar hacia adelante Aeris ya no estaba y cuando giré mi mirada la vi, andando, alejándose.
— ¿Aeris?- Pregunté.- ¡Aeris!
Intenté correr detrás de ella pero los Ecos blancos se pusieron en mi camino, impidiéndomelo. Los intentaba apartar como podia, avanzando lentamente mientras veía a Aeris desaparecer en frente de mis ojos. Me tiraron al suelo y mientras me intentaba arrastrar todo se puso en blanco.
Unas imágenes se empezaron a reproducir en mi mente. Del momento justo en que le agarré la mano a Aeris para que no cayera en el templo de los ancianos y al final, fuimos arrastradas las dos al vacío. Después de eso parecía que Aeris se había despertado y Tifa fue hacia ella, sonriendo al ver que se encontraba bien. Cloud corrió hacia mí y me agarró en brazos. Vi como Aeris hablaba con el grupo pero no escuché nada. Y la siguiente imagen era Cloud, mirándome muy preocupado y a su lado, Tifa, quien también me miraba igual. Cloud me tuvo que agarrar en brazos de nuevo, no reaccionaba y Aeris dijo algo para luego desaparecer, delante nuestro. Delante de todos.
— Aeris… ¿dónde estás?
— ¡Aeris!
— Señorita Aeris. ¿Dónde estás?
Mundo original.
Bosque dormido.
Volví en mí, abrí los ojos y me encontraba en los brazos de Cloud quien me llevaban. De golpe Tifa me miró y una cara de sorpresa se le creó.
— ¡Sil! ¡Estás despierta!- Exclamó Tifa.
— ¿Qué ha pasado…?- Pregunté.
En ese momento Cloud me dejó en el suelo y me miró fijamente. En sus ojos veia su cara de preocupación, se le removieron los sentimientos.
— Sil, joder…- Dijo Cloud abrazandome muy fuerte.
— Pensábamos que te ibas a morir…- Me dijo Barret.
— ¿Y Aeris…?- Pregunté, algo asustada.
— Se ha ido…- Mencionó Yuffie.
— Más allá de este bosque hay una capital oculta que alberga un altar de los Cetra.- Explicó Red XIII.- Allí es donde se dirige Aeris.
— ¿Aún tienes la materia negra?- Me preguntó Yuffie.
— Sí.- Afirmé.
— Aeris debe estar anticipando lo peor… Dijo que solo los Cetra pueden detenerle.- Agregó Yuffie.
— ¿Dónde está la ciudad esa?- Pregunté.
— Solo lo sabe Aeris.- Dijo Red XIII.
— Como la niebla es tan densa, la hemos perdido…- Mencionó Tifa.- Se ha adelantado ella sola.
— ¿Qué…?- Se me pusieron los pelos de punta, algo malo se acercaba.- Hay que darse prisa.
— ¿Estás bien como para seguir?- Me preguntó Cloud.- Si hace falta te llevo…
— Estoy bien…- Miré fijamente la zona y vi a unos Ecos que se dirigian hacia algún lugar.- Por allí.
— ¿Eh? ¿Y cómo lo sabes?- Me preguntó Barret.
— Lo dice el destino.- Respondí.
Empezamos a andar todos juntos. Me sentía un poco desorientada de todo lo que acababa de pasar. Yuffie se acercó a mi.
— Es mejor que esa materia la conserves tú.- Me dijo Yuffie.- La materia negra.
— ¿Y eso por qué?- Le pregunté.
— Me he dado cuenta que tu… eres mucho más hábil que yo con las materias.- Explicó Yuffie.- Estará mucho mejor contigo.
— Eso no es verdad.- Dije con una sonrisa.- Las dos tenemos buenísimas habilidades. Nos compenetramos bien.
— Gracias por decir eso, Sil.- Me dijo ella con una sonrisa.
Yuffie se adelantó y se acercó Barret a mi.
— ¿Has estado todo el camino soñando?- Me preguntó.- Se te notaba mover los ojos bajo el párpado.
— Si, algo así.- Respondí.- No se, ha sido un poco extraño.
— ¿Extraño por qué?- Dijo Barret.
— Estaba… como en un mundo extraño.- Mencioné.- De vuelta en Midgar. Aun así, ha sido bueno volver aunque sea en mi cabeza.
— ¿Lo echas de menos?- Preguntó Barret.
— Podría ser, es mi ciudad.- Sonreí.
— Espero que podamos volver pronto.- Dijo Barret.
En ese momento él empezó a andar rápidamente y Red XIII fue el siguiente que se acercó a mi.
— Sil… ¿Consideras que esto es una niebla normal?- Me preguntó.
— No lo parece, es muy densa.- Dije.
— ¿No te recuerda a los Ecos?- Me preguntó una vez más Red XIII.
— Sí, seguro.- Afirmé.
— Son los guardianes del destino.- Mencionó Red XIII.- Lo cual quiere decir… que estábamos destinados a separarnos de Aeris.
— Espero que no por demasiado tiempo.- Dije.- Todo esto no me da muy buena espina.
— No, a mi tampoco.- Me dijo él antes de avanzar hacia adelante.
Tifa se paró en seco y esperó a que llegara a su altura.
— Sil… Me has tenido muy preocupada.- Me dijo Tifa.
— Lo siento muchisimo.- Respondí.- No era para nada mi intención.
— Si te vuelves a encontrar mal o tienes pensamientos raros, dínoslo, ¿vale?- Mencionó Tifa.
— Sí, lo haré… A veces siento que no soy yo… O quizás es ahora que no soy yo… No lo sé.- Expliqué.- Es todo tan confuso.
— Sea lo que sea, estaremos a tu lado Sil.- Agregó Tifa.- Pide ayuda si la necesitas, por favor.
— Lo haré, de verdad. ¡Tifa no te preocupes más!- Dije con una sonrisa.- Por suerte estoy bien…
— Me alegra, de veras.- Mencionó.
En ese momento Tifa se fue rápidamente hacia adelante y Cait Sith se puso a mi lado.
— Sil.- Me dijo.- Ya he pedido miauchas disculpas a los demás camaradas, pero todavía me quedas tú… Te juro prrr mis siete vidas que lamento el trueque del Gold Saucer. Sabía que la piedra angular era miau peligrosa. Pensé que, si le caía una miauldición a alguien, que fuera a Shinra.
— No te disculpes.- Dije yo con una risita.- Soy la que más te entiende.
— He estado pensando miaucho en las palabras que me dijiste.- Mencionó Cait Sith.- Me hicieron reflexionar miaucho.
— Es lo que pienso cada vez que nos encontramos a los Turcos.- Respondí.- Al final, les quiero mucho pero lo primero sois vosotros, mis amigos.
— Eso es tan miaunito, Sil. Se me saltan las lagrimillas…- Dijo Cait Sith.- A partir de ahora, ¡podéis contar conmigo para lo que sea! ¡Palabra de michi!
Cait Sith se adelantó y vino Cloud hacia mi agarrandome la mano.
— Te he echado de menos este rato.- Me dijo Cloud. No pude evitar ponerme roja.- No me perdonaría si algo malo te pasara.
— Gracias…- Dije, con el corazón a mil.- Yo también te he echado de menos. Por suerte, estoy aquí.
— Ahora no dejaré que te separes de mi.- Mencionó.
— ¡Oye!- Exclamé.- ¡Desde cuando te has vuelto tan cursi!
— Simplemente… he tenido miedo de perderte.- Explicó.
— Eso… es muy bonito.- Lo miré a los ojos y él me miró. Nos sonreímos. El amor decoraba el ambiente.- Te quiero, Cloud.
— Yo también te quiero, Sil.- Me respondió él.
Capital olvidada.
Finalmente llegamos a una zona nueva, fuera del bosque. Parecía una especie de ciudad extraña, abandonada. Daba muchísima impresión.
— ¿Es aquí?- Preguntó Tifa.
— ¡Ah, claro!- Exclamó Red XIII.- Si, tiene que ser aquí. Esta es la capital olvidada de los Cetra. Mi abu me ha hablado un montón de este sitio.
— El altar tiene que estar por aquí, ¿no?- Preguntó Yuffie.- ¡Pega con el ambiente!
— Venga, vamos a buscar a Aeris.- Mencionó Barret.
Los Ecos aparecieron de golpe y la ciudad se inundó de ellos. Algo estaba pasando.
— Ya están aquí los Ecos tocando las narices…- Dijo Barret.
— Estos Ecos…- Mencionó Tifa.
— Estos… no aguardan ningún destino.- Expliqué.- Los controla Sephiroth.
Os estoy esperando, Sil, Cloud.
En ese momento el cielo se volvió de color rojizo y vimos un gran meteorito que se acercaba a donde estabamos.
— No puede ser…- Dijo Red XIII.
Los Ecos tragaron el meteorito y este desapareció y de su concentración salió Sephiroth de nuevo, mirándonos fijamente.
— Aeris, reza cuanto quieras.- Dijo Sephiroth.- El reencuentro.. La fusión de los mundos… se aproxima. Cuando la ira y la tristeza lo arrasen todo, el planeta se hará más fuerte.
En ese momento desapareció y todo el lugar fue custiodado tanto por Ecos negros como por Ecos blancos.
— Estos Ecos son blancos.- Mencionó Red XIII.
— Están defendiendo el lugar.- Expliqué.
Mientras andábamos tuvimos que enfrentarnos a varios Ecos que hacían su trabajo de proteger el destino. De golpe, muchísimos Ecos se pusieron delante nuestro creando una cascada de ellos y por lo tanto, una pared. No podiamos pasar.
— Otro cruce del destino.- Dijo Barret.
Red XIII intentó cargar contra ellos pero fue en vano, era demasiado fuerte.
— ¿Cómo pasamos?- Preguntó Red XIII.
— Ya os digo cómo.- Expresó Barret.- No es la primera vez que le plantó cara al destino. Mi niña, ¡papá volverá pronto a casa!
Barret intentó poner la mano pero fue en vano lo tiró hacia atrás.
— Aeris…- Dijo Tifa.
— Esperad…- Mencioné.- Esto es marcado por el destino…
Empecé a andar con determinación y abrí una brecha en los Ecos aunque no iba a aguantar demasiado. Barret, Yuffie, Tifa y Cloud fueron hacia la brecha y la intentaron mantener abierta. Parecía que se iba a cerrar pero de golpe apareció Vincent quien también la aguantaba.
— ¡Sil, ve!- Exclamó Vincent.
— Regresaré pronto.- Dije entrando por la brecha y saliendo por el otro lado. Una vez más me encontraba totalmente sola.
Templo vital.
Entré a una especie de sitio extraño, piedras luminosas alumbraban absolutamente toda la zona y era super bonito de ver. Me puse en una plataforma y esta empezó a bajar, llevándome a otro sitio. Estaba de lleno en la ciudad de los Cetra. Tenia que encontrar a Aeris. No pintaba nada bien.
Empecé a correr por las calles, sin mirar atrás y como más me acercaba, más escuchaba con claridad la voz de Aeris.
— Gaia… Estripe de los Cetra… Yo os imploro. Socorredme. Soy la última de los Cetra. Y ni siquiera sé rezaros como es debido. Quiero mucho a mis amigos. Por eso quiero protegerlos. Ese es mi único deseo.
Subí las escaleras y allí la vi, rezando. Me acerqué poco a poco a ella, los Ecos intentaban mi impedida al centro, a ella. Me estaba costando pero no me iba a rendir así como así.
— Gaia… Estripe de los Cetra… Desveladme el camino…
Vi una pluma negra caer del cielo y en ese momento vi a Sephiroth desde arriba. Caía a toda velocidad, con la espada en mano, apuntando hacia abajo.
— ¡Aeris!- Exclamé.
Sin pensar demasiado reaccioné y me tiré hacia ella, tirándola al suelo. Ella me miró a los ojos, sorprendida y yo me puse encima de ella esperando que la espada se clavara en mi. Noté la espada de Sephiroth atravesar todo mi interior pero no sentí dolor. El dolor lo sentí al bajar la mirada y ver que mi intento de protegerla no había servido de nada. Sephiroth había clavado la espada sin piedad, traspasandome y llegando al cuerpo de Aeris. Ella empezó a sangrar, y mis ojos se llenaron de lágrimas. La materia blanca, que aún conservaba Aeris, saltó en ese momento escaleras abajo.
Todo el dolor que sentía era porque nos habías dejado.
— ¡Aeris, no! No puedes dejarnos… No… Por favor…
Mis lágrimas manchaban la cara de Aeris quien ya no respondía. El corazón se me apretaba y me estrujaba. Mientras ella yacía muerta, yo había sobrevivido como si nada a la espada de Sephiroth, era todo tan injusto. Abracé fuerte a Aeris y me apoyé en ella.
¿Por qué…? No es justo… Yo quiero morir para protegerte. ¿Por qué te has tenido que morir tú…? Yo…
— ¿No te lo preguntas?- Me dijo Sephiroth mirando hacia el cielo.- ¿Por qué no estás muerta? Sil… ¿Acaso… estamos vivos? O es que… ¿nada puede matarnos?
— ¡Calláte!- Exclamé.
— Mira como tu cuerpo se recompone… Solo sale un aura negra de ti…- Volvió a hablar.
En ese momento noté la mano de Aeris en mi pelo y yo levanté mi mirada viéndola con sus ojos abiertos.
— Sil, todo irá bien…- Mencionó Aeris.
— Aeris… No…- Las lágrimas seguían corriendo por mi mejilla.
Ella cerró sus ojos una vez más, notaba la corriente vital a su lado. No podía con todo el dolor que estaba sintiendo.
— ¡Sil!- La voz de Cloud sonaba a lo lejos.- ¡Aeris!
— ¡Cabrón!- Escuché la voz de Barret.
— ¡Aeris!- Era la voz de Tifa.
— Que dé comienzo… la convergencia de estos mundos atormentados.- Mencionó Sephiroth.- La desdicha siempre prevalece. La felicidad es efímera. ¡Con qué rapidez se torna en rabia, tristeza, odio! Así ha de ser… Se acerca una ola de destrucción.
Volví a mirar a Aeris y la volví a ver viva. No sé en que mundo seguía con nosotros, pero en el mundo natural ya no… Ella me asintió, con una sonrisa.
— Aeris…- Expresé.- Volveré…
Me levanté poco a poco, poniendo mi mano en mi vientre. No tenía ni un poco de sangre, solo un hueco que poco a poco iba cerrandose.
— ¡Sil!- Exclamó Tifa al verme fijamente.
— ¡Sephiroth!- Exclamó Cloud al ver el agujero en mi y fue corriendo hacia él, atacándole.
— Estoy… jugando mi mejor partida.- Dijo Sephiroth con una gran sonrisa.
De golpe Sephiroth apretó su puño y se transformó en Jénova viviente, en la corrupción. Me puse en guardia, sacando mi espada.
— ¡Sil, no puedes luchar así!- Exclamó Barret.- ¡Tienes un agujero del tamaño de una manzana en tu estómago!
— Se está cerrando…- Respondí.- No puede matarme… Lo he entendido.
Empezamos a luchar todos juntos. Nos conmovía la rabia, la ira, la tristeza. Todos aquellos que, para Sephiroth, eran un pecado. Pero eso era lo que nos hacía más humanos, lo fuera más o menos.
— ¡Tenemos que ser fuertes!- Exclamó Tifa.
— Claro que sí.- Dijo Cloud.
De golpe, Jénova empezó a mover las plataformas y nos separó en grupos. Por suerte, Cloud se encontraba conmigo. Jénova estaba atacando a otro grupo y pude mirar por un momento mi vientre.
— ¿Estás bien?- Me preguntó Cloud.
— Sí.- Respondí.- Ahora ya es más pequeño… No creo que tarde en cerrarse.
En ese momento, Jénova viviente se puso delante nuestro y Cloud y yo nos agarramos las manos.
— ¡Vamos a derrotarla!- Exclamó Cloud.
— ¡Juntos!- Exclamé yo.
Usé mis habilidades con las materias y Cloud empezó a usar su fuerza física contra el monstruo, clavándole su espada varias veces seguidas en su punto débil. Me acerqué yo corriendo hacia la bestia y atravesé mi espada de arriba a bajo haciendo que gritara de dolor.
De golpe nos volvimos a juntar con los demás antes de que Jénova viviente desapareciera pero los Ecos nos rodearon y un aura blanca salió de donde estabamos.
— ¿Qué está pasando?- Preguntó Barret.
(Zack POV)
Aún me encontraba dando vueltas por la nada, el sitio en blanco. No encontraba salida.
— ¿Hola?- Exclamé.- Ande lo que ande… está todo blanco. ¡Holaaaaa! ¿Eh?
De repente vi a unos espectros venir a toda velocidad hacia mi y se giraron. Allí, vi a Sil, en guardia. Sin moverse.
— ¡Sil!- Exclamé.- ¡Por fin te encuentro! Me alegro tanto de verte… Aunque, estás muy cambiada, ¿no?
(Sil POV)
Me encontraba sola, en guardia, los Ecos me rodeaban. De golpe noté como que alguien me tocaba y me giré, encontrando a Zack.
— ¿Zack?- Pregunté, muy sorpendida.- Zack.. estas vivo…
— ¡Sil!- Exclamó Zack mirándome fijamente y abrazándome fuerte.- ¡Te he estado buscando como el que más! ¡No sabes cuanto!
— ¿Cómo?- Pregunté, sin entender nada pero feliz de estar junto con él de nuevo.
Varias plumas negras aparecieron del cielo y nos pusimos los dos en guardia, espalda contra espalda.
— Casi que… hablamos luego.- Dijo Zack.
Sephiroth apareció delante nuestro con una sonrisa. Se puso en guardia, con su espada.
— ¡Sephiroth!- Exclamamos Zack y yo al unísono.
— ¡Sil! ¿Preparada?- Me preguntó Zack.- ¡Luchemos juntos!
— Sí.- Exclamé.- ¡Como en los viejos tiempos!
Empezamos a luchar contra Sephiroth los dos juntos. Nos complementabamos tan bien que se notaba que en un pasado habíamos practicado juntos. Éramos uña y carne.
— ¡Oye!- Exclamó Zack mirando a Sephiroth.- ¡Tú eras de los nuestros! ¿Adónde ha ido a parar tu orgullo de Soldado?
— Ni me importa.- Respondió Sephiroth.
— Ya lo veo.- Exclamó Zack.- Por eso hiciste lo que hiciste. ¡Y lo que te queda! ¡Ya lo veo todo claro!
— ¡Zack! ¡Ahora!- Exclamé.
— ¡Entendido!- Dijo él con una sonrisa.
Saltamos a la vez contra Sephiroth quien había alzado vuelo y él levantó su arma.
— Dos mundos se cruzan… y vuelven a separarse.- Dijo Sephiroth.
En ese momento cortó a la nada pero el viento nos separó, cayendo cada uno a un lado de la plataforma. Vi como donde había caído Zack empezaba a formarse una brecha, la misma que viví yo cuando estaba pasando entre mundos.
— ¡Zaaaack!- Exclamé.
— ¡Sil, cuida de Aeris!- Exclamó Zack antes de desaparecer.
Me quedé mirando fijamente la zona en la que había desaparecido, algo dolida. Por fin habíamos vuelto a coincidir y el destino decidió separarnos tan rápido.
— Sil… Te concederé un combate.- Me dijo Sephiroth.
En ese momento Sephiroth se transformó en un bicho enorme. Fui hacia él rápidamente y empecé a atacar la parte inferior de su nueva forma. Parecía que había encontrado un punto débil pues se debilitó. Me agarré fuerte a él y empecé a trepar su cuerpo hasta llegar a su cabeza y empecé a darle golpes con mi espada, sin parar. Un grito de desesperación salió de él y de golpe atravesó una especie de portal, dejándome totalmente sola.
— Sil, te he cuidado siempre desde el más allá.- Era la voz de Zack, lo escuchaba en mi cabeza.- Siempre, pase lo que pase, estaré contigo.
— Somos… ¡los mejores amigos!- Exclamé yo.
Puse mi arma como solía hacer Zack y cerré mis ojos. Le notaba en otro mundo, en otro más allá.
— ¡Persigue tus sueños! - Exclamamos Zack y yo a la vez. Le escuché.
Me sentí con mucha más fuerza, mucho más recuperada, mucho más sedienta de venganza.
— ¡Sil!- Una voz me desconcentró y al mirar era Cloud quien venía saltando las plataformas hacia mi.- ¿Todo bien?
— Sí.- Dije.- Sephiroth se ha transformado en un bicho enorme, pero ha desaparecido.
— Está en otro lado, luchando contra los demás.- Me dijo Cloud mirándome fijamente el vientre.- Ya no tienes el agujero.
— Qué rápido ha cerrado.- Expresé.- ¿Sabes? Zack ha estado aquí hace un momento.
— ¿Eh?- Preguntó Cloud sin enterarse de nada.
— Los mundos que pueden generar un solo mundo son increíbles…- Mencioné.
Sephiroth en su forma normal apareció delante nuestro y nos miró fijamente. Cloud y yo rápidamente nos pusimos en guardia. De golpe, miramos hacia atrás y vimos a Aeris quien venía hacia nosotros sosteniendo su báculo. Mi corazón se encogió.
— ¡Esto lo decidirá todo!- Exclamó Aeris.
Asentí y Cloud también lo hizo. Nos pusimos cada uno a un lado de Aeris, con nuestras armas.
— He de reconocer.- Dijo Sephiroth mirando a Aeris.- que te había subestimado.
Empezamos a luchar juntos contra Sephiroth, los tres juntos, usando nuestro mayor poder.
— ¿Será ella un espejismo? ¿O, es real?- Nos dijo Sephiroth.
— ¡Ya no nos engañas más!- Exclamó Cloud.
— ¿No te entristece estar solo?- Le preguntó Aeris.
— No he estado solo en ningún punto. ¿Verdad, Sil?- Me sonrió, atacandome.
— Nunca voy a estar de tu parte. No te voy a perdonar nada, nada de lo que has hecho.- Exclamé.
Él se empezó a reir y yo sentí tal furia en mi interior que tenia que hacer algo, tenía que matarle. Saqué mis tres materias elementales principales: Piro, hielo, electro. Y las infusioné con mi espada, creando la conexión definitiva. La arma elemental.
— ¡Juntos!- Exclamé.
Los tres a la vez atacamos, con nuestros poderes más fuertes y Sephiroth cayó en el suelo, apoyando una rodilla. Se levantó y nos miró fijamente antes de salir volando.
— Aún sonríe.- Dijo Cloud.
— Entonces es que no ha terminado.- Mencionó Aeris.
Sephiroth se fue y varios Ecos blancos nos rodeaban a los tres. Me acerqué a ellos y les agarré una mano a cada uno cerrando fuerte los ojos.
— Vámonos.- Dijo Aeris.- Los demás deben estar esperando.
En ese momento noté como la mano de Aeris se desvanecía, se había ido al planeta, al más allá…
…..
…
Finalmente terminó, la batalla contra Sephiroth llegó a su fin. El grupo rodeaba a Aeris quien yacía en el suelo, muerta. Tifa estaba llorando, arrodillada ante ella. El corazón me dolía, mucho. Sabía que no iba a despertar, nunca más.
Salimos de la zona, todo el mundo estaba muy triste. Me senté al lado del agua y me lo quedé mirandofijamente.
En otro mundo, sigues aquí, con nosotros. ¿Verdad, Aeris?
— Ya llevamos mucho aquí.- Dijo Barret.- Vámonos.
— Sí, de acuerdo.- Dijo Cloud.
En ese momento recordé la materia blanca y me giré y allí estaba Aeris sonriendome.
— Os acompaño.- Me dijo ella con una gran sonrisa.
Le sonreí de vuelta y me levanté junto con ella. Solo yo podía notar su presencia pero me llenaba el corazón saber que si, que de alguna manera o otra, la tenía a mi lado.
— Tifa, ¿vienes?- Preguntó Cloud.
Ella finalmente se levantó y salimos de allí rumbo a nuestro siguiente destino.
(Varias horas más tarde)
Nos encontrábamos en una pradera. Cid intentaba arreglar la avioneta para que por fin pudiera volar una vez más. Yo, estaba sentanda en el suelo, junto con Cloud. Me apoyé en él.
— ¡Arreando, el cielo llama!- Exclamó Cid cuando la nave por fin sonaba bien.
— Ella… seguirá con nosotros. ¿Verdad, Cloud?- Lo miré, con una sonrisa.
— Estoy seguro de ello.- Respondió él, agarrándome la mano y entrelazando mis dedos con los suyos.
Saqué la foto que Aeris me había dado, la que nos hicimos en el otro mundo, en Midgar y el punto del libro de la flor. Cloud miró fijamente los objetos que yo mantenía en mis manos.
— ¿En qué momento os hicisteis esta foto?- Me preguntó.
— En el momento que más juntas estuvimos.- Respondí, con una sonrisa.
— ¡Venga! ¡Todos a bordo o os dejo en tierra!- Exclamó Cid.
Me lo volví a guardar todo y me levanté junto con Cloud. Nos agarramos fuerte la mano, sin soltarnos.
No miréis al cielo.
La voz de Aeris sonó y rápidamente miré al cielo, viendo esa misteriosa brecha una vez más. No pude evitar sonreír.
— Vamos al norte.- Dijo Cloud.- Tenemos que acabar con Sephiroth.
— ¿Al norte?- Preguntó Barret.
— Sé cómo piensa, porque los dos somos Soldados.- Mencionó Cloud.
— ¡Pues eso nos viene de lujo!- Exclamó Yuffie.
— Tú mandas…- Dijo Barret para luego mirarme a mi.- Llevas lo que más pesa para todos, cuidalo bien.
— ¿¡Qué decís de peso!?- Exclamó Cid desde dentro de la avioneta.- ¡Al que lleve más peso del debido lo tiro en marcha!
— Tranquilo. A quien se caiga, yo lo recojo.- Dijo Cloud entrando al avión.
Miré a Tifa y le sonreí. Parecía muy afectada.
— Sube.- Le dije acercándome a ella.- Si Aeris te viera así no se lo perdonaría.
— Tienes razón, Sil.- Mencionó Tifa.- Gracias.
Se subió a la avioneta y tan solo quedaba yo. Miré hacia atrás y allí la vi, preciosa como siempre.
— Buen viaje.- Nos dijo Aeris.
— ¿Estarás bien aquí?- Le pregunté.
— Sí. Este es… el hogar de los Cetra- Me sonrió.- No te preocupes, estaré con vosotros desde aquí.
Aeris se señaló el corazón y yo sonreí.
— Te creo.- Dije.- Pero avisanos si de casualidad algún día necesitas ayuda.
— ¡Os haré una señal de humo!- Exclamó Aeris, no pude evitar reir.
— Entonces, estaremos pendientes.- Sonreí.
La avioneta arrancó y las dos lo miramos.
— Voy a rezar día y noche para detener a Meteo.- Dijo Aeris.- Y tú… también tienes un trabajo importante. Eres la única capaz de esto.
— Sí.- Mencioné.- Sephiroth morirá.
— ¡Se que puedes!- Exclamó Aeris.
— Podremos juntos.- Sonreí.- Todos, incluida tú.
— Sí, juntos.
Subí a la avioneta y me senté en mi sitio. Rápidamente Cid alzó el vuelo y nos alejamos de allí, surcando el cielo rumbo a nuestro destino final.
Gracias Aeris, lucharé por ti.
— Ninguna promesa espera el final del viaje.
Fin (de momento)

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
3 notes
·
View notes
Text
Capítulo 13 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
,
Nos encontramos en la avioneta marítima de Cid. Vincent estaba tocando la radio para conseguir la señal del helicóptero de los Turcos. No tardó demasiado en conseguir la dirección.
— Vuelan hacia el norte.- Dijo Vincent.
— Hmmm… Ajá…- Mencionó Cid.
— ¿Podrás llevarnos?- Preguntó Aeris.
— La duda ofende. ¡Mi habilidad como piloto no tiene parangón!- Exclamó Cid.- Surfearé las olas si hace falta, ¡incluso sin alerones!
— Que nos preparemos para lo que viene, vaya.- Dijo Yuffie.
— Eso es.- Afirmó Cid.- ¡La vida es una montaña rusa de emociones, chavala!
— Shinra ha movilizado a sus tropas y a los Turcos.- Explicó Vincent.- Más vale que no nos pillen desprevenidos.
— Va a ser curiosa la experiencia, ni más ni menos.- Expresé.
Cid finalmente se puso al volante del barco y empezamos a surcar sus aguas.
— Les habla su capitán: estamos en aguas abiertas. Pueden darse marejadas imprevistas. ¡Dicho queda!- Exclamó Cid.
— Ay, me va a dar algo…- Mencionó Yuffie.
— Esto es prácticamente un bote.- Añadió Cid.- No vale para surcar los mares; solo para flotar, y gracias. ¡Así que ojito!
— Mientras nos lleve, todo bien.- Dije con una sonrisa.
Seguimos navegando, el cielo cada vez se ponía más gris y parecía que finalmente habíamos avispado los helicópteros de Shinra.
— ¡Mirad! ¡Allí!- Exclamó Red XIII.
— ¡Que sí!- Dijo Yuffie no demasiado motivada.
— Genial.- Mencionó Cid.- ¡Grumetes, izad las velas!
— ¿Qué velas?- Preguntó Yuffie.- ¿¡Y qué grumetes!?
— ¡Estoy creando atmósfera, hija mía!- Exclamó Cid.- Muy bieeeen. ¡A la mar salada!
— ¡Sí, mi capitán!- Exclamaron Aeris y Tifa siguiéndole el rollo a Cid, no pude evitar reír.
Región del bosque boreal.
Finalmente llegamos al norte, donde teníamos que ir. Nos bajamos cuidadosamente del barco y Aeris miró el ambiente, preocupada.
— El aire está muy cargado.- Mencionó Aeris.
— Lo he forzado demasiado.- Dijo Cid mirando el barco-avioneta.- Así que voy a quedarme para hacerle un par de ajustes. Luego os alcanzo.
— ¿Estarás bien?- Preguntó Cloud.
— ¡Como si no me conocieras!- Exclamó Cid.
Cloud sonrió un poco y nos giramos todos para dirigirnos al templo. Pasamos por un amplio bosque. Partículas de lo que parecía ser mako decoraban el ambiente y la tensión subía por momentos. No tardamos demasiado en ver el templo, casi en frente de nuestros ojos.
— Dios.- Exclamé.- Que pedazo de construcción…
— Estos Ancianos no se andaban con chiquitas…- Dijo Barret.
— Los Cetra, querrás decir.- Dijo Red XIII.
De golpe Aeris se puso de rodillas en el suelo y acercó su oreja a la tierra, cerrando los ojos. Nos quedamos viendo fijamente esa escena.
— ¿Qué pasa?- Pregunté sin entender nada.
— Por fin…- Dijo Aeris soltando una pequeña lágrima que al impactar contra el suelo un aura verde salió, iluminando el suelo.
— "... nacidos del seno de Gaia; con ella conversamos, su esencia cultivamos y a su tierra prometida regresaremos. Por su gracia y providencia ocuparemos nuestro lugar en el paraíso"- Explicó Barret.
— No, no…- Dijo Aeris limpiándose las lágrimas.- Esta no es la tierra prometida. Aquí solo hay… dolor… y furia.
En ese momento el aura verde subió del suelo hasta las manos de Aeris y una vez allí se fue, dirección al templo
— ¿Nos… está llamando?- Preguntó Tifa.
— Sí.- Afirmó Aeris.
Miramos en dirección al templo y no tardamos en poner marcha hacia allí pero al llegar nos encontramos con que Shinra se había hecho con la zona, poniendo tropas y otros utensilios allí.
— Macho, esta gentuza nunca tiene suficiente.- Dijo Barret.
— Que pena…- Dije con una sonrisa, saltando el muro de sacos que habían puesto.
— ¡AVALANCHA a la vista!- Exclamó uno de los infantes.- No matéis a la Anciana.
— Buenas tardes a todos.- Sonreí.- Saludad de mi parte cuando volváis al planeta.
Empecé a cargarme sola a los dos décimos de centinelas que habían en la zona. Una energía extraña subía por mi cuerpo, me empezaba a sentir extremadamente bien. Terminé de matarlos y miré a mi grupo fijamente.
— ¿Os vais a quedar allí pasmados?- Pregunté con una sonrisa.
— Vámos.- Dijo Cloud.
Seguimos avanzando hasta llegar a las escaleras que daban a la gran puerta del templo. En estas habían tanto centinelas como monstruos tirados, muertos.
— Debe de haber sido algún monstruo.- Dijo Vincent.
— Qué escabechina…- Dijo Cid mirando la situación.
— ¿Desde cuándo estás aquí?- Pregunté, con una risilla.
— Oyeee…- Dijo Yuffie mirando a Aeris.- Pero venimos contigo… Eso nos convierte en invitados de honor, ¿no?
— Pero… yo solo soy medio Cetras.- Mencionó Aeris poniéndose las manos en su cabeza.- Lo siento. Creo que no somos bienvenidos…
— Estoy aquí porque soy tope de impulsivo.- Dijo Cid.- Pero ahí no entro ni que me paguen. Yo me planto.
— Claro, no te preocupes.- Mencionó Aeris.- Ya has hecho bastante. Gracias por traernos.
— Tranquis, que no me voy a dar el piro.- Añadió Cid.- Os espero para el viaje de vuelta. Así que más os vale salir airosos.
Templo de los Ancianos: Lugar del encuentro
Miramos la puerta y empezamos a subir las escaleras hasta llegar a la puerta. Cloud la abrió, empujándola con todas sus fuerzas. Allí dentro había un encapuchado y al fijarnos mejor vimos que se trataba de Roche. Estaba apunto de desmayarse y Cloud fue rápidamente hacia él, agarrándolo.
— La… materia… negra…- Dijo el túnicas señalandome.- Sephiroth…
— Pero si es…- Dijo Tifa.
— Sephiroth está aquí.- Mencionó Cloud.- Mal asunto.
Un dolor momentáneo me azotó la cabeza y cerré fuerte los ojos antes de mirar hacia el frente. Una sonrisa decoró mi cara.
— Entonces, no vamos a hacerle esperar, ¿no?- Dije avanzando.
Pasamos a la siguiente sala que estaba custodiada por varios centinelas que entre todos eliminamos para seguir avanzando.
Sala laberíntica.
Salimos de allí y nos encontramos con que el templo no estaba todo cerrado y parecía no en las mejores condiciones. Miraba fijamente cuál era la manera más rápida para avanzar.
— ¿De verdad los Ancianos construyeron todo esto para ocultar la materia negra?- Preguntó Yuffie.- ¡Pues tiene que ser una materia del copón!
— No vuelvas a mencionarla.- Dijo Aeris callando a Yuffie.- Shinra no sabe nada al respecto.
— Cait ya habrá cantado.- Mencionó Red XIII.
— Eso dará igual si la conseguimos nosotros antes.- Dijo Cloud a lo que no pude evitar reír un poco.
— Pero… ¿¡Que cojones!?- Exclamó Barret mirando hacia adelante.
Cuando miramos hacia donde él miraba nos encontramos a un grupo de centinelas que estaban boca abajo, como si la gravedad se hubiera invertido en esa zona.
— Empiezo a pensar que estamos alucinando…- Dijo Red XIII.
— Venga, que el tiempo es oro.- Mencioné.
Empezamos a avanzar por sus plataformas intentando avanzar, era un laberinto en toda regla, bastante complicado de entender.
— Un templo la leche de raro, petado de tropas de Shinra y túnicas negras.- Dijo Barret.- Me parece que hoy no pegamos ojo.
— Sephiroth también estará aquí, ¿no?- Preguntó Red XIII.
— Sí, está aquí.- Respondió Cloud.
— Qué mal rollo me da todo…- Mencionó Barret.
— Bueno, no le demos muchas vueltas.- Dijo Aeris.- Hay que echarle valor. Si el templo nota que dudamos, será un obstáculo más…
— Entiendo.- Dijo Tifa.
Sala de la estrella carmesí (Tierra)
De repente llegamos a una sala extrañísima con una piedra flotante en medio y que brillaba con un tono verde. Las paredes además también emitian luz pero de color rojo. Cloud se acercó a ella y la tocó. De golpe empezamos a flotar todos, parecia que íbamos a caer en dirección contraria.
— ¡Oye, oye!- Exclamó Barret.
Pusimos al instante los pies en el techo, o lo que era ahora, nuestro suelo.
— ¿Estamos al revés?- Preguntó Aeris.
— Bueno, depende de cómo se mire.- Dijo Cloud.
Parecía que la única manera de avanzar ahora era estar boca abajo así que pusimos rumbo una vez más. Cada vez costaba más pasar por los lugares, estaba todo en bastante mal estado.
— ¿Qué habrá pasado aquí?- Preguntó Red XIII.
— Sangre…- Dijo Aeris mirando la zona.- Se derramaron ríos. Hace mucho tiempo… En una guerra.
— Nadie ha salido de aquí con vida.- Mencionó Cloud.- Eso me dijo Cait.
— ¡Haberlo dicho antes!- Exclamó Yuffie.
Me acerqué al borde de un pasillo y vi pasar una corriente, verdecita, parecida a la corriente vital. En ese momento varios centinelas gritando iban a toda velocidad por esas corrientes.
— ¿Qué acaba de pasar?- Preguntó Yuffie.
— Ni pajolera idea.- Respondió Barret.
— Que curioso.- Dije con media risita en la boca.
— Me pregunto hasta dónde lleva.- Dijo Aeris mirándolo fijamente.
— Ni se te ocurra comprobarlo, ��eh?- Mencionó Barret mirando a Yuffie.
— ¿Por quééé?- Preguntó ella.
Seguimos avanzando y en el camino tuvimos que deshacernos de varios centinelas. Venían a por todas a matarnos, parecía que les habían ordenado nuestra eliminación. Subimos por unas enredaderas al terminar y allí solo se veía una plataforma con un agujero en medio y una cascada de mako. Allí habían dos centinelas concienciandose que se tenían que tirar. Finalmente se tiraron y nos acercamos hacia allí.
— No veo otra salida que la de saltar.- Dijo Cloud.
— ¡Venga ya!- Exclamó Yuffie.
— Me lo veía venir…- Mencionó Barret.
— ¡Al mako patos!- Exclamé yo tirándome directamente y llegando a la parte inferior.- ¡Woah! ¡Que adrenalina!
— ¡Sil, estás loca!- Exclamó Yuffie al llegar a abajo.
— ¡Pero si ha estado guay!- Respondí.
Finalmente vimos una puerta que parecía que llevaba a algún sitio en concreto, algún sitio especial. Nos dirigimos allí a toda prisa y entramos a lo que parecía una zona cubierta del templo. La sala era enorme, gigantesca. Parecíamos hormigas a escala. Allí, muchos centinelas yacían muertos en el suelo pero nosotros no habíamos pisado la zona antes.
— Esto no me gusta…- Mencionó Barret.
Un estruendo detrás nuestro nos asustó y al girarnos la puerta se había cerrado. Estábamos totalmente atrapados y peor fue cuando al mirar arriba nos dimos cuenta de que había un bicho enorme. Empezamos a flotar una vez más, cambiando de nuevo de gravedad. El dragón extraño se puso delante nuestro y de golpe un bloque desde arriba empezó a caer.
— ¡Cuidado!- Exclamó Barret.
Rápidamente Yuffie se apartó y se salvó del gran bloque. Me acerqué a ella y le ayudé a levantarse con una sonrisa.
— Para mí que es el señor del templo.- Dijo Red XIII mirando al dragón.
— ¿¡Quieres unas alubias Da-chao!?- Exclamó de golpe Yuffie mirando al monstruo haciendo que él reaccionara pegando un pedazo de grito.
— ¡No lo cabrees!- Exclamó Barret.
— ¡Centraos!- Dijo Tifa poniendose en guardia.
Usé mi materia de análisis para fijarme en sus puntos débiles. La cabeza era su punto débil y aunque su inmunidad al piro complicaba un poco las cosas su debilidad principal era el hielo. Empezamos a luchar contra él, corriendo peligro. Usé HIELO+ contra el monstruo y parece que al notar el frío, se cabreó y empezó a llenar el suelo de fuego.
— ¡Cuidado!- Exclamó Red XIII.
Todos echamos a correr hasta el fondo de la sala.
— ¿Estáis bien?- Pregunté comprobando que todo el mundo estuviera bien.
Los demás asintieron y en cuanto el fuego desapareció volvimos a la carga. Cuando parecía que el dragón ya estaba en su último aliento intentó echar a volar.
— ¡No te lo crees ni tú!- Exclamó Barret atacandole a balazos. Aeris se unió a él, con su báculo y su mágia.
— ¡Cloud!- Exclamé yendo rápidamente hacia él imbuyéndole la espada en HIELO++.- Adelante.
Él asintió y fue corriendo hacia el dragón, clavándole la espada la espada al monstruo, con el hielo destruyendole las venas. En ese momento Tifa fue corriendo hacia el dragón y saltó en el aire, dando una voltereta y pegandole una gran patada en la cabeza. Tifa volvió hacia atrás y sonrió.
— ¡Que pasada!- Exclamó Aeris.
— Hay que despedirse a lo grande.- Mencionó Tifa.
— Aprisa.- Dijo Cloud sin ni siquiera mirarlas.
— No nos queda demasiado tiempo.- Respondí.
— ¿Eh?- Preguntó Barret.
Entramos a la siguiente sala y seguimos por sus pasillos hasta llegar a una sala cerrada con un mecanismo en medio que servia para desbloquear la plataforma y que bajara.
Cámara de la vida.
Cloud se apresuró en activarla y todos bajamos. La corriente era mucho más fuerte en esa zona, aventaba todos los residuos y destrozos del tiempo. Era bastante impresionante.
— ¡Qué flipadaaa!- Exclamó Yuffie.
— Ahí.- Dijo Tifa señalando una plataforma que había más adelante.
Un grupo grande de centinelas y dos de los Turcos que no podía distinguir por la distancia corrían para que la corriente no los atrapara. Aunque los Turcos tuvieron suerte la corriente se llevó a varios de los centinelas, matándolos probablemente al final del destino.
— No quiero ni mirar…- Dijo Barret.
Aeris se agachó y tocó el suelo intentando analizar bien la situación.
— Percibo cierta ira en la corriente vital.- Mencionó Aeris.- No sé. Es una sensación.
— Oye, Aeris…- Dijo Tifa.- ¿No puedes transmitirle nuestras buenas intenciones?
— No estoy segura…- Dijo Aeris, muy preocupada.- Bueno, voy a intentarlo
Aeris se levantó, cerró sus ojos y puso sus manos juntas empezando el rezo. Justo después sacó su báculo y empezó a usar su magia acompañándolo de un dulce y bonito baile. Todos nos quedamos mirando la situación sorprendidos. Parecía que la corriente vital la envolvia, la quería. Una mota de corriente vital se puso delante mio y yo la miré fijamente, poniendo mis manos para que reposara. Me dio tanta nostalgia.
— Parece que la corriente vital te reconoce, Sil…- Me dijo Tifa.
— Podría ser.- Sonreí.
Me acerqué un poco más al centro, Yuffie y Red XIII también lo hicieron pero de golpe la magia de Aeris se rompió y la corriente vital sopló mucho más fuerte. De nuestros pies empezó a salir otra parte del templo, elevándonos. El problema es que como no todos estábamos en el círculo solo subimos Aeris, Yuffie, Red XIII y yo. Aeris cayó directamente al suelo y perdió el conocimiento.
— ¡Aeris!- Exclamé yo moviendola.- ¡Aeris!
En ese momento no tardó en abrir los ojos y nos miró algo confundida.
— ¡Se ha despertado!- Dijo Yuffie.
— ¿Y los demás?- Preguntó Aeris.
— Ni idea…- Mencioné.
— No he sido capaz…- Dijo Aeris, mirando hacia el suelo.
— Era tu primera vez. ¡No te machaques!- Dijo Yuffie.- De todo se aprende.
— Y no estás sola.- Dijo Red XIII.- Estamos juntos en esto.
— Tenéis razón.- Mencionó Aeris.- No hay que tirar la toalla.
— Vamos, la materia negra aguarda.- Agregué.
Empezamos a andar y nos metimos en una sala que tenía una especie de estanque de mako en el centro. Aeris se acercó a ello y cerró los ojos. Las partículas de mako empezaron a danzar alrededor de ella, aceptandola.
— Creo que me quieren enseñar a compenetrarme con la corriente vital.- Dijo Aeris.
Parecía que Aeris podía dirigir esas partículas de mako con sus manos. Yuffie también lo intentó pero obviamente no funcionó. Yo me quedé mirando fijamente el estanque, sentía que me quería decir algo. Aeris no tardó en usar su báculo y dirigir la concentración de energía hacia una lámpara que había allí. Al hacerlo partes del templo se volvieron a juntar creando un camino por el que podíamos pasar.
— ¡Hala!- Exclamó Yuffie.
— Bien, podemos seguir.- Mencioné.
Seguimos el camino nuevo, poco a poco para no tropezar con los escombros. Avanzar no estaba siendo tan fácil. Aeris tenía que buscar energía de la corriente vital, absorberla y luego activar varios mecanismos más para conseguir que el templo se reformara, creando nuevos caminos. El cielo estaba totalmente gris, no sabíamos si era de día o de noche, era todo muy confuso.
— ¿Estarán bien, verdad?- Preguntó Aeris.
— Mientras Cloud no pierda el norte…- Dijo Red XIII.
— Sil, ¿tú como estás?- Me preguntó Aeris, mirandome fijamente.
— ¿Eh, yo? Bien. ¿Por qué lo dices?- Pregunté.
— No vayas a perder el norte tu también, Sil.- Mencionó Red XIII.
— Me noto normal.- Respondí.
Algo de mentira tenían mis palabras. La sensación de calidez y de acercamiento que notaba a través de la corriente vital. Las ganas que me invadian de conseguir esa materia negra y demás, hacían que no me sintiera tan yo. Lo peor es que no me importaba, me hacía bien. Me sentia poderosa, fuerte.
Aeris reconstruyó varias partes del templo más y parecía muy cansada. Estaba agotando toda su energía para conseguir fluir con la corriente. Yuffie la agarró de los hombros para que no cayera.
— Deberías descansar.- Mencionó Red XIII.
— Es verdad.- Dijo Yuffie.- ¡Que te tenemos que guardar como oro en paño!
Yuffie se sentó en el suelo y indicó a Aeris que se sentara con ella para luego mirarnos a Red XIII y a mi.
— Vale. Solo un rato.- Dijo Aeris sentandose.
Yo me dirigí al borde del precipicio y me senté allí, algo alejada de los demás. Suspiré y miré fijamente la corriente vital.
Queda poco para descubrir parte de una verdad. Demuestra tu verdadero poder.
Mi verdadero poder… ¿Cuál es ese poder?
— ¡Ya he descansado bastante!- Dijo Aeris levantándose.
Al escucharla me levanté yo también y fui hacia ella.
— ¿Estás segura de que puedes avanzar?-Le pregunté.- No me perdonaría que te pasara nada.
— Aw, Sil…- Dijo ella mirándome fijamente.- No te preocupes, estoy más que segura. Es que no paro de pensar en los demás…
— Vamos, entonces.- Dijo Red XIII.
Entramos por una de las nuevas partes reconstruidas dirigiéndonos a una puerta. Yuffie la abrió con todas sus fuerzas y al entrar vimos a la corriente vital enfurecida, arrastrando parte del templo y a varios centinelas.
— A ver si el esfuerzo ha dado sus frutos.- Mencionó Aeris con una sonrisa.
Aeris se acercó al centro, cerca de la lámpara y empezó a transmitirle toda la corriente vital que le quedaba, toda la energía pero fue rechazada una vez más.
— ¿¡Por qué!?- Exclamó Yuffie.
Miré fijamente la situación y me fije que no todas las luces de la corriente vital tenían un color normal. Dos de ellas eran de un color rojizo, maldito.
— Debe haber dos monstruos tirando mala energía hacia la corriente.- Expliqué.
— ¡Me los cargo!- Exclamó Yuffie.
Avistamos de donde venían las malas ondas y fuimos hacia la primera lo más rápido que podíamos. Allí un monstruo que parecía una especie de gelatina extraña atentaba contra la corriente. Nos tiramos los cuatro a luchar contra el asqueroso bicho esquivando todos sus ataques mágicos a la perfección. Al deshacernos de él, la corriente vital por un lado recupera totalmente la normalidad.
La cabeza poco a poco me empezaba a dar más vueltas, se acercaba el gran momento, un momento que no tenía ni idea de lo que consistia pero que me llamaba, me llamaba la corriente vital, me llamaba Sephiroth. Me puse la mano en la cabeza y suspiré.
— ¿Sil?- Dijo Yuffie.- No me digas que ya estás cu-cu.
— No.- Dije mientras seguía avanzando.- No tenemos todo el día.
— ¡Pues no me asustes así!- Expresó Yuffie.
— Perdón, perdón.- Mencioné.
Fuimos hacia el otro lado y rápidamente avistamos al otro monstruo exactamente igual que el que habíamos derrotado al otro lado. En un momento el monstruo me absorbió y no dudé, desde dentro suyo, en clavarle mi espada, sobresaliendose y subiendosela hasta la boca, haciendo que toda la gelatina explotara y me liberara.
— Como coser y cantar.- Dije con una sonrisa.
La corriente vital ya estaba restablecida del todo y volvimos al punto inicial. Aeris se concentró y lo logró, parecia que todo se recomponia.
— ¡Mirad!- Exclamó Red XIII.
En la plataforma de delante, a bastante distancia, vimos a Barret, Tifa y Cloud luchar contra Reno y Rude. En una de esas Rude empujó fuerte a Cloud y cuando parecía que se iba a caer el edificio se reconstruyó gracias a la magia de Aeris impidiéndoselo.
— ¡Cloud! ¡Tifa!- Exclamó Yuffie.
— Tranqui.- Dijo Aeris.- Lo tengo controlado. Queda encontrar el camino.
Empezamos a dirigirnos por las nuevas partes del templo, estaba todo reconstruido y era mucho más fácil avanzar. Vimos una gran puerta y Aeris la abrió. Al entrar vimos que allí se encontraban Tseng y Elena. Al vernos, Tseng agarró el hombro de Elena.
— Deja y vámonos.- Dijo Tseng mirando hacia la puerta contraria del sitio.
— ¡Alto ahí!- Exclamó Yuffie.- ¡Se van con el rabo entre las piernas!
— No podemos permitir que se burlen, jefe.- Dijo Elena.
— ¡Parece que me ha oído!- Exclamó Yuffie.
— ¿No has visto la bandera de la entrada?- Preguntó Elena mirando a Yuffie y cruzándose de brazos.- La tierra prometida está bajo control de Shinra. Eso es, Anciana. Aquí mandamos nosotros.
— Ay, por dios.- Dije yo mirando fijamente a Elena.- No sabia que la desinformación podía llegar tan lejos.
— ¿Y los otros?- Preguntó Tseng.
— ¿Se os han perdido de camino?- Preguntó Elena.
— Seguimos siendo más que vosotros.- Mencionó Red XIII.
— Ja, ¿es que no te enteras?- Exclamó Elena.- ¡El señor Tseng y yo somos imbatibles!
— No tenemos todo el dia.- Dije acercándome a Elena y haciendo que ella retrocediera.- Hazme un favor y vuelve al planeta, donde perteneces.
Mis ojos gritaban mako en ese momento, lo notaba. Fluctuaba todo dentro de mi. Saqué mi espada y ataqué a Elena en el brazo, creandole un pequeño corte en el traje y una herida. Tseng vino hacia mí y me paró.
— Sil.- Tseng me miró fijamente a los ojos y se sorprendió al verlos, al ver todo el mako removerse, sin cesar.
— A ver si nos enteramos.- Volví a decir, mirando fijamente a Tseng a los ojos.- No tenemos todo el día, me esperan.
— ¿Quién te espera?- Preguntó Tseng.- Oye Sil… ¿estás bien?
— ¡Que no tengo todo el dia!- Exclamé sacando mi espada y empujando a Tseng.
— ¡Sil!- Exclamó Aeris viniendo hacia mi.
Mi cuerpo empezó a fallar, mi mente dolía mucho. Me sentía como si una gran brecha se estuviera abriendo y estuviera desangrándome.
Eso… que nada te pare.
Tseng se volvió a acercar a mi, le notaba el dolor en los ojos y me abrazó fuerte.
— Eh, Sil… Vuelve en ti…- Dijo Tseng mientras pasaba su mano por mi pelo.
Sil, empujalo.
Mi corazón corría a mil por hora, me sentia mareada, no me sentia bien. Tseng acariciaba lentamente mi pelo, acercándome al máximo a él.
— Vete Tseng.- Expresé.- Antes de que yo…
— Pero…- Intentó decir él.
— ¡Qué te vayas!- Exclamé.
Lo empuje fuerte y me volvió a dar ese gran dolor. Me tuve que poner de cuclillas y ponerme las dos manos en la cabeza para soportarlo. Aeris se puso a mi lado, poniendome una mano en mi espalda.
— ¡Señor Tseng!- Dijo Elena.- ¡Es mejor que se vaya, esto no pinta bien!
— Cuidala bien, por favor, Aeris.- Dijo Tseng, con dolor en sus palabras, antes de salir corriendo de allí.
Justo en ese momento la plataforma de arriba se derrumbó y de arriba cayeron Tifa, Barret y Cloud junto con Reno y Rude. Tifa nos vio y se acercó rápidamente a nosotras.
— ¡Sil!- Exclamó Tifa.- ¿Estás bien?
— ¡No se que le pasa!- Exclamó Aeris.- ¡No es ella! ¡Ha intentado matar a Elena y casi que a Tseng!
Tifa me movió fuerte, agitandome y yo la miré fijamente, muriendome del dolor.
— ¡Tus ojos!- Exclamó Tifa.- ¡Sil, vuelve!
En ese momento el dolor se apagó, me intenté levantar, a medias con ayuda de las dos. Miré hacia adelante viendo a Elena, Rude y Reno en el suelo, intentando levantarse por culpa de la caída y de los escombros. Cloud se acercó a Elena y le intentó clavar su espada.
— ¡Cloud!- Exclamó Aeris.
— No te apenes…- Dijo Cloud mirando a Elena subiendo su mandoble una vez más.- pues regresarás al planeta.
Mi cabeza hizo un click y me lancé rápidamente hacia allí, poniéndome delante de Elena y parando el mandoble de Cloud antes de que la matara.
— ¡No!- Exclamé.- No, por favor…
Un gran dolor me volvió a azotar, pero luchaba contra este para proteger a Elena y retirar finalmente la espada de Cloud. Él me miró y desvió la mirada, guardando su espada.
— Gracias, Cloud.- Le dije. Notaba como mis ojos temblaban.
Cloud se apartó y yo suspiré. Me giré hacia Elena.
— Perdona… No he sido yo antes…- Le dije.
— No si… lo sé…- Dijo ella, sin casi palabras.
Me acerqué a Rude y le ayudé a levantarse. Él me lo agradeció con la mirada y luego me dirigí a Reno.
— Es bueno ver que estás bien, Reno.- Dije con una sonrisa.
— Sil… ¡Por fin!- Exclamó Reno levantándose, algo dañado por el golpe y me abrazó fuerte.- Ya me recuerdas, ¿verdad?
Asentí y le abracé fuerte también. Mi corazón se sentía mucho más tranquilo.
— Se nos ha adelantado uno.- Dijo Barret.- ¡Tenemos que meter el turbo!
— Sí.- Dije yo separándome de ellos y mirando a los Turcos.- Tenéis que descansar, ¿si? Es mejor… que no os acerquéis más. El destino aguarda.
Reno se me quedó mirando fijamente, sin entender lo que veía, como me veía, como hablaba, lo que decía. Abrí la puerta para continuar y seguimos todo el grupo. Yuffie se encargó de cerrar la puerta a nuestras espaldas. Usamos el mecanismo para bajar a la siguiente sala. Notaba que ya quedaba menos, que nos acercabamos.
Cámara del renacer.
Llegamos a un sitio con un pasillo y una puerta. No tardamos nada en cruzarla y llegar a una sala redonda, sin techo, en la que el sol brillaba y las plantas florecían. Allí varios encapuchados andaban, sin rumbo y Tseng se encontraba allí.
— Estas ruinas poco recuerdan a un templo… Esto era una fortaleza.- Dijo Tseng.- Hay indicios de combate por todas partes… Pero ¿de quién se defendían? ¿De los monstruos?
— ¡Tseng!- Exclamé al verle.
— Sil…- Dijo Tseng dirigiendo la mirada hacia mi.
En ese momento apareció Sephiroth detrás de Tseng y me miró a mi por un momento para después mirar a Tseng.
— Se defendían de la inepcia de la humanidad.- Dijo Sephiroth de golpe.
— ¡Tseng, cuidado!- Exclamé.
Tseng se giró, pistola en mano y aunque intentó dispararle fue en vano. Sephiroth atravesó su espada en el estómago de Tseng. Un grito salió de mi, de dentro.
— Temerosos y envidiosos del poder de los Ancianos, los humanos asolaron su estirpe.- Dijo Sephiroth.- No vas a arruinar mis planes, deja de entrometerte.
Sephiroth se giró y me miró fijamente.
— No llores por él. Solo es un incordio para nuestro plan. Mejor que regrese al planeta. Nos vemos pronto, Sil.
Tseng le disparó desde el suelo y Sephiroth desapareció en ese momento. No pude evitar echar a correr hacia allí, tirándome en el suelo, al lado de Tseng.
— Estoy bien, Sil…- Dijo Tseng mirándome a los ojos. Tenía la boca llena de sangre. Las lágrimas empezaron a invadir mis mejillas.- No… No llores, mi vida…
Tseng levantó un brazo y puso mi mano en mi mejilla quitándome las lágrimas pero empezó a toser.
— No te fuerces, Tseng… Perdóname…- Le abracé con todas mis fuerzas y cerré mis ojos.- Todo esto es mi culpa… Nunca me lo perdonaré…
Noté sus brazos rodearme y se apoyó en mi. Tenía el corazón roto.
— No es tu culpa, mi niña…- Me dijo Tseng, acariciandome el pelo una vez más, como solía hacerlo siempre.
Me aparté un poco de él y puse mi mano en su herida usando mi materia de curación para intentar hacer algo por él.
— Te pondrás mejor…- Lo miré a los ojos y le agarré la mano, apretandola.- Te quiero muchísimo, Tseng, te quiero…
— Yo también te quiero, Sil…- Tseng se levantó como pudo y miró a Cloud.- Amala como se merece, por favor…
— Ni lo dudes.- Dijo Cloud acercándose a nosotros, ayudándome a levantarme y poniendo sus manos en mis hombros.
— Gracias…- Dijo Tseng para mirar a Aeris.- Aeris… contestame algo. ¿Es esto… la tierra prometida?
Aeris se quedó inmovil por un segundo pero habló.
— No. No puede serlo.- Respondió ella.
— Vaya… conque no, eh…- Mencionó Tseng intentando andar.
— ¡No te fuerces, Tseng! ¿Dónde vas así? Si casi que no puedes andar…- Exclamé yo.
— Tengo que informar a Shinra…- Dijo Tseng.- Nos vemos pronto…
En ese momento Tseng se fue y me quedé allí, bajé la mirada y las lágrimas seguían corriendo por mi mejilla. Verlo así, por mi culpa, me había destrozado.
— Todo está bien, Sil…- Dijo Cloud rodeando mi cintura con sus brazos.- Esta vivo…
Asentí y me limpié las lágrimas mirando fijamente el pedestal que había en el centro. Aeris se acercó a este y lo tocó. El aura verde empezó a salir de dentro del pedestal, una explosión de energía se expandió por la sala y unas letras aparecieron.
— ¿Qué pone?- Preguntó Cloud al verlo.
— "Guerreros que anheláis reposo, encarad aquello que os duela. Vuestras huellas, sangrienta estela, no auguran días dichosos. Mas la ira os hará de espuela"- Leyó Aeris.
En ese instante unos brillos rojos se acercaron y atravesaron los corazones de Barret, Yuffie, Red XIII, Tifa y Aeris, señalandoles a cada uno una puerta.
— ¿Tenemos que entrar ahí?- Preguntó Barret.
— No. Cada uno debemos superar una prueba.- Mencionó Aeris.
— Vaya…- Dijo Tifa.- Parece que Sil y Cloud se libran.
— ¡Hala, qué morro!- Exclamó Yuffie.
— Os esperamos aquí.- Dijo Cloud.- Daos prisa.
— Si hay que hacerlo, cuanto antes, mejor.- Agregó Barret.- Bueno, hasta luego.
Cada uno se dirigieron a sus respectivas puertas y desaparecieron de allí. Cloud me miró y me agarró las manos.
— ¿Estás mejor?- Me preguntó.
— Algo, sí.- Respondí.- Mucho que procesar…
— Estamos juntos.- Dijo Cloud acercándome a él y abrazándome.
— Gracias por entenderlo, Cloud.- Dije correspondiéndole.- ¿Cómo te encuentras, tú? ¿No te está consumiendo este sitio…? Pierdo el norte…
— No lo sé.- Expresó él mirándome fijamente a los ojos.- Puede ser…
De golpe noté un dolor intenso en mi cabeza, que me reventó por dentro, una vez más. Me apoyé a Cloud, mis iris volvió a temblar, el mako resurgió en mi. Sephiroth apareció de nuevo, delante de nuestros ojos.
— Queda poco para que se cumpla. Debéis centraos…
— ¡Sephiroth!- Exclamó Cloud poniéndome detrás de él y sacando su espada.
— El destino aguarda.- Dijo Sephiroth antes de volver a desaparecer.
Me quedé pensando por un momento en sus palabras y todo lo que decía parecía tener sentido para mi. ¿Qué me estaba pasando?
— El destino aguarda…- Repetí.- Es cierto…
Las puertas se abrieron de golpe y todos regresaron. En sus caras se notaba tristeza, mucha tristeza. Cualquier cosa que habían vivido allí dentro les había afectado negativamente.
— Chicos.- Dijo Aeris.- La muerte… es parte de la vida. Aunque nuestros cuerpos se descompongan, nuestro ser no desaparece. Se une a la corriente vital que fluye por el planeta y hace brotar nueva vida.
— ¿Eso es consuelo?- Preguntó Barret.
— Más allá de la muerte, la vida continúa. Pero aunque lo sepamos, nos duele decir adiós a quienes más queremos. Así que…- Dijo Aeris mirándonos a Cloud y a mi.- Dejad de llamarlo "regresar al planeta", como si ese dolor no existiera.
¿Os dejaréis manipular?
— La vida a veces nos lleva por un camino triste e injusto.- Mencionó Aeris.- Nuestros actos, y los de los demás, conforman nuestro pasado. Y no se pueden borrar. Pero sí se puede cambiar el futuro. El dolor y la ira nos hacen más fuertes pero también nos transforman. Creo que la verdadera fuerza no nace del sufrimiento. Yace en nuestro interior. Es un impulso amable, que nadie puede quebrantar. Al menos, así lo veo yo. Si dejamos de torturarnos por el pasado y encaramos el futuro… seremos mil veces más fuertes que Sephiroth. Os lo garantizo.
— ¿Algo más?- Preguntó Cloud, sin importarle lo más mínimo sus palabras.- Vamos contrarreloj. Arreando.
— Lo siento Aeris.- Mencioné.- Pero no podemos perder más tiempo aquí.
— Sí, vale.- Respondió ella.
Galería de las efigies.
Una puerta más grande se había abierto ya que los demás habían superado sus pruebas con éxito. Entramos allí y muchas grandes estatuas nos acompañaban en un largo pasillo eterno alumbrado por fuegos. Íbamos andando tranquilamente y de golpe Cloud atacó sin piedad a un hombre de las túnicas y nos miró fijamente a todos.
— Yo…- Dijo Cloud.- No soy como Sephiroth.
— Ya lo sabemos, Cloud.- Mencionó Tifa.
¿Y tú, Sil? ¿Quién eres?
— Vamos.- Añadió Cloud.
Llegamos al final del pasillo y bajamos por unas escaleras en forma de caracol. En la siguiente sala varios monstruos se pusieron en nuestro camino pero me acerqué a ellos, reventándolos, sin piedad. Seguimos bajando, nos adentrábamos en la parte más protegida del templo, quedaba menos para llegar a la materia negra. Finalmente llegamos a una sala con un dibujo extraño en la pared. Aeris se dirigió a este y lo tocó suavemente haciendo que la energía vital llenara la sala. Esta se convirtió en representaciones de dibujos. Parecía una pelea, unos encapuchados tiraban magia a unos hombres.
— Heos aquí, supervivientes de la eternidad.- Dijo una voz del templo, una voz de los cetra.- La era en que los Cetra vivimos en armonía con el planeta toca a su fin. Otros heredarán estas tierras y allanarán su historia.
Los hologramas se desvanecieron y la corriente nos empezó a indicar el camino, por donde teníamos que ir. Aeris asintió mirándonos a todos y seguimos el camino que nos habían indicado.
— El fruto de nuestra ardua batalla contra la calamidad de los cielos no fue otro que la desgracia. Los hijos de la humanidad nos temían. Los hijos de la humanidad nos envidiaban.- Explicaba la voz mientras la energía se transformaba en más representaciones de la historia.- Jamás supimos si su odio fuera obra de la calamidad turbadora de corazones. Sea como fuere, el destino nos dio la espalda. Despojados de todo salvo la ira y la tristeza… ahora solo nos queda esperar a la destrucción del mundo. Con la esperanza de sanarla, muchos partieron hacia allí y sucumbieron a la calamidad… que mudaba de piel y los recibía con el rostro de sus difuntos. Así, la calamidad sembró su vil semilla en el seno de los Cetra y el de los hijos de la humanidad. Nos alzamos en su contra, en nombre de Gaya, y muchos perecimos y regresamos al planeta. Mas la calamidad no gozó de tal descanso. Vencida e incapaz de regresar a Gaia, se sumió en un sueño de vida… y recibió su nombre mientras dormía. La llamaron Jénova. Guerreros que pisáis nuestro dominio, tened cautela. El reencuentro… La semilla de la calamidad florece, y sus raíces se buscan y entrelazan bajo tierra. Nuestro cometido es defender a Gaia de quienes osan amenazarla. Los Gi, llegados de un planeta extraño, obraron la materia negra con sus plegarias. Nos juramos ocultar dicha abominación de quienes anhelaran su funesto poder. La materia negra invoca la aciaga sombra de Meteo. Si Meteo cayera sobre la faz de Gaia, la destruiría por completo. Los únicos supervivientes de su fatídico impacto…
— Seremos nosotros.- Dijo Sephiroth de golpe, apareciendo delante nuestro.- Tu y yo, Sil. Pues somos los hijos de Jénova y hemos de erigirnos en dueños y señores del planeta. No solo de este mundo, sino de todos. El mundo se liberó del yugo del destino y se bifurcó hacia un nuevo futuro.
— ¿Qué…?- Expresé.
"Tu y yo, Sil. Pues somos los hijos de Jénova"
— ¿Qué quieres decir?- Preguntó Aeris.
— Todos los mundos caminan hacia su reencuentro, y hacia Jénova.- Explicó Sephiroth.
— El reencuentro…- Dijo Aeris.
— Más allá de esa unión, aguarda la eternidad.- Mencionó Sephiroth.
— Nada es eterno.- Exclamó Aeris.
— No… Aún no.- Dijo Sephiroth.
— Te equivocas.- Exclamó Aeris una vez más.
— Sil.- Dijo Sephiroth ofreciéndome su mano.- Es hora de que me acompañes.
Me quedé totalmente en blanco. No podía pensar, no podía reaccionar.
"Pues somos los hijos de Jénova"
Es que, ¿eso es quien soy de verdad?
— ¡Sephiroth!- Exclamó Cloud agarrandome y poniéndome detrás suyo para después intentar ir a por él.
— Moriréis todos aquí.- Dijo Sephiroth.- Mas no os preocupéis ya que regresareis al planeta.
Sephiroth desapareció y un horroroso bicho apareció en la pared, invocado por él. Saqué mi espada, pero temblaba.
— Nos encargamos nosotros, Sil.- Me dijo Aeris con una sonrisa.- No te preocupes por nada.
"Hijos de Jénova"
Mi mente se quedó vacía y miraba la pelea sin ni siquiera atacar, desde lejos. No entendía las palabras de Sephiroth. O no sabia si quería entenderlas. Solo me habia creado más preguntas.
¿Por qué soy "hija de Jénova"?
¿Qué relación tengo con Sephiroth?
¿Cuál es mi verdad?
