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—Suponiendo que me quede aquí porque me “impiden” marcharme —dijo Starscream ante el silencio que se apoderó de la sala. A Darkwar le fastidió mirarlo inspeccionarse los dedos con aire arrogante. —¿Luego qué? ¿Me tendrán prisionero? Eventualmente la búsqueda de esos “Sweeps” los conducirán hasta ustedes... ¿No dices que quedan pocos?
—Nadie ha reportado que se busca a un Seeker exactamente —dijo Mindmaster casi con aburrimiento.
Eso era bueno, no el hecho de que, tal y como el Comandante decía, Darkwar no tenía una idea muy clara de qué hacer con él. Podían intentar retenerlo. ¿Pero qué harían después? No podrían contenerlo para siempre. La otra opción era quitarle la vida, lo que no debía costarle mucho trabajo porque lo había hecho antes con cientos de mecanoides. El hecho de que fuera Starscream no tenía por qué suponer una diferencia radical... Pero lo hacía. Verlo ahí, frente a ellos, era más que impactante, era increíble.
—Dependes tanto de nosotros ahora mismo como nosotros necesitamos que permanezcas aquí hasta que...
—¿Hasta que qué? —le interrumpió el maldito. Darkwar entrecerró los ópticos debajo de su visor. —Ilumíname, Darkwar... Ayúdame a entender porque estoy empezando a aburrirme. —Los rondó como ave de presa, mirándolos a todos a los ópticos. No le importaban en lo más mínimo los rifles alzados hacia él o el campo energético de Heavystorm ondeando con furia y amenaza.
Starscream era un personaje enigmático y peligroso.
—Espera hasta que la emergencia cese, entonces podrás irte —dijo Darkwar seriamente, ignorando las miradas de sus compañeros aéreos y de los otros Seekers.
Carajo... ¿Si no querían que se largara entonces qué maldición deseaban? ¿Matarlo? Darkwar los invitaba a intentarlo. Estaba seguro que Starscream tenía los reflejos suficientes para acabar con más de la mitad de ellos antes de caer. Si es que caía.
—Esperar —repitió el Comandante con enfado. De nuevo su voluble personalidad hacía de él un mecanoide insoportable. —¿Y cuánto será eso? Tengo cosas que hacer.
—Un convertidor de energon —dijo Shadowbird. —¿Vas a decir que esas cosas incluyen algo más que beneficio propio?
—¿Me culpas por preocuparme por mi integridad y mi supervivencia? —siseó Starscream a su vez, regresando a la sala, donde tomó un cubo rompecabezas que le pertenecía a Dust. —Pues lamento romper tu burbuja, porque la construcción de ese convertidor sí beneficiará a alguien más que a mí. De donde yo vengo Megatron ni mis congéneres Decepticons están muertos... Por desgracia —añadió después en un susurro que pareció más una pose que un verdadero lamento.
Pero, de nuevo, Darkwar no quiso apostar a nada seguro al desconocer todo de ese mecanoide que miles afirmaban conocer y nadie realmente tenía una idea acertada, o al menos aproximada, del personaje que verdaderamente se ocultaba debajo de su fuselaje.
Podían ser dobles o triples intenciones las que Starscream mantenía de bajo perfil mientras su boca escupía las palabras que ellos querían escuchar.
—Pero está bien —dijo entonces, sin darle posibilidad a nadie de responder. —Me quedaré por este día con una condición.
—No tienes derecho a...
—Denme energon y una plancha de recarga y será como si nunca hubiera estado aquí. Después, ya veremos cómo arreglamos nuestro asunto —les dijo con una engañosa sonrisa.

Había trabajado arduamente en el desarrollo de su proyecto, oculto en su laboratorio se propuso a desarrollar un portal que le permitiera viajar entre dimensiones con la intención de investigar algunas irregularidades que había comenzado a percibir en su propio universo, si su teoría era correcta, la existencia de un sinfín de mundos paralelos era real y entre ellos miles de posibilidades; sin embargo a pesar de lo atractivo que sonaba eso, su objetivo era localizar la razón por la que su dimensión se veía afectada, algo que dio inicio de manera sutil, como olvidar detalles de situaciones comunes, lo que podría referirse a la falta de recarga; pero cuando las estructuras básicas en la relación con su líder o la situación con su escuadra aérea se vieron afectados comprendió que algo muy serio estaba sucediendo y debía intervenir antes de perder a su pequeño tesoro. Por supuesto que nadie más sospechaba de ese hecho; sus únicas pruebas eran una serie de grabaciones que mantuvo en su sub espacio por accidente, ese era el único lugar que parecía no verse afectado aún y que le permitieron resguardar la realidad que tanto añoraba recuperar.
Starscream observo la pantalla holográfica una vez más; debía asegurarse de que todo estaba en orden, los cálculos resaltaron frente a sus ópticos mientras realizaba los toques finales al dispositivo, no deseaba perderse en otro mundo, por lo que marco el suyo con un pequeño faro lo suficientemente potente para darle entrada de vuelta una vez terminada su misión. Satisfecho por su trabajo sonrió admirando su trabajo. Ahora sólo quedaba activarlo y verificar que fuese funcional, no cruzaría aún; primero experimentaría con un dispositivo automático antes de arriesgarse, quería recuperar su vida, no acabar destrozado en medio de un portal fallido.
Es ahora o nunca- Susurro activando el dron que viajaría como primer contacto.
…
Dark War maldijo su serte por enésima vez; tanto él como Mind Master y Shadowbird se hallaban en medio de una batalla contra un grupo de mercaderes que parecían creer que las alas de los jets estaban a disposición de cualquiera que quisiera reclamarlas. Dust se había quedado en casa en manos de Falling Star y la trina de Solid, había pasado más de un Cyclo orbital en el que el mecha de cromas blancos y negros había mejorado en su estado hasta el punto en el que el grupo le permitía hacer de niñera mientras salían a misiones, al parecer la presencia de la joven sparkling era benéfico para el caza de mayor edad, sin embargo Hazard, Solid y Deep Sorrow apoyaban en todo lo que podían permitiendo que Dark War volviera a trabajar con ambos compañeros aéreos, el grupo aprendió a trabajar de nuevo en equipo a pesar de la ausencia de vengala, era algo doloroso, pero necesario; sin embargo el carácter de Shadowbird había cambiado levemente desde la llegada del viejo, lo que el resto de los residentes agradeció. Llevándolos a ese punto en particular, el grupo incursiono en una zona roja en busca de un pedido, pero el encuentro más lejos de ser pacífico se topó con toda una zona de guerra cuando uno de los habitantes del lugar trato de hacerse de las alas de la femme de la escuadra.
Mind Master: Hermano la cosa se ve intensa, ¿Esta vez sí me permitirás divertirme?- Pregunto obteniendo un gesto serio de parte de su líder.
DarK War: No tenemos tiempo para diversificar MM.
ShadowBird: Ha por favor deja al loco satisfacer sus enfermizas necesidades, esos mechas no tienen perdón. Replico la voladora con un toque serio.
Un láser paso rozando su escape superior izquierdo, haciendo que volviera a cubrirse antes de mirar de frente a la fémina.
SB: ¿Y bien?- Pregunto ella, esperando una respuesta.
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Puedo ofrecerles un viaje seguro a mi dimensión, había dicho Starscream muy fácilmente. Tal vez para él era muy sencillo, venía de ese otro lugar del que Darkwar no podía imaginar nada. Y en caso de ayudarle debían también tomar esa oferta porque no podrían continuar viviendo en ese mundo. Lo arruinarían para cada elemento aéreo que se quedara atrás y fuera congénere de sub-tipo. Galvatron y sus Sweeps los cazarían y acabarían con todos como represalia, incentivados por el odio previo que tenían hacia ellos dados los eventos que, se murmuraba por ahí, habían desencadenado su resurgimiento y la extinción de Megatron.
Starscream sabía más de lo que decía. Sin duda era una mente brillante, pero también muy peligrosa. En menos de un par de horas con ellos ya había llegado a moverles el piso con promesas y esperanzas vacías. ¿Debían confiar en su palabra? ¿Y luego qué? ¿Qué harían cuando los traicionara? Porque seguro que el Comandante Aéreo no dudaría en salvar únicamente sus propias placas traseras si las cosas escalaban más allá de su control. Sólo se salvaría él mismo.
¿Y cómo debía dirigirse hacia él? Técnicamente Starscream ya no era Comandante de Nada ni Nadie y, si bien se respetaba su memoria por haber sido tan excelente combatiente aéreo, ellos no le debían ni devoción ni obediencia. Era como un fantasma corpóreo, un nombre con mucho peso como para no ignorarle, pero sin fuerza real alguna.
—¿Y qué sucedería con quienes se queden aquí? —preguntó Darkwar, callando los murmullos de los otros Seekers detrás de él. —Te ayudamos, todo sale como esperas, nos vamos contigo porque aquí nos hacemos no gratos... ¿Y luego qué? Si de donde vienes hay una vida sustentable para ti y muchos Decepticons más, ¿qué diferencia hacemos en tus planes? ¿Qué nos garantiza que no nos traicionarías y nos dejarías atrás?
Y ya estaba, le había hablado no sin respeto, pero sí sin la alusión a su rango. Como imaginó, eso pareció molestar mucho al Comandante, cuyos ópticos brillaron de una manera aguda y mortal, muy astuta e inteligente, había que añadir. Su campo energético estaba electrizado. Jugaba a estar relajado sobre el sillón, pero Darkwar no desdeñaba las leyendas de ese mismo cybertroniano moviéndose de cero a mil en menos de un astrosegundo. Era tan malditamente rápido que podría intentar (o efectivamente hacerlo) asesinarlos en cualquier momento y no lo verían venir.
“Debí pedirle a Mindmaster que le pusiera un supresor de energía para ralentizarlo y anticipar sus movimientos”, pensó Darkwar con el rostro frío. Hacer eso hubiera sido cobarde, pero inteligente. Habría sido un método desesperado para una situación extraordinaria.
—¿Por qué habría de traicionarlos? —preguntó Starscream con toda normalidad. Luego miró alrededor y arrugó la nariz, enarcando un óptico. —¿No hay energon o golosinas? Creí que tratarían mejor a sus visitas.
—Tú no eres nuestra visita —siseó Shadobird. Darkwar también estaba empezando a enfadarse de ella, pero no quería envalentonar los ánimos de Starscream haciéndole creer que estaba de su lado si le decía algo a la fémina.
—Estoy empezando a creer que no te caigo bien —sonrió Starscream, mirando a Shadowbird de pies a cabeza. —Lástima, tu modelo no es especialmente desagradable a la vista.
Ese momento eligió Fallingstar para intervenir. —A lo que Darkwar se refería hace un momento... señor, es una duda muy normal. ¿Qué sucederá con los que se queden aquí?
—¿Yo qué sé? —Starscream los miró como se mira a un insecto. Darkwar estaba pasando rápidamente de la admiración al desagrado. Ahora entendía por qué todo el mundo hablaba pestes de ese Seeker. Le parecía extraño, sin embargo, que Megatron no se hubiera desecho de él durante tantos años de servicio. —Lo que ha sucedido hasta el momento, probablemente. Si son astutos sobrevivirán.
—¿Cómo? —interrumpió Shadowbird. —¿Siendo cazados en cada esquina porque tú reapareciste a destruir nuestras vidas?
Starscream suspiró con un ademán dramático y torció los ópticos. —¿Destruí sus vidas? ¿En qué aspecto? Sólo estoy haciéndoles una propuesta. Entiendo que consideren mi autoridad nula porque... —Levantó las manos y señaló alrededor, datando lo obvio. —Pero de igual manera creí que habría aunque fuera un poco de entendimiento entre nosotros. Al no ser así, —se puso de pie, —es necesario que continúe mi camino y encuentre mis propios medios.
Pero nadie se movió de la puerta para desbloquearle el camino. Darkwar, al frente de todos ellos, continuó mirándolo con desconfianza. No ser ellos quienes le ayudaran a irrumpir en el Palacio de Galvatron no los ponía a salvo, sino todo lo contrario, haría de la muerte algo inevitable e impredecible.
—Me temo que no podemos arriesgarnos a dejarte ir. Eres un peligro para todos nosotros, Starscream —dijo Darkwar secamente. —Y no estamos dispuestos a poner nuestras vidas en riesgo únicamente por tu beneficio.

Había trabajado arduamente en el desarrollo de su proyecto, oculto en su laboratorio se propuso a desarrollar un portal que le permitiera viajar entre dimensiones con la intención de investigar algunas irregularidades que había comenzado a percibir en su propio universo, si su teoría era correcta, la existencia de un sinfín de mundos paralelos era real y entre ellos miles de posibilidades; sin embargo a pesar de lo atractivo que sonaba eso, su objetivo era localizar la razón por la que su dimensión se veía afectada, algo que dio inicio de manera sutil, como olvidar detalles de situaciones comunes, lo que podría referirse a la falta de recarga; pero cuando las estructuras básicas en la relación con su líder o la situación con su escuadra aérea se vieron afectados comprendió que algo muy serio estaba sucediendo y debía intervenir antes de perder a su pequeño tesoro. Por supuesto que nadie más sospechaba de ese hecho; sus únicas pruebas eran una serie de grabaciones que mantuvo en su sub espacio por accidente, ese era el único lugar que parecía no verse afectado aún y que le permitieron resguardar la realidad que tanto añoraba recuperar.
Starscream observo la pantalla holográfica una vez más; debía asegurarse de que todo estaba en orden, los cálculos resaltaron frente a sus ópticos mientras realizaba los toques finales al dispositivo, no deseaba perderse en otro mundo, por lo que marco el suyo con un pequeño faro lo suficientemente potente para darle entrada de vuelta una vez terminada su misión. Satisfecho por su trabajo sonrió admirando su trabajo. Ahora sólo quedaba activarlo y verificar que fuese funcional, no cruzaría aún; primero experimentaría con un dispositivo automático antes de arriesgarse, quería recuperar su vida, no acabar destrozado en medio de un portal fallido.
Es ahora o nunca- Susurro activando el dron que viajaría como primer contacto.
