Tumgik
#pues... aquí viendo como pasa la vida x)) jajaja & tú que tal? :)
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Destino pt4
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Hice mis cuentas al mejor estilo Pidge y en el anterior capitulo me equivoqué, el fic no tendrá 6, sino ocho capítulos. 
Es un poco más largo que los otros, pero estoy tratando de compensar porque no podré escribir hasta el domingo/lunes.Lo lamento. Por favor no se olviden de mí en el entre tiempo!
También vi que algunos se ofrecieron a ayudarme con la traducción. Se los agradecería eternamente. Cuando esté más cerca del final seguramente voy a precisar su ayuda para que traduzcan la mitad de algún capitulo. Tampoco quiero explotar a nadie jajaja 
Por ultimo, encontré un fanart que es P.E.R.F.E.C.T.O  para el próximo capitulo, se los dejo aquí a modo de spoiler:  X
Saber el futuro definitivamente podía volver paranoica a una persona.
Pidge admiraba a Keith por guardar tantos secretos dentro de él y aun así seguir con su vida como si todo fuera normal. ¿Cuántas cosas realmente sabía sobre el futuro? ¿Qué tal si había visto a  una criatura interdimensional del tamaño de mil planetas comerse a la tierra? ¿Cómo podía mantener aquella actitud desinteresada? ¿¡Cómo no se estaba volviendo loco?!
Además del estrés post traumático de la guerra y un corazón roto, ahora Pidge también debía lidiar con la ansiedad de saber exactamente lo que ocurriría; y eso no era todo. Luego de meditarlo por días, la chica había llegado a la conclusión de que lo peor de toda la situación no era conocer el futuro, sino la incertidumbre de no saber cuándo pasarían las cosas. Sí, seguro, su amigo le había dicho “pronto”, quizás semanas, o tal vez meses. Pero no había nada de preciso en eso.
Los primeros días Pidge creyó poder manejar la situación. Si Keith era capaz mantener esa fachada de “todo está en orden”, entonces ella sin dudas también podría, ¿Cierto? Pues estaba en enorme error. A medida que las semanas pasaban, Pidge sabía que en cualquier momento Lance y Allura oficializarían su relación, y la expectativa la estaba matando. Si pudiera encerrarse en su laboratorio a calcular el día y hora exacta en la que eso ocurriría, sin dudas lo habría hecho hace tiempo…. Pero la ciencia y matemáticas no podían ayudarla en esa situación.
En cada comida, cuando veía a Allura y Lance sentarse uno al lado del otro, ya no solo eran celos los que la invadían, si no también una punzada de culpa. Y no era como si pudiera hablar con Keith al respecto. Cada vez que intentaba cruzar miradas con él, su amigo estaba comiendo sin prestarle atención al mundo que lo rodeaba, o hablando con Shiro y Hunk. “¿De qué sirve tener a alguien que sepa lo mismo que tú sobre el futuro si el desgraciado no va a ni siquiera mirarte?”  Pidge realmente no podía comprender como el muchacho podía estar tan aparentemente tranquilo. Para ser sincera, no esperaba que Keith la consolarla cada vez que Lance y Allura se reían en complicidad, pero ¡Diablos! Al menos podía hacer una señal para demostrarle que sabía cómo se sentía. Un poco de empatía, eso era todo lo que necesitaba Pidge. Ignorar que habían tenido esa conversación solo la hacía sentirse aún más paranoica ¿Qué tal si todas aquellas horas de insomnio finalmente le habían provocado alucinaciones? ¿Qué tal si se encontraba en una alucinación en ese preciso instante? Al fin de cuentas tendría sentido porque ¿Por cuál otro motivo nadie más se había percatado de que Lance estaba prácticamente pegado a Allura? Si Pidge activaba su cinismo, podía adivinar que hasta estaban tomados de manos debajo de la mesa ¡Vamos! ¡No podía ser la única en notarlo!