— ¡Toma yaaaa!- Exclamó Barret.- ¡Que el planeta nos espere tranquilo, que hoy no regresamos a él!
Habían conseguido exitosamente derrotar el monstruo y me acerqué a ellos.
— ¡Sephiroth va a tener que esforzarse más si quiere pararnos los pies!- Exclamó Yuffie.
Cloud se acercó lentamente al monstruo quien casi que no podía con su alma. Puso la espada en modo combate, pero no su forma de combate, parecía más… la de Sephiroth.
— Apártate de mi camino.- Exclamó Cloud.
Cloud saltó encima del monstruo y empezó a clavarle repetidamente la espada en su cabeza y cuando el bicho desapareció del todo empezó a pegarle a la pared.
— Cloud…- Dijo Barret.
Altar negro
De golpe la pared se derrumbó enseñándonos así de esta manera un pequeño camino hacia un altar. Cloud empezó a andar medio zombie hacia allí y yo los demás lo seguimos acercándonos al pequeño pedestal donde una materia negra yacía allí. Cloud puso su mano en la materia y Aeris se asustó.
— ¡Para!- Exclamó Aeris.
Cloud retiró la materia, con una gran sonrisa en su cara. La energía vital se enfadó al retirar la materia, todo empezó a temblar.
— ¿Eh? ¿¡Qué pasa!?- Exclamó Yuffie.
— "Quien persigue la destrucción de Gaia renuncia al sueño eterno en su seno"- Recitó Aeris.- Por haber cogido la materia negra, el templo nos va a enterrar vivos.
— ¿Eh? ¿Estás de broma?- Preguntó Yuffie, nerviosa.- Porfa… ¡Dinos que estás de broma!
— Basta con volver a dejar la materia en su sitio…- Mencionó Red XIII.
Barret fue hasta Cloud y le intentó arrebatar la materia negra.
— ¡Suéltala!- Exclamó Cloud.
— ¡El que tiene que soltarla eres tú!- Exclamó Barret.
— Da igual.- Dijo Aeris.- Ya es tarde para evitar el derrumbe.- Además… esa materia es una imitación.
— ¿Pretendes que me crea eso?- Preguntó Cloud.
Barret empujó a Cloud en el suelo y la materia negra salió rodando. Red XIII la agarró con la boca y la volvió a dejar en su sitio pero no funcionaba.
— Mierda… ¡No hay manera!- Exclamó Barret.
En ese instante llegó Cait Sith de golpe, montando en su moguri gigante.
— ¡Miau buenas!- Dijo Cait Sith.- ¡Cuánto tiempo!
— ¡Serás…!- Exclamó Barret.
— ¡Luego me lo cuentas!- Mencionó Cait Sith.
Cait Sith saltó de su moguri y se puso debajo del pedestal, intentandolo sujetar para que el templo terminara de derruirse más lentamente.
— ¡Miauuuu!- Excalmó Cait Sith.- Haré lo que pueda prrr parar esto. ¡Vosotros moved esas almohadillas!
— Pero…- Dijo Barret.
La materia negra cayó y se quedó en los pies de Cloud.
— ¿Y qué pasa contigo?- Pregunté yo, fueron las únicas palabras que me salieron.
— Tu me dijiste que debo de ser fieles a quien me lo son…- Dijo Cait Sith.- Asi que… No os arriesguéis más prrr mi, os lo debo. Ay, ojalá estuviera más fuertote… No aguantaré miaucho, así que ¡salid prrr patas mientras podáis!
— Vámonos.- Exclamó Vincent desde atrás quien acababa de llegar.- Sé por dónde escapar.
— Bien. Vamos.- Dijo Cloud agarrando la materia.
— Lo siento… Aguanta, michi.- Mencionó Barret.
— Gracias.- Dijo Aeris.
Salimos corriendo por patas, todo se nos iba a caer encima si no íbamos lo más rápido que pudiésemos.
— ¡Qué mal, qué mal, qué mal, qué mal!- Exclamó Yuffie.
— ¿¡No sabes correr calladita!?- Preguntó Barret.
— Me siento culpable por todo lo que le dijimos a Cait Sith.- Dijo Tifa.
— Ya…- Respondió Aeris.
— No hemos podido disculparnos…- Dijo Red XIII.
— Joder… ¿Nos va a dar tiempo?- Preguntó Barret.
— Cait Sith se ha sacrificado para que así sea.- Mencionó Red XIII.
— Eso, tenemos que salir con vida. Por él.- Dijo Tifa.
— ¡Corred, corred, correeeeed!- Exclamó Barret.
Finalmente salimos de dentro del templo y empezamos a bajar las escaleras lo más rápido posible.
— ¡Casi estamos!- Exclamó Tifa.
Las escaleras se derruían a medida que íbamos corriendo, no podíamos bajar la guardia.
— ¡Mira hacia adelante!- Dijo Red XIII mirando a Yuffie.
Conseguimos salir satisfactoriamente y el templo se destruyó delante de nuestros ojos. Todo lo construido, todo lo logrado, desapareció reduciéndose en nada y creando un gran vacío. Todos miramos hacia el vacío admitiendo el duro final de Cait Sith.
— Holiiii…¡Dichosos los ojitos!- Exclamó la voz de Cait Sith. Nos giramos y allí estaba, intacto.
— Cait… ¿Cómo has salido?- Preguntó Barret.
— Sin mí, el Gold Saucer prrrdería su salero.- Dijo Cait Sith.- ¡Y eso no se puede prrrmitir! Prrr eso tengo más de un cuerpito serrano.
— ¡Cómo me alegro!- Exclamó Aeris levantando a Cait Sith y abrazándolo.
— Déjame, que me sonrojo.- Dijo Cait Sith.
— Bueno, ¿habéis encontrado lo que veníais a buscar o qué?- Preguntó Cid.
— ¿Tienes curiosidad?- Preguntó Yuffie.- ¡Pero bueno!
Cloud sacó la materia negra y se la quedó mirando fijamente. Yo no podía parar de mirarla tampoco, me sonaba de algo.
— ¿Qué mosca os ha picado?- Nos preguntó Barret.- Cloud, ¿no has escuchado antes a Aeris?
Barret le arrebató la materia a Cloud y él lo paró mirandolo fijamente.
— Devuélvemela.- Dijo Cloud.
— Bah. Si no vale para nada.- Mencionó Barret tirandola.
La materia negra rodó por el suelo hasta llegar a los pies de Sephiroth quien, una vez más, había aparecido allí. Se agachó y miró la materia con sus ojos.
— Sephiroth…- Dijo Cloud.
— Creamos la mejor imitación del mundo… ¿verdad, Sil? Incluso el templo se lo creyó- Dijo Sephiroth mirándome fijamente.- Solo nos faltará una…
Sus ojos penetraron en mi y sentí la vibración en mi iris. Mi cabeza fue invadida en ese momento, ya no era yo quien pensaba. Me acerqué a Sephiroth y él me cedió la materia negra de imitación. Sonreí. Me puse la mano en mi bolsillo y saqué una segunda materia negra, mucho más brillante, mucho más rojiza.
— ¡Esa es…!- Exclamó Aeris.- ¡la verdadera!
— ¿La has tenido tú durante todo este tiempo, Sil?- Preguntó Tifa.
— Muy bien…- Dijo Sephiroth acercándome a él y abrazándome. Yo también me aferré a él.
Sephiroth emprendió el vuelo hacia arriba, conmigo y allí usó parte del poder de la materia negra, de una de las dos que existían. Los Ecos de Sephiroth venían hacia nosotros y un tormento se generó, creando varias raíces de árboles en la zona. Volvimos a donde estábamos antes y me deshice suavemente del agarre de Sephiroth.
— Cloud…- Dije con una sonrisa y tendiendo mi mano.- ¿Nos acompañaras? Vamos a estar los tres juntos en el nuevo mundo.
— El destino nos llama.- Mencionó Sephiroth.
— Sil… Quiero estar contigo, toda la eternidad- Dijo Cloud acercándose poco a poco a nosotros.
Sephiroth sonrió al escuchar a Cloud y me volvió a dar la materia negra y yo la miré fijamente.
Mi querida materia…
Me guardé mi querida materia antes de que Tifa viniese corriendo hacia mi y me agarrara del brazo apartándome de Sephiroth. Aeris fue hacia Cloud y lo paró.
— ¡Sil! ¡Despierta, Sil!- Exclamó Tifa.
— En la eternidad.- Dijo Sephiroth.- Tendréis un lugar más apropiado que el que os dan vuestros "amigos". ¿De verdad son vuestros amigos? ¿No os están engañando?
Cloud apartó a Aeris y vino hacia mí, poco a poco. Yo le tendí la mano. Sephiroth en ese momento atacó a Aeris con sus Ecos para intentar tirarla al vacío. Cloud llegó a mi y me abrazó, levantando mi mentón. Me puse de puntillas y él me besó. Ese beso fue mi clave, el iris dejó de vibrar, volví en mí.
El amor verdadero siempre trinufará enfrente al amor de destino.
— ¿Sil…?- Me preguntó Cloud. También había vuelto en él.
— ¡Mierda!- Exclamé al ver lo que Sephiroth estaba tratando de hacer.- ¡Cloud, deten a Sephiroth!
Él asintió, algo asustado por él mismo, pero no teníamos tiempo. Corrí rápidamente hacia Aeris intentando quitar a los Ecos de enmedio con mi espada.
— ¡Aeris!- Exclamé.- ¡Te vas a caer!
— ¡Sil!- Dijo Aeris.- ¡Vuelves a ser tú!
En ese momento un Eco tiró a Aeris al vacío pero conseguí agarrarle la mano, justo a tiempo, antes de que se cayera. Le sonreí y ella me sonrió pero no sirvió de nada. Sephiroth aprovechó un mal movimiento de Cloud y cortó la rama en la que estábamos. Acerqué a Aeris a mi abrazándola cayendo al vacío, juntas.
¿Es este el verdadero destino?
BONUS: Sil con la materia negra en las puertas del templo de los Ancianos.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
3 notes
·
View notes
Text
Capítulo 12 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Océano Medigaiano.
Seguiamos tirados en medio del mar. Yo seguía mirando al cielo pero la voz de Cid diciéndonos que ya estaba arreglado nos desconcertó a todos. Entramos en el avión y nos sentamos en los mismos sitios.
— ¡Listo! Debería servir.- Dijo Cid arrancando.- ¡Música para mis oídos!
— Pero las alas están rotas.- Dijo Tifa.
— ¿No os lo dije?- Preguntó Cid.- Cid Highwind domina tierra, mar y cielo. ¡Soy todoterreno! Que no se os olvide.
— ¿Cuál es el plan?- Preguntó Cloud.
— Soy vuestro capitán a partir de ya.- Dijo Cid tocándose las gafas.- Y este buque está a punto de zarpar, así que sujetaos bien.
— La mar de bien.- Dijeron Tifa y Aeris.
— ¡Vamos que nos vamos!- Exclamé yo.
— ¡A surcar los mares!- Exclamó Cid.- Las aguas de Costa del Sol quedan pasado el monte Corel. Y a partir de ahí…
— ¡Vamos a patita!- Mencionó Cait Sith.
— ¡Pues ánimo! Que el mar nos espera.- Dijo Barret.
— ¡Capitán! ¡A Costa del Sol, por favor!- Exclamó Aeris.
— Oído cocina. ¡A toda vela!- Dijo Cid.
— Cait, háblanos de la piedra angular.- Mencionó Cloud.
— Prrr supuesto.- Dijo Cait Sith.- Hace unos veinte años, un aficionado a las antigüedades convenció a la emprrrsa para construir un miauseo: el Jardín de las Reliquias. Según los registros, ahí es donde custodiaban la piedra angular.
— Pero, ¿no era en el Gold Saucer?- Preguntó Yuffie.
— Dejad que acabe, prrr favor.- Expresó Cait Sith.- El miauseo fue una boñiga bien gordota. Cerró al poco de abrir. Y con tanto jaleo, la piedra despareció.
— ¡Pues lo dicho!- Exclamó Yuffie.
— Puede que el exdirector conozca su paradero.- Dijo Cait Sith.
— Dio, entonces.- Mencionó Vincent.
— Muy listo.- Dije yo con una risita.
— ¿Y tú cómo sabes tanto, colega?- Preguntó Cid.
— Mi historia con Shira se remonta a tiempo ha.- Respondió Vincent.
— Dio creó el Gold Saucer para consolarse tras prrrder su puesto de director.- Dijo Cait Sith.- Renació de sus cenizas. ¡Los sueños se hacen realidad en Shinra!
— Eh, Cid.- Mencionó Barret.- Antes trabajabas para Shinra, ¿no?
— Y ahora también. Son buenos clientes, si sabes cómo tratar con ellos.- Añadió Cid.
— No sé yo.- Dijo Barret.- Que sepas que nosotros nos oponemos a Shinra.
— A ver, yo lo que detesto es la autoridad.- Mencionó Cid.- A mí nadie me habla con condescendencia. ¡Es que la lío! Por eso me flipa el cielo: ¡allí soy el rey! ¡Que me griten todo lo que quieran desde abajo, que allí no llega! Ojalá tuviese alas…
— Esperemos que Johnny esté mejor.- Dijo Tifa de golpe.
— Ojalá le vaya bien con el Vistamar.- Mencionó Aeris.
— No sé yo…- Respondió Barret.- Seguro que lo de la estafa lo tiene llorando por los rincones.
— Nah, no creo.- Mencioné yo.- Si no se entera de nada.
Costa del Sol: Puerto de Costa del Sol.
Finalmente llegamos, Cid paró el barco nuevo y todos salimos de este. No pude evitar salir con una sonrisa.
— ¡Les agradecemos que hayan depositado su confianza en Cruceros Potrillo!- Exclamó Cid.
— Uy, ¿has cambiado el nombre?- Preguntó Tifa.
— De aerolínea ya tiene poco.- Mencionó Red XIII.
— Cid, no sabes cuánto te lo agradecemos.- Dijo Aeris.
— En realidad, me gustaría darme una vueltecilla por el Gold Saucer, ya que estoy.- Explicó Cid.- ¿Puedo unirme?
— ¡Claro que sí!- Exclamó Aeris.
— Mira que eres buena gente, Aeris.- Exclamó Cid.- Pues nada, vámonos.
— Un segundo. ¿Y Vincent?- Preguntó Tifa.
— Allí.- Dijo Red XIII mirando como Vincent ya se iba.
— Es un lobo solitario.- Dije yo.
— No sé por qué, pero me recuerda a alguien…- Mencionó Barret mirando a Cloud.
— Sí, yo pasaría de él.- Dijo Cloud.- Espera… ¿Me tengo que dar por aludido?
Nos reímos todos un poco y empezamos nuestro camino al Gold Saucer. Nos teníamos que cruzar casi el mismo camino que hicimos anteriormente. Alquilamos unos chocobos y empezamos a ir tranquilamente hacia allí llegando ya casi de noche.
Gold Saucer: Zona de bienvenida.
Todos mirábamos la zona con una amplia sonrisa. Al final nos emocionaba estar aquí de nuevo.
— Separémonos para encontrar a Dio.- Dijo Cloud.
— ¡De acuerdo!- Exclamó Yuffie.
— ¡Nada de irse de picos pardos, ¿eh?!- Exclamó Barret.
— Uy…- Dijo Yuffie echándose a correr.
Nos separamos todos y yo decidí que lo que iba a hacer era irme al hotel a descansar. Ya se encargarían los demás de encontrar a Dio. Había vivido muchísimas emociones en el dia de hoy y necesitaba tumbarme en una cama y cerrar los ojos aunque fuera por media hora.
Rápidamente me fui a plaza Fantasma y pedí habitaciones para todos en recepción. Subí las escaleras me dirigí al ascensor y finalmente llegué a la habitación. Dejé todas mis armas en el suelo y me estiré en la cama cerrando mis ojos y por tanto quedándome dormida inmediatamente.
En un mundo paralelo… (Zack POV)
Seguía en casa de Aeris, haciendo todo lo posible para ayudar a Elmyra en lo que me pidiese.
— Toma.- Me dijo Elmyra acercándome un bol con agua y un trapo.- Cuando acabes con Cloud, yo me encargo de Aeris.
— Entendido.- Respondí.
Subí lentamente a la habitación de Aeris con el barreño de agua y lo dejé en el mueble. Dejé la espada en la pared y allí estaba Marlene quien miraba fijamente a Aeris.
— Aeris está dormida como un tronco, ¿eh?- Dije.
— Está bien que siga así.- Dijo Marlene.
— ¿Y eso?- Le pregunté.
— Porque Cloud sigue malo… y Sil… ¿dónde está…?- Preguntó Marlene.- Por favor Zack, cura pronto a Cloud y encuentra a Sil…
— Si por mí fuera, claro…- Dije yo, algo sorprendido por las palabras de Marlene.- Pero ¿por qué crees que debo de curar a Cloud y encontrar a Sil antes de que Aeris despierte?
— Porque si se despierta ahora… se va a morir.- Respondió Marlene.
— Perdona, Marlene… No entiendo nada.- Le respondí.
— ¿Sabes guardar un secreto?- Marlene me miró directamente a los ojos. Asentí y me senté. Marlene tenía una expresión de preocupación.- Un hombre muy malo va a matar a Aeris. Cloud va a intentar evitarlo… Pero no va a llegar a tiempo. Y Sil… se va a meter enmedio, antes de que suceda… Pero no servirá de nada… Casi casi… Pero no van a poder salvarla. Aunque Aeris se va a alegrar de que lo intenten de todos modos, les quiere mucho… Siempre ha querido lo mejor para ellos dos… Pero aun así… se va a morir. Por eso tienes que curar pronto a Cloud y encontrar a Sil. ¡Para que puedan defenderla! Son los únicos que pueden…
— Marlene… ¿Eso es un sueño que has tenido?- Le pregunté, muy confundido.
— No.- Dijo ella negando super rápido con su cabeza.- No es un sueño.
— Ya…- Mencioné. No me cabía en la cabeza.
— ¡Es todo verdad!- Exclamó Marlene.
— Tranquila, lo sé. Tal y como está el mundo, ya me creo cualquier cosa.- Dije.
— Vale…- Me respondió Marlene un poco más calmada.
— Pero, Marlene, tengo una pregunta.- Expresé con calma.- Ese hombre tan malo ¿quién eso? ¿Qué aspecto tiene?
— Tiene el pelo laaaargo.- Explicó Marlene.- y plateado…
Rápidamente me vino a la cabeza Sephiroth. No entendía como la pequeña Marlene podía saber eso pero cuando dijo ese nombre inmediatamente me la creí.
— Lo que me faltaba…- Mencioné.
— Por favor, tienes que encontrar primero a Sil… ¿Cómo se sentiría Cloud si se despierta y ve que no está a su lado…? No sé si tendría las fuerzas para salvar a Aeris…- Mencionó Marlene. Me sorprendí mucho por sus palabras.
— ¿Qué relación tienen Sil y Cloud?- Pregunté.
— Se aman.- Contestó Marlene.- Muchísimo.
Poco rato después salí afuera de casa de Elmyra. Se hacía de noche y la brecha en el cielo era mucho más notoria, no podía evitar mirarla y pensar. ¿Qué le había pasado al mundo? Habían tantas cosas sin sentido hablando del tiempo. Sil y Cloud nunca se llegaron a conocer… ¿Cómo es que se aman?
— Zack, mira.- Me dijo Elmyra detrás de mí y agachándose.- Han salido flores.
— ¡Es verdad!- Exclamé al verlas.
— A Aeris le encantan estas flores.- Dijo Elmyra.- Quizá sea una señal de que se va a despertar.
— Sí, ojalá.- Mencioné yo, con el corazón en un puño.- Voy a salir un rato. Tengo que buscar a alguien… y también preguntarle a un conocido cómo curar a Cloud.
— ¿A quién tienes qué buscar? Y… ¿De quién se trata?- Preguntó Elmyra.- ¿Es médico?
— Pues… buscar… Tengo que encontrar a Sil… Y respecto a la cura… Si podríamos decir que más o menos.- Respondí, tenía a Hojo en la cabeza pero es que no se me ocurría nadie más, tenía que actuar.
— No vuelvas muy tarde.- Mencionó Elmyra.- Ya nos hemos acostumbrado a tenerte en casa. Si tardas mucho, me voy a preocupar.
— Tranquila. Voy en moto y así llego antes.- Respondí.- Vigílame a esos dos mientras tanto, por favor. Aunque se despierten, no les dejes que vayan a ninguna parte.
— Haré lo que pueda.- Dijo Elmyra.- Cuando Aeris se empeña en salir no hay quien la tenga en casa.
— Pase lo que pase, no la dejes salir.- Reafirmé.
— Ya.- Dijo Elmyra asintiendo.
Salí corriendo del jardín de Aeris y agarré la moto que habia justo a la salida. Allí había una nota y la agarré para leerla.
— "He estado pensando en lo que me dijiste. No paro de darle vueltas… He sobrevivido para cargar con nuestros sueños y esperanzas. Por fin lo entiendo. AVALANCHA soy yo. El tiempo se acaba. La misión tendrá lugar esta noche. Por favor, no te acerques al sector 6 ni de lejos. Me alegro de haberte conocido. - Biggs"- Terminé de leer y quedé impactado por la nota.- ¡No quería decir eso! ¡No fastidies!
Volví corriendo hacia casa de Aeris. Tenía que contarle a Elmyra lo que acababa de leer.
----
Mundo original (Sil POV)
Hotel Embrujado. (Dos horas después)
Había tenido un sueño un poco extraño, por suerte unos golpes en la puerta de la habitación me despertaron. Me levanté de la cama, agarrando mis pertenencias y me dirigí a la puerta. Al abrir la puerta me encontré con Cloud, los colores me subieron rápidamente a las mejillas.
— Hola.- Me dijo mirándome fijamente.
— Hey.- Respondí.- Perdona por haberme ido a dormir. Necesitaba descansar. ¿Alguna novedad?
— Sí. Dio tiene la llave del templo. Nos la dará si ganamos mañana en su torneo contra Don Corneo.- Me explicó Cloud.
— Vaya, ¿otra vez?- Me reí un poco.- Por lo menos será fácil.
— Pues sí.- En ese momento Cloud hizo una pausa y desvió la mirada hacia otro lado.- Yo… he conseguido dos entradas para una obra de teatro llamada Loveless. Sé que te gusta la actuación y… bueno si quieres venir, vamos. Si no…
— ¿En serio?- Sonreí mucho.- ¡Me encantaría!
— Entonces…- Cloud me ofreció la mano y me sonrojé aceptandosela. Estaba nerviosa.
Empezamos a andar agarrados de la mano por el Gold Saucer hasta llegar a la Plaza de Eventos, donde se iba a celebrar la obra. Pasamos por un pasillo lleno de carteles de obras y me paré delante de el cartel de Loveless mirando a la chica que protagonizaba el cartel
— Espera…- Dije yo.- Esa no es… ¿Jessie?
— Sí..- Dijo Cloud mirando fijamente el cartel.
— Jessie…- Mencioné bajando mi mirada.- Me hubiera gustado que estuviera con nosotros…
— Seguro que nos observa desde el planeta.- Dijo Cloud.- Y estaría feliz de ver lo que hacemos…
— Estoy segura de que sí.- Mencioné yo.
Teatro Dorado.
Seguimos agarrados de las manos, canjeamos nuestras entradas y entramos al salón. Nos sentamos en nuestros asientos reservados y nos miramos un momento antes de ponernos nuestras gafas de realidad virtual que habían en el asiento.
— Atención. Tenemos un mensaje para una espectadora.- Se escuchaba desde la megafonía del teatro.- Llamando a… Flora de la Guardia… Flora de la Guardia… Si está entre el público, por favor, avise al personal del teatro. Atención tenemos un mensaje para una espectadora…
De golpe en las gafas empezó la retransmisión. Entramos en el mundo de Loveless de lleno, la representación en danza contemporánea. Los bailarines bailaban con toda la sutileza del mundo mientras un cantante de ópera sonaba de fondo, explicando la historia de Loveless.
"Al fin del mundo, la diosa bajó desde el firmamento para otorgar con su aliento la dicha al más valedero."
Del cielo bajó la diosa, interpretada por Jessie. El corazón se me encogió. Verla actuar, sabiendo que era de las cosas que más disfrutaba hacer… Me hacia migas.
"Para ganar tal sacramento emprendieron tres guerreros una odisea azarosa…"
Tres chicos vestidos de caballeros salieron en escena, haciendo una interpretación de baile con espadas. Me estaba encantando.
"Y en aquellos derroteros a dos los llevó la muerte, y preso cayó el tercero"
Uno de los guerreros cayó al suelo y la diosa fue rápidamente a abrazarlo.
"Este, orgulloso y fuerte, al caer perdió sus alas, más ganó el amor de su diosa, que lo proclamó un héroe"
El guerrero levantó a la diosa por los aires, todo acompañado de una danza muy sútil, muy bonita. Bailaron juntos hasta el final.
"Mas en este mundo cruento, que nos odia y odia la suerte, ¿adónde irá nuestro héroe..?"
Finalizaron la danza con uno de los abrazos más cálidos que había visto en la vida. Mi corazón se había removido. La danza terminó y la pantalla de las gafas se apagó. Me quité las gafas y las lágrimas salían de mi, silenciosamente. Me había conmovido muchísimo.
— Jessie… Estaba hecha toda una estrella.- Dije agarrandome del reposabrazos.- Tenía todo lo necesario para brillar.
Cloud me miró y puso su mano encima de mi mano. Me sentí acogida, mi corazón se sentía protegido, se sentía bien.
Las gafas se iluminaron de nuevo y nos las volvimos a colocar rápidamente, la siguiente función se acercaba.
— Bienvenidos a esta representación interactiva.- Dijo la megafonía del teatro.- Escogeremos a varios actores y actrices de entre el público y tendrán la oportunidad de convertirse en los protagonistas de esta obra derrotando al Rey Dragón y jurando amor eterno a la princesa.
El telón se abrió y allí se encontraba Cait Sith quien hacía de Trovador para la historia.
— Guardia: ciudad de máquinas alzada en cimientos de sangre y de hollín.- Exclamó el trovador.- Cual bestia voraz, fijó su mirada… en tierras vecinas, rico botín que devoró por engordar su hacienda. Mas nació del seno de aquella guerra un joven dispuesto a blandir la espada.
El decorado cambió de una ciudad llena de relojes y máquinas a un calabozo. Dentro del calabozo se encontraba Cloud quien representaba Alfredo, el noble de la espada.
— De nombre Alfredo.- Seguía contando el trovador.- Vino de otra tierra buscando el don de una diosa amada. Quiso ser un héroe, mas fracasó y preso se halla tras la contienda.
— Es la hora de romper las cadenas y alzar el vuelo.- Dijo Alfred, seguro de sí mismo.- ¡Soltadme! Mi espada clama venganza.
De golpe en escena aparecí yo, corriendo hacia la celda de Alfred, interpretando a Rosa, la diosa.
— Alfredo.- Exclamé.- ¿Os han lastimado…?
Abrí la puerta de la celda dejando libre así a Alfredo.
— ¡Rosa! ¿¡Qué hacéis aquí!?- Exclamó Alfredo.
— Salvaros; pues alcancé a oír vuestra pena de estar apresado.- Respondí, mirando a Alfredo a los ojos.
Un rayo cayó en la celda y el escenario volvió a cambiar. Nos encontrábamos dentro del castillo, en su plaza central. Aparecieron en escena dos personajes más, Varvados, interpretado por Barret y quien hacía de villano principal y Garm, interpretado por Red XIII, el perro fiel de Varvados.
— ¿Adónde creéis que vais, alteza?- Exclamó Varvados.
— ¡Varvados!- Exclamé.
— ¿Adónde va el preso con tal presteza?- Preguntó Varvados.
— ¡Adonde quiera mi diosa habré de ir!- Exclamó Alfredo desenvainando su espada.- Y, por su voluntad, antes de partir os daré muertos a ambos, desgraciados.
— ¡En tus carnes sentirás mis infernales colmillos!- Exclamó Garm.
Alfredo empezó una lucha a sangre contra Garm, el perro fiel. No era moco de pavo ya que Garm contaba con poderes mágicos que eran una gran desventaja para nuestro noble pero aún así no fue un rival para él y lo derrotó.
— ¡Viva el héroe Alfredo!- Exclamó el trovador.- Que esta lid tan pavorosa ha librado con denuedo. ¿Será su fe en su diosa lo que impulsa su destreza? ¡No se hablará de otra cosa que de su afán y nobleza! Prosigamos.. Don Alfredo, ¡mucho gusto! Os concedo un gran favor: ¡además de trovador, soy adivino! Revelaré, en vuestro honor, un secreto del destino.
— ¿Qué me depara el futuro junto a Rosa?- Preguntó Alfredo.
— El futuro es una senda que se bifurca al andar…- Explicó el trovador.- sin que el andante entienda lo que un lado u otro lado le podrían deparar. Mas un "hola" en el camino siempre lleva al mismo sino: un "adiós" asegurado. Bien, no hablemos más en abstracto. ¡Pasemos sin dilación al siguiente acto!
Varvados empezó a disparar en dirección a Alfredo y yo junté mis dos manos, en mi papel, estando totalmente preocupada por la seguridad de Alfredo.
— ¡Temblad ante la fúria del dragón!- Exclamó Varvados.
Alfredo se enfrentó al malvado de Varvados a golpe de espada, esquivando todos los balonazos de fuego que Varvados le tiraba y así creando un vals.
— Tal destreza enamora a todo el que la presencia.- Explicó el trovador.- El héroe, que estuvo preso, abre sus alas ahora… sin cejar su resistencia ante el rey y su sabueso. A otra cosa, mariposa… Queridos espectadores. La historia de Alfredo y Rosa y la magnánima diosa toca a su acto final. Y, aunque me sepa mal, mi papel acaba igual… Mas todas las despedidas traen un "hola" de la mano. Lo vivido no es en vano, si nunca jamás lo olvidas. ¡Queridos espectadores! ¿Estáis listos para cantar victoria y abandonar los temores? ¡Excelente! Loveless es nuestra historia… Es hora de redimir este mundo desalmado. El vil dragón a un lado, que del amor quiere huir. Y al otro lado, va Alfredo a demostrarle su error. ¡Elige, Alfredo, a tu amor y dale un beso, sin miedo! Allá va Alfredo, corazón en mano.
— Mi amor.- Dijo Alfredo arrodillándose ante mí y tendiendome su mano.
— Alfredo…- Dije yo, mirándolo, más enamorada de lo que podían explicar los papeles.

Le acepté la mano y él se levantó, dándome una vuelta y agarrándome de la cintura. Poco a poco se iba acercando a mi, a mis labios, mi corazón daba mil vueltas. Cerré los ojos, esperando el momento.
— ¡Qué burrada, qué esperpento! ¡El amor no es más que un cuento!- Exclamó Varvados.
Alfredo y yo nos pusimos juntos. Él desenvainó la espada y yo agarré mi oráculo. Estábamos preparados para luchar.
— Venga a mi mano la espada, el don de mi diosa amada.- Dijo Alfredo levantando su espada.
La batalla empezó, esta vez luchabamos juntos. La magia y la espada nos acompañaban durante el vals y la sincronización también. Nos enfrentamos a máxima fuerza contra Varvados y contra Garm en este último acto. Posamos los dos cuando vimos a los enemigos en el suelo, derrotados.
— Cortado he las alas al rey rapaz.- Exclamó Alfredo.- Caed al averno, y yaced en paz.
— Así lucha un héroe verdadero.- Dije, con una sonrisa.- ¿No os parece formidable el don del amor sincero?
— Llegado al cabo de tan ardua senda ¿os consumirán el odio y el miedo o seréis un héroe de leyenda?- Preguntó Varvados.- Aun sin saber vuestro sino, Alfredo, por siempre a su son habréis de bailar… hasta cortarse, fatídico, el hilo que a esta vida os osa amarrar.
La escena cambió y esta vez solo estábamos Alfredo y yo en escena, delante de la ciudad, en llamas.
— ¡Mirad, Alfredo!- Exclamé viendo como el reloj se caía.- ¿De veras debéis marcharos?
— Mi gente, ansiosa, me espera.- Me respondió Alfredo.
— ¿Por eso os vais de mi vera?- Pregunté, triste. Puse mi mano en la mejilla de Alfredo, mirándole fijamente a los ojos.- Cuidaos, pues, de la muerte.
— Aun me abandone la suerte, sola no habré de dejaros.- Expresó Alfredo.- Creed en mí; si vos me esperáis aquí, regresaré a reencontraros.
En ese momento Alfred me acercó a él y me abrazó muy fuerte. Sus manos rodeaban mi cuerpo hasta la cintura e incluso me acercó más a él. La obra concluyó aquí, los dos, abrazados.
El telón se cerró y nos pusimos en la parte de atrás de las cortinas para ver la siguiente obra. En escena apareció Aeris con un vestido blanco precioso, le quedaba super bien. La mirábamos fijamente, sin tener ni idea del número que iba a interpretar ella. Aeris nos miró y yo le dediqué una sonrisa, se notaba que estaba nerviosa pero parecía que mis ánimos la habían ayudado a calmarse un poco. Miro hacia adelante y Aeris empezó a cantar una canción bellísima, como su voz.
♫ Caminar por las calles de la ciudad con adoquines desgastados
Escuchar a la gente pasar corriendo con ritmos propios
La vida me pasa sin pensar como han volado los años
Hasta que te conocí
No diré que fue el destino
No diré que fue el destino
Pero si no, ¿qué podría ser?
¿Eso te atrajo hacia mí?
¿Será casualidad?
Hasta el día en que nos volvamos a encontrar
Dónde o cuándo desearía poder decir
Pero cree, sé que me encontrarás
Promesas que cumplir, nunca las necesitaremos
Si tan sólo nunca hubiera sabido
Todas las cargas para las que nací
Vivió una vida sin preocupaciones
En el mundo salvo para ti, pero eso no servirá
Hasta el día en que nos volvamos a encontrar
En nuestra calle quiero creer
En la oportunidad de que compartamos una mirada.
Promesas que cumplir, nunca las necesitaremos
Hasta el día en que nos volvamos a encontrar
En nuestra casa, sólo déjame creer
En la posibilidad de que vengas
Toma mi mano y nunca me dejes ir
Toma mi mano
Y cree
Podemos ser
Juntos para siempre
Caminar por las calles de la ciudad con adoquines desgastados
Luchando contra las multitudes y encontrándonos solos
El destino y el destino no son garantía
Aún así, espero que algún día vengas a encontrarme.
Aún así, sé que algún día vendrás a buscarme. ♫
La canción terminó y el telón se empezó a cerrar. Rápidamente fui hacia ella y la miré, con la lágrima en el ojo y le asentí. Ella me miró con una sonrisa y le agarré la mano para que viera que estaba con ella. La noté mucho más tranquila justo cuando abrieron el telón. Todo el mundo nos aplaudía tanto por la obra de teatro como por la actuación final de Aeris. Se sentia tan bien. Hicimos varias reverencias hacia todos lados y yo empuje a Aeris hacia adelante: era la estrella, tenía que brillar. Miró al público, encantada y sonrió como nunca la había visto sonreír antes.
Finalmente las obras terminaron y nos retiramos las gafas de realidad aumentada. Cloud y yo nos miramos y salimos del teatro, agarraditos de las manos. Me sentía con el corazón a mil, llena de emociones.
— Ha estado bien, ¿verdad?- Le dije a Cloud mirándole, con una sonrisa.- Aeris canta de maravilla… Me ha sorprendido tanto su espectáculo.
— Tu también has estado increible.- Mencionó Cloud. No pude evitar ponerme roja.
— Si han asistido a la obra de teatro Loveless tienen una vuelta gratis en noria si van en pareja.- Dijo un auxiliar.- Si piensan canjear su entrada del teatro, rogamos que lo hagan cuanto antes.
— Vamos.- Dijo Cloud.- La última vez… te quedaste con las ganas de subir.
— ¿De verdad?- Sonreí, parecía boba de tanto sonreír.
— Si.- Respondió Cloud.
— ¡A qué esperamos entonces!- Exclamé.
Fuimos rápidamente hasta la plaza de la noria y hoy no había fila para subir. Canjeamos el tiquet y empecé a ponerme nerviosa mientras la cabina llegaba. Había llegado el momento.
Ahora si… si que puedo decir que estoy locamente enamorada de Cloud.
La cabina llegó y Cloud entró en esta ofreciéndome la mano para subir. Puse un pie en esta y la puerta se cerró. Nos sentamos en el sofá de la cabina, los nervios iban in crescendo.
— ¿Y este volante?- Pregunté mirando lo del medio.
— Giralo, a ver que pasa.- Me dijo Cloud.
Giré el volante y la cabina se empezó a girar. Sonreí, fascinada.
— Que pasada.- Exclamé.- Es todo tan bonito desde aquí…
Varios hologramas de los diferentes juegos del Gold Saucer aparecieron a nuestro alrededor, decorando el cielo. Cloud no me quitaba la vista de encima, en un momento nuestras miradas se cruzaron y me puse nerviosa, agarrándome mis propias manos.
— Tengo algo que decirte…- Dije de golpe, mi voz temblaba un poco.
— Yo también.- Mencionó Cloud, se le notaba nervioso también.- Pero dime…
El ambiente respiraba amor, mariposas lo adornaban y nuestros corazones eran la banda sonora del momento.
— Hemos vivido muchas cosas juntos ultimamente.- Miré por la ventana fijamente.- Y compartimos tantas cosas… pero tantas. ¿No te parece curioso…?
— Puede.- Dijo Cloud mirándome a mí fijamente.- Pero, está bien… ¿no?
— Pareciera que el destino… quiere que tú y yo…- Me sonrojé mucho al decir esas palabras y bajé mi mirada.- Es decir…
Cloud se acercó a mí y me agarró la mano, fuerte. No pude evitar subir la mirada quedando justamente a la altura de sus ojos, bastante cerca.
— Esto de los sentimientos no es lo mio pero…- Me dijo Cloud.- Durante este tiempo que hemos estado juntos he comprendido una cosa… y la tengo muy clara.
Hubo una pausa por parte de él en ese momento, mientras me miraba fijamente a los ojos. Sus pupilas se dilataban y su iris temblaba un poco. Estaba nerviosa. Las mariposas empezaron a revolotear cada vez más fuerte.
— Quiero pasar el resto de mi vida contigo.- Dijo Cloud.
Mi corazón se congeló en ese momento, sus palabras me hicieron sentir tan bien en ese momento. Cloud puso una mano en mi mejilla y se acercó a mí, juntando nuestros labios en el beso más dulce y más bonito que nos habíamos dado hasta ahora. El más sincero, todos nuestros sentimientos en un solo beso. Cloud se separó unos milímetros, no demasiado.
— Te quiero con mi vida, Sil.
Cloud se me quedó mirando, me abracé fuerte a él sin pensarlo ni un segundo y lo volví a besar de la misma manera.
— Te quiero mucho, Cloud…- Dije al separarme de nuevo de él.- Estoy… totalmente enamorada de ti.
Nos abrazamos muy fuerte y nuestras bocas se volvieron a encontrar. Los fuegos artificiales empezaron a sonar, iluminando la cabina, iluminando nuestro amor. Cloud se levantó y me agarró de la ropa, llevándome con él. Se sentó en el volante del centro de la cabina y yo me subí encima de él. No tardamos ni un segundo más en volver a juntar nuestros labios, en otro beso ya no tan dulce, mucho más pasional.

Habíamos estado tanto tiempo esperando este momento, el momento de expresarlo todo, de dejarlo ir, que todo estaba saliendo como una explosión, como los mismos fuegos artificiales que nos decoraban. Habíamos estado actuando como dos personas que se tenían mucha atracción física, nos habíamos complacido de esa manera pero ninguno había dado el paso de confesar nuestros sentimientos y me hacia muy feliz que por fin habíamos dado el paso.
Cloud siguió besándome, el amor se complementó a su vera de la pasión. No podía parar de encontrarme con su boca, con su lengua. La temperatura corporal de los dos subía, se notaba perfectamente. Ahora más que nunca nos necesitábamos.
Momento +18 (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Cuando terminamos miramos fijamente nuestro alrededor y vimos que a la noria le quedaba nada y menos para terminar. Rápidamente me levanté de encima suyo y me puse la ropa interior y el vestido bien. Él hizo exactamente lo mismo y nos miramos a los ojos, antes de bajar, volviendo a juntar nuestros labios en un apasionado beso.
Bajamos de la noria y fuimos rumbo al hotel de la mano, sin soltarnos ni un segundo. Me sentía ansiosa de él. Quería estar toda la noche junto con él.
Finalmente llegamos a la habitación y al entrar y cerrar la puerta detrás nuestra Cloud se acercó a mí, besándome intensamente. Me agarré fuerte a él, a su ropa mientras nuestras bocas jugaban entre ellas. Había pasión pero también muchísimo amor en nuestros besos.
Momento +18 (2) (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Agarré un papel y me limpié rápidamente, cansada. Ya no me notaba el cuerpo. Cloud se estiró a mi lado y me abrazó a él, mirándome a los ojos. Había sido la mejor noche de mi vida. Juntamos nuestros labios una vez más pero dándonos todo el amor del mundo en ese beso. Cuando nos separamos no pude evitar sonrojarme un poco por lo vivido pero me hacía muy feliz.
— Te quiero, Sil.- Me dijo Cloud. Mi corazón iba a explotar.
— Yo también te quiero, Cloud.- Respondí
Estuvimos un buen rato besándonos, sin parar hasta que nos quedamos dormidos. Por fin estábamos juntos, por fin de verdad.
Te amo, Cloud.
Hotel Embrujado (dia siguiente)
Nos despertamos a la mañana del día siguiente más o menos a la vez. Normalmente si hubiera sido una noche de pasión como las que ya habiamos tenido anteriormente nos hablariamos casi como si nada hubiera pasado pero esta vez no era así.
— Buenos días, Sil.- Dijo Cloud.
Me acercó a él y me besó. Era un beso de buenos días lleno de amor y de cariño. Las mariposas custodiaron mi estómago una vez más.
— Buenos días, Cloud…- Respondí abrazándolo fuerte.
En la habitación solo había amor en el aire. Me hacía feliz estar así con él, era todo tan bonito.
— Deberíamos ir tirando hacia el torneo.- Mencioné mirando a Cloud a los ojos.
— Sí.- Respondió él levantandose.
Cloud agarró toda mi ropa del suelo de la habitación y se acercó a mí, dándomela. Se lo agradecí con la mirada y me vestí, agarrando todas mis pertenencias. Él no tardó en vestirse y rápidamente salimos de la habitación dirigiéndonos a la Plaza de Combate. El Musculiseo.
Llegamos de la mano y nos dirigimos a la puerta de la plaza donde se encontraban los demás esperándonos. Aeris se fijó en que veníamos con las manos agarradas y sonrío.
— ¡Por fin!- Exclamó Aeris.- ¿Ya os habéis dicho lo que sentís por cada uno?
Asentí, con una sonrisa, mirando fijamente a Cloud.
— Me alegro muchísimo por vosotros, chicos.- Dijo Tifa con una sonrisa, parecia feliz por nosotros.- De verdad.
— Lo aprecio mucho, Tifa…- Respondí, feliz.
— ¡Me dan nauseas solo de veros!- Exclamó Yuffie.- Pero me alegro, eh. Ya era hora que un poco más y se acaba el mundo antes.
— Me alegro por vosotros o lo que sea.- Dijo Barret.- ¡Pero que esto no retrase la misión, eh!
— Tienes nuestra palabra de que no.- Dije con una sonrisa.
— ¡Miauchas felicidades!- Exclamó Cait Sith con una sonrisa.
— Bueno.- Dijo Cloud, algo avergonzado por la situación.- ¿Vamos tirando?
— Sí, tenemos faena.- Mencionó Red XIII.
Avisamos al mostrador de que ya habíamos llegado y nos dirigieron a la parte de dentro del musculiseo a esperar nuestra salida.
— Tengo el orgullo de darles la bienvenida al salón de la fuerza del Gold Saucer: ¡el Musculiseo!- Exclamó Dio, dando la entrada al versus.- Hoy tendrá lugar un encuentro especial entre las tropas de Don Corneo y servidor para disputarnos cómo se llamará este paraíso. Verán, tiempo atrás, cuando empecé a perseguir el sueño del Gold Saucer…
En la parte superior del musculiseo apareció Don Coreno haciendo de DJ con sus dos presentadores, los mismos que presentaron en la Copa Don Corneo en el Mercado Muro.
— ¿¡Estás senil, viejales!?- Exclamó uno de los presentadores.- ¡Déjate de cháchara!
— Aquí nadie ha venido a oír batallitas, ¿a que no?- Dijo el otro presentador.- Anda, deja paso a la chavalada.
— Scotch y Kotch se quedan al frente de este tinglado.- Mencionó el primer presentador.- ¡Y con toda esta peña!
— ¡A partir de ya, el nombre del parque está en juego!- Exclamó Kotch.
— ¿Qué es eso del Gol Soso? ¡Ese nombre es de coña! ¡Hoy mismo lo tiramos a la basura!- Exclamó Scotch.- Si ganamos, ¡esto pasará a llamarse "Corenolandia"! Tranquis, monadas. ¡Ya queda poco para las pruebas de chica de compañía de Don Corneo!
— ¡A tope! ¡Vamos a darle caña!- Exclamó Kotch.- Sin compasión, ¡solo riesgo y convulsión! ¡Esos puños, a verlos arriba! ¡Y ese ánimo, que yo lo perciba!
— ¡Venga, que os quiero dándolo todo!- Exclamó Scotch.
En ese momento salimos desde la plataforma a la arena de juego, todo el grupo. Miramos fijamente la situación.
— ¡A tope! ¡Empecemos!- Exclamó Scotch.- ¡Divertíos hasta desfallecer, gritad hasta enroquecer!
— Ya está bien de rimas y pantomimas.- Exclamó Kotch.
— ¡A calentar motores!- Dijo Scotch.- ¡Comienza el combate por el nombre! ¡Primera ronda!
Un montón de bandidos salieron por todas las puertas.
— ¿¡De dónde salen tantos!?- Exclamó Yuffie.
— Bah, esto está chupado.- Estaba de muy buen humor.
Empezamos todos a pelear contra los bandidos de Don Corneo y como quien dice fueron un paseo. Cada uno que mataba, cada uno que me daba más energía. Terminamos con todos en menos que canta un gallo.
— ¡Estas monadas son auténticas tigresas! La tropa de Dio no se anda con tonterías.- Dijo Kotch.
— Pero ¡el clan Corneo no está aquí para perder!- Mencionó Scotch.
— Ya está bien de calentamientos. ¡Ahora empieza el fiestón de verdad!- Exclamó Kotch.
— ¡De tierras áridas viene cactilio, nuestro bufón favorito!- Exclamó Scotch.
— De tanto que los hemos regado, ¡ahora es parte de la familia!- Exclamó Kotch.
— Señoras y señores, ojito con esas espinas. Ahora, ¡paso a la segunda ronda!- Exclamó Scotch.
Nos enfrentamos a tres Cactuars que tenían una gran agilidad para moverse. Pero no eran nada difícil para nosotros. Llegó un punto que quisieron huir. Cait Sith se montó a lomos de Red XIII y empezó a correr contra los escapistas.
— ¡Al galopeee!- Exclamó Red XIII.
— ¡Tomiau yaaaa!- Exclamó Cait Sith.
Fueron a toda velocidad hacia los cacutars y rápidamente los dejaron sin vida, haciendo una especie de pleno con ellos tres.
— ¡Lo están dando todo en un ataque coordinado interspecie!- Exclamó Kotch.- ¡El clan Corneo lo tiene crudísimo!
— ¡Esto sí que son adversarios! Si titubeas, estás muerto.- Dijo Corch.
Todos miramos a Red XIII y a Cait Sith felicitandoles por tremenda jugada.
— ¡Sujetaos, porque ahora llega la flor y nata de nuestro clan!- Exclamó Kotch.
— ¡Hala! ¡Aquí están los hijos predilectos de Don Corneo!- Exclamó Scotch.
— ¿Quién será la pobre víctima del rencor del clan Corneo?- Preguntó Kotch.
Tres tomberries aparecieron delante nuestro. Estos bichos tenian un ataque mortal: Cuchillazo. Era mejor mantener distancias.
— Vamos con la última ronda. ¡Que gane el mejor, y con la mejor ovación!- Exclamó Scotch.
— Y para el perdedor… ¡la peor humillación!- Exclamó Kotch.- ¡Sigamos con el combate por el nombre! ¡A darle caña a esa tercera ronda!
Nos pusimos en guardia y preparé mis materias con una sonrisa. Empezamos a luchar con todas nuestras fuerzas. Decidí decantarme por el ataque desde lejos para evitar su ataque especial y rápidamente terminamos con ellos.
— ¡Ni uno en pie!- Exclamó Yuffie.
— ¡Aún queda Don Coreno!- Dijo Cloud.
— Fácil.- Sonreí.
De detrás nuestro salió Don Corneo con su monstruo, el de las alcantarillas, montado en él. Salimos corriendo al ver que nos quería aplastar.
— A ver con quién me quedo…- Dijo Don Corneo mirándonos fijamente.- ¡Decidido!
— ¡Tifa! ¡Ten cuidado!- Exclamó Aeris.
— ¡Se me hace la boca aguaaaa!- Dijo Don Corneo.
Tifa echó a correr y se propulsó con la pared para dar una voltereta hacia atrás y salvándose de Don Corneo y haciendo que su queridísimo monstruo se estampe contra la pared de la arena.
— ¡Hala!- Gritó Scotch.- ¡El ataque furtivo de Don Corneo ha acabado siendo un chasco!
— Señoras y señores, eso está que arde.- Dijo Kotch.- ¡Nuestro Don Corneo sale a la cancha!
Don Corneo nos hizo un repaso con la mirada a Tifa, a Aeris, a Yuffie y a mi.
— ¡Qué guapas! ¡Qué bien!- Exclamó Don Corneo.
— Con vuestro permiso me voy a vomitar.- Dije yo.
— ¡Das una grima que te cagas!- Exclamó Yuffie.
— ¡Que no os distraiga!- Dijo Cloud.
— Va siendo hora de un buen repaso, gatitas…- Mencionó Don Corneo.
— ¡Estamos ante un giro inesperado!- Mencionó Scotch.- ¡Empiezan las pruebas de selección de chica de compañía de Don Corneo!
Empezamos a cargar contra él pero sobre todo contra su monstruo Aps. Me había dado un total asco lo que decía, como no. No era la primera vez que lo veía en modo baboso y daba una repulsión. Con más ganas de derrotarlo me había dejado. Llegó un punto en el que Aps no pudo aguantar más y tiró por los aires a Don Corneo.
— Ay, ayyyy…- Dijo Don Corneo en el suelo.
Cloud rápidamente se acercó a él y lo amenazó con su espada, clavandola casi cerca de sus partes bajas.
— Como vuelvas a mirar con tus ojos babosos a mi novia o a mis amigas, te los corto.- Exclamó Cloud.
Las cuatro miramos fijamente a Don Corneo y Aeris le dio una buena patada.
— ¿Qué tal si se los arrancamos?- Preguntó Aeris.
— Mejor se los aplastamos, ¿no?- Preguntó Tifa.
— ¿Qué tal si se los quemo?- Saqué mi materia PIRO y lo miré fijamente.
Don Corneo intentó escabullirse gateando pero Barret se puso en medio.
— ¿Se los vuelo de un disparo?- Preguntó Barret apuntando.
— Yo se los puedo arrancar de un mordisco.- Dijo Red XIII.
Don Corneo tiró rápidamente hacia atrás y miró fijamente a Aps para empezar a hacer un berrinche.
— ¡Ya vale, ya vale!- Exclamó Don Corneo.- Cuánta crueldad… ¡Acercaos, guapas! ¡Que puedo con todas! ¡Pero…! Por hoy… ¡me las piro!
Don Corneo se montó en Aps y le dió la orden de marchar corriendo de la arena.
— ¡Hala! ¡Este combate por el nombre me ha hecho sudar!- Exclamó Scotch.- ¡La tropa de Dio se alza con la victoria!
— ¡Chupaos esa!- Exclamó Barret.
— ¡Vivaaa!- Exclamó Yuffie.
Tifa y Aeris se acercaron donde estábamos y chocamos los cinco las tres y luego con Cloud.
— Ha estado chupado, somos el mejor equipo.- Exclamé.
— No me lo creo.- Dijo Tifa.
Justo en ese momento entró Dio y fue directamente hacia nosotros, con una sonrisa.
— El Gold Saucer conservará su nombre gracias a vosotros.- Nos dijo Dio.- ¡Venid que os dé un buen abrazo para agradecéroslo!
— No hemos luchado por ti.- Dijo Cloud.
— Danos la piedra angular y estamos en paz.- Mencionó Aeris.
— Claro, por supuesto.- Dijo Dio con una sonrisa.- Al fin y al cabo, le toca estar con su legítima dueña. Aquí tienes.
De golpe se apagaron parte de las luces del musculiseo y todos miramos a nuestro alrededor sin entender nada.
— ¿Qué pasa?- Preguntó Barret.
En ese momento vimos entrar corriendo a Elena, de los Turcos agarrando la piedra angular, con una sonrisa.
— No jodas.- Exclamé.
— ¿¡Los Turcos!?- Preguntó Tifa.
— ¡Devuelve eso, canalla!- Exclamó Barret yendo rápidamente hacia ella.
Elena rápidamente lanzó la bola hacia el otro lado y al girarnos allí estaba Rude quien la agarró sin problema.
— ¡Vamos, no jodas Rude!- Exclamé.
— Gajes del oficio.- Respondió él esquivando a Yuffie y lanzando la bola a Elena.
Red XIII fue corriendo hacia ella intentando agarrarla, sin éxito. Elena se la volvió a tirar a Rude.
— ¿Ahora sois ladrones?- Preguntó Aeris.
— Esto ya era nuestro.- Respondió Rude.
— No te lo crees ni tú, ladrón.- Mencionó Cloud.
— ¡Señor Rude!- Dijo Cait Sith de golpe.
Rude asintió y le pasó la bola a Cait Sith. En ese momento el gato salió corriendo. No podía creer lo que acababan de ver mis ojos.
— Pero… ¿¡qué cojones!?- Exclamó Barret.
— ¡Se ha dado el piro!- Exclamó Yuffie.
— ¡Mierda! Yuffie, Nanaki: ¡tras él!- Exclamó Barret.
Barret se fue corriendo también junto a ellos abandonando el musculiseo. Elena y Rude se miraron y se juntaron mirándonos a nosotros.
— ¡La venganza se sirve fría!- Exclamó Elena.
Los cuatro nos pusimos en guardia, esta vez no iba a quedarme de brazos cruzados.
— ¡Muy bien! Veo que aún queda otro enfrentamiento en el tintero.- Dijo Dio poniéndose en medio.- Primero una pausa y luego reanudaremos cuando ambas partes estén listas.
Mientras Tifa, Aeris y Cloud se preparaban aproveché para ir donde estaban Rude y Elena.
— ¿Pero qué hacéis?- Pregunté, sin entender nada.
— Pues seguir ordenes.- Respondió Elena.- Es una pena que estes en el equipo contrario como quien dice, pero es lo que toca.
— ¿Y Cait Sith?- Pregunté mirando a Rude.
— Necesitábamos ayuda de alguna manera.- Me respondió él.- Lo siento, Sil. Sabes que no es nada personal, para nada.
— Joder, Rude…- Exclamé.- Estoy en un pedazo de compromiso ahora.
— Lucha contra nosotros.- Dijo Elena.- No te cortes.
— No lo haré.- Respondí.- Que gane el mejor.
Le di la mano a Rude y él me la devolvió con una pequeña sonrisa. No pude evitar sonreír un poco. Aunque nos hubieran robado en nuestras narices le tenia mucho aprecio, no me lo podía tomar tan en serio.
— ¿Todo listo?- Preguntó Dio.
— Sí.- Dijo Cloud.
— ¡Bravo! ¿Empezamos?- Preguntó de nuevo Dio.
De golpe volvieron a aparecer Kotch y Scotch, los presentadores, en escena.
— ¡Aquí están los elegidos! ¡Dejadlo en manos de Scotch y Kotch!- Exclamaron los dos a la vez.
— Ni parpadeéis. ¿¡Listos para darle caña, colegas!?- Exclamó Kotch.
— ¿¡Queréis bronca, colegas!?- Preguntaron los dos a la vez.
— ¡Vamos con la ronda especial!- Mencionó Scotch.
— ¡Al lío!- Exclamaron los dos.
Nos pusimos los cuatro en guardia y empezó la pelea. Esta vez luché de verdad contra ellos, no me corté ni un pelo. Me enfrenté directamente contra Elena, posiblemente porque era a la que no tenía cariño de los Turcos y no me iba a saber tan mal. Empezamos a pegarnos, sin parar. Parecía un uno versus uno. Imbuí mi espada en PIRO y empecé a reventarla con el calor. Llegó un punto que ella se tuvo que tirar hacia atrás, bastante dolida. Miré a mi lado y los demás habían cargado bien contra Rude.
— ¡Hala! ¿¡Ya está el pescao vendido!?- Preguntó Scotch.
— ¡Ni de coña! ¿Eh, Rude?- Exclamó Elena.
— Sí.- Esto solo acaba de empezar.- Dijo Rude.
Las luces de musculiseo se volvieron a apagar y yo dejé ir un suspiro.
— ¿Qué pasa ahora?- Pregunté.
— ¡Muy buenas, damas y caballeros! Les pido que dirijan su mirada al centro del coliseo.- Dijo Dio.- Tenemos un invitado sorpresa que hará las delicias de este encuentro. Un fuerte aplauso para… ¡el nuevo presidente de la compañía Shinra! ¡Rufus Shinra!
De la plataforma del centro salió Rufus Shinra dirigiendo su mirada hacia nosotros.
— ¡Inauditoooo!- Exclamó Kotch.- ¡Esto no tiene precedentes!
— ¡El presidente de Shinra nos honra con su presencia!- Exclamó Scotch.
Escuché el perro de Rufus desde arriba, desde las gradas y al mirar hacia arriba vi a Tseng. No pude evitar ponerme un poco nerviosa. Cruzamos miradas y noté su sonrisa.
— ¿Qué pretende, señor?- Preguntó Elena.
Rufus calló a Elena con la mano y se dirigió a Cloud.
— Oficialmente, sigues siendo miembro de Shinra.- Dijo Rufus.- He venido a despedirte en persona.
— Pero bueno…- Dijo Elena.
— Reuníos con Tseng.- Indicó Rufus a Elena y a Rude.
Cloud nos hizo un gesto a Aeris, Tifa y a mi para que nos mantuviéramos al margen y eso hicimos.
— ¿Estás cachondeándote de mí?- Preguntó Cloud.
— Te hace falta disciplina.- Mencionó Rufus apuntando a Cloud.
— ¿¡Qué ocurrirá ahora!?- Preguntó Scotch.
— ¡Un encuentro histórico, para el recuerdo!- Exclamó Kotch.- ¡Señoras y señores! Mucho ojo con las heroicidades del presidente Rufus.
Cloud y Rufus empezaron una pelea bastante igualada. Parecía que ninguno de los dos se iba a hacer con la victoria hasta que por un error de Rufus, Cloud agarró la delantera, jugando con varios combos. Pero en ese momento el perro infernal de Rufus fue corriendo hacia la arena, llegando justo a tiempo para salvar a su dueño.
— Aquí viene el perro militar del presidente… ¡Tiniebla!- Exclamó Kotch.
— ¡Ha venido al galope cuando su amo más le necesitaba!- Exclamó Scotch.
— La obediencia es una virtud.- Dijo Rufus.
— Veo que mueves la colita de maravilla ante tu amo.- Mencionó Cloud.
— Y tú necesitas que te metan en vereda.- Añadió Rufus.- Te voy a meter en vereda.
— Aquí te espero.- Dijo Cloud.
— Perro ladrador, poco mordedor.- Mencionó Rufus.
No le quitaba el ojo a Cloud. Se me hacía tan atractivo verlo de esta manera. Se me hacía la boca agua.
Cloud empezó a pelear contra Rufus con todas sus fuerzas sobretodo para terminar lo antes posible. Rufus cayó hacia atrás y tuvo que agarrarse del suelo.
— Soy ex-Soldado. ¿Qué esperabas?- Preguntó Cloud.
— Tanto espectáculo es agotador.- Dijo Rufus sacando una moneda de las suyas y tirándola al aire para llenar todo de humo y largarse.
— Vaya presidente, ¿es que no tiene mejores cosas que hacer?- Pregunté.
— Se ha largado.- Dijo Tifa.
— Es mejor así.- Mencionó Cloud.- Hay cosas más importantes…
— Como Cait, ¿no?- Preguntó Aeris.
— Eso es.- Dijo Cloud.
Salimos corriendo del musculiseo corriendo y miramos la zona para ver si encontrábamos donde estaba Cait. Nos separamos y empezamos a dar vueltas por la plaza de Combates. Estaba segura de que no había podido ir demasiado lejos tampoco y además los demás lo habían visto con anterioridad. De golpe vi como Cloud lo había visto y Cait Sith pasó por encima de él saliendo corriendo.
— ¡Eh!- Exclamó Cloud.- ¡Para!
— ¿Eh?- Dijo Aeris al verlo delante suyo y lo intentó agarrar pero ese gato es muy escurridizo.
— Se siente.- Dijo Cait Sith yéndose.
— ¡Jopetas!- Exclamó Aeris
— ¡Vamos! No hay tiempo que perder.- Dije.
Gold Saucer: Plaza principal.
Salimos corriendo detrás de él llegando al principio del parque. De golpe lo vimos correr hacia la zona de empleados del Gold Saucer y ya todo el grupo volvíamos a estar juntos yendo detrás de él. Nos metimos por la puerta trasera y cuando salimos vimos el helicóptero de Shinra. Rufus, Elena y Rude ya se encontraban dentro del helicóptero y Tseng estaba fuera junto con Cait Sith.
— Señor Tseng…- Dijo Cait Sith dándole la piedra angular.
— ¿En serio?- Exclamé, mirando fijamente a Tseng, desde lejos.
— Cuidate, Sil.- Tseng me miró con una pequeña sonrisa.- Te quiero.
En ese momento se subió al helicóptero y se fueron todos, dejando a Cait Sith allí. No pude evitar suspirar. Me sentía tan traicionada y no por los Turcos porque al final es su trabajo, me sentía traicionada por Cait Sith.
— Te voy a despellejar vivo.- Exclamó Barret.
— Prrrdoncito…- Dijo Cait Sith.
— Tonto de mí que confié en ti, aunque fueras de Shinra.- Mencionó Barret apuntando a Cait Sith.- Me dejé engañar cuando nos conocimos. ¡Nos la has jugado!
— ¡Barret, no lo hagas!- Exclamó Tifa.
— Tienes razón.- Dijo Barret.- No se merece ni mis balas.
— ¿Cómo has podido traicionarnos?- Preguntó Red XIII.
— ¡Eres lo peor!- Exclamó Yuffie.- ¡Esto nos pasa por confiar en Shinra!
Aeris se intentó acercar a Cait Sith pero Cloud lo paró.
— No pienso acoger a un traidor en nuestras filas.- Dijo Cloud.
— ¡Cloud…!- Dijo Cait Sith, con las orejas bajas.- ¿Sil…?
— Puedes jugar a dos lados, pero siempre has de ser fiel a quienes te lo son. Eso lo he aprendido yo con el tiempo.- Le dije antes de girarme y avanzar con mis compañeros.
— Esto iba a pasar de una miaunera u otra…- Dijo Cait Sith.
Nos alejabamos de donde se encontraba Cait Sith. Había quedado expulsado del grupo.
— ¡Estoy mosqueadísima con Cait!- Exclamó Yuffie.
— Seguro que le darán un ascenso y todo.- Respondió Barret.
— Se estaba quedando con nosotros desde el principio.- Mencionó Yuffie, enfadada.- ¡Jolín! ¡Me hierve la sangre solo de pensarlo!
— Aeris… ¿Te pasa algo?- Preguntó Tifa.
— Es que siempre he pensado que se me daba bien calar a los demás.- Dijo Aeris.
— No le demos más vueltas.- Mencionó Cloud.
— ¿Y qué propones? ¡Shinra va a birlar la materia negra!- Exclamó Yuffie.- ¡No hay tiempo que perder!
— Pero ¿adónde vamos ahora?- Preguntó Barret.
— Solo Cait sabe dónde está el templo… ¿no?- Preguntó Red XIII.
— Que yo sepa si…- Dije cruzandome de brazos.
— Podríamos rastrear el helicóptero de los Turcos.- Dijo Vincent.
— ¿¡En serio!?- Preguntó Aeris.
— Conozco su frecuencia de onda.- Mencionó Vincent.- Así que los localizaremos si utilizan la radio.
— Pues el Potrillo tiene una.- Dijo Cid con una sonrisa.
— ¡De lujo!- Exclamó Barret.
— Ea. ¡Voy a ponerlo todo en marcha, colegas!- Dijo Cid.
— Nos las apañaremos como sea.- Mencionó Cloud.- Encontraremos el templo.
— Y en cuanto a la materia negra…- Dije con una sonrisa.- será nuestra.
Costa del Sol: Puerto.
En el Gold Saucer había un helicóptero que se dirigía a Costa del Sol así que decidimos cogerlo para llegar lo más rápido posible al Potrillo. Nos montamos todos y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en el puerto de Costa del Sol.
— ¡Muy buenas!- Dijo Cid.
— Voy a usar la radio.- Mencionó Vincent.
— A ver si funciona; es viejísima.- Agregó Cid.
— Pues mucho mejor.- Dijo Vincent.
Nos subimos todos al Potrillo y nos sentamos como de costumbre. Me quedé mirando la ventana, con las emociones al máximo. No me esperaba la traición de Cait Sith, no a estos niveles de magnitud y me sentía muy decepcionada pero al mismo tiempo había tenido la mejor noche de mi vida en el Gold Saucer junto con mi nueva pareja, Cloud.
Ahora sí, empieza un nuevo comienzo en mi vida.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
2 notes
·
View notes
Text
Capítulo 11 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Región de Nibel
Finalmente llegamos al aeródromo de Nibelheim y Cid nos dejó ahí listos para ir hacia el pueblo. Miré fijamente el sitio y una sensación extraña invadió mi cuerpo. Miré hacia adelante por un momento y allí vi a Sephiroth. El ambiente había cambiado, todo había cambiado. Sephiroth andaba dirección Nibelheim pero antes, se paró mirándome a mi.
— Guárdala bien, ¿si?- Sonrió.- Aún no es el momento.
Mi cabeza retumbó y cuando quise volver a abrir los ojos ya me encontraba de nuevo en el mundo real. En ese momento vi como Cloud sacó su espada contra un encapuchado que había, estaba temblando. Tifa se acercó corriendo a Cloud agarrandole de los brazos y mirándole a los ojos, para que despertara.
— ¿Todo bien?- Le preguntó Tifa.
— Sí.- Respondió Cloud guardando su espada.
— Materia… negra…- Decía el hombre de la túnica.
— Parece que este hombre también va a Nibelheim.- Explicó Tifa.
— Ahora que lo pienso… Quizá los errantes de Cañón Cosmo fueran a buscarnos.- Mencionó Red XIII.- No sé… Es la impresión que tengo.
Empezamos a andar hacia el pueblo. Estábamos en una región bastante montañosa, no había mucha vegetación pero tampoco era un desierto. Para mí, algo más bonita que Cañón Cosmo.
— Cait…- Dijo Cloud.- Nibelheim ardió hace cinco años. Aunque el terminal siga en pie, quizá esté inservible.
— Estoy al tanto de lo ocurrido.- Explicó Cait Sith.- Pero no te preocupes prrr el terminal. Shinra sigue teniendo una prrrsencia importante allí.
— ¿Te refieres al reactor?- Preguntó Cloud.
— Pueees… eso también.- Respondió Cait Sith.
— No sé si lo he entendido bien.- Dijo Yuffie de golpe.- Tenemos que acceder al terminal ese para averiguar dónde está la materia negra, ¿no? Así que hay que ir allí sí o sí, ¿no?
— Sí, es verdad. Deberíamos ir.- Mencionó Tifa.
— Tengo muchísima curiosidad…- Dije yo, mirando a mi alrededor.
Los caminos me sonaban, era algo extraño así que la curiosidad era cada vez más presente en mi. No podia parar de observarlo todo.
— ¿Estás bien, Sil? Tienes mil ojos en todos lados.- Me preguntó Barret.
— Sí… Pero tengo como la ligera sensación de que yo esto ya lo he visto antes.- Dije poniéndome una mano en la mejilla.
