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Leve.
Ojalá que el rastro que hayas dejado de casa hasta donde estás haya sido de sangre.
Ojalá que los dientes se te ablanden siempre al chocar con carne.
¿Tú llevas despierto meses? ¿Con lo fácil que es venderse?
No siempre se trata de cuánto te toca, se trata de cuánto mereces.
Por más que grites a las nubes que te quemas cuando llueve,
hay gotas que inundan sobriedad y que lo hacen todo más leve.
Mójate las ideas que ninguna boca seca puede hacer sonidos que se queden.
Y es una lástima por toda la gente que quiere y dice que no puede.
No deja de ser necesario que se ardan en la hoguera.
Los pendejos que se ahogan en mediocridad por hueva.
¿Vas a correr en línea recta hasta el precipicio esperando que abajo esté el mar?
¿Que sigue? ¿Salir a emborracharte sin querer tomar?
Déjate caer, te juro que está bien perderte.
Aunque te encuentres con que luego todo sabe diferente.
Y estos días de cielos grises me reclaman por los negros y se olvidan de mis blancos.
Está bien, se los respeto. El capitán a huevo se hunde con el barco.
O está mal y chúpenmela. A veces mis hombros se cansan de tanto.
Te encanta tirar vidrios para caminar descalzo.
Por ti. Por mí. Por el Plaza y el Lunario.
El Metropolitan de octubre de hace un par de años.
Porque sabe mejor la tierra cuando te tiran al piso tus sueños
que la comodidad de saber que le respondes siempre al mismo dueño.
Ventanas mojadas y ojos secos. Boca llena de tranquilidad.
La esclavitud sólo te pesa si conociste antes la libertad.
Y te sostienes y les gritas que ya pasó un año completo
desde que decidiste abrir la puerta que está más cerca del cielo.
Arrepiéntete de todas tus pedas y lamenta un par de desiciones
pero si sientes que estás bien, entonces no mames, no cuestiones.
Y voltea a verte a ti y cómpratela, piérdele la fe a la religión que te diga que no te mereces estar de pie.
Sal y compra flores de las que se ahogan con los charcos.
Las manos hasta el techo, esto es un asalto.
“Dame tus sueños, dame tus risas, dame toda la sal de tus océanos
quédate en los puros huevos pero si todo te sale bien, espéranos”.
Rómpele su madre al tiempo y grítale que estás mejor.
Que minaste un campo en el pasado y se cegó el retrovisor.
Y sí cabrón, así me gusta porque siempre esta chingón saber
que me paso por los huevos lo que no me gusta hacer.
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Alevosía.
No sé si haya nacido para dar pelea y aprendí que la verdad es pura y nunca juega.
No se esconde, se expone, aunque no quedes conforme; aunque duela y tú prefieras que el concepto se deforme.
Y es que es más cómodo cerrar los ojos en la lluvia, aquí hay un pomo o dos de las sustancias que me arrullan. Y hago caso omiso de mis obituarios, desentierro y limpio el esqueleto del armario.
Y pienso en todo lo que diste, y en lo orgulloso que estás hoy que todo existe. Se siente excelente sentirse inocente, crecer nuevos dientes estando consciente. De quién soy para morder mejor. Y de que todo siempre va mejor. Si mejoró el color es porque estuve trabajando, no gracias a dios.
¿Quién soy yo en un concepto mayor? Un rato libre, un escape, un sabor. Me he preguntado siempre si le pertenezco al sol o a la luna, o a nadie. ¿Y si el dueño soy yo?
Aquí la situación es que no siempre estoy de buenas y una invitación no siempre es lo que abre las puertas, estás jodido, te digo y sé que es un fastidio pero si crees en una idea y no la escribiste, es homicidio.
Y está bien, es como el color celeste; el que quiera estar tranquilo con su mente que le cueste.
Si le da miedo, pues no apueste, el purgatorio está lleno de tibios que nomás no entienden. Que hay que arriesgar poquito, que estás así de cerca de cambiar lo que está escrito.
Y que nadie trae ventaja. El que más lejano llega siempre es el que más trabaja.
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Es cuando escribes escuchando los mismos sonidos
Como si no supieras que cada ves tú corazón y tu cabeza están menos unidos
Ya deja de pensar que algo va a cambiar por que cada vez duele más la caída
Nunca cerraron las heridas
Nunca encontraste la salida
Te perdiste más buscando los mapas y las estrellas empezaron a mentirte
Las personas dejaron de sentirte
No esperes hasta octubre para gritarles que ya te rompiste
Ya pasó otro año y no sé si quiero seguir soportando los mismos problemas
Ya quiero dejar de inventarme tormentas
Cada vez me fallan más las cuentas
Y un día de estos me voy a morir del pinche coraje
Por más que pasan los años no logro que las piezas de mi corazón encajen
Solo pasaba cuando soñaba, te veías hermosa de blanco y para nada me queda bien usar traje
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Atarax.
Ninguna herida cerró y por eso ya no me quedo. Porque tú sí me puedes buscar cuando quieras y yo nunca puedo.
Porque hicimos juntos lo que la primavera le hizo al cerezo.
O una cosa así. Sabes que domino la práctica pero siempre me pierdo en el proceso.