Su mano, que hasta ese momento había estado aferrando la cuchara con una fuerza excesivamente innecesaria, finalmente la soltó con violencia, dejándola caer en la sopa. El violento movimiento captó la atención de todos los presentes.
Genial.
-Pidge… ¿Ocurre algo?
La voz sorprendida de Allura fue la primera en hacerse oír... La voz de la preciosa princesa alienígena Allura. Pero sobre toda las cosas, la voz de su amiga Allura.
Pidge levantó la vista del plato y le sonrió. Nadie parecía creerle aquella actitud súbitamente relajada. Si estuviera alguno de sus padres presentes ella sabía a la perfección que la confrontarían al respecto. Sin embargo estaba Shiro, quien ocupaba básicamente el mismo rol. De hecho podía sentir la mirada penetrante del hombre, analizándola y juzgándola en ese momento.
-Estoy distraída.- Explicó Pidge.-Necesito dormir más.
-¡Es lo que venimos diciéndote hace meses!- Esta vez fue Lance quien intervino.- ¿No es así, Hunk?
El muchacho de ojos azules buscó la aprobación del ex paladín amarillo, quien estaba en el proceso de tragar su comida, por lo que solo se limitó a asentir con solemnidad.
-Y tienen razón…- Respondió Pidge levantándose de la mesa, tomando el plato de sopa en el proceso.- Es por eso que me iré a dormir una siesta ahora mismo.
Sin decir otra palabra se retiró del salón, mientras podía oír a Hunk murmurar “¿Pidge nos acaba de dar la razón?” Esa frase sola le bastó para entender que su amigo se estaba percatando de más cosas de las que aparentaba saber.
Sus sospechas fueron confirmadas dos días después, mientras ambos trabajaban en el laboratorio. Hunk se ocupaba de ayudar con la creación de una barrera protectora para la Tierra. Ese era uno de los proyectos más grandes en los que actualmente estaba trabajando el cuartel Garrison. Pidge se suponía que debía colaborar también, pero se estaba permitiendo ocuparse de su proyecto personal.  La chica podía notar como Hunk la miraba de reojo cada dos minutos, y sin dudas estaba comenzando a resultar un tanto molesto, en especial porque la distraía de su prototipo de Rover 2.0.
-Pidge… Creo que algo te pasa.- Declaró Hunk finalmente, alejando la silla de su mesa para darle su completa atención a su amiga. – Antes estabas raramente depresiva. Ahora solo estas.... rara.
-En primer lugar, no se cual es esta obsesión de todo el mundo por preocuparse por mí. – Con un suspiro lleno de frustración, Pidge imitó a su amigo y alejó su asiento de la mesa para mirarlo a los ojos. Colocó una mano en su cadera, mientras en la otra aún sostenía los cables. Muy dentro de su cerebro sabía que esa era la posición habitual de su madre cada vez que los regañaba a Matt o a ella. -No es como si no hubiera notado que faltaste tres días la semana pasada al trabajo. ¿Pero caso te molesto al respecto? No. Porque sé que lidias con tus propias cosas, como todos.
El muchacho alzó las cejas, un tanto sorprendido por aquel súbito cambio de actitud, y Pidge enseguida sintió una oleada de culpa. Si de alguien no podía quejarse, era de Hunk. Un tanto avergonzada, se aclaró la garganta como para distraerse de lo que acaba de decir, y volvió a enfocarse en Rover 2.0.
-Disculpa- Susurró arrepentida, sin poder mirarlo a los ojos.- Pero no sé porque lo dices. No es como si estuviera haciendo algo raro ahora mismo.
-Bueno….para empezar estuve viendo tu configuración de Rovet 2.0-Comenzó explicando con calma el chico.
-¡Hunk!
-Son solo códigos Pidge, no es como si hubiera visto tu diario íntimo – “Lo cual ya es hecho en el pasado”, pensó Pidge pero decidió no comentarlo en voz alta.-… como sea, estuve viendo la programación y estas modulando individualmente el gendocam. ¡Individualmente!