— ¿En serio?- Me preguntó Tifa muy sorprendida. Yo asentí.- ¿Quizás habías venido antes?
— No puede ser…- Dije negando con la cabeza.
— Casi estamos en Nibelheim…- Mencionó Cloud.
— No habías vuelto desde aquello, ¿no?- Preguntó Barret.
— No. Hace cinco años ya.- Dijo Cloud.
— Yo igual…- Mencionó Tifa.- Tampoco me quedaba aquí nada por lo que volver… El incendio lo arrasó todo.
— ¿Estás tú bien también, Tifa?- Preguntó de nuevo Barret.
— Ya ha llovido mucho desde aquello.- Respondió ella.- Aunque… me asusta un poco volver.
Finalmente habíamos llegado a la entrada del pueblo. Estaba todo el pueblo perfecto, como si allí no hubiera pasado nada. Y además era muy bonito.
— No puede ser…- Dijo Tifa al verlo.
Nibelheim
Miré fijamente la entrada donde ponía: Nibelheim. En ese momento noté un gran dolor en mi cabeza y al intentar mirar la aldea la vi ardiendo, con todo en el suelo incluido a sus civiles, muertos. Me puse las dos manos en la cabeza y cerré fuerte los ojos.
— ¡Eh, Sil! ¡Eh!- Escuché de lejos la voz de Aeris.- ¡Sil!
En ese momento desperté, gracias al contacto de Aeris conmigo y miré fijamente la aldea otra vez.
— No está en llamas…- Dije mirando fijamente todos los edificios.
— En llamas no iba a estar.- Respondió Barret.- Pero… parece que aquí nunca haya pasado nada.
— Cloud, mira.- Mencionó Tifa tocando el poste de la entrada.- Es… Han reconstruido la aldea.
— Qué susto.- Dijo Barret.- Entre Sil y tu, Cloud, estamos apañados. Espero que no se os crucen los cables otra vez. Es decir… No, mejor me callo. En fin. ¿Quién habrá reconstruido todo esto?
— Shinra…- Dijo Tifa muy segura de ello.
— ¡Hora de echar un vistacillo!- Exclamó Cait Sith.
Llegamos al centro de la plaza. Allí había una torre de agua que adornaba el centro y todas las casas estaban perfectas. Muchísimos hombres con túnicas estaban en la plaza, exagerado.
— La madre…- Dijo Barret.
— Esto está hasta arriba de tipos con túnicas.- Mencionó Cloud.
— No solo eso.- Agregó Tifa.- Los aldeanos… No reconozco a ninguno.
De golpe un hombre vino corriendo en nuestra dirección y se nos quedó mirando fijamente.
— ¿Qué les trae a nuestra aldea?- Preguntó el responsable.
— ¡Miau buenas!- Dijo Cait Sith de golpe.- Trabajo en un rrresort de Shinra. Vengo a pedir prrr favor que me dejen usar su terminal de red.
— ¿Y los demás?- Preguntó de nuevo el responsable.
— Ellos son…- Mencionó Cait Sith.
— Yo crecí en esta aldea.- Dijo de golpe Tifa.
— Comprendo.- Dijo el responsable.- ¿Conocían la situación actual de Nibelheim?
— No, nos ha sorprendido.- Respondió Cloud.
— Desde hace cinco años, está bajo la jurisdicción administrativa de Shinra.- Explicó el responsable.- Lo hemos convertido en un lugar de reposo para pacientes con secuelas por mako. Tengo entendido que el papeleo de los derechos sobre el terreno está cerrado. Si tuvieran alguna queja, pueden dirigirla a nuestra división de administración de recintos especiales.
— Miauchas gracias.- Dijo Cait Sith haciendo una reverencia.- Voy al terminal, si no le imprrrta.
— Entiendo que sientan nostalgia por esta aldea, pero les ruego concluyan su visita cuanto antes.- Dijo el responsable una vez más.
Cait Sith se fue corriendo a usar el terminal de la aldea y yo me quedé mirando fijamente esta. Estaba muy sorprendida con mi mente, como había sido capaz de visualizar la aldea en llamas, como si lo hubiera vivido. Me acerqué a Tifa, quien estaba a punto de entrar en una casa.
— ¿Puedo… hacerte una pregunta Tifa?- Le pregunté.
— Dime.- Me dijo mirándome a los ojos.
— Tu… ¿no me recuerdas aquí, verdad?- La miré fijamente, teniendo miedo de su respuesta.
— Para nada…- Me contestó.- Si no, ya te lo hubiera dicho… ¿Estás bien, Sil?
— Uf… Vale, gracias Tifa… Sí, estoy bien. No te preocupes.- Le sonreí y me fui de allí.
Me crucé a Cloud quien acababa de salir de lo que parecía el hostal de Nibelheim. No lo vi demasiado bien y me acerqué rápidamente hacia él.
— ¿Está todo bien, Cloud?- Le pregunté.
— Sí…- Se puso una mano ligeramente en la cabeza.- Creo que he recordado a…
En ese instante vino rápidamente Cait Sith hacia nosotros.
— Miau emergencia.- Dijo Cait Sith.- Los accesos de la terminal están restringidos. ¡Prrr mis bigotes no me voy a rendir! Tendríamos que ir a la mansión Shinra. Y el miauresponsable me ha dicho que un tal Murasaki tiene la tarjeta para entrar. Me han dicho que no pueden contactar con él así que tendríamos que irrr a buscarle al reactor.
— Entonces no nos queda otra.- Dijo Cloud.- Vamos a avisar a los demás.
Los demás se reunían unos metros más arriba de donde estábamos y fuimos hacia ellos. Cait Sith les explicó la situación.
— ¿Al reactor? ¿Ya habéis solucionado lo del terminal?- Preguntó Barret.
— Hace falta una tarjeta.- Mencionó Cloud.- Vamos a hablar con un tal Murasaki que está en el reactor.
— ¡Yo, yo, yo! ¡Quiero ir!- Dijo Yuffie.
— Yo también.- Mencionó Tifa.
— Tifa, tú…- Dijo Cloud.
— Soy la mejor guía que hay en esta aldea.- Dijo ella con una sonrisa. Me alegré mucho de verla sonreír.
— Muy bien.- Mencionó Cloud.
— Yo también voy, me muero de la curiosidad.- Dije, contenta.
— ¿Estáis seguros?- Preguntó Barret.
— Solo tenemos que subir el monte y conseguir la tarjeta. Pan comido.- Explicó Cloud.
— Tardaréis en volver. ¿Lleváis todo lo necesario?- Preguntó Red XIII.
— Que yo sepa, si. ¿No?- Miré mi inventario.
— Hay un puente construido hace poco que sirve de atajo.- Mencionó Cait Sith.
— ¡Todos al reactooor!- Exclamó Yuffie.
Región de Nibel.
Salimos de la aldea por la parte trasera y Tifa iba en cabeza, guiando nuestro camino. Cruzamos rápidamente el puente y llegamos a una zona rocosa, con un gran rio en la parte baja de este. En ese instante Cloud se paró de golpe mirando fijamente el rio y puso cara de dolor.
— ¿Qué pasa?- Le preguntó Tifa.
— He recordado a Zack…- Dijo Cloud de golpe.- Se cayó del puente y la corriente lo arrastró. Seguro que… murió.
Un golpe duro azotó mi cabeza en cuanto Cloud dijo esas palabras. Cerré fuerte mis ojos desviando la mirada, sin entender nada.
¿Estás segura de que eso fue así?
— Tifa, tú sí lo recordabas, ¿verdad? Por eso…- Dijo Cloud.
— Preferí no mencionarlo.- Explicó Tifa.
— Zack era mi amigo. No sé cómo pude olvidarme de él…- Mencionó Cloud.- Es por la degeneración… Yo también acabaré vagando, vacío por dentro…
— Te equivocas.- Dijo Tifa mirando a Cloud.- Te has acordado de él. Eso es bueno, ¿no? Sí… Tiene que serlo.
— Tienes razón.- Añadió Cloud.- Hay que contarle a Aeris que le pasó a Zack.
— Sí.- Mencionó Tifa.- ¿Te importa que se lo diga yo? Como es mi amiga…
— Zack…- Dije yo mirando fijamente el río.
— ¿Sil…?- Tifa se acercó a mi.
— ¿Por qué yo no le recuerdo?… ¿Quién era él para mí…? Cissnei… se asustó cuando le dije que no le recordaba.- Me puse las manos en la cabeza, cerrando fuerte los ojos.
— Eh, Sil.- Me dijo Cloud poniendo una mano en mi hombro.- Si yo le he recordado… Esperemos que pronto tu también lo hagas.
— Eso espero… O me van a tener que ingresar en un psiquiátrico.- Mencioné.
— ¿Os queda mucho?- Nos preguntó Yuffie viniendo corriendo hacia nosotros.
— Perdona, ya vamos.- Dijo Tifa.
Barranco Gnipahellir
Seguimos avanzando. Mi estado emocional decaía por momentos pero me tenía que mantener fuerte sobretodo para eliminar a los monstruos de la zona y poder seguir avanzando. Entramos por una cueva para poder seguir y apestaba a mako.
— Uf, que me ahogo…- Dijo Yuffie.
— Debemos cruzar cuanto antes. Es peligroso inhalar mako tan concentrado.- Dijo Cloud.
Pocos metros más adelante vimos un árbol inundado de mako. Era precioso.
— Woah…- Dije yo acercándome.- Que bonito…
— Es un manantial de mako.- Mencionó Cloud.
Miré fijamente una vez más y me recordó de nuevo a que yo ya había estado allí. Me sonaba muchísimo.
— ¿Todo eso son materias?- Preguntó Yuffie.
— Y eso que solo han pasado cinco años…- Mencionó Tifa.
— Es una materia en bruto.- Dije.- Las materias surgen de la condensación del mako. Estoy segura de que hace tiempo me habría vuelto loca al ver esto.
— Cuesta estimar cuánto tiempo habrá requerido una formación natural así.- Mencionó Cloud.
— Venga, vamos a seguir.- Dijo Tifa de golpe.- Por aquí también hay mucho gas.
— M-Mejor, sí.- Exclamó Yuffie dubitativa.
Me acerqué al manantial y encontré una materia cambiaesencia en el suelo. La miré con curiosidad y vi que realmente no era una materia necesaria en mi equipo asi que mientras avanzabamos miré a Yuffie.
— Yuffie, agarra esto.- Dije lanzándole la materia.
— ¿Eh? ¡Toma!- Exclamó Yuffie.- ¡Una materia nuevecita! Mil gracias, Sil.
Sonreí un poco al ver su reacción y salimos de la cueva entrando a un pequeño montacargas. Nos subimos los cuatro y Cloud le dio al botón.
— Cuando acabemos con todo este rollo, os podríais venir todos a Wutai.- Dijo Yuffie con una sonrisa.- Podemos formar una unidad anti-Shinra: ¡la patrulla de Yuffie! Liderada por la guapísima ninja Yuffie: la peor pesadilla de Shinra, la vengadora de sus ejércitos. ¡Seguro que hasta nos llaman para rodar una película! ¿Eh? Hale, decidido. ¡Vamos a acabar con este rollo, que la fama me espera!
— Para película, la que te has montado tú…- Dijo Cloud mirándola.
Llegamos arriba del todo y finalmente parecía que estábamos a tres escaleras de la entrada del reactor. En ese momento vimos soldados en el suelo pero llevaban el uniforme típico de militar wutaiano.
— ¿Eh?- Exclamó Yuffie al verlo.- ¡Son ninjas de Wutai! ¿Estamos en guerra? Entonces, ¿qué pasa con mi misión? ¿Ha cambiado? No me han dicho nada…
— Estamos en tregua, ¿no?- Preguntó Tifa.
— Se supone.- Dijo Cloud.- Pero lo estemos o no… a los muertos ya les da igual. Vamos a buscar a Murasaki.
— Sí.- Dijo Yuffie.- Ha empezado… otra vez…
Me giré mirando la entrada del reactor en ese momento y otra vez me dio un gran dolor de cabeza. Cada dia que avanzaba, más recurrentes eran.
Flashback.
— ¡Zack! ¿Estás aquí? ¡Dime por favor que estás aquí!
Fin del flashback.
— Zack…- Dije yo de golpe. Nadie me había escuchado.
— Vamos.- Mencionó Cloud.
Subimos las escaleras hacia la entrada del reactor, Yuffie seguía muy preocupada. Se le notaba en la cara.
— ¿A qué ha venido todo esto…?- Preguntó Yuffie.
— ¿No sabías nada?- Preguntó Tifa.
— ¡Nada de nada!- Exclamó Yuffie.- No sé qué está pasando. ¡Y me siento tan inútil por no poder ayudar…!
— A nosotros nos has ayudado mucho.- Dijo Cloud.- Tranquilízate.
— Ya lo sé.- Mencionó Yuffie.
Entramos finalmente al reactor y subimos al ascensor que había en el centro para bajar a una parte profunda de este. Se abrió la puerta en la planta que habíamos solicitado. Al salir todo estaba lleno de una especie de mucosa extraña, como si fueran telarañas.
— ¿Hay alguien? ¿Alguien de Wutai?- Preguntó Yuffie.
Un gas extraño se puso en frente nuestro y un bicho horroroso, que daba muchísimo asco, gigante se puso en frente nuestro.
— Pero, ¡qué asco!- Exclamé.
— ¡Vamos!- Dijo Cloud poniéndose en guardia.
Empezamos a luchar pero yo solo usaba mis materias desde la distancia. Me daba tanta repulsión que no quería ni acercarme. Además tenía muy controlada la zona, la zona que pisaba para no pisar ninguna de esas telarañas extrañas. El bicho finalmente murió y yo suspiré de alivio. Normalmente soy muy valiente para todo pero cuando algún monstruo me da excesivo asco no soy capaz de luchar con mente.
Avanzamos a la siguiente sala y allí habían más ninjas de Wutai en el suelo, muertos.
— Ha sido el monstruo de antes, ¿no?- Preguntó Yuffie al verlos.
— No. Les han disparado.- Respondió Cloud.
Llegamos a una especie de plataforma y allí en el suelo se encontraba un señor, tirado, muerto también. Tifa miró perpleja la situación y empezó a hiperventilar.
— Tifa…- Fui hacia ella y le agarré la mano. En ese momento me miró y suspiró, más aliviada.
— Perdona. Estoy bien.- Me dijo Tifa.
Yuffie fue rápidamente hacia el señor y le tocó los bolsillos encontrando una tarjeta de acceso.
— ¡Mirad!- Exclamó Yuffie enseñándonos la tarjeta.- Creo que este es Murasaki.
— Vamos a investigar a fondo. Podría haber supervivientes.- Dijo Cloud.
Entramos a la siguiente sala y la miré fijamente. Mi corazón empezó a ir muy rápido, demasiado. Mi respiración se aceleraba cada vez más. La sala tenía unas escaleras centrales que llevaban a una puerta en la cuál ponía "Jénova" y alrededor un montón de incubadoras conectadas a muchos cables.
De golpe al mirar las escaleras un golpe me dio fuerte en la cabeza. Y de repente le vi allí, tirado en el suelo, en las escaleras: a Zack.
— ¡No! ¡Zack!- Exclamé yendo corriendo a las escaleras. Lo veía, estaba allí.- ¡No puedes morir aquí! ¿Ha sido Sephiroth, verdad? Hijo de puta… ¡Zack, no puedes dejarme! ¡Zack!
Las lágrimas corrieron por mi mejilla y empecé a perder consciencia. Poco a poco empecé a no ver nada, Zack desapareció de allí, aunque noté como unas manos me sujetaban fue muy tarde. Me desmayé.
Flashback
— ¿Qué haces aquí? ¿Quién eres?- Me preguntó un chico de ojos azules y pelo negro. Iba vestido de soldado. ¡Mieeerda! ¡Me han pillado!
— Yo… eh… ¡No hago nada!- Dije poniendo la información que había robado detrás de mí.
— Déjame ver eso.- El chico me quitó los papeles que me había costado tanto trabajo conseguir.
— ¡Eh!- Exclamé.- ¡Devuélveme eso!
— Creación de materias: Volumen I y II.- El chico se empezó a reir.- ¿Te has colado aquí solo para robar esto?
— ¡Oye! ¿De qué te ríes?- Exclamé.- ¿Quién eres, para empezar?
— ¡Me llamo Zack Fair, soldado de segunda clase, pero pronto de primera, seguro que sí!- Dijo el chico de golpe.- ¿Y tú, ladrona?
Flashback 2
— Me han llamado que tengo una reunión con Tseng, el directivo de los turcos.- Me dijo Zack.- El que te hace tilín.
— ¡No me hace tilín!- Exclamé yo dándole un pequeño golpe a Zack.- ¡Nada de nada!
— ¡Pero si te has puesto roja!- Dijo Zack riendose de mi.
— ¡De que vas!- Exclamé, riendo, dándole más golpes.
— ¡Oye! ¡No me muerdas!- Exclamó Zack.
Flashback 3
— He conocido a una chica hoy.- Mencionó Zack.
— ¿Otra nueva?- Dije riéndome un poco.
— ¡Eh!- Exclamó Zack.- ¡Tampoco he conocido a tantas!
— ¿Y cómo es esta chica nueva?- Lo miré fijamente.
— La he conocido en una iglesia en las barriadas…- Me explicó Zack con una sonrisa.- Me he caído desde el cielo y las flores que habían allí me han hecho de cuna. Lo que pasa es que… ¡las he aplastado todas! Y la chica me ha regañado…
— Cómo no…- Dije con una sonrisilla.- ¿Lo has arreglado?
— Le he dicho que le daría una cita como compensación.- Mencionó Zack con una sonrisa.
Fin de los flashbacks.
Hostal de Nibelheim
Me desperté de golpe en una cama. Me dolía todo el cuerpo y sobretodo la cabeza. Había logrado recordar a Zack. Pero más dudas llenaban mi cabeza ahora. Miré por la habitación y allí se encontraban Tifa y Cloud quienes sonrieron al verme despierta.
— ¡Sil!- Exclamó Tifa.- Por fin estás aquí…
Cloud se acercó a mí y me agarró la mano, entrelazando nuestros dedos. Yo me medio senté en la cama y les miré.
— Yo… he recordado a Zack.- Dije dejando ir un suspiro.
— ¿De qué lo conocías?- Me preguntó Cloud.
— Fuimos… los mejores amigos del mundo durante un tiempo.- Expliqué.- No lo sé, creo que… nos encontramos por primera vez en el edificio de Shinra, me pilló robando información… pero nos hicimos amigos. Y el resto… es historia.
— Vaya…- Dijo Tifa mirándome fijamente.
— Lo he visto en las escaleras de esa sala del reactor, tirado… muerto… No sé por qué…- Mencioné.
— Entonces Sil.- Dijo Tifa.- Tú ya habías estado aquí, ¿no? Cuando el incidente…
— No lo sé…- Respondí.
— Es extraño.- Dijo Cloud.- Zack nunca llegó al reactor así que es posible que fuera una alucinación causada por Sephiroth…
— Eso también podría ser.- Mencionó Tifa, preocupada.- ¿Cómo te ves para continuar?
— Bien, bien…- Me levanté.- Tengo mucho que procesar pero no puedo quedarme procrastinando aquí, en la cama.
— Entonces… Deberíamos ir a la Mansión de Shinra. Yuffie nos espera fuera y los demás deben de estar ahí.- Dijo Cloud.
Mansión Shinra.
Asentí y me levanté como pude. Salimos del hostal y nos pusimos rumbo a la mansión Shinra. Era un edificio enorme, una auténtica mansión. Estaba toda vallada pero la puerta estaba abierta. Entramos y parecía sacada de una película de vampiros, el set era increíble. Vimos un ascensor y nos metimos para ir a la cueva subterránea debajo de la mansión. Al bajar los demás aún no estaban pero no tardaron en llegar.
— ¿Eh? Se os ve hechos polvo, ¿no?- Preguntó Yuffie mirando a los demás.
— Buenas.- Dijo Aeris con una sonrisa al vernos.
— ¿Qué tal?- Preguntó Tifa.- ¿Habéis encontrado el terminal?
— Todavía no. Nos ha pasado de todo.- Exclamó Barret.
— ¡Ánimo, no podemos retrasarnos más!- Dijo Cait Sith.
— Es verdad.- Mencionó Cloud.
Empezamos a registrar la parte subterránea intentando buscar aquella terminal y vimos una puerta de madera muy sospechosa. Cloud la medio abrió pero Cait Sith lo apartó, entrando tal cual.
— ¡Con prrrmiso!- Dijo Cait Sith.
Entramos todos y era una habitación super extraña con libros, lámparas y un ataúd en medio.
— Wow, esto mola.- Dije yo mirando el ataúd.
— A mi se me están erizando los bigotes…- Dijo Cait Sith.
Cloud se agachó al lado del ataúd y lo tocó un poco por encima. De golpe una voz resonó desde dentro.
— ¿Quién viene a despertarme de esta pesadilla?- Dijo la voz.
La parte de arriba del ataúd salió volando y me aparté lo más rápido que pude para que no me diera. En ese instante un hombre salió del ataúd de un salto, dando una voltereta en el aire y cayendo encima del ataúd. Era un hombre de pelo negro y ojos rojos, con una vestimenta roja, negra y con toques dorados.
— Presentaos.- Dijo el hombre mirándonos.
— Tú primero.- Dijo Cloud.- ¿Quién eres?
— Vincent Valentine.- Respondió.- Soy… el vigilante. No os conozco. ¿Qué queréis?
— Usar el terminal.- Mencionó Cloud.
Vincent agarró un dispositivo de una mesa y se lo enseñó a Cloud.
— Dame tu tarjeta.- Dijo Vincent.
Cloud escaneó la tarjeta en la máquina y Vincent la miró fijamente. Parecía que no funcionaba, le dio varios golpes. Cait Sith se subió a su hombro y agarró el aparato, encendiéndolo.
— ¡Listo!- Dijo Cait Sith.
Vincent le volvió a enseñar el aparato a Cloud y él volvió a pasar la tarjeta. Fue aprobada.
— Ajá.- Dijo Vincent.- Veo que la tarjeta permite el acceso.
— ¡Claro!- Mencionó Cait Sith.
De golpe Vincent nos apuntó a todos con una pistola. Nos pusimos rápidamente en guardia.
— Sin embargo, tú no eres su dueño.- Mencionó Vincent enseñándonos que en la pantalla salia Murasaki.- ¿Dónde está Murasaki?
— Eso es un miaulentendido…- Dijo Cait Sith.- Sí, la tarjeta es prrrstada pero es que teníamos prisa prrr consultar una cosa. ¡Tenemos que parar las patitas a nuestro enemigo!
— ¿De qué enemigo se trata?- Preguntó Vincent.
— Sephiroth.- Respondí yo.
— Sigue el rastro de un temible poder que destruiría el planeta.- Explicó Cloud.
— Ya veo.- Dijo Vincent bajando su arma y agarrando la tapa del ataúd .- Otro pecado más por el que deberé rendir cuentas.- En ese instante Vincent agarró la máquina y le dio al botón.- He desactivado el cierre de la puerta. Adelante, señor Murasaki.
Vincent se tumbó en el ataúd y se cerró.
— ¿Nos deja ir?- Preguntó Aeris, confundida.
— Aprovechemos entonces.- Dije yo.
Entramos a la sala que nos había habilitado el paso Vincent y allí delante estaba el terminal que tanto ansiabamos. Cait Sith y yo nos dirigimos hacia allí.
— En un prrriquete acabo.- Mencionó Cait Sith.- Esperad, prrr favor.
Cait Sith empezó a tocar la terminal y yo me quedé junto con él, mirando lo que hacía por curiosidad.
— Estas terminales tienen más seguridad de lo que imaginaba.- Dije mirando la pantalla fijamente.
— ¡Ya te miaudigo!- Dijo Cait Sith.- Shinra son muy buenos para ciertas cosas.
— ¡Cloud!- Exclamó Tifa de golpe desde otra sala.- ¡Vamos fuera!
Me asusté y fui a mirar rápidamente. Se veía a Cloud muy mal. Tifa le estaba ayudando a salir y yo me puse a su lado, preocupada. Al salir vimos a Vincent quien nos apuntaba una vez más con la pistola.
— No recuerdo haberos permitido entrar ahí.- Nos dijo Vincent.
— ¡Ha sido un despiste pezqueñito!- Exclamó Cait Sith.- Lo siento miauch… ¡Miaaaau!
Vincent agarró a Cait Sith y lo miró fijamente. De golpe se lo llevó y todos empezamos a seguirle.
— ¡Suéltame! ¡Déjame! ¡Soy inocente!- Exclamó Cait Sith.
— Súeltale.- Dijo Cloud.
— ¿Quién crees que manda aquí?- Mencionó Vincent mirándonos. Nos pusimos en guardia.- ¿Tú? ¿O yo?
— No estoy de humor para preguntas.- Respondió Cloud.
— Mira tú por dónde, yo tampoco.- Dijo Vincent tirandonos a Cait Sith. Yo me apresuré y lo agarre, achuchandolo contra mi.
En ese momento la puerta se cerró de golpe y vimos a Vincent ponerse las manos en la cabeza. Parecía sufrir. Como yo o como Cloud. De golpe se transformó en un monstruo horrible, gigantesco.
— ¡Es un monstruo!- Exclamó Barret disparando.
Solté a Cait Sith y rápidamente saqué mi espada empezando a luchar. Usé la materia de análisis y miré fijamente sus debilidades. Su principal debilidad era el PIRO asi que no tardé en hacernos un favor a todos. Saqué mi materia de invocación de Fénix y lo invoqué. Él vino directamente a mi y yo le acaricie la mejilla antes de ponernos a pelear los dos juntos. Yo imbuí mi espada con PIRO+ y empezamos Fénix y yo a hacer una secuencia de ataques juntos. El combate me estaba ayudando a descargarme, me estaba haciendo sentir bien.
Poco tiempo después vimos como el monstruo empezó a sufrir y decidí hacer que Fénix volviera a su materia, a descansar. El monstruo se cayó al suelo y empezó a dar vueltas en sí mismo. Un aura salió de él y desapareció volviendo a aparecer Vincent delante nuestro, en el suelo. Cait Sith se acercó a él.
— Vincent.- Dijo Cait Sith.- El ex-Turco, Vincent Valentine. He leído tu ficha en el terminal. Has estado aquí tumbadito a la sombra prrr Sephiroth, ¿a que sí?
— No tengo por qué contestar.- Mencionó Vincent.
— ¿Prrr qué no te sumas a nuestro grupo?- Preguntó Cait Sith.- Prrr lo que yo sé, Sephiroth podría estar vivo o muerto, cual gatito en caja sellada. Pero no dudo que, si acompaño a estos camaradas, alguna verdad husmeará mi naricilla.
Vincent se levantó y se giró yendo hacia la puerta de madera.
— ¿Crees que merece la pena quedarte?- Preguntó de nuevo Cait Sith.
— Largo de aquí. Marchaos.- Dijo Vincent apoyándose en la puerta para abrirla y irse de donde estábamos.
— Vámonos entonces.- Mencionó Cait Sith.- Ya sabemos dónde está el templo. Y aquí ya está todo el pescao vendido.
Barret le dio un fuerte golpe a Cloud en la espalda, haciendo que resonara y todo.
— No te quedes pasmado. Vamos.- Dijo Barret.
Subimos a la superficie de la mansión y rápidamente salimos de ella, aún era de dia.
— ¡Vamos, rumbo al templo!- Exclamó Yuffie.- Tengo que conseguir la materia negra sea como sea. ¡Si no, se va a ir al traste mi reputación!
— Tu reputación es lo de menos.- Dijo Barret.- ¿Quieres pelear?
— ¿Dónde está el templo?- Preguntó Aeris.
— Pueees… Me vais a prrrdonar.- Dijo Cait Sith.
— Como ahora, a estas alturas, digas que no lo sabes…- Mencionó Barret.
— ¡Que me raspen!- Exclamó Cait Sith.- No, no, sí que sé dónde está, pero… ¿os imporrrta que antes posemos las almhoadillas prrr el Gold Saucer?
— ¿Eh? ¿Para qué?- Preguntó Yuffie.
— No se nos ha perdido nada ahí.- Dije yo cruzándome de brazos.
— Para entrar al templo hace falta la piedra angular, que hace de llave.- Respondió Cait Sith.- Pero resulta que lleva veinte años en paradero desconocido. Y se vio prrr última vez en…
— El Gold Saucer.- Dijo Cloud.
— Quizá siga allí, quizá no. Pero esta naricilla no tiene otro rastro que seguir.- Mencionó Cait Sith.
— Bueno, entonces si que se nos ha perdido algo.- Sonreí.- Y nunca es mal momento para hacer que se nos olviden todos los problemas…
— ¡Miauchas gracias!- Dijo Cait Sith.- ¡Gracias, gracias!
— Si hay que ir, se va, pero ¡cuando tengamos la piedra nos largamos!- Exclamó Barret.
— Bueeeno.- Dije yo con media risita en la boca.
Región de Nibel
Salimos del jardín de la mansión Shinra y justo allí nos encontramos un montón de túnicas negras.
— Pero… ¿que?- Preguntó Barret.
Nos acercamos a ellos y vimos que miraban hacia arriba. No tardamos en mirar todos también y vimos una gran nave encima nuestro. De allí salió un tipo con una moto.
— ¡Gracias por esperar, amigo mío!- Exclamó el tipo de la moto. Por la voz y por la moto ya sabía que iba a ser Roche.
— ¿Este tío otra vez?- Pregunté cruzándome de brazos.
Cuando salió de la moto se quedó parado mirando al suelo. Su mirada, su postura, eran parecidas a las de Sephiroth. Cuando me fije bien su pelo había cambiado, tenía una mecha blanca.
— No habrás venido a por mí, ¿no?- Preguntó Aeris.
— ¡No, no, no!- Mencionó Roche.- Esto es un asunto entre caballeros. Si mi señor se entera, ¡será mi fin!
Roche rápidamente atacó a Cloud y él se protegió. En ese momento vi como Roche se transformaba en Sephiroth.
— Ya queda menos…- Dijo Sephiroth.
Cuando Cloud lo tiró hacia atrás volví a ver a Roche que apuntó con su espada a Cloud.
— He venido a tu encuentro deseoso de batirme contigo.- Dijo Roche.- He pisado el acelerador a fondo para llegar aquí. ¡Concédeme este último baile, amigo mío!
Nos pusimos todos en guardia al ver que volvía a atacar a Cloud.
— ¡Dejadmelo a mi!- Dijo Cloud.
Nos apartamos y Cloud empezó una lucha dura contra Roche. Nosotros solo podiamos mirar e íbamos a reaccionar solo en caso necesario. De golpe cuando Roche iba a recomponerse del suelo y volver a ponerse en guardia le dio una especie de golpe en el pecho y cayó de rodillas.
— ¿Qué pasa?- Preguntó Cloud.
— Bríndame un duelo a muerte… Sin cuartel. ¿Sí?- Dijo Roche volviendo a levantarse.- ¡Quiero luchar contigo hasta mi último aliento, Cloud!
Cloud empezó a atacar sin parar contra él y aunque Roche intentaba defenderse estaba demasiado débil. Se tiró hacia atrás y miró al cielo.
— La degeneración celular… es un cruel… sino… ami…go…- Dijo Roche antes de caer directo al suelo.
Nos quedamos todos sorprendidos y más aún cuando vimos que las túnicas se acercaban a Roche, haciendo un círculo a su alrededor. En ese momento Roche se levantó pero… era un túnicas también. Me puse una mano en la boca, no sabía como reaccionar.
— La materia… negra…- Dijo Roche.
— ¡La materia negra es nuestra!- Exclamó Yuffie.
Cloud se miró la mano, parecía algo asustado. Fui rápidamente hacia él y le agarré la mano que se estaba mirando.
— Cloud. Vas a estar bien.- Dije yo.- No te va a pasar nada… Estamos juntos.
Él me miró a los ojos, por un momento vi su debilidad atraves de estos. Le dediqué una sonrisa y él suspiró algo más tranquilo.
— Vámonos, gente.- Dijo Barret.- De vuelta al paraíso de los oros.
Asentimos y nos dirigimos al aeródromo para llamar a Cid y poder dirigirnos al Gold Saucer una vez más.
En ese instante en los noticiarios…
— ¡Camaradas del comité anti-Shinra! Soy Glenn Lodbrok, del gobierno provisional de Wutai. Os informo de que ha llegado la hora del cambio. Es imperativo actuar. El otro día dispararon el cañón de Junon. Ahora sabemos que el nuevo presidente de Shinra es como su padre: un tirano sediento de sangre. ¡Y hay más! Al parecer, Shinra está desarrollando en sus reactores nuevos monstruos que desplegar en nuestra contra. Así pues, de acuerdo con lo estipulado en la tregua, pedimos permiso para investigar los reactores. Shinra nos lo concedió… con el fin de tendernos una trampa cruel e inhumana. Aquí tengo un vídeo de lo sucedido. Estas son las formas del nuevo presidente. ¡Camaradas! No disponemos del armamento que tiene Shinra. Sin embargo, ¡el fuego de la rebelión arde en nuestro interior! Si unimos fuerzas… ¡podremos fundir la ciudad de acero! Por fin estamos preparados para alzarnos. Y bien acompañados… por nuestro general Sufur…
--
Nibelheim
Llegamos a Nibelheim y vimos a lo lejos un humo que llenaba el cielo algo más lejos de dónde estábamos.
— ¡Una señal de humo!- Exclamó Tifa.
— ¿Están llamando a Cid?- Preguntó Aeris.
— Deberíamos ir a ver.- Dije.- Quizás esté allí Cid.
Región de Nibel: Aeródromo de Nibel
Salimos del pueblo y no tardamos mucho en llegar al aeródromo de Nibel. Al llegar vimos la hoguera y a Cid delante de ella.
— ¡Buenas!- Nos dijo Cid.
— ¿Esperando a la clientela?- Preguntó Cloud.
— Qué va, si os espero a vosotros. Es que os quería preguntar una cosilla.- Respondió Cid apagando la hoguera y dirigiendo la mirada a Aeris.- Tu madre se llama Ifalna, ¿verdad?
— ¿Por qué lo preguntas…?- Dijo Aeris muy confundida.
— Entonces estoy en lo cierto, ¿¡no!?- Exclamó Cid emocionado.- ¡Si es que lo sabía! ¡Hace bien en mandar la señal de humo! ¿Y cómo le va? ¿Está bien?
— No… Fallecio…- Respondió Aeris.
— Verás…- Dijo Cid desviando la mirada y poniendo una mano en su nuca.- La conocí hace tiempo, cuando entré en Shinra para ser piloto. Estaba empezando y me tenían de recadero para la gente tocha. Todo el santo día dando vueltas al edificio para tareas de mantenimiento. Un día, de casualidad, me crucé con una mujer y una niña pequeña. Creo que esa niña eras tú.
— Puede ser…- Respondió Aeris con la mirada triste.
— ¡Eras así de alta!- Dijo Cid marcando una altura por debajo de su cadera.- Y yo más o menos… así. ¿Dices que falleció? Vaya… Qué lástima. Oye, chica…
— ¡Aeris!- Dijo Aeris.
— Eso, Aeris. ¿Hay algo que pueda hacer por ti?- Preguntó Cid.- Me gustaría echarte un cable.
— ¿Y esto a qué viene?- Preguntó Aeris.
— ¡Es totalmente desinteresado, eh!- Exclamó Cid.
— Me basta con que sigas llevándonos a los sitios en avión.- Dijo Aeris riendo, con una sonrisa.
— Mira, si quieres ayudar, acércanos al Gold Saucer. Y que sea gratis.- Dijo Barret.
— ¿Ein?- Preguntó Cid.
— ¡No, gratis no! ¡Te pagamos!- Exclamó Aeris para intentar calmar la situación. No pude evitar reír un poco.
— No, descuida.- Dijo Cid.- Avisadme cuando estéis listos para surcar los cielos.
— ¡Vamos gente!- Exclamé.- ¡Me muero de ganas de volver al Gold Saucer!
— ¡Venga, que os dejo en tierra!- Dijo Cid.
Entramos todos al avión y nos sentamos como ya habíamos hecho en otras ocasiones. De golpe Cid miró la puerta y puso una cara rara.
— ¿Eh? ¿Otro más?- Preguntó Cid.
En ese momento subió Vincent al avión y todos nos quedamos sorprendidos por su aparición.
— He oído que tenéis a Sephiroth en el punto de mira.- Dijo Vincent.- Tengo asuntos pendientes con él, así que me uno al viaje.
— ¿Qué hacemos, gente?- Preguntó Cid.- ¿Lo echo a patadas?
— Si nos traicionas, eres hombre muerto.- Mencionó Cloud mirando a Vincent.
Vincent asintió y se sentó al final del avión.
— ¿Podrás despegar?- Preguntó Aeris.- Creo que somos demasiados.
— Si fuera un piloto del montón, ya te digo yo que no.- Respondió Cid.- Pero es que yo soy un fenómeno.
Cid empezó a correr con el avión y nos pusimos rumbo al cielo de nuevo. Volvíamos a estar volando una vez más. Yo no podia evitar mirar por la ventana, se veia el mar desde allí, era tan bonito.
— Oye, Cid.- Dijo Aeris.- Cuéntame más sobre mi madre.
— Verás.- Dijo Cid.- Yo era un novatillo por aquel entonces. Me da vergüenza contarlo… Mejor en otro momento.
— ¡Te ha preguntado por su madre, no por ti!- Exclamó Barret. No pude evitar soltar una carcajada.
— Perdón, perdón.- Dije riendo.
— ¡Aeris!- Exclamó Cid.
— Dime.- Contestó ella.
— ¿Qué le pasó a tu madre? ¿Se puso mala?- Preguntó Cid.
— Ya estaba débil y se empecinó en ayudarme a escapar. Se fatigó demasiado.- Explicó Aeris.- Seguro que fue por eso.
— Bueno…- Dijo Cid.- Al menos consiguió lo que quería.
— Supongo…- Mencionó Aeris.
— ¡Deberías honrar su memoria disfrutando de la vida que te dio!- Exclamó Cid.
— Sí, ¡tienes razón!- Exclamó Aeris, contenta.
— No sé si os habéis enterado…- Dijo de golpe Cid.- Wutai por fin se ha movilizado. Otra guerra más… Midgar está patas arriba, así que Shinra debe de estar contra las cuerdas.
— ¡Cosechas lo que siembras!- Exclamó Yuffie.
— Pero un conflicto así son palabras mayores…- Dijo Tifa.
— Sí… Solo traerá sufrimiento.- Mencionó Aeris.
— Mientras no toquen mucho Midgar…- Dije con un suspiro.- No quiero que le pase nada más a la capital…
— Yo tampoco…- Dijo Cait Sith.- Sino será mucho trabajo para los de rrreconstrucción.
— El sufrimiento… lo traerá Sephiroth también.- Dijo Red XIII.
— Prrr cierto…- Mencionó Cait Sith.- Habrá restricciones de viaje en caso de guerra, prrr. Si queréis ir a algún sitio, ahora es cuando hay que mover esas almohadillas.
De golpe escuchamos un estruendo venir del avión. Me agarré fuerte a la silla.
— ¿Qué pasa?- Preguntó Barret.
— Cid, creo que…- Dijo Tifa.
— Ya, no me marees.- Respondió Cid.- Agárrate bien, que sé lo que hago.
Volvimos a escuchar otra explosión pero al otro lado.
— Me da a mi que nos caemos al mar.- Dije mirando por la ventana.
— ¿Cid?- Preguntó Aeris.
— ¡Todo controlado!- Exclamó Cid.- ¿Quién es aquí el experto? ¿Y el piloto? ¿Eh? ¡Pues el menda! ¡Agarraos bien y listo!
Otra explosión volvió a sonar. Ya empezaba a ser preocupante.
— ¡Eh!- Exclamó Barret.- ¡Que uno de los motores se ha escaharrao!
— ¡Chitóóón! ¡Que os agarréis, he dicho!- Exclamó Cid.
— ¡Estamos prrrdiendo alturaaa!- Mencionó Cait Sith.
— ¡Y a toda leche!- Dijo Yuffie.
— ¡Cuidado!- Exclamó Cloud.
— ¡Al agua, patosss!- Exclamó Cid.- ¡Chapuzóóón!
En ese momento aterrizamos de lleno en el agua y me caí hacia adelante igual que todos los demás.
— ¡He bordado el aterrizaje de emergencia!- Exclamó Cid.
— Si tu lo dices…- Dije yo intentando ponerme bien.
— ¡Casi nos matas…!- Exclamó Yuffie.
Salimos del avión sentándonos en la parte superior de este. No podíamos hacer mucho más hasta que Cid arreglara el avión. Me estiré mirando al cielo. Aunque me habían pasado demasiadas cosas hoy me sentía feliz y llena.
Me hace feliz recordarte de nuevo, Zack.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
2 notes
·
View notes
Text
Capítulo 10 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Región de Cañón Cosmo: El cielo.
Estábamos en el aire, montados en la avioneta y cada vez faltaba menos para llegar a Cañón Cosmo. Cid seguía pilotando el avión de manera perfecta y al final parecia que habíamos hecho una buena distribución del peso.
— Ugh… Qué va…- Dijo Yuffie.
— ¿Qué?- Preguntó Cid.
— Pensé que en las alturas… no tendría problemargh…- Mencionó Yuffie.
— ¡Cagüen!- Exclamó Cid.- ¡La pota fuera!
— Oye, Cid.- Dijo Barret.- ¿Qué pasa si Shinra nos pilla volando así por libre?
— ¡Ni que el cielo tuviera dueño!- Exclamó Cid.- ¡Que le den por saco a Shinra!
— ¡Así se habla!- Exclamó Barret. No pude evitar reir.- ¡Tú eres de los míos, macho!
— Parece que nos vamos acercando.- Mencionó Red XIII.
— ¡Sip! ¡Toca descender!- Dijo Cid.
El avión empezó a descender y sacó sus ruedas para aterrizar de la mejor manera posible. Nos levantamos todos rápidamente y salimos del avión. Había sido un agradable paseo aéreo.
— Tengo que parar aquí.- Mencionó Cid.- No puedo acercaros más, así que tendréis que seguir a pata.
— ¿Cómo contactamos contigo?- Preguntó Barret.
— Hacedme señales de humo.- Respondió Cid.- Iré cagando leches en cuanto las vea. ¡Venga, nos vemooos!
En ese momento Cid se volvió a poner al volante del avión y despegó dejandonos atrás.
— Seguidme; conozco el camino.- Dijo Red XIII.
Empezamos a seguir a Red XIII. Cañón Cosmo era más desierto, nada parecido a Gongaga de donde veníamos. Se hacía hasta un poco pesado andar por los caminos de arena en dirección al pueblo. Varios monstruos se entrometieron en nuestro camino pero realmente nada que un par de golpes no pudiera solucionar.
— Oye.- Dijo de golpe Cait Sith.- Prrr continuar donde lo dejamos… ¿Decíais que Sephiroth es el enemigo? Si el supuesto héroe está vivito y coleando… ¿Qué es lo que se trae entre patas?
— Su objetivo es proteger el planeta.- Respondí.
— Pero eso está la mar de bien, ¿no?- Mencionó Cait Sith.
— El problema es que le traen sin cuidado los seres humanos.- Agregó Cloud.
— ¡Prrr! Ya lo pillo.- Dijo Cait Sith.- No tiene miaucho sentido un planeta sin gente, ¿no?
— ¿Se os ha olvidado que tenemos más enemigos?- Preguntó Barret.- Y hay uno en concreto que pretende quitarnos de en medio para seguir chupando la sangre al planeta. ¡Shinra!
Poco tiempo después llegamos a un puente donde en el final se podía ver la entrada al pueblo. En ese momento Red XIII se puso super contento y empezó a correr hacia los guardias que protegían la entrada.
— ¡Bueeeenas! ¿Me habéis echado de menos?- Preguntó Red XIII con un tono diferente de voz al que usualmente estabamos acostumbrados.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.- ¡Bienvenido, Nanaki! ¡Qué alegría verte! Se te nota lozano. Vamos, ¡a saludar al maestro Bugenhagen!
Todos mirábamos sin entender absolutamente la escena. Entre la voz, la reacción de Red XIII y "Nanaki", era todo una incógnita.
— Esta gente me ha ayudado bastante.- Dijo Red XIII refiriéndose a nosotros.- Son unos buenazos. Dejadlos entrar.
En ese momento Red XIII echó a correr hacia dentro del pueblo.
— ¿Nos hemos perdido algo?- Preguntó Barret.- ¿Cómo que "Nanaki"?
— Me estaba preguntando lo mismo… ¿y su voz?- Pregunté yo sin entender nada.
— Me parece una monada.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Disculpad un momento.- Nos dijo el guardia sacando un cartel.- Empezaron a caer del cielo esta mañana… Son los que destrozaron los reactores de Midgar…
Nos miraron fijamente, comparando nuestros físicos con las fotos del cartel.
— Pero veo que no tenéis nada que ver.- Mencionó el guardia de golpe. Nos quedamos sin entender nada.- Además que vais con Nanaki, así que sin problema.
El hombre nos enseñó el cartel y no pude evitar reir un poco. Los nombres coincidían pero no las caras, habían puesto otras imágenes de otras personas.
— Uy…- Dijo Yuffie mirando el cartel.
Cait Sith empezó a saltar y se puso las manos en su cadera con una amplia sonrisa.
— Os doy la bienvenida a Cañón Cosmo, la cuna de la astrobiología.- Agregó el guardia.
Cañón Cosmo: Aldea.
Entramos a la aldea y empezamos a andar más que nada buscando dónde habia ido Red XIII.
— No parecíamos nosotros en los carteles de "Se busca" de AVALANCHA.- Dijo Tifa.
— Qué gracioso, ¿no?- Dije yo con media risa en la boca.
— Algo están tramando.- Mencionó Cloud.
— Me da mala espina…- Añadió Aeris.
Empezamos a subir las escaleras de la aldea y en una de las plataformas vimos finalmente a Red XIII, contemplando las vistas. No tardó demasiado en vernos.
— Yo nací y crié en este hermoso valle.-Dijo Red XIII.- Se suponía que mi labor era defenderlo, pero Shinra me capturó. Creo que ya he pagado mi deuda. Va siendo hora de dejaros. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí.
— Te echaremos muchísimo de menos.- Dijo Aeris.
— Calla, calla… Que ya me está costando.- Mencionó Red XIII.- ¡Pero es que tengo que proteger este valle sí o sí!
— Qué bien engañados nos has tenido todo este tiempo, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a él.
— La gente suele subestimar a los canes.- Respondió Red XIII.
— ¡Nanakiiii!- Exclamó de golpe una voz desconocida. Miramos hacia arriba y vimos a un abuelo montado encima de una bola.
— ¡Abuuuu!- Exclamó Red XIII.
Aeris le asintió a Red XIII y él se fue corriendo una vez más.
— Pues vaya.- Dije yo, cruzándome de brazos.- Cuántas vueltas da la vida.
— ¿Así que esto es un adiós?- Preguntó Tifa.
— Podemos venir a verle cuando queramos.- Mencionó Barret.- A todo esto, ¿qué hemos venido a hacer aquí? Yo voy a hacer mis pesquisas como astrobiólogo.
— ¡Materias! ¡Materiaaas!- Exclamó Yuffie.
— Pues yo…- Dijo Cait Sith corriendo hacia unas escaleras y sentandose.- ¡Miaulehop! Voy a reposar, con vuestro prrrmiso.
En ese momento solo quedabamos Cloud, Aeris, Tifa y yo.
— ¡Vamos a explorar!- Dijo Aeris.
Asentimos y empezamos a explorar la aldea. Era una aldea muy rústica, antigua, hecha totalmente de madera pero eso le daba un buen toque y más teniendo en cuenta la zona geográfica en la que nos encontrábamos. Nos metimos en un ascensor y subimos para llegar a una de las zonas más altas de la aldea. Delante de lo que parecía una especie de casa se encontraba Red XIII con el viejo encima de una bola.
— ¡Abu! ¡Aquí están!- Exclamó Red XIII.
— Os agradezco que hayáis cuidado de Nanaki todo este tiempo.- Nos dijo el viejo.- Soy Bugenhagen. Enseño astrobiología aquí en Cañón Cosmo. Bueno, lo poco que sé.
— ¡Anda ya!- Dijo Red XIII.- Pero si eres una enciclopedia con patas.
— Desde luego, más que tú sí que sé, jovencito.- Dijo Bugenhagen mirando a Red XIII.
— ¿"Jovencito"?- Preguntó Red XIII.- ¡Ya tengo cuarenta y ocho años!
— ¿Cóóómo?- Exclamó Tifa. Los cuatro parecíamos muy sorprendidos.
— Veréis, el linaje de Nanaki es muy logevo.- Explicó Bugenhagen.- La edad que tiene ahora mismo equivale a unos quince o dieciséis años humanos.
— ¡Ya soy adulto! Puedo defender el valle y a todos yo solito.- Dijo Red XIII.- No haré como mi padre.
— A todo esto, habrás saludado a la gente del valle, ¿no?- Preguntó Bugenhagen.
— Aún no. Ahora voy.- Después de eso Red XIII se fue.
— Perdonadme. Si os parece bien, puedo mostraros las instalaciones.- Nos dijo Bugenhagen.
Observatorio de Cañón Cosmo.
Aeris y Tifa parecían muy emocionadas. Yo también tenía ganas de saber que nos iba a enseñar y contar el señor Bugenhagen. Le seguimos, entrando en la casa, dándonos cuenta que no es una casa cualquiera sinó un observatorio. Todo era impresionante, estaba repleto de libros y de artilugios que no había visto en la vida.
Me acerqué a una gran maqueta de lo que parecía un planeta, era impresionante.
— Esto es una maqueta del planeta en el cosmos.- Me explicó Bugenhagen.- El polvo que se acumula sobre su faz podría representar a la humanidad.
— Vaya…- Expresé yo.
Subí a la segunda planta y allí se encontraba un holograma de Red XIII. Me acerqué a este a mirarlo fijamente.
— Ese es Nanaki de cachorrito.- Mencionó Bugenhagen.- Ni te imaginas lo traviesillo que era…
— Aw que monada.- Dije yo.
Aeris estaba mirando fijamente una máquina y de golpe se escuchó un sonido grave salir de esta.
— A ver qué pasa…- Dijo Bugenhagen acercándose.
El sonido volvió a sonar, pero esta vez más fuerte y claro. Aeris se tapó las orejas y Tifa miró fijamente del cacharro de donde provenía.
— Esa llamada…- Dijo Tifa mirándome a mi.
— Son los lamentos del planeta.- Explicó Bugenhagen.- Una triste melodía que últimamente se escucha mucho. Nos llegan desde las profundidades de la tierra, a través de tubos acústicos.
— Se equivoca.- Me crucé de brazos mirando fijamente a Bugenhagen.- No son lamentos del planeta. Son de las Armas que lo protegen.
— Luces con seguridad mientras lo dices.- Me dijo Bugenhagen.
— Es que las hemos visto.- Mencionó Tifa.- En los reactores de Gongaga y de Corel. Son enormes…
— Qué historia más interesante.- Dijo Bugenhagen.- Inhalar mako tiene una ristra de efectos secundarios. Yo no me fiaría de lo que creíste ver allí.
Mi cara en ese segundo cambió y lo miré fijamente. No estábamos mintiendo.
— Pero…- Dijo Tifa.
— Claro que… es evidente que nunca habéis profundizado en la astrobiología.- Mencionó Bugenhagen.- Pero estáis en el lugar adecuado. Seguidme.
Lo seguimos a otra sala del observatorio. Allí Bugenhagen se puso a tocar una máquina.
— Aquí tenéis el planetario.- Dijo Bugenhagen.- Shinra tiene uno mucho más avanzado, pero este es el original que construí yo mismo. Bueno, comencemos.
En ese momento la máquina de enmedio empezó a girar y la plataforma en la que estábamos se elevó llegando a una parte superior toda oscura. De golpe se iluminó, enseñándonos el cosmo con los planetas y su espacio estrellado. Era increíble de ver.
— Qué bonito…- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Aún no has visto nada, joven.- Dijo Bugenhagen.
Los planetas se empezaron a mover alrededor del sol del cosmo. Parecía una especie de proyección pero todo era mecánico.
— Nuestro planeta y el cosmos: formas de vida y misterios.- Dijo Bugenhagen.- La astrobiología se basa en el conocimiento del ciclo de la vida en Gaia. Este planeta, nuestro hogar tan lleno de vida, es la cuna de la humanidad. El ser humano nace y, al cabo de cierto tiempo, muere. Pero ¿qué sucede después de la muerte? El cuerpo se descompone y vuelve al planeta. ¿Y qué ocurre con la conciencia, el alma, el espíritu? Este también vuelve al planeta. Pasa a formar parte de él; fluye como sangre por sus venas. Este fenómeno se conoce como la corriente vital, cuyo caudal acoge nuevas almas y las reparte. La corriente vital, es dicho de otro modo, energía espiritual en perpetuo flujo. Y es indispensable para que continúe la existencia del planeta tal y como lo conocemos. Si dicha energía se agotase…
En ese momento nuestro planeta se destruyó y Aeris lo miró conmocionada. Cloud y Tifa la miraban mientras yo estaba ocupada intentando entender el porqué todo lo que el señor Bugenhagen contaba me sonaba tan extraño. La plataforma bajó y con eso la explicación finalizó.
— Estos son los fundamentos de la astrobiología.- Dijo Bugenhagen.
— Entonces, ¿el uso industrial del mako drena la energía espiritual?- Preguntó Cloud.
— Así es.- Mencionó Bugenhagen.- Una vez extraída y procesada, dicha energía ya no puede cumplir su función original. Se consume como combustible y se pierde para siempre.
— ¿Para siempre…?- Preguntó Tifa.
— No creo que sea para siempre.- Mencioné yo.- ¿No cree que se transforma y vuelve a la corriente vital?
— Hm.- Murmulló Bugenhagen.- ¿Cómo se te ocurren estas teorías?
— Ella… sabe mucho más de lo que puede parecer.- Mencionó Tifa mirándome fijamente. Yo la miré, si sabía cosas pero no sabía exactamente el porqué y parecía que la respuesta había sido encontrada por Tifa en la corriente vital, cuando caímos.
— Interesante…- Dijo Bugenhagen.- ¿Qué tal si participáis las dos en uno de nuestros seminarios?
En ese instante Bugenhagen aplaudió y la puerta se abrió inmediatamente.
— ¿Nos necesita, señor?- Preguntó uno de sus ayudantes.
— Acompañad a las señoritas a la sala de conferencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Seguidnos, por favor.- Dijo el ayudante.
— De acuerdo.- Dijo Tifa.
— ¿Os puedo acompañar?- Preguntó Aeris.
Bugenhagen asintió y nos dio la orden de seguir a sus ayudantes. Ya empezaba a caer la noche en Cañón Cosmo y aunque todo era muy agradable de mirar yo no podia parar de pensar en lo que acababan de explicarnos. ¿Por qué una ciencia llamada "astrobiología" respalda sus explicaciones en la espiritualidad? No podia quitarmelo de la cabeza. No tenia lógica ninguna.
Nos sentaron alrededor de una hoguera, varios poblareños también acudían a la sesión. Un moderador daba paso a la sesión y la gestionaba. Todo el mundo escuchaba las historias de los demás pero yo casi que no escuchaba a nadie. Seguía sucumbida en mis pensamientos.
En vez de ciencia… parece una religión.
— Joven.- Dijo el moderador mirando a Tifa.- Adelante, nos gustaría escuchar tu historia.
— Sí, vale…
En ese momento conecté y miré a Tifa quien me miró antes de empezar. Parecía que buscaba mi aprobación para contarlo y yo asentí. Necesitaba saber que había pasado.
— Yo… bueno… Estuve atrapada en la corriente vital. Aquello irradiaba una belleza indescriptible. Además… no estava sola. Pero la única que parecía atrapada era yo… Tuve suerte, la chica que estaba a mi lado parecía saber exactamente dónde nos encontrábamos y como salir de allí…- Las palabras de Tifa solo hacían que mis ojos se abrieran cada vez más. ¿Hablaba de mi?- Para poder avanzar… tenían que asaltarme mis recuerdos. Lo vimos las dos, esa chica y yo. Me sentí rodeada de ternura y recobré momentos que había olvidado. El regazo del planeta es muy acogedor. Pero… no todo era tan bonito. Ese hogar, el hogar de la chica, no era simplemente su hogar. Alguien más lo custodiaba. Una aura maligna y el planeta junto con la chica luchaban contra ese enemigo. Yo… Nosotros… no podemos vivir sin el planeta. Por eso, tenemos que apoyar al planeta en su lucha contra esta amenaza. Creo que… la clave de esa protección del planeta puede ser aquella chica… pero no sé nada más… Pensé que aquí encontraría respuestas, pero no ha sido así. No me malinterpreten. No estoy criticando la astrobiología ni pretendo asustarles. Es que… Lo siento, no logro explicarme bien…
El moderador empezó a aplaudir y todos los oyentes no tardaron en hacerlo también. Yo también aplaudí, mirándola.
— No te preocupes.- Dijo el moderador.- Siempre nos encontrarás aquí, dispuestos a escucharte. Sigue reflexionando y un día encontrarás en tu interior la respuesta que buscas. De acuerdo. Ya casi es la hora de la confluencia de las almas. Las Candelas nos esperan.
Todos se levantaron y Tifa y Aeris no tardaron demasiado en hacerlo también. Yo sin embargo, no podia moverme. No cabía en mi cabeza algo así, eso que había pasado.
— Tifa.- Dije sin desviar la mirada del suelo.- Esa chica… ¿era yo?
— Sil…- Me dijo Tifa ayudandome a levantarme.- Sí…
— ¿Quién soy en verdad? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi misión?- Un montón de preguntas empezaron a perforar mi cabeza.
— Tu misión…- Me dijo Aeris, con la mirada preocupada.- creo que lo sabremos más adelante.
— Lo descubriremos, Sil.- Mencionó Tifa.- Estoy segura de ello.
Asentí. Las tres juntas pasamos por al lado de Cloud, quien había estado allí escuchando toda la sesión. Lo miré a los ojos por un momento y parecía preocupado pero no me sentía nada bien. Le medio sonreí como pude y nos fuimos hacia la parte de abajo de Cañón Cosmo, para poder empezar con el ritual de Candelas.
Candelas. Ritual de la confluencia de las almas.
Llegamos al ritual. Una fogata enorme estaba en el centro y la gente se reunía a su alrededor. Agradecí a Tifa y a Aeris con la mirada y me senté en el suelo a mirar el fuego. Los demás del grupo se encontraban allí también, todos esperábamos a que empezara.
— Sil.- Escuché la voz de Cloud detrás de mí y me levanté en ese momento para mirarlo.- ¿Estás bien?
— Podría estar mejor.- Dije yo.- Cada dia me entero de cosas más turbias sobre mi y me da miedo saber quien soy en realidad.
— Parece que tienes un papel importante en este viaje… No tienes por que tener miedo.- Me respondió Cloud.
— Lo intento, de verdad.- Mencioné.
En ese momento le sonreí a Cloud. Estar con él me hacía sentir bien, se paraban los problemas. Era todo lo que necesitaba.
Quizás… si siento algo por él.
El ritual no tardó en empezar. Aeris agarró una antorcha y la encendió con la llama de la hoguera así quemando la madera muerta que rodeaba la fogata, creando más fuego. La gente se empezó a acercar un poco más y miraban fijamente a Aeris.
— Soy una Anciana, descendiente de los Cetra, los primeros habitantes del planeta.- Explicó Aeris.- Y soy la última de su linaje. Debido a mis orígenes… pasé mi infancia encerrada, y me han vigilado toda la vida. Me han tratado con miedo o, a veces, como si no existiera. Mi linaje no me ha traído nada bueno. Incluso cuando me lo estoy pasando bien, si pienso en quién soy, me invaden los malos pensamientos. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Aunque sé que nunca podré vivir una vida normal, no paro de desearla… y de desesperar.
Cloud me agarró fuerte la mano mientras Aeris explicaba todo y se soltaba. Yo también se la apreté.
— A pesar de todo, ser quien soy me ha llevado a conocer a personas increíbles.- Dijo Aeris.- Así que todo ha merecido la pena. Hice bien en ser paciente.
Aeris le dio la antorcha a una local y estos se preparaban con unas linternas que iban a lanzar al aire.
— Seguiré dando lo mejor de mí para tenerlas siempre a mi lado…- Mencionó Aeris. Una pequeña lágrima salió de mi.- aunque no pueda tener una vida normal.
Aeris hizo una reverencia y todo el mundo empezó a aplaudir. No me quedé atrás y aplaudí con todas mis fuerzas, sus palabras me habían conmovido muchísimo. Todo el mundo agarró una de las lámparas y las dejaron ir, llenándose el cielo de conos luminosos.
— Woah…- Exclamé mirando a mi alrededor.- Que bonito…
— Ahora… Que crucen el valle.- Dijo una astrobióloga.
Cloud me acercó a él, poniendo su brazo en mi hombro, abrazándome y miramos fijamente las luces, irse por el cielo y así, cerrando un ciclo.
Cuando terminó nos reunimos de nuevo todo el grupo, incluido Red XIII. Nos había llenado el corazón a todos.
— Conque aquí estabas, Nanaki.- Dijo Bugenhagen acercándose a nosotros y mirando a Red XIII.
— ¿Abu?- Preguntó Red XIII.
— Debo hablar contigo de una cosa. Venid vosotros también.- Mencionó Bugenhagen antes de emprender marcha. Empezamos a seguirlo.- ¿Qué tal la confluencia de las almas? Es curioso, pero cada vez vienen más personas solo para verla. Suelen describirla como algo bellísimo, conmovedor, grandioso, emocionante… Nueve de cada diez usan palabras por el estilo. Me parece precioso que el ritual sea capaz de conmover los corazones de tanta gente. Sin embargo, luego nadie se atreve a dar el paso de estudiar astrobiología… Perros, gatos, pájaros, peces, flores…Todo el mundo sabe que son seres sintientes. Cuando nace un bebé, cuando brota una flor… sentimos cómo emerge la vida. Ocurre lo mismo con el planeta. Disculpadme, no hay quien me pare cuando empiezo a hablar. Los viejos siempre con nuestras batallitas.
Puerta del sello.
Nadie respondió, nadie dijo nada. Simplemente le seguíamos hasta que llegamos a una extraña puerta, enorme.
— De acuerdo, podemos proceder.- Dijo Bugenhagen.
— Pero esta puerta…- Mencionó Red XIII.
— La sellé para que nadie pudiese entrar.- Explicó Bugenhagen.- Aunque ha llegado el momento de demostrar tu valía.
— ¿Eh?- Preguntó Red XIII.
— Debes superar una prueba si quieres convertirte en guerrero y defender este valle.- Mencionó Bugenhagen.- ¿Te ves preparado?
— Sí.- Respondió Red XIII.
— Necesitaré vuestra ayuda para la prueba.- Dijo Bugenhagen mirándonos a todos.- Requiere adentrarse en un lugar harto peligroso. Avisadme cuando estéis listos.
— Lo estamos.- Dijo Cloud.
— Adelante, pues.-Bugenhagen abrió la puerta viéndose la entrada a una gran cueva.- Hay que adentrarse en las profundidades de esta cueva.
Cueva de los Gi: Senda del retorno.
Empezamos a bajar las escaleras que conducían a la cueva e incluso tuvimos que subirnos a un ascensor para bajar más.
— ¿Os ha contado Nanaki algo sobre sus padres?- Preguntó Bugenhagen.
— Qué va.- Respondió Cloud.
— Eran los guerreros encargados de proteger el valle.- Explicó Red XIII.- Cuando nos invadieron, mi madre no dudó en lanzarse contra el enemigo. Murió defendiéndonos. En cambio mi padre fue un cobarde… Huyó con el rabo entre las patas.
— Pobre Seto.- Dijo Bugenhagen.- Nunca le perdonarás, ¿verdad?
— Jamás.- Exclamó Red XIII.
Sala del engaño.
— A partir de aquí, solo puede continuar el participante, acompañado de un testigo.- Mencionó Bugenhagen.
— ¿Quién?- Preguntó Red XIII.
— Voy yo.- Dijo Cloud.
— No eres el más indicado para este cometido.- Dijo Bugenhagen mirando a Cloud.- A ver…-Bugenhagen nos hizo una repasada a todos con sus ojos pero se pararon en Barret.- Debes acompañarle tú.
— ¿Yo?- Exclamó Barret.
— Venga ya…- Expresó Red XIII.
— Yo también te quiero, ¿eh?- Exclamó Barret.
— Preparaos bien.- Dijo Bugenhagen.
— Vale…- Respondió Red XIII.
Bugenhagen, Red XIII y Barret se fueron cueva abajo y los demás del grupo nos quedamos al lado del ascensor por órdenes de los ayudantes de Bugenhagen. Me apoyé en la pared y cerré mis ojos. Estaba cansada de todo lo que llevaba viviendo estos días y necesitaba un segundo de pausa.
Pasado un rato los ayudantes de Bugenhagen nos hicieron una señal para que fuéramos con ellos y nos bajaron hasta incluso más abajo en ascensor. Salimos de este y nos indicaron de subir una pequeña cuesta. Allí se encontraba Red XIII junto con Barret y Bugenhagen. Parecía que lo habían logrado. El camino estaba lleno de antorchas que iluminaban y al final de este una estatua de un perro, parecido a Red XIII, custodiaba el pico más alto de la cueva.
— Es el guerrero que luchó él solo para defender el valle.- Dijo Bugenhagen.- Sigue protegiéndonos desde aquí.
— Abu, ¿no será…?- Dijo Red XIII.- ¿Seto? Mi… ¿padre?
— Aunque las flechas envenenadas lo convirtieron en piedra, su coraje salió indemne.- Explicó Bugenhagen.
— Y mamá… ¿Mi madre lo sabía?- Preguntó Red XIII.
— Así es.- Dijo Bugenhagen.- Fueron ellos dos quienes me pidieron sellar la cueva.
— ¿Por qué…?- Preguntó Red XIII.- ¿¡Por qué no me he enterado hasta ahora!?
— Porque te habrías adentrado en este lugar tú solo sin pensarlo dos veces.- Explicó Bugenhagen.- Lo que más ansiaban proteger tus padres… no era otra cosa que a ti, Nanaki.
— ¿Por qué era pequeño y debilucho?- Preguntó Red XIII.
— Hasta los cachorritos pequeños y debiluchos pueden convertirse en espléndidos guerreros.- Mencionó Bugenhagen.- Por eso te he traído aquí, Nanaki. Tu viaje debe continuar.
— ¡Yo soy el guerrero del valle!- Exclamó Red XIII.- Y debo defenderlo como hizo papá…
— Escúchame, Nanki.- Saltó Bugenhagen.- Hice oídos sordos a las historias que contaron tus amigos. Me sonaban a las palabrerías que se cuentan en los seminarios. Teniendo ocasión de ver y oír cosas nuevas, pasé de largo como si fueran pamplinas.
Todos observábamos serios la situación y escuchábamos con atención las palabras de Bugenhagen.
— Soy consciente de que he desdeñado grandes saberes por no querer poner a prueba mis creencias.- Mencionó Bugenhagen.
— Abu…- Dijo Red XIII.
— La juventud no debería sentirse anclada a un solo lugar.- Añadió Bugenhagen.- ¡Vamos, Nanaki! No dejes que este valle te vea envejecer. Mi vista y mis oídos ya no son lo que eran. ¡Así que explora mundo por este anciano! Cuidad de él, ¿de acuerdo?
— Por supuesto.- Respondió Cloud.
— ¡No has pasado la prueba!- Exclamó de golpe Bugenhagen mirando a Red XIII.- Vuelve cuando hayas entrenado más. Seguro que puedes, ¿a que sí?
— No lo dudes.- Respondió Red XIII. En ese momento él echó a correr y se situó en una parte alta de la cueva, mirando la estatua de su padre.- Después de todo, soy Nanaki de Cañón Cosmo. ¡Hijo de Seto el guerrero! ¡Auuuu!
De la estatua de Seto lágrimas salían de su ojo petrificado y Red XIII miraba fijamente la situación, aullando. Barret se puso sus gafas, también le había conmovido. Pero no tardamos demasiado en descolocarnos de la situación al ver un aura roja salir del suelo y dar vueltas en un punto. De golpe, una especie de monstruo con apariencia cadavérica se apareció delante nuestro.