Y la gente me habla como si te supiera. La gente opina como si tuviera la menor de las pinches ideas.
No me voy a llevar ningún “te mereces más” o “te mereces menos” cuando me muera.
Voy a llenar mi mochila de cuadernos llenos de letras que te escribí para que nunca leyeras.
“¿Por qué le escribes siempre a ella, si nunca te lee?” Faltaba más. Yo le escribo a quien yo quiera.
Cada vez tienes menos lugar aquí y eso me está matando de miedo.
El que se va un chingo, falta muy poco. Y hace mucho que te fuerzo los versos.
Quiero sentarme a escribirte todo el tiempo pero hace mucho que no siento los dedos.
Me gritas que no te quieres ir pero gritas escondida, muerta de miedo y así no te creo.
La gente se va porque quiere y no existe ninguna otra pinche razón.
El único pretexto para que se salga la luna siempre, es que se cansó el sol.
Hay muchas veces que las cosas sí son blancas o negras.
Vete con él, dile las mismas cosas que a mí, no te detengas.
Y me mata saber que las cartas son esas y yo ya perdí hace mucho el as que tenía bajo la manga.
Ni siquiera lo perdí, lo desgasté, lo usé en pendejadas cuando estuve seguro que estabas.
Me enseñaste a no dar nada por sentado y sentado sigo esperando a que regreses.
Qué chinga que la última vez que te viste en mis ojos fue hace más de nueve meses.
Porque tuvimos un momento en México pero ese no cuenta.
Porque tu estabas más preocupada por decirle a Jesús que te espere, que en un momento contestas.
Y al final tú te quedas tranquila y tienes unos brazos para caer.
Y yo como pendejo llegué una hora y media tarde a Querétaro para empezar nuestro set.
Toda la vida he estado seguro que si caigo en algún vicio fatal, lo podría resolver.
Lo único que puede arruinarme al punto de no regresar nunca eres tú, mujer.
¿Cuándo has visto a un lobo hartarse de aullarle a la misma luna cada veintidos de mes?
Aprecio un chingo cuando me buscas pero ya no voy a ser ese wey.
Ya no voy a ser tu pinche premio de consolación para cuando el pendejo te haga enojar.
Tampoco voy a seguir despertando esperando que pienses en regresar.
El derrumbe de mis nervios no fue saber que yo te duelo cada veintidos.
Es saber que yo no necesito un pinche aniversario para morirme de ganas de escuchar tu voz.
Es saber que me tomas por un pendejo diciéndome que no es nada. Y que amanecerte en el pecho de alguien más es sólo una sustancia controlada.
¿Sabes qué hice yo cuando me quitaron mis pastillas? Aprendí a vivir sin ellas, no fui a reemplazarlas como muertos en camillas.
Porque de eso se trata “para siempre” de no salir con pendejadas.
Y yo salí con muchas que me sigues reclamando como si nunca hubieras hecho nada.
Porque al final del dia el pendejo soy yo por “no haberlo hecho cuando pudiste”.
Porque esa es la historia de mi vida, de recibir tu culpa y no tener los huevos de levantar la cara y gritar que te fuiste porque quisiste.
Sigue revisando cómo voy con la ansiedad aquí. Sigue preguntando si volví a preguntar por ti.
Sigue haciendo tu vida pero por el amor a todas las cosas en las que creas, ya no me busques.
Te juro que vas a hacer que todo lo que me he partido el hocico levantando, se derrumbe.
“Te pido perdón desde ahorita si no me aguanto y te busco”.
No.
Mejor discúlpate por estar con alguien que ni te importa y no tener los huevos de detener el abuso.
- Te mamaste con el dibujo Netza Chávez.
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Entenderme Aveces
Aveces en domingo muriendo de ansiedad en mí cama.
A veces en lunes caminando, aislado buscando la calma.
Y es que despues de dos años de incendios, hace siete que dejaron de sonar las alarmas.
Ya no se si es costumbre o las cosas raras de las que me hablabas, solo sé que hay un chingo de cosas que me faltan y ya nada es como lo recordaba.
Ya no están las mañanas soleadas ni los domingos tirando hueva en tu sillón.
Extraño un chingo todo y ya no aguanto la medicación.
Ellos me dijeron que estaba bien extrañar, pero que tampoco me pasé de verga esperando que algo vaya a cambiar.
Pero es que en estos días ya no veo nada claro, claro que me gustaría que el tiempo pasé y el mundo cambié mientras yo me hago a un lado.
Quiero ya que se cumplan todas sus putas promesas y que despues de todo termine el año bien, quiero que las mismas mentiras se borren de mi piel.
"Que tus pies lleguen antes que tu cabeza no es lo correcto", que vengan esos putos mentirosos y les hago olvidar esos putos cuentos.
No te pares a correr en contra de el puto reloj, te van a ganar las mañas y por supuesto que no te vas a sentir mejor.
Pero te duele un chingo toda tus frustracion por que piensas que tu si tuviste el tiempo pero le hiciste caso al corazón.
Pero ni como culparte si hay veces que es el unico que parece tener la razón, por que te dijeron que si saltabas desde esa altura solo había de dos.
O te encontrabas o solo te perdías más, y ya sabemos lo que pasó, pasó que perdiste los mapas y olvidaste tu nombre, pasó que dejaste la luz quién sabe dónde.
