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A veces tenía muchos pros ser el recepcionista del hotel, caminar por el lugar con libertad, decirle a otras personas que hacer y a veces estar en su escritorio todo el día ¿Lo malo? A veces se llevaba uno que otro golpe con otra persona y ese día no fue la excepción. Lo único que fue a hacer era verificar una habitación, ya que parece que todos habían desaparecido,  antes de volver a su puesto de trabajo y ¡Bum! Una pelota rebotaba sobre su ojo. Un quejido salió de sus labios y su mano rápidamente fue a su ojo para pasar sus dedos sobre este. “¡No!” Exclamo al escuchar su pregunta y luego tomo aire, tratando de calmarse, siempre debía tener buena actitud frente a alguien.“Debería tener más cuidado señor.”

Bajó su raqueta y se acercó al contrario para verificar que su respuesta solo fuese por el enojo y no porque algo estaba mal. “En verdad, lo lamento mucho.” insistió con una mueca, no era de aquellos que disfrutaba hacer enojar a los demás o lastimarlos, aunque hubiese escogido la carrera militar para su vida. Asintió, “Lo se, me desconcentré por un segundo y le pegué mal a la pelota, en verdad no fue mi intención.” aclaró.

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Está bien, en verdad -quitó su mano de la cara pero su ojo aún lo tenía cerrado pues pensaba que era lo mejor en ese momento. - ¿Ves? Si no hay sangre entonces es buena señal.. Espero - bromeó y le sonrió de nuevo al muchacho. Cuando le ofreció acompañarla frunció un poco los labios pues no quería molestarlo. - ¿Seguro? Quiero decir.. No tienes que hacerlo

”Solía escuchar bastante eso.” recordó con una pequeña sonrisa cuando los cientos de recuerdos de su vocación vinieron a el como una ráfaga, pero a los pocos segundos se desvaneció, volviendo al tema anterior, “Al contrario, en realidad estaría más tranquilo sabiendo que no te saqué un ojo.” insistió, aunque en realidad no quería parecer una molestia, “Digo, si no te molesta.”

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     Rió, llevando ambas manos hacia su ojo herido para cubrirlo ante el golpe. “Vaya, creo que ninguno de los dos lo vio venir.” Comentó, ahogando varias risas en su intento de no quejarse por el punzante dolor que aquello comenzaba a causarle.. “Sí, estoy bien—creo. No te preocupes.” Asintió varias veces, mirándolo mientras buscaba un espejo entre sus cosas para echarle un vistazo a su ojo.

”Suelo tener mucha más puntería, lo juro. O en el ejercito solía tenerla.” aseguró con un tanto de diversión una vez que se acercó a la rubia, aparentemente no había sido tan grave. “¿Estás segura?” preguntó con una mueca. “Porque si quieres te puedo acompañar a la enfermería, para asegurarte de que no te tengo que pagar el trasplante de ojo.” comentó con una pequeña sonrisa, mas aquello podía llegar a requerir aunque sea unas gotas para el ojo.

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( hanae )

Después de estar un rato en los jardines del hotel, Hanae pensó que sería buena idea entrar de nuevo y pasearse un poco por el hotel. Había pasado un par de horas leyendo los libros de diseño interior que había comprado hace algunos días, ya tenía en mente como quería que fuera su nueva florería pero le faltaba conseguir el lugar. Estaba un poco cansada de pensar en su nuevo negocio, así que decidió dirigirse a una sala de juegos que estaba en hotel pues había escuchado a algunos huéspedes decir que el ambiente ahí era bastante divertido y moría por pasar un buen rato. Tardó un poco en encontrar aquel lugar pues aún no estaba bien familiarizada con los pasillos del hotel. Al entrar, vio a un par de muchachos jugando ping-pong y sonrió de lado pues le parecía un juego bastante divertido. Su sonrisa se desapareció en cuanto sintió la pelota golpearla en el ojo y se llevó la mano a la cara. - ¡Ouch! - se quejó. Tal vez no sería buena idea quedarse ahí y mejor se dio la media vuelta para marcharse, cuando la voz de uno de ellos llamó su atención. - ¿Ah? Si, si.. Pero aún así creo que sería buena idea revisar mi ojo

Dejó su paleta sobre la mesa y se acercó rápidamente a la muchacha para asegurarse que en realidad no había sido grave, efectivamente todo parecía estar bien más allá de un leve enrojecimiento. “Reitero, lo lamento mucho.” insistió, acompañando con una mueca algo apenada, “Aparentemente esta todo bien, pero si quieres puedo acompañarte a la enfermería para verificar que no sea nada.”

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Es un honor tenerle en el Lemoine, príncipe Ferdinand. ¿Qué le ha traído a Francia?

Bueno, es un placer estar por aquí... Necesitaba unas vacaciones, fue un año muy difícil y simplemente quería descansar de todo, un muy querido amigo y compañero me habló de esta ciudad hace un par de años y decidí venir a confirmar que este lugar era tan bueno como el solía decir.

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Ferdinand solía ser muy competitivo, y esto no excluía a partidos amistosos como el de ping-pong. Era ya el tercer juego que ganaba y se sentía bastante seguro con su táctica, hasta que un ruido le arrebató la concentración, haciendo que la pelota volase al otro lado de la habitación, golpeando directamente el ojo de la persona que acababa de pasar por la puerta. --Vaya.-- murmuró con una mueca, mirando a su contrincante, --Lo siento mucho, ¿Te encuentras bien?-- preguntó ahora en dirección al contrario.

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ferdinand haak van oranje-nassau + moodboard (1/?)

ϟ Quoi, qu'on y croit ou pas, y aura bien un jour où on y croira plus. Un jour où l'autre on sera tous papa et d'un jour à l'autre on aura disparu. Serons-nous détestable? Serons-nous admirable? Des géniteurs ou des génies? Dites nous qui donnait sans soucis responsable! ϟ

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( quentin )

“¿Está ocupado ese lugar?” preguntó con galantería, simpatía y altivez al individuo que se encontraba sentado en aquella mesa. La hostes ya le había informado de que el restaurante estaba completamente lleno por lo que al ver a aquel ser comiendo en soledad no pudo evitar perder tal oportunidad. Después de todo lo único que podría decirle es que, en efecto, la silla estaba ocupada.

El viaje se había hecho largo y agotador, el hecho de haber llegado en plena madrugada al hotel tampoco se consideraba como algo positivo. A pesar de sus incesantes ganas de dormir, el futuro monarca no soportó el vacío en su estómago por lo que cerca del mediodía bajó al restaurante, y por fin tuvo una buena noticia, quedaba una mesa libre así que rápidamente la aceptó. Entre el cansancio y el ruido del lugar hasta se le hacía difícil concentrarse en leer la carta, pero al oír que alguien se dirigía a él trató de despabilarse un poco. “¿Disculpa?”, preguntó algo confundido mas luego su cerebro logró procesar las palabras del contrario, “Oh, no, para nada.” respondió con seguridad mientras una amable sonrisa apareció en su rostro. Caras nuevas no le harían daño a nadie.

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