— Hijo del guerrero…- Dijo el monstruo.- Mi nombre es Gi Nattak. Hete aquí, Seto, audaz guerrero… Pues a tu clan le confiamos una vez más nuestras plegarias. Te agradecemos tamaña compasión.
Gi Nattak miró directamente a Aeris y ella se asustó un poco.
— Guerrero Nanaki y… dama de los Cetra. Acompañadme.- Mencionó Gi Nattak.
En ese momento desapareció por donde teníamos que seguir, señalizandonos el camino.
— ¡Abu!- Exclamó Red XIII.
— Esto se pone interesante.- Dijo Bugenhagen.
— Te acompañamos por 2000, ¿eh?- Dijo Barret acercándose a Red XIII con una sonrisa.
Me reí un poco por el comentario de Barret y miré un momento a Cloud quien parecía mirar con miedo hacia adelante. Me giré, viendo su punto y allí estaba: Sephiroth. Nos sonrió a los dos para luego marchar, hacia donde teníamos que ir.
— No, esta es gratis. Vamos.- Dijo Cloud.
Empezamos a avanzar rápidamente por el camino marcado. Cloud parecía muy decidido y eso era porque Sephiroth había aparecido delante de nuestras narices una vez más.
Golfo de exilio.
— ¿Alguien me explica de qué va todo esto?- Preguntó Yuffie.- Es que no sé que hago aquí, la verdad, si mi misión es reunir materias y luchar por Wutai.
— Prrr, deja de maullar.- Dijo Cait Sith.- ¿Y cómo es que no tienes los bigotes como escarpias?
— ¿Qué te pasa?- Exclamó Yuffie.- Si el Gi ese es muy educado.
— Esos son los peores. No bajes la guardia ni un segundo.- Dijo Barret.
Había un lago enorme de lo que parecía ser mako y un pequeño puerto con una barca. Allí se encontraba Gi Nattak, que nos esperaba montado en ella.
— Os mostraré dónde vivimos.- Dijo Gi Nattak.- Subid.
— ¿Qué nos das por subir? ¿Tenéis materias para regalar?- Exclamó Yuffie.
— Da la casualidad de que nosotros también vamos en pos de cierta materia.- Mencionó Gi Nattak.
Yuffie super convencida después de esas palabras se montó contenta en la barca.
— ¡Venga, para dentro!- Exclamó Yuffie.
Todos bajamos a la barca como pudimos y nos sentamos, apañándonos. Gi Nattak empezó a navegar por el mako. Todo esto me daba una extraña sensación en el cuerpo. ¿Dónde nos estábamos metiendo?
— Ya tengo náuseas…- Dijo Yuffie.
— Balancéate al compás de la barca.- Dijo Red XIII.
— Qué fácil decirlo, ¿eh?- Mencionó Yuffie.
— Si te has subido a la barca encantada…- Dijo Tifa mirando a Yuffie.
— Me ha podido el ansia de materias.- Expresó Yuffie.
— Silencio.- Dijo Gi Nattak.- El planeta nos escucha.
— ¿Y eso es malo?- Preguntó Barret.
— Lo será si llega a oídos del planeta. Y llegará, por vía de la joven Cetra.- Explicó Gi Nattak.
— ¿Tanto miedo le tienes?- Pregunté sin pudor.
— Su pueblo no destaca por su espíritu misericordioso.- Respondió Gi Nattak.
— Yo solo soy su descendiente.- Dijo Aeris levantando la mano.
— Quizá solo hayas heredado su sangre.- Mencionó Gi Nattak mirando fijamente a Aeris.- Has olvidado su historia.
— ¿Eso crees?- Preguntó Aeris.
— El sino de los Cetra es el sufrimiento.- Dijo Gi Nattak.- Cuanto menos sepas, más tiempo disfrutarás de tu vida.
En un mundo paralelo (Zack POV)
Me encontraba junto con Biggs en la casa abandonada de la barriada del sector 5. Llegamos y Biggs me empezó a contar su historia, lo que le había pasado.
— Entonces… sentí como si estuviera sangrando por todos los poros.- Explicó Biggs.- El cuerpo no me respondía… Estaba seguro de que iba a palmarla. Pero aquí estoy. Sentí como si se levantara un viento muy fuerte… y me arrancara el alma del cuerpo… Cuando desperté, estaba en una cama del orfanato. Nadie sabe quién me encontró y me llevó allí.
— A mí me pasó algo parecido.- Expliqué yo.- Tenía medio ejército rodeándome… Era de coña. Me dolía todo. Y sentí soplar esa corriente que dices. Cuando, de repente, me di cuenta de que seguía en pie, casi no podía creerlo.
— No cabe en la cabeza, ¿eh?- Dijo Biggs.- Sobrevivimos de chiripa, solo para ver el fin del mundo. Y lo peor de todo… es que me haya tocado sobrevivir justo a mí.
— ¿Qué quieres decir?- Le pregunté.
— No paro de darle vueltas.- Me contestó él.- De todos los que éramos, ¿por qué tuve que ser yo el único que se librara? Si los demás siguieran conmigo, ¿qué esperarían de mí?
— No pienses esas cosas.- Respondí.
— Ven conmigo.- Me dijo Biggs dirigiéndose a la puerta.- Te cuento en el camino.
Agarré mi espada y me la puse en la espalda. Salí de la casa junto con Biggs y empezamos a andar por la barriada.
— ¿Qué tal está Cloud?- Me preguntó Biggs.
— El envenenamiento por mako es mal asunto.- Respondí.- No creo que se recupere de hoy para mañana. Pero yo haré lo que pueda por ayudarle.
— Vaya. Cuando se recupere, seguro que lo cuenta como si hubiera sido un catarro.- Dijo Biggs.- Haciéndose el duro, como si esto no fuera nada del otro jueves.
— ¿Esa es la impresión que tienes de él?- Le pregunté confundido.
— Se comporta como si necesitara demostrar su valía a los demás.- Me respondió.- Y eso que con nosotros no tiene por qué. Sabemos de sobra que es un máquina. Además, se complementaba muy bien con Sil, los dos eran buenísimos en lo suyo.
— Espera… ¿Sil?- Exclamé.- ¿Conoces a Sil?
— ¿Eh? Sí.- Me dijo él.- Se unió a AVALANCHA no mucho antes de que me pasara lo que te he contado. No olvidaré las lágrimas que derramó encima mío cuando estaba apunto de morirme. Me gustaría verla y decirle que sigo vivo, para que se quede tranquila.
— ¿En serio?- No podía creer sus palabras.
— ¿Tú también la conoces?- Me preguntó Biggs.
— Sí…- Expresé.- No sabrás nada de su paradero entonces, ¿no?
— Ni idea… Lo único que se me ocurre es que Shinra la haya atrapado.- Respondió Biggs.
— Dijeron en las noticias que no…- Suspiré, estaba muy preocupado por ella.
Llegamos a un sitio con un tablón de anuncios. Biggs se paró enfrente de inmediato.
— Lee esto.- Me dijo Biggs señalándome uno de los carteles.
— A ver…- Dije yo acercándome.- "La destrucción del sector 7 fue obra de Shinra. No podemos permitir que se laven las manos de tanta sangre. ¡Uníos a AVALANCHA! ¡Hagamos que se enteren de que Midgar ni olvida ni perdona! Nos reuniremos en el descampado". Qué locura.
— ¿Verdad?- Mencionó Biggs.
— Se están tendiendo una trampa ellos mismos.- Dije yo.- Así juntitos será más fácil arrestarlos a todos.
— No creo que se molesten en arrestarlos.- Dijo Biggs.- Llegarán, les dispararán a todos, y problema solucionado.
— Pues mejor me lo pones.- Respondí.
— Pero AVALANCHA.- Agregó Biggs.- necesita gente que esté dispuesta a hacer locuras.
— ¡Eh!- Exclamé al ver que Biggs se iba.- No estarás pensando en ir a esto. ¡Venga, hombre!
Fui hacia Biggs, decidí que lo iba a acompañar y que iba a acudir a la reunión. Solo para no dejarlo solo.
— ¿Tú alguna vez te has planteado qué quieres hacer con tu vida o qué sentido tiene?- Me preguntó Biggs.
— Sí, supongo. Claro que sí, lo pienso a menudo.- Respondí.
— No se te nota.- Mencionó Biggs.
— Es que desde que empecé a trabajar para Shinra, me ha pasado de todo. Ni te imaginas.- Dije.
— Yo no paro de planteármelo desde que desperté en el orfanato. No quiero malgastar ni un solo día.- Me comentó Biggs.
— Oye, Biggs…- Dije.- ¿Hay alguien que se dedique a ser mercenario por aquí?
— Pues Cloud, claro está. ¿Seguro que sois amigos?- Me preguntó Biggs.
— ¿Desde cuándo os conocéis?- Le pregunté. No me cuadraba nada.
— Desde el día anterior a la misión, así que…- Mencionó Biggs.- Y el día de la misión conocí a Sil. ¿Cuánto hace de eso? No sé… He perdido un poco la noción del tiempo.
— Yo también.- Respondí.- ¿Por qué será…?
— Ni idea.- Dijo Biggs.- ¿Sabes que?
— ¿Qué?- Pregunté.
— Más que mandar, prefiero ser la mano derecha de otro. Va más conmigo.- Me dijo Biggs.
— ¿Sí?- Ya casi que no sabía como responder.
— Se me da mejor plantear cómo hacer algo que decidir si hay que hacerlo.- Explicó Biggs.
— No hay nada malo en eso.- Añadí.
— Pero entonces, ¿por qué me han dejado solo a mí? Siempre vuelvo a lo mismo.- Expresó Biggs.
— Seguro que alguien necesita tu apoyo.- Dije.
— ¿Y quién crees que es?- Preguntó Biggs.
— ¿Quienquiera que levantara aquel vendaval?- Respondí, algo inseguro de la respuesta.
— ¿Quién sería capaz de algo así?- Preguntó Biggs.
— ¿Cómo voy a saberlo?- Pregunté de nuevo.
Antes de que nos diéramos cuenta, entre la conversación, llegamos al descampado donde se iba a hacer la reunión de AVALANCHA. Como imaginé, no habia nadie.
— No hay nadie.- Mencioné.
— Ni un alma.- Dijo Biggs.
— Por suerte, los de Shinra tampoco…- Añadí. En ese momento escuchamos un ruido.- ¿¡Quién anda ahí!?
En ese instante una chica de pelo negro salió de detras de unas cajas. Era la chica a la cual le había dado a Cloud cuando fui a rescatar a Aeris.
— ¿Has venido a alistarte?- Pregunté, sorprendido.
— ¡Ja!- Exclamó la chica dirigiéndose a la salida del descampado.- ¡Ya solo me faltaba eso! Solo he venido a ver qué clase de pringaos hacían caso a los carteles. Pero me habeis aguado la diversión. Bueno, me voy.
En ese momento la chica se fue.
— Está claro que liderar una organización no es lo mío.- Dijo Biggs.- No sobreviví por ningún motivo especial. El destino no me ha elegido. Perdona que te haya traído para nada.
Biggs estaba por irse, cabizbajo. Lo vi destrozado después de ese suceso y no pude evitar recordar a Elmyra y a la pequeña Marlene. Todo el mundo estaba tan triste.
— ¡Biggs!- Exclamé.- ¿No hay nada que podamos hacer? ¿Quién dice que se vaya a acabar el mundo? ¿¡Y no te parece muy raro que la gente lo haya aceptado así porque sí!? ¡Yo no estoy dispuesto a rendirme! Tenemos que dar con algo. La cuestión es qué, claro… Ahora no se me ocurre nada, pero, podría ser un sueño, o un deseo.. ¡Algo a lo que merezca la pena aferrarse muy muy fuerte!
— ¿Dos muys?- Me preguntó Biggs.
— ¡Sí, o incluso tres!- Respondí.
— Eres buena gente.- Me dijo Biggs.- Intentaré pensar en algo. Bueno, me voy. Cuando pueda pasaré a ver cómo está Cloud.
— ¡Va!- Exclamé.- ¡Piensa lo que te he dicho!
Biggs me dijo adiós con la mano y yo me quedé pensativo por un momento. No sabia hasta que punto lo que acababa de hacer era lo correcto o no. Pero no tenia mucho más a lo que recurrir.
Ah, Sil, dónde te has metido cuando más te necesito.
Volví rápidamente a casa de Aeris y allí en el comedor se encontraban Elmyra y Marlene.
— ¡He vuelto!- Dije al llegar.
— Bienvenido a casa.- Me dijo Elmyra.
— Bienvenido.- Me dijo Marlene.
— He visto a Biggs, ¿sabes?- Mencioné con una gran sonrisa.
— ¿En serio?- Preguntó Marlene yendo hacia mi.
— Va a venir a visitarnos cuando pueda.- Le dije.
— ¡Bieeen!- Exclamó Marlene.- ¿Y te ha contado algo de mi papá y de Tifa? ¿O de Sil?
— No, perdona…- Respondí.- No ha salido la conversación.
— Jolines…- Dijo Marlene sacándome la lengua.
— Zack.- Dijo Elmyra.- ¿puedes subir a la habitación de Aeris?
— Claro.- Respondí.
— Seguro que los ves pronto, cielo.- Mencionó Elmyra.- Al final, todos acabamos en el mismo sitio.
— ¿Cuándo es pronto?- Preguntó Marlene.
— Más pronto de lo que crees.- Le respondió Elmyra.
Subí a la habitación donde Aeris y Cloud yacían dormidos, aún sin despertar. Me acerqué a Aeris un poco y la miré.
— He vuelto.- Dije.- Aeris, tú levantaste ese vendaval, ¿verdad? ¿Me oyes..?
Le agarré la mano suavemente y cerré mis ojos.
---
Mundo original (Sil POV)
Aldea de los Gi.
Poco tiempo después de estar subidos en la barca llegamos a lo que parecía una aldea, todo esto daba un poco de mal rollo y estaba con la tensión por las nubes. Parecíamos todos un poco igual, algo nos olía raro. Bajamos del barco y Yuffie caminaba como si estuviera borrachisima.
— Aguanta, Yuffie…- Se dijo Yuffie a si misma.
— ¡Ah!- Exclamó Tifa al mirar hacia atrás.
Gi Nattak se retiraba con la barca, dejándonos sin rumbo hacia atrás.
— Bienvenidos a la aldea de los Gi.- Dijo Gi Nattak, desapareciendo.
— Uf, esto… me da muy mala espina.- Dije encogiéndome.
Yuffie salió pitando hacia arriba de la montaña, se notaba la emoción que se traia respecto a lo de la materia. En una situación normal, yo también estaria saltando de alegría pero todo me tiraba hacia atrás. Subimos la montaña, siguiendo a Yuffie y de golpe escuchamos la voz de un Gi.
— Bienvenidos, hijos del planeta.- Nos dijo la voz. Solo se podía escuchar.
— ¿Quién ha dicho eso?- Preguntó Barret.
— Las almas de los Gi permanecen aquí aún tras perecer nuestros cuerpos.- Dijo Gi Nattak apareciendo delante nuestro.- Somos seres del más allá, rechazados por el planeta.
— Tiene que ser muy duro…- Dijo Barret.
— Estas estatuas nos acogen al llegar nuestro ocaso.- Mencionó Gi Nattak- Os ruego escuchéis sus voces. Largo tiempo ha que sus palabras se las lleve el viento…
Gi Nattak volvió a desaparecer. Sentía que mientras hablaba me miraba a mi fijamente, me sentía tan intimidada.
— Así que los Gi no pueden volver al planeta…- Dijo Aeris.
— No pueden unirse a la corriente vital…- Mencioné cruzando mis brazos.
— Entonces, ¿eso es que no se mueren nunca? ¿Viven eternamente?- Preguntó Yuffie.
— He visto sardinas asadas con más salero que estos pobres.- Mencionó Cait Sith.- Vagar como almas en pena prrr el limbo es miaucho peor que la muerte.
— ¿Y tú qué sabrás, si nunca te has muerto?- Preguntó Yuffie vacilandole.- Ahora que lo pienso, ¿estás vivo?
— Yo también tengo una patita en el limbo, miau.- Dijo Cait Sith.
— Los Gi vagamos en pos de una materia.- Dijo la voz de un Gi.
— ¡Anda, como yo!- Exclamó Yuffie.
Seguimos avanzando un poco más y se nos pusieron en medio varios espectros Gi que nos empezaron a atacar. Rápidamente carrileamos contra ellos, algo sorprendidos por el ataque.
— Para nosotros, no existen ni la vida ni la muerte.- Dijo un espectro.- Solo existe la eternidad. Los Gi anhelamos nuestra materia.
Los destrozamos y seguimos subiendo, esta vez con más cuidado al paso.
— Expulsados del regazo del planeta, anhelamos una panacea que nos brinde sosiego.- Dijo una voz de un Gi.
— ¿Y hay una materia para eso?- Preguntó Yuffie.
— Una materia que brinda el alivio.- Explicó el Gi.
Poco a poco llegábamos al final de donde nos estaban dirigiendo.
— Los Cetra nos abandonaron.- Dijo un Gi.- Los Cetra nos traicionaron. Los Gi anhelamos la salvación.
— Pero… ¿qué dicen estos?- Pregunté, no entendía nada.
— Llegará una materia de poder supremo que alivie nuestros males…- Dijo otro Gi.
— ¿¡La materia suprema!?- Exclamó Yuffie.- ¿Y dónde está?
— Al final de nuestra ardua búsqueda…- Dijo el Gi.- El alivio absoluto… El vacío. Ansiamos retornar a la nada.
— ¿Cómo va a ser eso un alivio?- Preguntó Yuffie.
— Nuestros corazones anhelan la materia inmaculada…- Mencionó una vez más el Gi.
Finalmente llegamos a lo que parecía ser el final, todos andábamos lentamente.
— Se me está poniendo mal cuerpo…- Dijo Barret.
— No eres el único.- Expresé.
— Este sitio no es lo que se dice acogedor.- Agregó Barret.
— Los Gi creen que el vacío trae la salvación.- Dijo Cait Sith.- Quieren borrarse del planeta… prrr tanto, ¿borrar el prrrpio planeta?
— ¡Qué miedo!- Exclamó Yuffie.
— Sí.- Dijo Red XIII.
— Creo que una materia tan peligrosa debería vigilarla una chica prudente como yo.- Mencionó Yuffie con una sonrisilla.
— Casi miaujor no meter los bigotes en este tema.- Añadió Cait Sith.
— Ya es un poco tarde para eso.- Dijo Cloud mirando a un punto fijamente. Cuando los demás miramos allí estaba Gi Nattak, mirándonos.
— ¿Qué querrán de nosotros…?- Preguntó Red XIII.
— La desesperación de los Gi tiñó de negro la materia inmaculada.- Dijo un Gi.
Un dolor intenso golpeo mi cabeza en ese momento y me apoyé donde pude. Mis ojos no sabían dónde mirar.
— ¿Esto va de una materia negra?- Preguntó Barret.
Delante mío volvió a aparecer Sephiroth, con una gran sonrisa. No aguantaba más el dolor.
— Uno de los grandes momentos se acerca.- Me dijo.
No tardó en desaparecer y Aeris se acercó a mí para comprobar que estuviera bien. Le asentí y le medio sonreí, intentando recomponerme.
— Están obsesionados con esa materia.- Dijo Cloud.- No vamos a hacer lo que ellos quieren. Pero hay que seguirles la corriente, para que crean que sí.
— El planeta que nos vio crecer se debilitó con el paso del tiempo.- Dijo Gi Nattak.- Pareció, y lo absorbió el vuestro. El cielo se desmoronó; la tierra se agrietó; los mares se secaron; hasta el tiempo perdió su sentido… Los pocos Gi que sobrevivimos al cataclismo nos instalamos en vuestro planeta. Pero Gaia nos rechaza, como a extraños… incluso tras nuestra muerte. Nos niega el descanso eterno en su seno; no nos arrastra a su corriente vital. Se contenta con aislarnos aquí, desterrados. Condenados a una vida que no es vida, que no tiene fin, sufriendo por toda la eternidad… Lo único que queremos es liberarnos de este tormento.
Finalmente tuvimos a Gi Nattak en frente nuestro, quien abrió sus ojos y nos miró fijamente, juzgandonos.
— Obtuvimos una materia nacida del seno del planeta y encerramos en ella nuestro deseo.- Dijo Gi Nattak.- Al cabo de largo tiempo… la materia atendió a nuestros ruegos, y se tornó en un orbe capaz de aliviar nuestro sufrimiento. Llegado al fin el anhelado día, a punto de cumplirse nuestro deseo… los abominables Cetra invadieron nuestro hogar y nos arrebataron el orbe. Era nuestro tesoro, aquel orbe azabache… Lo llamamos la materia negra. Os ruego que la halléis y nos la devolváis. Ese es nuestro mayor deseo, que os confío en nuestro nombre. Si una hija de los Cetra prestara su ayuda a esta causa, podría descansar también nuestro odio a ellos.
— ¿Sabéis dónde puede estar?- Pregunté.
— Hemos oído que se ocultó en un templo de los Cetra.- Me respondió Gi Nattak.
— Un templo de los Ancianos…- Dijo Cait Sith.
— ¿Te suena?- Preguntó Barret.
— Estoooo… Creo que sí.- Exclamó Cait Sith.
— Vástago del vacío, ¿podemos confiar en ti?- Preguntó Gi Nattak.
— ¡Holitas!- Dijo Cait Sith.- ¿Qué tal si te leo la patita? A ver ese prrrvenir felinástico…
Barret agarró a Cait Sith por el pescuezo y se lo llevó.
— Si dice que sabe algo, será verdad.- Dijo Cloud.- Podéis confiar en él.
— Nuestros enemigos nos acechan.- Mencionó Gi Nattak.- Hijos del planeta, valerosos guerreros… ¡por favor, recuperad la materia negra!
Cueva de Gi (A la mañana siguiente)
De golpe todo se volvió blanco por un humo extraño y cuando volvimos a abrir los ojos nos encontrábamos delante de la estatua del padre de Red XIII.
— ¿Eh?- Preguntó Aeris.- ¿Hemos vuelto?
— Vaya…- Expresé, mirando a mi alrededor.- Así que la materia negra, eh…
— Vamos a salir de aquí.- Dijo Cloud.
— ¡A la orden!- Exclamó Yuffie.
— Espero que me estés viendo, papá.- Dijo Red XIII, mirando a la estatua antes de marchar.
Cuando empezábamos a irnos de allí uno de los ayudantes de Bugenhagen nos paró.
— Bienvenidos de vuelta.- Nos dijo.- El maestro Bugenhagen les aguarda. Síganme.
Empezamos a seguirlo, él conocía el camino más rápido hacia la superficie, es decir, el ascensor.
— Se han tragado el numerito.- Dijo Yuffie feliz.- Se piensan que vamos a entregar esa materia a un montón de fantasmas.
— Han dicho que les traería el "alivio"...- Mencionó Barret.- pero a mí eso me suena a que es una materia con un poder espantoso. No podemos devolvérsela ni en broma.
— Tenemos que encontrarla antes que él.- Dijo Cloud.
— ¿Que quién?- Preguntó Tifa.
— Sephiroth.- Respondí.- Ha estado con nosotros, habrá escuchado la conversación.
— ¿En serio?- Preguntó Aeris.
— Sí.- Mencionó Cloud.
— Vosotros tenéis un sexto sentido para intuir a Sephiroth. Si decis que estaba, os creo.- Exclamó Barret.
— Entonces, ¿Sephiroth también quiere la materia negra?- Preguntó Yuffie.
— Sí.- Dijo Cloud.- Esa es la conclusión más obvia.
— ¡Qué mal! No podemos permitírselo. ¡La materia negra tiene que ser para mí!- Exclamó Yuffie.
— Oye, Cait… ¿Qué sabes tú del Templo de los Cetra?- Preguntó Aeris.
— Uy… pues… es que…- Dijo Cait Sith, algo nervioso.- Miaucha idea no tengo. Bueno, más o menos…
— ¿Ein?- Preguntó Yuffie.
— Algo leí en unos papeles de la emprrrsa. ¡A ver si averiguamos más en un terminal de Shinra!- Dijo Cait Sith.
— ¿También hay terminales en Cañón Cosmo?- Preguntó Cloud.
— Creo que sí.- Respondió Cait Sith.- Miaujor será prrrguntarle a Bugen.
Finalmente salimos a la superficie. La luz solar nos cegaba mientras regresabamos por fin a donde perteneciamos.
— ¡Me alegra que hayáis vuelto sanos y salvos! Menos mal.- Dijo Bugenhagen al vernos, estaba esperándonos afuera.
— No tenías que haberte preocupado, abu.- Dijo Red XIII.- ¡Soy el hijo del gran guerrero Seto!
— Bugen.- Dijo Cait Sith.- En alguna parrrte de este valle tendría que haber un terminal de Shinra. ¿Te imprrrta decirnos dónde?
— Ah, ¿un terminal, dices?- Preguntó Bugenhagen.- Sí que había uno, sí, pero.. Tenía tanto interés por sus componentes… que lo desmonté para darle mejor uso. Como generador para el cañón, nos ha venido de lujo.
— ¡Nooo!- Exclamó Cait Sith.
— ¿Y sabes dónde hay un templo de los Cetra?- Preguntó Red XIII.
— ¿Cómo que un templo?- Preguntó Bugenhagen.- Los Cetra no tenían más religión que el planeta. No creo que construyeran templos.
— Vaya…- Dijo Aeris.
— Aunque quizá exista un refugio que los humanos denominaran así.- Mencionó Bugenhagen.- Hay una leyenda escrita en numerosas fuentes que habla de una guarida Cetra oculta en algún lugar.
— ¡Cuánto sabes, abu!- Exclamó Red XIII.
— Por desgracia, su ubicación no está clara.- Explicó Bugenhagen.- Recordad que los Cetra vivieron a la sombra del infortunio. Aun suponiendo que hallarais su refugio, estará muy bien defendido. Tened muchísimo cuidado. Lo que allí observéis, escuchéis y toquéis es un tesoro que no se halla en ningún libro. Volved de una pieza y contádmelo todo.
— ¡Maestro!- Exclamó de golpe un guardia que venía en nuestra dirección.
— ¿A qué viene tanto revuelo?- Preguntó Bugenhagen.
— Han vuelto los hombres de las túnicas negras. ¿Qué hacemos?- Dijo el guardia. Cloud de golpe se sobresaltó.
— ¿Son conocidos vuestros?- Mencionó Bugenhagen mirándonos.
— ¿Dónde están ahora?- Preguntó Cloud.
— Ah… En la entrada al valle.- Explicó el guardia.
— Vamos, Cloud.- Dijo Red XIII.
— Sí.- Respondió él.
Fuimos rápidamente a la entrada del valle, de la manera más rápida posible para encontrarnos un hombre de la túnica en el suelo y el guardia intentaba levantarlo.
— ¡Nanaki!- Exclamó el guardia.
— ¿Está bien este hombre?- Preguntó Red XIII.
— Sí, solo está un poco débil.- Dijo el guardia.- Últimamente, se ven muchos así. Hay quien dice que es envenenamiento por mako, pero sus síntomas..
— Nibel… heim…- Dijo de repente el hombre de la túnica.- Nibel… heim…
Cloud y Tifa se miraron muy sorprendidos por las palabras de aquel hombre.
— ¿Nibelheim no es…?- Preguntó Barret.
— Donde crecimos Tifa y yo.- Dijo Cloud.
— ¡Nibelheim!- Exclamó Cait Sith.- ¡Me apuesto el rabito a que allí encontraremos un terminal!
— No sé si seguirá…- Mencionó Tifa algo preocupada.
— Pero Cloud… Antes dijiste que se podía confiar en estos bigotes, ¿nooo?- Mencionó Cait Sith con una gran sonrisa.- ¿O era mentira cochina? Bueno, te voy a demiaustrar que tenías razón.
— Pero es que…- Dijo Cloud, dudoso.
— No tenemos nada que perder.- Dije yo cruzando mis brazos.
— Habrá que comprobarlo, entonces.- Añadió Tifa.
— Entonces… ¿vais a Nibelheim?- Preguntó el guardia.- Siento deciros que a pie es imposible llegar desde aquí.
— Pues habrá que ir…- Dijo Barret.
— ¡Cid!- Exclamé yo.- ¡Volvamos al aeródromo!
— ¡Toca hacer señales!- Exclamó Aeris.
— ¡Venga, tirando!- Dijo Cait Sith.
Salimos de Cañón Cosmo y nos dirigimos lo más rápido que podían nuestras piernas al aeródromo de Cañón Cosmo, donde habiamos aterrizado anteriormente. Allí Cloud se puso a hacer una fogata y por tanto Cid no tardó en aparecer con su avión. Bajo de este y se acercó a nosotros con una sonrisa.
— ¡Muchas gracias por volar con Aerolíneas Potrillo!- Nos dijo Cid con una sonrisa.
— Cid, prrr favor, ¿nos puedes acercar a Nibelheim?- Preguntó Cait Sith.
— A Nibelheim, ¿eh?- Mencionó Cid.- Va, venga, por qué no. ¡Con el Potrillo, la distancia no es problema!
Pagamos el costo del billete y nos subimos al avión de Cid una vez más, usando la misma combinación para mantener correctamente el peso. Al sentarme en la silla, cerré los ojos. Estaba un poco cansada, no habíamos dormido y la misión avanzaba. Eso no me iba a parar pero tenía que aprovechar el viaje para descansar un poco.
La materia negra…
-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
5 notes
·
View notes
Text
Capítulo 9 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Desierto de Corel.
Seguíamos rumbo al sur junto a nuestro nuevo todoterreno. Estaba centrada en conducir de una manera algo más moderada que anteriormente porque veía que Yuffie lo estaba pasando un poco mal de más en el vehículo.
— Oye Cait.- Dijo Barret.- Ya que te has pegado a nosotros como una lapa, ¿no vas a soltar prenda?
— No hay miaucho que saber.- Respondió Cait Sith.- Soy un don nadie en una filial pezqueñita de Shinra. Llevó un porrón de tiempo, y mi día a día siempre ha sido bien anodino.
— Un perrito faldero de Shinra, vamos.- Mencionó Barret.
— Gatito.- Corrigió Cait Sith.
— Gatito, dice…- Dijo Barret.
— ¡Sois miau especiales! No he conocido a nadie igual.- Mencionó Cait Sith.- ¡Os quiero miaucho, como la trucha al trucho! Estoy encantadisimo.
— ¿Te estás cachondeando, micho?- Preguntó Barret.
— ¡Venga, enróllate! ¡Que queda viaje por delante!- Exclamó Cait Sith.
— Barret…- Exclamó Yuffie.- Algún día… destrozarás a Escarlata, y yo estaré ahí para ayudarte…
— Va, pero ahora la que está destrozadita eres tú.- Mencionó Barret.
— El dolor… me hará más fuerte…- Dijo Yuffie. Estaba realmente mareada.- Todo el odio que siento por esa pava… ¡Pienso usarlo contra ella! No… puedogh…
— O-Oye… no irás a…- Dijo Barret.
— ¡Yuffie, mira al frente o te marearas más!- Exclamé yo.
En ese momento escuché perfectamente como a Yuffie se le venía casi la pota encima.
— ¡Joder!- Exclamó Barret.- ¡Para, Sil, paraaa!
— ¡No, espera!- Exclamó Cait Sith.- ¡No vomites aquíííí!
Frené de golpe el coche y bajamos a Yuffie con cuidado de este quien terminó echando por la boca toda la comida. En ese momento se tumbó en el suelo, aún viendo las estrellas y Aeris, Tifa y yo nos pusimos a su lado.
— ¿Cómo estás?- Pregunto Aeris.
— Mueeerta….- Dijo Yuffie.
— Perdón, mi culpa.- Dije riendome un poco.- Bajaré el ritmo.
— ¿Qué hacemos?- Preguntó Tifa mirando a Cloud.
— No hay rastro de túnica alguna, y no tiene mucho sentido conducir sin rumbo…- Respondió Cloud.
— ¡Estoy muertaaaaa!- Exclamó Yuffie.
— ¡Ya sé!- Dijo Cait Sith de golpe y sacando su robot moguri gigante.- ¡Aquí! ¡Holitas! Os voy a leer el futuro… ¡Miau, marramamiau! ¡Miau, miau! ¡Marramiauuu!
De la boca del moguri salió un papel y Cloud lo agarró.
— Las setas de la suerte.- Leyó Cloud.
— ¿Setas?- Preguntó Aeris.
— Setas… Setas… ¡Ah!- Exclamó Cait Sith.- ¡Barret! Antes miauncionaste el reactor de mako de Corel… Cuando lo del Arma y tal.
— ¿Yo te he dicho eso?- Preguntó Barret.
— Conozco otro reactor inoperativo no miau lejos de aquí.- Explicó Cait Sith.
— ¿Mako?- Preguntó Yuffie de golpe.- ¿¡Materias!? ¡Genial! ¡Geniaaaal! ¡A tope con ese reactorrrgh…!
Yuffie se intentó levantar pero seguía muy mareada así que la volví a sentar en el suelo.
— La verdad es que no es mala idea.- Dijo Barret.
— Aunque habría que conducir un poquitito más. ¿Estáis de acuerdo?- Preguntó Cait Sith.
— Por mi, conduzco hasta el fin del mundo si es necesario.- Exclamé con una sonrisa.
— ¡Pero más despacio!- Exclamó Yuffie.
— Deberíamos ir, entonces.- Mencionó Cloud.
Ayudé a Yuffie a levantarse y nos montamos de nuevo en el todoterreno para seguir avanzando con nuestra travesía.
— ¡Felinástico!- Exclamó Cait Sith.- Prrróximo destino: ¡el frondoso oasis sureño! A ver qué sorpresas nos aguardan en el reactor…
Encendí el trasto y rápidamente me puse rumbo al sur aunque apretando el acelerador menos de lo que quería. Yuffie se había puesto a mi lado, en el asiento del copiloto, para poder evitar así que se mareara con tanta facilidad.
— Oye, ¿qué es todo eso de las setas de la suerte?- Preguntó Aeris.
— Son la especialidad regional y crecen alrededor del reactor.- Explicó Cait Sith.- Y son nada menos que… ¡las setas!
— ¡Ya veo!- Dijo Aeris.
— ¿Y crecen junto al reactor?- Preguntó Barret.- Hay que joderse.
— Mientras se puedan comer.- Dije yo sacando un poco la lengua.
— No todas las miauespecialidades son comestibles, miaujor preguntar a los locales antes de meterse una en la boca.- Mencionó Cait Sith.
— Qué chasco.- Reí un poco.
A lo lejos ya se podían ver árboles y una zona verde, por fin dejábamos casi atrás el desierto de Corel.
— ¡Gentecilla!- Exclamó Cait Sith.- ¡Prrrstad miaucha atención!
— ¿Qué pasa ahora?- Preguntó Barret.
— ¡Nos acercamos al bosque!- Informó Cait Sith.- El reactor está ahí dentro.
— Aún no se ve absolutamente nada.- Dijo Red XIII.
— Pero si se ven los árboles a lo lejos.- Exclamé yo con una sonrisa.- Aunque, ¿podremos pasar con el coche?
— ¡Prrrnto lo descubriremos!- Dijo Cait Sith.
Región de Corel: Bajío irregular: Costa de Corel.
— Un poquito más y ya estamos en Gongaga.- Explicó Cait Sith.
— Gongaga…- Dijo Aeris.
Cada vez nos acercábamos más al bosque, ya se podía oler la naturaleza.
— ¡Mirad! Ya estamos casi en el bosque.- Exclamó Tifa.
— ¡Felinástico! Aguanta, Yuffie, que la llegamos.- Dijo Cait Sith.
— Bieeeengh…- Dijo Yuffie casi como podia.
Región de Gongaga.
Llegamos a las entradas del bosque y paré inmediatamente el coche ya que perfectamente vimos que no se podía pasar con él en esta región. Yuffie salió disparada del coche, casi que dando tumbos.
— Qué mareoooo…- Exclamó Yuffie.
— Tendremos que ir a patas.- Dijo Cait Sith.- No está miau lejos, ¿eh? ¡Ah! Y hay una pezqueña aldea cerca del reactor. ¿Por qué no descansamos las almohadillas? ¡El reactor no se va a ir a ningún lado!
— Por mí bien.- Dijo Tifa.
— Creo que Yuffie lo necesita.- Dije riéndome un poco.
— ¿Qué pasa, Cloud?- Preguntó Aeris. Cloud miraba fijamente el bosque, algo sorprendido.
— Este bosque me suena de algo.- Mencionó Cloud.
En ese momento decidimos emprender camino y adentrarnos de lleno en el bosque. El aire era super puro y toda la vegetación estaba al más verde puro. Era como un paraiso, nada comparado a Midgar.
— Oye, Cait.- Dijo Barret.
— ¿Digamiaulón?- Preguntó Cait Sith.
— Odio caminar en silencio.- Mencionó Barret.- Sé majo y chívame información clasificada de Shinra.
— A ver, cotilleos tengo para regalar.- Dijo Cait Sith.
— Pues empieza.- Dijo Barret.
— Estos días se habla miaucho del prrrsidente.- Mencionó Cait Sith.- ¿Quieres saber quién le ha diseñado ese traje blanco tan bonito?
— ¡Déjalo!- Exclamó Barret.
— ¡Una cosita, Cait!- Dijo de golpe Yuffie.- ¡Apuesto a que has estado informando a Shinra de nuestro paradero!
— ¿Quién, yo?- Preguntó Cait Sith.
— ¡Sí, tú! ¡Te tengo calado!- Exclamó Yuffie.
— Prrrr mis bigotes… Qué broma de mal gusto…- Dijo Cait Sith.
— Yo me espero cualquier cosa de Shinra.- Mencionó Barret.- Seguro que tienes un micro enano en el lomo.
— ¡Que no, que no!- Exclamó Cait Sith.- Lo de ser minimiaulista no iba con el presidente Shinra…
— Míralo.- Dijo Barret.- ¡Con qué cariño habla del presidente! Fiel como un perrito.
— ¡Ga-ti-to!- Mencionó Cait Sith.
— Gatito, claro.- Dijo Barret.
— ¿Y de los Turcos tienes alguna información que puedas decirnos?- Pregunté.
— Bueno.- Dijo Cait Sith.- El directivo de los Turcos se ha vuelto la miauno derecha del presidente desde hace poco.
— ¿En serio?- Pregunté riendome.- Que paradoja.
— ¿Miauradoja por qué?- Me preguntó Cait Sith.
— ¡Es un secreto!- Dije con una sonrisa.
Aldea de Gongaga
No tardamos demasiado en llegar a lo que parecía ser una aldea, con varias casitas. Era super bonita a mis ojos.
— ¡Qué me dices!- Dijo de golpe Tifa mirando unas setas moradas que crecían junto a la pared.- ¿Setas de Gongaga? ¡Y hay un montón!
— Son un lujo en Midgar, pero aquí salen hasta debajo de las piedras…- Mencionó Cait Sith.
En ese momento escuchamos a gente correr hacia nosotros y cuando miramos varios aldeanos vinieron con armas donde estábamos y se pusieron en guardia, rodeandonos.
— ¿Qué hacéis aquí?- Preguntó una conocida voz.- Espera tu… ¿Sil?
Me quedé mirando a la chica fijamente analizando su rostro y su pelo.
— ¿Cissnei...?- Pregunté yo, sin creer lo que veían mis ojos.
— Sil, madre mía…- Cissnei vino corriendo hacia mi y me abrazó muy fuerte.- No estás muerta… Pensé que nunca iba a volver a verte…
— Lo siento muchísimo, Cissnei.- Dije yo correspondiendo a su abrazo.
Los demás miraban atónitos la situación, no entendían absolutamente nada.
— ¿Cómo es que estás aquí…?- Pregunté yo, mirándola fijamente.
— ¿Te parece si luego hablamos…?- Me preguntó Cissnei.- En privado.
— Sin problema.- Le dije con una sonrisa.
— ¿De qué os conocéis?- Preguntó Cloud de golpe.
— Fuimos amigas durante un tiempo hace años.- Dije yo mirando a Cloud.
— Y… ¿qué os trae a por aquí? Me da que no estáis de inspección.- Preguntó Cissnei.
— Queremos ver el reactor.- Dijo Cait Sith con una seta de Gongaga en la mano.- Bueno… visitarlo.
— Ya veo.- Dijo Cissnei quitándole la seta.- Pues bienvenidos a Gongaga. Me presento, para todos. Yo soy Cissnei, comandante de la brigada juvenil. Perdonad si os hemos asustado. Nos tomamos muy en serio la protección de la aldea. Volved a vuestros puestos.-Cissnei envió a los demás miembros de vuelta al trabajo.- La colina ofrece unas buenas vistas del reactor. Y también hay un monumento que podéis visitar.
— ¡Miauchas gracias!- Agradeció Cait Sith.
— Es por aquí.- Mencionó Cissnei mientras nos enseñaba el camino.- No arméis revuelo, como véis, este es un lugar tranquilo. Es muy agradable vivir en plena naturaleza, aunque no recibimos muchas visitas. Hace mucho que no se ven caras nuevas por aquí.
Llegamos a lo que parecía ser un memorial. Cissnei puso una flor en este y se agachó, cerrando los ojos y rezando. Cait Sith se puso a su lado y se puso a rezar también. Tanto Aeris como Tifa se añadieron y Cloud y Barret también. Yuffie parecía confundida al ver que todos realizaban el mismo gesto y les imito. Yo simplemente me quedé atrás, mirando la situación, dando mis respetos pero sin rezar.
— Gracias.- Dijo Cissnei.
— ¿Alguien me lo explica?- Preguntó Yuffie.
— Hace tres años… explotó el reactor de Gongaga.- Explicó Cissnei.
— Las instalaciones eran demiausiado viejas.- Agregó Cait Sith.
— Nunca habría ocurrido de haberse realizado el debido mantenimiento.- Dijo Cissnei.- Al menos, erigieron este monumento.
— Pues eso sí que es raro.- Mencionó Barret.
— Bueno, el equipo de reconstrucción se ha deslomado.- Dijo Cait Sith.
— Eso no los exime de culpa.- Añadió Barret.
— Bueno, estaréis agotados del viaje.- Dijo Cissnei.- ¿Por qué no descansáis antes de ir al reactor?
— ¡Felinástico!- Exclamó Cait Sith.
— Mi casa es esa de ahí.- Mencionó Cissnei señalandola.- Tengo espacio de sobra, así que estáis más que invitados.
— ¡Yupi, yupi! ¡Ninguna objeción!- Exclamó Yuffie.
— Yo… creo que voy a dar una vuelta.- Dijo Aeris yéndose.
Los demás se fueron a explorar la aldea o a descansar y yo decidí quedarme en el memorial junto con Cissnei.
— Sil…- Dijo Cissnei mirándome.- ¿Dónde estabas…?
— Puede parecer una locura pero… no lo sé.- Expresé.- He perdido mis recuerdos.
— ¿En serio…?- Preguntó Cissnei mirándome.- Pero me has recordado a mi.
— Hace no demasiado no recordaba a nadie de mi pasado. Pero no se, fue volver a ver a Tseng y recordé a Rude, a Reno y a ti. Aunque a ti no te vi…- Expliqué.- ¿Cómo es que no estás con ellos…?
— Años más tarde de que desaparecieras… También desapareció Zack.- Explicó Cissnei.- Decidí venirme a su pueblo natal, dejando mi puesto en los Turcos, para ayudar a la gente aquí y… ver si de casualidad… algún día volvía. Pero de momento, no ha sucedido.
— ¿Zack?- Pregunté confundida.
— No me digas, Sil… ¿no recuerdas a Zack…?
Negué con la cabeza y me puse a indagar en mis pensamientos para no encontrar nada.
— ¿Qué te ha pasado en estos cinco años…?- Preguntó Cissnei.
— Me gustaría saberlo…- Suspiré.
— Deberías ir a hacerle una visita a los padres de Zack…- Dijo Cissnei.- Viven en esa casa de allí, acércate, ¿si?
— Vale, si, sin problema.- Me levanté del suelo y la miré.
— Entonces, nos vemos en un rato Sil.- Ella me sonrió y se quedó arreglando el memorial.
Yo me dirigí hacia casa de los padres de ese tal "Zack". No sabía muy bien que se me había perdido allí pero lo que sí sabía es que si Cissnei me lo había dicho, era por algo. Cuando abrí la puerta, allí se encontraba Aeris.
— ¡Sil!- Exclamó Aeris al verme.
— ¿Sil?- Dijo de golpe la mujer que había en esa casa. Por lo que tenia entendido, madre de Zack.
— Eh, si…- Dije mirándolos fijamente.
— ¿No sabrás tú nada del paradero de Zack, no?- Dijo la mujer agarrandome del brazo. Se veía el dolor en sus ojos.
Zack…
Un dolor punzante me pegó en la cabeza y la voz de Sephiroth resonó dentro de mi.
No es el momento de recordar nada.
— ¿Estás bien, Sil…?- Me preguntó la señora.
— Si, perdona… lo siento, no le recuerdo.- Dije yo mirando al suelo.
La mujer bajó su mirada y su marido fue a reconfortarla. Me sentía mal, muy mal.
— Siempre ha sido un alma inquieta.- Dijo el padre de Zack.- Así que voló bien lejos en cuanto pudo. Al principio nos escribía…
— De hecho… siempre hablaba de dos chicas en sus cartas… Y las descripciones que nos daba coinciden exactamente con vosotras… Espero de corazón no haberos incordiado.- Dijo la madre de Zack.
— No os preocupéis.- Dijo Aeris.- Estoy segura de que a Zack no le faltan chicas…
— Ojalá esté bien. Si no sabemos nada, seguro que es porque todo va bien, ¿no?- Preguntó la mujer.
— Tiene razón.- Mencionó Aeris.
— Si lo veis, por favor, decidle que nos escriba.- Mencionó el padre de Zack.
— Claro que sí.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Si… logro recordar algo, se los contaré.- Dije intentando esbozar una sonrisa.
Los padres de Zack se miraron y se apoyaron el uno al otro. Aeris se dirigió a mi.
— Deberíamos irnos ya, ¿no, Sil?- Me preguntó.
— ¿Tan pronto?- Preguntó la madre de Zack.- Ay, no os hemos ofrecido nada…
— No se molesten.- Dijo Aeris.- Si me he presentado aquí de improviso…
— Lo mismo digo.- Dije yo agarrándome las manos.
— Anda, anda. Es un placer.- Mencionó el padre de Zack.
Nos despedimos ligeramente y Aeris y yo salimos de la casa de los padres de Zack.
— Sil…- Me dijo Aeris mirándome fijamente a los ojos.- ¿Cómo se me ha ocurrido…? Recuerdas… una vez te hablé de que tuve un primer amor… él era Zack.
— Sí…- La miré fijamente.
— Me enteré de que había crecido aquí.- Mencionó Aeris.- ¡Me encontré con alguien que se parecía tantísimo a él! Resultó ser su padre. No caí en lo que estarían pasando sus padres. Seguro que nuestra conversación abrió viejas heridas…
— Bueno…- Desvié mi mirada, algo nerviosa.- Parecían felices de verte, bueno, y de verme…
— ¿Conoces a Zack, Sil?- Me preguntó Aeris.- Sus padres… conocían tu nombre…
— No estoy segura.- Expresé.
En ese instante Tifa se acercó donde estábamos y nos miró, algo preocupada.
— ¿Cómo ha ido?- Nos preguntó.
— Parece que no saben nada de él.- Dijo Aeris.
— Vaya…- Tifa bajó su mirada.
— Me gustaría saber alguna cosa más… Es tan horrible…- Expresé.
— No te culpabilices, Sil… No es tu culpa.- Me dijo Aeris agarrandome las manos.
— Creo que necesito descansar un poco, chicas… Me voy…
Me retiré rápidamente, andaba cabizbaja y hasta me encontraba un poco mareada de todo. Me fui, totalmente zombi, hacia la casa de Cissnei y allí se encontraba Cloud quien me miró fijamente al verme entrar.
— Oye.- Dijo Cloud.- ¿Estás bien, Sil?
Asentí y me tumbé sin pensarmelo mucho en el sofá, cerrando mis ojos. Cloud se puso a mi lado y me acarició suavemente el pelo. Me quedé dormida rápidamente.
Vas muy rápido, demasiado. Las cosas van a empezar a ser diferentes.
Me desperté de golpe, al escuchar un rugido extraño desde fuera de casa de Cissnei. Abrí los ojos y allí estaba Cloud quien agarraba su espada probablemente a causa del ruido. Yuffie entró corriendo a la casa y nos miró fijamente.
— ¿¡Lo habéis oído!?- Exclamó Yuffie.- ¡Viene del reactor! ¡Vamos a lo alto de la colina para ver mejor!
Yuffie salió corriendo de la casa y me levanté a duras penas. Tanto Cloud como yo salimos de la casa y empezamos a correr siguiendo a Yuffie hasta el memorial una vez más. Allí se encontraba todo el grupo, que miraban fijamente el reactor a lo lejos.
— ¿Habéis oído eso?- Nos preguntó Barret.
— Parecía un Arma.- Dije yo.
De golpe volvió a sonar un fuerte ruido del reactor.
— ¿Por eso estáis aquí?- Dijo de golpe Cissnei acercándose a nosotros.
— Sí, podría decirse que sí.- Mencionó Barret.- ¿Se oye a menudo?
— Desde hace unos días.- Respondió Cissnei.- Quise investigar con la brigada, pero no pudimos acercarnos por culpa de unos monstruos. Nunca los había visto. Como un enjambre de espectros negros. Fue una visión espantosa.
— ¿Espectros…?- Preguntó Barret.
— Así que pudiste verlos.- Mencionó Red XIII.
— Sí, claro. ¿Cómo no iba a verlos, si los tenía delante?- Agregó Cissnei.
— Son los Ecos.- Dijo Red XIII.
— Juas. Esto se pone interesante.- Mencionó Barret.
— Va. ¡Démonos prisa!- Exclamó Yuffie.
— ¡Tú no vienes!- Dijo Barret de golpe mirando a Yuffie, levantándola y arrastrándola.
— ¿Perdona?- Mencionó Yuffie indignada.- ¿Y eso por qué?
— Porque eres un puñetero dolor de muelas.- Exclamó Barret tirando a Yuffie a Cissnei.- Lo siento. Te toca hacer de niñera.
— No va a ser tarea fácil, ¿eh?- Dijo Cissnei.
— Echamos un vistazo y nos volvemos.- Mencionó Barret.- Solo nosotros dos y Red. ¿Te parece?
— Perfecto.- Dijo Cloud.
— No, nada de perfecto.- Dije cruzándome los brazos.- ¿Quién os va a sacar de un apuro si pasa algo? ¿eh, EH?
— No has cambiado ni un poco, Sil.- Dijo Cissnei riendose un poco.
— Bueno.- Dijo Barret.- Pero ya está eh.
— Pues aprisa.- Mencionó Red XIII.
— No perdáis de vista la aldea.- Dijo Cloud mirando a Aeris y a Tifa.
— ¡Tirano!- Exclamó Yuffie mirando a Barret.- ¡Abusóóón!
Cissnei la arrastró junto con Aeris y Tifa y se fueron de donde estábamos. Cait Sith decidió venir con nosotros también y nos adentramos de nuevo al bosque de Gongaga.
— Entre el Arma y los Ecos, menudo fiestón.- Dijo Barret.
— ¿Ecos? ¿Qué son?- Preguntó Cait Sith.
— Guardianes del destino.- Respondí.
— Se manifiestan frente a quienes se rebelan contra su sino, y encauzan sus actos.- Explicó Red XIII.
— Hace tiempo que no los vemos…- Dijo Barret.
— Huimos del destino que nos condujo a aquel día, pero al hacerlo quizá nos precipitamos hacia uno nuevo.- Respondió Red XII.
— ¡Prrr mis bigotes! Menuda historia.- Exclamó Cait Sith.
— Los Ecos no son visibles a ojos de todos.- Mencionó Red XIII.- Juraría que solo nosotros advertimos su presencia.
— Sí.- Dijo Cloud.- Podria ser una trampa.
— ¿Qué hacemos?- Pregunté
— No bajéis la guardia.- Respondió Cloud.
Reactor de mako de Gongaga: Zona de carga y descarga.
No tardamos en llegar a la parte exterior del reactor, parecía totalmente diferente al reactor de Corel. Estaba llenísima de vegetación que se había quedado con el edificio y todo era verde.
— Joder, qué pasada.- Exclamó Barret.
— La tierra donde se encuentran los reactores siempre es miau rica en energía mako.- Dijo Cait Sith.
— ¿Y cómo se entra?- Pregunté.
De golpe, de un hueco aparecieron unos Ecos que se nos quedaron mirando fijamente.
— ¿Ecos? Aunque… estos son diferentes.- Dijo Red XIII.
— ¿Tu crees?- Preguntó Barret.
Miré fijamente al Eco que se había parado delante mío. Una bola reluciente brillaba en su capucha, no pude evitar acercarme un poco. De golpe vi a Sephiroth delante mio.
— Venga, comencemos.- Me dijo mirándome a mi y luego dirigiendo su mirada a Cloud para desaparecer en ese instante.
Los Ecos se dirigieron hacia abajo de las escaleras y yo me acerqué a ellas rápidamente.
— Por aquí…- Dije señalando las escaleras.
Bajamos a toda prisa las escaleras, mi cabeza me daba vuelcos, fuertes pero intentaba no centrarme en ello sino en seguir avanzando por los túneles. Teníamos que llegar cuanto antes a la parte interna del reactor para poder investigar.
— ¿Tenemos que nadar para cruzar?- Pregunté.
— No hay más remedio.- Me contestó Red XIII.
Nos metimos al agua y empezamos a nadar hasta el otro lado.
— ¡Prrr! ¡Demasiada agua para este pelaje!- Exclamó Cait Sith.
— Mira que nos está costando llegar hasta el Arma…- Mencionó Barret.
Conseguimos pasar al otro lado y tuvimos que enchufar varios generadores de luz para lograr avanzar y que las puertas se abrieran. Cuando subimos las escaleras vimos justo por donde teníamos que seguir un montón de Ecos, quietos, parecía que nos esperaban. Al vernos, se metieron en la zona y a mi me retumbó más la cabeza y volví a ver a Sephiroth. Miré a mi lado, como pude y me encontré con Cloud que parecía estar pasando lo mismo.
— Tal vez quieran guiarnos.- Dijo Red XIII.
— No hay tiempo que perder…- Mencioné.- Yo… tengo que ir…
— ¿Estás bien, Sil?- Me preguntó Barret.
— Sí, no te preocupes…- Asentí.- Solo quiero… investigar.
— Barret y… ¿qué prrrtendéis hacer cuando encontremos esa Arma?- Preguntó Cait Sith.
— Está claro: ¡unirnos a su lucha!- Exclamó Barret.
— ¿Contra quién, si no es miaucho prrrguntar?- Dijo Cait Sith.
— Contra Sephiroth.- Mencionó Barret.- Y, de paso, nos cargamos los reactores.
— Lo de los reactores, vale.- Agregó Cait Sith.- Pero Sephiroth lleva cinco años más tieso que la mojama.
— Sin embargo, sigue entre nosotros.- Dijo Cloud.
— Lo entenderás cuando nos enfrentemos a él.- Añadió Barret.
— ¡Prrr mis bigotes! Qué locurón de viaje…- Exclamó Cait Sith.
Finalmente entramos al pasillo final. La luz entraba desde el final del pasaje y como más nos acercábamos peor me encontraba, me empezaba a notar fuera de mí.
Reactor de mako de Gongaga: Núcleo.
Salimos al núcleo por fin y allí vimos una escena que me dejó totalmente en shock. Muchísimos Ecos, una cantidad bestial, rodeaban dando vueltas sobre el núcleo del reactor, arriba del mako.
— Prrrdiez…- Dijo Cait Sith.- ¿¡Qué ven mis ojos!?
— Mirad… El reactor ya no funciona, y el depósito está a rebosar…- Mencionó Barret.- ¡Lo sabía! ¡Sin reactores, el mako se recupera! ¡Destruirlos es lo correcto!
— No sé yo qué tiene que ver…- Agregó Cait Sith.
— Hay que darse prisa.- Mencionó Cloud.- El mako me está afectando.
Solo miraba el lago de mako y a los Ecos, fijamente, sin decir ni una sola palabra más. Barret se acercó a mí y me miró.
— Sil, tus ojos…- Me dijo Barret.- ¿También te está afectando el mako…?
— Tonterias…- Mencioné poniendo una mano en mi cabeza.- Estoy bien, a mi esto no me afecta.
En ese momento escuchamos un montón de ruido provenir de la parte de arriba del reactor y al mirar al cielo vimos una nave gigantesca.
— Re-re-re…¡Relnikaaa!- Exclamó Cait Sith.
— ¡Mierda, viene Shinra!- Exclamó Barret para dirigir su mirada a Cait Sith.- Como les hayas avisado tú…
— ¡No, no, no!- Exclamó Cait Sith.- ¡Yo no he dicho ni miau!
En ese momento de la nave se desprendió algo que cayó en uno de los lados del núcleo y de la nave saltaban centinelas. Nos movimos de zona para poder ver las cosas con más claridad y al mirar hacia arriba vimos a Escarlata, que estaba en la nave.
— ¡Escarlata!- Exclamó Barret.
Escarlata nos tiró varios monstruos extraños, mutaciones para intentar aniquilarnos.
— ¡Matadlos de una vez y ganaos el sueldo! ¡Quiero recuperar la materia magna hoy, no mañana!- Exclamó Escarlata desde allí arriba.
— No sabes lo que me cabrea que se metan en nuestros planes.- Mencioné rápidamente atacando a los monstruos sin un poco de piedad.- Muerto, muerto…
— ¿¡Por qué tardáis tanto!?- Volvió a hablar Escarlata hacia sus subditos.- Si no servís para combatir, os voy a usar de reposapiés. Sois como cucarachas… Cuesta aplastaros. Pero confío en que lo logre la última abominación de Hojo.
Escarlata nos tiró un monstruo enorme, horriblemente feo. No nos quedaba otra que luchar aún más. Empezamos a atacarlo de la mejor manera posible, luchando todos juntos. Hasta que de golpe un aire de mako vino hacia nosotros y vi como Cloud perdia la consciencia por un momento. El bicho aprovechó la situación para atacarle y aunque Cloud se intentó proteger con su arma, salió disparado hacia arriba, pasando a la siguiente plataforma. El bicho le seguía, iba a por él.
Miré fijamente la situación y una risa salió de mi.
— ¡Déjale, bicharraco!- Exclamó Barret apuntando al monstruo y apartándolo.
Fuimos hacia Cloud y él se levantó del suelo como podía.
— ¿Estás bien?- Le preguntó Red XIII a Cloud.
— Sí.- Respondió él.
— Qué asco de gas, joder.- Expresó Barret.
Volvimos a atacar al monstruo. No podía evitar mantener una sonrisa en mi cara, una energía extraña brotaba de mi y me sentía más fuerte. Me acerqué corriendo al monstruo y le clavé en su boca mi espada, atravesándolo hasta abajo de su cuerpo y con mi misma espada lo levanté, tirándolo al mako.
— Vuelve de donde vienes.- Mencioné.
Un humo de mako vino con aún más fuerza hacia nosotros y a Cloud le sentó fatal que tuvo que retirarse un momento. Yo me quedé mirando fijamente a los Ecos mientras los demás iban a mirar el estado de Cloud. En ese momento un Eco vino hacia mi, convirtiendose en Sephiroth.
— Estás siendo una buena chica.
Sephiroth puso una mano en mi cabeza, acariciándome el pelo y aunque por un momento me quedé pasmada reaccioné, sacando mi espada. Intenté pegar un espadazo a Sephiroth pero desapareció, volviendo a convertirse en un Eco y yendo rápidamente hacia Cloud. Cloud se puso una mano en la cabeza y fui hacia él.
— ¿Estás bien?- Le pregunté.
— Sí…- Dijo él a duras penas.
Justo en este instante un robot gigante salió de la nave y se acercó a nosotros. Lo miramos y allí se encontraba Escarlata, pilotandolo. Me puse delante de Cloud, para protegerlo.
— Qué pena, me estaba divirtiendo.- Dijo Escarlata.- Pero no quiero hacer esperar a la materia magna.
Escarlata nos apuntó con su rayo, cargando el poder para dispararnos.
— Hasta nunca.- Mencionó.
Rápidamente usé mi materia de barrera con los tres y el rayo se desvió. Barret empezó a disparar y yo miré al fondo viendo a Aeris, Yuffie y Tifa.
— ¡Tifa!- Exclamé.
— ¿Cómo vais?- Nos preguntó Tifa.
— ¿¡A ti qué te parece!?- Exclamó Barret.
Cloud cada vez estaba más débil, con una mano en su cara y más cerca del suelo.
— ¡Cloud!- Exclamó Aeris.
— ¡Patético!- Dijo Escarlata entre risas.
Barret agarró a Cloud en brazos rápidamente, Escarlata veía su debilidad e iba a por él. En ese momento el robot de Escarlata tembló.
— ¿¡Cómo!?- Exclamó ella.
Yuffie había aprovechado y había saltado encima del robot yendo hacia el otro lado para distraerla.
— ¡No me digas que te has olvidado de mí!- Exclamó Yuffie señalando a Escarlata.- Se-ño-ra.
— Si quieres pelea, aquí estamos.- Dijo Tifa con una sonrisa.- ¿Te atreves con nosotras?
Escarlata fue rápidamente hacia ellas y Aeris nos dio la señal para salir de allí. Llevamos a Cloud a un lugar más apartado y nos encargamos de que se sentara, para cuidar de él. Le curé con una materia de curación para ver si eso ayudaba a que se sintiera algo mejor y parecía que iba bien, que funcionaba.
Parecía que Escarlata quería dejar de luchar y se puso en la grúa del reactor para intentar atrapar al Arma.
— ¡No!- Exclamé.
En ese instante, cuando me fijé mejor en la grúa vi que Tifa colgaba de ella, enganchada de ella con una pistola de gancho. Cloud rápidamente miró la situación y fue corriendo hacia allí.
— ¡Cloud!- Exclamé yo yendo siguiendo a Cloud hacia dónde se dirigía.
Sil, demuestra tu verdadero poder. Tu verdadero tu.
Un dolor de cabeza exponencial me pegó fuerte, me dolía, me quemaba, pero no iba a dejar solo a Cloud. Tenía que protegerlo. Cuando le alcancé y lo miré, vi perfectamente a otro Cloud. Él atacaba a todos los centinelas que intentaban proteger la zona con un estilo de lucha que no era propio de él. La sonrisa que tenía en la cara, no lo había visto antes.
— ¡Cloud!- Exclamé.- ¡Despierta!
Él me miró mientras que se acercaba a un último centinela que estaba medio muerto en el suelo y me sonrió.
— Sil, este es nuestro destino.- Me dijo mirándome fijamente.- El despertar, está cerca. Podremos estar juntos para siempre…
Cloud le clavó la espada al centinela de la misma manera de la que lo hacía yo, sin ánima, sin dolor. Mi cuerpo se erizó en ese momento, me vi reflejada en él. No entendía qué estaba pasando.
Tú. Tú eres así. Recuerdalo.
Un dolor muy intenso en la cabeza me volvió a pegar y casi me caigo, me tuve que agarrar fuerte a un escombro para no caer. En ese momento vino Tifa, algo asustada.
— ¡Cloud, ya basta!- Exclamó Tifa yendo hacia él.
Sephiroth volvió a aparecer en la escena. Lo miré como podía. Solo podiamos verlo él y yo.
— Cloud, lo estás haciendo bien así que no te dejes engañar. No tiene la cicatriz. ¿Acaso es la verdadera Tifa? Lo único… que tienes que hacer… es seguir al lado de Sil. Ella te guiará a la verdad…
Yo… lo guiaré a la verdad.
Sephiroth desapareció en ese momento y Cloud miró fijamente a Tifa. No era su mirada de nuevo, era… una mirada parecida a la mia.
Mi verdadero yo..
— No eres la verdadera Tifa.- Dijo Cloud mirando fijamente a Tifa.
— ¿Otra vez con lo mismo? Ya te enseñé la cicatriz.- Respondió Tifa.
— No la tenias.- Mencionó él.
Los ecos en ese momento desaparecieron, parecía que el curso del destino volvía a ir correctamente. No me podía mover, mis piernas me fallaban, casi no podía mirar la situación, no podía ayudarlos.
Es inútil…
Tifa se levantó el top una vez más y allí había una clara cicatriz. Parecía que Cloud no la veía y la voz no me salía. Tifa me miró con la mirada, muy preocupada pero vio perfectamente mi estado.
— Jénova era capaz de engañar a la gente, haciéndose pasar por quienes temían o amaban…- Dijo de golpe Cloud.
Cloud agarró fuerte la espada y se dirigió hacia Tifa.
— ¡Cloud!- Exclamó Tifa.- ¡Sil, por favor, ayudame!
Tifa… soy una mala amiga… Solo te hago daño. En todos los cuerpos, de todas las formas.
Tifa llegó al borde, un paso en falso hacia atrás y se caía al mako.
— Tú no me engañas.- Exclamó Cloud yendo hacia ella rápidamente e intentando atacarla.
En ese momento mi corazón ganó a mi cabeza y mis piernas se descongelaron. Ya volvia en mi aunque fue tarde. Tifa tuvo que tirar tan para atras para que el arma de Cloud no la alcanzara que su destino era el mako.
— ¡TIFA!- Exclamé yo rápidamente yendo hacia allí.
Tifa se había caído al mako y sin dudarlo ni un segundo me tiré también. Tenía que salvarla, debía hacerlo.
Todo esto era mi culpa.
El Arma salió de golpe, tragándose a Tifa y llevándome a mi hacia el fondo del mako.
……..
….
— Sé que no te caigo bien, pero por favor, protege a Tifa.
La Arma me miró a los ojos y rugió. No se ni como me creyó pero me entendió y me dejó acceder a su control, el control de la materia magna. Había estado viendo mis acciones en la superficie. Hacía mucho tiempo que no volvía a casa. Era extraño estar aquí una vez más.
Me encontraba nadando en el mako, me conocía perfectamente todo el camino que íbamos a vivir. Los recuerdos de Tifa, sus miedos iban a activarse. Durante todo el camino, iba a protegerla, iba a estar a su lado. Me puse al lado de la materia magna y allí dentro se encontraba Tifa, resguardada. En unos pocos minutos ella abrió los ojos.
— ¿Eh?- Dijo Tifa mirando fijamente donde se encontraba.- La Arma.
— Bienvenida, Tifa.- Le dije con una sonrisa desde fuera.- Bienvenida a la corriente vital…
— ¿¡Sil!?- Exclamó ella.- ¿Pero, cómo?
— Va a ser una larga travesía, pero prometo que haré lo posible para que sea tranquila.- Expliqué.- Esta casa, no es solo mía, sabes.
— ¿Esta casa…? ¿Tuya…?- Me preguntó ella.
Los Ecos blancos nos acompañaban dándonos una agradable compañía, protectores del planeta, junto a las Armas. Todo parecía más seguro así. Pero sabía que no estábamos solas. Los Ecos negros iban a impedir nuestro paso por la corriente vital.
— Los Ecos… ¿se están peleando?- Preguntó de nuevo Tifa al ver la situación.
— Tenemos que hacernos paso.- Respondí.- Actualmente, parece que esto se ha vuelto inseguro. El mal nos acecha.
Los Ecos negros se dispersaron y por fin nos pudimos adelantar a los recuerdos de Tifa.
— Bienvenida a tus recuerdos, Tifa.- Sonreí.- Empezamos por donde tu quieras.
Tifa señaló una casa que había allí y ordené al Arma que se acercara. Los recuerdos de la infancia de Tifa empezaron a generarse en la corriente vital.
— ¡Voy a ir a buscar a mi madre!- Exclamaba la Tifa pequeñita.
— ¡Vale! Voy contigo.- Expresó un niño que estaba con ella.
— Yo también voy.- Dijo otro niño.- ¡Vamos todos al monte Nibel!
— Vale… Gracias.- Dijo Tifa pequeñita.
— Eh, mirad… Hasta Cloud se apunta.- Dijo un niño señalando al pequeño Cloud que estaba unos metros más atrás.
— ¿Eh?- Preguntó el pequeño Cloud.
— ¿Cloud?- Preguntó la pequeña Tifa. Cloud se quedó quieto.
— Tifa, vamos.- Le dijo uno de los niños.
— ¿Estoy… muriéndome?- Me preguntó Tifa.
— No.- Expliqué.- Tenemos que revivir tu pasado para poder sacarte de aquí. No te preocupes, no voy a dejarte sola…. ¿Dónde vamos ahora?