Eso pasó y quieres encontrar la fé para intentarlo otra vez, pero tienes cosas aquí que estan medianamente bien y no las quieres perder.
No vas a arriesgar nada por que solo te queda eso, por que te da miedo que es lo que puede pasar si vas y saltas buscando algo nuevo.
Y ahuevo que tienes la curiosidad y las ganas por que todo se arregle, pero tampoco quieres ver como todo se pierde.
Toma aire y revientate los tímpanos con las mismas canciones.
No puedes leer corazones y no quieres ver que ya se te acabaron las opciones.
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Miénteles, soledad.
Sigue sin alcanzarme el infierno para cagarme de miedo ni el cielo para matarme de risa.
Tampoco me alcanzan los tiempos para ir por la vida sentado, sin prisa.
Sí se me apagaron las luces el martes en frente de algunos y estuvieron a punto de irse el viernes al tercer acorde del gallo caníbal.
Pero por lo menos jamás había estado tan feliz de poder despertar, respirar y salir a ganarme la vida.
Porque hay días en los que no me reconozco y eso me calienta el alma siempre.
Estoy haciéndome amigo del wey nuevo que soy, conociéndome en nuevos ambientes.
Sigo escapando hacia el fondo de todas las Indio cuando las cosas se ponen oscuras.
Y ahora que lo hago consciente, descubrí que no todo tiene que ser un paso por la amargura.
Ya ni siquiera me dan miedo los perros aunque sigo sin entender nada de Kubrick.
Pero puedo sentarme a pensar que todo vale la pena cuando te das cuenta que no eres inútil.
Claro que eres un wey diferente y quien jamás ha cambiado es porque siempre miente.
Y es que es obvio que no soy el mismo, hace casi tres años que escribí el de Sentir Caliente.
La gente crece y la gente cambia y la gente olvida los malos momentos.
La gente sin prisas camina tranquila aunque casi siempre con ojos contentos.
Y claro que te cura las ojeras ver gritar a casi todo el Alicia.
Y sigues sintiendo que cuando tú corres el mundo te escupe otro par de caricias.
Y no es que prefiera mi vida nueva sólo porque antier me tomé una caguama con el Tino.
Es porque ahora ya no me paso la vida cuestionándome, ahora mejor salgo tranquilo y pues, brindo.
Brindo porque siempre me van a perseguir los mismos demonios.
Y me aterran las mismas personas, los mismos recuerdos de aquél manicomio.
He tenido la libertad de gritarme con todos los dientes
Que ya se acabó la ansiedad, que ya no está en mí seguir siendo un paciente.
Pero la realidad es que esa madre no se va y no se cura y sí necesitas muchísimos huevos.
Para poder levantarte y decir como Kel que no mames, que aquí vamos de nuevo.
Y no es que de un día para otro me haya hecho un wey tan verguero.
Es que ya me cansé de vivir con el miedo de poder perderme en mis propios consejos.
Y sigo llamando a casa porque sigo extrañando a mis viejos.
A mis dos hermanas, a veces también al pendejo del Diego.
Pero ellos saben que acá todo está mejor y que si no voy seguido a casa nunca es falta de amor.
Es que estoy ocupado con todos los sueños y ellos entienden que la pelea jamás acabó.
Todavía tengo colgados en una pared de algún lugar un par de guantes
Porque si me caigo otra vez, va a ser lanzando golpes en cuarto menguante.
Y cada vez es más fácil sentarme tranquilo, pensar y después escribirlo.
Aunque todavía hay veces que me siento frente al cuaderno y me siento la Venus de Milo.
Sin brazos para levantar, sin palabras que escupir, sin brillo en los ojos.
La verdad ya no escribo tanto porque hace mucho que no tengo nuevos enojos.
Y eso está bien y Alcalá tenía razón: Es normal estar contento.
Igual nunca me voy a sentir tranquilo teniendo algo sin luego querer romperlo.
Pero las cosas mejoran, a mí nomás me tomó cinco años.
Y sigo teniendo días terribles cuando llega el recuento de daños.
Aunque me sigue rompiendo la madre lo mismo de siempre ya no me escondo atrás de la ansiedad.
Aprendí a rodearme de gente que me hace creer que es una puta mentira la soledad.
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Pájaros y flechas.
Niégalo todo. Quema mis cartas y tira las fotos. Que nadie se entere que esto sucedió.
Deja de sonreír. Grítale al mundo que él te hace feliz.
Estás muerta para mí.
Sé que nunca fui suficiente. Que estar lejos era lo de siempre. ¿Qué necesidad De conformarte con comodidad?
Y mis ángeles Visitaron tus infiernos. Suéltame. Acelera, olvida el freno. Hiéreme. Lléname los martes de ansiedad. Y el resto de los días de soledad.
Olvídalo todo. Me miento en la cara hasta cuando estoy solo. Daría mis brazos para volverte a abrazar.
Por hacerte reír. Por gritarle al mundo que te hago feliz.
Pero estoy muerto para ti.
Sé que nunca fui suficiente. Que estar lejos era lo de siempre. ¿Qué necesidad De conformarte con comodidad?
