Anthony Edward Stark, para que me sirvan. Soy profesor de matemáticas, obviamente sin título, pero con dinero. Genius, billionaire, playboy and philanthropist. I own Stark Industries, and trust me: You shouldn't mess up with me. { }
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Abrió los ojos apenas Steve se acomodó a su lado, suspirando levemente el observarlo. Detestaba que estuviese sin camisa, tenía una debilidad increíble por ese cuerpo y no se molestaba en demostrarlo y gritarlo a los cuatro vientos.
Su entrecejo se frunció cuando escuchó el relato del menor, y enseguida su vista se situó en sus propias manos, las cuales estaban reposadas en su regazo. No sabía como contestar a lo que el rubio había dicho, ni siquiera como reaccionar. ¿Debía golpearlo? No. Quizás se rompería la mano o algo parecido. Debía hacerle entender lo que él sentía, no por medio de palabras y cursilerías, poruqe definitivamente ese no era el estilo de Stark.
–Steve... –Comenzó con los ojos cerrados, preparándose para entregarle otro reproche como el anterior. –Eres mi pareja. –Y al parecer eso era todo lo que el genio debía hacer, remarcarle su lugar. Se relamió los labios, pues el calor lo estaba haciendo sudar demasiado, pero la hidratación desaparecía de su cuerpo con cada minuto que pasaba. Observó a su alumno nuevamente, y alzó su mano para acariciar la perfecta quijada del rubio, haciendo que se girase para mirarlo.
–No me iría con un par de piernas bonitas. No me iría con nadie. –Hizo un mohín, arrugando la nariz. –Sí, sé que soy coqueto, pero no por eso voy a ir a meterme en la cama con cualquiera o en la cama de cualquiera. –Bajó la mano que tenía en el rostro del soldado hacia la mano del mismo, sonriéndole de costado. –Te... Te tengo cariño. Mucho cariño, y lo sabes a la perfección.
Was it worth it?
Yes, there it was. O vivías con eso, o lo dejabas ir, porque esa actitud de Stark era completamente inherente a él, no se lo podías quitar de ninguna forma. El rubio se sintió como un niñito regañado cuando el otro comenzó a hablar, simplemente se sentó a su lado y apoyó la espalda en la pared, descansando sus manos en su regazo y jugando con sus dedos nerviosamente. Realmente parecía niñito escarmentado con esa cara de cachorro enfurruñado que ponía. De cierta forma, él tampoco entendía muy bien por qué tantos celos. Tenía muchas formas de explicarse, pero cada una era más cursi que la anterior… Stark no era de tener momentos así de suaves siempre, pero por otro lado, el muchacho había tenido en cuenta toda su vida que no había que mentir jamás, aún cuando fuera necesario. Ya había mentido una vez, y las cosas terminaron muy mal para él. Una nariz rota y un estómago revuelto después, terminó por convencerse de que había que decir las cosas como eran de una vez.
Se peinó el cabello hacia atrás, una estela de sudor comenzaba a cubrir su frente y le ayudaba a mantener su mechón tan odiado peinado, como le gustaba que estuviera, porque tanto tiempo cediendo a mantenerlo así lo estaba estresando.
Ahora, ¿cómo exponía su punto de vista sin parecer demasiado blando? Alzó la mirada para posarla sobre los ojos del moreno, ojos hermosos. Por algún motivo, creía ver algo así como un dejo de cavilación en esa expresión… ¿En qué estaba pensando? Siempre era tan incierto para Rogers.
—Pues –comenzó en voz baja. Frunció los labios como quien no quiere admitir algo que le da vergüenza. –No es como que sea una noticia increíble para mí saber que estás con dos mujeres haciéndote un masaje. Además, ¿eso se puede hacer? Digo, en un sauna… En fin –ya se estaba poniendo a hablar rápido, y puras idioteces. –A lo que me estoy refiriendo es que te conozco, Stark, y sé cómo eres de coqueto. Es sólo que es la primera vez que tengo algo así de bueno en mi vida, y no quiero que te vayas detrás de un par de piernas bonitas. Nada más.