Tifa me señaló lo que parecía una torre de agua y le ordené al Arma que fuera hacia allí. Poco a poco nos acercamos para volvernos a meter de lleno en sus recuerdos una vez más. Allí se encontraban la Tifa pequeñita junto con el Cloud pequeño, sentados en la torre.
— Pues… prométeme una cosa.- Dijo la Tifa pequeñita.- Cuando seamos mayores y tú seas Soldado, si me meto en apuros y no sé qué hacer… prométeme que vendrás a ayudarme.
— ¿Qué?- Exclamó el Cloud pequeñito, confundido.
— En eso consiste ser un héroe: ¡en ayudar a los demás!- Dijo la Tifa pequeñita.- ¿Porfi? Aunque sea una vez.
— Sil… ¿Estás tú también viéndolos?- Me preguntó.
— Sí…- Le sonreí.- No estas sola.
Indiqué al Arma que se acercara al último sitio que de momento había disponible. Un gran puente colgante. La pequeña Tifa corría por el puente y el pequeño de Cloud intentaba pararla.
— Tifa, es peligroso.- Dijo el pequeño Cloud.- Tifa, vamos a dar la vuelta. Tu madre no está en el monte…
— No… No sé si estoy entendiendo algo.- Me dijo Tifa.
Seguimos avanzando junto con la Arma, los Ecos intentaban detenernos pero los aparté rápidamente con la espada. Un grupo de Ecos negros empezaron a dar vueltas sobre un punto y allí apareció Sephiroth.
— ¡Sephiroth!- Exclamó Tifa.
— Bienvenida de vuelta a casa, Sil.- Me dijo Sephiroth mirándome fijamente a los ojos.
— Ni te atrevas.- Le dije mirándolo fijamente.
— ¿Es esta tu voluntad?- Me preguntó Sephiroth.
— Sí.- Expresé.
— Pero no tu destino.- Añadió Sephiroth.- Y si no es tu destino… hay que borrarlo.
Sephiroth rápidamente cargó contra mí y yo lo frené con mi espada, tirándolo hacia atrás.
— ¡Sil!- Exclamó Tifa.
— Te sacaré de aquí.- Exclamé yo.
— ¡Pero, Sil, no puedes quedarte aquí!- Me dijo Tifa.- Tienes que volver conmigo.
— No tardaré.
Miré fijamente al Arma y le ordené que por favor sacara a Tifa de la corriente vital y la volviera a llevar a la superficie. La Arma asintió y aunque Sephiroth intentó atacarla se llevó exitosamente a Tifa.
En ese momento Sephiroth vino rápidamente hacia mí y me agarró fuerte de los brazos, dejándolos inmóviles.
— No la lies.- Me dijo Sephiroth mirándome fijamente.- Tienes que seguir por el mismo camino, el camino del destino.
En ese instante Sephiroth me puso su mano en el mentón y me miró fijamente a los ojos.
— Sil. No ha llegado la hora, pero cuando llegue, sabrás cuál es tu verdadera voluntad. Nuestra voluntad. Sigue siendo una buena chica.
Desaparecí. Desaparecí una vez más. Todo se volvió negro a mi alrededor.
Aldea de Gongaga: Casa de Cissnei.
Empecé a escuchar la voz de Tifa y de Cloud hablar. No tenía fuerzas para abrir los ojos.
¿Qué me había pasado?
— ¿Recuerdas aquello de que los difuntos… parten cruzando el monte Nibel?- Dijo Tifa.
— Sí.- Dijo Cloud.- Nos contaban eso a los niños para que no nos acercáramos allí. Y tú te lo creíste.
— Qué va. No del todo.- Añadió Tifa.- Pero… quería que fuera cierto. Tenía tantas ganas de ver a mi madre… Emilio y los demás me alentaron… Subimos juntos.
— Pero te dejaron allí y regresaron.- Mencionó Cloud.
— Eso creo…- Dijo Tifa.
— ¿Es que no te acuerdas?- Preguntó Cloud.
— A medio camino, me caí por la ladera y me golpeé la cabeza.- Explicó Tifa.- No recuerdo bien los seis meses después de aquello. Solo sé lo que me contaron después… Algo me suena, pero no todo.
— ¿Qué te dijeron?- Preguntó de nuevo Cloud.
— Que tú me metiste la idea en la cabeza.- Explicó Tifa.
En ese momento las fuerzas salieron de mi y abrí los ojos.
— Pero no fue así, ¿no?- Dije yo.- Cloud… te salvó.
Cloud, al escuchar mi voz, vino hacia donde estaba yo y me miró.
— ¿Cómo lo sabes…?- Me preguntó Cloud, totalmente sorprendido.
— Sil…- Dijo Tifa levantándose de la cama y yendo hacia mi lado.- Gracias… por salvarme.
— ¿Eh?- Pregunté confundida por su expresión.
— ¿Sil? Es que, ¿no te acuerdas…?- Me preguntó Tifa.
— Me tiré al mako para intentarlo pero…- Cerré los ojos.- No recuerdo nada más.
— Pero… acabas de contar la verdad de mi pasado…- Dijo Tifa.- Es imposible que no te acuerdes…
— ¿Lo he hecho?- Me pregunté. Me estaba volviendo loca.
— Sil…- Tifa me agarró la mano, muy fuerte.
— ¿Qué nos pasa…?- Preguntó Cloud.- Yo… he perdido la consciencia. Te he tirado al mako Tifa… y como consecuencia, Sil se ha tirado también. A veces ni me reconozco. No recuerdo aquello que debería recordar. Sé cosas sin saber por qué.
— Me pasa también…- Mencioné intentando abrir un poco los ojos.
— Ya no sé quién es mi verdadero yo.- Explicó Cloud.
— ¿Quién soy?- Me pregunté.- Esa pregunta… me la hago recurrentemente.
Tifa me miró fijamente, como dudando de si hablar o no hablar.
— Dicen que los Soldados sufren un deterioro acelerado.- Dijo Cloud.- Pero para mi, tiene sentido, pero Sil…
— Hay muchas cosas que no sé. Espero seguir descubriéndolo, poco a poco…- Expresé.
— Aún así, Sil. Muchísimas gracias. Te debo la vida.
Tifa me abrazó fuerte y yo la abracé también. No entendía qué había pasado pero me alegraba que, aunque hubiera pasado lo que hubiera pasado en el mako, había salvado la vida de Tifa.
En ese momento escuchamos la puerta y de golpe se abrió. Yuffie y Cait Sith cayeron al suelo. Tifa fue hacia ellos y les sonrió.
— ¿Estabais preocupados por nosotras?- Preguntó Tifa.
— Una chispita, ¿quizá?- Dijo Cait Sith.
— Ains… ¡Nos vemos!- Exclamó Yuffie.
Me senté en el bordillo de la cama y miré a Cloud a los ojos. No sabía porqué pero mi corazón empezó a ir muy rápido. Parecía que él lo noto porque se acercó a mí y me abrazó.
— Siento haberte puesto en peligro, de verdad.- Dijo Cloud.
— No ha sido tu culpa.- Le miré a los ojos.- No te preocupes más, ¿si?
En ese momento Aeris se acercó a la puerta y se llevó a Tifa de allí, cerrándonos la puerta.
— Oye, Cloud… ¿Cómo ves mis ojos?- Le pregunté.
— ¿Eh? ¿Tus ojos…?- Cloud me miró fijamente a los ojos.- Vaya… fluctúa mako en ellos…
— Creo que… cuando aparece Sephiroth… me pasa esto.- Dije.- Es extraño. ¿Qué conexión hay?
— Tenemos que perseguirle para descubrir nuestra verdad.- Me dijo Cloud.- Aun que… Te quedan muy bien estos ojos también.
Me sonrojé un poco y lo miré fijamente a los ojos también. Él me acercó a él y me levantó el mentón, besándome. Las mariposas de mi estómago volvieron a revolotear. Me sentía tan atraída a él. Nos separamos lentamente y me levanté. Era momento de volver con los demás.
Salimos de la habitación y vimos a todos, hablando con Tifa quien estaba en el sofá.
— Resumiendo.- Dijo Barret.- En la corriente vital, el planeta está luchando contra unos Ecos negros. ¿Y dices que esos Ecos están de parte de Sephiroth?
— Sí.- Dijo Tifa.- Al menos, eso me pareció a mí.
— ¿Quién crees que va ganando?- Le preguntó Aeris.
— El planeta. La corriente vital.- Respondió Tifa.- Creo.
— ¿Eso has visto?- Le pregunté.- Y… ¿estaba yo allí?
— Sí. Has estado conmigo todo el rato, Sil.- Me dijo ella.- Tu también lo has presenciado.
— Vaya…- Dije poniéndome una mano en la mejilla, pensando.
— Ahora mismo, mientras hablamos, el planeta sangra por su lucha.- Dijo Barret.- ¡Ya oigo sus gritos de dolor! Intenta defenderse del malnacido de Sephiroth, que es más bestia que hombre. Tenemos que ayudar al planeta, ser su brazo derecho, ¡luchar a su lado! ¿¡Sí o sí!?
— Sí, por supuesto.- Mencionó Aeris con una sonrisa.
— Siento interrumpir una conversación tan acalorada.- Dijo Cissnei.- Si os interesan esos temas, sé de un lugar donde están a la orden del día.
— Cañón Cosmo, supongo.- Dijo Red XIII.
— ¡La cuna de la astrobiología! No sabía que estuviera cerca de aquí.- Mencionó Barret.
— ¿Ahí tienen materias?- Preguntó Yuffie.- Si tienen materias, ¡me apunto! De cabeza.
— Desde tiempos inmemoriales, se ha recogido allí todo el saber del planeta. ¿Cómo iban a tener?- Dijo Red XIII.
— ¡Decidido! ¡Allá que voy!- Exclamó Yuffie acariciando a Red XIII.
— Red te veo contento.- Mencionó Tifa.
— Es que crecí allí.- Dijo Red XIII.
— ¡No se hable más! ¡Rumbo a la meca de la astrobiología!- Exclamó Barret.
— Si vais a Cañón Cosmo, os recomiendo hacer un alto en el camino.- Dijo Cissnei.- Cerca de aquí hay un aeródromo donde podréis contratar a un piloto independiente que os lleve. Salid por el lado sur de la aldea y todo recto. Y otra cosa más.
Cissnei abrió la puerta de la casa y un chocobo de color verde asomo su carita.
— ¡Ai que mono!- Exclamé.
— Este pequeñín se llama Fango.- Mencionó Cissnei.- Creo que os ha cogido mucho cariño. Si queréis, os lo podéis llevar.
— ¿Habéis estado con él antes?- Pregunté mirando a Tifa y a Aeris.
— Hemos ido con él al reactor.- Respondió Aeris.- Es una monada.
— No sé cómo agradecerte tanta ayuda.- Dijo Tifa acercandose a Cissnei con una pistola de gancho en la mano y devolviendosela.
— No es nada.- Respondió ella.- Si necesitáis algo más para el viaje, la aldea está a vuestra disposición.
Todo el grupo salió de casa de Cissnei y yo me acerqué a ella.
— Me ha hecho muy feliz volver a verte, Sil.- Me dijo Cissnei.- ¿Estás mejor…?
— Sí, tengo energía.- Sonreí.- Muchas gracias por todo… Espero que nos podamos ver pronto otra vez.
— Ahora que sé que estás viva, espero que vengas a visitarme más seguido.- Dijo ella.
— Te lo prometo.- Sonreí y me despedí de ella.
Salí de la casa y me junté con mi grupo y salimos de la aldea de Gongaga para dirigirnos al aeródromo.
— Oye, ¿quiénes son los pilotos independientes?- Preguntó Yuffie.
— Desde la caída de la República, el espacio aéreo prrrtence a Shinra.- Explico Cait Sith.
— Ellos controlan quién vuela y quién no.- Mencionó Barret.- Solo los pájaros se libran de pedir permiso.
— Pero los pilotos independientes vuelan prrr donde quieren…- Añadió Cait Sith.
— "Ni que el cielo tuviera dueño."- Dijo Barret.- "Que le den por saco a Shinra." Seguro que gritan cosas así al despegar.
— ¡Pues qué guay!- Exclamó Yuffie.
Aeródromo de Gongaga.
Nos montamos a lomos de nuestro nuevo grupo de chocobos y fuimos rápidamente hacia lo que parecía la entrada del aeródromo.
— Creo que hemos llegado al aeródromo… ¿no?- Preguntó Tifa.
— No parece demasiado nuevo.- Dije yo mirando fijamente el cartel.
— Está lleno de agujeros…- Mencionó Aeris.
— Pero… ¿cómo va a aterrizar algo aquí? ¿O despegar?- Preguntó Cait Sith.
— ¿Hemos venido hasta aquí para nada?- Preguntó Yuffie.
— Anda, ¿y eso?- Preguntó Aeris señalando una especie de cabina.
— Parece una cabina telefónica de la República. ¡A ver qué me da en la naricilla!- Exclamó Cait Sith.
Nos acercamos a la cabina y tenia un cartel con un mensaje escrito en él.
— "Manden una señal de humo si me necesitan - Aerolíneas Potrillo"- Leí.
— ¿Qué señal de humo?- Preguntó Cloud.
— ¿Alguna pista?- Preguntó Aeris al ver que Cloud miraba fijamente la cabina.
— Tenemos que mandar una señal de humo.- Dijo Cloud.
— ¿El qué?- Preguntó Aeris.
— ¿Eso como se hace?- Pregunté yo.
— Anda, ¿no sabéis lo que es?- Exclamó Yuffie.- ¡Mira qué señoritas! ¡Dejádmelo a mí!
Yuffie hizo rápidamente una fogata en donde estábamos y el humo empezó a ir hacia arriba creando una señal. Nos quedamos todos allí, alrededor de esta a esperar.
— Me da a mi que no aparece.- Dije.
— ¡Menos mal que me sé un truco!- Añadió Yuffie.- ¡Eooo! ¡Ven, avioncito! ¡Ven, ven, ven aquííí! ¡Ah!
Yuffie señaló al cielo y allí lo vimos, un avión viniendo hacia nuestra dirección.
— No me lo puedo creer.- Dije riéndome un poco.
— ¡Ha funcionado!- Exclamó Barret.
— ¿Habéis visto? ¡Soy la mejor!- Mencionó Yuffie.- ¡Por aquí!
La pequeña avioneta se puso enfrente nuestro y paró.
— Felinástico.- Dijo Cait Sith.
La puerta de la avioneta se abrió y de esta salió un hombre rubio, con unas gafas en la cabeza.
— Cuántas caras nuevas.- Dijo el piloto.
— Queremos ir a Cañón Cosmo.- Mencionó Red XIII.
— ¡Ostras, el perro habla! ¿Tiene algún mecanismo? - Exclamó el piloto mirándonos a todos.- Ah, perdón… Si es que en este trabajo ve uno de todo. Tenemos overbooking. Aunque a mí eso me da igual. ¡Con el seguro de viaje, os sale por 1000 guiles!
Cloud le dio el dinero al contado.
— ¡A vuestro servicio! ¡Seguid mis indicaciones, que hay que distribuir el peso!- Mencionó el piloto.
Montamos en la avioneta y el piloto nos distribuyó a todos como pudo para equilibrar bien el peso. A mi me tocó sentada en un asiento.
— ¡Agarraos bien! ¡Si os caéis, no pienso intentar pescaros!- Dijo el piloto.
— ¡A volaaar!- Exclamó Yuffie.
El piloto arrancó el cacharro poniéndolo a máxima velocidad y poco a poco empezó a ascender por el cielo.
— ¡Estamos volando!- Exclamó Yuffie de nuevo.
— ¡Pues claro! ¿¡Quién te crees que soy, chavala!?- Dijo el piloto.
— Ni idea.- Dijo Yuffie.- ¿Quién eres?
— El fundador de Aerolíneas Potrillo… ¡El inigualable piloto Cid Highwind! ¡Para serviros!
Salimos disparados por el aire, en el avión dirección Cañon Cosmo. Habían sido unas horas intensas en Gongaga, muy intensas pero eso no me iba a frenar a seguir descubriendo aún más cosas. Era mi momento.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
4 notes
·
View notes
Text
Capítulo 8 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
Estábamos en el teleférico rumbo al parque de atracciones Gold Saucer. Tifa, Yuffie, Aeris y yo mirábamos fijamente la ventana del teleférico para poder ver el parque. La emoción se notaba en nuestras miradas.
— ¡Mirad, mirad!- Exclamó Yuffie.- ¡Ya se ve!
Las cuatro miramos fijamente y allí estaba, todo iluminado, era increíble de ver. De golpe unos hologramas de varias invocaciones vinieron hacia donde estábamos, saludándolos. Era maravillosa la tecnología que rodeaba el Gold Saucer.
— ¡Ah, hola!- Dijo Yuffie saludando a la invocación Shiva por la ventana.
— ¡Qué bonito!- Exclamó Aeris.
— ¡Woah! ¡Pero qué es toda esta tecnología!- Exclamé yo.
En mis ojos se podía apreciar la emoción que sentía, la emoción se me salía por la boca viendo los fuegos artificiales que nos daban también la bienvenida al parque. Miré a Cloud por un momento y le pillé mirándome fijamente, me puse roja y desvié mi mirada rápidamente.
¿Qué es esto que me haces sentir…?
Gold Saucer: Parada del teleférico.
Finalmente llegamos al Gold Saucer y Yuffie no tardó ni un segundo en abrir la puerta del teleférico y salir corriendo. Yo fui detrás de ella, me moría de felicidad. Aeris y Tifa también estaban super animadas.
— ¡Deprisa, deprisa!- Exclamó Yuffie.
— ¡Vamos!- Dijo Aeris.
Zona de bienvenida.
Pusimos rumbo a la entrada del parque y allí un helicóptero de Shinra pasaba por la zona. Cloud se lo quedó mirando fijamente.
— ¿Qué ocurre?- Preguntó Red XIII.- Espabila.
Un peluche robot de un moguri grande nos dio la bienvenida. Era todo tan fantástico.
— ¡Bienvenidos al Gold Saucer, kupó!- Dijo la Moguía.- El acceso al parque es por aquí. ¡Pasadlo de lujo, kupó!
Vimos un grupo de gente rodeando algo en el centro de la plaza y rápidamente Yuffie y yo fuimos hacia allí, colandonos entre la gente y poniéndonos en primera fila. Tifa y Aeris se agarraron de las manos para conseguir pasar juntas también. Nos pusimos las cuatro juntas delante del todo para presenciar un espectáculo de bailarines, moguris robots y un gato con una corona.
— ¡Vamos, todos juntos y revueltos!- Exclamó el gato con una materia en la mano.
El gato tiró la materia por los aires y se dividió en tres saliendo un cactuar, un tomberry y un chocobo gordo con atuendos de fiesta.
— ¡A mover la colita, ita!- Exclamó el gato una vez más lanzando la materia hacia Yuffie.
De repente y gracias a la materia, Yuffie cambió de vestimenta, poniéndole un vestido verde precioso de fiesta y un abanico. Yuffie salió rápidamente a bailar con el personal y Tifa, Aeris y yo la estábamos animando justo cuando el personal vino corriendo hacia nosotras tres y se nos llevaron hacia la actuación para que participaramos dándonos abanicos.
Me sentía tan feliz que baile como nunca junto con las chicas, sin quitar la sonrisa de mi rostro y moviendo estupendamente el abanico. De golpe aparecieron en escena Andreas Rhodea con sus bailarines y se unieron a la actuación.
— ¡Espléndido!- Exclamó Andreas.
Seguimos la actuación y terminamos de bailar haciendo una pose final. Las cuatro nos miramos y choqué los cinco tanto con Aeris como con Tifa como con Yuffie. No podíamos borrar las sonrisas de nuestras caras. En ese momento las luces se apagaron y una luz blanca iluminó un coche. Encima de este, se encontraba un hombre muy fornido y con un curioso bigote. Empezó a bailar, parecía muy popular por como todas las chicas de la zona le miraban. Su baile moviendo el pectoral hicieron que Yuffie se cayera hacia atrás, hipnotizada de su baile, no podía parar de reir.
— ¡Ah, Yuffie!- Exclamó Aeris
El señor se puso en el centro y de golpe dirigió su mirada a Cloud haciendo que un foco le iluminara.
— Pero, ¿qué…?- Dijo Barret sin entender nada.
— Zagal.- Dijo el hombre fornido señalando a Cloud.- ¡Tú serás el contrincante de esta noche!
El personal agarró a Cloud y lo puso al lado del hombre. Cloud parecia totalmente desubicado.
— Bienvenido al paraíso dorado, ¡el Gold Saucer!- Exclamó el hombre apretando sus pectorales.- Soy Dio, el director. ¿Con quién tengo el placer de hablar?
— Cloud.- Respondió Cloud antes de que Dio le agarrara la mano acercándole a él.
— Muy bien.- Dijo Dio.- ¡Que empiece el combate!
— Oye, un segun…- Mencionó Cloud intentando escabullirse de la situación.
— Zagal, ¡los retos surgen cuando menos te lo esperan!- Exclamó Dio con una sonrisa.
— ¿Todo a punto, señores?- Exclamó de golpe el gato de nuevo, entrando en escena.
La plataforma en donde estaban Cloud y Dio se levantó y unos píxeles les rodearon a los dos. No podía quitar mi mirada de Cloud.
— ¡Cloud! ¡A ganar!- Dijo Red XIII.
Los pixeles que les rodeaban les escanearon creando unos hologramas tanto de Cloud como de Dio retros. Los hologramas empezaron a bailar, dando inicio lo que sería una pelea virtual.
— Preparados, listos… ¡Ya!- Exclamó el gato.
La pelea consistia en esquivar y pegar al lado contrario que tu adversario para ganar. Cloud lo estaba haciendo bien, tenía buena sinergia entre su derecha y su izquierda y veía perfectamente los movimientos del rival para poderlos esquivar a tiempo. La pelea finalizó con el píxel de Dio en el suelo dándole la victoria a Cloud. No pude evitar celebrarlo, saltando de alegría.
— ¡Impresionante, Cloud!- Dijo Red XIII.
La plataforma se volvió a juntar y Dio miró fijamente a Cloud quien parecia ni haberse inmutado.
— Eres duro de roer, zagal.- Mencionó Dio.
En ese momento a Cloud se le dibujó una sonrisa y desvió la mirada. Mi corazón empezó a correr mucho más rápido al verle así. Dio se acercó donde Cloud y le agarró el brazo levantandolo dando pie al ganador de esta batalla.
— ¡Un aplauso para el contrincante de esta noche!- Exclamó Dio.
Los fuegos artificiales estallaron en ese momento y yo no podía evitar saltar y celebrarlo al máximo. Cloud parecía feliz, levantó su otro brazo con una sonrisa de campeón, parecía disfrutarlo al máximo.
— ¡Cloud!- Exclamó Tifa.- ¡Vivaaa!
— ¡Así se hace!- Exclamé yo muy feliz.
Cloud me miró desde arriba en ese momento y una sensación de felicidad aún más fuerte invadió mi cuerpo. En ese instante la plataforma bajó y el espectáculo se terminó. Cloud no tardó ni un segundo en venir hacia donde estábamos todos.
— ¡Cloud, eres un máquina!- Dijo Yuffie ya vestida normalmente.
Dio se acercó donde estábamos y puso una mano en el hombro de Cloud.
— Como agradecimiento, toma esto.- Dio sujetaba una tarjeta dorada es sus manos.- ¡Para que disfrutes sin límites del Gold Saucer!
— ¡Gracias!- Exclamó Yuffie.
Nos pusimos rumbo hacia dentro del parque.
— ¡Ha sido una pasada!- Dijo Tifa con una sonrisa.
— ¡Yo quiero probar también! ¿Dónde se juega?- Exclamé.
— Cloud, qué nervios, ¿no?- Dijo Yuffie.
— Tampoco es para tanto.- Respondió Cloud.
— Claro.- Dijo Aeris.- Ya estás más que habituado a este tipo de cosas. Deberíais haberlo visto en el Honeybee…
— Fue impresionante, Cloud ha nacido para el espectáculo.- Exclamé sacando un poco la lengua.
— ¡Aeris, Sil!- Exclamó Cloud algo avergonzado.
— Les doy la bienvenida al paraíso dorado, ¡el Gold Saucer!- Una recepcionista nos daba la bienvenida.
— Venga, vamos a desmelenarnos un poco.- Dijo Aeris.
— Contad conmigo.- Mencionó Tifa.
— ¿No os habéis desmelenado bastante en Costa del Sol?- Preguntó Barret.
— Venga Barret, no se está en el Gold Saucer todos los días.- Dije yo con una sonrisa.
— ¡Pues la mayoría decide!- Dijo Aeris.
— Bueeeeno.- Dijo Yuffie con una sonrisa.- ¿Quien se apunta, entonces?
— ¡Yo!- Mencionó Aeris.
— ¡Yo!- Dijo Tifa con una sonrisa.
— ¡Yo también!- Exclamé
De momento teniamos 4 votos, suficientes para ganar.
— Yo.- Dijo Red XIII levantando la pata. Yuffie le acarició muy contenta.
— ¿Cloud?- Preguntó Tifa.
— Pues…- En ese momento Cloud dirigió la mirada a otro punto y no pude evitar mirar hacia donde él miraba encontrándome con quien ya sabía: Sephiroth.
— Aprovechad el tiempo los dos juntos.- Dijo Sephiroth.- Divertíos… Tenéis mucho que conocer el uno del otro…
Un dolor intenso golpeó mi cabeza y yo puse una mano en esta cerrando fuerte los ojos. Con la mirada, algo perdida, intenté avispar a Sephiroth de nuevo pero no lo vi. Aeris agarró la mano de Cloud quien parecía igual de perdido que yo para despertarlo y yo fui movida bruscamente por Yuffie.
— ¡Tierra llamando a Sil! ¿Estás bien?- Exclamó Yuffie.
— ¿Eh?- Me rasqué los ojos por un momento y miré fijamente a cada uno de mis compañeros.
— Quizá deberiais descansar…- Dijo Aeris mirandonos.
— No… Estoy bien.- Mencionó Cloud dirigiéndose hacia mi.- ¿Estás tu bien?
— Sí, si… puedo.- Respondí.
— Sil.- Dijo Barret mirándome fijamente.- Aunque se que tienes ganas de pasarlo bien deberías descansar un poco, anda. Los dos.
Todo el mundo asintió a las palabras de Barret y miré hacia abajo. No queria, para nada.
— Lo siento… Pero quiero ir con vosotras.- Dije mirando fijamente a las chicas.- Vamos a pasárnoslo bien.
— Entonces.- Dijo Aeris acercándose a mí y agarrándome la mano.- Te cuidaremos bien ¿sí?
— Pero a nuestro lado todo el rato, Sil.- Dijo Tifa agarrando mi otra mano.
— A vuestras órdenes, jefas.- Agregué con una sonrisa.
— Tu a descansar Cloud.- Dijo Tifa mirándole.
— Vayamos a buscar un hotel.- Mencionó Barret mirando a Cloud.
— ¡Vamos, a qué estamos esperando entonces!- Exclamó Yuffie.
Las cuatro junto con Red XIII nos dirigimos rápidamente a investigar el parque con mucha emoción. Era nuestro momento para pasarlo bien y no iba a cambiarlo solo porque Sephiroth se nos había aparecido una vez más.
En un mundo paralelo (ZACK POV)
Estaba en casa de Aeris. Habíamos dejado a Aeris en su cama respectivamente y a Cloud sentado en una silla, los dos sin consciencia. Me acerqué a Aeris y le acaricié la cara por un momento, pensando, seguía sin entender nada. Mis ojos se posaron rápidamente en las pertenencias de Aeris. Allí estaba esa materia tan extraña que Aeris tenía.
— Qué color tan extraño tiene esta materia.- No pude evitar decir.- Seguro que Sil se moriría por investigarla.
Miré fijamente la habitación para ver una librería repleta de libros. No pude evitar acercarme y mirarlo.
— No sabía que te gustase tanto leer.- Le hablaba a Aeris como si pudiera escucharme.
En ese momento decidí salir de la habitación con el corazón en un puño. En el comedor se encontraba Elmyra con una niña pequeña con un vestido rosa llamada Marlene.
— ¿Quieres comer algo?- Me preguntó Elmyra.
— Sí, que hambre.- Dije dejando la espada en un lado y sentándome en la mesa.
— Se dice gracias.- Me dijo Marlene mirándome fijamente.
— Perdón. ¡Perdón!- Exclamé con una sonrisa.
— Con un "perdón" basta.- Me volvió a decir Marlene.
— Perdón.- Dije mirándola y agarrando una galleta para dirigir mi mirada a Elmyra.- Anoche… vino alguien, ¿no?
— Sí, Biggs.- Me respondió Elmyra.- Nos trajo comida.
— ¿Y por qué tanto secretismo?- No pude evitar preguntarlo.
— ¿No has visto los carteles de "Se busca"? Su cara está por todas partes.- Mencionó Elmyra.
— ¿De qué le conocéis?- Yo no sabia quien era Biggs.
— Pregúntale a él.- Contestó Elmyra.- Mientras Marlene esté por aquí, seguro que vuelve.
— No va a volver.- Dijo Marlene apretando los puños. Tanto Elmyra como yo miramos fijamente a la niña, sorprendidos por sus palabras.- Biggs no va a volver. ¡Ni papá, ni Tifa, ni Sil! ¡Ya veréis como no viene!
Me quedé inmóvil por un momento al escuchar el nombre de Sil salir por la boca de Marlene pero tenía que reaccionar, a Marlene le empezaron a salir las lágrimas.
— Pues iré a buscarlo yo mismo.- Dije yo levantándome de la mesa y agarrando mi espada.- Y luego lo traigo aquí.
— ¿De verdad?- Me preguntó Marlene.
— ¡De verdad, de verdad!- Respondí con una sonrisa.- Uy, conque lo diga una vez basta, ¿no?
— No, lo puedes decir más veces.- Me dijo Marlene con una pequeña sonrisa.
— ¡De verdad, de verdad!- Exclamé.
------
Mundo original (Sil POV)
Nos montamos en las mejores atracciones durante dos horas. Lo estábamos pasando fenomenal, el Gold Saucer era una pasada. Estábamos andando por el Gold Saucer de camino a otra atracción las cuatro, Red XIII se había perdido por el camino, cuando escuchamos a un chico del personal.
— La noria tiene activa una oferta para parejas en este momento. ¡No esperes más para ir con tu media naranja y tener la mejor cita de vuestras vidas!
— ¡Vaya!- Dijo Aeris con una sonrisa al escuchar la noticia.- Sil.
— ¿Si?- Pregunté mirándola.
— ¿No crees que deberías invitar a Cloud a la noria?- Mencionó con una gran sonrisa.
— ¿Eh?- En ese momento desvié algo mi mirada, poniéndome algo roja.
— ¿Le has confesado ya lo que sientes?- Me preguntó Aeris de nuevo.
— Uy, uy…- Dijo Yuffie acercándose a mi y dándome un pequeño golpe en la espalda.- ¿Te gusta Cloud?
— ¡E-Eh! ¡N-No!- Exclamé, desviando mi mirada cruzándose con la mirada de Tifa. Su mirada parecía algo vacía al escuchar la conversación y me sentí culpable.
— ¡Vaya que no!- Exclamó Yuffie.- Se te nota de aquí hasta Midgar.
— ¡Deberías aprovechar la ocasión y declarate en la noria!- Dijo Aeris con una sonrisa.- Sería tan bonito.
Miré a Tifa de nuevo, con el corazón en un puño y volví a mirar a Aeris y a Yuffie.
— Ya basta, chicas…- Dije yo, intentando desviar la atención de la conversación.
En ese momento noté la mano de Tifa colocarse en mi hombro y me giré mirándola a los ojos.
— Sil… No te preocupes por mí.- Me dijo Tifa con los ojos embarnizados.- Sabes… os vi besaros de lejos en el Monte Corel.
Mi corazón se partió en muchos pedazos y no pude evitar bajar la mirada, intentando controlar mis emociones. Aeris agarró a Yuffie para llevársela de ahí y dejarnos privacidad.
— Lo siento muchísimo…- Expresé.
— No, Sil… ¿Por qué te disculpas? No tienes porqué pedirme perdón…- Tifa me agarró de mis mejillas suavemente haciendo que nuestros ojos se encontrar una vez más.- Tu no tienes culpa aquí de nada… El amor simplemente surge…
— Se que te gusta Cloud…- Respondí.- Y no quería hacerte daño, me siento horrible.
— Puede…- Tifa negó con la cabeza.- Pero lo superaré… valoro más nuestra amistad. Y… Cloud parece más feliz también… Yo, quiero que os vaya bien a los dos en este sentido.
— Haré lo posible para que no te afecte, Tifa.- Le dije con un hilo de voz, estaba algo rota.
Tifa me abrazó y le correspondí sin poder evitar romper en llanto. Tenía las emociones a flor de piel. Últimamente estaba muy sensible por todas las emociones vividas, era como una montaña rusa emocional.
— Estamos juntas en esto.- Me dijo Tifa.
— Sí, gracias de verdad. Te quiero mucho, Tifa.- Me salió de dentro decirle eso, la apreciaba muchísimo como amiga por eso había estado intentando "protegerla" de esto pero era obvio que esto habria llegado algún día. Noté la mirada sorprendida de Tifa a mis palabras pero inmediatamente una sonrisa se le dibujó en el rostro.
— Yo también te quiero, Sil.
Nos quedamos un poquito más abrazadas hasta que por fin pude cesar las lágrimas. Nos separamos y nos sonreímos.
— Venga, Sil.- Me dijo ella.- Ves rápido a buscar a Cloud y a apuntaros a la noria. Tienes que decirle lo que sientes.
— Gracias Tifa.- Le sonreí y nos despedimos ella yéndose con las chicas.
Me quedé mucho más tranquila después de esa conversación. No hubiera querido perder la amistad con ella de ninguna manera y sentía que esto nos había hecho un poco más fuertes.
Fui corriendo hacia el hotel Embrujado del Gold Saucer. Estaba todo ambientado como en una casa del horror y además estaba muy bien conseguido. Entré al hotel y me dirigí a recepción preguntando la habitación de Cloud y subí al ascensor yendo hacia la suite y piqué a la puerta. No tardaron demasiado en abrir la puerta y allí estaba, Cloud. Me puse un poco nerviosa al verle pero le sonreí.
— ¿Cómo te encuentras…?- Le pregunté.
— Bien, dormir me ha venido bien.- Me respondió él.
— De casualidad… ¿no te apetece venir conmigo a un sitio?- Pregunté intentando sonar como de costumbre.
— ¿Dónde?
— La noria tiene una oferta para parejas. ¡Quiero subirme a la noria!- Exclamé con una sonrisa.- Venga, va…
— Si, porqué no.- Me respondió él.
— ¿De verdad?- Una sonrisa se dibujó en mi cara.- ¡Toma! Pues… ¡Rumbo a la noria!
Cloud cerró la puerta de la habitación y salimos del hotel juntos. Los nervios me estaban comiendo por dentro pero también tenía muchas ganas de disfrutar de la noria.
Plaza de la noria.
— Esta franja horaria está dedicada a las parejas.- Un auxiliar comentaba la situación a varias personas.- Vuelva con su pareja, o bien con un amigo, y disfrute del Gold Saucer por todo lo alto. Podrán contemplar las hermosas vistas, enmarcadas por la ventana de la cabina como si fueran un cuadro de un museo… Será una experiencia inolvidable.
— ¿Vamos?- Dije con una sonrisa.- ¡Creo que hay que hacer cola!
Cuando nos íbamos a hacer a la cola de golpe la noria se paró y la gente empezó a preguntarse qué estaba pasando.
— Disculpen las molestias.- Dijo el auxiliar.- Acabamos de confirmar una avería en la red eléctrica del recinto. Estamos investigando las posibles causas, pero hasta solucionar el problema rogamos que sigan las instrucciones de evacuación. Por aquí, por favor. Mis compañeros les indicarán adónde dirigirse.
— ¿En serio?- Exclamé con un suspiro.- Que mala pata…
— Lo siento.- Dijo Cloud mirándome a los ojos.
— No te preocupes. Ojalá podamos volver algún día.- Le sonreí.
— ¡Cloud! ¡Prrr mis bigotes!- El gato del principio se acercó corriendo a nosotros.
— ¡Oh, tú eres el de la bienvenida!- Sonreí.
— ¡Encantado, señorita! Soy Cait Sith.
— ¿Qué quieres?- Preguntó Cloud.
— ¡Tienes que venir al coliseo de inmiaudiato! Se han liado a tiros… en el vestíbulo.- Exclamó Cait Sith.- Según los testigos, ¡ha sido un menda con un arma en vez de brazo!
— ¿Qué?- Exclamé. Conocía a alguien que coincidía perfectamente con la descripción.
— Yo se lo digo a tus compis. ¡Venga, dales caña a esas almohadillas!- Exclamó Cait Sith antes de salir corriendo.
— No veo a Barret haciendo algo así… ¿o no?- Miré a Cloud fijamente.
— Vamos a comprobarlo.- Me dijo Cloud.
Fuimos rápidamente a la plaza de Combate del Gold Saucer donde se encontraba el coliseo. Allí el personal de seguridad nos paró.
— Lo siento, el acceso está restringido en estos momentos.
El personal se puso una mano en la oreja donde tenía el pinganillo y de golpe nos miró fijamente.
— De acuerdo, adelante.
En ese momento nos dieron paso y allí nos encontramos con Aeris, Tifa, Yuffie y Red XIII.
— ¿Sabéis algo?- Pregunté.
Todos negaron con la cabeza y rápidamente entramos en la parte trasera viendo una situación horrorosa. Cadáveres tapados por una manta azul y toda la zona marcada con cintas de seguridad.
— Barret…- Dijo Cloud.
— Dejó a las tropas de Shinra como una colador de pasta, y luego…- Dijo Cait Sith.
— Déjame hablar a mí.- Exclamó Dio quien también se encontraba allí.- Soy Dio, el director del parque. Zagales, os doy la bienvenida al Gold Saucer, nuestro paraíso dorado. Tú eres mi rival de antes… Espero la revancha.
— Ahora no es el momento.- Respondió Cloud.
— Un jefe de departamento de Shinra está aquí de visita y han disparado a su escolta.- Dijo Dio.- El personal y algunos visitantes también se han visto involucrados en el altercado.
— Qué horror…- Exclamó Tifa.
— Además, las cámaras de seguridad han quedado hechas trizas. No hemos podido grabar al tirador, pero sí tenemos testigos oculares.- Explicó Dio.- Dicen que tiene un arma por brazo. Por esa descripción, he pensado que podría tratarse de un individuo peligroso del cual nos habían informado. Un tipo grande, aunque no tanto como yo. Vozarrón. Con muy mal genio, gafas de sol… y un arma en vez de brazo. Apuesto a que os suena, ¿verdad?
— No puede ser…- Dije yo.- Imposible. Debe haber un error.
— Barret suele perder los estribos, pero nunca haría algo así.- Agregó Tifa.
— Me gustaría creeros, de verdad.- Dijo Dio enseñándonos un cartel de "SE BUSCA" con las caras de Barret, Tifa y Cloud impresas en ella dando una recompensa de 100.000 guiles.- Mirad, hoy nos ha llegado esto.
— Pero…- Dijo Tifa bajando la mirada.
— No ha sido Barret.- Añadió Cloud.
— ¿Puedes demostrarlo?- Preguntó Dio.
— Para empezar, él no destruiría las cámaras de vigilancia.- Explicó Cloud.- Suponiendo, hipotéticamente, que tuviera motivos para abrir fuego querría dejar constancia de esa motivación. No destruiría las cámaras.
— Hermoso discurso.- Dijo Dio.- La amistad es lo más sagrado que hay. Sin embargo, esto es muy grave. No puedo fiarme de vuestra palabra. Os propongo un trato. Buscadme al tirador y demostrad así la inocencia de vuestro amigo. Os doy 24 horas. Si no lo encontráis, os arrestaremos y os entregaremos a Shinra.
Dio le tendió la mano a Cloud para cerrar el pacto y Cloud se lo aceptó. En ese momento Dio le puso un rastreador en la muñeca.
— Esto es un rastreador.- Mencionó Dio.- Estaréis bajo vigilancia para que no huyáis.
— Nunca huimos.- Dijo Cloud.
— ¡Me alegro!- Exclamó Dio.- No dejéis que los Turcos se os adelanten. Buena suerte.
— ¿Eh? ¿Los Turcos?- Pregunté.
— Tener competencia hace el reto un poco más estimulante, ¿no es así?- Dijo Dio.- ¡Ánimo, zagales! El tirador está abajo, en alguna parte. ¡Vuestro amigo cuenta con vosotros!
— ¡Yo también os echo una patita!- Dijo Cait Sith saludandonos desde atrás.- Necesitáis un guía, ¿no? ¡El ascensor es prrr aquí! ¡Prrr aquííí! ¡Aligerad esas patitas!
Pusimos rumbo al ascensor, definitivamente sabía que no había sido Barret pero por la descripción lo parecía. Teníamos que defenderle. Entramos al ascensor y Cait Sith le dio al botón.
— Vamos rumbo al Infrasaucer.- Dijo Cait Sith.- Hace miaucho tiempo, el personal de este parque tenía aquí sus casas. Pero empezaron a aparecer monstruos, así que trasladaron a la gente arriba. Después de eso, todo fue raspa abajo. ¡Ahora solo vive ahí la peor calaña! Prrr, se me erizan los bigotes solo de pensarlo…
— Me recuerda al mercado Muro.- Mencionó Aeris.
— Sí, pero ¡miaucho peor!- Exclamó Cait Sith.- Dicen que, una vez metes la patita, ya no hay vuelta atrás. Es por eso que… le pusieron otro nombre. La prisión de Corel. ¡Un miauténtico infierno en el desierto! Hurto. Violencia. Homicidio. ¡De todo! Ya sabéis… Miaucho cuidadín, camaradas.
El ascensor se paró y todos íbamos algo tensos por lo que Cait Sith nos acababa de contar.
— Ya estamos…- Dijo Yuffie.
Infrasaucer: Prisión de Corel
Entramos a lo que parecía ser un pueblo muy pobre. Las casas eran chozas construidas a base de basura y daba muy mala espina.
— Prrr, ¿no hay nadie?- Preguntó Cait Sith.
— Nos están observando.- Dijo Red XIII.
— No bajéis la guardia.- Añadió Cloud.
Empezamos a andar por sus calles hasta que llegamos a un sitio que parecia una especie de plaza. Allí a lo lejos avistamos a dos hombres quienes llamaron a los demás y varias motos nos empezaron a rodear.
— Una trampa…- Dije yo.
— Buen ojo, bonita.
En ese momento noté como me pegaban un golpe cayendo directamente al suelo quedandome inconsciente.
Casa de Gas (a la mañana siguiente)
— ¡Buenos días!- Una voz que no reconocía me daba los buenos días.
Abrí los ojos como pude encontrándome con los demás, en el suelo. Me levanté de golpe y saqué mi arma. Cloud hizo exactamente lo mismo que yo.
— Eh, tranquilitos.- Dijo el tio ese riendose.- Seguidme. ¡Arreando! Vamos que nos vamos.
No nos quedó otra que seguir aquellos tipos y nos dieron órdenes de quedaron parados en un sitio no demasiado lejos de donde estábamos.
— ¡Jefe, aquí los traigo!- Exclamó el tio.
En ese momento la puerta que teníamos delante se abrió de una patada y de allí salió un tío de pelo blanco y dos de sus guardias. El chaval entró bailando, como vacilandonos.
— ¡Caray!- Exclamó.- Bienvenidos. La prisión de Corel os abre sus puertas. Busco a una tal Sil… ¿os suena?
Me sorprendí muchísimo al escuchar mi nombre y en ese instante Cloud se puso delante mío.
— ¡Ajá! Así que eres tú.- Me miró fijamente de arriba a abajo.- No hace falta que tu perrito te proteja, no te haré nada.
— ¿Cómo me conoces?- Pregunté.
— Es interesante.- Me dijo el chaval.- Te aseguro que no nos hemos visto nunca. ¡Lo tendrías grabado a fuego, créeme! Si sé quién eres, es porque yo me entero de todo. Y también sé quien es tu perrito faldero, Cloud ¿verdad? ¿Y sabes porqué, verdad? ¡Va! ¡Te lo suelto! Cuando se trata de la chiquilla que acabó con el negocio de Don Corneo, hay que estar aún más al tanto. Felicidades. Ole, ole y ole. ¡Eres famosa por aquí!
— Estamos buscando a un hombre con un ar…- Dijo Cloud intentando aprovechar la situación.
— Lo sé, lo sé.- Dijo el chaval.- ¿Estás sordo, chaval? Aquí estamos bien informados. No me hagas repetirlo. Yo estoy al tanto de todo lo que se cuece ahí arriba. Al grano. Necesito a una chiquilla como tú, que sepa de manipulación y además, sepa hacer de todo.
— ¿Para qué?- Crucé mis brazos.
— Buscáis al tipo del arma, ¿verdad? Está bajo mi custodia.- Dijo el tipo.- Encarcelado en el desierto. Podría decirte la ubicación exacta, solo por ser tú. Qué chollo, ¿no? Pero hoy en día, todo es un toma y daca. ¿Me equivoco? En otras palabras, no te va a salir gratis. Necesito pasta, ¡y no sabes cuánta! ¡Llega un pirado y se pone a disparar a las tropas de Shinra sin ton ni son! ¡Se carga a no sé cuantos! ¡Y aun así, la recompensa por entregarlo a las autoridades no me basta! ¡Para defender la prisión hace falta más que calderilla! ¡Se necesitan fajos tochos! ¡Joder, joder, joder! ¡Mierda!
— Ajá.- Dije mirándolo fijamente.
— Entonces… Tú, querida, vas a conseguirme ese dinero. ¿Cómo? Tranquila, que te lo voy a decir. Escúchame muy atentamente. Vas a participar en una carrera de chocobos y vas a ganar, nena. Hasta que lo logres… tus amigos, incluyendo a tu bonito perro faldero, serán mis huéspedes.
En ese momento los guardias del tipo este encerró a todo el grupo en unas rejas, sin dejarles salir.
— ¡Noooo!- Exclamó Cait Sith.
— ¿De qué vas?- Dije yendo hacia el tipo y empujándolo.
— Nena, no te alteres. Los trataré como si fueran de la realeza. Y si no me consigues el dinero, ya idearemos tus amiguitas, tu y yo otra forma de hacer negocio. Y tus mascotitas seguro que aportarían algo.
— Imbécil.- Exclamé.
— ¡No, nena! ¡Mi nombre es Gas!- Gas sonrió.- ¡Decidido! En cuanto a las carreras, que te informe mi colega de ahí.
— ¡A la orden, jefe!- Dijo uno de los guardias.
— Mucha mierda.- Me dijo Gas levantandome el mentón.- Ah, y… ten cuidado. Una chica sola por aquí… puede no volver nunca.
Gas se metió hacia dentro de la casa una vez más, riendose y el guardia me miró fijamente.
— Te llevo a por el chocobo. Tú sígueme.
Me acerqué a los demás y los miré fijamente a través de las rejas.
— Pero de qué van estos apestosos.- Dijo Yuffie.- Como me cabreen, van a ver lo que vale una ninja…
— Sil.- Me dijo Cloud.- Ten muchisimo cuidado.
— Lo tendré. Esto no me da miedo, solo espero que estéis bien.- Dije mirandolos.
— Confiamos en ti.- Dijo Aeris.- Ya vimos lo bien que se te da montar en chocobo.
— Mucha suerte, Sil. Estaremos apoyandote desde aquí.- Mencionó Tifa.
— Gracias… Cuidaos, por favor.
Me fui de allí persiguiendo al guardia de Gus a mi ritmo.
— Vamos, aligera el paso.- Dijo el guardia.- Como intentes escapar, acabas en un pozo de arena.
— Y como no te calles o me hables mejor tú terminarás peor.- Expresé.
— Cuidado con tus palabras, nena.- Me dijo el guardia.- Aunque seas una pava no voy a pasar por alto tus faltas de respeto, ¿eh?
Chocobovestidor provisional.
Llegamos al sitio y el guardia se paró de golpe.
— Aquí la tienes.- Dijo el guardia.
Una chica, algo más pequeña que yo, se acercó a mí.
— Así que tú eres Sil, ¿verdad? Yo soy Ester. Me encargo de los chocobos.- Me dijo la chica.
— ¿Sil?- En ese momento una voz que reconocía llamo mi nombre y al girar la mirada vi a Billy.
— ¿Billy?- Pregunté confundida.
— ¿Os conocéis o qué?- Preguntó Ester.
— ¿Qué haces aquí…?- Me acerqué a él.
— Vine al Gold Saucer para entrar en la competición con Piko… ¡y estos tipos me secuestraron!- Respondió Billy.
— Oye, tú, esas son palabras mayores.- Exclamó el guardia.- Te perdiste en el desierto y te rescatamos, ¿o no? Como nos vaciles, ¡nos cargamos a tu chocobo y nos lo zampamos!
— ¡Oye! No digas gilipolleces- Exclamé yo para después mirar fijamente a Piko.- Ay, Piko… ¿no está bien?
— El desierto lo ha dejado exhausto…- Dijo Billy.- Es el chocobo con el que vas a competir… pero veo crudo que gane, como no coma y recupere sus fuerzas.
— Kuééé…- Exclamó Piko.
— Entonces…- Dijo Ester.- Lo primero que harás será buscarle algo que echarle al buche.
— Bien…- Dije mirando a Piko, muriendome de pena.
— Venga, yo le ayudo.- Dijo Billy con una sonrisa.
— Trademe lo que encontréis.- Mencionó Ester.
Salimos del chocovestidor profesional entrando en la cárcel de corel. De día se seguía viendo tan mal rollero como de noche. Empezamos Billy y yo a dar una vuelta por la zona para ver dónde podíamos conseguir verduras y de golpe un tipo con sombrero nos paró.
— Oye bonita, me han hablado de ti.- Dijo el hombre con sombrero.- Buscas verdura, ¿no? Te propongo un trato: tú me haces un encarguillo y yo te doy la verdura. ¿Qué me dices?
— ¿De qué se trata?- Pregunté.
— Resulta que en mi casino, que está en la plaza, hay una panda de tahúres singulares. Me gustaría que fueras a buscarlos y les ganaras una partida a Sangre de la Reina. ¿Qué me dices?
— Si, vale.- Dije.
— Estupendo. Son más raros que un perro verde, pero como juegan de maravilla ya nadie se atreve a retarlos. Si les ganas seguro que otros se animan a retarlos. Los tahúres en cuestión son tres y est��n en el casino de la plaza. Te daré una verdura por cada uno que derrotes.- Me explicó dándome una baraja.- Ten, te la puedes quedar. ¡Cuento contigo!
Salimos de allí y Billy me miró fijamente.
— ¿Sabe jugar a eso, Sil?- Me preguntó.
— Por lo que sé, sí.- Dije.- Gané un torneo no hace demasiado. Será fácil.
— Me alegra mucho escucharlo.- Dijo él dejando salir un suspiro.
Casino.
Llegamos al casino y allí habían tres tableros de la Sangre de la Reina y tres combatientes detrás de estos. Sin problema me enfrenté a los tres ganando sin demasiado rollo. La estrategia era totalmente lo mio asi que no tardé demasiado en tumbarlos a todos. La emoción en el casino fue incrementando y al final de la última partida todo el mundo quería retarse así que mi misión había sido cumplida exitosamente.
— ¡Se le ha dado de maravilla!- Me dijo Billy.- ¿Hay algo que no sepa hacer?
— No es para tanto.- Dije riendome un poco.- Simplemente es una coincidencia.
Rápidamente volvimos a la tienda de cartas donde se encontraba el hombre del sombrero.
— Muy buenas, bonita.- Me dijo.- Gracias a tu racha de victorias… se está reavivando el interés por el sangre de la reina. Así que el negocio va en viento en popa. Me has ayudado un montón así que lo prometido es deuda.
El señor nos dio tres verduras para poder alimentar a Piko y miré a Billy.
— ¿Con esto tendremos suficiente?- Pregunté.
— Sí, de sobra.- Me dijo él.- Vamos a ver a Piko.
Chocobovestidor provisional.
Pusimos la verdura en el comedor de Piko y de golpe el chocobo se levantó comiendo como un condenado. Se puso super contento y me miró batiendo sus alas.
— Kuééé.- Exclamó Piko.
— ¡Perfecto! ¡Ya está listo para correr veloz como un rayo!- Exclamó Billy.
— Habla con el guardia para que te lleve al chocobódromo.- Me dijo Ester.
— Vamos arriba, te llevaré al chocobódromo.- Me dijo el guardia con una sonrisa.
— Oye, mejor voy yo con ella.- Dijo Ester.- No te importa, ¿no?
— ¿Ein? ¡Joer! Siempre igual, ¿ahora eres lesbiana o qué?- Exclamó el guardia.
— ¡Es mona!- Ester sonrió a lo que yo me puse algo roja.- Decidido. Vente conmigo.
La empecé a seguir siguiendo el camino que ella marcaba. Billy también nos seguia con Piko.
— Nunca pensé que vería a Piko en tan buena forma.- Me dijo.- Estaba en los huesos cuando llego. Piaba tan flojito que daba lástima.
— Ay… pobre.- Expresé.- Me alegra que ahora esté bien.
— Ahora está irreconocible.- Dijo Ester.- Ya verás la pedazo de carrera que nos va a dar. Aunque de nada sirve tener un buen chocobo si el jinete no está a la altura. Cuántas veces habré visto chocobos rápidos que pierden por sus jinetes de pacotilla…
— Sil es un fenómeno a chocobo.- Mencionó Billy.
— No se me da mal.- Expresé.
Gold Saucer: Plaza Chocobo.
Nos subimos al montacargas llegando al Gold Saucer de nuevo.
— Es usted jinete, ¿no?- Me preguntó un auxiliar.
— ¡Así es!- Ester respondió por mi.
— Nosotros nos ocupamos del chocobo.- Diríjase a la sala de espera.
Me dirigí junto con Ester y Billy a la sala de espera y al llegar, Ester se giró mirando a un hombre que estaba apoyado a la pared, vestido de cowboy.
— ¡Pero si es Joe!- Exclamó Ester.
— Ay, Ester…- Dijo Joe.- ¡Cada vez más guapa!
— Ya, ya. Gracias.- Dijo Ester.- Os presento. Este es Joe, el jinete personal de Sam. Siento tener que decirlo… pero es el mejor del circuito.
— Encantado de conocerte.- Me dijo Joe haciendo una reverencia. Me lo quedé mirando fijamente, me transmitia una vibra extraña.
— Esta es Sil.- Mencionó Ester.- Digamos que es nuestra nueva estrella. No le quites el ojo de encima.
— Se nota que le has caído bien a Ester…- Me dijo Joe.- Aunque… extraño es. ¿Vas a competir, tú? ¿Una chica?
— ¿En serio?- Pregunté cruzándome de brazos.
— Bueno, a ver si cumples las expectativas. Me gusta que mis rivales estén a la altura, aunque lo dudo. Mucha suerte, Sil.- Joe me puso una mano en el hombro antes de marchar.
— Bueno, no lo escuches.- Me dijo Ester.- Ahora solo queda esperar a que empiecen las carreras.
Me senté en el sofá y me crucé de brazos. No podía parar de pensar en los demás, como debían estar esperando, que los estuvieran tratando bien. Aunque la carrera de chocobos profesional me motivaba, quería superarme, ver de que era capaz. Poco después me llamaron para entrar a la carrera y me levanté yendo con Piko al circuito, poniéndonos en la línea de meta.
En otra parte del Gold Saucer…
— ¿Sabéis que han intentado dispararme?
— ¿Cómo? ¿Eso es lo que ha pasado en el coliseo?
— Sí, sí. Menos mal que había escogido ese momento para ir al baño.
— ¡Qué me cuenta! ¡Menuda suerte!
— ¿Verdad? Hoy me sonríe el destino, así que seguro que voy a ganar las apuestas. ¡Ah! ¿Le han echado manteca? Me gusta que lleve mucha.
— ¿Lo has encontrado?
— ¡Qué más dará ahora eso, Rude! Estás ahí, fresquito, con Palmer y las tontas que le siguen solo para ver a Sil en la carrera de chocobos y yo me voy a desmayar del calorazo que hace aquí en el desierto. Explícamelo… ¿Por qué tenemos que ir de negro?
— En cuanto termine la carrera, voy para allá.
— Y hazme el favor de traerme un refresco. ¡O mejor un helado!
— ¿De vainilla?
— No, de vainilla no. A este paso, ¡me voy a quedar más seca que una momia! ¿Me oyes? ¿Rude? ¡Rude!
— Ah… ojalá estuviera Reno aquí.
----
Acaricié el plumaje de Piko y le sonreí, él y yo hacíamos un buen equipo. El contador empezó a ir hacia atrás: 3, 2, 1… ¡YA!
Piko y yo salimos disparados, sin mirar atrás. Puse mi cuerpo ligeramente hacia adelante, levantándome un poco del sillín para tener aún más control. Piko ya sabia que significaba eso, correr sin mirar atrás. Intenté adelantarme a absolutamente todo el mundo para evitar cualquier incidente. El jinete de Sam me transmitía cero confianza y más teniendo en cuenta lo tramposo que es Sam así que lo evité usando el máximo la delantera y así, una vez más consiguiendo una victoria aplastante. Levanté mis brazos cuando crucé la línea de meta, celebrandolo y abracé a Piko.
— ¡Bien hecho, Piko!
— ¡Kuéééé!
La carrera terminó y me entregaron el premio que le tenía que dar a Gas. De allí ya me dirigí a la casa de Gas.
Casa de Gas (dos horas después)
Cuando llegué todo el grupo estaba liberado y se acercaron corriendo a mi, super emocionados.
— ¡Sil has hecho una carreraza!- Exclamó Aeris.
— Te hemos visto por la tele y como te has adelantado a todos desde el principio… ¡NO LO HABÍA VISTO ANTES!- Exclamó Yuffie.
— ¡Estaba segurísima de que ibas a ganar!- Me dijo Tifa con una sonrisa.- Ya te vimos montar super en el rancho de Billy.
— ¡Chicas!- Exclamé algo avergonzada.- ¡No hace falta!
— ¿Estas bien?- Me preguntó Cloud acercándose a mi.
— Sí… Ha estado bien al final.- Sonreí.
— ¡Caray! Aquí está nuestra campeona.- Exclamó Gas al verme.- ¡Sabía que lo ibas a petar a lo grande! Ya podemos dormir tranquilos.
— Ah.- Dije sin decir nada más. Me importaba poco.
— Ay, no seas tan mala, va directo a mi corazón.- Dijo Gas.
— Cumple tu parte del trato.- Dijo Cloud de golpe.
— Que sí, ya voy.- Mencionó Gas.- Soy un hombre honrado, ¿sabes? ¡Y odio que me metan prisa!
Gas chascó los dedos y uno de sus guardias abrió una puerta con unas escaleras.
— Este paso subterráneo atraviesa el desierto. No tendréis ni que preocuparos por las arenas movedizas.- Dijo Gas.- Una vez fuera, encontraréis un buitre muy simpaticón que conoce el camino. Seguidlo. El fulano del arma está preso en el desguace. Podéis entregárselo a Shinra, cortarle el pescuezo o lo que os venga en gana.
— Vamos.- Dije.
Infrasaucer: Pasaje de los bellacos.
Bajamos las escaleras y empezamos a correr por el pasaje para llegar lo antes posible.
— Barret nunca haría algo así.- Dijo Tifa.
— La escena del crimen no era propia de él.- Añadí.
— Pero, ¿quién más tiene un arma por brazo?- Preguntó Yuffie.
— Estoy segura de que no ha sido él.- Mencionó Aeris.
— Pronto lo sabremos.- Dijo Cloud.
El pasaje estaba infestado de bichos que una vez más derrotamos rápidamente para que no nos molestaran hasta que finalmente vimos la luz.
Región de Corel: Sur.
Allí literalmente un buitre nos esperaba y alzó vuelo cuando nos vió. Le empezamos a seguir con un buen ritmo para no perderle de vista. Teníamos todos los nervios a flor de piel ya que la incertidumbre de lo de Barret nos estaba matando. Pero todo no fue color de rosa ya que de golpe unos torbellinos de arena se generaron y venían a toda velocidad hacia nuestra dirección.
— Una tormenta de arena.- Dijo Red XIII.
— ¡Vámonos!- Exclamó Cloud.
La arena subía y yo rápidamente bajé mi mirada para que no entrara en mis ojos. Cloud puso su brazo en mi, protegiendome de la arena. De golpe escuchamos unos disparos.
— ¡Por aquí!- Giré la mirada y allí estaba Barret.
— ¿¡Barret!?- Exclamó Tifa.
— ¡Rápido!- Dijo Cloud sin soltarme ni un segundo, poniéndonos detrás de donde estaba Barret.
Por suerte la tormenta cesó rápidamente pero la arena cayó encima nuestro.
— ¡Prrrr!- Dijo Cait Sith.- ¡Hemos acabado miaulamente!
— ¡Achú!- Red XIII estornudó tan fuerte que tiró hacia atrás a Cait Sith. No pude evitar reír un poco.
— Barret… por fin…- Dije mirándolo, había estado muy preocupada.
— ¡Menos mal que estás bien!- Mencionó Tifa.
— ¿¡Te has escapado!?- Preguntó Yuffie.
— ¿Qué dices?- Exclamó Barret.- ¿Qué pintáis vosotros aquí?
— Tratando de encontrar al tirador del Gold Saucer.- Dijo Cloud.
— Parece que…- Dijo Tifa.- Tenía un arma en vez de brazo.
Barret miró su brazo fijamente y se giró empezando a andar.
— Ajá…- Dijo él.
— No has sido tú, ¿verdad?- Preguntó Cloud.
— Todo esto es culpa mía.- Dijo Barret parándose en seco.
— ¿Qué dices…?- Exclamé mirándolo fijamente.
— El tirador se llama Dyne.- Explicó Barret.- Es amigo mío… Más bien, lo era. Fue hace cuatro años, cuando explotó el reactor. Dyne y yo nos acercamos a echar un vistazo. Y a la vuelta… Vimos como la aldea estaba en llamas y como las tropas de Shinra atacaban a los aldeanos. En una de estas, Escarlata nos empezó a disparar y Dyne casi se cae por el acantilado. Lo intenté ayudar y fue cuando Escarlata disparó a nuestros brazos haciendo que Dyne cayera por el vacío gritando lo que pensaba que eran sus últimas palabras: "Eleanor, Marlene..".
— ¿Marlene?- Preguntó Tifa.
— Yo había perdido mucha sangre y estaba mareado, pero logré huir.- Seguia contando Barret.- Me desmayé y el doctor Sheiran me encontró. Le debo la vida. Por eso.. elegí esto en lugar de una prótesis para mi brazo derecho. Quería vengarme. Dyne debió elegir igual. Sí, supongo que sí. Estaba convencido de que no había sobrevivido. De haberlo sabido…
— ¿Así que Dyne también quería vengarse de Shinra?- Pregunté.
— Yo qué sé…- Mencionó Barret.- Lo vi alejándose del lugar del tiroteo, pero, aun así, no me cabe en la cabeza que fuera él. Esa no es forma de vengarse. Tengo que hablar cara a cara con él. Tengo cosas que contarle.
— ¡Pues vámonos!- Exclamó Yuffie señalando el desguace.
— Se supone que está ahí encerrado.- Dijo Cloud.
Fuimos hacia el desguace y Barret se nos adelantó mirando fijamente el sitio.
— Habéis dicho que Dyne está aquí, ¿verdad?- Preguntó.
— Supuestamente, si.- Respondí.
— Creo que es mejor que vaya yo solo.- Dijo Barret quitándose las gafas.
— Pero…- Dijo Tifa a lo que Cloud intervino.
— Adelante.- Le dijo Cloud a Barret.
Barret se fue para adentro y nos quedamos afuera, esperandole.
— Espero que esté bien.- Dije yo.
Pocos minutos más tarde, lo vimos salir con Dyne, ayudandole a andar aún algo lejos de nosotros pero se les podía escuchar.
— Oye.- Dijo Dyne.- Anda, si también hay un Soldado. Desgraciado… Nos has vendido a Shinra.
— ¡No!- Exclamó Barret.- ¡Te equivocas!
En ese momento Dyne empezó a disparar como un loco en nuestra dirección y todos nos escondimos detrás de las paredes para que sus balas no nos alcanzaran.
— ¡Ya basta, Dyne!- Exclamó Barret.
— ¿Qué te pasa?- Pregunto Dyne.- Dispara.
— He venido a ayudarte.- Mencionó Barret.
— ��¡Para ayudarme!? ¿Tú?- Exclamó Dyne mientras se reía.- ¡No me hagas reír! Te has levantado graciosillo hoy, Barret. Esas gilipolleces te las llevas a la tumba.
Se volvieron a escuchar disparos y yo rápidamente salí, estaba claro que le estaba disparando a Barret, tenía que ayudarlo.
— ¡No te entrometas!- Exclamó Barret al verme.- Esto es cosa nuestra… Entre él y yo.
Me quedé mirando la escena, muy preocupada y con el corazón encogido, pero entendía perfectamente que no debía meterme.
Barret y Dyne empezaron a pelear, disparandose. Dyne iba a por todas a por él y Barret se defendía sin evitar dispararle también.
— ¡Ya no somos lo que éramos!- Exclamaba Dyne mientras disparaba.- ¿¡No es así, Barret!? ¿Te acuerdas de cuando pusimos trampas para las ratas y te pillaste la mano en una? ¡Qué risa me eché aquel día!
Cada palabra que decía Dyne me rompía el corazón ya que no podía evitar empatizar con Barret. Debía ser tan duro para él y aun así, le estaba enfrentando. De golpe Dyne cayó de rodillas.
— Eleanor… Marlene…- Dijo Dyne.- Aaah… Veo todo oscuro…
En ese instante un montón de chatarra se le acumuló en el brazo haciendo incluso un arma mucho más fuerte.
— ¡Dyne!- Exclamó Barret.- Confía en mí. ¡Quiero ayudarte!
— ¡Barreeeet!- Exclamó Dyne atacándole de nuevo, pero con más fuerza.
— ¿¡Qué pretendes, Dyne!?- Exclamó Barret una vez más.
Barret le atacó con todas sus fuerzas tirando a Dyne hacia atrás ya sin fuerzas. Barret le volvió a apuntar una vez más.
— Vamos…- Dijo Dyne.
— Dyne, se acabo.- Dijo Barret bajando el arma.
— ¿Qué?- Exclamó Dyne apuntando a Barret de nuevo.- ¿¡Cómo que se acabó!? ¡Nada de esto ha acabado!
— Pues venga, mátame y así le ponemos punto y final.- Mencionó Barret sacándose la prótesis de arma y tirándola al suelo.
— ¡Barret!- Exclamó Tifa.
— ¡No te acerques!- Exclamó Barret.
— Cobarde…- Dijo Dyne riendose.- Así, si mueres, no tendrás que sufrir más, ¿no? ¿De qué vas?
Dyne le pegó un guantazo a Barret girándole la cara haciendo que él cayera al suelo. Le agarré fuerte la mano a Cloud en ese momento, apretandosela, ver todo esto me estaba afectando de gravedad emocionalmente.
— ¡Se supone que has venido a ayudarme a mí!- Exclamó Dyne.
— Yo…- Dijo Barret.
— No has cambiado nada.- Mencionó Dyne agarrandole la cabeza a Barret y apuntándolo con su arma.- Tiras la toalla… a la primera de cambio…
— Perdóname, Dyne.- Dijo Barret, de rodillas.- Fui un idiota. Seguro que había otra opción, pero nos ofrecieron tanto dinero… que me cegué…
— Pagamos con sangre cada guil que nos dieron.- Dijo Dyne.- ¿Sabes…? En mi cabeza… aún oigo su voz. La voz de Eleanor. "No odies… a Barret. Él es inocente…" Entonces, ¿¡de quién es la culpa!? ¿¡De Shinra!? ¡Sí! ¡Siempre es de Shinra!
Dyne empezó a disparar hacia atrás y cuando dirigimos la mirada vimos a un montón de centinelas subiéndose a los escombros para dispararles. Rápidamente Cloud, yo y los demás fuimos hacia allí para luchar contra ellos y quitarlos del camino y que no tocaran ni a Dyne ni a Barret.
Barret tiró al suelo a Dyne para que no le alcanzaran las balas.