-¿Y? Tú lo haces todo el tiempo.- Se defendió la chica, sin evitar sentir que le acaba de fallar a su futuro robot.
-¡Porque soy yo! Tú haces las cosas distintas y más complicadas. Es tu estilo.
-En primero.- Dijo Pidge, apuntándolo con los cables en su mano izquierda.- No le digas complicado a lo que simplemente es ser precavido, y en segundo…. Estás alterándote tú solo.-La ex paladín verde volvió a acercarse a su mesa, dispuesta a proseguir con el trabajo.
-Pidge. Modulaste. Individualmente. El. Gendocam. ¡Eso es… es…!
-¡Inaceptable!
En un instante Pidge apretó con más fuerza los cables y Hunk se olvidó de regañar a su amiga. Ambos voltearon para ver como Lance estaba apoyado en el marco de la puerta, negando con aire de solemnidad que todos bien sabían, era fingido.
-¿No lo estás modulando doblemente?- Prosiguió el muchacho exageradamente, llevándose una mano al corazón.- Pidge, lamento decirte esto, pero eres una deshonra para tu familia.
Ella simplemente respondió poniendo los ojos en blanco y dándose la vuelta para seguir con sus cosas. Hunk, por su parte, rió por lo bajo. Pero aun así le dio una mirada de desconfianza a su mejor amigo.
-¿Qué haces aquí, Lance? Creí que le tenías fobia al laboratorio.
Esta vez fue Pidge quien rió, y sin apartar la vista del robot, alzó una mano para que Hunk chocara los cinco con ella, gesto que él no dudo en corresponder, sonriéndole burlonamente a Lance.
-Ja, ja, que chistosos.- Contestó el chico, ingresando al laboratorio y desplomándose en la primera silla que encontró. Para desgracia de Pidge, era la más cercana a ella. –Vengo a rescatarlos de este penosamente aburrido sitio para invitarlos a mi humilde habitación y jugar….redoble de tambores.- El mismo Lance comenzó a golpear sus piernas para crear expectativa.- ¡“Killbot Phantasm veinte, El retorno de la oscuridad”!
La cara de Lance irradiaba felicidad, mientras aguardaba ansioso por la respuesta de sus amigos. Hunk, que aunque disfrutaba de jugar esporádicamente videojuegos con ellos, no entendía la fascinación por aquella franquicia.
-¿Escuchaste, Pidge? Nos viene a rescatar.- Comentó el chico cruzándose de brazos y dándole una mirada divertida a su amiga.
-Oh, es nuestro héroe.- Acotó ella en tono monótono pero con el atisbo de una sonrisa burlona.
-¡Oh vamos, Pidge! ¡Creía que sabías apreciar este juego!
Okey, eso parecía una ofensa hacia su persona. Pidge soltó los cables con suavidad, se quitó los guantes y con un aspecto intimidante clavó sus ojos en Lance.
-¿Apreciar el juego? ¡Sin mí ni siquiera sabrías que es! –Explicó Pidge, sumamente afectada por la declaración de Lance. Killbot Phantasm era algo suyo en primer lugar, y si no lo hubiera obligado dos años atrás a comprarlo en aquel centro comercial espacial,  él jamás hubiera sabido que existía, ¿Y ahora se atrevía a decir que no sabía apreciarlo? Era una insolencia sin precedentes.
-¡Genial! Entonces los espero después de la cena en mi habitación.
Lance se levantó con aire triunfante y Pidge sintió el peso de las conciencias sobre ella. Había caído en la trampa más tonta del mundo. Primero modular individualmente el gendocam, ¿Y ahora esto? Wow, sin dudas no paraba de caer cada vez más bajo.
-Bien hecho Pidge.- Comentó con ironía Hunk, negando para sí mismo, mientras volvía a focalizarse en su trabajo. –Deberías ir tu sola. Nunca fui bueno en Killbot Phantasm.
