¡Hey! Soy Cassandra Nielsen. Seguro has escuchado de mí, o me habrás visto en tu televisor alguna vez. Actualmente vivo en Carousel, así que si necesitas una tacita de azúcar, o lo que sea, mi apartamento es el E9ºD
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Pues, la verdad es que no. Pero tal vez puedas encontrar a alguien con ese apellido en la lista de gente que viva aquí --Sugirió ella, aunque algo cortante. Su intención era deshacerse de la chica a como de lugar, con la esperanza de que esta se olvidase del tema rápidamente.- Como sea, te veo luego --Se despidió con una falsa sonrisa.--

{...}
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Vamos, Pongo, despídete --Soltando un poco la cadena, Cassandra dejó que el perro fuera donde la chica.--

...
Observó al animal y volvió a acariciarle entre las orejas mientras este movía el rabo felizmente.— Menos mal que hay personas que se preocupan por los animales. Nos veremos más a menudo espero, Pongo.
#con#c: maya#lamento la demoraaa; ayer se me fueron las ganas de rolear por no poder estar en lo de los retos u_u
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Pues, a veces la gente no se da cuenta de lo que uno hace por ellas. Vamos, Hen, cambia esa cara.
Pues hoy...
No ha sido tan buen día. Un paciente le ha faltado lanzarme la silla a la cara cuando le estaba tratando. ¿Acaso a la gente le cuesta tanto reconocer que necesitan ayuda?

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¿Qué? --musitó ella, algo confundida por lo que el chico acababa de hacer. Al darse cuenta de que la pantalla había girado y ahora se encontraba de la manera correcta, ella sonrió.-- Oh... Bueno, gracias. Creo que esto es mucha tecnología para mí --agregó, en tono bromista.--

No, no. —Dijo el castaño acomodándole el teléfono a la persona que se veía confundida.— Ya, ¿ves? Es fácil. —Volvió a sonreírle devolviéndolo a su dueño.
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Ella se encontraba tomando el sol relajadamente, y las palabras del caballero que se recostó en la hamaca de al lado le llamaron la atención.-- ¿Quién es Flora? --preguntó un tanto curiosa.--

¿Qué tan loca puede llegar a estar esa tal Flora? Está buena pero… —Hizo una mueca, mientras se dejaba caer sobre una de las hamacas de la piscina.
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¿Quieres unas monedas? --preguntó, en tono bromista, cuando pasó al lado del muchacho, viendo cómo tocaba la guitarra de una manera ávida.--
{x} —"And we could be together baby as long as skies are blue, you act so innocent now, but you lied so soon. When I met you in the summer”— El hombre estaba ahí, sentado en el pórtico de su nuevo edificio, en realidad no tenía ganas de encerrarse en su departamento, ya había acomodado sus cosas y solo quería ver como la gente pasaba, de acuerdo a su monótona vida, mientras el se limitaba a tocar ciertos acordes en su guitarra.
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Son unos simples edificios, no creo que tengan problemas de tuberías y no es necesario un valet parking... Y si no sabes cuál es tu apartamento, te puedo ayudar si quieres --respondió ella, con un leve encogimiento de hombros.--
”De acuerdo, he de admitir que esperaba algo más…” hizo un ademán con su mano, buscando la palabra correcta. “Adecuado, algo más amplio que dos edificios que seguro tendrán problemas de tuberías, esperaba un… valet parking, y además alguien que me indicara mi apartamento, porque por lo que se, estoy perdido.”
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¿Cuál es tu apartamento?

Oh no, no,no, no
Creo que deje las llaves dentro de mi departamento… ¡mierda!
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Después de una entrevista de trabajo, la castaña se encontraba de regreso en los edificios. Pasando de largo, la voz de una chica llamó su atención. Con el ceño fruncido, la escuchó atentamente. ...Alguien con el apellido Dubois? Aquella frase se quedó en su metno por unos segundos. Sus dotes de actuación salieron a reluciar en ese momento. Con una sonrisa, y negando con la cabeza, respondió:-- No, lo siento, no conozco a nadie con ese apellido --Había mentido. Si aquella muchacha la buscaba a ella por drogas, o por algo así, era mejor mantenerse aislada.--

{...}
No tenía mucho que había llegado pero trataba de acostumbrarse a ello, si quería saber algo sobre su padre no podía quedarse en el departamento. La castaña salió temprano para caminar un poco, quería descubrir, conocer y simplemente saber que tenía ese lugar tan especial. Caminó por horas sin obtener respuesta, veía poca gente en realidad pero necesitaba preguntar para ser verdad. La mujer se recargó en un árbol, hasta que vio alguien pasar por lo que se acercó. —Disculpe, lamento molestar pero ¿Cree que conozca alguien con apellido Dubois?— preguntó, su mirada de fijo en la de la persona esperando obtener respuesta positiva.