— Estoy destrozado…- Dijo Dyne.- Cada vez que mato a alguien, yo también me muero un poquito. Tengo el alma podrida. Me encantaría palmarla yo también… pero no puedo. ¿Por qué? La vida no tiene sentido sin Eleanor y Marlene y, aun así…
— Marlene está viva.- Mencionó Barret enseñándole una foto de carné que llevaba siempre encima de Marlene.- Vive en Midgar y ya tiene cuatro años.
— Marlene…- Dijo Dyne agarrando la foto, temblaba.- Tiene los ojos y el pelo de su madre…
— Después de la explosión, vivía sin vivir en mí.- Explicó Barret.- Había perdido a Myrna, y creía que a ti también. Los remordimientos me carcomían. Marlene me dio fuerzas para seguir adelante. La encontré llorando frente a vuestra casa en llamas, y me la llevé. Desde entonces, ella ha sido mi razón de ser.
— ¿Por eso me la quitaste?- Preguntó Dyne.- ¡Sabías lo mucho que la quería! Lo sabías muy bien, y aun así…
— No he dicho eso.- Dijo Barret intentando que Dyne entrara en razón.
— ¡Me has arrebatado todo lo que he amado!- Exclamó Dyne tirando la foto de Marlene.
— Dyne…- Dijo Barret levantándose y agarrandole el brazo.- Vamos a ver a Marlene, juntos.
— Te odio, Barret…- Exclamó Dyne.- ¿¡Por qué mierdas me dices esto ahora!?
— Dyne…
— ¿¡No ves que tengo las manos manchadas de sangre!?- Gritó Dyne con desesperación.- ¡Está todo perdido!
Dyne apartó a Barret al ver que venían más centinelas por otro lado y les atacó, disparando pero tristemente, mientras los quitaba a todos de en medio, le balearon a él también. El arma se le cayó del brazo y aunque intentó andar un poco, se cayó de rodillas para luego estirarse encima de Barret.
— Dyne…- Dijo Barret.
— Sigue… viviendo… y sufre…- Mencionó Dyne, mirando fijamente a Barret.
— ¡No!- Exclamó Barret.- ¡Noooo!
— Ya estoy aquí, Eleanor…- Dijo Dyne- Ya estoy en casa.
En ese momento Dyne cerró los ojos para no volver a abrirlos nunca más y Barret soltó un grito de desesperación y de tristeza que resonó directamente en mi corazón.
— Barret…- Dijo Tifa, con el corazón en un puño.
— ¡Cloud, mira!- Exclamó Yuffie señalando al cielo.
Miramos al cielo y tres helicópteros de Shinra junto con un robot gigante venían hacia la zona.
— Lo que nos faltaba, joder.- Exclamé.
Fuimos corriendo hacia la entrada del sitio y allí, delante nuestro soltaron al robot gigante.
— Me tratan como a un donnadie… Me anulan la reserva del hotel… Encima, cierran el coliseo por un tiroteo ¡y el chocobo por el que había apostado pierde la carrera!- Alguien hablaba desde dentro del robot. En ese instante asomó la cabeza para ver el director Palmer, de Shinra- ¡Estoy que me pinchan y no sangro! ¡Ya estoy hasta la coronilla! ¡Se van a enteraaar!
Palmer controlaba al robot gigante. Lo analicé rápidamente con mi materia para encontrar que su debilidad era electro y que su punto débil era ponerlo boca abajo. Todos empezamos a atacar, cada uno a su estilo. La rabia y la tristeza me invadian y no estaba para tonterías y menos para derrotar a este pardillo de Shinra.
— Encima va y vienes a molestar.- Exclamé.- Vas a arrepentirte de haber venido.
Rápidamente saqué una de mis materias de invocación que guardaba para ocasiones especiales, mi invocación favorita. Fénix. Lo invoqué y los demás se me quedaron viendo fijamente, nunca había recurrido a las materias de invocación pero estaba harta.
Fénix empezó a atacar sin piedad al robot y por tanto a Palmer, destrozando el robot rápidamente, haciendo que sus funciones poco a poco dejaran de funcionar y que Palmer saliera disparado del robot. Fénix volvió hacia mi, le acaricie el plumaje y le sonreí.
— Gracias por tu trabajo, pequeño.- Le sonreí.
En ese momento Fénix volvió a su materia, desapareciendo y Cloud intentó cargar hacia Palmer pero un helicóptero de Shinra le empezó a disparar. En ese instante, decidimos que lo mejor era meterse hacia dentro del desague, donde estaba Barret y eso hicimos. Allí vimos una devastadora escena, Barret de rodillas, viendo a su amigo muerto en el suelo, con la foto de Marlene en su mano. Tifa se acercó a Barret poniendole una mano en el hombro y Aeris se puso de rodillas al lado de Dyne, rezando. Me dolía tanto verle así.
— No hay tiempo.- Dijo Cloud.- Nos tenemos que largar.
— ¿¡Y cómo!?- Exclamó Yuffie.
De golpe escuchamos un motor de un coche venir a toda pastilla hacia donde nos encontrábamos y allí se paró, delante nuestro. Era un todoterreno rojo, con 8 pedazo de ruedas. Un increíble cacharro. De allí salió Dio quien bajó del todoterreno.
— Zagales, os traigo el vehículo de la huida.- Exclamó Dio.
— ¿¡Director!?- Preguntó Cloud confundido.
El director Dio le agarró el brazo a Cloud y le quitó la pulsera aquella que le había puesto, el geolocalizador.
— Los rastreadores llevaban micrófono integrado.- Explicó Dio.- Lo he oído todo. Ahora sé que eres inocente, Barret. Siento haber sospechado de ti.
Barret seguía mirando fijamente a Dyne, se estaba despidiendo de él con la mirada, para siempre.
— Ese todoterreno es mi modo de disculparme. Lleváoslo.- Dijo Dio acercándose a Barret.- Yo me encargo de zanjar este asunto.
— Se agradece.- Dijo Cloud.
— ¡En marcha!- Exclamó Yuffie.
— Director.- Dijo Cait Sith señalando el coche.- ¿De verdad que no hay problema?
— Es mi deber garantizar la seguridad de los visitantes.- Mencionó Dio moviendo los pectorales.- Lo que hayáis hecho en Midgar, se queda en Midgar. Volved cuando queráis.
Dio le apretó la mano a Cloud y le sonrió antes de apartarse un poco y poniendose al lado del coche. Los demás se dirigieron hacia el coche también quedando Barret y yo en la escena. Agarré el arma de Barret del suelo y me acerqué a él.
— Barret…
— Que viva y sufra, ha dicho.- Me dijo Barret, mirando fijamente a Dyne.
— No sabemos si ese es tu destino.- Dije yo sujetando su arma, que casi era más grande que yo.- Pero, estamos aquí para ti.
Barret me sonrió y agarró el arma de mis brazos, poniendosela.
— Sil, eres un encanto.- Me dijo Barret dedicandome una sonrisa.- Dyne, hasta siempre.
Barret y yo fuimos al coche y ya que vi que nadie se había puesto en el asiento de piloto me senté yo.
— Woah, que pedazo de trasto… Esto es una fantasia.- Abracé el volante. No podía evitar estar algo emocionada por el coche.
— ¿Ya sabrás conducirlo?- Me preguntó Tifa.
— Aquí donde me ves soy una gran fanática de los coches.- Sonreí.- Puedo con esto y con más.
Cuando iba a arrancar vimos a Rude llegar con un grupo de centinelas hacia donde estábamos. No pude evitar reírme un poco al verle de nuevo.
— ¡Zagales, aprended del mejor!- Dijo Dio de golpe.- ¡La vida es un campo de batalla!
Dio cargó contra Rude y los dos empezaron a aplicar fuerza entre ellos. Era el momento idóneo para escapar.
— Chicos, agarraos fuerte, ¡qué despegamos!- Exclamé pisando fuerte el acelerador y saliendo a toda mecha con el todoterreno.
Un helicóptero de Shinra y varios centinelas motorizados empezaron a perseguirnos.
— ¡A todas las unidades!- La voz de Elena sonaba desde el helicóptero.- AVALANCHA se desplaza en un vehículo todoterreno. ¡Seguidles! Repito: AVALANCHA se desplaza en un vehículo todoterreno…
— Deja que yo me encargue.- Dijo Barret. Solo lo podía escuchar, mis ojos estaban centrados en conducir.
— Todo tuyo.- Dijo Cloud.
Empecé a escuchar las balas salir del arma de Barret y antes de pegarle al acelerador giré mi cabeza un momento y miré a Barret.
— ¡Barret, enséñame el arma!- Exclamé.
Barret acercó su arma a mi y yo la imbuí de ELECTRO++ y volví a mirar hacia adelante, controlando el coche y pegando el acelerón de nuestras vidas.
— ¡ESA ES!- Exclamé al notar tanta velocidad, disfrutando de la adrenalina que me provocaba.
— ¡Buena táctica, Sil!- Me dijo Barret disparando a todo lo que se nos acercaba.
— ¡Madre mia!- Exclamó Elena desde el helicóptero.- ¡La ex de Tseng está como una cabra! ¡Nosotros nos retiramos!
En ese momento el helicóptero de Shinra y varios centinelas se retiraron y cuando pensábamos que todo estaba listo Palmer volvió con un robot una vez más.
— ¡Barret, tú puedes!- Exclamó Tifa.
El robot de Palmer explotó al poco tiempo de que Barret empezara a disparar gracias a mi materia electrificante y escuchamos un disparo que se iba hacia el cielo. De un momento a otro, Elena aterrizó en la parte delantera de nuestro coche.
— ¿¡Qué…!?- Exclamó Aeris.
— Rendíos, como es debido.- Dijo Elena mirándonos fijamente.
— No va a durar demasiado allí arriba.- Dije con una sonrisa.
Le di fuerte al acelerador, yendo a más de 200 km/h.
— ¡Eh!- Exclamó Elena.- ¡Pero qué haces, Sil!
— Gente, ¡agarraos!- Exclamé..
Cuando llegué a la velocidad que quería rápidamente puse el freno de mano girando el volante 180º a la derecha haciendo que el coche diera un gran giro rápido para volver a girar 180º a la izquierda sin dejar de apretar el acelerador.
— ¡Se ha vuelto turuletaaaaaa!- Exclamó Cait Sith.
Elena salió disparada por los aires y conseguimos huir de ahí, a toda velocidad dejando a Shinra finalmente atrás. Bajé la velocidad, no podía parar de sonreír.
— Si que disfrutas de la velocidad, Sil.- Dijo Aeris, riendo un poco.
— Espero que no me haya pasado demasiado.- Dije riendo un poco también.
— Ha estado brutal.- Mencionó Barret con una sonrisa.
— Eso, Barret. Me gusta escucharte así.- Sonreí.
Me centré en conducir ahora ya más tranquilamente para poder salir del desierto.
— Marlene, menudo padre tienes.- Dijo Barret de golpe.- Cuando vuelva, se lo contaré todo.
En alguna parte de Midgar…
— ¡Perfecto! Información actualizada de "se busca". Hoy está siendo un día productivo.
— Disfruta usted demasiado.
— Tseng…
----
En un mundo paralelo (ZACK POV)
Salí de casa de Aeris para buscar a ese tal Biggs. Agarré un cartel de "Se busca" que contenía una imagen de toda AVALANCHA y por tanto tenía una referencia visual del hombre. Recorté el papel hasta que solo quedó su foto.
— Manos a la obra.- Dije.
Me puse a buscar por toda la barriada del sector 5 hasta le pregunté a varias personas de la zona por si lo habían visto pero nadie sabía nada. No tenía ni idea de por donde seguir buscando, se me estaba haciendo cuesta arriba. De golpe el suelo tembló y no demasiado lejos de aquí vi un humo muy negro.
— ¿Ya está AVALANCHA haciendo de las suyas?- Dijo un residente de la barriada.
— No lo descartaría.- Le respondió otro.
— ¡Mejor que eche un vistazo!- Dije para mi.
Lo más posible es que, si lo había hecho AVALANCHA, Biggs sería el que estaría allí. Empecé a correr en dirección al humo, había sido una bomba, también había fuego y de golpe allí vi a un chico con una bandana roja. Miré la foto y volví a mirar al chico.
— ¡Biiiingo!- Exclamé acercándome rápidamente a él.
-----
Mundo original (Sil POV)
— A ver, prrrstadme antención.- Dijo Cait Sith.- ¿Adónde nos dirigimos, gentecilla?
— Al sur. Vamos al sur.- Dijo Barret.
— ¿Qué se nos ha perdido ahí?- Preguntó Cloud.
— Al norte está Corel, ¡y yo no vuelvo ni loco!- Exclamó Barret.
— ¡Al sur, pues! ¡Yo te indico, Sil! Soy el mejor miaucopiloto.- Me dijo Cait Sith.
— ¡Allá vamos!- Exclamé con una sonrisa.
Le pegué fuerte al acelerador. No sabia que era lo que nos deparaba el destino al llegar a la siguiente región pero estaba llena de energía para descubrirlo.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
4 notes
·
View notes
Text
Capítulo 7 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Región de Corel: Norte.
Después de pasar unas vacaciones moviditas en Costa del Sol nos dirigíamos al Monte Corel, en la misma región. Salimos de Costa del Sol y allí nos esperaba una pequeña cría de chocobo.
— ¡Mirad!- Exclamé.- ¿Querrá lo mismo que quiso la otra?
— ¡Vamos a seguirla!- Exclamó Aeris.
Fuimos corriendo detrás de la cría y nos llevó a otra chocobo parada de bus. Tenía la señal caída y Cloud se apresuró a levantarla del suelo y colocarla bien. Me acerqué a la pequeña cría y le hice una caricia en el plumaje que pareció gustarle mucho regalándome una pluma dorada.
Monte Corel: Punto de partida.
Seguimos avanzando por la región y no tardamos mucho en avispar la señal que daba la bienvenida al Monte Corel. Nos encontrábamos abajo del todo y teníamos que subir lo máximo que pudiésemos y para ello queríamos recurrir al telesilla que había disponible. Red XIII se acercó a esta y se lo quedó mirando.
— Parece que está fuera de servicio.- Dijo Red XIII.
— ¿Cómo vamos a subir…?- Preguntó Aeris.
— ¡Superfácil!- Exclamó Yuffie.- Toca disfrutar de las vistas.
— No hay nada que ver.- Añadió Barret.- Solo un reactor de mako hecho polvo.
— Ah, claro.- Dijo Tifa.- Seguro que tú conoces bien la zona.
— Entonces… ¿hay que subir andando?- Pregunté mirando fijamente todo el camino que se nos venía encima.
— No nos queda más remedio.- Dijo Cloud.
— Venga, vamos.- Dijo Barret.
— ¡Eh, oye!- Exclamó Yuffie mirando a Cloud.- ¿Sabías que las materias son mako condensado?
— Sí.- Respondió Cloud. No pude evitar reír un poco.
— O sea, que si hay un reactor de mako, habrá materias…- Dijo Yuffie con una sonrisa y dándole un buen empujón a Cloud.- ¡Venga, en marcha!
Nos pusimos a andar moderadamente para empezar lo más rápido posible con nuestra trayectoria.
— Yuffie.- Dijo Barret.- Ahora eres parte del grupo. No puedes hacer lo que te venga en gana.
— ¿Qué pasa, que ahora voy a tener que pediros permiso para todo?- Preguntó Yuffie.
— Eso es.- Mencionó Barret.
— Ah, vale.- Dijo Yuffie.- Entonces, ¿puedo cantar?
— ¿Eh?- Preguntó Barret confundido.
— ¿Puedo rascarme la espalda?- Volvió a preguntar Yuffie- ¿Me puedo hurgar los oídos? ¿Tengo permiso para bostezar? ¿Me das permiso? Porfi, porfi, ¿me das permiso?
— ¡Mira que eres pesada!- Exclamó Barret.- No te doy permiso.
— ¡Tirano!- Exclamó Yuffie!- ¡Abusóóón! Tifa, ¿cómo aguantas a este?
— Tiene más virtudes que defectos.- Respondió Tifa.
— O sea, ¿un 49 por ciento de defectos y un 51 de virtudes?- Preguntó Yuffie.
— Hay más diferencia.- Dijo Tifa.
— ¿Como… 45 y 55?- Añadió Yuffie.
— Pues…- Mencionó Tifa.
— Tifa…- Dijo Barret.
— Barret es un buen tío.- Dije yo con una sonrisa intentando mantener mi respiración.- Una vez que le conoces bien aprecias como es.
— Pues ¡Barret!- Exclamó Yuffie.- ¡Muéstrate!
— No sé si ha sido buena idea añadirla al grupo…- Dijo Barret suspirando.
En ese momento todos empezaron a acelerar un poco el paso y yo me quedé atrás junto con Aeris. No estábamos acostumbradas a tanta tralla y se nos notaba.
— Sil y Aeris parecen muy cansadas.- Dijo Tifa.
— Perdonad… Es que me pesan las piernas…- Dijo Aeris mirándoles.
— No estoy demasiado acostumbrada a subir montañas de esta manera, como podéis imaginar.- Dije yo riéndome un poco.
— Vamos a parar un poco.- Mencionó Cloud.
— Pero si no nos damos prisa, se van a esfumar las materias…- Dijo Yuffie.- Digo, los de las túnicas. Tengo una idea. Puedo adelantarme yo y reconocer el terreno. Ya me alcanzáis luego. ¡Venga, nos vemos!
Yuffie en ese momento salió corriendo monte arriba.
— ¿¡Cómo que "nos vemos"!?- Exclamó Barret siguiendo a Yuffie.
— Yo también voy.- Dijo Tifa.- Estoy preocupada por Barret. Lo noto un poco raro…
— Vale, mejor.- Dijo Cloud.
— Os esperamos, así que subid con calma.- Dijo Tifa para luego mirarnos a mi.- Ah y, cuidad de Sil, ya sabemos que se escurre y desaparece a veces en estas situaciones.
— ¡Oye!- Dije riéndome un poco.- ¡Eso solo fue una vez!
Tifa rio y se fue corriendo monte arriba.
— No entiendo como pueden tener tanta energía.- Dije respirando hondo para recuperar fuerzas.
— Se han movido mucho más que nosotras, seguro.- Mencionó Aeris con una risa.
— Terminaremos la aventura y seremos igual de atléticas que los demás.- Dije con una sonrisa.
— Pues eso espero porque mis piernas me matan.- Dijo Aeris.
Las dos nos reímos y volvimos a emprender camino, esta vez los tres y a una velocidad moderada. Cloud iba comprobando con la mirada de vez en cuando nuestro estado. Íbamos haciendo poco a poco, siguiendo las señales que Yuffie había dejado pintadas en la pared para que pudiéramos saber el camino.
— ¿Cómo estáis?- Nos preguntó Cloud cuando ya habíamos recorrido bastante camino.
— Rara.- Dijo Aeris.- Me siento como si no me pesara el cuerpo. Como si alguien me empujase.
— ¿En serio?- Pregunté mirándola.- Oye, dile al que te está empujando que yo también quiero.
— ¡Vale!- Exclamó Aeris.- ¡Holiiiii! ¡Montaña, o quien seas! ¿Podéis empujar a mi amiga también? ¡Le está costando! ¡Gracias!
— Gracias Aeris, así seguro que me va mejor.- Dije riéndome un poco.
Cloud se acercó a mí en ese momento y me agarró la mano.
— Yo te ayudo, vamos.- Dijo Cloud.
Zona de obras del reactor de mako.
Noté como mis mejillas se volvían rojas de repente y las mariposas volvieron a custodiar mi estomago. Le agarré la mano con fuerza también y al final llegamos a un sitio con el logotipo de Shinra arriba de una puerta. El ruido de un helicóptero sonaba desde arriba.
— Un helicóptero de Shinra.- Dijo Cloud sin soltar mi mano.
— ¿Creéis que Yuffie y compañía estarán en apuros…?- Preguntó Aeris.
— Aprisa.- Dije yo.
Llegamos a la parte de arriba de la zona de obras y vimos al helicóptero parado. De él salían encapuchados y el helicóptero estaba liderado por Rude y Elena.
— Venga, aprisa.- Dijo Elena bajando a los encapuchados.
— Los Turcos…- Mencionó Aeris.
— Ah, muy buenas.- Dijo Elena al vernos.
— ¿Nos veníais siguiendo?- Preguntó Cloud.
— ¿Eh?- Preguntó Elena con una mano en la cabeza y mirando a los encapuchados.- No, qué va. Estos de aquí se habían perdido en Junon. Los recogí, pero de repente están muy alterados, así que les he pedido que bajen. La verdad, no sé qué mosca les ha picado… Bah, qué más da. No me pagan por pensar.
— ¿Ya os vais, entonces?- Pregunté.
— Rude y yo sí.- Me contestó Elena.
Justo en ese instante Elena sacó un dispositivo con un botón el cual activó, cerrando las puertas y llamando a un robot helimetralleta 2.0.
— Me gustaría hacer yo los honores, pero tengo mucho trabajo.- Dijo Elena.- Así que tengo que delegar esa tarea en este trasto.
El robot se preparó para tirarnos fuego y yo rápidamente usé mi materia de barrera en nosotros tres.
— Ah y por cierto.- Dijo Elena.- Sil, Reno me ha pedido que te mande recuerdos.
En ese momento el helicóptero se fue y yo dejé ir un suspiro poniéndome en guardia. Empecé a usar ELECTRO+ contra el robot, siempre es la debilidad exponencial de las máquinas ya que sus circuitos se rompen o se estropean.
— La vida no le está bajando absolutamente nada.- Exclamé usando mi habilidad de análisis.- Y si, su debilidad es el electro. ¿Qué hacemos?
— Joder.- Exclamó Cloud.- No nos queda otra que seguir atacando.
— ¡Espera tengo una idea!- Fui rápidamente hacia Cloud usando mi materia eléctrica en su espada, imbuyendola de ELECTRO++.- ¡Cloud usa tu limite!
Cloud asintió a mi propuesta y rápidamente utilizó su límite, fusionando nuestras dos habilidades principal y electrocutando a la máquina haciendo que cayera rodando por el suelo y explotara.
— ¡Genial!- Exclamó Aeris mirandonos con una sonrisa.
— Parece que los Turcos han vuelto a la carga.- Dije yo cruzándome de brazos.
— No hacen más que estorbar. En todos los sentidos.- Mencionó Cloud.
— Sip.- Dijo Aeris.- Pero por suerte tenemos a Sil en el equipo que los mantiene algo más pacíficos, ¿no?
— Podríamos decir que algo si. Pero normalmente solo con ella.- Añadió Cloud.
— Mientras no molesten mucho más. Porque vamos, tirarnos un robot así solo hacen que molestar- Dije yo.- Bueno, vamos que los otros cuatro tienen que estar esperándonos.
En un mundo paralelo (ZACK POV)
Descansaba en el colchón viejo de una casa abandonada de la barriada del sector 5 justo cuando escuché que alguien tocaba la puerta de donde me encontraba. Me levanté de un salto yendo directamente hacia esta y abriéndola encontrándome de frente a la madre de Aeris.
— ¿Elmyra?- Pregunté confundido.
— Tú debes de ser Zack.- Dijo Elmyra mirándome fijamente, como analizando.
— Sí.- Dije abriendo totalmente la puerta.
Elmyra entró de golpe a la casa abandonada y yo cerré la puerta tras ella girándome y mirándola, parecía muy agobiada.
— ¿Dónde está Aeris?- Preguntó Elymra muy agitada.
— Arriba.- Dije señalándole unas escaleras de la casa.
Ella subió rápidamente por las escaleras y yo decidí seguirla e ir con ella a ver el estado de su hija. Arriba había dejado en dos colchones a Cloud y a Aeris, tapados. Seguían los dos inconscientes.
— Tengo que llevármela.- Dijo Elmyra agarrando la mano de su hija.
— Shinra tiene vigilada vuestra casa.- Añadí.- Los he visto merodeando.
— Ya se habrán ido.- Mencionó Elmyra.- Ahora mismo tienen problemas más graves de los que ocuparse.
— Aun así…- Dije yo intentando convencerla. No me hacía nada de gracia poner en peligro a Aeris.
— Tú no vas a poder cuidar de ella. ¿Me equivoco?- Me preguntó Elmyra.
— ¡Claro que puedo! Igual que cuido de Cloud.- Dije yo con determinación.
— ¡Qué vas a poder!- Exclamó Elmyra.- Mírala. Mira cómo tiene la piel. ¡Parece papel! Y esas ronchas…
Solo pude rascarme la cabeza, con algo de culpa.
— Perdona.- Dijo de golpe Elmyra.- Cuando leí la carta, supe que debía prepararme para lo peor, pero no esperaba verla así…
— Ya…- Dije yo, era lo único que me salía.
— He traído una silla de ruedas prestada.- Mencionó Elmyra.- Que Aeris vaya en ella, y tú llevas a Cloud a cuestas. ¿De acuerdo?
— Sí, me parece bien.- Dije rápidamente señalando varios objetos personales que había dejado de Aeris en una mesita de noche.- Eso es de Aeris.
— Sí, lo sé.- Añadió Elmyra agarrándolo.
Agarré a Cloud y lo subí a mi espalda como bien pude y Elmyra puso a Aeris en la silla de ruedas. Cuando salimos de la casa allí no es esperaba un niño, Oartes.
— ¿Eh? ¿Aeris?- Preguntó Oates al verla en la silla de ruedas.- ¿Qué le pasa? Aeris… ¡Aeris!
Oartes se giró, triste y se marchó cabizbajo. Un revuelto de emociones movieron mi interior. Empezamos a andar hacia casa de Aeris.
— Oye, Elmyra.- Mencioné.
— ¿Qué?- Dijo Elmyra centrada en empujar a Aeris.
— ¿Qué está pasando aquí?- Pregunté. Todo era raro desde que había vuelto.
— Que se está acabando el mundo.- Dijo Elmyra parándose de golpe.- Al menos, eso dice la gente.
Miré al cielo y una gran brecha de color naranja lo adornaba. ¿Sería este de verdad el fin del mundo? Muchas cabezas inundaban mi cabeza y además no podía parar de pensar en alguien…
Sil, ¿dónde estás?
-----
Mundo original (Sil POV)
Cuando nos dirigimos a la puerta para salir de la zona donde habíamos luchado contra la máquina nos dimos cuenta Cloud y yo de que Aeris se había parado por completo, mirando al cielo.
— Aeris.- Dijo Cloud para llamar su atención.
— ¿Hacia dónde está Midgar?- Preguntó Aeris con la voz un poco rota.
— Al este de aquí.- Mencionó Cloud señalando.- Por ahí.
— Espero que mi madre esté bien.- Dijo Aeris mirando en esa dirección.
— Cuando la vimos por última vez, estaba bien.- Agregó Cloud.- Solo un poco preocupada.
— Sí.- Dije dedicándole una sonrisa.- Estoy totalmente segura de que lo está llevando lo mejor posible, es una mujer fuerte.
— Qué mala hija soy.- Exclamó suavemente Aeris, decepcionada con ella misma.
— Cuando le expliques todo, verás como lo entiende.- Mencionó Cloud.
— No va a ser fácil de explicar…- Dijo Aeris mirándonos.
— Te ayudaré cuando llegue el momento.- Dije.
Seguimos subiendo la montaña y llegó un punto en el que finalmente vimos al grupo, esperándonos.
— ¡Por aquí!- Exclamó Yuffie.
— Ya estamos.- Dijo Aeris cuando les alcanzamos. Otra vez juntos.
— ¿Estáis mejor?- Nos preguntó Tifa.
— Sí, pero sudando como un pollo.- Mencionó Aeris.
— Al final el camino se ha hecho ameno.- Respondí yo.
— ¿Has reconocido la zona?- Dijo Cloud mirando a Yuffie y poniendo una de sus manos en su cadera.
— ¡No hay ni un solo enemigo!- Explicó Yuffie haciendo el saludo de soldado.- Ni tampoco materias.
— Vaya…- Dije riéndome un poco.
— Eso es porque aún no hemos llegado al reactor.- Mencionó Barret.
— ¡Pues vamos a espabilar!- Dijo Yuffie de golpe.- ¡Que los de las túnicas van a llegar antes que nosotros!
Reactor de mako de Corel
Nos pusimos en marcha y después de andar menos de 60 metros nos encontrábamos finalmente en el reactor de mako de Corel. Unas carreteras y caminos rodeaban a un agujero enorme lleno de mako. Allí habían varios encapuchados, andando por los caminos.
— Oye, ¿qué les pasa a los de las túnicas?- Preguntó Yuffie
— Son víctimas de Shinra.- Dijo Barret.
— Ah… Entonces, son como nosotros, los de Wutai.- Dijo Yuffie suspirando.
— ¿Eh?- Preguntó Tifa descolocada.- ¿Qué quieres decir?
— Shinra bombardeó Wutai todo lo que quiso y más.- Explicó Yuffie.- Destrozaron nuestras ciudades y a su gente. Y, para colmo, nos obligaron a firmar una tregua de pacotilla.
— Pero seguro que agradecisteis el alto el fuego.- Dijo Barret.
— Los viejos del gobierno lo firmaron sin consultar a nadie.- Dijo Yuffie mirando a Barret fijamente.- Siempre habían tomado todas las decisiones en nuestro país. así que nadie protestó. Pero al final nos hartamos. Lo que esperaban los wutaianos era la ayuda del coronel Glenn y sus hombres. Tres ex-Soldados que desertaron. Tres guerreros invencibles.
— No me suenan.- Mencionó Cloud.
— Los conservadores eran como grilletes oxidados que ataban Wutai, pero ellos nos liberaron.- Explicó Yuffie.- También contaron con el apoyo del general Sufur, hombre de confianza. Hubo una revolución. Y se creó un gobierno provisional.
— Una revolución, ¿eh?- Dijo Barret.- No está mal.
— Totalmente tu rollo, ¿eh, Barret?- Agregué con una sonrisa.
— Podría ser.- Contestó Barret riendo un poco y haciendo que Yuffie también riera.
— ¿Por qué "provisional"?- Preguntó Aeris.
— Porque el gobierno de verdad lo elegiremos todos los wutaianos cuando acabe la guerra con Shinra.- Respondió Yuffie.- Por eso luchamos. Para que nuestro futuro deje de ser provisional. ¿A que es emocionante?
Todos nos miramos, la historia de Yuffie era algo probablemente ninguno de nosotros había escuchado antes con tanta claridad. Yuffie empezó a andar y se paró al ver que no avanzábamos.
— ¿Qué os pasa?- Preguntó Yuffie.- ¡Espabildad!
Empezamos a correr por los caminos que rodeaban el pozo de mako siguiendo a Yuffie quien iba en cabeza hasta que ella se paró para mirar el gran agujero.
— Oye, ¿todo esto es mako?- Preguntó Yuffie.
— Sí.- Respondió Cloud.
— O sea, que aquí tiene que haber unas materias increíbles, ¿no?- Exclamó Yuffie toda emocionada.- Unas materias que sean para chillar "¡Uaaaah!" de la impresión.
Yuffie se acercó más al agujero y miró fijamente al mako para conseguir ver materias pero en vez de eso unas burbujas salieron del mako.
— ¡Ay!- Exclamó Yuffie agarrando el brazo de Cloud.- ¿Qué pasa?
De golpe del mako salió una especie de ballena extraña con una materia enorme en su estómago. Inmediatamente se volvió a meter en el mako.
— ¿Qué es eso?- Exclamó Barret.
— Un Arma.- Respondí yo mirando fijamente el pozo de mako.- Guardianes del planeta.
Todos me miraron fijamente, sorprendidos por mis palabras. Yo tampoco sabía de dónde había sacado esa información, pero al ver al Arma la recordé inmediatamente.
— Se dice que aparecen cuando el planeta corre peligro.- Añadió Red XIII.- Hojo aspira a estudiarlos.
— ¡Oye habéis visto eso!- Dijo Yuffie mirándome fijamente a los ojos y agarrándome los brazos.- ¡Tenía incrustada una materia enorme en el cuerpo! ¿Creéis que se dejará atrapar…?
— ¿Piensas atrapar a un guardián del planeta?- Preguntó Red XIII.
— ¿Es que no os llama esa materia tan enorme?- Dijo Yuffie.- Ah, pero me la he pedido yo.
— En general…- Dije desviando la mirada para otro lado.- el Arma es una materia que ha cobrado vida, podríamos decir… La materia esta que llevan incrustada tiene el nombre de materia Magna…
— ¡Woahhh!- Exclamó de golpe Yuffie.- A ver como la consigo…
— Vale, pues tú te quedas a meditar cómo atraparlo. Ya nos contarás.- Dijo Cloud mirando a Yuffie.
— ¡Antipático!- Dijo Yuffie señalando a Cloud.- Volveré a verte, Armita mía… Hasta entonces, que no te pillen.
— Que haya aparecido un Arma significa que Shinra está fastidiando bien el planeta, ¿no?- Preguntó Barret.- Es decir, que la causa de Avalancha es justa ¿verdad?
— Más que justa.- Dije yo.- Pero ojalá fuera así de fácil…
— Shinra no es la única amenaza para el planeta.- Mencionó Cloud.
— También está Sephiroth.- Añadió Tifa.
— Vamos.- Dijo Aeris.- Hay que ayudar al planeta.
Empezamos a retomar el camino yendo hacia dentro del reactor, entrando por una especie de puerta gigante y metiéndonos en el ascensor.
Minas de carbón de Corel: Acceso al reactor de mako de Corel.
Salimos del ascensor mirando fijamente la zona. Los bichos se habían adueñado de las minas así que decidimos que lo mejor era salir de allí y ir por otro camino a donde queríamos llegar. Nos dirigimos hacia afuera y subimos unas escaleras viendo un carril de vías y muchos encapuchados dirigiéndose hacia la misma dirección pero sin éxito. El puente estaba levantado y no podían cruzar.
— ¿Qué pasa?- Preguntó Yuffie.
— Hay un puente, pero está levantado.- Dijo Red XIII.- No se puede cruzar.
— ¿Qué hacemos?- Volvió a preguntar Yuffie.
— Barret, ¿sabes cómo bajarlo?- Preguntó Tifa.
— Hay una sala de control.- Dijo Barret señalando la parte de arriba de la estructura.- Se baja desde allí.
— ¿Y cómo llegamos?- Preguntó Aeris.
— Cruzando las minas.- Mencionó Barret.- Llevan abandonadas mucho tiempo, así que a saber qué nos encontramos.
Giramos la mirada al escuchar a los de las túnicas andar y vimos como se estaban tirando al vacío.
— ¡Que ahora bajamos el puente! ¡Esperad!- Exclamó Barret.
En ese momento Cloud dio un paso hacia adelante como si también fuera a tirarse y no pude evitar asustarme.
— ¡Eh!- Exclamó Barret tirándolo hacia atrás. Cloud en ese momento puso una mueca de dolor y casi se desmaya- ¿Cloud? Ven…
Barret lo agarró y lo llevó al lado, a sentarse en una caja. Cloud no podía ni levantar la mirada. Estaba muy preocupada por él. Me puse a su lado y le agarré una mano, entrelazando nuestros dedos.
— Quizá te esté afectando el mako.- Dijo Red XIII.- Deberías descansar.
— Entonces, ¿dejamos a Cloud descansando y vamos nosotros a bajar el puente?- Exclamó Yuffie.
— Vale.- Dijo Tifa levantándose del suelo.
— Hablaremos por ese interfono.- Mencionó Barret.- Tú descansa tranquilamente, Cloud. Sil, ¿te quedas con él?
— Sí, no os preocupéis. Yo le vigilo.- Dije sin quitarle la mirada a Cloud.
— ¡Vale, pues en marchaaa!- Dijo Yuffie.
Todos los demás se fueron hacia las minas. Cloud estaba como que no estaba. Le apreté más fuerte la mano y me apoyé en él, cerrando mis ojos. Era una de las primeras veces que a él le sucedía una cosa extraña y a mí no, así que estaba aterrada por él.
Poco a poco empezó a recobrar conciencia y cuando levantó su cabeza su mirada se dirigió a mi. Mis ojos se iluminaron, de golpe todo el dolor que sentía en el corazón paró. Entonces él, en un movimiento rápido, me acercó a él, abrazándome fuerte. Mi cuerpo se quedó inmóvil por unos segundos pero mi corazón empezó a retumbar en mi. Le correspondí por unos segundos antes de que Cloud me separara de él y me mirara firmemente a los ojos para volver a acercarme juntando nuestros labios en un beso lleno de amor y de necesidad.
No se si todas las emociones se me mezclaron en ese momento y todo lo que tenía dentro necesitaba salir, que me emocioné. Varias lágrimas salieron de mis ojos mientras el beso duraba. Poco después, él separó su cara de mi y con sus manos limpió mis lágrimas.
— Estoy bien…- Me dijo mirándome fijamente.
— Perdón.- Expresé, agarrándole una vez más su mano.
Justo en ese instante escuchamos el puente bajar finalmente y nos levantamos los dos, sin dejar de agarrarnos la mano.
— Mira, ¡lo han conseguido!- Dije, mucho más tranquila.
De golpe el interfono se iluminó y Cloud y yo fuimos hacia allí.
— ¡Holaaaa! Al habla Yuffie. ¿Eres Cloud?- Preguntó Yuffie desde el otro lado del interfono.- ¿Te encuentras mejor ya?
— Estoy bien.- Respondió Cloud.
— Vamos a bajar en la vagoneta de la mina, así que seguid las vías y reuníos con nosotros. A mitad de camino hay un puente. Quedamos ahí.- Dijo Barret también desde el otro lado.
— De acuerdo.- Contestó Cloud.
— Ya que estás, ajústanos la ruta de la vagoneta.- Mencionó Barret.- Tengo aquí una cobarde que dice que busques una ruta tranquilita.
— Por lo que más quieras, Cloud…- Dijo Yuffie desde el otro lado.
— Aunque a mí me gustan las emociones fuertes.- Añadió Barret.
Empezamos a andar por las vías rápidamente para llegar al punto de cambio de ruta de la vagoneta.
— ¿Qué tendríamos que hacer?- Pregunté yo.- Creo que si fuera yo, me gustarían también las emociones fuertes.
— Entonces, ¿no lo ajustamos?- Me preguntó Cloud.
— Estoy segura de que a Yuffie le gustará al final.- Dije con una sonrisa.
Seguimos avanzando por los raíles hasta llegar al final del trayecto justo donde habíamos dicho de quedar con los demás. Allí se encontraba un interfono, el cual activamos para podernos comunicar con los demás.
— ¡Cloud, Sil!- Exclamó Yuffie desde el otro lado.- ¿La ruta es segura?
— Dentro de lo que cabe.- Dijo Cloud.
— ¿Sí? ¿No será muy movidita?- Volvió a preguntar Yuffie.
— Gracias. Ahora nos vemos- Dijo Barret colgando el interfono.
— Ahora nos queda esperar.- Mencioné con una sonrisa.
De un momento a otro escuchamos el sonido de la vagoneta llegar y salimos de la caseta yendo a ver su situación.
— ¿Estáis vivos?- Les pregunté a los cinco con una sonrisa.
— Milagrosamente, si…- Dijo Yuffie.
— ¡Cheep!- Un pajarito muy mono se situaba en el hombro de Barret.
— ¡Ay!- Exclamé con una sonrisa.- ¡Pero que monada!
— ¿A qué si?- Dijo Aeris mirando al pajarito también.
— Lo salvamos y nos ha seguido.- Mencionó Yuffie.
El pajarito se puso en el hombro de Cloud y yo me lo quedé mirando fijamente.
— Pero… si tienen el mismo pelo.- Dije riéndome un poco y acercándome al pajarito y tocando su piquito haciendo que me mirara.- Que monada…
— Son clavaditos, ¿a que sí?- Dijo Yuffie.- Lo hemos llamado Cloudipico.
— Le queda increíble.- Miré fijamente a Cloudpico.- Encantada, Cloudipico, me llamo Sil.
Cloudipico empezó a revolotear sus alas y se puso justo delante de Cloud.
— Déjame, anda.- Dijo Cloud.
Eran tan monos. El ambiente había apaciguado mucho, a todos nos estaba resultando muy cómica la situación. De golpe un pájaro enorme se puso encima de la caseta y Cloudipico se emocionó yendo hacia el pájaro. Parecía su madre. Cloudipico se puso en el hombre de su madre y el ave alzó el vuelo.
— Es mejor que esté con su familia.- Dijo Barret mirando al cielo.
— ¡Cuídate, Cloudipico!- Dijo Yuffie diciéndoles adiós con la mano. Yo me sumé a ella junto con Aeris.
Al otro lado del puente vimos a dos de las túnicas dándonos a entender que el camino que estábamos haciendo era el correcto.
— Vamos.- Dijo Cloud.
Mientras cruzábamos el puente a Barret no se le veía demasiado seguro.
— Esto va a ser un asco.- Expresó Barret.
— Cuesta volver a casa, ¿eh?- Mencionó Cloud.
— Ya verás.- Respondió Barret.
Corel Norte.
Llegamos al pueblo natal de Barret y justo al cruzar varios aldeanos del pueblo se nos quedaron mirando fijamente.
— Vaya, mira tú por dónde.- Dijo uno de los aldeanos.- Don Barret vuelve a honrarnos con su presencia.
— ¿No se te cae la cara de vergüenza?- Dijo otro de los aldeanos viniendo hacia nosotros y parándose en medio de nuestro camino. Uno de ellos incluso fue hacia Barret y le tocó la cara, vacilándolo y el otro le tiró vino encima.
— ¿Quieres que te demos la bienvenida?- Exclamó uno de los aldeanos.
La sangré hervía dentro de mi por ver esa situación y rápidamente tuve que tomar cartas en el asunto metiéndome en medio y empujándolos fuerte.
— Que hijos de puta.- Exclamé.- ¿¡No os da vergüenza a vosotros o qué!? ¡Inútiles!
Saqué mi espada, todos me miraban muy sorprendidos de mi reacción. Barret me agarró, levantándome y poniéndome a su lado.
— Sil… Da igual…- Me dijo Barret mirándome con los ojos tristes.
Los aldeanos en ese momento se fueron.
— ¿Vas a dejar que se vayan?- Preguntó Yuffie. Parecía estar en las venas, igual que yo.
— Es lo que toca.- Dijo Barret poniéndose sus gafas de sol.- Andando.
— Jovencitas.- Nos dijo una aldeana que estaba por allí.- Si os juntáis con ese, vais a acabar mal.
— ¿Puedes no meter tus narices dónde no te llaman?- Exclamé mirando a la señora.
— Sil…Por favor- Dijo Barret.
— No voy a dejar que te intenten humillar de esta manera, Barret…- Dije dejando ir un suspiro.- Ni de coña…
Barret puso su mano en su hombro y me miró, sin saber como reaccionar del todo. Poco después volvió a mirar hacia adelante.
— Aquí no se ve ni aun túnicas…- Dijo Barret.
De golpe otro aldeano nos paró, mirando a Barret.
— ¿Qué pasa?- Exclamó el aldeano dirigiéndose a Barret.- ¿Te han echado de donde estabas? ¿O vienes a sacarnos más dinero?
— Sil.- Me dijo Barret inmediatamente.- No les hagas caso…
— Pero… como puedo no hacerles caso…- Dije mirando al suelo, me sentía muy impotente.
Mientras seguíamos andando más aldeanos le hablaban de malas maneras a Barret.
— Qué poca vergüenza tienes, volviendo aquí.- Dijo uno de los aldeanos.
— ¡Lárgate y no vuelvas!- Expresó otro de los aldeanos.
— Barret, ¿estás bien?- Le preguntó Tifa al ver el comportamiento pasivo de Barret.
— Sí.- Respondió Barret.
— ¿Te has buscado una mujer nueva?- Le preguntó vacilando a Barret un aldeano.- Lo que hay que ver… Habrás venido a jactarte de lo bien que te va.
— Tifa, no los escuches tu tampoco…- Dijo Barret.
Seguimos avanzando y de golpe Tifa se puso a correr parándose delante de lo que parecía ser una clínica.
— Chicos, ¿os importa que entre un momento?- Nos preguntó Tifa.- Quiero saludar a alguien.
— ¿A quién?- Pregunté.
— Hace cinco años, me trajeron aquí desde Nibelheim. El doctor Sheiran me salvó la vida.
— Claro.- Dijo Cloud.
— No sabía que había sido Sheiran el que te salvó…- Mencionó Barret.
— Venid.- Dijo Tifa.
Entramos Cloud y yo y noté una mala presencia. Vi como Cloud miraba a un punto fijo y se agarraba la espada de la espalda, sin sacarla. Rápidamente dirigí mi mirada a ese punto y vi a Sephiroth. Me empezó a doler la cabeza.
— Cloud. No te dejes engañar. Yo soy vuestra única verdad.- Dijo Sephiroth alargándonos el brazo.
— ¡Sephiroth!- Exclamó Cloud sacando su espada y atacando.
— ¡Para!- Exclamó Tifa.
De golpe Barret paró a Cloud y cuando volví a mirar bien allí no estaba Sephiroth sino un encapuchado.
— Otra vez…- Dije susurrando para mi poniéndome una mano en la cabeza.- Me estoy volviendo loca…
— Pero ¡¿qué haces!?- Exclamó Barret mirando a Cloud.
— ¿Qué pasa aquí?- Preguntó una voz desconocida. Del otro lado de la clínica salió viendo al doctor Sheiran.- ¡Tú por aquí, Barret!
— Hola, doctor. Cuánto tiempo.- Dijo Barret.
— ¿Cuántos años hace ya?- Le preguntó el doctor a Barret. Él no respondió.- Veo que llevas una prótesis muy poco discreta. Pero bueno, me alegra verte bien.
— Lo mismo le digo.- Le respondió Barret.
— Bueno, yo tengo mis achaques, pero soy feliz atendiendo a mis pacientes.- Mencionó el doctor Sheiran para luego dirigir su mirada a Tifa.- Y…
— ¿Se acuerda de mí?- Preguntó Tifa.
— ¡La duda ofende!- Dijo Sheiran.- ¡Tifa, cómo has crecido! ¿Ya no te duele?
— Se lo debo a usted.- Dijo Tifa.- Muchísimas gracias por salvarme. De no haber sido por usted, yo ahora estaría…
— Tuviste muy buena suerte de que hubiera cerca un helicóptero de Shinra.- Mencionó Sheiran.
— ¿De… Shinra?- Preguntó Tifa, confundida.
— No me extraña que no te acuerdes. Pero en Shinra también hay buena gente.- Agregó el doctor.- Tifa, lo que te salvó la vida fue la buena voluntad de quienes te rodeaban. Nunca lo olvides. Si echas a perder ese regalo, no sé si podré perdonártelo.
— Vale…- Tifa asintió.
— Ahora que me fijo.- Dijo el doctor mirándonos a todos.- Tenéis una curiosa compañía. Ah, ya que estáis aquí, me gustaría pediros un favor. Quiero sacarle sangre a ese paciente, pero no para de moverse. ¿Me lo sujetáis?
Barret se acercó al encapuchado en cuestión y lo agarró, paralizándolo y el doctor se acercó con una aguja.
— Estos pobres padecen envenenamiento por mako.- Dijo Sheiran.- Pero al analizar su sangre he descubierto algo la mar de curioso.
— ¿De qué se trata?- Preguntó Cloud.
— Por sus venas corren unas células que son una incógnita para mí. No conozco su propósito, pero ya las había visto antes.- Explicó Sheiran antes de mirar a Cloud.- Por tus ojos, diría que eres Soldado.
— Ex-Soldado.- Mencionó Cloud.
— En lo que a los Soldados respecta, no hay "ex" que valga. Soldado se es hasta la tumba.- Dijo Sheiran.- ¿Puedo sacarte sangre?
— Ni hablar.- Respondió Cloud.
El señor dirigió su mirada a mi y se me quedó mirando fijamente.
— ¿Y tú..? ¿Cómo es que tienes mako en tus ojos…?- Me preguntó el doctor.
— ¿Mako en mis ojos? ¿Qué dice?- Parpadeé y lo volví a mirar fijamente. En ese momento el doctor levantó su ceja mirándome los ojos fijamente.
— Perdón. Me había parecido verte mako en los ojos, pero no.- Dijo el doctor mirando a los encapuchados.- Bueno, mi teoría es que estos pobres son Soldados que han sucumbido a la degeneración celular. No lo sé a ciencia cierta. Tengo que seguir investigando para confirmarlo.
— ¿Han venido muchos?- Preguntó Cloud.
— Sí, unos cuantos.- Dijo Sheiran.- Los que estaban heridos se han quedado ingresados, pero el resto van camino del Gold Saucer.
— ¿El Gold Saucer?- Preguntó Barret.
— Sí.- Respondió Sheiran.- Aunque no sé por qué. No me preguntes.
Salimos de la clínica en ese momento. Me quedé pensando en lo que el doctor había dicho de mis ojos. Mis ojos eran verdes y no contenían ni una gota de mako así que realmente me extrañó lo que dijo.
— Oye.- Nos dijo Yuffie una vez fuera.- El Gold Saucer es el parque de atracciones ese tan famoso, ¿no?
— ¿Un parque de atracciones?- Pregunté, la emoción se notaba en mis palabras.
— Vamos a ir, ¿verdad? ¿A que sí?- Exclamó Yuffie.
— Yuffie, estamos aquí por los de las túnicas.- Dijo Cloud.
— Pero, pero…- Dije mirándolo fijamente.- Quiero ir a un parque de atracciones por primera vez…
— ¡Yo tampoco he ido nunca!- Mencionó Yuffie mirándome.
— Hay un teleférico para subir al Gold Saucer.- Explicó Barret.- Si vamos a ir, cuanto antes mejor.
— ¡Toma!- Exclamé.
En la aldea había una gran señal que indicaba por donde ir para coger el teleférico que nos iba a llevar directamente a el Gold Saucer. El grupo entero nos dirigimos hacia allí y nos paramos delante de la parada.
— ¿Todo listo?- Preguntó Barret.- Vámonos de una vez.
— Sí.- Dijo Cloud.
— Bien.- Mencionó Barret.- Aquí es donde para el teleférico.
— ¿Estás seguro que te quieres ir de esta manera, Barret?- Le pregunté mirándolo.- No se.. como te hablaban todos…
— Cuando se han puesto a despotricar contra él.- Dijo Yuffie de golpe.- ¡Me he puesto de muy mala leche!
— Da igual. Vámonos.- Dijo Barret llamando al teleférico.
— ¿No nos vas a dar explicaciones?- Preguntó Tifa.- Te tachaban de codicioso, pero ese no es el Barret que yo conozco. ¿Ha sido un malentendido o qué?
— Sí que tarda…- Mencionó Barret ignorando las preguntas. Tifa apretó el puño.
— Por cierto, Marlene también es de Corel, ¿no?- Preguntó Tifa.
Barret miró al cielo, agarrando fuerzas de donde podía.
— En Corel había una mina de carbón de buenísima calidad.- Explicó Barret.- Los aldeanos, aunque sean un poco toscos, son gente honrada. Pero yo les hundí la vida. Todo esto es culpa mía. Hace seis años, en esta aldea se vivía bien. No teníamos lujos, pero era un sitio tranquilo, lleno de buena gente. Sin embargo, el reactor de mako dio un vuelco a nuestras vidas. Un día Escarlata se presentó con la propuesta de construirlo para hacer que la aldea se beneficiará del negocio del mako y dijo que nuestras necesidades estarían cubiertas. Dos años después, terminaron el reactor. Lo probaron y todo iba bien. Todo el pueblo estaba encantado, diciendo que íbamos a vivir de lujo. Pero un día… explotó. Ya visteis el cráter en el monte, ¿no? Acto seguido, llegó el ejército de Shinra. Prendieron fuego a la aldea. Fue una matanza.
— Entonces… ¿fue Escarlata?- Preguntó Yuffie.- ¿Lo hizo ella?
— Sí.- Respondió Barret.
— Qué horror…- Exclamé, su historia me estaba invadiendo los sentimientos.
— Pero ¿por qué lo hicieron?- Preguntó Cloud.
— Se inventaron un rollo de que habían sido unos insurgentes que se oponían al reactor. Total, nadie se iba a acercar al cráter para investigar y desmentir sus bulos.- Explicó Barret.
— ¡No tienen perdón!- Exclamó Yuffie.
— No, no lo tienen. Pero…- Dijo Barret.- yo aún menos. Fui yo el que se dejó engañar por las promesas del mako y convenció a los demás…
— Barret…- Dijo Tifa muy preocupada por él.
— Venga, vámonos.- Mencionó Barret.
El teleférico había llegado mientras manteníamos la conversación y todos nos subimos a este. Barret lo activó y el teleférico se empezó a mover. El ambiente era sobrecargado, todo el mundo se sentía mal por la historia de Barret.
— ¡No pongáis esas caras!- Exclamó Barret.- Gente. No quiero que me digáis que no fue culpa mía, ni que le quitéis hierro al asunto. Siempre viviré con esta espina clavada.
— Sí, tienes razón.- Dijo Yuffie.- A ver, ¡que vamos al Gold Saucer y no a un velatorio! A alegrar esas caras.
— Demasiada alegría tienes tú…- Dijo Barret.- ¡Ni que fuéramos de vacaciones! ¿Eh?
— Debe de ser aquello, ¿no?- Dijo Aeris levantándose para ir hacia la ventana. Yuffie hizo lo mismo junto con Red XIII y Tifa y yo mirábamos por la ventana sentadas.
— Gracias por escucharme.- Mencionó de golpe Barret.
— Gracias por contárnoslo, Barret.- Le dije.
Nos sonreímos y me levanté yendo hacia la ventana como las demás, mirando fijamente el paisaje. Las emociones fuertes me encantan y tenía demasiadas ganas de ver que nos deparaba en el mayor parque de atracciones: el Gold Saucer.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
4 notes
·
View notes
Text
Capítulo 6 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.) -
Costa del Sol
Llegamos finalmente a Costa del Sol y nos dirigimos a la salida del barco. Bajamos las escaleras y nos recibían en las maravillosas playas con una actuación de baile y música. El ambiente era increíble y se olía el aroma del mar.
— Yo no aguanto todo este mamoneo. Cuanto antes nos larguemos, mejor.- Dijo Barret.
— Primero habrá que ver dónde van esos.- Dijo Cloud señalando a los de las túnicas.
— ¡Oye!- Exclamó Aeris de golpe.- ¿Por qué no aprovechamos para ver la zona? ¡Que estamos en Costa del Sol! ¡Repito: Costa del Sol!
— ¡Por favor!- Exclamé yo de golpe poniéndome al lado de Aeris.- ¡Nunca antes he estado en la playa, por favor!
— Yo preferiría estar en Costa de la Sombra…- Añadió Red XIII.- Hace un calor horroroso.
— Si quieres, ¡te rapamos!- Dijo Barret con una sonrisa mirando a Red XIII.
Red XIII se quedó mirando fijamente a Barret amenazante justo antes de que un grupo de chicas y un señor vinieran en nuestra dirección y se pararan delante nuestra.
— ¡Bienvenidos a Costa del Sol!- Dijo el señor mirándonos a todos.- Soy Kapono, el alcalde.
En ese momento el alcalde miró a sus acompañantes quienes llevaban unos collares hawaianos y las chicas se acercaron a nosotros, poniéndonoslos.
— ¡Bienvenida!- Me dijo la acompañante que me puse el collar. Me limite a agradecerle con una sonrisa.
— ¡Un regalito para ustedes!- Dijo el alcalde Kapono.- ¡Imprescindible para unas buenas vacaciones en Costa del Sol! ¡Les sientan de maravilla! ¡Ya están listos para adentrarse en este paraíso de la relajación, donde siempre es verano! ¡Olvídense de sus preocupaciones del día a día y disfruten de su estancia!
El alcalde se fue hacia otro grupo de turistas que llegaban a la zona y yo miré fijamente al grupo.
— No suena mal eso de olvidarse de las preocupaciones.- Dije yo con una sonrisa.- ¡Vamos a la playa!
— ¿Se va por ahí?- Preguntó Aeris señalando hacia adelante.
— Antes de bañarnos, estaría bien una ducha.- Dijo Tifa estirando sus brazos.- Vamos a buscar un hotel.
Las tres asentimos, emocionadas. Tenía unas ganas locas de ir a la playa y bañarme entre las olas.
— No pretendéis ir a la playa ahora…- Dijo Barret mirándonos a las tres. Las tres desviamos la mirada haciéndonos las tontas, con una sonrisa en la cara.- Uy esa miradita… Os he pillado, ¿a que sí?
Nos pusimos inmediatamente a andar adelantando al grupo y reímos. Las reacciones de Barret siempre me ponían de buen humor.
— ¡Ey! ¿Qué es eso?- Pregunté señalando al ver una especie de patín extraño en la entrada de Costa del Sol.
— Es un birrueda.- Dijo Tifa con una sonrisa.- Es un vehículo de uso gratuito, ¿no?
— Sí, lo ponen a disposición de los turistas para moverse más rápido por Costa del Sol.- Añadió Cloud.
— ¡Ui! Suena divertido.- Exclamó Aeris con una sonrisa.
Me subí rápidamente al birrueda y me agarré fuerte a esta, encendiéndola. No tardé demasiado en darle velocidad y comenzar a moverme encima de él. Era increíble, se sentía maravilloso, me sentía libre.
— ¡Vamos al punto de información montados en esto!- Exclamé.
Nos pusimos rumbo al punto de información al turista de Costa del Sol para poder preguntar acerca de los hoteles de la zona y saber a cuál deberíamos ir.
— ¡Viva la Costa del Sol!- Nos dijo la recepcionista al vernos venir.- Si queréis, puedo recomendaros atracciones turísticas.
— Cuéntanos acerca de los hoteles.- Mientras Cloud hablaba yo no podía estar quieta, me estaba encantado la birrueda.
— Los dos hoteles más famosos son el Royal Coast y el Costa del Sol Resort. No son los únicos pero los otros están hasta la bandera. Sin reserva es muy difícil encontrar habitación.
— Gracias.- Dijo Cloud.
— No nos queda otra que ir a preguntar a los hoteles.- Mencionó Barret.
— ¡A toda velocidad!- Exclamé yo riéndome un poco.
— ¡FIUM!- Dijo Aeris acelerando y riendo también.
Nos dirigimos con nuestros birruedas al hotel Royal Coast y cuando entramos nos dieron la mala noticia de que no tenían disponibilidad así que no nos quedó otra que ir al otro hotel que nos habían dicho. En el camino hacia el otro hotel nos encontramos a Yuffie quien comía un helado tranquilamente.
— Cloud, ¿quieres un helado?- Le preguntó Yuffie.- O… ¿has venido a ligar? En plan… "¡Fiu, fiu! ¡Qué bien te sienta el bañador!" ¿Algo así?
— Deja de incordiarnos.- Respondió Cloud seco como un desierto.
— No sé a qué te refieres.- Mencionó Yuffie.- Yo no incordio. Si viajara con vosotros, nos entenderíamos mejor.
Cloud rodó sus ojos y nos miró para que fuéramos tirando hacia el otro hotel. Me despedí de Yuffie con la mano y rápidamente fuimos a parar al hotel El Costa del Sol Resort. Allí nos dieron otra vez la mala noticia de que sin reserva, no nos podían ayudar. Salimos del hotel algo decepcionados ya que no nos quedaba otra que seguir buscando. Justo cuando pisamos un pie fuera del hotel escuchamos una voz familiar.
— ¡Tifaaaaaaa!- Exclamó esa voz.- ¡Troncoooo! ¡Tifaaaaa!
— ¡Anda!- Dijo Tifa al mirar quien venía hacia nosotros.- ¿Johnny?
— ¡Cuánto tiempo!- Dijo Johnny.- Me alegro mazo de veros.
— ¿Qué haces tú aquí, Johnny?- Preguntó Tifa.
— Me he convertío en un hombre de provecho… ¡La vida me ha cambiao! ¡Ahora soy propietario de un hotel! Aunque… es un hotel más bien pequeño.
— ¡Qué suerte!- Exclamó Aeris.- ¡Justo estábamos buscando dónde alojarnos! ¿Podemos verlo?
— ¡Eso ni se pregunta! ¡Sois mazo pero que mazo bienvenidos!- Dijo Johnny mirándonos con una sonrisa.- Desde que abrí… no han venío a alojarse ni por despiste…
— Menudo plan…- Susurró Barret.
— ¡Qué no os dé corte! ¡Que somos amigos del alma! Y pa eso están los amigos.- Respondió Johnny dándole un golpe de colega en el hombro a Barret. Él parecía desconcertado.- ¡Venga, que os llevo!
Johnny salió rápidamente disparado hacia adelante para marcarnos el camino.
— Si que suena raro esto, sí…- Dije yo poniéndome una mano en la mejilla.
— ¡Vamos, tíos!- Dijo Johnny de lejos al ver que no avanzábamos.- ¡Que no se me pierda nadie! ¡Todos conmigo!
Lo empezamos a seguir muy intrigados de lo que nos iba a enseñar Johnny.
— Lo acabo de comprar, así que no está del todo arreglao.- Explicó Johnny.- Pero promete mucho, ¿eh? Buf, si es que tengo mazo que contaros… Me largué de Midgar sin trabajo, sin pasta y sin novia. Como un fracaso. Acabé vagando cual chucho pulgoso, hasta que el alcalde Kapono me encontró. Me dijo que, si no tenia donde dormir, conocía una propiedad mazo barata en venta. ¡Pedían la mitad de precio por ella! No solo eso, fue y me prestó dinero. Casi lloro de la emoción…
Mientras Johnny nos contaba todo el rollo finalmente llegamos a lo que parecía ser un hotel, bastante alejado de la zona central de Costa del Sol. Estaba muy en mal estado, casi como abandonado.
— ¡Tíoooos!- Exclamó Johnny mirándonos.- Aquí está mi castillo. ¡El Vistamar de Johnny!
— Ah, pues…- Dijo Tifa.- qué bonito.
— Ya ves, ¿eh?- Mencionó Johnny
— Mucho "vistamar", pero desde aquí no se ve el mar.- Añadió Barret.
— Se ve con el alma. Atiende.- Respondió Johnny tirándose aire con las manos a la cara, como "oliendo" el mar. Aeris repitió el gesto y no pude evitar reír un poco.- Se huele la brisa. ¡Adelante!
Rápidamente subimos a la parte de arriba del hotel. Tenía miedo de que las escaleras se partieran, eran antiguas.
— ¡Bienvenidos al Vistamar de Johnny!- Mencionó Johnny.- Tifa, tu habitación es la 101. Aeris, tú estás en la 102 y Sil tú en la 103. Y los caballeros juntitos en la 104.
— Y… ¿cuánto vale esto?- Pregunté.
— Eso, ¿cuánto te debemos?- Preguntó Tifa.
— ¡Tifa!- Exclamó Johnny.- Para ti todo es gratis. Me voy que el alcalde Kapono me quiere pa algo. Hoy sois los únicos clientes del hotel así que como si estuvierais en casa. ¡Ah! Y si váis a la playa, cambiaos antes. ¡Os van a mirar mal con esas pintas! Yo que quería ver a Tifa en modo playa…
Las tres miramos fijamente a Johnny mientras marchaba con cara de no saber donde meternos.
— ¿Vamos a ducharnos?- Preguntó Aeris.
— Sí, vale.- Respondió Tifa.
— ¡Sí! Entonces, nos vemos luego.- Dije yo con una sonrisa.
— ¿Cuándo es "luego"?- Nos preguntó Barret.
— Pues luego. No lo sé.- Mencionó Tifa.- A estos sitios se viene sin prisa. ¿A que si?
— Vamos a pasárnoslo bien.- Dije yo sacando un poco la lengua.
— Me rindo.- Dijo Barret.
En ese momento las tres nos metimos cada una en nuestras respectivas habitaciones. Me quité la ropa y me metí a la ducha. Le di varias veces al grifo pero no salía agua.
— Mierda… No funcionan las duchas.- Dije.- Ya me parecía a mí que todo esto era muy bonito para ser verdad…
Justo al decir esas palabras escuché como picaban a la puerta. Me acerqué a esta pero no abrí.
— ¿Quién?- Pregunté.
— Yo.- La voz de Cloud sonaba desde el otro lado. No pude evitar ponerme algo nerviosa así que rápidamente agarré mi toalla y me cubrí abriendo la puerta.
— ¿Todo bien?- Le pregunté.
— Sí. Desde fuera he escuchado que no funciona la ducha.- Me dijo Cloud.
— No funciona.- Respondí.- La he intentado encender pero nada.
— Deja que lo mire.
Cloud entró a la habitación, cerrando la puerta tras suyo y se metió en la ducha dándole al grifo sin éxito. Al ver que no se encendía le volvió a dar un golpe pero esta vez mucho más fuerte haciendo que finalmente cayera agua.
— ¡Ay, que bien!- Exclamé.- Muchas gracias Cloud…
— ¿Quieres que te espere fuera?- Me preguntó mirándome a los ojos.
— ¿Ya te has duchado?- Le pregunté.
— No. Pero no sé si quiero bañarme en la playa.- Respondió.
— Venga va.- Dije yo.- Ve a ducharte y luego vamos juntos, ¿si?
En ese momento entré a la ducha y cerré la cortina quitándome la toalla. Mi corazón iba muy rápido. Notaba más que nunca la tensión que teníamos entre los dos. Cada vez que sus ojos me miraban sentía como si me fuera a devorar, pero yo no podía evitar mirarle de una manera diferente tampoco. Me atraía tanto, estar con él de todas las maneras…
¿Qué es lo que me pasa…? ¿Acaso él me…?
Sentía que me iba a dar un ataque al corazón. El agua me mojaba entera, dejaba que cayera sobre mi piel, sintiéndose agradable, para intentar relajarme.
— Cloud… ¿sigues ahí…?- Pregunté. Me salió de dentro.
— Sí.- Respondió Cloud.
— Dúchate conmigo.
No sé en qué momento tuve el valor para preguntarle eso. De hecho, no sé ni porqué lo dije pero sentía que mi cuerpo le necesitaba. Una mitad de minuto más tarde la cortina de la ducha se abrió y entró Cloud haciéndome un repaso de arriba a abajo con la mirada. Lo miré a los ojos por un segundo pero la mirada fue traicionera y empezó a bajar; sus labios, su cuello, su torso, su cadera y más allá…
Él se acercó a mí, poniendo sus manos en mis hombros hasta empotrarme contra la pared. En ese momento me comió la boca. Sentía mariposas en mi estomago. Me abracé a él mientras le seguía el compás, no podía evitar dejarme llevar.
Momento +18 (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Me dejó poco a poco en el suelo y me acarició suavemente el pelo por un momento. No nos dijimos nada más. Los dos sabíamos que nos moríamos de ganas el uno por el otro pero no sabíamos el motivo pero aun así, cada vez que lo hacíamos me volvía loca. Loca por él.
Cloud empezó a ducharse junto a mi lo más rápido posible. Mi corazón iba a mil por hora, me daba la sensación de que se podía escuchar desde fuera. Terminamos los dos de ducharnos y salimos de la ducha.
— No tengo bañador, la verdad…- Dije. El corazón se me iba a salir por la boca.
— Yo tampoco.- Respondió Cloud.- Creo que tendremos que ir a comprar alguno.
— Bien.- Añadí.
Nos vestimos con nuestra ropa habitual listos para dar una vuelta y comprar bañadores en Costa del Sol. Salimos del hotel de Johnny y allí había un hombre mirando en nuestra dirección. Cuando íbamos a pasar por el lado de él nos habló.
— Os puedo vender una propiedad mucho mejor que ese antro…- Dijo el hombre sospechoso.- ¿Lo habéis visto por dentro? Es un tugurio de mala suerte. No vale ni 100 guiles, pero ese pardillo se ha endeudado pa comprarlo… No sabía yo que fuera tan fácil engañar a la gente hoy en día.
Sin dirigirle la palabra nos fuimos de allí siguiendo nuestro camino.
— La verdad es que… lo del hotel de Johnny… ¿No te suena todo un poco raro?- Le pregunté a Cloud.
— Un poco, pero no me extrañaría que lo hubieran engañado para alguna cosa.- Me dijo Cloud.- Es un poco corto.
No pude evitar reír un poco y seguimos el camino hasta una de las plazas principales.
— ¡Viva la Costa del Sol!- Una chica que parecía una bailarina de hula se acercó a nosotros.- ¡Hola! ¿Sois pareja, verdad?
— Eh…- Dije yo con algo de nerviosismo.- La verdad no.
— ¡Vaya!- Exclamó la chica.- Con lo monos que os veis juntos. Pero… ¡tengo una solución para eso! ¿Qué mejor recuerdo que enamorarse a la orilla del mar?