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Dark War maldijo su serte por enésima vez; tanto él como Mind Master y Shadowbird se hallaban en medio de una batalla contra un grupo de mercaderes que parecían creer que las alas de los jets estaban a disposición de cualquiera que quisiera reclamarlas. Dust se había quedado en casa en manos de Falling Star y la trina de Solid, había pasado más de un Cyclo orbital en el que el mecha de cromas blancos y negros había mejorado en su estado hasta el punto en el que el grupo le permitía hacer de niñera mientras salían a misiones, al parecer la presencia de la joven sparkling era benéfico para el caza de mayor edad, sin embargo Hazard, Solid y Deep Sorrow apoyaban en todo lo que podían permitiendo que Dark War volviera a trabajar con ambos compañeros aéreos, el grupo aprendió a trabajar de nuevo en equipo a pesar de la ausencia de vengala, era algo doloroso, pero necesario; sin embargo el carácter de Shadowbird había cambiado levemente desde la llegada del viejo, lo que el resto de los residentes agradeció. Llevándolos a ese punto en particular, el grupo incursiono en una zona roja en busca de un pedido, pero el encuentro más lejos de ser pacífico se topó con toda una zona de guerra cuando uno de los habitantes del lugar trato de hacerse de las alas de la femme de la escuadra.
Mind Master: Hermano la cosa se ve intensa, ¿Esta vez sí me permitirás divertirme?- Pregunto obteniendo un gesto serio de parte de su líder.
DarK War: No tenemos tiempo para diversificar MM.
ShadowBird: Ha por favor deja al loco satisfacer sus enfermizas necesidades, esos mechas no tienen perdón. Replico la voladora con un toque serio.
Un láser paso rozando su escape superior izquierdo, haciendo que volviera a cubrirse antes de mirar de frente a la fémina.
SB: ¿Y bien?- Pregunto ella, esperando una respuesta.
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Pero estaba perturbado. Darkwar podía no conocer a Starscream personalmente porque jamás había tratado con él en persona en el pasado, pero no era incapaz de notar la preocupación en sus ópticos. Era tan intensa que casi podía palparla con su campo energético, lo que el otro Seeker no permitió al tener el suyo tan retraído, casi como si temiera que el contacto con ellos pudiera contagiarle de algo.
Ese era Starscream.
—¿Y qué es lo que quiere hacer ahora? —se escuchó a sí mismo preguntando, porque aunque Starscream hubiera sido su Comandante, ahora estaba en su casa, poniendo en peligro a su escuadra aérea y a cada persona que, podría decirse aunque nunca lo admitiría, le importaba.
Starscream clavó en él la misma mirada inquisitiva que minutos antes había tenido para Fallingstar y levantó la barbilla con arrogancia. Era curioso ver cómo ciertos hábitos no cambiaban aun después de la muerte, o de cualquier maldito lugar de donde viniera ese fenómeno materializado tangible ante ellos.
—Es evidente que no puedo salir de aquí sin que alguno de esos Sweeps o Enforcers me escanee y descubra quién soy.
—Tampoco puedes quedarte —intervino Shadowbird rápidamente. Starscream hizo una mueca muy característica de su personalidad cuando curveó el labio hacia arriba, enarcó también un óptico y se cruzó de brazos. —Nos meterás en problemas, quien quiera que seas.
—¿Quién quiera que sea? ¿De qué rayos estás hablando, fémina? Soy Starscream, tu Comandante Aéreo, y me vas a respetar si no quieres que...
Darkwar volvió a servir de mediador cuando se puso en medio de ambos mecanoides. Shadowbird tenía razón al querer echarlo, pero Starscream era rápido y peligroso... Subestimarlo era arriesgar la chispa vital a una muerte rápida e imprevista.
—Tú ya no eres Comandante de Nada —siseó Shadowbird a su vez. —Ese ahora es Cyclonus, y tienes razón en temer a que toda una maldita flota de Sweeps vengan por ti, porque eso es exactamente lo que harán en cuanto se enteren de tu presencia aquí, en Chaar.
—Nadie se va a enterar de nada —dijo Darkwar. La fémina lo miró con tanto fastidio como incredulidad. Starscream neutralizó su expresión y los demás no tuvieron problemas en demostrar cuán confundidos e interesados estaban en todo. —Encontraremos la manera de regresar al Comandante Aéreo al lugar del que vino y...
—No puedo regresar así como así —le cortó Starscream secamente. Sin invitación alguna, echó a andar hacia la puerta que conectaba con el interior de la casa. No le importó mucho que para hacerlo tuviera que empujar a Mindmaster de un hombro. —Si estoy aquí, es por algo, y no me iré hasta obtener lo que quiero.
—Qué raro de su alteza hablar y pensar de esa forma —siseó Shadowbird nuevamente. —Veo que no olvidó ni un poco de su egoísmo y soberbia al otro lado de... lo que fuera que lo haya traído aquí.
—Fue un puente interdimensional, ignorante —respondió Starscream con un gruñido de molestia. Abrió la puerta y entró al vestíbulo trasero. Darkwar no tardó en ir detrás de él. —Necesito energon y una refinadora portátil para transformar materia en energía ingerible. Su taller tiene algunas cosas para construir uno, pero no lo más importante.
“Y da por hecho que le vamos a ayudar. Todavía no sé cómo carajos pueda ser real... pero es él. Es él en todos los sentidos”.
Darkwar reprimió la necesidad de expulsar aire a través de sus escapes a manera de suspiro y se adelantó a Shadowbird. —¿Y eso sería?
Starscream merodeó sin interés por la sala de esparcimiento. Cuando comprobó que los sillones eran de su agrado, se dejó caer sobre uno, elevó un poco las alas, cruzó una pierna y recargó los brazos en el respaldo.
—Cyber-littah. La necesito en grandes cantidades para que el convertidor dure cientos de años sin necesidad de reabastecimiento interno —respondió como si estuviera pidiendo engex o energon de grado medio.
—Imposible —contestó Fallingstar. —Eso sólo existe en los laboratorios de investigación internos del Palacio de Galvatron.
—¿Palacio? —se mofó Starscream, echándose a reír. —¿Tiene un palacio? ¿Están diciéndome que un tipo con un palacio no ha podido ser derrotado aún por ningún Decepticon?
—Es más fácil deshacerse de uno con corona que de uno con un palacio —masculló Shadowbird al fondo.
Los ópticos de Starscream formaron dos ranuras de luz roja tan intensa y fría que Darkwar se preparó para interceptar un ataque. —¿Quieres apostar?

Había trabajado arduamente en el desarrollo de su proyecto, oculto en su laboratorio se propuso a desarrollar un portal que le permitiera viajar entre dimensiones con la intención de investigar algunas irregularidades que había comenzado a percibir en su propio universo, si su teoría era correcta, la existencia de un sinfín de mundos paralelos era real y entre ellos miles de posibilidades; sin embargo a pesar de lo atractivo que sonaba eso, su objetivo era localizar la razón por la que su dimensión se veía afectada, algo que dio inicio de manera sutil, como olvidar detalles de situaciones comunes, lo que podría referirse a la falta de recarga; pero cuando las estructuras básicas en la relación con su líder o la situación con su escuadra aérea se vieron afectados comprendió que algo muy serio estaba sucediendo y debía intervenir antes de perder a su pequeño tesoro. Por supuesto que nadie más sospechaba de ese hecho; sus únicas pruebas eran una serie de grabaciones que mantuvo en su sub espacio por accidente, ese era el único lugar que parecía no verse afectado aún y que le permitieron resguardar la realidad que tanto añoraba recuperar.
Starscream observo la pantalla holográfica una vez más; debía asegurarse de que todo estaba en orden, los cálculos resaltaron frente a sus ópticos mientras realizaba los toques finales al dispositivo, no deseaba perderse en otro mundo, por lo que marco el suyo con un pequeño faro lo suficientemente potente para darle entrada de vuelta una vez terminada su misión. Satisfecho por su trabajo sonrió admirando su trabajo. Ahora sólo quedaba activarlo y verificar que fuese funcional, no cruzaría aún; primero experimentaría con un dispositivo automático antes de arriesgarse, quería recuperar su vida, no acabar destrozado en medio de un portal fallido.
Es ahora o nunca- Susurro activando el dron que viajaría como primer contacto.
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Dark War maldijo su serte por enésima vez; tanto él como Mind Master y Shadowbird se hallaban en medio de una batalla contra un grupo de mercaderes que parecían creer que las alas de los jets estaban a disposición de cualquiera que quisiera reclamarlas. Dust se había quedado en casa en manos de Falling Star y la trina de Solid, había pasado más de un Cyclo orbital en el que el mecha de cromas blancos y negros había mejorado en su estado hasta el punto en el que el grupo le permitía hacer de niñera mientras salían a misiones, al parecer la presencia de la joven sparkling era benéfico para el caza de mayor edad, sin embargo Hazard, Solid y Deep Sorrow apoyaban en todo lo que podían permitiendo que Dark War volviera a trabajar con ambos compañeros aéreos, el grupo aprendió a trabajar de nuevo en equipo a pesar de la ausencia de vengala, era algo doloroso, pero necesario; sin embargo el carácter de Shadowbird había cambiado levemente desde la llegada del viejo, lo que el resto de los residentes agradeció. Llevándolos a ese punto en particular, el grupo incursiono en una zona roja en busca de un pedido, pero el encuentro más lejos de ser pacífico se topó con toda una zona de guerra cuando uno de los habitantes del lugar trato de hacerse de las alas de la femme de la escuadra.
Mind Master: Hermano la cosa se ve intensa, ¿Esta vez sí me permitirás divertirme?- Pregunto obteniendo un gesto serio de parte de su líder.
DarK War: No tenemos tiempo para diversificar MM.
ShadowBird: Ha por favor deja al loco satisfacer sus enfermizas necesidades, esos mechas no tienen perdón. Replico la voladora con un toque serio.
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No importaba que lo tuvieran frente a ellos, para Darkwar, al menos, seguía siendo impresionante. También continuaba repitiéndose que habían llevado al... a ese extraño Seeker con ellos porque dejarlo abandonado en un lugar tan cerca de la ciudad hubiera podido desencadenar toda una serie de desgracias que con el paso de los ciclos solares inevitablemente les hubiera alcanzado a ellos.
Era...
Sí, era Starscream.
Podía ser él porque una vez que había sucedido lo de la batalla contra Unicron no se le había vuelto a ver. Y, sin embargo, ahí estaba ahora, espabilándose luego de una rápida sesión de reparaciones en la que lo más preocupante que había saltado en el escáner habían sido sus bajos niveles de combustible en sus tanques de procesamiento.
—Está despertando —murmuró Mindmaster como si los demás no pudieran verlo. —Jeee, qué bizarro. ¿Creen en verdad que sea él? ¿Y si sólo es un loco cualquiera que se pintó de sus colores? Después de todo el tipo tiene siglos sin ser visto.
Entonces el tan misterioso Seeker se sentó y Darkwar sintió detrás de él cómo los demás se ponían en alerta. Starscream era conocido por ser tan rápido para matar como inteligente y astuto. Si bien no podía combatir contra todos ellos cuerpo a cuerpo sin ser derrotado, podría siempre planificar algo de último momento para poner su popa trasera a salvo. Así había sido siempre con Megatron, ¿no? Hasta que lo había arrojado del transbordador en el que habían escapado y todo se había ido al carajo para todos.
—¿Dónde estoy? —lo escucharon decir con esa voz rasposa y grave tan suya al tiempo que se sentaba lentamente.
—¡Sí es él! —gritó Mindmaster entonces, exaltando a más de uno dentro del taller, que convenientemente habían cerrado para impedir que nadie más lo viera.
Starscream era un asunto inconfundible. Sus colores, su fisionomía, su voz, su agudeza mental y verbal, todo estaba ahí, aunque todavía faltaba poner a prueba unas cuantas cosas y...
Oh, estaban perdidos si realmente era él. Ocultarlo de Galvatron y sus Sweeps sería tan sencillo como intentar internarse en el palacio gritándole amenazas de muerte.
—En Chaar —respondió Darkwar, mordiéndose la glosa para no decirle Comandante como el protocolo, viejo y obsoleto, pero tangible dentro de su programación militar, demandaba. ¿Qué era Starscream ahora, sino un recuerdo como ellos? —Apareciste de—
—¿Chaar? —dijo entonces el enérgico Seeker. Y pensaban que Mindmaster era rápido para cambiar de humor y ánimo de un segundo a otro. Starscream se puso de pie y dio un par de pasos sin rumbo fijo. Después fue hacia la salida, se detuvo, y regresó, dubitativo. —¿Dónde están todos? ¿Dónde está Megatron?
—Pero si es cínico nuestro querido Comandante, ¿no? —se mofó Mindmaster con una enorme sonrisa que no se distinguía muy bien entre despectiva o solamente muy entretenida. —¿Dónde lo dejó la última vez que lo arrojó al espacio para que flotara entre las estrellas? —le dijo directamente a Starscream, soltándose a reír.
Darkwar anticipó el ataque apenas a una fracción de segundo de que sucediera, y temió que si no se efectuó no fue porque él lo hubiera evitado cuando se puso en medio de ambos Seekers, sino porque el propio Starscream se detuvo a último momento, dubitativo. Era... de verdad era muy rápido. Bloquear sus armas había sido una excelente idea.
—¡Vas a cerrar ese gran hoyo que tienes por boca... quien quiera que seas! —gritoneó el Comandante. —¿De qué rayos hablas, además? Yo no arrojé a Megatron a ningún lado... aunque debería de hacerlo —añadió con un mohín muy característico de su explosiva personalidad. —¿Quién rayos son ustedes? ¡Reporten!
—Tú ya no nos das órdenes, traidor —siseó Shadowbird, adelantándose un paso por detrás del ala de Darkwar.
Starscream ladeó la cabeza y la miró como quien mira a un insecto. Bueno, en eso Darkwar estaba un tanto de acuerdo con él, pero Shadowbird era su compañera aérea y, por mucho que a veces le pesaba, estaba de su lado.
—¿Traidor? Cuida bien tus palabras, fémina, porque pueden ser las últimas —masculló Starscream a su vez. —¿Qué es este lugar? ¿Por qué no estoy en Cybertron? ¡Tú! —señaló a Fallingstar de entre todos los presentes. El Seeker blanco se tensó. —Tú pareces el más sensato de todos. Dime qué está pasando aquí.

Había trabajado arduamente en el desarrollo de su proyecto, oculto en su laboratorio se propuso a desarrollar un portal que le permitiera viajar entre dimensiones con la intención de investigar algunas irregularidades que había comenzado a percibir en su propio universo, si su teoría era correcta, la existencia de un sinfín de mundos paralelos era real y entre ellos miles de posibilidades; sin embargo a pesar de lo atractivo que sonaba eso, su objetivo era localizar la razón por la que su dimensión se veía afectada, algo que dio inicio de manera sutil, como olvidar detalles de situaciones comunes, lo que podría referirse a la falta de recarga; pero cuando las estructuras básicas en la relación con su líder o la situación con su escuadra aérea se vieron afectados comprendió que algo muy serio estaba sucediendo y debía intervenir antes de perder a su pequeño tesoro. Por supuesto que nadie más sospechaba de ese hecho; sus únicas pruebas eran una serie de grabaciones que mantuvo en su sub espacio por accidente, ese era el único lugar que parecía no verse afectado aún y que le permitieron resguardar la realidad que tanto añoraba recuperar.