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Puede que tal vez sea un gato callejero --musitó la castaña cuando vio la situación en la que se encontraba la muchacha.-- ¿Tiene placa? --preguntó.--
#001
¿Para qué tienen animales si no los cuidan? —mascullé liberando al felino que se encontraba desconforme con mi repentino agarre, lo que él no sabía era que eramos dos en la misma situación. —En el pasado solíamos llevarnos bien— murmuré finalmente.
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La castaña tenía la costumbre de salir temprano a cualquier cosa que estuviese relacionado con su trabajo. Y aquella mañana no era la excepción. Saliendo de su apartamento, fue directo al ascensor. Habían pasado un buen par de minutos y el elevador seguía indicando que se encontraba el piso diez. ¿Qué era lo que estaba pasando? Ella negó con la cabeza. No quedaba más que ir por las escaleras... Hasta que unos golpes la hicieron regresas.-- ¡¿Hola?! --exclamó, preguntándose a sí misma si es que había sido su imaginación, o si en serio había alguien dentro.-

[...]
Maldita sea… —Maldijo a la par que daba un golpe en la puerta del ascensor. Hacía cinco minutos que aquel trasto había decidido pararse en mitad de cualquier piso sin la posibilidad de dejar salir a Jack. Éste se encontraba nervioso y agobiado por la situación. El teléfono no tenía cobertura y al parecer ningún vecino estaba escuchando sus golpes.— ¿Hola? ¿Alguien ahí? —Gritó una vez más a la par que se dejaba caer en el suelo y respaldó su espalda en una de las paredes. Ya funcionaría en algún momento o algún vecino se daría cuenta.

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Sinceramente, no creo que ningún perro sea irritante o aburrido, y menos que se pase el día durmiendo --comentó ella, soltando una leve risa.-- ¿Ah, sí? ¿Y qué raza es? --preguntó la castaña, un tanto curiosa por saber.--

...
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Uhm, gracias por decirlo. Soy Cassandra, por cierto, y si Pongo te vuelve a molestar, o lo encuentras por ahí, estoy en el E9°D. Que tengas un buen día. --la chica aseguró la cadena del perro mientras se levantaba, no sin antes brindarle una sonrisa al chico, que parecía estar en otro mundo.--
...
Veía a la nada realmente, preguntándose dónde demonios se había metido su hermano, simplemente esperaba que no estuviera haciendo ninguna tontería y si la estaba haciendo que no estuviera sólo. Alzó las cejas un poco, algo sobresaltado por escuchar la voz de la mujer, no esperaba que siguiera ahí. Negó con su cabeza y se encogió de hombros—Para nada, pero parece que no ha comido mucho—

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Bueno, tienes algo de razón. 101 dálmatas es mi película favorita, y siempre quise un perro, así que le puse así en honor al perro de la película --la muchacha encogió los hombros, mientras que sus labios se curvaban en una tenue sonrisa.-- Tres años, masomenos. Lo rescaté de un refugio de animales, pero el veterinario me dijo que tenía aproximadamente esa edad.

