Tumgik
#ninguna pregaria
Text
Bajo la lluvia
Sí, tal vez sea un chico normal, una persona común y corriente. No tenía muchos amigos, solo los suficientes. A los que le contaba sus secretos, con los que iba a fiestas. Después de todo, solo a ellos los tenia
El se había quedado completamente solo. No confiaba en casi nadie, mucho menos en las chicas.
No desde esa noche trágica.
15 de mayo del 2017
—¿Estas seguro de esto hermano?—dijo mi hermano que se encontraba a mi lado.
El era una niño rubio, delgado y muy extrovertido, era 3 años menor que su hermano mayor.
—claro que sí, Nathan—dije seguro de mi respuesta. Ese era el nombre de mi hermano—, confía en mí
Nosotros íbamos caminando por el bosque en plena lluvia, ya era tarde, si no lo encontraba ahora, tal vez no podría encontrarlo nunca.
—Vamos, Nathan—dije, con un tono autoritario
—ok
Mis ojos se iluminaron cuando en mis ojos apareció la gran cabaña.
—¡La encontré! —exclamé, ilusionado. viendo la gran cabaña que se encontraba frente a nuestros ojos.
—wow, impresionante—dijo mi hermano—. ¿aquí es donde vienes con tu enamorada?
Abrí mis ojos como platos. ¿Como mierda sabía este renacuajo que tenía enamorada?
—¿Qué? —respondí, incrédulo.
—Pues tu henamorada—respondió.—No soy un niño al que le puedes esconder cosas, hermanito.
Wow, 13 años y ya sabe de estas cosas. Como quisiera haber sido como él. Estaba seguro que lo estaba mirando con cara de admiración.
—Vaya, Nathan—soné sorprendido.—Me sorprendes—le di una mirada divertida.
El bufó y juntos nos hacercamos a la puerta de la cabaña.
—Bueno, aquí te quedas tu, Nathan—me encantaba su nombre, por eso siempre lo llamaba así. Me dio una mirada molesta.
—¿Es en serio? —preguntó. Si que sonaba molesto.
—Sí, es enserio—no es que no quisiera que viera a mi henamorada. Simplemente quería privacidad con ella. Sobre todo por que íbamos a hacer algo que un niño no puede ver ni escuchar.
—Esta bien—farfullo y se sentó en un barco de madera que estaba fuera de la cabaña.
—Oye, mañana te relagalaré algo que has estado pidiendo desde el comienzo de año—le reconforté recordando ese regalo que le había comprado para navidad hace unos días. Ese juego que él mencionaba cada que podía. Ya me tenía harto.
Él se giró rápidamente hacia mí con sus ojos fulgurando un destello incandescente.
—¿En serio? —preguntó emocionado
—Si, Nathan
—Yeahhhh. Gracias hermanito—respondió aún más emocionada. Me abrazó fuertemente y se sentó otra vez en ese banco de madera.
—Bueno—comencé a decir.—No te muevas de aquí que vuelvo en unos minutos—es fue la última mentira que le dije a mi hermano.
Yo me adentré a la cabaña rápidamente. Todo estaba oscuro. El olor a café recién hecho inundó su nariz. No le tomó importancia, a ella le gusta mucho el café después de todo, al igual que mí. Nos tomábamos un vaso diario por lo menos. Seguí caminando por el pasillo y me encontré con unos pétalos de rosas tirados en el piso. Conducían hasta más adentro, a un cuarto. Debajo de la puerta se veía como la luz escapaba levemente. Se escucha a una música muy romántica. Ahí estaba ella, estaba seguro.
Como quisiera haberme equivocado...
Abrí la puerta rápidamente... Sí, ahí estaba ella. Lo malo era que... no estaba sola.
Un chico estaba encima de ella besándola apacionadamente. Los dos parecían divertirse tanto que no notaron mi presencia hasta que tocí fuertemente, a propósito claro.
.
Ella me miró, luego el sujeto me miró. Ínfimos segundos después, lo dos se separaron rápidamente, quedando en diferente hemisferios de la cama. Aún recuerdo su mirada. No había el más mínimo remordimiento ni culpa. No dijo nada, simplemente se quedó mirándome hasta que yo me dirigí al sujeto sentado al sur de la cama. Cuando me di cuenta ya lo tenía en el piso, yo estaba encima de él, cometas interminables caían en su rostro. Escuchaba cómo ella gritaba que me detuviera, pero yo solo hacía caso omiso a sus plegarias. Estaba infundido en ira, la sangre me estaba hirviendo más de lo que necesitaba. Mis puños no dejaban de destruir su rostro. Yo le seguí pegando hasta que mis nudillos comenzaron a doler. Cuando me di cuenta del aspecto de su rostro. No lo reconocía. Estaba completamente lleno de moretones, dos bolas no dejaban que se vieran sus ojos.
