#mira que yo no me hago cargo de las biblias

[mesientotanamada]

Cuando eres fiel en lo poco, yo te bendeciré en abundancia

Esta última semana ha sido una semana extraordinaria.

Mientras escribo esto estoy feliz, contenta, agradecida, bendecida.

Hace años, Dios empezó su plan conmigo; yo no sé qué es lo que quiere Dios de mi, no se cuál es Su voluntad, no sé lo que me reserva para mañana. Pero sé que está conmigo y que sus planes son siempre, siempre, siempre mejores que los míos.

Tengo miles de temas sobre los cuales escribir, pero hoy quería ser rápida y centrarme en una cosa que me ha hecho cambiar la visión de mi vida y de mis comportamientos en esta última semana. 

Hace un par de meses tomé una importante decisión que tiene que ver con llevar de manera santa y sana mi noviazgo. Lo hice por mi, por mi novio, por hacer las cosas bien entre los dos, solo con el objetivo de tener una relación cristiana fundada en el respeto y el amor. 

Además, hace un par de semanas decidí firmemente cambiar mi comportamiento, intentando ser mucho menos quejica de lo que soy, buscando siempre ver la parte positiva de las cosas. Lo hice con el fin de mejorar mis relaciones y de ser mejor persona, no siempre con cara de enfadada, sino más agradecida y viviendo con más paz y tranquilidad.

Pues, esta semana han llegado varias noticias maravillosas que estoy segura al cien por cien que provienen de Dios. Y no solo: estoy segura de que son una bendición.

Antes de recibirlas, tuve una conversación con el sacerdote de mi parroquia, que me contó como Dios bendice a las personas que Le son fieles en lo poco. En la Biblia hay muchos versículos que hablan de ello:

“Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace.” (Santiago 1:25)

Si hago las cosas de la mejor manera, Dios me bendice.

Vale, es fácil decirlo, pero creerlo cuesta más. 

Pues, el lunes pasado recibí la noticia que me querían para actuar en un evento - por si alguien no lo sabe, canto. El martes, me llamaron de una televisión de mi Región para hacer una entrevista en un programa. Y el miércoles, me llamaron del Ayuntamiento de mi ciudad para grabar un concierto. Ah, premisa: llevaba meses sin cantar. 

Me quedé alucinada: tres días seguidos, tres noticias maravillosas. Al recibir la tercera, me di cuenta que lo que estaba pasando no era normal. Era extraordinario. Y el único que hace cosas extraordinarias es Dios.

Y el sábado por la noche en la Eucaristía entendí que estas tres bendiciones - porque lo son - no son un simple regalo. Son la demostración que si hago las cosas bien, si intento ser mejor persona, Dios me premia. 

“Su señor le respondió: <¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!>” (Mateo 25:21)

Estos regalos no tienen nada que ver con mis cambios; no tienen que ver con mi noviazgo, o con mis quejas o mi comportamiento. Dios quiere simplemente demostrarme que Él es fiel. 

Que si yo hago las cosas bien, Él lo ve. Dios ve que intento mejorarme, que intento hacer las cosas como Él me enseña, y por eso me bendice. 

Solo puedo decir gracias y seguir intentando mejorar cada día más, para poder ser la mujer que Él quiere que sea.