Mis mejillas se pusieron rojas inmediatamente. Otra chica bailarina que escuchaba nuestra conversación se acercó a nosotros.
— ¡Bienvenidos a la Costa del Amor!- Dijo la otra chica.- ¿Qué tal si participáis en los juegos que ofrece la Costa del Amor?
— No nos interesa.- Dijo Cloud cruzando los brazos y dirigiendo su mirada a un encapuchado que estaba en la zona.- Hemos venido a hablar con ese. Adiós.
— Ah, ¿sois amigos?- Preguntó una de las chicas.- Entonces, ¿podéis hacernos un favor? Esos encapuchados… son un poco inquietantes. ¡No van con el ambiente romántico!
— Además… ¿a quién se le ocurre llevar una túnica en la playa?- Preguntó otra de las chicas.- Si los conocéis, ¿podéis pedirles que se vayan?
— Y ahora que os veo bien…- Dijo la otra chica.- Vais muy tapaditos para la playa ¿no os parece? Estáis en Costa del Sol, ¡tenéis que lucir ese tipo!
Cloud intentó marcharse de allí y yo le seguí pero las chicas nos volvieron a interceptar.
— Tened. Esto es una papeleta con el número 7.- Nos dijo una de las chicas.- Con ella podréis jugar juntos a Piratas al Abordaje y Carnaval de Cartas. ¡Una cita maravillosa!
— Y además.- Explicó la otra chica.- Si ganáis el minijuego os darán… ¡Una carta del amor! Os queda que ni pintado, ¿eh? Las cartas se pueden canjear por nuevos modelitos para la playa.
— ¡Así conseguiréis el look perfecto para este día inolvidable! El día en que os enamorasteis. ¡Pensadlo! ¡Es tan romántico!- Dijo la otra bailarina.- ¡Venga, corred a disfrutar de vuestras vacaciones y vuestro amor!
En ese momento las chicas nos dijeron adiós con las manos y se fueron. Cloud se quedó mirando la papeleta y dejó ir un suspiro.
— En verdad… No es mala idea.- Dije mirándolo.- Jugamos unos minijuegos, nos lo pasamos bien y conseguimos los bañadores gratis. Yo lo veo bien.
— Bueno, no esta mal.- Respondió Cloud.
— ¿A qué esperamos entonces?
Una sonrisa se formó en mi rostro y los dos nos pusimos rumbo al primer minijuego: Piratas al Abordaje.
— Hola parejita.- Nos dijo el personal del minijuego.- ¿Habéis venido a por una carta del amor? Estáis en el sitio indicado. ¡Bienvenidos a Piratas al Abordaje: Barco pirata! Es un juego de tiro inspirado en las refriegas de los piratas de altamar. Consiste en disparar a los monstruos que hacen de objetivo e ir sumando puntos por cada monstruo abatido.
— ¡Suena divertido!- Exclamé.
— La primera parte la juega el señor y la segunda la señorita.- Nos dijo el personal.- ¿Os animáis?
— Venga.- Dijo Cloud.
El personal nos dio una pistola a cada uno y Cloud se puso primero en la zona de juego. El tiempo empezó a correr y monstruos de cartón salían en el decorado de un barco. Cloud empezó a disparar contra los monstruos.
— ¡Oye, no se te da nada mal!- Exclamé mirando como jugaba.
Nuestro objetivo de puntuación era de 15000 puntos y cuando Cloud terminó su parte llevábamos justo un poco menos que la mitad.
— Lo confío en ti.- Me dijo Cloud dejándome sitio.
Me puse en el sitio del juego y este empezó saliendo los bichos. No recordaba haber usado nunca una pistola pero se me estaba dando bien, no fallaba casi ni una bala. Terminamos y se hizo el recuento de puntos dándonos una puntuación final de 15300 puntos.
— ¡Toma ya!- Exclamé mirando a Cloud.
Me acerqué a él y le puse mi mano en alto para que chocáramos los cinco. Él ni se lo pensó y chocamos. Las mariposas en mi estómago volvieron en ese momento.
— ¡Bien hecho!- Nos dijo el del personal.- Formáis un tándem perfecto. Sois la mejor pareja aspirante de todas las que he conocido hoy.
En ese momento el personal nos dio las recompensas. La carta del amor, una ultrapoción, un rubí y… una materia temporal.
— ¡Una materia temporal!- Exclamé.- ¡Qué ilusión tener una entre mis manos!
— ¿No la tenías?- Me preguntó Cloud.
— No, ahora tendré que subirla.- Respondí con una sonrisa.
Notaba como los ojos de Cloud me miraban con cierta ternura, mis mejillas reaccionaron inmediatamente volviéndose rojas y cuando nos dimos cuenta los dos desviamos la mirada.
— Vamos al siguiente minijuego.- Dijo Cloud.
Fuimos al lugar donde se celebraba el siguiente minijuego y allí vimos a la chica del pelo rosa; Regina. Me quedé mirándola por un momento y ella se dio cuenta de nuestra presencia.
— Hola.- Dijo ella acercándose a nosotros.- ¿Venís a participar en el Carnaval de Cartas?
— Sí.- Respondió Cloud.
— Entonces… tenéis que enfrentaros al rompecabezas, un dispositivo automático, jugando a Sangre de la Reina. ¿Cómo lo veis?
— Bien.- Dijo Cloud mirándome.- ¿Cómo lo ves tu?
— Creo que bien.- Respondí.
— Entonces os preparo el tablero.- Dijo Regina.- Juega uno pero el otro puede ayudar.
Nos preparó el tablero, me senté yo para jugar y Cloud se puso detrás mío poniendo sus manos en mis hombros. La partida empezó y empecé a jugar con el mazo que me habían dado.
— Pon esta carta aquí.- Me dijo Cloud señalándome exactamente el hueco del tablero.
Le hice caso y jugué con esa jugada que Cloud había iniciado y así consiguiendo la victoria.
— ¡Bien jugado!- Nos dijo Regina dándonos la Carta del Amor.- Aquí está vuestra recompensa. Y… Por cierto, perdona por lo del torneo.
Regina me miró a mí mientras decía esas palabras.
— No te preocupes.- Respondí.- También fui un poco dura.
— Entonces estamos en paz.- Me sonrió.- ¡Disfrutad de Costa del Sol, parejita!
Miré los dos tiquets y miré a Cloud.
— Ya podemos ir a mirar bañadores. Tenemos suficiente.- Sonreí.
Cloud asintió y fuimos a un puestecito de bañadores y demás cosas de playa que estaba cerca.
— ¡Viva la Costa!- Nos dijo el personal.- ¡aquí podéis canjear vuestras cartas de amor por modelitos para la playa!
Escogí un modelito de dos piezas que consideraba que iba con mi estilo de color negro con detalles en rollo y miré a Cloud quien había escogido un bañador gris. Los cambiamos por las cartas del amor y había un probador para poder cambiarnos.
— Voy primero.- Dijo Cloud metiéndose en el probador.
A los minutos salió del probador y iba con el torso sin nada y de parte de abajo el bañador con unas chanclas. Mi corazón empezó a ir muy rápido, volvieron las mariposas.
Que guapo…
— ¡Me toca…!- Dije entrando rápidamente al probador.
Respiré profundamente y me cambié poniéndome el bañador. Me miré al espejo antes de salir y me quedaba muy bien, parecía hecho para mi. En ese momento salí del probador y Cloud inmediatamente puso sus ojos en mi. Vi sus mejillas volverse algo rojas y sus ojos mirar en sitios indebidos.
— Y… ¿qué te parece?- Le pregunté.
— Es tu rollo.- Respondió él.
— Entonces lo apruebo.- Dije con una sonrisa.- ¿Vamos a la playa?
Cloud asintió y nos dirigimos a la playa. Al llegar miré fijamente la zona como si ya me sonara de algo. Me estaba confundiendo mucho, yo recordaba a ciegas esta playa, estas aguas. Me puse una mano en la cabeza y Cloud me miró fijamente.
— ¿Estás bien?- Me preguntó.
— Sí, perdona…- Respondí intentando evadir esos pensamientos.
— Está lleno de túnicas aquí también.- Me dijo Cloud mirando la zona.
— Mira, allí está Barret con el traje de marinero otra vez.- Dije señalandolo, riendo un poco.
Nos acercamos a Barret y él nos miró a los dos.
— ¡Hombre, por fin llegáis!- Nos dijo Barret.- Hasta los de las túnicas tenían hoy ganas de playa. En fin… Los pobres no hacen daño a nadie… y aun así los miran mal y los tratan como apestados.
— Es que…- Dije mirando a Barret.- Dan un poco de mal rollo, ¿no crees?
— Pero aún así, no hay razón para tratarlos mal.- Mencionó Barret.
Justo en ese instante una pareja de turistas intentaron echar con malas palabras a un encapuchado y Barret se levantó yendo hacia ellos.
— ¡Eh, capullos!- Exclamó Barret.- ¡Id a molestar a vuestra puta madre!
Los turistas huyeron de golpe y toda la playa incluido Cloud y yo nos quedamos mirando la escena. No entendía mucho la razón del porqué protegerlos pero entiendo porque Barret lo hacía, al final no dejaban de ser personas. Miré hacia el lado y vi como venían Tifa y Aeris con sus modelitos de playa junto con Red XIII. Estaban las dos increíbles.
— Mira qué panchas vienen estas dos…- Dijo Barret.
— ¡Holi!- Dijo Aeris acercándose a nosotros.- ¡Ala, qué bañador más bonito Sil! ¡Te queda como un guante!
— ¡Estás preciosa!- Me dijo Tifa mirándome fijamente.
— No hace falta, chicas. ¡Vosotras si que estáis bonitas!- Exclamé.- Aeris ese modelito rosa va totalmente a tu personalidad y Tifa no has podido escoger uno mejor, te luce muchísimo el cuerpo.
Las dos sonrieron por mis cumplidos y nos miramos, parecíamos felices de estar juntas en la playa.
— Tened cuidado de no quemaros, que luego es muy molesto…- Dijo Cloud mirándonos.
— ¿Eh?- Dijo Aeris mirándolo.- ¿Solo se te ocurre decir eso?
En ese momento Red XIII giró su mirada y empezó a gruñir hacia otra dirección.
— ¡Abran pasoooo!- La voz de Johnny sonaba desde el otro lado de la playa, apartando a los turistas.- ¡Que se aparten!
En ese momento se nos quedó mirando y se puso una mano en la cabeza. Algo pasaba. Miré hacia el otro lado viendo que venía y nos encontramos de cara con el profesor Hojo rodeado de chicas.
— Hojo…- Dijo Aeris mirándolo fijamente.
— Vaya, qué casualidad encontrarnos aquí.- Nos dijo Hojo mirándonos fijamente. Cloud se acercó un poco a él algo amenazante.- Tranquilidad… No vengo a llevarme a Aeris. Claro, que si ella quisiera venir conmigo, es más que bienvenida.
— ¡Va a ser que no!- Exclamó Aeris.
— A lo que iba, pues…- Mencionó Hojo para luego mirar a una de las chicas que iba con él.- En breve comenzará el espectáculo. ¿Te gustaría participar, señorita? ¿No te gustaría ser mi ayudante? Shinra te garantizaría empleo toda la vida.
— Ay, no sé…- Dijo la acompañante.
Hojo empezó a irse de donde estábamos y todos fuimos detrás de él para ver que tramaba.
— Planeo un nuevo experimento para el que necesitaré una contribución femenina.- Dijo Hojo.- Mi objetivo es… la creación de un nuevo héroe.
— ¡Es usted brillante, profesor!- Le respondió la chica.
— Todo héroe que se precie debe ser infinitamente apuesto.- Explicaba Hojo.- Al fin y al cabo, debe impresionar a quienes lo vean no solo con su destreza sino también con su físico.
Hojo se tumbó en una hamaca junto con tres mujeres y Johnny le abanicaba. Nos acercamos Cloud y yo a él, no estábamos entendiendo nada.
— Vosotros también estáis siguiendo su llamada, ¿verdad?- Nos preguntó Hojo.
— ¿Qué llamada?- Preguntó Cloud.
— ¿No sois conscientes de hacerlo?- Hojo miró a los de las túnicas.- Mira, vuestros hermanos han llegado.
Hojo miró fijamente a Johnny y él se levantó mirando a las chicas.
— ¡Ponedlos en fila!- Exclamó Johnny.
— Vaaaleee…- Respondió una de las chicas.
En ese momento las tres chicas fueron hacia los de las túnicas ordenándolos en una fila.
— ¿¡Qué pretendes!?- Exclamó Barret al ver que hacia Hojo.
— ¡Que dé comienzo mi espectáculo científico!- Exclamó Hojo con una sonrisa sacando un aparato y dándole a un botón.
Un robot con forma de arácnido salió del agua en ese momento asustando a todo aquel que estaba en la playa y de este empezaron a salir monstruos.
— ¿¡De qué va esto!?- Preguntó Johnny.
Hojo se reía mientras los monstruos se fusionaban con los de las túnicas creando bichos aún más horrorosos.
— ¡Magnífico! ¡Asombraos ante el ímpetu del reencuentro!- Exclamó Hojo.
Hojo le volvió a dar el botón y salieron unos mini robot que encerraron con magia a los encapuchados monstruosos y los agarraron.
— Perfecto…- Dijo Hojo.- Estos son los especímenes que ansiaba crear.
Los mini robots dejaron a los encapuchados monstruosos dentro del robot arácnido.
— ¡Hijo de puta!- Exclamó Barret intentando ir hacia el profesor Hojo pero siendo interceptado por Aeris.
— Tenemos que ayudar a la gente.- Dijo Aeris.
Es verdad que la playa se había llenado de especímenes y la gente chillaba intentando correr para que nos les atraparan.
— ¡Al lío!- Mencionó Barret.
— Van a destrozarlo todo…- Dijo Red XIII.
— ¡No tiene perdón!- Exclamó Tifa.
— Esto no se va a acabar nunca…- Expresé yo.
Todos bajamos a la playa y Cloud empezó a intentar agarrar la espada de su espalda para darse cuenta de que no la llevaba, la había dejado en el hotel. En ese momento agarró un parasol para usarlo de arma y un duro golpe en la cabeza me pegó al verlo. Ya había visto eso antes, o eso creía.
— Sil. Tu con Barret y con Aeris y yo con Tifa y Red.- Me dijo Cloud.
— Entendido.
Fui rápidamente hacia Aeris y Barret quienes luchaban contra los nuevos especímenes y los encapuchados transformados. Saqué mi espada y empecé a luchar junto con ellos lo mejor que podía deshaciéndonos por completo de los monstruos de la parte izquierda de la playa. Cuando miramos a nuestros compañeros que defendían la parte derecha de la playa vimos como unas balas les alcanzaban encerrándolos en un campo mágico.
— ¡No!- Exclamó Tifa.
Los mini-robots se llevaban por los aires a Tifa, Red XIII y Cloud.
— Bueno, nada mal. Nuevos ayudantes.- Dijo Hojo desde el porche, mirando la situación.- La chica podría ser la madre de un héroe.
— ¡Suéltame!- Exclamó Tifa.
Intenté ir hacia ellos pero el robot arácnido se puso delante nuestro, impidiéndonos el acceso.
— ¡Mierda!- Exclamé.
— Todos contribuiréis a mi experimento.- Dijo Hojo.- La ciencia vale más que cualquier tierra prometida…
Me puse a atacar al robot con mi mayor fuerza usando ELECTRO++ para debilitar sus circuitos. Tenia que salvarles, esa era mi mayor fuerza. Aeris, Barret y yo luchábamos juntos, intentando debilitarlo hasta que Hojo capturó a Aeris.
— Aeris, solo quiero tus células.- Dijo el profesor Hojo.- Preferiría estudiarlas sin matarte. Ojalá sean tan perfectas como las de tu madre, Ifalna. Ella era hermosa incluso vista al microscopios.
— ¡No le aguanto!- Exclamé mientras luchaba.
Hojo poco después capturó a Barret también. Estaba completamente sola.
— No eres el espécimen que buscaba… aunque sin duda eres digno de estudio.- Dijo Hojo hablando de Barret.
En ese momento imbuí mi espada en el ELECTRO++ y ataqué con una serie de ataques combinados al robot debilitándolo.
— Sil.- Dijo el profesor Hojo.- Veo algo en ti diferente… Aunque… eso no puede ser posible. Tendría que investigarte de nuevo para entenderlo… Pareces más fuerte.
— ¿De nuevo?- Pregunté mirando en su dirección.
Sus palabras me distrajeron, no entendía qué estaba diciendo.
¿Cómo que "de nuevo"? ¿A qué se refiere con eso?
Por culpa de no prestar atención también me capturaron a mi.
— ¡JODER!- Exclamé intentando romper el campo magnético sin éxito.
— Ya están todos. Bien, en marcha; el tiempo apremia…- Dijo Hojo.
— ¡Tú no vas a ninguna parte!- Dijo de golpe una voz que me sonaba.
Un shurikan apareció en dirección al mini-robot rompiéndolo en mil pedazos y haciendo que me soltara cayendo al suelo. Miré detrás mío y allí se encontraba Yuffie quien me había salvado.
— ¡Te lo debía!- Exclamó Yuffie con una sonrisa.- ¿Te acuerdas?
— ¡Gracias!- Le dediqué una sonrisa.
— Así no vamos a acabar nunca.- Dijo Yuffie mirando al robot arácnido.- Tengo una idea mejor. ¡Entréntenlos mientras lo preparo todo!
Yuffie se fue corriendo y me quedé a solas con el robot, sacando de nuevo mi espada a relucir y luchando contra él usando de vez en cuando mi materia eléctrica. En ese momento debilité al robot y volví a imbuir mi espada en ELECTRO++ rompiendo del todo a la máquina. En ese momento la puerta en donde estaban apresados los demás se abrió y pudieron empezar a salir. Desde allí Tifa miró detrás mio.
— ¡No, Johnny, ten cuidado!- Exclamó Tifa.
Miré hacia atrás y vi un montón de Johnnys con traje de encapuchado venir corriendo hacia donde estaba. Los mini-robots se apresuraron a atrapar a todos los Jonnhys y de golpe escuchamos la voz de Yuffie desde arriba del porche.
— ¿Qué narices…?- Exclamó Barret.
— ¡Os he engañado!- Gritó Yuffie desde allí realizando una especie de jutsu. Todos los Johnnys menos uno se transformaron en peluches de moguri, es decir, bombas.- ¡Vais a ver de lo que una ninja es capaz!
Los moguris explotaron, rompiendo todos los robots y Johnny salió corriendo de allí.
— ¡Victoria!- Exclamó Yuffie antes de realizar otro jutsu y desaparecer entre humo.
En ese momentos los demás pudieron salir de donde estaban atrapados del todo y Hojo se dio la media vuelta. Red XIII intentó ir detrás de él pero Aeris lo detuvo.
— Parad. Ya basta.- Exclamó Aeris.
Decidimos entre todos parar, ya todo había vuelto a la normalidad y no hacía falta seguir con nada de esto. Pasamos el resto del día en la playa. Ya empezaba el atardecer, la luz era naranja. Estaba sentada en la arena, sola, jugando con ella, contemplando el océano. No podía parar de darle vueltas a muchas de las cosas que habían sucedido hoy. Me agarré de mis rodillas, abrazándolas y dejé ir un suspiro. Cloud se sentó en mi lado en ese momento.
— Cuando te encoges así es porqué estás sobrepensado.- Me dijo Cloud.
— Puede…- Respondí.- Ya me conoces, eh…
— Y… ¿en qué piensas?- Me preguntó.
— Desde que hemos llegado aquí… No sé, han pasado cosas.- Dije.- Llegar a la playa y que el sitio extrañamente me sonara. Nunca he salido de Midgar así que pensaba que quizás era por las revistas o la publicidad que hay en Midgar de Costa del Sol pero las cosas se han ido poniendo incluso más raras. Cuando te vi coger el parasol como un arma… Mi cabeza también ha retumbado, como si ya hubiera visto eso antes…
— Quizás es parte de tus recuerdos… pero no lo sabes.- Me dijo Cloud.
— Puede ser… Pero que raro, ¿no?- Dije poniendo una de mis manos en la arena a mi lado.- No se, si no he salido nunca de la gran ciudad… ¿Cómo puede ser…? Y además… el profesor Hojo ha dicho: "Tendré que investigarte de nuevo" ¿A qué se refería con eso? ¿De nuevo? ¿Por qué me da la sensación de que todo el mundo sabe cosas y nadie me dice nada? Estoy demasiado perdida…
— Estoy aquí.- Dijo Cloud poniendo su mano encima de la mía. Los sentimientos se me removieron en ese momento y lo miré.- Lo descubriremos.
Los dos nos miramos a los ojos antes de volver a mirar al mar. No dijimos nada más. Nuestras manos quedaron juntas un rato, nos apoyábamos así, me sentía algo mejor.
— ¿Volvemos…?- Dijo Barret acercándose a nosotros.
Asentí y los dos nos levantamos yendo al porche donde se encontraban los demás.
— Se acabaron las vacaciones…- Dijo Aeris mirando el mar por última vez.
— Han sido demasiado moviditas para mi gusto.- Respondió Barret.
— Vámonos al hotel.- Dijo Tifa.
— Necesito dormir…- Dije mirando al suelo. Estaba muy agotada.
— Hala, de vuelta al "Vistamal" de Johnny.- Dijo Barret.
Nos dirigimos hacia allí y al llegar estaba Johnny en la puerta con venas y parches por todo el cuerpo.
— ¡Tíoooos!- Exclamó Johnny saludándonos al vernos. Pero de golpe paró haciendo una mueca de dolor y apoyando su brazo en su hombro.
— ¡Johnny!- Exclamó Tifa.- ¿Estás bien?
— Je, je…- Dijo Johnny.- ¡Esto no es na!
— Gracias Johnny, nos has ayudado mucho.- Dije mirándolo.
— Veréis, tíos…- Mencionó Johnny.- Las chicas de antes han alucinao con mi valentía y me han contao… la verdad acerca del hotel y el alcalde. Kapono me la ha liao, y yo sin coscarme…
— Dijiste que te había prestado dinero.- Dijo Tifa.- ¿Tienes cómo devolverlo?
— Resulta que…- Explicó Johnny.- esas chicas han amenazao a Kapono con contar a to'l mundo que ha querío aprovecharse… del "héroe que ha salvado nuestra ciudad" ¡Así que me ha cancelao las deudas!
Sonreí, de verdad que me alegraba de él. Sentía que todo había sido un poco raro desde el inicio y me alegraba de verdad que la moneda se había girado.
— ¡Qué suerte!- Exclamó Barret.
— ¡Johnny, el héroe de Costa del Sol!- Exclamó Johnny.- Fijo que ahora el Vistamar de Johnny va a conseguir siete estrellas, como poco.
— Con un poco de arreglo aquí y allá.- Dije a lo que Barret, Aeris y Tifa rieron un poco.- Pero seguro que sí.
— Ya llevas cero.- Dijo Barret.- Quedan siete.
— Voy a ser un hostelero mazo bue… ¡Ay!- Exclamó Johnny.
— Sí, seguro que sí.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Oye, ¿estás bien?- Le preguntó Barret.
— ¡Por aquí!- Dijo Johnny.
— Que peligro tiene este…- Dijo Barret.
En ese momento cada uno se fue a su habitación. Me quedé sola en la mía y me estiré en la cama totalmente derrotada por el día de hoy. Tantas emociones en un solo día me destrozaron dejándome dormida al segundo.
Se hizo la luz rápidamente y me desperté levantándome y vistiéndome con mi ropa habitual para salir de la habitación. Los demás ya estaban allí.
— Buenos días.- Dije.
— ¿Has descansado bien, Sil?- Me preguntó Tifa con una sonrisa.
— Mejor de lo que creía.- Dije estirando mis brazos.- Lo necesitaba.
En ese momento Cloud dirigió su mirada a Johnny.
— Gracias por todo.- Le dijo Cloud.
— ¡Gracias a vosotros troncos!- Exclamó Johnny.- ¿Pa dónde vais ahora?
— Seguiremos a los hombres de las túnicas.- Respondió Cloud.
— A esos lo vi yo esta mañana tirar hacia el monte Corel.- Mencionó Johnny.- A algunos se los veía destrozaos, y yo intenté que no fueran, pero…
— El monte Corel…- Dijo Barret.
— Vamos nosotros también.- Mencionó Cloud.
— ¡Pues que tengan mu buen viaje, señores y señoritas!- Exclamó Johnny.
Bajamos las escaleras del hotel todos juntos, ya nos ibamos de Costa del Sol. Pero antes nos interceptó una voz.
— ¡Eeeoooo!- Exclamó la voz desde arriba de una piedra. Era Yuffie.- ¿No os olvidáis de alguien? ¡Holi! ¡Unos me conocen como una intrépida cazadora de materias! ¡Otros, como una bellísima asesina! ¡Y vosotros veis en mí a vuestra salvadora! ¿Pero quién soy, más allá de eso? ¡Soy Yuffie, vuestra ninja favorita!
Ella posó delante nuestro con una sonrisa, mirándonos a todos.
— Vámonos.- Dijo Cloud sin darle importancia al cuento.
— ¡Esperadmeeee!- Exclamó Yuffie de nuevo.- ¡Tú, pelopincho! ¡Te reto a un duelo! ¡Si gano yo, seré tu nueva jefa! ¡Si, por alguna casualidad, pierdo, entonces tendré que acompañaros! ¿¡Qué me dices!?
Cloud puso su mano en su arma para sacarla de su espalda.
— ¿Eh?- Preguntó Yuffie tirando un poco hacia atrás.- ¿En serio nos vamos a zurrar? Mira no hace falta llegar a las manos… ¡Si tanto quieres que os acompañe, dilo y ya está! Ay, he calculado mal…. ¡Retiradaaaa!
Yuffie rápidamente se fue corriendo por las escaleras.
— A esa le falta un hervor.- Dijo Barret.
Cuando volvimos a retomar el camino Yuffie volvió a interceptarnos.
— Pero bueno…- Dijo Yuffie.- ¿¡Cómo estáis tan panchos!? ¿De verdad de la buena que no queréis que os acompañe?
— No.- Dijo Cloud.- Ya tenemos a alguien que se especializa en materias y es una reina en la infiltración. No nos haces falta en el equipo.
— ¡Oye!- Exclamó Yuffie.- ¡¿Pero, como puedes tener tan poco tacto!?
— ¿Tanto quieres acompañarnos?- Pregunté.
— No es que quiera… es decir, os puedo ayudar y eso, pero sí…- Dijo Yuffie.
— Bueno, yo no sé hacer jutsus como los que haces tu, Yuffie.- Dije con una sonrisa.
— ¡Va, entonces me necesitáis!- Exclamó ella.- ¡Os acompaño!
— Bienvenida al grupo, Yuffie.- Dijo Tifa con una sonrisa.
— Como nos hagas alguna jugarreta…- Mencionó Barret.- te meto en el cañón de Junon y te disparo de vuelta a Wutai.
— ¡Qué miedo!- Exclamó Yuffie.- Bueno, ¡lo que tú digas! Como que me llamo Yuffie Kisaragi… ¡prometo no decepcionaros! Vamos a ver, por aquí…!
Ahora con Yuffie en el equipo ya estábamos listos para seguir nuestra aventura por Gaia. Ahora nos dirigimos al monte Corel. ¿Qué nos depararía el destino?

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
4 notes
·
View notes
Text
Capítulo 5 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Shinra Ocho. Bodega.
Nos encontrábamos en el crucero Shinra Ocho dirección Costa del Sol. Era la primera vez que me subía a un barco y no podía evitar estar emocionada. Aeris nos paró a Tifa y a mí y nos metimos detrás de unos contenedores de mercancías en la bodega. Empezamos a hablar de la vida, las tres, sin los chicos. Teníamos un buen rollo increíble, nos llevábamos ya muy bien. Me sentía feliz a su alrededor.
— ¿Volviste a ver a Faz?- Le preguntó Tifa a Aeris.
— No, pero cada vez que veo un hombre muy alto, como era él, me entra mal cuerpo…- Respondió Aeris.
— ¿Quién es Faz?- Pregunté.
— ¿No le conoces?- Me preguntó Aeris. Yo negué sutilmente con la cabeza.- Era un trabajador de Shinra, estaba al mando de Hojo… Y bueno, era alguien que estaba regularmente con mi madre por trabajo. Me daba miedo.
— Vaya… Pues entonces casi mejor que no lo hayas vuelto a ver…- Dije.- Aún así, si te quieres desahogar aquí estamos, ¿si?
— ¡Sí!- Dijo Tifa con una sonrisa.
— Pues preparaos, ¡que ahora viene lo gordo!- Dijo Aeris.
— ¿Qué dices?- Mencionó Tifa.- ¿Más gordo todavía?
— Sí, porque va de…- Respondió Aeris.- mi primer amor.
— Ay, ¡qué dramón!- Exclamó Tifa.
— Eso, ¡cuéntame más!- Dije yo con una sonrisa.
En ese momento escuchamos un ruido y nos callamos de golpe, levantándonos del suelo, apoyándonos contra el contendor por si era algún enemigo.
— Soy yo.- La voz de Cloud sonó detrás del contenedor.
En ese momento salimos, dejando ir un suspiro de alivio y le sonreí.
— Luego nos cuentas lo de tus amoríos.- Le susurró Tifa a Aeris para luego acercarse a mi.- Y tú no te libras, eh…
— ¿Eh? ¿Yo?- Pregunté algo roja.
Aeris y Tifa se miraron un momento y rieron para después mirarme a mi. Cloud se nos quedó mirando fijamente.
— ¿Cómo ha ido la ronda?- Le preguntó Tifa a Cloud.
— Los túnicas negras están en segunda clase, y no parece que Shinra nos haya seguido. Creo que podemos quitarnos los uniformes.- Añadió Cloud.
— Pues… habrá que hacer un último saludo.- Dijo Aeris con una sonrisa y haciendo el saludo militar.
— Ha sido todo un honor.- Mencionó Tifa haciendo el saludo también.
— ¡Gracias, capitán!- Exclamé yo haciendo el saludo militar.
Cloud no dijo nada más, se limitó a mirarnos.
— Oye.- Dijo de golpe Barret.- Me he enterado de la propuesta de Rufus. La cabraloca de la ninja la ha liado bien, aunque para mí es un alivio. Sea quien sea el presidente, Shinra sigue siendo Shinra. No quiero hacer tratos con gentuza.
En ese momento la megafonía del barco sonó desconcentrándonos a todos.
— Les doy la bienvenida a bordo del Shinra Ocho. Al habla el capitán Titov. Vamos rumbo a Costa del Sol y esperamos llegar a la hora prevista. Para amenizar la espera, se celebrará en breve el Torneo de Sangre de la Reina. Diríjanse al salón los pasajeros que deseen participar.
— ¡Sangre de la reina!- Exclamó Aeris.
— ¿Es un juego de cartas?- Pregunté.
— ¡Sí, vamos y te explico!- Dijo Tifa agarrando mi mano.
Rápidamente salimos de la bodega y nos metimos Tifa, Aeris y yo en un camarote para cambiarnos de ropa. Me quité mi traje de centinela y me volví a vestir con mi vestido de siempre.
— Ah, como había echado de menos mi ropa.- Dije con una sonrisa.
— ¡Pero ha sido divertido transformarse en infante por un rato!- Exclamó Aeris.
— No te diré yo que no.- Dije con una sonrisa.
— Sil.- Me dijo Tifa.- ¿Nunca has jugado a Sangre de la reina?
— ¡No! Me suena pero nunca he tenido oportunidad.- Respondí.
— ¡Te explico!- Añadió Tifa.
Tifa y Aeris empezaron a contarme el funcionamiento del juego de cartas llamado Sangre de la Reina mientras íbamos a la cubierta. El juego no era tan simple como pensaba. Se juega en un tablero de 3 filas y 5 columnas y con unas cartas con unas especificaciones concretas; el número de peones que hacen falta para colocarla y el patrón. Según colocas las cartas en el tablero vas sumando peones y por tanto puedes poner cartas de otras categorías. También existe la posibilidad de robarle peones al jugador contrario y por tanto huecos de cartas. Al final se hace un recuento de puntos de carta y quien tenga más, gana.
— El torneo comenzará muy pronto. Por el momento la inscripción sigue abierta.- El capitán Titov daba el anuncio desde la parte de arriba del Salón de la reina.- El pasajero que se alce con la victoria ganará un trofeo y un premio de lujo. Si quieren participar pero no tienen baraja, pueden alquilar una. Esperamos que disfruten del torneo.
Nos reencontramos con el grupo y todos hacían fila para inscribirse en el torneo. En ese momento una chica de pelo rosa y raíces de color marrón apareció con cara de pocos amigos y se dirigió directamente hacia Cloud.
— Tú también vas a participar, ¿no?- Le dijo la chica de pelo rosa a Cloud, cruzando sus brazos.
— Quizá.- Respondió Cloud.
— Qué interesante.
En ese momento la chica empujó un poco a Cloud con el hombro pasando por su lado. No pude evitar poner una mueca por lo desagradable que había sido la chica y me crucé de brazos. Cloud me miró y se acercó a mí.
— ¿Vas a participar?- Me preguntó.
— No sé yo…- Puse una mano en mi mejilla.- No he jugado nunca, sabes.
— Deberías intentarlo. Nos inscribimos juntos y nos enfrentamos a la primera ronda, así te ayudo.- Me respondió.
— ¿En serio?- Pregunté con una sonrisa.
— Por qué no.- Me respondió Cloud.
Me emocioné un poco y rápidamente fui a hablar con el recepcionista para la inscripción. Rellene los datos de Cloud y míos y alquilé una baraja de cartas para cada uno. Volví hacia él y le di la baraja de cartas. Ahora solo quedaba esperar al inicio del torneo.
— ¡Bienvenidos al Torneo de Sangre de la Reina, aquí, a bordo del Shinra Ocho!- Exclamaba el capitán Titov dando anunció al inicio del torneo.- ¡Tenemos a los jugadores más hábiles del mundillo, dispuestos a competir por la gloria del primer puesto! Yo mismo, el capitán Titov, comentaré las partidas para su disfrute. ¡Buena suerte a los participantes!
Cloud me agarró la mano y yo le sonreí dirigiéndonos a una de las mesas para jugar. Me senté en la silla y lo miré fijamente.
— Quizás no he jugado nunca pero… no me dejo ganar fácil a nada.- Dije con una sonrisa desafiante.
— Eso ya lo veremos.- Me respondió Cloud.- Tampoco creas que te dejaré ganar así como así.
Empezamos a jugar la partida. Personalmente y sobre todo al inicio de esta me tenía que pensar muy bien los movimientos y que cartas tirar ya que no estaba familiarizada con la baraja. Cloud en vez de ayudarme durante la partida me lo ponía lo más difícil que podía pero eso solo me ayudaba a concentrarme más. Terminamos la partida, llenando todo el tablero y al hacer el recuento había ganado por un punto. No me lo podía creer.
— ¡TOMA!- Salté de la silla feliz al ver que había ganado y miré a Cloud.- ¡Te lo he dicho o no te lo he dicho!
Él se levantó también riendo un poco y se acercó a mí poniendo su mano en mi pelo.
— Has jugado bien, la verdad.- Me dijo Cloud. Lo miré a los ojos, algo roja por su gesto y sus palabras. Mi corazón había empezado a ir mucho más rápido.- Pero no te confíes demasiado, los rivales que te vendrán ahora son mucho más complicados que yo.
— Voy a ganar.- Sonreí, con confianza.
En ese momento Aeris vino hacia nosotros y me miró fijamente.
— ¡Sil! ¿Eres mi siguiente contrincante?- Me preguntó Aeris con una sonrisa.
— ¿Has ganado también?- Sonreí contenta.
— ¡Sí!- Exclamó ella.- ¡Qué ilusión jugar juntas!
— No te lo voy a poner fácil.- Dije yo sacando un poco la lengua.
Nos sentamos en la mesa. Cloud se quedó cerca mío durante toda la partida contra Aeris. Puedo decir que ella me lo puso incluso algo más complicado que Cloud pero ya empezaba a entender bien mis cartas y a llevarme bien con ellas. La partida terminó más rápido de lo que pensaba justo cuando Aeris se quedó sin cartas para tirar.
— ¡Vaya!- Exclamó ella mirando fijamente sus cartas.- No tengo ninguna carta de un peón para usar…
Hicimos el recuento de los puntos y otra vez victoria para mi. No pude evitar sentir adrenalina dentro de mí, ganar me provocaba serotonina.
— Lo siento Aeris, has jugado muy bien.- Le dije con una sonrisa.
— ¡Pero Sil, cómo se te da todo tan bien!- Exclamó Aeris con una sonrisa viniendo rápidamente hacia mí y abrazándome.- Estoy 100% segura de que ganarás el torneo.
— Ojalá así sea.
Correspondí al abrazo de Aeris y rápidamente fui a ver quien era mi siguiente rival. Tenia un poco el ego por las nubes, me sentía increíble. El siguiente rival fue un niño que parecía no tener más de 16 años y también lo vencí rápidamente clasificándome en la final.
— ¿Quién es mi rival para la final?- Pregunté mirando a Cloud para saber si él de casualidad sabia algo.
— Yo.- Dijo una voz detrás mío.- Qué, ¿eres su novia o algo que se ha tenido que dejar ganar?
— ¿Perdona?- Dije mirando a la chica de pelo rosa.
— No te incumbe.- Respondió de golpe Cloud poniendo sus manos en mi cintura.
— Pues bonita, que sepas que conmigo no lo vas a tener fácil.- Exclamó la chica del pelo rosa.- Soy Regina, la campeona por norma de los torneos de Sangre de la Reina. Nadie ha conseguido ganarme.
— Te voy a quitar el puesto y vas a tener que venir a llorarme luego para que por favor no te humille delante de toda esta gente.- Exclamé yo.
— ¡Já! Eso ya lo veremos.- Me respondió ella.
Nos sentamos las dos delante de la mesa y delante del tablero. Rápidamente empezó el juego y a comparación de mi sus movimientos eran rápidos pero yo pensaba con cuidado la jugada. Me había enfurecido su manera de dirigirse a mi y aunque tenía poca fe porqué al final solo llevaba jugadas unas cuantas partidas y ella era la campeona por norma, sabía que tenía que ganarle. Usar cartas en las esquinas para dejar el centro vacío y a último momento robarle los peones fue mi estrategia principal para evitar que ella pudiera ejecutar su jugada maestra así llegando al final de la partida y ganándole por más de 14 puntos.
— Pero… no es posible.- Dijo Regina mirando fijamente el tablero.
— Llora.- Dije con una sonrisa.
— La final de este acalorado torneo ha llegado a término, ¡y ya tenemos vencedor!- Exclamó Titov.- Su nombre es…
— ¡Detengan el nombramiento! ¡Exijo una partida!- Exclamó una voz misteriosa de golpe.
En ese momento apareció Red XIII, sobre dos patas y vestido de centinela. No pude evitar reír un poco. Relajó la tensión que tenía en el cuerpo por culpa de mi antigua contrincante.
— Qué difícil es hacerse pasar por bípedo…- Dijo Red XIII mientras posaba.
— ¡Insólito!- Exclamó Titov.- ¡Un nuevo pretendiente al podio! ¿¡Aceptarán su desafío!? ¿Estará el aspirante a la altura? ¡El listón está por las nubes!
Red XIII saltó directamente donde estaba yo y me miró fijamente, parado en sus dos patas. No podía evitar reír.
— Ai, Red…- Dije riendo.- Estas divino.
— No voy a negar que normalmente parezco una bestia.- Me dijo Red XIII.- Pero, con este atuendo, soy indistinguible de un infante. No me detendrán.
— Si tu lo dices…- Dije mientras me reía más, tapando mi boca. Casi que se me salían las lágrimas.
— Tú me ubicas porque me conoces.- Mencionó Red XIII intentando moverse como un humano y señalándome.- Imagina que me ves por primera vez. No es momento de ponerse a debatir mi naturaleza. Qué me dices, Sil ¿aceptas el desafío?
— Sí, demuéstrame de lo que vales.- Dije con una sonrisa. Los dos nos sentamos en la mesa de juego.
— ¡Sil! ¡Ánimo!- Exclamó Aeris.
— ¡Ánimo tú también, Red!- Dijo Tifa.
— ¡Eso! ¡A darle caña!- Exclamó Barret levantando el brazo.
Miré a Cloud un momento y él me sonrió dándome su apoyo, me sentí con más energía.
— ¡Sil ha aceptado el desafío!- Exclamo Titov.- ¡Demos comienzo a esta partida amistosa!
Empezamos la partida y sorprendentemente Red XIII tenía una baraja de cartas que parecía mucho mejor que la mía. Su jugada era parecida a la mía, empezar por las esquinas e intentar robar peones. Por suerte me di cuenta antes de que avanzara demasiado al punto de no poder volver atrás así que tuve que idear una estrategia nueva: llenar el centro, quitándole todo poder en el tablero. Rápidamente me alcé con la victoria, siendo una victoria rebosante, 15 a 0.
— Menuda derrota…- Dijo Red XIII bajando su cabeza.- Eres muy fuerte, Sil.
— Ha estado reñida.- Dije con una sonrisa.- Me ha gustado mucho jugar contigo. ¿Cuándo has aprendido a jugar así?
— Para atrapar una presa, hay que observarla. Así he aprendido las reglas y las tácticas.- Respondió Red XIII.
— Por eso has empezado haciendo mi estrategia de todas las partidas.- Dije riéndome un poco.
— Te has dado cuenta demasiado rápido. Vales para esto, Sil.- Agregó Red XIII.
— ¡El vencedor del torneo de la Sangre de la Reina es Sil!- Exclamó Titov.- ¡Has demostrado tener alma de jugador! Tras esta partida tan emocionante, procedemos a entregar el trofeo a Sil.
Titov se acercó a mí con un trofeo pequeño y me lo dio. Lo levanté contenta, había conseguido alzarme con la victoria. Era un día memorable.
— ¡Aquí concluye el emocionante Torneo de Sangre de la Reina!- Dijo Titov.- Gracias de corazón a todos los participantes por regalarnos tanta diversión. Seguimos rumbo a Costa del Sol. Relájense y disfruten del resto de la travesía.
— ¡Qué bien me lo he pasado!- Dijo Aeris acercándose a mi.
— Red, ¡menuda sorpresa me has dado!- Dijo Tifa mirando a Red XIII.
— No podía perderme el torneo.- Exclamó Red XIII.
— ¡Qué bien se os da jugar a los dos! ¡Se nota lo listos que sois!- Mencionó Aeris.
— Gracias. Me habéis explicado muy bien antes y por eso lo he podido comprender bien.- Expliqué con una sonrisa.
— ¿Qué hacemos ahora?- Preguntó Barret.- ¿Cuánto falta para llegar?
— Llegamos mañana.- Dijo Tifa.
— Entonces, yo me voy a echar una cabezadita.- Mencionó Barret.- Tanto jaleo me tiene agotado.
— No es mala idea.- Cloud dirigió mi mirada a mi y no pude evitar sonrojarme al saber exactamente en lo que pensaba.
— Ni se os ocurra.- Dijo Barret mirándonos fijamente.- Los camarotes están divididos por géneros y son comunes en segunda clase.
— ¿Por qué lo dices, Barret?- Preguntó Tifa de golpe, mirándolo.
— Por nada, solo lo recordaba.- Añadió Barret.
— Necesito una siesta…- Dije yo estirando mis brazos.
Los chicos y las chicas nos dividimos yendo a nuestros respectivos camarotes y me tumbé en una de las hamacas, cerrando los ojos y quedándome inmediatamente dormida.
— Les habla el capitán Titov. Estamos en situación de alerta.- La voz del capitán de Titov en megafonía me despertó de mi sueño, abrí los ojos escuchando.- Por favor, permanezcan en sus camarotes. Se ruega al personal militar de Shinra que acuda de inmediato a cubierta.
En ese momento me levanté de inmediato y miré a Tifa y a Aeris quienes también se habían despertado por el anuncio.
— ¿Vamos?- Les pregunté.
— Sí. Vamos a ver qué ocurre.- Dijo Tifa.
Rápidamente salimos del camarote y allí habían muchísimos miembros de la tripulación guiando a la gente dentro de sus aposentos. Uno de ellos vino rápidamente hacia nosotras.
— ¡Subid a cubierta, por favor! ¡Por aquí!- Nos dijo el miembro de la tripulación.
Nosotras asentimos y subimos las escaleras directamente para llegar a la cubierta lo más rápido que pudiéramos. Muchos pasajeros iban en contradirección nuestra, corriendo. Por lo que gritaban parecía que habían monstruos a bordo. Llegamos al salón de la reina y allí se encontraba Red XIII y Cloud junto con el capitán Titov.
— El navío está infestado de monstruos. ¡Están por todas partes!- Exclamó el capitán.- Cuento con vosotros para despacharlos.
— De acuerdo.- Dijo Cloud asintiendo.
— Yo voy a comprobar que no haya pasajeros fuera de sus camarotes.- Dijo Titov. En ese momento miró a Tifa.- Tú. ¿Puedes echarme una mano?
— Por supuesto.- Dijo Tifa.
El capitán Titov y Tifa entraron a la zona de los camarotes cerrando la puerta principal, dejándonos toda la responsabilidad de eliminar los monstruos de la zona. Nos miramos los cuatro por un momento y pusimos paso rápido hacia la cubierta. Muchos bichos voladores salían del agua, subiendo a la cubierta. Nos pusimos en guardia y rápidamente empezamos a luchar contra ellos. No eran complicados pero cada vez aparecían más, parecía que no íbamos a terminar nunca. Varios de los monstruos entraron corriendo hacia la parte interior del barco.
— ¡Sil, Cloud! ¡Id a por ellos!- Exclamó Red XIII.
Cloud y yo asentimos y nos metimos hacia dentro del barco, luchando contra los bichos que se habían colado, juntos. Rápidamente me acerqué a un miembro de la tripulación y le ayudé a levantarse.
— ¿Estás bien?- Le pregunté.
— S-Sí…- Me respondió.- Pero los monstruos se han colado bajo cubierta…
— Cloud.- Dije mirándolo.
Él me entendió perfectamente y rápidamente fuimos a la parte de abajo de la cubierta para seguir ayudando al personal del barco. Allí vimos varios bichos más peleando contra Tifa.
— ¡Tifa!- Exclamé al verla.
— ¡Sil, Cloud, conmigo!- Exclamó Tifa.
Rápidamente agarramos a los bichos, uno cada uno y los dejamos muertos en un periquete.
— ¿Cuál es la situación?- Preguntó Cloud.
— Hay unos cuantos monstruos a bordo.- Mencionó Tifa.
— ¿Y el capitán?- Pregunté yo.
— Dijo que iba a buscar armas y nos separamos. Espero que esté bien…- Dijo Tifa.
Pusimos rumbo a los camarotes para seguir defendiéndolos, ya no habían pasajeros o eso pensábamos hasta que vimos a varios encapuchados. Los monstruos los atacaron pero antes de que pudiéramos llegar para defenderlos un aura morada empezó a salir de ellos. Los tres retrocedimos unos pasos al ver como los encapuchados se fusionaron con los monstruos, haciendo un bicho incluso peor.
— ¿Se han fusionado?- Pregunté sacando mi espada.
— ¡Qué no os den!- Exclamó Cloud.
Empezamos a luchar de manera cuidadosa contra ellos, por si acaso no queríamos que nos alcanzaran. Cloud terminó con el último y nos miró fijamente poniendo su espada en su espalda.
— Los de las túnicas podrían ser el objetivo de los monstruos.- Dijo Cloud.
En ese momento el suelo tembló y los tres intentamos mantener el equilibrio.
— ¡Vamos!- Exclamó Tifa.- Antes de que vuelva a temblar.
Bodega
Seguimos bajando las escaleras hasta llegar a la zona de carga del barco y allí vimos pasar a Barret corriendo hacia otra sala.
— ¿¡Dónde están los de las túnicas!?- Exclamó Barret yendo a la siguiente sala.
— ¡Vayamos dónde Barret!- Exclamé.
El camino estaba repleto de mutantes que intentaban que llegáramos a nuestro objetivo. Parecía que todos los encapuchados del barco o casi todos se estaban transformando, aun así se estaba convirtiendo la bodega del barco en una carnicería. Acabamos con todas las hordas rápidamente y fuimos directamente a la sala de máquinas. Allí se encontraba Barret, defendiendo a los de las túnicas de los bichos.
— ¡Barret!- Exclamó Tifa.
— ¡Ya era hora!- Dijo Barret mirándonos.- Los están atacando y, aun así, ni se inmutan. Tenía que ayudarles.
— ¡Apartaos de ellos!- Exclamó la voz del capitán detrás nuestro apuntando a los de las túnicas.- Si esos tipos se fusionan con los monstruos, darán lugar a una abominación aún mayor. No voy a permitir que eso pase.
— ¡Eh, no dispares!- Dijo Barret mirando al capitán. Aunque fue demasiado tarde, el capitán había disparado a uno de ellos.
— Eh.. ¡Eh, para!- Exclamó una voz familiar de uno de los encapuchados.
De golpe este encapuchado se quitó la ropa y era Yuffie quien se escondía detrás de esos ropajes.
— ¡Esto es un disfraz!- Dijo Yuffie poniendo las manos en alto.- ¡No dispares!
— ¿¡Yuffie!?- Exclamé.
El capitán Titov pasó completamente de las advertencias de Yuffie y cuando iba a disparar Cloud la agarró, acercándola a él, haciendo que la bala no le impactará.
— Qué poco ha faltado…- Dijo Yuffie.
— Lo he hecho… por el bien de los pasajeros.- Dijo Titov saliendo de la sala de máquinas inmediatamente.
— ¡Eh! ¡Mirad!- Exclamó Yuffie señalando a los de las túnicas del suelo. Estaban agarrándose los unos a los otros y el humo morado salía de ellos.
— Se acerca… la hora… del… reencuentro…- Dijeron los hombres de las túnicas.
De golpe hubo una pequeña explosión morada donde se encontraban.
— ¿¡Q-Qué pasa ahora!?- Exclamó Yuffie de nuevo agarrando a Cloud del brazo y sacudiéndole.- ¡Esto ya es demasiado!
En ese momento ella se echó a correr saliendo de allí y al girarme para volver a ver la acumulación de humo morado lo vi, a Sephiroth.
— ¿¡Sephiroth!?- Dijo Cloud de golpe.
Mi cabeza empezó a doler y cerré fuerte los ojos, intentando apaciguar todo el dolor.
— Érase una vez una bestia…- Dijo Sephiroth.- capaz de entrever los corazones de la gente y, así, de transformarse… en sus más dulces sueños o su peor pesadilla. Esa bestia se llamaba… Jénova.
Tifa rápidamente vino hacia mí y puso una mano encima mío para ayudarme a ponerme bien. Yo le agradecí con la mirada y cuando volví a mirar al frente Sephiroth se había transformado en un monstruo horrible llamado: Jénova renaciente.
Usé mi materia de análisis y empecé a mirar si tenía alguna debilidad mágica y no, no tenía ninguna. Mierda, eso era un gran impedimento para mi.
— ¡No tiene debilidad elemental!- Exclamé.
— ¡A básicos, Sil!- Me dijo Tifa con una sonrisa.
Asentí y rápidamente ataqué a sus tentáculos con mi espada haciendo que se volviera vulnerable. En ese momento miré a mis compañeros y todos ellos empezaron a atacar con sus ataques más potentes quitándole parte de la vida. Pero no fue suficiente, de golpe empezó a sacar más patas y más tentáculos.
— ¡Barret, apunta a la cabeza!- Señalé.
— ¡Lo que digas!- Exclamó Barret.
Barret apuntó a la cabeza del monstruo dejándolo atontado.
— Parece que funciona.- Dijo Cloud.
El monstruo cayó al suelo, debilitado y rápidamente puse mi espada en PIRO+ atacándola rápidamente, cortando de raíz todos los tentáculos. En ese momento un humo morado apareció y volvió a aparecer Sephiroth con una sonrisa en su rostro.
— Eso, Sil. Demuéstrales a los demás tu verdadero poder. Nuestro poder.- Dijo Sephiroth mirándome fijamente.- Y… Cloud. No te dejes engañar por los demás, solo tienes que seguir un único camino.
¿Mi verdadero poder? ¿Nuestro poder?
Cloud se quedó paralizado después de escuchar las palabras de Sephiroth y Tifa fue rápidamente hacia él.
— Cloud…- Dijo Tifa poniéndole una mano en el hombro.
Él se apartó suavemente de Tifa y guardó su espada en la espalda.
— No, no me engañas.- Dijo Cloud.
— ¿Estás bien, Sil?- Me preguntó Barret.
— Sí, algo desubicada pero bien.- Respondí.
— Les habla el capitán Titov.- El capitán sonaba desde la megafonía del barco.- Lamentamos haberles asustado. La situación ya está bajo control. No se prevén mayores complicaciones durante el trayecto. Llegaremos a Costa del Sol mañana. La tripulación les desea las buenas noches. Que sueñen con las idílicas playas hacia las que navegamos.
En ese momento decidimos como grupo volver a los camarotes y dormir antes de llegar a Costa del Sol. Aunque esa noche no pegué ojo, todo lo que tenía en la cabeza eran las palabras de Sephiroth.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
3 notes
·
View notes
Text
Capítulo 4 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Región de Junon
Empezamos a andar, siguiendo a los encapuchados que ya habían retomado su camino. Estaba el ambiente un poco raro probablemente porqué nadie entendía nada.
— ¿De dónde habrá salido aquella ave…?- Preguntó Tifa.
— Cuentan que un enorme cóndor anida en el reactor de una isla solitaria…- Respondió Red XIII.- Pero también dicen que no hay forma de alcanzar dicha isla.
— Peor para Shinra.- Contestó Barret.
— Si no se puede ir, no hay nada que podamos hacer…- Dijo Tifa.
— No.- Mencionó Cloud.- Ahora tenemos que ir a Junon.
Seguimos avanzando y en el camino nos encontramos con una cría de chocobo.
— Mirad.- Exclamé.- ¡Una cría de chocobo!
— ¡Creo que quiere que le sigamos!- Dijo Aeris.
Rápidamente fuimos detrás de la cría y nos llevó a lo que parecía una parada de chocobotaxi. El cartel estaba caído y el chocobo parecía preocupado por ello. Cloud decidió ayudarlo y subir el cartel, poniéndolo bien. En ese momento el pequeño chocobo se emocionó y saltó, contento.
— Ai, era esto lo que quería.- Dije con una sonrisa.
Cloud se acercó al chocobo y este le dio una pluma dorada, como las que nos había dicho Cloe anteriormente. Cloud aprovechó para acariciar al chocobo y me morí de amor al verlos.
— Si en realidad eres todo un softie.- Le dijo Aeris a Cloud.
Él la miró por un momento antes de rodar sus ojos, algo avergonzado y seguir nuestro camino.
Almacén del pescador
— ¿Junon está por aquí?- Preguntó Aeris.
— No. Bajo el bastión hay una pequeña aldea.- Respondió Cloud.
— Sí, bajo Junon. Es un pueblo pesquero, casi abandonado.- Añadió Red XIII.
— Los desechos de Shinra ahí arriba les caen a ellos. De algo me suena esa historia.- Dijo Barret.
Pasamos por debajo de las montañas, subiendo y bajando escaleras hasta que llegamos. El paisaje debajo de la montaña donde se encontraba Junon era espectacular, me recordaba un poco al tipo de construcción de Midgar.
Bajo Junon
Llegamos al pequeño pueblo pesquero bajo Junon y cuando empezamos a andar hacia esta una voz de una señora nos paro.
— Esperad.- Nos dijo. Todos la miramos, algo preocupados, el grupo estaba bajo captura.- Bienvenidos a Bajo Junon, donde nunca brilla el sol. Soy Ronda, alcaldesa y responsable de la seguridad del pueblo.
En ese momento la alcaldesa miró fijamente a Tifa y a Barret, y puso en la tablet que llevaba en la mano un cartel donde salia que AVALANCHA estaba siendo buscadas con fotos de Barret, Tifa, Jessie, Wedge y Biggs.
— ¿Qué pasa?- Preguntó Barret.
— ¿Sois de AVALANCHA?- Preguntó Ronda.
— Y si lo somos, ¿qué pasa?- Barret la miró fijamente, con cara de malos amigos.
— Tendría que informar a las autoridades.- Dijo Ronda.- Dan 100.000 guiles por vosotros dos.
— No creo que te saliera a cuenta.- Añadió Barret subiendo su arma.
La alcaldesa volvió a mirar su tablet con otra foto de busqueda, en este caso era de Aeris.
— Tú eres Aeris, ¿no?- Preguntó Ronda.- Tu vales 500.000.
— Hala, cuánto.- Exclamó Aeris, sorprendida.
— Os he visto, pero se me da bien mirar hacia otro lado.- Ronda nos sonrió.- No diré ni mu.
— ¿Nos quieres tender una trampa?- Preguntó Barret.
— Si conocieras la historia de este pueblo, sabrías que no. Pero si estáis a disgusto, marchad.- Nos dijo la alcaldesa.- El hostal está por ahí. No hay mucho más que ver así que si queréis, disfrutad de vuestra visita.
— Oye.- Dije yo.- ¿No habrá pasado por casualidad por aquí un grupo vestido con túnicas negras?
— Pues yo no los he visto.- Dijo Ronda.- Pero sí a unos trajeados de negro. Dos hombres y una mujer.
— Entonces no debemos ir mal encaminados.- Mencioné.- ¿Por dónde han ido?
— Han subido con ese ascensor.- Ronda nos señalizó.
— ¡Ajá!- Dijo Barret con una sonrisa.
— ¿Qué tenéis en mente?- Preguntó Ronda.- Supongo que lo sabréis, pero ahí arriba está Junon, el bastión de Shinra. El ascensor es solo para personal de Shinra. Algo se cuece allí arriba. Han aumentado la vigilancia, y las tropas están a la que salta. Más os vale no meter a nuestra aldea en ningún embrollo.
— No te preocupes, muchas gracias.- Le sonreí y nos miramos todos antes de avanzar.
Mientras avanzábamos por el pueblo mirabamos fijamente a nuestro alrededor.
— ¿Qué hacemos? No se ve ni una túnica por aquí.- Dijo Barret.
— Eso depende de cuál sea su destino.- Mencionó Red XIII.- Solo hay dos maneras de salir de esta zona: por mar o por aire.
— Tienes razón.- Dijo Cloud.- Deberíamos explorar por separado, a ver si podemos conseguir algún barco, o cualquier otro medio de transporte.
— ¿Adónde habrán ido los tipos de las túnicas negras?- Pregunté.
— De momento, centrémonos en buscar un transporte.- Dijo Barret.
— ¿Quedamos en el hostal?- Preguntó Aeris.
— De acuerdo.- Mencionó Cloud.- En marcha.
Todos nos dividimos y decidí ir a explorar el pueblo yo sola. Lo primero que hice fue dirigirme donde estaba el ascensor pero allí solo encontré un grupo de gente del pueblo detrás de una gran valla. Ellos protestaban contra Shinra y había mucha vigilancia así que la idea de poder acceder al ascensor estaba totalmente cancelada. Decidí irme hacia la playa y allí había una chica gritando por ayuda.
— ¡Rápido, por aquí! ¡Se va a hundir la barca!- Dijo una niña que estaba en la playa.
Rápidamente fui hacia allí y vi a una chica en una barca, esta se estaba moviendo sola, parecía que se iba a hundir en cualquier momento.
— ¡Ayudaaaa!- Exclamaba la chica.- ¡Socorroooo!
Un monstruo marino gigante la amenazaba y cuando salió del agua el bicho, le rompió la barca tirándola al agua. El monstruo daba vueltas alrededor de la chica.
— ¡Apenas tengo carne! ¡De verdad!
De golpe apareció un delfín en escena mirando a la chica. Una de las niñas que estaba en la playa gritó a la chica desde la orilla.
— ¡Yuffie! ¡Agárrate al Sr. Delfín!
Yo miraba la situación muy bien, sin saber que hacer y en ese momento apareció mi grupo que imagino que por los gritos se enteró de lo que estaba pasando. La chica, de nombre Yuffie, se agarró al delfín y aunque sí parecía que funcionaba cuando casi estaba en la orilla, el monstruo la lanzó por los aires haciendo que al caer, cayera rodando por la orilla, inconsciente. Nos acercamos rápidamente a ella, corriendo.
— ¡Eh, eh, eh!- Exclamó Barret apuntando hacia donde había salido el bicho por última vez.
— ¡Volad por los aires a ese bicho como si fuera un reactor!- Dijo Ronda llevándose rápidamente a Yuffie de allí.
— ¡Hay que distraerlo!- Dijo Cloud.
Barret empezó a disparar en dirección al bicho y rápidamente corrimos hacia una plataforma del puerto, encima del mar. El monstruo se puso debajo de la plataforma, dando vueltas y salió empezando a nadar pero por el aire, volando.
— ¡Ven aquí!- Exclamé yo sacando mi espada.
El bicho solo se acercaba a nosotros para atacarnos pero el resto del tiempo se mantenía en el aire así que solo llegaba Barret con sus balas, Aeris con su báculo y yo con mis materias. Usé la materia de análisis, como siempre y vi que la debilidad de la bestia del pozo era el electro así que rápidamente empecé a usar ELECTRO+.
El bicho se metia de vez en cuando en el agua y nos atacaba desde su sitio más seguro y eso fue un punto de inflexión. Cuando pensábamos que ya habíamos terminado con él y solo le quedaba un golpe el bicho se escapó por el agua.
— ¡EH!- Exclamé rápidamente.- ¡Vuelve aquí!
En ese momento avispé el delfín así que se me ocurrió una idea. Empecé a correr a toda velocidad por el puerto y salté encima del delfín, que me ayudó a impulsarme y darle el golpe de grácia al monstruo.
El monstruo cayó derrotado al fondo marino y el delfín se puso super contento de haberme ayudado, dando vueltas a mi alrededor y saltando.
— ¡Que monada!- Sonreí haciéndole pat al delfín.
De golpe escuché gritos desde la orilla y al mirar vi como intentaban reanimar a la chica, Yuffie, parecía que no respiraba. Empecé a nadar rápidamente hacia allí y al llegar a la orilla la alcaldesa me miró.
— ¡Eh! ¡Échame un cable!- Me dijo Ronda. Rápidamente me acerqué y me puse de rodillas al lado de Yuffie.- Intenta pasarle aire por la boca, yo aprieto.
Levanté el rostro de Yuffie para conseguir que su cabeza quedara lo más recta posible y le tapé la nariz. Me acerqué a ella y junté mis labios con los suyos tirandole aire para conseguir que respirara. En ese momento Ronda le hizo RCP y la chica empezó a toser, salvandole por fin la vida. Ella al darse cuenta de la situación y verme tan cerca rodó hacia el lado, avergonzada, levantándose y tirando unos puñetazos al aire.
— Pero, ¿¡qué haces!? ¡Fresca!- Dijo Yuffie mirándome fijamente. En ese momento levanté mis cejas flipando.
Yuffie en ese momento se nos quedó a todos mirando, a todo el grupo y hizo una sonrisa.
— Son invitados míos.- Dijo Ronda.- Te han salvado la vida.
— ¡Anda!- Exclamó Yuffie dándose golpecitos en la cabeza.- ¡Perdón! Me habéis salvado, y yo insultándoos…
— Yuffie, será mejor que te vayas a descansar.- Mencionó Ronda.
— Sí, eso haré.- Respondió Yuffie. Nos miró y nos dijo adiós con la mano, con una sonrisa.- ¡Graciaaas!
— ¡Un "graciaaas" y se va tan pancha!- Exclamó Barret imitandola.
— Bueno parecía una cría.- Dije yo levantándome del suelo y sacándome la arena del vestido.
— No es por criticar.- Dijo Barret.- Pero qué pocos modales tiene la juventud.
— Bueeeno…- Dijo Aeris intentando calmar la situación.
— ¿Quién era?- Preguntó Cloud.
— Se llama Yuffie, ¿no?- Pregunté.
— Sí.- Dijo Ronda.- Es otra invitada. Nunca faltan viajeros cuando el mundo está tan revuelto.
En ese momento decidimos salir de la playa e ir hacia la plaza del centro del pueblo y allí mismo vino Yuffie corriendo hacia nosotros, como si fuera un ninja.
— Sois los disidentes de AVALANCHA, ¿a que sí?- Nos preguntó con una sonrisa.
— Pero cómo…- Dijo Barret.
— ¡Soy superfan vuestra!- Exclamó Yuffie super emocionada.- ¡Me caéis mucho mejor que la célula principal!
Barret y Tifa se miraron un momento para luego mirar a Yuffie.
— Vaya, sí que estás enterada.- Dijo Barret orgulloso de él mismo.
— ¿Podemos hablar luego? Os quiero pedir un favor.- Exclamó Yuffie.- Y os tengo que dar las gracias. ¿Vale?
— Bueno… Pues ven mañana al hostal.- Dijo Barret con una sonrisa.
— ¡Sí, señor! ¡Genial, hasta mañana!- Yuffie se fue super contenta.
— Esa nos está haciendo la pelota.- Mencionó Barret.- Pero bueno, es una cría. Podemos seguirle la corriente.
— Te ha hecho ilusión, ¿eh?- Le dijo Tifa a Barret. Todos le mirábamos con una sonrisa.
— Venga, vamos al hostal.- Dijo Barret riendo, ilusionado.
Entramos al hostal y el hostelero nos recibió con una sonrisa.
— He oído que has sido la heroína del momento en la playa.- Me dijo el hostelero.- ¡Muchas gracias por ayudar! Ronda me ha pedido que os trate como huéspedes de honor. Esto… ¿Queréis cinco habitaciones?
En ese momento Red XIII miró fijamente al hostelero y empezó a gruñir, no lo tuvo en cuenta.
— Da igual, ya cedo yo mi habitación.- Dije mirando a Cloud.
— Si, no me importa compartir.- Cloud se cruzó de brazos.
— ¡Estupendo!- Dijo el hostelero.- No tenéis que pagar ni un gil. Quiero agradeceros por haber ayudado a Priscila.
— ¿Quién es Priscila?- Pregunté.
— Ah, la niña que ha pedido la ayuda desde la playa.- Me respondió el hostelero.- Las habitaciones son pequeñas, pero espero que descanséis a gusto. Hacía tiempo que no teníamos tantos huéspedes.
— Bueno, entonces… nos vamos a descansar.- Barret nos miró fijamente a Cloud y a mi cuando dijo la palabra descansar.
Todos fueron a las habitaciones rápidamente y Cloud me miró.
— Te espero en la habitación.
En ese momento también fue hacia allí, adelantándose a mí. Me adentré en el pasillo del hostal y escuché a Aeris hablar con alguien, había dejado la puerta medio abierta. Yo me puse en la puerta, apoyada en la pared, escuchando.
— ¿Ella ya lo sabe?- Dijo una voz totalmente desconocida al otro lado de la puerta de Aeris.
— No. No creo que sea el momento aún… Pero es que, lo único que sé es que me falta algo.- Dijo Aeris.- Pero no sé el qué. Me tiene de los nervios.
— ¡Puñeteros Ecos!- Exclamó esa voz.
— Desde entonces no han vuelto…- Siguió Aeris.
En ese momento se dieron cuenta de mi presencia y Aeris se giró mirándome por el hueco de la puerta que había dejado abierta.
— ¡Sil!- Exclamó Aeris abriéndome la puerta.
— ¿Hay alguien contigo?- Pregunté.
En ese momento Red XIII salió de la habitación yendo directamente a la suya, sin decir nada más.
— Vaya.- Dije.- No lo había reconocido.
— Gracias por preocuparte.- Me dijo Aeris con una sonrisa.- Tienes carita de cansada… Deberías ir a dormir, ¿si?
En ese momento nos despedimos y ella cerró la puerta. Me quedé algo rara por la conversación y porque noté a Aeris algo nerviosa. Subí las escaleras sin darle importancia y vi a Cloud, apoyado en la puerta de la habitación que le había tocado a Tifa. Él me miró y yo lo miré y sin decirnos nada entramos juntos a nuestra habitación.
— ¿Habéis hablado las cosas?- Le pregunté cerrando la puerta al pasar.
— Algo.- Me respondió Cloud.
— ¿Estás bien?- Lo miré fijamente, entre nosotros había distancia.
— Yo también tengo algo que preguntarte.- Me dijo Cloud mirándome fijamente también.
— Dispara.- Dije yo agarrando una de mis materias y empezando a moverla con mi mano. Me ayudaba a estar más tranquila.