Starscream observo la pantalla holográfica una vez más; debía asegurarse de que todo estaba en orden, los cálculos resaltaron frente a sus ópticos mientras realizaba los toques finales al dispositivo, no deseaba perderse en otro mundo, por lo que marco el suyo con un pequeño faro lo suficientemente potente para darle entrada de vuelta una vez terminada su misión. Satisfecho por su trabajo sonrió admirando su trabajo. Ahora sólo quedaba activarlo y verificar que fuese funcional, no cruzaría aún; primero experimentaría con un dispositivo automático antes de arriesgarse, quería recuperar su vida, no acabar destrozado en medio de un portal fallido.
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Dark War maldijo su serte por enésima vez; tanto él como Mind Master y Shadowbird se hallaban en medio de una batalla contra un grupo de mercaderes que parecían creer que las alas de los jets estaban a disposición de cualquiera que quisiera reclamarlas. Dust se había quedado en casa en manos de Falling Star y la trina de Solid, había pasado más de un Cyclo orbital en el que el mecha de cromas blancos y negros había mejorado en su estado hasta el punto en el que el grupo le permitía hacer de niñera mientras salían a misiones, al parecer la presencia de la joven sparkling era benéfico para el caza de mayor edad, sin embargo Hazard, Solid y Deep Sorrow apoyaban en todo lo que podían permitiendo que Dark War volviera a trabajar con ambos compañeros aéreos, el grupo aprendió a trabajar de nuevo en equipo a pesar de la ausencia de vengala, era algo doloroso, pero necesario; sin embargo el carácter de Shadowbird había cambiado levemente desde la llegada del viejo, lo que el resto de los residentes agradeció. Llevándolos a ese punto en particular, el grupo incursiono en una zona roja en busca de un pedido, pero el encuentro más lejos de ser pacífico se topó con toda una zona de guerra cuando uno de los habitantes del lugar trato de hacerse de las alas de la femme de la escuadra.
Mind Master: Hermano la cosa se ve intensa, ¿Esta vez sí me permitirás divertirme?- Pregunto obteniendo un gesto serio de parte de su líder.
DarK War: No tenemos tiempo para diversificar MM.
ShadowBird: Ha por favor deja al loco satisfacer sus enfermizas necesidades, esos mechas no tienen perdón. Replico la voladora con un toque serio.
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—No presiones, Shadowbird, no puedo ordenarle que se lance de cabeza al peligro si...
—Eso es exactamente lo que él quiere —rezongó la fémina tras disparar con su brazo convertido en rifle.
Mindmaster cambió la modalidad de sus rifles a torretas de metralla, se puso de pie y roció una gran porción de terreno enemigo, gritando como el demente que era. Así fue hasta que Darkwar lo tomó por el borde del ala y lo hizo agacharse justo en el momento en el que uno de los hijos de su máquina oxidada que había intentado secuestrar a Shadowbird transformó su hombro en un potente lanza-misiles y disparó contra ellos. El proyectil pasó volando por encima de las cabezas de los Seekers y fue a estrellarse detrás de ellos.
La explosión los lanzó a los tres al suelo. Mindmaster cayó sobre Shadowbird segundos antes de terminar de cara en el suelo cuando la fémina se lo quitó de encima con una patada y se volvió para verificar que Darkwar seguía con vida, o esa impresión le dio a él cuando se acuclilló y les ordenó retirarse por la barricada que se había levantado tras la onda expansiva.
—No sé por qué demonios vine con ustedes.
—¡Sí! ¡Te hubieras quedado de niñera, machot—! ¡Auhhh! ¡Aarrghh!! ¡Espera! ¡Espera! ¡No!
—Deténganse los dos, maldita sea —gruñó Darkwar, tomando a Shadowbird por el brazo para que dejara de golpear al otro Seeker y fueran ambos detrás de él. —¿Mindmaster, tienes tu configuración F-Ror12?
—¿Con quién crees que hablas, hermano? Si hasta la pregunta ofende —respondió Mindmaster una vez que los tres se detuvieron detrás de un viejo vehículo de transporte incinerado.
Los mercaderes estaban movilizándose al otro lado, pero las bioluces del suelo no traicionaban sus ubicaciones debido a la gran cantidad de humo que flotaba entre ellos y los Seekers. Darkwar estaba parcialmente desesperado porque sus radares no detectaban nada. Los miserables estaban utilizando interruptores de energía.
Muy listos.
—Yo saldré a descubierto y te dejaré la mayoría a tiro limpio —dijo Darkwar. Le fastidió mirar a Shadowbird torcer los ópticos.
—¿Y no hay un plan donde no debas ser tú el héroe?
—Si tienes uno mejor, te escucho —gruñó Darkwar a su vez.
Mindmaster sonrió. —¿Y si mejor sacrificamos a la machotrix por el bien común?
Darkwar bufó con exaspero. —Lo que sería mejor es que dejen de—
Otra explosión le interrumpió y buscó cobertura junto a los otros Seekers, que le hicieron espacio detrás de las aleaciones más duras del convoy. Pero hubo algo diferente esta vez. A diferencia de la anterior, no hubo calor, sólo ruido, chispazos de energía llenando el ambiente de estática y una luz cegadora que desestabilizó los sensores ópticos de Darkwar y le impidió ver nada más que interferencia y mensajes de error y alerta.
Ni siquiera su visor le ayudó a ver nada. “¿Qué clase de tecnología es esa?” Nueva, seguramente. El cybertroniano evolucionaba día con día en su tecnología e incluso se rebasaba a sí mismo. Darkwar se creía actualizado gracias a Mindmaster, pero su compañero aéreo estaba tan desorientado como él cuando la luz finalmente se atenuó y quedó en su lugar un silencio de sepulcro.
::¿Qué rayos fue eso? :: dijo Shadowbird mediante su transmisor.
Antes de asomar la cabeza, Darkwar escaneó con sus sistemas el perímetro y no detectó nada. Incluso los hidráulicos de los otros mecanoides moviéndose al otro lado de la pequeña plataforma estaban en silencio. “Me asomaré”, pensó, moviéndose con cautela. Asomó primero medio casco y después los ópticos, que abrió mucho detrás de su visor cuando no miró más superficie frente a él que un enorme boquete de tierra, metal, minerales y otras tantas cosas que conformaban la superficie de Chaar totalmente derretidos.
Todo estaba derretido.
Darkwar se puso de pie pese a las advertencias de Shadowbird. Frente a él había un boquete que abarcaba gran parte del vertedero Sur, que estaba en los límites de la ciudad, por lo que ningún edificio ni carretera había sido afectados aunque el sistema eléctrico se había desestabilizado un poco, según pudo notar él cuando miró de reojo la luz de algunos edificios titilando.
—¡Hey! ¡Eso es genial! —dijo Mindmaster cuando también se puso de pie y se asomó. —¿Qué acaba de pasar? ¿Nosotros lo hicimos?
—¿Te parece que nosotros lo hicimos, anormal? —gruñó Shadowbird.
Ni ellos ni los mercaderes, que para esas alturas debían estar todos muertos. Darkwar continuó mirando por largo rato, hasta que una firma brillando con nitidez y fuerza en el centro de su radar le indicó que en el centro del boquete, un par de mecanometros de profundidad, había alguien con vida.

Había trabajado arduamente en el desarrollo de su proyecto, oculto en su laboratorio se propuso a desarrollar un portal que le permitiera viajar entre dimensiones con la intención de investigar algunas irregularidades que había comenzado a percibir en su propio universo, si su teoría era correcta, la existencia de un sinfín de mundos paralelos era real y entre ellos miles de posibilidades; sin embargo a pesar de lo atractivo que sonaba eso, su objetivo era localizar la razón por la que su dimensión se veía afectada, algo que dio inicio de manera sutil, como olvidar detalles de situaciones comunes, lo que podría referirse a la falta de recarga; pero cuando las estructuras básicas en la relación con su líder o la situación con su escuadra aérea se vieron afectados comprendió que algo muy serio estaba sucediendo y debía intervenir antes de perder a su pequeño tesoro. Por supuesto que nadie más sospechaba de ese hecho; sus únicas pruebas eran una serie de grabaciones que mantuvo en su sub espacio por accidente, ese era el único lugar que parecía no verse afectado aún y que le permitieron resguardar la realidad que tanto añoraba recuperar.
Starscream observo la pantalla holográfica una vez más; debía asegurarse de que todo estaba en orden, los cálculos resaltaron frente a sus ópticos mientras realizaba los toques finales al dispositivo, no deseaba perderse en otro mundo, por lo que marco el suyo con un pequeño faro lo suficientemente potente para darle entrada de vuelta una vez terminada su misión. Satisfecho por su trabajo sonrió admirando su trabajo. Ahora sólo quedaba activarlo y verificar que fuese funcional, no cruzaría aún; primero experimentaría con un dispositivo automático antes de arriesgarse, quería recuperar su vida, no acabar destrozado en medio de un portal fallido.
Es ahora o nunca- Susurro activando el dron que viajaría como primer contacto.
…
Dark War maldijo su serte por enésima vez; tanto él como Mind Master y Shadowbird se hallaban en medio de una batalla contra un grupo de mercaderes que parecían creer que las alas de los jets estaban a disposición de cualquiera que quisiera reclamarlas. Dust se había quedado en casa en manos de Falling Star y la trina de Solid, había pasado más de un Cyclo orbital en el que el mecha de cromas blancos y negros había mejorado en su estado hasta el punto en el que el grupo le permitía hacer de niñera mientras salían a misiones, al parecer la presencia de la joven sparkling era benéfico para el caza de mayor edad, sin embargo Hazard, Solid y Deep Sorrow apoyaban en todo lo que podían permitiendo que Dark War volviera a trabajar con ambos compañeros aéreos, el grupo aprendió a trabajar de nuevo en equipo a pesar de la ausencia de vengala, era algo doloroso, pero necesario; sin embargo el carácter de Shadowbird había cambiado levemente desde la llegada del viejo, lo que el resto de los residentes agradeció. Llevándolos a ese punto en particular, el grupo incursiono en una zona roja en busca de un pedido, pero el encuentro más lejos de ser pacífico se topó con toda una zona de guerra cuando uno de los habitantes del lugar trato de hacerse de las alas de la femme de la escuadra.
Mind Master: Hermano la cosa se ve intensa, ¿Esta vez sí me permitirás divertirme?- Pregunto obteniendo un gesto serio de parte de su líder.
DarK War: No tenemos tiempo para diversificar MM.
ShadowBird: Ha por favor deja al loco satisfacer sus enfermizas necesidades, esos mechas no tienen perdón. Replico la voladora con un toque serio.
Un láser paso rozando su escape superior izquierdo, haciendo que volviera a cubrirse antes de mirar de frente a la fémina.
SB: ¿Y bien?- Pregunto ella, esperando una respuesta.
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Distress continuó llamando. Darkwar lo supo por la manera cada vez más distante del Seeker blanco de interactuar con ellos y por sus largos periodos de encierro dentro de la que había sido su habitación en los últimos días. También lo sabía porque justo después de cada llamada, lo veía salir al pasillo de la tercera planta, donde también estaba la habitación de Darkwar, y pasearse en ida y vuelta de un extremo a otro.
Estaba convirtiéndose en un fastidio. Distress no quería ayudar realmente (y si lo quería tenía una manera muy extraña de demostrarlo), de lo contrario no se inmiscuiría en esa especie de juego de orgullo y poder en el que lo único que quera era salirse con la suya porque... sólo él sabía.
Si bien Fallingstar no estaba teniendo progresos a pasos agigantados, podría decirse que estaba bien. Se energizaba a sus horas, convivía de vez en cuando con la protoforma o con los Seekers más jóvenes, jugaba cyber-drez con Mindmaster (nunca ganaba) y veía la holopantalla en su habitación. El sonido a veces llegaba hasta el cuarto de Darkwar, que se daba cuenta de lo mucho que estaba avanzando Fallingstar comparado a su propio progreso cuando había salido de prisión y hasta el más mínimo sonido lo impulsaba a querer matar o huir.
Si el Seeker blanco no quería regresar a la Estación Enforcer era una decisión correcta. Estaba en su derecho no hacerlo. De momento nadie le pediría que desalojara la casa, sino todo lo contrario. Mindmaster se veía encantado de tenerlo ahí y Shadowbird no le daba importancia. La última vez que la fémina había saltado al cuello de Darkwar había sido para dejarle a Dust todo el día e irse ella de cacería, lo que él había tenido que aceptar como pago por la misión de rescate en la que habían abandonado la casa por casi cuatro ciclos solares.
Desafortunadamente, las cosas estaban por empeorar de nuevo. Distress había dejado de comunicarse con Fallingstar para enviarle una misiva tajante al propio Darkwar en la que le avisaba que ese mismo ciclo solar estaría ahí para recuperar a su compañero aéreo. Él había estado tentado en preguntarle si con “recuperarlo” se refería a hacer lo que no había hecho al no haber asistido en persona a su rescate, pero lo había dejado pasar ignorando tanto el mensaje como la exigencia de respuesta por parte del otro Seeker.
Pues las horas habían pasado rápido y el momento se había acercado.
Darkwar estaba bajando las escaleras rumbo hacia la primera planta cuando Shadowbird le envió una transferencia corta avisándole que Distress estaba en la puerta buscándole. Él respondió que estaba en camino y se dejó llevar por un impulso muy propio de Mindmaster cuando empezó a bajar los peldaños con más lentitud para hacer esperar al otro Seeker por más tiempo. Ni siquiera pensó en devolverse para llamar a la puerta de la habitación de Fallingstar y despertarlo de su recarga.
Distress dejaría de fastidiar ese maldito día por las buenas, o lo haría por las malas.
Finalmente, después de un par de kliks innecesarios, llegó a la primera planta, cruzó el pasillo y la estancia, y llegó a la puerta después de detenerse a responder un par de preguntas curiosas de la niña, que estaba en el suelo armando unos rompecabezas. No le sorprendió abrir la puerta y toparse de frente con un muy exasperado Distress, cuyo campo energético era pura hostilidad y hartazgo.
—Te dije que iba a regresar por él, Darkwar. ¿Dónde está?