-De eso ni hablar. Vienes conmigo.  –Le exigió la chica, observado de reojo como Lance abandonaba del laboratorio con una sonrisa que se extendía de oreja a oreja. De repente se sintió un poco desconsiderada. Seguro, ella no quería estar sola con Lance ni en un millón de años... pero obligar a Hunk a ir parecía injusto.- Claro… si no tienes problema con eso. Sé que a veces prefieres estar solo.
Hunk nunca había sido fanático de la soledad. De hecho, aun cuando trabajaba en silencio durante horas, Pidge siempre estaba allí, avanzando con sus propios proyectos…. Pero como todos, su amigo estaba sufriendo a su modo la post guerra. Algunos días necesitaba estar todo el tiempo junto a los demás, abrazándolos o cocinándoles galletas… otros prefería apartarse un poco de la multitud y salir a tomar aire fresco por su cuenta.
-¡Estoy bien! –Antes de que ella pudiera replicarle, Hunk se apresuró a completar la frase.- Okey, quizás no bien. Pero creo ser capaz sobrevivir una noche de videojuegos contigo y Lance. No te preocupes tanto.
Pidge alzó una ceja y una sonrisa burlona se dibujó en sus labios. Su amigo tardó unos segundo en entender a que se debía ese comportamiento hasta que finalmente lo comprendió. Con un rostro inexpresivo se alejó de Pidge para volver mirar la pantalla con todos los planos de la barrera protectora.
-De acuerdo, tú ganas. Eso fue bastante hipócrita de mi parte. Prometo dejarte en paz.
-No seas tonto, no serías mi amigo no te preocuparas por mí, Hunk.- Explicó Pidge con una enorme sonrisa, mientras se colocaba los guantes nuevamente.
Las horas pasaron más rápido de lo le hubiera gustado. Antes de darse cuenta estaban cenando. No había podido hacer mucho después del trabajo. Al no quedarse tiempo extra por primera vez en meses, Pidge tuvo algunas horas libres que decidió utilizar para ayudar a su madre en la supervisión de la construcción de las nuevas viviendas. Resultaba un tanto tedioso a su gusto, pero al menos pudo cumplir su promesa personal de pasar más tiempo con su madre. Sin embargo luego de eso se dio cuenta que apenas tenía tiempo para ducharse antes de comer. Su plan de pasar a ver como andaba Matt tendría que esperar al día siguiente.
-¿Saben que es lo mejor de esto? Podemos usar los enchufes terrestres. Nada de raros y complejos aparatos para conectar un videojuego.
Lance parecía sumamente animado por esa noche. Pidge y Hunk lo seguían de cerca, caminando por los pasillos del Garrison. Ya casi todos estaban yendo a dormir, pero allí estaban ellos, detrás de su amigo, sin ser capaces de negarse a su petición de jugar videojuegos. Honestamente, más allá de esos estúpidos sentimientos dentro de ella, Pidge añoraba aquellos momentos. Los tres habían empezado juntos la aventura de Voltron, y ahora, años después, aquí estaban. Aún amigos, aun siguiendo a Lance en cada plan que se le cruzaba por esa mente hiperactiva.
-No sé de qué te quejas. Yo fui la que debió reprogramar y unir un montón de cacharros en el castillo para que ese videojuego funcionara. –Comentó Pidge mientras saludaba con un asentimiento a algunos científicos que se cruzaron en su camino.
-Soy una persona empática. Tu dolor es mi dolor. –Lance volteó la cabeza para mirar a Pidge y regalarle un guiño cómplice. La chica apartó la vista inmediatamente, rogando que su cabello despeinado tapara cualquier posible rubor.- Y créeme, realmente sufrí mientras te veía unir todo esos cables.  Por un momento pensé que moriría de aburrimiento.
Pidge recordaba a la perfección como Lance se negaba dejarla sola mientras construía el equipo necesario para poder conectar y jugar Killbot Phantasm. Ella había intentado decirle que era inútil, a fin de cuentas no podía colaborar en nada… pero Lance era persistente. Se había negado a dejarla trabajar en eso sola. “No me parece justo estar divirtiéndome por ahí mientras tú tienes que quedarte aquí, armando esta cosa.”   “¿Y que pasa si para mí esto es divertido?” “En ese caso tendrás el doble de diversión. Armar el equipo y además estar conmigo.”