...
Supongo que eso cuenta. —Encogió sus hombros con indiferencia.— Vaya, originalidad mucha no eh… —Aquello lo dijo en tono bajo, pero no le importaría tampoco si la joven le escuchaba.— Pongo, entendido. ¿Qué tiempo tiene?
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Cassandra Nielsen-Dubois → 25 → E9ºD → FC: Meghan Ory.
❝We all want to be big stars, but we don’t know why and we don’t know how. Mr. Jones - Counting Crows.❞
Descripción psicológica:
Cassandra es un constante vórtice de contradicciones. Así como puede contarte hasta la travesura que su perro hizo el día anterior, también puede ser la persona más reservada del mundo. Unas veces puede querer hacer una fiesta de dos semanas y media, y otras puede ser la persona más aburrida del mundo. Simplemente es así. Aunque eso no quita que, cuando quiere, y cuando se lo propone, puede ser una cosa a la vez.
Con una simple sonrisa, o con una pequeña broma, la castaña puede alegrarse el día. No hace falta mucho para ponerla de buen ánimo, así como no hace falta mucho para que ella logre alegrar a los demás. Es un pequeño rayo de sol andante.
Además de eso, la muchacha es más terca que una mula. Cuando tiene algo en mente, es la persona más insistente del mundo. Claro, si aquella causa es factible. Por el contrario, si lo que propone tiene una meta inalcanzable, no lo hace. Es de las personas que prefieren retirarse, si saben que van a perder. Por otro lado, suele ser algo nerviosa en lo que a su vida personal respecta; cuando se toca el tema, la muchacha responde frases cortas, o simplemente cambia el tema radicalmente, haciéndote olvidar qué era aquello que estaban hablando. Para algunos, eso es una especie de don.
Historia
La familia de Cassandra nunca fue un tanto normal. La relación de sus padres nunca fue duradera; más bien efímera y circunstancial, o al menos así fueron los primeros años de vida de Cassandra. Su padre viajaba constantemente, y por un par de años los señores estuvieron distanciados, y hasta se divorciaron. Aquello no duró mucho, puesto que cuando a castaña ya tenía diez años, sus pares volvieron a contraer matrimonio. Sus hermanos y ella estaban felices. La familia volvía a estar unida de nuevo. Pero ninguno de ellos se imaginó que un cáncer letal mataría a su padre meses después de reunidos de nuevo. A pesar de todo, ningún miembro de la familia Nielsen-Dubois supo que el patriarca tuvo una relación con otra mujer, y fruto de aquella relación, tienen una hermana perdida.
La pérdida fue dura para todos, pero más para la madre de Cassandra. Su felicidad se había ido al tacho, y aquello era algo que la pequeña vivía día con día. Y tenía que hacer algo. Tenía que alegrar a su madre, tenía que hacerle ver que ahora, lo mejor en su vida, eran ella y sus hermanos. Y de alguna u otra manera lo hizo. Desde los doce años, la niña descubrió que alegrar a la gente era demasiado fácil. No solo con hacer bromas, sino con cantar y actuar. Y así fue como la morena descubrió la pasión que la llevaría a la bancarrota: La actuación.
Estando con diecisiete años, su vocación la definía. Todo la identificaban como la actriz de la escuela, y ya había sido fichada por varias escuelas reconocidas de Suiza, y algunas otras de Europa. Después de terminada la secundaria, logró conseguir una beca en una prestigiosa escuela de artes escénicas, en donde su amor por la actuación fue creciendo. Ni los muchachos más adinerados, ni los más talentosos, ni los más guapos, pudieron alejarla de lo que en verdad le interesaba, y aquello fue una característica esencial para que la muchacha, ya con veintiún años, fue elegida como protagonista de una gran telenovela.
Los primeros años fueron perfectos. Logró hacerse un nombre en la televisión suiza, y la gente la reconocía a cada lugar que iba. Pero así como hay cosas positivas, también hay cosas negativas. La gente con la que se rodeaba no era buena, y la fueron arrastrando a un vicio que no la dejaría por un tiempo: la cocaína. Línea tras línea era consumida, día tras día la morena caía más y más abajo. Y con ello, su reputación en la televisión. Los productores que una vez le dieron una oportunidad, ahora le cerraban las puertas, y ella solo obtenía pequeños roles y papeles recurrentes en diversas series locales; nada importante comparado con lo que era antes.
Gracias a la ayuda de sus hermanos, y con un encierro por voluntad propia, la chica de ahora veinticinco años ha logrado dejar atrás aquel vicio que la perseguía, y ahora trata de seguir adelante con su carrera actoral. Viviendo sola, aún tiene miedo de recaer en aquello que le quitó todo.
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Lo sé, lo sé, pero él sabe quién es su dueña, y siempre regresa a mí --respondió ella, ladeando una pequeña sonrisa.-- ¿Oh, él? --preguntó en tono divertido, mientras le acariciaba la barbilla al animal.-- Pongo, como el perro de 101 dálmatas.
...
Igualmente… —Se puso en pie, dejando que el animal fuera hasta su dueña.— Cualquiera podría habérselo llevado, o perderse, o sufrir un accidente. Hay que tenerlos adiestrados si los llevas sin correa, o bien atados y vigilados. —Encogió los hombros y observó a la mujer.— Está bien. ¿Cómo se llama?
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--La chica volteó a ver por el balcón a las cafeterías que le indicó la chica. Riend de manera confundida, respondió:-- Eh... ¿Te refieres a la primera que me señalaste?
No me mires así...
Oh, entonces confusión mía. ¿Ves esa cafetería de ahí en frente? Pues la tienda de al lado, en esa cafetería los brownies son horribles, es la tienda de al lado -vuelve a repetir Henar bastante divertida.
#con#c: henar#no; lo que pasa es que#quería etiquetar la convo; bur pensé que era un apodo y entré al blog y no encontré el nombre xd#por eso preguntaba c:#hola cosita c:
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