—Donde él quiere estar, en su habitación —respondió Darkwar secamente. —No sé si lo has notado, Distress, pero Fallingstar no está aquí en contra de su voluntad. Es libre de irse cuando él así lo quiera, y me temo que por el momento no quiere.
Era una invitación muy cordial a que se marchara, pero el otro Seeker la ignoró abiertamente, teniendo el impulso, incluso, de intentar ver por sobre el ala de Darkwar, que no lo dejó entrar.
—¿Qué demonios te importa él, eh? —ladró el otro Seeker, mirándolo con ópticos de fuego. —Nunca te ha importado y de pronto actúas como si lo reconocieras como tu creador y fueras el hijo prodigio... Pues te tengo noticias, nunca lo fuiste. Primus sabe que tú y Mindmaster siempre han sido un par de malagradecidos sin chispa vital.
—¿Ya terminaste, Distress? Porque no estoy de humor de escuchar lo mismo viniendo de ti. —Darkwar no bajó la guardia, pero se dio el lujo de cruzarse de brazos y recargarse contra el marco de la puerta.
—¿Qué crees que diría si supiera que sólo fueron por él porque yo les pague? —siseó Distress.
—No creo que sea más ácido que saber que su propio compañero aéreo prefirió el confort de una cama caliente y un día de actividades sin sentido que asistirle en el momento más crítico de su vida.
—¡Te vas a callar ya mismo o...! —Distress detuvo su puño a lo alto, a micrometros de golpear el rostro de Darkwar, que no se movió. —Él no te interesa en lo más mínimo. ¿Por qué finges que sí? Es para molestarme a mí, ¿verdad? Me odias... Por algún motivo me odias y... ¿Es porque no pude evitar que ella muriera? Tu y Mindmaster cambiaron mucho con nosotros desde que Impera...
Darkwar entrecerró los ópticos. No le gustaba cuando ensuciaban el recuerdo de la fémina que él veía como su creadora con momentos tan desagradables y chuscos como ese. —Impera no tiene nada que ver en esto.
—Pero si ella estuviera aquí...
—Pero no está. —Darkwar movió las alas con exaspero. —No vas a entrar a mi casa, Distress. Si Fallingstar quiere salir e irse contigo, puede hacerlo, pero tú no vas a poner un pie aquí adentro para sacar a nadie a la fuerza y mucho menos perturbar la tranquilidad de quienes viven aquí dentro.
—Con eso estás diciéndome que no soy bienvenido en tu casa, ¿no? —siseó el otro Seeker con resentimiento. —¿Es por Xenon?
—¿Por el triplechanger que contribuyó en el asesinato de mi compañera aérea y al cual no he matado por indulgencia hacia ti? —No pudo evitar Darkwar arrojarle a la cara, de pronto tan molesto que no fue capaz de controlar su escudo energético, aunque tan pronto sucedió el exabrupto, lo hizo retroceder y volvió a la muy trabajada calma que muchos temían. —No. Es por ti.
Entonces el rostro de Distress cambió para deformarse en una mueca de rabia. Darkwar se preparó para ser atacado, lo que milagrosamente no sucedió... de momento.
—Atrévete a tocarle una sola hélice a Xenon y yo mismo te haré trizas. No me importa quién seas ni el pasado entre nosotros, ¿me entendiste?
—¿Por qué, Distress? ¿Porque no puede defenderse él solo como un verdadero mecanoide? —Darkwar formó una línea con la boca e inclinó un poco el rostro. —Aléjate de mi casa. Vive en paz con tu triplechanger y deja al resto del mundo vivir su propia vida... No vengas a dar problemas de nuevo o...
—¿O qué? ¿Qué harás? ¿Me atacarás? ¿Querrás matarme? ¡Anda! ¡Ven y hagámoslo! ¡Intentalo, demente! —lo retó Distress.
Los sistemas de Darkwar arrojaron una pequeña alarma cuando el otro Seeker encendió su armamento. Hasta el momento, conocía a Distress por fanfarrón pese a que lo sabía un guerrero formidable. Nunca podía bajarse la guardia en torno a él, pero jamás había peleado realmente en su contra y, para ser sinceros, Darkwar no quería empezar a hacerlo por una estupidez que podía arreglarse sólo cuando el verdadero interesado, que era Fallingstar, así lo quisiera.
—¿Qué no entiendes que contigo a su lado se va a morir? —dijo entonces Distress, volviendo a cambiar de humor. Primus, era tan voluble que rayaba en la bipolaridad. Y su escuadra aérea se había quejado de Darkwar en sus peores momentos... —Tú no eres la persona más indicada para hacerlo recuperarse. ¡Se está hundiendo, por Primus! Él no es así. Él... Él no dejaría su trabajo por algo como esto. Él adora ser un Enforcer, pero está mal encausado porque no está recibiendo la ayuda adecuada... Vas a arruinar su vida y no te importa un demonio.
—¿Él adora ser un Enforcer —le citó Darkwar, tratando de ignorar las acusaciones implícitas hacia su persona, —o eres tú el que lo necesita como un Enforcer para que esté a tu lado? ¿Es esto realmente por el bien de Fallingstar o por el tuyo, Distress?
Distress se le quedó mirando por largo rato con el ceño fruncido y las facciones desfiguradas por algo que, de momento, iba más allá del desagrado. —Eres despreciable. Estás... tan lleno de odio, tan podrido de la chispa vital, que no ves lo que yo miré en ese Seeker cuando hablé con él la última vez. A ti no te importa nada. Tal vez te regocijas al verlo así y quieres que termine de hundirse hasta que se desactive. Pero eso no lo voy a permitir —Sacudió la cabeza y se enderezó, levantando las alas. —Muévete, Darkwar. Muévete o... te arrestaré
Darkwar enarcó un óptico debajo de su visor. —¿Cómo así?
Distress señaló hacia su derecha con una mano, sin despegar los ópticos del visor de Darkwar. —¿Crees que no sé lo que sucede en ese taller? ¿Crees que no sé lo que haces para vivir? Y, si te lo preguntas, ésta vez sí tengo pruebas. Las suficientes para hundirte y volver a mandarte a prisión hasta que te oxides. No me importa si con eso salvo a mi compañero aéreo de ti. Muévete o te arrestaré, ya te lo dije.
—No —dijo Darkwar, no sabiendo si el otro Seeker decía o no la verdad. De ser así, el día tranquilo que había esperado disfrutar no sucedería. Esos viejos estaban muy retorcidos. —No me moveré.

Distress estaba molesto, esa era la sexta vez que Falling Star se negaba hablar con él, o al menos eso era lo que Hazard le había respondido en su última llamada. El volador de fuego estaba seguro de que el mecha de cromas blancos lo hacía a propósito o tal vez era parte de una de las bromas de Mind Master, lo que fuese iría nuevamente a la casa de la escuadra de Dark War y exigiría la presencia de su compañero áereo.
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Darkwar miró con cierto agrado la actividad que fluía de ida y vuelta sobre el taller Impulse. Estando en el techo no tenía que lidiar con nadie, excepto con ese chiquillo Hazard que lo seguía a sol y sombra cuando estaba dentro de su perímetro. Esta vez estaba detrás de él, en el centro de la azotea, y saltaba tirando golpes y patadas a objetivos invisibles mientras hablaba de un montón de cosas que Darkwar oía con receptores de audio ausentes.
Luego de un tiempo se había acostumbrado al joven Seeker de colores azules claros y avenas más de lo que estaba acostumbrado a convivir con el propio Solid. También era bueno subir a la azotar para observar desde ahí la calle porque se alejaba de ciertas tensiones que brotaban dentro de la casa. No culpaba a Shadowbird por sentir aún como un hierro incandescente en la chispa la pérdida de Vengala, pero su mirada sobre él y sus comentarios llegaban a ser fastidiosos.
Aunque era extraño y Darkwar no sabía cómo tomar el hecho de que la fémina hubiera aceptado de buena gana la estadía de Fallingstar en la casa. Ni siquiera le había hecho una mueca, sólo había encogido un hombro y había continuado enseñando a Dust sobre telemetría básica dentro de la sala de recreación.
Era bueno que el Seeker blanco hubiera aceptado quedarse. Llevaba ya casi una semana con ellos y en ese lapso se había habituado a entrar y salir de su habitación, soportar el acoso infantil de Mindmaster y de Hazard, responder las eternas preguntas de Shadowbird y escuchar que no les debía nada porque... bueno, no se lo habían dicho con palabras exactamente, pero él les había criado junto a Impera y Distress cuando Darkwar y Mindmaster eran protoformas. Había que reconocer, aunque tal vez no a viva voz, que sin él y el otro Seeker, ellos no habrían sobrevivido una vez que su creadora había muerto.
Recibirlo en esa casa durante el tiempo que Fallingstar tardara en adaptarse a sí mismo y pensar si volvería a activarse o no como Enforcer era lo menos que podían hacer por él, también otra manera de continuar saldando la deuda tácita entre ellos.
—¡Pero es que usted ni siquiera entrena! —continuó gritando Hazard detrás de él después de dar una patada voladora. —¿Quién le enseñó a pelear metallikado de esa forma?
—La guerra —mugió Darkwar con aburrimiento.
No le diría jamás que había perfeccionado muchas de sus técnicas como medio desesperado para defender su vida en las peleas brutales de la prisión, donde lo arrojaban dentro de un pozo a destrozarse con otros mecanoides mientras una horda de apostadores gritaba alrededor de ellos.
Un cliente más llegó al taller, dos salieron satisfechos. Mindmaster estaba ayudando a Ativa. Le gustaba hacerlo pese a todo lo que se quejaba. Ese taller había sido una buena idea tanto por las ganancias, los trabajos clandestinos que llegaban bajo el mostrador y lo bien que le hacía a Mindmaster distrayéndose en reparar gente y no en ir por los callejones asesinando mecanoides porque su mente tendía a desequilibrarse de manera siniestra cuando comenzaba a procesar la inactividad como aburrimiento.
—Yo no peleé en ninguna guerra, ¡Pero he pateado traseros en la calle!
Y Hazard continuó hablando por otro rato más de su hermano desactivado, de Dust, de física cuántica, de química, de explosivos, de Solid, de él mismo, de Darkwar, de un libro que estaba leyendo en el momento y un montón de cosas más que sólo encontraron final cuando unas turbinas en particular se alejaron del tráfico aéreo y se desviaron hacia la casa.
Darkwar dejó los brazos recargados en el barandal de energía pero levantó la cabeza. Técnicamente, Distress no podía aterrizar sobre la azotea porque era propiedad privada, debía hacerlo en la calle y llamar a la puerta aunque ya hubiera localizado a Darkwar allá arriba, pero se pasó los modales por la popa trasera y aterrizó sobre ellos, transformándose a medio camino en el aire para caer con elegancia entre el Seeker verde y Hazard, que lo veía con ópticos grandes.
Distress ignoró al chiquillo cuando se dirigió seriamente hacia Darkwar y su saludo fue una demanda.
—Quiero ver a Fallingstar.

Distress estaba molesto, esa era la sexta vez que Falling Star se negaba hablar con él, o al menos eso era lo que Hazard le había respondido en su última llamada. El volador de fuego estaba seguro de que el mecha de cromas blancos lo hacía a propósito o tal vez era parte de una de las bromas de Mind Master, lo que fuese iría nuevamente a la casa de la escuadra de Dark War y exigiría la presencia de su compañero áereo.
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Y Darkwar había dicho lo que pensaba a ambos mecanoides. Una de las cosas que le había enseñado la vida era a no guardar nada dentro de su procesador por muy imprudente que abrir la boca pudiera parecer al final. Si Fallingstar había aceptado escucharle cuando Darkwar le había dicho lo que pensaba a la cara, veía inconsistente que Distress no lo hiciera.
Él se hubiera quedado. Él hubiera peleado por Mindmaster... Él hubiera ido personalmente a Cybertron o hasta el mismo Unicron por salvar a su compañero aéreo, a cualquiera de los tres. Primus sabía que si existiera una mínima posibilidad de recuperar a Vengala él lo haría, lo jugaría todo, no contrataría a un tercero para que arriesgara las alas en su lugar ni mucho menos iría a importunarle a su casa, una vez realizado el rescate, exigiendo derechos que verdaderamente no tenía.
Era difícil decidir cuál de los dos viejos se llevaba el primer lugar en estupidez y cuál en terquedad. No era de extrañarse que al final hubieran fracasado como escuadra aérea y estuvieran aferrándose a las remanencias para continuar funcionando.
Darkwar señaló hacia el taller, que tenía las luces encendidas pero una pantalla de holograma como barrera de seguridad para que nadie entrara. Los últimos pacientes habrían sido atendidos un par de breems atrás. Ativa les esperaba a ellos solamente.
—Ahí te atenderán —le dijo Darkwar a Fallingstar una vez que el eco de las turbinas de Distress se disoció con el sonido de la ciudad. Sin embargo, no se sacudió al Seeker blanco de encima. Junto a Mindmaster, lo ayudó a llegar al taller. —Lo que dijo Mindmaster de la habitación... sigue en pie —murmuró.
A final de cuentas, donde cabían seis o siete Seekers cabría siempre uno más. Shadowbird no diría nada siempre y cuando Darkwar o Mindmaster contribuyeran por los gastos que Fallingstar generara y, ahora mismo, era prudente mantenerlo alejado del Triplecon. ¿Qué carajos había estado pensando Distress al ofrecerle asilo en su casa?
—¿Quién va primero? —gruñó Ativa desde el fondo del taller. Darkwar señaló a Fallingstar con un movimiento de cabeza. —Pónganlo ahí. Tú puedes ayudar con tu compañero aéreo, ¿no? —le dijo a Mindmaster.
—Pero por supuesto que clarísimo que sí —dijo Mindmaster, para nada cuidadoso cuando tomó a Darkwar del brazo y prácticamente lo arrojó sobre la plancha re reparación contigua a la de Fallingstar. —A ver hermano, ahora abre la boca, saca la glosa y di: aaahhh.
Darkwar lo miró con cara de pocos amigos cuando se sentó con una postura digna sobre la cama y se cruzó de brazos. —Tú vas a decir Ah cuando te patee las placas traseras —murmuró, pero cedió cuando Mindmaster volvió a acercarse con utensilios en las manos y procedió a revisarle el costado mientras Ativa se acercaba a un nervioso Fallingstar.
Miedo.