Me levanté rápidamente y ni bien lo hice, ella se acercó rápidamente para atenderlo.
—Espero que seas feliz—le dije y salí de ahí lo más rápido que pude.
No entendía nada. ¿Por que? ¿Por qué me había hecho esto? ¿Acaso la traté mal? No lo entendía.solo quería salir de ahí.
Dando zancadas por todo la sala de la pequeña cabaña se dirigió a la puerta para poder salir de ese lugar. De un portazo despidió a la “soledad” de la cabaña y la luna y las estrellas le dieron la bienvenida.
—Bueno, nos vamos Nathan...—se giro para poder ver a su hermano, pero había un problema. No estaba ahí. Un miedo indescriptible lo invadió en ese momento. ¿Dónde estaba? ¿Se habrá aburrido y por eso se habrá ido? ¿Lo habrán... No era capaz de terminar esa pregunta. No podía pensar que eso fuera posible. No quería que eso fuera posible...
Dejando de pensar en eso. Me dispuse a correr por el bosque gritando.
—¡Nathan! ¡Nathan!—ninguna respuesta. Seguí corriendo por todo el bosque desesperado. El corazón me mattillaba de miedo. La sangre corría por mis venas sin capacidad de detenerse. Me sentía impotente, sin capacidad de hacer algo. Mi hermanito estaba solo a mitad de noche. Y to eso había pasado porque yo quería darle una sorpresa a mi enamorada, y al final el sorprendido fui yo. Seguí corriendo, mis piernas ya no querían responderme pero entonces escuché un ruido cerca de ahí.
—Herma... Hermano... —escuche que alguien tartamudeaba dolo a unos pasos de mí. Me acerque para poder verlo bien. Era mi hermano. El está ahí tirado como una basura sin ningún tipo de compasión. Todos su cuerpo estaba lleno de heridas y moretones. ¿Qué era eso? No lo entendía. ¿Lo habían atacado?
—Nathan... ¿Qué pasó?—pregunté preocupado.
—Hermano... Él... —tosio sangre.—El de los ojos rojos... Él...—volvio a toser.
—¿El té hizo esto? —pregunté. La sangre me hervía en este momento.
—Hermano... Él...—no puedo terminar la frase porque se escucho otra voz.
—Si, yo le hice eso... —dijo esa voz fría e indiferente. Me diré hacia atrás para poder ver de donde provenía la voz pero no había nadie. Comencé a buscar por todos lados tratado de encontrar a la persona que hacía sonar esa voz. No había nadie.
—No encontrarás a nadie, niño... —volvió a decir la voz.
—¿Dónde estás? ¿Por qué no te muestras? —pregunté molesto.
—Estoy más cerca de lo que crees, niño—dijo riéndose ligeramente. —Que lindas manos que tienes—comentó, divertido.
Yo agache mi cabez para poder ver mis manos. En ese momento toda mi visión se volvió carmesí. El olor a óxido invadió mi nariz dejándome doblemente desconcertado. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué hay sangre en mi manos? Yo... ni siquiera lo toqué. El miedo que me había invadido antes se intensificó aún más. No podía entender lo que estaba pasando. ¿Una ilusión? Sí debe ser eso una simple ilusión causada por el trauma de ver a mi hermano medio muerto en un bosque.
—Te aseguro que esto es muy real—comentó la voz como si me estuviera leyendo la mente. ¿No era una ilusión? —Ja, ja, ja. No, niño. Esto es muy real—repitió riéndose ligeramente.
Comencé a temblar—¿Quié... Quién eres? —pregunté tartamudeando.
—¿En serio quieres saber eso, niño?—preguntó.
—Sss...—no pude terminar esa ínfima palabra.
—Lo sabía... —dijo sonando decepcionado.—Nos vemos en otro momento, niño—se despidió.
—No, espera—no se por qué pero sabía que ya se había ido.