Y mis ángeles Visitaron tus infiernos. Suéltame. Acelera, olvida el freno. Hiéreme. Lléname los martes de ansiedad. Y el resto de los días de soledad.
Gracias Netza Chávez por rifarte con el dibujo.
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Llantos en ojos
Ya toque fondo, le metí un putazo seco a mi felicidad en la cara.
Le corrí a la cura por miedo de que me alcanzara.
Antes de que me matara.
Pero creo que es lo que soy, un pendejo que no sabe estar bien.
Un pendejo que sigue con la boca llena de sangre y se olvido del sabor de la miel
Apenas y puedo abrir mis ojos y escribir todo esto.
No como declaración de guerra o cese al fuego, si no para que te quede claro que ya no salgo vivo de esto.
Ya todo mundo cree que no debería estar aquí, pero no hay un solo lugar que no me recuerde a ti.
A lo que vivimos y por lo que hoy muero, a todas las tormentas y todos los truenos, a las risas tontas y a todos los sueños.
Y hoy estoy por los suelos, con nadie que me diga que solo son problemas pequeños, pero hace rato perdí eso y los sueños se volvieron ajenos.
Trato de repetirme las mismas palabras que me decías cuando mi vida perdía ritmo, pero creo que si no sale de tu boca no es lo mismo.
Y es que por más pendejo que suene ya me acostumbre al suelo y ser un infeliz, y tampoco creo hacer falta allá arriba, mucho gusto me llamo Luis.
Le puse un putazo a mi felicidad, casi la mato.
Lo hice con tanta naturalidad y disfrute el maltrato.
Sigo tirado, tragando sangre y viendo en rojo.
Soy un wey que ya se acostumbró a los llantos y el enojo.
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Comisurías.
Le volví a poner un chingazo a la misma llanta, en el mismo bache de todos los días.
Volví a sentarme en la misma silla a tomarme las mismas pinches pastillas.
Hablé con las mismas personas y a ninguna le dije lo que realmente quería.
Llegué a la misma oficina recorriendo el mismo camino, cruzando la esquina.
Y ¿Sabes qué? Lo hice partiéndome la cara de risa. Las comisuras de mis labios pudieron cucharear con los lóbulos de mis orejas durante toda la mañana. Durante toda la tarde. Durante toda la noche.
Cuando la rutina es temporal, ofrece sanidad mental.
Cuando la rutina es temporal, estabiliza todo el pensar.
Y es que las ojeras me siguen llegando hasta el cuello y mis manos siguen llenas de callos. Sigo partiéndole la madre a los Vans a los tres meses y sigo con la cara llena de granos.
Pero qué chingón es cuando las ojeras están ahí porque sueñas más de lo que duermes.
Porque cuatro horas diarias son suficientes para romperme la espalda cuando tengo otras veinte para salir a gritarle el mundo que lo tengo de los huevos y que es una bomba de tiempo para que mis sueños se conviertan en mis martes y para que mis martes se conviertan en todas mis semanas acostado con ella. Viendo qué chingón se ve el humo cuando eres tú quien está incenciando el universo.
Acércate los dedos a la boca para no quemarte los labios. Apunta el codo hacia las estrellas y déjate caer. Deja que la cerveza te recorra desde la punta de la lengua hasta la boca del estómago y siente el 9.8% quemarte toda la tráquea.
Deja que la miel de abeja te llene las venas y envuelve la noche en una servilleta. Guárdala para después. Después es cuando vamos a necesitar recordar que nos podíamos subir en los cofres de los coches de extraños a contar las hojas de los árboles que estuvieran cayendo en nuestras caras.
Porque de un tiempo para acá las hojas pueden aterrizarnos en los ojos si quieren porque tenemos las frentes más alto que nunca. Tenemos los dientes más lejos del polvo que nunca. Tenemos más hambre y más ganas de gritar, tenemos los tinteros llenos y las plumas recién afiladas. Tenemos todo el tiempo del mundo y tenemos un chingo de personas detrás de nosotros.
Tenemos todo menos ganas de rendirnos y los dedos medios levantados hacia atrás, dejándole saber a todo nuestro pasado que es bienvenido para pasar, doblar la esquina y salir derechito a chingar a su madre si es lo que quiere.
Nada de antes me sirve si no sigue conmigo. Nada me va a servir después si no quiere correr.
Ya era hora de dejar de dispararle al fondo de los barcos y de mojar las velas de ron hasta que no se pudieran izar. Hasta que nos perdiéramos más.
Me cuesta trabajo admitir que me daba curiosidad cómo se veía el fondo pero ya basta de lamerme las heridas, las escribí todas hasta que se hicieron cicatrices y todos los días puedo ver que el güey que me odiaba desde el espejo nunca se fue y no dejó de chingar hasta que pude volver a salir por aire.
Esta es la primera vez que tengo la cabeza lejos del agua en un par de años y ya ni siquiera me acordaba lo bien que se siente respirar.
Lo chingón que es acostarme en calzones escuchando Through Being Cool completo en mi cama porque no hay nada más importante que hacer.
Lo chingón que es hablarle pedísimo a las tres de la mañana y que te conteste que todo está bien, que te quiere un chingo y que te regreses a tomar porque en dos semanas nos volvemos a ver.