Fallingstar tendría que aprender a vivir con él ahora que lo conocía en una faceta distinta. Darkwar lo hacía durante cada ciclo de su existencia y había encontrado un gusto agridulce a encararlo. Miedo a quienes le veían por la calle cuando salía a caminar, a quienes pudieran interceptarle en el aire y lo arrestaran, a bajar la guardia cuando entraba en recarga, a ingerir energon contaminado que pudiera drogarle, a despertar nuevamente amarrado a su cama o volver a ceder a las tentaciones que alguna vez Apocalypse le había tendido sobre la mesa, listas para que él las tomara y con ello mermara la confianza que su escuadra aérea había depositado en él.
—Voy a examinarte —le dijo Ativa a Fallingstar, que también se había sentado sobre la plancha de reparación y, aunque no estaba particularmente violento, se veía reticente a dejarse tocar.
—Seh, nosotros estamos aquí —añadió Mindmaster mientras desprendía las láminas de cybertronium moldeable que le habían puesto en el costado a Darkwar para detener la hemorragia. —Si el Vava hace algo, le pateamos la popa entre todos.
Ativa soltó un gruñido demencial, pero no hizo más que cruzarse de brazos. —Tengo mejores cosas que hacer que lidiar con esto.
—Atiéndelo tú, Mindmaster. Ativa puede repararme a mí —dijo Darkwar.
—Bueno. —Mindmaster se encogió en hombros y acortó distancia con Fallingstar sin pensarlo dos veces. Con él, el Seeker blanco se mantuvo en su lugar y recibió los servos grises y púrpuras del Seeker sin mayor incomodidad que la vergüenza reflejada en el rostro. —¿Entonces qué, viejo de nieve, te vas a quedar con nosotros? Necesitamos más manos para cuidar a la Nana cuando la machotrix quiere acompañarnos a... eh... Por ahí.
Darkwar entrecerró los ópticos, como si Fallingstar no supiera lo que hacían para vivir. El infeliz había interrogado a Darkwar un par de veces al respecto al creerlo sospechoso de unos crímenes en los que al final no se le había probado nada. Mas después de imaginarlo lidiando con Xenon, prefería tenerlo en la casa aun cuando quisiera convencerse de que no le importaba lo que Fallingstar hiciera una vez que le repararan.
—No lo sé, Mindmaster —dijo Fallingstar mirando el suelo.
—Aunque sea a recargar —sonrió Mindmaster, empezando a suministrarle viales en las alas, donde el metal estaba doblado y sumido. —Puedo contarte cómo me rogó nuestro buen amigo Enigma. Además no es seguro regresar al edificio del carrito, cualquier ciclo solar de estos vuelan por los aires con la cantidad de... eh... Je je je, Dike me está viendo feo, se supone que no te diga que Dolex fabrica explosivos y que nosotros los compramos porque... pero... Oh, ya lo dije. Jaaaa...
Darkwar se llevó la mano a la frente y bajó la cabeza. —Estos son los siempre a los que me refería —murmuró.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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—Gigante... Eso es lo que quiero. Una granizada de energon con aditamentos gigante —dijo Mindmaster al otro lado del camarote. Darkwar se preguntó cómo le haría para sacarse todo el energon de encima si apenas tenían un par de trapos y esponjas para darse mantenimiento. —Le llevaré uno a la Nana también.
—¿La nana? —preguntó Fallingstar, que había insistido en ayudar a Darkwar con la herida de su costado pese a lo mucho que él le había dicho que se encontraba bien.
—Dust. Es creación de Vengala, nuestra compañera aérea —dijo Mindmaster con un súbito cambio de humor. Eran comunes en él, pero cuando se trataba de Vengala el temperamento de su compañero aéreo se salía de control.
—Recuerdo a una fémina con ese nombre. Ella...
—Está muerta —le interrumpió Darkwar, no deseando hablar de ello. —¿Listo? —preguntó cuando el Seeker blanco alejó la pistola de soldadura. Los sensores seguían en llamas, pero la pérdida de energon había amainado y su procesador ya no le arrojaba números en rojos, sólo preventivos.
—Listo. Creo que servirá por el momento —asintió Fallingstar poniéndose de pie para ir a sentarse nuevamente frente a la escotilla, donde lo habían encontrado cuando habían arribado.
Se hizo un silencio muy tenso a partir de entonces. Mindmaster no tenía idea de cómo retirar tanto fluido vital de su estructura y Darkwar se distrajo (sin verlo realmente) mirándolo pasar una y otra vez esponjas, trapos y fibras sobre las partes más notorias de su cuerpo, como si él no le hubiera dicho miles de veces que fuera más cuidadoso cuando hacía esas cosas.
¿Qué maldición podía gustarle de llenarse de pies a cabeza de las entrañas y el energon vital de un enemigo?
Darkwar había pasado tantos años sucio y lleno de porquerías que quizás había sido la razón por la que había desarrollado una obsesión por higienizar su estructura incluso dos veces por día o cada que la consideraba sucia.
—¿Y entonces? —dijo Mindmaster de pronto. Darkwar y Fallingstar voltearon a verlo. El primero con desinterés. El segundo notoriamente tenso. Ahora tenía nuevos y horribles fantasmas contra los cuales lidiar, pero... —¿En dónde vas a vivir?
—¿Eh? —Los ópticos de Fallingstar parpadearon un par de veces. —Yo... renté un departamento en uno de los sectores medios de Chaar. Si tengo suerte, la renta sigue cubierta y podré regresar ahí sin ningún problema.
—Pero no tienes créditos ni shanix, ¿o sí? —recalcó Mindmaster sin nada de tacto. Al igual que Darkwar, nunca lo había tenido. —Y pareces chatarra. ¿Si o no se ve como chatarra, Dike?
Darkwar se encogió en hombros. Él tenía poco qué opinar luciendo también como chatarra con semejante desastre de alambres aún chisporroteantes, energon gelatinizado y el fuselaje abierto en flor en su costado. Aunque Fallingstar lucía huellas y marcas de un tipo de abusos que solamente un óptico conocedor como el de Darkwar podía identificar.
—¿Por qué no pasas al taller para que Ativa te eche un vistazo? —continuó Mindmaster mientras se tallaba un brazo con la esponja. —No creo que quieras regresar al Cuartel General Enforcer luciendo como si Unicron te hubiera masticado y escupido... Aunque más bien parece que se te sentó encima.
—Ya entendí, Mindmaster —suspiró Fallingstar. —No quisiera importunarlos más de lo que ya lo hice, en realidad. Creo que lo mejor será que regrese a mi unidad habitacional y...
—¿Dónde te vas a reparar?
—Yo...
Mindmaster lo miró con un interés infantil. Pasar tanto tiempo con Dust estaba retrocediéndole el procesador. —¿Irás al Gran Taller? Tienen seguro o algo así por ser servidores de la ley, ¿no?
—Sí, pero...
—Esa fémina que te renta departamento no te—
—¿Cómo sabes que es una fémina? —le interrumpió entonces Fallingstar. Darkwar torció la boca y se llevó una mano a la cara. —¿Hablaron con Lust? —dijo ahora volteando hacia Darkwar.
Mindmaster se rió. —Pffsss, como veinte veces por semana. Esa fémina está obsesionada con mi hermano. —No podían decirle que Dolex lo quería fuera de ese edificio y hasta había ofrecido pagarles con tal de que ellos se deshicieran de Fallingstar. El técnico les era de utilidad de vez en cuando. —Pero no, no hablamos con ella. Sólo nos dimos una vuelta para atar cabos y la miramos. Estaba taaaaaaaan preocupada por ti... ¿Entonces sí irás al taller de nuestra casa? También puedes quedarte a vivir con nosotros si quieres. Sobra un cuarto. Casualmente está al lado del de Dike, je.
¿Qué? Darkwar aprovechó que Fallingstar estaba dándole la espalda para levantar la cara y mirar a Mindmaster con una mueca de “¿qué rayos te pasa?" No era que no quisiera a Fallingstar bajo su mismo techo, pero... Sí, el Seeker necesitaba mucho apoyo ahora más que nunca después de lo que había vivido con ese tal Enigma, pero Darkwar no estaba seguro de que fuera una buena idea estar todos bajo el mismo techo que Shadowbird. Aunque con lo dramático que el viejo era, lo más probable era que declinara la oferta.
—¡Es un edificio de Seekers! ¿Si o no es genial? —celebró Mindmaster. —La Nana te va a caer muy bien

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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Darkwar continuó pasillo arriba, presionando la herida de su costado con una mano mientras enristraba el rifle anclado en su hombro contrario para apuntar al frente. Las luces parpadeantes no lo hacían más fácil, pero había ajustado pronto sus sistemas visuales para no saturar su procesador de imágenes y percepciones falsas.
La primera puerta había sido una oficina vacía. La segunda había sido una unidad de repostaje y la tercera una sala de juntas con un mecanoide adentro. Darkwar le hubiera prestado atención si no lo hubiera visto tan patético intentando desaparecer detrás de una silla. Probablemente no sabía nada, y de hacerlo tardaría tanto tiempo en darle información que bien valía lo mismo continuar buscando por su cuenta.
No fue hasta un par de intercambios de disparos después y una considerable pérdida de energon que encontró la habitación que había estado buscando. Lo supo porque la había encontrado bloqueada como porque fue capaz de percibir el campo energético de Mindmaster vibrando desde el otro lado. No obstante, lejos de sentir perturbación o angustia en él, el deleite que impregnó su propio campo fue confuso.
Tan confuso como que el Seeker púrpura no contestara su comunicador.
Darkwar retrocedió un par de pasos, cambió la modalidad de su rifle de asalto por uno de cargas explosivas de baja intensidad y disparó contra el panel de la puerta. Cuando las hojas deslizables se abrieron a ambos costados, lo recibió una habitación semioscura. Únicamente las bioluces fluorescentes de color rojo de las paredes daban forma al escaso inmobiliario de una mesa central de experimentación, dos paredes llenas de herramientas, máquinas de funciones desconocidas, pantallas, una mesa con dos sillas y una cama mullida al fondo.
Sobre esa cama estaba sentada una figura alada. Tenía la cabeza gacha y las bioluces de las paredes no alcanzaban a iluminarle lo suficiente para hacer distinguibles sus colores, lo que Darkwar no necesitó mirar para reconocerle al instante. Aunque no fue a él a quien miró cuando dio otro paso dentro de la sala. Fue la voraz masacre proyectada en ríos de fluido vital salpicados por suelos, paredes y techos, miembros cercenados regados por todos lados, componentes vitales colgando de las repisas y estilando energon fresco, manos, dedos, pistones, rotores, cables y un sinfín de cosas que elevaban un olor nauseabundo hasta los receptores olfativos de Darkwar.
Cuando dio un paso más al centro y la puerta se cerró detrás de él, la inmóvil figura del fondo levantó la cabeza y dos grandes y rasgados ópticos rojos se encendieron, curveados por lo que debía ser una sonrisa lobuna. Antes de que Darkwar dijera nada, acostumbrado ya a los turbios episodios de excentricismo de su compañero aéreo, lo miró girar la cintura hacia atrás para tomar algo entre sus manos.
—Es tan triste, Dike... Nunca duran mucho —murmuró Mindmaster con verdadero pesar. Se puso de pie y rengueó hasta donde Darkwar estaba. Llevaba en sus manos una cabeza con las cuencas reventadas y la boca abierta en un rictus de agonía. —Impera siempre me decía que no me compraría nada más porque todo lo arruinaba muy rápido.
Darkwar contempló la cabeza por un par de segundos más, olvidándola tan pronto empezaron a golpear la puerta, que misteriosamente se había bloqueado. Qué final tan trágico e innecesario. Atrapados ahí dentro, poco podían hacer por salir sin ser masacrados por quienes estuvieran esperándoles al otro lado de las hojas que no tardarían en ceder.
—Lo disfrutaste al menos.
Mindmaster sonrió. Todavía le escurría energon fresco por las mejillas y... En realidad por todo el cuerpo. —Oh, sí. Me dijo un montón de cosas interesantes al final, creo que no quería enviarle mis saludos a Unicron en persona... Me pregunto si estando muerto igual sentirá cuando el engendro ese lo devore.
—Probablemente. Tal vez podamos verlo en un par de kliks.
—Je, Seeker de poca fe —le sonrió Mindmaster, desmaterializando la cabeza hacia alguno de sus compartimientos internos. —En serio, Dike, nunca has confiado en mí, ¿verdad?
—Pregunta el mecanoide que destroza cybertronianos por entretenimiento.
Su compañero entrecerró un óptico. —No es como si alguna vez me dijeras que no lo haga.
—Lo he hecho.
Mindmaster formó una línea con la boca. Lo próximo que iba a decir fue robado por el próximo golpe a la puerta. —No contesté mi transmisor porque el hijo de su máquina alcanzó a bloquear mis sistemas... Je, pero una vez que se acercó lo suficiente... ¡Bang! —gritó al mismo tiempo que volvieron a golpear la puerta. Tomó a Darkwar por el antebrazo y lo condujo hacia la cama. —Yo estaba atado en aquella plancha y de pronto apareció. ¿Qué crees que pensé?
Darkwar se lo sacudió de encima cuando ambos se detuvieron, luego se encogió en hombros. —¿Alguna otra manera de sacarme de quicio?
—Je, casi, pero no... ¡El tipo salió de... —Mindmaster activó un panel fantasma en la pared y la cama se levantó, revelando una entrada secreta una vez que los mecanismos de transformación terminaron de modificarse y abrirse —tadán!
La puerta casi cedió con el siguiente golpe y Darkwar no lo pensó dos veces cuando tomó a Mindmaster por el ala y lo empujó adentro del pasadizo, yendo detrás de él. Una vez en la oscuridad, que poco a poco fue tornándose en una iluminación tan escasa que necesitaron activar sus sistemas visuales a una percepción excedente al cien por ciento, la compuerta detrás de ellos volvió a sellarse y Darkwar escuchó una explosión, que muy probablemente era la puerta del cuarto de tortura cediendo ante las embestidas de los Autobots.
—No tengo planos de este lugar.
—No importa. Creo que conectan con todo el edificio, así que tal vez podamos descender hasta el subterráneo y de ahí... ¿Dónde está el viejo, por cierto? —Mindmaster se detuvo sin avisar y Darkwar estuvo a punto de chocar contra él. No le gustó la manera en la que su compañero aéreo lo miró, una mezcla de súplica y reproche. —¿En serio lo dejaste atrás? Caray, Dike, hicimos todo esto por—
—¿Quieres no ser dramático? —refunfuñó él, ladeando el cuerpo para pasar por el angosto corredor sin rozar sus alas con las de Mindmaster. —Él está bien. Salió antes que nosotros. Le indiqué el camino. Si puede hacer eso aunque sea, para estas alturas debe estar a más de medio camino del transbordador.