— Sobre Tseng…- Él desvió la mirada. No pude evitar sorprenderme ante la mención de Tseng.- Él y tú…
— ¿Estás preocupado por eso…?- Pregunté guardándome mi materia y acercándome a él.- Tseng y yo hablamos… Él me confesó que me quería… pero sabe que no puedo corresponderle los sentimientos. En mi cabeza está otra persona…
En ese momento Cloud me miró fijamente a los ojos.
— Si.. y…- Continué.- Es que yo… no puedo parar de pensar en ti…
Cloud se acercó a mí al escuchar esas palabras y me agarró en brazos. No pude evitar sorprenderme por un momento y me agarré fuerte a él. Cloud me apoyó contra la pared y me besó, de manera muy intensa. La luz del atardecer iluminaba la habitación acompañando la situación. Puse mi mano en el pelo de Cloud y me agarré fuerte a él, siguiéndole los besos. Nuestras lenguas se juntaron como si bailaran agresivamente, la saliva salía de nuestra boca. Nos estábamos comiendo
Momento +18 (NSFW) aquí (Click para leerlo).
Al terminar de darnos todo lo que nuestro cuerpo necesitaba, me giré un poco y lo besé. Este beso contenía todo lo que sentía por él, se me salía por la boca. No tardamos demasiado más en dormirnos tal cual, juntos, toda la noche.
A la mañana siguiente escuché que alguien tocaba a la puerta y me desperté de golpe. Me levanté de la cama y puse bien mi ropa, poniéndome mi ropa interior. Me peiné con las manos y moví a Cloud rápidamente haciendo que se despertara. Volvieron a picar, esta vez con más fuerzas.
— Vistete, corre.- Le dije rápidamente a Cloud.
Él asintió y se levantó rapidísimo de la cama. Yo abrí la ventana de la habitación y cuando vi que Cloud casi estaba abrí la puerta. En ese momento vi a Yuffie quien me sonrió y pasó directamente a la habitación.
— Vamos, pasad.- Dijo Yuffie mirando atrás.
Cuando miré vi literalmente a todo el grupo y ellos también entraron a la habitación. Me sonrieron al pasar.
— ¡Eh!- Dijo Cloud, aún estaba atándose el cinturón.
Aeris miró fijamente la habitación y sus ojos se pararon en la cama que estaba totalmente deshecha y probablemente manchada. Ella me sonrió de manera cómplice y no pude evitar sonrojarme, creo que lo había entendido.
Yuffie se subió al baúl de la habitación y todos la miramos.
— ¡Genial, ya estamos todos! Soy Yuffie, cazadora de materias y agente especial del nuevo gobierno de Wutai.- Yuffie sacó sus materias y empezó a hacer una actuación de malabares con ellas. Me la quedé mirando fijamente.- He venido desde muy lejos para hacer que Shinra muerda el polvo. ¡Por algo soy descendiente de los shinobi!
Ella sonrió y todo el grupo nos miramos, sin entender absolutamente nada.
— ¿Wutai?- Preguntó Tifa.
— ¡Sip!- Exclamó Yuffie.- Lo que me lleva al favor que comentaba. ¿Qué tal si os unís a mí? Puesta a colaborar, prefiero que sea con vosotros que con la célula principal.
— Los ninjas son sinónimo de dos cosas.- Dijo Barret.- El espionaje y el asesinato. Nosotros no nos metemos en esos asuntos.
— ¡Acusica!- Dijo Yuffie señalando a Barret.- Pero… bueno, algo de razón tienes.
Yuffie nos hizo un gesto de que nos acercaramos a ella y todos nos miramos antes de hacerlo, no entendíamos nada.
— Ya estoy muy lejos de Wutai.- Mencionó Yuffie.- Y he tenido que ganarme el pan mientras les buscaba las cosquillas a Shinra. Llegué aquí en busca de algún trabajillo… y, mira tú por donde, ¡Ronda me encargó un asesinato! Mi objetivo es… ¿Lo adivináis?
La miré fijamente y me reí un poco al escucharla.
— No te hagas la interesante.- Dijo Cloud.
— Pues es… ¡el nuevo presidente de Shinra!- Exclamó Yuffie.- ¡Rufus Shinra, ni más ni menos! ¿Cómo se os queda el cuerpo? Dicen que vendrá pronto a Junon, la ciudad sobre este pueblo. Por lo visto, va a participar en un desfile. La gente de aquí odia a Shinra, porque les robaron su patria y hasta la luz del sol. Esta es una gran oportunidad para…
Yuffie hizo el gesto de muerte y nos miró con una sonrisa.
— Qué cosas.- Dijo Barret.
— La alcaldesa os va a vender a Shinra para financiar mi pago.- Dijo de golpe Yuffie.
— ¿Eh?- Exclamó Barret de golpe.
En ese momento escuchamos el motor de una moto venir de fuera del hostal.
— De hecho, parece ser que ya os ha vendido…- Dijo Yuffie con una sonrisa.- Bueno, ¡siempre podéis uniros a mí!
— ¡Oye!- Exclamó Barret al ver que Yuffie se quería ir por la ventana de la habitación.
— ¡Sé que estás ahí, amigo mío!- Exclamó una voz familiar desde fuera del hostal.
— Yo hablo con Priscila para que os ayude a subir.- Dijo Yuffie.- ¡El resto es cosa vuestra!
En ese momento Yuffie saltó por la ventana, escapando y la voz volvió a sonar.
— Sal aprisa ¡o entraré yo, a lomos de mi motorizada montura! ¡Vamos, amigo mío!
— ¿Quién es?- Preguntó Tifa.
— Mejor que no entre. Vamos fuera.- Dijo Cloud.
En ese momento todos salimos rápidamente hacia fuera del hostal y allí estaba el tío de la moto que nos encontramos en Midgar aquella vez, Roche.
— ¡Por fín, amigo mío! ¡Veo que sigues con la misma bonita chica de la última vez! - Exclamó Roche mirándonos. Cloud suspiró.- ¡Sigues tan tímido como siempre! ¡Te traigo buenas noticias! Me han situado al frente del escuadrón para proteger a Aeris. He venido a hacértelo saber.
En ese momento Aeris se señaló, preguntado si era ella y Tifa y yo nos pusimos delante de ella, para protegerla.
— ¿Has venido solo?- Preguntó Cloud.
— Ajá. He pasado a saludarte, sin más.- Dijo Roche montando en la moto.- Te rogaría un duelo a todo gas, pero… estas callejuelas no me suben las revoluciones. Y sé que ambos ansiamos un duelo que haga saltar chispas, ¿cierto? En la plataforma nos espera un asfalto más digno. ¡Aguardaré nuestro encuentro ahí arriba, amigo mío! Y conserva bien el premio.
Roche me guiñó el ojo y le dio al motor saliendo disparado de allí.
— Ese tío está mal de la chota.- Dijo Barret.
— Será mejor que nos vayamos de la aldea antes de que haya más problemas.- Mencionó Tifa.
— Yuffie dijo que habláramos con Priscila si queríamos subir, ¿no?
— Tenéis maña para enfrentaros a Shinra, ¿eh?- Dijo la alcaldesa viniendo hacia nosotros.
— Conque al final nos has traicionado…- Dijo Barret.
— Qué poca vergüenza.- Dije yo cruzándome de brazos.
— Tomad, no es mucho pero es vuestro.- Dijo Ronda dándole una bolsa de dinero a Barret.
— ¿A qué viene esto?- Preguntó Barret.
— Es de la recompensa que daban por vosotros.- Dijo Ronda.- Desde un principio, tenía pensado compartirla. No tiene sentido no hacerlo. Ambos somos enemigos de Shinra.
— ¿¡Y qué habría pasado si ese nos hubiera detenido!?- Exclamó Barret.
— Ya habría buscado la forma de ayudaros.- Respondió Ronda.- Pero no ha habido necesidad. Solo nos queda rezar para que Yuffie cumpla con su parte.
En ese momento Ronda se marchó y a mi me dio por mirar el saco contando las monedas.
— ¡Que pedazo de rata!- Exclamé.- Solo nos ha dado 5000 guiles. ¡Y daban más de 600000!
— Quizás no nos ha vendido a todos…- Me dijo Tifa intentando calmarme.
— Bah, que más da.- Expresé.- Vamos a la playa, que el tiempo si que es oro.
Bajamos rápidamente y fuimos donde se encontraba Priscila que se dio cuenta de nuestra presencia.
— ¡Ah, hola!- Dijo Priscila.
— Yuffie nos ha dicho que puedes ayudarnos a subir a la plataforma.- Dijo Cloud.
— ¡Qué emoción!- Exclamó Priscila.- ¡Claro que os ayudo! ¿Sabéis? Yuffie ha estado investigando y ha dicho que, para subir a Junon, ese barco es el modo más suoerfácil.
Priscila nos señaló el gran barco que colgaba del techo de Junon justo en el puerto, pero que no llegaba al agua, estaba bastante alto.
— ¡Mirad, se controla desde allí!- Nos dijo Priscila.
— Alguien tiene que subir a la sala de control y bajar el barco.- Dijo Red XIII.- Así, el resto del grupo podrá subir a bordo.
— El problema está en cómo llegar a la sala de control.- Mencionó Cloud.
— "Alto voltaje"- Leyó Tifa de repente.
— Sí, pasan la corriente para que nadie pueda trepar por ahí.- Explicó Priscila.
— Típico de Shinra.- Mencioné.
— Entonces es imposible.- Dijo Barret.
— ¡No si os ayuda el Sr. Delfín!- Dijo Priscila con una sonrisa haciendo entrada al delfín de ayer.- El Sr. Delfín es genial. Esto… ¿Os cuento cómo conocí al Sr. Delfín? Un día estaba yo nadando y oí su llamado, como: "¡fiuuuu! ¡fiuuuu!"
— Perdona.- Cloud interrumpió a Priscila.- Tenemos prisa…
Parece que a la niña no le sentó demasiado bien y yo me acerqué a ella.
— Yo si quiero escucharlo, pero… ¿qué tal si me lo explicas la próxima vez que nos veamos?- Le sonreí.
— ¿De verdad?- Me preguntó Priscila.
— ¡Sí! Te lo prometo.
— Bueno, ¿cómo hacemos para subir?- Preguntó Barret.
— El Sr. Delfín dará impulso a uno de vosotros para saltar muuuuy alto y llegar a los controles. ¿Quién quiere que le ayude el Sr. Delfín?
En ese momento todos me miraron a mi y yo sonreí.
— Bueno si no hay remedio, no me importa.- Dije con una risita. Me gustaba la idea.
— ¡Bien!- Dijo Priscila.- ¿Estás lista?
Asentí y me tiré al agua y miré a mi equipo desde allí quienes me sonreían. Rápidamente empecé a segur a Sr. Delfín nadando hasta que se paró para que me subiera a él. Eso hice y rápidamente a toda velocidad el Sr Delfín empezó a nadar por las aguas, yendo lo más lejos posible para poder coger toda la carrerilla necesaria. Cuando llegamos al punto más lejos el Sr. Delfín cogió toda la velocidad y cuando estábamos cerca me lanzó al aire, yo di una voltereta y en ese momento el Sr Delfín me volvió a impulsar hacia más arriba con su cola, llegando perfectamente a la sala de control
En ese momento miré al grupo y todos celebraban que lo había conseguido. Incluso Cloud tenía una sonrisa en la cara.
— ¡Toma ya!- Exclamó Barret.
Sonreí saludándoles y rápidamente fui a ver la sala de control. Estas cosas se me daban bien y lo único que tenía que hacer era bajar el barco. Me acerqué a una palanquita que había y empecé a bajar poco a poco el barco, hasta que llegó abajo del todo.
Vi como se montaron en el barco y Barret me saludó desde abajo.
— ¡Subenos, anda!- Exclamó Barret.
Empecé a subir el barco y cuando llegamos a la misma altura vi a Tifa y Aeris quienes estaban super emocionadas.
— ¡Sil!- Exclamó Aeris muy contenta.- ¡Nos vemos arriba!
En ese momento crucé la mirada con Cloud y no pude evitar desviarla, poniéndome toda roja. Les seguí subiendo el barco hasta que llegó arriba del todo, ahora solo me quedaba subir a mi.
Pasarela de mantenimiento.
Salí de la sala de control y empecé a subir las escaleras llegando a una sala que parecía de mantenimiento. Tenía que llegar arriba del todo lo más rápido posible para reunirme con el grupo y no tardé demasiado en verlos, allí estaban.
— ¡Sil, aquí estás!- Dijo Aeris con una sonrisa.
— Vamos para arriba.- Dijo Cloud al verme.
Empezamos a avanzar lo más rápido posible por los aposentos, habían bastantes centinelas pero ninguno notó nuestra presencia. En una de estas, salimos a un balcón que daba directamente al cañón de Junon. Cloud miró hacia abajo de donde estábamos para comprobar la situación.
— Hay menos vigilancia de lo que me esperaba.- Señaló Cloud.
— A lo mejor están preparándose para el desfile.- Dijo Aeris.
— No tienen tiempo para nosotros, por lo que se ve.- Mencionó Barret.
— Pues nos viene fenomenal.- Dijo Tifa con una sonrisa.
— No va a ser tarea fácil buscar a los de las túnicas en una ciudad tan grande.- Añadió Red XIII.
— No veo a ninguno por aquí, imagino que estarán por las calles de la ciudad.- Dije yo con una sonrisa.
Aeródromo de Junon. Pista de aterrizaje.
Empezamos a subir y vimos una nave gigantesca encima nuestro.
— Oye, Cloud, ¿y esa nave?- Preguntó Tifa.
— Es la Highwind.- Respondió Cloud.- La aeronave insignia de Shinra, la más rápida y avanzada del mundo.
— ¿Qué tal si nos la agenciamos y nos dejamos de barcos?- Preguntó Barret.
— Para manejar una aeronave de esas hace falta un piloto cualificado.- Respondió Cloud.- Y una tripulación.
— Vaya. Qué chasco.- Dijo Tifa.
— Entonces solo tenemos la opción del barco.- Dije yo.- Vayamos a buscar uno.
Estaba lleno de centinelas pero ninguno nos hacía caso al pasar por al lado de ellos. Parecía que sí, que de verdad, no les interesabamos ahora. Llegamos a un ascensor y empezamos a bajar una planta inferior.
Área de supervisión del aeródromo. Hangar.
Empezamos a andar siguiendo los caminos que veíamos. Todos los centinelas hablaban del desfile y de lo importante que era ya que se presentaba el Presidente Rufus por primera vez como presidente de Shinra desde la muerte de su padre.
— Cloud, ¿conoces bien Junon?- Preguntó Aeris.
— Es una ciudad militar, con un reactor submarino.- Respondió Cloud.- En tiempos de guerra, se convierte en un bastión inexpugnable capaz de repeler cualquier ataque por mar. Gracias a sus puertos de mar y aire y su ubicación estratégica, es casi tan importante para Shinra como Midgar.
— Ya… Yo más bien preguntaba si conoces algún restaurante bueno, o sitios que ver.- Dijo Aeris. No pude evitar reir un poco.
— Me temo que no.- Mencionó Cloud.
— Tampoco me extraña, siendo tú.- Añadió Aeris.
— Aeris.- Dijo Barret de golpe.- ¿No estarás pensando irte de turisteo?
— Uy, qué va.- Dijo ella riendo un poco también.- ¡Mirad allí!
Nos acercamos a ver a que se refería y vimos a un grupo de centinelas siguiendo órdenes de una comandante. Rápidamente se fueron.
— Por cierto.- Dijo Barret.- No he dicho nada porque no quiero que nos alteremos, pero…
—¿Qué?- Preguntó Cloud.
— Tenemos a Rufus aquí al lado, ¿y vamos a pasar de largo?- Exclamó Barret.- No digo que nos lo carguemos, pero sí que me apetecería decirle dos cosas bien dichas. Y, de paso, darle un guantazo.
— Por mi bien.- Dije con una sonrisa. Barret me miró, sonriéndome.
— Yo opino igual.- Dijo Aeris de golpe.- Los Turcos nos habían dicho que nos perseguirán más y luego viene el de la moto y dice que nos escolta. ¡A ver si se aclaran!
— Es verdad.- Dijo Tifa.- Pero no sé cómo vamos a hablar con el presidente…
— Yo sé cómo.- Dijo Cloud de golpe.
— ¡Les reventamos el desfile!- Dijo Barret con una sonrisa.
— No. La mayoría de los participantes son militares. Demasiados enemigos a la vez.- Dijo Cloud.- Pero si me hago pasar por un participante, podré acercarme a Rufus. No levantaré sospechas hasta el momento crítico.
— ¿Lo dices en serio?- Preguntó Tifa.
— Totalmente.- Expresó Cloud.
— ¡Toma, misión de infiltración!- Exclamé.- Actuar se me da bien, ya veréis como todos se lo creen.
— Venga.- Dijo Cloud.- Barret y Red, vosotros será mejor que comprobéis la ruta al puerto y cuánta vigilancia hay. Y tendréis que buscar a los de las túnicas, claro.
—¡Venga, hombre!- Exclamó Barret.
— El plan consiste en no destacar con un uniforme de Shinra.- Mencionó Cloud.
— Pero si Sil es mucho más bajita de lo que piden para ser centinela.- Barret me señaló.
— ¡Oye!- Exclamé y me crucé de brazos, ofendida.- ¡No soy tan bajita!
— Pero a Sil se le da bien la infiltración.- Dijo Cloud.- Nos vendrá bien tenerla con nosotros.
— Hmmmm… Me parece razonable.- Dijo Red XIII.
— Ni lo menciones.- Respondió Barret.
— Bueno, nos marchamos, que tenemos que conseguir dos uniformes.- Cloud me miró y me hizo un gesto para que fuera con él.
En ese momento Tifa y Aeris vinieron con nosotros cuando Red XIII y Barret se marcharon. Cloud las miró sin entender qué hacían.
— Yo me apunto.- Dijo Tifa con una sonrisa.
— ¡Que emoción!- Dijo Aeris contenta.- Por ahí, ¿no?
— Seremos las mejores centinelas, ¡ya lo veréis!- Exclamé.
Me reí y fui con ellas rápidamente, avanzándonos a Cloud. Una organizadora en la zona nos ponía prisa.
— Quien no se haya cambiado aún, que lo haga ya. Hay uniformes planchados a su disposición.- Dijo la organizadora.- Dense prisa, por favor.
Vestuario.
Al entrar vimos un montón de uniformes y los típicos cascos de centinela. Las tres corrimos rápidamente hacia allí.
— ¡Bingo!- Exclamé contenta.
— ¡Qué cambio de look!- Dijo Aeris agarrando un casco.
— ¡Vamos a ponérnoslos!- Mencionó Tifa con una sonrisa.
Cada una agarramos una caja con un uniforme y nos metimos a los probadores. Los pasos de Cloud se escuchaban aproximándose.
— Media vuelta, centinela.- Escuché la voz de Aeris.
Me cambié rápidamente y si es verdad que la ropa me venía enorme sobretodo de largo. Salí con mi casco puesto y vi a Tifa y Aeris quien rieron al verme.
— ¡Sil!- Dijo Tifa riendose.- Te va larguísimo.
— ¿Verdad?- Dije riéndome también.- Esto no está hecho para mi.
— Espera que te ayudo.- Dijo Aeris agachándose con la risita y poniéndome bien los pantalones, haciendo un apaño.- ¡Ale ya está!
— ¡Muchas gracias!- Las tres nos miramos riendo un poco.- Oye, ¿qué tal si… apuntamos a Cloud con las pistolas cuando salga del vestidor?
— ¡Sí!- Exclamó Tifa riendo.
— ¡Buenísima idea, Sil!- Aeris nos dio las pistolas.
Esperamos a que Cloud saliera y cuando lo hizo lo apuntamos las tres juntas por la espalda con la pistola.
— Alto.- Dijo Tifa.
— No te muevas.- Dijo Aeris justo después.
— ¡Estás arrestado!- Exclamé yo muy metida en mi papel.
Cloud levantó las manos y se giró mirándonos pero sus ojos se posaron en mi. Yo sonreía contenta.
— ¿Qué tal?- Le preguntó Aeris haciendo una pose con la pistola.
— ¿Qué tal?- Le preguntó Tifa haciendo su pose con la pistola también.
— Y… ¿qué tal?- Le pregunté yo haciendo otra pose.
— Dais el pego.- Dijo Cloud.
Las tres nos miramos contentas y sonreímos. En ese momento Cloud pasó de nosotras y empezó a andar.
— Ya somos centinelas perfectas.- Dijo Aeris con una sonrisa.
— No basta con el uniforme; tendréis que hablar y comportarnos como ellos. Fijaos en lo que yo haga.- Mencionó Cloud.
Salimos del vestuario y un comandante de golpe nos paró.
— Alto.- Nos dijo el comandante.
Los cuatro nos pusimos en línea recta, en posición militar. Y el comandante nos miró las caras a cada uno de nosotros.
— Vosotros cuatro no estabais en el ensayo. ¿Osáis llegar tarde?- Preguntó el comandante con voz de sargento.
— ¡Le rogamos que nos disculpe!- Exclamó Cloud de golpe.
— ¡Lo sentimos mucho!- Exclamamos Aeris, Tifa y yo siguiéndole el rollo.
— ¡Mantecatos!- Exclamó el comandante.- ¿Es que no sabéis lo importante que es este desfile? ¡Ya estáis entrando! La comandante evaluará si domináis la formación. Quien cometa el más mínimo error… acabará en la panza de un bégimo… ¡como una chuletilla!
Sala de guardia.
Cloud empezó a andar modo militar detrás del comandante y rápidamente Tifa le agarró del brazo parandolo en seco.
— ¿Qué hacemos?- Le preguntó Tifa a Cloud.
Aeris y yo nos paramos también y los miramos, acercándonos.
— Las formaciones nunca se olvidan.- Dijo Cloud.- Vosotras haced lo que haga yo.
— No sé si podremos…- Dijo Aeris.
— Solo nos queda confiar…- Agregué yo.
— ¡Dejad de cuchichear y entrad de una vez!- Exclamó el comandante de golpe señalando al cielo, mirándonos super fijamente. Me estaba costando aguantar la risa.
— ¡Sí, señor!- Exclamamos al unísono.
Rápidamente fuimos a la siguiente sala, allí se encontraba la comandante.
— ¡Firmes!.- Nos dijo el comandante.
Los cuatros nos pusimos firmes de la mejor manera posible.
— Tenéis mucho descaro saltándoos el ensayo general.- Dijo la comandante de golpe.- ¿Creéis que no os hace falta?
La comandante se acercó a mí y me agarró de la barbilla, mirándome fijamente a los ojos.
— De acuerdo, entonces. Veamos si tenéis lo que hay que tener.- Volvió a decir la comandante.- Si veo un solo error, os mando a cepillarle los dientes a un molbol, ¡pero por dentro! ¿Queda claro?
Agarramos las escopetas y nos pusimos en fila, uno al lado del otro, con la posición inicial.
— A la de tres. Un, dos, ¡tres!- Exclamó el comandante.
Tifa, Aeris y yo empezamos a seguir de reojo lo que Cloud hacía. Todos consistia en mover la escopeta de manera militar, siguiendo un compás. Le pillé rápidamente el truco y no fui la única. Lo estábamos haciendo super bien.
— Qué elegancia en el gesto.- Dijo la comandante cuando terminamos.- ¡Qué equilibrio!
La comandante se acercó a Cloud y lo miró fijamente.
— ¿Dónde has estado todo este tiempo?
En ese momento el comandante se acercó a ella.
— Comandante, ¿qué opina de situarlo al frente del desfile?- Le preguntó a lo que la comandante asintió.
— ¡Con efecto inmediato, te nombro capitán de la Séptima Compañía de Infantería de Midgar!- Dijo la comandante mirando a Cloud.- Desfilarás al frente y servirás de ejemplo a las tropas. Es un papel de vital importancia. De ti depende que nuestra compañía se alce o no con la medalla presidencial.
— ¡Sí, señora!- Exclamó Cloud.
Cloud se quitó el casco y el comandante se acercó a él, poniéndole un casco diferente.
— No se hable más.- Dijo el comandante.- Vosotros cuatro avisaréis a nuestros infantes desperdigados por Junos de Estribor. Recordad: para participar en el desfile, deberéis traer de vuelta a cinco escuadrones, como mínimo. Los reconoceréis por la insignia de nuestra compañía.
— Cuando los encontréis, dirigidlos al recinto del desfile, en Junon de Babor.- Dijo la comandante.- Decidles que quien se retrase se las verá conmigo. ¡Confío en vosotros!
— ¡Sí, señora!- Exclamamos los cuatro.
Salimos rápidamente de esa sala y nos paramos un momento.
— Hemos tenido suerte.- Dijo Aeris.
— ¡Qué suerte ni que suerte!- Exclamé yo- ¡Lo hemos hecho super bien!
— ¿De verdad podremos acercarnos así a Rufus?- Preguntó Tifa.
— Durante el desfile no.- Dijo Cloud.- Pero si nos condecoraran… La medalla presidencial la concede él.
— Hala…- Dijo Aeris.
— Cloud, ¿no es un plan muy arriesgado?- Preguntó Tifa de nuevo.
— Creo que lo haremos bien, Tifa, no te preocupes.- Le sonreí.
— Venga, confiamos.- Dijo Aeris con una sonrisa.
Junon de Estribor. Calle principal.
Llegamos por fin a la calle principal de Junon. Estaba llena de gente que se notaban de bien y todo estaba decorado con carteles publicitarios de Shinra por la celebración del festival. Aeris y yo mirabamos todo sorprendidas.
— Nos toca ir a avispar a las tropas.- Dijo Tifa.
— Sí.- Dijo Cloud.- Recordad: buscamos infantes de la Séptima Compañía de Midgar.
— Los que lleven esta banda, ¿no?- Dijo Aeris señalandose el brazo.
— ¡Exactamente!- Respondí con una sonrisa.
— ¡En marcha!- Mencionó Cloud.
En la misma calle encontramos al primer escuadrón. Nos acercamos rápidamente a ellos.
— ¡Capitán, ha llegado usted a tiempo!- Dijo el infante.- ¿Nos puede sacar una foto?
Cloud suspiró y sacó la cámara apuntando hacia los tres infantes quienes posaban con un standee de tamaño 1/1 que había en la calle de Rufus Shinra. Les hizo la foto y les devolvió la cámara.
— ¡Muchísimas gracias!- Exclamó el infante mirando la foto.- Capitán, ¡nos ha sacado genial! ¡Voy a colgar esta foto en la pared de mi casa!
— Ya vale de remolonear por aquí.- Dijo Cloud de golpe.- Vamos al recinto; seguidme.
— ¡A sus órdenes!- Dijeron los infantes.
Primer escuadrón conseguido, aún teníamos que buscar a algunos más. Entramos en la armería de Junon y allí vimos un escuadrón más. Cloud le tocó el hombro a uno por detrás.
— ¿Tú quién eres?- Le preguntó el infante.- ¿También has venido a comprar una maqueta?
— ¡No seas cateto!- Le dijo su compañero infante, dándole un golpe.- ¡Mírale el casco!
— ¡M-Mi capitán!- Dijo de golpe poniéndose en formación militar.- ¡Discúlpeme!
— Se acabó el descanso. Fuera.- Dijo Cloud siendo bastante duro. Reconozco que estaba muy guapo haciendo de capitán.
— ¡Sí, mi capitán!- Exclamaron.
Segundo escuadrón listo. Aún nos faltaban cinco más así que nos pusimos a buscar y cuando estábamos en ello vi a Rude haciendo un "choque" con la calva con otro calvo y luego cada uno se tocaron las calvas. No pude evitar estallar de la risa. Rude entró con el otro calvo dentro de lo que tenía una señal de un bar.
— ¿Ese era Rude?- Dije riéndome.
— Qué sospechoso.- Mencionó Aeris.
Bar privado Los Relucientes.
Decidimos entrar para mirar si había algún escuadrón pero a mi la curiosidad me mataba. No me esperaba para nada lo que vi dentro. Estaba lleno de calvos, literalmente nadie en ese bar tenía pelo. Estaban todos juntos, agarrados, cantando.
— ♫ ¡Luce, luce el sol en mi calva! ¡Luce, luce el sol en tu calva! ♫
Todos se nos quedaron mirando cuando nos vieron y nos hicieron un saludo, todos a la vez tocándose las calvas. Me estaba aguantando la risa tan bien como podía.
— Rude, si no te importa…- Dijo uno de los calvos.
— ¿Sois nuevos aquí?- Nos preguntó Rude. Aeris asintió, como habláramos nos reconocían.
— Si queréis beber con nosotros, ya os estáis quitando los cascos.- Nos dijo Rude.- Son las normas.
En ese momento todos se volvieron a tocar las calvas. Tenía a Rude, tocandose la calva delante mio. Iba a explotar. Tifa me miró fijamente para que no me riera y yo intenté tragarmelo lo mejor posible.
— ¿Qué pasa?- Dijo Rude en ese momento al ver que no hacíamos nada.- Quitáoslos. ¿O es que… o estáis dejando crecer el pelo?
Cuando sentía que ya no podía aguantarme más un infante se puso en medio.
— ¡Perdónalos, Rude!- Exclamó el infante.- ¡Ese de ahí es nuestro capitán!
Todos los infantes se pusieron en fila delante de nosotros mirándonos.
— Mi capitán, aquí sólo se entra si uno es calvo y orgulloso de serlo.- Dijo el infante.- Está feo llevar casco.
— Se acabó la juerga. Todos a la calle.- Dijo Cloud mirándolos fijamente intentando cambiar algo la voz.
— ¡S-Sí, mi capitán!- Exclamaron los infantes.
En ese momento todos salieron corriendo del bar. Antes de salir miré a Rude y le dije adiós con la mano. Creo que por la forma de decirle adiós y posiblemente por mi altura me había reconocido porqué vi perfectamente como se sorprendía. Cuando salí, respire hondo para no reírme y seguir nuestra búsqueda de escuadrones.
Junon de Estribor. Calle principal.
Rápidamente entramos al bazar, un posible sitio para encontrar a más infantes pasando su tiempo libre y asi fue. Nos acercamos a ellos y uno de los infantes reaccionó al ver el casco de Cloud.
— ¡Atención! ¡Ha venido el capitán!- Exclamó el infante.
— Las tropas deben esperar en el recinto del desfile. Venid conmigo.- Dijo Cloud mirándolos fijamente.
— ¡A sus órdenes!- Dijeron todos los infantes de golpe.
Salimos del bazar y el último sitio que nos quedaba por mirar era el almacén así que rápidamente fuimos hacia allí encontrándonos con un grupo grande de infantes jugando a un juego de cartas. De golpe uno de ellos se levantó al vernos.
— ¿Le podemos hacer una pregunta?- Dijo de golpe el infante.- ¿Qué formación ha elegido usted para el desfile de hoy?
— Lo decidiré en base a la situación y vuestro nivel de preparación.- Respondió Cloud.- No tenéis por qué preocuparos. Acatad mis órdenes y todo saldrá bien. Y ahora, ¡a la calle!
— ¡Sí, señor!- Exclamaron todos los infantes.- ¡Discúlpenos!
Salimos rápidamente con todos los infantes a la calle y al final de esta nos esperaban el comandante y la comandante.
— ¡Séptima Compañía de Midgar, presente!- Exclamó Cloud.
— Esta vez habéis llegado a vuestra hora.- Respondió la comandante.- El desfile comenzará en breve. Estaréis preparados, espero.
Cloud se giró y miró fijamente a su escuadrón completo.
— ¡Séptima Compañía de Midgar! ¡Firmes!- Exclamó un infante y todos se pusieron firmes.
— Cloud.- Dije yo acercándome a él.- Tu puedes.
Cloud me miró fijamente por un momento y asintió mirando de nuevo a los infantes.
— Escuchad.- Dijo Cloud.- Cuando desfilemos hoy, el mundo entero nos estará observando. Y…
Parecía que Cloud se había quedado en blanco y yo no podia dejarle asi, asi que me acerqué, poniéndome a su lado.
— Para que sepáis todos los ciudadanos de Midgar esperan que triunfemos hoy.- Exclamé mirando a los infantes.- Hay que hacerlo a la perfección para no decepcionar a los nuestros. ¡Pero vosotros sabéis que sois mucho más que esta situación! El capitán será el que nos indique a todo momento, hay que mostrar al máximo nuestra confianza en él y hacer exactamente lo que nos indique. Capitán, concédenos unas palabras para terminar.
Cloud se me quedó mirando, flipando con mi actuación y aclaró su garganta dando un paso al frente.
— Todos hemos venido aquí a ganar.- Dijo Cloud.- La medalla presidencial será nuestra. Ese es nuestro objetivo.
— ¡Sí, señor!- Exclamaron los infantes.
— ¡No vamos a perder!- Exclamó Cloud.
— ¡No, señor!- Dijeron los infantes.
— ¡Somos los mejores!- Volvió a exclamar Cloud levantando el brazo.
— ¡Sí, señor!- Exclamaron los infantes levantado el brazo también.
En ese momento nos giramos y entramos yendo hacia el desfile que no iba a tardar en comenzar.
Junon de Babor. Recinto del desfile de investidura.
Esperamos dentro de una sala, primero pasaban los centinelas y luego iba a pasar Rufus Shinra para después ir nosotros. Mientras esperábamos escuchamos un disparo super fuerte, no sabia de donde venia.
— ¿Qué ha sido eso?- Preguntó Tifa.
— Han disparado el cañón.- Dijo Cloud.- Debe ser parte del desfile.
— ¡Que susto!- Exclamé.
— Séptima Compañía de Infantería de Midgar.- Dijo la comandante.- Os toca salir.
Rápidamente nos pusimos en formación y salimos. La calle estaba llena de gente, repleta. Todos celebraban y alababan al nuevo presidente de Shinra, Rufus Shinra. Nos paramos de golpe y Cloud quien estaba al frente habló.
— A la izquierda… ¡mar!- Exclamó. Todos nos giramos a la vez mirando al mar.- Formación uno… ¡mar!
Empezamos a hacer los mismos movimientos con las escopetas que ya habíamos hecho en el ensayo. No podía sonreír porqué el protocolo así lo decía pero tenía muchas ganas de hacerlo, me lo estaba pasando muy bien. Terminamos de hacer el espectáculo y una reportera iba narrando los hechos.
— Así concluye la primera fase del desfile de la Séptima Compañía.- Dijo la reportera.- Los jueces están calculando la puntuación otorgada por el público. ¡Veamos los resultados!
Los resultados fueron totalmente positivos para nosotros.
— ¡Un comienzo absolutamente impresionante!- Exclamó la reportera.- ¡El público ha quedado encandilado de la marcha de las tropas! ¡Estamos todos deseando ver qué viene a continuación!
Avanzamos un poco más por la calle con marcha militar.
— Compañía… ¡Alto!- Exclamó Cloud de golpe. Todos nos paramos.- Formación dos ¡mar!
Empezamos a volver a hacer la marcha con las escopetas, moviéndolas lo mejor posible saliendonos el segundo número a la perfección. Todos estábamos en buena forma y nos compenetramos a la perfección.
— Formación final ¡mar!- Exclamó Cloud.
Nos giramos y rápidamente seguimos haciendo nuestro número. Ni Cloud, ni Tifa, ni Aeris, ni los infantes ni yo decepcionabamos. Lo habíamos hecho genial.
— Comienza la segunda fase del desfile de la Séptima Compañía de Midgar.- Dijo la Reportera.- Los jueces están calculando la puntuación otorgada por el público. Veamos los resultados. ¡Qué maravilla! La coordinación de las tropas nos ha dejado sin palabras. Viendo esto, no se me ocurre ninguna unidad más merecedora de cerrar el desfile.
Avanzamos un poco más para realizar la última formación. De golpe paramos, todos mirando al frente esperando instrucciones.
— Formación izquierda ¡mar!- Exclamó Cloud.
Todos empezamos a realizar esa formación poniéndonos en triángulo y empezamos a mover con habilidad la escopeta de nuevo, de manera impositiva. Terminamos y nos quedamos en posición y en nuestro papel. Nuestra propia actuación aún no había terminado.
— ¡Con esto, finaliza el desfile de la Séptima Compañía!- Dijo la reportera.- Los jueces están calculando la puntuación otorgada por el público. Veamos los resultados. ¡Escuchen eso! ¡El público no se cansa de aplaudir a los infantes de la Séptima Compañía de Midgar! ¡Llega la hora de la verdad! ¡Pronto sabremos quién se lleva la medalla presidencial! ¡No cambien de canal!
Todos los grupos que habíamos actuado nos pusimos en el desfile, era hora de que dieran los premios. Estábamos todos con posición militar, eso no se perdía. El comandante y la comandante también se pusieron donde nosotros.
— Enhorabuena a todos.- Heidegger estaba en el micrófono, empezando su discurso.- Gracias a vosotros, el desfile en honor al presidente ha sido un éxito. Ha quedado patente vuestra lealtad, y me consta que el presidente está orgulloso de todos y cada uno de vosotros. Ha llegado el momento de conceder las merecidas condecoraciones. En primer lugar, la medalla a la mejor marcha del desfile. Los agraciados con este honor son… ¡La unidad motorizada!
En ese momento la unidad motorizada empezó a moverse con las motos, haciendo un pequeño número más para el público. Roche era el capitán de esa unidad.
— Comandante, da un paso al frente.- Dijo Heidegger mirando a Roche.
Él se acercó de manera impulsiva con su moto y se puso delante de Heidegger recibiendo así el premio. Él regresó con su equipo.
— A continuación, la medalla presidencial.- Dijo Heidegger.- Señor presidente
— Durante su presidencia, mi padre…- Empezó Rufus poniéndose delante del micrófono.- convirtió Shinra, que no era más que una empresa armamentística, en el motor que hace girar nuestro mundo. Nos brindó la energía mako, que todo lo hace posible. Antes que nada, quiero expresar mi gratitud hacia él por tamaña contribución.
Rufus se puso una mano en el corazón y todos pusimos nuestras manos en alto, dando el respeto, siguiendo en nuestro papel.
— Sin duda.- Dijo Rufus.- Muchos de los que estáis viendo este discurso os preguntaréis si alguien tan joven como yo está preparado para la presidencia. Sabed que mi edad es irrelevante porque Shinra perdurará eternamente. Actualmente, una gran crisis se cierne sobre nuestro mundo. Debemos cambiar para sobrevivir. Tenemos que dejar atrás las ataduras del pasado y emprender un nuevo camino. Hoy hemos dado el primer paso. Yo os guiaré de ahora en adelante. Seguidme y no temáis. Os conduciré a la tierra prometida. Ese es mi cometido, y juro, ante todos vosotros, que lo desempeñaré con talante y convicción. Juntos, construiremos el nuevo mundo.
Todo el mundo empezó a aplaudir y yo no me quedé atrás, no teníamos que sospechar en absolutamente nada.
— Sin más dilación.- Mencionó Rufus.- Procedo a anunciar el ganador de mi medalla. Un aplauso para… ¡la Séptima Compañía de Infantería de Midgar!
Empezamos a celebrarlo y miré a Cloud y él me miró a mi. No pude evitar ir corriendo hacia él y abrazarlo fuerte, compartiendo mi felicidad junto con él. Él también me correspondió y mi corazón empezó a moverse muchísimo más rápido. Nos miramos a los ojos por un momento y justo Tifa y Aeris vinieron hacia nosotros. Choque los cinco con ellas dos super contentas.
La comandante miró a Cloud y él asintió haciendo la pose de final, de ganador. Yo aplaudí, contenta.
— En representación de la compañía…- Dijo Rufus.- Vosotros dos, subid al escenario.
En la pantalla aparecimos Cloud y yo y eso nos sorprendió un poco. Lo miré y él me miró, estábamos en shock.
— ¿Algún problema?- Dijo Rufus.
Rápidamente Cloud y yo nos movilizamos hacia delante de Rufus y nos lo quedamos mirando fijamente. Lo teníamos a un escaso metro y medio.
— Saluden.- Dijo Heidegger.
Cloud y yo pusimos la mano en el casco, haciendo el saludo militar.
— En reconocimiento a vuestra actuación el día de hoy, os entrego la medalla presidencial.- Nos dijo Rufus.- Enhorabuena.
Todo el mundo empezó a aplaudir y Rufus en ese momento apagó el micrófono y lo bajo, mientras nos miraba fijamente.
— Quiero hablar con estos dos en privado.- Dijo Rufus.- Que corten la emisión.
— ¡Sí, señor!- Dijo Heidegger.- ¡Vamos! ¡Espabilad!
La emisión de televisión terminó y Cloud y yo miramos fijamente a Rufus. Tenia un pequeño nudo en la garganta.
— Sois los protagonistas del día.- Nos dijo Rufus.- ¿Por qué no os quitáis los cascos para que os vea mejor? Cloud y Sil. Vuestro paso por el desfile ha sido camaleónico. Como se nota que Cloud tiene experiencia.
Yo miré a Cloud por un momento y vi como se quitaba el casco así que yo procedí a hacer lo mismo.
— ¡Vosotros dos!- Exclamó Heidegger viniendo hacia nosotros antes de ser parado por Rufus.
— Atrás.- Dijo Rufus.
— Pero señor presidente…- Intentó Heidegger a lo que Rufus lo miró muy desafiadamente.
— Cloud Strife… He leído tu historial. Resulta intrigante, la verdad. Me has caído en gracia. Es por eso… que quiero ofreceros un trato. Por el momento, debo centrarme en la reconstrucción de Midgar. Si Shinra no logra devolver a sus ciudadanos a la normalidad, perderá su confianza. Y, mientras estoy ocupado en esos asuntos, preferiría despreocuparme de otros.
— ¿A qué te refieres?- Preguntó Cloud.
— A ciertas tareas que he heredado de mi padre. Entre ellas, la captura de una Anciana huida… y de un valioso sujeto de investigación. Así como el arresto y ejecución de los miembros de AVALANCHA. En lo que a mí respecta, son nimiedades. Preferiría desentenderme de esos temas.
— ¿Qué es lo que estás insinuando?- Pregunté yo dando un paso al frente.
— Voy a dejar de perseguiros.- Nos dijo Rufus.- Dicho esto, los midgareños os siguen odiando. Será mejor que no volváis en una temporada. Shinra va a cambiar.
— ¿Qué quieres a cambio?- Preguntó Cloud.
— Que os encarguéis de Sephiroth.- Respondió Rufus.- Es un monstruo nacido del vientre de la antigua Shinra. Me gustaría darle caza, pero crearía demasiado politiqueo en la empresa. ¿Aceptáis el trato?
— Lo aceptamos.- Dijo Cloud. Yo lo miré fijamente.
— ¿Tenéis alguna pista de su paradero?- Nos preguntó Rufus.
— Estamos siguiendo a los de las túnicas.- Respondí.
— Buena idea.- Rufus me señaló.- Lo veo en tus ojos, serias un buen Turco.
— No, gracias.- Mencioné.- ¿Qué sabes de los encapuchados?
— Digamos que son… clones de Sephiroth.- Contestó Rufus.- Seguidlos, y os guiarán hasta él. Al menos, eso opina Hojo.
— De acuerdo.- Dijo Cloud algo indeciso.
En ese momento lo que parecía un shuriken gigante apareció directamente hacia el presidente y Heidegger se apresuró a empujarlo, protegiendole.
— ¡Centinelas!- Exclamó Heidegger haciendo que protegieran al presidente por todos los lados.
— ¿Así me pagáis la buena voluntad?- Dijo Rufus mirándonos fijamente.
— ¡Oye pero si no hemos sido…!- Exclamé yo.
— No me toméis por necio, desgraciados.- Rufus me miraba muy intensamente, cabreado.
— Presidente, retírese.- Dijo Heidegger.
En ese momento el presidente con los centinelas y Heidegger se retiraron y yo miré a Cloud.
— Ha sido Yuffie, estoy segura de ello.- Dije yo.
— Sí, casi seguro.- Me dijo Cloud.
— ¿Que hacemos?- Le pregunté.
— Vámonos de aquí.- Exclamó Cloud agarrando su espada de centinela.
Entramos rápidamente a un ascensor y escuchamos la voz de Barret. Nos giramos y vimos a Barret, Red XIII, Tifa y Aeris. Barret se había puesto un traje de marinero de Shinra, le quedaba bien.
— ¿Qué ha pasado con Rufus?- Preguntó Barret.
— Ha huido.- Dijo Cloud.
— ¿Y qué hacemos?- Exclamó Barret.
— Acabo de ver a los de las túnicas.- Dijo Red XIII.- Van al puerto.
— Pues nosotros también.- Dije yo mirándoles fijamente.
— Han aumentado la vigilancia. Está peliaguda la cosa.- Nos dijo Barret.
— Mientras vayamos así vestidos, deberíamos poder pasar.- Añadió Cloud.- Id vosotros primero. Yo voy a intentar que la Séptima Compañía se marche del puerto.
— ¿Tú solo?- Preguntó Tifa.
— Sí.- Respondió Cloud.- Acabaré antes.
— ¡Mi capitán!- Dijo uno de los infantes, el escuadrón venía hacia nosotros.
— Os veo en el puerto.- Nos dijo Cloud antes de dirigirse hacia ellos.
Los demás nos pusimos marcha rápidamente hacia el puerto y gracias a nuestros uniformes no nos pararon ni una sola vez. Ahora teníamos que conseguir marcharnos de aquí. En el puerto había atracado un crucero gigante y me lo quedé mirando, era la primera vez que veía uno.
Tuvimos que esperar a que Cloud volviera y cuando por fin lo hizo nos acercamos a él.
— ¿Estás bien?- Le pregunté.
— Sí.- Me respondió.
— Entonces…- Dijo Barret.- ¿Nos vamos de crucero con los de las túnicas?
Miré en la fila de subida de pasajeros del crucero y varias túnicas pasaban, entrando al barco.
— Hay un control para subir a bordo.- Dijo Aeris.
— ¿Qué hacemos?- Preguntó Red XIII.
— Tendremos que colarnos por detrás.- Mencionó Cloud mirando la parte de atrás donde iban a meter mercancía.
Fuimos rápidamente hacia allí sin esperarnos que también habría alguien vigilando. Parecía el capitán o alguien importante del barco.
— ¿Quiénes sois?- Nos preguntó.
— Somos…- Dijo Cloud pensando.
— Somos los ganadores de la medalla presidencial del desfile. Hemos ganado unas vacaciones en Costa del Sol.- Dijo Aeris con una sonrisa.- El presidente Rufus ha dicho que cogiéramos este barco.
— A mí no me han dicho nada de eso.- Nos dijo el señor.
— Ya sabe que el presidente es un hombre espontáneo.- Mencionó Aeris.
— ¿Y los demás?- Preguntó el señor.
Nos giramos y vimos un montón de encapuchados detrás nuestro.
— Pero… ¿¡de dónde salen!?- Exclamó Barret.
— Capitán.- Apareció de golpe un miembro de la tripulación y se acercó al señor.- Unos pasajeros se están peleando. Venga a intervenir, por favor.
— Cuando no es una cosa, es otra…- Dijo el capitán.- Meteos en segunda clase. Hay unos cuantos peces gordos a bordo. No arméis revuelo. Y tú.- El capitán se refirió a Barret.- Deja de mirar al tendido cero y ponte a trabajar.
— S-Sí, capitán.- Exclamó Barret.
— Y el perro tiene que ir en la bodega.- Nos mencionó el capitán.
— De acuerdo.- Dijo Cloud.
Red XIII se quejó, gruñendo. Parecía que no le gustaba la idea.
— Sé bueno, sé bueno.- Dijo Aeris acariciando a Red XIII.
Así fue como conseguimos meternos en el crucero y escapar rápidamente de Junon donde una vez más ya no estábamos a salvo. Nuestro próximo destino era: ¡Costa del Sol!

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
5 notes
·
View notes
Text
Capítulo 3 (2ª temporada)
(La historia es una adaptación de la obra FINAL FANTASY VII por lo tanto incluye SPOILERS de esta.)
-
Mina de mitrilo: Túnel en desuso.
Entramos directamente a las minas. Estaba todo bastante oscuro pero por suerte varias lucecitas de túnel iluminaban la zona. Cloud se paró en seco mirando hacia adelante, parecía preocupado.
— ¿Está Sephiroth ahí dentro?- Le preguntó Red XIII a Cloud.
— No estoy seguro.- Respondió él.
— Monstruos apuesto a que hay.- Añadió Aeris.
— Eso dalo por hecho.- Dijo Tifa.
— Habrá que encargarse de esta morralla lo justo para avanzar.- Mencionó Cloud.
— ¿Así de fácil?- Preguntó Aeris.- Para mí no lo es.
— Ni para mi.- Dije yo cruzándome de brazos.
— Para mí tampoco.- Dijo Tifa mirando a Cloud.
— Conmigo no cuentes.- Mencionó Barret.- Tendrás que encargarte tú, Cloud.
— Son 2000.- Respondió él mirando a Barret.
Barret lo miro fijamente y Tifa sonrió al escucharlo. Ya era típico escucharle pedir 2000 guiles por trabajos, aunque fuera de broma
— No alcanza para uno de lujo, ¿no?- Dijo Aeris con una sonrisita.
No pude evitar reír, entendía perfectamente a qué se refería.
— ¿De qué habláis?- Preguntó Tifa.
— De masajes.- Respondió Aeris.
— ¿Masajes…?- Volvió a preguntar Tifa mirando hacia Cloud.
— Ningún tipo de masaje especial, no te preocupes Tifa.- Dije yo con una sonrisa.
— Vámonos ya.- Mencionó Cloud- A ver si nos centramos.
Empezamos a avanzar por las minas, no a un ritmo rápido.
— De estas minas antes se extraía mitrilo. ¿Sabéis lo que es?- Preguntó Barret.
— Algo he escuchado del mitrilo…- Dijo Tifa.
— Es muy resistente.- Añadió Cloud.
— Y hermoso.- Dijo Red XIII.
— Creo que también se le da uso para la síntesis de materias.- Mencioné.
— Punto para los tres.- Dijo Barret.- Además de eso, su valor se debe a su escasez. Que yo sepa, estas son las únicas minas de mitrilo que existen. Yo en mis tiempos era minero, así que estoy muy puesto en estos temas.
— ¿Y por qué no lo buscamos?- Preguntó Aeris.
— No merece la pena.- Contestó Barret.- Ahora Shinra fabrica mitrilo de imitación, que se parece al de verdad. Es duro de narices y muy reluciente.
En ese momento vimos a los tres encapuchados a lo lejos.
— ¡Son ellos!- Dijo Aeris.
— No los perdamos de vista.- Mencionó Red XIII.
— ¡Tras ellos!- Dijo Cloud.
Nos acercamos rápidamente a ellos, quedando cerca pero en ese momento el suelo donde estaban dos de los de la túnica negra se rompió, haciendo que cayeran al vacío.
— ¡Mierda!- Exclamó Barret.
Todos miramos fijamente por el hueco que había para ver si veíamos algo de su estado pero sin éxito.
— Espero que no se hayan matado…- Dijo Tifa.
— No creo que debamos preocuparnos por esto ahora.- Dije yo cruzándome de brazos.
— Sí, es verdad…- Mencionó Tifa mirándome, algo afectada.
— Pero cómo no vamos a preocuparnos.- Dijo Barret.- Voy a bajar a ver.
— Vale, yo también voy.- Dijo Tifa.
— No, que andar en este terreno tiene su intríngulis.- Agregó Barret.- No te ofendas, pero prefiero no tener que preocuparme por ti también.
— Yo le acompaño.- Dijo Red XIII.- Estoy acostumbrado a las cuevas.
— De acuerdo…- Dijo Tifa mirando a Barret.- Disculpad las molestias. Gracias… quiero decir.
Barret le sonrió para que estuviera tranquila.
— No perdáis de vista al resto de la comitiva.- Dijo Barret antes de tirarse por el agujero junto con Red XIII.
— ¡Tened mucho cuidado!- Dijo Aeris.
Miré a Tifa un momento para ver si se encontraba bien y le sonreí cuando cruzamos miradas. Ella también me sonrió.
Seguimos avanzando por las minas ahora los cuatro juntos. Estaba bastante llena de bichos pero nada difícil. Hubo un momento, cuando queríamos pasar para otro lado de la mina en el que no podíamos pasar porqué una carreta llena de tierra y minerales no preciosos nos lo impedía. Cloud se encargó de moverla y llegamos a un sitio precioso, grande, con luz del exterior, abierto por arriba, a muchísimos metros de altura de donde estábamos.
— ¡Vaya, este sitio es enorme!- Dijo Aeris con una sonrisa.
— ¡Mirad ese edificio!- Señaló Tifa a un edificio de minería que estaba dentro de la cueva en la que estábamos.
— Creo que conduce a la salida.- Agregó Cloud.
— ¿A qué esperamos entonces?- Pregunté yo con una sonrisa.
Empezamos a avanzar para llegar al edificio pero cuando estuvimos apunto de llegar, escuchamos unas voces hablar. Reconocía una de ellas.
— Esperad.- Dijo Cloud escondiéndose detrás de una roca.
Los cuatro miramos y allí estaba Rude y una chica rubia que no había visto nunca.
— Ya en serio.- Decía la chica esa mirando un encapuchado que estaba tirado en el suelo.- ¿Qué hacemos con él? Rude, en serio… No le veo el sentido a todo esto. ¿Por qué perdemos el tiempo persiguiendo a los encapuchados?
— Porque nos lo han ordenado.- Respondió Rude.- Y acatar órdenes nunca es perder el tiempo.
— Puf.- Dijo la chica.- Aquí más de uno necesita un descanso. Pero poco podemos hacer ya por ese, ¿no? Vamos a ahorrarle el sufrimiento. Seguro que el señor Tseng haría lo mismo.
— Que gentuza…- Dijo Tifa.
No pude evitar mirar algo mal a Tifa por el comentario, al fin y al cabo, yo me llevaba bien con los Turcos. En ese momento ella se dio cuenta y desvió un poco la mirada, avergonzada por lo que acababa de decir.
— ¿¡Quién anda ahí!?- Dijo la chica esa mirando a su alrededor.
— Qué buen oído.- Dijo Cloud.
— Perdón.- Añadió Tifa.
— Que remedio.- Salí rápidamente de nuestro escondite y fui hacia ellos.
— ¡Ah, son…!- Dijo la chica esta.- AVALANCHA.
Rude se puso bien las gafas y me sonrió al verme, yo le sonreí de vuelta. Nos dimos a entender con la mirada de que ya por fin yo le recordaba.
— ¡Estáis ante la gran Elena, la nueva recluta de los Turcos!- Dijo Elena, la chica esa, señalándonos a cada uno de nosotros.- ¡De aquí no pasáis, sucios rebeldes!
— ¿Dónde está Reno?- Pregunté yo mirando a Rude.
— De vacaciones… largas.- Me respondió.
— Hasta que vuelva, ¡tendréis que véroslas conmigo!- Dijo Elena.
— Es nueva, pero es de los Turcos.- Dijo Rude- No la subestiméis, ¿eh?
En ese momento Elena cargó contra mi y yo saqué mi espada poniéndome a la defensiva. Rápidamente Rude fue hacia ella y la paró.
— ¿¡Eh!? ¿Qué haces?- Dijo Elena mirando fijamente a Rude.- ¿No vamos a luchar?
— Si, pero no contra ella.- Dijo Rude.- Es Sil, ya sabes.
En ese momento Elena se puso pálida y me miró algo preocupada.
— Perdona, lo siento, no lo sabia.- Negué con la cabeza para que entendiera que no pasaba nada y Elena miró a Rude.- No le digas nada de esto al señor Tseng, por favor. ¡Si lo haces, me matará!
— No lo haré.- Rude puso bien sus gafas.
En ese momento tanto Rude como Elena cargaron sobre Tifa, Aeris y Cloud y yo una vez más quedaba fuera de batalla. No me gustaba sentirme excluida pero ahora que les recordaba no iba a ser tan fácil luchar contra Rude o contra los Turcos sin tener sentimientos encontrados. Pero tenía que ayudar a los míos igualmente así que se me ocurrió una idea.
Analicé a Rude con mi materia de análisis y miré fijamente sus estadísticas.
— Chicos.- Dije mirando a mi equipo.- Para causarle fatiga a Rude debéis acertarle repetidamente con una habilidad devastadora mientras está en guardia o interrumpir sus ataques coordinados con otro miembro de los Turcos, en este caso, Elena.
Cloud me miró fijamente y asintió realizando exactamente lo que le había dicho haciendo que Rude tuviera que retroceder un momento.
— ¡Pero, Rude!- Exclamó Elena.- ¡Les está ayudando! ¡No es justo!
— No te sorprendas.- Dijo Rude.- Al final, es su equipo. Pero no deja de ser ella.
Al escuchar esas palabras se me removieron un poco los sentimientos y no pude evitar sonreír. En ese momento vi como Rude iba a usar una de sus habilidades especiales contra Cloud y no dudé ni un momento y me metí, desviando su habilidad y haciendo que retrocediera.
Cloud me agarró de la mano poniéndome hacia atrás y Rude se quedó mirando fijamente la situación.
En ese momento unas balas fueron directamente hacia los pies de Rude y de Elena y al mirar quien era, era Barret quien había vuelto junto con Red XIII.
— ¡Arriba las manos!- Exclamó Barret.- ¡Las dos manos!
Los dos levantaron las manos pero Elena agarraba una granada.
— Ese chisme quieto donde lo tienes.- Dijo Barret.- No muevas ni un pelo. Y ahora… Voy a vengarme por mis amigos y por el sector 7.
— ¡No Barret!- Me puse en medio haciendo que Barret bajara inmediatamente el arma.
— Te desahogas con quien no debes.- Dijo una voz encima de nosotros. Miré por un momento y era Tseng. Sentí mi corazón desbordarse por un momento.
Tseng sacó su pistola y apuntó a uno de los encapuchados que había en la zona, haciendo que cayera directamente al suelo.
— Esta guerra la empezasteis vosotros.- En ese momento Tseng apuntó a Barret con su arma.- Dicho esto, nuestras prioridades han cambiado. Hay una recompensa por vuestra captura. Pero, si os mantenéis al margen de nuestro trabajo, no os arrestaremos.
— ¿¡Encima vas de perdonavidas!?- Exclamó Barret.
Tseng recargó su pistola y miró fijamente a Cloud, quien estaba cerca mío.
— Mejor que cuides bien de Sil por mi.- Dijo Tseng.
En ese momento Tseng se dispuso rápidamente a disparar a los pies de donde estaban Barret y Red XIII.
— Elena.- Dijo Tseng dándole la orden.
Elena tiró rápidamente la granada hacia nosotros pero Red XIII la desvió con su cuerpo. En ese momento noté como me agarraban del brazo y al mirar era Elena quien me separaba de mi grupo.
— ¿¡Qué haces!?- Exclamé.
— Son ordenes.- Me dijo ella.
En ese momento la bomba explotó y aunque no les dio directamente derrumbó el suelo donde estaban, haciendo que todos cayeran por el agujero, menos yo.
— ¡NO!- Exclamé.
— Perdona.- Dijo Rude viniendo hacia mi.- Pero teníamos que hacerlo.
— Más que nada, no iba a dejar que te cayeras.- Dijo Tseng acercándose a mi también. En ese momento Elena y Rude se miraron.
— Te esperamos en el helicóptero, Tseng.- Dijo Rude yéndose junto con Elena.
No sabia como sentirme. Me dirigí rápidamente hacia el agujero y a lo lejos vi como Tifa, Cloud y Aeris se encontraban bien, en una de las plataformas de mineria.
— ¡Chicos!- Grité.- ¿Estáis bien?
— ¡Sil!- Exclam�� Cloud desde lejos.- ¡No te muevas de allí, en seguida vamos!
— ¡Sí, estamos bien!- Dijo Aeris.
— ¡Voy a bajar!- Exclamé.
— ¡No!- Volvió a repetir Cloud.- ¡Estás a salvo allí, por favor, hazme caso!
— Bueno…- Dije yo.- ¡Tened cuidado, os espero!
Me dejé de asomar y me giré volviendo donde estaba Tseng.
— Sé como te sientes.- Me dijo él mirándome fijamente a los ojos.- Me lo dicen tus ojos.
— Estoy confundida…- Dije.- No se, es extraño estar en medio de cierta manera. Aún así, siento que mis sentimientos hacen que esté traicionando a mis amigos.
— No es tu culpa.- Tseng se acercó a mi y me agarró la mano.- Tus amigos también lo saben, no debes preocuparte de más.
No me notaba el corazón, me iba muy deprisa. Su presencia, todo. Estaba totalmente enamorada de Tseng, mi cuerpo me lo decía, pero no podía parar de pensar en Cloud él también ocupaba mi mente, de una forma similar.
— Eso espero…- Respondí.
— La orden de captura también te incluye a ti, por cierto.- Comentó Tseng.- Pero he borrado tus pistas.
— No tenias porqué, Tseng… No quiero que te metas en líos por mi culpa.
— Nunca ha sido un problema.
Tseng ando dos pasos al frente, hacia mi y me abrazó fuerte. No dude en corresponderle. Me gustaba mucho tenerle cerca.
— Han pasado cinco años.- Me dijo Tseng en ese momento. Me descoloco totalmente.- Te busqué por todas partes… y por fin, vuelves a estar entre mis brazos.
Se me hicieron las lágrimas otra vez, estaba hecha una sentimental pero no podía evitarlo. Me confundía más.
¿Qué habré estado haciendo todos estos años…?
Un dolor punzante resonó en mi cabeza, no puede evitar apoyar mi mano en ella, para intentar apaciguarlo.
— Sil, ¿estás bien?- Me preguntó Tseng mirándome fijamente a los ojos.
— Sí, perdona…- Por suerte el dolor desapareció rápido.- Siento no poder darte explicación… cuando lo recuerde, te contaré, te lo prometo…
— No hay prisa, no te machaques.- Tseng me dio un pequeño beso en la cabeza y me sonrió.- Sil… Te quiero.
Se me paró el corazón al escuchar sus palabras y lo miré a los ojos fijamente.
— No me tienes que corresponder.- Me dijo Tseng de golpe.- He visto perfectamente como te mira el chico rubio. Ha pasado tiempo, tienes derecho de rehacer tu vida… Pero que sepas, que yo siempre estaré para ti.
— Dame tiempo, ¿si?- Dije con un pequeño hilo de voz. No podía pensar en nadie más que en Cloud en ese momento. ¿Qué pasaba por mi cabeza?- Ahora… estoy aquí sea de la manera que sea… Pero te prometo que nunca más volveré a dejarte.
Parecía que mis palabras removieron los sentimientos de Tseng ya que vi en sus ojos un pequeño reflejo.
También te quiero, Tseng, pero alguien más ocupa mis pensamientos.
No podía evitar pensarlo. Estaba hecha un lío. Los ojos de Tseng y los míos no se quitaban ojo de encima, tampoco nos despegábamos pero los dos sabíamos que aunque nuestros sentimientos eran mutuos, no eran iguales y por tanto, el tiempo sería el juez final.
En ese momento notamos un temblor en la mina y rápidamente me puse en guardia. Tseng me puso detrás suyo y miró fijamente el ambiente. El mitrilo de la zona empezó a brillar más y de golpe las piedras del suelo y el mitrilo se fusionaron.
— Un gólem de mitrilo.- Dijo Tseng.- Sil, mantente al margen.
— Ni de coña.- Puse mi espada en frente.- Ya no soy una niña, sabes. Luchemos juntos, Tseng.
Él me miró y asintió, con una sonrisa. En ese momento el gólem se acercó rápidamente a nosotros y yo rápidamente usé mi materia de análisis.
— Tseng.- Dije yo.- Apunta a la cabeza.
Tseng empezó a disparar a la cabeza del gólem y yo aproveché para usar mi materia electrificante ya que era su debilidad. El mitrilo era poco resistente a la electricidad así que no me corté ni un pelo y usé mi materia de ELECTRO++ para dejarlo atontado.
— ¡Ahora!- Exclamé.
En ese momento Tseng me miró y se acercó a mi. Pusimos nuestras espaldas juntas y atacamos juntos al gólem, con nuestros mejores ataques físicos, coordinados. El gólem no parecía haberse cansado, de hecho, volvía a reunir mitrilo de las paredes para volver a formarse y tener energía.
— Hay que romper las menas de mitrilo, le están dando poder.- Dijo Tseng.
— A sus ordenes, jefe.- Dije yo rápidamente yendo hacia una mena de mitrilo y partiéndola de raíz con mi espada.
Parecía que eso de alguna manera perjudicaba al gólem así que rápidamente fui hacia otra de las menas, partiéndola. Tseng intentaba distraer al monstruo para darme el tiempo suficiente de terminar con todas las menas y eso hice. El monstruo se debilitó de golpe cuando partí la última.
— Está débil.- Mencionó Tseng.- Es nuestro momento.
— Sí.- Exclamé.- A la cabeza, Tseng.
Tseng apuntó a la cabeza del gólem y justo antes de que disparara use ELECTRO++ hacia la punta de la pistola de Tseng. Eso hizo que cuando la bala saliera disparada el electro que había tirado fuera absorbida por esta, causándole una gran descarga eléctrica con mucha potencia al gólem, convirtiéndolo de nuevo en piedras y escombro.
— ¡Toma ya!- Dije yo con una sonrisa.
Me acerqué a Tseng y chocamos los cinco y los dos nos sonreímos. Me había llenado de felicidad luchar junto a él.
— Te has hecho muy fuerte.- Me dijo Tseng poniendo su mano en mi pelo.
— Podría ser.- Dije yo riéndome un poco, orgullosa de mi misma.
— ¡Qué espectáculo! - Oí la voz de Barret a lo lejos y miré fijamente viendo como todos venían hacia mi.
— ¡Chicos!- Sonreí saludándolos.- ¡Estáis bien!
— Sil.- Me dijo Tseng.- Me voy, me esperan. Tened cuidado en vuestro camino.
Yo asentí y le sonreí.
— ¿Nos veremos pronto?- Le pregunté.
— Antes de lo que crees. Hasta pronto, mi niña.
En ese momento Tseng se marchó y yo fui rápidamente hacia el grupo.
— Que lentorros.- Dije yo con una sonrisa. Aeris y Tifa rieron un poco.
— ¿Estás bien? ¿No te han hecho nada?- Preguntó Cloud.
— Nada de nada.- Respondí.- Solo ha aparecido un gólem gigantesco de mitrilo que ha querido matarnos. Pero lo hemos solucionado rápido.
— Se te ve de humor.- Dijo Tifa riendo un poco.
— ¿Ah, sí?- Pregunté.
— Siento interrumpir.- Dijo Red XIII.- Pero esto podría derrumbarse en cualquier momento. Hay que salir cuanto antes.
— Sí.- Dijo Barret.- Nuestra misión es proteger el planeta. La misión de los seis. No podemos quedarnos quietos.
— Exacto. Y si Shinra se interpone.- Dije yo.- Los quitamos de en medio.
— Menos a los Turcos, ¿no?- Me dijo Tifa con una sonrisa.
— Los Turcos solo acatan ordenes, no son nuestros enemigos.- Mencioné yo.- Ya no van a por nosotros tampoco. Pero Shinra si que nos querrá tocar los cojones así que si hay que tomar medidas, se toman.
— Hay que seguir a los encapuchados.- Dijo Cloud.- Seguro que tienen algo que ver con Sephiroth.
Región de Junon.
Rápidamente pusimos la marcha y nos dirigimos a la salida de la mina llegando a una nueva región.
— Eh, mirad.- Dijo Barret.
Justo a la salida habían varios encapuchados, quietos, sin hacer nada. En ese momento un águila fue rápidamente donde estaban los encapuchados y se llevó uno con sus garras.
— Qué horror…- Mencionó Tifa ante la situación.
— Qué final tan triste…- Dijo Barret.
En ese momento los encapuchados empezaron a andar, lentamente, a su ritmo.
— ¿Irán hacia allí…?- Preguntó Aeris señalando más adelante lo que parecía ser una ciudad construida por Shinra.
— Junon, el bastión de Shinra.- Dijo Cloud.
— En marcha.- Agregué.
No podía parar de preguntarme qué relación tenían los encapuchados con Sephiroth pero yo también lo sentía. Lo vi en la azotea de Shinra aquel día pero aún nos quedaba mucho por saber a todos. Nuestra misión aún tenía historia.

-
Esto es una adaptación de la obra original FINAL FANTASY VII (SQUARE ENIX©) sin fines de lucro. Solo tiene fines lúdicos y de comunidad. Prohibida la copia de la adaptación igual que la extracción de personajes propios sin autorización.
CAPÍTULO ANTERIOR
CAPÍTULO SIGUIENTE
4 notes
·
View notes