Vaya, eso había costado. Y sonaba mejor en su cabeza… Menos lastimero.
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Siendo un millonario, Tony había viajado por varias partes del mundo innumerables veces, sin embargo, siempre iba solo o con alguno de sus empleados, cosa que no le apetecía del todo. Esta vez, era diferente, iba con Steve: Su Stevie. Y nada podría impedir que pasara aquellos días con él, ningún idiota sin cerebro con amenazas poco inteligentes, o los mismos estudiantes que venían a pedir crédito extra. No. Ahora eran solo ellos y nada más.
Esa mañana había despertado tarde, como siempre. Y su rubio no estaba al lado de la cama, y tuvo que palpar varias veces para notar que estaba vacío y perfectamente estirado. Eso lo había puesto de mal humor, pues le encantaba despertarse abrazado al soldado, a pesar de que no dijese nada. No dudó en ver las atenciones y comodidades que tenía el hotel, entonces marcó para que le realizaran un masaje en el sauna. Por supuesto que eso no estaba permitido, pero él era Tony Stark y para personas como ese ingeniero, no habían reglas. Nunca.
Había pasado solo un par de horas ahí dentro, relajándose mientras dos chicas le masajeaban todo el cuerpo, haciendo desaparecer los nudos que le provocaba estar dentro del encierro y el propio Steve. Porque las peleas que tenían siempre terminaban en un dolor de cabeza.
En un momento que las muchachas no dejaban de parlotear, Stark tomó su teléfono para preguntarle a Steve donde demonios estaba. Sí, se molestaba al no saber de él por tanto tiempo. Le contestó enseguida y sonrió para sí mismo. Poco duró aquella curvatura en sus labios, ya que no tardaron en comenzar a discutir. Y el profesor, harto de la situación, dejó el teléfono a un lado, esperando que el estudiante decidiera lo que haría.
Y por supuesto, Tony lo sabía.
–Tuve que pedir un masaje extra cuando comenzaste con tus rabietas, por eso estoy más relajado. –Expresó con los ojos cerrados, recargado a la pared, la cual parecía ser lo más frío del lugar. –No puedo creer que seas tan celoso, Steve. –Le regañó, y es que era inevitable, a pesar de que a una parte de él le gustaba que lo celara de esa forma, la otra parte se debatía pensando que el índice de confianza era demasiado bajo... Por parte de ambos. Y eso no le gustaba para nada.
Was it worth it?
Los días en Cancún habían pasado volando. ¿Realmente ya llevaban casi una semana ahí? Cuatro pasaron tan rápido que ni quería pensar que tendría que regresar eventualmente a Dalton. Poco era lo que le importaba, a decir verdad, en ese momento… Estaba pasando el momento de su vida junto a la persona que quería, por mucho que estuviera a dos pasos de sacarle canas o reventarle un aneurisma por todo lo que debía pasar en su honor. Pero bueno, debía de suponer que así era el amor ¿cierto? No era como que viniera con instrucciones, y aunque sería muchísimo más fácil de esa manera, Steve creía que valía la pena esforzarse todos los días para construir los cimientos de algo sólido. Algo a futuro.
Y mientras peleaba como quinceañera por textos con Stark, ya se había instalado en los vestidores que estaban junto al sauna. Eran realmente lujosos, pero no se podía esperar menos de un Four Seasons… Porque así debían ser todos los Four Seasons ¿o no? No tenía idea, en realidad sus estándares no eran tan altos como para compararlo a algo de esa magnitud. Se dejó el teléfono guardado en el bolsillo de la pantaloneta que tenía antes de doblar su ropa y dejarla muy bien guardada en un locker específicamente ubicado al centro de todos los que había. Tenía cierto neurotismo con el orden, Steve era capaz de ponerse a hacer listas en lo que estaba durmiendo.