—Jaaaaaa, yo sabía que no tenías chispa de shartikon al final.
Darkwar volteó los ópticos con enfado y continuó caminando. Tal y como Mindmaster había indicado, en algún punto del pasadizo encontraron una trampilla abierta con una escalera de mano que ambos ignoraron cuando simplemente brincaron al interior y descendieron rápidamente, calculando la distancia entre planta y planta con sus sistemas telemétricos activos. A pocos mecanometros de llegar al último piso, ambos encendieron sus propulsores y cayeron con gracia al suelo.
—Estás herido, por cierto.
—Ah, sí, no lo había notado —murmuró Darkwar, escaneando la zona. No eran los subterráneos, pero podían encontrar la manera de descender un piso más. —¿Por qué llevas la cabeza?
—¡Creí que no lo preguntarías nunca! Pues es un regalo para el viejo. Sé que no somos muy asiduos con él y con Distress últimamente, pero asumí que a Falling-bitter-Star le gustaría ver lo que hice con su amiguito.
Darkwar dudaba que Fallingstar quisiera volver a ver el rostro de un mecanoide como ese pero no dijo nada. Él no era nadie para decidir cómo debían lidiar los demás con sus propios demonios.
—No la podemos llevar en el transbordador.
—Lo sé —mugió Mindmaster. —Por eso se la voy a dar afuera. Seguro que cuando la vea nos perdona uno o dos crímenes a futuro, ¿no crees?
O les arrojaba la cabeza a la cara creyendo que estaban burlándose de él.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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—¿Puedes usar un arma? —le preguntó al otro Seeker, que había estado usando una barra de metal que había tomado de algún lado. Sólo necesitó un asentimiento de Fallingstar para materializar un arma de mano y dársela. —Mindmaster está con él.
—¿Con...?
—Sí, con él —puntuó Darkwar cuando giraron por otro pasillo y tuvieron que replegarse de nuevo, superados en número por la gran cantidad de mecanoides armados que les salían al paso. Si aún no habían utilizado armamento de alto calibre para detenerles debía ser porque les querían con vida, lo que podía cambiar en cuanto Enigma decidiera que dos Seekers no valían tantas pérdidas materiales y, por ende, monetarias.
Mindmaster le había transferido su última ubicación, y aunque era un riesgo dirigirse hacia sin ningún plan en mente excepto recuperarlo, Darkwar lo hizo. Dejarlo atrás no era una opción. Mindmaster jamás lo haría si se tratara de él.
Por suerte, el Seeker blanco estaba de nuevo dentro de sus cabales. Su mirada estaba centrada y disparaba por turnos contra los mecanoides que se habían apostado al otro lado del pasillo. Darkwar se turnaba junto a él, apoyado en la esquina contraria. Así fue, al menos, hasta que otro escuadrón llegó por el mismo pasillo en el que ellos estaban y el fuego cruzado se hizo de pronto una amenaza muy real de desactivación total.
—Carajo —masculló Darkwar, saliendo a descubierto.
Recibió un disparo limpio en un costado que lo hizo caer sobre una rodilla, pero lejos de ceder al dolor, activó otro de los misiles que en su modo bípedo se acomodaban detrás de sus alas y lo disparó al fondo del corredor por el que necesitaban huir. Hojas y placas movibles salieron disparados en todas direcciones. El estruendo fue ensordecedor y la ola de fuego y calor abrasó parte de su fuselaje, lanzando al Seeker contra la pared contraria.
Esta vez no fue él el que se puso de pie por cuenta propia. Sintió una mano que lo tomó por el brazo, pero cuando estaba listo para repelerla con un contragolpe, se detuvo. Fallingstar lo soltó y le ofreció la mano para ayudarlo a ponerse de pie. En otro momento tal vez le hubiera rechazado, pero Darkwar la aceptó, quiso creer, por los disparos que aún llegaban del lado opuesto del corredor que no había sido destruido.
Para situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Disparar un misil dentro de un edificio era tan inteligente como dispararse uno mismo, pero había funcionado en cierta manera. Lo único malo era que sus posibilidades de escape se habían reducido a menos de la mitad y tal vez sólo encontraría a Mindmaster para no volverlo a ver jamás si ambos morían.
“Un bloque más”, pensó, echando a renguear a toda prisa entre los metales retorcidos, los tubos de electricidad chisporroteantes y el humo que se elevaba de los pozos fundidos. La oscuridad hubiera sido total de no ser por las lumbreras que se elevaban en todos lados. También había cuerpos, o pedazos de ellos. Había utilizado uno de sus misiles incineradores y había devastado al menos dos bloques internos.
Añadirían cargos por asesinato y terrorismo si le capturaban.
Llegaron a otra esquina sospechosamente despejada. Mindmaster estaba en alguna de esas habitaciones. Frente a ellos había un ducto para desechos que debía conducir hasta los subterráneos por los que ellos habían entrado. No era muy grande, pero un Seeker con el modelo inverso de alas como lo era Fallingstar se deslizaría sin ningún problema.
Darkwar volvió a activar su visor y miró al otro Seeker de frente. —Mindmaster no es tu problema. Tú puedes irte. El ducto te llevará en picada hacia los subterráneos del edificio. —Materializó un holopad miniatura que le puso en la mano, que estaba llena de energon. —Ahí vienen los códigos de acceso para romper las cerraduras con las que vas a encontrarte en el camino, de ahí accederás a los desniveles por los que llegamos.
—Estás...
—Es un camino largo, pero no tienen idea de por dónde entramos y tardarán en seguirte la pista. El transbordador hacia Chaar sale en tres horas. Muéstrales esto y no te dirán nada cuando abordes —le dijo rápidamente, escuchando de soslayo los pasos en tropel acercándose por el mismo pasillo del siniestro. Las luces parpadeaban sobre ellos, por lo que solamente visor verde y ópticos rojos alumbraban sus rostros por momentos. —Ahí viene todo.
Fallingstar lo miró con severidad. —No digas tonterías. Estás herido. No creas que...
—Este no es tu problema, Fallingstar —le interrumpió Darkwar con aspereza. —No puedo cuidar de ti mientras intento ayudar a Mindmaster. Vete... —lo empujó en dirección hacia el ducto. —¡Largo! —le ordenó por última vez. Luego se dio la vuelta y empezó a escanear las puertas.
No pensaba sacrificarse. Pensaba encontrar a Mindmaster y planificar un nuevo escape. Incluso por aire. Podrían derribarlos, pero una vez que accedieran a los subterráneos y volvieran a camuflarse en sus identidades falsas les perderían la pista. Sólo tenía que encontrar a su maldito y mil veces idiota compañero aéreo y dejar el resto a la suerte.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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Darkwar se quedó contemplándolo lo que parecieron horas. Detrás de él, alrededor, el mundo se detuvo. Sólo quedaron él y el Seeker ovillado que innegablemente había sido uno de los pilares de su crecimiento conforme se había desarrollado de protoforma a mecanoide. Fallingstar había sido tan constante como Impera y Distress, y cada uno, se quisiera o no, había implementado y cimentado algo distinto a lo largo de su vida.
Había sido más fácil hablar tres kliks atrás sobre abandonarlo que verlo ahora mismo frente a frente y juntar el combustible suficiente en sus hidráulicos para realmente darse la vuelta y marcharse.
—No se repetirá nada... Anda, sal de ahí —murmuró no con suavidad porque su vocalizador se había hecho ríspido con el paso del tiempo tal vez como mecanismo de defensa. —Debemos irnos, Fallingstar.
Mindmaster necesitaba de él, y había hablado en serio cuando había dicho que no pensaba intercambiar a uno por otro pese a que tampoco quería dejar a Fallingsar. Que se fuera al Unicron el dinero que Distress había pagado. Aunque él quería engañarse pensando que lo hacía por eso. Dinero para vivir bien, para nunca más pasar hambre ni frío ni miedo. Una persona no debía vivir con miedo.
—Fallingstar, levántate —dijo con un tono quizás tan brusco como se tornó su agarre cuando obligó al otro mecanoide a levantarse.
Pero las piernas del Seeker blanco cedieron y Darkwar tuvo que interceptarlo a medio camino para que no cayera. Si Distress de verdad se interesaba por él (que Darkwar lo dudaba porque cualquiera que amara a su hermano aéreo habría mandado al carajo al mundo mismo para ayudarle), tenía mucho trabajo por delante. Fallingstar había empezado a derrumbarse siglos antes de todo esto. Hoy finalmente había caído y Darkwar veía en sus ópticos que no estaba en él volver a levantarse por su cuenta.
—Déjame ir... Tú ni nadie se interesaron por mí nunca —lo escuchó decir entonces.
Darkwar se exasperó y lo sacudió, sacándolo de la caja por la fuerza cuando la puerta empezó a ser aporreada. “Perdimos mucho tiempo... Maldita sea”. —Serénate, Fallingstar —le dijo fríamente. —Para ir a algún maldito lugar primero debes enderezar las piernas y las alas. —Lo soltó, mirándolo tambalearse. —¿Vas a derrumbarte por esto ahora? ¿También vas a utilizarlo de pretexto?
Los ópticos de Fallingstar brillaron con una demencia que Darkwar nunca había visto en él, pero era bienvenida por sobre el miedo o la autocompasión. Cualquier cosa era mejor que tener un lamento de persona hecha bola y llorando a sus pies.
—Tú no sabes nada —siseó el Seeker blanco.
Curioso. Tal vez tenía razón porque Darkwar no sabía cómo carajos juntaba energía para levantarse durante cada inicio de ciclo solar a funcionar en una vida que a veces le salía sobrando y que, sin embargo, siempre finalizaba con algo nuevo para él.
—¿Y tú sí? —gruñó por sobre los aporreos de la puerta. —¿Sabes lo que sucederá cuando las hojas cedan? —señaló al frente. Fallingstar, desorientado como un animal rabioso, siguió el curso de su mano con ópticos fríos. —Él volverá a ponerte las manos encima... una y otra vez. Y tú no podrás hacer nada porque cuando pudiste haberlo hecho te enclaustraste en esto que está ahora ante mí —lo señaló con desdén. —Podemos dejar que eso suceda, o podemos terminarlo aquí mismo... tú y yo.
Fallingstar entornó los ópticos, ya más repuesto, sobre los rifles de Darkwar. Su campo energético ondeó alerta y hostil. Si el virus seguía activo dentro de sus sistemas, Darkwar no dudaría que el otro Seeker lo utilizaría para atacarle.
—Quieres matarme...
—Qué fácil sería, ¿no? —dijo Darkwar como lo hubiera hecho Mindmaster. Ese maldito Mindmaster que diariamente lo había presionado y nunca lo había dejado solo, retándolo durante cada maldito astrosegundo del día para qué pensara si quería vivir una vida de lástima o una vida de provecho. Al final había encontrado un equilibrio entre ambas y ahora era... No lo sabía, pero había ocasiones en las que hacer cosas tan banales como energizarse o platicar con Dust eran muy significativas. —¿Quieres tú morirte?
La puerta comenzó a abollarse. Los cinco kliks que le había dicho a Mindmaster desde hacía tres kliks que habían pasado. La ausencia de reporte de su compañero aéreo era alarmante, pero para llegar a él primero tenía que deshacerse con las cadenas que el mismo Fallingstar había enrollado en torno a su procesador.
—Siempre has querido matarme —siseó el Seeker blanco de nuevo como un animal enclaustrado. —Siempre me has odiado...
Darkwar meció la cabeza y retiró el visor negro de su rostro para ver a Fallingstar de frente. —Siempre he querido matar a Shadowbird. Siempre he querido matar a Mindmaster, porque con ellos los “siempre” son y serán perpetuos. Pero tú no eres tan importante para mí para no simplemente matarte cuando me fastidies, Fallingstar. —Notó tanto el dolor como el rencor que brilló en los ópticos del otro Seeker y asintió. O podría influir en su taciturna y dramática personalidad para de pronto hacerlo recordar que quería morir o podría darle el combustible suficiente para recomponerse ante lo que sólo había sido un tropiezo y volver a levantarse. —Pero ese siempre lo tienes con Distress... o lo tenías. Yo sólo estoy aquí por él, —se encogió en hombros, protegiéndose detrás de la coraza del “no me importa”, porque no podía reconocer que sí lo hacía sin vulnerabilizarse demasiado.
—Él te mandó... —creyó escucharlo murmurar.
—Y nos espera de regreso —dijo Darkwar cuando la puerta finalmente cedió, —si tu autocompasión no nos desactiva primero.
Porque él prefería inmolar todo el maldito edificio con él y con Mindmaster adentro antes que ser convertidos en prisioneros eternos de un mecanoide que tal vez nunca le había visitado en prisión, pero que era exactamente como todos esos que sí lo habían hecho.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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—¡Sí! ¿Viste eso? Los engañamos como se engaña a... Bueno, a Dust rara vez la engañas. A veces dudo que así de inteligente sea creación de la machotrix... —Mindmaster hizo un silencio pesado que Darkwar interpretó perfectamente. —Era más divertido decirlo cuando estaba ella. Ya sabes, se enojaba y me golpeaba, pero... —Se encogió en hombros.
—Nos resignaremos algún día, Mindmaster —murmuró él, mirando hacia las cámaras de seguridad bloqueadas por una fina lluvia de interferencia. La granada señuelo no duraría mucho, por lo que caminaban casi corriendo, con armas en alto y radares protegidos para continuar trabajando aún con la intromisión interviniendo en todo tipo de dispositivo electrónico.
Los mecanoides de Enigma los habían rastreado hasta la habitación de vigilancia, pero ellos los habían anticipado partiendo por el hecho que sabían que el demente los esperaba. De no haber sido tan arrogante y no haberles puesto sobre aviso mandándoles saludos aquella vez con Docmort, quizás la emboscada los hubiera tomado por sorpresa y ahora estuvieran al lado de Fallingstar, metidos en una caja en un cuarto anónimo.
Darkwar torció la boca. A saber los males y las desgracias que ya había enfrentado el Seeker blanco a manos del Autobot. Conociéndolo, haría de su tragedia un huracán en un vaso de energon y se pondría intratable, tendiendo a exagerar lo que era humillante e insoportable, sí, pero, como le habían dicho a Darkwar una y otra vez, no el fin del mundo. Lo decían quienes nunca habían vivido algo como eso, por supuesto. Pero la carencia de compasión también había tenido un efecto positivo en él, porque aunque en ocasiones sentía que su mente era una bomba de tiempo, estaba ya lo suficientemente centrado para proteger lo que restaba de su escuadra aérea. Eran lo único que le quedaba en el mundo, después de todo.