Lo chingón que es sosternerme la mirada en el espejo.
Lo chingón que es sentarme a partirme la cara de risa sobre lo pendejo que fui y que seguramente voy a ser. Porque todos los años me avergüenzo al final del cabrón que fui al principio pero jamás he estado ni siquiera cerca de arrepentirme de nada.
Porque arrepentirme de mí mismo sería deshacerme de una parte de mí y para seguir partiéndole el hocico al mundo que viene contra mí, las necesito todas.
Porque sigo empujando el mundo hacia arriba pero ya no siento la espalda pesada. Y esta vez no siento que sea porque me acostumbré a que el universo me pateé los dientes cada martes, esta vez, genuinamente siento la carga más ligera.
Y no es porque yo sea un cabrón, es porque hoy no la estoy cargando yo solo.
Me rompe la voz y me ahoga los ojos voltear hacia atrás y ver el chingo de brazos extendidos esperando poder estar ahí, cargando un pedacito de las chingas que me puse y empujándome a volver al juego.
Siempre que tengo ganas de bajar los brazos y quemar las banderas, hay explosiones en el cielo que me convencen que más adelante, a los límites del horizonte están todas las cosas que apunté en mis cuadernos que quiero tener.
Y las líneas paralelas azul bajito que tanto tiempo se convirtieron en mi vida, hoy sólo son una parte que me gusta de ella, donde escribo de todas las otras partes que completan al güey que veo todos los días en el espejo con las comisuras de los labios acercándose a los lóbulos de las orejas cada vez más seguido.
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Sentir ä Siento.
Justo el día que yo dejé de ser un pendejo y tú dejaste de ser así de fría fue el mismo en que dejamos de ser nuestros.
Qué chinga que ni siquiera fue una coincidencia romántica de esas que llenan los blogs de las niñas que van por el mundo gritando que saben de qué se trata el amor y nunca se han despertado terminando de coger en una cama con el alma llena de ganas de estar en la de alguien más.
Una cosa no esta relacionada con la otra. Sólamente así pasó y las cosas no dejan de pasar porque nosotros no queramos que pasen.
No. Las cosas pasan aunque nos pese que pasen.
La gente pendeja me pregunta ¿Qué chingados saben ustedes del amor si ni siquiera están juntos?
Todo.
Pendejos.
Lo conocemos tan bien, lo hemos visto tantas veces directo a los pinches ojos con el alma más caliente que el infierno en donde viven todos mis demonios que ni siquiera nos necesitamos juntos para sabernos.
Porque para sabernos ni siquiera tenemos que estar rozando las mismas sábanas y no te tienes que peinar en el mismo espejo donde yo me lavo los dientes todos los días.
Todavía.
Porque lo único en el mundo más pendejo que el amor es el tiempo. El tiempo nunca ha entendido que depende de él si me chingo otra cerveza y marco tu número para gritarle a tu pinche buzón de voz otra hora de mi vida o si mejor dejo que el humo me eche en la cara que ni siquiera sabes revisar esos mensajes.
Pero si te escribo para que nunca me leas ¿Qué me impide gritarte para que nunca me escuches?
Y es que no hay peor cobarde que el que deja absolutamente todo por una persona sólo cuando sabe que la otra persona lo haría también por él. De eso no se tratan estas cosas, parece que nunca van a entender.
El amor se trata de huevos porque si amar solo cuando las circunstancias lo permiten fuera algo vivo, sería un insecto y cualquiera con unos Vans rotos puede deshacerse de él.
Sentir sólo porque alguien más siente es el antónimo de sentir.
Sentir es tirarse de cabeza con las manos amarradas en la espalda y el pelo en la cara pero el corazón tan harto de latir que lo escuchan en el cielo.
Y te vas a caer y se te va a partir el cuello a la mitad y no vas a poder caminar y te va a costar trabajo respirar y vas a querer gritar y no vas a tener fuerza para formar ni si quiera un pinche aliento y vas a ver el color del aire salir por tu nariz del frío y te va a sangrar la boca y te van a faltar dientes o peor que todas esas cosas juntas al mismo tiempo; la vas a ver con alguien más.
Y no vas a dejar de sentir.
No vas a dejar de verla en tus ojos y no va a dejar de estar en todas tus palabras cada que te subas a una tarima en donde te dieron permiso de escupir.
Nunca nada de lo que sientes por ella va a caberte entre una mayúscula y un punto y va a seguir siendo la peor falta de ortografía del pinche mundo escribir un “pero” después de un “te amo”.
Te vas a seguir levantando con las manos más llenas de callos y las ojeras más cerca del piso.
- No mames que ya les hiciste un pinche hoyo a los Vans azules. Los acababas de compar, cabrón.
- ¿Por qué chingados nos estamos preocupando por mis pasos cuando no encuentro mi respiración?
- Es que siempre es lo mismo y siempre es ella.
- Y siempre va a ser, acostúmbrate que van tres años apenas.
Y te vas a seguir partiendo el alma sólamente para asegurarte que todavía tienes algo que romper.
Y es que está loca como la chingada pero qué hueva despertarme y que todos los días la casa huela a dos huevos estrellados, un pan tostado y un café.
¿Yo para qué chingados quiero la vida de un contador?