Por supuesto Lance se había terminado aburriendo a los cinco minutos. Pero aun así no aceptaba la idea de irse de allí hasta que Pidge terminara. Ni aunque fuera tarde, ni aunque ella le dijera que no podría hablarle mientras trabajara porque eso la desconcentraría demasiado. Él se quedó allí por horas, hasta que finalmente  Pidge dio los últimos toques y conectó el videojuego. Cuando en la pantalla apareció el logo de Killbot Phantasm, ambos comenzaron a gritar de alegría, dando saltos por toda la habitación. Keith fue el primero en aparecer para decirles, en el tono más intimidante posible, que cerraran sus bocas porque el resto del castillo intentaba dormir. Pidge no recordaba con exactitud como había sido la conversación, pero Lance y Keith discutieron un rato hasta que, en aquel entonces paladín rojo, se retiró del cuarto luego de que ella prometiera que no gritarían más.
Aquella vez, aunque ambos estaban exhaustos, jugaron tres partidas de Killbot Phantasm en las que dos ganó Pidge, y la tercera dejó ganar a Lance.
Hace años que no jugaban videojuegos. Por un motivo o por otro no parecían encontrar el tiempo.
-Sean bienvenidos a mi humilde cuarto.- Dijo Lance mientras hacía una pequeña reverencia, indicándoles que podían entrar.
Hunk fue el primero en ingresar, seguido de cerca por Pidge, quien había decidido no alejarse ni un segundo del ex paladín amarillo.  No confiaba ni en ella, ni el Lance, ni en la situación.
Lo primero que observó fue una habitación desordenada… o mejor dicho una habitación a la que habían intentado ordenar rápidamente pero el trabajo había quedado por la mitad. Personalmente Pidge no podía quejarse, su cuarto estaba mil veces peor que eso. Pero Hunk, una persona sumamente ordenada a quien le gustaba perfumar su ropa y jamás dejarla en el suelo,  no dudo en mencionarlo.
-Oh dios, tengo flashback a nuestros días como compañeros de cuarto en el Garrison. Veo que tus costumbres no han cambiado.
-¡Oye! No es justo. Mis sobrinos se enteraron del videojuego y decidieron invadir mi cuarto para intentar vencerme en una partida. –Contestó ofendido Lance, haciendo a un lado la ropa sucia y los envases de soda vacíos, en su camino hasta le mesa de luz donde Killbot Phantasm se encontraba.
-¿Y como terminó eso?- Pregunto con una pequeña pizca de curiosidad Pidge mientras tomaba asiento junto a Hunk frente a la televisión.
-Lo importante es que gané experiencia, ¿De acuerdo?
Hunk ni siquiera intentó contener una risa burlona, y Pidge no fue capaz de quedarse callada tampoco. La idea de Lance, un muchacho de casi veinte años, quien había luchado y ganado contra el Imperio Galra, perder con sus sobrinos de trece era demasiado bueno para ser verdad.
-¡Las nuevas generaciones son mejores con la tecnología!-Se justificó Lance mientras prendía la televisión y el logo de Killbot aparecía en la pantalla.
Pidge y Hunk cruzaron miradas burlonas antes de volver la atención a Lance. Pidge no sabía cuánto había extrañado aquellas pequeñas interacciones con ellos dos hasta ese momento.
Lance se dio vuelta, y su silueta se dibujó gracias a la luz del videojuego a sus espaldas. Llevaba un control en cada mano y una sonrisa desafiante en los labios.
-¿Hacemos piedra papel y tijera o…?
-No es necesario.- Declaró Pidge. –Pueden empezar ustedes.
-¿Tienes miedo de estar fuera de práctica, Pidgey?- La interrogó Lance con un tono de soberbia, a lo que ella no dudo en contraatacar.