Además, a riesgo de sonar hipócrita, Falingstar sólo tenía un par de ciclos solares cautivo. Aún quedaban partes de él intactas, y seguirían así porque de Darkwar y Mindmaster dependía sacarlo pronto.
—Rayos —siseó Mindmaster cuando llegaron a la siguiente esquina y la interferencia de la granada se terminó. —Un poco más y nos atrapan.
—Ya saben que estamos aquí. Sólo estamos ganando tiempo.
—Je, ¿y si jugamos a su manera, hermano?
Darkwar echó un vistazo alrededor. Sus radares indicaban actividad en la planta inferior y al otro lado de lo que parecía una amplia sala de repostaje. No estaban solos, pero de momento les habían perdido la pista y no podían ser localizados visualmente por estar fuera del lente de cualquier cámara. Eso cambiaría, por supuesto, cuando activaran detección infrarroja y posicionamiento satelital.
—Te escucho.
—Me dejaré atrapar —sonrió Mindmaster. Darkwar lo miró sin nada de gracia. —No, en serio. Me dejaré atrapar. Hay un cincuenta por ciento de probabilidad que me lleve con el viejo.
—Es por ese otro cincuenta por ciento que debo decirte que tu plan es una estupidez.
—Es también por eso que tengo cortafuegos muy resistentes a intrusiones forzosas. ¡Mindmaster no se construyó en un día, hermano!
Darkwar tensó las alas a lo bajo. —Es muy evidente, Mind. Un mecanoide como él no caerá en una treta tan vieja como esa.
—Je, también es soberbio... Mira, en caso de que me lleve a otro lado, lo mucho que sucederá es...
—Que yo no pueda ayudarte a salir, que debamos dejarte atrás y reemplaces a Fallingstar en esa maldita caja de castigo —dijo Darkwar secamente. Él sabía lo que era estar encerrado en un lugar así por días. —Y si he de elegir entre tú y él, Fallingstar no es mi prioridad, lo sabes bien.
Mindmaster le puso una mano en el hombro pese a que sabía lo mucho que Darkwar odiaba esos gestos condescendientes hacia su persona. —Hey, ¿cuándo me he quedado atascado en una situación así? Bien, no respondas —añadió ante la cara de Darkwar. —A lo que voy es que conozco el proceso de rutina. Además, si nos separamos, el tiempo que les tome procesarme es tiempo que tú tendrás para terminar de avanzar hacia el viejo. Luego me recuperan entre los dos y...
—Fallingstar no estará en condiciones mentales de asistirme en tu rescate, Mindmaster.
—¿Crees? No se miraba dañado.
—Es débil —dijo Darkwar sin ningún reparo. —Durante toda mi vida creí que Distress era el eslabón débil de la escuadra aérea de Impera, pero estaba equivocado. Distress tiene determinación. La necesitó para sobrevivir y llegar tan lejos pese a lo mucho que ha sucedido en su vida. Sospecho, en cambio, que Fallingstar siempre ha volado sobre cielos calmos. Esta es su primera tormenta personal, y dudo de su capacidad para salir en una pieza de esto.
—Pues sí, es un poco dramático, je. Pero no sabremos qué tan fuerte es si no lo intentamos, ¿no crees? No llegamos tan lejos para nada. Además... no se los dejaré fácil. Sólo necesitamos apegarnos a un plan para regresar por donde vinimos y tomar hoy mismo el transbordador hacia Chaar.
Darkwar cerró los ópticos por un momento, luego asintió. —Inhibirán tus sistemas para debilitarte.
—Tssss, ¿con quién crees que tratas? La duda ofende. Obvio que tengo mis mañas —sonrió su hermano, lenvantando un brazo para mostrar un pequeño dispositivo anexado a la altura de las coyunturas de su codo, entre la protoforma y los platos de fuselaje. —Lo que sea que me pongan, no me noqueará, pero soy un buen actor... Rayos, Dike, confía en mí, ¿sí? ¿Cuántas veces te pido algo? ¡Tampoco respondas a eso!
—Cinco kliks una vez que te capturen. Es todo lo que te daré. Cinco kliks para informarme que estás con Fallingstar o en otra ubicación y podemos proceder. Si no sé de ti en todo ese tiempo...
—Lo sé —asintió Mindmaster con una seriedad muy fuera de lugar en él. —Pero quiero ver a Enigma a la cara y reírme de él... Mecanoides como él no deberían estar en este mundo, hermano —siseó con un trasfondo metálico en la voz que lo hizo escuchar demencial y siniestro.
Darkwar lo entendía. Mindmaster no había pasado físicamente tres vorns en prisión, pero Darkwar era su hermano y resentía en metal propio lo que él había sufrido en manos Autobot por tanto tiempo. Nunca lo decía, pero lo demostraba. Darkwar confiaba en él con su vida.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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Y ahí estaban entonces. Darkwar miró el edificio levantarse al menos sesenta pisos a lo alto desde las sucias vitrinas holográficas de los desniveles. Técnicamente seguían abajo pese a que habían hecho un rápido recorrido de ascenso una vez que habían terminado de hablar con el mecanoide sobreviviente y les había contado parte de los horrores que había vivido a manos de Enigma, que cada cierto tiempo cambiaba su apodo y buscaba alguno nuevo y más escandaloso que el anterior para llamar la atención y, a su vez, desviarla de su persona.
Mindmaster también echó un vistazo y sus alas se movieron a lo alto. Los Seekers, a diferencia de los vehículos de superficie con alas puerta, tendían a ser más reservados con su lenguaje corporal, especialmente con sus alas, sabiéndolas un fácil delator de su estado de ánimo o emocional, pero entre mecanoides de confianza las máscaras cedían un poco y las alas podían decirle tanto de un Seeker a otro como las palabras.
Su compañero aéreo estaba emocionado. Capturar y asesinar a Enigma le daría cierta reputación que, para Darkwar al menos, era innecesaria. Era preferible continuar con perfiles bajos y no atraer demasiada atención al taller o a la casa.
—¿Qué estamos esperando, Dike? ¡Vamos!
Darkwar echó a correr detrás de él sobre la sangre de Cybertron, como comúnmente le llamaban al fluido vital no ingerible que emanaba de distintos puntos abiertos de entre las uniones y aleaciones transformables. Las zancadas de ambos produjeron ecos de chasquidos a lo largo del túnel y murieron en seco cuando ambos Seekers se detuvieron ante una enorme escotilla que daba a la superficie. Ahí el holograma se terminaba también y las pocas estrellas que podían verse entre los altos rascacielos eran reales. No había tráfico de ningún tipo porque la zona era privada. Tampoco había mucha luz. El propietario prefería mantener sus actividades entre las sombras.
Activaron sus propulsores y ascendieron lo más silenciosamente posible. El mecanoide que les había facilitado la información y las claves de acceso les había dado muchos datos importantes, aunque nunca confiables. Darkwar corroboró, sin embargo, que los circuitos de seguridad estaban donde el tipo les había asegurado y le ordenó a Mindmaster neutralizarlos con el impulsor electromagnético en el que de pronto transformó su brazo derecho.
Pero antes de dar un paso más, una alarma se activó y el mundo enloqueció de un segundo a otro. Darkwar y Mindmaster corrieron a cubrirse con sus rifles y misiles listos para ser eyectados en cualquier momento, sólo para darse cuenta que no eran ellos los que estaban siendo atacados ni los que habían sido descubiertos. Discretamente, mientras el alboroto se desarrollaba al otro lado del edificio, en la fachada frontal que daba a la calle, mejor dicho, ambos Seekers se deslizaron entre la oscuridad, intercambiando lenguaje táctico aprendido en los milenios de servir en el ejército que los ayudó a llegar a salvo a un espacio lo suficientemente amplio entre un bidón de energon no refinado y un enorme tubo de algo que se perdía en el suelo.
—Es el viejo —dijo Mindmaster con asombro.
Darkwar torció la boca, también con la cabeza y los ópticos arriba. El Seeker blanco pendía al menos a veinte pisos de altura, atorado de las manos por una cadena. Sus esfuerzos por liberarse eran vanos, pero no se dio por vencido ni siquiera cuando fue rodeado por dentro del edificio y acorralado por fuera un rápido equipo de rescate que salió de la nada.
—Es más influyente de lo que pensábamos —murmuró Darkwar, con sus sistemas de detección y ubicación muy alertas. Hasta el momento estaban solos ahí. El vigía más cercano se hallaba a más de sesenta mecanometros, mirando el espectáculo, y los drones estaban también en Fallingstar. —En menos de un breem movilizó todo este sector para encubrir lo que sucede con su prisionero.
—Es un hijo de su máquina oxidada, eso es —bufó Mindmaster con una sonrisita lobuna. —Meh... Lo tienen de nuevo. Creo, sin embargo, que eso lo hace más fácil para nosotros, ¿no...? Aunque aumentarán su seguridad.
—Motivo por el cual es mejor entrar de una vez —dijo Darkwar, moviendo la cabeza para señalar al vigía que seguía embobado mirando cómo descendían con Fallingstar nuevamente sujeto y sometido.
Mindmaster asintió, pero fue Darkwar el que saltó el tubo de drenaje y corrió ágilmente hacia el guardia. Cuando el mecanoide escuchó el siseo de los hidráulicos del Seeker acercándose, dos manos le tomaron por el rostro, le quebraron el cuello y le separaron la cabeza del cuello hasta que chispa vital y espina dorsal salieron con un chasquido luminoso. Pero antes de que su cuerpo terminara de caer, otra sombra se acercó y lo detuvo en el aire, arrastrándolo hacia una hendidura bajo una pestaña de adorno del edificio, donde Darkwar también arrojó la cabeza.
Para encubrir el energon regado por el asesinato, Mindmaster tendió una lona de caucho que miró tirada por ahí. El lugar era un desastre, nadie notaría un poco de desorden adicional. Después, ambos Seekers abrieron el acceso lateral al subterráneo del edificio después de que Mindmaster volviera a evadir seguridad conectando su brazo con un pequeño panel de control. Darkwar vigiló y estuvo al tanto del desastre con Fallingstar el tiempo que el procesador de su compañero aéreo tardó en descifrar, bloquear y desactivar claves y alarmas.
Finalmente, una pequeña escotilla se abrió a sus pies y los dos saltaron. Debían recuperar a Fallingstar antes de que le castigaran por su intento de escape. Estaba implicito que lo harían. Darkwar había intentado escapar un par de veces de prisión y su protoforma aún conservaba las marcas de las torturas.
—Je, no veo un carajo —susurró Mindmaster cuando ambos cayeron dentro de otro túnel lleno ya no de fluido vital, parecía alguna especie de líquido hidráulico. —Ah, ya, el visor no estaba cotejado con mis sistemas visuales básicos...
Darkwar enarcó ambos ópticos y fue detrás de él. —Primus no podía dotarte con inteligencia total, ¿o sí?
—Últimamente hieres mucho mis sentimientos, hermano, ¿te lo había dicho? Me gustaría que lo habláramos antes de que decida cortarme las líneas vitales del cuello.
—Cuando tengas sentimientos podemos intentarlo —rezongó Darkwar. Mindmaster iba a soltar una carcajada, lo cual no hizo porque Darkwar le puso rápidamente la mano en la boca y lo miró con severidad, lo que no fue muy impactante por su visor negro. —Silencio... Rayos contigo. Ven, la salida a la primera planta secundaria está a menos de cincuenta mecanometros. Debemos llegar cuando lo dejen solo.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
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No le gustaba la idea de caminar detrás de la fémina, pero al ser contacto de Mindmaster y también asegurar que sabía de lo que estaba hablando, Darkwar le dio el beneficio de la duda. Irían a una especie de bodega, donde ella tenía la mercancía que traficaba y distribuía por los barrios bajos de Kaon, la sección de túneles, mejor dicho. Darkwar se había desinteresado en los pormenores y había puesto atención en los nombres y las actividades.
—¿Cuántos más como él hay por aquí?
—Muchos, pero él es distinto —dijo Smoke cuando se detuvieron a las puertas de un acceso circular. Darkwar profundizó con sus escáneres. Un túnel era una tumba para un modelo aéreo. No que los golpeadores de suelo lo llevaran mejor en las emboscadas. —Enigma tiene muchos nombres y muchas caras. Es uno de los mejores.
—Entonces es único. ¿Ves cómo funciona esto de atar, desatar y aislar cabos? —se burló Mindmaster, intercambiando una mirada con Darkwar, que andaba detrás de ellos.
Smoke bufó y movió las raras antenas que tenía en el casco. Se transformaba en alguna especie de vehículo de dos ruedas y su cuerpo era tan compacto que, de nuevo, Darkwar pensó en la alta probabilidad de que les tendiera una trampa.
—Es este campo todos somos únicos, guapo —se rió ella. —Pero no es eso lo que quiero que vean, sino lo que enfrentan... Él sabe que están buscándolo.
—Un mecanoide en Chaar también lo dijo —intervino Darkwar, mirando de reojo a un mecanoide devastado que dejaron detrás, rodeado de cubos de alto grado vacíos y medio cuerpo inclinado hacia el suelo.
—Lo decía literalmente —asintió Smoke, deteniéndose frente a una escotilla. La fémina introdujo su brazo, un mecanismo de seguridad chasqueó y pronto el metal se diseccionó en varios fragmentos hasta despejar la entrada. —Enigma no se limita a modelos aéreos, pero le gustan mucho... No lo culpo. Su amigo debe estarla pasando de lujo con él... es sarcasmo por cierto.
—Si no lo fuera tendría que volarte la cabeza —contestó Mindmaster.
Entraron por otro ducto que los condujo en línea recta. Las paredes estaban iluminadas con neones púrpuras y azules. Darkwar amplificó su sonar y detectó en el campo energético de Mindmaster que él estaba haciendo lo mismo. Era un sector privado y acababan de meterse a una posible trampa por voluntad propia. Nadie sabía que estaban en Cybertron, solamente Distress. Si sucedía algo, estaban solos. Darkwar se limitaba a pensar con objetividad porque, de lo contrario, su mente lo llevaría a los oscuros rincones de la prisión en la que había vivido por más de tres largos vorns, sobreviviendo físicamente.
Pronto llegaron a otra escotilla y la fémina repitió el patrón para abrirla, excepto que en su interior encontraron la bodega de la que ella hablaba. Adentro había varios drones y mecanoides trabajando, moviéndose de un lado a otro sobre máquinas que deslizaban mercancía a gran escala. Su negocio no era pequeño, hacía ver a los distribuidores de la escuadra aérea de Darkwar como protoformas jugando al mercado.
