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oda a ti (?) primer borrador

Eres un explorador de mundos, un viajero que crea su propio mapa.

Eres un péndulo que oscila entre la certeza y el despeñadero.

Y nada detiene tu paso errante.

¿Hay algo de lo que te hablen, que tu ojo no haya indagado ya?

Siempre recibiendo a los que llegan del infierno. Con música nueva, con el hombro dispuesto.

Que te haces chiquito y susurras cosas al oído. Con tus dichos pierdes a cualquiera, pero encuentran caminos que no sabrían buscar.

¿Habrá algo de lo que no quieras saber?

Vas de sueño en sueño, siendo cada vez un híbrido más extraño.

Y solo puedo concluir que no quieres morir, aún estás buscando algo.

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Otra vez de noche.

¿Recuerdas que me sentía en riesgo? Ya no lo estoy...

Ahora te pienso diferente. No sé cómo describirlo pero pareciera que lo hago todo el tiempo, es como si te contemplara a la distancia: Tus ideas, tus formas, tus maneras...

Ya no siento que pueda... enamorarme de ti...

Como usualmente, ese jueves salí del infierno y te invité a un plan improvisado disfrazado de consejo. El sábado celebraríamos el cumpleaños de mi amiga en un bar en una de las colonias más fresa-nacas de la ciudad.

Nos quedamos de ver en tu sitio favorito: la gran esquina; y partimos en tu moto hacia allá. Muchos tragos. Baile. Coqueteo. Nos besamos. Incluso un breve pero amargo episodio de discriminación... de esperarse por los prejuicios de la gente "blanqueada" sobre la apariencia.

Ya medio enfiestados acompañamos a los demás al depa donde pasarían la noche y nos encaminamos a dejarme a mi casa.. pero casi como un plan macabro, de pronto te dije que no quería llegar y entre dimes y diretes, acabamos, esta vez sí, en un hotel.

O es que ya lo estoy?

Las probabilidades del sexo eran del 40% o menos. Pero al ver el jacuzzi... bueno, hubiera sido un desperdicio. Nos besamos.

Entre charlas extrañas, caladas, abrazos, más besos y caricias, me encaraste y me pediste ser claro. Y de la manera más concisa que pude, te pedí tres cosas: Conservar tu amistad, estar contigo, y saber que para ti iba a ser tan especial como lo estaba siendo para mi. Así como no eres cualquier putito, no soy cualquiera de tus pendejos. Fui presa de ti, depredador.

Sentí tantas cosas al mismo tiempo que no podría decir que antes experimenté algo igual o parecido. ¡Y ni siquiera me estabas tocando! Me sentí un adolescente inexperto otra vez que no me la creía.

Y sin ser más explícitos, después dormí rodeado por tus brazos. Es decir, lo poco que logramos dormir fue tan cálido, tan íntimo.

Nos fuimos al amanecer, y bueno, no hay mucho que contar después.

Es como si fueras el hombre de mi vida.

A menudo escribo sobre ti, supongo que es mi manera de expresar todo lo que me haces sentir.

Cada vez me concilio más con la idea de que no somos tan compatibles ni estamos disponibles ni dispuestos para tener algo medianamente parecido a una ""relación más allá que la amistad afectuosa"". Y lo respeto.

Pero definitivamente ya no te veo como a cualquier hombre.

Querido diario.

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Venga, que las palabras no llegan! Pero los sentimientos a flor de piel...

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Me siento inspirado como para escribirle una carta al amor de mi vida aunque aún no sepa quién es.

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Perdidos en la noche.

Desde hace mucho, o tal vez nunca, había tenido una cita como esa; nos vimos en el centro, caminamos hasta el cine local, vimos la cartelera y partimos al bar.

Más que a un bar, me llevaste a una cantina tan desconocida para mi como lo era el cine al que yo te llevé. "Ay, wow, una cervezota!". Hablamos de nosotros, de las ex-parejas, de los amantes, hasta de mi educación cristiana y de la traición a tu clase, en tus palabras. Nos besamos.

Me sigue causando gracia que estábamos buscando quién nos pagara la cuenta a cambio de una sonrisa.

Cuando salimos de ahí la plática fue igual de amena a pesar de mi visión borrosa, mi ligera falta de equilibrio y tu pasón de yerba. Por unas horas sentí que estaba conociendo la ciudad en la que he vivido toda la vida. Contigo.

Volvimos al cine y miramos la película. Nos besamos. Luego la comentamos como si estuviéramos en un club, jaja. A decir verdad nunca había llegado tan lejos con alguien... ¿o estoy exagerando?

Prolongamos la partida así que llegamos al "punto" más grande de la ciudad, esa gran esquina donde cada dealer es un potencial transgresor de otras leyes. Nos besamos otra vez.

Y después de una fallida y patética propuesta de terminar la noche en un hotel, tomamos juntos el metro hacia el norte de la ciudad y cada quién siguió un camino diferente: tú a la fiesta de los músicos y yo a casa.

La despedida fue tan absurda como rápida, un torpe apretón de manos y un "hasta luego" más falso que la actuación de la protagonista blanca. Pero no podía ser de otra manera.

Esa noche pensé mucho en ti y en el esfuerzo que hago por mantener una charla interesante.

Cuando estoy contigo me siento libre.

Cuando estoy contigo me siento es riesgo.

Querido diario.

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Recuerdo cuando era diferente, cuando era lo que la gente llama "inocente"... a veces me pregunto si era mejor no saber...

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Nguyen Cong Tri - Collection AW2017

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William Moll. 9. Interbreverías personales.

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Trágueme la tierra

Ahogue mi corazón en toneladas de tierra.

Apague el sonido de mi voz.

Bórreme de la memoria de todos ellos.

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Que vinieron mis demonios y me atacaron de madrugada. Me arrastran. Me comen. Susurran a mis oidos "Tú no puedes"...

Me toca sufrir. ¡Sufre, sufre, sufre!

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Me preparé meses para la despedida. Adivinen quién salió con el corazón (o el ego?) roto...

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the language of averted eyes

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Es cierto que la esperanza es lo último que muere, y debería ser motivo de alegría: más allá hay algo mejor. Algo igual de cierto es que durante el camino mueren sueños, mueren ilusiones; eso en realidad duele: arranca lágrimas.

Es hora de actuar por fe.

La promesa del sol después de la tormenta debería saciar la tristeza, ¿y qué se supone que haga? ¿Dejar de llorar? Aún estoy en la tormenta. Supungo que es válido. Es humano.

Es hora de actuar por fe.

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Ahora estoy listo para decirlo: también te quiero.