-No importa si voy primera o ultima, Lance.  Creo que todos sabemos que te voy a destrozar, como siempre.
Hunk parecía visiblemente incomodo en esa situación, probablemente porque sabía que de una u otra forma él sería el peor jugador de los tres. Lo más seguro era que se sintiera en medio de dos tiburones sedientos de sangre. Pero Pidge no le estaba prestando su completa atención. La sonrisa que Lance le estaba dando en esos momentos había apartado cualquier pensamiento racional de su cabeza. A primera vista parecía la típica sonrisa burlona de su amigo… pero había algo más…algo dentro de Pidge le decía que Lance estaba realmente feliz de volver a pasar tiempo con ella. Una sensación cálida invadió su cuerpo y se encontró devolviéndole el gesto. El momento, sin embargo, se vio interrumpido abruptamente cuando Lance decidió tomar asiento al lado de la chica, causando que, casi por acto reflejo, ella se levantara de un salto y se sentara en la cama del muchacho. Hunk y Lance intercambiaron miradas confundidas.
-Si ustedes van a jugar esta partida creo que es mejor que tengan más lugar ¿No? Yo me quedaré aquí por ahora.
Ninguno discutió la lógica de Pidge y Lance le entregó el control numero dos a Hunk para luego apretar inicio.
Pidge observó en silencio la mayor parte de la partida, riéndose de los comentarios de sus amigos y apoyando a Hunk, aunque todos sabían que lo más probable era que perdiera. Sin embargo, lo que resultaba innegable era que su amigo realmente se esforzó hasta el final, y para sorpresa de los tres, acabó solo dos puntos debajo de Lance.  Pidge se dejó caer desde la cama hasta el piso,  y tomó el control de la mano de su amigo declarando dramáticamente que lo vengaría. Hunk no parecía realmente afectado por su derrota, pero le divertía toda la situación, y ella disfrutaba verlo de esa manera. Por unos segundos podían olvidar las miserias de la guerra y concentrarse en ser adolecentes normales, por más imposible que eso fuese.
Cuando fue su turno, Pidge se sentó estratégicamente lejos de Lance, para que su presencia no la distrajera de ninguna manera. Antes de empezar la partida, el chico quiso convencer a Hunk que lo apoya a él, pero su amigo declaró que no tomaría bandos… y que si llegaba  hacerlo probablemente estaría con Pidge, porque ella estaba intentando salvar su honor.
Cuando Lance presionó el botón de inicio, todos los pensamientos y emociones que la chica podría haber tenido durante esas semanas se extinguieron de repente. Toda su atención estaba en ganar la partida. En esos años sin dudas había perdido algo de práctica, pero el espíritu competitivo estaba intacto.  Sus movimientos eran algo lentos y quizá esos controles eran diferentes a los del castillo, pero si algo la caracterizaba era su rapidez para aprender y adaptarse; y sin dudas tenía que ponerlo en práctica cuanto antes, porque Lance era un oponente formidable.
Quince minutos después, Pidge reclama su victoria, y con esta, el honor de Hunk, estando seis puntos arriba de Lance, quien no había dudado en pedir un desempate.
El tiempo pasó inesperadamente rápido. Los tres rieron, gritaron, comieron, se burlaron de Lance, y simplemente pasaron un rato excelente entre amigos.  Cuando Pidge miró la hora se sorprendió al ver que eran los tres de la mañana. Era un milagro que nadie hubiera tocado la puerta para callarlos. Sin dudas habían estado riéndose a carcajadas por horas.
-¡La próxima deberíamos invitar a los demás! No sé cómo Shiro podría jugar por… ya saben, ese brazo robótico... ¡Pero aun así! –Declaró Hunk, poniendo los envoltorios de comida en una bolsa mentiras Lance extraía el Killbot.
-Sí. Quiero que  Keith juegue esto. Debe ser muy gracioso verlo estresarse con un videojuego.-Concordó Pidge, parándose y comenzado a estirarse.