—De lujo, hay de todo aquí —dijo Mindmaster. —¿Será que tienes...?
—Ahora no, Mista —le interrumpió Darkwar.
Su amigo torció la boca y dejó escapar aire en un suspiro. —Seh, bueno, ¿qué es eso tan importante que debes mostrarnos?
Smoke se detuvo frente a una habitación después de que los hiciera sortear torres de mercancía, cajas, drones y máquinas de transporte de material pesado, y volteó a mirarlos.
—No es un qué, es un quién. Solamente una persona ha logrado escapar de Enigma hasta ahora. Hablé con él cuando me enteré de ustedes y... digamos que está dispuesto a cooperar.
Mindmaster se rió. —Ahora entiendo el monto del incentivo.
La fémina les guiñó un orbe antes de llamar a la puerta. —Les aseguro que valdrá la pena. Es también el único que sabe dónde encontrarlo... o tiene una idea si Enigma se re-localiza.
Las hojas se deslizaron a los costados y dieron paso a una habitación pequeña con aires de oficina. Había un escritorio, sillas, bancas pegadas a la pared y un sinfín de anaqueleras llenas de datapads y otras cosas que no fueron tan importantes para Darkwar como la puerta al otro lado y el mecanoide sentado detrás del escritorio. Como ellos, tenía alas, pero no era un Seeker. Cuando levantó la cabeza, un óptico verde se clavó en ellos, el otro estaba parchado, y más de la mitad de su rostro, que alguna vez había sido atractivo, tenía una cicatriz tan profunda que las nanomoléculas de regeneración dérmica no habían podido reparar.
—Pasen —les dijo con una voz grave y rasposa. —Para estas alturas, no le queda mucho tiempo a su compañero aéreo...

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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—Yyyyy... aquí estamos, hermano —dijo Mindmaster cuando el transbordador terminó de anclar en el muelle espacial de Kaon. —¿Quieres que esperemos un poco antes de salir? El cabeza de óxido dijo que teníamos un par de breems antes de que se marche y selle el transbordador.
Darkwar dejó de mirar por la escotilla, sitio del que no se había movido desde que habían zarpado de Chaar, y meció la cabeza. Al mal paso darle prisa, o algo similar solían decir por ahí. Dos o tres breems más de suspenso no harían la diferencia para apaciguar su ansiedad por regresar a un planeta que era un completo enemigo para él y muchos más en su condición.
—Eh... activarás tu camuflaje, ¿verdad?
—Sí, Mindmaster —rezongó como quien decía “sí, creador”.
Su compañero aéreo le lanzó una mirada de reproche y activó su propio dispositivo de camuflaje. —Woooh, Ativa se lució, ¿eh? ¿Qué tal? —Se dio una vuelta. Sus colores antes púrpuras y grises eran ahora blancos, platas y verdes.
Darkwar enarcó un óptico debajo de su visor. —No te queda el verde —lo molestó.
Mindmaster se rió y materializó un visor anaranjado sobre sus ópticos. —Envidioso. Yo todo lo luzco bien.
El camuflaje de Darkwar también se activó. Le gustaba su trabajo de pintura, pero le gustaba más permanecer en una pieza y libre, y en Cybertron modelos como los suyos eran vistos bajo el escrutinio de una lupa. Su fuselaje verde, gris y negro cambió rápidamente a uno de colores guindas, negros y blancos, cubriendo también sus insignias Decepticons como ocurrió con el otro Seeker. No le gustaba mucho y se sentía extraño en esos colores, pero había procurado que el acabado fuera discreto y no llamara tanto la atención como el de Mindmaster.
—¿Y el visor?
—¿Qué?
—Pues sigue verde, hermano.
Darkwar suspiró con fastidio y lo cambió a color negro. No pensaba quitárselo ni ponerlo de otro color. —Vámonos.
—Jeeee, te pareces a tu retoño. Espera... ¡Espera, dije!
—¿Qué? —gruñó Darkwar cuando el otro Seeker lo tomó del brazo.
—Ya. Sólo quería tomarte una captura gráfica para enseñársela.
Mindmaster esquivó el zape que Darkwar le lanzó y corrió hacia la puerta, riéndose.
.........
Lo primero era buscar a los contactos de Mindmaster. Bajo otra identidad y otra firma energética que los identificaba como completos desconocidos caminaron sigilosamente por los barrios bajos de Kaon. Atraían las miradas, eso era inevitable, pero no saberse perseguido (de momento) ni en peligro de ser delatado a las autoridades locales como había sucedido en las dos últimas veces que había estado en el planeta tranquilizaba a Darkwar, más no lo hacía bajar la guardia.
—Veremos a Runtosh —dijo Mindmaster con las alas en alto. ¿Era mucho pedir que se comportara? Ambos sabían lo que sucedería si llamaban la atención de los mecanoides equivocados.
—Debí haber traído a Shadowbird.
—Oye, eso es ofensivo.
—Compórtate, Mindmaster —le reprendió Darkwar con una mirada severa que no surtió efecto porque el visor era intraspasable. —Deja de llamar la maldita atención.
—No estoy llamando la atención de nadie —refunfuñó el otro Seeker mientras caminaban callejón abajo. Estaban en los desniveles subterráneos, rodeados de edificios derruidos, mecanoides que se deslizaban peligrosamente por las sombras y receptores de audio muy finos. —Relájate, Diiii... eh, quiero decir... Oye, no pensamos en nuestros nombres.
—Keh.
—¿Eh?
—Keh. Así dime.
Mindmaster estalló en carcajadas. —¡Así te dice Dust!
—¡Cállate y camina, Mindmaster! —siseó Darkwar, empujándolo no tan bruscamente como hubiera querido. Iban tarde al encuentro con el mecanoide indicado.
—En ese caso —dijo su alborotado compañero aéreo, dejándose arrear, —yo soy Ter... Aunque es muy obvio, ¿no?
—Nuestra creadora te decía Mista —murmuró Darkwar, soltándolo.
—Sehh. Así pronunciaba yo mi nombre al inicio. Mista, je... —No fue extraño el silencio que siguió después, aunque sí un tanto ameno pese al lugar en el que se encontraban. —Mira, es ahí. —Señaló la entrada a la taberna. —Si salimos con vida y encontramos al viejo, la primera ronda de alto grado corre por la cuenta de la machotrix. ¿Te dije que no sabe que me “prestó” su cuenta creditaria?
Darkwar meció la cabeza, pero no pudo evitar sonreír, caminando detrás del otro Seeker.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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—Je, me imaginé que terminaríamos interviniendo... Hoy en día nadie respeta a dos mecanoides de vacaciones —sonrió Mindmaster desde el escritorio sobre el que estaba sentado. El estudio había resultado ser de nadie al final. No había quién tuviera trabajo por hacer detrás de un escritorio. —¿Pero en serio le cobraste? —se rió.
Darkwar torció un poco la boca y se encogió en hombros cuando se detuvo frente a la ventana. —Tenía que deslindarlo de lo personal. ¿Qué ha hecho él por nosotros últimamente, Mindmaster?
—¿Además de darnos problemas? Pues... —su compañero aéreo se llevó una mano a la barbilla y meció los pies y las alas como solía hacerlo Dust cuando estaba muy concentrada con sus rompecabezas virtuales. —Pues son los viejos... Imagino que Diss usó la carta del “yo los crié”, ¿no?
—Es un idiota, eso es —gruñó Darkwar meciendo la cabeza. —Es como Fallingstar en ese sentido. No se atreve a salir del planeta porque no le dan luz verde por su cargo, y viene a estilar la culpa a otro lado.
Mindmaster se encogió en hombros y se puso de pie de un salto, acercándose a Darkwar para mirar también por la ventana. —Ñeeh, será divertido... en cierta manera. ¿Cybertron? —Darkwar asintió. —Pues ni hablar. La última vez no pudimos pasar. Hay mucha vigilancia. ¿Cómo lo haremos ahora? Si evitamos el puente interespacial tardaríamos milenios en llegar, y así pues... sería lo mismo a que nunca llegáramos.
Darkwar se recargó en el filo de la ventana y miró hacia la calle con enfado. El pago por la misión ya estaba ahí, listo para que él lo recibiera, pero su imaginativo dedo pendía sobre el botón de aceptar. Por supuesto que agradecía muchas de las enseñanzas que Fallingstar había tenido para ellos, pero estaba harto de él y de Distress. No era nada personal, sólo tedio de sus dramas constantes. Fallingstar se sentía por todo y Distress inventaba problemas donde no los había. En ese aspecto hasta la compañía de Mindmaster era más saludable.
Pero de eso a desear que a Fallingstar le ocurrieran cosas horribles había una distancia enorme. Los Autobots podían ser tan crueles como los Decepticons. Todos eran Cybertronianos, a final de cuentas, y la ética y la moral eran asuntos individuales de cada mecanoide, no de una sociedad impuesta bajo estándares ya muy corrompidos por el paso del tiempo. Costumbre, eso era. La misma raza se había amoldado a los preceptos de los malos y los buenos. Desterrando a los primeros a Chaar y albergando a los segundos en Cybertron porque eran los únicos capaces de reconstruirlo.
—Encontraremos otra manera.
—Dike, eh... no quiero ser pesimista, pero recuerda tu récord criminal —dijo Mindmaster tras un rato de silencio. —En cuanto pongas un pie en Cybertron, bueno... te arrestarán. Nos arrestarán, je je je.
—Utilizaré camuflaje y un interruptor de firma energética. Mi identidad es lo de menos, Mindmaster —refunfuñó Darkwar, tenso, como siempre sucedía cuando alguien bordeaba el delicado tema de sus años en prisión y su estatus social en Cybertron. —De momento necesito que encuentres una brecha para pasar por ese puente sin que nos detengan.
—Je, mi amigo dinero tiene mucha influencia en eso.
Darkwar transfirió a la cuenta personal de Mindmaster el monto que Distress le había “pagado” por rescatar a Fallingstar. —Corre por cuenta de Distress.
—¿Esto le pediste? Apenas cubre para lo del puen—
—Hazlo Mindmaster. Ahora —siseó Darkwar camino hacia la puerta. —Saldremos hoy mismo cuando Shadowbird se distraiga.
Mindmaster se rió. —¿Se quedará de niñera otra vez? Si sabes que cuando regresemos te va a arrancar las alas, ¿verdad? Ayer me dijo que la próxima misión iría ella y uno de los dos se quedaría con la niña.
Darkwar suspiró y abrió la puerta. —Seh. Pues que se vaya al Unicron.
—¡Seh! ¡Que la machotrix se vaya al Unicron!
—Cállate —siseó Darkwar entonces, terminando de salir. —Si se entera de algo te quedarás tú con Dust.
—Aw, no es tan malo cuando jugamos a enloquecer a Ativa.

Falling Star camino por algunas calles desconocidas, era verdad que escuchaba reportes de la situación en esa zona; pero nunca se había tomado la molestia de pasearse por ahí, sólo por gusto. Sin embargo en esos momentos esas cosas debían cambiar, todas esas ideologías se harían a un lado, era parte del concepto “Comenzar de nuevo”, cuando un edificio llamo su atención, a diferencia del resto resaltaba por su altura, justo algo como lo que buscaba y lo mejor de todo es que tenía habitaciones disponibles, sin pensarlo dos veces se dirigió hacia el mismo tocando en la entrada del mismo.
-No parece haber nadie de la administración- Se dijo cuando la silueta de un mecha de superficie con alas puerta se hizo presente, Dolex era su denominación y al parecer uno de los habitantes de la estructura, todo el historial del mecha apareció ante los ópticos del enforcer el cual ignoró todo con excepción de la denominación.
-¿Que es lo que quieres?- Le pregunto el aludido con un tono hostil, revisando la figura blanquecina y alada.
-Quería saber el costo de la renta para una habitación en los pisos altos- Respondió Fall con sencillez.
El vehículo de superficie continuo su análisis buscando algo, el mecha se le hacía conocido, pero a diferencia del volador este no tenía acceso a una base de datos general que le indicará todo sobre el mismo.
-Te he visto en otro lado- Susurro.
-¿Con quien puedo pedir informes?- Respondió el seeker, sabía con exactitud donde se habían visto, tal vez no de frente pero había sido más de una vez que lo había visto en la estación haciendo alguna declaración o en detenciones por operativos.
-¿Donde?, vamos nunca olvido un rostro- Insistió el mecha en un tono más hostil.
-Tranquilízate Dolex, si nos hemos encontrado en la estación principal enforcer, sin embargo estoy aquí sólo por la habitación, ¿Sabes con quien puedo ver el trámite o no?- Respondió finalmente el jet al percatarse de que su interlocutor no pensaba brindarle más información sin una respuesta.
-¡ENFORCER!, ¡AQUÍ!- Grito el aludido llamando la atención de Lust la dueña del lugar, quien se aproximo para saber ¿Que es lo que sucedía?.
-¿Qué sucede aquí?, Dolex querido, ¿Me presentarás a tu amigo?- Comento con un toque coqueto tan particular de su personalidad y denominación.
-Es un maldito enforcer que quiere una habitación, ¿Como podría vivir aquí un enf…?- La mano de la femme tapo el vocalizador del experto en explosivos dirigiendo una sonrisa al recién llegado.
-¿Una habitación?- Pregunto al fin.
-En efecto señorita, mi único interés es alquilar una de las habitaciones de los pisos altos durante un tiempo- Replico el caza ignorando la situación, las alas puerta del transformer de superficie aletearon mientras una serie de gruñidos resonaban bajo la mano de la dueña.
-Pero por supuesto que hay habitaciones disponibles precioso, por cierto mi denominación el Lust ¿Con quién tengo el gusto?- Prosiguió su negociación dándole un fuerte puntapié a su otro inquilino el cual le miro con odio antes de alejarse un par de pasos, guardando silencio.
-Pero es un enforcer- Susurro distinguiendo el gesto frío de la femme sobre él.
-Y por eso espero que pueda dar un anticipo para apartar la habitación, porque como sabes mi querido amigo DOLEX, necesitamos rentar los cuartos para vivir- Exclamo con suavidad, aunque con una advertencia clara para los presentes.
-Si, bueno si me informa el costo, haré la transferencia cuanto antes- Contesto el Jet un poco cohibido por el comportamiento de sus próximos vecinos.
-Maravilloso, pasa querido, te daré toda la información- Replico la femme con un tono amable señalando el pasillo. Dolex los vio desaparecer en la primera puerta frustrado, la presencia de ese seeker en su residencia eran malas noticias, MUY MALAS.
-Maldición, maldición- Repitió para sí, -Que mala suerte-
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