Seguí sin entender que estaba pasando. Esa voz me sonaba muy familiar, no sabía dónde ni cuándo la había escuchado, pero... Se parecía a...
—Hermano... Por favor—tosio—ayúdame...
—Tranquilo, Nathan yo te llevaré a un lugar seguro—lo agarré para levantarlo y ponerlo en mi hombro.
Corrí por todo el bosque buscando la salida. Tenía que llevarlo a un hospital lo más antes posible. Estoy seguro que no le queda mucho tiempo... Luego de unos largos minutos corriendo, encontré la salida del bosque. Nos encontrámos con una vía de autos, al otro lado se veía otra entrada hacia el bosque. No sabía para dónde ir. Este no era el lugar por donde entramos. Mierda. No sabía que hacer. Mi hermano se estaba medio muriendo y yo aquí con una enorme impotencia sin poder hacer nada. Maldita sea. ¿Cómo fui tan estúpido para traer a mi hasta aquí? No debí haberlo traído. Debí haberlo dejado jugando en casa con mi computadora. ¿Por qué? En ese momento una intensa lluvia se hizo presente mojando todo a nuestro al rededor.
Caí sobre mis rodillas, sosteniendo aun a mi hermano.
—Aaaaaahhhh...—comence a gritar. Lágrimas rebeldes se escaparon de mis ojos, dejando todo mi rostro mojado—Por favor... Alguien... Ayúdennos... —suplique entre sollozos a la calle vacía.
Respondiendo a mis pregarias. Una luz alumbró la calle donde yo estaba. Una enorme esperanza me invadio y me volteé para ver que era. Era una camioneta que se dirgía hacia mí. Mis ojos brillaron esperanzado de que sea alguien bueno quien me pueda ayudar en esta situación. La canioneta se detuvo frente a mi y un hombre alto y delgado salió de esta.
Me miró preocupado—Oye, ¿estas bien?—odiaba que hicieran esa pregunta en momento tna obvios.
—No...—respondí fríamente—Ayúdenos, por favor... Mi hermano... él...—sus ojos cayeron en mi hermano que estaba descansando en mi hombro. El se acercó y lo cargo para meterlo en la camióneta. Sí, tenemos esperanza, podremos sobrevivir. Después de unos minutos el sujeto volvió hacia mí con una mirada triste, lágrimas se escapaban de sus ojos. El sujeto se quedó ahí mirándome sin poder decir nada.
No me digas que...
El se acercó a mi y apoyo su mano en mi hombro como si me estuviera reconfortando.
No, no, no...
—Lo siento, amigo... —se disculpó. Sabía que lo que quería decir.
En ese momento todo mi mundo cayó. Mi corazón se destruyó más de lo que ya estaba. Mi cuerpo comenzó a temblar mucho más. Mi corazon martillaba sin poder detenerse. No, no, no... No podía creer que esto estuviera pasando, no quería creer que esto. Mi hermanito, mi único y pobre hermanito. Él no había hecho, él no había molestado a nadie, él... él... era solo un niño... ¿Porqñ qué? ¿Por qué no se quedó en casa? ¿Por qué lo tuve traer aquí? Todo esto es mi culpa. Yo lo traje aquí. Yo le dije que me acompañara. Yo le dieb que lo protegería. Yo... Yo soy el culpable...
—Aaaaaahhhh... —comence a gritar desesperado sosteniendo mis sienes—¡Nooooooooooo! Mi hermanito. ¡Nooooooooooo! —grite y grite. El sujeto me dijo que me tranquilizara pero yo no lo escuchaba. Solo podía pensar en mi hermanito y la corta vida que tuvo por mi culpa. Entonces el sujeto me jalo del brazo y abarcó mi cuerpo con sus brazos. En ese momento me tranquilicé un poco. Su abrazo se sentía tan reconfortante, tan pacifico. Ahí en eso brazos me sentía tan vulnerable pero a la vez tan protegido. Es increíble como una sola persona te puede dar tanta paz con tan solo un simple acto. Como si una gran coraza de titanio estuviera abarcando tu cuerpo por completo. No sabía lo que era pero se sentía tan bien.... No quería soltar estos brazos nunca... No quería dejar de sentirme protegido... No quería seguir siendo vulnerable...
Y ahí bajo la lluvia. Mi vida destruyó, mi mundo cambió, yo cambié. Ahí bajo la lluvia ya nunca más supe qué hacer...
0 notes