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Un día encontré un video que decía... "Uno es capaz de dar únicamente lo que tiene en su corazón, que nada, absolutamente nada, es personal". A lo mejor siempre estuvieron las señales. A lo mejor, yo no quise abrir los ojos ni destaparme los oídos para no darme cuenta de lo evidente. A lo mejor, lo idealicé. Sí, a lo mejor eso pasó. Y tengo que estar tranquila porque yo no hice mal, todo lo que di, lo di con el corazón latiendo a pulso. Siempre esperé lo mejor. No me paré a pensar si era demasiado en su momento. Y es por eso que debo aceptar mi parte de culpa, pero por no saber darme cuenta. Mis sentimientos no me dejaron, lo siento. Esto es lo que soy y ya. Me quedo con la creencia de que nuestras acciones hablan por nosotros. No valen las palabras. No valen porque tan rápido las sueltes, se las lleva el viento, se desaparecen y dejan de tener valor. Desde hoy en más, decido creer en acciones. En los hechos, los únicos verdaderos y existentes. Ahora me aferro a la idea de que lo más importante soy yo. Enfocarme en mí, escucharme a mí, aprenderme a mí... eso es lo que debo hacer de ahora en más. Ya me di cuenta que soy la única que va a poder sacarme del estanque en donde vine a parar. "Son cosas que pasan", se dice. Y la verdad, ¿Qué mejor suerte que la que te enseña de esta forma para que entiendas de una vez?. Lo que pasó ya está, no hay vuelta atrás. Y el camino, nuestro camino, es para adelante. No quiero perder de vista el paisaje del paseo, que es muy precioso y lo más valioso para cuando haya llegado muy lejos. Por eso, me permito vivir sintiendo, con fuerza, todas las emociones que hoy me atacan. ¿Por qué luchar contra ellas si podemos hacer las pases? Total, son las que van a estar conmigo mientras dure mi vida. Yo sé que ahora parece demasiado, pero con el tiempo todo pasa. Nada permanece. Y sé perfectamente, que esto va a quedar como una anécdota. Agradezco la enseñanza que me da la vida. Me siento afortunada, dichosa de poder aprender de los pasos que voy dando. Sé que son los primeros de muchos. Pero también sé, que si sigo dispuesta a recibirlas abiertamente, con la calma de que por algo pasan, no voy a poder perderme por tanto tiempo. Siempre, pero siempre, me voy a volver a encontrar. Porque me quiero, porque me valoro y porque sé que si no soy yo, no va a ser nadie. Hoy no escribo esto desde un lugar triste, no. Melancólico diría yo. Me quedo con una parte de un libro maravilloso que leí:
«La palabra melancolía puede sonar dramática, pero a veces es la más ajustada. Es cuando te sientes a la vez un poco feliz y un poco triste», decía el relato.
«A veces feliz porque estaba descubriendo que la vida está llena de nuevos comienzos. Que puedes perder cosas importantes que dejan vacíos inmensos, pero que en tu mano está tomarlo como un espacio libre para otras cosas nuevas que pueden llenarte incluso más.»
- NN.
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