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el desorden de mi escritorio me ha consolado estos días, será porque casi todo son memorias recientes, como detalles que decoran mi presente. Chucherías que me motivan, siento que puedo reiniciar, abrir puertas y ventanas para mi. Posibilidades escondidas, tiradas para explorar.
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Lo normal es que mantenga ordenado, pero este desorden me hace sentir bien
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El bonito separador que perdí, lo recuperé y por dos. Buen capitalismo que me da sustitutos. Mi última compra en Kinokuniya
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Los últimos días han estado llenos de tantas cosas de las que podría hablar, pero en lugar de eso he dejado que se acumulen en un extraño sentimiento de vacío. Pero chance sólo es porque me enfermé, y ese malestar me provoca no hacer nada. Si descanso me da pila para hacer una tarea en específico. En fin, escribir de cómo no he podido escribir de tantas cosas que podría haber escrito ya abrió una pequeña grieta en ese sentimiento vacío. Es probable de a cachitos saque esas cosas.
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Estoy 99% segura de que perdí el separador que acompañó mi primer libro en Tailandia. Fue de mis primeras compras en Kinokuniya, y porque se deslizaba muy fácil de entre las páginas, lo cuidé bastante mientras leía el libro; pero al terminarlo, recuerdo que me dejó de importar tanto.
El camino de regreso de Samui fue de los más enredados, tal vez se quedó en el cuarto, o en el ferry, o a la deriva en el mar… en fin, era un bonito separador.
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Hace poco me llegó una notificación de que este blog cumplía 10 años de creado. Nunca lo usé. Mas que para una materia en la universidad, que me pedía registro de algunas visitas o algo así. Eliminé lo que había y cambié el nombre. Lo único que permanece es la foto de portada y de perfil. Pero tengo la tentación de reiniciarlas también. Es un extraño debate en mi cabeza que me sucede con lo digital, el pasado y lo que significa en mi presente. Completamente innecesario.
Creo que dejaré las fotos originales, y lo ahogaré de cositas del presente.
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Con tres aeropuertos, dos aviones, varios camiones, muchos coches, no sé cuántos pasos, y un buen libro de aventura, siento que estoy siendo fiel a todo lo que sentí la primera vez que vi The Secret Life of Walter Mitty.
Sobre todo he estado escuchando el soundtrack en Ko Samui, escribo esto escuchando Step Out. Todavía nos faltan unas cuantas cosas que empacar, mañana salimos 6:45 de la mañana y decimos adiós a nuestros días en la isla.
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Acabo de terminar “Scattered all over the earth” de Yoko Tawada. Terminé de leerlo en el restaurante del hotel, con mi hermana y cuñado, a quienes no veía hace casi tres años, sentados frente a mí. La madera de los muebles, el calor tropical, la brisa del mar, la inmensidad del océano… estar en medio de una isla, en medio del golfo tailandés, en medio de la vacación de tantas personas… es un final cursi, que aparte coincide con el último día de nuestra visita a Ko Samui.
El libro habla de todo lo que me gusta, y lo resume en una palabra: lenguaje. La maravilla que siempre logra emocionarme.
Vaya coincidencia de lectura, de encuentro y de viaje para saborear todo junto.






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