A mí me gustan los gritos, vivo por las pinches peleas que son tan intensas que entre alaridos y lágrimas tienes que volver a afirmar que me amas pero que estoy siendo un pendejo y esa es mi vida.
Te tengo en frente pisándome el alma por quinta vez de la semana pero al final siempre el último grito es que chingue a mi madre pero que ya regrese a la cama porque las películas de miedo no te dejan dormir si no te cuchareo.
¿Qué chingados sé del amor si estoy solo?
Sé tanto de la chingadera que no lo estoy aunque ni siquiera esté conmigo. Aunque ni siquiera quiera estar.
Sé tanto de la chingadera que sigo sacudiéndome la tierra de la ropa cada vez que me recoge sólamente para volver a patearme los dientes.
Sé tanto de la chingadera que los dos nos sabemos.
Y ella sabe tanto de la chingadera que mejor se fue.
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Cada jueves me pasa lo mismo
Esta bien pinche raro el día, no vaya a ser que para el otro me toque un sismo. Es una mamada que voltees atras y saber que hace siete ni de pedo eras el mismo
Que está vez se te dificultó un chingo encontrar paz más allá de pura cosa falsa que te salio cara y te terminó chingando, te falto un faro o una morra que te estuviera cagando, que no solo esté hablando, que te apoye y que le ponga los huevos que te están faltando
El pedo es encontrarla, el pedo es encontrarte. Por que nadie va a dar la cara por un pendejo, que lo primero que dice cuando lo conoces es "Hola me llamo Luis y no valgo ni un peso". ¡No mames! ya casi se cumple un año de todo esto.
Un año y a ratos estás bien cabron, pero en tres confundiste un chingo las cosas y te fuiste de hocico, cabron.
Encontraste en Marzo lo que buscabas en Enero y se te quedo pegado lo de la primavera y los cerezos.
Ya solo sueltas los dedos por forzar versos y asi es como te pagan.
No pasaron ni dos años y ya notas como los pajaron se paran en tu ventana, a cantar o la mierda que ellos hagan.
Ya le tomas fotos al cielo y no solo le gritas. El te hizo llegar el mensaje, trescientas cuartillas de lo mismo, subrayado y en negritas.
Y no te hagas pendejo, si vez que viene la tormenta pues solo te quitas ¿no? ¿Pa' que te desquitas?
Te cerraste un chingo los ultimos doce y ya te enojaste por que si, fue una pendejada ¿Quien chingados te iba a ver hablando con gente nueva cada mañana? Por que al final estabas en una bola en donde no valia la pena nada. Solo querías rodearte de gente igual de pendeja
Y me alegra un chingo que aun estando todo ciego ya ves y notas la diferencia. Que aquella vez peleandote con todos si perdiste la conciencia, pero ganaste calma y gente que si vale la pena, tampoco te pases de verga, ni que fuera una pinche competencia
Ya repartes vergazos por igual, no importa si se te escapo y con una cachetada marco el final, por que al final lo diste todo y no había más, no ves más allá del sol y las montañas, otro día en el que te levantas solo y lleno de lagañas, y le haces lo que nadie a la guitarra ¿La arañas? ¿La engañas?
Solo me queda sentarme a no darlo todo por perdido, sábado y grito al techo que esto no es lo que yo había pedido, "cero siete cero ocho" y al final me quedo dormido, soñando con no sé que de no sé dónde pero como siempre termina mal y me levanto de chingado golpe. Y golpeo mi cabeza con la ventana por que ni siquiera acordarme de tu cumpleaños puedo, pero si de todo el drama, dibujo arboles sin una sola rama, y observo oceanos sin calma. Todo mientras cavo otros mil hoyos con la misma pala, y me caga, me caga que yo me esté ahogando en oceanos y tu solo estés en tu cama.
En otro pinche día en el infierno, a veces bien y a veces mal, otro mes con puro cabron ajeno y en tus labios solo se dibujo un "Que tal". Que tal vez y ya se notan menos las ojeras, pero que impaciente te viste queriendo cortar el cielo sin mano y sin tijeras, ya date cuenta que el clima no dependía de lo que tú sintieras y que ella se iba a ir no importaba lo que dijeras. Ya Luis !No mames!
No sigas escribiendo sobre ella y el vacío que te dejó, tú no tuviste la culpa, si ella se fue fue por que así lo decidió, no importa que pases noches enteras pidiendole a dios o a quien sea que le grites cuando pintas tu garganta de rojo, ya deja de pensar en eso cada noche hundido en miedo y enojo, deja de mirar fijamente la verdad que te vas a quedar sin un ojo, o tal vez los dos, si al final se fue, fue por que asi lo decidió
Y esa pinche bipolaridad que siempre se encuentra, tus buenas intenciones de calmar tus dedos, no cuentan, y tú solo cuentas los días para encontrar el sol, solo que debes dejar que ciertas cosas pasen.
Empezaste escribiendole a la calma y terminaste gritandole al olvido. Empezaste en la mañana, en tu cama, terminaste en la noche, sin almohada solo deberías hacer esto seguido. Empieza a dejar los problemas y duerme con el corazón tranquilo
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Encuentos
¿Te da miedo perderte?
