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PERO ENTONCES MI CUERPO SERÍA BASURA
Son incontables las veces en que he querido morir. Incontables las veces en que he anhelado con pasión dejar de respirar, de sentir. Sentir. Eso que suelo hacer de más sin intención. Con intención, ocasionalmente. Desde que vivo en la “capital del mundo” se agudizó mi deseo de cruzar la raya puesto que todo lo que había construido en términos de salud mental para estar "mejor" se ha venido derrumbando. Mi alma ardiente atrapada en un cuerpo que tiene una mente suicida.
Muchas crisis. Me siento sola. Mi ser político se rehúsa a levantarse de la cama. Le obligo a salir, a atravesar la ciudad para sostener el estilo de vida de mi patrón: un tipo que se alcoholiza en cada jornada, alguien cuestionable, pero no me corresponde a mí juzgarle. Una noche silenciosa mi mente gritó fuertísimo “lanzarse a las vías del tren es una opción rápida y eficaz”. Aquellxs que han tenido crisis de salud mental pueden entenderlo. Un pensamiento intrusivo que avivaba las llamas del desdén que me produce esta ciudad. Mi ser político quería correr a las vías del tren, arrogarse a los brazos de la oscuridad que a veces parece brillar más que el sol y descansar en el silencio infinito después del ensordecedor impacto de la locomotora. Sin embargo, lo que queda de mi ser racional puso el calibre de esas palabras en un mar de llanto impetuoso cuya violencia me impulsó a correr sin saber a dónde iba. Si hubiera cedido ante la furia de mi ser político que prefiere morir antes que acomodarse al estilo de vida de la acumulación, haría parte de la cifra de muertes por suicidio de la ciudad de Nueva York que ni siquiera ha sido actualizada en los últimos tres años. Pero entonces mi cuerpo sería basura. Los pedazos de mi corporalidad destrozada serían levantados de los charcos de agua negra que se deposita en las vías del tren, mis carnes serían alimento para las ratas que transitan de un lado para otro y lo que quede de mí reposaría entre la basura.
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EL NO PERTENECER
Como duele no pertenecer. Me siento tan extraña, tan ajena. Este estilo de vida, esta cultura inerte, este sinsabor de una cotidianidad que no me gusta.
Duele, pero me alegra no pertenecer a la cultura de lo que no es sano, del amor al dinero. Estoy resistiendo a las apariencias de la modernidad. Duele, pero no quiero pertenecer. El mundo es un lugar difícil, el mundo está lleno de muertos en vida, el mundo es asombroso. Supongo que es lindo desde donde se mire. Duele, pero me alegra no pertenecer a esta cultura de la destrucción. Quiero irme. Siempre supe que el “sueño americano” no existe. Agradezco mi criterio y mi formación profesional. Agradezco por mi papá de izquierda que me enseño a resistir. Me enseñó a resistir incluso de él.
Quiero morir, pero solo a veces, solo cuando mi energía se contamina de primer mundo, solo cuando pienso en que no hay salida del sistema. Estoy cansada, creo que esa es la mejor palabra para expresar lo que siento ahora mismo.
24 de Mayo de 2024. Desde mi cama comprada en Ikea en mi apartamento rentado en Brooklyn, Nueva York.
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8:53 P.M.
Una barra. Una barra de mármol. Dos parejas blancas, tal vez una madre con su hija y una pareja aparentemente enamorada. Ahora vivo en Nueva York, a miles de kilómetros de casa. India, Latinoamérica, Asia, África, Europa… todos al mismo tiempo, caminando a mi lado. Madres, padres, hijas e hijos. Es verano, las calles están llenas, de gente, de ruido, de luz artificial, pero ¿dónde está la vida? ¿por qué todo se siente tan muerto? ¿dónde está el espíritu vivo de lo que me rodea? ¿hay lugares sin profundidad? No quiero pensar con sesgo, ¿cómo podría New York no tener profundidad? Miles de pasos, millones de frecuencias energéticas y almas que transitan. ¿A dónde van las almas cuando las consume el sistema y cómo es que el sistema económico logra consumir las almas y hacer que estas se pierdan?
𝙽𝙾 𝙴𝚂 𝚂𝙾𝙻𝙾 𝚄𝙽 𝚂𝙸𝚂𝚃𝙴𝙼𝙰 𝙴𝙲𝙾𝙽𝙾́𝙼𝙸𝙲𝙾, 𝙴𝚂 𝚄𝙽 𝙴𝚂𝚃𝙸𝙻𝙾 𝙳𝙴 𝚅𝙸𝙳𝙰.
¿Vale la pena pensar? ¿Son necesarias las ciencias como la antropología o la sociología? Solo la comprensión de los fenómenos sociales puede salvarnos de la extinción pero desafortunadamente el mundo no está listo para eso.
17 de Julio de 2023. en un restaurante fancy a media cuadra de las escaleras rojas del Time Square.
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Cada vez que intenté buscar palabras de consuelo en alguien, fui sumergida en un monólogo bajo el título de "conversación". Todos siempre quieren hablar de ellos mismos cuando les pides que te escuchen.
Sonneshine
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