-De hecho…- Respondió Lance aguantando la risa tras el comentario de Pidge.- Quería estar solo con ustedes esta noche.
Hunk y Pidge cruzaron miradas enseguida.
-Oh Lance, ¡Es muy tierno de tu parte, amigo! – Hunk se llevó una mano al corazón y sus ojos se llenaron de lágrimas. A diferencia de Lance, Pidge sabía que aquella actitud no era una broma. El ex paladín azul había tocado una fibra sensible.
-Si… bueno. Es que quería hablarles de algo.
La sonrisa de Pidge se fue borrando muy lentamente mientras su cerebro se reactivaba luego de haber estado adormecido por tantas risas y comida chatarra.
-No se alteren pero…
Oh no…
-Hay algo que vengo guardando en secreto desde hace tiempo….
No. Por favor, no lo digas.
-Allura y yo estamos saliendo.
Y lo dijo.
Ni Hunk ni Pidge pronunciaron palabra durante unos cuantos segundos. Pidge no necesitaba procesar nada. Había sabido que ese momento llegaría hacia muchas semanas…. Pero aún así escucharlo decirlo decirlo en voz alta le provocaba un dolor inexplicable en el pecho.  Se reprochó aquellas emociones y hasta envidió el inesperado y asombroso control de Keith. Ella no podría lograrlo ni en un millón de años. Por el momento simplemente se obligó a concentrarse en no llorar, y rogó que Hunk fuera el primero en romper el silencio.
-¡Increíble! Ya sabía que algo pasaba entre ustedes dos pero… ¿Hace cuánto que…?
Las voces parecían lejanas. Pidge solo podía describir aquel sentimiento como aturdimiento. Cuando creyó que había llegado su turno para emitir una opinión puso su mejor sonrisa y declaró estar feliz por ellos.  Hunk la miró de reojo y ella no supo cómo tomarse aquel gesto de su amigo, pero decidió que lo meditaría  cuando llegara a su cuarto… algo le decía que a fin de cuentas no podría conciliar el sueño por un largo rato.
En el camino de regreso Hunk parecía querer preguntarle algo pero no encontraba las palabras adecuadas. Por su parte Pidge estaba sumergida en un océano de pensamientos y emociones encontradas. Apenas fue capaz de saludar a su amigo cuanto llegaron a su cuarto.
Una vez sola en los pasillos desiertos del Garrison, Pidge arrastró los pies hasta su cuarto. ¿Realmente estaba feliz por ellos? Si Allura y Lance se hacían bien mutuamente y querían estar juntos ¿No debería alegrarse por ellos? La ex paladín se sorprendió sintiéndose a gusto con la pareja. A fin de cuentas, más allá del dolor inmenso que cargaba dentro de ella, esos eran sus mejores amigos…. Lo que solo la llevaba a experimentar una culpa horrenda. No había salida. El futuro se estaba cumpliendo y ella aún no podía encontrar la manera de ser feliz en todo ese desastre. De hecho, lo peor de todo era que no sabía cómo ninguno de los tres podría hallarla. Si solo fuera ella… pero Pidge sentía que, consigo, estaba arrastrando a todos a una vida miserable.
La primera lágrima cayó por su mejilla cuando llegó a la puerta de su cuarto. Tragando saliva con dificultad, la chica se apoyó contra la pared y se dejó caer. No quería entrar y ver el tablero sin la foto. No quería pensar más en Lance, Allura o en el futuro.
-Idiota…- Murmuró.- Prometiste no llorar más por Lance.
Pidge respiró con dificultad. Odiaba romper una promesa. Al fin de cuentas, la persona con quien siempre podría contar era ella misma. Si comenzaba a romper las promesas que se hacía, entonces… entonces no tenía a nadie. Estaría completa y definitivamente sola.
-¿Dijiste Lance, Pidge?
El movimiento violento que hizo al levantar la cabeza le provocó un dolor que le recorrió todo el cuello.  Pero eso no era nada comparado con lo que sintió al ver el rostro lleno de amargura de su hermano frente a ella.  
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