Sigue soñando con correr sin nada que te deba importar
Sin voltear atras, solo perderte y que nadie te pueda encontrar
Corriendo desde donde sale el sol hasta donde se esconde
Dejar los mapas en el camino, que no te importe donde
Largarte con un mochila llena de historias que quieres contar
Mirando siempre el mismo cielo al que no le dejas de rezar y gritando los mismas palabras hasta que la garganta te empieza a sangrar
Que lo unico importante sea dejar las noches atras, el cielo no puede esperar más
Voltea a ver cada día un espejo diferente
Muestrales la más grande de tus sonrisas diente por diente
Que te vean correr lejos y perderte
El cielo si existe y la gente miente
Ya deja de preguntar cosas que nadie te responde
Ve a donde el viento sea el único que sepa tu nombre
Pierdete y encuentrate las veces que sea necesario
Voltea a verte al espejo y olvida el calendario
Alejate lo más que puedas de ellos y sus sueños frustrados
Corre y defiende tus sueños pero evita el fuego cruzado
Que sean las nubes tu camino
Que sea el sol el unico testigo
Olvida el suelo sin contraste y las noches que contaste
Te perdiste del mundo pero al final te encontraste
Voltea a ver cada día un espejo diferente
Muestrale la más grande de tus sonrisas diente por diente
Que te vean correr lejos y perderte
El cielo si existe y la gente miente
Voltea a ver cada día un espejo diferente
Encuentrate cuando escuches tú nombre coreado por toda esa gente
Muestrales que es lo que en realidad sientes
El cielo existe y la gente miente
Enfréntate de frente
¿Ya no tienes miedo de perderte?
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Fabrón Cavor.

Los huracanes tienen nombres de personas porque son iguales a mí. Son gritos en el cielo que llueven en círculos porque no saben a donde ir.
Que yo no vea las grietas en tus banquetas no quiere decir que tus olas no sean igual de espesas. Que todos los barcos sigan flotando, no quiere decir que no han navegado tormentas.
Sólo significa que el capitán tiene los huevos de controlar sus anclas y que no depende del clima dócil, tampoco de mareas muy altas.
Los vidrios de las ventanas rotas cortan la cara también en los sueños. Y no sólo por eso significa que mis pensamientos se vayan a hacer más pequeños.
No se van a reducir para caber en el molde y tampoco necesito que sean talla universal. Necesito poder soñarlos para escribirlos y poder liberar estas heridas de toda la sal.
¿Te acuerdas cuando creímos que tener talento era crucial para marcar las estelas? Que pendejos cuando sentimos que el único juicio que nos tocaba vivía en nuestras muelas.
Ojalá estés feliz cuando alcances las más altas de todas las olas. Ojalá nunca te acuerdes de todas las personas que dejaste tiradas, solas.
Si la vida se trata de apoyar nuestros pasos en los tobillos entonces mucho gusto, me llamo Aquiles. Porque soy el mejor en todas las cosas que me han desgastado, todas esas que son inservibles.
Porque nadie se puede tomar diez cervezas más temprano que yo. Y pobre de quien se atreva a decir que ha visto más veces el sol.
Si el éxito cabe en un par de zapatos mis sueños son los chicles pegados en las suelas. Tengo casi dos años queriendo (y fracasando) volver a la escuela.
Yo soy el primero en gritarle en la cara a los poetas lo mamadores que suenan y aún así aquí me tienes, esperando que la vencida, sea la novena.
Jamás me voy a atrever a decir que soy músico porque sólo soy un imbécil con una guitarra. Nunca aprendí a cantar y siempre esperé que alguien escuchara mi garganta cuando desgarra.
Y tal vez no todo lo que hago me salga mal pero son las cosas que no me gusta hacer las únicas que les importan a los demás.
Porque me dan miedo los perros y no me gustó la naranja mecánica. Porque me aburre Pink Floyd y estoy muy cerca de una falla hepática.
Porque las herencias de todo mi alrededor son mucho más que un baúl de diabetes. Porque trato de siempre ser el mismo pero ni yo me entiendo la mayoría de las veces.
¿Te acuerdas cuando no podías ver tu sonrisa en las fotos porque te dolía lo falsa que se veía? Pues más falsas son las personas que te dijeron que te creían.
Tal vez sólo necesitas que alguien confíe en tus sueños igual que tú. Tal vez todos confían y tú sigues perdiendo las horas en el cucú.
No te cansaste de buscar pero te vez mal cuando empiezas a rebuscar. Neptuno te dijo en agosto lo pendejo que te ves escribiendo para gustar.
Eres tú el que necesita toda la esperanza que les mientas a tus amigos y todo este tiempo te has preocupado por escuchar siempre los mismos discos.
Avienta tu voz desafinada por todas las paredes hasta que alguien te explique cómo se hace. Levanta una bandera blanca cuando estés seguro que ya te encontraste.
Mándalos a todos a chingar a su madre y acuéstate viendo el techo. Traba tus tímpanos y deja que tu cerebro por fin entienda a tu pecho.
Hay personas que sólo nacieron para morirse. No dejes que nadie recuerde que ya te rompiste.
Al final, sólo te llevas las cosas que te caben en el corazón. Asegúrate de no cargar pendejadas, hazte el chingado favor.