Cerró la puertecilla y se ajustó aún más la cinturilla de la toalla, no quería que le pasara de nuevo lo mismo que la última vez que se mostró en esas fachas ante Tony, aunque no se arrepentía para nada. De hecho, era un muy buen recuerdo. Al entrar, el aire caliente lo golpeo de lleno, alcanzó incluso para que su mechón rubio, su odiado mechón, apareciera por su frente, cayendo como si fuera hecho de seda o algo así. A veces, Rogers realmente odiaba a su pelo… Era como un estímulo condicionado, porque cada vez que se trataba de Stark, el maldito mechón aparecía. Algún día se lo cortaría, o no. El sauna estaba vacío. Lo cuestionó medio segundo, pero la explicación le cayó más fuerte: Estábamos hablando de Tony Stark, y él no compartía. Le miró ahí, muy bien acomodado, y la comisura derecha de sus labios se torció lentamente hacia arriba en una sonrisa. Se acercó y alzó las cejas.
—Stark. –Saludó casi con un dejo de burla en la voz, que más que burla era genuina alegría. Se acercó aún más y depositó un suave beso sobre el labio inferior del mayor. –Te ves hasta más relajado.
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WA || Stevie.
Steve:
Steve: No. No lo dije por eso... Lo dije porque pensé que querías estar tranquilo, y no sé. Me sentí mal. Es una idiotez, lo sé.
Tony: Si viene a Cancún contigo fue por algo. Quisiera estar las 24 horas del día pegado a ti.
Tony: No te vi en la cama cuando desperté y no sabía cuando regresarías, entonces vine a los masajes.
Tony: Deja de sentirte mal por estupideces.
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WA || Stevie.
Steve:
Steve: You're a 5-year-old.
Tony: Tú eres el que no quiere entrar por unos celos idiotas, Steve.
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WA || Stevie.
Steve: No quiero arruinarte (más) el masaje.
Tony: Insoportable.
Tony: Como dije: Haz lo que quieras.
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WA || Stevie.
Steve:
Steve:
Steve: I'm sowwy, Tony. For real.
Tony: ¿Por qué no entras?
Tony: Le puedo decir a las señoritas que nos dejen solos.
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WA || Stevie.
Steve:
Steve: Eres imposible, Anthony. Entonces tú puedes darte masajes con mujeres de dudosa procedencia mientras bebes tequila en un sauna.
Steve: ¿Y yo no puedo salir? Ni siquiera bebo, deberías saberlo.
Tony: Me da lo mismo que salgas, me molesta que sea porque me esté dando un masaje como cualquier mortal.
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WA || Stevie.
Steve: Lo haría, pero "estás ocupado". Disfruta tu masaje.
Steve: Don't worry, I know the way back.
Tony:
Tony: ¿En serio, Steve?
Tony: Haz lo que quieras, soldado terco.
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WA || Stevie.
Steve: Tardate, yo me voy al bar que está junto a la playa.
Steve: También me voy a tardar. Tal vez no llegue.
Tony:
Tony: Supongo que no me harás ir a buscarte cuando estés borracho.
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WA || Stevie.
Steve: No, estoy sentado en el lobby con una revista entre mis manos.
Tony: Espero que tenga muchas páginas porque tardaré.
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WA || Stevie.
Steve: Y no se te ocurrió nada mejor.
Steve: Premio tu imaginación, Anthony Edward Stark.
Tony: ¿Qué? ¿Estás celoso?
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WA || Stevie.
Steve:
Steve: Estás bebiendo tequila.
Steve: En un sauna.
Steve: Con mujeres masajeandote.
Steve: Naked.
Tony: Tenía que hacer algo mientras no estabas.
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WA || Stevie.
Steve:
Steve: I'm sorry, obviamente tu teléfono usó autorrección. ¿"Las" masajistas? ¿Más de una? ¿En un sauna?
Tony: Claro que más de una, Steve.
Tony: El sudor ayuda a los masajes, y además me dan tequila.
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WA || Stevie.
Steve: En el lobby, vengo llegando de la tienda que está junto a la playa.
Steve: ¿Dónde estás tú?
Tony: Con las masajistas en el sauna.
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WA || Stevie.
Tony: ¿Dónde estás, Steve?
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