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De tenerme
Por fin me agarré los huevos para gritarle a todos que ya no pienso seguir con esto, que me tienes hasta la madre y ya me cansé de no ser honesto
Se me acabaron las formas de buscar amor en ti cuando tú no entiendes que es eso, se me acabo la paciencia, no puedo seguir así, no tengo que cargar con todo el peso
Me llené la garganta de palabras enterradas en el pecho y aún asi no entiendo como no te dolió dejarme desecho
Ahora devuelveme cada puta noche que me robaste, devuelveme cada palabra que me quitaste
Ven a calmarme la ansiedad diciendome que fuiste tú la que fallaste
Recuerdame quien soy, por que tú eres la unica que me conoció antes de convertirme en esto
Ven a curame, aun que sea tu rostro lo que mas detesto
Ven a donde siempre estuviste, ven a hacer lo que nunca hiciste
Ahora se siente bien saber que tú perdiste
Aún asi todo apendejado y triste
Pero si te fuiste fue por que quisiste
Y ahuevo que me esta costando un chingo soltarte
Y voy a tardar más de tres meses en borrarte
Pero voy a estar bien y voy a salir de esto, va a llegar alguien que no se cansé de quererme
Voy a volar aunque tu recuerdo quiera detenerme
Fue tu pedo si te cansaste de tenerme.
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Síntesis persistencial.
Sigues queriendo quemar el mundo.
Sigues corriendo lo más rápido que puedes.
Sigues teniendo un techo encima pero sintiéndote un vagabundo.
Sigues despegándote del piso pero sientes que no te mueves.
Te perdiste de todas las señales de todos los humos y te topaste con todos los muros.
Cuando te revientas los pómulos en el fondo, no queda más que detener el abuso.
Y todo es violento y todo es veloz. Las luces se apagan, se acaba el reloj.
El mundo te asusta un chingo más que cuando peleaban los dos.
Y es que sigues sintiéndote un pendejo, igual hay cosas que no están hechas para cambiarse.
Como tus disturbios mentales y las personas que se empeñan en llamarles “arte”.
Y no es que no te guste la atención. Tampoco es que no la necesites,
pero ¿Qué vas a gritarle al mundo cuando ya no te lastime?
Porque tienes el teléfono en silencio porque asi es más fácil ignorarlo.
¿De qué chingados te sirve tener al mundo tan alcance de las manos?
Cada vez que te dejas caer, hay más manos que te detienen y hay caras nuevas
que te gritan en la cara que tienen las cuerdas, que sigas gritando y que no te detengas.
Fuiste tú el que dijo una vez que si la música no suena más alto que tus problemas estás cantando la canción equivocada.
Y nunca dejaste de escribir y hoy hay gente afuera diciéndole a todos sus amigos que quieren ahogar este mundo en cebada.
¿Qué sientes cuando ellos toman las palabras que tu escribiste y te las gritan en la cara?
Anda, ve de cobarde, escóndete en tu tortura inventada y dime que no sientes nada.
¿Verdad que no? ¿Verdad que sí sientes algo? ¿Verdad que ya te cansaste de correr en los mismos zapatos?
Ten los huevos, párate en frente del espejo y repite “Todo lo que tengo me lo gané con mi trabajo”.
Porque ¿A quién más conoces que sienta la cuerda tan cerca del cuello al final de cada quincena?
Hay miles que están conformes con sólamente llegar a su casa y calentarse una cena.
Mediocres. Huevones desobligados, pendejos sin sueños. Hijos de la chingada ¿Por qué son tan felices?
Te llena de envidia su comodidad pero igual te calienta el alma cuando se sientan y escuchan lo que les dices.
Ya te levantaste una vez y viste las caras llenas de orgullo de Mundo y Jerry ese día.
Sí, no pasaste la puta audición pero tuviste los huevos de no decir “al cabo que ni quería”.
Sí querías y te duele y te quema los huesos pero quieres seguir persiguiendo el sol.
Se te cayeron las plumas, ya ni siquiera existen tus alas pero te queda tu corazón.
Cuando la gente pregunte qué has aprendido en la universidad contesta con la verdad.
Contesta que aprendiste que nada es gratis y que no hay nada de malo en la soledad.
Porque aunque tú sigas queriendo escarbar un hoyo para esconderte lo más abajo posible,
cada vez hay más personas que voltean hacia arriba a buscarte y eso sigue siendo increíble.
Qué cabrón que sabiendo que no sabes tocar y odiando tu voz como los sobrios al mezcal,
entendiste que todas las cosas que tú quieres gritar, nunca las va a decir nadie más.
Deja de pensar en la tinta, con esas cicatrices ¿Quién necesita un tatuaje?
¿Crees que después de toda esta chinga, vas a necesitar una foto para acordarte?
Entonces ve y brinca. Suda y conviértete en tu voz.
Todo sigue igual de oscuro pero la gente que está contigo dice que sí alcanza a ver el resplandor.
Confía en lo que ellos te dicen como ellos confían en lo que tú haces.
Sigue sangrando tus letras y olvídate de qué es lo que tú quieres que pase.
Déjate caer, de cara si quieres y espera el chingazo seco.
Acuérdate que el wey que no sueña es un wey que esta muerto por dentro.
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